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Vuelta al cole postcovid: ¿Comedor en el aula, niños sin mascarilla, lecciones de pandemia?

Por: ABC

Para la directora técnica de Clínicas Origen es fundamental no hacer sentir a los niños responsables de lo que pueda sucederle a los mayores

Vamos integrándonos en la nueva normalidad con temor, esperanza, con alivio y también con mucha incertidumbre. Una vez, si todo va bien, que todas las comunidades autónomas completen su paso por las distintas fases de desconfinamiento, entraremos de lleno en una nueva rutina, a la que tendremos que adaptarnos, mascarilla incluida.

Uno de los aspectos que más preocupa, por la salud de los más pequeños y por sus repercusiones epidemiológicas, es el regreso a las aulas. El ministerio de educación ha comenzado, a tres meses vista, a preparar el retorno de los más pequeños y se han anunciado ya una serie de medidas que, como suele ocurrir, ya cuentan con partidarios y detractores.

A la espera de un protocolo final, hemos consultado con la psicóloga Pilar Conde no sólo sobre los detalles que podrían marcar la vuelta al cole postcovid, sino también sobre la influencia que la propia pandemia va a tener en el nuevo curso.

Para la directora técnica de Clínicas Origenlo importante es la sensación de calma, tranquilidad y seguridad que se logre transmitir a los niños ya desde el primer día que se reabran las aulas para todos. La prioridad debe ser evitar que desarrollen miedos que les pueda limitar en su desarrollo y que puedan manifestarse con ansiedad, síntomas físicos o indicios como que no quieran jugar en la calle o que eviten determinados lugares reiteradamente. Es importante, añade, que no les hagamos responsables de lo que puede sucederle a los mayores.

Para ello, es esencial, que las pautas estén claras, que la información sea precisa, ya que los cambios frecuentes, pueden generar incertidumbre e inseguridad en el alumnado. Para ello, los profesores y los colegios necesitan que las medidas sean directas y concretas por parte del gobierno y de que se expliquen muy bien en los centros. Si los niños notan nerviosismo o inseguridad en profesores o cuidadores, será factible que lo sientan como algo propio.

La terapeuta reconoce que, dada la situación excepcional de encierro prolongado por la que han pasado, pueden darse casos de niños que no sólo tengan miedo a volver, también pueden darse miedo al contacto con compañeros, miedo al contagio, y una vez en clase sean presa del nerviosismo al verse rodeados de nuevas normas.

Para evitar el primer supuesto, Pilar Conde recomienda que se empleen al máximo las vacaciones para que el menor comparta tiempo y juegos con otros niños en entornos abiertos, utilizando las medidas de seguridad, pero funcionando de la manera habitual. El objetivo es que ellos mismos vean que explorar el entorno y jugar acompañados por antiguos y nuevos amigos no les supone ningún daño; que comprueben que no les va a pasar nada.

Si los problemas apareciesen en septiembre cuando el alumno, al volver a clase, se encuentre con que tiene el movimiento restringido, que está rodeado por mamparas o que no puede relacionarse con otros grupos de niños del colegio, habría que analizar, aclara la experta, otros factores. Entre ellos, muy importante, si le han explicado bien los motivos por los que se han tomado estas medidas, si los comprende y, por supuesto, hablar con él sobre la manera en que ha vivido el todos los efectos de la pandemia. En el caso de los más pequeños, el juego y las actividades que conduzcan a aprendizajes significativos serán la manera idónea de aprender a normalizar los cambios.

Sobre las clases de pandemia, que, en principio, podrían darse cada mañana, Conde considera que el juego y las actividades que produzcan aprendizajes significativos serían la mejor manera de introducir este tipo de contenidos, puesto que la información per sé no genera un cambio de hábitos.

Otra medida que no gusta a todos es la de estudiar en el exterior, en patios, jardines o parques. Más allá de las inclemencias del clima, la psicóloga explica que estos entornos son adecuados para el aprendizaje y, por lo tanto, para ellos mismos.

No tanto lo sería, si se puede elegir, la posibilidad de comer también dentro del propio aula, ya que es positivo cambiar de ambiente para diferenciar el tiempo de estudio del de descanso. Si no es posible, entonces, habría que marcar muy bien la diferencia de rutinas, por su sabida importancia para la concentración, la atención, el aprendizaje y bienestar general de los estudiantes.

