La sentencia del tribunal suizo indica que el tiempo empleado en ir al baño no se considera tiempo de trabajo efectivo y, por tanto, no debe remunerarse.
El tribunal acepta que hay una laguna legal en la normativa que regula los descansos de los empleados.
Mientras que media Europa debate sobre la conveniencia de rebajar o no la jornada laboral, un tribunal suizo hila todavía más fino dictando una sentencia inédita en la definición de lo que se considera tiempo de trabajo: los empleados de una empresa suiza deberán fichar cada vez que necesiten ir al baño. Pese a entender que se considera una necesidad vital, no considera que la empresa deba pagar por ese tiempo.
El origen de la controversia. Según la investigación de la cadena de televisión suiza RTS, el origen de la disputa legal comenzó en 2021, cuando la Oficina de Relaciones y Condiciones de Trabajo de Neuchâtel (ORCT) verificaba que se estaban cumpliendo las medidas contra el COVID-19 en el fabricante de esferas para relojes Jean Singer&Cie que tiene en plantilla a unos 400 empleados. Los inspectores descubrieron que los empleados fichaban al ir y al volver del baño. La empresa no contabilizaba las visitas al baño como tiempo efectivo de trabajo y, por tanto, tampoco se pagaba.
La Oficina de Relaciones y Condiciones de Trabajo consideraba que esto estaba podía «animar al personal a contenerse o no hidratarse, lo que podría provocar graves trastornos fisiológicos». En febrero de 2022, prohibió a Jean Singer&Cie esta práctica alegando que «las interrupciones del trabajo que satisfacen necesidades fisiológicas no pueden considerarse pausas ya que no están destinadas a la recuperación» y contravenía los principios de la Ley del Trabajo suiza, según cuenta la cadena suiza.
Lo que dice el tribunal y un gran «pero». La empresa recurrió dicha sanción y, en su sentencia, el Tribunal de Derecho Público le dio la razón. Según el fallo, hecho público este mes, la empresa tiene derecho a exigir a los empleados que registren su salida al baño porque la legislación actual no regula de manera explícita qué constituye una «interrupción» de la jornada laboral.
Con su decisión, el tribunal deja al descubierto una laguna legal. La ley no prohíbe expresamente que las empresas cuenten las pausas para ir al baño como tiempo de descanso. Sin embargo, la sentencia especifica que la obligación de fichar para ir al baño sí discrimina a las mujeres. «Se enfrentan al ciclo menstrual, que comienza con la menstruación. Este fenómeno fisiológico requiere el cumplimiento de las normas básicas de higiene y, en consecuencia, visitas más frecuentes e incluso más prolongadas al baño», señala el Tribunal, e insta a la empresa a tomar medidas para «reducir esta desigualdad».
Lo que dice la Ley del Trabajo suiza. El artículo 15 de la Ley del Trabajo suiza establece una serie de tiempos de descanso obligatorios durante la jornada laboral que sí deben ser remunerados, siempre que los empleados permanezcan dentro del centro de trabajo.
El trabajo deberá interrumpirse mediante pausas de la siguiente duración mínima:
a. 15 minutos con una jornada diaria de trabajo superior a cinco horas y media.
b. 30 minutos para una jornada diaria de más de siete horas
c. Una hora con una jornada diaria de más de nueve horas.
La normativa no especifica el motivo de las pausas. Solo dice que los empleados tienen derecho a descansos regulares.
El punto de vista de la empresa. Pascal Moesch, representante legal de la empresa, defendía en el reportaje de la cadena suiza que «bien sea porque se trate de pausas para ir al baño, pausas para comer o pausas para descansar, se interrumpe la actividad laboral y, por tanto, la remuneración: por eso se debe fichar». No importa para qué quieran usar los descansos, por lo que la empresa entiende que los empleados deben ir al baño durante esos periodos de descanso.
La sentencia sienta un precedente. La sentencia se ha acogido con preocupación desde las instituciones suizas por el temor a que siente un precedente y otras empresas adopten la misma política. Florence Nater, consejera de Estado responsable del empleo, expresó su preocupación a RTS: «Espero que este fallo no encuentre imitadores en otras empresas que puedan verse tentadas a utilizar tales prácticas».
Desde la patronal suiza ven el caso como anecdótico. Bárbara Zimmermann-Gerster, miembro directivo de la patronal, asegura en el reportaje de RTS que «no es la dirección en la que debería ir. En vista de la escasez de trabajadores cualificados, las empresas deben asegurarse que son atractivos y responder a las necesidades de los empleados».
«Spain is different». En una sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, el tribunal falló a favor de los empleados de La Caixa en su demanda por considerar que el tiempo del desayuno y el de fichaje de llegada, con un margen de cortesía de hasta 15 minutos hasta el inicio de la jornada, deben considerarse como tiempo trabajado.
El Supremo también se pronunció prohibiendo a las empresas descontar de la jornada el tiempo que los empleados usaban para ir al baño o computarlo como tiempo de descanso o como tiempo a recuperar en su jornada. Asimismo, el Alto Tribunal especificaba que no podían aplicarse descuentos salariales por este motivo, independiente de si se trataba de un empleo presencial o en remoto, tal y como recogían en RTVE.
La brecha salarial entre hombres y mujeres en Alemania fue de un 18% menos por hora para las mujeres en 2023, según la Oficina Federal de Estadísticas.
Las mujeres ganaron en Alemania en 2023 una media de un 18 % menos por hora de trabajo que los hombres, según datos publicados este jueves (18.01.2024) por la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
Así, las mujeres percibieron un salario medio bruto por hora de 20,84 euros, es decir, 4,46 euros menos que los hombres, con 25,30 euros.
En la comparación a largo plazo, la brecha salarial entre hombres y mujeres sin ajustar disminuyó del 23 % al inicio de la medición, en 2006, al 18 % en el que se mantiene por cuarto año consecutivo, desde 2020.
Sobre la base de la brecha salarial sin ajustar, alrededor del 64 % de la diferencia salarial puede explicarse por las características disponibles para el análisis.
Así, gran parte de la diferencia salarial se explica por el hecho de que las mujeres trabajan con más frecuencia que los hombres en sectores, ocupaciones y niveles de cualificación en los que se paga menos.
Además, las mujeres trabajan con más frecuencia que los hombres a tiempo parcial o en miniempleos, lo que también implica una menor remuneración media bruta por hora.
El 36 % restante de la diferencia salarial no puede explicarse por las características disponibles en el modelo de estimación y es el que corresponde a la brecha salarial ajustada, según la cual las mujeres ganaban en 2023 un 6 % menos por hora que sus colegas del sexo opuesto con trabajos, cualificaciones y trayectorias laborales comparables.
No obstante, cabe suponer que las diferencias serían menores si para el análisis hubiera más información sobre factores de influencia relevantes para el salario como interrupciones de la carrera profesional por embarazo, nacimiento de hijos o cuidado de familiares.
Por otra parte, a partir de los 30 años, la media en la que las mujeres en Alemania tiene su primer hijo, la brecha salarial entre mujeres y hombres aumenta de forma casi constante.
Mientras el salario medio bruto por hora de las mujeres a partir de esa edad prácticamente se estanca, el de los hombres aumenta de forma casi constante a medida que avanza la edad.
Esto podría deberse a que las mujeres interrumpen su carrera profesional con más frecuencia a lo largo de su vida laboral por motivos familiares y trabajan a tiempo parcial.
De esta manera, los saltos profesionales y los aumentos salariales son más infrecuentes en el caso de las mujeres.
La diferencia salarial no ajustada entre hombres y mujeres a los 30 años es todavía del 8 % y la mayor diferencia se registra en la franja de edad de los 57 a los 61 años, cuando es del 27 %.
En 1906 un anciano jefe amerindio visitó Nueva York por primera vez. Tenía curiosidad por la ciudad y la ciudad estaba interesada en él. Un reportero de una revista le preguntó al jefe amerindio qué fue lo que más le sorprendió de sus viajes a la ciudad. ”Los pequeños niños que trabajan”, respondió el visitante.
El trabajo infantil podría haber sorprendido a este extranjero, pero era demasiado común en ese momento en los Estados Unidos urbanos e industriales (y en las granjas donde había sido común durante mucho tiempo). Más recientemente, sin embargo, se ha vuelto mucho más raro. La ley y la práctica casi lo han hecho desaparecer, suponemos la mayoría de nosotros. Y nuestra reacción a su reaparición podría ser como la de ese jefe: conmoción, incredulidad.
