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¿Puede una ciudad no ser educadora?

Por Fernando Trujillo

Dice Jerome Bruner:

La educación no es una isla, sino parte del continente de la cultura*.

Muchos años antes, en 1936, Ortega y Gasset afirmaba en su libro Misión de la Universidad:

Principio de educación: la escuela, como institución normal de un país, depende mucho más del aire público en que íntegramente flota que del aire pedagógico artificialmente producido dentro de sus muros. Sólo cuando hay ecuación entre la presión de uno y otro aire la escuela es buena.

Es decir, la educación no es reductible a la acción de la escuela y, por otro lado, la acción de la escuela depende “íntegramente” de lo que ocurre más allá de las paredes escolares. La educación es, por tanto, un subsistema del sistema social y las escuelas son un pieza más en el complejo puzzle de las ciudades.

La vida en la ciudad es, además, un aprendizaje permanente a lo largo de la vida, es decir, una tarea compleja que aprendemos día a día y siempre de manera parcial. Con nuestras familias, amigas y amigos y otros “compañeros de socialización” intentamos conocer lo posible y lo factible en la ciudad, lo esperado y lo deseado, los márgenes de nuestra propia libertad y los derechos y deberes que nos corresponden a nosotros y a nuestros conciudadanos.

Por tanto, una ciudad siempre es un entorno educador. Sus calles y edificios son el escenario de nuestros aprendizajes y sus habitantes son nuestros “compañeros de clase” en un juego con muchas reglas tácitas y algunas explícitas. En ningún sitio es tan evidente la relación entre socialización y aprendizaje como en la ciudad.

Sin embargo, este valor potencial de ciudades y escuelas admite grados. Es decir, una ciudad puede ser más o menos educadora, de igual forma que, aunque parezca paradójico, una escuela puede también ser más o menos educadora. Volviendo a la citada obra de Bruner,

La escuela compite más de lo que nos hemos percatado con una miríada de formas de “anti-escuela” como proveedora de agencia, identidad y auto-estima.

Es decir, tenemos escuelas y anti-escuelas y, además, las tenemos fuera y dentro de los entornos de educación formal.

Por esta razón, es nuestra obligación pensar crítica e intencionadamente cómo se articula la educación en la ciudad y en las escuelas. Es decir, conviene que seamos conscientes de cuál es el estado de la cuestión, de los logros que se han alcanzado y de cómo se ha conseguido, de aquellos aspectos que se pueden mejorar y de las actuaciones que se pueden llevar a cabo con tal fin. En esta línea ya escribí una entrada anterior con algunas notas para el diseño de un proyecto educativo de ciudad, así que no insisto más en el tema.

En este sentido, en los últimos meses en Algeciras se están dando pasos correctos para diseñar un proyecto educativo de ciudad. En concreto, el pasado mes de enero el Pleno del Ayuntamiento de Algeciras aprobó de manera unánime la moción propuesta por el Grupo Municipal Socialista para que Algeciras definiera su proyecto educativo de ciudad. Esto ha provocado que recientemente se reuniera, en sesión extraordinaria, el Consejo Escolar Municipal para tratar el tema de manera monográfica.

En esta reunión se ha aprobado, en primer lugar, que el Alcalde de Algeciras, D. José Ignacio Landaluce, solicite formalmente la adhesión de Algeciras a la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, lo cual es importante, sin lugar a dudas. Sin embargo, me parece que lo más interesante es que el Consejo Escolar Municipal ha establecido un plan de trabajo para el resto del año 2017 con la intención de definir adecuadamente el proyecto educativo de la ciudad de Algeciras: en mayo se tendrá listo un organigrama de trabajo, a finales de octubre se analizarán las propuestas de actuación posibles y en diciembre estará lista una versión inicial del proyecto educativo de ciudad, según me informan diversos miembros del Consejo Escolar Municipal de Algeciras.

Creo, por tanto, que la reunión del Consejo Escolar Municipal ha avanzado en las dos líneas necesarias para convertir a Algeciras realmente en una ciudad educadora: por un lado, se debe desarrollar el plano institucional, liderado por el Ayuntamiento de Algeciras, que debe solicitar formalmente la participación de la ciudad en la Asociación así como coordinar las actuaciones del Consejo Escolar Municipal en esta materia; por otro lado, se debe diseñar seriamente un proyecto educativo adecuado a la realidad y las necesidades de la ciudad.

Para este proyecto es importante conocer, en primer lugar, la realidad de la ciudad porque, como afirma Nancy Dixon**,

comprender sin actuar conduce a la impotencia pero actuar sin comprender es absurdo.

Así pues,  ¿cuál es el auténtico mapa educativo de la ciudad, contando no solo con las escuelas sino con todas las organizaciones y colectivos con potencial educador?¿Podemos localizar zonas que necesiten un mayor apoyo para mejorar los aprendizajes?¿Hay sobresaturación de actuaciones en unas zonas y escasez en otras?¿Encuentran los ciudadanos y ciudadanas oportunidades suficientes de aprendizaje para su desarrollo personal y profesional?¿Están estas bien distribuidas?

En segundo lugar, conviene conocer y valorar las actuaciones que ya se están realizando, y ser conscientes de los resultados que se están obtenido. Por poner varios ejemplos, además de las muchas actuaciones desarrolladas por las delegaciones del Ayuntamiento de Algeciras, debemos destacar que se celebró la pasada semana Diverciencia, con gran éxito de público y un gran nivel científico, y en breve celebraremos el festival Pint of Science, que reunirá en un entorno informal a muchas personas interesados por el aprendizaje y la educación. Al mismo tiempo, en los centros educativos algecireños en los últimos años se multiplican las actuaciones de calidad que trascienden el trabajo ordinario en el aula, como están haciendo el CEPER Juan Ramón Jiménez, el IES Levante o el IES García Lorca, entre otros. En resumen, el buen quehacer del profesorado debe encontrar reconocimiento en el proyecto educativo de ciudad, que a su vez debe servir de palanca para nuevas actuaciones o para afianzar las que ya existen.

¿Puede, por tanto, la ciudad no ser educadora? Desafortunadamente, la ciudad puede ser deseducadora pero también podemos decidir si queremos que nuestra ciudad sea educadora y, además, tenemos las estrategias para intentar hacerlo realidad. Serán necesarios muchos esfuerzos de muchos agentes: los políticos habrán de entenderse más allá de sus siglas, los profesionales de la educación tendrán que dar lo mejor de sí y los ciudadanos y ciudadanas se espera que se comprometan.

¿Complicado? Sin lugar a dudas, pero también esperanzador. Una ciudad educadora es una manera de construir la ciudad del futuro desde la esperanza. ¿Acaso podemos decir no a esta posibilidad?


