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Pensar el dilema de la caída del humanismo

Por: Adrián Cangi*

¿Qué problema político enfrentamos ante una caída del humanismo?

El humanismo convivió y convive con el terror. Tanto “humanismo” como “terror” son términos que han asumido en nuestra época valores distintos a los que revestían en el siglo pasado. Opuestos durante la modernidad, servían para designar dos movimientos del “espíritu humano contrapuestos”. Hoy en día difícilmente puedan separarse ambos, o pueda obtenerse para ellos una definición que sea reconocida universalmente. Se ha producido un verdadero deterioro en la concepción clásica que los oponía sin reservas. O, si se quiere, nuevas concepciones imponen una revisión absoluta en las ideas del “hombre contemporáneo”, con el objeto de que concuerden mejor con su propia realidad. Una realidad que —no lo neguemos—, se nos oculta, o que preferimos cubrir con un velo. Merleau-Ponty descubre en el ensayo Humanismo y terror (1947) todos los velos, y va descifrando el significado de tantos actos de violencia como se han ido sumando en las caras políticas de la tradición moderna del pensamiento y que tienen vigencia hasta estos últimos años. Prefiere polemizar respecto de todas las estructuras sólidamente constituidas en el campo del pensamiento, revisarlas criticándolas, y exigiendo una actitud más lúcida, más digna y más realista de todos aquellos que participan, aunque sólo sea con su existir, en este tiempo de la violencia.

¿Son las humanidades un acto de resistencia al terror?

El ensayo de Merleau-Ponty, editado en fragmentos desde 1946, aborda el doblez paradojal del humanismo en clave política: “Nos encontramos pues en una situación inextricable. La crítica marxista del capitalismo sigue siendo válida y es evidente que la condición anti-soviética reúne hoy la brutalidad, el orgullo, el vértigo y la angustia que han encontrado su expresión en el fascismo. Por otro lado, la revolución se ha inmovilizado sobre una posición de repliegue: mantiene y acrecienta el aparato dictatorial al mismo tiempo que renuncia a la libertad revolucionaria del proletariado en sus Soviets y en su Partido y a la apropiación humana del Estado. No se puede ser anticomunista, no se puede ser comunista”. Se plantea a pocos años de los campos de exterminio y de la fabricación de la muerte en serie en manos del hombre por el hombre, un acto de resistencia a una “humanidad sin humanidades”. Coincido con Diego Tatián en su “Manifiesto en favor del humanismo”, donde plantea el humanismo en clave del doblez de Merleau-Ponty: resistencia a un mundo sin custodia de lo amenazado en la humanidad, sin memoria, sin imaginación narrativa –indispensable para una justicia que no confunda imparcialidad con inhumanidad–, sin crítica, sin obstáculos a la “atrocidad que castiga con la miseria planificada a millones de personas” y las destina a una vida dañada, sin protección de lo raro en la cultura y de lo diverso en la sociedad. Un mundo sin humanidades es también uno en el que las humanidades cumplen una “función compensatoria” en el saqueo de las vidas.

¿Es posible cuidar la vida y el mundo por el humanismo?

Creo como Tatián que con la palabra humanidades evocamos las preguntas que alojan el ser y el estar en común, sus retóricas inventivas para declarar la plena existencia de nuevos cuerpos en el acto performativo de convocarlos, junto con los “derechos civiles” que consideramos aún imprescindibles para sus prácticas humanas. Las humanidades interpelan a las generaciones no solo como una “disciplina” sino como un “diálogo” que renueva el “cuidado de la vida” y el “cuidado del mundo”, en el sentido mesiánico-crítico como katéchon, término que indica el acontecimiento que detiene, retiene y posterga la imposición de su destrucción total como “mundo de la vida”. La locución “cuidado del mundo de la vida” pone en obra un dislocamiento tanto de la “vida” como del “mundo”. ¿Qué implica cuidar la vida y el mundo? “Vida” y “Mundo” son nociones indeterminadas y opacas que revelan su significado a la experiencia solo por las ideas e intensidades que constituyen las prácticas que la experimentación vital despliega. Las expresiones “cuidar la vida” y “cuidar el mundo”, abren una tarea incomprensible sin un trabajo del pensamiento. La política, el arte, el conocimiento y las humanidades son formas de cuidado de la vida y del mundo, si velamos atentos a lo que no está ahí, a lo que no hay, a lo que hubo alguna vez y se perdió o a aquello por venir: a lo que es singular, anómalo e insiste como raro. “Vida” y “Mundo” son las nociones que ahuecan la realidad, las que permiten entrever detrás, las que des-totalizan y mantienen alerta frente al abismo. Cuidado de la “Vida” y del “Mundo” consiste en un acto de protección de lo que está bajo amenaza por fragilidad, para la memoria de lo que efectivamente se perdió y para la preservación de la pregunta por lo que difiere, o llega de otra parte.

¿Es necesario cuidarse del humanismo para el mundo de la vida?

“Humanismo” también es el sinónimo moderno de un “Sujeto” patriarcal, colonial y especista; de un “Yo” racional, unitario y totalizante; de un “Individuo” concebido como ya constituido por asociaciones causales. El principio de individuación dominante en occidente, privilegia al individuo como una relación estable entre materia y forma que lo presenta como inmutable a la luz de la figura “del hombre blanco, adulto, hetero-normativo y habitante de las ciudades”. “Sujeto”, “Yo” e “Individuo” emergentes de esta lógica de la individuación, han sido criticados por el ejercicio de una razón suficiente y afectados por la herida narcisista infligida por Freud; han sido desplazados por la crítica a la razón instrumental, en tanto violencia y opresión con fines de dominio objetivo en la época de la imagen del mundo, cuestionada por Heidegger; han sido problematizados por la crítica a la filosofía del lenguaje como constituyente del sentido, realizada de distintos modos por Foucault, Deleuze y Derrida; han sido descentrados por teorías de la ontogénesis que privilegian los procesos de individuación antes que las formas individuadas, como lo ha planteado Simondon. Las lógicas antropológicas han visto su reverso fatal en los proyectos coloniales y en los campos de exterminio. Sendero que solo nos conducen hacia “la vergüenza de ser hombres”, como supo decirlo Primo Levi. Con plena conciencia de esta vergüenza, Michel Foucault ha sido preciso al dudar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como fuente del valor de los humanismos antropocéntricos y de su jerarquía sostenida en una construcción del saber de un sujeto universal, que se quiere esencial, racional y autónomo en relación al medio en el que concibe los dispositivos de su dominio.

¿Qué problema ontológico y político arrastra la transformación de la identidad humana?

Nuestro siglo es el efecto de transformaciones ineludibles sobre la llamada “identidad humana”, conformada por “Sujeto”, “Yo” e “Individuo”. Transformaciones que provienen de cuestionamientos por parte de la ciencia con efectos en la filosofía entre los siglos XIX y XX. El conjunto del drama de los juegos políticos se expresan sobre el horizonte de lo humano y la crisis de la frontera de la “identidad humana”. Es aquí que debería distinguirse con cautela el “no-humanismo” del sistema constituido por las democracias contemporáneas, a partir de los efectos que aún perduran de la fabricación de la muerte en serie, tanto en las migraciones forzadas como en los campos de refugiados que atraviesan el planeta, en las hambrunas territoriales de los condenados de la tierra como en las violencias desiguales entre etnias, razas, géneros y clases. Distinto es considerar el “no-humanismo” como un más allá del hombre que conocimos antropológicamente, donde el “no-humanismo” del sistema democrático actual de flujos, informaciones y ultra-codificaciones, supone su aniquilación por los propios dispositivos de maquinación. El “no-humanismo” como un más allá del hombre implica su desborde ilimitado. Es en la diferencia entre ambas alternativas que se juega la historia de nuestro tiempo como el que experimenta la caída del humanismo como un problema ontológico-político.

¿Qué transformaciones y metamorfosis resultan ineludibles para pensar la identidad-humana?

Como lo plantea Donna Haraway a lo largo de su obra: nos hemos convertido en productos tecnológicos en niveles más profundos de lo que nos es dado comprender. Parece absurdo separar las tramas orgánicas, técnicas, textuales, míticas y políticas del tejido semiótico tecno-científico. Los laboratorios del mundo de la tecno-ciencia de diseño transgénico, propios de los imperios tecno-científicos y biotecnológicos han reducido las “metáforas vitales” a tecnologías de ingeniería genética y los “entes” a culturas tecnológicas. Somos parte de estos entes y formamos el sistema de coordenadas cartesiano de un espacio virtual de numerosos programas de investigación. Las fronteras entre animales, humanos y máquinas han sido franqueadas por la cibernética que ha homologado modelos matemáticos, informacionales y biológicos buscando la llamada “inteligencia artificial”; los límites biológicos han sido traspasados por las ciencias de la vida que han revelado “regiones de incertidumbre” o de “inestabilidad morfogenética” al pensar los umbrales entre especies; los límites de la tierra han sido puestos en cuestión por una biogeofísica que expone la “intrusión de Gaia” y su reverso en la figura del mayor depredador energético conocido como “Antropoceno”. A pesar de todos estos torbellinos de fondo, el fin de lo humano como “identidad humana” tal vez no sea deseable cuando pensamos en el optimismo de la evolución genética de la vida sintética del diseño de clones a la que nos conducimos junto al agotamiento de la tierra. Aunque tampoco parece deseable una defensa de una humanidad con pretensiones jerárquicas, coloniales y especistas que ha extendido su dominio hasta agotar lo viviente o disponerlo a su servicio, liquidando a su paso otros modos de vida humana y no-humana que despliegan otra ecología social con el medio. Ante este escenario parece posible abordar la caída del humanismo en tiempos de antropodicea como una deconstrucción arqueológica de los discursos del “humanismo” y una problematización genealógica del problema del “Yo” en los campos del diseño de sí y de la vida.

*Ensayista, editor y filósofo. Enseña en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional de Avellaneda, donde dirige la Maestría en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas. Se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de San Pablo, Brasil. Es autor de Gilles Deleuze. Una filosofía de lo ilimitado en la naturaleza singular (2010, 2014); co-autor de Filosofía para perros perdidos. Variaciones sobre Max Stirner (junto a Ariel Pennisi, 2018), y compilador y autor de Linchamientos. La policía que llevamos dentro (junto a Ariel Pennisi, 2015), de Imágenes del pueblo (2015); Meditaciones sobre el dolor (junto a Alejandra González, 2019); Vitalismo. Contra la dictadura de la sucesión inevitable (en colaboración con Alejandro Miroli y Ezequiel Carranza, 2019) y Meditaciones sobre la tierra (junto a Alejandra González, 2020).

