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El grito de una docente venezolana: «No es posible que me levante y no tenga que darle a mis hijos». Venezuela

América del Sur/Venezuela/25-10-2020/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

Los docentes, que ganan entre dos y cinco dólares al mes, reclamaron ante las autoridades una actualización salarial, con el apoyo del personal médico. Mirá el estremecedor video.

Decenas de docentes alzaron su voz este miércoles en una nueva protesta en Caracas y otras ciudades venezolanas para exigir al régimen de Nicolás Maduro “salarios justos” y mejores condiciones laborales frente a la pandemia del Covid-19, que ha agravado ya la infernal situación económica del país.

Al grito de “quiero un sueldo digno para quedarme en mi país”, los educadores convocados por los movimientos magisteriales se concentraron en las inmediaciones del Ministerio de Educación para rechazar “los salarios de hambre”, de unos 3 dólares al mes.

Entre las múltiples imágenes de indignación, se viralizó el reclamo de una docente que, desencajada, gritaba al cordón policial que escuchaba con poca atención las consignas.

“Quiero comer bien. No es posible que todas las mañanas me levante y no tenga qué darle a mis hijos. No es posible, ¿hasta cuándo?”, exclamó furiosa.

Además, detalló la ínfima cantidad que recibió y lo poco que alcanza, ante la enorme inflación del país: “Dolarizaron todo menos mi sueldo. Un mes de aguinaldo, ¿cuánto fue? 1.500 bolívares. ¿Qué compré? Medio cartón de huevos, harina pan y media mantequilla. ¡No es justo!”.

Con sus tapabocas, los presentes mostraron pancartas, en las que se pudo leer “por un salario igual a la canasta básica” y gritaron frases contra la dictadura de Maduro a la que responsabilizan de tener a los docentes “mendigando para comer y comprar medicinas”, y de acabar con la “educación de calidad” en el país

La educadora Luisa Penalette afirmó que el gremio solo está pidiendo que garanticen el cumplimiento del artículo 91 de la Constitución, que establece que “todo trabajador tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir sus necesidades”.

Docentes despliegan la bandera venezolana.

“Sin maestros no hay escuela, y con esos salarios un maestro está condenado al hambre y la miseria. Apoyar la lucha justa por el salario es apoyar a la educación del país”, aseguró

Precisó que “un directivo, docente V con maestría, sumando todas las primas gana 2.300.000 bolívares (el equivalente a unos 5 dólares)”.

“Nadie se mete a maestro para ser rico, pero aspirar a un salario justo, es lo mínimo. Con los actuales salarios un maestro no puede comer ni dar de comer a su familia”, enfatizó.

Asimismo, Sara Aponte, una docente con más de 10 años de servicio y con maestría, rechazó la “pobreza extrema que tenemos con estos salarios de miseria”. “Parecemos indigentes, una canasta con 8 productos básicos cuesta casi 10 millones de bolívares, (unos 22 dólares) y el ingreso mensual es de 1.500.000 bolívares, (3 dólares)”, fustigó.

A su vez la líder sindical Griselda Sánchez resaltó que “los maestros seguiremos en la calle hasta recuperar nuestros derechos y el sistema educativo”. Indicó que los niños y jóvenes no están adquiriendo los conocimientos necesarios para capacitarse, y que la política de educación a distancia de Maduro no es posible en un país donde además fallan constantemente los servicios públicos.

“Rechazamos la educación a distancia porque no hay posibilidad de hacerla ni online, Aquí todos sabemos los problemas que hay con la Internet, además los docentes no tienen teléfonos inteligentes cómo van aprender nuestros jóvenes”, cuestionó.

Asimismo, destacó que “20% de los estudiantes están desnutridos y el primer paso para que un joven aprenda es que se alimente y los docentes tampoco se alimentan bien”.

En tanto otro grupo de maestros protestó a las afueras de la sede de la Inspectoría del Trabajo, en el centro de Caracas, donde consignaron un documento con sus reclamos.

La protesta del Magisterio fue respaldada por los trabajadores sanitarios, quienes sumaron sus reclamos salariales y laborales. “El gobierno no da respuesta, pero no vamos a cesar en la lucha, en Venezuela sí hay dinero para pagarle a los trabajadores más de 400 mil bolívares que es el salario mínimo, no nos van a seguir metiendo esa excusa que por las sanciones no pueden reivindicar el salario”, afirmó Pablo Zambrano, dirigente del sector salud.

