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La mitad de las mujeres africanas no saben leer ni escribir

África/31 Mayo 2018/Fuente: Europa Press

Ellas son la columna vertebral de la familia

Cerca del 50% de las mujeres de África no saben leer ni escribir y son las encargadas de mantener a su familia, las que van en busca del agua, las que cosechan, preparan la comida, cuidan de los menores y los ancianos, según indica Misiones Salesianas, que quiere destacar el papel de la mujer africana como «columna vertebral» de la familia y «motor de desarrollo», con motivo de la celebración del Día de África este viernes 25 de mayo.

Nacer mujer en África es, según precisa la entidad religiosa, «tener muchas posibilidades de no ir a la escuela, de ser pobre y de ser madre muy joven». «Los hombres cuando llegan a casa quieren que los niños estén acostados y la cena puesta», explica Moukpe, que vive en Atchangbade (Togo). Esta mujer de gran sonrisa y alguna arruga, saca adelante a su familia con un pequeño huerto del que vende lo que cosecha. «Soy una mujer con suerte. Ahora, en el mercado no me engañan», puntualiza.

Cursos de alfabetización

Moukpe fue una de las 50 primeras mujeres que empezaron los cursos de alfabetización para la mujer rural puestos en marcha desde el Centro Don Bosco de Kara. A día de hoy, más de 1.000 mujeres reciben una educación elemental gracias a este proyecto. «Desde entonces somos muchas las mujeres que participamos en las asambleas comunitarias, porque también tenemos cosas que decir», añade.

La portavoz de Misiones Salesianas, Ana Muñoz, precisa que educar a una mujer es educar a un pueblo. «Las mujeres son muy trabajadoras y debido a las cargas familiares muy responsables. Así, la ayuda que reciben va a mejorar no sólo su vida, también la de sus hijos y la de su pueblo», explica.

Sobre la «cabeza» de las mujeres africanas está el peso familiar, pero también en sus manos se encuentra el desarrollo de sus comunidades y la lucha contra la pobreza. «Fortalecer el papel de la mujer en África es uno de los trabajos que estamos llevando a cabo, sobre todo, a través de la alfabetización y la formación profesional de las jóvenes», afirma Muñoz.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20180523/mujer-africa-alfabetizacion-desigualdad-6834958

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TeleSUR entrevista a Ana Elsa Velázquez, ministra cubana de Educación

Cuba/26 de Mayo de 2018/Cuba Información

Conversamos con la ministra cubana de Educación, Ana Elsa Velázquez, sobre la exportación del conocimiento y el proceso político de Cuba.

https://youtu.be/DRnxF0i-pPo

Fuente: http://www.cubainformacion.tv/index.php/america-latina/79531-enclave-politica-telesur-entrevista-a-ana-elsa-velazquez-ministra-cubana-de-educacion

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Aprendizaje-servicio, personas refugiadas y Formación Profesional Básica, claves para el éxito

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Muchas ganas es lo que hay que poner para que algunas iniciativas se pongan en marcha y continúen hasta el final previsto. También, a veces, es cuestión de la suerte juntar a determinadas personas en un momento muy concreto.
Este ha sido el caso en la pequeña iniciativa (por la escala) del proyecto de aprendizaje-servicio que han puesto en marcha, de la mano, el centro privado concertado de FP Nelson, en el barrio de Moncloa, en Madrid, y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

Nos acercamos a la última de las tres sesiones que han tenido el alumnado del Nelson con las migrantes y refugiadas de CEAR, todas ellas en muy diferentes etapas de su periplo como migrantes en España. Provenientes de muy diferentes países y realidades.

Un cúmulo de buenas casualidades

Por un lado tenemos a Ana Soriano, técnica de Educación para el Desarrollo de CEAR Madrid que desde hace tiempo está empeñada en conseguir una mayor incidencia en centros educativos con la que alcanzar una “transformación de imaginarios sobre ese ‘otro’ que tememos”, en sus palabras, “generar un impacto social que a su vez genere convivencia intercultural en positivo”. Desde hace años, la Comisión organiza charlas en colegios e institutos. Generalmente a petición de estos, durante una o dos horas, para un grupo clase, más o menos. Pero es necesario conseguir más tiempo y a más gente si se quiere hacer una auténtica incidencia, si se pretende enseñar en este lado del mundo cuál es la realidad a la que se enfrentan cientos de miles de personas.