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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2021, un año para reorganizar las prioridades de la humanidad

La covid-19 seguirá marcando la agenda global, pero el incremento de la pobreza, el hambre y la desigualdad, junto con el cambio climático, no pueden quedar aparcados por más tiempo, según siete expertos en desarrollo.

Dejamos atrás un 2020 que estaba llamado a ser el definitivo en el progreso del mundo. La ONU bautizó al período que comenzaba como la Década de la Acción con la mirada puesta en 2030, cuando se deberían conseguir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): acabar con el hambre y la pobreza extrema, erradicar la violencia de género y disminuir la desigualdad, garantizar educación de calidad para todos los niños y trabajos dignos para los adultos, asegurar el acceso universal a la sanidad y seguir habitando el planeta sin destruirlo definitivamente. Pero el virus SARS CoV-2 lo cambió todo.

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La covid-19 ha truncado vidas, ha puesto al límite los sistemas sanitarios ―incluso de las naciones más ricas―, ha destruido empleos y sumido en la miseria a millones de personas. Por primera vez desde 1990, el desarrollo humano ha retrocedido. Los derechos de las mujeres han quedado invisibilizados, pese a que ellas son las que más sufren las consecuencias de la pandemia. Y la lucha contra el cambio climático ha quedado en suspenso. Este 2021 tiene que ser el año en que la humanidad venza al virus y recupere la senda del avance hacia un mundo más justo, pacífico y sostenible. Así lo defiende un grupo de expertos en desarrollo sostenible que exponen cuáles serán, en su opinión, las prioridades para este año que comienza.

¿Cuáles cree que deberían ser las tres prioridades en materia de desarrollo? Esta es la pregunta planteada a siete especialistas: Ángeles Moreno Bau, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional; Olivier Longué, director general de Acción Contra el Hambre; Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón; Leire Pajín, presidenta de la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS); Andrés Rodríguez Amayuelas, presidente de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo; Antoni Plasència, director general de ISGlobal; y Gustavo Suárez Pertierra, presidente de Unicef España.

1. Los problemas de siempre (pero peor)

Destacan los expertos la urgencia de abordar las consecuencias socioeconómicas de la pandemia, que son en definitiva los problemas que ya arrastraba la humanidad, pero exacerbados por la crisis sanitaria. Son el hambre, la pobreza, la desigualdad, el acceso a la educación y la sanidad universal.

“La irrupción de la pandemia por el coronavirus supone que, de nuevo, llueva sobre mojado en los países de renta baja y media en todo el mundo, y de manera más destacada en el continente africano y en América Latina”, subraya Plasència. “Las prioridades de apoyo al desarrollo deben adaptarse al contexto, en un complejo equilibrio entre la atención a las nuevas necesidades y a las ya existentes, y atendiendo a los compromisos de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. En su opinión, 2021 tiene que ser el año en el que a la par que se asegura “una adecuada cobertura vacunal frente al coronavirus para los grupos prioritarios”, se refuercen los programas frente a “las otras pandemias” como el VIH, la malaria, la tuberculosis, las neumonías y diarreas infantiles. Para ello, remata, hay que “fortalecer los sistemas de salud, en especial la atención primaria y comunitaria, la vigilancia epidemiológica y las capacidades de preparación ante los riesgos emergentes globales, tanto de origen infeccioso, como medioambiental y climático”.

No ir a la escuela expone a los niños ante una enorme vulnerabilidad

La covid-19 ha interrumpido muchos servicios clave y ha ejercido una presión sin precedentes en los sistemas de salud. “Muchos niños y niñas se han quedado expuestos al hambre, a enfermedades y sin centros de salud a los que acudir para ponerse una vacuna, obtener un tratamiento contra la malaria o la neumonía, dos de las enfermedades más mortales para la infancia”, expone Suárez Pertierra. Pero las consecuencias de la pandemia van mucho más allá de lo sanitario, anota Longué. “Hay que pensar que para 2.000 millones de trabajadores informales en el mundo (en los países más pobres constituyen más del 80% de la población activa) el confinamiento ha supuesto una reducción drástica de sus ingresos”. Por eso, dice, “hay mucho tejido económico que reconstruir y es urgente dar prioridad a los más desprotegidos y a quienes ven peligrar su alimentación diaria por esta crisis”.

La prioridad, para el presidente de Unicef España, debe ser “lograr que todos y cada uno de los niños y niñas vuelvan a clase”. El cierre de las escuelas durante los momentos más críticos de la pandemia afectó a más de 1.000 millones de estudiantes. “Y los más vulnerables se llevaron la peor parte porque no tuvieron acceso al aprendizaje a distancia”, destaca. “Muchas escuelas en África y Asia están abriendo gradualmente, pero en América Latina, el 38 % de los países aún tienen que decidir cuándo será el regreso a clase. Y ya se anticipa que millones de niños de todo el mundo no volverán nunca. Concretamente, 5,9 millones en Asia y 5,3 en África subsahariana, según estimaciones de Unicef. “Estamos ante una crisis de educación. No ir a la escuela expone a los niños ante una enorme vulnerabilidad”.

2. El cambio climático

“Somos la última generación que puede frenar las peores consecuencias del calentamiento global y se nos está acabando el tiempo”, recuerda Rodríguez Amayuelas. “Nuestra casa está en llamas y no hay tiempo que perder. Y es una cuestión que tiene profundas repercusiones en las condiciones de vida de miles de millones de personas en el planeta. Precisamente las que más están sufriendo estas consecuencias son las que menos responsabilidad tienen en el calentamiento global”. Así lo confirma el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en su último informe que mide el progreso de los países en relación con la presión que ejercen sobre el planeta.

Somos la última generación que puede frenar las peores consecuencias del calentamiento global y se nos está acabando el tiempo

No solo estamos viviendo una terrible pandemia, estamos en medio de una emergencia climática. “Con un incremento de la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera o de las temperaturas; huracanes y tormentas de una fuerza nunca vista…”, recuerda Suárez Pertierra. “Si no logramos revertir esta situación, condenaríamos a la infancia de hoy y a las generaciones venideras a un mundo de destrucción, miseria e inestabilidad. Hay que actuar ahora”, pide.

A Rodríguez Amayuelas, de hecho, le gustaría ver en 2021 “compromisos ambiciosos en la reducción de los gases de efecto invernadero y medidas decididas para frenar la pérdida de biodiversidad”. “Caemos en la tentación de pensar en insectos, peces o aves cuando hablamos de biodiversidad, pero las variedades de plantas o animales adaptadas a su medio y que sirven de alimento a la especie humana, también están en peligro”, describe.

3. Acceso universal a la vacuna contra el SARS CoV-2

Coinciden los expertos en subrayar que, una vez conseguida la proeza de desarrollar en tiempo récord varias vacunas contra la enfermedad que ha cambiado al planeta, este debe ser el año de suministrarla equitativamente a las personas en riesgo, vivan donde vivan. “Es un objetivo concreto: que en 2021 todos los países tengan acceso a la vacuna y tratamientos contra la covid-19. Lo tenemos que lograr”, apunta Pajín.

Es un objetivo concreto: que en 2021 todos los países tengan acceso a la vacuna y tratamientos contra la covid-19

“En la actual situación, en 2021 el mundo rico estará mayoritariamente vacunado y avanzando en su recuperación, aunque de forma muy limitada al ser la covid-19 todavía un riesgo en la mayor parte del planeta. Mientras tanto, el mundo en desarrollo tendrá que esperar, sufriendo la prolongación de los efectos sanitarios y económicos del aislamiento y las limitaciones comerciales hasta 2024″, denuncia Cortada. “Esto es inaceptable: la recuperación debe ser universal y la prioridad debe centrarse en las personas que lo necesitan, no en los derechos de compañías farmacéuticas o en los privilegios de los países más ricos”, agrega.

Desde Unicef aseguran que en 2021 quieren suministrar y distribuir 2.000 millones de dosis de vacuna y casi 750 millones de tests y tratamientos en los países con pocos recursos. En este sentido, Moreno Bau comenta que la estrategia covid en España tiene como foco “el acceso universal y distribución de las vacunas”. Por eso, el país ha contribuido con 50 millones de euros al fondo COVAX AMC, una herramienta multilateral y multi-actor para garantizar la adquisición y suministro de vacunas para las naciones que no pueden permitirse competir en el mercado. Sin embargo, España se ha posicionado, junto con la Unión Europea y los países más ricos del planeta, en contra de liberalizar las patentes de las inmunizaciones y medicamentos contra la covid-19. Una petición que India y Sudáfrica han planteado en la Organización Mundial del Comercio como vía para incrementar la capacidad de producción y reparto de las vacunas y tratamientos, y que aún está por dirimirse.

Además, los países ricos “han acaparado el 75% de las dosis disponibles”, indica Rodríguez Amayuelas. “Lo que impedirá que la vacunación en los países más empobrecidos no empiece, como pronto, hasta 2022″. Por eso, insiste en la necesidad de una distribución equitativa, de no hacerlo “tarde o temprano, el virus nos acabará volviendo”.

4. Derechos Humanos

El último informe de Cívicus pone de manifiesto que las libertades civiles han sido las grandes perjudicadas de la gestión gubernamental del coronavirus en todo el mundo. “Remover los obstáculos para conseguir el disfrute efectivo de los derechos humanos para todas las personas en todo el mundo” es una de las prioridades que deben tenerse en cuenta en este año que comienza, según Rodríguez Amayuelas. “Sin libertad, participación o transparencia no se pueden erradicar las causas de la pobreza, la desigualdad o la insostenibilidad global. Un cambio en la posición de la UE en relación con el tratado vinculante de derechos humanos y empresas de Naciones Unidas, y la aprobación de una ley de debida diligencia en el estado español sería pasos adecuados en esta dirección”, opina. En palabras de Cortada, una de las cuestiones ineludibles en 2021 debe ser “proteger los derechos humanos evitando que la desigualdad y el nacionalismo imperen en la respuesta a la crisis”.