Pero será mejor que nos acostumbremos, porque el trabajo infantil está volviendo. Un número asombroso de cargos electos están realizando esfuerzos concertados (The New Yorker, “Child Labor is on the Rise”, 4 de junio de 2023 en la web) para debilitar o derogar leyes que han impedido durante mucho tiempo (o al menos han reducido seriamente) la posibilidad de explotar a los niños y niñas.
Recuperad el aliento y considerad esto: la cantidad de niños/as que trabajan en los Estados Unidos aumentó en un 37 % entre 2015 y 2022. En los últimos dos años, 14 estados introdujeron o promulgaron leyes que revocan las regulaciones que rigen la cantidad de horas que los niños pueden trabajar, reducen las restricciones al trabajo peligroso y legalizan los salarios mínimos para los jóvenes.
El estado de Iowa ahora permite que los jóvenes de 14 años trabajen en lavanderías industriales. A la edad de 16 años, pueden aceptar trabajos en los sectores de techado, construcción, excavación y demolición y pueden utilizar maquinaria motorizada. Los jóvenes de 14 años pueden incluso trabajar de noche, y a partir de los 15 años pueden trabajar en cadenas de montaje. Todo esto, por supuesto, estaba prohibido no hace mucho tiempo.
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Los electos dan justificaciones absurdas para estas desviaciones de las prácticas establecidas desde hace mucho tiempo. El trabajo, nos dicen, alejará a los niños de los ordenadores, videojuegos o televisión. O privará al gobierno del poder de dictar lo que los niños pueden o no hacer, dejando a los padres el control, una afirmación que ya se ha convertido en una fantasía por los esfuerzos para eliminar la legislación social protectora y permitir que los niños/as de hasta 14 años trabajen sin la autorización formal de los padres.
En 2014, el Instituto Cato, un grupo de expertos de derecha, publicó “Un caso contra las prohibiciones del trabajo infantil”, argumentando que tales leyes sofocan las perspectivas de futuro de los niños pobres, especialmente los niños negros. La Foundation por Government Accountability [Fundación para la obligación del gobierno de rendir cuentas], un grupo de expertos financiado por una serie de donantes conservadores adinerados, incluida la familia DeVos [Betsy DeVos, Secretaria de Educación bajo la administración Trump], ha encabezado los esfuerzos para debilitar las leyes de trabajo infantil, y Americans for Prosperity, la fundación multimillonaria de los hermanos Koch
[muy involucrada en inversiones petroleras]
, se ha unido a ellos.
Estos ataques no se limitan a los estados rojos (republicanos) como Iowa o los del Sur. California, Maine, Michigan, Minnesota y New Hampshire, así como Georgia y Ohio, también han sido objeto de este tipo de intervenciones. Durante los años de la pandemia, incluso Nueva Jersey aprobó una ley que aumenta temporalmente las horas de trabajo permitidas a los jóvenes de 16 a 18 años.
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La cruda verdad es que el trabajo infantil da sus frutos y se está volviendo notablemente generalizado. Es un secreto a voces que las cadenas de comida rápida han empleado a trabajadores menores de edad durante años y solo consideran las multas ocasionales como parte del coste de funcionamiento. En Kentucky, niños y niñas de hasta 10 años han trabajado en dichos centros de restauración y los niños mayores han excedido los límites horarios prescritos por la ley. En Florida y Tennessee, los techadores ahora pueden tener 12 años.
Recientemente, el Departamento de Trabajo descubrió a más de 100 niños de entre 13 y 17 años que trabajaban en plantas empacadoras de carne y mataderos en Minnesota y Nebraska. Y estas no eran operaciones raras. Empresas como Tyson Foods y Packer Sanitation Services, propiedad del fondo de inversión BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo [consulte el artículo sobre estos fondos publicado en la web de À l’Encontre], también están incluidas en la lista.
En este punto, casi toda la economía está notablemente abierta al trabajo infantil. Las fábricas de ropa y los fabricantes de piezas de automóviles (que abastecen a Ford y General Motors) emplean a niños inmigrantes, a veces en jornadas laborales de 12 horas. Muchos de ellos se ven obligados a abandonar la escuela para evitar ser sancionados. De manera similar, las cadenas de suministro de Hyundai y Kia dependen de los trabajadores infantiles en Alabama.
Según lo informado por el New York Times el pasado mes de febrero (“Alone and Exploited, Migrant Children Work Brutal Jobs Across the US” de Hannah Dreier, 25 de febrero de 2023) –ayudando a crear conciencia sobre el nuevo mercado de trabajo infantil– los niños menores de edad, especialmente los migrantes, trabajan en plantas empacadoras de granos y plantas de procesamiento de alimentos. En Vermont, los “ilegales” (porque son demasiado jóvenes para trabajar) operan máquinas de ordeño. Algunos niños ayudan a hacer camisetas de J. Crew [una importante empresa de ropa lista para usar] en Los Ángeles, hornean bollos para Walmart [el minorista más grande de los Estados Unidos] o trabajan en la producción de Fruit of the Loom [muy conocida firma]. El peligro acecha.
La periodista Hannah Dreier ha hablado de una “nueva economía explotadora”, especialmente cuando se trata de niños inmigrantes. Un maestro de escuela en Grand Rapids, Michigan, al observar la misma situación, comentó: “Estás tomando niños de otro país y casi poniéndolos en la servidumbre industrial”.
Hace mucho tiempo, hoy
Hoy en día podemos estar tan asombrados por este espectáculo deplorable como lo estaba este jefe nativo americano a principios del siglo XX. Nuestros antepasados no lo habrían estado. Para ellos, el trabajo infantil se daba por descontado.
Además, los miembros de las clases altas de Gran Bretaña que no estaban obligados a trabajar duro consideraron durante mucho tiempo el trabajo como un tónico espiritual capaz de frenar los impulsos rebeldes de las clases bajas. Una ley isabelina de 1575 preveía la asignación de fondos públicos para el empleo de niños como “profilaxis contra los vagabundos y los pobres”.
En el siglo XVII, el filósofo John Locke [1632-1704, autor de Essay on Human Understanding, uno de los principales actores de la Royal African Company, pilar de la trata de esclavos], entonces célebre “defensor de la libertad”, argumentó que los niños de tres años de edad debían ser incluidos en la fuerza laboral. Daniel Defoe, autor de Robinson Crusoe, se regocijó de que “los niños de cuatro o cinco años pudieran ganarse el pan”. Más tarde, Jeremy Bentham [1748-1832, precursor del liberalismo], padre del utilitarismo, optaría por los cuatro años, porque de lo contrario la sociedad sufriría la pérdida de ¡“años preciosos en los que no se hace nada”! Nada para la industria! ¡Nada para la mejora, moral o intelectual”.
El informe sobre la industria manufacturera publicado en 1791 por el “padre fundador” estadounidense Alexander Hamilton [1757-1804, Secretario del Tesoro de 1789 a 1795] señaló que los niños “que de otro modo estarían ociosos” podrían convertirse en una fuente de mano de obra barata. La afirmación de que el trabajo a una edad temprana evita los peligros sociales de la “holgura y la degeneración” siguió siendo una constante de la ideología de las élites hasta bien entrada la era moderna. Obviamente, esto sigue siendo así hoy en día.
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Cuando la industrialización realmente comenzó durante la primera mitad del siglo XIX, los observadores notaron que el trabajo en las nuevas fábricas (especialmente las fábricas textiles) “lo hacían mejor las niñas de 6 a 12 años”. En 1820, los y las niños constituían el 40% de los trabajadores de las fábricas en tres estados de Nueva Inglaterra. En el mismo año, los y las niños menores de 15 años representaban el 23% de la mano de obra manufacturera y hasta el 50% de la producción textil de algodón (“Child Labor in the United States”, Robert Whaples, Wake Forest University).
Y estos números no harán más que aumentar después de la Guerra Civil [1861-1865]. De hecho, las y los hijos de antiguos esclavos fueron re-esclavizados a través de acuerdos de aprendizaje muy vinculantes. Mientras tanto, en Nueva York y otros centros urbanos, los padroni italianos aceleraron la explotación de niños inmigrantes tratándolos con brutalidad. Incluso el New York Times se ofendió: “El mundo ha dejado de robar hombres de las costas africanas para secuestrar niños en Italia”.
Entre 1890 y 1910, el 18% de los niños y niñas de 10 a 15 años, o sea unos dos millones de jóvenes, trabajaban, a menudo, 12 horas al día, seis días a la semana.
