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Promoviendo la Inclusión y la Equidad en la Educación: Avances y Retos en América Latina y el Caribe

Por UNESCO Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe

 

Promoviendo la Inclusión y la Equidad en la Educación: Avances y Retos en América Latina y el Caribe

Luis Eduardo Pérez Murcia
Consultor

 

Fuente del documento: http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/12-Murcia-Equidad-Inclusion-HighLevel-Cochabamba-2018-ES.pdf

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Entrevista a Ainara Madariaga:“ Es importante que el alumnado vea desde edades muy tempranas que tanto hombres como mujeres tenemos igualdad en derechos ”

Por educaweb

Ainara Madariaga (1980) es Responsable de Igualdad del Colegio Berrio-Otxoa Ikastetxea en Bilbao, donde intenta contagiar a sus compañeros profesores la importancia de educar en igualdad a través de diversas estrategias. Anteriormente ha sido profesora de Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Lengua y Literatura Castellana y tutora en todos los cursos de la ESO y Bachillerato 

De acuerdo con su experiencia, ¿por qué cree que es importante educar en la igualdad de género en las escuelas desde la Educación Infantil (0-6 años) a la Primaria (6-12 años)? ¿Qué evidencias avalan esta importancia?

Es importante que el alumnado vea desde edades muy tempranas que tanto hombres como mujeres tenemos igualdad en derechos y que no por nacer mujer se puede discriminar a una persona (en esa misma línea se trabaja la no discriminación por sexo, género, raza, ideología, orientación sexual, religión, etc.).  En la escuela les tenemos que hacer ver que otra sociedad es posible, que todos los casos de discriminación que se ven en el día a día en nuestra sociedad tienen una raíz social y cultural, y que es posible cambiarla y caminar hacia una sociedad más igualitaria y más justa.

Es importante que el alumnado vea, por ejemplo, que no existen unos juguetes determinados para niños y otros para niñas, ni unos colores determinados para chicas y otros para chicos, que no hay carreras dirigidas a hombres y otras a mujeres, sino que esas elecciones están condicionadas social y culturalmente y que debemos tener libertad de elección sin importar nuestro género.

Hay muchas ideas preconcebidas que se instauran desde muy temprana edad y que luego resulta muy difícil modificar. En el día a día en el aula encontramos ejemplos claros de esto (por ejemplo, que un niño de 4 años diga que las chicas no juegan al fútbol y se sorprenda cuando le explicas que sí). Al trabajar en Primaria el tema de la igualdad nos encontramos con que conocen la teoría, y la respuesta «políticamente correcta», pero, en el día a día hay muchas actitudes que demuestran que no están interiorizadas en su modo de actuar.

¿Qué herramientas, estrategias o recursos pedagógicos se han puesto en práctica en tu centro para ayudar a los docentes a educar a los niños y niñas en igualdad de género? 

Se me ocurren dos que hemos implementado este año: uno es el proyecto Nahiko! de Emakunde, Instituto de la Mujer del Gobierno Vasco, y el otro es el proyecto Inspira de la Universidad de Deusto. A estas dos iniciativas hay que añadir toda la labor que se hace a diario en las diferentes clases, en las tutorías, en las diversas unidades didácticas y en las fechas señaladas como el 25 de noviembre, 8 de marzo y 17 de mayo. Asimismo, el año pasado en Educación Infantil se trabajó un proyecto cuya temática estaba vinculada al Carnaval y uno de sus objetivos giraba en torno a la igualdad de género.Se les preguntaba si creían que había una diferencia entre los disfraces de chicos y de chicas y por qué. El objetivo era que entendieran que si uno se siente cómodo con un disfraz da igual el género, que hay que elegir en libertad, sin condicionantes.