Y llegamos al final, a la mascarilla, uno de los asuntos más polémicos, aunque siempre hay que tener en cuenta que en el caso de los alumnos de preescolar resulta muy difícil evitar que se la quiten. Aunque nos de miedo a los padres, la psicóloga explica los beneficios de estudiar sin mascarilla. De un lado, la conducta no verbal en niños pequeños es clave para que nos entiendan y para entender al otro, por lo que las mascarillas también puede ser una dificultad para una buena comunicación entre y con los niños pequeños.

Otro beneficio, es que, al verse sin mascarilla, identificarán el aula con un entorno seguro podrán así jugar y aprender con mayor tranquilidad.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-vuelta-cole-postcovid-comedor-aula-ninos-sin-mascarilla-lecciones-pandemia-202006220205_noticia.html

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Comienza exámenes más de 250 mil estudiantes secundarios en Siria

Asia/Siria/25 Junio 2020/prensa-latina.cu

Más de 250 mil estudiantes sirios del nivel secundarios, continuaron  los exámenes correspondientes al actual ciclo docente, informaron autoridades del sector educacional.
De acuerdo con los reportes, mil 900 instalaciones escolares están habilitadas en todo el país desde el domingo último para las pruebas que se extenderán hasta el día 14 de julio.

En total, 251 mil alumnos participan en el proceso de calificación en especialidades como literatura, ciencias, industria, comercio y artes.

Para esta parte del ciclo docente se adoptaron todas las medidas necesarias de prevención ante la pandemia por el Covid-19, y que obligó a suspender las habituales clases en ese nivel de enseñanza y en el primario.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=375885&SEO=comienza-examenes-mas-de-250-mil-estudiantes-secundarios-en-siria
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Copiar o no copiar, el dilema de los exámenes online en casa

Por: Laura Peraita

La tentación de hacer «trampas» en las pruebas está ahí; la responsabilidad ética, también.

La prolongación del cierre de las escuelas y universidades por miedo al contagio del coronavirus ha motivado que no solo las clases se realicen de manera online, también los exámenes. Pero, ¿cómo se garantiza que los alumnos no copien durante estas pruebas que hacen en la habitación de su casa con todo el material de estudio a mano? ¿Debo ayudar como padre a que mejore sus respuestas para que obtenga una mejor calificación? La tentación está ahí; la responsabilidad ética, también.

Para César del Hierro, director del colegio concertado Ábaco, el alumno debe ser siempre responsable y autónomo en todas sus tareas y ahora, «por estar en casa no debe ser distinto». Asegura que los docentes parten de la confianza «de que los estudiantes están actuando correctamente y que sus padres son coherentes con el modelo pedagógico que se les transmite».

Explica que los niños en Primaria son más honestos y suelen respetar más estas «reglas del juego» de no copiar en los exámenes, «pero en primero y segundo de Secundaria, por edad, tienen más picaresca y pueden tener la tentación, también con la intención de mejorar su nota para no dar más disgustos en casa, donde puede que sus padres tengan problemas laborales o de salud por la situación actual. No obstante, los profesores conocemos a los alumnos, su trayectoria en el curso y, en la mayoría de los casos, desde que iniciaron Infantil por lo que cualquier cambio inminente en sus calificaciones nos daría una pista».

Pese a todo, en el Colegio Ábaco han puesto en marcha una serie de herramientas a partir de Secundaria como, por ejemplo, la realización de exámenes orales, o la posibilidad de solicitar a los alumnos que, días después de la prueba, realicen una defensa oral de su examen.

Alejandra Velasco, directora de Infantil y Primaria del Colegio Arcángel Rafael, reconoce que cuando los profesores se conectan con sus alumnos en alguna ocasión han visto en su pantalla la mano de un adulto que intentaba pasar desapercibida mientras ayuda al alumno a hacer sus tareas, voces sigilosas corrigiendo errores… Por este motivo, en las tutorías que se llevan a cabo en este centro con los padres, «intentamos recordarles que deben poner el foco en el aprendizaje y no en la inmediatez de la respuesta ni en el resultado final de una nota. Se trata de todo un proceso y lo importante es que el alumno vaya asimilando conceptos poco a poco, sobre todo en Primaria, donde a los estudiantes no es habitual que se les ocurra copiar. Para los de Secundaria, lo que hacemos es que en los exámenes no les preguntamos tantos conceptos, fáciles de copiar, sino que realicen cuestiones más competenciales o respondan cuestiones tipo test que requieran reflexión».

