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6.137 mujeres asesinadas en los últimos 15 años en Honduras

Por: Tercera Información

En Honduras hay un repunte preocupante de la violencia de género, una tragedia que se ha profundizado durante los meses de confinamiento por la pandemia y ante la ausencia crónica de políticas públicas.

El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH) calcula en 6.137 las mujeres que han perdido la vida de forma violenta y las víctimas de femicidios en los últimos 15 años (2005-2019), con un fuerte repunte a partir del golpe de 2009.

Más del 63 por ciento de los asesinatos (3.891) ocurrieron a partir de 2012, el 60 por ciento de los cuales fueron femicidios, en su mayoría cometidos a manos de la pareja o ex pareja.

Entre enero y agosto de 2020, el Observatorio de la Violencia registró 218 entre muertes violentas y femicidios, 138 de los cuales durante los meses de confinamiento por la pandemia.

Con el agregado del mes de septiembre las víctimas se elevan a 245, es decir una cada 26 horas. El 66,5 por ciento de los crímenes ocurridos este año fue ejecutado con arma de fuego.

El Centro de Derechos de Mujeres (CDM) lanzó un grito de alarma ante el aumento de los ataques contra mujeres en septiembre último. La organización feminista registró 30 femicidios, 17 casos de violaciones sexual, 9 de estas contra niñas menores de 15 años.

Durante el foro virtual “Situación de violencia contra las mujeres y su manejo en el contexto del Covid-19”, organizado por la plataforma Tribuna de Mujeres contra los Femicidios ‘Gladys Lanza”, se exigió al estado hondureño “acciones urgentes ante el impacto negativo que enfrentan las mujeres como resultado de la violencia domestica e intrafamiliar, agravada por la pandemia”.

Las organizaciones que integran la Tribuna de Mujeres expresaron profunda preocupación por “la imparable ola de violencia contra las mujeres que es reportada a la línea de emergencia 911”.

De acuerdo con datos del Movimiento de Mujeres por la Paz ‘Visitación Padilla’, de enero a septiembre de este año el Sistema Nacional de Emergencias recibió 76.520 llamadas de auxilio por violencia doméstica (43.590) e intrafamiliar (32.930), es decir unas 283 llamadas al día (en el último trimestre el promedió alcanzó las 301 llamadas diarias).

Estos datos evidencian un aumento del 8 por ciento con respecto al 2019. Lamentablemente, la respuesta estatal sigue siendo muy débil. En este mismo período, el Ministerio Público reportó solamente 2.454 denuncias y los juzgados emitieron 467 sentencias que desembocaron en tan sólo 247 detenciones.

Tribuna de Mujeres contra los Feminicidios

“¿Qué pasó con el resto de mujeres que sintieron que su vida estaba en riesgo y llamaron al 911? ¿Algunas serán parte de las 245 mujeres víctimas de femicidios en lo que va del año?”, pregunta la Tribuna de Mujeres contra los Femicidios.

Para las organizaciones que integran la plataforma “ser mujer en Honduras implica un alto riesgo, ya que la desprotección que enfrentamos inicia en la casa y trasciende al ámbito público”.

“En nuestra labor como defensoras de los derechos humanos de las mujeres ̶ advierten ̶ nos toca conocer en carne propia los traspiés que deben sortear las mujeres en su búsqueda de justicia”.

Ante la inercia estatal y el repunte de la violencia de género en tiempos de confinamiento por la pandemia, la Tribuna de Mujeres contra los Femicidios exigieron al gobierno central “políticas públicas con medidas concretas que permitan erradicar la violencia”.

También demandaron a los gobiernos locales “fortalecer los mecanismos de apoyo a las mujeres para que puedan romper el silencio y denunciar la violencia”, y al Ministerio Público “fortalecer las unidades de investigación de muerte violenta de mujeres y femicidio”.

Finalmente pidieron la creación de más juzgados de violencia y la capacitación del personal en violencia de género.

“No nos vamos a cansar de exigir una respuesta estatal que considere a las mujeres como ciudadanas con derechos, sobre todo a vivir una vida libre de violencia y no como meras votantes en los procesos electorales”, dijo Merly Eguigure, coordinadora del Movimiento ‘Visitación Padilla’.

Fuente: Rel UITA

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/27/10/2020/6-137-mujeres-asesinadas-en-los-ultimos-15-anos-en-honduras/

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Cada 90 minutos desaparece una mujer en Perú

América del Sur/Perú/18-10-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Los casos de desaparición de menores aumentaron durante la pandemia en este país sudamericano.

Redacción LIMA

Cada 90 minutos desapareció una mujer en Perú en lo que va de año, en su gran mayoría niñas o adolescentes, aunque el número de víctimas puede ser aún mayor en las regiones del país en las que se mantienen las restricciones para transitar por la pandemia del Covid-19.

«Es tan doloroso el fenómeno de la desaparición que no sabes si la persona está viva o muerta, su condición legal es de una persona que existe pero no está contigo. Eso genera un sufrimiento eterno, una incertidumbre permanente para la familia de no saber qué hacer», expresó a EFE la adjunta de los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, Eliana Revollar.

Aumentaron en la pandemia

La preocupación radica en que los casos de desaparición de menores aumentaron durante la pandemia, pero en las regiones que mantienen una cuarentena focalizada se han llegado a duplicar, como en la selvática de Ucayali, donde se han incrementado de 7 casos en agosto, a 20 en septiembre.

Algo similar ocurre en la amazónica San Martín, donde pasaron de 7 a 14 casos. En la región costeña de Tumbes, fronteriza con Ecuador, los casos se quintuplicaron en septiembre y en la andina de Huancavelica pasaron de 0 a 3.

Según las estadísticas, un total de 4.052 mujeres fueron reportadas a las autoridades como desaparecidas entre enero y septiembre último, de las cuales 2.894 eran niñas y adolescentes, es decir, 15 mujeres al día, de acuerdo al más reciente informe de la Defensoría del Pueblo.

Sólo durante la cuarentena que se aplicó en Perú entre el 16 de marzo y el 30 de junio para evitar los contagios por la pandemia, se reportaron 915 casos de niñas y mujeres desaparecidas.

Perdió a su hija y nietas

Patricia Acosta lleva más de cuatro años buscando a su hija Estefany Díaz y a sus nietas de 5 años y 8 meses, que desaparecieron con ella después de asistir a una fiesta infantil en el distrito de Ventanilla, en la provincia del Callao, vecina a Lima.

«Desapareció yendo a la matinée de una vecinita frente a mi casa, salió invitada por una prima hermana, desde ese momento no sé nada de mi hija ni de mis nietas, he estado buscándola en todos sitios», contó Acosta en entrevista con EFE.

La mujer denunció que en la comisaría policial «ha habido bastante negligencia, a pesar de que habían dos niñas desaparecidas. Cuando fue mi yerno a poner la denuncia no se la recibieron, le dicen que ‘de repente se fue con otra persona'».