Las protestas de los docentes se replicaron en estados como: Miranda, Carabobo, Lara, Zulia, Táchira y Apure, entre otros.

El gremio de educadores reclama al gobierno un sueldo base, equivalente a 600 dólares para poder cubrir las necesidades básicas ante la galopante inflación, que de acuerdo con la opositora Asamblea Nacional registró hasta septiembre una tasa de 1.433,58% y una interanual de 3.246%.

(Con información de ANSA)

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/mundo/El-grito-de-una-docente-venezolana-No-es-posible-que-me-levante-y-no-tenga-que-darle-a-mis-hijos-20201022-0013.html

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El Salvador: Las mujeres de San Julián enfrentan el hambre y desigualdad con huertos caseros

El Salvador permaneció bajo cuarentena obligatoria durante tres meses. El gobierno de Nayib Bukele prometió que abastecería de alimentos a todas las familias afectadas económicamente por las medidas para contener la propagación de la COVID-19; pero en muchas zonas la ayuda nunca llegó. Una de esas zonas está en San Julián, Sonsonate, donde las mujeres lograron sobrevivir al hambre y sostener a sus familias gracias a la comida que ellas mismas cultivan. Contaron a GatoEncerrado que al verse encerradas en cuarentena, sin la posibilidad de salir a ganarse el sustento diario y sin transporte público para movilizarse a los mercados, las mujeres se metieron en cuerpo y mente a trabajar en sus huertos caseros.

Estas mujeres, apoyadas por organizaciones como la Unidad Ecológica Salvadoreña (Unes), son la prueba de que los huertos caseros son la alternativa viable y necesaria para sobrevivir a la crisis económica y a la agudización de la desigualdad que dejará el impacto de la pandemia por COVID-19. Economistas han señalado que las medidas gubernamentales ante la pandemia en El Salvador dejará a más de cien mil personas sin empleo y que la desigualdad incrementará.

Uno de los informes más recientes de Oxfam, titulado «¿Quién paga la cuenta?«, señala que el impacto de la pandemia es tan grave que los países de América Latina y el Caribe (incluido El Salvador) tendrán un retroceso económico de 15 años. El informe también explica que entre los más golpeados están los más vulnerables y pobres de la región, pero no los ricos y multimillonarios. Entre los más vulnerables, como suele ocurrir en las crisis, están las mujeres. Por eso, la experiencia de mujeres que cultivan sus huertos caseros, como en San Julián, es valiosa para plantearse como una alternativa ante la crisis y desigualdad, según Jennifer Guzmán de Unes.

El informe de Oxfam también detalla que mientras los más vulnerables y pobres tienen que recurrir a medidas extremas para sobrevivir ante los impactos económicos de la pandemia, hay ricos que en medio de la crisis sanitaria se han hecho más ricos. Oxfam logró determinar, por ejemplo, que desde que iniciaron los confinamientos en la región hay ocho nuevos multimillonarios con un patrimonio mayor a los mil millones de dólares. Mientras tanto, hay mujeres en zonas como San Julián que lo único que tienen es su huerto casero.

María Avilés contó a GatoEncerrado que lleva 25 años cultivando su huerto casero. En tiempos de pandemia, crisis y vacas flacas, su huerto ha sido lo único que ha logrado sostener a su familia. Foto/Emerson Flores.

En su huerto, María Avilés siembra frutas y vegetales, pero en todo el proceso, según dijo, no utiliza químicos. Esto con el fin de garantizar que el alimento que llega a su mesa sea orgánico, sin preservantes artificiales. Foto/Emerson Flores.

«Muchas mujeres han tenido los beneficios de su propio empoderamiendo, ya que ahora ellas se visualizan a sí mismas como proveedoras de su hogar», aseguró Jennifer Guzmán, técnica territorial de la Unidad Ecológica Salvadoreña (Unes). Esta organización acompaña y apoya a las mujeres de San Julián, para que sigan cultivando en los huertos caseros. Por el momento, según Guzmán, la Unes tienen 35 iniciativas agroecológicas en la zona, junto al Comité Ambiental de San Julián.

En estos 25 años, María Avilés ha logrado ampliar su huerto. Gracias a su trabajo, no solo provee alimento a su familia, sino que su huerto también le da para vender en mercados y regalar alimento a sus vecinas. La crisis provocada por la pandemia le afectó menos, debido a que ella misma cultiva su comida: «Si yo quiero un tomate o mora, solo voy y la corto», explicó. Foto/Emerson Flores.