Por el otro tenemos a Bárbara Álvarez, orientadora (entre otras muchas cosas) en el Nelson. Lleva poco tiempo pero ha llegado con ganas de cambiar e innovar la metodología y el impacto con sus alumnos. Ha intentado y propuesto muy diferentes tipos de trabajos y en sus clases se vuelve loca para plantearles retos a unos chicos (el centro ofrece enseñanzas relacionadas con la informática y está copado prácticamente al 100% por chicos) que vienen muy desgastados de la ESO. Además, uno de sus intereses es el trabajo de la parte social con su alumnado.

Con estos mimbres, Bárbara contactó con Ana en junio del año pasado para ver si era posible, y cómo, una colaboración entre el Nelson y CEAR. La oportunidad apareció clara: dar los talleres habituales de CEAR relacionados con rumores y medios de comuncación y con género y migración y asilo y, además, montar un proyecto de aprendizaje servicio para que los chicos del Nelson pudieran enseñar algunas claves sobre la informática a los participantes de CEAR. Por un lado, aquellos comprenderían de primera mano de qué hablamos cuando hablamos de personas refugiadas, y por el otro, estos podrían mejorar algunas de las competencias informáticas para así tener mejores oportunidades a la hora de encontrar un trabajo en España. Condición indispensable para tener algún futuro.

Cuatro sesiones y una evaluación

Ni Bárbara ni Ana reniegan de las dificultades que encontraron en los primeros momentos del proyecto. Aunque tenían pensado hacerlo principalmente en uno de los segundos de la FP Básica del centro, pronto chocaron con la realidad de una clase en la que faltaba cohesión entre el alumnado y surgían muchas reticencias con algunos de los temas tratados.

Por eso decidieron llevar el proyecto de aprendizaje-servicio al curso de 1º de FPB, más cohesionado y más receptivo.

A estas conclusiones llegaron después de dos talleres, el de rumores y el de género (a los que siguieron dos sesiones más sobre activismo), que se desarrollaron en dos sesiones distintas. Ahí ya vieron algunas de las dificultades, principalmente en lo relacionado con las relaciones y la igualdad de género.

Entonces llegó la primera sesión, pensada para rebajar los nervios y las tensiones. Consistió en un desayuno en el Nelson para que sus alumnos pudieran conocer a las personas refugiadas con las que tendrían que trabajar en las sesiones siguientes. Durante una hora hablaron e intercambiaron, principalmente, los intereses de cada cual, sobre todo en relación a lo que unos necesitaban aprender de los otros.

Tras esta toma de contacto se siguieron tres sesiones más, tres martes diferentes, en las que, a trompicones, los participantes de CEAR han pasado por las manos de los chicos del Nelson, que han tenido que hacer de profesores.
A trompicones porque la situación de las personas participantes de CEAR es muy diversa. Hay quien en este tiempo consiguió trabajo y estuvo en una o dos sesiones; personas que difícilmente tienen trabajo y los desplazamientos en transporte son un problema; otras que viven en los centros de acogida, en muchos casos a varios kilómetros de distancia.

Tanto Ana como Bárbara son conscientes de este problema con la asistencia. Pero si algo han aprendido ellas después de meses de duro trabajo y de organización de todo lo necesario, es que están obligadas a ser muy flexibles con sus planteamientos, para cambiarlos a última hora. En tiempo récord. “Hay que ser flexibles, afirma Bárbara. Como tenemos experiencia, podemos organizar las cosas sobre la marcha. La flexibilidad me la da la experiencia.”

Y a estas dificultades se une una de las principales: algunas y algunos participantes de CEAR prácticamente no hablan español, o no lo hacen en absoluto. “Teníamos que repetir muchas veces, pero nos hemos acabado entendiendo”, explica Pablo, uno de los alumnos del Nelson sobre tu trabajo con Oleg, de CEAR. La mímica y los traductores de internet también han ayudado a salvar algunas barreras.

Las necesidades formativas de algunos de los participantes han hecho que los chicos del Nelson hayan tenido que estudiar para prepararse las clases. Muchas de ellas relacionadas con la ofimática, algo que ellos mismos utilizan poco, como los procesadores de texto, las hojas de cálculo o los programas de bases de datos.