Sus empleos cubrían el frente de mar, demasiado literalmente ya que, bajo la supervisión de padroni, miles de niños desvainaban ostras y recogían gambas. Los niños también eran pregoneros y vendedores de periódicos. Trabajaban en oficinas y fábricas, bancos y burdeles. Eran “rompedores” y “abridores de puertas de madera que permiten el acceso de aire” en minas de carbón mal ventiladas, trabajos particularmente peligrosos e insalubres. En 1900, de los 100.000 trabajadores de las fábricas textiles del sur, 20.000 tenían menos de 12 años.
Los huérfanos de las ciudades eran enviados a trabajar en las fábricas de vidrio del Medio Oeste. Miles de niños y niñas se quedaron en casa y ayudaron a sus familias a confeccionar ropa para los talleres clandestinos. Otros empacaban flores en tiendas mal ventiladas. Un niño de siete años explicaba: “Prefiero la escuela a la casa. No me gusta la casa. Hay demasiadas flores”. En la granja, la situación no era menos sombría: niños de tres años trabajan pelando bayas.
En la familia
Está claro que, hasta el siglo XX, el capitalismo industrial dependía de la explotación de los niños, más baratos de emplear, menos capaces de resistir y, hasta el advenimiento de tecnologías más sofisticadas, se adaptaban bien a las máquinas relativamente sencillas existentes en ese momento.
Además, la autoridad ejercida por el jefe estaba en consonancia con los principios patriarcales de la época, ya fuera dentro de la familia o incluso en las más grandes de las nuevas empresas industriales de la época, que eran propiedad mayoritariamente de familias, como las acerías de Andrew Carnegie. Este capitalismo familiar dio origen a una alianza perversa entre patrón y subcontratistas que transformó a las y los niños en trabajadores asalariados en miniatura.
Mientras tanto, las familias de la clase obrera estaban tan gravemente explotadas que necesitaban desesperadamente los ingresos de sus hijos e hijas. Como resultado, en la Filadelfia de principios de siglo, el trabajo infantil representaba entre el 28 % y el 33 % de los ingresos de las familias biparentales nacidas en el país (Monthly Labor Review, “History of child labor in the United States -part 1: Little children working”, enero de 2017). Entre los inmigrantes irlandeses y alemanes las cifras fueron de 46% y 35% respectivamente. Por lo tanto, no sorprende que los padres de clase trabajadora se hayan opuesto a menudo a las propuestas de ley sobre el trabajo infantil. Como señaló Karl Marx, cuando el trabajador ya no puede mantenerse a sí mismo, “ahora vende a su esposa e hijo/a, se convierte en un traficante de esclavos”.
Sin embargo, la resistencia comenzó a organizarse. El sociólogo y fotógrafo Lewis Hine escandalizó al país con desgarradoras fotos de niños trabajando en fábricas y minas (pudo acceder a estos lugares de trabajo fingiendo ser un vendedor de Biblias). Mother Jones [1837-1930], la militante sindical, encabezó una “cruzada de niños” en 1903 en nombre de los 46.000 trabajadores en huelga en Filadelfia. Doscientos delegados de trabajo infantil marcharon a la residencia del presidente Teddy Roosevelt [1901-1909] en Oyster Bay, Long Island, para protestar, pero el presidente simplemente pasó la pelota, diciendo que el trabajo infantil correspondía a la competencia de los estados y no al gobierno federal.
Aquí y allá, los niños intentan escapar. En respuesta, los propietarios comenzaron a rodear sus fábricas con alambre de púas o hacer que los niños trabajaran de noche, cuando el miedo a la oscuridad les impedía escapar. Algunas de las 146 mujeres que perecieron en el infame incendio de la Triangle Shirtwaist Factory de 1911 en el Greenwich Village de Manhattan (los dueños de esta fábrica de ropa cerraron las puertas con llave, lo que obligó a las trabajadoras atrapadas a saltar desde las ventanas de los pisos superiores hacia la muerte desde las ventanas de los pisos superiores) no eran mayores de 15 años. Esta tragedia no hizo más que alimentar la creciente ira contra el trabajo infantil.
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En 1904 se creó un comité nacional sobre trabajo infantil. Durante años, presionó a los estados para prohibir, o al menos limitar, el trabajo infantil. Las victorias, sin embargo, fueron a menudo pírricas, ya que las leyes promulgadas eran invariablemente débiles, tenían docenas de exenciones y se aplicaban de manera deficiente. Finalmente, en 1916, se aprobó una ley federal que prohibió el trabajo infantil en cualquier lugar. En 1918, sin embargo, el Tribunal Supremo la declaró inconstitucional.
De hecho, no fue hasta la década de 1930, después de la Gran Depresión, que las condiciones comenzaron a mejorar. Dada la devastación económica, se podría suponer que el trabajo infantil barato habría sido muy apreciado. Sin embargo, ante la escasez de puestos de trabajo, los adultos, y especialmente los hombres, tomaron el relevo y comenzaron a realizar tareas que antes estaban reservadas a los niños. Durante estos mismos años, el trabajo industrial comenzó a incorporar maquinaria cada vez más compleja que resultaba demasiado difícil para los niños/as pequeños/as. Al mismo tiempo, la edad de escolarización obligatoria siguió aumentando, lo que limitó aún más el número de niños/as trabajadores disponibles.
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Más importante aún, el espíritu de la época cambió. El movimiento obrero insurgente de la década de 1930 odiaba la idea misma del trabajo infantil. Las fábricas sindicalizadas y las industrias enteras eran zonas prohibidas para los capitalistas que buscaban explotar a los y las niños/as. En 1938, con el apoyo de los sindicatos, la administración New Deal del presidente Franklin Roosevelt finalmente aprobó la Fair Labor Standards Act que, al menos en teoría, puso fin al trabajo infantil (aunque eximió a la industria agrícola, en la que este tipo de trabajo seguía siendo corriente).
Además, el New Deal de Roosevelt transformó las mentalidades en todo el país. Un sentido de igualitarismo económico, un nuevo respeto por la clase trabajadora y una desconfianza sin límites hacia la casta corporativa, hicieron que el trabajo infantil fuera particularmente repugnante. Además, el New Deal marcó el comienzo de una larga era de prosperidad, que incluyó mejores niveles de vida para millones de hombres y mujeres trabajadoras que ya no necesitaban el trabajo infantil para llegar a fin de mes.
Vuelta hacia el pasado
Es tanto más asombroso descubrir que una plaga, que creíamos desterrada, vuelve a vivir. El capitalismo estadounidense es un sistema internacionalizado, sus redes se extienden prácticamente por todas partes. Hoy en día, se estima que hay 152 millones de niños y niñas trabajadores en todo el mundo. Por supuesto, no todos ellos/as están empleados directa o indirectamente por empresas estadounidenses. Pero estos millones ciertamente deberían recordarnos cuán profundamente retrógrado se ha vuelto el capitalismo una vez más, tanto en nuestra casa como en otras partes del planeta.
Los alardes sobre el poder y la riqueza de la economía estadounidense son parte del sistema de creencias y la retórica de las élites. Sin embargo, la esperanza de vida en los Estados Unidos, una medida fundamental de la regresión social, ha estado disminuyendo durante años. La atención médica no solo es inasequible para millones de personas, sino que su calidad se ha vuelto mediocre en el mejor de los casos si no se pertenece al 1% superior. Asimismo, las infraestructuras del país están en declive desde hace mucho tiempo, debido a su antigüedad y a las décadas de abandono.
Estados Unidos, por lo tanto, debe ser considerado como un país “desarrollado” azotado por el subdesarrollo y, en este contexto, el retorno del trabajo infantil es profundamente sintomático. Incluso antes de la gran recesión que siguió a la crisis financiera de 2008, el nivel de vida había caído, especialmente para millones de trabajadores/as golpeados por un tsunami de desindustrialización que duró décadas. Esta recesión, que oficialmente duró hasta 2011, solo empeoró la situación. Ejerció más presión sobre los costos laborales, ya que el trabajo se volvió cada vez más precario, cada vez más desprovisto de beneficios y desorganizado. En estas condiciones, ¿por qué no recurrir a otra fuente de mano de obra barata: los niños y niñas?
Los más vulnerables entre ellos provienen del extranjero, inmigrantes del Sur, que huyen de economías en crisis, a menudo vinculadas a la explotación y dominación económica estadounidenses. Si este país está experimentando hoy una crisis fronteriza – y lo está-, sus orígenes se encuentran de este lado de la frontera [y no principalmente en Centroamérica o México].
