OCDE: eliminar a los pobres, no la pobreza
Eduardo Luque
La falta de empatía y coherencia son algunas de las constantes en multitud de figuras públicas. En una sociedad donde el espectáculo como diría Guy Debord lo es todo, el político neoliberal o el populista de turno muestra, en época electoral. un rostro bondadoso besando niños y haciendo como que escucha las demandas de sus posibles votantes. Una vez conseguido el objetivo se transmuta y como en la novela de Stevenson, deja de ser el doctor Jekyll y asume el papel del señor Hyde. Es, en ese momento post-electoral, cuando conocemos realmente a esas figuras públicas. Dan Patrick (72 años) es uno de estos personajes. El vice-Gobernador del Estado de Texas declaró que: “los abuelos deberían sacrificarse para salvar la economía y no paralizar al país norteamericano. Deben morir”. Anteriormente, Christine Lagarde (66 años) presidenta del Banco Central Europeo y ex gobernadora del Fondo Monetario Internacional (FMI) suscribía un documento donde se podía leer: “los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global”. El señor Taro Aso, (81 años), ex Ministro de Finanzas japonés afirmaba: “Pido a los ancianos que se den prisa en morir para que el Estado no tenga que pagar su atención”. Las expresiones hacia este nuevo fascismo gerontológico se multiplican, si otro día comentábamos la modificación de las leyes canadienses que permitían la eugenesia a los pobres, ahora es la todopoderosa Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la que en su último informe parece desear el exterminio de las personas de edad.
Para este organismo internacional el reto futuro es el envejecimiento de la población. La causa de los grandes males de la humanidad, no son las guerras, que propicia el capitalismo neoliberal, no son las enfermedades perfectamente curables que matan a millones, ni la crisis financieras que extienden un manto de pobreza sobre las poblaciones. No es la especulación sobre los alimentos que se hace en las bolsas de Amberes o Chicago. Para la OCDE la causa son los ancianos que viven demasiado.
El sistema capitalista acuciado por sus crisis recurrentes pretende aplicar teorías eugenésicas que pensábamos superadas. El gran teórico de la eugenesia fue, como todos sabemos, Thomas Robert Malthus (1766-1834). Aunque fue un hombre muy longevo para su tiempo (vivió 80 años) jamás pensó en aplicar sus tesis sobre el exceso de población a él o los suyos. Sus pronósticos sobre la imposibilidad de alimentar a una población que crecía de forma geométrica, mientras los recursos lo hacían de forma aritmética, estaban basados en cálculos matemáticos supuestamente irrefutables. Para controlar la población propuso varias vías. Proponía el retraso del matrimonio, el celibato y la continencia conyugal. las llamadas Prudential restraints (restricciones con prudencia); evidentemente estas propuestas iban dirigidas sobre todo a las clases pudientes: para los pobres proponía la supresión de las ayudas sociales como La Ley sobre la Pobreza (Poor Law) y la eliminación física por hambre de los hijos de los sectores más pobres de la sociedad. Esta ideas fundidas con el Darwinismo social han sustentado la consideración de “parásitos sociales” a los débiles o menos productivos.
Estas tesis ahora encuentran un buen momento para salir de nuevo a la luz. En este caso no se trata de un problema demográfico como sostenía Paul Ejrlich en ”La bomba de la población” (1968) o como el estudio clásico de Dennis L. Meadows y su libro “Los límites del crecimiento” (1970). No se trata de reducir la población porque haya un exceso, se busca la expropiación y posterior concentración de la riqueza social en manos privadas por el método maltusiano de reducir la población “pasiva”. Detrás de las propuestas de la OCDE oímos los ecos ahora disfrazados con guarismos matemáticos de las tesis de Maltus y su Prudential restraints[1] . El dia 30 de agosto este organismo hizo público su último informe sobre pensiones: “Funding The Future: The Impact of Population Ageing on revenues across levels of government” e insiste en el camino iniciado por el Banco Mundial en 1994. Esa institución proponía la privatización de las pensiones, la educación y la sanidad. Fue la base para impulsar la ola de privatización que nos asola en este momento. Ahora, cuando Europa sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania, y está en una situación que será aún más angustiosa, la OCDE pretende aprovechar el miedo y el marasmo económico y dar una vuelta de tuerca.
