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Libro (PDF): Tajos en la tierra. Miradas sobre la explotación del ambiente y los recursos naturales en la Argentina

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

 

Insignias notorias de la gran tradición de los pensamientos de la emancipación, los conceptos de revolución y de democracia pudieron pensarse en América Latina, durante los tres primeros lustros de este siglo, en sus diversas y auspiciosas combinaciones. En ese clima de ideas, tan distinto del actual, se puso en marcha años atrás el Programa Regional Democracias en Revolución & Revoluciones en Democracia, cuyos grandes motivos no hay ninguna razón para abandonar y cuyo capítulo argentino se complace en presentar sus resultados por medio de esta serie de libros colectivos.

La llamada “crisis ecológica” es, en realidad, una crisis civilizatoria. Se percibe de distintas maneras y llega a la sociedad de distintas formas, pero todas tienen un factor común: el aumento de la degradación ambiental y el deterioro de la calidad de vida de millones de humanos acompañados por un proceso de sobreexplotación de recursos vitales para todos. Sin embargo, es muy llamativo que –más allá de la queja, la preocupación o la demanda por algún tipo de cambio–, tanto la sociedad global como las sociedades nacionales parecen dejar bajo la alfombra, o para más adelante, situaciones que luego de su impacto no se pueden soslayar o detener.

La Argentina no está ajena a esta situación. A pesar de los enormes costos ambientales y sociales generados por la economía de rapiña que se ejerce sobre su territorio y sociedad, pretende no percibirlos o incluso vilipendiarlos con perspectivas parcializadas o miradas sesgadas. En este volumen se estudian los recursos naturales, su creciente escasez y limitaciones tanto desde un análisis global como desde un abordaje sectorial de lo que hoy sucede en el país con áreas estratégicas como la agricultura, la forestación o la minería y sus interrelaciones con factores de poder, apropiación y distribución de externalidades de uno u otro grado de intensidad.

Autoras(es):

Walter Alberto Pengue. Juan Fal. [Compiladores]

Héctor Alimonda. Erika J. Barzola. Daniel Cassano. Candela de la Vega Ávila Tulián. Juan Fal. Marta S. Juliá. Walter Alberto Pengue. Delia Ramírez. Yaniel Salazar Pérez. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. Ediciones UNGS

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-855-7

Idioma: Español

Descarga: Tajos en la tierra. Miradas sobre la explotación del ambiente y los recursos naturales en la Argentina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2323&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1493

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La militarización, fase superior del extractivismo

Por: Raúl Zibechi 

La militarización creciente de nuestras sociedades es claro signo otoñal del sistema capitalista patriarcal. El sistema renunció a integrar a las clases populares, ya no aspira siquiera a dialogar con ellas, sino que se limita a vigilarlas y controlarlas. Antes de este periodo militarista, se encerraba a los “descarriados” para corregirlos. Ahora se trata de vigilar a cielo abierto a camadas enteras y mayoritarias de la ­población.

Cuando un sistema necesita militarizar la vida cotidiana para controlar a las mayorías, se puede decir que tiene los días contados. Aunque en realidad esos días habría que medirlos en años o décadas.

Un buen ejemplo es la herencia del régimen de Pinochet en Chile, respecto del papel central de los militares y de la policía militarizada, Carabineros, en el control social. Una de esas herencias es el control de las fuerzas armadas de los excedentes de la empresa estatal de cobre, principal exportación de Chile.

La Ley Reservada del Cobre fue aprobada en la década de 1950, cuando arreciaban las movilizaciones de trabajadores y pobres de la ciudad y del campo. Durante la dictadura militar, esa ley secreta, como su nombre lo indica, fue modificada en siete oportunidades. Recién en 2016, gracias a una filtración del diario digital El Mostrador, se supo que 10 por ciento de las utilidades de la empresa estatal de cobre se traspasan directamente a las fuerzas armadas (https://bit.ly/3tNDa0S).