Asesinada en otra ciudad

Una trágica muestra de que la pandemia fue también el peor momento para la violencia ejercida contra las mujeres es el caso de Leslie Valeria Vicente, una joven de 19 años que se fue a trabajar a la ciudad selvática de Tingo María para poder comprar un ordenador portátil que le permita seguir estudiando en la universidad en forma remota.

En Perú, en julio se reportaron más de 500 casos de desapariciones y en agosto superaron las 600.«Fue asesinada el 15 de julio, no hay ningún sospechoso, le pido al fiscal que se ponga una mano al pecho, es un dolor grande, no es fácil estar parada aquí hasta el día de hoy», declaró a EFE su madre Clavelina Félix Espinoza.

«Como pobres sólo nos queda pedir justicia para encontrar a la persona que le hizo daño a mi hija. Tenía 19 años, tenía una meta, quería salir adelante, cómo le hicieron esto injustamente, ¿en qué país vivo?», expresó la madre de Leslie.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102329857/cada-90-minutos-desaparece-una-mujer-en-peru

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México: Anuncia EZLN que en abril de 2021 se desplazará por distintos países de Europa

En el marco de la conmemoración de los 500 años “de la supuesta conquista de lo que hoy es México”, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anunció que “diversas delegaciones zapatistas, hombres, mujeres y otroas del color de nuestra tierra” saldrán a recorrer el mundo, teniendo como primer destino el Continente Europeo. El viaje, anunciaron hoy en un comunicado, zarpará “desde tierras mexicanas, en el mes de abril del año del 2021”.


A continuación el comunicado íntegro:

Sexta parte: UNA MONTAÑA EN ALTA MAR

COMUNICADO DEL COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

MÉXICO.

5 DE OCTUBRE DEL 2020.

Al Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno:
A la Sexta Nacional e Internacional:
A las Redes de Resistencia y Rebeldía:
A las personas honestas que resisten en todos los rincones del planeta:

Hermanas, hermanos, hermanoas:

Compañeras, compañeros y compañeroas:

  Los pueblos originarios de raíz maya y zapatistas les saludamos y les decimos lo que llegó en nuestro pensamiento común, de acuerdo a lo que miramos, escuchamos y sentimos.

Primero.- Miramos y escuchamos un mundo enfermo en su vida social, fragmentado en millones de personas ajenas entre sí, empeñadas en su supervivencia individual, pero unidas bajo la opresión de un sistema dispuesto a todo para saciar su sed de ganancias, aún y cuando es claro que su camino va en contra de la existencia del planeta Tierra.

  La aberración del sistema y su estúpida defensa del “progreso” y la “modernidad” se estrella contra una realidad criminal: los feminicidios.  El asesinato de mujeres no tiene color ni nacionalidad, es mundial.  Si es absurdo e irrazonable que alguien sea perseguido, desaparecido, asesinado por su color de piel, su raza, su cultura, sus creencias; no se puede creer que el hecho de ser mujer equivalga a una sentencia de marginación y muerte.

  En una escalada previsible (acoso, violencia física, mutilación y asesinato), con el aval de una impunidad estructural (“ella se lo merecía”, “tenía tatuajes”, “¿qué andaba haciendo en ese sitio a esa hora?”, “con esa ropa, era de esperar”), los asesinatos de mujeres no tienen ninguna lógica criminal que no sea la del sistema.  De diferentes estratos sociales, distintas razas, edades que van desde la niñez temprana hasta la vejez y en geografías distantes entre sí, el género es la única constante.  Y el sistema es incapaz de explicar por qué esto va de la mano de su “desarrollo” y “progreso”.  En la indignante estadística de las muertes, mientras más “desarrollada” está una sociedad, mayor es el número de víctimas en esta auténtica guerra de género.

  Y la “civilización” parece decirnos a los pueblos originarios: “la prueba de tu subdesarrollo está en tu baja tasa de feminicidios.  Tengan sus megaproyectos, sus trenes, sus termoeléctricas, sus minas, sus presas, sus centros comerciales, sus tiendas de electrodomésticos –con canal de televisión incluido-, y aprendan a consumir.  Sean como nosotros.  Para saldar la deuda de esta ayuda progresista, no bastan sus tierras, sus aguas, sus culturas, sus dignidades.  Deben completar con la vida de las mujeres”.

Segundo.- Miramos y escuchamos a la naturaleza herida de muerte, y que, en su agonía, advierte a la humanidad que lo peor está todavía por venir.  Cada catástrofe “natural” anuncia la siguiente y olvida, convenientemente, que es la acción de un sistema humano la que la provoca.

  La muerte y la destrucción no son ya algo lejano, que se limite a fronteras, respete aduanas y convenios internacionales.  La destrucción en cualquier rincón del mundo, repercute en todo el planeta.

Tercero.- Miramos y escuchamos a los poderosos replegándose y escondiéndose en los llamados Estados Nacionales y sus muros.  Y, en ese imposible salto hacia atrás, reviven nacionalismos fascistas, chauvinismos ridículos y un palabrerío ensordecedor.  En esto advertimos las guerras por llegar, las que se alimentan de historias falsas, huecas, mentirosas y que traducen nacionalidades y razas en supremacías que se impondrán por la vía de la muerte y la destrucción.  En los distintos países se vive la disputa entre capataces y quienes aspiran a sucederles, escondiendo que el patrón, el amo, el mandón, es el mismo y no tiene más nacionalidad que la del dinero.  Mientras tanto, los organismos internacionales languidecen y se convierten en meros nombres, como piezas de museo… o ni eso.

  En la oscuridad y confusión que preceden a esas guerras, escuchamos y miramos el ataque, cerco y persecución de cualquier atisbo de creatividad, inteligencia y racionalidad.  Frente al pensamiento crítico, los poderosos demandan, exigen e imponen sus fanatismos.  La muerte que plantan, cultivan y cosechan no es sólo la física; también incluye la extinción de la universalidad propia de la humanidad -la inteligencia-, sus avances y logros.  Renacen o son creadas nuevas corrientes esotéricas, laicas y no, disfrazadas de modas intelectuales o pseudo ciencias; y las artes y las ciencias pretenden ser subyugadas a militancias políticas.

Cuarto.- La Pandemia del COVID 19 no sólo mostró las vulnerabilidades del ser humano, también la codicia y estupidez de los distintos gobiernos nacionales y sus supuestas oposiciones.  Medidas del más elemental sentido común fueron despreciadas, apostando siempre a que la Pandemia sería de corta duración.  Cuando el paso de la enfermedad se fue haciendo cada vez más dilatado, empezaron los números a sustituir tragedias.  La muerte se convirtió así en una cifra que se pierde a diario entre escándalos y declaraciones.  Un comparativo tétrico entre nacionalismos ridículos.  El porcentaje de bateo y de carreras limpias que determina qué equipo, o Nación, es mejor o peor.