«Para mí es importante tener mi huerto, porque lo tengo cerca, lo tengo saludable. Yo sé lo que estoy consumiendo y sé que no lleva químicos», mencionó María Avilés, mientras mostraba su huerto. Foto/Emerson Flores.

Angélica María Monroy recibió un diplomado en Ciudad Mujer, en el que aprendió a cultivar sus propios alimentos. Hace más de un año empezó a recibir capacitaciones con la Unes y así empezó su huerto casero. Foto/Emerson Flores.

Angélica Monroy asegura que tener su huerto en casa le ayudó ante las dificultades económicas provocadas debido a la pandemia por las medidas que tomó el gobierno para evitar la propagación de COVID-19. Foto/Emerson Flores.

Angélica Monroy explicó que en su huerto siembra tomate, chile, cebolla, cebollines y maíz. Su esposo y uno de sus nietos le apoyan en el cultivo y cuidado de su huerto. Foto/Emerson Flores.

Sonia Esperanza Huezo también tiene su huerto, en el que cultiva maíz, yuca, hierba buena, espinaca y otro tipo de semillas que sirven para la alimentación de ella, su esposo y sus dos hijos. Foto/Emerson Flores.

«Esto es bueno, porque nos ayudamos y ya no gastamos dinero para salir a comprar comida. A mi esposo yo le enseñé a cultivar, ahora él es el que cultiva la milpa», dijo Sonia Huezo. Foto/Emerson Flores.

septiembre 10, 2020

 Fuente: https://gatoencerrado.news/2020/09/09/las-mujeres-de-san-julian-enfrentan-el-hambre-y-desigualdad-con-huertos-caseros/

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Plagados por el hambre

Por: lahora.com.ec

Hay una brecha invisible, agravada por la rampante corrupción y el debate vacío de los alzamanos y ‘apunta dedos’ que ignoran los problemas reales que plagan el día a día del 50% de la población.

He aquí una de las más graves consecuencias del cortoplacismo con el que se trata a la cosa pública en el país, de leyes que apuntan a proteger a los sectores que más gastan en ‘lobby’, a la avaricia tributaria de un Estado que destina el grueso de sus ingresos a cumplir con acreedores extranjeros y al gasto corriente.

Los indicadores son tristes: hace 29 años que no se reduce la cifra de niños con desnutrición. El país, sus élites, los gremios, los políticos, los sabios, todos somos responsables y, de igual forma, cargamos con el peso de un país que no logra salir de la pobreza.

Cualquier programa de emprendimiento, inversiones millonarias en centros educativos, becas y tecnología es inútil si no se lo nutre de una masa laboral preparada para esta nueva era del conocimiento.

Si 25 de cada 100 niños en el país no tienen una alimentación nutritiva, implica no solo estancamiento en su crecimiento, sino además, un desarrollo limitado de su capacidad cognitiva. Además de la falta de acceso a la educación y al abandono escolar que dejará como consecuencia la pandemia del Covid-19, estos niños tendrán aún menos posibilidades de alcanzar una posición laboral en el futuro que les permita alimentar bien a sus hijos, perpetuando así el círculo vicioso.

Urge un consenso nacional que apunte a levantar a este sector marginado de la población, que sufre de hambre y desnutrición, y no solo comedores comunitarios o kits de alimentos.

El no recibir cuidados, el ser olvidado por todos, creo que es un hambre mucho más grande que el carecer de alimentos. Teresa de Calcuta (1910-1997) Monja católica, Nobel de la Paz; Albania.

La agrociencia tiene un enorme potencial para incrementar la producción de pequeños agricultores y sacarlos del hambre y la pobreza. Bill Gates (1955- ) Fundador de Microsoft, filántropo; EE.UU.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102326444/plagados-por-el-hambre

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Hambre creciente en un mundo que derrocha cada día más alimentos

Desde hace años se promete mucho y se cumple poco. El *hambre cero* se sigue posponiendo y el panorama para la próxima década no es halagüeño. Sin embargo, un tercio de los alimentos producidos en el mundo para consumo humano se pierde o desperdicia anualmente.

La brecha de riqueza-pobreza se agudiza, la sociedad planetaria se polariza, y los seres humanos insuficientemente nutridos llegan casi a los 3 mil millones. 690 millones, es decir uno cada diez habitantes del planeta Tierra, padecen hambre.