Recién en 2019 la ley secreta fue derogada (https://bit.ly/2OUAiAJ), cuando las calles de Chile empezaban a arder con una seguidilla de protestas y levantamientos que arrancaron en 2011, con las resistencias estudiantil y del pueblo mapuche, y luego por las feministas.

El daño que el régimen militar infligió a la sociedad puede verse en que más de la mitad de los chilenos no votan, cuando antes votaba la inmensa mayoría; en la tremenda deslegitimación de los partidos políticos y de las instituciones estatales.

No es el único caso, por supuesto. Los militares brasileños jugaron un papel destacado en la prisión de Lula, la destitución de Dilma Rousseff y la elección de Bolsonaro.

En todos los casos, la militarización vulnera el llamado “estado de derecho”, las normas legales que la sociedad ha adoptado, muchas veces sin ser debidamente consultada.

En todos los casos, la militarización contribuye a destruir naciones y sociedades, porque supone entregarle porciones significativas del poder y la gestión a una institución no democrática que, de este modo, queda fuera de cualquier control.

La militarización viene de la mano de la imposición de un modelo de sociedad que hemos llamado extractivismo, un modo de acumulación de capital por el 1% con base en el robo y el despojo de los pueblos, que implica una verdadera dictadura militar en las áreas y regiones donde opera.

El militarismo se subordina a esta lógica de acumulación mediante la violencia, por la sencilla razón de que no se le pueden robar los bienes a los pueblos sin apuntarles con armas.

Militarismo se conjuga con violencia, desapariciones forzadas, feminicidios y violaciones. Por lo demás, siempre propicia el nacimiento de grupos paramilitares, que siempre acompañan las grandes obras extractivas y que si bien se los considera ilegales, como lo demuestran Colombia y México, son entrenados y armados por las fuerzas armadas.

Ahora sabemos que el gran beneficiario del Tren Maya serán las fuerzas armadas, a las que el gobierno de López Obrador le ha concedido todos los tramos, añadiendo que se trata de “un premio” a esa institución (https://bit.ly/39aURjh).

Hay más de una similitud con el caso del cobre en Chile.

La primera es la entrega directa de los beneficios, con lo que cualquier gobierno consigue fidelidad de los uniformados a los que, en realidad, se subordina.

La segunda es el argumento de la “seguridad nacional” que esgrimen los gobiernos. En Chile era la lucha contra el comunismo. En México la frontera sur, con el argumento de la migración y el tráfico.

La tercera es que la militarización es tanto un proyecto como un modo de gobernar. Le siguen los aeropuertos, el orden interno y los más variados aspectos de la vida. Por la fuerza, consiguen trastocar la legalidad a su antojo, como las normativas presupuestales.

Observamos procesos de militarización desde Estados Unidos, Rusia y China, hasta en el conjunto de los países latinoamericanos. Consiste en el control de geografías rurales y urbanas por hombres armados al servicio del capital, para controlar a los pueblos que resisten el despojo.

No se trata de la maldad de un presidente o de un gobierno. Ese extremo no lo pongo en duda, pero no es lo central. Estamos ante un sistema que para estirar su agonía necesita implementar figuras nacidas en el siglo XX, que son los temas de Giorgio Agamben: el estado de excepción como forma de gobierno, la guerra civil legal contra los “no integrables” y el campo de concentración a cielo abierto vigilado por paramilitares.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/03/26/politica/la-militarizacion-fase-superior-del-extractivismo/

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Las principales organizaciones ecologistas rechazan las presiones de Berkeley, promotor de la mina de uranio de Salamanca, sobre el Consejo de Seguridad Nuclear

Por: Tercera Información

  • Las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF piden al Consejo de Seguridad Nuclear que cumpla su cometido y garantice con total independencia la protección radiológica de la población y el medio ambiente en el caso de la mina de uranio de Retortillo (Salamanca).

Las ONG rechazan y condenan las presiones que la compañía Berkeley Minera de España está realizando sobre el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). El objetivo de la empresa es que se resuelva lo más rápido posible el expediente de solicitud de autorización de explotación de una mina de uranio a cielo abierto y la construcción de una planta de fabricación de concentrados de uranio de Retortillo (Salamanca).