El proyecto Nahiko! ayuda al profesorado a analizar situaciones de desigualdad en el ámbito educativo y ofrece recursos para trabajar la coeducación. El objetivo es mejorar el clima de relación y la convivencia, así como prevenir la violencia contra las mujeres desde la educación. Los recursos para trabajar estos temas, para la reflexión y el diálogo están dirigidos al profesorado, al alumnado y a las familias. Por poner un ejemplo, en 4º de Educación Primaria, que es donde hemos implementado este proyecto en nuestro centro, se han trabajado los siguientes temas: el cuidado, la diversidad, la igualdad, los empleos, los medios de comunicación y convivir en igualdad. Estos temas se trabajan de forma transversal, con material digital y con material físico como juegos de cartas, juegos de mesa, fichas y paneles informativos. El alumnado participa de manera muy práctica, lúdica y a través de la reflexión de los temas citados. El curso que viene pretendemos ampliar este proyecto a todas las etapas de Primaria.

El proyecto Inspira es pionero en Euskadi y busca el fomento de la vocación científico-tecnológica entre las chicas, basado en acciones de sensibilización y orientación, que imparten mujeres profesionales del mundo de la investigación, la ciencia y la tecnología (STEAM). Colaboran mujeres voluntarias del ámbito académico, empresarial, investigación, gestión, etc. y se abordan temas como los estereotipos que nos rodean, el trabajo o mujeres y ciencia a lo largo de la historia. Este proyecto surge de la necesidad de promocionar vocaciones científicas entre el alumnado vasco y de la urgencia de hacerlo especialmente entre las chicas. En el Colegio Berrio-Otxoa llevamos dos años haciéndolo en 4º de la ESO y la idea es ampliarlo el curso que viene a Educación Primaria.

¿Podría darnos un ejemplo de cómo se educa en igualdad de género en su colegio?

Lo trabajamos de manera transversal en muchas asignaturas y la idea es insertar cada vez más unidades didácticas que trabajen la igualdad de género. Por poner varios ejemplos, este año en 4º de la ESO hemos trabajado una unidad didáctica en la asignatura de Historia sobre el papel de las mujeres en la Revolución Francesa. En ese mismo curso hemos trabajado en Lengua y Literatura el proyecto de La mujer escondida dentro del Tratamiento Integral de las Lenguas, en el que el alumnado ha trabajado los estereotipos femeninos con los que convivimos y sobre las mujeres de la literatura romántica y realista, junto con su contexto social, a través de textos y debates argumentativos.

En el Colegio Berrio-Otxoa tenemos un grupo de alumnas y alumnos voluntarios que trabajan en pro de la igualdad de género y se llaman Txoko Morea (algo así como «Grupo Morado» en euskera) y se reúnen todos los viernes después de clase. Yo los tutorizo y me reúno con ellos de vez en cuando, pero ellos funcionan de una manera autónoma. Para este proyecto de La mujer escondida, pasaron por todas las clases de 4º de la ESO haciendo una exposición sobre la situación actual de la mujer y la cosificación que sufrimos.

Asimismo, el año pasado, un grupo de teatro formado por profesores del colegio hizo una actuación ante el alumnado de Educación infantil del cuento Y cuando crezca… ¿qué? (Eta handia egiten naizenean zer?, en euskera), que aborda el tema de la elección de profesiones. En este cuento, una niña iba eligiendo profesiones indistintamente, equiparando así profesiones atribuidas culturalmente a hombres y a mujeres.

«El profesorado, al igual que las familias, tiene que ser consciente de que la igualdad de género es un trabajo que nos incumbe a todos y todas«.

¿Cuáles crees que son los indicadores que alertan de que no se está educando en la igualdad de género?

Cuando el alumnado no ve como una falta grave levantar la falda a una compañera de clase o hablar despectivamente de las mujeres; cuando se critica a las niñas por su forma de vestir; cuando el alumnado no encuentra casos de machismo en ciertas actitudes sociales y las ve normales (recibir piropos de alguien desconocido, por ejemplo).