Han hecho de todo. Desde buscar programas para mejorar la mecanografía, pasando por la edición de fotografía y vídeo y, sobre todo, la puesta a punto del Curriculum Vitae, la creación y gestión de correos electrónicos o la apertura de perfiles en portales de búsqueda de empleo. Mano a mano alumnos-profesores y personas refugiadas. Y más. Incluso han llegado a consultar qué trámites son necesarios en España para hacerse autónomo porque alguno de los participantes tenía este como uno de sus objetivos.

Bárbara, entre el orgullo y la sorpresa, explica cómo “sus chicos” pasaron de ver la iniciativa como un castigo que les obligaba a “salir de su zona de confort” al hecho de que han tomado la iniciativa en varios momentos para alcanzar las expectativas de las y los participantes de CEAR: “Ha sido maravilloso verles a ellos, solos. Yo no les dije lo que tenían que hacer”.

Las sesiones de formación duraron 2 horas cada una. Y han sido desiguales, entre otras cosas, por la dispersión de las personas de CEAR. Una duración que todos los colectivos aumentarían pero que las horas de clase y el currículo oficial no han permitido alargar.

A las personas que iban de CEAR les pareció, desde siempre, poco tiempo para aprender todo lo que querían. Para los alumnos del Nelson, después de la experiencia, también ha sabido a poco. “Yo, comenta Pablo, lo pondría alguna sesión más, sobre todo porque cuanto más enseñamos nosotros más aprendemos también”.

Aprender más allá del currículo

Esta es para Bárbara, una de las claves del proyecto de aprendizaje servicio. Su alumnado ha estado muy dispuesto desde el primer momento a realizar un esfuerzo extra para poder estar a la altura de lo que las personas refugiadas esperaban de ellos. Han estudiado fuera de su horario lectivo cómo poder atender a sus demandas. Se han esforzado mucho en hacerse entender y en enseñar a otras personas.

Y no solo han mejorado sus conocimientos académicos. La otra pata está relacionada con la vivencia de conocer a personas de diferentes edades, sexos y condiciones que han tenido que huir de sus países de origen y han acabado en España.

Persecuciones por razones ideológicas o de género. Huidas de zonas de conflicto por miedo a morir en una guerra en sus casa. Gracias a la cercanía de estas personas saben mirar de otra manera lo que se dice en los medios de comunicación sobre ellas y ellos.

También han cambiado su mirada, por ejemplo, en relación a cuestiones de género cuando han conocido a una joven de su edad, venida de Afganistán, y han sabido que ella no ha podido ir a la escuela porque los talibanes prohíben la educación de niñas y mujeres jóvenes. “Me ha gustado mucho porque he aprendido sobre su vida”, comenta Pablo sobre la experiencia.

“Trabajar, explica Ana, con una chica joven, que no ha podido ir al colegio en su país, que ha tenido que hacer todo desde cero, con unas ganas de superación personal increíbles… eso puede resultar inspirador para estos chicos. Y que le den un poco la vuelta a esos estereotipos de género que tienen”.

“Lo vieron, conectaron con algo con lo que no habían conectado. Fue solo el desayunar y jugar -comenta Bárbara en la sesión de evaluación del trabajo con Ana-. Aunque solo hubiéramos hecho el desayuno, tiene mucho valor personal impresionante”.

Pero es que, además de esto, explica Bárbara, “hemos visto que se ha reducido el absentismo”. En las sesiones con CEAR no ha faltado ningún alumno sin una causa justificada. Incluso uno de ellos que no se comprometió con el proyecto no ha dejado de asistir a las sesiones. “Han tenido un compromiso y responsabilidad que normalmente no tienen. Ya no te digo de los contenidos curriculares”, comenta Bárbara durante la evaluación con Ana. “ Muchos de ellos se vieron mejor en autoestima, por ejemplo, porque les gustaba ser importantes para alguien y que alguien les necesitara, que es algo a lo que no están acostumbrados”.

“Lo que me gustó, comenta Ana, es que a los chicos les gustara. Intenté trasmitírselo a las personas participantes de CEAR en la primera sesión, para que se comprometieran porque vuestros chavales se lo estaban trabajando mucho”.

