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Existen millones de hambrientos en Estados Unidos

América del Norte/Estados Unidos/11-04-2021/Autor(a) y Fuente: www.cronicadigital.cl

Cerca de 23 millones de personas pasan hambre en Estados Unidos, incluso niños, según un comentario que publica hoy el diario The New York Times.

El rotativo valora de manera positiva los esfuerzos de la administración del presidente Joe Biden para incrementar las ayudas a los sectores más afectados, con la vista puesta en una ampliación permanente de la red de seguridad dañada por la anterior administración.

Las escenas de los bancos de alimentos abarrotados proporcionan algunas de las imágenes más impactantes durante la pandemia de la Covid-19 y pone de relieve los problemas del hambre, señala el comentario suscrito por Jason DeParle.

Una encuesta reciente de la Oficina del Censo reveló que, sólo durante la semana anterior, el 8,4 por ciento de los adultos dijo que en sus hogares ‘a veces’ faltaba comida y el 2,3 por ciento afirmó que ‘a menudo’.

Eso se traduce en 23 millones de adultos hambrientos, además de millones de niños, asegura el comentario.

Con más de uno de cada 10 hogares informando que no tienen suficiente para comer, la administración Biden está acelerando una vasta campaña de alivio del hambre que aumentará temporalmente la asistencia en decenas de miles de millones de dólares, agrega.

‘No habíamos visto una expansión de la asistencia alimentaria de esta magnitud desde la fundación del programa moderno de cupones de alimentos en 1977’, dijo James P. Ziliak, economista de la Universidad de Kentucky, quien estudia los programas de nutrición. ‘Es un cambio profundo’, subrayó.

El impulso refleja un cambio extraordinario en la política de la pobreza, impulsado, paradójicamente, tanto por la extensión de las dificultades a más familias blancas y de clase trabajadora como por el creciente reconocimiento del desproporcionado coste de la pobreza en las minorías, asevera el comentario del Times.

Acentúa que con el hambre especialmente pronunciada entre los hogares negros y latinos, vitales para la coalición demócrata de Biden, la administración centra sus esfuerzos no sólo como una respuesta a las necesidades pandémicas, sino como parte de una campaña por la justicia racial.

‘Esta crisis ha revelado lo frágil que es la vida económica de muchos estadounidenses y también las desigualdades de quiénes son los que más luchan’, dijo Stacy Dean, una funcionaria de alto nivel en el Departamento de Agricultura.

‘Es un panorama increíblemente doloroso, y lo es aún más para las comunidades de color’, puntualizó. El esfuerzo de Biden marca un cambio brusco con respecto a la filosofía de la administración Trump, que buscaba reducir la elegibilidad para los cupones de alimentos y ampliar las reglas de trabajo, concluye el comentario.

Washington, 5 abril 2021
Crónica Digital/PL

Fuente e Imagen: https://www.cronicadigital.cl/2021/04/05/existen-millones-de-hambrientos-en-estados-unidos/

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Unidad por la paz

Por: lahora.com.ec

Ecuador necesita unidad; sin olvidar la meta común de reconstruir el tejido social, las instituciones y terminar con la corrupción.

Hablar de fraude sin pruebas es irresponsable. Leonidas Iza se confunde al decir, “lo que está en juego es nuestro proyecto político”; lo dijo ayer en su convocatoria. Lo que está en juego trasciende a un partido, un proyecto y un puñado de egos hinchados; lo que está en juego es el país.

Ecuador necesita salud: este año no llegará la inmunidad contra el Covid-19, pero tampoco hay vacunas del calendario regular, peor un plan de diagnóstico para manejar la pandemia.

El país necesita educación: vacunar a los maestros para el regreso paulatino a clases que reintegre a los más de 350.000 niños que desaparecieron de las aulas. Ellos no entienden de derechas o izquierdas, pero sí de hambre y abusos.

El país necesita conectividad: un tendido de redes y fibra óptica que alcance a toda la población, especialmente en zonas remotas, y que facilite la educación, así como su participación política y económica.

El país clama por inclusión, de la mujer -pero no en vitrina, como cuota, trofeo o víctima-; de pueblos y nacionalidades indígenas, en la economía y la toma de decisiones.

El “odio al banquero” y a las “movilizaciones violentas” incendian pasiones que no deben sobreponerse a la meta de derrotar al narcotráfico, al autoritarismo y a la impunidad para los sentenciados por corrupción, y los que aún se escudan tras el poder.

Que así lo entiendan Pérez y Lasso, que actúen en coherencia con sus observadores electorales -metidos de cabeza en la revisión de las actas-, y que así se pronuncien cuando llegue la hora.

Si la mujer no existiese más que en las obras escritas por hombres, se imaginaría importantísima.” Virginia Woolf Escritora feminista, en ‘Una habitación propia’

No sirve arrinconarlos; en esos momentos todos ellos podrían desarrollar colmillos y garras.” Stephen Crane (1971-1900) Poeta y novelista estadounidense.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102340418/unidad-por-la-paz

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Las colas del hambre

Por: Víctor Arrogante

En Madrid la crisis social sigue aumentando ante el rebrote de la emergencia alimentaria. Las colas del hambre, que se generaron durante el confinamiento ante la falta de ingresos de una gran parte de la ciudadanía, se han vuelto a incrementar en las últimas semanas.