  Como se detalla en uno de los textos previos, en el zapatismo optamos por la prevención y la aplicación de medidas sanitarias que, en su momento, fueron consultadas con científic@s que nos orientaron y ofrecieron, sin titubear, su ayuda.  Los pueblos zapatistas les estamos agradecidos y así quisimos demostrarlo.  Después de 6 meses de la implantación de esas medidas (cubre bocas o su equivalente, distancia entre personas, cierre de contactos personales directos con zonas urbanas, cuarentena de 15 días para quien pudo haber estado en contacto con contagiados, lavado frecuente con agua y jabón), lamentamos el fallecimiento de 3 compañeros que presentaron dos o más síntomas asociados al Covid 19 y que tuvieron contacto directo con contagiados.

  Otros 8 compañeros y una compañera, quienes murieron en ese período, presentaron uno de los síntomas.  Como carecemos de la posibilidad de pruebas, asumimos que el total de los 12 compañer@s murieron por el llamado Corona virus (científicos nos recomendaron asumir que cualquier dificultad respiratoria sería Covid 19).  Estas 12 ausencias son responsabilidad nuestra.  No son culpa de la 4T o de la oposición, de neoliberales o neoconservadores, de chairos o fifís, de conspiraciones o complots.  Pensamos que debimos haber extremado más todavía las precauciones.

  Actualmente, con la falta de esos 12 compañer@s a cuestas, mejoramos en todas las comunidades las medidas de prevención, ahora con el apoyo de Organizaciones No Gubernamentales y de científicos que, a título individual o como colectivo, nos orientan en el modo de afrontar con más fortaleza un posible rebrote.  Decenas de miles de cubre bocas (diseñados especialmente para evitar que un probable portador contagie a otras personas, de bajo costo, reusables y adaptados a las circunstancias) se han distribuido en todas las comunidades.  Otras decenas de miles más están siendo producidos en los talleres de bordado y costura de insurgent@s y en los poblados.  El uso masivo de cubre bocas, las cuarentenas de dos semanas para quienes pudieran estar infectados, la distancia y el lavado continuo de manos y rostro con agua y jabón, y evitar en lo posible salir a las ciudades, son medidas recomendadas incluso a herman@s partidistas, para contener la expansión de contagios y permitir el mantenimiento de la vida comunitaria.

  El detalle de lo que fue y es nuestra estrategia podrá ser consultado en su momento.  Por ahora decimos, con la vida latiendo en nuestros cuerpos, que, según nuestra valoración (en la que probablemente podemos estar equivocados), el enfrentar la amenaza como comunidad, no como un asunto individual, y dirigir nuestro esfuerzo principal a la prevención, nos permite decir, como pueblos zapatistas: aquí estamos, resistimos, vivimos, luchamos.

  Y ahora, en todo el mundo, el gran capital pretende que se vuelva a las calles para que las personas reasuman su condición de consumidores.  Porque son los problemas del Mercado los que le preocupan: el letargo en el consumo de mercancías.

  Hay que retomar las calles, sí, pero para luchar.  Porque, como hemos dicho antes, la vida, la lucha por la vida, no es un asunto individual, sino colectivo.  Ahora se está viendo que tampoco es asunto de nacionalidades, es mundial.

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  Muchas cosas de éstas miramos y escuchamos.  Y mucho las pensamos.  Pero no sólo…

Quinto.- También escuchamos y miramos las resistencias y rebeldías que, no por silenciadas u olvidadas, dejan de ser claves, pistas de una humanidad que se niega a seguir al sistema en su apresurado paso al colapso: el tren mortal del progreso que avanza, soberbio e impecable, hacia el acantilado.  Mientras el maquinista olvida que es sólo un empleado más y cree, ingenuo, que él decide el camino, cuando no hace sino seguir la prisión de los rieles hacia el abismo.

  Resistencias y rebeldías que, sin olvidar el llanto por las ausencias, se empeñan en luchar por -quien lo diría-, lo más subversivo que hay en esos mundos divididos entre neoliberales y neoconservadores-: la vida.

  Rebeldías y resistencias que entienden, cada quien con su modo, su tiempo y su geografía, que las soluciones no están en la fe en los gobiernos nacionales, que no se gestan protegidas por fronteras ni visten banderas y lenguas distintas.

  Resistencias y rebeldías que nos enseñan a nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas, que las soluciones pudieran estar abajo, en los sótanos y rincones del mundo.  No en los palacios gubernamentales.  No en las oficinas de las grandes corporaciones.

  Rebeldías y resistencias que nos muestran que, si los de arriba rompen los puentes y cierran las fronteras, queda navegar ríos y mares para encontrarnos.  Que la cura, si es que la hay, es mundial, y tiene el color de la tierra, del trabajo que vive y muere en calles y barrios, en mares y cielos, en los montes y en sus entrañas.  Que, como el maíz originario, muchos son sus colores, sus tonalidades y sonidos.

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  Todo esto, y más, miramos y escuchamos.  Y nos miramos y nos escuchamos como lo que somos: un número que no cuenta.  Porque la vida no importa, no vende, no es noticia, no entra en las estadísticas, no compite en las encuestas, no tiene valoración en las redes sociales, no provoca, no representa capital político, bandera partidaria, escándalo de moda.  ¿A quién le importa que un pequeño, pequeñísimo, grupo de originarios, de indígenas, viva, es decir, luche?

  Porque resulta que vivimos.  Que a pesar de paramilitares, pandemias, megaproyectos, mentiras, calumnias y olvidos, vivimos.  Es decir, luchamos.

  Y en esto pensamos: en que seguimos luchando.  Es decir, seguimos viviendo.  Y pensamos que durante todos estos años, hemos recibido el abrazo hermano de personas de nuestro país y del mundo.  Y pensamos que, si acá la vida resiste y, no sin dificultades, florece, es gracias a esas personas que desafiaron distancias, trámites, fronteras y diferencias culturales y de lengua.  Gracias a ellas, ellos, elloas – pero sobre todo ellas-, que retaron y derrotaron calendarios y geografías.

 En las montañas del sureste mexicano, todos los mundos del mundo encontraron, y encuentran, oído en nuestros corazones.  Su palabra y acción fue alimento para la resistencia y la rebeldía, que no son sino continuación de las de nuestros antecesores.

  Personas con las ciencias y las artes como camino, encontraron el modo para abrazarnos y alentarnos, aunque fuera a la distancia.  Periodistas, fifís y no, que reportearon la miseria y la muerte antes, la dignidad y la vida siempre.  Personas de todas las profesiones y oficios que, mucho para nosotros, tal vez poco para ell@s, estuvieron, están.