Amnistía Internacional también lo ha denunciado. Muchos gobiernos han hecho de su capa un sayo y han aprovechado para reprimir aún más a los ciudadanos, incluso a aquellos ya retenidos o encarcelados, advertía en su informe Atreverse a defender los derechos humanos durante una pandemia de agosto de 2020. En su estudio, la ONG identificó que 131 personas en todo el mundo habían sido víctimas de hostigamiento, enjuiciamiento, homicidio o encarcelamiento bajo pretextos relacionados con la covid-19. “La legislación sobre noticias falsas, las restricciones de la circulación, la menor protección policial y la mayor intolerancia a la crítica han dado lugar a una nueva oleada de represión en todo el mundo contra quienes han denunciado irregularidades en el sector sanitario o han señalado respuestas inadecuadas a la pandemia”, indicaban.

5. Gobernanza global frente a nacionalismos

“Hay que reforzar y fortalecer los mecanismos de gobernanza global. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de tener una herramienta de respuesta conjunta. Los retos son comunes y no tenemos instrumentos suficientemente operativos para responder”, solicita Pajín. “Se trata de ceder soberanía hacia arriba, que haya gobiernos globales que puedan tomar decisiones”, explica.

En este apartado, Moreno Bau da relevancia a los deberes en casa: “Todas nuestras prioridades pasan por una primera urgencia: la reestructuración institucional, jurídica y financiera del sistema de la Cooperación Española, algo absolutamente imprescindible para adecuarnos a la realidad la Agenda 2030 y la transversalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Esta reforma, dice, está ya en marcha y su deseo es que esté lista a finales de 2021. “España es un socio confiable y clave del sistema multilateral, pero hay que actualizarse. En realidad, todo el engranaje de la cooperación internacional está cambiando para ser capaz de afrontar los nuevos desafíos del cambio climático, la salud global, las migraciones o la pobreza”, puntializa.

“Los gobiernos de los países afluentes van a recibir mucha presión interna para atender al fuerte impacto socioeconómico negativo y a las expectativas de sus poblaciones, en competencia con sus compromisos de apoyo al desarrollo”, recuerda Plasència. La primera respuesta a la covid-19 “ha ofrecido señales esperanzadoras”, considera Cortada. Pero al mismo tiempo ha evidenciado la incapacidad de constituir en un Gobierno global “que establezca la recuperación como prioridad por encima de los beneficios de grupos particulares”.

Esa es, insiste Pajín, una tarea urgente para este año, aunque el populismo y el nacionalismo representan una amenaza. Coincide Cortada: “Nuestros Gobiernos han tenido una visión nacionalista, y de forma tácita, han permitido que prevalezca el interés particular y los beneficios de grupos de interés muy poderosos sobre el bien común, la protección de la salud pública y las ayudas a las personas y países más vulnerables afectados por la covid-19. Cambiar la dirección de esas decisiones, y que se privilegien los bienes comunes, desde un nuevo multilateralismo es el mayor reto del 2021″.

6. Financiar el desarrollo

Tener instituciones fuertes, que primen el bien común frente al particular, no es el único ingrediente para poder luchar contra a pobreza, la desigualdad, el hambre o garantizar educación y sanidad a los ciudadanos. Los fondos son igualmente necesarios. Pero “existe un riesgo evidente de que las economías más desarrolladas contraigan su ayuda y hagan un repliegue hacia dentro de sus fronteras, dejando de financiar otras crisis como el hambre masiva en África o en el sudeste asiático”, advierte Longué

Mientras los países más ricos se han ayudado a sí mismos con 11 billones de dólares, la ayuda oficial al desarrollo ha permanecido estancada

Lo mismo teme Pajín. “No se debe reducir la financiación. Ahora va a haber una reorientación de fondos hacia la urgencia, que además pone de manifiesto problemas estructurales”, reconoce. Los datos apuntan que ese repliegue se está produciendo. “Mientras los países más ricos se han ayudado a sí mismos con 11 billones de dólares, la ayuda oficial al desarrollo ha permanecido estancada y el alivio de la deuda ha sido de tan solo de 5.700 millones para los países que más apoyo necesitan”, enumera Cortada.

Rodríguez Amayuelas lo tiene claro: la financiación del desarrollo a nivel global se va a ver recortada porque los Estados van a destinar sus fondos a recuperar sus economías. “Y porque, en general, la bajada de las rentas nacionales de todos los países como consecuencia de la crisis va a suponer un menor porcentaje de ayuda al desarrollo en términos absolutos”, advierte. Moreno Bau promete que el Gobierno de España mantiene el compromiso de “elevar de manera gradual el porcentaje de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) hasta el 0,5 % de la Renta Nacional Bruta a final de legislatura”.

Y un deseo…

¿Qué le piden a 2021 los expertos a los que hemos consultado?

  • Leire Pajín (REDS): “Me gustaría que este año sea definitivo e importante en la lucha contra la violencia de género. La pandemia no debe ocultar otras tareas olvidadas como esta. Hay que volver a colocarla en el corazón de la agenda”.
  • Gustavo Suárez Pertierra (Unicef España): “Lograr la reapertura de las escuelas en condiciones de seguridad, retomar las campañas de vacunación y conseguir que los servicios sociales y sanitarios vuelvan a estar 100% operativos en todos los países del mundo”.
  • Antoni Plasència (ISGlobal): “Me gustaría que se avanzase en la cooperación al desarrollo a través de los programas de investigación, innovación y formación, con partenariados de centros y universidades de países del Norte con sus homólogos en los países del Sur global, especialmente en África y Latinoamérica”.
  • Andrés Rodríguez Amayuelas (Coordinadora ONGD): “Concitar un amplio respaldo de la sociedad española a una nueva ley de cooperación para el desarrollo sostenible que reconozca que vivimos en un mundo interdependiente y que impulse medidas radicales y de modo urgente. Es una cosa pequeñita en el contexto global, pero es en lo que podemos empujar para que sea realidad”.
  • Ángeles Moreno Bau, Secretaria de Estado de Cooperación: “Desearía que fuéramos capaces de trasladar a la ciudadanía el sentido profundo de la cooperación, ahondar en la perspectiva humana de esta profesión que, sostenida sobre imperativos éticos, supone una gran empresa de progreso y bien común”.
  • Franc Cortada (Oxfam Intermón): “Un gran acuerdo para convertir todas las vacunas covid-19 en un bien público de acceso universal, libres de patentes. Y un compromiso universal por una recuperación sostenible, justa y que priorice a las mujeres y niñas”.
  • Olivier Longué (Acción Contra el Hambre): “Nos gustaría ver un avance decisivo hacia la consecución del segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible: Hambre Cero”.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-01-03/2021-un-ano-para-reorganizar-las-prioridades-de-la-humanidad.html

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Cristo, fundador del antimperialismo

Por: Atilio A. Boron 

Aclaraciones imprescindibles para un debate necesario.

Hace tres años, para la Navidad del 2017, escribí el texto que agrego a continuación. Su difusión generó en ese momento una fuerte controversia. Desde los sectores conservadores de la Iglesia Católica llovieron todo tipo de críticas contra esta interpretación del legado de un personaje histórico como Jesucristo. El escándalo y la abominación fueron las marcas de estas fallidas defensas de la “verdad oficial” defendida por la institución. Los sempiternos y omnipresentes voceros del imperialismo se unieron a ella, sobre todo por las consecuencias políticas y económicas de esta reconstrucción del mensaje que nos hereda Cristo más allá de cuestiones teológicas que no son de mi interés examinar. Algunas pocas voces procedieron del marxismo vulgar, ecos lejanos de un correcto anticlericalismo pero incapaz de distinguir entre el discurso de Cristo y la corrupción del mismo en manos de la burocracia eclesiástica.

Transcurrido cuatro años de trumpismo y, (a) ante la acentuación de los rasgos más criminales del imperialismo contemporáneo y, (b) los enormes desafíos que nos plantea la refundación de un orden social e internacional post-capitalista a la salida de la pandemia me ha parecido conveniente reproducir aquel breve escrito en donde se subraya la actualidad del mensaje original de Cristo para las luchas antiimperialistas. Por eso lo reproduzco con varias aclaraciones, introducidas todas ellas entre paréntesis. ¡Aquí les va!

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Hoy se recuerda el nacimiento de Cristo, hijo de un artesano y carpintero, vástago de una familia judía de refugiados y migrantes. (Refugiados y migrantes suman, al día de hoy, unas 80 millones de personas) De niño se destacó por su inteligencia, su humanismo y su finísimo sentido de la justicia que dejó en ridículo a los doctores de la ley del Sanedrín. (En la actualidad esos doctores dictan cátedra en universidades y difunden sus mentiras por los medios de comunicación, y también suelen quedar en ridículo, pero los medios los protegen) Echó a latigazos a los mercaderes del templo y condenó la usura. (eso hoy se llama “irracional rechazo a las leyes de la economía”, o populismo económico) Siempre estuvo del lado del pueblo, de los oprimidos, de los excluidos, de los otros y las otras estigmatizadas, con María Magdalena como caso paradigmático. (¡Populismo recargado!) Condenó la hipocresía y el sesgo antipopular de las leyes que regían en Judea. (Vocación autoritaria, desprecio por las instituciones republicanas y la división de poderes) Criticó al imperialismo de su tiempo, el romano; a los lacayos que lo representaban y a los sacerdotes y fariseos que elaboraban doctrinas para demostrar que la fidelidad a Roma era lo mejor que podía hacer el pueblo judío. (Con el antiimperialismo “nos salimos del mundo”, dicen en Argentina. El “mundo” repudia la vacuna rusa, llamada también “soviética”, por los lacayos, sacerdotes y fariseos de hoy) Por eso se lo recuerda como el primer gran luchador antimperialista de la historia. (Más de medio siglo antes Espartaco encabezó una gran rebelión de esclavos contra la por entonces República Romana. Pero al carecer de una doctrina filosófica la derrota en el campo militar y político hizo que el heroísmo de los esclavos no pudiera dar origen a una nueva fuerza política) Por su prédica que movilizaba multitudes Cristo fue detenido, escarnecido, torturado y en un juicio infame sentenciado a muerte en las pascuas judías del año 33. (Esto hoy lo hacen el “lawfare” y el sicariato mediático que manipula las mentes y los corazones de la población) Nos legó una doctrina basada en el amor, el afán insaciable de justicia y el rechazo al poder del dinero, del imperio y sus sirvientes. (Che Guevara: “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”; “es capaz de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometido contra cualquiera en cualquier parte del mundo”) Por eso sólo se es verdaderamente cristiano si se es revolucionario. (He ahí el fundamento de la Teología de la Revolución: Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Frei Betto, etcétera) Y nos legó también otra enseñanza: que no basta con poseer las ideas correctas si no se construye una organización capaz de convertirlas en el motor de la historia. Por eso le encomendó a sus apóstoles, a los cuadros de la nueva fe, crear un instrumento político de convocatoria universal que congregase a los pueblos sometidos por Roma –que en esa época histórica se traducía como “iglesia”- para oponerse al imperio romano y al poder establecido en Judea y para construir un nuevo mundo. (Gramsci estableció una correlación entre Marx, fundador del materialismo histórico, y Lenin, creador de su aparato político, y Jesucristo, creador de una nueva cosmovisión universal, y su iglesia de los primeros tiempos, antes de que traicionara el legado de su fundador)
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El calor del debate sobre la figura histórica de Cristo hizo que incorporara en apoyo a mi tesis un pasaje luminoso de Federico Engels. En su célebre “Introducción” de 1895 para la nueva edición de libro de Karl Marx Las Luchas de Clase en Francia de 1848 a 1850 de Karl Marx, Engels pone punto final a su escrito introductorio con las siguientes palabras:

ʺHace casi mil seiscientos años operaba en el Imperio Romano un peligroso ‘partido revolucionario`. Minaba la religión y todas las bases del Estado; negaba categóricamente que la voluntad del emperador fuese la suprema ley; carecía de patria, era internacional; se propagó por todo el reino, desde las Galias al Asia, y aun más allá de los límites del Imperio. Por mucho tiempo había trabajado bajo tierra y en secreto, pero de algún tiempo se sentía lo bastante fuerte para salir abiertamente a la luz del día.