Si hay algo que me produce ansiedad y provoca en mí un enojo exacerbado, son las imágenes de personas haciendo cola para recibir alimentos y productos de primera necesidad. Que eso ocurra en España a estas alturas de la historia, es una auténtica vergüenza, que nos transporta a la posguerra, cuando tanta necesidad había y que sufrimos millones de personas.

En Madrid la crisis social sigue aumentando ante el rebrote de la emergencia alimentaria. Las colas del hambre, que se generaron durante el confinamiento ante la falta de ingresos de una gran parte de la ciudadanía, se han vuelto a incrementar en las últimas semanas. Esta situación recuerda el establecimiento de racionamientos y cupos durante el franquismo hasta 1959, cuando se aprobó el Plan de Estabilización que produjo que en los años sesenta comenzara el desarrollo, aunque persistió el atraso tecnológico, científico y educativo. No se como hemos podido sobrevivir.

Este artículo bien podía haberse titulado Las colas de la muerte, si nos referimos al número tan elevado de personas muertas en las residencias de mayores, que se están convirtiendo en auténticos centros de exterminio, cuando son imprescindibles para la sociedad y deberían consolidarse como un pilar social esencial del Estado de bienestar. Los últimos datos ofrecidos muestran que 26.905 personas con covid-19 o síntomas similares han fallecido, según los datos procedentes de las comunidades autónomas. Esto significa que más del 46% de las muertes notificadas oficialmente se ha producido entre mayores que vivían en residencias de personas mayores.

La mayoría de las defunciones se han producido en Madrid, Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha. En el último caso conocido, diez ancianos han muerto en un mes por un brote de coronavirus en la residencia Los Nogales Puerta de Hierro. Otro caso es el de la residencia Vigor de Becerril de la Sierra, donde han muerto 11 mayores por coronavirus, que ha sido denunciada por presuntos delitos de homicidio imprudente, lesiones y omisión de socorro. La comunidad donde hay más expedientes penales abiertos es Madrid con 112. Desde que comenzó la pandemia, las 710 residencias de la Comunidad suman 6.038 fallecidos, frente a un total de 12.578 muertos.

No podemos consentir que continúe la tragedia contra las personas mayores en las residencias. Es necesario un mayor control y un incremento de la financiación pública en los centros que realizan un servicio imprescindible para la sociedad; y «si fuera posible» (que habría que hacerlo posible), que figuras políticas como la de Isabel Díaz Ayuso, tuvieran prohibido la gestión de estos y otros centros esenciales, que los convierten en fábricas de miseria, con sus colas de la muerte.

Desde el inicio de la pandemia, se ha multiplicado por diez el número de personas que acuden a los repartos de comida. La falta de ingresos y de políticas eficaces y efectivas del Gobierno, comunidades y ayuntamientos, se han convertido en las principales causas del aumento de afectados. Como consecuencia de esta trágica situación, los bancos de alimentos, centros sociales y asociaciones se han constituido en la red fundamental que está consiguiendo auxiliar a los más vulnerables.

Hasta 1952, España no empezó a recuperar los niveles de vida que tuvo en 1935. Estados Unidos, valoró como muy positiva (ya lo había hecho Hitler), la situación geoestratégica de la España atlántica, mediterránea y pirenaica y en su beneficio, convinieron el pacto con la dictadura franquista y la instalación de sus bases militares, que aquí siguen. Eran los años del hambre, del estraperlo, de la escasez de los productos más necesarios, del racionamiento, de las enfermedades contagiosas, de la falta de agua, de las restricciones eléctricas, del empeoramiento de las condiciones laborales, del frío y los sabañones; de la leche en polvo y del queso amarillo-naranja americano. Las cárceles abarrotadas de presos políticos y en las cunetas fosas comunes, ciento cuarenta mil desaparecidos en la guerra y la dictadura; que hay siguen.

En el informe Diagnóstico Social de la crisis por covid-19, el Ayuntamiento de Madrid asegura que la pandemia está creando una «expansión descomunal de nuevos vulnerables». Nadie se libra: mujeres, familias con hijos, jóvenes menores de 35 años y personas mayores de 65 años son los colectivos más golpeados por la crisis. Es normal en una ciudad que ha visto como su tasa de paro crecía más de un tercio hasta situarse en un preocupante 16,1%, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa. Los datos son desoladores. Uno de cada tres hogares de la ciudad se ha empobrecido durante 2020 debido a la crisis del coronavirus, especialmente aquellos con menores a cargo y los de familias monoparentales encabezadas por mujeres.

Desde que se desencadenó la pandemia, allá por el mes de marzo del año pasado, las asociaciones vecinales han actuado como una auténtica red solidaria para la inmensa mayoría de las personas arrasadas por la crisis. Donde el Ayuntamiento no llega, ahí están las asociaciones de vecinos, las organizaciones solidarias de todo tipo, casi todas las ONG y los bancos de alimentos. Ellos han sostenido a los más necesitados, aquellos que engrosan las llamadas colas del hambre. Al Ayuntamiento le estamos solucionando la papeleta, explican desde la Asociación de Vecinos de Aluche (AVA), uno de los barrios al sur de Madrid donde más ha golpeado la crisis: «de los servicios sociales del Ayuntamiento aquí no sabemos nada». La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) asegura que la ayuda del Ayuntamiento es «lenta, insuficiente e ineficaz». Las colas del hambre no dejan de crecer: Son los grandes olvidados, de los que pocos se acuerdan y las instituciones públicas, casi nada.