  Y de todo esto pensamos en nuestro corazón colectivo, y llegó en nuestro pensamiento que ya es el tiempo ya de que nosotras, nosotros, nosotroas, zapatistas, correspondamos al oído, la palabra y la presencia de esos mundos.  Los cercanos y los lejanos en geografía.

Sexto.- Y esto hemos decidido:

  Que es tiempo de nuevo para que bailen los corazones, y que no sean ni su música ni sus pasos, los del lamento y la resignación.

  Que diversas delegaciones zapatistas, hombres, mujeres y otroas del color de nuestra tierra, saldremos a recorrer el mundo, caminaremos o navegaremos hasta suelos, mares y cielos remotos, buscando no la diferencia, no la superioridad, no la afrenta, mucho menos el perdón y la lástima.

  Iremos a encontrar lo que nos hace iguales.

  No sólo la humanidad que anima nuestras pieles diferentes, nuestros distintos modos, nuestras lenguas y colores diversos.  También, y sobre todo, el sueño común que, como especie, compartimos desde que, en la África que pareciera lejana, echamos a andar del regazo de la primera mujer: la búsqueda de la libertad que animó ese primer paso… y que sigue andando.

  Que el primer destino de este viaje planetario será el continente europeo.

  Que navegaremos hacia las tierras europeas.  Que saldremos y que zarparemos, desde tierras mexicanas, en el mes de abril del año del 2021.

  Que, después de recorrer varios rincones de la Europa de abajo y a la izquierda, llegaremos a Madrid, la capital española, el 13 de agosto del 2021 -500 años después de la supuesta conquista de lo que hoy es México-.  Y que, inmediatamente después, seguiremos el camino.

  Que hablaremos al pueblo español.  No para amenazar, reprochar, insultar o exigir.  No para demandarle que nos pida perdón.  No para servirles ni para servirnos.

 Iremos a decirle al pueblo de España dos cosas sencillas:

  Uno: Que no nos conquistaron.  Que seguimos en resistencia y rebeldía.

  Dos: Que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada.  Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso: el asesinato de luchadores sociales, como el hermano Samir Flores Soberanes; los genocidios escondidos detrás de megaproyectos, concebidos y realizados para contento del poderoso -el mismo que flagela todos los rincones del planeta-; el aliento monetario y de impunidad para los paramilitares; la compra de conciencias y dignidades con 30 monedas.

  Nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas NO queremos volver a ese pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y pretende alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la caída de ese imperio, los pueblos originarios de estas tierras fuimos derrotados.

  Ni el Estado Español ni la Iglesia Católica tienen que pedirnos perdón de nada.  No nos haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y así esconden que tienen las manos manchadas de ella.

  ¿De qué nos va a pedir perdón la España?  ¿De haber parido a Cervantes? ¿A José Espronceda? ¿A León Felipe? ¿A Federico García Lorca? ¿A Manuel Vázquez Montalbán?  ¿A Miguel Hernández?  ¿A Pedro Salinas? ¿A Antonio Machado?  ¿A Lope de Vega? ¿A Bécquer?  ¿A Almudena Grandes?  ¿A Panchito Varona, Ana Belén, Sabina, Serrat, Ibáñez, Llach, Amparanoia, Miguel Ríos, Paco de Lucía, Víctor Manuel, Aute siempre? ¿A Buñuel, Almodóvar y Agrado, Saura, Fernán Gómez, Fernando León, Bardem? ¿A Dalí, Miró, Goya, Picasso, el Greco y Velázquez? ¿A algo de lo mejor del pensamiento crítico mundial, con el sello de la “A” libertaria? ¿A la república? ¿Al exilio? ¿Al hermano maya Gonzalo Guerrero?

  ¿De qué nos va a pedir perdón la Iglesia Católica?  ¿Del paso de Bartolomé de las Casas?  ¿De Don Samuel Ruiz García?  ¿De Arturo Lona?  ¿De Sergio Méndez Arceo? ¿De la hermana Chapis?  ¿De los pasos de los sacerdotes, hermanas religiosas y seglares que han caminado al lado de los originarios sin dirigirlos ni suplantarlos?  ¿De quienes arriesgan su libertad y vida por defender los derechos humanos?

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  El año del 2021 se cumplirán 20 años de la Marcha del Color de la Tierra, la que realizamos, junto con los pueblos hermanos del Congreso Nacional Indígena, para reclamar un lugar en esta Nación que ahora se desmorona.

  20 años después navegaremos y caminaremos para decirle al planeta que, en el mundo que sentimos en nuestro corazón colectivo, hay lugar para todas, todos, todoas.  Simple y sencillamente porque ese mundo sólo es posible si todas, todos, todoas, luchamos por levantarlo.

  Las delegaciones zapatistas estarán conformadas mayoritariamente por mujeres.  No sólo porque ellas pretenden así devolver el abrazo que recibieron en los encuentros internacionales anteriores.  También, y sobre todo, para que los varones zapatistas dejemos claro que somos lo que somos, y no somos lo que no somos, gracias a ellas, por ellas y con ellas.

  Invitamos a que el CNI-CIG forme una delegación para que nos acompañe y sea, así, más rica nuestra palabra para lo otro que lejos lucha.  Especialmente invitamos a una delegación de los pueblos que levantan el nombre, la imagen y la sangre del hermano Samir Flores Soberanes, para que su dolor, su rabia, su lucha y resistencia llegue más lejos.

  Invitamos a quienes tienen como vocación, empeño y horizonte, las artes y las ciencias a que acompañen, a la distancia, nuestros navegares y pasos.  Y que así nos ayuden a difundir que en ellas, ciencias y artes, está la posibilidad no sólo de la supervivencia de la humanidad, también de un mundo nuevo.

En resumen: salimos a Europa en el mes de abril del año del 2021.  ¿La fecha y la hora?  No la sabemos… todavía.

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Compañeras, compañeros, compañeroas:
Hermanas, hermanos y hermanoas:

  Éste es nuestro empeño:

  Frente a los poderosos trenes, nuestras canoas.

  Frente a las termoeléctricas, las lucecitas que las zapatistas dimos en custodia a mujeres que luchan en todo el mundo.

  Frente a muros y fronteras, nuestro navegar colectivo.

  Frente al gran capital, una milpa en común.

 Frente la destrucción del planeta, una montaña navegando de madrugada.

  Somos zapatistas, portador@s del virus de la resistencia y la rebeldía.  Como tales, iremos a los 5 continentes.

Es todo… por ahora.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
A nombre de las mujeres, hombres y otroas zapatistas.

Subcomandante Insurgente Moisés.
México, octubre del 2020.

P.D.- Sí, es la sexta parte y, como el viaje, seguirá en sentido inverso.  Es decir, le seguirá la quinta parte, luego la cuarta, después la tercera, continuará en la segunda y terminará con la primera.

