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Más de la mitad de las mujeres españolas mayores de 16 años ha sufrido violencia machista

Por: Marisa Kohan

Según la Macroencuesta sobre Violencia sobre las Mujeres hecha pública este jueves 10 de Septiembre, un total de 11.688.411 mujeres españolas mayores de 16 años (un 57% del total) han sufrido a lo largo de su vida algún tipo de violencia por el hecho de ser mujeres.

Más de una de cada dos mujeres en nuestro país ha sufrido algún tipo de violencia por el hecho de ser mujer. Así lo afirma la Macroencuesta sobre Violencia contra la Mujer hecha pública este jueves por el Ministerio de Igualdad, cuyos datos fueron recogidos a lo largo del año pasado entre cerca de 10.000 mujeres mayores de 16 años residentes en nuestro país.

Según el estudio, considerado como la operación estadística más relevante sobre este tipo de violencias que se realiza en España, un total de 11.688.411 de mujeres han sufrido algún tipo de agresión, lo que supone un 57,3% del total.

La encuesta, realizada a un total de 9.568 mujeres, desvela que una de cada cinco mujeres (un 19,8%) la ha sufrido en los últimos 12 meses, lo que supone que sólo a lo largo del último años más de cuatro millones de mujeres mayores de 16 años se han visto sometidas a algún tipo de violencia machista.

​Si bien la violencia se ejerce a lo largo de toda la vida de las mujeres, la encuesta revela que son las más jóvenes las que más violencia sufren o perciben. El 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años y el 68,3% de las mujeres de 25 a 34 años han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas frente al 42,1% de las que tienen 65 o más años. Aunque el dato sobre la prevalencia de la violencia hacia las jóvenes es muy llamativo, el estudio afirma que es necesario un análisis en más profundidad para determinar este alto índice. Es posible que la violencia hacia las jóvenes efectivamente se haya incrementado, pero también es posible que sean más proclives a detectar la violencia y a hablar sobre ella, afirman fuentes del Miniterio de Igualdad.

Si nos fijamos en la violencia que se ejerce dentro del ámbito de la pareja o expereja (es decir, aquella violencia que está amparada en la actualidad por la ley de violencia de género de 2004), la encuesta revela que la violencia física o sexual afecta al 14,2% de las mujeres, es decir, más de 2,9 millones de mujeres. Po lo que se refiere a la violencia de control y económica dentro de las relaciones afectivas, éstas alcanzan al 31,9% de las mujeres encuestadas.

En términos generales, la violencia de género, es decir aquella que tiene lugar en el ámbito de la pareja, afecta a una de cada tres mujeres, o al 32,4% (más de 6.600.000 mujeres).

El estudio no sólo se centra en la violencia dentro de la pareja, sino que amplía el ámbito a un amplio espectro de violencias fuera de las relaciones afectivas, con un especial interés hacia el acoso sexual el stalking (la violencia repetida), la violencia sexual fuera de la pareja, así como preguntas para medir la otros tipos de violencia como la psicológica y económica dentro de la pareja.

Se trata de la primera vez que unan encuesta analiza de forman amplia las violencias fuera de la pareja. En la anterior macroencuesta llevada a cabo en 2015, ya se preguntó sobre violencia sexual fuera de la pareja, pero ahora el cuestionario es mucho mas amplio. Esto, explican fuentes del Ministerio, cumple con los requisitos estadísticos del Convenio del Consejo de Europa, más conocido como Convenio de Estambul, que obliga a los Estados miembros a tener en cuenta todas las violencias que se ejercen contra las mujeres, así como cumplir con los mandatos del Pacto de Estado acordado en el Congreso en 2017.

Casi un 14% de mujeres sufre violencia sexual

La encuesta revela que del total de mujeres mayores de 16 años, casi tres millones (el 13,7%) han sufrido violencia sexual proveniente de cualquier hombre, no sólo de su pareja, sino fuera de sus relaciones afectivas estables y un 21.5% del total (casi 4,4 millones) han sufrido violencia física.

Para la delegada contra la violencia de género, Victoria Rosel, una de las principales conclusiones de esta macroencuesta es que la violencia contra las mujeres es un problema estructural y oculto. «Conocemos todos la punta del iceberg y hablamos de los 31 asesinatos por violencia machista que se han producido este año sólo teniendo en cuenta los cometidos por la pareja o expareja, así como el tremendo incremento de llamadas al 016», pero los datos demuestran que este tipo de violencia va más allá. «Se trata de una violencia estructural no sólo por su prevalencia, sino porque no se trata de episodios aislados, sino que son relaciones de violencia por su frecuencia y por la combinación de violencias, puesto que la mayoría de las víctimas la sufren más de una vez y forman parte de su vida cotidiana».

El estudio revela que la mitad de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja (el 50,4%) afirma que esta violencia ha tenido lugar solo una vez frente y casi la misma cifra (un 49,6%) reconoce que ha sucedido en más de una ocasión. De las que responden que tuvo lugar más de una vez, el 41% dicen que la violencia sexual tenía lugar al menos una vez al mes.

Para la delegada del Gobierno, es clave que algunos de los datos desvelados en el estudio van en contra del imaginario colectivo y son sumamente útiles a la hora de legislar y de desarrollar políticas públicas. Este es el caso de las violaciones. Sólo un 18% de las encuestadas afirman haber sido violadas por desconocidos. «Esto implica que el 82% de las que fueron violadas conocían a su agresor», afirma Rosell. Otro caso significativo en el que la creencia popular y los datos de la encuesta son totalmente divergentes es en la proporción de agresores sexuales extranjeros, que Rosell califica como insignificante en las estadísticas, a pesar de que las fuerzas de ultraderecha se empeñen en decir lo contrario.