Hace cinco años las Naciones Unidas se habían propuesto terminar con este flagelo en el 2030. El horizonte se estira, las apuestas se alejan. La situación internacional lejos de mejorar, empeora. En el último quinquenio, en vez de reducirse los números, 60 millones más de personas engrosaron las filas de los desheredados de la Tierra.

Cinco de las organizaciones onusianas publicaron en la segunda semana de julio, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (http://www.fao.org/3/ca9692en/online/ca9692en.html). El planeta sigue grave. Y el COVID-19 no mejora las cosas, pudiendo sumar, según estimaciones, 130 millones adicionales a la categoría de insuficientemente alimentados.

Derecho humano esencial

Tal como lo define el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (el DESC) en su documento de mayo de 1999, “el derecho a la alimentación adecuada se ejerce cuando todo hombre, mujer o niño, ya sea solo o en común con otros, tiene acceso físico y económico, en todo momento, a una alimentación adecuada o a medidas para obtenerla” (https://conf-dts1.unog.ch/1%20SPA/Tradutek/Derechos_hum_Base/CESCR/00_1_obs_grales_Cte%20Dchos%20Ec%20Soc%20Cult.html#GEN12)

Tres años antes, durante la Cumbre Mundial de la Alimentación realizada en Roma, se había acordado dar un contenido más concreto y operacional a dicho derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y consagrado 18 años más tarde, en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

En el 2000, la Comisión de DDHH de la ONU estableció el mandato de Relator Especial sobre el derecho a la alimentación. Y tres años después, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) estableció un Grupo de Trabajo Intergubernamental que elaboró en 2004 las Directrices Voluntarias en apoyo a la Realización Progresiva del Derecho de una Alimentación Adecuada en el Contexto de la Seguridad Alimentaria Nacional. En síntesis, se trata de recomendaciones que los Estados deben cumplir coherentes con el artículo 11 del Pacto Internacional.

Los expertos en el tema subrayan tres componentes esenciales para asegurar el ejercicio de este derecho en todo el planeta. La disponibilidad de los alimentos ya sea mediante la producción directa (agricultura, ganadería etc.) o bien a través de la adquisición de los mismos en tiendas y mercados.

La accesibilidad, que implica asegurar que todo ser humano (incluyendo niños, enfermos, discapacitados o mayores) pueda tener acceso físico o condiciones para obtener o comprar los productos esenciales. Sin comprometer por ello, la satisfacción de ninguna otra necesidad básica: medicamentos, alquiler, gastos escolares, entre otras.

Y, como tercer elemento y condición absoluta, asegurarse una alimentación realmente adecuada a las necesidades, libre de sustancias contaminantes y culturalmente adaptada a las costumbres de cada grupo social determinado.

Diagnóstico preocupante

En el último lustro el “hambre aumentó al ritmo del crecimiento de la población mundial”, sostiene el estudio elaborado conjuntamente por la FAO, el Fondo Internacional para la Agricultura (FIDA), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PAM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según su impacto regional, en Asia viven 381 millones de mal alimentados. 250 millones en África y cerca de 48 millones en América Latina y el Caribe. Si de porcentajes se trata, es África el continente más golpeado por este flagelo social, y cuenta casi con un 20 % de su población mal alimentada. 8,3 % en Asia y 7,4% en América Latina y el Caribe. De mantenerse la actual tendencia, más de la mitad de la población africana sufrirá de hambre crónica en el 2030.

El acceso a una alimentación realmente de calidad – incluyendo 2300 calorías y 69 gramos de proteínas diarias- constituye ya un sueño de ricos para casi la mitad de la población mundial. Se calcula que los alimentos sanos son cinco veces más caros si se compara con un régimen a base de carbohidratos que da respuesta solo a las necesidades energéticas.

Su precio está por encima de la noma internacional de la pobreza internacional (definida en 1.90 dólares diarios por persona). Por otra parte, los países con bajos ingresos consumen más alimentos de base y menos frutas, verduras y carnes que los países de ingresos más altos. Una gran parte de la población mundial no cuenta hoy con el mínimo de 400 gramos por persona y por día de frutas y verduras, recomendados por la OMS.

Según el informe de las cinco agencias de Naciones Unidas, las niñas y los niños se encuentran entre las principales víctimas de esta ilógica realidad mundial. El año pasado, 144 millones de menores de 5 años (21,3% del total de los infantes) padecieron un retraso en el crecimiento, 47 millones (6,9%) sufrieron emaciación es decir pérdida involuntaria de más del 10% del peso corporal, y 38,3 millones de sobrepeso debido a la mala alimentación.