Ruth Ferrero, presidenta del APA del Colegio CEU San Pablo Sanchinarro, es madre de tres hijos que cursan cuarto y quinto de Primaria y segundo de Secundaria. En su opinión, los padres deben dejar que sus hijos hagan tanto los deberes como los exámenes de forma independientes. «Los alumnos deben hacer cada día en casa una serie de pruebas y enviarlas y con ellas, y su participación, comportamiento, etc., los profesores califican. Influye todo y deben ser los propios niños los que deban enfrentarse a hacer sus tareas. En mi caso solo les ayudo si tienen alguna duda o problema técnico que no sepa solventar. Esta época es un auténtico reto para conseguir que sean más autónomos y responsables, aunque no aprendan tanto, porque ya tendrán tiempo de reforzar contenidos».

El primer objetivo para José Luis Serer, profesor de Lengua y literatura en ESO y Bach del Colegio CEU San Pablo Valencia, es transmitir a los alumnos que «el valor real de una prueba o tarea —nosotros hemos eliminado durante el confinamiento la palabra examen— es el beneficio que le genera en su propio aprendizaje y que le permite evaluarse así mismo en su esfuerzo. Lo otro es un engaño. Los padres están teniendo una gran oportunidad durante todas estas semanas de confinamiento para transmitir a sus hijos una serie de valores como la responsabilidad frente a sus tareas».

Este profesor reconoce que es muy importante mantener un clima de confianza y responsabilidad en el proceso de aprendizaje para lograr los objetivos propuestos. «Una vez superada la barrera técnica, los estados emocionales son nuestra prioridad». Señala que «de nada sirve una buena técnica si la relación de los actuantes ha perdido emoción. Aquí es donde ha intervenido de forma directa la labor del tutor, pieza indiscutible de la estructura organizativa y formativa de nuestro centro. Las tutorías se han mantenido a través de canales privados y de una transmisión directa entre tutores y familias».

Pruebas Universitarias

Salvando las diferencias, Iñaki Bilbao, vicerrector de internacionalización y transformación digital de la Universidad CEU San Pablo, explica que la universidad pretende hacer un paralelismo entre lo presencial y lo online. Para ello asegura que cuentan con proctoring, una herramienta de vigilancia remota, que simula la función del profesor que camina por la clase mientras los alumnos realizan el examen. «A través de una cámara conectada al ordenador o móvil podemos captar la imagen del alumno, que previamente nos ha mandado una foto suya de ese momento —para verificar su identidad—, imágenes del lugar donde va a realizar el examen y de su mesa de estudio para comprobar que está vacía y, de este modo, garantizar la integridad académica de la prueba. Hay diferentes niveles de vigilancia, según sea la prueba».

No obstante, este docente matiza que los profesores tienen ya información de la evolución del alumno durante el curso y, si de repente sus notas suben mucho, «puede resultar sospechoso». Aun así, confiesa que, aunque la tentación de copiar esté ahí, «en las aulas también se han transmitido a los estudiantes valores como la capacidad de esfuerzo, el respeto, la integridad… para que sean honestos consigo mismos porque somos conscientes de que ninguna herramienta digital ofrece una seguridad absoluta de que no van a copiar, pero lo mismo que si estuvieran en una clase presencial», matiza.

No obstante, explica que este sistema no es nuevo, «ya se ha realizado en años anteriores, lo que ocurre es que ahora se está llevando a cabo de forma masiva por las circunstancias que marca el confinamiento. Lo que queremos es transmitir un mensaje de tranquilidad para que los alumnos hagan sus exámenes tal y como lo hacían en la modalidad presencial», concluye.

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Walkie-talkies para seguir las clases cuando no hay acceso a internet

Por: Nieves Mira

Miles de alumnos podrían quedarse descolgados por la brecha digital que ha evidenciado el confinamiento.

Desde que comenzó el confinamiento, los nueve niños de tercero de primaria del colegio Luis Díaz Moreno, en el municipio lucense de Baralla, se conectan todos los días para seguir sus clases a distancia, pero no lo hacen por videollamada. Como algunos de ellos carecían de conexión a internet e, incluso, de ordenadores, el centro pensó cómo aprovechar los recursos que ya disponían y probaron con los walkie-talkies de su taller de radio. En las ondas, quedan diariamente durante dos horas, y así corrigen los deberes que les manda el tutor.