El aprendizaje no solo ha sido para los chicos del Nelson. Desde CEAR también se llevan cosas de la experiencia. “Una participante nos ha dicho que lo que ha aprendido no se va a quedar en ella, que en su casa todo el mundo va a aprender”, comenta Ana. Se lo han dicho al chaval que la enseñó. “”hora entienden todo lo que hemos estado trabajando”.

También Ana y Bárbara se llevan aprendizajes. “Esta pequeña experiencia nos sirve para hacerlo mucho mejor”, comenta Ana.

“La valoración, continúa, es que ha servido de test, hemos visto lo que funciona y lo que no, sabemos en qué tendremos que incidir más en la próxima: animar más a la participación y la asistencia, trabajar más con las compañeras de empleo de CEAR para hacer seguimiento y que pueda haber más gente y en lugar de tres sesiones, que sean 4 intercalando contenidos; y en la medida de lo posible haciendo un intercambio más allá de aprender informática”.

“El espíritu de centro veo que puede aumentar porque hay más gente mirando a lo social, que es lo que empezamos a transmitir”. Esta es una de las otras lecturas que hace Bárbara. Cómo el proyecto, aunque pequeño, ha llamado la atención de otros compañeros del claustro, que se han acercado a las clases con CEAR para ver qué estaba ocurriendo. También alumnado de otros ciclos formativos, incluso del inicial curso de FP Básica que finalmente no hizo el proyecto.

Y en el futuro, “la idea, comenta Ana, es replicarlo”. Y hacerlo más cerca de los centros de acogida de CEAR en donde explica Soriano “tienen trabajo mucho más comunitario, muy relacional, no solo con centros escolares sino con servicios del barrio”. Lo primero, hacer un diagnóstico de necesidades para cruzarlo con la oferta formativa de Leganés, Getafe y Carabanchel, en donde se encuentran los centros de acogida de Madrid. La idea, dice Ana, es que “no sea una propuesta de CEAR para los centros, si no de estos con CEAR, para la comunidad; romper los muros de los centros escolares”.

Y no solo desde la Comisión de Ayuda al Refugiado están por la labor de volver a hacerlo. “Me gustaría repetir alguna experiencia parecida”, cierra Pablo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/17/aprendizaje-servicio-personas-refugiadas-y-formacion-profesional-basica-claves-para-el-exito/

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España: El 80% de la comunidad universitaria opina que la formación online facilitaría el acceso a la universidad

Europa/España/26 Abril 2018/Fuente: El economista

La comunidad universitaria, encuestada en el marco de los preparativos del IV Encuentro Internacional de Rectores Universia que se celebrará en Salamanca los días 21 y 22 de mayo, no considera que la digitalización de los métodos de enseñanza sea un objetivo prioritario, por detrás de otras áreas de actuación de la Universidad, como la inserción laboral, la actualización y formación del equipo docente o el fomento del emprendimiento. Sin embargo, un 83% considera la formación online como un complemento a la enseñanza presencial y cerca de un 40% optaría por una modalidad mixta de enseñanza si tuviera que empezar de nuevo.

Además, el 80% de los universitarios y profesores encuestados ven en la formación online una vía adecuada para democratizar la educación y facilitar el acceso a la Universidad de los grupos sociales menos favorecidos, medida que contribuiría a la inclusión social y la igualdad de oportunidades.

Son conclusiones de una encuesta realizada por IPSOS, agencia especializada en investigación de mercados, para conocer la opinión de la comunidad universitaria sobre digitalización, investigación y contribución a la sociedad de la Universidad. Ha contado con la participación de más de 9.000 universitarios de 19 países, correspondiendo 1.000 entrevistas a miembros de la comunidad universitaria española.

Formación online versus formación presencial

A día de hoy, la formación online se sigue considerando más un complemento que una alternativa a la formación presencial. Y es que más del 50% de los encuestados todavía ve mucho margen de mejora en sus campus online, los medios y equipos disponibles, la calidad de las conexiones, el uso de recursos digitales o la formación digital del profesorado. Aun así, en España, dos de cada tres encuestados valoran como positivo su campus virtual.

La mayoría de los estudiantes universitarios que formaron la muestra cursan sus estudios en modalidad exclusivamente presencial. Sin embargo, el 66% de los encuestados en los 19 países -cerca del 60% en

Coincidiendo el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca y bajo el lema «Universidad, Sociedad y Futuro», el IV Encuentro Internacional de Rectores Universia ofrecerá, presidido por Ana Botín, presidenta de Universia y Banco Santander, un espacio para debatir en torno a tres ejes clave para la Universidad del futuro: «Formar y aprender en un mundo digital», «Investigar en la Universidad, ¿un paradigma en revisión?», y «La contribución de la universidad al desarrollo social y territorial’.