Al hilo de esta reflexión inserto aquí la entrevista que Juan Manuel Dicenta, periodista de Radio Algeciras (Cadena Ser), ha realizado a Dª Laura Ruíz, concejala delegada de Educación del Excmo. Ayuntamiento de Algeciras, y también a un servidor sobre la reunión del Consejo Escolar Municipal y la propuesta de Algeciras como Ciudad Educadora:

Así mismo, estas son algunas de las entradas que he escrito tratando el tema de la ciudad educadora y el caso específico de Algeciras:

Por último, agradezco al Ayuntamiento de Algeciras que haya acogido con ilusión la idea de convertirnos en Ciudad Educadora, como también quiero agradecer el buen trabajo realizado por los miembros del Consejo Escolar Municipal en relación con este tema. Con tal nivel de compromiso político y tan buenos profesionales no me cabe ninguna duda del resultado exitoso de este empeño: Algeciras será Ciudad Educadora, para bien de todos. Una vez más, gracias.


* Bruner, J. 2014. La educación, puerta de la cultura. Boadilla del Monte: Antonio Machado Libros. (Ed. orig. 1997)

** Dixon, N. 2000. El ciclo del aprendizaje organizativo. Madrid: AENOR.

Fuente: http://fernandotrujillo.es/puede-una-ciudad-no-ser-educadora/

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La educación es formación de la conciencia ética

Por: Hervi Lara B.

“El poeta cara a cara con la luna

fuma su margarita emocionante

bebe su dosis de palabras ajenas

vuela con sus pinceles de rocío

rasca su violincito pederasta.

Hasta que se destroza los hocicos

en el áspero muro de un cuartel”.

(Roque DaltonAmérica Latina).

1.- Dice Friedrich von Hayek  que “fue la evolución de la propiedad, de los contratos, de la libertad  con respecto a lo que pertenece a cada uno, lo que se transformó en lo que yo llamo civilización”, porque “gradualmente, se fue reconociendo como derecho que cada individuo tiene sus dominios privados que puede usar para alcanzar sus propios propósitos”.  Es por ello, agrega, que “en relación al altruismo y la solidaridad estamos obligados a olvidarlos para dar paso al desarrollo de la civilización”.  Porque “todo lo  que podemos llamar individualismo es abandonar a la obligación de compartir”.  (“Los fundamentos éticos de una sociedad libre”, en “Estudios Públicos” Nº 3, junio de l981, pág. 69).

Inicio esta conversación sobre educación y derechos humanos con esta cita, porque es ésta la filosofía subyacente en nuestra cultura y en el sistema educacional.  No se puede hablar de educación y de derechos humanos sin considerar el contexto histórico y cultural en el que nos desenvolvemos.  Y para que no nos demos cuenta de lo erróneo de lo que hacemos como educadores, nos encadenan con técnicas pedagógicas en el interior de la sala de clases, como si las aulas escolares no estuvieran en este mundo.

Lo ratifica José Ortega y Gasset, al afirmar que “la escuela, como institución normal de un país, depende mucho más del aire en que íntegramente flota, que del aire pedagógico, artificialmente producido dentro de sus muros”.

2.- La educación es formación de la conciencia ética es el título de la exposición. El título es la noción más precisa de educación.  Al hablar de educación y de ética, se concluye que la educación es ética, es decir, es reflexión filosófica, esto es, racional, sobre la búsquedadel bien.  El bien es universal.  Luego, se infiere que si la educación es formación de conciencia ética, porque cada acto  se proyecta en los otros, se debe partir del supuesto de que el hombre es un ser social.  Es nuestro supuesto como educadores cristianos.  Pero la  noción de hombre dominante es la de individuo que compite con los demás por la propiedad en medio del mercado.

 Nosotros concebimos a la educación como conciencia ética  y, en consecuencia, es educación de DDHH.

Estamos nadando contra la corriente.

3.- Educación es conciencia, porque es necesario darnos cuenta de los acontecimientos históricos, de su genealogía, de su proyección y de su significado.

Es ética, porque es una reflexión filosófica sobre el proceso formativo, discerniendo respecto de su bondad o maldad.  Más directamente: si humaniza o deshumaniza.

 Si humaniza, la educación se implica con los DDHH porque estos son valores básicos de una sociedad democrática, esto es, de una sociedad impregnada de igualdad y de participación.

4.-  Se atribuye a Sócrates el origen de la ética.  Para él, el bien es el conocimiento.  El mal es la ignorancia.  Para hacer el bien, es necesario conocer.  Allí está la misión del educador: estimular al discípulo hasta que reconozca la ignorancia y saque a la luz la verdad que se encuentra en la interioridad de cada persona.  Por tanto, el medio para alcanzar la verdad, lo que es y no lo que aparenta ser, es la educación.   Esto es formación de la conciencia y no una instrumentalización de las personas.

5.- Platón afirma que el bien está en la esencia, en la Idea.  El mal está en lo sensible.  La Idea o esencia o alma o razón o espíritu, esto es, lo no sensible, lo que no es cuantificable, lo que no se debe tratar como objeto, lo gratuito, lo que no tiene valor mercantil, es el bien.  Luego, la educación como objeto de mercado no es educación.  El lucro en la educación no debe tener cabida.

6.- Aristóteles dice que el bien es la felicidad, es decir, aquello a lo que tiende todo hombre.  La felicidad es pensar bien y actuar bien.  Como el bien es de los hombres y los hombres son seres sociales, el bien se manifiesta en la economía, la política y el derecho.

 Los pensadores clásicos nos ayudan a discernir sobre la realidad contemporánea.

7.- El concepto de hombre como ser social se rompió en la modernidad.   Entonces surgió la idea de individuo, desde el Yo pienso de Descartes, extendiéndose con el calvinismo y la idea de predestinación.

De allí nace el capitalismo, la ciencia positiva, la idea de progreso, la industrialización, el sistema financiero,  hasta la actual   globalización.

Es lo que han difundido von Hayek, Milton Friedman y que la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile  ha impuesto como dogma de fe en detrimento y contraposición de la fe cristiana que dice postular.

 8.- Por esta ideología, en todos los países de América Latina los profesores hemos sido implacablemente perseguidos por ser considerados “elementos subversivos”.  Miles de entre nosotros han sido encarcelados, torturados, relegados, exiliados, vejados, vigilados, violados, ejecutados, degollados, hechos desaparecer.  Ayotzinapa es uno de los ejemplos del último período.  Las oligarquías se han esmerado en ello y sus lacayos no han omitido momento alguno para tratarnos como inferiores, para denostarnos, humillarnos, criticarnos, burlarse públicamente de la situación opresiva que padecemos, culpándonos del bajo nivel escolar.

9.- No se toma en cuenta que los organismos internacionales han destinado a la educación como la principal reproductora de la desigualdad.  Para ello, nos han obligado a abandonar la reflexión filosófica cambiándola por un modelo economicista bajo el rótulo de despolitización, “encastillándonos” en la sala de clases, al margen de la creación de cultura y de la historia, lo que es acompañado por una proliferación de cursos de especializaciones técnicas, innumerables asesorías pedagógicas descontextualizadas y de la permanente amenaza de cesantía y de tratos arbitrarios.