Este ‘partido revolucionario’, conocido con el nombre de Cristianos, tenía también una fuerte representación en el ejército; legiones enteras estaban integradas por cristianos. Cuando se les ordenaba asistir a las ceremonias de sacrificio de la iglesia pagana establecida, para servir como guardia de honor, los soldados revolucionarios llevaban su insolencia hasta el grado de fijar en sus yelmos símbolos especiales —cruces—. Las usuales medidas disciplinarias de cuartel, impuestas por los oficiales, demostraban ser inútiles. El emperador, Diocleciano, no podía ya contemplar tranquilamente aquello y ver cómo el orden, la obediencia y la disciplina estaban minados en el ejército. Promulgó una ley antisocialista; perdón, anticristiana. Las reuniones de los revolucionarios fueron prohibidas, sus lugares de reunión cerrados o demolidos, los símbolos cristianos, cruces, etc., fueron prohibidos, como en Sajonia se prohíben los pañuelos rojos de bolsillo. Los cristianos fueron declarados incapaces de ocupar cargos en el Estado; ni siquiera podían ser cabos. Puesto que en aquel tiempo no había jueces bien ʹentrenadosʹ en lo que respecta a la ʹreputación de una personaʹ, como presupone la ley antisocialista de Herr Koller, a los cristianos simplemente se les prohibía exigir sus derechos ante un tribunal de justicia. Pero esta ley excepcional también resultó inefectiva. En desafío, los cristianos la arrancaron de los muros, más aún, se dice que en Nicomedia incendiaron el palacio del emperador pasando por encima de él. Este se vengó entonces por medio de una gran persecución de su clase. Fue tan efectiva que, diecisiete años después, el ejército se hallaba compuesto en gran parte de cristianos, y el próximo gobernante autócrata de todo el Imperio Romano, Constantino, llamado ʹel grandeʹ por los clericales, proclamó el cristianismo como la religión del Estado.ʺ

¿Se entiende ahora, gracias a la exposición histórica que hace Engels? ¿Se entiende también por qué la Iglesia terminó traicionando el legado revolucionario de su fundador? ¿Se entiende por qué la derecha y el imperialismo abonaron la tesis que convirtió al rebelde judío en un “adocenado adorador” del statu quo, con todas sus lacerantes injusticias y atrocidades? Fue por esto que en las últimas décadas del siglo pasado el Papa Juan Pablo II lanzara, con el beneplácito de sus grandes aliados: Ronald Reagan y Margaret Thatcher, una “santa cruzada” contra la Teología de la Liberación y los curas villeros, los de la opción por los pobres, restaurando la visión conservadora y reaccionaria de Jesucristo, apartando a los curas populares de sus comunidades, acallándolos y persiguiéndolos sin pausa, abriendo las puertas al avance de las versiones más retrógradas del catolicismo representada en los episcopados y la burocracia romana y el neopentecostalismo sutilmente orquestado por el imperialismo, para convertirlo en la base social de apoyo de títeres de la Casa Blanca como Jair Bolsonaro en Brasil y otros en diversos países.

Es todo, (por ahora)

¡Feliz Navidad 2020, por un despertar de la conciencia revolucionaria para construir el nuevo mundo pospandemia!

Fuente e imagen: https://rebelion.org/cristo-fundador-del-anti-imperialismo/

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Efemérides de la Filosofía

Yo he preferido hablar de cosas imposibles porque de lo posible se sabe demasiado”. Silvio Rodríguez

Una y otra vez, Phil Connors se despierta en el mismo lugar, a la misma hora y en el mismo día. Es una metáfora fílmica (1993) traducida al español como “Día de la Marmota”. Puede aplicarse, con algunos retoques, a la pesadilla ideológica burguesa, espesa y esclerotizada, en la que despertamos diariamente sin aparente cambio… ni escapatoria. Son los vestigios del “empiriocriticismo” que Lenin desmenuzó (1908) pero estirados por décadas para esconder las tensiones entre clases sociales; para ocultar el pensamiento emancipador y enjaular las mejores tesis maduradas en las luchas recientes. No es la Filosofía, como actividad productora de pensamiento crítico, lo que está en decadencia, son las ideas de la clase dominante. Funérea.

¿Qué baratijas ideológicas podrán convencernos de aceptar, más tiempo, el negocio macabro de las industrias bélicas; qué palabrerío podrá convencernos de tolerar el espectáculo de pobreza que se transmuta en miseria y hambrunas; con qué saliva querrán anestesiarnos mientras nos despojan del trabajo, la vivienda, la salud, la educación… mientras insisten en que les aplaudamos como focas adictas? Los 2153 milmillonarios que hay en el mundo, poseen más riqueza que 4600 millones de personas (un 60% de la población mundial), según revela Oxfam en un informe publicado hoy, la víspera del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). Este mundo debe salir del capitalismo, y todos sus desastres, inmediatamente.

Esa riqueza que tienen secuestrada unos cuantos, alcanza para resolver el 70% de los problemas materiales básicos de la humanidad. Lo que falta puede producirse en un plazo muy corto si nos organizamos para resolver los malestares y las necesidades comunes. No es imposible, aunque los filósofos serviles del establishment se desgañiten en negarlo. En algunos países, que se han atrevido a combatir la corrupción, y que se esfuerzan por poner los intereses sociales por encima del Capital, sólo por ese concepto generaron respaldos presupuestales suficientes para sortear bien las crisis que el capitalismo genera. Esa es la filosofía correcta.

Nos urge un Humanismo de Nuevo Género, Humanismo de lo Concreto. Sin enredos ni simplismos, sin escapismos, sin  soluciones fantasmales, idílicas ni ilusionistas. Tal Humanismo, que hoy nos urge debe ser, a su vez, una praxis, o actividad transformadora del sujeto que se humaniza con su praxis, en el sentido de una praxis que caracteriza a todos los seres humanos dispuestos a modificar las condiciones históricas concretas, es decir, la realidad preexistente que, para ser superada, exige el despliegue real-concreto del colectivo que, también, se convierte y asciende a la Historia para hacerse en ella haciéndose. La actividad concreta de los humanos significa, en este sentido, pasar a una situación revolucionaria y permanente. El humanismo de nuevo género como modo superior de la praxis que se desarrolla a partir de ella, haciéndose renovación e innovación constante e inagotable en ella misma. Algunos “ingeniosos talentos” toman la Historia por mano propia y narran las luchas sociales reduciéndolas a obras individuales. Parecería que las gestas emancipadoras son obra de un hombre solo y con eso desfiguran la lucha de clases y el esfuerzo organizativo. Nos asfixia el individualismo.

En el epicentro de un mundo infestado con humillaciones contra la clase trabajadora, ahogado en falacias “informativas”, atiborrado de vulgaridad, chapucería y banalidades. Un mundo hundido en miedos, individualismo y egolatrías; saturado por petulantes y mediocres, doctorados en nadería y creacionismos a medida; donde hacen su festín los publicistas y las iglesias, los pornógrafos y los pedofilos… donde se prostituye todo y se mercantiliza el alma, el capitalismo reina a sus anchas y pudre todo lo que encuentra al paso. Además, hay tanto traidor, tanto blandengue, tanto trepador, tanto oportunista, tanto reformismo… que más nos vale trabajar rigurosamente o de lo contrario nos sepultará más de lo mismo. Esto es intolerable.

Hay que emancipar a la Filosofía para que se convierta en herramienta emancipadora. En esta etapa de pandemia belicista, evidente y subyacente, los filósofos han de asumir su trabajo con responsabilidades renovadas y métodos transformadores de acción directa. No hay tiempo para diletantes. No hay lugar para burocracias bibliográficas ni para farándulas de gurús. Hay que declarar la abolición de la esclavitud semántica y la supresión de todo fanatismo con manuales esotéricos. El caso más aberrante de “Crimen Organizado” a nivel mundial, se llama Capitalismo. En sus más de tres siglos, organizó la destrucción del planeta, la depredación de la condición humana, pobreza, miseria y hambrunas. Ha humillado a los seres humanos y amenaza al futuro.

Es necesario someter a la Filosofía a un proceso histórico de objetivación en la sustancia del ser social hacia un humanismo que no es sino la historia de la emancipación humana en el debate capital-trabajo. Desactivar la ideología de la clase dominante. Humanismo concreto para enriquecer la hostilidad sistemática contra el capitalismo, como etapa histórica concreta, en cuanto realidad concreta, con sus determinaciones específicas, bajo la dialéctica de la emancipación. Tal humanismo construirá su definición real – esencialmente – por su praxis productiva, o sea, por una actividad práctica con la que no sólo produzca un mundo que se transforma sino que, en su transformación, se supere dialécticamente.