También es llamativo el lugar donde se cometen este tipo de agresiones. Entre las mujeres que han sufrido una violación, un 59,1% afirma que ésta se cometió en una casa.

El 99,6% de los agresores sexuales son hombres

Casi la totalidad de las agresiones sexuales sufridas por mujeres mayores de 16 años en nuestro país la han realizado hombres. Según la encuesta, el 99,6% de esta violencia la ejercen varones y conocidos de la víctima. El 21,6% de la mujeres que afirman haber sufrido este tipo de violencia, revelan que el agresor era un hombre de la familia, el 49% un amigo o conocido y un 39,1% afirma que el agresor era un hombre desconocido. El 49% de las agresiones sexuales las realizaron personas conocidas de la víctima: familiares, amigos, vecinos, profesores….

Uno de los datos más llamativos en relación a la violencia sexual es su bajo índice de denuncia, que mantiene este tipo de violencia en la oscuridad. Según los datos el estudio tan sólo un 8% de la mujeres que viven este tipo de violencias las denuncian ante la Policía o los juzgados, lo que supone que más del 80% de estas agresiones permanecen ocultas y no perseguidas, porque tal como afirmó Rosell durante la presentación de la encuesta, la única forma de perseguir estos delitos es mediante al denuncia.

Entre los principales motivos citados por las encuestadas para no denunciar este tipo de violencia, figura en primer lugar el hecho de que «era menor o era una niña», motivo que menciona el 34,5% de las mujeres. Otro de los motivos es no conceder importancia a los sucedido (30,5%), la vergüenza (25,9%), que los hechos ocurrieron «en otros tiempos en los que no se hablaba de estas cosas” (22,1%) y el temor a no ser creída (20,8%).

Más de 1,6 millones de menores viven la violencia

Tal como resalta el estudio, la violencia de género no afecta únicamente a la mujer, sino que también tiene repercusiones importantes sobre sus hijos e hijas, o sobre otros menores que vivan en el hogar. Según las respuestas a la encuesta, el 89,6% de las mujeres que han sufrido la violencia de género por parte de su pareja o expareja tenían hijos menores en el momento en el que se produjeron los episodios de violencia y afirman que éstos presenciaron o escucharon la violencia contra la madre y que sufrieron la misma violencia que ellas.

En total, el estudio revela que 1.678.959 menores viven en hogares en los que la mujer está sufriendo en la actualidad algún tipo de violencia (física, sexual, control, emocional, económica o miedo) en la pareja.

Otra de las claves del estudio es la que se refiere a las consecuencias que tiene la violencia que se ejerce contra mujeres y sus hijos. Según el estudio este tipo de violencia constituye un problema de salud pública y afecta a la integridad física y psíquica de mujeres y menores. Las secuelas físicas, es decir lesiones, afectan al 46.6% y más del 70% sufre secuelas psicológicas.  Sufrir una violación multiplica por 6 el riesgo de cometer suicidio y un 26,6% han consumido alcohol o drogas debido a esta violencia.

Faltan indicadores sobre violencia institucional

Entre las distintas preguntas, que según la memoria de la encuesta fue exhaustiva y muy amplia, no se encuentra ninguna que aborde específicamente la violencia institucional que sufren las mujeres. Esta ya había sido una reclamación de sectores del feminismo en la anterior encuesta de 2015. Fuentes del ministerio reconocen que la amplitud y la profundidad de la encuesta diseñada en la anterior legislatura obligó a reducir el número de temáticas y que la violencia institucional que sufren o perciben las mujeres, especialmente en el recorrido judicial, no formó parte de la encuesta. Fuentes del Ministerio de Igualdad reconocen que sería importante conocer esta percepción a la hora de implementar cambios y políticas públicas en el sistema judicial.

Cabe recordar que las grandes protestas y movilizaciones de los últimos años se han producido precisamente por decisiones judiciales o por falta de acción de la justicia. Recientemente el caso de María Salmerón volvió a poner sobre la mesa el hecho del maltrato institucional a las víctimas de la violencia machista y de sus hijos e hijas. Salmerón, indultada parcialmente en tres ocasiones por el Gobierno para no entrar en la cárcel, tiene sobre ella una nueva condena y la ministra de Igualdad ya apuntó que podría volver a ser indultada si esta se lleva a cabo.

Una guía para implementar políticas públicas

La macroencuesta (la sexta que se elabora hasta la fecha) tiene como objetivo tener una radiografía sobre el estado de la violencia sobre las mujeres en nuestro país, con el fin de poder elaborar políticas públicas que las prevengan y la eliminen.

En este sentido, la ministra de Igualdad, Irene Montero, anunció durante la presentación de los datos de la macroencuesta, que el Gobierno pondrá en marcha una Estrategia Nacional contra la Violencia Machista que se implementará entre el 2021 y el 2025 y que viene a sustituir la que acabó en 2016, que estaba centrada principalmente en la violencia que se ejerce dentro de la pareja. Aunque no especificó el momento de inicio de este plan, afirmó que estaría listo par ser presentado en el primer semestre del año próximo.

«Los datos de la macroencuesta nos dicen que debemos seguir reforzando aún más todas las medidas encaminadas a actuar no solamente cuando ya se ha ejercido la violencia, sino a fortalecer todos los mecanismos de prevención», afirmó Montero en la presentación de los datos.

«Es urgente que las mujeres crean en las instituciones publicas que tienen el deber de acompañarlas en el proceso de reparación, por lo que es imprescindible contar con una guía, con una hoja de ruta, de una políticas pública y una estrategia que de una respuesta eficaz e integrada frente a las violencias que se ejercen contra las mujeres», dijo la ministra. Para esto, la estrategia irá de la mano del pacto de Estado y lo reforzará, añadió.