De esto son cómplices y autores materiales los expertos, los especialistas, los académicos, los burócratas, los consultores, los asesores, los investigadores.  Son cómplices de la intencionada destrucción de la educación pública, que conlleva la pérdida de sentido de la vida de las presentes y futuras generaciones.

Así se ha impuesto la globalización: rompiendo la  ética.

10.- Con la globalización neoliberal se produce una ruptura del éthos de la sociedad occidental y hoy también de la sociedad mundial.  No hay ética.  No hay conciencia ética en nuestra cultura.  Por tanto, no hay educación y tampoco hay DDHH.

Estamos creyendo que educamos en mundo que  en realidad ya no existe.

11.- La violencia, el terrorismo, la criminalidad, la droga, la corrupción, no son los problemas de fondo, sino sólo indicadores de un problema más radical y más profundo: la ruptura del éthos, de la conciencia ética que posibilita la convivencia social.

Las respuestas del sistema  son más cárceles, más leyes represivas, más policías y militares en las calles.  Por eso los discursos de las iglesias y de los educadores no tienen efecto: porque no se dirigen a las raíces de los problemas.

 12.- Las sociedades más afectadas con la crisis ética son las que han adoptado con mayor entusiasmo el modelo de sociedad de USA y del Primer Mundo.    El llamado “crecimiento económico”, las modernizaciones, los ajustes, no solucionan el problema sino que lo acrecientan.

La concentración de la riqueza ha subordinado a la política, lo que ha conducido a una democracia sin contenido.  Se ha impuesto la prioridad absoluta de lo económico y de un único sistema de economía y de convivencia, que es un sistema basado en la violencia.

Así se ha envilecido la cultura.

13.- Como el individuo ha sido puesto por encima de  la persona, del hombre como ser social,  las élites y sus satélites carecen de solidaridad.  Se encierran en sí mismos.  Emerge así una sociedad dividida en la que no hay contacto entre la clase superior y la clase inferior.  Hay exceso de información,   pero no hay comunicación.

 La asociación, el sindicato, la lucha de clases, que eran formas de unión social,  ya no son posibles porque el trabajador no sabe quién dirige, quién manda, no sabe cómo funciona la sociedad en la que está físicamente, pero a la que mental y espiritualmente no está integrado.

14.- Aunque débilmente, la integración social la daba la educación pública, que transmitía valores como la nación y el trabajo.  La nación y el trabajo eran valores comunes.  El trabajo era fuente de dignidad.  Pero la globalización ha roto el espíritu de la nación y del trabajo, porque ha globalizado sólo a las élites.  Las grandes masas, las mayorías, han quedado marginadas.

15,- Las élites del mundo entero se contactan entre sí, pero no se contactan con sus propios pueblos.  Viven en los alrededores de las ciudades en paraísos artificiales que abandonan para viajar a los paraísos turísticos o a los paraísos fiscales que son el símbolo de la ruptura de la solidaridad.  No pagan impuestos.  Quieren un Estado débil que sólo les garantice privilegios y que reprima el desorden.  No se interesan por la educación pública, ni la salud, ni la vivienda, ni la previsión.

No tienen idea de cómo viven sus propios pueblos.

 16.- Los pueblos están excluidos, rechazados, marginados, envilecidos, sin solidaridad hacia nada ni de nadie.

El trabajo era un medio de socialización.  En la globalización (o sociedad del conocimiento) no existe estabilidad del trabajo ni identidad profesional.  El trabajo es sólo mercancía.  Ha perdido su dignidad.  Por tanto, en los lugares de trabajo no se generan formas de solidaridad.  Ya no hay derechos sindicales.  Y al no haber dignidad del trabajador, los jóvenes quedan sin referencia de valores.

17.- Hoy no existe éthos cultural.  Este estaba en el inconsciente de la sociedad, constituyendo el alma de la cultura, el fondo desde donde proceden las normas y los valores, los cuales se transmiten por el testimonio, a través de símbolos, mitos, sabiduría popular.

Es la base de la ética.  Una ética sólo racional, sin transmisión testimonial, no penetra en la vida, ni en los actos, ni en los comportamientos.  Estos hoy obedecen al mercado.  Luego, los comportamientos ya no son éticos, sino que obedecen al mercado: hago no lo que debo hacer, sino lo que me conviene.

 18.- La educación concebida como formación de la conciencia ética, tiene como fin la transmisión del éthos cultural, del espíritu del pueblo.

La educación pública era preparación para realizar un trabajo, para realizarlo como ciudadano de una sociedad democrática.

Pero en la era de la globalización neoliberal ya no hay éthos cultural, no hay ética, no hay espíritu.  Por tanto, no hay educación.

La familia no educa porque los padres no saben qué transmitir a los hijos.  Los abandonan a si mismos.  Les dan cosas e instrucción, pero no valores.

 19.-  Las escuelas son centros de preparación para el mercado.  Pero todos los niños y jóvenes de clase baja saben desde el comienzo que en esa competencia   son “perdedores”.  La educación de hoy es para los que van a vencer en el mercado del trabajo.  Para la mayoría es inútil lo que la escuela enseña.  No se otorga preparación para la vida que verdaderamente se tendrá que vivir.

Se ha logrado así el objetivo de la despolitización y uno de sus principales medios han  sido  las pruebas internacionales estandarizadas. En consecuencia, hoy no hay educación y menos aún  hay educación pública.

20.- El Estado ha dejado a la educación pública en decadencia porque no le ve sentido.  Los técnicos que las empresas requieran son preparados por instituciones privadas más integradas al mercado. El único conocimiento que se valora es el conocimiento en torno al mercado.  Toda la información que transmiten los medios se refiere al mercado, para seleccionar y orientar la producción y dar a los capitales mejores rendimientos.

La tecnología y  la ciencia benefician a los que las aprovechan económicamente, haciendo de ellas nuevas mercancías.

 No se transmiten valores éticos, porque estos perturban el juego del mercado.

21.- Para los estudiantes, más importantes que los mensajes de la escuela son los que difunde la TV.  La TV difunde la forma de vida de la clase alta.  El éthos  de la clase alta es el narcisismo: el individuo no se refiere a sí mismo, sino a la imagen que proyecta.  De ahí la necesidad de consumir para existir.

22.- Los Estados no pueden desarrollar la educación pública ni respetar los derechos humanos mientras los gobiernos están asociados a The Goldman Sanchs Group, acusado del fraude de las hipotecas subprime y de ser parte del origen de la crisis financiera griega al haber ocultado cifras del déficit público.  Y  J.P.Morgan, acusado de prácticas delictivas en su gestión de bonos hipotecarios durante la crisis subprime de 2008 al no informar a los organismos controladores de sus prácticas.  O el HSBC Securities, una de las primeras empresas financieras del mundo y que en 2012 un informe del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de USA reveló que durante años el HSBC había lavado dinero de los cárteles mexicanos y de otras organizaciones criminales, cuestiones que se vio obligado a reconocer.