Estas organizaciones, que han denunciado en innumerables ocasiones este peligroso proyecto y las constantes irregularidades en su tramitación, han mantenido en todo momento un escrupuloso respeto hacia las decisiones del CSN. Por eso, rechazan las prácticas de esta empresa privada y piden al CSN que mantenga su total independencia ante estas maniobras antidemocráticas y contrarias a la mínima ética empresarial.

Las ONG han apuntado que la misión del CSN es “proteger a los trabajadores y trabajadoras, la población y el medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, consiguiendo que las instalaciones nucleares y radiactivas sean operadas por los titulares de forma segura, y estableciendo medidas de prevención y corrección frente a emergencias radiológicas, cualquiera que sea su origen” y es esencial que se garantice su credibilidad en todo momento.

Por eso, las organizaciones ecologistas reclaman al presidente del CSN que haga caso omiso a las inadmisibles presiones de Berkeley y tome la decisión sobre este proyecto con total independencia. Para ello, debe aplicar el máximo rigor técnico y tomarse todo el tiempo que sea necesario, sin atender a los intereses económicos y las prisas que pretende imprimir el promotor a través de las diferentes cartas que ha remitido al Consejo de Seguridad Nuclear.

Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF rechazan las amenazas de Berkeley de emprender acciones judiciales si el Parlamento Español, en el ejercicio de sus funciones, toma la decisión de prohibir la peligrosa minería de uranio en nuestro país. Una prohibición que sería lógica en un contexto de transición energética hacia otras fuentes renovables y no contaminantes y en una estrategia de abandono de la energía nuclear.

Además, la futura Ley de Cambio Climático incluye la prohibición de la minería de uranio, lo que recoge una de las reivindicaciones de las entidades ecologistas, porque la energía nuclear no forma parte del futuro modelo energético. Este es uno de los asuntos que preocupa a Berkeley y, por ello, amenaza con emprender acciones judiciales.

Las organizaciones ecologistas aseguran que es inaceptable que Berkeley, usando técnicas de intimidación más propias de estados no democráticos, trate de amedrentar al Gobierno y a diputadas y diputados del Congreso. Todo ello, ante la posibilidad de que España, mediante una ley aprobada con todas las garantías en la sede de la soberanía popular, decida apostar por un sistema energético libre de la amenaza para el medio ambiente y la salud pública que supone la minería de uranio y su legado de residuos radiactivos.

Las ONG reiteran que el proyecto de mina de uranio a cielo abierto de Retortillo y la planta de fabricación de concentrados de uranio asociada conllevan riesgos ambientales, sociales y sobre la salud inaceptables.

Asimismo, recuerdan que, desde un principio, la autorización de este proyecto de alto riesgo ha estado rodeada de graves irregularidades, enorme polémica y una gran oposición local. Así, el proyecto obtuvo inexplicablemente una declaración de impacto ambiental positiva por parte de la Junta de Castilla y León (BOCYL de 8 de octubre de 2013) pese a que la Evaluación de Impacto Ambiental no valoraba la mayor parte de los graves riesgos ambientales asociados ni, aún más grave, los impactos sobre el medio y las personas dedicadas a la producción y almacenamiento de residuos radiactivos.

Las organizaciones ambientales consideran que el proyecto de Berkeley conlleva impactos que el promotor no ha sido capaz de resolver y por ello han solicitado al Ministerio de Transición Ecológica el archivo definitivo del procedimiento.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/31/01/2021/las-principales-organizaciones-ecologistas-rechazan-las-presiones-de-berkeley-promotor-de-la-mina-de-uranio-de-salamanca-sobre-el-consejo-de-seguridad-nuclear/

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«No hay capitalismo sin extractivismo»

Por: Darío Aranda

Horacio Machado Aráoz es autor del libro “Potosí, el origen. Genealogía de la minería contemporánea» (editorial Mardulce), donde traza el vínculo del extractivismo desde la llamada “Conquista de América” hasta la actualidad, con ejemplos concretos como Minera Alumbrera (en Catamarca). “Ser proveedores de materias primas obedece a un patrón de división internacional del trabajo heredado de la época colonial. El extractivismo es un rasgo estructural del capitalismo como sistema de acumulación mundial. Para que se produzca esa acumulación es necesario que haya zonas de sacrificio, coloniales, que provean los subsidios ecológicos de ese consumo desigual del mundo”, explica. Investigador del Conicet, docente de la Universidad de Catamarca, parte de las asambleas catamarqueñas contra la megaminería y de la organización Sumaj Kawsay (“buen vivir”).