Otro indicador es cuando el propio alumnado victimiza a la víctima de machismo, como ha sucedido en los debates llevados a cabo durante este año en cursos de la ESO y Bachillerato sobre el indignante juicio de La Manada. Todas estas situaciones son claros indicadores de la realidad, no sé si de que no se está educando en igualdad o de que los esfuerzos que se hacen no son suficientes. Las respuestas de ciertos alumnos en situaciones anteriormente mencionadas dejan ver que ellos justifican lo injustificable diciendo, por ejemplo, que la víctima se lo estaba buscando. Estas respuestas cada vez son las menos entre nuestros jóvenes, pero todavía hay mucho trabajo por hacer, mucha concienciación pendiente.

¿Qué políticas de centro consideras que se tendrían que implementar para educar en la igualdad de género durante la primera infancia? 

Contar con un equipo de trabajo dedicado a la coeducación. En el Colegio Berrio-Otxoa el curso 2018-2019 será el tercer año que este equipo de trabajo que yo lidero está funcionando muy bien y cada vez con más propuestas y más experiencia en el terreno. Este equipo está formado por profesores y la orientadora del centro y tenemos una relación muy estrecha con el equipo directivo y con el claustro de profesores. A futuro queremos que haya un representante de cada etapa educativa, para ver las necesidades de cada etapa con mayor facilidad y ojo crítico.

La formación del alumnado en estos temas de género y diversidad sexual es esencial, al igual que la del profesorado. Concienciarse de que la sociedad en la que vivimos es machista y patriarcal, y que podemos cambiarla para conseguir una sociedad y una escuela más igualitaria es importante.

¿Qué obstáculos existen para poder educar en la igualdad a las niñas y los niños desde edades tempranas en el ámbito escolar? ¿Cómo se pueden afrontar?

Hay muchas ideas preconcebidas. El primer paso es ser conscientes de cómo contribuimos a mantener determinados estereotipos. Por ejemplo, cuando a un niño se le cae un botón tenemos siempre la tendencia a decir: «Luego le decimos a mamá que te lo cosa», o salimos de excursión y presuponemos que la limpieza de la ropa que ensuciemos ese día la tiene que llevar a cabo la madre. Hay que cambiar en el día a día estos pequeños «detalles». Los famosos micromachismos los cometemos todos y todas en el día a día y el primer paso es ser conscientes de ellos y tomar las medidas oportunas para cambiarlos.

Resulta difícil reunir a las familias cuando se hace alguna charla sobre prevención de la violencia de género. Somos un colegio que cuenta con casi 1.700 alumnos en el barrio Santutxu de Bilbao, y las veces que hemos convocado a las familias a participar en charlas y talleres relacionados con este tema, la participación es mínima. Lo positivo es que cada vez hablamos y debatimos más sobre temas de género que creemos que están mal y que debemos cambiar, y nuestro alumnado llega a casa con estas ideas y con este debate, que de esta manera se abre también entre las familias.

¿Cómo tiene que trabajar la escuela, junto con las familias, la igualdad de género?

Primero, teniendo ganas e interés por el tema y saber que nos incumbe a todos, que no es únicamente cosa de mujeres y pensar que no es una batalla perdida, sino que otro mundo es posible. Segundo, hay que trabajar implicándose e indignándose. A veces no podemos cambiar las cosas ni los hechos, pero sentir indignación por las cosas que no funcionan bien y pensar que podrían ser de otra manera es el primer paso.

El profesorado, al igual que las familias, tienen que ser conscientes que la igualdad de género es un trabajo que nos incumbe y nos beneficia a todos y todas. Es un trabajo constante, que no se resume a las fechas del 25 de noviembre, 8 de marzo y 17 de mayo, y que tenemos que llevar a cabo durante todo el curso. No podemos hacer la vista gorda cuando escuchamos a un alumno que llama a otro «nenaza» o «pareces una chica». Por eso tenemos que actuar desde el aula y desde casa para prevenir cualquier forma de discriminación, poniendo la atención en ello y corrigiéndolo.

¿Podría compartir una buena práctica a nivel nacional y/o internacional en cuanto a educar en igualdad de género desde la escuela, durante la primera infancia?

