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Comentarios al Acta del XXII Congreso Nacional de Historia Sobre política científica y ética

Entrevista a: Felipe de J. Pérez Cruz

En el debate sobre la situación de la historia en el país, su investigación y enseñanza acredito que existe un conjunto de problemáticas que debemos atender y resolver. En los últimos años hemos debatido sobre el contenido, organización y trascendencia de los congresos nacionales de Historia, tradición de eventos fundada por Emilio Roig de Leuchsenring desde 1942, que felizmente rescató la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHC). Soy de los que considera que estos Congresos deben de repensarse desde la propia tradición democrática y científica forjada por Roig de Leuchsenring, y en tal propósito trabajé con los asociados de la capital en la organización de los congresos de esa provincia en los últimos once años. A la vez he hecho llegar a la dirección de la UNHIC mis criterios y sugerencias en relación a cómo deben realizarse los congresos.

Recién conocí de la publicación del Acta del XXII Congreso Nacional de Historia, realizado en abril pasado, en la hermosa ciudad de Holguín, y con preocupación observo en lo que se lee en el documento y en varias resoluciones, que los posicionamientos inadecuados y las decisiones desacertadas, lejos de resolverse, se acentúan. Entre un número significativo de objeciones, me referiré a las que en mi opinión resultan más significativas en el orden de la política científica y de la ética que nos merecemos.

¿Qué aportó el XXII Congreso?

Un primer hecho que se nota en el Acta es la ausencia de definiciones de aporte. Conozco la calidad de las investigaciones que nutrieron las presentaciones de la delegación habanera al XXII Congreso, y estoy al tanto de los resultados y temas que se trataron en las ponencias de no pocos de los colegas de otras asociaciones provinciales. Hay en el país un crecer significativo en calidad, en definición de resultados de impacto, y sin dudas esta realidad debió caracterizar el hacer en las comisiones de discusión. Sin embargo, lo primero que resulta significativo en el Acta, es la ausencia de una evaluación cualitativa de los resultados historiográficos generales del Congreso. ¿En qué fue importante el XXII Congreso para las ciencias históricas, la historiografía, la arqueología, los estudios de patrimonio, la enseñanza de la Historia? ¿Qué trabajos de los presentados, qué autores y temas marcaron diferencias, nuevos aportes? ¿En qué se avanzó o no, respecto al XXI Congreso? Desafortunadamente el Acta no nos ofrece respuestas concluyentes a estas y otras interrogantes fundamentales.

Sé que el exacto balance autocrítico casi siempre es inalcanzable, porque nadie tiene la última palabra, la verdad y la claridad absoluta. No la tiene una persona, ni un colectivo, ni un Congreso. Siempre quedaran aspectos no suficientemente dilucidados, matices por precisar, se harán valoraciones felices o infelices, pero hay que comprometerse con unos u otros criterios, con unos u otros argumentos, sean estos aportados por uno o por varios autores. La defensa de la cultura e historia del país, necesitan de tales tomas de partido. Un Congreso de Historia debe orientar a los cientistas, a los maestros, a los demás intelectuales y artistas, a los trabajadores, al pueblo. Así lo pensó e hizo Emilio Roig de Leuchsenring.

No basta como se lee en el Acta “encargar al Ejecutivo Nacional de la UNHIC que ponga a disposición del Ministerio de Educación las ponencias presentadas en el Congreso referidas a la personalidad histórica del Comandante en Jefe Fidel Castro y las posibilidades de su utilización en la enseñanza de la Historia de Cuba. El Congreso –si de la tradición fijada por Emilio Roig de Leuchsenring se trata- se reúne para conocer y precisar los aportes, los nuevos conocimientos, no para entregar un grupo de ponencias. En todo caso habría que entregar al MINED, los documentos de consolidación de resultados de investigación, las monografías y artículos que demuestran que lo dicho en las ponencias, constituyen resultados de ciencia, vistos, aprobado y certificado por los órganos académicos correspondientes.

Los Congresos como nos enseñó Roig de Leuchsenring, no pueden pensarse como un desfile de ponencias, cuyo más inmediata consecuencia será la de engordar currículos. El programa científico de los congresos, se consume además en presentaciones adicionales de invitados. Podemos organizar giras de los Premio Nacionales y de otros especialistas, cursos pre y post congreso, y muchas otras actividades de promoción, pero el espacio del Congreso, el tiempo de los delegados debe ser respetado para analizar y discutir sus trabajos, sus puntos de vista, este es el propósito convocado.

La organización de la presentación de los delegados, debe introducir fórmulas más modernas y prepositivas. Todo en atención a que los temas que se acordaron para la agenda del Congreso, sean acotados y significados con los aportes personales y colectivos. Hay que educar y exigir calidad, develar que parece pero no es, dónde está la joya –aunque esté en bruto-, y rechazar el refrito casi siempre vendido en finas y cuidadas formas gramaticales. No puede terminar un Congreso, sin producir resoluciones que planteen lo nuevo, lo avanzado, y también lo polémico. Hoy muy poco de esto se hace. El Acta y los documentos a los que he tenido acceso lo confirman.

Hoy que salvar el Congreso de los discursos “emulativos”. Cuidarnos de los falsos protagonismos. Dar a conocer cuáles son los historiadores y las historiadoras, los colectivos y las instituciones, que marcan la dinámica del debate y la construcción de conocimientos desde los propios resultados presentados y validados.

Nuestro país trabaja por la máxima equidad y en buena y significativa proporción lo ha logrado. Pero aún los acumulados históricos pesan. En la Habana y en tres de las capitales de provincia, se concentran junto con las comunidades culturales y universitarias de mayor tradición en la investigación histórica, los centros académicos más importantes del país, realidades que crean condiciones más ventajosas en esos territorios para la labor de los asociados a la UNHIC. Las diferencias en tradición y aseguramientos, se reflejan en el Congreso Nacional de Historia, donde los colectivos de las referidas provincias prácticamente totalizan el 85% de las ponencias presentadas en los últimos congresos nacionales. No se aprecia en el Acta, que el XXII Congreso haya puesto su atención en buscar fórmulas activas, que permitan una participación realmente nacional, en la perspectiva de lograr que los congresos impacten en todo el territorio y contribuyan a generar nuevos incentivos para el pensamiento, la investigación y el activismo histórico, en aquellas regiones de menor desarrollo relativo. El Acta refleja que lejos de pensar en la masificación de la cultura y la ciencia histórica, desde el propio acto de su debate y construcción dentro del Congreso, asistimos a un fortalecimiento de las tendencias academicistas.