23.- ¿Qué hacer para reconstituir una ética enraizada en un nuevo éthos cultural?

 Las iglesias no convencen con sus discursos moralizantes y anacrónicos.  La Iglesia Católica está asociada a la clase alta, está “inculturada” a esa clase  exceptuando a sectores muy reducidos que no tienen mayor ingerencia en las decisiones ni en las líneas pastorales.

La solidaridad la han confinado a obras asistenciales a las que la clase alta otorga ayuda para corregir los defectos que creen ser transitorios del sistema económico, el cual “chorreará” a todos.  Piensan que el Estado es el problema.  Por su parte, el Estado está presionado por el FMI, el BM, la OMC, los TLC y las transnacionales.  Se denuncia la corrupción de las instituciones del Estado, pero  nunca la corrupción de las empresas privadas.

24.-  Sin embargo, el Estado fue el creador de la economía, del trabajo, de los servicios sociales.  Fue el principal agente de la educación y  no se le puede reemplazar en relación a la posibilidad de un nuevo éthos cultural para difundir y universalizar valores.

Hoy el Estado es débil, por lo que debe apoyarse en la organización de los movimientos populares.

25.- ¿Cómo recrear la educación enraizada en los derechos humanos?

Es a lo que insta el Papa Francisco en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares (27-29 de octubre de 2014) al decir que “los pobres no sólo padecen la injusticia, sino que también luchan contra ellas.  No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas.  Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar”. La solidaridad “es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.  También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales.  Es enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero: los desplazamientos forzados, la emigraciones dolorosas, la trata de persona, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de Uds. sufren y que todos estamos llamados a transformar.  La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los  movimientos populares”.  Y agrega: “No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos.  Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales”.  Y continúa instando a las organizaciones populares a luchar contra el desempleo, el trabajo informal y la falta de derechos laborales, frutos de un sistema económico que descarta niños, ancianos y jóvenes, por lo que “es necesario crear una cultura del encuentro, síntesis entre lo local y lo global, porque la lucha de los movimientos populares nos hace bien a todos”.

26.- Siguiendo este razonamiento, el profesor (a diferencia del tecnócrata) tiene conciencia del significado político de su profesión.  Frente a la sociedad, promueve la cultura.  Frente a la persona, construye en sí cultura.

Esto lo hace promoviendo utopías, sentido de la vida, humanizando, integrando, cohesionando al pueblo al que pertenece.

Dice Santo Tomás que, para educar a los jóvenes, “tres cosas debe hacer el maestro: ordenar rectamente hacia el fin, a lo que se llama dirigir; emplear toda cautela para que no se extravíe, lo cual tiene por nombre regir: reducirlo al recto camino si se hubiera apartado de él, a lo cual se llama corregir”.

27.- La intencionalidad es en la conciencia del profesor, adquirida por la razón y la experiencia, lo que da paso a la sabiduría.  La sabiduría permite discernir entre las posibilidades hacia el  educando y que dependen del profesor: ascender a la plenitud de la humanización o descender a la nihilidad o el sin sentido.

La educación tiene como fin  la humanización, la dignidad humana, a través del diálogo con el mundo.  Ello desemboca en  la libertad, esto es, “cuando se descoloniza la mente del oprimido de la presencia del opresor”.  (Freire-Frei Betto, “Esa escuela llama vida”).

La preocupación prioritaria de los cristianos y, en particular, de los educadores cristianos, debe ser la restauración de la educación pública, porque es la única que puede alcanzar a la gran masa de los pobres e impedir la intensificación de la degradación de las nuevas generaciones populares que están en situaciones sin salida, sin refugio, sin socialización, sin dignidad.

28.- El porvenir está en los movimientos y organizaciones voluntarias, abiertos a todos, dominados por una preocupación ética, capaces de liberarse de las estructuras económicas imperantes.

Ello implica una visión crítica del mundo actual y de la economía de mercado.  La gran masa no tiene capacidad de darse cuenta de lo que está sucediendo.

Hay que suprimir las fronteras al interior de las sociedades para que las élites vean lo que pasa en el infierno que dejaron formarse al lado de sus paraísos.

Hay que seguir la dinámica de los trabajos voluntarios, de campañas de alfabetización, de Médicos sin Fronteras, del Movimiento por el Cierre de la Escuela de las Américas, de las radios y TV comunitarias, etc.

 29.- El valor fundamental de una nueva ética es la relación humana: ser capaz de relacionarse, de comunicarse personalmente, de crear convivencia.

No es la comunicación de la red de medios tecnológicos, porque esa es la comunicación del mercado.  Esa despersonaliza.  Lo que vale es la comunicación personal y que posibilita la socialización, la organización para una vida en comunidad.  Porque la globalización sólo permite la competencia y la lucha de todos contra todos.  Hoy triunfa sólo el que actúa sin ética.

30.- Sólo las organizaciones sociales democráticas, el pueblo organizado, informado, educado y unido pueden transformar el sistema imperante.

En la organización social y política está la tarea de la educación en derechos humanos.

Debemos exigir una reforma universitaria que reivindique la misión de la universidad como centro de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad, lo que implica la presencia de académicos solventes intelectual y éticamente.

Crear talleres de reflexión buscando precisar la conceptualización y, a la vez, denunciar la corrupción de las instituciones de educación.

Sistematizar y difundir las experiencias inéditas, de tal manera de que toda la sociedad se entere de la labor extraordinaria y bella del profesor.

Participar de organizaciones sociales, culturales y políticas, estableciendo vínculos internacionales.

Enfatizar la formación de buenos hábitos, como educación humana básica.

Desarrollar la formación ética en el sistema escolar y a través de medios de comunicación locales.

Denunciar  la impunidad de los delitos de lesa humanidad y prevenir las violaciones de DDHH a través de la difusión del Derecho Internacional.

31.- Los DDHH los han reducido a no ser molestados por nada ni nadie, lo que  se expresa en el egoísmo. Es así como la situación actual es de barbarie.  No hay alternativa: educación en derechos humanos o barbarie.

 La gratuidad es lo único que puede restaurar la relación humana entre personas.  La gratuidad se opone a la ideología del mercado.

Pero no debemos olvidar la tarea más directa de los educadores: la educación humana básica para transmitir la responsabilidad personal.  Enseñar lo que es útil para la vida.  Y lo que es útil para la vida es saber relacionarse y pensar por sí mismo.