Más de 600 rectores y representantes académicos de 26 países se reunirán en Salamanca para profundizar en estos tres temas. El debate se enriquecerá con recursos como esta encuesta de IPSOS, que recoge la opinión de otros 9.343 miembros de la comunidad universitaria, de los que 1.000 se encontraban en España.

El IV Encuentro Internacional de Rectores Universia, que da continuidad a los encuentros de Río de Janeiro (Brasil, 2014), Guadalajara (México, 2010) y Sevilla (España, 2005). Su debate se podrá seguir vía streaming, a través de las redes sociales del Encuentro y de su web oficial, y culminará con la publicación de la Carta de Salamanca, que recogerá las principales conclusiones y propuestas para contribuir a la construcción de la Universidad del futuro y a su misión como motor de progreso y desarrollo social.

El Encuentro cuenta con el respaldo de Banco Santander, empresa que más invierte en apoyo a la educación en el mundo (Informe Varkey/UNESCO–Fortune 500), que mantiene más de 1.200 acuerdos de colaboración con universidades e instituciones académicas de 21 países a través de Santander Universidades, y agrupa a más de 1.300 instituciones académicas iberoamericanas a través de Universia.

Fuente: http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/9096081/04/18/El-80-de-la-comunidad-universitaria-opina-que-la-formacion-online-facilitaria-el-acceso-a-la-universidad.html

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A los 10 años, los niños alemanes ya saben si irán o no a la universidad

Europa/Alemania/26 Abril 2018/Fuente: El espectador

El 50% de la fuerza laboral de Alemania ha sido criada en el modelo educativo de la «Formación Profesional Dual», que está en el país germano desde hace dos siglos.

Cuando los niños cumplen once años, los profesores de los colegios alemanes, dividen a los niños en tres grupos según su velocidad de aprendizaje y sus notas.

Los más aventajados van al gymnasium, que los conduce al bachillerato y luego a la Universidad. A los otros dos grupos se les educa para oficios más técnicos.

Aunque parece una distopía similar a la película de culto Gattaca (1997) en donde los niños son separados en castas por inteligencia superior, salud, etc., no es ciencia ficción. Es el modelo educativo que ha regido en Alemania desde el siglo XIX, y aparentemente funciona muy bien.

De acuerdo con El País de España, estas divisiones no son tajantes. Los padres tienen la opción de elegir el recorrido académico del niño (que recordemos, tiene 10 años), independientemente de lo que digan sus profesores.

Los otros dos grupos, el realschule y el hauptschule, son escuelas de nivel medio que los adolescentes finalizan cuando tienen 16 y que los forman para profesiones técnicas. Los módulos se llaman “Formación profesional” y “Formación Profesional Dual”, y a vuelo de pájaro, consiste en compaginar dos años de estudios con prácticas en una empresa.

No es que los niños que van al realschule o al hauptschule (que traducirían algo como escuela secundaria) pueden presentar la prueba para entrar a cualquier universidad alemana, pero no a los 18, sino a los 21 (después de matricularse en una extensión del bachillerato que dura 3 años).

Parece un modelo organizado, sin embargo, no restrictivo, pues les permite a todos entrar en la universidad. ¿Qué es exactamente lo que funciona en este modelo educativo, que tiene una tasa de deserción escolar del 10%, comparada con una del 11% en la Unión Europea, y un 30.7% en Colombia?

Según El País, «no se puede afirmar que el sistema educativo alemán es eficiente por su tasa de abandono escolar, porque otros países como Polonia que emplean un modelo comprensivo, en el que los estudiantes permanecen juntos hasta los 16 años, tienen indicadores más bajos (un 5,3%)», señala Enric Prats, profesor del departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Barcelona. Desde el punto de vista pedagógico, explica Prats, se desconoce cuál es la mejor edad para dividir a los niños en función de sus capacidades y del recorrido académico que encaja con cada uno.