Los objetivos de trabajo del Partido: La más significativa ausencia

Hubiera sido de interés que el XXII Congreso valorara la labor académica desarrollada por la UNHIC, alrededor de los Objetivos de Trabajo del Partido, aprobados en la Primera Conferencia Nacional del Partido, en enero del 2012.

Sin dudas la labor de la academia cubana, no puede ser reducida a las prioridades partidistas por muy estratégicas que estas sean. Más allá de lo importante y urgente para el Partido, siempre habrá un amplio universo de intereses y necesidades a atender. Sin embargo, lo importante y lo urgente en criterio del PCC, reclamaba la atención del XXII Congreso y más: Haber llegado a la reunión científica de Holguín, con un conjunto de resultados de ciencia y propuestas.

Con certeza se ha precisado cómo desde los centros de la propaganda imperialista y anticubana, está en marcha un millonario y bien organizado programa de desmontaje de la historia nacional, pero no interiorizamos suficientemente que el problema fundamental está en que carecemos de una estrategia de construcción de nuestra propia historia. En esta ausencia, la atención tácita a la demanda partidista no es solo un hecho de “procedimiento”, funciona sobre todo como eje orientador para la acción y la labor cienciológica. A falta de otros objetivos que debieran formularse en relación con la Historia, la función directriz la cumple en particular el Objetivo No. 641, aprobado en la citada Primera Conferencia Nacional del Partido.

Trabajar sin eje orientador, nos da por resultado el listado de asuntos inconexos que refleja el Acta del XXII Congreso.

¿Fortalecer la unidad?

El Objetivo No. 64 solicita “fortalecer la unidad”, el Acta nos informa que la prioridad fijada en el XXII Congreso estuvo en “profundizar en las indagaciones sobre el federalismo en diversas regiones y localidades y sus personalidades representativas, asumiendo fundamentos teóricos que permitan conclusiones más acabadas y establecer los puntos comunes existentes”.

¿Ya está agotado el estudio sobre la construcción histórica de unidad revolucionaria? Sin dudas hay abordajes muy enjundiosos sobre la Guerra de los Diez Años, pero tal cualidad escasea en la guerra del 1895, mientras, permanece semi-develado el difícil periodo entre guerras, solo atendido con cierta holgura en las figuras centrales de José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez. Los avatares de la unidad en la república solo cuenta con el énfasis, no pocas veces de la mano del anticomunismo, sobre el dogmatismo sectario de dirigentes del primer Partido Comunista, como si no hubieran existido múltiples apasionamientos, tan sectarios como dogmáticos en otras organizaciones y figuras históricas. Tal pareciera -según cierta historia “oficial” de la Revolución que aflora con bastante frecuencia-, que Fidel Castro fue siempre considerado un iluminado, atendido y seguido por todos, y que la rebelión trascurrió por unanimidades entre los líderes y combatientes de las distintas organizaciones. El Fidel de las dificultades, frente a incomprensiones, disensos y traiciones, el hombre que reencarnó a José Martí en la tarea gigante de forjar la unidad ideológica y política de todos los patriotas, permanece aún en la sombra por la falta de estudio e introducción de lo hasta ahora develado. La tarea titánica de forjar el Partido único de la Revolución, la conducción del tránsito desde el pluripartidismo revolucionario al nuevo Partido Comunista, sus avatares y retos, no se conocen por las nuevas hornadas de militantes. Ni siquiera por estos días de jubiloso aniversario por sus noventa primaveras, hemos sido capaces de abordar en profundidad esta arista fundamental de nuestro fundador.

La historia real y compleja de la unidad entre los revolucionarios, es un capítulo principal, pero no agota la historia de la unidad nacional: Este temática tienen mucho que decirnos sobre el presente, su valor para la prospectiva es incalculable. Me pregunto cómo pudo faltar esta prioridad en el inventario que hace el Acta del Congreso, más cuando sabemos que el tema estuvo presente o fue referenciado en varias de las ponencias presentadas. Las inconsecuencias que apreciamos nos obligan a preguntarnos también, si el énfasis del Acta por el tema del federalismo y sus figuras, se concibe como parte de las problemáticas de la unidad nacional en tanto objeto de estudio, o en su diferencia responde a intereses particulares, locales o sectoriales.

¿El internacionalismo y los estudios internacionales?

No solo el tema del federalismo aparece colgado, sin asideros en una lógica programática de política científica. Tal situación salta en todo el documento, y gravita sobre otros asuntos tratados con notable superficialidad. En orden de trascendencia no puedo dejar de mencionar el tema del internacionalismo.

El Objetivo No. 64 propone “promover la comprensión” sobre “la tradición patriótica, cultural, solidaria e internacionalista de nuestro pueblo”. El Acta nos informa que la prioridad fijada en el XXII Congreso, estuvo en “ampliar las investigaciones sobre el papel desarrollado por los internacionalistas cubanos contra el nazi fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, particularmente su incursión dentro de los ejércitos aliados. ¿Nos preguntamos –y solo referimos el siglo XX-, si ya está agotado el estudio de la participación en la Revolución Mexicana o en defensa de la República Española? ¿Cuándo vamos a dar atención al estudio del internacionalismo en la época de la Revolución: 380 mil cubanos y cubanas pelearon en África, antes y durante las grandes epopeyas de Angola y Etiopía, y cientos, más anónimos aún, lo hicieron en Viet-Nam, en Argentina, Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Granada, y en muchos otros escenarios del movimiento antimperialista y de liberación nacional? La gesta boliviana de la guerrilla del Che, que puede parecer “estudiada”, reclama de la mirada desde la historiografía cubana. Ante estos retos, según el Acta que citamos, la UNHIC se propone solo prioriza el estudio de la participación cubana en los ejércitos aliados durante la II Guerra Mundial.