-Partiendo del libro “Potosí, el origen”, ¿qué similitudes hay entre ese modelo iniciado en 1492 y el actual?

-Lo que aparece intacto debajo de la diversidad de formas del extractivismo es la figura del conquistador como prototipo de los humanos y como forma de relacionar y concebir la relación con el mundo. El conquistador, desde los Pizarro, los Cortés, los Pedro de Valdivia, son varones armados, violentos, en búsqueda de enriquecimientos rápido, que miran el mundo como puro objeto de posesión y conquista, concibe la vida como una carrera infinita de riqueza y poder. En términos subjetivos la mirada de Colón sesgada por el brillo del oro es la mirada del sujeto moderno contemporáneo, de la racionalidad que piensa en la conquista de riquezas y valores abstractos como el sentido último de la existencia, esa es la matriz del extractivismo.

-¿Y las diferencias?

-Hay diferencias, grandes y múltiples, sobre todo en los modos de producción, el régimen de dominación y destrucción de hoy es infinitamente mayor hoy. El poder también se ha hecho más complejo, tiene una enorme capacidad de seducción, persuasión, el modo de vida imperial se impone como matriz evolutiva. La capacidad de destrucción asociada a la capacidad de seducción es lo que Aníbal Quijano llama “la lógica de la colonialidad”. El modo de vida imperial, del conquistador, aparece también como deseado por los conquistados y colonizados. Este modelo nos llevó a un umbral de deshumanización, a la naturalización de la violencia, vivir relacionándonos con la Madre Tierra desde la lógica del saqueo, con los efectos sanitarios y socioambientales que ya conocemos.

-Pero también hay resistencias.

-Estos cinco siglos de dominación extractivista colonial no han pasado en vano. No ha sido una dominación pasiva. Hay toda una historia de luchas, un aprender de luchas pasadas. Semillas de humanidad que nos quedan. Si queremos sostener y luchar por la supervivencia de la humanidad tenemos que acudir al banco de semillas de la historia, que son las las resistencias, la lucha de los pueblos originarios, de las mujeres, la lucha de los trabajadores, de todos los oprimidos del mundo. Hay ahí un banco de saberes, de conocimiento, que tenemos hoy disponible. Todas estas luchas, distintas expresiones contra la dominación patriarcal-colonial-capitalista, son todas necesarias pero ninguna es por sí misma. Estamos ante un gran desafío de una sinfonía de luchas populares, es la conciencia que tenemos de la integración de las luchas, del ecologismo popular.

-¿Extractivismo y capitalismo son sinónimos?

-No hay capitalismo sin extractivismo. Y el capitalismo implica la reafirmación de una estructura colonial de la economía mundial. Por eso es inentendible que en el Siglo XXI gobiernos que dicen que querían un cambio progresista insistieron sobre la base de un modelo ya fallido, muy conocido y debatido en América Latina, con consecuencias económicas, políticas, sociales y que consolida la dependencia. Un aprendizaje debiera ser que como países herederos de un régimen colonial no podemos aspirar a un modelo de desarrollo igual o equivalente al de los países industrializados. Debiéramos aspirar a otro modelo, basado en otra matriz de producción y de consumo.

-Una mirada recurrente es señalar que el extractivismo es una “contradicción secundaria” o una etapa previa para lograr el posterior “desarrollo”.