En mi barrio, durante mi infancia, en la calle Goya esquina Alcántara, se formaba la cola desde las cuatro de la mañana y abrían a las nueve. Vendían un kilo de galletas rotas por persona. Había colas para embarazadas y las que no lo estaban, lo simulaban para conseguir más alimentos y esperar menos tiempo. La gente llevaba sillas para que la espera fuera menos dura, cuando alguien intentaba colarse había incluso violencia. Sus hijos esperaban la comida en casa.

La crisis económica desatada por la pandemia está causando estragos en España. Se han destruido 622.600 empleos, la peor cifra desde 2013. El número de personas sin trabajo asciende a 3.719.800. Los hogares con todos sus miembros en paro subieron a 1,2 millones en 2020. Cuatro millones de personas se han visto afectados por regulaciones temporales de empleo, lo que significa que, a pesar de las ayudas decretadas por el Gobierno, en muchos casos sus salarios se han visto reducidos en un 50-80%.

La economía franquista significó la profundidad y duración de la depresión durante los años cuarenta. Para la mayor parte de los españoles fueron los años del hambre, del estraperlo, de la escasez de los productos más necesarios, del racionamiento, de las enfermedades, de la falta de agua, de los cortes en el suministro de energía, del hundimiento de los salarios, del empeoramiento de las condiciones laborales, del frío y los sabañones. Todo un desastre. La miseria se veía, se vivía, se sentía y se sufría.

En Madrid ya se habían dado episodios de hambre. En el verano de 1811 estalló una calamidad jamás sospechada: ¡el hambre!, como lo llamó Ramón Mesonero Romanos, cronista y concejal madrileño. Un capítulo negro de la historia madrileña: El hambre de Madrid, título basado en el cuadro de José Aparicio; un encargo gubernamental en referencia a este espantoso episodio. Después de cuatro años de guerra encarnizada, las cosechas, escasas, eran robadas por unos y otros ejércitos, y por las partidas de guerrilleros. Madrid aislada, por lo que sufría de un abastecimiento insuficiente.

La posguerra fue una época de mucho miedo y poco pan; la comida era un bien escaso que había que racionalizar. Los más miserables iban a Legázpi a por los deshechos del mercado de abastos. Si aquella busca salvó a mucha gente a morir de hambre, en los últimos tiempos se ha puesto en evidencia una  nueva categoría social: los trabajadores pobres, que ha trastocado el concepto de pobreza, como consecuencia de los bajos salarios y la baja la calidad de los empleos.

El hambre ha pasado de ser un fenómeno colectivo, a convertirse en una tragedia individual y familiar. No se trata solamente de las personas sin hogar, que han alcanzado el nivel máximo de exclusión social y marginación en una sociedad moderna, sino que cada vez haya más gente necesitada de.

La pandemia tiene rostro humano. La de los que han enfermado, los fallecidos, y la de tantos que se han empobrecido a causa del covid. El Ayuntamiento de Madrid ha constatado la caída en la edad de los demandantes de ayuda social; de una edad de 71 años a la actual de 41. También ha sido el año de la explosión de la solidaridad ciudadana.

Por cierto y al paso;  la crisis de las vacunas contra el coronavirus, es una auténtica vergüenza. No es que no crea en la efectividad de las vacunas, no soy científico para valorarlo, pero la programación institucional es un desastre. El Gobierno todavía dice que antes del verano estaremos inmunizados el 70% de la población española. No se si es por una inocencia irreflexiva o por una complicidad criminal con las farmacéuticas, que con su estrategia han aumentado sus capitales en la Bolsa, mintiendo en su capacidad de fabricación y suministro e incumpliendo compromisos contractuales.

De las colas del hambre a las colas de la muerte por la crisis de la covid-19 inundan Madrid y la España entera, que cualquier gobernante decente debería incluir entre sus prioridades de acción.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/las-colas-del-hambre/

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2021, un año para reorganizar las prioridades de la humanidad

La covid-19 seguirá marcando la agenda global, pero el incremento de la pobreza, el hambre y la desigualdad, junto con el cambio climático, no pueden quedar aparcados por más tiempo, según siete expertos en desarrollo.

Dejamos atrás un 2020 que estaba llamado a ser el definitivo en el progreso del mundo. La ONU bautizó al período que comenzaba como la Década de la Acción con la mirada puesta en 2030, cuando se deberían conseguir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): acabar con el hambre y la pobreza extrema, erradicar la violencia de género y disminuir la desigualdad, garantizar educación de calidad para todos los niños y trabajos dignos para los adultos, asegurar el acceso universal a la sanidad y seguir habitando el planeta sin destruirlo definitivamente. Pero el virus SARS CoV-2 lo cambió todo.

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La covid-19 ha truncado vidas, ha puesto al límite los sistemas sanitarios ―incluso de las naciones más ricas―, ha destruido empleos y sumido en la miseria a millones de personas. Por primera vez desde 1990, el desarrollo humano ha retrocedido. Los derechos de las mujeres han quedado invisibilizados, pese a que ellas son las que más sufren las consecuencias de la pandemia. Y la lucha contra el cambio climático ha quedado en suspenso. Este 2021 tiene que ser el año en que la humanidad venza al virus y recupere la senda del avance hacia un mundo más justo, pacífico y sostenible. Así lo defiende un grupo de expertos en desarrollo sostenible que exponen cuáles serán, en su opinión, las prioridades para este año que comienza.