En países como España, el modelo “FP Dual”

De acuerdo con algunos expertos consultados por el diario español, el sistema educativo alemán funciona porque se empalma con el sector empresarial, de modo que los niños que están “destinados” al estudio tienen asegurada una plaza para ese oficio, y los que están llamados a aprender oficios tienen un espacio en el mundo laboral. Otros consideran que condiciona las expectativas que los niños tienen sobre sí mismos. La desigualdad académica significa menos en un sistema organizado así. Las condiciones socioeconómicas y de origen de las familias en las que crecen los niños también juegan un papel.

De cualquier manera, el modelo educativo alemán parece estar funcionando. La tasa de desempleo para jóvenes menores de 25 años fue de 6.2% para 2017, y según el gobierno federal alemán, el 50% de la fuerza laboral alemana se educó bajo ese modelo. Según El País, el 68% de los alumnos de FP Dual consiguen un contrato una vez que finalizan el programa.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/los-10-anos-los-ninos-alemanes-ya-saben-si-iran-o-no-la-universidad-articulo-751756

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Así funciona la educación en Alemania, donde los chicos saben si van a ir a la Universidad a los diez años

Alemania/24 de abril de 2018/Fuente: https://www.lanacion.com.ar/

En Alemania, cuando los chicos y las chicas cumplen once años, el sistema educativo los divide en tres grupos de acuerdo a sus notas y de su velocidad de aprendizaje. Un grupo será el que continúe con su formación en el gymnasiumpara luego pasar al bachillerato y preparase para el acceso a la Universidad, mientras que el resto estudiará profesiones más técnicas.

Según detalla, en función de las notas, los profesores generan un informe y ahí se determina si el estudiante continuará en el camino a la Universidad o irán a realschule o hauptschule, escuelas de nivel medio que finalizan con 16 años y en donde estudian profesiones más técnicas. Si bien dichos alumnado puede postularse para ingresar a la Universidad, lo pueden hacer recién a los 21 años en vez de a los 18.

Alemania tuvo una tasa de abandono escolar del 10,1% en 2015, inferior a la media europea que se situó en el 11% según datos de Eurostat. «No se puede afirmar que el sistema educativo alemán es eficiente por su tasa de abandono escolar, porque otros países como Polonia que emplean un modelo comprensivo, en el que los estudiantes permanecen juntos hasta los 16 años, tienen indicadores más bajos», señala Enric Prats, profesor del departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Barcelona.

Desde el punto de vista pedagógico, explica Prats, se desconoce cuál es la mejor edad para dividir a los niños en función de sus capacidades y del recorrido académico que encaja con cada uno.

El modelo, aunque criticado, en números es exitoso. ¿La clave? Su sistema de orientación académica que sabe identificar en qué tipo de estudios encaja cada alumno y alumna. «En España sería un fracaso absoluto. Es una cuestión de cultura: cuando tienen ocho años ya saben que se tomará la decisión y se preparan para ello», sostiene Prats y nombra al país hispano ya que tiene una tasa de abandono escolar del 20%.

Por su parte, Carmen Pellicer, presidenta de la Fundación Trilema -centrada en la difusión de nuevas pedagogías- y coautora del Libro Blanco de la Profesión Docente, considera que ese sistema condiciona las expectativas del alumnado y que puede mermar su autoestima. «Van a vivir durante toda su vida en una sociedad diversa y la escuela tiene que prepararles para ello, la desigualdad no puede ser el precio a pagar por la eficacia académica», sostiene.

Otra de las cifras que destacan el éxito de este sistema es la baja tasa de desempleo juvenil entre los menores de 25 años que es, en Alemania, de un 6,2% en 2017, mientras que, la española, está en 37,4%-. El Gobierno alemán señala que la Formación Profesional Dual es clave en la obtención de ese resultado.

Fuente de la Noticia:

https://www.lanacion.com.ar/2128266-asi-funciona-la-educacion-en-alemania-donde-los-chicos-saben-si-van-a-ir-a-la-universidad-a-los-diez-anos

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Entrevista: El juicio sumario de Bryan Caplan. Un profesor contra el sistema educativo: “Solo sirve para tirar el tiempo y el dinero”

Por: Héctor G. Barnés

“Piensa en todas las asignaturas que has cursado. ¿En cuántas has aprendido algo útil? Las clases que no te van a servir de nada después de graduarte empiezan ya en la guardería”. Estas son las tajantes frases que Bryan Caplan, profesor de Economía de la Universidad George Mason utiliza en la introducción de su último libro, ‘The Case Against Education’ (“Juicio a la educación”), para enmendar la plana al sistema educativo en su totalidad. Una quema de la que solo se libran contadas asignaturas, apenas una quinta parte del total. A saber: en el colegio, aprender a leer y escribir y a hacer cuentas; algo de matemáticas o carpintería en en instituto; y en la universidad, alguna que otra carrera como ingeniería o informática. El resto, paja.