Fuente: https://www.publico.es/sociedad/mitad-mujeres-espanolas-mahores-16-anos-sufrido-violencia-machista.html

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Libro: Las teologías feministas frente al fundamentalismo religioso (PDF)

Por: Reseña

La mayoría de los trabajos reunidos en este libro fueron presentados como ponencias en el Primer Encuentro de la Red de Teólogas, Pastoras, Lideresas y Activistas Cristianas (TEPALI) celebrado en la Comunidad Teológica en la ciudad de México del 3 al 5 de octubre de 2019. “La pertinencia de las teologías feministas ante el avance de los fundamentalismos religiosos” fue el tema central que convocó a más de 30 mujeres de distintas edades, profesiones, disciplinas y tradiciones, provenientes desde Argentina y Chile hasta Estados Unidos.

Descargar el libro en pdf aquí: Las teologías feministas TEPALÍ 2020

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Los feminismos y los límites de lo transformable

Por: María Inés Martínez 
Hoy el feminismo es el movimiento social y la lucha política más grande y radical de Uruguay y de América Latina. Como Furtado y Sosa (2020), creo en la importancia de hacer memoria de lucha. Vivimos el presente de una historia que le excede; las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar. Hace tres años que el 8 de marzo es día de paro, pero las mujeres también toman las calles el 3 de junio bajo la consigna Ni Una Menos, el 25 de noviembre contra la violencia de género, y casi semanalmente, ante cada feminicidio, hay una alerta feminista que corta 18 de Julio.

Pero el feminismo no sólo se vive en las calles; permea tanto el espacio público como el privado. Se reeditó El segundo sexo, que hace unos años era difícil de conseguir, se repiensa la heterosexualidad y se cuestiona el amor romántico, se discute sobre la abolición o regulación del trabajo sexual, se populariza la copita menstrual, alguien le dice “no, después de ti” al señor que la quiere hacer pasar primero en el ómnibus, hasta el tío Ruben aprendió a hablar con la ‘e’ y no le parece tan grave como al principio. El feminismo parece estar en todos lados, incluso en el nuevo gobierno.

Beatriz Argimón, Mónica Bottero y Laura Raffo son algunas de las mujeres de la coalición de derecha del nuevo gobierno que se identifican como feministas. Esto, como no podía ser de otra forma, ha disparado nuevas-viejas preguntas: ¿existe el feminismo de derecha?1 ¿Qué es el feminismo? Y ¿cuáles son los intereses de las mujeres? Más que contestarlas, compartiré aquí, desde mi lugar de enunciación, algunas reflexiones, para pensarlas. Soy mujer, joven, uruguaya, socióloga y también me identifico como feminista. Considero importante no sólo analizar las desigualdades sociales, sino también las luchas por la igualdad, y las contraluchas o backlash que estos despliegues de fuerza transformadora generan.

Según Sonia Alvarez (2014), ha habido tres grandes momentos en la trayectoria de los feminismos (entendidos como campus discursivos de acción) contemporáneos en América Latina. En primer lugar, la configuración del feminismo en singular. En segundo lugar, un momento de descentramiento y flujos verticales, que pusieron el foco en la cuestión de género. Por último, el momento actual, que se caracteriza por flujos horizontales, en los que los feminismos se multiplican y crecen. Algunos intentan influir institucionalmente en las políticas de Estado. Otros procuran desafiar el discurso dominante del desarrollo, incluso el de izquierda, ese que ve en la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado un medio para el crecimiento económico.

Se han multiplicado los espacios antineoliberales, antirracistas, populares. Los feminismos jóvenes son heterogéneos, plurales y descentralizados, lo que trae consigo ciertos conflictos y contradicciones, propios de un campo feminista más amplio (Alvarez, 2015). Hoy vemos una proliferación de actores que se identifican con el feminismo y disputan el espacio y el poder en él. A pesar de no tener una agenda única, el movimiento feminista se ha destacado por su capacidad de convocatoria y articulación. Esta pluralidad de voces, más que quitarle profundidad crítica, hasta el momento, ha sido su fortaleza (Gutiérrez, 2019).

Esto no debería ser subestimado, ya que por mucho tiempo la izquierda masculinista creyó imposible que radicalidad y masividad fueran de la mano. Menos aún entre mujeres, a quienes se pensaba como seres en competencia. Sin embargo, hoy, en América Latina los feminismos lograron articular la masividad social con la radicalidad política. Yendo más allá de los derechos civiles y la igualdad formal, incorporando una perspectiva decolonial, que entiende el cuerpo de las mujeres como un territorio en disputa. Aquí el feminismo es enorme, plural y profundamente transformador. En este contexto, ¿cómo pensar el posicionamiento de actoras de derecha desde el feminismo?

Las actoras de derecha que se definen como feministas suelen enfocarse en las desigualdades de género que existen en los espacios de liderazgo y poder históricamente masculinos, como el trabajo remunerado y el gobierno. No obstante, estos esfuerzos no siempre vienen acompañados de una valorización de las tareas reproductivas de las que históricamente las mujeres se han encargado. La forma en que se define la igualdad de género trae aparejada diferentes estrategias para conseguirla. Si igualdad significa una equitativa representación de mujeres y varones en los altos cargos de las instituciones poderosas, por más importante que esto sea, los esfuerzos estarán puestos allí y no en otro lado.