«Fue la manera que encontramos para garantizar que todos seguían el ritmo», cuenta la directora del colegio, Vanessa de Arriba. Su tutor, radioaficionado, fue quien programó los terminales para que no tuvieran interferencias y los remitió al ayuntamiento para que los repartiera por cada domicilio. «Es él quien les va dando la palabra y así todos pueden seguir las correcciones», explica. «En el medio rural en que vivimos, internet no era primordial hasta ahora. y hemos tenido que tirar de imaginación», añade.

Más que acceso a internet

«Hasta hace un mes teníamos claro que los estudiantes que no tienen acceso a internet sufren un mayor riesgo de exclusión. Y aunque en España se trata de un porcentaje minoritario, esto supone que decenas de miles de adolescentes van a tener más complicado su desarrollo personal y su futuro laboral. Ahora, con el confinamiento hemos descubierto que no solo existe en aquellos hogares sin aceso a internet, sino también en el número de dispositivos accesibles por parte de cada estudiante en su hogar», cuenta Elena IbáñezCEO de Singularity Experts, una plataforma de Inteligencia Artificial que ayuda a los jóvenes a identificar sus habilidades. «Esto es un problema, porque supone que en un mundo en el que la educación online ha crecido un 900% en los últimos 20 años, los estudiantes que no dispongan de un dispositivo de uso individual, tendrán menores posibilidades respecto a otros que sí lo tengan», añade Ibáñez.

En este ámbito, el papel de los educadores se vuelve de vital importancia. «Son los primeros que deben ser formados en esta nueva realidad. En la tecnología como concepto, pero también como canal, como contenido, como competencia», señala Ibáñez. «Ya no hablamos de transformación digital; estamos en la era de la tecnología en mayúscula», añade la experta.

Iván López, alumno de tercero de Primaria en clase con walkie-talkie, en este caso propios
Iván López, alumno de tercero de Primaria en clase con walkie-talkie, en este caso propios – ABC

Pero no todos los expertos son tan positivos al respecto. Cristina Gutiérrez, educadora especializada en educación emocional, hace un llamamiento a la «solidaridad» estos días, para que nadie se quede atrás. «Invitaría a todos a colgar un cartel en los ascensores o portales, preguntando si algún niño necesita ordenador o wifi. Seguro que podemos compartirlo», cuenta. Y, si fuera uno de sus padres, «colgaría el cartel pidiendo ayuda (tanto de wifi como de profesores particulares online)», añade.

«Una minoría», según la ministra

Ocho de cada diez alumnos, según informaba el Ministerio de Educación el mes pasado, se incorporaron, con el fin de las clases y el inicio del confinamiento a la «enseñanza online». Maestros, profesores, alumnos… todos tuvieron que adaptarse a los nuevos métodos. Mientras tanto, «una minoría» (en palabras de la ministra Isabel Celaá) de estudiantes, que se estima entre el 10 y el 15 por ciento del total, quedaban aislados del sistema al no disponer de los recursos TIC que necesitan (conexión a internet, ordenador…).

El sindicato ANPE publicó una encuesta en la que el 70,9% de los docentes canarios valoraba con menos de un cinco la posibilidad de prestar atención a la diversidad de todos sus alumnos con los medios disponibles. Las últimas semanas, las instituciones públicas, muchas veces en colaboración con empresas privadas, han repartido tabletas, tarjetas SIM o, incluso, teléfonos móviles para tratar de disminuir la llamada «brecha digital» que antes se sorteaba acudiendo a los centros. Oenegés como Red ONGD de Madrid o Save The Children alertan de las terribles consecuencias que podría tener la desconexión para los alumnos con menos recursos. Mientras llega una solución a la falta de medios, por toda España los profesores buscan cómo atajar este problema, muchos con iniciativas tan ingeniosas como las de Baralla.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-walkie-talkies-para-seguir-clases-cuando-no-acceso-internet-202004220157_noticia.html

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«Muchos colegios están saturando de deberes online a los alumnos»

Por: Laura Peraita

Desde el Colegio Arcángel consideran que «es más la angustia de las familias que la de los alumnos»

David Carro, director de Secundaria y Bachillerato de Colegio Arcángel, considera que los alumnos de su centro están respondiendo muy bien a los deberes online porque, «no hay mayor carga de deberes que en cualquier otra situación». Considera que con la crisis del coronavirus «muchos centros han dado baterías de deberes, mientras que en nuestro caso, hemos seguido con nuestra labor de formar online sin saturación para el alumnado y la familia».