Centrar la mirada en “los ejércitos aliados”, habla de una pluralidad que debe ser precisada. Hay estudios sobre la participación de jóvenes comunistas cubanos en el Ejército Rojo, pero ¿está la presencia cubana agotada con lo ya publicado? ¿Nos referimos en concreto a potenciar el estudio de la participación cubana dentro del Ejército estadounidense?: Sin dudas esta última es una deuda de estudio, y se la debemos a nuestros pueblos –al cubano y al estadounidense-, a su amistad y colaboración.

Asumir la deuda que refiero es tan importante para los dos pueblos, como conocer –no olvida y sacar lecciones- de la colaboración militar y de inteligencia del Gobierno de los Estados Unidos, con la dictadura de Fulgencio Batista, y si en el plano militar internacional se trata, se precisa develar el enfrenamiento de nuestros internacionalistas con los boinas verdes, los marines, la CIA, el terrorismo de Estado, los bandidos de la contra y la metralla “made in USA”, que asesinó en Viet Nam, Bolivia, Nicaragua, Guinea Bissau Angola y Granada a nuestros compatriotas, a cubanos en misión militar, y a maestros, constructores, tecnólogos, diplomáticos y otros trabajadores civiles. Es asumir que el crimen de Barbados contra un avión civil cubano, fue el resultado de la histeria y venganza de Henry Kissinger, por la participación cubana en la derrota del plan de la CIA con Sudáfrica, para impedir en 1975 la independencia de Angola y la victoria del marxista Agostinho Neto y de la guerrilla antimperialista que comandaba.

Si de la URSS se trata, tendríamos que escribir la hermosa historia de la colaboración militar soviética en Cuba, y con Cuba en otras partes del mundo. Relación que junto a la hermandad combativa de los pueblos, fijo no pocos puntos de confrontación política con la dirección soviética. Desencuentros antes y después de la Crisis de Octubre de 1962.

Estos temas de colaboración tienen un parte aguas, que la UNHIC no puede obviar al establecer sus intereses: Sin dudas pueden encontrarse en los Estados Unidos y Rusia, serios proyectos académicos, que estarían interesados en apoyar los estudios sobre la colaboración cubana en la lucha contra el fascismo durante la II Guerra Mundial. Este es un tema que se mueve en el universo historiográfico de ambos países. En su diferencia, salvo excepciones, para estudiar la labor internacionalista cubana y su enfrentamiento con los asesores y oficiales de la CIA y el Pentágono, en el terreno internacional, o la gesta internacionalista soviética vinculada a Cuba; no abundan las contrapartes. Los apoyos financieros tienen que gestionarse fundamentalmente en y dentro del Estado cubano, y este es un campo sobre el que la UNHIC debiera pronunciarse, donde hay que explicar persuadir y convencer a camaradas que no son historiadores y si deciden los esquemas de recursos.

Colocar el Objetivo No. 64 en el punto de mira del XII Congreso, hubiera contribuido además a percatarse de la ausencia de prioridad que se mantiene en los Congresos Nacionales de Historia y en la UNHIC, sobre la Historia de América y Universal, pues incluso las referencias que se hacen en el Acta a los temas internacionales, se dirigen una y otra vez al escenario cubano, y no a la búsqueda de las interacciones particulares y universales de la historia nacional con la historia regional y mundial. Loable propósito este, que esta formulado con precisión en el objetivo partidista.

No solo de política académica se trata

El inventario problémico sobrepasa los temas de política de ciencia. El análisis del Acta del XXII Congreso Nacional de Historia, nos confirma que en la perspectiva de sus organizadores, además de obviarse la promoción y evaluación de los objetivos de trabajo partidistas, ni siquiera se consideró importante para el propio desarrollo del trabajo en el XXII Congreso, la cercanía en tiempo y escenario con el VII Congreso del PCC.

Me cuentan que el VII Congreso del PCC si fue comentario y debate continuo entre los delegados al XXII Congreso Nacional de Historia, imposible que no lo fuera no solo por la inmediatez de la realización del cónclave partidista, sobre todo por la activa y comprometida militancia comunista -con carnet y sin el-, que se aprecia dentro de los miembros de la UNHIC. Ya en las circunstancias, ni el clima de debate nacional que se producía, ni las inquietudes que se intercambiaban en los pasillos del propio XXII Congreso, movieron la reflexión de los directivos hacia una agenda donde tuvieran cabida los objetivos y temas históricos, que la vanguardia revolucionaria cubana acababa de discutir. La agenda del XXII Congreso se mantuvo incólume, tal como había sido “aprobada” meses antes.

La disonancia en la orientación política, se acompañó en el XXII Congreso con otras debilidades. Emilio Roig de Leuchsenring en los Congresos Nacionales de Historia fijaba el nuevo conocimiento y los temas de política en resoluciones, que luego recibían la divulgación apropiada y adquirían un carácter orientador. La UNHIC no había asumido esta importante tradición, hasta que la misma fue retomada por la asociación de la capital en su Congreso Provincial del 2014, que se pronunció por aprobar un grupo de resoluciones sobre varios temas de trascendencia historiográfica, cultural, educacional y política. Pero lejos de apoyo y debate sereno, las resoluciones presentadas por la asociación de La Habana en el XXI Congreso Nacional de Historia -celebrado en Camagüey en el 2014-, concitaron una sostenida resistencia por parte de los directivos de la UNHIC Nacional. La discusión de varias de estas resoluciones fue postergada para el XXII Congreso Nacional, para dar inició un escabroso proceso de consultas. En el Acta queda “resuelto el problema”. A propósito se lee que “a partir de la organización del XXI CNH, el Comité Ejecutivo Nacional aprobó…la no admisión de Resoluciones en paralelo por parte de las filiales en tanto los acuerdos o resoluciones tomados en los CNH deben ser resultados del debate de las ponencias aprobadas por Comisión Nacional de Admisión”. Cerrar, negar, impedir: la tendencia  a la intransigencia burocrática y al dogma prevalecen en este pensar-hacer de los directivos de la UNHIC Nacional. Ni hacen en la certera tradición de Roig de Leuchsenring, ni permiten que otros compañeros en las bases lo hagan.

