Argentina / 7 de abril de 2019 / Autor: Daniela Leiva Seisdedos / Fuente: INED21
La educación es un derecho y un deber
La educación es para todos: NO podemos permitirnos contar con ‘fábricas de derechos’, para unos pocos; y ‘factorías de analfabetismo’ para miles y miles.
La educación es una garantía de la que se tienen que ocupar –principalmente los estados– porque es un derecho universal que nació en las primeras escuelas que datan de hace más de 2.000 años a. de C., en Sumeria, cuna de la civilización y, hoy, cuna de la barbarie porque así somos los humanos.
Si no hay derecho pleno a la #educación, no hay demás derechos. La educación empodera a otros derechos, los hace crecer, es un derecho que nace en la generosidad, ella hace que se conozcan otros derechos y el conocimiento se da solo por la educación es simple pero es complejo. La educación es puro altruismo ya que niega la posibilidad de la dominación, de la exclusión.
La #educación
es un derecho que nace en la generosidad
Sigo educando porque tengo esperanzas, pero creo que nuestra educación es excluyente y a la vez nos incluye; la educación, últimamente, nos escandaliza. La función de la educación es ser salvaguarda de los más simples valores humanos; puesto que la mayoría de los males de la sociedad tiene su origen en la crisis educativa. Esto es, a menos educación más pobreza, más amplia se hace la brecha. ¿La solución? Una educación de calidad puede ayudar a construir una sociedad más justa y democrática.
Al igual que todos los derechos humanos, el derecho de educación es universal e inalienable, pero, en nuestros días, no es universal; y aliena, porque nos volvemos locos, más bestias por no reparar en que la educación es lo esencial en la vida del hombre. De modo que, hoy en día, la educación no llega a todos y además crea desigualdades.
LOS QUE SOMOS DOCENTES
La misión irrenunciable de los que somos docentes es que la educación llegue a todos. En 1990, la comunidad internacional se reunió en Jomtien, Tailandia, en ocasión de la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, para afirmar su compromiso de lograr la educación universal, pasaron casi 30 años de esto ¿y cuánto hemos avanzado? La educación ¿es para todos?, ¿se ha eliminado la disparidad entre los géneros en materia de educación?, ¿hay convicción de que la política pública educativa estable puede forjar un cambio radical?
En los últimos tiempos, se ha evidenciado un aumento de fracasos escolares en los estudiantes de educación secundaria en muchos países; entre ellos, mi país, Argentina. ¿Cómo se manifiesta? Con un alto porcentaje de desaprobación de exámenes, materias previas, bajas calificaciones, ausentismo, aburrimiento por el desfasaje entre lo que se ve en las aulas y los que se resuelven en los escritorios de nuestras autoridades, etc.
Los colegios son entidades colaboradoras en la labor educativa, pero nunca pueden sustituir a los padres en esta responsabilidad; los padres dicen que sus hijos son grandes y se olvidan de acompañarlos en esta etapa que –además– tiene «un condimento extra», la adolescencia.
Todos los docentes sabemos que la no aprobación o repitencia no es una solución, pero aplazarlos no es mirar para otro lado. La alfabetización no es solamente aprender a leer y a escribir; es también aprender a comunicarse, a pensar, a entender los mensajes que transmiten esos escritos, es SABER DEFENDERSE.
Un chico no alfabetizado es un chico aislado, pero soy de las que sostiene que el alumno que pasa sin saber de año, después sufre mayores dificultades y que la promoción directa es un facilismo en gran parte. La educación incluye el pleno desarrollo y la dignidad de cada persona, y si hacemos esto no le damos dignidad.
La desidia como política de estado no es beneficiosa para la libertad de pensamiento. El problema es que está presente en todos los ámbitos: salud, educación, seguridad, etc.
En algunos sectores tiene mayores incidencias, aunque siempre trae problemas con el entorno.
En educación, estamos mandando chicos analfabetos funcionales a la Universidad.
La UBA objeta a los chicos porque no pueden leer un manual instructivo y creó un taller para alumnos, para que supieran cómo comprender textos, y los años escolares anteriores. ¿Qué pasó?
Ni hablar de las universidades técnicas: no pueden comprender los textos porque les falta lenguaje, no saben buscar palabras en el diccionario.
La educación se debe universalizar, pero esto no significa que no restemos derecho a aprender con una buena calidad educativa, eso es el verdadero derecho a la educación.
¿Quién se hace responsable de la debacle educativa en nuestros países? Solo los docentes, solo los padres, solos los funcionarios, ¿quién?…
¿Qué pasó antes? ¿Por qué no hacemos una autocrítica de lo que se vivió educativamente?
El problema es que se piensa a los países como compartimentos estanco de manera egoísta; por lo tanto, no se puede lograr un debate sobre la estructura educativa. La educación no es una manifestacióncuantificable y demagógica.
La educación siempre tiene que ser un desafío que crezca, ver que las fronteras del pensamientos se derriben y creceremos todos, porque la meta es la de formar ciudadanos críticos. Tenemos que generar una argumentación que asigne valor a la educación; es clave en el empoderamiento de la ciudadanía.
Gregorio Klimovsky fue un epistemólogo argentino y en su obra «Las desventuras del Conocimiento Científico», señalaba en el prólogo que Platón exigía tres cosas para que el «conocimiento»fuera considerado como tal conocimiento: ‘creencia’, ‘verdad’ y ‘prueba’.
Yo sostengo creencia en una mejor educación para todos, verdad como resultado de que una buena educación tiene como consecuencia menos pobres, y prueba más libertad de pensamiento y menos brecha entre los educandos. Con una educación completa, de calidad en todo sentido evitaremos la dictadura del pensamiento único y uniforme.
Fuente del Artículo:
https://ined21.com/una-sinfonia-inconclusa-llamada-educacion/
ove/mahv