Lourdes Palero, directora del departamento Orientación de este mismo centro, explica que se ha cambiado la manera de trabajar, «pero los alumnos tienen que darse cuenta que es positiva y que gracias a su esfuerzo y constancia pueden hacer lo que se les pide. Es más la angustia de las familias que la de los alumnos».

Con las nuevas tecnologías ya implementadas en el centro desde hace tanto tiempo nos ha resultado relativamente sencillo el cambio. La mayor dificultad es la ausencia de contacto con el otro, que en un colegio es básico. Es la mayor dificultad de todos en estos días, y más los españoles tan eminentemente sociales.

¿De qué manera van a valorar y evaluar que haya hogares con un solo ordenador, y lo utilicen lo padres para teletrabajar, o que los niños estén con los abuelos sin herramientas tecnológicas?

No es nuestro caso, todos los alumnos tienen ordenador propio, chromebook, lo implementamos en el centro hace cuatro años.

¿Y los padres? ¿Están haciendo muchas preguntas al centro? ¿De qué tipo?

Realmente no, se muestran muy agradecidos con la rapidez con la que montamos el home schooling.

¿Cómo es el plan de un día par alos alumnos? ¿Cuántas horas diarias dedican a los estudios?

No difiere mucho a una jornada normal, se concentran las horas en la mañana, aunque damos libertad en función de las necesidades de los padres. Empezamos con una tutoría mediante la aplicación google meet cada tutor con su grupo. Después tienen tiempo de trabajo según la propuesta del día, a las 11:00 tienen una clase con un profesor que imparte materia, al no poderse conectar a todos los profesores a la vez, las sesiones se graban para que lo vean cuando quieran y cuantas veces sea necesario. Posteriormente pasan a realizar actividades propuestas. Y, finalmente, nuevamente contactan con el profesor. Las materias se distribuyen por días.

Los niños deben ser autónomos en el caso de Secundaria y organizarse ellos mismos, ayudar a sus familias y más en estos tiempos donde todos debemos colaborar todos.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-muchos-colegios-estan-saturando-deberes-line-alumnos-202003300217_noticia.html

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Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»

Por: Alejandro G. Millán Valencia

Alex Beard era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.

Y ese viaje, que incluyó más de 20 países, le sirvió a Beard para encontrarse con escuelas que incuban los principales métodos para afrontar los retos que presenta el siglo XXI.

Su recorrido terminó en el libro «Otras formas de aprender» (Natural Born Learners), en el que no solo recoge los ejemplos más destacados sino también reflexiona sobre lo que tal vez son los temas más importantes que afrontará la educación en las próximas décadas.

«La creatividad, la capacidad de resolver problemas y la importancia de los maestros son los grandes desafíos de las escuelas. Y todo esto, envuelto bajo la gran incógnita de cómo manejar las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial», señaló.

Esta es la entrevista de Beard con BBC Mundo con motivo del Festival Hay en Cartagena.

Es una buena pregunta, que nos tenemos que hacer con urgencia. Mira, yo comencé como maestro en una escuela del sur de Londres, en Kent Road -que, para que te des una idea, en el juego Monopolio es la propiedad más barata- y ahí me golpeó el hecho de que enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos 2.000 años a unos niños que tenían sus celulares y vivían en el futuro.

Creo que ese es el mayor error que estamos cometiendo actualmente: las escuelas se quedaron en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la escuela.

El segundo reto que afronta la educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños para que superen un examen.

Para que saquen una nota aceptable, que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar de grado en el colegio.

Niño sobre el céspedDerechos de autor de la imagenVEJAA
Image caption«Las escuelas está viviendo en el pasado y bajo estos métodos nos pasamos 12 años dentro del colegio, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la enseñanza».

Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro…

Exactamente, los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos mucha de esa culpa en los maestros.

Lo que creo que debemos hacer es convertir al maestro o maestra en una de las personas más importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible.

Debemos esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla.

En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro?