La pandemia de la Covid-19 de 2020-2022 creó una breve escasez de mano de obra, que se convirtió en una excusa para que los niños y niñas volvieran a trabajar (a pesar de que el regreso del trabajo infantil en realidad es anterior a la pandemia). Estos niños trabajadores del siglo XXI deben ser considerados como un signo distintivo de la patología social actual. Estados Unidos todavía puede tiranizar partes del mundo, mientras hace alarde constantemente de su poderío militar. Pero en su casa, están enfermos.
Steve Fraser es autor, entre otras obras, de Mongrel Firebugs and Men of Property: Capitalism and Class Conflict in American History, Ed. Verso, 2019. Sus libros anteriores incluyen Class Matters: The Stange Career of an American Delusion, Yale University Press, 2018, The Age of Aquiescence: The life and Death of American Resistence to Organised Wealth and Power, Little, Brown and Company, 2015.
Artículo original publicado en la web de Tom Dispatch el 6 de julio de 2023.
CCOO de Andalucía ha denunciado este jueves que las mujeres en Andalucía trabajan gratis 96 días al año, ya que la brecha salarial de género se sitúa de media en un 20,8%, lo que equivale a trabajar sin cobrar «desde septiembre hasta final de año”.
El sindicato ha presentado en rueda de prensa su informe anual sobre la situación sociolaboral de las mujeres trabajadoras en Andalucía, un informe que el Gabinete Técnico del sindicato elabora con motivo de la celebración del Día por la Igualdad Salarial, que tendrá lugar el próximo 22 de febrero.
La secretaria de la Mujer de CCOO, Patricia Laguna, el 55 % de las mujeres andaluzas cobra entre el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y la mitad de éste por lo que «es obvio que la subida del SMI, a quien más beneficia es a las mujeres”.
Se ha incrementado la brecha entre las mujeres menores de 34 años, que ha pasado del 14 al 28 %, motivo por el que CCOO reclama al Gobierno andaluz un plan de Empleo joven con especial atención a la mujer.
Según Laguna, la Reforma Laboral “ha tenido una incidencia positiva” reduciendo y mejorando la precariedad laboral de las mujeres, pero “la brecha sigue existiendo y es mayor entre mujeres más mayores», sobre todo porque las tareas de cuidados siguen recayendo principalmente en ellas, un dato que se dispara al llegar a los 65 años alcanzando el 43 %, fruto de la incoporación más tardía de la mujer al mundo laboral remunerado y de los trabajos peor cualificados y más parciales”.
Las mujeres que trabajan en el campo cobran de media por debajo de 5.000 euros anuales, según Laguna, quien ha añadido que este sector » además de ser temporal y precario, tiene una fuerte presencia de trabajadoras extracomunitarias, entre las que las brechas salariales se acrecientan».
Por su parte, la secretaria de Condiciones de Trabajo de CCOO de Andalucía, Yolanda Carrasco, ha alertado del fuerte impacto que la inflación y la reticencia de las empresas a subir salarios está teniendo entre las personas trabajadoras, especialmente entre las mujeres:
“Pese a las medidas sociales del Gobierno las empresas no suben los sueldos pero tampoco bajan los precios de los productos con la bajada del IVA, y eso hace que sigamos perdiendo poder adquisitivo mientras hay empresas, lo estamos viendo, que no paran de ver incrementar sus beneficios”, ha indicado Carrasco.
Entre el próximo 20 de noviembre y el 18 de diciembre se celebrará el Mundial de fútbol de Qatar, con 64 partidos, el primero de ellos entre la selección del país organizador y Ecuador.
Pero más allá del espectáculo y los negocios, una investigación del periódico británico The Guardian –publicada en febrero de 2021- reveló que más de 6.500 trabajadores migrantes murieron en Qatar desde que –en 2010- logró la concesión para organizar la Copa del Mundo; la mayor parte de los obreros fallecidos procedían de India, Pakistán, Nepal, Bangladés y Sri Lanka.
El informe subraya que en la última década el país árabe impulsó un programa de grandes construcciones, en buena medida destinadas al mundial. Entre las nuevas infraestructuras destacan los estadios de fútbol, aeropuertos, carreteras, hoteles o sistemas de transporte público.
A pesar de estas informaciones, el pasado 14 de noviembre Televisión Española (TVE) anunció que retransmitirá, “con la máxima calidad de imagen”, cerca de una veintena de partidos; se incluye la final, las dos semifinales y aquellos en los que participe la selección española (el programa de TVE Informe Semanal emitió el 5 de noviembre el reportaje Balones fuera, que documentaba “la explotación de miles de migrantes que han construido, por ejemplo, los ocho estadios donde se celebrarán los encuentros”.
Un actor relevante en las denuncias ha sido Amnistía Internacional. Así, el director de Justicia Económica y Social de esta organización, Steve Cockburn, ha pedido al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que se comprometa a constituir un fondo para la indemnización de obreros migrantes, y “se asegure” de que las personas LGTB no son objeto de acoso ni discriminación; “cientos de miles de trabajadores y trabajadoras han sufrido abusos para hacer posible este torneo”, añadió Cockburn.
Otra fuente de interés es el libro Qatar. Sangre, dinero y fútbol, del Periodista Fonsi Loiza, publicado este mes de noviembre por Akal. El también autor de Florentino Pérez, el poder del palco (Akal, 2022) dedica un apartado del ensayo a los patrocinadores del mundial “de la vergüenza”; detalla que la FIFA espera lograr más de 1.400 millones de euros por patrocinios en Qatar.
Entre los sponsor de la Copa del Mundo se hallan firmas como Crypto.com; las estatales Qatar Energy y Qatar Airway; McDonald’s; la tecnológica china Vivo; la cervecera Budweiser; Visa; Adidas; Coca-Cola; Hyundai y Kia (surcoreanas de automóviles); y la multinacional china Wanda.
El texto de 138 páginas, editado en la colección A Fondo que coordina el periodista Pascual Serrano, subraya la doble moral tanto del país organizador como de las empresas financiadoras; según el autor, “Qatar, donde el azar y el alcohol están prohibidos por temas religiosos, permite patrocinadores de cervezas y criptomonedas; a la vez que despedía a 260 trabajadores de su plantilla por la caída del mercado de la estafa piramidal de las criptomonedas, el portal Crypto.com de Singapur se convertía en patrocinador oficial del mundial”.
En la liga de fútbol qatarí (club Al Rayyan), disputó 19 partidos en la temporada 2003-2004 el exdefensa del Real Madrid Fernando Hierro; el expresidente del Fútbol Club Barcelona (2010-2014), Sandro Rossell, llegó a cobrar 2.000 euros diarios en concepto de asesoramiento al mundial de Qatar, detalla Fonsi Loaiza; el exentrenador del Real Madrid e internacional francés, Zinedine Zidane también cobró por ejercer como embajador del mundial de 2022; asimismo se desempeñaron como futbolistas en este país los actuales técnicos del F.C. Barcelona y Manchester City, Xavi Hernández y Pep Guardiola.
Un planteamiento diferente es el del exinternacional francés y futbolista del Manchester United entre 1992 y 1997, Éric Cantona, quien afirmó: “Han muerto miles de trabajadores construyendo los estadios. Es horrible. Y a pesar de ello vamos a celebrar el mundial allí”.
O del actualmente centrocampista titular del Real Madrid, Toni Kroos, quien realizó la siguiente síntesis: “Están sometidos a jornadas sin descanso a 50 grados sin agua potable ni alimentación. No tienen cobertura médica y existe violencia contra ellos (…); hay cosas inaceptables como que se persiga la homosexualidad penalmente”.
Basándose en un informe de la Relatora Especial de Naciones Unidas (2020), Tendayi Achiume, el autor de Qatar. Sangre, dinero y fútbol señala que puede constatarse en este país un sistema de castas y racismo estructural; de hecho, añade Fonsi Loaiza, la protección de los derechos humanos se limita a los ciudadanos occidentales y nacionales de Qatar, frente a los trabajadores explotados del sudeste asiático o africanos.
Otro aspecto relevante es que en el emirato absolutista los obreros no tienen derecho a la huelga, ni a la afiliación en sindicatos, y a los trabajadores migrantes “se les exige una sumisión absoluta al patrón”, subraya el doctor en Medios de Comunicación, que cuenta con cerca de 182.000 seguidores en la red social Twitter; se da la circunstancia que muchos de estos trabajadores han tenido que abonar entre 400 y 1.500 dólares a agencias de contratación de Estados Unidos e India, que se lucran con el mercadeo.