Trampas y trucos

Según el Acta “se discutieron” las Resoluciones presentadas por la asociación habanera sobre la resistencia indígena y el título honorífico de Mariana Grajales Cuello como Madre de la Patria, pero no se explica por qué para tales reuniones, no se coordinó la presencia de los autores principales de las propuestas que se iban a “debatir”. En contraste, cada vez que desde los espacios habaneros invitamos para estos dos temas, el debate fue eludido por los directivos y los comisionados nacionales. Todos estaremos de acuerdo en que con diálogo de sordos, exclusiones y procedimientos tramposos, no llegamos a ninguna parte ni en ciencia ni en Revolución: De hecho retrocedemos a la moralidad nauseabunda del mundo burgués.

“Las perchas” como procedimiento de la politiquería burguesa, introducen en un debate congresional de un tema principal, otro que nunca antes se trató, para obligar y/o pasar desapercibida su aprobación dentro del conjunto. Cuando el 28 de febrero de 1901, el senador Orville H. Platt propuso enmendar la Ley de Gastos del Ejército de los Estados Unidos, incluyendo en ésta una cláusula sobre las relaciones con Cuba, nacía la inmoral Enmienda Platt. Hasta hace muy poco con tales procedimientos, la extrema derecha del país del Norte y la mafia terrorista cubano americana, han logrado aprobar las más criminales leyes anticubanas, Y por asombroso que pueda parecer, tan inmoral proceder se permitió en el XXII Congreso. Así se informa en documento de dictamen adjunto al Acta, que en el “proceso” de discusión de la Resolución sobre la resistencia indígena, en una reunión convocada por la dirección nacional de la UNHIC, se apreció coincidencia en torno a varios puntos”, y uno en particular afirma el “peligro ante las manipulaciones que supuestos “grupos de aborígenes cubanos” han promovido como fórmula de legitimación de intereses espurios”.

Ya nos referimos a que los autores de las Resoluciones, no participamos en las citadas reuniones, pero dado el caris de la declaración que se hizo en el dictamen presentado al XXII, resulta imprescindible precisar que tal afirmación no nos pertenece. Debemos declarar lo inadmisible de que este tipo de planteamientos se introduzcan en la UNHIC, y se intenten acreditar, en el debate que personal y colectivamente abrimos. No puede prestarse la UNHIC Nacional para hacer ataques groseros y veladas acusaciones. Menos implicar en tales procederes a las instituciones y colectivos científicos que se listan como participantes en la reunión donde se acredita que el malsano criterio fue tomado como acuerdo. Si hay elementos sobre los puntos de acusación que se enarbolan, quien o quienes los sostengan deben exponerlos de manera clara y pertinente, interpelando directamente a las personas y/o a los grupos que se consideren de intereses espurios, asumiendo no está demás precisarlo, junto con el debate académico, la responsabilidad política y legal de sus denuncias. Eso es lo ético, lo revolucionario.

Hay cómo hacer

Felicito el esfuerzo y la labor que desde Guantánamo condujo el responsable de coordinar el taller, que evaluó la Resolución sobre las invasiones británicas de 1741 y 1762. No hay casualidad en la aparente paradoja: Desde la profundidad del oriente cubano, se coordinó el citado taller realizado en la Habana. Se actuó con eficiencia organizativa, transparencia y camaradería profesional. A diferencia, compañeros que viven y trabajan en la propia capital, fueron incapaces de articular similar tarea para tratar el tema aborigen.

Pienso que la UNHIC, asociación con más de 5 mil profesionales revolucionarios, está en plenitud para hallar soluciones a estos problemas. Hay trabajo, resultados y vergüenza suficiente, para exigir las rectificaciones a los compañeros y compañeras que en el Secretariado Nacional de la Unión encabezan el mal hacer, a los que a sabiendas dejan correr el error, y sobre todo a los confundidos –no pocas veces obnubilados por el culto a las jefaturas- consensan y aprueban. Tenemos por demás Estatutos y un Código de Ética, para dirimir los asuntos de nuestra competencia.

Con tanto que hacer para el bien de la memoria patria, en tiempos que se incrementa la guerra de pensamiento que se nos hace, no podemos permitirnos perder un minuto en querellas de pésima política, traspiés y engañifas. Hay que cortar rápido y por lo sano.

Para que las señaladas y otras insuficiencias no ocurran, con el propósito de acompañar a las asociaciones no gubernamentales en el desarrollo de sus objetos sociales, la Ley de Asociaciones de la República, concibe la fórmula de la responsabilidad institucional, que como órganos de relación, deben tener los institutos estatales. En el caso de la UNHIC, se impone que el Ministerio de Cultura colabore más con la dirección de la Unión, en el propósito de solucionar las causas disparadoras de las situaciones a que hecho referencia. Recomiendo que para ello, la actual dirección ministerial comience por evaluar si los funcionarios que deben cooperarnos están en condiciones de hacerlo.

El Acta del XXII Congreso Nacional de Historia también nos compele a debatir en el orden propiamente académico, pero este sería asunto para otros comentarios. Primero, lo primero: La política y la ética, y sobre todo la ética de la política.

Nota:

1 El Objetivo No. 64, orienta: Perfeccionar la enseñanza y divulgación de la Historia de Cuba y de la localidad en el interés de fortalecer la unidad nacional y promover la comprensión sobre el origen y desarrollo de la nación, la consolidación de un pensamiento propio y la tradición patriótica, cultural, solidaria e internacionalista de nuestro pueblo. Profundizar, además, en la Historia de América y Universal para una mayor comprensión de los procesos que rigen el desarrollo de la humanidad.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=217888

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Defensa de la historia en educación

Por: Joaquim Prats

Hace cuatro años, más de 200 profesores de Historia e investigadores de su Didáctica elaboraron un manifi esto en defensa de la historia como pieza fundamental en la educación de niños y jóvenes. Pretendían salir al paso de la oleada conservadora, apoyada por algunos ingenuos postmodernistas del ámbito educativo, de retirar la historia de los currículos escolares. Ha sido así en los últimos años y continua siendo, como es el caso de los proyectos del Gobierno tory encabezado por David Cameron o del felizmente defenestrado Silvio Berlusconi. En los planes de estudio de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) se la intentó diluir, con poco éxito, en unas inconsistentes Ciencias Sociales; pero en la Educación Primaria ya ha perdido toda su identidad como materia educativa al difuminarse en un área llamada Conocimiento del medio.