¿Cuáles cree que deberían ser las tres prioridades en materia de desarrollo? Esta es la pregunta planteada a siete especialistas: Ángeles Moreno Bau, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional; Olivier Longué, director general de Acción Contra el Hambre; Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón; Leire Pajín, presidenta de la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS); Andrés Rodríguez Amayuelas, presidente de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo; Antoni Plasència, director general de ISGlobal; y Gustavo Suárez Pertierra, presidente de Unicef España.

1. Los problemas de siempre (pero peor)

Destacan los expertos la urgencia de abordar las consecuencias socioeconómicas de la pandemia, que son en definitiva los problemas que ya arrastraba la humanidad, pero exacerbados por la crisis sanitaria. Son el hambre, la pobreza, la desigualdad, el acceso a la educación y la sanidad universal.

“La irrupción de la pandemia por el coronavirus supone que, de nuevo, llueva sobre mojado en los países de renta baja y media en todo el mundo, y de manera más destacada en el continente africano y en América Latina”, subraya Plasència. “Las prioridades de apoyo al desarrollo deben adaptarse al contexto, en un complejo equilibrio entre la atención a las nuevas necesidades y a las ya existentes, y atendiendo a los compromisos de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. En su opinión, 2021 tiene que ser el año en el que a la par que se asegura “una adecuada cobertura vacunal frente al coronavirus para los grupos prioritarios”, se refuercen los programas frente a “las otras pandemias” como el VIH, la malaria, la tuberculosis, las neumonías y diarreas infantiles. Para ello, remata, hay que “fortalecer los sistemas de salud, en especial la atención primaria y comunitaria, la vigilancia epidemiológica y las capacidades de preparación ante los riesgos emergentes globales, tanto de origen infeccioso, como medioambiental y climático”.

No ir a la escuela expone a los niños ante una enorme vulnerabilidad

La covid-19 ha interrumpido muchos servicios clave y ha ejercido una presión sin precedentes en los sistemas de salud. “Muchos niños y niñas se han quedado expuestos al hambre, a enfermedades y sin centros de salud a los que acudir para ponerse una vacuna, obtener un tratamiento contra la malaria o la neumonía, dos de las enfermedades más mortales para la infancia”, expone Suárez Pertierra. Pero las consecuencias de la pandemia van mucho más allá de lo sanitario, anota Longué. “Hay que pensar que para 2.000 millones de trabajadores informales en el mundo (en los países más pobres constituyen más del 80% de la población activa) el confinamiento ha supuesto una reducción drástica de sus ingresos”. Por eso, dice, “hay mucho tejido económico que reconstruir y es urgente dar prioridad a los más desprotegidos y a quienes ven peligrar su alimentación diaria por esta crisis”.

La prioridad, para el presidente de Unicef España, debe ser “lograr que todos y cada uno de los niños y niñas vuelvan a clase”. El cierre de las escuelas durante los momentos más críticos de la pandemia afectó a más de 1.000 millones de estudiantes. “Y los más vulnerables se llevaron la peor parte porque no tuvieron acceso al aprendizaje a distancia”, destaca. “Muchas escuelas en África y Asia están abriendo gradualmente, pero en América Latina, el 38 % de los países aún tienen que decidir cuándo será el regreso a clase. Y ya se anticipa que millones de niños de todo el mundo no volverán nunca. Concretamente, 5,9 millones en Asia y 5,3 en África subsahariana, según estimaciones de Unicef. “Estamos ante una crisis de educación. No ir a la escuela expone a los niños ante una enorme vulnerabilidad”.

2. El cambio climático

“Somos la última generación que puede frenar las peores consecuencias del calentamiento global y se nos está acabando el tiempo”, recuerda Rodríguez Amayuelas. “Nuestra casa está en llamas y no hay tiempo que perder. Y es una cuestión que tiene profundas repercusiones en las condiciones de vida de miles de millones de personas en el planeta. Precisamente las que más están sufriendo estas consecuencias son las que menos responsabilidad tienen en el calentamiento global”. Así lo confirma el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en su último informe que mide el progreso de los países en relación con la presión que ejercen sobre el planeta.

Somos la última generación que puede frenar las peores consecuencias del calentamiento global y se nos está acabando el tiempo

No solo estamos viviendo una terrible pandemia, estamos en medio de una emergencia climática. “Con un incremento de la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera o de las temperaturas; huracanes y tormentas de una fuerza nunca vista…”, recuerda Suárez Pertierra. “Si no logramos revertir esta situación, condenaríamos a la infancia de hoy y a las generaciones venideras a un mundo de destrucción, miseria e inestabilidad. Hay que actuar ahora”, pide.

A Rodríguez Amayuelas, de hecho, le gustaría ver en 2021 “compromisos ambiciosos en la reducción de los gases de efecto invernadero y medidas decididas para frenar la pérdida de biodiversidad”. “Caemos en la tentación de pensar en insectos, peces o aves cuando hablamos de biodiversidad, pero las variedades de plantas o animales adaptadas a su medio y que sirven de alimento a la especie humana, también están en peligro”, describe.