Además, en lugar de buscar cambiar las estructuras de dominación que producen la desigualdad, ya sea por medio de cambios institucionales o tejiendo redes por fuera del Estado, se hace énfasis en que las mujeres puedan elegir (lo que se conoce como choice feminism). Pero no hay una preocupación sobre cómo estas decisiones afectan a otras mujeres, ni un reconocimiento de los privilegios que ciertas mujeres tienen en relación a otras. Cada mujer es responsable de promover los cambios para sí misma, ya sea disputando una promoción en su trabajo, o una distribución más justa de las tareas domésticas y de cuidado en su hogar (Sandberg, 2015). Debe hacerse un lugar entre los varones, ser asertiva “como estos”, sobreponerse a las dificultades, esforzarse y lograrlo. Aunque le cueste el doble. Se trata de “empoderarse” y correrse del lugar de víctima. En este modelo, cada una lucha por su lado contra la dominación sistémica y la discriminación estructural. Se trata de un cambio de actitud, y quienes deben cambiar son las mujeres.

Una posible interpretación, optimista, de este fenómeno, es que cada lucha hace su aporte. Que las explicaciones y soluciones que se basan en lo individual son tan importantes y necesarias como las que se basan en lo estructural. Desde esta perspectiva, las necesitamos a todas: a las de la segunda ola, las lesbianas, las trans, las afro, las de la tercera ola y hasta las liberales. Sus intereses no se contraponen; se complementan.

Si entendemos al género como una estructura social con diferentes capas: la de lo individual, la de la interacción, y la de lo institucional o estructural (Risman, 2018), entonces, para revertir la desigualdad, necesitamos cambios en cada uno de estos niveles. Tanto aquellos que apuntan a lo individual, entendiendo al género como algo que internalizamos y se vuelve parte de nuestra identidad, como aquellos que buscan cambiar las estructuras sociales, por ejemplo, poniendo el cuidado de la vida en el centro.

No obstante, podría argumentarse que poner el foco del problema –y consecuentemente, la solución– en lo individual circunscribe nuestra capacidad crítica, impidiendo que las instituciones y estructuras más profundas sean cuestionadas. Si las mujeres cambian, pero no cambian las responsabilidades y posiciones que les son asignadas por ser mujeres –especialmente las tareas reproductivas y el lugar en que estas quedan ubicadas en el orden social–, y si además no cambian los varones, difícilmente alcancemos algún tipo de igualdad.

Otra posible interpretación, más crítica, entiende que el feminismo es la teoría y acción política que lucha por liberar a todas las mujeres: indígenas, afro, de la clase trabajadora, pobres, en situación de discapacidad, lesbianas, migrantes, queer, trans, viejas, así como a las mujeres blancas, heterosexuales y privilegiadas económicamente. Si se cubre algo menos que esto, entonces no es feminismo (Smith, 1980). Desde aquí, el feminismo no es tal sin antirracismo, anticapitalismo y decolonialidad. Quienes se focalizan únicamente en las mujeres privilegiadas en términos de clase, raza y nacionalidad lo hacen a expensas de la realidad de la mayoría de las mujeres (Rottenberg, 2014), desconociendo la alianza entre patriarcado y capital (Federici, 2010). Alianza según la cual género y raza son construcciones sociales funcionales al capitalismo, en tanto fomentan divisiones entre las personas económicamente oprimidas (Federici, 2010; Alesina y Glaser, 2004).

No basta con “lo personal es lo político”, sino que “lo político también debe ser lo personal” (Thompson, 2002). Es necesario un compromiso íntimo con ciertas causas políticas, más allá de que hayamos sido oprimidas directamente o no por estas causas. En otras palabras, no necesitamos ser parte de un grupo oprimido para reconocer una injusticia y luchar contra esta. Así, los feminismos deben reconocer y actuar en contra de otras desigualdades, más allá del género, incorporando una perspectiva interseccional.

De esta mirada, al ubicarse desde el feminismo, estas actoras de derecha disputan su sentido, con el riesgo de circunscribir su capacidad crítica. Ya que cuando se fomenta cierto análisis crítico sobre el estado de las cosas, se delimitan los parámetros de lo criticado. Se dice “es esto lo criticable y no esto otro”.

Por ejemplo, Estados Unidos se presenta, paradójicamente, como modelo en temas de género, a la vez que genera una autocrítica sobre la cuestión en su territorio en relación al “conflicto trabajo/familia”. Esta autocrítica lo hace parecer más abierto, a la vez que neutraliza reclamos emancipatorios de otros feminismos, por ejemplo, de aquellos que incorporan temas raciales (Rottenberg, 2014). Además, la ideología neoliberal (que pone el foco del problema y su solución en lo individual) hace que muchas madres se culpen a ellas mismas (en lugar de al Estado, a los varones, o a quienes las emplean) frente a la dificultad de “balancear” trabajo remunerado y no remunerado (Collins, 2019). De esta forma, instituciones y estructuras continúan sin ser interpeladas y son las mujeres quienes deben adaptarse a un sistema masculino.

En síntesis, la primacía de cierta mirada crítica, que se presenta como la crítica, calla otras miradas, interpretaciones y demandas (Rottenberg, 2014). Así, por momentos, la legitimidad del feminismo liberal ha silenciado otros feminismos. Sobre todo cuando este predomina en espacios de poder, como el gobierno.