Además en el texto de Akal se hace mención a la kafala (“patrocinio” en lengua árabe), por el que un obrero ha de contar, para cambiar de empleo, con el permiso del contratador; el emirato regido por la dinastía Al Thani, que se independizó del Reino Unido en 1971, alardea de la abolición de la kafala, pero Loaiza recuerda –a partir de las denuncias de Amnistía Internacional- que la explotación laboral y los abusos continúan vigentes en Qatar.
En un país de 11.600 kilómetros cuadrados (dimensiones similares a la región se Murcia), y con una población de cerca de tres millones de habitantes -de los que más del 80% son inmigrantes-, el incremento de la población extranjera ha dado lugar a un acusado cambio demográfico (Qatar es el único país del mundo en que la inmigración alcanza estas proporciones).
Ejemplo de la situación en la que viven estos “esclavos del siglo XXI” es que el patrón les puede confiscar el pasaporte, y no dejarles que retornen a su país. En condiciones similares trabajan las empleadas inmigrantes domésticas, “que sufren todo tipo de explotación” (cerca 175.000 mujeres desarrollan esta labor en el estado qatarí); “pese a las reformas introducidas, se incumplen los contratos y estas criadas trabajan una media de 16 horas al días todos los días de la semana”, concluye el autor del texto.
Entrevista a George Mavrikos, ex secretario general de la Federación Sindical Mundial
En esta segunda parte de la entrevista a George Mavrikos repasamos su labor en la Federacióhn Sindical Mundial entre el Congreso de La Habana de 2005, donde fue elegido Secretario General hasta el 18º Congreso de Roma
Georges Mavrikos nació en la isla griega de Esciros hace 72 años. Desde su infancia entendió que la explotación es la base en las relaciones laborales en un sistema capitalista y que la solución para la emancipación de la clase obrera pasa por la superación de este criminal sistema. Educado en principios socialistas, fue un dirigente sindical en su Grecia natal, despedido de 7 empresas por defender a su clase y un cuadro sindical imprescindible. Su clarividente visión internacionalista fue fundamental para su trabajo en la Federación Sindical Mundial, en su vicepresidencia y, finalmente como secretario general desde 2005 a 2022.
El pasado mes de mayo, la FSM celebró su 18º Congreso en Roma y Georges Mavrikos dejó su cargo, tal y como había anunciado en el 17º Congreso celebrado en Durban. No significa un retiro total ya que en el mismo Congreso aceptó su nominación como presidente de honor del sindicato internacional.
En esta entrevista queremos destacar el papel imprescindible que un trabajador y sindicalista nacido en una diminuta isla del Egeo ha aportado al avance de la clase obrera internacional. Si la clase trabajadora, en la sempiterna lucha de clases, fuera quien llevara la delantera frente a la burguesía, no habría duda de que el nombre de Georges Mavrikos figuraría en el olimpo de prohombres de nuestra historia.
III. De La Habana a Roma
8- -¿Cuáles han sido los logros en la FSM desde La Habana?
¡»El Gran Salto» entonces, como lo llamó el camarada Quim Boix! Nos esforzamos por plasmar de manera integral la respuesta a esta pregunta en la publicación homónima con motivo del último 18o Congreso de la FSM. Allí dimos de manera gráfica, en la medida de lo posible, un panorama del rumbo seguido por la FSM en los últimos 17 años, con los avances -los logros como usted dice- y el crecimiento de esta gran familia clasista de la clase obrera mundial.
Sin querer repetir las cifras de forma exhaustiva, cabe mencionar que de los 48 millones de afiliados/ad, trabajadores/as de base, que apenas tenía la FSM en 2005, en 2022 la FSM cuenta con 110 millones de afiliados/as, es decir podemos hablar de un incremento del 129%. Al mismo tiempo, se puede decir que este aumento no es solo cuantitativo sino que también tiene elementos cualitativos importantes, ya que grandes organizaciones de gran calado social y alcance global se reincorporaron o se afiliaron a la FSM por primera vez. El ejemplo de la COSATU de Sudáfrica (cuya existencia siempre ha estado tan indisolublemente ligada a la FSM) que volvió a nuestra familia, la poderosa CITU de India, las decenas de federaciones y sindicatos de base de la CGT Francia, los millones de trabajadores/as agrícolas del FAC en México dan testimonio de este desarrollo cualitativo. Simultáneamente, las UIS -las Uniones Sindicales Internacionales de la FSM- de 4 que fueron antes del Congreso de La Habana, llegan a 11 en 2022, y, de hecho, están presentes en sectores estratégicos de la economía donde la clase obrera contemporánea está trabajando y sufriendo (Metal, Energía, Transportes, Bancos, Hotelería-Turismo, Pensionistas y Jubilados, Textiles, Confección y Cuero etc.). Es decir, estamos hablando de un incremento del 63,6%. Vemos un panorama similar en las Oficinas Regionales con 5 de ellas operando en 2005 mientras que en 2022 existen 7. Al mismo tiempo, mientras que la FSM no tenía Oficinas Subregionales antes del 15º Congreso, hoy cuenta con 6. Al mismo tiempo, se armaron 4 Comités Internacionales (Mujeres Trabajadoras, Jóvenes Trabajadores, Refugiados e Inmigrantes, Asesoría Jurídica) que han desarrollado una rica acción. Además, se lanzaron los Días Internacionales de Acción de la FSM, que tuvieron un gran impacto internacional, movilizando a millones de trabajadores/as en todo el mundo bajo reivindicaciones comunes. La intervención de la FSM en las organizaciones internacionales donde tiene un estatus consultivo permanente y general (ONU, UNESCO, FAO y OIT) se reactivó sobre una base distinta y con otro punto de vista; se organizaron paros internacionales, campañas de solidaridad con los pueblos que gimen bajo el imperialismo; se imprimieron libros y se hicieron varias publicaciones sindicales ideológico-políticas; se organizaron concursos internacionales de carteles y libros; se celebraron misiones internacionales a más de 100 países de todo el mundo; se conmemoraron aniversarios históricos de la clase obrera y se emprendieron tantas otras iniciativas a las que uno puede referirse… Creo que cada uno de estos aspectos de acción podría incluso ser tema de una pregunta y análisis aparte.
En general, se puede decir que la FSM volvió a ser un oponente a tener en cuenta por la burguesía y el imperialismo. La clase obrera volvió a sacar sus uñas contra el enemigo de clase a nivel mundial y todos juntos en la familia de clase de la FSM demostramos que la historia no termina como se apresuraron a predecir algunos «científicos» burgueses. Y sinceramente, para mí el principal criterio de que la FSM se fue desarrollando y creciendo fue -además de los testigos irrefutables de los datos numéricos- los ataques que sufrió la FSM en los últimos años: tanto de enemigos como de «fuegos amigos».
Después de todo, es una regla clásica de la lucha clasista que «ser atacado por el enemigo no es una cosa mala», sino una confirmación de que la ruta que has elegido es la correcta; una ruta que preocupa y fastidia a los enemigos del progreso social. Y mientras antes de 2005 casi nadie se ocupaba de la FSM, después de La Habana escuchamos toda clase de acusaciones: primero que la FSM es el “hombre enfermo” en soporte mecánico que se resiste a ser desconectado, luego que cultivamos el “estalinismo hidropónico”, que somos restos del pasado que solo izan banderas y gritan consignas, que somos los divisionistas del movimiento sindical mundial, que somos antidemócratas, que apoyamos regímenes dictatoriales, que abastecemos a terroristas…
Nuestros dirigentes han sido encarcelados y asesinados por la reacción y el estado burgués en Colombia, México, Guatemala, Indonesia, Paraguay, Perú, Israel y tantos otros países. Militantes de la FSM han sido despedidos de sus trabajos en todo el mundo o llevados a los tribunales por su accionar internacionalista. Incluso miembros del equipo de las Oficinas Centrales de la FSM fueron perseguidos o amenazados en misiones sindicales a Colombia, Israel, Panamá y otros lugares…
Y todo esto porque no nos inclinamos ante el imperialismo, porque no entramos en “los sacerdocios” de los aparatos imperialistas de Bruselas y EE.UU., porque no nos convertimos en una «ONG sindical» como lo es hoy la CSI. Teníamos que hacer algo muy simple y todo sería para nosotros «un camino de rosas»: afirmar que la lucha de clases se acabó y que el capitalismo es eterno. Pero si dijéramos eso, no seríamos quienes somos. Por consiguiente, todo este curso nuestro inspiraba orgullo y superioridad moral y política hacia nuestros adversarios.
9–¿Cuáles han sido los mayores enemigos durante este tiempo?