Las causas de esta tendencia son variadas: una de ellas es el declive general de las humanidades en todos los niveles de la enseñanza, auspiciada por las organizaciones económicas internacionales y por los gobernantes que buscan resultados más ligados a las llamadas competencias y a la utilidad práctica de los aprendizajes. Otra, más interna a la educación, es el trasladar a la escuela las insatisfacciones y los problemas que la sociedad no sabe solucionar.

La ingenuidad pedagógica de pensar que tratar estos temas en los niveles escolares los estigmatiza y los neutraliza para el futuro ha hecho que, lo que es fruto de la imprecisión y del no consenso en las distintas ciencias sociales, sean núcleos de aprendizaje curricular. Esta orientación orilla a disciplinas como la Historia, que sirven de inútil sazonador para salpimentar los temas de actualidad. Algunos lo justifi can diciendo que los problemas actuales son más motivadores para niños y jóvenes. Todo lo contrario de lo que nos demuestra la investigación en Didáctica de la historia.

Frente a estas tendencias, es posible afi rmar que la Historia, en su máxima integridad epistemológica, tiene un alto poder formativo. No enseña cuáles son las causas de los problemas actuales, pero muestra el funcionamiento de la sociedad en el pasado y es un inmejorable laboratorio de análisis social. A principios del siglo XXI, la historia es una disciplina multidimensional, la ciencia que analiza mejor la complejidad social. Su valor formativo radica en sus posibilidades en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que ayuda a una mejor comprensión del presente, contribuye a desarrollar las facultades intelectuales, enriquece otros temas del currículum y estimula las afi ciones hacia el disfrute de la cultura y el patrimonio. Todo ello potenciando al máximo la sensibilidad hacia los temas sociales y formando a personas con criterio para participar, de manera ejemplar, en una sociedad democrática.

La visión que debe trasladarse a los escolares es que la Historia no es una verdad acabada o una serie de datos que tienen que aprender de memoria. Es imprescindible que se enseñe incorporando toda su coherencia metodológica interna, de tal forma que ofrezcan las claves para acercarse a su estructura como conocimiento científi co del pasado. Tan solo es posible esta orientación si la historia es considerada, también a nivel escolar, como disciplina cientí- fi ca.

El alumnado deberá descubrir que el conocimiento histórico está sometido al sentido crítico y a la racionalidad como cualquier otra ciencia; Pierre Vilar nos decía que nos ayudará a pensar mejor, “a pensar históricamente”. En este sentido constituye un medio válido para aprender a realizar análisis sociales que integren muchas de las dimensiones epistemológicas procedentes de otras ciencias, lo que permite, a la vez, estructurarlas con rigor. Como afi rma C.A. Trepat, hay que seguir defendiendo la presencia clara de la Historia, tanto en la etapa Primaria, como en la Secundaria, ya que presupone un aprendizaje integrado de diversas disciplinas. Edgar Morin la caracteriza de ciencia multidimensional, que ha pasado a ser poliscópica, es decir, de múltiples miradas. En efecto: el conocimiento histórico moviliza y estructura progresivamente la geografía, la economía, la sociología, la polí- tica, el arte y otras disciplinas.

Pero hay que recordar que no es posible llegar a desarrollar todo el poder educativo e instructivo de la Historia sin una clara potenciación de la innovación y la investigación en nuevos métodos didácticos, camino imprescindible para acercarla a los estudiantes de todas las edades. También es necesario actualizar sus contenidos para que las nuevas corrientes de la investigación histórica se incorporen progresivamente a los programas escolares, propiciando un debate historiográfi co y didáctico constante –sin interferencias ocasionales de políticos y profesionales de la tertulia– para una adecuada elaboración de los contenidos educativos. Defi endo, por todo ello, que la historia sea una materia que ocupe un lugar importante en el currículo educativo, desde el inicio de la Educación Primaria hasta la universidad.

Estas ideas, contenidas en el manifi esto citado, son hoy más necesarias que nunca. En un tiempo en que el conocimiento se diluye ante la falsa contradicción: instrucción-educación, la historia es cada vez más necesaria para formar personas con criterio y con una visión fundamentada, formación muy necesaria para vivir en un mundo desbocado y lleno de incertidumbres.

Tomado de: http://www.ub.edu/histodidactica/images/documentos/pdf/historia%20en%20la%20educacin.pdf

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Confucio: el mayor sabio y maestro de la historia china

Por: David Wu

La benevolencia de confucianismo se convirtió en la enseñanza de las normas morales para la conducta humana.

Durante los últimos años de la Dinastía Zhou (1122 – 222 a.C.), el egoísmo aumentó a la par del desarrollo social de entonces. La antigua “gran virtud” de los emperadores de las dinastías Xia, Shang y comienzos de la dinastía Zhou fue reemplazadas por los intereses personales. Como resultado, la relación entre los Estados fue muy intensa y se produjeron muchas guerras.

Fue justo durante este período de tiempo que algunos grandes santos aparecieron en China. Si el Dao de las enseñanzas daoistas de Lao Zi se había convertido en la forma de regresar al verdadero ser original, la benevolencia de Confucio se convirtió en la enseñanza de las normas morales para la conducta humana.

Confucio (552 – 479 a.C.) es conocido en China como Kongzi, y su verdadero nombre era Kong Qiu. A los 18 años, la madre de Confucio se convirtió en concubina de un oficial de 66 años de edad, y cuando Confucio tenía tres años, su padre falleció. A pesar que era una persona muy talentosa, no era tan conocido en la sociedad de ese entonces.

Confucio trabajó para el gobierno desde el nivel básico, y fue responsable del ganado y la gestión del granero estatal.

A la edad de 51 años, fue promovido a funcionario de alto rango. Durante su gestión, abogó por el “principio de benevolencia” para gobernar el país y, lamentablemente, su filosofía política no fue adoptada por su monarca. Como resultado, Confucio no tuvo más remedio que renunciar a su cargo, así que decidió viajar y seguir promoviendo sus pensamientos benevolentes.