En Uruguay, el movimiento feminista ha crecido y tomado cada vez más fuerza; el nuevo gobierno no puede pasarlo por alto. Por ello, en lugar de irle en contra, propone su propia versión: genera una crítica circunscrita. Según Gutiérrez (2019), una forma de contener, limitar o capturar una lucha es generar una imitación deformante e impostora de esta. Como respuesta a la expansión feminista, “como contraefecto de nuestra propia audacia, de nuestra propia fuerza desplegada”, se establece una disputa de sentidos (Gutiérrez, 2019). Esto es lo que hace la derecha con las autopercepciones feministas de Raffo, Bottero y Argimón: disputa la definición del término feminismo y lo reclama para sí, queriendo sacarlo del monopolio de la izquierda. Esto obliga al movimiento a perder energías, que estaban puestas en su expansión y radicalización, gestionando sus diferencias para distinguirse de quienes se presentan como parte de él, coartando su horizonte emancipatorio.

La pluralidad puede ser un arma de doble filo si no se conserva un núcleo de lucha: contra la violencia patriarcal en todas sus formas, lo que incluye violencias capitalistas y coloniales.

El cambio de gobierno es un momento donde el Estado se presenta como “el hecho político legítimo por excelencia”, por lo que es de esperar que avance sobre el movimiento feminista (Gutiérrez, 2019). Ante demandas que crecen en rebeldía y alcance se intenta hacer una síntesis desde arriba, decir: “Este es el objetivo del feminismo”. Esto es, de cierto modo, “ponerle un cerco” a la lucha, decir “hasta acá llegó,” cuando el “hasta dónde” venía siendo abierto. En este sentido, la pluralidad puede ser un arma de doble filo si no se conserva un núcleo de lucha: contra la violencia patriarcal en todas sus formas, lo que incluye violencias capitalistas y coloniales (Gutiérrez, 2019). No alcanza con medidas punitivistas, derechos formales o cambios de actitud. Como señala Di Giorgi,2 no es lo mismo reclamar la igualdad de género dentro de un orden determinado que proponerse desarmar el orden en sí mismo.

En definitiva, la pluralidad de los feminismos tiene la potencialidad de funcionar como impulso, revitalizando ideas y prácticas, o como amenaza, circunscribiendo su fuerza y su capacidad crítica. Tal vez sea una invitación a poner, aún más, el foco en las violencias capitalistas y coloniales que se intersectan con las patriarcales, en soluciones estructurales más que individuales, en cambios sociales más que en las mujeres. Una invitación a reafirmar el compromiso en este núcleo, recordando que no será el último ni el definitivo, que el sentido y la forma de lo que se desea cambiar siempre son maleables e inconclusos, y que hay allí una fortaleza. Una invitación a recordar la potencia que existe en no delimitar los términos de lo transformable, no encorsetar el deseo, y decir que queremos cambiarlo todo.

Inés Martínez es socióloga. Este artículo fue publicado originalmente en Razones y personas.

Referencias

Alesina, Alberto y Edward Glaser. 2004. Fighting Poverty in the US and Europe: A World of Difference. Oxford University Press.

Alvarez, Sonia E. 2014. “Para além da sociedade civil: reflexôes sobre o campo feminista”. Dossiê o Gênero Da Política: Feminismos, Estados e Eleiçoes. Cadernos Pagu (43): 13-56.

Alvarez, Sonia. E. 2015. “Compromisos ambivalentes y resultados paradójicos. Movimientos feministas y desarrollo”. En Verschuur, C., Guérin, I. y Guétat-Bernard, H. (eds.), En desarrollo, género. IRD Éditions.

Collins, Caitlyn. 2019. Making Motherhood Work. How Women Manage Careers and Caregiving. Princeton University Press.

Federici, Silvia. 2010. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Tinta Limón.

Furtado, Victoria y María Noel Sosa 2020. “Huelga feminista: memoria de lucha, tiempo de rebelión. Notas sobre el feminismo en Uruguay hoy”. En: Horizontes políticos desde nuestra América. Entre el dolor y la esperanza. Servicios para una educación alternativa. EDUCA A.C. y Colectivo Editorial Pez en el Árbol.

Gutiérrez Aguilar, Raquel. 2019, “Desborde feminista: bucle virtuoso de masividad y radicalidad”. Entrevista de Mercedes Echeverry y Diego Castro, Zur, 21 de abril de 2019, Montevideo, recuperado el 19 de junio de 2020 de www.zur.org.uy/content/desborde-feminista-bucle-virtuoso-de-masividad-yradicalidad

Risman, Barbara J. 2018. Where Will The Millenials Take Us. A New Generation Wrestles With the Gender Structure. Oxoford University Press.

Rottenberg, Catherine. 2014. “The Rise of Neoliberal Feminism”. Cultural Studies. 28(3): 418-437.

Sandberg, Sheryl. 2015. Lean In: Women, Work, and the Will to Lead. Ebury Publishing.

Smith, Barbara. 1980. “Feisty Characters and Other People’s Causes”, en The Feminist Memoir Project: Voices from Women’s Liberation, ed. Rachel Blau DuPlessis y Ann Snitow (New York: Three Rivers Press), 479-81.

Thompson, Becky. 2002. “Multiracial feminism: Recasting the chronology of second wave feminism”. Feminist Studies 28(2) 336.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/7/los-feminismos-y-los-limites-de-lo-transformable/

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Entrevista a Marcela Lagarde: «Tenemos que decir no al borrado de mujeres diciendo sí a su existencia legal y protegida»

Entrevista/Autora: Nuria Coronado/Rebelion.org

La Antropóloga, investigadora y activista feminista mexicana, Marcela Lagarde, aborda en esta entrevista cuenta un amplio abanico de temas que van desde su vida privada, el impacto del neoliberalismo en el feminismo, el papel de los hombres y el transactivismo queer, que amenaza con provocar el «borrado de las mujeres».