Como le dije, el principal enemigo de la FSM es el principal enemigo de la propia clase obrera mundial: la burguesía y sus instrumentos. En otras palabras, la ubicación de nuestro principal enemigo surge del análisis marxista-leninista del mundo y la contradicción fundamental que ubica en nuestra época, que es la época del imperialismo, de la existencia parasitaria del sistema capitalista global. Así que la contradicción fundamental de nuestro tiempo sigue siendo entre capital y trabajo; entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada más que su fuerza de trabajo. Por tanto, para la clase obrera el “principal enemigo está en su propio país” como había dicho Karl Liebknecht en 1915, en medio de la Primera Guerra Mundial.
Todos estos años, este fue también para la FSM el principal enemigo que con sus mecanismos, sus poderosos medios, las ingentes sumas de dinero que gastó en propaganda antisindical y en la compra de conciencias, ponía trabas, amenazaba, aterrorizaba y luchaba contra la FSM en de cualquier forma que pudiera. En ocasiones incluso recurrió a ataques directos, como el que orquestó el estado burgués en Italia poco antes de la organización del 18o Congreso Sindical Mundial, con la incursión de los carabineros de manera premeditada y con acusaciones inventadas en las oficinas de la USB, que fue también la organización anfitriona del Congreso de Roma. Aquí permítame hacer un paréntesis diciendo que estas tácticas son habituales para los estados burgueses cuando eligen perseguir a la FSM y su línea de clase. Le recuerdo que el estado francés había organizado un tipo de incursión similar en 1950 en las entonces oficinas de la FSM en París, tal y como lo hizo el estado austriaco en las oficinas de la FSM en Viena en 1956 con una redada nocturna, saqueo de archivos y documentos y confiscación de sumas de dinero.
¿No fue un ataque directo a la FSM la prohibición de mi ingreso a los EE. UU. en mi calidad de Secretario General de la FSM en 2018? ¿Mucho más ya que los motivos de mi visita eran netamente político-sindicales y mi propósito era participar en un evento de Naciones Unidas? Aquí hago nuevamente un paréntesis para decirles que el estado burgués tiene continuidad tanto en sus prácticas como en su lista de “enemigos”. Es interesante que el estado estadounidense había emitido una prohibición similar al – conocido en su país por su participación en la Guerra Civil Española – presidente italiano de la FSM Giuseppe Di Vittorio en 1952, prohibiéndole ingresar a los EE. UU. para hablar ante la ONU. Por lo tanto, los burgueses saben muy bien que somos enemigos. La clave es que nosotros no lo olvidemos.
El segundo enemigo fueron y son las organizaciones imperialistas, las uniones y alianzas transnacionales imperialistas que tanto sufrimiento han causado a la humanidad y a los pueblos del mundo entero. ¿Sería posible que no fuéramos enemigos acérrimos del imperialismo y sus instrumentos? Nos separan ríos de sangre, millones de combatientes muertos que cayeron con arma en mano, luchando desde las selvas de Vietnam hasta las montañas de Grecia y las maniguas de Colombia. La FSM tiene grabada la lucha antiimperialista en “su piel” como una «marca de nacimiento».
Le recuerdo la cuarta resolución del congreso constituyente de la FSM en 1945 respecto a su postura frente al imperialismo y el colonialismo, en torno a la cual hubo una gran polémica: “Sería una victoria incompleta si los pueblos de las colonias y los territorios de todos los países se encontrasen privados de los derechos de la auto-determinación y la Independencia Nacional”. En resumen, nuestro movimiento siempre ha estado del lado correcto de la historia, del lado de los verdaderos productores de riqueza, del lado de los proletarios. Fíjese en la actitud de la FSM contra el imperialismo en todas partes: en Grecia, en Chipre, en Cuba, en Nicaragua, en Venezuela, en Angola, en Mozambique, en Sudáfrica, en Vietnam, en Corea, en Afganistán, en Libia, en Yemen, en Siria, Kuwait, Irak, Líbano, Palestina y tantos otros países. Donde los imperialistas asaltaban pueblos, creaban olas de desarraigados, inmigrantes y refugiados para rediseñar fronteras y saquear recursos, la FSM defendía a estos pueblos con una solidaridad internacionalista en práctica, con sus afiliados y cuadros en todos los países y continentes en la primera línea de lucha.
El tercer enemigo, creo, se encuentra en los colaboradores de la burguesía, en sus lacayos, en sus representantes en el movimiento obrero: la aristocracia obrera y los sindicalistas burócratas. Estos individuos, la mayoría de los cuales nunca han trabajado en su vida, a veces aparecen como progresistas, a veces como ecologistas, a veces como anti-sexistas, a veces como humanistas, o incluso pretenden mostrar empatía por el sufrimiento del obrero. Son sindicalistas “de probeta”, “fabricados” en las escuelas de varios ministerios y fundaciones de colaboración de clases. La experiencia de su país con las cúpulas sindicales amarillas de CCOO y UGT es una representación fotográfica de lo que estoy describiendo. A nivel internacional esta tendencia se expresa a través de la CSI: con altos salarios garantizados, estos sindicalistas sólo de nombre no pertenecen a la clase obrera y su misión principal es transformar los sindicatos de organizaciones obreras masivas en mecanismos y servidores del capital; buscan frenar a la clase obrera, apaciguarla y desorientar sus luchas, propagando el “maquillaje” del sistema capitalista y rechazando el papel y la misión de la clase obrera. Por todas estas razones, sienten un odio profundo hacia el movimiento sindical clasista y los sindicalistas combativos. Fabrican varias teorías falsas para hacerse parecer importantes y útiles. Establecen vínculos con los medios de comunicación, inventan noticias y sacan provecho de los avances digitales de la ciencia. A nivel ideológico, son, en otras palabras, los portadores de la ideología burguesa dentro del movimiento obrero, la «quinta columna» contra el movimiento obrero de clase.
Finalmente, tengo que confesarle que hay un enemigo más, un enemigo más peligroso y muchas veces invisible: y este son nuestros propios errores, nuestros propios desaciertos y equivocaciones. Sin enfrentarnos a ellos, sin estudiarlos, el progreso de nuestro movimiento es imposible. Su existencia es inevitable, pero su repetición no lo es. Después de todo, consideremos que gran parte de la experiencia del movimiento obrero y sindical es producto de los errores y las lecciones que sacamos de ellos.
Permítame darle un ejemplo: ¿es deber o no del movimiento sindical de clase ser siempre un juez del poder desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera? ¿No debería ser “el abecedario” del movimiento obrero defender y elevar el nivel de vida de la clase obrera sin importar el sistema económico de cada país? ¿La consecución de este objetivo no pasa siempre por la crítica desde el punto de vista de los trabajadores/as? ¿Qué críticas hicieron los sindicatos de los países socialistas a los errores que veían cometerse frente a ellos en la construcción socialista? Por ejemplo en el 11o Congreso de la FSM en Berlín Oriental, en 1986, participaron sindicatos de 75 países. ¿Hubo algún delegado que criticara la Perestroika y la restauración capitalista inminente?
Allí estaban reunidos líderes sindicales con un papel destacado que veían, entendían -por supuesto con las limitaciones de la época- lo que andaba mal. Así se ha desperdiciado para la clase obrera mundial una gran oportunidad de prestar una ayuda importante a la Unión Soviética, abriendo un frente de crítica y revelación de los verdaderos objetivos de la Perestroika, contra la restauración capitalista metódicamente preparada. Entonces, en resumidas cuentas, el conocimiento del movimiento obrero no viene sin un costo. La clave es aprovecharlo, apreciarlo, saber siempre que lo conseguimos con dolores y peripecias.
10- -¿Cuál crees que ha sido la clave para el gran crecimiento de la FSM?
Creo que el gran crecimiento de la FSM, el gran salto del que hablábamos antes, no se encuentra en un solo factor, sino en una combinación de objetivos tácticos y estratégicos, aspectos específicos que incluso compartí en el reciente Congreso; o sea se encuentra en unas claves cualitativas y cuantitativas.