El resto es un absoluto desperdicio, resume el polémico autor, definido en ‘Salon’ como “el próximo gran filósofo de la derecha”. Esa es la palabra que se repite una y otra vez en el libro y en las entrevistas con el autor. “Waste”,“desperdicio”. “Es es mi argumento básico: la educación es un derroche de tiempo y dinero porque gran parte de sus beneficios no provienen de aprender habilidades útiles para el trabajo ni de aprovechar la experiencia educativa”, explica a Sean Illing de ‘Vox’ en una entrevista a cara de perro. “Más bien, lo que pasa es que la gente presume, o como los economistas lo llaman, envían una señal. Intentan impresionar a sus futuros empleadores mostrándoles lo dedicados que son”.

Si estás en un concierto y te pones de pie, verás mejor. Pero si todo el mundo lo hace, todos verán igual de mal. Con la educación pasa lo mismo

El libro ha caído como una bomba en la prensa americana, especialmente a diferencia de la mayoría de críticas sobre el sistema educativo, que suelen centrarse en cuestiones de gobernanza u optimización de recursos, es una enmienda a la totalidad. En la reseña de ‘The Washington Post’, Sarah Carr, editora de ‘The Teacher Project’, decía del volumen que “plantea preguntas importantes, pero más allá de eso ofrece poco más que peligrosa y extravagante ideología disfrazada de análisis de datos creativo”. Caplan se define en todas las entrevistas como un “libertario”, y recuerda que por ello, cree que debe ser el gobierno el que demuestre la utilidad de la educación antes de hacer que los ciudadanos gasten su dinero.

En realidad, ‘The Case Against Education’ es uno de esos libros-síntoma que refleja el espíritu de los tiempos al recoger algunos de los argumentos cada vez más populares en sectores liberales. No es de extrañar, por tanto, que el autor sea un firme defensor de la Formación Profesional frente a la universitaria. “La mentalidad de universidad para todos ha fomentado que se rechace una alternativa realista: la formación práctica”, escribe en el libro. “Toda la formación profesional enseña habilidades laborales específicas, y consiste en aprender haciendo, no aprender escuchando. Las investigaciones, aunque un tanto escasas, muestran que la educación vocacional aumenta los sueldos, reduce el desempleo e incrementa el nivel de éxito escolar”. No es casualidad que en España partidos como el PSOE o el PP hayan abogado por la FP en los últimos tiempos.

Aquí viene el privatizador

Caplan analiza la educación como un producto que se devalúa al dejar de ser exclusiva. Muy ilustrativa resulta la metáfora del concierto que utiliza para explicar por qué la educación universitaria para todos es un problema. Si estás en un concierto y quieres ver mejor, te pondrás de pie: a nivel individual, la educación funciona. Sin embargo, si todo el mundo hiciese lo mismo, lo que ocurriría no sería que todo el mundo tendría una mejor vista… Sino que todo el mundo compartiría la misma (mala) visibilidad. Esto, unido a un diseño del sistema educativo propio del siglo XIX, es según Caplan la razón de que su utilidad es limitada. No sirve más que para “certificar la capacidad de conformarse y ética de trabajo” del futuro empleado. Por eso, niega sus beneficios, pero no anima a nadie a dejar su carrera, porque eso le dejaría en una situación aún peor.

“El éxito académico es una fuerte señal de la productividad el trabajador”. Esa es la verdadera razón por la que se siguen pidiendo carreras

“Nos encontramos en una situación en la que un montón de gente va a la universidad pero muchos no pueden conseguir un buen trabajo cuando acaban”, explica en la entrevista con ‘Vox’. “O consiguen una buena formación, se llenan de deudas y obtienen un empleo mediocre”. Nada que ver, recuerda, con la imagen que se nos vende de la educación, que en teoría proporciona “enseñanza valiosa, habilidades útiles y te recompensa con un buen trabajo”. El problema es que el sistema actual no proporciona ni empleabilidad ni conocimiento o habilidades. No solo eso, sino que lo sabemos y seguimos consintiéndolo porque no hemos sido capaces de encontrar una alternativa.