Antropóloga, investigadora, activista. Catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México y fundadora de la Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres. Feminista. De la voz profunda y clara de María Marcela Lagarde y de los Ríos mana feminismo a raudales y en mayúsculas. Es maestra entre las maestras. Quien dotó de perspectiva de género y de contenido político a la palabra sororidad y la definió como «la complicidad de actuar entre mujeres» y a la lucha feminista como aquella que «no es contra la violencia, sino por la paz«. En esta entrevista a Público habla de todo: de su vida privada, del impacto del neoliberalismo en el feminismo, del papel de los hombres y del transactivismo queer que amenaza con provocar el «borrado de las mujeres».

El barco en el que Marcela Lagarde y de los Ríos navega por la vida se mueve en el océano de la sabiduría. Una manera de ser y de expresarse que le viene de su pasado, «de familia de corsarios del siglo XVIII de la que provengo», ríe. Por eso, entre sus estanterías abarrotadas de libros de los que bebe, resplandecen dos veleros a modo objetos de decoración que muestra como niña con zapatos nuevos en esta entrevista por videollamada. Los mira porque le recuerdan que sin genealogía no hay presente y mucho menos futuro. «Verlos mientras escribo o leo me da nostalgia, me recuerdan de dónde vengo», reconoce.

Ahora, recuperada de una temporada complicada de salud, vuelve a ser ella. «Tuve una intervención muy delicada con trepanación incluida. Suena muy mal la palabra, pero así fue. Salí bien de la operación, pero me puse muy grave. Tuvieron que sacarme coágulos del pulmón. Cuando estaba convaleciente llegó el coronavirus y pasé de estar en la cama confinada por la salud a estarlo en casa por el bicho. Afortunadamente me he ido fortaleciendo. He perdido diez kilos, pero ya no me siento tan frágil. El cuerpo se va adaptando y la mente también, porque tenía dificultades de memoria y de concentración».

Cuidarse como una reina

Estar en su hogar es precisamente el mejor tratamiento que ha podía tener. «Mi casa es mi tesoro, es muy bonita, tengo en ella todo lo que necesito. Aquí ahora estoy aprovechando para hacer todo lo que no puedo hacer normalmente por falta de tiempo. Por eso leo, escucho ópera, veo películas, participo en conferencias en línea y en foros, escribo, cocino…». Todo aquello que no tiene se lo lleva su hija a la puerta. «Ella me deja ahí toda la comida. Quiere preservarme de cualquier contacto. Me cuida así», resalta.

Mientras Lagarde disfruta del autocuidado no se olvida ni un minuto de la situación de las mujeres con la pandemia. «Los derechos humanos de las mujeres y las niñas están todo el tiempo en juego. Contra nosotras siguen pasando cosas terribles. Ahora con el confinamiento ha aumentado la violencia que sucede en las casas». Y pensar en ello la desespera. «Me inquieta pensar que inventamos que hay futuro, que vivimos gracias a que pensamos que vamos a mejorar, y con esta crisis, como con todas, la realidad sigue siendo lo incierto. Esta incertidumbre me tironea bastante y me hace sentir que no hay tanta confianza en el futuro».

Precisamente por eso, porque la «nueva realidad» hace caminar a las mujeres en una cuerda de alambre cada vez más fina y sin red que sostenga la caída, la autora de Cautiverios de las mujeres, replica que el mundo necesita del feminismo como nunca antes. «Se necesita la lucha por la igualdad no solo por la violencia en la que vivimos sino por todo. Como una visión utópica y con ciertas topías. Hay una utopía en constante desarrollo, una aspiración, en la que coexisten las topias reales y lo que hemos conseguido a través de la emancipación del mundo», subraya.

La docente también arenga a la urgencia del tránsito a la nueva normalidad «mediante el reconocimiento social, cultural y político de las propuestas y las realizaciones feministas. Es preciso que se vean los aportes a la teoría del desarrollo de la sociedad y a la democracia hacía la modernidad a través de la crítica radical de las feministas. Una modernidad que, aunque no ha cumplido con su propia utopía, reformula y propicia muchas propuestas para lograr construir la igualdad».

Y es que como esta antropóloga subraya la equidad se ha construido con sangre, sudor y lágrimas. «Todo ha pasado por el debate feminista para después ponerlo en práctica con leyes como las que tiene España o en el resto del mundo. Hemos puesto en el centro del debate lo que es importante. El feminismo ha luchado por lo que es justo, que no es otra cosa que la justicia contra los delitos contra mujeres y niñas porque nos expropian la condición humana desde nuestra condición sexual«.

Gracias a todos estos pasos y a que las mujeres, según la profesora, «cada vez tenemos más agencia e incidencia», estamos en un momento histórico decisivo. “Elaboramos hace años la propuesta de enfrentar la violencia contra mujeres y niñas, otras colegas pusieron la atención en atender a mujeres que ya habían sido víctimas de violencias y pensamos que no bastaba con atenderlas. Queríamos que no hubiera víctimas y enfrentamos la justicia de la impunidad».

Ante este pacto social el sistema patriarcal reacciona aumentando la violencia. «A diario millones de personas con una visión neoliberal contemporánea se esfuerzan en hacernos creer que nada por lo que luchamos es importante. Esa es la respuesta desesperada para ver si nos atemorizan, para ver si nos vamos a cansar y no vamos a continuar. Ante ese incremento de la violencia contamos cada caso, lo documentamos, exigimos justicia porque se trata de personas. Por eso la lucha del feminismo es la cuenta de los siglos porque ese es el tamaño de la profundidad patriarcal«.