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/anuncia-ezln-que-en-abril-de-2021-se-desplazara-por-distintos-paises-de-europa/

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Una tríada que no se puede esquivar

Por: Dinorah García Romero

Esta tríada, si se asume con responsabilidad y fundamentación científica, en Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Educación Superior, sí que generará cambios significativos en la vida de las adolescentes, de las familias y de la sociedad en general.

La República Dominicana lleva varios años escuchando y repitiendo la palabra cambio. Este es un vocablo que se canta, se explica y se declama por doquier. Mientras unos repiten hasta la saciedad este término, diversas personas, colectivos e instituciones del país no solo esperan cambio, sino que están tratando de aportar para que se produzcan transformaciones pertinentes y concretas. Compartimos los deseos que hay en la población de que no se repitan las mismas prácticas y se pueda avanzar en todos los órdenes. En este contexto, hemos escuchado con frecuencia al Ministro de Educación, Profesor Roberto Fulcar, indicando que la propuesta curricular vigente hay que repensarla. La pandemia que nos afecta en estos momentos, demanda una adecuación curricular para reorientar una educación pensada con un peso esencialmente presencial y que ahora requiere una articulación con la educación virtual y la educación a distancia.

Una revisión curricular no se improvisa; requiere una preparación seria y, sobre todo, ha de ser pensada no solo para respuestas inmediatas. Ha de asumirse con una visión a más largo plazo. Antes de idear una revisión curricular, se impone una evaluación de lo realizado. Es necesario identificar qué es lo bueno e interesante que se ha hecho, además de explorar todas las acciones y prácticas que han de transformarse. Reconocemos que la calidad de la educación dominicana, tanto en el ámbito preuniversitario como en el nivel de la educación superior, es crítica. Esta realidad no la podemos eludir. Pero hemos de cuidarnos de cualquier generalización peligrosa, al asumir como punto de partida en una gestión determinada que nada sirve, que nada funciona. No compartimos posiciones extremas. Consideramos que, aunque sean mínimos, hay procesos, prácticas y culturas institucionales que aportan; y, que, a su vez, activan nuevas maneras de hacer y de aprender en los funcionarios que salen y en los que llegan.

Nos interesa recordarles a los nuevos gestores del Ministerio de Educación de la República Dominicana que cuando determinen los procesos de adecuación curricular en el contexto de la pandemia, han de tener en cuenta, con las modalidades que consideren plausibles, una tríada que tiene carácter de urgencia en nuestro país: educación sexual, educación ambiental y educación en género. El énfasis que hemos de hacer en la educación virtual no puede obviar áreas que constituyen tareas pendientes y que ya no se debe relegarlas más. Ha llegado la hora de enfrentar todos los obstáculos que bloquean intencionalmente la educación en estas tres perspectivas. En diversas ocasiones planteamos la necesidad de erradicar el lamento por embarazos de adolescentes, la histeria por los feminicidios y la neurosis por el descalabro del medio ambiente.

Esta tríada, si se asume con responsabilidad y fundamentación científica, en Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Educación Superior, sí que generará cambios significativos en la vida de las adolescentes, de las familias y de la sociedad en general. Es una tríada que, de ser trabajada con sistematicidad, le ahorrará muchos problemas y gastos a la República Dominicana; pero, sobre todo, impulsará un desarrollo integral en las personas y en la sociedad. Las nuevas autoridades han de ser valientes y trabajar con empeño e innovación estas tres ramas del saber. Optamos por un saber que conecte con las necesidades de las personas y del tejido social.

No es recomendable formar a los estudiantes ignorando su cuerpo y escondiéndole sus funciones; no tiene sentido negar la educación en género, mientras la Ley General de Educación  N° 66-97 habla de igualdad y de equidad. Mucho menos es plausible desconocer la Educación Ambiental mientras desaparecen con celeridad ríos, bosques, se reduce la biodiversidad y la Ley 94-20 de Educación y Comunicación Ambiental es una perfecta desconocida.  Esta tríada no resiste más discurso ni más miedo a compromisos electorales, religiosos y empresariales. Estamos ante una tríada que no se debe esquivar.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/una-triada-que-no-se-puede-esquivar-8862973.html

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Mujeres y niñas latinoamericanas comparten violencias y poca atención de los gobiernos

Miriam González Sánchez/CIMAC Noticias

 

Sin importar el país, mujeres y niñas de la región Latinoamericana comparten violencia, exclusión, pobreza, abusos, deserción escolar, embarazos forzosos, feminicidio, exclusión laboral y nulo acceso a la salud, así lo compartieron mujeres concejalas y la presidenta municipal de México, Colombia, Chile y El Salvador durante el Conversatorio regional “Experiencias de las mujeres en la política en apoyo a la población, acciones y retos”.

En el evento que se llevó a cabo el pasado 29 de agosto y fue convocado por la organización chilena “Desarrollo Sin Fronteras”, la presidenta municipal de Tlaxcala, México, Anabell Avalos Zempoalteca; la concejala del movimiento político “Estamos Listas en Medellín”, Colombia, Dora Cecilia Saldarriaga Grisales; la concejal de la municipalidad de Viña del Mar, Chile, Laura Gianicci Natoli; y Keyla Cáceres de León, especialista en incidencia parlamentaria y organización comunitaria de El Salvador, coincidieron en que la crisis sanitaria por COVID-19 ha evidenciado las múltiples situaciones de vulnerabilidad a las que se enfrentan las mujeres, no obstante las respuestas de los Estados que no han tomado en cuenta el impacto diferenciado entre mujeres y hombres, convirtiéndose en un reto mayúsculo los esfuerzos que realizan desde sus espacios políticos.

En Medellín, la pandemia exacerbó las violencias que viven las mujeres. Incrementaron los casos de feminicidio, la violencia familiar y sexual. De enero a la fecha han desaparecido 15 mujeres. Sin embargo, pese a que existen varias implementaciones gubernamentales en materia de género, no existe voluntad política para enfrentar estas violencias.

Al igual que en México, hubo un aumento en las llamadas a los números de emergencia por violencia, sin embargo, las denuncias no prosperan pues para el sistema judicial éste continúa siendo un tema accesorio. La violencia contra las mujeres es una pandemia poco visibilizada.

En México, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública los casos de feminicidio subieron 40 por ciento. De enero a junio, a nivel nacional, se iniciaron 18 mil 884 carpetas de investigación por violencia familiar, de las cuales 2 mil 824 se abrieron en junio, lo que representó un incremento del 18 por ciento comparado con las registradas en mayo.

“Encerramos de golpe a las mujeres con sus agresores, en medio de una cuarentena estricta, en un estado de excepción, con tanquetas en las calles combatiendo el virus, ¿por qué?, lo único que esta acción desencadenó fueron violaciones y desaparición de niñas”, puntualizo Keyla Cáceres, de El Salvador.