Creo que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar, pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un conocimiento profundo de ellos mismos.

Lo segundo es aprender a actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños desarrollen a fondo su creatividad.

Y eso significa que los niños no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas.

Robots.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption¿Los maestros serán reemplazados por robots? Beard cree que no será así.

Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las personas que los rodean.

Mientras la sociedad se polariza cada vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya sean de su comunidad o a nivel global.

Pero sobre todo que aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más difícil vivir.

Hay un tema que está presente en su libro «Nuevas formas de aprender»el papel de la educación en ayudar a buscar «el sentido en las cosas que estamos haciendo».

Una de las cosas que está transformando la forma en que entendemos la educación es la investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro, en el campo de la psicología, el desarrollo temprano e incluso la neurociencia.

Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida.

Pero, pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción emocional – o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través de la memorización.

Robot educador

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Las escuelas hoy en día no saben con claridad en qué deben enfocarse, en qué deben centrarse teniendo en cuenta el futuro»
 

Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente ocurre.

¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido?

Puede que una enseñanza tenga sentido porque hay un trabajo en particular que quieres tener y quieres que las cosas que aprendes te ayuden a conseguirlo y a ejecutarlo.

Pero esa es una visión muy estrecha del aprendizaje. Puede tener mucho sentido para ti porque es algo que amas hacer. Es importante para ti como persona. Tal vez ames las matemáticas, aprender nuevos idiomas, la música.

Y, cuando comienzas a hacer estas cosas que amas, tienen sentido para ti porque tienen que ver con tu identidad y tu manera de expresarte.

La gente incluso puede encontrar su propia autoexpresión en crear códigos. Por ejemplo, donde esta idea se convierte en una búsqueda creativa o donde puedes encontrar significado en lo que haces al ver que ayuda a resolver un problema sobre cosas que te importan en el mundo.

Por lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan, entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de ese aprendizaje.

CreatividadDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUno de los únicos recursos ilimitados que tendremos en el futuro será nuestra creatividad.

El libro habla de la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una profesión obsoleta en el futuro?

Bueno… una de las razones por las que emprendí este viaje es que cuando trabajaba como profesor en Londres sentía que estaba estancado.

Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que aprendemos.

Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Yo pensaba que, tras la estrepitosa derrota de Gary Kasparov ante Deep Blue en 1997, la inteligencia artificial iba a arrasar con todo.

Pero mi visita al Silicon Valley me enseñó otra cosa. Y allí vi por primera vez a un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet.

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El problema es que yo enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos dos mil años a unos niños que tenían sus celulares y ya viven en el futuro»
 

¿Cómo funcionaba eso?

Ellos tenían un laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5 años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución de problemas matemáticos.

Lo interesante allí era que mientras el programa ayudaba a los estudiantes, a la vez «aprendía» con los datos que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente sesión.

Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores, que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes.

Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta útil, en un complemento muy necesario.

Otro ejemplo: en 2013, un estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria, preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso humano definitivo.

Logo de GoogleDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSilicon Valley es sede de grandes avances en el tema de la educación para el futuro.

¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial?

Aunque haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser incorporados y utilizados por los maestros.

El gran riesgo es que esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro.

Pero esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las herramientas tecnológicas.

Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver?

Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI.

Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada.

Y lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial humano.

Maestro ayudando a un niño

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El único recurso ilimitado que tenemos es la inteligencia humana, nuestra capacidad para resolver problemas y los maestros son los que cultivan ese potencial humano»
 

Así, sostengo que enseñar es el trabajo más importante de nuestro siglo. No tengo ninguna duda al respecto, pero por el momento no estamos preparando a los maestros para que tengan el mayor índice de éxito posible en ese trabajo.

Podemos tomar el caso de Finlandia: el curso más difícil de acceder es el de maestro de primaria. Y si entras, la carrera en sí es bastante rigurosa. Es difícil de aprobar y graduarse.

En mi mundo ideal, yo formaría a los profesores de la misma manera en que se enseña a los médicos. Es decir, los profesores se graduarían de la universidad y después deberían pasar tres años combinando la enseñanza con el aprendizaje de otros profesores más experimentados.

De ese modo, en su primer día como maestros no solo estarían aplicando lo que recibieron en la universidad, sino que además continuarían con su proceso en compañía de otro profesor que le ayudaría a mejorar sus capacidades.