No diferenciar en colores rosa y azul las batas que utilizan los más pequeños, sino que las batas sean de colores neutros, unisex. Trabajar el tema de la elección de carreras desde la libertad y no condicionado por el género. Desmontar el amor romántico de las películas y dibujos animados que los niños y niñas ven desde la infancia. Saber detectar y denunciar los comentarios y chistes machistas. O bien, hacer lecturas compartidas del libro Todos deberíamos ser feministas de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie.

Fuente de la entrevista: https://www.educaweb.com/noticia/2018/06/26/es-importante-alumnado-vea-edades-muy-tempranas-tanto-hombres-como-mujeres-tenemos-igualdad-derechos-18506/

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Educar desde la infancia para que no existan más manadas

Por: Adrián Cordellat

Es fundamental acabar con el papel dominante y agresivo de los hombres y el cariñoso de las mujeres. Un pensamiento que es cultivo de la desigualdad

La reacción social y mayoritaria al caso, el juicio y la sentencia de La Manada demuestran que algo está cambiando en España. Muy poco a poco, es cierto, porque este caso no deja de ser la punta del iceberg en un país en el que se viola a una mujer cada ocho horas y en el que la mitad de la población está expuesta de forma sistemática a discriminación, violencia psicológica, física y sexual por una simple cuestión de género. “El feminismo es una historia de logros y éxitos y no podemos obviar que son muchos los avances conseguidos en materia de igualdad entre mujeres y hombres, pero a pesar de todo, cada día nos encontramos ante situaciones y sucesos que nos obligan a reflexionar y cuestionarnos sobre la forma en la que abordamos la construcción de la feminidad y sobre todo la de la masculinidad”, reflexiona María García Sánchez, directora de Programas de la Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad.

Pese a esos acontecimientos y sucesos, “y a pesar de lo que queda pendiente”, para la portavoz estamos “en el camino correcto”. Una percepción que en su opinión corrobora “la respuesta social” ante hechos como la sentencia de La Manada, que ha supuesto “un punto de inflexión”. No obstante, García Sánchez considera que como sociedad hemos asumido el mensaje, pero seguimos sin aceptar el contenido: “Hemos aprendido el vocabulario, pero no hemos interiorizado el sentido y el sentir de cada palabra, normalizamos la violencia, la invisibilizamos y culpabilizamos a las víctimas. Toleramos espacios, gestos y contenidos que no hacen más que perpetuar la violencia y la desigualdad y la legitiman, con la impunidad que eso conlleva”.

Su opinión la corrobora Iria Marañón, editora y autora de Educar en feminismo (Plataforma Editorial), que considera que, aunque es cierto que en algunos sectores hay más sensibilidad con el tema de la igualdad de género, por regla general, en la sociedad todavía no ha cambiado nada: “Las familias, las escuelas, los referentes culturales y educativos perpetúan los mismos estereotipos y no castigan los comportamientos sexistas. Por eso las niñas y los niños siguen creciendo con la idea de que ocupan lugares diferentes en la sociedad. Hasta que no haya coeducación en las escuelas y la ciudadanía no sea realmente consciente del problema, seguiremos educando de forma machista”.

Y en ese escenario de educación machista seguirá reproduciéndose lo que Marañón denomina “la cultura de la violación”, una forma de lo que el sociólogo francés Pierre Bourdieu bautizó como “violencia simbólica”. Es decir, aquella que el dominador ejerce sobre el oprimido sin que este último sea consciente de ello, convirtiéndolo de esta forma en «cómplice de la dominación a la que está sometido». “Las sometidas consideran que su lugar en el mundo es el que es, y ni siquiera son conscientes de las desigualdades ni se plantean levantarse contra el opresor. Esto es así porque vivimos en un sistema patriarcal que lo impregna absolutamente todo. En este sistema, la parte masculina disfruta de unos privilegios que están completamente asentados, entre otros, piensan que el cuerpo de la mujer está a su disposición. Por eso hay hombres que se creen con derecho a tocar a las mujeres, a besarlas, e incluso a acosarlas o a violarlas. No es algo aislado, ocurre con demasiada frecuencia”, argumenta la editora.