Necesitamos un Humanismo concreto, histórico y creador, no abstracto sino expresión del conjunto de las relaciones sociales, incluso con sus conflictos madre, como perfeccionamiento ético y espiritual, que rescate las mejores luchas emancipadoras contra la alienación y los atentados a la libertad humana. Esta construcción del humanismo real, se necesita para transformar el mundo existente, conservando sólo lo mejor pero no para reconciliarse entre antagónicos. Un humanismo que debe ser condición fundamental en la conciencia, como necesidad y posibilidad de la transformación del mundo. Conciencia que debe tener una interpretación verdadera y científica del mundo y una crítica consensuada de lo existente

En otros términos, nos urge un Humanismo dialéctico producto de su propia praxis así como del conjunto de condiciones sociales que se desarrollan en nuestro período histórico, Humanismo que transforme sus propias circunstancias y elimine, concretamente, las condiciones objetivas y subjetivas que oprimen, explotan y humillan a los seres humanos. Humanismo concreto, histórico y creador como herramienta para la realización plena del ser humano; la dignidad humana, lo mismo individual que colectiva; la libertad consensuada; la creatividad que distingue a lo humano. Humanismo como programa político que incluya, en su táctica y estrategia, la emancipación de la libre creatividad para resolver necesidades pragmáticas, emocionales y estéticas.

Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de  confrontar nuestra observación con esos sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.” (Lenin) Humanismo crítico de lo existente…del capitalismo en primer lugar; crítica de todas las calamidades sociales, engendradas por él. Humanismo para producir, en consenso, los bienes sociales en los que encarnan valores fundamentales de buen vivir que bajo capitalismo se limitan, se asfixia o se esconden criminalmente. El concepto de Humanismo que aquí se esboza, entraña no sólo la conciencia de su carácter deseable, posible y realizable (Sánchez Vazquez) donde se comprometen valores por los que considera necesario, digno e indispensable luchar, y no sólo, profesar sacrificios y esfuerzos o limosnas filantrópicas. Necesitamos un Humanismo que por la superioridad de sus valores se oponga y combata a un sistema por esencia opresor y explotador con la convicción de que su programa puede ser realizado si se recurre a la planeación, la organización y la acción conscientes incluso cuando las condiciones coyunturales son adversas. La humanidad necesita, además, el Humanismo para no desaparecer bajo la barbarie, que hoy adquiere formas extremas como barbarie militar, bancaria, ecológica, nuclear y mediática. Humanismo para derrotar, también, a la pandemia de feminicidios.

Esto quiere decir que es indispensable enfrentar los desastres creados por el capitalismo y sus falacias filosóficas; trabajar sobre las contradicciones específicas y dialécticas para asegurar la liberación de la humanidad con un Humanismo de nuevo género como programa permanente de acciones históricas… y como acciones de la vida diaria. Humanismo de las condiciones y determinantes socio-económicos concretas, de la práctica transformadora que aún ha de ser desarrollada. Praxis humanista que se produce para combatir las falacias que reducen a las personas a simple reflejo mecánico de las contradicciones objetivas; humanismo que se imponga al análisis de lo concreto organizándonos contra las determinaciones inhumanas realmente existentes. Humanismo, pues, para romper el círculo vicioso que nos hace despertar, a diario, víctimas de la misma pesadilla ideológica. Que se repite…y se repite.

Fuente: https://rebelion.org/efemerides-de-la-filosofia/

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Animalismo e inteligencia artificial ¿Dónde quedamos los humanos?

Por: Alejandro Galliano


Desde hace tiempo, el animalismo y la inteligencia artificial vienen poniendo en cuestión el mundo antropocéntrico: los animales y los algoritmos fueron cambiando su estatus, mientras el lugar del ser humano se tornaba más problemático. Sin una naturaleza adonde volver, el mundo se volvió un artificio humano cada vez más extraño a los propios humanos.

Puede ser que en el futuro hablemos del «lockdown de 2020» como hoy hablamos del «crack de 1929»: un evento absolutamente inesperado para la mayor parte de sus protagonistas, que trastornó el funcionamiento del mundo entero e intensificó una serie de tendencias previas. Si la crisis de 1930 redimensionó debates sobre el funcionamiento del capitalismo, el rol del Estado y los sindicatos que databan de fines del siglo xix, el covid-19 y sus consecuencias reactivan discusiones sobre la automatización del trabajo, el ingreso básico universal y el saneamiento del medio ambiente por el decrecimiento de la producción y el consumo.

La experiencia del covid-19 también afecta a una cuestión más abstracta y especulativa pero que enmarca las anteriores: la relación de la humanidad con su entorno no humano, cuya interacción se altera a partir de tres datos de la pandemia:
– la posible etiología del virus pone en entredicho la viabilidad de la ganadería como actividad económica;
– la aceleración de la digitalización incrementa nuestra dependencia de tecnologías que pueden escapar del control humano;
– finalmente, la pandemia se suma a otros fenómenos, como el calentamiento global, que demuestran que el ser humano está a merced de fuerzas que desató pero que no puede controlar.

Así, los animales y los algoritmos parecen destinados a tener un estatuto diferente al final de la peste. Y, consecuentemente, los seres humanos que hasta ahora nos consideramos sus dueños y creadores, también.

La inviabilidad material del ganado

El rumor que responsabilizó de la propagación del covid-19 al consumo chino de carne de murciélago escondía una verdad menos pintoresca pero más incómoda: quizás sea el consumo de cualquier carne el que favorece la difusión de todo tipo de virus. El biólogo y fitogeógrafo Robert G. Wallace ha estudiado de qué manera los agronegocios se conectan con las etiologías de las epidemias recientes1. La agroindustria presiona en dos extremos: en las poblaciones periféricas y en las zonas salvajes más allá de la frontera agropecuaria. Allí el ganado y los trabajadores entran en contacto con cepas virales previamente aisladas o inofensivas que, en un entorno de monocultivo sin biodiversidad, no cuentan con un cortafuego inmunitario que ralentice su transmisión. El resto del proceso es conocido: las migraciones de trabajadores y los circuitos comerciales introducen esas cepas en entornos vertiginosos que favorecen los rasgos específicos de una epidemia: ciclos virales rápidos, saltos entre especies y vectores de transmisión. Esa fue la historia de la fiebre bovina africana de 1890, cuya devastación dejó el terreno libre para la mosca tsé-tsé. Esa fue también la historia de la mal llamada «gripe española», antigua cepa de la N1H1 que se incubó en los corrales de Kansas durante el boom alimenticio norteamericano contemporáneo a la Primera Guerra Mundial y se esparció primero por las barriadas sucias y mal alimentadas, y luego por las tropas que cruzaron el Atlántico. Y ese fue el circuito del covid desde el mercado húmedo de Wuhan hasta todos los aeropuertos del mundo.

Pero el ganado no es solamente un agente patógeno. En 2006 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (fao) publicó un estudio titulado «La larga sombra del ganado: problemas ambientales y opciones»2 que afirmaba que la ganadería genera 18% de la emisión de los gases de efecto invernadero del mundo, por encima del parque automotor. Semejante dato suscitó un debate sobre la sustentabilidad de la actividad ganadera, además de varias críticas al método de medición que obligaron a la fao a rectificarse. Pero incluso los críticos del informe reconocieron que las emisiones de la ganadería están entre 5% y 10% del total. El problema es intrínseco al consumo cárnico.

El lugar de la carne en la cadena alimentaria es el de un intermediario: sintetiza las proteínas del forraje o las pasturas que consumió el animal. Pero dista de ser un intermediario eficaz: el corte de carne más barato requiere para su producción más agua, tiempo y espacio que las proteínas vegetales que sintetiza. Así, el consumo de carne no resiste el imperativo categórico que proponía Immanuel Kant para juzgar la ética de las acciones: es imposible de universalizar. Si todos los pobres del mundo quisieran comer carne como un rechoncho ciudadano del Norte global, el sistema colapsaría por la cantidad de recursos consumidos, por las emisiones o, incluso, por el riesgo patógeno. Si podemos seguir criando animales para comerlos es porque su consumo sigue siendo tan excluyente como cuando Enrique viii de Inglaterra devoraba un pollo entero con las manos, tal como lo representa la famosa escena de la película de Alexander Korda. Solo que ahora la elite carnívora es global y no palaciega. Y quizás el covid-19, la escasez económica que causa y las restricciones sanitarias de la nueva normalidad sean la guillotina que viene a destronarla. En ese caso, hoy la Declaración de los Derechos del Hombre nos puede quedar corta. Hay nuevos sujetos.

La inviabilidad ética del especismo

A la inviabilidad material de la cría de ganado se le suma un extendido humor social que entiende crecientemente a los animales como «personas no humanas»3, seres que merecen el mismo trato, los mismos servicios y los mismos derechos que cualquier otra persona. O incluso más que cualquier otra persona. «Se intuye que los animales poseen una dignidad, una lealtad, una resistencia al sufrimiento y la injusticia que no tienen sino unos pocos hombres y mujeres. Esto podría explicar el hecho turbador de que un amor y una compasión por los animales especialmente intensos se den en hombres de un temperamento ideológico odioso y despótico», escribió George Steiner en un ensayo en el que termina hablando maravillas de sus perros4.

Más allá de los humores sociales, la condición animal es una cuestión que mantuvo ocupado al pensamiento occidental en los últimos 45 años. En 1975, el filósofo australiano Peter Singer denunció el maltrato animal en su libro Liberación animal. Allí empleó la ética utilitarista para hacer el siguiente razonamiento: si la igualdad humana es una intuición ampliamente compartida y no queremos incurrir en contradicciones morales, no es posible establecer ningún criterio moral para diferenciar a los animales de los humanos sin dejar afuera también a una cantidad de humanos que no lo posean, sea la capacidad de razonar, la comunicación, la autonomía, etc… La especie a la que pertenezca cualquier individuo sintiente es moralmente irrelevante, y establecer distinciones es una forma de discriminación similar al racismo o el sexismo: el especismo.

Desde la publicación de Liberación animal, el abordaje ético de la condición animal recibió aportes, revisiones y ampliaciones. La discusión alcanzó tal intensidad conceptual y relevancia pública que el mismo Singer advirtió que la ética sola no podría resolverlo; sería necesaria la política5. Es la posta que tomaron, entre otros, Sue Donaldson y Will Kymlicka, una pareja de filósofos canadienses que unieron sus especialidades (respectivamente, los derechos de los animales y la filosofía política) para concebir una teoría política «humanimal», como llaman a esta sociedad híbrida en la que la convivencia de humanos y no humanos ya es un dato irreversible6. Allí intentan establecer principios y categorías que abarquen a todos los animales, desde los domésticos, considerados «ciudadanos», hasta los salvajes, considerados «habitantes de territorios extranjeros soberanos», pasando por los «animales liminares» como ratas y palomas, que conviven en un entorno humano sin ser domesticados.Donaldson y Kymlicka establecen diferentes herramientas políticas para atender a los derechos de estas categorías, desde representantes y ombudsmen para los ciudadanos domésticos hasta el estatuto de refugiado para los animales salvajes desplazados. La propuesta tiene límites insalvables (¿cómo garantizar los derechos de un animal ante las necesidades alimenticias o reproductivas de otro?, ¿qué hacer en el caso de que una comunidad liminar sea declarada plaga?), pero demuestra cuán lejos deberían llegar las soluciones a los problemas éticos planteados por el animalismo. Y también cuán borrosa sería la condición humana en una sociedad pluralista que incluya a los animales como sujetos de derechos plenos y positivos.