Clase de educaciónDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara Beard, la educación siempre va a necesitar el elemento humano para ser efectiva.

Hablando de la región, ¿cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina?

El principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con relación al de los niveles más bajos.

Hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por sobrevivir.

Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros urbanos y zonas rurales. Y ése es un desafío al que debe prestarse atención no solo de manera integral, sino urgente.

El otro gran desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo tienen acceso a cinco años de colegio, no más.

Y el tercer punto, creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos.

Creo que tenemos que hacernos la preguntas sobre varios aspectos: ¿cómo podemos formar mejores maestros dentro de las escuelas?¿Cómo podemos hacer que la enseñanza sea una profesión atractiva para las personas?

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En América Latina hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de esas instituciones solo son accesibles para la parte pudiente de la sociedad»
 

Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de aprendizaje óptimo?

Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día.

Por un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de esa comunidad.

Y por otro lado, está el objetivo de formar personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a la mayor cantidad de conocimiento posible.

Los colegios religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI.

Desafíos.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa capacidad de crear proyectos colaborativos serán fundamentales para los desafíos que trae el siglo XXI.

Yo estoy convencido de que lo pueden hacer. También sé que es difícil porque requiere un cambio cultural, pero si logras separar estos aspectos es posible que puedas llegar a desarrollar proyectos maravillosos.

Por ejemplo, hay un colegio en Barcelona que se llama «Escola Nova 21», que es dirigido por religiosas pero a la vez es una de las escuelas más futuristas e interesantes de todas las que visité para documentar el libro.

Allí están verdaderamente conectados con el tema de la tecnología, con que los estudiantes lleven a cabos proyectos basados en temas de la vida real, donde aprenden a colaborar entre ellos para resolver problemas en un entorno de aprendizaje natural.

Pero, a la vez, todas las maestras son monjas. Y ellas viajan por el mundo hablando sobre la educación en el siglo XXI, sobre cómo preparar a los jóvenes para afrontar desafíos económicos y sociales actuales, como la inequidad y el calentamiento global.

Otro de los proyectos del que hablas en tu libro es la Academia Khan, que en América Latina funciona, por ejemplo, en algunas lugares del Amazonas.

Sí, uno de los retos que constantemente enfrentan los lugares como América Latina es que hay algunos lugares donde el acceso desde los centros urbanos es casi imposible.

Por esa razón se deben crear nuevos modelos, para que los niños y jóvenes puedan tener una buena educación en lugares donde es muy difícil que lleguen los maestros

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En mi mundo ideal, yo formaría los profesores de la misma manera en que se le enseña a los médicos»
 

Y el ejemplo de la Academia Khan es muy bueno porque logra utilizar de forma adecuada las nuevas tecnologías para crear proyectos de educación a distancia, que les funcionan muy bien y que pueden ayudar al buen desempeño de los estudiantes.

Pero lo cierto es que la idea de la Academia Khan necesita de una infraestructura de acceso a internet para funcionar. Y además, aunque tengas la infraestructura, uno de los grandes desafíos que enfrentaba este lugar es la baja retención que tenían los cursos de educación a distancia.

Así que es revolucionario lo que están haciendo allí, porque entendieron el proceso de educación a distancia pero no se olvidaron de la importancia de los maestros para optimizar la educación que se imparte.

«Nos estamos moviendo hacia una sociedad que comparte sus ideas, desde una fuente de conocimiento sin restricciones», esa es una frase tuya, ¿cómo se traduce ese concepto en la educación del futuro?

Uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo actual es que establece una especie de competencia constante entre los estudiantes.

En Corea del Sur -que es uno de los países que visité para escribir el libro- hay un ejemplo extremo de esto: los estudiantes practican un examen a los 18 años para establecer un rango nacional que casi decide cuál es el trabajo que puedes tener y a qué universidad puedes ir.

Básicamente, toda tu salud, riqueza y felicidad, y todo el sistema educativo hasta ese momento es esencialmente una carrera para llegar tan alto como sea posible.

Y esto causa una serie de comportamientos terribles. Los cuatro o cinco años antes del examen, los jóvenes deben pasar estudiando 15 horas diarias los días de semana y el fin de semana, 12 horas. Se vuelven muy competitivos en estos centros de entrenamiento.