Mientras tanto, Caplan sugiere que dejemos de financiar con fondos públicos la educación; todo el dinero debería provenir de las matrículas y de la iniciativa privada. No solo eso, sino que también habría que cercenar las becas. La gran paradoja a la que se enfrenta el economista es intentar explicar por qué la educación beneficia al individuo pero no a la sociedad. “El aumento de rentabilidad para los graduados universitarios ha sido de un 73%”, admite. “La clave, sin embargo, no es cuánto renta, sino por qué. La respuesta que se suele dar es que los estudiantes aprenden cosas útiles”. Pero no es así: no se trata de lo que aprendes (“¿trigonometría? ¿arte? ¿música? ¿latin?”), sino de que hacer una carrera demuestra que eres capaz de tragar con todo: “El éxito académico es una fuerte señal de la productividad el trabajador”.

La Universidad George Mason, donde Caplan da clase, es pública. (iStock)
La Universidad George Mason, donde Caplan da clase, es pública. (iStock)

El propio profesor lo reconoce respecto a sus clases. “En lo que concierne a mejorar su rendimiento laboral, no puedo decir que lo haya conseguido con los estudiantes que están en empleos que no me son familiares”, admite en una entrevista con ‘The Chronicle of Higher Education‘ al sugerir que, efectivamente, sus clases de economía no enseñan gran cosa a futuros banqueros o comerciales. La mayoría de sus estudiantes, sospecha, pasan sus años en la universidad sufriendo, conscientes de que no están aprendiendo nada. El problema es que “la gente a la que no le gusta el colegio raramente escribe ensayos sobre lo malo que es”. Un círculo de silencio que le sale muy caro a las administraciones públicas.

Educadores contra la educación

Caplan no está solo, y su opinión se encuentra en línea con la de tantos pensadores liberales –también españoles– que abogan por reducir la financiación pública del sistema educativo. Por lo general, estos parten de la premisa de que es poco eficiente, por lo que aumentar la inversión tan solo sirve para perder aún más dinero: “Soy cínico respecto a los estudiantes, la mayoría son filisteos. Soy cínico sobre los profesores, la mayoría son poco inspiradores. Soy cínico sobre los que deciden, las autoridades de los colegios que controlan lo que los alumnos estudian”, admite el economista en el libro. “La mayoría creen que ya han hecho su trabajo al conseguir que los estudiantes obedezcan”.

El profesor aboga por una separación de Estado y escuela similar a la separación de Iglesia y Estado: “El gobierno debería salir del negocio y dejar que sus clientes y las organizaciones benéficas se encarguen de ello”. No obstante, reconoce que esta no es más que su opinión personal, a diferencia del resto de ideas que defiende en el libro que, según él, están más o menos justificadas por los datos. Todas ellas conducen, una y otra vez, a la idea de que destinar dinero a colegios y universidades es una malísima inversión. Como le cuenta a Illing, gastar menos haría que la educación se quedase igual “pero ahorraríamos un montón de recursos, y la gente podría empezar con sus vidas mucho antes, lo que sería una gran mejora. Hay muchos recursos que estarían mejor en otra parte”.

Las críticas no se han hecho esperar. No solo la de Nassim Nicholas Taleb, que aunque calificaba de “excelente” su argumento, señalaba que pasaba por alto la “convexidad de la prueba y error del aprendizaje heurístico” y retaba al autor a una discusión (algo que ocurrirá el próximo día 23). También la de otros como Peter McCoy de ‘Bloomberg‘, que recuerda que recortar en educación hace que sea “difícil o imposible que los niños pobres o de clase media-baja tengan el mismo acceso del aprendizaje que las familias ricas”. Por su parte, Carr añade que su forma de tratar a los profesores y la educación como un ente único elimina cualquier sutilidad en su análisis. La mayoría, no obstante, coinciden en algo: tenga más o menos razón, Caplan ha sacado a la palestra un tema, el de la razón última por la que las empresas piden títulos universitarios, del que raramente se suele hablar en términos tan descarnados.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-04-13/profesor-sistema-educativo-tirar-dinero_1547267/

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