-Es una posición totalmente equivocada, que reproduce viejos errores de la izquierda ortodoxa del siglo pasado, delata una ceguera epistémica que estos sectores de izquierda tienen respecto a la naturaleza. Siguen sin entender que el capitalismo no es solo la depredación de la fuerza de trabajo, sino que produce la depredación de las fuentes de vida, la naturaleza, de las cuales el trabajo es un aspecto más. La vieja izquierda es una izquierda productivista, piensa en los términos del capitalismo respecto al desarrollo tecnológico, tiene fe ciega en la expansión de las fuerzas productivas, creen en un horizonte de crecimiento infinitivo. Esto, que podría ser perdonable para Marx o Engels, en el Siglo XIX, es incomprensible en los tiempos actuales.

-¿Que planteo alternativo existe?

-La teoría social crítica latinoamericana nació con cuestionamientos por las consecuencias de este modelo primario exportador. Existieron teóricos y gobiernos que propusieron un modelo distinto para la región entre las décadas del 40, 50 y 60 del siglo pasado, muchos de ellos inspirados en la llamada “escuela de la Cepal” (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), donde el economista Raúl Prebisch fue uno de los referentes. Desde hace más de medio siglo se sabe que el extractivismo no es una alternativa válida para el desarrollo. Esa matriz extractiva tiene consecuencias en materia de clase social, genera una distribución del ingreso que tiende a la polarización social, consolida a las élites y conlleva escasa redistribución. No tenemos posibilidad de desarrollarnos en esos término, y se hace inviable toda posibilidad de pensar e implementar otros caminos, que sean emancipatorios.

-¿Cómo se sale del extractivismo?

-No hay, creo, salidas capitalistas del extractivismo. Eso nos fuerza a pensar radicalmente las alternativas. Como el extractivismo es una dimensión intrínsica del capitalismo, salirse de él es imaginar otros horizontes civilizatorios. Hay muchas comunidades que viven en territorios que están fuera de los patrones del capitalismo, viven sobre una base de uso comunal de los conocimientos, saberes, tierras, semillas. En nuestra América tenemos muchas comunidades que viven fuera de ese patrón extractivo. Hay que comenzar a imaginar esas salidas.

-¿Cómo serían esas opciones?

-Hay numerosas propuestas, tanto de investigadores como de organizaciones sociales, que están proponiendo políticas para modificar la matriz productiva, alternativas construidas desde abajo que construyen otras territorialidades y son fundamentales para salir del extractivismo. Imaginemos sociedades basadas en soberanía alimentaria, soberanía energética e hídrica como pilares fundamentales para pensar la independencia económica, política y culturales. Desde hace años que las organizaciones lo vienen pensando y poniendo en práctica, como la Conaie (Confederación de Naciones Indígenas del Ecuador), la Red de Comunidades Afectadas por la Minería de México, el Movimiento Mundial contra al Represas de Mesoamérica y la misma UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas). El futuro de la especie humana está en poder reapender, volver a sentirnos conectados con la vida, el aire, la tierra, el agua. Y desconectarnos del aparataje tecnológico y financiero que nos ha extirpado del mundo, nos ha sumergido en un mundo de pantallas y de conexiones abstractas. Hay que salir de ahí para tener alternativas, para tener otro futuro.

Fuente:  Página 12

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Libro (PDF): La lucha por los comunes y las alternativas al desarrollo frente al extractivismo. Miradas desde las ecología(s) política(s) latinoamericanas

Reseña: CLACSO

Este libro aporta nuevos elementos a los urgentes y necesarios cuestionamientos colectivos, teniendo en cuenta los nuevos paradigmas teóricos y políticos de la transformación social en América Latina en un diálogo entre experiencias de construcción de lo común. Las alternativas al desarrollo, nuestro gran desafío desde la ecología política latinoamericana, implica profundizar estas luchas por la producción de lo común hacia una transformación social que debe abordarse simultáneamente en sus complejas relaciones existentes entre capital, clase, raza, colonialidad, género y naturaleza, ya que son precisamente sus tejidos, enredos e interdependencias históricas los que configuran las bases civilizatorias del sistema que enfrentamos.