“La violencia contra las mujeres en el contexto de la COVID-19 es un panorama igual en toda la región. En Chile, las mujeres se enfrentan a una diversidad de violencias e incremento del trabajo del hogar”, dijo en su oportunidad, Laura Gianicci.

Trabajo de cuidados

Otro tema que cruza a los cuatro países fue el de cuidados. Ante el confinamiento, el trabajo no remunerado de las mujeres se exacerbó. Para Dora Saldarriaga “si no se reconocía el aporte de las mujeres en los cuidados y cómo ellas son quienes sostienen los sistemas productivos de los países, la crisis sanitaria lo puso en la lupa, sin embargo, se sigue mirando como un deber ser de las mujeres”.

El trabajo no remunerado se ha multiplicado en el confinamiento, a las labores de quehaceres del hogar se han sumado el cuidado de personas adultas mayores, de niñez y adolescencia y la instrucción escolar. A nivel mundial los datos demuestran que con cada 2 horas más de trabajo de cuidados diario que tiene una mujer pierde 10 por ciento de trabajo remunerado.

“Para los hombres el tema del cuidado lo tienen resuelto, siempre es una mujer la que lo resuelve”. Mientras que para las mujeres se multiplicó este trabajo, al trabajo remunerado desde casa, se sumó el trabajo del hogar, el cuidado de la familia, y la atención escolar de hijas e hijos. “En una breve encuesta encontramos que para las mujeres se habían incrementado entre 4 y 6 horas de cuidados a diferencia de los hombres”, puntualizó la Concejala de Medellín.

Empleo

En materia de empleo remunerado, en el caso de El Salvador, una parte importante de su economía sobrevive de la industria textil, las maquilas, donde trabaja un porcentaje alto de mujeres adultas con enfermedades crónicas. Con la pandemia, se incrementó la explotación laboral, a los sueldos bajos, se le sumó el despido masivo y el freno en el acceso a la salud. Muchos de los patrones dejaron de pagar las cuotas de salud, bajo la pasividad del gobierno, desde febrero de 2020. “Las mujeres no han podido acceder a la salud; las han despedido sin un pago correspondiente por su trabajo y antigüedad. El gobierno permanece callado”.

Para Viña del Mar este escenario es familiar. Lejos de los reflectores del Festival de Viña del Mar, esta ciudad es donde existe el mayor número de campamentos de extrema pobreza en el país, y el segundo lugar nacional con personas adultas mayores.

“La pandemia nos tomó en un momento brutal. Actualmente no hay ingresos, están cerradas las fuentes de empleo (casinos, hoteles, servicios) y las que más enfrentan estos despidos son las mujeres. Las trabajadoras del hogar son las más golpeadas, y recién en el Congreso se acordaron de ellas”. La pobreza tiene rostro de mujer, sin embargo, aún en la pandemia están invisibilizadas.

Mientras que las personas adultas mayores viven una violencia estructural implícita y empobrecida. Llegar a una edad adulta también implica el empobrecimiento y el olvido de los familiares, donde las mujeres adultas mayores son las que enfrentan las peores condiciones.

Incremento de embarazos en niñas y adolescentes

Otro de los retos que enfrenta la región son los embarazos de niñas y adolescentes. De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas es posible que 47 millones de mujeres de 114 países de bajos y medianos ingresos no puedan tener acceso a anticonceptivos modernos, por lo que se prevén hasta 7 millones de embarazos no deseados.

En El Salvador, se incrementaron los embarazos en niñas de 10 a 19 años de edad. “Tenemos registrados más de 6 mil embarazos en el contexto de la pandemia. En el segundo trimestre de 2020 hemos registrado un incremento de embarazos de niñas de 10 a 14 años de edad, una violación legitimada por el Estado. Un Estado que se olvidó de poner la mirada de género en cada una de las decisiones que tomó para mitigar esta pandemia”.

En medio del coronavirus, la violencia y la violencia sexual desembocaron en embarazos a una edad muy temprana que limita las posibilidades de las niñas, en medio de Estados que las obligan a tener esas hijas e hijos y que no les dan la libertad de interrumpir un embarazo no deseado que pone en riesgo su salud. Necesitamos garantizar a las niñas un futuro y no la maternidad forzada a la que ahora se están enfrentando. El Instituto Guttmacher calcula que este año se producirán al menos tres millones de abortos en condiciones de riesgo.

Actualmente 90 por ciento de los hospitales en el país son para COVID-19, por lo que no hay monitoreo, seguimiento y, en algunas instituciones, persiste el desabasto de medicamentos. A nivel mundial, se estima que 113 mil mujeres podrían morir por no tener acceso a salud reproductiva durante sus embarazos a raíz de la pandemia.

Acceso a la educación

En materia educativa, las cuatro mujeres coincidieron que en medio de un regreso escolar inminente, la deserción escolar al terminar este año será enorme. En el caso de El Salvador, sólo 17 por ciento de la población tienen acceso a internet, lo que impacta a las niñas y adolescentes de las zonas más marginadas.

“En El salvador a las niñas que no tienen WhatsApp para recibir y enviar tareas, les pidieron ir a la escuela a recoger las guías de trabajo, eso significaba ponerlas en riego porque las calles están llenas de policías y soldados, además que se tenía un control para la salida por lo que su madre, padre o tutor tampoco podían salir todos los días a traer las tareas”, señaló Keyla Cáceres.

Como un acto para romper el aislamiento físico a través de la comunicación virtual, las mujeres coincidieron en que uno de los principales retos que enfrentan en medio de la pandemia es colocar en la agenda pública los retos y necesidades que enfrentan las mujeres de sus países. No puede existir ningún intercambio de ideas, foros, discusiones sin que las mujeres estén presentes. “Ese es nuestro trabajo permanente en estos cargos, que se visibilice dónde están las mujeres, sus retos y necesidades, y con ello construir políticas públicas con perspectiva de género. No se trata sólo de llegar e implementar las agendas que están colocadas sino colocar la agenda de los Derechos Humanos de las mujeres”, coincidieron.

“Estar en el mundo de la política no es fácil, pero sí una oportunidad para hacer un cambio. Un frente común entre mujeres de Latinoamérica. Conocernos más allá de las fronteras. Hay mucho por hacer para cerrar las brechas de género”.

Los Estados necesitan resolver la desigualdad social que nos ha llevado a las mujeres a ser el eslabón más débil en medio de la pandemia. Si no existe una voluntad política para resolver las brechas de género se van a incrementar en los siguientes años, concluyeron.

Fuente e imagen:  CIMAC Noticias

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México: Senado y ONU se unen para poner fin a violencia contra mujeres y niñas

América del Norte/México/26-07-2020/Autoría:Víctor Ballinas y Andrea Becerril/Fuente: www.jornada.com.mx

Desde el Senado y con el apoyo de la ONU, a través de la Iniciativa Spotlight, se trabajará para reformar la legislación, a fin de terminar con la violencia contra mujeres y niñas, aseveró la presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, del Senado, la morenista Martha Lucía Micher Camarena.