3. Acceso universal a la vacuna contra el SARS CoV-2

Coinciden los expertos en subrayar que, una vez conseguida la proeza de desarrollar en tiempo récord varias vacunas contra la enfermedad que ha cambiado al planeta, este debe ser el año de suministrarla equitativamente a las personas en riesgo, vivan donde vivan. “Es un objetivo concreto: que en 2021 todos los países tengan acceso a la vacuna y tratamientos contra la covid-19. Lo tenemos que lograr”, apunta Pajín.

Es un objetivo concreto: que en 2021 todos los países tengan acceso a la vacuna y tratamientos contra la covid-19

“En la actual situación, en 2021 el mundo rico estará mayoritariamente vacunado y avanzando en su recuperación, aunque de forma muy limitada al ser la covid-19 todavía un riesgo en la mayor parte del planeta. Mientras tanto, el mundo en desarrollo tendrá que esperar, sufriendo la prolongación de los efectos sanitarios y económicos del aislamiento y las limitaciones comerciales hasta 2024″, denuncia Cortada. “Esto es inaceptable: la recuperación debe ser universal y la prioridad debe centrarse en las personas que lo necesitan, no en los derechos de compañías farmacéuticas o en los privilegios de los países más ricos”, agrega.

Desde Unicef aseguran que en 2021 quieren suministrar y distribuir 2.000 millones de dosis de vacuna y casi 750 millones de tests y tratamientos en los países con pocos recursos. En este sentido, Moreno Bau comenta que la estrategia covid en España tiene como foco “el acceso universal y distribución de las vacunas”. Por eso, el país ha contribuido con 50 millones de euros al fondo COVAX AMC, una herramienta multilateral y multi-actor para garantizar la adquisición y suministro de vacunas para las naciones que no pueden permitirse competir en el mercado. Sin embargo, España se ha posicionado, junto con la Unión Europea y los países más ricos del planeta, en contra de liberalizar las patentes de las inmunizaciones y medicamentos contra la covid-19. Una petición que India y Sudáfrica han planteado en la Organización Mundial del Comercio como vía para incrementar la capacidad de producción y reparto de las vacunas y tratamientos, y que aún está por dirimirse.

Además, los países ricos “han acaparado el 75% de las dosis disponibles”, indica Rodríguez Amayuelas. “Lo que impedirá que la vacunación en los países más empobrecidos no empiece, como pronto, hasta 2022″. Por eso, insiste en la necesidad de una distribución equitativa, de no hacerlo “tarde o temprano, el virus nos acabará volviendo”.

4. Derechos Humanos

El último informe de Cívicus pone de manifiesto que las libertades civiles han sido las grandes perjudicadas de la gestión gubernamental del coronavirus en todo el mundo. “Remover los obstáculos para conseguir el disfrute efectivo de los derechos humanos para todas las personas en todo el mundo” es una de las prioridades que deben tenerse en cuenta en este año que comienza, según Rodríguez Amayuelas. “Sin libertad, participación o transparencia no se pueden erradicar las causas de la pobreza, la desigualdad o la insostenibilidad global. Un cambio en la posición de la UE en relación con el tratado vinculante de derechos humanos y empresas de Naciones Unidas, y la aprobación de una ley de debida diligencia en el estado español sería pasos adecuados en esta dirección”, opina. En palabras de Cortada, una de las cuestiones ineludibles en 2021 debe ser “proteger los derechos humanos evitando que la desigualdad y el nacionalismo imperen en la respuesta a la crisis”.

Amnistía Internacional también lo ha denunciado. Muchos gobiernos han hecho de su capa un sayo y han aprovechado para reprimir aún más a los ciudadanos, incluso a aquellos ya retenidos o encarcelados, advertía en su informe Atreverse a defender los derechos humanos durante una pandemia de agosto de 2020. En su estudio, la ONG identificó que 131 personas en todo el mundo habían sido víctimas de hostigamiento, enjuiciamiento, homicidio o encarcelamiento bajo pretextos relacionados con la covid-19. “La legislación sobre noticias falsas, las restricciones de la circulación, la menor protección policial y la mayor intolerancia a la crítica han dado lugar a una nueva oleada de represión en todo el mundo contra quienes han denunciado irregularidades en el sector sanitario o han señalado respuestas inadecuadas a la pandemia”, indicaban.

5. Gobernanza global frente a nacionalismos

“Hay que reforzar y fortalecer los mecanismos de gobernanza global. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de tener una herramienta de respuesta conjunta. Los retos son comunes y no tenemos instrumentos suficientemente operativos para responder”, solicita Pajín. “Se trata de ceder soberanía hacia arriba, que haya gobiernos globales que puedan tomar decisiones”, explica.

En este apartado, Moreno Bau da relevancia a los deberes en casa: “Todas nuestras prioridades pasan por una primera urgencia: la reestructuración institucional, jurídica y financiera del sistema de la Cooperación Española, algo absolutamente imprescindible para adecuarnos a la realidad la Agenda 2030 y la transversalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Esta reforma, dice, está ya en marcha y su deseo es que esté lista a finales de 2021. “España es un socio confiable y clave del sistema multilateral, pero hay que actualizarse. En realidad, todo el engranaje de la cooperación internacional está cambiando para ser capaz de afrontar los nuevos desafíos del cambio climático, la salud global, las migraciones o la pobreza”, puntializa.