Nubarrones sobre América Latina

Para el continente las previsiones tampoco son alentadoras. Según el informe, la situación actual es peor que en el 2015. “Desde entonces nueve millones de personas más viven con hambre”, afectando a un 7,7% de la población total. En perspectiva ese porcentaje llegará al 9,5 en el 2030.

A nivel subregional, las previsiones para 2030 indican tres puntos de aumento en América Central, llegando casi a los 8 millones de víctimas del hambre. Sudamérica superaría, entonces, casi los 36 millones. El Caribe, a pesar de leves avances, no cumplirá con la meta de hambre cero y contaría con 6,6 millones de seres humanos mal alimentados al finalizar esta década.

También son preocupantes los matices intermedios. Casi un 10 % de la población actual sufre de inseguridad alimentaria grave, es decir gente que por diversas razones no cuenta regularmente con alimentos y pueden llegar a pasar uno o varios días sin comer.

Si se introduce la categoría de “inseguridad alimentaria moderada”, casi un tercio de la población latinoamericana y caribeña, es decir 205 millones de personas, la padecen. Se trata de la incertidumbre sobre la capacidad para obtener alimentos lo que las lleva a reducir la cantidad o la calidad de la comida que consumen.

En cuanto al acceso a una dieta realmente saludable, 104 millones de habitantes de la región no lo logran. El precio de 3,98 dólares por día es el más alto del mundo y es 3,3 veces más caro que lo que una persona bajo la línea de la pobreza puede invertir para alimentos.

Derroche criminal

Hipótesis novedosa: el informe concluye afirmando que un cambio global hacia regímenes alimentarios sanos ayudaría no solo a frenar el hambre sino también a lograr enormes ahorros en el plano internacional. Ese cambio es posible asegurando que se haga de “manera durable para las personas y el planeta”.

Las organizaciones especializadas de la ONU calculan que ese cambio de paradigma (de comida chatarra a alimentos sanos) permitiría compensar casi totalmente los costos de salud resultante de una mala alimentación -solo en Estados Unidos se calculan en 1.300 billones de dólares. Y reducir en tres cuartas partes el valor actual del costo social de las emisiones de efecto invernadero ligadas a la producción de alimentos, calculado en 1700 billones de dólares estadounidenses.

Llaman a los gobiernos a integrar la nutrición en sus estrategias agrícolas y a esforzarse en reducir los factores de aumento de los costos en la producción, stock, transporte, distribución y comercialización de alimentos.

Y proponen, además, ayudar a los pequeños productores locales a cultivar y vender productos más nutritivos garantizándoles un acceso al mercado. Recomiendan favorecer el cambio de comportamientos a través de la educación y comunicación e integrar la nutrición en los sistemas de protección social y en las estrategias oficiales de inversiones.

Una reflexión esencial en las líneas de acción futura consiste en reducir gastos debido a la ineficacia, pérdidas y derroches.

La FAO calculaba ya en 2019 que 1.300 millones de toneladas de alimentos humanos producidos cada año se pierden o desperdician (http://www.fao.org/platform-food-loss-waste/es/).

Según la ONG helvética WWF en Suiza representan 2,8 millones de toneladas. Es decir, se derrochan 330 kilos por persona y por año.

En Francia al igual que en México se botan 10 millones de toneladas anuales. En Argentina 16 millones y en Brasil 41 millones de toneladas. La población de Estados Unidos tira a la basura un 30% de los alimentos producidos (unos 400 gramos por día y por persona), en tanto en Europa, como promedio, representa el 20%.

Fuente: https://rebelion.org/hambre-creciente-en-un-mundo-que-derrocha-cada-dia-mas-alimentos/

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La ONU alerta sobre los efectos del coronavirus: desocupación, hambre y terrorismo

Europa/Italia/15/07/2020/Autora: Elena Llorente/Fuente: Pagina12.com.ar

«El virus, como el terrorismo, no respeta fronteras» afirma Antonio Guterres.

Entre 83 millones y 132 millones de personas se agregarán en 2020 a las que ya sufrían el hambre: será consecuencia de la recesión económica provocada por la pandemia.