32.- Hay múltiples ejemplos que ratifican lo antes señalado, como el siguiente: el 1º de enero de 1994, los conceptos de dignidad, identidad y memoria rompieron el silencio de los “condenados de la tierra” a través de la aparición del movimiento zapatista.  Más tarde se gestó el Primer Encuentro Internacional por la Humanidad y contra el neoliberalismo en 1996, en Aguascalientes, en la selva Lacandona y que ha sido continuado en diversos lugares del mundo.  Porque la humanidad tiene derecho a vivir humanamente y un paso básico es que los pueblos digan su palabra, porque “para el poderoso, nuestro silencio fue su deseo.  Callando nos moríamos, sin palabra no existíamos.  Luchamos para hablar contra el olvido, contra la muerte, por la memoria y por la vida.  Luchamos por el miedo a morir la muerte del olvido. Hablando en su corazón indio, el pueblo sigue digno y con memoria”.

Fuente: http://www.elciudadano.cl/columnas/la-educacion-es-formacion-de-la-conciencia-etica/07/21/

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Abraham Magendzo: “La educación históricamente ha tenido miedo de analizar las controversias de la sociedad”

Por Educación 2020

En conversación con Educación 2020, el investigador, académico y candidato al Premio Nacional de Educación analizó la reforma: “es un tremendo avance decir que con la educación no se lucra ni se descrema”, la falta de formación docente: “los profes pasan el conocimiento como si fueran verdades reveladas del monte Sinaí” y la urgencia de que la educación enseñe a pensar: “si los estudiantes comprendieran las controversias del conocimiento, entonces empezarían a ser sujetos dialogantes”.

“Me siento orgulloso, pero con humildad, créeme que si no lo gano —ojalá que sí lo gane— del primer farol de la calle no me voy a colgar”, dice Abraham Magendzo sobre su postulación al Premio Nacional de Educación 2017, promovido por la Academia de Humanismo Cristiano, universidad donde es académico y en cuyo patio se sienta a fumar un cigarro, mientras reflexiona sobre educación, derechos humanos y ciudadanía, los temas en los que ha enfocado su labor.

Estudió en el Pedagógico de la Universidad de Chile, en dictadura promovió la educación popular en los barrios más golpeados por el régimen y, por su historia familiar, de migrantes, de judíos y de vida difícil en Avenida Matta; siente una profunda sensibilidad por la justicia social, que también ha plasmado en su investigación académica. “Sólo la educación en valores y en derechos humanos permite erradicar las intolerancias y las discriminaciones”, dice.

Firma acá para apoyar la postulación de Abraham Magendzo al Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2017

—En Educación 2020 pensamos que hay que cambiar la forma de aprender y enseñar, eso de que una buena alumna es la que está calladita y sólo habla el profe. Hay que implementar innovación educativa, para mejorar la calidad y las relaciones humanas.
—Uno de los grandes problemas de todas las reformas es su bajada. En 2008 escribí un libro sobre la reforma curricular y hay un cuello de botella, los profes reciben el currículo oficial pero el Mineduc no indica cómo implementarlo. Entonces presentamos un Fondecyt para investigar qué pasa en la mitad, porque no se sabe qué pasa. Lo mismo podemos decir con cualquier innovación educativa, se lanzan a las escuelas y nadie se preocupa de cómo va a funcionar, como si hubiera una relación directa entre el discurso y la implementación, y la verdad es que los profes no están preparados para apropiarse de las innovaciones.

—Sobre las investigaciones para tomar decisiones, una vez el embajador de Finlandia me explicó que allá es así. Detectan un problema, por ejemplo el bullying, y en base a resultados de investigaciones toman decisiones de política pública. Acá en cambio las decisiones son muñequeo político.
—El tema es que no se capacita a los profes, eso descubrimos en una investigación sobre bullying que escribí con unas psicólogas. Sin especialistas, el tema se va a atender con un discurso tipo “niñitos, niñitas, pórtense bien, no sean malitos” y atacar el bullying o implementar cualquier innovación es un trabajo de meses, no es una conferencia.

 —El bullying tiene que ver con la no tolerancia a lo diferente, en Educación 2020 pensamos que la educación no debe ser sólo académica, sino enseñarte a convivir con otros. ¿Por qué pasamos 12 años en el colegio y no aprendemos eso?
—Mira, a propósito del bullying, hicimos un estudio con gente de la UDP y el factor que más influye es la falta de empatía, de los intimidadores, de los asistentes y los que están alrededor, que no se pronuncian porque temen que los intimiden a ellos. Entonces se piensa que las investigaciones son milagrosas y no es así. Se necesita trabajar en educación inicial —donde hay una carencia tremenda— y con los docentes. En Chile, la PSU, el Simce o PISA no consideran la formación ética y ciudadana, sólo matemática, ciencias, lectura y algo de historia. Nadie se opone a que los jóvenes aprendan eso, pero no basta. Si no se evalúa la formación ciudadana no hay calidad en la educación. Mira lo que está pasando en Chile, que hasta los carabineros están corruptos. Como dijo un amigo que ganó el Premio Nacional de Educación la vez pasada, Iván Núñez: “los torturadores también se educaron en las escuelas”.

—¿Qué hay que cambiar en la educación para que permee esta sensibilidad ciudadana?
—Mi postura, y no es la mía solamente, es que todos los lineamientos curriculares hablan de desarrollar la capacidad crítica de los estudiantes, pero las clases siguen siendo expositivas. Los profes pasan el conocimiento como si fueran verdades reveladas del monte Sinaí.El conocimiento es construido socialmente, las ciencias sociales y “duras” son controversiales, si los estudiantes fueran capaces de entender las controversias del conocimiento entonces comenzarían a ser sujetos críticos, dialogantes.

—Claro, pero es sigue siendo parte del diagnóstico, ¿cómo pasamos al cambio, a la acción?
—Hay experiencias que muestran posturas distintas de cómo enseñar y aprender, de Finlandia, de Estados Unidos, también de Chile, el mismo Montessori, son experiencias valiosas, pero hay que mostrarlas, difundirlas. Debería hacerlo el Mineduc y las universidades, que son las que forman a los profes, les cuentan el cuento de la teoría pero no les muestran la práctica.

—Educación 2020 está llevando prácticas innovadoras a colegios en Santiago y en el sur de Chile, como las Redes de Tutorías y el aprendizaje basado en proyectos, ¿conoce estos modelos?
—El modelo por proyectos tiene mucha historia en la educación, pero otra vez nos topamos con las famosas evaluaciones, trabajar por proyectos requiere tiempo de los profes para planificar y de los estudiantes para investigar, analizar, dialogar y discutir en torno al proyecto, pero metidos en el Simce, no hay posibilidad de trabajar así.

—¿Cree que las habilidades que desarrollan los estudiantes aprendiendo en base a proyectos están relacionadas con la formación ciudadana?
—Cien por ciento. Un ciudadano debe ser un sujeto crítico, capaz de investigar su realidad, analizar por qué hay problemas en determinadas situaciones, cuáles son las causas, cuáles son las consecuencias, y el aprendizaje basado en proyectos lo hace.