“Los gobiernos de los países afluentes van a recibir mucha presión interna para atender al fuerte impacto socioeconómico negativo y a las expectativas de sus poblaciones, en competencia con sus compromisos de apoyo al desarrollo”, recuerda Plasència. La primera respuesta a la covid-19 “ha ofrecido señales esperanzadoras”, considera Cortada. Pero al mismo tiempo ha evidenciado la incapacidad de constituir en un Gobierno global “que establezca la recuperación como prioridad por encima de los beneficios de grupos particulares”.

Esa es, insiste Pajín, una tarea urgente para este año, aunque el populismo y el nacionalismo representan una amenaza. Coincide Cortada: “Nuestros Gobiernos han tenido una visión nacionalista, y de forma tácita, han permitido que prevalezca el interés particular y los beneficios de grupos de interés muy poderosos sobre el bien común, la protección de la salud pública y las ayudas a las personas y países más vulnerables afectados por la covid-19. Cambiar la dirección de esas decisiones, y que se privilegien los bienes comunes, desde un nuevo multilateralismo es el mayor reto del 2021″.

6. Financiar el desarrollo

Tener instituciones fuertes, que primen el bien común frente al particular, no es el único ingrediente para poder luchar contra a pobreza, la desigualdad, el hambre o garantizar educación y sanidad a los ciudadanos. Los fondos son igualmente necesarios. Pero “existe un riesgo evidente de que las economías más desarrolladas contraigan su ayuda y hagan un repliegue hacia dentro de sus fronteras, dejando de financiar otras crisis como el hambre masiva en África o en el sudeste asiático”, advierte Longué

Mientras los países más ricos se han ayudado a sí mismos con 11 billones de dólares, la ayuda oficial al desarrollo ha permanecido estancada

Lo mismo teme Pajín. “No se debe reducir la financiación. Ahora va a haber una reorientación de fondos hacia la urgencia, que además pone de manifiesto problemas estructurales”, reconoce. Los datos apuntan que ese repliegue se está produciendo. “Mientras los países más ricos se han ayudado a sí mismos con 11 billones de dólares, la ayuda oficial al desarrollo ha permanecido estancada y el alivio de la deuda ha sido de tan solo de 5.700 millones para los países que más apoyo necesitan”, enumera Cortada.

Rodríguez Amayuelas lo tiene claro: la financiación del desarrollo a nivel global se va a ver recortada porque los Estados van a destinar sus fondos a recuperar sus economías. “Y porque, en general, la bajada de las rentas nacionales de todos los países como consecuencia de la crisis va a suponer un menor porcentaje de ayuda al desarrollo en términos absolutos”, advierte. Moreno Bau promete que el Gobierno de España mantiene el compromiso de “elevar de manera gradual el porcentaje de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) hasta el 0,5 % de la Renta Nacional Bruta a final de legislatura”.

Y un deseo…

¿Qué le piden a 2021 los expertos a los que hemos consultado?

  • Leire Pajín (REDS): “Me gustaría que este año sea definitivo e importante en la lucha contra la violencia de género. La pandemia no debe ocultar otras tareas olvidadas como esta. Hay que volver a colocarla en el corazón de la agenda”.
  • Gustavo Suárez Pertierra (Unicef España): “Lograr la reapertura de las escuelas en condiciones de seguridad, retomar las campañas de vacunación y conseguir que los servicios sociales y sanitarios vuelvan a estar 100% operativos en todos los países del mundo”.
  • Antoni Plasència (ISGlobal): “Me gustaría que se avanzase en la cooperación al desarrollo a través de los programas de investigación, innovación y formación, con partenariados de centros y universidades de países del Norte con sus homólogos en los países del Sur global, especialmente en África y Latinoamérica”.
  • Andrés Rodríguez Amayuelas (Coordinadora ONGD): “Concitar un amplio respaldo de la sociedad española a una nueva ley de cooperación para el desarrollo sostenible que reconozca que vivimos en un mundo interdependiente y que impulse medidas radicales y de modo urgente. Es una cosa pequeñita en el contexto global, pero es en lo que podemos empujar para que sea realidad”.
  • Ángeles Moreno Bau, Secretaria de Estado de Cooperación: “Desearía que fuéramos capaces de trasladar a la ciudadanía el sentido profundo de la cooperación, ahondar en la perspectiva humana de esta profesión que, sostenida sobre imperativos éticos, supone una gran empresa de progreso y bien común”.
  • Franc Cortada (Oxfam Intermón): “Un gran acuerdo para convertir todas las vacunas covid-19 en un bien público de acceso universal, libres de patentes. Y un compromiso universal por una recuperación sostenible, justa y que priorice a las mujeres y niñas”.
  • Olivier Longué (Acción Contra el Hambre): “Nos gustaría ver un avance decisivo hacia la consecución del segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible: Hambre Cero”.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-01-03/2021-un-ano-para-reorganizar-las-prioridades-de-la-humanidad.html

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Programa Mundial de Alimentos, Premio Nobel de la Paz 2020

El Comité del Premio Nobel de la Paz anunció como ganador de este edición al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Se anunció el pasado mes de octubre y ha recibido el galardón de este 2020 “por su contribución para mejorar las condiciones para la paz en áreas afectadas por conflictos y por actuar como fuerza impulsora para prevenir el uso del hambre como una herramienta para la guerra y el conflicto”, según explicó Berit Reiss-Andersen, presidenta del Comité Noruego desde Oslo.