Jardín de bombillaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl siglo XXI debe ser el inicio de proyectos menos competitivos y mucho más colaborativos.

Allí no comparten el conocimiento. No hay colaboración. Les aterra la idea de hacer un proyecto alterno, porque eso significa que en el tiempo que ellos dedican a eso, los otros están preparando el examen.

Y eso crea un ambiente cerrado, de poca creatividad, nula colaboración. Y ahora sabemos que esos tres valores, apertura, creatividad y colaboración, son fundamentales para el mundo actual.

Estamos enfrentándonos a desafíos que solo podrán ser superados mediante la colaboración y la imaginación humana. Eso nos obliga a contar con personas que estén diseñadas para desarrollar una inteligencia colectiva más allá de una inteligencia individual.

Pero todavía vemos que en nuestros sistemas educativos los estudiantes no comparten el conocimiento ni colaboran porque están compitiendo. Incluso hay maestros que no aceptan que nadie venga a decirles cómo pueden hacer su trabajo mejor.

Una de las cosas que más me impactó cuando era maestro es que ningún colega venía a mi salón de clase y yo tampoco iba al salón de otros colegas. Parece que lo que estamos haciendo es tan vergonzoso que no merece que lo vea nadie. Personalmente, creo que hay que abrir nuestras aulas.

Hay muchos estudios y muy serios que demuestran la efectividad de los sistemas abiertos, donde se fomenta la creatividad, donde se generan más ideas, Y eso nos lo enseña la propia naturaleza: mientras un animal va creciendo, logra ser mucho más efectivo a la hora de concretar y canalizar la energía que necesita para sobrevivir.

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Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020.

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Un colegio en India coloca cajas de cartón en la cabeza de los estudiantes para que no copien

Asia/India/24 Octubre 2019/La Vanguardia

El profesor que tuvo la idea se defiende de la polémica diciendo que fue una medida opcional y que se avisó a los padres con antelación

Un profesor de una escuela de India decidió colocar cajas de cartón en las cabezas de sus alumnos para que estos no copiaran durante un examen. Sucedió en un centro pre-universitario en Karnataka, al sudoeste del país. Según explican medios como la CNN el profesor lo hizo como parte de una prueba piloto para los exámenes. Las imágenes, que han sido compartidas en las redes sociales, han levantado mucha polémica.

En las fotos se puede ver a los alumnos llevan en la cabeza una caja de cartón que tiene agujereada la parte delantera para que estos puedan ver solo lo que tienen delante. En las redes sociales los comentarios negativos se fueron sucediendo tras la publicación de las imágenes. Incluso algunos miembros del gobierno local se han pronunciado al respecto, como es el caso de S. Saresh Kumar, ministro de Educación de la provincia, quien dijo que la decisión del profesor era “inaceptable”. “Nadie merece ser tratado como un animal. Esta perversión será castigada”, escribió en un comunicado.

Francis Joseph

@Francis_Joseph

Students «thinking inside» the box. Ashamed that a college in have compelled students to wear cardboard boxes to prevent cheating. Where are we heading to with education, especially with such practices on assessments in today’s 21st century age.

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Por su parte, desde el colegio han enviado a las autoridades una explicación por escrito de lo sucedido. El profesor ha aclarado que participar en la prueba era opcional, que los alumnos debían dar su autorización y que avisó a los padres de estos con antelación. Además, explica que de los 72 alumnos a los que da clase, 56 participaron “voluntariamente” en la prueba piloto.

“Dijeron que se sentían cómodos. El colegio no acosó a ningún estudiante y no todos participaron en la prueba”, comenta el profesor. Los alumnos trajeron las cajas de sus cajas, y algunos se las quitaron pasados entre 15 y 30 minutos desde el inicio del examen. Una vez finalizada la prueba, la escuela les pidió a los alumnos que se quitasen las cajas.

No es la primera vez que este centro escolar se enfrenta a una polémica similar. El año pasado se realizó una prueba parecida que ya generó bastantes quejas. En 2015, en otro centro escolar del país, se hicieron famosas unas fotografías en las que se podía ver a los padres de los alumnos escalando los muros exteriores del colegio para ayudar a sus hijos a copiar en un examen.

Fuente e imagen: https://www.lavanguardia.com/cribeo/viral/20191021/471108635626/colegio-india-coloca-cajas-carton-cabeza-alumnos-copien-examen-polemica.html

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