Autoras (es): Jenni Perdomo-Sánchez. Denisse Roca-Servat. [Compiladoras]

Jenni Perdomo-Sánchez. Denisse Roca-Servat. Raquel Gutiérrez Aguilar. Sandra Milena Rátiva Gaona. Carlos Walter Porto Gonçalves. Marcela Cely-Santos. Victoria Cifuentes Rojas. Viviana González Moreno. Andrés García Sánchez. David Gerardo López Martínez. Renata Moreno Quintero. Jeimy Arias. Juan David Arias-Henao. María Botero-Mesa. Alejandro Camargo. Kathryn Furlong. Camila Patiño Sánchez. Yesica Pérez Correa. Elizabeth Restrepo Gutiérrez. Cristian Romero. Gloria Patricia Zuluaga Sánchez. Ana Patricia Noguera de Echeverri. Camila Andrea Montoya Rodríguez. Germán Darío Valencia Agudelo. Leticia Saldi. Yamid González Díaz. Andrés Felipe Jiménez Gómez. María Alejandra Villada Ríos. Omar Andrés Osorio García. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-813-7

Idioma: Español

Descarga: La lucha por los comunes y las alternativas al desarrollo frente al extractivismo. Miradas desde las ecología(s) política(s) latinoamericanas

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2300&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1471

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México: Comunidades de Puebla denuncian presiones empresariales para imponer hidroeléctrica para Walmart.

América del Norte/México/08-11-2020/Autor(a):La Coperacha/Fuente: Insurgenciamagisterial.com

Através de operadores, la empresa Deselec 1-Comexhidro, ha presionado a las autoridades municipales de Ahuacatlán, Puebla, para que desistan su revocación de las licencias de construcción y cambio de uso de suelo para la hidroeléctrica Puebla 1, que generaría electricidad para Walmart.

En primera instancia, dichos operadores, identificados como “los coyones”, principales promotores de la empresa, denunciaron a todo el personal municipal por dichas revocaciones a través de un juicio de amparo que sería resuelto el 29 de octubre y que se pospuso para noviembre.

En dicho juicio de amparo se argumentó que las decisiones de las autoridades municipales de Ahuacatlán violentaban los derechos humanos de la empresa.

Posteriormente, en agosto, uno de estos operadores se presentó al ayuntamiento de Ahuacatlán para amenazar a las autoridades y exigir que desistieran su revocación contra la empresa o se arrepentirían.

El Consejo Tiyat Tlali y pueblos nahuas y totonacos de la Sierra Norte de Puebla alertaron del clima de tensión que la empresa ha generado y reconocieron la actuación de las autoridades municipales para garantizar y proteger los derechos al territorio, al agua, al medio ambiente sano y a la autonomía.

Señalaron que, si las sentencias judiciales reconocen sus derechos como pueblos indígenas disminuirá el clima de tensión, en cambio, si el fallo es favorable a la empresa “las consecuencias por la violencia y confrontación que se podrían generar en la Sierra Norte podrían ser desastrosas”.

A pesar de que el proyecto Deselec 1-Comexhidro cuenta con permisos federales no puede construirse pues no tiene el aval ni permisos de las autoridades municipales. La hidroeléctrica tiene una concesión de 350 millones de metros cúbicos de agua del río Ajajalpan en beneficio de Walmart, Waldos, Vips y Suburbia.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fuente e Imagen: https://insurgenciamagisterial.com/comunidades-de-puebla-denuncian-presiones-empresariales-para-imponer-hidroelectrica-para-walmart/

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Romper el cerco, navegando el mundo

Los llamados gobiernos progresistas en nuestra región siguen teniendo múltiples impactos negativos contra los movimientos populares y los pueblos en movimiento. Así como salimos de las dictaduras más fuertes y mejor organizados, de los períodos progresistas salimos divididos y debilitados, por una doble pinza de aislamiento y represión.

Nos aíslan desplegando políticas sociales miserables y nos siguen reprimiendo con la misma o mayor saña que antes. El aspecto clave, el núcleo que permite tanto el aislamiento como la represión, es la legitimidad que tienen estos gobiernos, y con ellos el aparato estatal, que les permite hacer casi cualquier disparate sin sufrir costos políticos serios.