El Programa Mundial de Alimentos se ha llevado el premio ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se mostraba como favorito al galardón por su lucha contra la pandemia del coronavirus durante 10 meses. El Programa Mundial de Alimentos es el organismo de asistencia humanitaria más grande del mundo: salva vidas humanas en situaciones de emergencia, promueve la prosperidad y ayuda a lograr un futuro sostenible para las poblaciones que se recuperan de un conflicto, un desastre o el impacto del cambio climático.

Otros pronosticadores a este Premio Nobel de la Paz apuntaban al movimiento ‘Black Lives Matters’, impulsando una lucha global contra el racismo y la brutalidad policial. También se mostraba como candidatos a Alexéi Navalny, Greta Thunberg o Jacinta Ardern.

Sigue la ceremonia virtual del Premios Nobel de la Paz 2020, con la entrega del premio al Programa Mundial de Alimentos, “por su contribución para mejorar las condiciones para la paz en áreas afectadas por conflictos y por actuar como fuerza impulsora para prevenir el uso del hambre como una herramienta para la guerra y el conflicto”

Fuente: https://as.com/diarioas/2020/12/10/actualidad/1607593175_611844.html

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Noche sin estrellas

Por: Luis Hernández Navarro

Cuando los xiñá (sabios y sabias) de la Montaña de Guerrero divisaron los relámpagos en el norte, supieron que 2020 sería funesto, cuenta el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan. No sólo visualizaron en el horizonte el incremento de la violencia, sino la fuerza irascible del hambre, acompañada de una nube grisácea, que de momento no pudieron interpretar, pero que, al final de cuentas, resultó ser el anuncio de una enfermedad desconocida.

Sus rezos –explica Tlachi– se intensificaron entonces para calmar a las potencias sagradas y contener los malos vientos, que traen la enfermedad y la guerra. En la cima de los cerros quemaron vela.

Como toda persona asceta –describe el Centro de Derechos Humanos de la Montaña en su 26 Informe de actividades– guardaron para sí estos mensajes y los transmitieron a los mayores y mayoras, y a las autoridades que están en la mesa. Su objetivo fue asirse a su costumbre, como el ancla más segura para las comunidades que se encuentran en extrema vulnerabilidad, ante el olvido gubernamental y el empoderamiento de las fuerzas oscuras del crimen organizado, pudieran enfrentar las adversidades.

Como una noche sin estrellas se llama el informe de Tlachinollan. Su título evoca, como lo dice el poema que lo acompaña, el eclipse del sol de justicia y la forma en que la milpa comunitaria se marchitó en la región. En él, se documenta tanto la etapa de sorda oscuridad que la región y Guerrero vivieron durante el último año, como la capacidad para hacer frente y salir adelante en la adversidad, de pueblos, comunidades y organizaciones indígenas y campesinas en el estado.

La obra es una formidable y vasta (396 páginas) narración, similar a las que los grandes novelistas sociales del siglo XIX (Balzac, Zola, Dickens) produjeron. En ella, la pluma de Tlachinollan traza una visión panorámica de la política, la sociedad y las luchas sociales de la Montaña y el Guerrero de abajo, al tiempo que describe los personajes colectivos que hacen la historia regional: comunidades indígenas, movimientos populares, buscadoras de sus desaparecidos, nuevos defensores de derechos humanos, migrantes.

Al hacerlo, retrata a figuras excepcionales que expresan a los sujetos colectivos y que parecen extraídos de una novela de Gorki, como el dirigente del Frente Popular de la Montaña Arnulfo Cerón Soriano y el líder campesino Ranferí Hernández. Ambos fueron asesinados por su participación política en momentos distintos. O a la migrante doña Amelia, quien en 1980 salió de Ixcateopan, en un viaje sin retorno, a Nueva York, a buscar a su hijo, y a quien ya no le alcanzaron las fuerzas para vencer al coronavirus.

Como si fuera un textil elaborado con los más diversos hilos, el informe de Tlachi entreteje la historia de grupos criminales imbricados con políticos y fuerzas de seguridad, que se dedican a labores de contrainsurgencia; la descomposición de la vida urbana en la ciudad de Tlapa; el avance incontenible del Covid-19; las penurias y el heroísmo de los montañeros migrantes en Tlapayork; el surgimiento de un grupo de buscadores de desaparecidos, la continuidad de la lucha de los familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y muchos acontecimientos más.

Las historias se suceden vertiginosamente unas a otras. El Covid-19 no ha pegado igual a todos. Se ha cebado especialmente con los más pobres, que ya de por sí padecían hambre, marginación y violencia ancestrales. Sin médicos ni medicinas, ni centros de salud en las comunidades, la llegada de la pandemia a la Montaña resultó aciago. Los pueblos han improvisado el cuidado de sí mismos. Como recomendaron los xiñá, echaron mano de la tradición y alrededor de ella se unieron para enfrentar la adversidad.

Guerrero es un enorme camposanto clandestino. Como si vivieran en un país aparte, en los terrenos de los negocios inmobiliarios con los que el narco lava sus ganancias ilícitas, han instalado casas de seguridad y depósitos de restos humanos.

Antes que hospitalizarse, por temor a la migra y las deportaciones, cuando enfermaron los montañeros que partieron a Nueva York a buscar el sueño americano, los que mandaban a los suyos 300 dólares al mes como bálsamo para la penuria familiar, se encerraron hacinados en sus viviendas. Para muchos, contagiarse lejos de la casa resultó más doloroso que la sola afección. Como fue mayor el calvario de los familiares de quienes fallecieron por el mal, que debieron pagar pequeñas fortunas para incinerar los cuerpos y trasladar las cenizas de sus deudos a México, sin ni siquiera poder despedirlos como se debe.