—¿Y sobre las Redes de Tutorías?
—Hay investigaciones que muestran que la mejor forma para que los estudiantes aprendan es que otros estudiantes les enseñen, porque están más cerca del lenguaje, de las emociones y racionalidades que desarrollan los estudiantes y a veces el profe se distancia de eso.

EDUCACIÓN, MIEDO Y REFORMA

—Nuestra directora de Política Educativa, Nicole Cisternas, dijo esta frase muy linda: “una educación de calidad es aquella que ataca los dolores que tenemos como país”. ¿Qué le parece?
—Estupenda. Vuelvo a los temas controversiales. Una vez expuse en Colombia sobre su proceso de paz. Había fácil 800 directores de colegios y cuando terminé de hablar pregunté: ¿quién en vuestros colegios ha analizado el conflicto de este país o el acuerdo con las FARC? Apenas cinco lo habían hecho. Les dije: ¿por qué? Y ellos: por miedo. La educación históricamente ha tenido miedo de analizar temas controversiales de la sociedad. ¿Cuántos colegios en este país han analizado el problema de los carabineros? Te puedo asegurar: cero. A los estudiantes los alejan de los problemas de su propio país.

—Hablemos de la reforma educativa, hay dos proyectos clave en el Congreso ahora: Educación Pública y Educación Superior, ¿ha seguido el proceso?
—Haberse atrevido en este país a decir que la educación es un derecho y no un bien de consumo es tremendo. Los cambios van a tomar años, pero es un avance decir que con la educación no se lucra, que no se selecciona ni se descrema. Ahora discutimos la gratuidad, si darle o no a los ricos, en esa discusión no se analiza lo sustantivo: que la educación es un derecho y los derechos son exigibles, para eso se creó el Estado. No se está pidiendo una limosna ni una dádiva, es cumplir un derecho. Lo segundo es entender cuál es el sentido de la gratuidad, en una metáfora, sería como un padre que envía a su hijo a estudiar y luego le dijera “sabes qué, devuélveme la plata que invertí contigo”, ¿te imaginas un padre de esa naturaleza?

—Claro, una estudia para sí misma pero también para otros porque se vive en comunidad. El problema es que en Chile hay dos posturas muy atrincheradas: educación como derecho o como negocio. Y mientras tanto la reforma se estanca, ¿cómo avanzar?
—Hay que entender que el sentido de la educación no es lucrar, es formar a sus ciudadanos.

—¿Y qué hacemos con esos parlamentarios que piensan que la educación es un negocio?
—Si ellos están interesados en el lucro… entonces hay que votar por otros.

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¿Y por qué no educar desde la política (pública)?

Por Pablo García de Vicuña

Se debe volver la vista y escuchar  a los miembros de la comunidad educativa –familias, estudiantes, profesorado- a los barrios y asociaciones su opinión sobre la educación que necesitamos

Sin ánimo de agotar el interesante binomio política-educación tratado en el anterior artículo, estas líneas pretenden tratar un asunto que quedó sin valorar entonces: la política educativa.

No descubro nada nuevo al mencionar que el fin del monopolio que durante siglos la Iglesia mantuvo sobre la educación se puede cifrar en la eclosión de las revoluciones liberales, a fines del siglo XVIII en Europa y América. La consolidación de los estados nacionales trajo consigo una primera acción que modificaría definitivamente el sistema de enseñanza-aprendizaje. Los nuevos sistemas educativos, configurados desde entonces como universales y obligatorios, buscarán afianzar un doble objetivo: la formación de ciudadanía y la preparación técnica para el mundo del trabajo.

Con el primero -y en plena época racionalista de cuestionamiento del mundo de la fe- se conseguiría formar una nueva moral social basada en la participación y representación del ser ciudadano, portador por fin de derechos y deberes políticos. Además, mediante el empuje de la nueva economía industrial que se fortalece en paralelo a la formación de los nuevos y poderosos estados europeos y norteamericanos, la educación se encargará de proveer de mano de obra abundante, necesaria para las nuevas necesidades productivas que la exigía el capitalismo industrial. Así, Razón y Mercado se unían para constituir un nuevo orden social. Unión, sin embargo, no exenta de tensión que se traslada continuamente a las acciones que los gobiernos realizan en el ámbito educativo. (¿Qué es más rentable para el Estado, la formación ciudadana de la persona o su futura empleabilidad? ¿Y para la persona?)

En este nuevo contexto es en el que aparece la política educativa de los gobiernos nacionales. De ahí que consultada la definición de esta expresión educativa en cualquier fuente, todas coincidan: actividad o conjunto de actividades que de una forma u otra se impulsan desde el Estado o emanan de él. Se trata, por tanto, de una decisión política, mejor o peor meditada, más o menos consensuada, que adopta el poder ejecutivo correspondiente –estatal o autonómico, en el caso español- y que afecta a la totalidad de la población de cualquier país.

A través de estas políticas educativas el Estado configura y materializa en la escuela sus intenciones, deseos, objetivos. Podrá, mediante teorías pedagógicas concretas, consolidar un sistema rígido, autoritario, de fuerte contenido centralista y jerarquizado. O buscará, a través de otras didácticas educativas, una escuela más participativa, plural y colaborativa.

La política educativa de una país es, además, un mandato público, que obliga, en primer lugar, a la administración educativa a presentar un proyecto global que satisfaga las necesidades de la sociedad. Además, en un estado democrático como el nuestro, podrán coexistir otros proyectos pedagógicos, de ámbito privado, que respondan a intereses particulares, sean estos de índole religiosa, política o ideológica. Por encima de estos, la administración pública es la garante del sistema educativo elegido.

La política educativa de una país es, además, un mandato público, que obliga, en primer lugar, a la administración educativa a presentar un proyecto global que satisfaga las necesidades de la sociedad
Esta puntualización viene a colación ante la precaución cada vez mayor de gran parte del mundo progresista por el incremento paulatino de asociaciones filantrópicas, corporaciones y alianzas público-privadas que están colocando su foco de atención en el mundo educativo español (Saura Casanova, Geo. “Filantropía, corporaciones y gobiernos neoliberalizando desde los centros educativos” Revista OGE, Nº 3. Mayo-junio, 2017. FEDAE1). De unos pocos años a esta parte, España está siendo un terreno propicio para la llegada –aún tímida, pero insistente y bien financiada- de asociaciones privadas que bajo el paraguas normativo de acciones de “Responsabilidad Social Corporativa” (más conocida por sus siglas RSC) acercan actitudes filantrópicas de inversiones multimillonarias con beneficios en donaciones y extienden el ámbito de penetración de las empresas privadas.

Observar que agentes representativos del mundo neoliberal español, como Telefónica, CaixaBank o Banco Santander, por citar los más llamativos, llevan unos años formalizando proyectos privados de inclusión en el ámbito educativo español no es descubrir ninguna novedad. Pero sí genera temores y advierte de la toma de precauciones.