Primero, creo que se logró con la creencia, la profunda creencia de que en el mundo contemporáneo, la clase obrera necesita un arma propia. Su propia herramienta para elaborar su estrategia y sus tácticas. Estrategia y táctica para sí misma como clase social con una misión histórica particular. En contra de la percepción reformista y revisionista que afirma que supuestamente no hay clase obrera en la actualidad e identifica a la clase obrera con los trabajadores manuales de siglos anteriores, hemos respondido y respondemos científicamente que en el mundo moderno, con los grandes cambios y avances tecnológicos, hay dos clases sociales básicas. Los capitalistas, los explotadores, por un lado, y los obreros y empleados, por otro. Por supuesto, la clase obrera también evoluciona, se desarrolla, adquiere más conocimientos, está más formada que antes, ha acumulado más conocimientos, tiene más experiencia y sus necesidades básicas se amplían constantemente. Todos estos cambios existen y los tenemos en cuenta. Pero a pesar de todos estos cambios, el criterio básico se mantiene. La explotación. La producción de plusvalía y el sudor robado que va a parar a los bolsillos de la burguesía. Así que procedemos con la creencia de que en el mundo moderno hay injusticia social, hay explotación social y una explotación aún más cruel; y seguimos creyendo que la actual clase obrera con su gran conocimiento y experiencia está más cerca y tiene en sus propias manos el interruptor del proceso productivo. Esta premisa y concienciación ha sido el “faro”, la base que nos ha guiado en la elaboración de nuestra táctica durante estos 17 años.
El segundo factor tiene que ver con la organización práctica, la articulación interna de nuestras fuerzas, el espíritu combativo que caracterizó a nuestros militantes. Estoy hablando de la colectividad y la actitud militante común de la gran mayoría de nuestros miembros y cuadros. Lo que hemos conseguido no ha sido el resultado de una sola persona. Fue sobre todo un esfuerzo colectivo, una búsqueda común, una actitud común de todos nosotros. Todos construimos esta estructura juntos. No anulamos el papel de la personalidad. Sabemos que en la historia social la personalidad influye ciertamente en los acontecimientos. Pero la evolución, el progreso, el avance, lo escriben las masas; las colectividades, no los reyes, los cardenales y los príncipes.
El tercer factor tuvo que ver con una regla importante que cumplimos estrictamente en las batallas que libramos: prestamos atención a la base, intentamos no perder el contacto con ella. Con nuestros sindicatos, con los trabajadores/as, los desempleados/as, los inmigrantes, los refugiados/as, los sin techo y los excluidos/as. Reforzamos la democracia interna en nuestra operación. Personalmente he visitado 87 países en los 20 años que han pasado y, algunos de ellos muchas, muchas veces. Los miembros del Secretariado y del Consejo Presidencial hicieron lo mismo. Muchos más de nuestros cuadros de las UIS y el personal de las Oficinas Regionales viajaban y estaban cerca de la base. Con todos estos contactos fuimos tomando fuerza desde las bases y dando valor a las luchas. Intentamos mantener los oídos y los ojos abiertos a las luchas y reivindicaciones de las bases. Así es como se gana la confianza de las bases y éstas se vuelven más militantes, más agresivas, porque se dan cuenta de que no están solas en sus luchas. Hemos amado y apoyado a las bases de la FSM y éstas nos devuelven su propio amor y aprecio. Después de todo, esta era la fuerza valiente de la FSM, sus héroes cotidianos en sus lugares de trabajo y países.
La cuarta clave para la revitalización de la FSM, creo, fue el uso de la crítica, la autocrítica y la emulación que son la ley de nuestro progreso y mejora a nivel colectivo e individual. Como cuadros del movimiento sindical clasista e internacional debemos analizar objetivamente la situación en cada momento; tener un conocimiento objetivo de la realidad de nuestro sector, de nuestra región, de nuestro sindicato y -como dirección de la FSM- del mundo. Para alcanzar este nivel necesitamos ser conscientes de nosotros mismos y hacer un examen crítico de nuestras decisiones y acciones. Tenemos el deber de cultivar la emulación colectiva, la ambición de mejora y el fortalecimiento integral de la personalidad de nuestros cuadros. Y, sobre todo, nuestra ley básica fue y será la obligación de aprender de nuestros errores; para reflexionar sobre nuestras debilidades y nuestros errores; para analizarlos. El militante inteligente aprende de sus errores. ¡El frívolo nunca!
El quinto factor es ciertamente el estudio de la historia de nuestra clase y específicamente de la propia FSM. A lo largo de estas dos décadas, hemos aprovechado nuestra rica historia. Con sus aspectos positivos y negativos. Con sus avances y retrocesos. Con sus dignos compromisos y sus inaceptables concesiones. Con sus grandes éxitos y sus pocos pero reales errores. La experiencia histórica, tanto positiva como negativa, es para nosotros hoy un activo y un arma positiva para el presente y el futuro. Como he mencionado antes, la historia es una ventana abierta al ayer y al mañana. Y para construir el mañana hay que basarse en la experiencia del ayer.
La utilidad de la historia del movimiento obrero y sindical a nivel sectorial, local, nacional e internacional es grande hoy en día. Y al mismo tiempo es una tarea clave defendernos y contraatacar contra el sucio negocio de reescribir la historia. Hemos defendido y defendemos la verdad histórica. Es bien sabido que la lucha de clases se da también en el campo de las ideas, a través de la lucha ideológica de la clase obrera. Por lo tanto, la lucha por la lectura correcta de la historia es también una batalla por el futuro y el presente mismo de la clase obrera. Ese fue también el objetivo de nuestra acción con los cursos especiales sobre la historia del movimiento sindical, esto es lo que hicimos con seminarios especiales, con concursos de libros y carteles, con publicaciones, artículos y discursos. Como dije en el 18o Congreso, en 17 años contamos con más de tres mil de nuestros cuadros, principalmente jóvenes, que asistieron a seminarios relevantes.
El sexto factor que levantó la FSM fue el propio calor de la batalla, la propia acción. Como recibimos la FSM en un estado de parálisis, la tarea inmediata fue la acción. Por eso lanzamos el lema “Acción – Acción – Acción” en el 15º Congreso Sindical Mundial de La Habana, Cuba. No deberíamos haber perdido el tiempo en introspecciones, en ombliguismos y en discusiones interminables. Insistimos en que “en la acción” resucitaríamos la FSM. Es a través de la acción que demostraríamos si lo conseguimos y qué logramos. Y tuvimos toda esta rica acción que todos ustedes conocen, descrita en los textos y documentos clave de nuestro congreso de Roma, disponibles en nuestro manual de “Estadísticas 2005 – 2022”, en nuestros vídeos y en nuestras publicaciones. Así que la lección y la conclusión es la acción. Acción con nuestros objetivos y prioridades. En la acción a lo largo de los años hemos intentado organizar muchos cursos de educación y formación sindical.
El séptimo «pilar» no era otro que la política económica que caracteriza a un sindicato de clase, una organización sindical por y para la clase obrera: Dependimos económicamente sólo de nuestros afiliados, de la base, de los trabajadores sencillos. Recibimos la FSM en diciembre de 2005 con una deuda financiera de 200 mil dólares. En Roma entregamos la FSM no solo sin ninguna deuda, sino también con un excedente considerable. ¡La FSM no debe un solo centavo! Y los actores clave en este logro fueron todas las organizaciones que durante todos estos años han apoyado la FSM de su “pobreza”. Su apoyo daba fuerzas a la FSM y le permitía desplegar su accionar clasista. Fue su apoyo lo que permitió que todos los gastos del 18o Congreso fueran cubiertos por las cuotas y el apoyo financiero exclusivamente de los afiliados de la FSM. La soberanía financiera, la operación únicamente sobre la base de las cuotas obreras es a la vez un criterio para el carácter de clase de una organización así como una garantía de su compromiso con la clase obrera. Después de todo, el criterio “muéstrame tu patrocinador y te diré quién eres” suele ser correcto…
11- ¿Hubo errores durante su período de liderazgo?
Es cierto que en los años que tuve la responsabilidad principal en la elaboración de las opciones estratégicas y tácticas de la FSM hemos cometido errores. En mi pueblo decimos «el ama de casa que lava platos también romperá platos». El dirigente adecuado debe aprender de los errores y no repetirlos.
Los riesgos de errores siempre existirán y por eso la dirección de las organizaciones sindicales clasistas necesita estar ojo avizor en todo momento. Los errores son de naturaleza práctica o ideológica. Y mientras que los errores en la práctica se corrigen fácilmente, los errores ideológicos son más sustanciales, más complejos y a menudo críticos.
La larga historia viviente del movimiento sindical internacional ha demostrado errores ideológicos tanto de derecha como de izquierda. La herramienta para limitar estos errores es el profundo conocimiento teórico por parte de los dirigentes.