Se presentan como anti-neoliberales aunque siguen adelante con el extractivismo, la minería y las grandes obras de infraestructura. Enarbolan un discurso contra la derecha pero gobiernan con los mismos modos y objetivos, o sea la acumulación desenfrenada de capital. En gran medida, su legitimidad se debe a ciertos caudillos que abrevan en la cultura patriarcal-colonial que formateó nuestras repúblicas.

Adquirieron semejante legitimidad porque, luego de décadas de dolor y sangre, la gente necesita creer, con la misma devoción de quien va misa, con actitudes que no admiten discusión porque son verdades que los caudillos bajan del cielo para consumo de masas.

Tienen algo a favor los progresismos, que nunca tuvieron las derechas: incorporaron funcionarios en puestos de mando que provienen de los movimientos o de sus periferias, que conocen muy bien la cultura de la contestación, los modos de las y los militantes y, por lo tanto, nuestros puntos débiles. El poder los utiliza para destruirnos y luego los bota en el basurero de la historia, como diría Marx.

Quienes vendieron su conciencia por un puñado de dólares y un cuarto de hora de poder y brillo mediático, deberían mirar el destino de los cuadros del PT de Brasil, quienes terminaron en el anonimato y purgan condenas, despreciados tanto por los de arriba como por los de abajo. La operación se repite, una y otra vez, en Argentina y en Ecuador, donde buena parte de esos cuadros terminaron siendo olvidados incluso por quienes los subieron a la grupa.

Para quienes persistimos en el anticapitalismo, estos gobiernos son una pesadilla. Pero, sobre todo, son el mayor peligro que se cierne sobre las clases populares, los pueblos originarios y negros. En el Cono Sur, no hemos encontrado salidas a esta situación, y el retorno de las derechas al gobierno nos ha encontrado enormemente debilitados y, sobre todo, sin proyecto propio.

Por todo lo anterior, creo que la iniciativa del EZLN delineada en el comunicado del 5 de octubre “Una montaña en alta mar”, marca un rumbo importante: el hermanamiento de resistencias y rebeldías más allá de las fronteras nacionales, de montañas y de mares.

El camino trazado consiste en caminar/navegar para “encontrar lo que nos hace iguales”, las resistencias de cualquier geografía que son “pistas de una humanidad que se niega a seguir al sistema en su apresurado paso al colapso”, como dice el comunicado.

“Rebeldías y resistencias que entienden, cada quien con su modo, su tiempo y su geografía, que las soluciones no están en la fe en los gobiernos nacionales, que no se gestan protegidas por fronteras ni visten banderas y lenguas distintas”. Reconocernos, mirarnos, acercarnos y seguir caminando juntos, un ejercicio que en plena pandemia es más necesario que nunca.

Fieles a su trayectoria y a su modo de ver el mundo, los zapatistas buscan abrir espacios de encuentro entre las y los que luchan, en vez de construir aparatos burocráticos que enarbolan la “unidad” como núcleo del proceso emancipatorio que, en la realidad, se convierte en nuevos modos de dominación al imponer al conjunto del mundo anti-capitalista una dirección única y centralizada, que manda sin obedecer a las bases.

Ese tipo de aparatos, como los partidos y las iglesias, encarnan los modos patriarcales y coloniales de hacer política, que se limitan a cambiar al que está arriba pero deja intacto el modelo, sus formas de hacer y hasta sus objetivos.

Abrir nuevos espacios y lugares de encuentro entre quienes resistimos, busca superar el aislamiento y el confinamiento a que nos quieren someter los poderosos para mejor continuar con sus negocios. Sabemos que con eso no alcanza, pero es un paso ineludible para romper el cerco político, militar e informático del progresismo mexicano y regional.

Como en el poema “Viaje a Itaca” de Konstantino Kavafis, deseamos que “el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias”. Porque lo importante no es dónde lleguemos sino el camino mismo, los encuentros y los hermanamientos entre abajos en lucha.

Fuente: https://desinformemonos.org/romper-el-cerco-navegando-el-mundo/

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