El Banco Santander (primera empresa mundial de las 500 que más invierten en RSC en educación), a través de su filial “Empezar por educar” (ExE) forma a jóvenes titulados que son incorporados durante dos años a colegios vulnerables de Cataluña, Madrid y Euskadi, “promoviendo nuevas relaciones de mercado entre los actores que forman la red política e incorpora prácticas escolares basadas en nuevas subjetividades neoliberales docentes” (op cit). Y no es la única multinacional española con estos objetivos. La Fundación Telefónica –a través del programa “Entre profes”, basada en herramientas prácticas de gestión y planificación de aulas, así como de formación práctica de docentes- y CaixaBank –con la iniciativa Escola Nova 21, cuyo reclamo principal es la innovación docente y metodológica- son dos ejemplos más de la nueva hibridación público-privada de privatización de los sistemas educativos. La finalidad es clara: crear –con el señuelo de la aportación filantrópica- nuevas formas de caridad educativa que acerquen la privatización e incluyan a estos nuevos agentes educativos como actores inexcusables en las nuevas decisiones que se tomen desde políticas educativas gubernamentales.

Lo que nos lleva de nuevo a la importancia de las políticas públicas para el diseño de la educación española. El Foro de Sevilla en el primer párrafo de su Documento de Bases para una nueva Ley de Educación, señala: “La política no puede ser sino política pública, es decir, aquella discutida, decidida y gestionada por la ciudadanía”( porotrapoliticaeducativa.org). Es, por tanto, una apuesta decidida por lo público, por el valor de lo compartido en común la que debe decidir sobre el bien público que es la educación.

El gobierno del PP, hasta el momento, ha dado voz a organizaciones internacionales dominadas por concepciones neoliberales (OCDE, BM…) o a comisiones de expertos sobre asuntos muy puntuales de la educación. Pero se ha olvidado, conscientemente entiendo, de otros agentes sociales interesados en la participación educativa. Se debe volver la vista y escuchar a los miembros de la comunidad educativa –familias, estudiantes, profesorado- a los barrios y asociaciones su opinión sobre la educación que necesitamos. Por ello, apostar por la puesta en marcha de espacios de deliberación también local para la comunidad escolar –por ejemplo, los Consejos Municipales de Educación- dotaría de mayor horizontalidad la toma de decisiones y, probablemente, devolvería credibilidad a normas educativas hoy ignoradas, o asumidas con absoluta resignación.

Necesitamos una política educativa nueva, más integrada, más social y de mayor participación ciudadana. Porque como exponen Jaume Martínez Bonafé y otros (‘La democracia, sus agentes y sus agendas, cuando se construyen las políticas públicas de educación’ en porotrapoliticaeducativa.org) “comenzar a mirarnos como poder en la construcción de un ‘nosotros’ capaz de ir creciendo en un proceso educativo emancipador abierto y en constante creación es, probablemente, el desafío que tenemos hoy”.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/vientodelnorte/educar-politica-publica_6_653794650.html

Imagen tomada de: https://cdn.line.do/uploads/5615445c8262a7c2221edef7_1444234880401_720.jpg

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Ciudadanía Digital y Seguridad: un curso gratuito para educadores

Después de tomar este curso podrás enseñarle a tus estudiantes todo lo que necesitan saber sobre el manejo web responsable y efectivo.

America del Sur/Chile/EligeEducar/Camila Londoño

Google está inventando a los educadores a hacer parte del Curso Ciudadanía Digital y Seguridad, un programa de formación gratuito disponible en el Centro de Entrenamiento de Google for Education. A través de videos, lecturas y diversas actividades, los profesores aprenderán a integrar en la sala de clase algunos conceptos claves relacionados con el mundo digital. El objetivo del curso es justamente resaltar la importancia del poder de la tecnología para mejorar experiencias educativas y crear nuevas oportunidades de aprendizaje, exploración y colaboración.

La idea es que los docentes después de este curso puedan enseñar a sus estudiantes a utilizar la web con confianza, de manera responsable y sacándole el mayor provecho posible.

Temas abordados

El curso está compuesto de seis lecciones o unidades interactivas que incluyen actividades para aprender a proteger la información persona, incorporar buenos hábitos de privacidad, evaluar fuentes de información de manera crítica, concientizar sobre engaños en la web y gestionar la reputación en línea.

Las unidades son:

  1. ¿Por qué enseñar ciudadanía digital y seguridad?
  2. Enseña a tus estudiantes sobre seguridad y privacidad en internet.
  3. Seguridad digital vayas donde vayas
  4. En busca de información en la web
  5. Protégete de los engaños en la web
  6. Gestiona tu reputación en línea

Duración y reconocimiento

El curso tiene una duración de 90 minutos y las seis lecciones las podrás tomar a tu propio ritmo. Al completarlo recibirás un reconocimiento de Google for Education y un plan de actividades gratuito para trabajar la temática en clase con tus estudiantes.

Para obtener más información y registrarte visita: g.co/CursoCiudadaniaDigital

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/ciudadania-digital-y-seguridad-un-curso-gratuito-de-google-para-educadores

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Reformular la formación ciudadana

Por: Juan Carlos Tedesco

La formación ciudadana es uno de los objetivos permanentes de los sistemas educativos democráticos. Ciudadanía, democracia y educación pública gratuita y universal tuvieron la misma matriz de origen: la construcción del Estado-Nación. En ese contexto, la formación ciudadana fue concebida sobre dos grandes pilares: desde el punto de vista emocional era necesario promover adhesión a la identidad nacional por encima de las identidades particularistas de carácter religioso, étnico o lingüístico. Desde el punto de vista cognitivo, era necesario brindar las informaciones básicas acerca del funcionamiento de la institucionalidad democrática. La traducción de estos objetivos en prácticas escolares se produjo a través de disciplinas que tuvieron distintas denominaciones pero todas ellas giraban alrededor la “instrucción cívica” y por medio de la incorporación de rituales que otorgaban carácter sagrado a los símbolos patrios como la bandera, el himno, el escudo y a los héroes “nacionales”.

Las profundas transformaciones políticas, económicas y culturales que caracterizan a la sociedad actual han modificado radicalmente el contexto y los desafíos que enfrenta la formación ciudadana, al punto tal que se cuestiona incluso la idea misma de ciudadanía, que tiende a ser reemplazada por categorías tales como “cliente”, “consumidor” o “usuario”. Frente a estas opciones profundamente regresivas, se nos presenta el desafío de revitalizar la formación ciudadana orientada a la construcción de sociedades más justas, tarea más urgente que nunca cuando vemos cómo crecen las opciones racistas, xenófobas y fundamentalistas.