La solidaridad social

Lagarde recuerda también otra conquista que ha hecho el movimiento feminista y que ha ido de la mano de movimientos pro derechos civiles y por la salud: el acceso a la salud como uno de los tres pilares para lograr el desarrollo. «Sin salud no podemos hablar de desarrollo, ni de democracia. La salud es un derecho humano que debe ser propiciado por gobiernos nacionales e internacionales. La gente que sobreviva saldrá mejor, pero debemos propiciar una cultura solidaria y el feminismo ha planteado la solidaridad social como un recurso político«.

Esa solidaridad tal y como describe, «se ha sustentado en la sororidad como alternativa a las relaciones misóginas y enemistosas que tenemos las mujeres en la modernidad. La ética de la sororidad, el apoyo mutuo, el reconocimiento, la generosidad y todo aquello que permita que las mujeres compartamos con otros avances, recursos o cualidades para ahorrarnos tiempos y poder potenciar un desarrollo humano y solidario para nosotras».

Y pone dos ejemplos de plena actualidad. «Con la pandemia vivimos un momento crítico porque hay mucha fragilidad. Precisamente por eso no podemos poner en segundo plano la violencia. Somos nosotras quienes debemos estar ojo avizor en los derechos humanos porque si no, quienes queden después de la pandemia, van a estar débiles en derechos humanos y no tendrán cómo enfrentarse a un mundo marcado por el destrozo de la salud de la mayoría de la gente. Si fortalecemos la causa de la erradicación de la violencia tocaremos la urgencia de la salud de las mujeres«.

En segundo lugar, alude a cómo esto repercute a México. «En mi país las personas que se están viendo más afectadas y son más propensas a morir por la covid son quienes tienen menos, quienes por esa pobreza tienen exceso de peso por una mala alimentación, problemas de salud en el páncreas, en el hígado, en el corazón, tienen falta de ejercicio, o viven en la contaminación. Necesitamos cambiar la producción y las relaciones con el medio ambiente, conseguir un planeta verde y de energías renovable. El feminismo tiene que ser la base del paradigma hacía donde vamos«.

¿Dónde están los hombres?

Preguntada sobre los aliados feministas la escritora responde que sin ellos nada es posible. «En la lucha también incluimos la igualdad entre mujeres y hombres para lo que propiciamos el respeto a la dignidad de ambos. El respeto como actitud de convivencia en el mundo que no es necesariamente ni sexual ni amoroso. Es la relación en muchos espacios con funciones múltiples. Tenemos que hacer penetrar la igualdad en la diversidad social de hombres y mujeres para generar la economía, la cultura, la vida social en positivo. Es imprescindible ahora, pero siempre lo ha sido que, en los tiempos patriarcales, nuestro objetivo sea erradicar el patriarcado del nudo, porque ese es el tamaño de la utopía«.

Además, pide «que los hombres que son violentos sean tratados como delincuentes en el marco normativo a través de las leyes que erradiquen y prevengan todas las violencias”. También en que unas y otros nos unamos. «Necesitamos articularnos. Esa es la manera de acabar más rápido con la violencia. Mientras más propiciemos una visión compensativa de la violencia las victimas acudirán antes a buscar apoyo y nosotras podremos ayudarlas».

El caballo de Troya queer

Otra de las preocupaciones de esta académica es la que tiene que ver con el movimiento queer. «Todo esto me apena mucho porque contrapone los avances que tanto nos han costado lograr a las mujeres».

Y pone una fecha al origen del transactivismo y del borrado de las mujeres que este movimiento neoliberal pretende. «El principio de todo ello se ubica como parte de un quiebre que hubo en el movimiento hace 30 años. En aquellos momentos algunas lesbianas se retiraron de las organizaciones feministas y fueron a militar a organizaciones LGTBI sin vínculos con el feminismo. Fueron mujeres huérfanas del feminismo, generaciones de mujeres muy comprometidas que no reconocieron su tradición política. De ahí a lo queer solo hay un paso«.

Por ello anima a vencer a este caballo de Troya a través de la recuperación de la tradición feminista. «Es la más importante aportación de las mujeres como género a la cultura. Así de transcendental es el feminismo. Es la más importante obra creativa de mujeres críticas con el movimiento para mejorar el mundo«.

Una obra que no se aprende en un abrir y cerrar de ojos, pero es clave para ser arrastradas por el falso modernismo de lo queer. «La primavera no la hace una flor. Hay que ir a las universidades, asistir a foros, leer a Celia Amorós o a Amelia Valcárcel. A tantas que explican claramente todo. Al aprender del origen de los movimientos se adquiere una gran riqueza en la vida personal porque permite enunciar a cada quien como lo que es. Es hacer que nos reconozcamos como lo que somos en esencia».

Por eso recalca algo que ha percibido sobre todo en estos últimos meses: «he visto y palpado una necesidad grandísima de reconocer y conocer el feminismo entre cada vez más mujeres que quieren nombrarse como tal. La expresión de grupos solo puede ser disminuida en el afán por eliminar a las mujeres como el sujeto del feminismo, y eso es lo que quieren eliminar en nosotras con lo queer. Y nosotras decimos que no. El primer paso a ese no, empieza por el sí a nosotras mismas. Ese no borrar a las mujeres es el sí a la existencia legal y protegida de las mujeres«.

Esta respetada feminista acaba lanzando un mensaje al transactivismo. «El feminismo es lo único que puede eliminar la orfandad patriarcal. No somos huérfanas, tenemos genealogías, no somos seres de la diversidad, somos las mujeres. No usaremos el supremacismo peso si la condición universal de nuestro género por el hecho de ser mujeres. Hay que pensar y colocarnos desde ahí para salvar todo. No solo somos seres de la diferencia. Somos seres humanos, somos las mujeres en plural. Espero que reflexionemos juntas y logremos al fin nuestros derechos humanos», finaliza.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/marcela-lagarde-tenemos-que-decir-no-al-borrado-de-mujeres-diciendo-si-a-su-existencia-legal-y-protegida/
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Apoyo masivo a Las Tesis

Por: pressenza.