Ya Carl Linneo, naturalista sueco del siglo xviii, había ironizado diciendo que hombre es un «animal que debe reconocerse humano para serlo». En efecto, el pensamiento occidental, desde Aristóteles hasta Heidegger, se esforzó en dividir, distinguir y jerarquizar a los seres humanos como articulación de elementos físicos y metafísicos (logos, alma, razón), de la vida meramente biológica del resto de los seres vivos. Así, detrás del Hombre como «medida de todas las cosas» se esconde mal la voluntad de disponer de esas otras vidas, que a lo largo de la Historia podrán ser animales, bárbaros, esclavos, mujeres, judíos, aborígenes, etc7

El filósofo italiano Giorgio Agamben llama «máquina antropogénica» a ese razonamiento que, luego de la crisis del humanismo en el siglo xx, debería ser dejado atrás. Hoy la biopolítica occidental ha terminado por hacer de todos una mera vida. De manera que es buen momento para detener la máquina antropogénica y pensarnos como comunidad viviente. Ya no hay tareas históricas para el ser humano, hemos alcanzado todas nuestras metas alcanzables –concluye Agamben desde su palazzo veneciano–, solo nos queda asumir nuestra propia mera vida en una comunidad pospolítica y abandonarnos a la animalidad8.

Si los límites materiales nos obligan a abandonar la cría de animales para el consumo, eso nos llevará a una nueva convivencia con ellos. Y esa nueva convivencia no solo puede alterar nuestra comunidad política, sino también nuestro estatuto humano dentro de ella. Pero no es la única convivencia que deberemos resolver.

La inteligencia artificial y sus riesgos

Es muy probable que la experiencia del covid-19 acelere la digitalización de la sociedad y la economía, si no es que ya lo está haciendo. Esto es perceptible desde la experiencia cotidiana del aislamiento preventivo, en el auxilio que prestan las plataformas de ecommerce y otros servicios o la difusión del trabajo a distancia gracias a la conectividad. Pero también se observa en esa suerte de deep state sanitario que emplearon exitosamente para rastrear contagios varios países asiáticos, como China o Corea del Sur, naciones experimentadas en pandemias recientes y, a su vez, Estados de vanguardia en tecnologías de vigilancia como el reconocimiento facial y la geolocalización por medio de dispositivos. Algunos observadores han considerado que esa infraestructura sienta las bases para un modelo de gobernanza digital posterior a la pandemia9.

Aun obviando las suspicacias políticas, los riesgos de la digitalización de la vida son inmanentes. En la medida en que se amplíe el uso de plataformas para un creciente número de actividades, el poder de esas tecnologías y de sus titulares sobre la sociedad crecerá sin ningún contrapeso público o legal. Es el caso de WeChat, la megaplataforma china que opera como red social, billetera virtual y marketplace. A medida que más actividades online se realizan dentro de WeChat, esta va «comiéndose» y privatizando la web como espacio de intercambios online libres10. No es aventurado proyectar dinámicas parecidas para constelaciones de plataformas como Google o Facebook, tal como viene denunciando el creador de la web, Tim Berners-Lee11.

Otro problema es la propia lógica de la actual infraestructura digital. El paradigma tecnológico de nuestro tiempo es el llamado sistema ciberfísico (cps, por sus siglas en inglés), la integración de objetos a la red mediante un triángulo de retroalimentación entre la web 2.0 (difundida mediante la internet de las cosas), las plataformas (que permiten la interacción y la extracción de datos) y los algoritmos (procedimientos que incorporan esos datos). Estos últimos son la caja negra alrededor de la cual danza nuestra vida online. No solo porque su diseño y programación son competencias reservadas a técnicos y coders que operan a espaldas de cualquier protocolo público, sino además porque la capacidad que tiene un algoritmo de «aprender» de un flujo incontrolable de datos puede llegar a emanciparlo de cualquier control humano.

En 2017 un grupo de técnicos de Facebook puso a conversar a dos chatbots o programas de inteligencia artificial, hasta que advirtieron que estaban desarrollando un idioma propio y los desconectaron12. Ya en 1965, Irving John Good, un matemático británico que trabajó como criptólogo junto a Alan Turing, había advertido sobre la posibilidad de que una superinteligencia artificial se rebelara contra sus creadores humanos. De hecho, el propio Good asesoró poco después a Stanley Kubrick para el conocido final de la película 2001, A Space Odyssey. A partir de la década de 1970, los desarrollos de inteligencia artificial entraron en un «invierno», como se llama a un periodo de relativo estancamiento en el interés, las innovaciones y el financiamiento de una tecnología. Con el desarrollo del cps en el nuevo siglo, la inteligencia artificial se aceleró y aquellos temores de Good retornaron.

Hoy hay en el mundo un puñado de instituciones dedicadas a investigar y alertar sobre los riesgos de la inteligencia artificial: el Future Humanity Institute de la Universidad de Oxford, fundado y dirigido por el filósofo transhumanista Nick Bostrom; el Center for Study of Existential Risk de la Universidad de Cambridge, creado por Martin Rees, astrónomo de la Royal Society, y Jaan Tallinn, ceo y fundador de Skype; el Machine Intelligence Research Institute de la Universidad de Berkeley, dirigido por Eliezer Yudkowsky, además de los llamados de atención de científicos como George Church o Stephen Hawking y de empresarios de Silicon Valley como Bill Gates, Elon Musk y el ubicuo paleolibertario Peter Thiel. La proyección que sostiene esa alarma es bastante sencilla: la cantidad de recursos dedicados al desarrollo y perfeccionamiento de la inteligencia artificial es infinitamente superior a los dedicados a tecnologías de seguridad sobre ellas. Según Nate Soares, director ejecutivo del Machine Intelligence Research Institute, es como si supiéramos que en una década van a invadirnos extraterrestres y no hiciéramos nada por evitarlo. Bostrom es más cauto: no es que la inteligencia artificial vaya a ser hostil con nosotros, sino que será indiferente hasta la crueldad, como lo fuimos nosotros con las otras especies. Si le pedimos a una inteligencia artificial que maximice la producción de clips para papel probablemente reducirá todo el material útil del planeta a clips y destruirá el resto13.

Stuart Russell, especialista en inteligencia artificial de la Universidad de Berkeley, opina que se trata esencialmente de un problema de comunicación: debemos aprender a comunicar a las máquinas nuestros deseos de manera lógica, al tiempo que ellas deben aprender a observar la conducta humana, sacar inferencias y jerarquizar acciones. Todo lo cual, paradójicamente, las acercaría a la condición humana.

Los derechos de las máquinas

Un tema discutido por juristas de todo el mundo acerca de los hipotéticos derechos de la inteligencia artificial es el copyright de sus cada vez más frecuentes «creaciones»: textos, imágenes y música hechos por un algoritmo. Hasta ahora hay consenso en no reconocerle derechos de autor a una inteligencia artificial, lo cual deja abierto un importante vacío legal.

Un debate más extraño sobre el trato con seres artificiales se dio hace unos años con la publicación del libro Love and Sex with Robots [Amor y sexo con robots] de David Levy, un maestro internacional de ajedrez que se involucró en el desarrollo de inteligencia artificial ajedrecística hasta terminar en los sexbots. «Un robot sexual –afirma Levy– nos permitiría aliviar nuestro aburrimiento y tensión sexual con nuevas experiencias, aun careciendo de carga emocional». La respuesta provino del colectivo Campaign against Sex Robots, que se preguntó por el tipo de conducta que desarollaría una persona habituada a tener relaciones sexuales con un malebot o una fembot que no puede negarse (o peor, que puede ser programado para negarse solo para alimentar la fantasía de la resistencia y posterior sometimiento)14.

El debate no escapa del cuadrante antropocéntrico: se trata del placer humano contra la posible cosificación humana. Pero en caso de perfeccionar la inteligencia artificial hasta permitirle incorporar las emociones como datos a sus algoritmos y aprender de ellos, ¿qué efecto tendrían las violencias ejercidas contra las máquinas? ¿En qué punto su capacidad de inteligir e interpretar las acciones humanas no nos obligaría a restringir nuestras acciones ante ellas? ¿En qué punto esas restricciones no serían la base de una nueva ética?

No son dilemas que introduzca la inteligencia artificial, esta solo los actualiza. La robótica nació bajo el signo de esa duda. Solo hay que recordar que la palabra «robot» surgió en la obra teatral de 1920 rur (Robots Universales de Rossum) de Karel Čapek. En la obra, rur es una empresa que fabrica androides para trabajar. Hasta que una activista les inocula sentimientos humanos. Los robots se rebelan, pero rur no puede dejar de fabricarlos porque la humanidad depende de ese trabajo. La humanidad es aniquilada y los robots descubren el afecto que les permitirá procrearse y fundar una nueva especie.

Todo esto puede resultar una cuestión excesivamente especulativa en medio del sufrimiento y la urgencia de una pandemia. Pero es precisamente la pandemia la que acelera la digitalización, difunde el cps y alimenta una inteligencia artificial que ya cubre al mundo. O trepa dentro nuestro. Antes de la pandemia, el think tank futurista The Millennium Project auguró para 2050 la emergencia de una Inteligencia Artificial General capaz de reescribir su propio código y de fusionarse con nosotros en un continuo cuerpo-dispositivos-redes: el smartphone como prolongación de la mano, la digitalización como prótesis. Ya con la pandemia en marcha, Paul B. Preciado denunció las tecnologías asiáticas de control y testeo como una nueva biopolítica15. El covid-19 puede entonces acelerar también la digitalización del cuerpo humano. En ese caso, la nueva normalidad hará aún más difícil distinguir entre robots y humanos, inteligencia artificial e inteligencia natural, personas y cosas.