El primer punto a considerar es la enorme complejidad de la tarea. Formar ciudadanos para sociedades más justas supone promover adhesión a la justicia, lo cual es muy diferente a promover adhesión a la Nación. El espacio de desempeño ciudadano es cada vez más planetario y no tenemos -al contrario- posibilidades de apelar a lo sagrado sino a mayores grados de reflexividad, particularmente desde las exigencias de solidaridad que implica vivir con el otro. La dimensión cognitiva de la nueva formación ciudadana no puede reducirse al conocimiento del funcionamiento de las instituciones democráticas (ellas mismas en procesos de profunda transformación) sino al conocimiento y la capacidad de analizar una enorme cantidad de informaciones y documentación que eviten que los debates de problemas ciudadanos se concentren en los expertos y den lugar a un nuevo despotismo ilustrado.

La débil capacidad de los ciudadanos para romper la opacidad con la cual funcionan actualmente las organizaciones políticas, tanto los partidos como los órganos de gobierno, está provocando una distancia cada vez mayor entre gobernantes y gobernados, desconfianza en la democracia, crisis de representación y la aparición de nuevas formas de expresión ciudadana. Pero para participar en estas nuevas formas es necesario estar dotado de competencias básicas, tanto éticas como cognitivas, que sólo pueden ser adquiridas en los procesos educativos formales obligatorios y universales. Es allí donde debemos poner la prioridad y la urgencia en la definición de estrategias de acción curriculares y didácticas. Pero esto es válido también para los niveles superiores del sistema educativo, donde se forman las elites dirigentes -tanto políticas como culturales, empresariales y científicas- que deben asumir mucho mayores niveles de responsabilidad por las consecuencias sociales del uso del conocimiento.

Sabemos que los aprendizajes complejos requieren estrategias complejas. Se trata, nada más y nada menos, de formar en eso que Edgar Morin reclama hace tiempo: formar en el pensamiento sistémico. Y para seguir con los clásicos, volvamos al concepto de experiencias de aprendizaje, que John Dewey desarrolló hace ya varias décadas. No se trata de una materia más o menos, sino de definir: ¿Cuáles deberían ser las experiencias de aprendizaje que diseñemos para que nuestros estudiantes, en sus diferentes niveles, logren adherir reflexivamente al ideal de una sociedad más justa y recuperen -para defenderlos activamente- los valores de la democracia? Desafío difícil pero urgente y necesario.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/14/reformular-la-formacion-ciudadana/

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Pedagogía para una buena ciudadanía y transversalidad

15 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Paulina Soto Muñoz

Actualmente sabemos que la formación ciudadana es una tarea fundamental para las escuelas, en países de todos los hemisferios ha alcanzado un espacio protagónico desde los ministerios o carteras de educación. En Chile por ejemplo, se ha impulsado la planificación en este sentido, como una tarea obligatoria. Países de todas partes del mundo levantan trabajos en torno al tema y la relevancia que tiene para ello la convivencia escolar.

No obstante, en la práctica ¿se trabaja conscientemente en el aula mientras se enseña matemáticas, arte, educación física, ciencias naturales, química, idiomas… por nombrar algunas asignaturas fuera de orientación? Lo cierto es que suele ser labor de psicólogos/as y orientadores/as el promover trabajo en convivencia escolar en conjunto con profesores jefes o tutores de clase que, dicho sea de paso, no siempre resultan ser quienes pasan más tiempo en la formación de sus estudiantes.

Por lo anterior, es fundamental mejorar el trabajo transversal de formación ciudadana potenciando la participación social responsable de las nuevas generaciones. Es necesario crear escuelas innovadoras, no sólo para aumentar el conocimiento sobre la sociedad, sino para transformarla desde un vívido protagonismo. Por ello se deben incluir en la formación inicial docente objetivos curriculares que apunten a estrategias de enseñanza que puedan servir transversalmente en cualquier asignatura, ocupando las habilidades personales del profesorado, no sólo como modelos de ciudadanía, sino también sus propias capacidades crítica y creativa para intencionar el currículum hacia la formación de sus estudiantes.

Un estudio realizado en tres regiones de Chile constató que existe una discrepancia importante entre lo que los profesores creen que se debe hacer en formación ciudadana y lo que en la práctica realizan en sus asignaturas, donde se vio mayor uniformidad reconociendo que casi no cuentan con recursos en su formación para ello (Reyes, Campos, Osandón y Muñoz, 2013). Por esto es que resulta importante atender a la necesidad práctica que hoy requieren los docentes en este sentido. Por ejemplo, ¿cómo puedo ocupar la enseñanza de la matemática en educación básica para potenciar el sentido de responsabilidad ambiental? o ¿cómo puede la profesora de ciencias naturales favorecer el respeto a la diversidad a partir de componentes y fórmulas?

Existen experiencias de aplicación en formación ciudadana que son fáciles de acceder desde la web, y que pueden servir como recursos de apoyo para planificar una clase de orientación, pero también para incluir actividades pedagógicas desde una asignatura diferente. A continuación entrego algunos ejemplos identificados:

La transversalidad suele ocuparse en un sentido amplio de la palabra, demasiado abstracto a veces, y tenemos que recordar que el aprendizaje concreto no es sólo para los/las más pequeños/as sino para todos y todas. El Ministerio de Educación en Chile define que la educación transversal “dota de sentido a los aprendizajes disciplinares, estableciéndose conexiones entre lo instructivo y lo formativo”.  Creo entonces, que debe ser concreto el interés también por la formación inicial docente en este sentido, de modo que para el profesorado sea una meta poder educar a sus estudiantes como potenciales ciudadanos/as dispuestos a involucrarse en una participación social activa.

Debe importarnos que la juventud que egresa de enseñanza secundaria salga con pensamiento maduro respecto lo que significa ser miembro de la sociedad donde vive, con un sentido de comunidad, no sólo con el afán de cumplir metas laborales personales. Se debe considerar el contexto y las necesidades sociales que haya que abordar desde su formación (Martinez, Silva, Morandé y Canales, 2010). Hablar de pedagogía es hablar de educación, no sólo de enseñanza.

Cada escuela es una comunidad; cada comunidad, es parte de la sociedad donde se vive; cada sociedad, es responsable de hacer un espacio justo, digno y respetable para tod@s. #Educarparacuidarnos

Bibliografía:

MARTINEZ, M. Loreto; SILVA, Carmen; MORANDE, Margarita  y  CANALES, Lilian. Los jóvenes ciudadanos: reflexiones para una política de formación ciudadana juvenil. [online]. 2010. Última década, vol.18, n.32 [citado  2017-02-14], pp.105-118. ISSN 0718-2236.
REYES, Leonora: CAMPOS, Javier; OSANDON, Luis y MUÑOZ, Carlos. El profesorado y su rol en la formación de los nuevos ciudadanos: desfases entre las comprensiones, las actuaciones y las expectativas. [online]. 2013, vol.39, no.1 [citado 14 Febrero 2017], p.217-237. ISSN 0718-0705

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/pedagogia-para-una-buena-ciudadania-y-transversalidad/

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