En mis 50 años de actividad sindical y política he conocido a oportunistas de derecha, reformistas de derecha, que condenan todo y lo caracterizan como sectarismo, y por otro lado, oportunistas de izquierda, sectarios que condenan y caracterizan a los demás como oportunistas y reformistas. Esta forma de interpretar las situaciones se llama «voluntarismo» en la teoría marxista. Lo que en lenguaje sencillo significa que juzgo todo en función de lo que “yo quiero” y no por la realidad objetiva.
La FSM y todos los sindicatos militantes deben trazar su línea analizando y sintetizando la realidad objetiva, la imagen real.
En el siglo pasado, el movimiento sindical obrero viró a menudo hacia errores sectarios. Esto se explica por la excitación, exaltación, abnegación que dominaba la conciencia de los trabajadores. Llegaban al punto de lanzar el lema «ahora o nunca».
Luego de los cambios históricos mundiales del período 1989-1991 que volcaron la correlación internacional, con el declive de las luchas, las dificultades del movimiento sindical, la aparición de ONG multiformes, la agresividad de la burguesía internacional y sus gobiernos, los peligros de errores derechistas, es decir de desviaciones oportunistas y reformistas, son mayores. Sacando partido de la aristocracia obrera, la burguesía internacional alimenta la frustración y el derrotismo en partes de la clase obrera mundial, lo que empuja al oportunismo. Entonces no es suficiente decir que estamos protegidos del oportunismo de derecha e izquierda y que así hemos cumplido con nuestro deber. NO. Debemos analizar la realidad objetiva. Por ejemplo, si la FSM intenta cambiar, alterar o disfrazar sus características antisistema y convertirse en socio del sistema, es seguro que perderá. El carácter de la FSM se ha forjado desde 1945 hasta hoy como un batallón insurgente; un batallón que muchas veces va a contracorriente, que entra en conflicto, que tiene una estrategia subversiva y una táctica radical; un batallón intrépido y audaz frente a los enemigos de la clase obrera y siempre del mismo lado del río. Después de todo, existen dentro del movimiento sindical en todos sus niveles, los sistémicos originales en quienes el capitalismo confía y apoya; aquellos son todos los perros que ladran, pero la caravana avanza.
Leer la primera parte de la entrevista a George Mavrikos:
50 trabajadores muertos, más de 500 heridos de gravedad y 37.600 con lesiones de leves a moderadas durante 2020.
Es el balance que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó en noviembre de 2021 sobre muertes y lesiones relacionadas con el trabajo en Qatar, a partir de los datos de instituciones médicas que realizan atenciones.
Las bajas y accidentes afectaron principalmente a obreros migrantes de Bangladés, India y Nepal, sobre todo del sector de la construcción. Tres fueron los factores más relevantes de las lesiones graves: caídas de altura, accidentes de tráfico y caída de objetos en las obras.
El informe One is too many: The collection and analysis of data on occupational injuries in Qatar fue editado por el organismo de Naciones Unidas “tras las crecientes peticiones de mayor transparencia y responsabilidad sobre las muertes relacionadas con el trabajo en Qatar, especialmente las relacionadas con los proyectos de infraestructura de la Copa del Mundo de Fútbol”, que se celebrará -en noviembre y diciembre de 2022- en el país árabe.
La FIFA (entidad organizadora del Mundial) tendría que dedicar al menos 440 millones de dólares como reparación a los centenares de miles de obreros migrantes cuyos derechos humanos se han transgredido en Qatar, señala Amnistía Internacional (AI) en el informe Predecible y prevenible, publicado el 19 de mayo. El año de origen de este cálculo es 2010, cuando la FIFA adjudicó a este país los derechos de la Copa Mundial (440 millones de dólares es el monto previsto para premios, recuerda AI).
Pero probablemente la cantidad necesaria sea muy superior, si se considera el reembolso de salarios impagados; de las tasas de contratación “desorbitadas” pagadas por centenares de miles de trabajadores, así como las indemnizaciones por los casos de lesiones y muertes, explica la organización de derechos humanos.
Según la secretaria general de AI, Agnès Callamard, “durante años el sufrimiento de quienes han hecho posible esta Copa Mundial se ha escondido bajo la alfombra. Ya es hora de que la FIFA y Qatar trabajen conjuntamente en un programa de reparación integral”.
Amnistía Internacional ha recogido 16.805 firmas en la Campaña Tarjeta roja a los abusos laborales, dirigidas al presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Más de una década después de la concesión, miles de trabajadores “continúan bajo la explotación de patrones sin escrúpulos” (y tienen dificultades para cambiar de empleo libremente), apunta la Petición de AI.
La mayor parte de la población trabajadora de Qatar son obreros migrantes, que proceden de África y Asia; han tomado parte en la construcción de los campos de fútbol, carreteras, metro y otras infraestructuras; cuando comience el Mundial, recuerda AI, trabajarán en hoteles, restaurantes y medios de transporte.
Según la Campaña, “miles (de trabajadores migrantes) han perdido la vida como consecuencia de las condiciones de trabajo, que incluyen jornadas laborales interminables, al aire libre y soportando altísimas temperaturas. Además, sus muertes no han sido investigadas (…); Aunque se han hecho progresos en materia de derechos laborales, los continuos abusos demuestran que Qatar y la FIFA aún tienen que hacer mucho más (…)”.
El Informe de AI sobre La situación de los derechos humanos en el mundo 2021-2022 señala que la clase trabajadora migrante en Qatar tiene prohibido organizar sindicatos o afiliarse a estos; además constata que los poderes públicos restringen la libertad de expresión y silencian las voces críticas; uno de los represaliados, detalla el reporte, fue el bloguero y activista por los derechos de los trabajadores migrantes, Malcolm Bidali: encerrado, sometido a juicio y multado, tuvo finalmente que abandonar el país.
Asimismo las mujeres continúan discriminadas en la legislación y en la práctica, “en virtud del sistema de tutela masculina”. Por ejemplo, remarca el Informe, necesitan el permiso del padre, hermano, abuelo o esposo para casarse, viajar al extranjero hasta cierta edad y recibir algunos servicios de salud reproductiva; también la legislación qatarí les dificulta el divorcio. Por otra parte, “el Código Penal seguía tipificando las relaciones homosexuales entre hombres como un delito punible con hasta siete años de prisión”.
¿Han tenido trascendencia estas denuncias en el estado español? Con motivo de su visita oficial a España, iniciada el pasado 17 de mayo, el Emir de Qatar Tamim Bin Hamad Al Thani y su esposa, la jequesa Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim Al Thani, mantuvieron un encuentro con Felipe VI de Borbón y Leticia Ortiz en el Palacio de la Zarzuela (el jeque y la jequesa se alojaron en el Palacio de El Pardo).
“Agradecemos la confianza que Qatar ha demostrado en nuestra economía y su decidida voluntad de seguir siendo uno de los principales inversores en España”, afirmó Felipe VI durante la Cena de Gala en honor del jeque.
Además, a propuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Estado español otorgó el 10 de mayo el Collar de la Orden de Isabel la Católica al mandatario qatarí, y una semana después –también mediante Real Decreto- la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a la jequesa.
A las condecoraciones durante la visita de tres días se sumó el Ayuntamiento de Madrid; el alcalde de la capital española, José Luis Martínez-Almeida, del PP, entregó las Llaves de Oro de la Villa de Madrid a Tamim Bin Hamad Al Thani, quien firmó en el Libro de Honor del Ayuntamiento.
El 17 de Mayo Almeida resaltó el medio siglo de “plena amistad y sintonía” en las relaciones entre el Estado español y el Emirato qatarí -“gracias a los jefes de Estado”-, que han sido “cruciales”, y constituyen “dos argumentos definitivos contra los que creen que las monarquías son cosa del pasado”. Asimismo el alcalde valoró la celebración del trofeo futbolístico “para la configuración económica de una nación y su contribución a la proyección internacional”.
En su discurso del 18 de mayo en el Foro Empresarial España-Qatar -organizado por la CEOE-, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, subrayó que los dos países “comparten la afición al deporte del fútbol. Tenemos la seguridad de que el evento va a ser un éxito rotundo”.
Sánchez puso énfasis en la relevancia del Fondo Soberano de Inversión de Qatar (QIA, siglas en inglés), uno de los mayores del mundo, que ha realizado “importantes inversiones” en empresas como Iberdrola (de la que es accionista principal desde 2011); la inmobiliaria Colonial, El Corte Inglés, el Grupo PRISA, el Banco Santander o el grupo de aerolíneas IAG, del que forma parte Iberia. Durante el viaje de estado, el emir anunció la pretensión de invertir en España 5.000 millones de dólares en los próximos años.
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