Tres salidas políticas al humanismo

Ninguna catástrofe trae un nuevo mundo bajo el brazo, solo intensifica tendencias previas. La inviabilidad del especismo y la digitalización de la vida no son inventos de la pandemia pero, tal como vimos, pueden acelerarse hasta dejar a la condición humana al borde del abismo. En ese caso, la humanidad deberá enfrentar esa nueva realidad apelando a sus recursos previos. Uno de los cuales es, paradójicamente, el antihumanismo. De Martin Heidegger a Michel Foucault, y de Norbert Wiener a Donna Haraway, gran parte del pensamiento del siglo xx anuncia, denuncia o celebra el fin del humanismo como ideología antropocéntrica. Solo que hay muchas maneras de hacerlo, con diferentes consecuencias políticas.

La primera, la más brutal, es cosificar a la humanidad, desencantar completamente al género humano para devolverlo a la naturaleza como otro ser sintiente o para reducirlo a mero dispositivo físicamente regulable. No es un horizonte muy distinto de aquel al que nos pueden conducir la instrumentalización intrínseca del capitalismo o la escasez de su colapso. Y, sobre todo, no resuelve ninguno de los problemas planteados en este artículo. Reducir al ser humano a la condición de máquina o animal en el preciso momento en que las máquinas y los animales se acercan al estatuto de personas es, en el mejor de los casos, igualar hacia abajo; en el peor, claudicar ante la rebelión de las cosas.

La segunda salida del humanismo es disolverlo en el lenguaje. El ser humano es en gran medida una construcción del ser humano, un sujeto formateado por siglos de discursos y representaciones. El mismo lenguaje que construyó al humano podría deconstruirlo. Es la apuesta de la filosofía continental europea del siglo pasado, y es un buen punto de partida. Pero en este momento el ser humano se enfrenta a fenómenos como la inteligencia artificial, el calentamiento global o el covid-19 mismo, que no solo no son resultado del lenguaje sino que difícilmente se dejen deconstruir por él. Dejar todo librado al lenguaje es someterse a todo aquello que el lenguaje no controla, como el creyente que en medio de un incendio se limita a murmurar sus palabras mágicas.

La tercera salida es crear una nueva convivencia con las cosas. Durante milenios la humanidad estuvo expuesta a la naturaleza incontrolable y desarrolló la técnica para enfrentarla. Es la historia del homínido que construye una choza para protegerse de la lluvia. Pero hoy, cuando pareciera que la naturaleza no tiene misterios para el ser humano, esa tecnología se constituyó en una segunda naturaleza incontrolable. Desde el Antropoceno hasta la inteligencia artificial, el mundo es un artificio humano que se volvió extraño para los humanos. Ya no hay naturaleza adonde volver y el lenguaje por sí solo no podrá con todo esto. Durante milenios la humanidad usó las cosas mientras aprendía a gobernarse a sí misma. Hoy debe gobernar a los algoritmos y ampliar los derechos de los animales. Esto es, incorporar personas no humanas a las cuestiones humanas; convivir con las cosas.

En términos políticos, la izquierda debería ser la mejor preparada para esta tarea. Si su horizonte último siempre fue la igualdad humana, y su praxis, la creación de instituciones y políticas que la facilitaran, hoy solo habría que ampliar ese horizonte y esa praxis hacia una igualdad radical que incluyera a personas no humanas. Y si la «nueva normalidad» nos obliga a pensar en formas de ingreso no salarial, austeridad y digitalización que afecten el estatuto del ser humano como productor y consumidor, esa igualdad radical puede ser el horizonte hacia el cual conducir una nueva relación entre las personas y las cosas.

Relacionados
  • 1.R. Wallace: Big Farms Make Big Flu: Dispatches on Influenza, Agribusiness, and the Nature of Science, Monthly Review, Nueva York, 2016.
  • 2.Henning Steinfeld, Pierre Gerber, Tom Wassenaarm, Vincent Castel, Mauricio Rosales y Cees de Haan: Livestock’s Long Shadow, FAO, Roma, 2006.
  • 3.El concepto de «persona no humana» adquirió relevancia jurídica y mediática a partir del «caso Sandra», una orangutana mestiza a la que la justicia argentina le reconoció ese estatuto para devolverle sus derechos y ordenar su traslado desde el Zoológico de Buenos Aires a una reserva. Ver Enric González: «‘Sandra’, la orangutana que se convirtió en ‘persona’» en El País, 22/6/2019. Recordemos que para el derecho argentino, como para casi todo el derecho occidental, un animal tiene el estatuto de «cosa».
  • 4.G. Steiner: «Del hombre y la bestia» en Los libros que nunca he escrito, Siruela, Madrid, 2008.
  • 5.Catia Faria: «Liberación animal, de Peter Singer: 40 años de controversia» en eldiario.es, 22/4/2015.
  • 6.S. Donaldson y W. Kymlicka: Zoopolis. Una revolución animalista, Errata Naturae, Madrid, 2018.
  • 7.Paula Fleisner: «Hominización y animalización. Una genealogía de la diferenciación entre hombre y animal en el pensamiento agambeniano» en ContrastesRevista Internacional de Filosofía vol. XV, 2010.
  • 8.La animalización también podría tener un sentido emancipador. Para el filósofo francés Mark Alizart, el desprecio cultural hacia los perros («perro» es un insulto en casi todos los idiomas) esconde la vergüenza humana ante un rasgo que la humanidad solo comparte con ellos: la servidumbre voluntaria. Reconocer a los perros es reconciliarnos con nosotros mismos, «es al experimentar un devenir-perro que verdaderamente se podría experimentar un devenir-humano». Ver M. Alizart: Perros, Ediciones La Cebra, Adrogué, 2019.
  • 9.Byung-Chul Han: «La emergencia viral y el mundo de mañana» en El País, 22/3/2020.
  • 10.Yiren Lu: «China’s Internet Is Flowering. And It Might Be Our Future» en The New York Times Magazine, 13/11/2019. V. tb. Connie Chan: «When One App Rules Them All: The Case of WeChat and Mobile in China» en a16z.com, 6/8/2015.
  • 11.«Tim Berners-Lee on Re-Engineering the Web Around People», entrevista en Techonomy, 19/11/2018.
  • 12.Andrew Griffin: «Facebook’s Artificial Intelligence Robots Shut Down after They Start Talking to Each Other in Their Own Language» en Independent, 31/7/2017.
  • 13.Para un resumen de las posturas sobre los riesgos de la inteligencia artificial, v. Mark O’Connel: To Be a Machine, Granta, Londres, 2017, cap. 5.
  • 14.Adam Rogers: «The Squishy Ethics of Sex With Robots» en Wired, 2/2/2018.
  • 15.P.B. Preciado: «Aprendiendo del virus» en El País, 28/3/2020

Fuente e imagen: https://nuso.org./articulo/animalismo-e-inteligencia-artificial/

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La chispa de las brigadas médicas cubanas

Por. Hedelberto López Blanch

 

A lo largo de casi seis décadas, millones de personas de diferentes continentes se han beneficiado con la ayuda médica cubana.

Esa lucha por la salud y la vida en otras partes del mundo tuvo la chispa inicial el 23 de mayo de 1963, cuando salió desde Cuba hacia la recién liberada República de Argelia la primera brigada internacionalista cubana.

De sus 55 integrantes iniciales, que en total llegaron a 57 contando a otros dos jefes de brigada que rotaron en esa etapa y a un médico que se les integró, ya solo quedan vivos una decena. El tiempo pasa implacable por nuestras vidas y no ofrece perdón.

Por eso me resultó muy agradable localizar al doctor Pablo Resik Habid, quien fungió como jefe de esa primera brigada médica, aunque se incorporó unos meses más tarde, en enero de 1964, a solicitud del entonces ministro de Salud, José Ramón Machado Ventura.

Resik, que nació en Santa Clara el 21 de octubre de 1930, terminó la carrera de medicina en 1957, dos años antes del triunfo de la Revolución. Tras graduarse laboró como anestesiólogo en varios hospitales. Desde el triunfo de la Revolución se incorporó a trabajar en la organización de la Salud Pública, y cuando partió hacia Argelia era subdirector de Asistencia Médica de La Habana.

A pesar del largo tiempo transcurrido, Resik mantiene muy claros sus recuerdos de aquella epopeya, los que narra con soltura.

La situación de Cuba en 1963 no era muy halagüeña, explica, pues de los 6 000 médicos existentes antes de la Revolución, ya había emigrado la mitad, entre ellos muchos profesores de la única escuela de medicina. Se habían iniciado las agresiones militares, políticas y económicas de Estados Unidos contra la Isla y eran momentos difíciles. Pero la situación de Argelia era peor, pues tras zafarse de las cadenas del colonialismo, se quedó prácticamente sin médicos y con su economía desbaratada.

La decisión de Fidel y del gobierno fue genial, agrega, y demuestra la sensibilidad y la valentía política desde los inicios de la Revolución. Hoy, 57 años después, comprendo y valoro más estos principios.

Debo significar que aquella misión se estableció bajo el concepto de la voluntariedad, pues nadie fue presionado ni obligado a participar, concepto que ha primado en todas las misiones internacionalistas. Muchos más de los que fuimos estaban dispuestos a cumplir con la tarea.

La brigada se conformó sobre la base de las necesidades más urgentes planteadas por las autoridades argelinas. Fueron 54 compañeros, 42 hombres y 12 mujeres (posteriormente se integró uno más para hacer el cómputo de 55). O sea, 29 médicos de variadas especialidades; 14 enfermeros; 7 técnicos (RX, optometría, laboratorio, anestesia) y 4 estomatólogos.

Viajamos hacia Argelia en un antiguo avión Britania. Al frente iban el doctor José Ramón Machado Ventura, entonces ministro de Salud Pública, y el doctor Gerald Simon, quien era viceministro de ese organismo. Después de ubicar a los internacionalistas, Machado regresa y Simon permanece allá para acabar de asentar los coloboradores. Más tarde fue sustituido por el doctor Mario Escalona, ya fallecido, quien se mantuvo hasta enero de 1964, cuando yo viajo a Argelia en avión, vía Gander, y me hago cargo del destacamento. Esa primera misión regresa a mediados de 1964 y yo me quedo hasta agosto para ubicar a la segunda delegación.

Al preguntarle cómo evaluaría esa misión después de 57 años, inmediatamente responde: Siempre digo que dejamos atrás la gran patria: Cuba y la pequeña familia. Y allá formamos una pequeña patria, con todos los cubanos que estuvimos, y una enorme familia porque, constantemente, todos nos preocupábamos por todos.