Durante una reunión de trabajo virtual, con quienes integran dicha Iniciativa, la legisladora refirió que la armonización legislativa al interior del país ha sido un fracaso, porque en las entidades federativas se cuenta con dos leyes para atender la violencia contra las mujeres.

Ante ello, llamó a incorporar en una sola legislación la Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia y la Ley para Prevenir y Atender la Violencia Familiar, pues esta situación violenta el mismo derecho que promueve

La representante de la ONU Mujeres en México, Belén Sanz Luque, precisó que la Iniciativa Spotlight es una alianza a nivel mundial entre el Sistema de Naciones Unidas, el apoyo de la Unión Europea y en este caso México, enfocada en la prevención y eliminación del feminicidio .

México, subrayó Sanz Luque, fue seleccionado para implementarla “por los índices de feminicidio que presenta” y porque servirá como modelo de intervención para otros países en la región.

Actualmente, dijo, dicha iniciativa es aplicada en cinco municipios de México: Chilpancingo, en Guerrero; Chihuahua y Ciudad Juárez, en Chihuahua; y Ecatepec y Naucalpan, en el Estado de México.

Explicó que en esos municipios se analiza el primero de seis pilares que rigen el programa; el relativo a los marcos legislativos y de política pública, cuyo objetivo es una revisión del marco regulatorio para identificar la legislación pendiente en materia de derechos humanos de las mujeres niñas niños y adolescentes; regulaciones federales, estatales y municipales; y las medidas discriminatorias que se pudieran presentar.

David Peña y Karla Michelle Salas, a nombre de ONU Mujeres y el Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, presentaron los avances de esa iniciativa en materia de diagnóstico legislativo para detectar los vacíos discriminatorios en las normas jurídicas a nivel federal, estatal y municipal.

Señalaron que se busca armonizar las legislaciones locales para, por ejemplo, garantizar que el feminicidio se reconozca en todas las leyes del país, con las modificaciones correspondientes al Código Penal Federal, con el fin de prevenir, investigar y sancionar ese y otros delitos con sanciones y penas efectivas, sobre todo cuando los afectados sean indígenas y afromexicanos, y de esa forma avanzar en el combate de las conductas delictivas.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/07/23/senado-y-onu-se-unen-para-poner-fin-a-violencia-contra-mujeres-y-ninas-6251.html

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América Latina: Violaciones de mujeres y niñas producto de un sistema machista donde el Estado y las instituciones muchas veces son cómplices

Redacción: DW

Las violaciones a niñas y mujeres de todas las capas sociales y de todas las etnias, así como de mujeres trans, atraviesa a América Latina y es un fenómeno que se agrava con la pandemia del coronavirus.

La violencia de género es un fenómeno que sigue azotando a las mujeres en los países de América Latina y el Caribe. Todavía resuena en muchos oídos la letra de «Un violador en tu camino», del colectivo chileno «Las Tesis», y las imágenes de la performance de ese mensaje en todo el mundo siguen en las redes sociales. Sin embargo, nuevos casos de violaciones de mujeres y niñas en América Latina vuelven una y otra vez a ocupar los titulares. La violación de una niña indígena embera a manos del Ejército colombiano trascendió recientemente, así, como, a principios de junio, la definición por parte de un fiscal argentino de una presunta violación en grupo a una menor de 16 años ocurrida en 2012 en la provincia argentina de Chubut. El fiscal Fernando Rivarola definió ese delito como «accionar doloso de desahogo sexual», y lo rebajó de «abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal» a «abuso sexual simple». Los cuatro adultos imputados aceptaron, junto con la víctima, un juicio abreviado que los deja condenados a tres años de prisión en suspenso, libres de cárcel.

 

Asimismo, todavía hoy continúa la práctica aberrante del «chineo» o «rameo» en las comunidades indígenas de las provincias argentinas de Formosa, Chaco, parte de Salta y el norte de Santa Fe, en la cual se viola a mujeres menores de edad y adultas para someterlas, en un rito de iniciación sexual que data de finales del siglo XIX y es una de las manifestaciones de racismo y discriminación por género, etnia, edad y condición socioeconómica. Hoy sigue afectando a las mujeres y niñas de las etnias wichí, qom, pilagá, moqoi, tapiete, chorote y chané de esa región argentina. Pero está claro que las violaciones de mujeres, niñas y mujeres trans atraviesa y golpea a toda Latinoamérica.

«Terrible desprotección» de mujeres y niñas indígenas

Las niñas y mujeres indígenas, y también otros grupos de mujeres, están sujetos en Latinoamérica a una triple discriminación: se las discrimina por ser mujeres, por ser indígenas y por ser pobres. Se calcula que 25 millones de mujeres de pueblos nativos de América Latina y el Caribe se ven desamparadas y expuestas a la violencia, situación que se ha agudizado con la pandemia del nuevo coronavirus. El confinamiento y la imposibilidad de trabajar han agravado su falta de recursos económicos y, muchas veces, las dejan a merced de la violencia machista en sus hogares, violencia ejercida por parte de sus parejas y/u hombres de la familia o cercanos a ella.

«Nosotras usamos el término ‘violencias’ en plural», dijo a DW la peruana Tarcila Rivera, líder indígena coordinadora del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), una red integrada por más de 30 organizaciones indígenas de 23 países. «La violencia doméstica, la violencia institucionalizada, la violencia sexual y el racismo, con su expresión en las discriminaciones, en la exclusión en las políticas del Estado y en la distribución de los presupuestos; el ser expulsadas y enajenadas de nuestros recursos naturales y nuestro territorio: esas son las múltiples formas de violencia que sufrimos las mujeres y niñas indígenas. Son formas de una violencia tremenda que daña nuestra autoestima, y limita todas nuestras posibilidades de crecer y acceder a mejores posibilidades», explica. Tarcila Rivera fue, hasta 2019, miembro del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas.

Tarcila Rivera, líder indígena coordinadora del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), una red integrada por más de 30 organizaciones indígenas de 23 países.Tarcila Rivera, líder indígena coordinadora del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), una red integrada por más de 30 organizaciones indígenas de 23 países.

En cuanto a la violación de una niña embera en Colombia, perpetrada por miembros del Ejército de ese país, Rivera dice que «las niñas y las mujeres indígenas están en una situación de terrible desprotección, porque no se tiene garantías de seguridad sobre la vida, ni los cuerpos, ni por parte del Estado, como en este caso. El Ejército de un Estado debería velar por la integridad y la seguridad del pueblo. Y, sin embargo, tenemos este ejemplo terrible de Colombia». Y menciona también el caso de una niña de 12 años de la etnia guaraní, comunidad de Manduviyu, en el Departamento de Itapuá, Paraguay, que fue hallada muerta, el 29 de junio, en un maizal, víctima de una hemorragia aguda tras haber sido violada. El sospechoso de haber cometido ese crimen es un hombre de 26 años de su mismo pueblo.