Desde Roma

Naciones Unidas estima que a causa de la covid 19, el hambre aumentará de modo alarmante en el mundo, agregando un mínimo de 83 millones y un máximo de 132 millones, a los 690 millones de personas que ya padecían hambre en el mundo en 2019, según un informe difundido el pasado lunes.

En el mundo se habla sobre todo de las consecuencias económicas del coronavirus, centrando las preocupaciones en el gran nivel de desocupación generado (la Organización Internacional del Trabajo calcula la pérdida de unos 195 millones de puestos de trabajo a tiempo completo), en la alarmante pobreza y el hambre. Pero el secretario de Naciones Unidas, Antonio Guterres, al inaugurar el 6 de julio en la ONU de Nueva York la Semana contra el Terrorismo, mencionó además la posibilidad de que las debilidades del sistema que han salido a relucir con la pandemia, puedan ser aprovechadas por “formas nuevas de terrorismo” como ataques cibernéticos, bioterrorismo y mal uso de las tecnologías. “Como el virus, el terrorismo no respeta fronteras”, dijo Guterres, señalado que “afecta a todas las naciones y sólo puede vencerse colectivamente”.

Según el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, el estudio realizado por distintas instituciones de Naciones Unidas difundido este lunes, los 690 millones de hambrientos de 2019 significan un aumento de 10 millones respecto a 2018. El informe fue difundido pocos días después de que el secretario Guterres presentara el 9 de julio otro documento sobre el impacto del covid-19 en América Latina y el Caribe, aconsejando a los gobiernos a tomar ciertas medidas para la recuperación de la crisis, reduciendo la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

Aunque la ONU reconoce que todavía es un poco temprano para establecer los efectos reales de las cuarentenas en los distintos países y de las otras medidas de contención aplicadas, estima sin embargo que los 83/132 millones que se agregarán en 2020 a los que ya sufrían el hambre, serán el efecto de la recesión económica provocada por el coronavirus. Estos datos hacen cada vez más difícil conseguir el objetivo de “Cero Hambre en 2030” que se había propuesto la ONU, dice el informe elaborado entre otros por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa Alimentario mundial (PAM) y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), las tres con sede en Roma, además de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Asia es el continente con más desnutridos (381 millones), seguido por África (250 millones) y América Latina y Caribe (48 millones), dijo el informe ONU. Es necesario aclarar que Asia es el continente con más población (más de 4.600 millones según estimaciones para el 2020), seguido por África (unos 1.300 millones). América Latina y Caribe en torno a los 650 millones de habitantes pero eso no la salva de la pobreza y el hambre. El mayor porcentaje de desnutridos en proporción a la población está en Africa (19,1%), seguido de Asia (8,3%) y América Latina (7,4%), precisó el informe ONU. Si se continúa con esta tendencia, en 2030, África será el lugar donde se encontrará más de la mitad de las personas que sufren hambre en el mundo, añadió.

“La pandemia intensificó la vulnerabilidad y las deficiencias del sistema alimentario mundial”, afectando las actividades productivas, la distribución y el consumo de alimentos. Por eso el estudio llamó a todos los gobiernos a incorporar el tema nutrición en sus políticas agrícolas, tratando de disminuir los costos de la producción, transporte y distribución y apoyando a los productores pequeños y locales para cultivar y vender más alimentos nutritivos, asegurando su acceso a los mercados. La idea es dar prioridad además a la nutrición de los niños, fomentando cambios en la educación y en los medios de comunicación, a fin de favorecerla, pero también facilitar el acceso a dietas saludables que podrán ser diferentes de un país a otro.

En cuanto a América Latina y el Caribe en particular, el documento difundido por la ONU el 9 de julio destacó que la región se ha transformado en un punto de acceso de la pandemia donde los más vulnerables sectores de la población son una vez más los más afectados y mencionando en este sentido a las mujeres, los ancianos, los indígenas, los africano-descendientes, los migrantes y refugiados, entre otros.

“Para Latinoamérica y el Caribe la comunidad internacional debe proveer liquidez (dinero efectivo), asistencia financiera y aliviar sus deudas”, subrayó Guterres al presentar el documento sobre Latinoamérica. “En una región donde las desigualdades se han hecho insostenibles, es necesario desarrollar un sistema de asistencia social accesible a todos”, creando además un sistemas de impuestos equitativo, promoviendo trabajos decentes y reforzando los mecanismos de protección social, fomentando, entre otras cosas, la participación masiva de las mujeres en la vida pública y económica. “Junto podemos superar esta crisis y construir una sociedad sostenible para todos”, concluyó el secretario general de Naciones Unidas.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/278260-la-onu-alerta-sobre-los-efectos-del-coronavirus-desocupacion

 

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Los bastiones de la convivencia

Por: Roberto Patiño

En Venezuela vivimos graves momentos de caos y colapso. La terrible conjunción de la crisis del país, sometido al modelo destructivo del régimen, y los efectos de la pandemia del covid-19 en lo social y económico, castigan diariamente a los venezolanos.