El informe parte de una premisa falaz: las jubilaciones son un gasto y por tanto se han de recortar al mismo tiempo que aumentamos los años de cotización y reducimos, encareciéndolas, las prestaciones en sanidad. El objetivo subyacente promueve de hecho una reducción intensa de la población jubilada. El razonamiento es tan falso como perverso. La premisa es que las personas mayores son las que más se van a beneficiar del estado del bienestar e incrementan por tanto el gasto público. “El grupo que soporta la carga fiscal más alta, los trabajadores, es diferente del grupo que más se beneficia del estado de bienestar, los pensionistas”; en consecuencia se recomienda incentivar “una mayor dependencia de los impuestos sobre el capital, los ingresos de la propiedad y de las pensiones”. Para equilibrar la balanza, la OCDE promueve que los jubilados paguen más por los servicios que reciben. Evidentemente este Think Thank del pensamiento neoliberal olvida que los ingresos de los pensionistas son en general muy inferiores a la media y que las tasas de reposición, precisamente por las recomendaciones de la OCDE, van a la baja. Se sugiere también como vía de estabilizar el supuesto “déficit”, que las pensiones han de ser gravadas con nuevos impuestos o reducidas sus cuantías; en definitiva, que los mayores tarden más en acogerse a la jubilación y que paguen más por la sanidad: “El cuidado de la salud se ve particularmente afectado por el envejecimiento de la población, ya que los adultos mayores tienden a consumir más servicios de salud que la población activa”. En la misma línea propone la subida del IVA, uno de los impuestos indirectos que más afectan a las clases humildes, eliminando los tipos reducidos y superreducidos. Por otra parte se propone un incremento en el IRPFM; en general se pretende que: “Todos los tipos de impuestos pueden volverse más eficientes ampliando su base imponible y reduciendo excepciones”
Es una propuesta sencillamente criminal que pretende endurecer los impuestos al consumo. Se quiere teóricamente compensar la caída de ingresos por impuestos producidos por la jubilación. La OCDE sabe que el IVA es uno de los impuestos que influyen sobre la presión demográfica. En nuestro país los grandes grupos de presión a través de las escuelas de negocio pretendían incrementar el IVA farmacéutico al 23%. Fue el gobierno Rajoy quien subió este impuesto del 10 al 21%, los centenares de defunciones evitables a causa del alto costo de los medicamentos contra la hepatitis C en 2015 fue una de las consecuencias más evidentes.
La lección extraída es clara; al incrementar los impuestos indirectos que tienen un fuerte impacto en la población de edad avanzada se promueve la reducción de la esperanza de vida y el incremento de la mortandad.
La OCDE establece una justificación que carece de base analítica: supone que “en países donde el consumo aún no está sujeto a impuestos elevados, las tasas podrían incrementarse para impulsar la resiliencia al envejecimiento”. Nadie se explica cómo los mayores impuestos sobre productos básicos puedan disuadir de acogerse a la jubilación, a no ser evidentemente que hayamos bajado tanto las pensiones que obliguemos a la gente a trabajar hasta edades avanzadas para poder sobrevivir. Norteamérica es el ejemplo a seguir. La esperanza de vida en EEUU sigue descendiendo año tras año, en estos momentos China con 1.400 millones de habitantes tiene casi la misma esperanza (77,1 años) de vida que los norteamericanos, (77,28 años) mientras que países como el nuestro los supera por cinco años de promedio.
El aumento de la esperanza de vida es una de las obsesiones de los técnicos de la OCDE. Periódicamente se hacen predicciones catastrofistas que irremediablemente se demuestran falsas. Para justificar su objetivo (reducir las pensiones y reducir los pensionistas) no dudan en utilizar una única variable como eje de estudio: la esperanza de vida. Se olvidan interesadamente de la actividad económica generada a partir de la jubilación, se olvidan de las aportaciones hechas por parte de los jubilados al erario público y de cómo los superávits en las cotizaciones sociales han alimentado los presupuestos generales, los miles de puestos de trabajo que se precisan y como ese factor es un activo económicamente clave en nuestro país, por ejemplo.
El informe es de una calidad técnica tan discutible que pretende convencernos de obviedades que no requieren de analistas. Que los ingresos de las naciones avancen a diferentes velocidades teniendo en cuenta los cambios demográficos en cada país es una afirmación que cualquiera, sin conocimientos económicos, puede entender; que el efecto demográfico está relacionado con los salarios o el cambio en los patrones de consumo es una verdad de Perogrullo que se pretende presentar como una suerte de descubrimiento de la piedra filosofal.
El Neoliberalismo intentará exportar su crisis nuevamente a las clases populares. Invocarán una vez más la imposibilidad de cambiar las cosas y se ampararán en un montón de guarismos que como hemos visto una y otra vez son falsos. No se trata ya de una ley mejor o peor, el capitalismo Neoliberal pretende ampliar sus ganancias a costa de la vida de los jubilados. En esta tesitura de nuevo las palabras de Eduardo Galeano retumban cuando habla de los Nadie: ”que valen menos que la bala que los mata”.
Nota
[1] hrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.mundosigloxxi.ipn.mx/pdf/v05/20/04.pdf
Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/ocde-eliminar-a-los-pobres-no-la-pobreza/