«Prácticas nocivas» que hay que deconstruir

«Las violaciones de mujeres y niñas son hechos que, desafortunadamente, vemos que suceden continuamente en nuestra región y en el mundo, y tiene que ver con las prácticas nocivas hacia niñas y mujeres adolescentes y adultas, producto de una mirada hacia mujeres como mercancía, como objetos sexuales, como mano de obra gratuita», dice Neus Bernabeu, Asesora Regional de Género y Juventud para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en entrevista con DW. En el Informe Mundial de Población de UNFPA del 30 de junio de 2020, se tratan, además de las violaciones, temas como la ablación genital y el matrimonio infantil, este último, la «práctica nociva más recurrente en América Latina y el Caribe».

Neus Bernabeu, Asesora Regional de Género y Juventud para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).Neus Bernabeu, Asesora Regional de Género y Juventud para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

De acuerdo con Neus Bernabeu, en la región, y en todo el mundo, «persiste la idea de que las niñas y mujeres no tienen el control sobre su cuerpo, sobre su vida, sobre su sexualidad. Estas prácticas nocivas son, a veces, costumbres o tradiciones culturales que provocan daños irreversibles en las niñas», añade.

La violencia ejercida sobre el cuerpo y la psiquis de las mujeres es de amplio rango y va desde los castigos, la tortura física y psíquica, hasta la violación, que provoca embarazos y maternidades infantiles forzadas. «Esto está instalado en nuestras sociedades y, no solo no estamos haciendo lo suficiente para erradicarlo, sino que, muchas veces, somos cómplices de esas situaciones», advierte la experta de la ONU.

Autoridades, instituciones, forman parte de un «sistema machista»

La tradición cultural del patriarcado atraviesa todos los estamentos de la sociedad: la política, la economía, la educación y la justicia. ¿En qué medida son cómplices las sociedades, los Estados y la Justicia de este estado de cosas? «Son responsables en varios niveles», explica Bernabeu. «Como Estados, tenemos instrumentos para que se respeten los derechos humanos, y la violencia sexual contra las mujeres está regulada en los marcos legales. Pero muchas veces no se cumple con ese marco legal, porque hay resistencia a hacerlo, o porque los derechos de las mujeres y las leyes que las protegen no se han difundido ni entre las niñas y mujeres, ni entre la ciudadanía en general, ni entre los servidores públicos», agrega.

Eso tiene que ver con el machismo que persiste en nuestras sociedades, según Bernabeu. «Hemos sido criados en ese machismo, y las instituciones y los servidores públicos forman parte de ese sistema. Cuando hay que aplicar la ley, también las autoridades transmiten esa mirada de infravaloración de las mujeres, esa cosificación del cuerpo de las mujeres, y, por lo tanto, no están actuando como debería ser, según las leyes que los mismos Estados han aprobado», subraya. Y dice que «por eso es muy importante cuestionar ese sistema y trabajar para deconstruirlo y construir nuevas masculinidades».

La violación no es un acto sexual, sino un acto de poder

La violencia contra las mujeres toma diferentes formas, sutiles y explícitas, tanto en el hogar como fuera de él. Las violaciones y feminicidios son crímenes de género que tienen como fin, simbólicamente, someter a las mujeres. «La violación», dijo la antropóloga Rita Segato en entrevista con La Vanguardia (14.04.2017), «es un acto de poder y dominación». Y añadió que «debe entenderse que es un error hablar de crímenes sexuales: son crímenes del poder, de la dominación, de la punición. El violador es el sujeto más moral de todos. En el acto de la violación, él está moralizando a la víctima. Yo he trabajado años entrevistando a violadores. Los abogados, los jueces, no están formados, no tienen educación suficiente como para entender qué es un crimen sexual». Según ella, el violador no es un ser anómalo, sino que «irrumpe en un contenido y en determinados valores que están presentes en toda la sociedad». No está motivado por el deseo sexual, sino por el deseo de castigar a la víctima, o de demostrarle a otros hombres su poder. Para ella, lo que se debería corregir es el imaginario colectivo que impera sobre las mujeres y sobre el poder.

Bajo el lema Ni una menos, mujeres en Argentina protestan contra los feminicidios y la violencia machista sexual.Bajo el lema «Ni una menos», mujeres en Argentina protestan contra los feminicidios y la violencia machista sexual.

A la falta de conocimiento de los motivos de las violaciones se suma, incontables veces, no solo la inoperancia de las autoridades y la Justicia -como en el inexplicable fallo del fiscal argentino Rivarola-, sino también la revictimización de las mujeres violadas, en tanto se las culpabiliza de haber provocado la violación, ya sea porque estaban en el lugar en donde no tenían que estar, a horas en las que no debían encontrarse allí, vestidas con ropa que no debían llevar. Ese tipo de inversión de roles que culpabiliza a la víctima y justifica al perpetrador es usual en casos en que las víctimas no cuentan con el reconocimiento como tales, y carecen de la protección que les corresponde para que se respeten plenamente sus derechos.

La violencia contra las mujeres y las niñas -sean indígenas, mujeres negras, mujeres blancas o mujeres trans- golpea con más fuerza cuando estas cuentan con menos recursos económicos y educativos, y no tienen acceso pleno a sus derechos, ya sea porque no los conocen, o porque no se les provee de información sobre ellos. Neus Bernabeu dice que «hay que trabajar por tener marcos legales, servicios de prevención y atención que lleguen a las comunidades, porque muchas veces esas mujeres y niñas están totalmente desprovistas de cualquier tipo de servicio, de salud sexual y reproductiva, de atención de los daños causados por la violencia». Y agrega que «hay que transformar también todos estos imaginarios y estas normas que están instaladas en nuestra sociedad y en nuestras instituciones».

«¿Qué tenemos que hacer para que nuestras autoridades revisen y replanteen el sistema educativo para lograr más igualdad para las mujeres?», pregunta Tarcila Rivera. Para ella, «el deterioro ético en este sentido se da en toda la humanidad, es un tema público. Tenemos más de 250 recomendaciones específicas para que los Estados pongan atención a los derechos de las mujeres indígenas», resalta. Y concluye con una pregunta, apelando, también, a la sororidad: «Si una mujer goza de plenos derechos, y no se la excluye ni discrimina, ¿acaso no querrá lo mismo para todas las mujeres?»

Fuente: https://www.dw.com/es/violaciones-de-mujeres-y-ni%C3%B1as-producto-de-un-sistema-machista-donde-el-estado-y-las-instituciones-muchas-veces-son-c%C3%B3mplices/a-54042209

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