Dado que era una época de inestabilidad política, su filosofía política no obtenía reconocimiento entre la nobleza. En consecuencia, Confucio regresó a su ciudad, se dedicó a la educación y creó escuelas privadas donde reclutó a muchos de sus discípulos. Debido a su esfuerzo, su enseñanza se extendió a la sociedad civil y finalmente fue considerado como el primer educador de la historia china.

Su enseñanza incluye cuatro aspectos fundamentales: el conocimiento y el aprendizaje, las palabras y el comportamiento, la lealtad y el perdón, y la justicia. También estableció cuatro prohibiciones: sin suposiciones, sin arbitrariedades, sin terquedad y sin arrogancia.

Confucio rara vez habló sobre el interés privado y, si se tocaba el tema, él siempre lo relacionaba con el destino, la benevolencia y la virtud. Él podía iluminar a sus discípulos cuando no podían soportar las penurias y dificultades.

Confucio hizo una gran contribución a la educación, y fue el primer educador que impartió educación a la gente común. Tuvo más de 3.000 discípulos, independientemente de su clase, ya sean ricos o pobres, pues los que realmente querían aprender eran aceptadas por Confucio como sus discípulos y obtenían igualdad de oportunidades en la educación.

En la actualidad se lo recuerda como “el mayor sabio y maestro” del pueblo chino, pues enseñó a la gente cómo ser un ser humano bondadoso y practicar sus principios en la vida diaria.

Sus discípulos y las generaciones futuras se sintieron profundamente conmovidos por su justicia, bondad, humildad, cortesía, lealtad al país y cuidado de otras personas.

Fuente: http://www.lagranepoca.com/cultura/88973-confucio-el-mayor-sabio-y-maestro-de-la-historia-china.html

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Promueven proyecto intercultural entre Francia y BCS

Francia/26 de Septiembre de 2016/ 20 Minutos

Autoridades estatales contemplan llevar a cabo un proyecto que involucra al Ministerio de Cultura de Francia, que pretende ofrecer estrategias de fomento a la cultura de manera piloto en 10 escuelas…

Autoridades estatales contemplan llevar a cabo un proyecto que involucra al Ministerio de Cultura de Francia, que pretende ofrecer estrategias de fomento a la cultura de manera piloto en 10 escuelas primarias de la entidad. El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) estatal, Héctor Jiménez Márquez, señaló que este proyecto también involucra al Instituto Sudcaliforniano de Cultura, por lo que este martes y para ese propósito, se llevó a cabo un encuentro-taller. En este encuentro-taller participaron funcionarios y especialistas en el ramo de la cultura, quienes interactuaron con Paul Tolila, Inspector General de Asuntos Culturales en el Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia.

Jiménez Márquez apuntó que se dará prioridad a escuelas urbano marginadas o de zonas rurales para trabajar en esta propuesta que busca dar pautas que respondan a las necesidades presentes en contextos educativos donde prevalece la diversidad cultural. Durante el encuentro en la Sala Educadores Sudcalifornianos del Centro de la SEP estatal, el especialista francés Paul Tolila señaló que la educación debe siempre tener una alianza con la cultura. Para este modelo de gestión cultural a emprender en la entidad hay condiciones base para que los profesores empiecen a trabajar y la primera responsabilidad es trabajar en equipo.

Posteriormente, indicó, se desarrollarán temas culturales con base a los diversos espacios y situaciones de cada centro educativo. El también catedrático asociado de universidades en Francia y Egipto afirmó a los participantes que en la escuela primeramente hay que trabajar el acercamiento a las artes con los alumnos. Posteriormente la práctica real, luego encuentro y finalmente el dialogó. El proyecto escolar debe incluir dos tipos de programas: en el primero la escuela sale a visitar sitios históricos, arquitectura, monumentos teatro, entre otros; en el segundo, llevar a la escuela a los artistas para que trabajen con niños y maestros.

Fuente: http://www.20minutos.com.mx/noticia/137764/0/promueven-proyecto-intercultural-entre-francia-y-bcs/#xtor=AD-1&xts=513356

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Grolier, el códice maya que científicos en EE.UU. comprobaron que es el libro más antiguo de América

Por: Darío Brooks

BBC Mundo

Los saqueadores pusieron un paño sobre la brújula de la avioneta cuando llevaban al famoso coleccionista mexicano Josué Sáenz a la selva del sureste de México.

Era 1964, cuando muchos de los tesoros mayas estaban siendo descubiertos, y no querían que este millonario aficionado al arte supiera adónde iban.

Al llegar a un punto en el estado de Chiapas, los saqueadores entregaron seis piezas mayas, entre ellas una máscara de madera y un cuchillo de sacrificios, así como un misterioso documento.

Tiempo después el libro fue bautizado como Códice Grolier, 10 páginas con ilustraciones mayas sobre rituales y un calendario sobre el movimiento de Venus, «la estrella de la mañana».

Figura del Códice GrolierImage copyrightMICHAEL COE
Image captionDel documento original se rescataron 10 páginas que la investigación apunta a que datan del siglo XIII.

Durante décadas, su autenticidad fue puesta en duda debido a esta historia de su descubrimiento, a cómo fue llevado al club Grolier de Nueva York (de donde adquiere su nombre) y lo raro de su iconografía.

Pero una amplia investigación en la Universidad Brown, en colaboración con expertos de Harvard, Yale y California-Riverside, acaba de llegar a una conclusión: el Códice Grolier es auténtico y tiene más de 750 años.

«Tiene la distinción de ser no solo el más antiguo de los cuatro códices mayas, sino el manuscrito nativo más antiguo del Nuevo Mundo», afirma el arqueólogo Michael D. Coe, uno de los autores de la investigación, a BBC Mundo.

¿Qué es este códice?

El Grolier es llamado «el cuarto códice maya» ya que existen otros tres grandes documentos que reciben su nombre según la ciudad en donde están resguardados: Dresde, París y Madrid.

En el caso del Grolier, es un fragmento de 10 páginas —se cree que eran 20—decoradas con iconografía de rituales maya y un calendario de Venus.

Fue creado cuando ciudades grandes como Chichén Itzá y Tula estaban en declive y los investigadores creen que fue hecho por «un escriba que trabajaba en tiempos difíciles».

Página 6 del Códice GrolierImage copyrightENRICO FERORELLI
Image captionLas páginas aluden a rituales de los mayas que podrían servir de guía para sacerdotes y otros dignatarios de la época para sus actividades cotidianas del calendario.