La misión tuvo una profunda significación en cuatro aspectos. El humano: al dar esa ayuda con un sentido de fraternidad, de humanismo, comprender la necesidad que tenía ese pueblo y brindarle nuestro aporte desinteresado. A mí me dejó con una gran satisfacción interna, con la felicidad de dar, que es mucho mayor que la de recibir. El político: conociendo a Argelia y su situación, pudimos comprender en la práctica lo que fue el colonialismo para las grandes masas del pueblo argelino. El cultural: pues para muchos de los participantes resultó la primera salida al exterior, y aprendimos cosas en un medio muy diferente al nuestro, con un clima desértico, sahariano. Diferencias culturales relativas al idioma, la comida, costumbres, religión, hábitos. El científico: nos ayudó a completar nuestra formación profesional, pues trabajamos en un medio extraño, con tremendas dificultades, sin las posibilidades técnicas que teníamos en Cuba, y con enfermedades nuevas que no conocíamos.

Por eso, concluye Resik, aun me emociono mucho al recordar cómo lloraban los habitantes argelinos cuando regresaron los primeros integrantes de la brigada internacionalista.

Fuente e imagen:  https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/05/31/la-chispa-de-las-brigadas-medicas-cubanas-0

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OVE entrevista a Prudenciano Moreno Moreno: “La educación es principalmente socialización”

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Conocimos a Prudenciano Moreno Moreno a partir de sus diversos textos en donde devela la mercantilización de la educación por parte de las corporaciones internacionales como el FMI, BM, BID, OCDE, entre otros, asimismo sobre el modelo por competencias impuestos por estos organismos, el cual, va deshumanizando a las sociedades.

En un grupo de WhatsApp en la que coincidimos con él, tuvimos fuertes debates con respecto al movimiento Fridays for future que encabeza Greta Thumberg; lo sorprendente de nuestro estimado amigo y mentor Prudenciano es que, cerca de imponer sus argumentos, permitió el diálogo de tal manera que fuimos construyendo nuestras propias conclusiones al respecto.

Es Profesor de Educación Primaria egresado de la Escuela Normal Rural “Plutarco E. Calles” de El Quinto, Sonora; es licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana, México; es magister en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Doctor en Economía de la Educación por la Facultad de Economía-UNAM.

Docente-Investigador invitado temporal en diversas universidades de México, las que resaltamos a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana- Unidad Iztapalapa (UAM-I) DCSH, Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Universidad Autónoma de Sinaloa, Universidad Autónoma de Querétaro, Universidad Autónoma de Puebla, Escuela Normal del Estado de Sinaloa, Escuela Normal Superior del Estado de México y la Universidad Autónoma de Baja California.

Sus reconocimientos son diversos, los que destacamos son: el Premio Nacional de Tesis en Economía (1980) por el Colegio Nacional de Economistas, México D.F.; Premio de Investigación en Administración Pública (1992) por el Instituto Nacional de Administración Pública. México, D.F.; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT desde 1989 al 2016 y Miembro Promep. 2013-2015.

La persistente utopía de nuestro querido amigo es que, las pedagogías de la modernidad basadas en los modelos técnicos instrumentales, del rendimiento productivo y competitivo, deben evolucionar hacia modelos holonómicos humanistas y transpersonales.

 

Prudenciano, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial?

A la educación crítica llegué porque estudié en una Escuela Normal Rural llamada Plutarco Elías Calles, localizada en el distrito del quinto municipio de Etchojoa, Sonora, México, en ese mismo lugar estudié la secundaria tres años y cuatro años en la escuela normal.

En la época en la que estudié, que fue a finales de los años 60’s y mediados de los 70’s, había un ambiente muy revolucionario en el sentido de la herencia que había dejado el Gral. Lázaro Cárdenas, con la fundación de las escuelas normales, las cuales, les había impreso su carácter socialista.

Entonces, de allí tomé la inquietud de la izquierda para formarme como un maestro de escuela primaria rural, dentro de un ambiente socialista revolucionario forjado en los años 60’s y 70’s, pero con la herencia de los años 30’ hasta 1940 que dejó la educación socialista en el país.

 

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en la CDMX, en el país y en toda América Latina?

Considero que los elementos más significativos de la crisis educativa, tanto a nivel regional como nacional y mundial, es principalmente la deshumanización; el sistema educativo se encuentra en un proceso paulatino de deshumanización, puesto que los grandes ideales que en otra época le dieron vida, ya no existen.

Esos grandes ideales eran los movimientos de izquierdas, tanto el socialismo como el comunismo, pero, a partir de la caída del bloque socialista y su reemplazo por la globalización económica, esos ideales dejaron de tener sentido, sin embargo, no fueron reemplazados por otros, sino que llegó la oleada tecnológica económica mundial, la alienación de la globalización y, simple y sencillamente, se perdió todo tipo de ideales dado que, los organismos financieros de la globalización, se hicieron cargo del manejo de los sistemas educativos generándose un modelo educativo técnico-funcional llamado modelo de educación por competencias, con evaluaciones estandarizadas y con uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), pero sin absolutamente ningún ideal social, ni humano, ni ético y ni estético.

En este sentido, se fue construyendo un mundo muy frío y muy calculador, que se refleja en una educación sin ideales de ningún tipo como es la que tenemos hasta hoy.

 

Prudenciano ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en la CDMX y en el país es fluida? ¿Por qué?

La relación entre el gobierno y sindicatos, se pensaba que con el gobierno de la 4ª Transformación iba a ser muy fluida, sin embargo, ha habido muchos problemas, primordialmente, el financiamiento no se ha conseguido como se pensaba; la interacción entre sindicatos y gobiernos tampoco se ha conseguido como se pensaba, entonces, se puede decir que, hasta ahorita, hay un impasse en esta relación que esperemos se resuelva pasando la pandemia del virus y pueda volver a ser efectiva ese anhelo de un gobierno diferente que tenga otra lógica distinta, porque los cambios que se han visto hasta ahorita en educación son muy mínimos.

Como pedagogo crítico y profesor de la UPN ¿considera que la formación de les futuros docentes se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?

Estamos ahí en una formación muy atrasada, como les decía, desafortunadamente el gobierno no ha hecho los cambios que la educación se merece salvo algunas cuestiones legales y de plazas, no ha incidido en el modelo pedagógico, por lo que tenemos un modelo pedagógico por competencias todavía cuando ya no debería estar, únicamente se quitó la evaluación estandarizada, pero aún hace falta definir elementos de corte humanístico y elementos de corte teórico que están ocurriendo en el mundo cambios importantes que, aún, todavía no han llegado a la formación docente en el país.

Por lo tanto, se puede decir que, el modelo educativo, es una tarea pendiente del gobierno y que aún no ha cumplido con las expectativas que levantó.

 

Prudenciano ¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación?

Desafortunadamente es cierto que la pandemia modificó las relaciones y todo lo que ha significado es que, lo que era presencial, se ha convertido en virtual, una educación bastante negativa puesto que tan solo es un consuelo, en buena parte es una simulación porque educación no es únicamente transmisión de contenidos, la educación es principalmente socialización.

En este sentido, educación es también debates colectivos, análisis, reflexiones y sentir grupal, todo esto hoy se ha perdido, entonces, considero que se está perdiendo o se perdió ya todo el semestre, posiblemente todo el año y que, la educación por vía tecnológica, es un rotundo fracaso.

 En su libro “La política educativa de la globalización” hace una lectura y analogía de la metáfora de la película “Matrix” con nuestras realidades, en este sentido ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las competencias en las virtualidades?

Matrix es una excelente metáfora del dominio global de instituciones anónimas que, en este caso, se puede hacer la semejanza con el Banco Mundial (BM), la Organización para la cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), los organismos del Tratado de Libre Comercio (TLC) y todos los demás organismos tendientes a la dominación económica global, es decir, la educación sigue siendo dominada por instituciones anónimas, son lo que algunos autores les llaman los péndulos.

Éstos péndulos, son las estructuras económicas, políticas y sociales anónimas que gobiernan el mundo y, esos organismos, son los que dictan las políticas educativas internacionales y son impuestas a países, gobiernos y sociedades por igual en todo el mundo. Entonces, esa relación es un reto romperla y tendría que ser el objetivo de una educación liberadora de este siglo XXI.

 

Amigo Prudenciano, por último, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Debe de haber ya, en México, una línea formativa de corte internacional que vaya sustituyendo al modelo de educación por competencias y vaya poniendo ejes formativos más profundos, con ejes formativos más profundos me estoy refiriendo a dos grandes campos:

Primero, todo modelo formativo se da en un paradigma cognitivo, los modelos pedagógicos de la primera, segunda y tercera modernidad, fueron modelos que se dieron dentro del paradigma cognitivo del materialismo científico.

Segundo, este paradigma ha venido cambiando desde 1989 hasta la actualidad, lo que se llama la cuarta modernidad que se calcula de 1989 hasta el año 2100 y, este paradigma cognitivo ya no es el materialismo científico, es el paradigma de la conciencia, de la conciencia universal o de la conciencia global y todas las implicaciones que este paradigma tiene al priorizar la conciencia sobre el materialismo científico. Entonces, hay una gran cantidad de autores y corrientes que se han venido diseñando en esta cuarta modernidad y que, aún, la educación no se ha percatado de la importancia de esta corriente.

Por lo tanto, en el campo concreto de las corrientes pedagógicas, propondría que, el modelo educativo y la formación de docentes, estuviera basado entonces, en esta línea del nuevo paradigma cognitivo de la conciencia y, en el ámbito pedagógico que estuviese basado en la teoría de la complejidad de Edgar Morin, en la epistemología del Sur de Boaventura de Sousa Santos, en la corriente crítica de la modernidad encabezada por el sociólogo francés Alain Touraine y también en la metodología pedagógica de la enseñanza situada históricamente que maneja la pedagoga Frida Díaz Barriga, esto no sería exclusivamente sino que sería unas de las corrientes pedagógicas más importantes que hay para darle contenido pedagógico al siglo XXI, sin embargo, existen también otras corrientes que tendrían que estar tomadas en cuenta y ser discutidas con el conjunto del profesorado, pero quiero señalar esas cuatro como un ejemplo de lo que tendríamos que hacer en cuanto a formación docente y modelos educativos basados en otras corrientes teóricas y epistemológicas para el siglo XXI.

Muchas gracias y saludos a las y los lectores y, a los y las que conforman el equipo de Otras Voces en Educación.

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