Los testimonios de líderes y voluntarios en las comunidades hablan de la grave situación que estamos viviendo, en la que el hambre, la hiperinflación, la escasez de combustible, el colapso de servicios básicos y la violencia desbordan a las personas. Una de nuestras líderes nos relata: “La comunidad pasa demasiado trabajo, no hay agua, ni luz. No hay nada que comer, jamás me imaginé tanta hambre, miseria en mi comunidad y mi país”.

En Petare, enfrentamientos entre bandas a principios de mayo se mantuvieron por más de una semana, en medio del silencio y la inacción de cualquier autoridad. Así lo cuenta una de nuestras madres: “Las Hermanas se fueron de la escuela. Los vecinos se han ido. Ventanas partidas. Puertas violentadas. De noche es una boca de lobos. No dejan encender las luces a los que habitan por allí… Yo vivo en medio de las dos zonas… y vemos pasar las balas… ha sido horrible. Mis niños lloran, nos escondemos. Son horas seguidas de angustia”.

La escasez de combustible ha generado graves trastornos. Se testimonia el maltrato de efectivos asignados al resguardo y control de las estaciones de servicio, el tener que hacer colas enormes, desde horas de la madrugada o la noche anterior, sin saber si se recibirá el combustible o no, así como el surgimiento de situaciones ilegales en las que se empieza a establecer un mercado negro de gasolina.

La actual situación del país es la de un régimen que impone un modelo de represión y sometimiento que busca reemplazar cualquier forma de convivencia. El Estado persigue y hostiga, criminaliza y excluye. Incluso acusa a organizaciones que defienden los derechos humanos, como Provea y Cofavic, de ser “enemigos internos”.

Pero frente a esta situación debemos resaltar el esfuerzo que la gente, en comunidades y desde grupos de la sociedad civil, realiza todos los días para mantener vivos los valores convivenciales que son atacados todos los días por el poder. Las personas en la calle,  a pesar de las dificultades y de la violencia, mantienen en sus vidas la luz de la humanidad y el reconocimiento del otro.

Frente a la situación de violencia en Petare, se tomaron medidas para reiniciar actividades cuando cesaran los enfrentamientos. Así los afirma Andrés Schloeter: “Con mucho dolor se tuvieron que retirar temporalmente de la escuela para preservar su seguridad. Sin embargo,  estoy seguro que las hermanas volverán con más fuerza a la escuela, nosotros podremos abrir nuevamente las puertas del comedor y todos juntos continuaremos al servicio de nuestra gente”.

También lo vemos en nuestro trabajo en iniciativas como Alimenta La Solidaridad en la que vecinos se organizan en cadenas humanas de distribución para poder llevar los almuerzos en diversos sectores de una comunidad en medio de la cuarentena. En sectores de Petare como Santa Lucía, los vecinos generan grupos de apoyo para las personas de la tercera edad que no tienen acceso a alimentos y medicinas.

En zonas como La Vega, la voluntad de continuar trabajando es la fuerza impulsora que ayuda a seguir día a día frente a las dificultades. Así lo cuenta uno de nuestros líderes: “Vivo matando tigres, con la moto me rebusco. Hay que ser un varón, y como sea hay que resolver. En Propatria, la gente se está organizando ante tanta tragedia, hambre y miseria. No hay agua, ni luz, el sueldo no rinde, no hay medicamentos. El derecho a la vida está pisoteado. Pero lo que seguimos haciendo por nuestros chamos me mantiene en pie de lucha”.

Estas son solo algunas voces que expresan la voluntad de superación de los problemas, negándose a reproducir la cadena de violencia y subyugación del modelo dictatorial.  Frente a la imposición de la violencia, las personas se convierten en bastiones de convivencia y solidaridad, que desde el ejercicio cotidiano de estos valores significan una esperanza cierta de que podremos atravesar la tragedia que hoy nos embarga.

robertopatino.com

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