«Este códice nos dice mucho acerca de los mayas en el turbio siglo XIII del que no sabíamos mucho antes», explica Coe.

«Nos dice lo que necesitaba un escriba o sacerdote lejos de cualquiera de las grandes ciudades para llevar a cabo sus deberes sacerdotales», añade.

Como otros códices, «ayudaba a los sacerdotes con la adivinación y explica la práctica ritual, así como las decisiones sobre cosas como cuándo hacer la guerra», dice la investigación.

Dudas y respuestas

Para el arqueólogo Baltazar Brito, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano (INAH), las dudas sobre el Códice Grolier se centran en determinar su antigüedad y probar que su escritura tenga lógica.

«Porque mucha gente ha estado interesada en el códice, sin embargo nadie ha podido decirnos a ciencia cierta si es de época antigua, prehispánica, o no», dice Brito a BBC Mundo.

La investigación en la Universidad Brown quiso «volver y mirarlo con mucho cuidado, para comprobar las críticas una por una» y descartar «dogmas».

Fragmento de la página 8 del Códice GrolierImage copyrightENRICO FERORELLI
Image captionUn facsímil del códice acompaña a la investigación publicada en la revista estadounidense Arqueología Maya

En la investigación, publicada en la revista Arqueología Maya, comprobaron que el papel usado, llamado papel amate, es efectivamente del siglo XIII, de acuerdo con la prueba de carbono-14.

Los colores rojo y azul corresponden con los pigmentos usados por los mayas de forma «convincente».

Hasta ahora los escépticos han dicho que el papel podría ser original, pero la iconografía les resulta sospechosa.

Al respecto, la investigación liderada por Stephen Houston cree que es casi imposible que un falsificador hubiera hecho las ilustraciones por tres motivos:

  • El falsificador tendría que haber intuido la existencia de dioses que no fueron descubiertos antes de 1964, cuando salió a la luz el códice
  • Tendría que conocer la técnica para crear el azul maya, sintetizado en un laboratorio en la década de 1980
  • Debió haber tenido a su disposición «una gran cantidad y variedad de recursos» y conocimientos que no se tenían del mundo maya hasta años recientes

«Hemos sacado a la luz un gran cuerpo de evidencia histórica del arte, glifos y evidencia astronómica que ningún falsificador de mediados de 1960 hubiera podido imaginar», afirma el arqueólogo Michael D. Coe a BBC Mundo.

¿Auténtico?

El investigador mexicano se mantiene escéptico.

Desde el INAH no podría validarse si el códice es «genuino o no» hasta que se realice una investigación propia, considera el arqueólogo Baltazar Brito.

«Los estudios a veces no son precisamente congruentes entre sí, tienen diferencias y cada uno de los investigadores defiende su punto de vista», dice el investigador del INAH.

Página 9 del Códice Grolier

Un gran «tesoro»

El Códice Grolier ha estado bajo resguardo en el Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México, y solo ha estado disponible para los investigadores.

Es considerado como parte del acervo de «documentos raros», explica Brito, los cuales pueden resultar dañados por la luz, una temperatura inadecuada y debe estar bajo una humedad controlada.

Además de ser el documento más antiguo de América, para los investigadores en EE.UU. tiene un alto valor para el conocimiento de los mayas del posclásico temprano.

«Solo podemos esperar que pronto se muestre al pueblo mexicano, y no esté herméticamente sellado para el público en general», dice Coe.

«Todos los mexicanos deberían estar orgullosos de este tesoro».

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-37323789

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Chicos, dejen de leer cómics de Marvel y DC: Rusia les trae un cómic patriótico

Por Global Voices

Timur Amirkhanov, un joven residente en Siberia, es el orgulloso destinatario de una beca de 200.000 rublos ($ 3.100) deRosmolodezh, la agencia del Gobierno Federal ruso de asuntos relacionados con la juventud. Amirkhanov participó en el foro de la agencia sobre educación “Terra Scientia“, donde su propuesta de creación de un cómic “patriótico” ha tenido gran éxito.

Según la red social “Vkontakte” a la que él pertenece, el cómic se titula Tiempo de héroes y forma parte de otro proyecto conocido como “Decisiones Dignas“, un club que promueve el deporte militar para chicos y la medición de fuerzas entre equipos de adolescentes en competiciones que testean sus habilidades “tácticas”, su conocimiento de las fuerzas armadas y su forma física. Los ganadores del campeonato programado para este otoño ganarán un viaje a la base naval rusa en Crimea.

Un “prototipo” para las heroínas del subvencionado

cómic patriótico de Rusia. Foto: Vkontakte.

Tras sacarse el Grado en Mecánica y Tecnología el año pasado, Amirkhanov dice que el cómic representa una nueva tendencia cultural para el impulso de la educación patriótico-militar en Rusia. En la red social afirma que el proyecto posibilitará “comunicarse en el lenguaje de los chicos y transmitirles información útil e importante”. Amirkhanov destaca tresobjetivos principales paraTiempo de Héroes: uno, la opción de poder crear superhéroes extranjeros; dos, incentivar aún más la implicación de adolescentes con el deporte, y tres, aumentar su nivel básico de conocimientos del servicio militar.

El cómic no cuenta con borradores que nos muestren lo que podemos esperar de Tiempo de Héroes, pero Amirkhanov ha publicado nueve fotos que él describe como prototípicas de los héroes que conformarán el elenco de personajes en el producto final. Seis de ellas muestran imágenes de hombres serios y corpulentos apuntando con sus rifles hacia varias direcciones, y el resto son fotos de mujeres atractivas y armadas con pose seductora.

Ochenta y cuatro personas han escrito en la red social de Amirkhanov para decirle que quieren una copia del cómic cuando se publique.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2016/09/04/chicos-dejen-de-leer-comics-de-marvel-y-dc-rusia-les-trae-un-comic-patriotico/

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Entrevista a Luiz Ruffato: «Lo que yo hago es realismo capitalista»

04 Septiembre 2016/Fuente: laizquierdadiario/Autor: Laura Vilches

En el marco del pasado Festival Internacional de Literatura de Córdoba, visitó la provincia mediterránea el escritor brasilero contemporáneo Luiz Ruffato. Luego de una distendida charla que brindara junto a la escritora cordobesa Eugenia Almeida, La Izquierda Diario aprovechó la oportunidad para conversar con él.