Sin ingresos y sin trabajo, las familias rurales tuvieron que salir a buscarlos en los campos agrícolas del norte. Carentes de la higiene adecuada, en transportes en los que viajan hacinados, se han convertido (más de lo que ya eran) en fácil presa del coronavirus.

Decía Vaclav Havel que a veces se necesita tocar el fondo de la miseria para poder entender la verdad, igual que hay que lanzarse hasta el fondo del pozo para llegar a ver las estrellas. En un mundo sordo, en medio de un mar de dolor, muy cerca de lo más profundo del pozo, en Como una noche sin estrellas se atisban los astros de la esperanza comunitaria que permiten comprender la verdad de los de abajo.

Twitter: @lhan55

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/12/08/opinion/019a2pol

Imagen: https://www.flickr.com/photos/chou2006/649796088/in/photolist-2jwgbFN-2hHAVRp-2jJ5BBK-EUT4Jb-9izMzv-dcxjxb-AptyuM-pFq3CF-eEWdZG-2gSkAT1-69PaC7-ZqnJQ-8U16WL-7ivhYx-6tS5a8-6tWdAs-6tS6r4-6tWebj-6tWdTU-21WgsFi-3VYi4f-bSQiA2-8wkaZF-bfQ88V-cKigmJ

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Niños proveedores

Por: Elisabeth De Puig

La realidad de nuestros días es que cada vez más niños andan buscando comida en los sectores aledaños a los mercados, vendiendo en puestos de comida y de ropa en las calles, descargando camiones, dejándose tocar  por adultos mal intencionados.

Mientras se está instalando el gabinete de Niñez y Adolescencia y el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) realiza un programa de festividades y actividades artísticas y teatrales para los hogares de paso en ocasión de la celebración de los 42 años de existencia de la institución otros niños, librados a sí mismos, recorren las calles en búsqueda del sustento familiar.

Como bien lo señala el periódico Listín Diario del lunes 23 de noviembre, una nueva oleada de niños “limpiavidrios” irrumpe en las calles sin mascarillas ni distanciamiento social. Posicionados en las principales esquinas de la ciudad capital, ellos son solamente la punta de un iceberg que va creciendo en los sectores más desfavorecidos de las grandes ciudades y de todo el país. Librados a todos los peligros de la calle pronto estos niños y niñas vendrán engrosar la fila de los niños y niñas de los hogares de paso.

La pandemia ha venido reforzando de manera acelerada una realidad con la cual lidian a diario las organizaciones sociales que trabajan en los barrios y campos de nuestro país.

Se observa en la actualidad el auge de nuevas formas de solidaridad que saltan a la vista. Hay casos que, de repente, se vuelven virales y conmocionan la ciudadanía e instancias del gobierno trayendo consigo soluciones micro e individuales a problemas macro.

Gracias a la solidaridad de la ciudadanía y de Altice y Jonpéame el niño Alexander de León, que pescaba cangrejos de noche para su sustento, fue beneficiado de una casa, de provisiones alimenticias y de herramientas para seguir el año escolar de manera remota.

De la misma manera, Joel Lebrón brincó al estrellato y tendrá una casa de blocks gracias a la solidaridad externada por la sociedad civil y el Estado, opacando de cierta manera las miles de situaciones similares que padecen en la actualidad niños y niñas que necesitan también respuestas urgentes de los adultos, de instituciones como Conani y demás organismos del Estado para recuperarlos desde un lugar seguro y de protección.

Por más notoriedad que alcancen estos casos particulares, en el que unos cuantos niños pasan “de la nada al todo”, debemos convenir que esta no es la vía adecuada para saldar la enorme deuda social que agobia a nuestra sociedad. En vez de soluciones, lo que está frente a nosotros es más bien la fabricación de sueños e ilusiones.   

La realidad de nuestros días es que cada vez más niños andan buscando comida en los sectores aledaños a los mercados, vendiendo en puestos de comida y de ropa en las calles, descargando camiones, dejándose tocar por adultos mal intencionados.

Ese es el pan nuestro de cada día de hijos e hijas de familias que practican el chiripeo como modo de vida y que no tienen acceso a fuentes de trabajo fijas ni a los programas Quédate en casa, Fase 1 y Fase 2. Dominicanos sin cédula de identidad o que, sencillamente, no han entendido los mecanismos que permiten acceder a los programas de compensación social, o bien; puede tratarse también de niños de familias de inmigrantes.

En el caso de la Fundación Abriendo Camino hemos reiniciado un programa de protección presencial específico para estos niños desescolarizados, sin celular, sin televisor, incapacitados de estudiar virtualmente, asediados por el hambre, que vagan por los puestos de comida de los vertederos del Mercado Moderno y de la avenida de los Mártires.

De igual manera la Fundación La Merced, en el Batey Bienvenido, ha reiniciado actividades de nivelación escolar con su público bajo estricto protocolo de bioseguridad, tal como lo ha hecho el padre salesiano Carlos Patiño, en Cristo Rey.

Si nuestros niños, niñas y adolescentes corren peligro no podemos caer en omisión si tenemos a nuestro alcance los medios para ayudarlos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/ninos-proveedores-8886449.html
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