 

Las feministas creadoras de la performance «Un violador en tu camino», conocidas como el grupo Las Tesis, fueron denunciadas por la institución de Carabineros de Chile por «pretender crear una animadversión intencionada hacia dicha institución, destacando y derechamente imputando, en primer término, conductas represivas y alentadoras contra la integridad física del público en general, en cuanto a supuestas víctimas de la acción policial, para luego, finalizar el mensaje del video, llamando con una clara intimidación hacia los integrantes de esta institución”. Esto luego de que la agrupación creara un vídeo en donde se manifiestan pacíficamente fuera de una Comisaría vestidas con sus mamelucos rojos, mascarillas y una bandera chilena de género negro, haciendo circular dicho video durante el mes de mayo.

En pleno confinamiento debido a la pandemia, que causa estragos en el país no solamente a nivel del número de contagios, enfermos y muertos, sino también en términos de cesantía y pobreza, con las características de la crisis económica más intensa que se vive desde hace muchas décadas, la institución de Carabineros no ha tenido mejor ocurrencia que hacer una denuncia ante la Fiscalía por “incitación de acciones violentas contra la institución”. Según consta, ahora consideran que Las Tesis son responsables, en parte, de algunos de los “hechos de violencia” registrados en el país, durante las manifestaciones del despertar social vividas durante octubre, noviembre y diciembre de 2019. A pesar de que la acción judicial va dirigida “contra todos los que resulten responsables”, se detalló con nombre y apellido a las cuatro integrantes del grupo.

Ante esto, no tardaron en llegar como avalancha las expresiones de apoyo desde todas partes del mundo, a través principalmente de las redes sociales.

“No a la persecución artística” señala la foto publicada por Adtreshile y compartida por Delight Lab, organización que también ha sido víctima de censura y persecusión de sus intervenciones artísticas lumínicas, con las cuales proyectan frases sobre edificios que reflejan el descontento social.

“La Red de actrices chilenas, manifestamos públicamente nuestro apoyo hacia el colectivo @lastesis frente la querella impuesta por Carabineros en su contra. Nos parece absurdo e impresentable que la institución que ha ejercido directamente la violencia contra el pueblo en las calles desde el 18 de octubre, golpeando, disparando, gaseando, torturando y ejerciendo violencia sexual contra mujeres y niñes, tenga el descaro de presentar contra un colectivo artístico feminista una querella por incitación a la violencia”, señalaron desde RACH.

“Es inaceptable que Carabineros de Chile esté preocupado de perseguir un colectivo artístico como Las Tesis antes de garantizar el cumplimiento de la cuarentena y seguridad en los barrios!”, expresó el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.

«El mundo al revés: Carabineros, que violaron los DDHH sistemáticamente, disparando a los ojos, torturando, abusando, violando, matando, ahora no encuentran nada mejor que acusar a #LasTesis de incitar a acciones violentas. @GeneralRozas entiendan, los violentos son ustedes!!», dice por Twitter el Diputado humanista Tomás Hirsch.

«El gobierno se suma a la persecución contra las Tesis. ¿Qué pasa?¿Se quieren desquitar contra las feministas que denunciaron con impacto mundial su administración autoritaria? ¿Y la ministra de la mujer?¿Hará algo? Todo nuestro apoyo contra esta patética acción.», señala la Diputada Gael Yeomans.

#TodasSomosLasTesis se ha ido convirtiendo en el hashtag más usado y los mensajes de diferentes lugares del mundo no cesan de llegar. «Mientras en Argentina #LasTesis son invitadas como artistas internacionales a dar cátedra sobre arte y activismo, en Chile @Carabdechile amenaza y criminaliza su trabajo pese a que su verdad interpreta a miles de mujeres”, expresó la editora de Revista Sosa, Carolina Olmedo.

Fuente de la reseña: https://www.pressenza.com/es/2020/06/apoyo-masivo-a-las-tesis/

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Voces Insurgentes: Otras Voces Feministas (Video)

Con este seminario damos inicio a las Voces Insurgentes, en esta oportunidad dialogamos sobre «Otras Voces Feministas».

Nos acompañaron como ponentes:

*Natalia Peluso: Pedagoga y educadora popular, investigadora en temáticas de democratización de la educación. Docente universitaria y actualmente directora de experiencias educativas comunitarias y cooperativas del Ministerio de Educación de la Nación. (Argentina)

*Karen Juliet Trujillo: Educadora popular, integrante de la comuna Humberto Moncada del partido Farc. Docentes en comunidades indigenas, campesinas y urbanas. Trabaja en proyectos de formación comunitaria con mujeres, jóvenes, niñas y niños. (Colombia)

*Ursula Remedios de Comadres Púrpura: Son un grupo de feministas autónomas que se activan politica y artisticamente en Venezuela.

*Alicia Garcia: Feminista Troskista, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), sección mexicana de la Cuarta Internacional. (México)

*Maria Covacevich: Es miembro de la Asamblea por la ESI Rosario, de INESI del programa de ESI de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional del Rosario Argentina. Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación.

*Paola Tásai: Es música, poeta, feminista y gestora cultural originaria de Ignacio Zaragoza, Chihuahua en México. Miembro fundadora de la colectiva Movimiento Malinche en la ciudad de Chihuahua.

En la moderación estuvieron: Delma Cecilia Martinez y Yadira Diaz

Generadoras de preguntas: Lupita Luquin, Paula Schwartz y Luz Palomino.

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