Nacido en el seno de una familia obrera de inmigrantes italianos, Luiz fue el primero en obtener estudios universitarios. Trabajaba en ventas al tiempo que estudiaba periodismo por la noche en la Universidad de Juiz de Fora en Minas Gerais. Trabajó como periodista en San Pablo hasta que finalmente se inclinó por la literatura. Su origen inmigrante y de clase trabajadora se ve reflejado en sus obras. En su ciclo de cinco novelas titulado Inferno Provisório (Infierno provisorio) (2005-2011), retrata la historia de la industrialización de Brasil a partir de los años 50. En Eles eran muitos cavalos (Eran muchos caballos) (2001), una historia narrada en 69 fragmentos, toma las contradicciones de la vida cotidiana en San Pablo, la ciudad más poblada del vecino país. Con este trabajo obtuvo el Troféu APCA (entregado por la Asociación Paulista de Críticos de Arte) y el premio Machado de Assis como mejor novela del 2001, entre tantos otros obtenidos a lo largo de su carrera.

La charla estuvo plagada de humor…
(Risas) Sí, los escritores suelen mantener toda una postura de seriedad. Pero no es necesario ser serio para decir cosas serias.

Dijiste allí que te considerás un obrero de la palabra, contanos un poco.
Bueno, yo fui periodista hasta el 2003, ahí decidí abandonar el periodismo para dedicarme a la literatura, pero vivir de las letras es imposible en Brasil. Entonces yo tengo una especie de nido con huevos. Un huevo son los derechos autorales, otro los festivales literarios, las ferias, las charlas en universidades, trabajo mucho. Por eso digo que soy un obrero que hoy tiene otra actividad, que es intelectual, pero soy un trabajador.

También declaraste que no hacías realismo socialista, sino más bien un realismo capitalista. ¿Cómo sería ese realismo?
Es que, el universo del que tratan mis libros, que es un universo habitado por obreros y obreras humildes, trabajadores de clase media baja urbana, es un universo muy particular. En Brasil casi ningún autor trata esa temática. Entonces, para contrarrestar la idea de que para tratar ese material uno tiene que hacer realismo socialista -que a mí no me gusta nada, porque el realismo socialista tiene la intención de crear una novela colectiva en detrimento de los individuos, donde los personajes no tienen individualidad- yo trato de construir alrevés, una novela colectiva donde lo más importantes son las personas, los individuos que constituyen un colectivo. Por eso digo que hago un realismo capitalista.

¿Por qué nadie toma la clase obrera como temática? ¿A qué se debe esta separación tan grande entre la literatura y los trabajadores?
La literatura es un arte que exige una educación, allá los obreros están educados sólo para trabajar con máquinas, no para realizar un trabajo intelectual. En Brasil la educación formal de calidad es sólo para la clase media y clase media alta. Por eso, la representación o la auto-representación obrera en la literatura son casi imposibles. Porque uno tiene que salir de la clase media baja y conseguir una educación para poder representar eso, y es muy difícil. Muchos de los que lo logran, la primera cosa que quieren es apagar el pasado, para ser absorbidos, no se habla sobre ese pasado.

Señalaste que para vos en la literatura son más importantes el ritmo y el lenguaje que la historia. ¿Esto lo extendés a todos los géneros?
Sí, yo creo que la literatura no tiene que tener una bandera, la bandera la tienen los lectores y en todo caso los escritores. La literatura tiene que representar la realidad de la mejor manera posible, y la realidad es demasiado compleja, allí el autor no tiene que hacer nada. Por eso el escritor tiene su hacer en el lenguaje, que representa esa realidad. Y el ritmo, sin ritmo no hay nada, el corazón tiene un ritmo, sin eso no hay nada. La historia es relativamente importante, pero no fundamental. Lo mismo el escritor, un escrito que no es leído no existe, entonces el lector es aún más importante.

Hasta hace algunos años en la Facultad de Letras la materia Literatura Latinoamericana se llamaba Hispanoamericana. ¿Por qué crees que cuesta tanto la inserción de la Literatura Brasilera en Latinoamérica, es quizás por la barrera que implica la lengua?
La lengua es importante, pero más importante es que en Brasil no se tiene la idea de “latinoamericanos”, de “patria grande”, no existe esa idea geopolítica. No hay un pensamiento de que somos hermanos de Argentina, Ecuador o Colombia. No somos hermanos de nadie. Somos egoístas y desinteresados con el resto de América Latina, porque deseamos ser europeos, africanos, norteamericanos y no lo somos.
Además, la historia política de Brasil es muy distinta de la historia de Latinoamérica. Mientras aquí se conformaban repúblicas y nacían naciones modernas, nosotros éramos un imperio, mientras en casi todo el mundo la esclavitud ya pertenecía al pasado, en Brasil había esclavitud.
No es sólo la lengua, es importante, sí, pero hay miedo en la relación entre Latinoamérica y Brasil. Y es lógico, porque Brasil siempre fue imperialista.

Cuando te referiste a los distintos escenarios de la Literatura Brasilera, cuando nombraste a la denominada “Literatura Marginal” mencionaste que le faltaba calidad estética. ¿Podés ampliar esa visión?
Es una cuestión para mi muy importante. Al mercado editorial le interesa esta literatura marginal, pero como un fenómeno antropológico y sociológico. Esto es una trampa, porque los escritores creen que hacen literatura.
El mercado apoya, pero no hay un desarrollo de esa literatura más allá de lo comercial, porque se agota en sí misma. El paso siguiente sería cambiar este deseo y esta potencia, en verdadera literatura. Trabajar el ritmo y el lenguaje, sino se queda en la historia.
Entonces es un documento político, antropológico y sociológico, pero no es literatura. Desde mi punto de vista, por supuesto, puedo estar equivocado.

Fuente de la entrevista: http://laizquierdadiario.com/Luiz-Ruffato-Lo-que-yo-hago-es-realismo-capitalista

Fuente de la imagen:http://laizquierdadiario.com/IMG/arton52340.jpg

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