El ideal de la coeducación

Podemos partir de la idea equivocada de la que la coeducación, el método educativo que parte del principio de la igualdad y la no discriminación por razón de sexo, es una realidad en una democracia y en un sistema educativo como el español. Al fin y al cabo, en el sistema educativo público no se separa a los estudiantes por su sexo y en apariencia nuestras hijas tienen los mismos derechos que nuestros hijos. Para Elena Simón, profesora de Secundaria, catedrática de Francés y autora, entre otros, de La igualdad también se aprende: cuestión de coeducación (Narcea), esta percepción equivocada “no responde más que a un deseo de que así sea y a la ignorancia del currículo”. Un currículo que, según la formadora experta en Coeducación, “no contiene la obra humana de las mujeres (ni la reproductiva, ni la productiva y creativa)”, prioriza el mundo de lo masculino dominante “de manera que lo femenino y las mujeres casi no son nombradas o lo son de manera despectiva o imprecisa”, y en el que la educación sexual “es inexistente”.

En opinión de Simón, a pesar de los mandatos educativos de varias leyes vigentes respecto a la Igualdad y prevención de la violencia de género, “muy pocas personas en los centros tienen conocimientos sobre Igualdad y Coeducación, y, además, aún no es preceptiva esta enseñanza”. Partiendo de esa base, añade la experta, la Coeducación no solo no estaría generalizada en España (“ni en ningún otro país”), sino que, “apenas iniciada”, se enfrenta continuamente a “resistencias y reacciones que la sacan de en medio argumentando que ya está conseguida o sustituyendo el objetivo de la Igualdad por el de la diversidad. La diversidad es el punto de partida de todo ser humano, la Igualdad hay que construirla, aprenderla y ponerla en práctica. Y, para ello, el sistema educativo es el espacio adecuado”.

¿Podría una verdadera coeducación ayudar a que no haya más manadas?, le preguntamos a Elena Simón, que considera que las manadas solo son la punta del iceberg de la desigualdad y de la violencia. “Si los hombres se siguen divirtiendo desde niños viviendo la vida como una batalla y las mujeres como instrumentos de amor, comprensión, ayuda y servicio, no solo seguirán las manadas que, por cierto, han existido siempre, sino que otros muchos chicos desearán también tener la suya, para triunfar y seguir sintiendo que viven en un mundo que los encumbra por sus hazañas”, reflexiona.

Según Simón, una verdadera coeducación abordaría todas las cuestiones de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres y podría “elaborar un nuevo modelo de relación equitativa, pacíficamente negociada y saludable”. En el ámbito social, por ejemplo, la coeducación, según la experta, nos permitiría ocuparnos a hombres y mujeres “de cualquier cargo, profesión, tarea u oficio”; en la familia, por su parte, “corresponsabilizarnos de la provisión económica y de los cuidados”; y a nivel relacional, por último, “vernos y tratarnos como diferentes-iguales, intercambiando ayuda, respeto, afecto y placeres de forma recíproca”. Todo esto, sin embargo, habría que enseñarlo. Y aprenderlo. Si no, como cierra la docente, lo que se hace es “reproducir lo que se ve, repetir, guiarse por la inercia sin someterla a crítica y caer en la falsa creencia de que todo esto es natural y que no tiene remedio, que incluso es positivo y conveniente”.

Coeducar desde casa

Aunque pensemos que no, como explica Iria Marañón, seguimos transmitiendo a nuestros hijos muchos estereotipos de género que perpetúan roles machistas. Los educamos a ellos “para que se sientan fuertes, valientes y poderosos, para que piensen que son capaces de conseguir lo que quieren, cuando quieren y cómo lo quieren”. Y a ellas, por el contrario, “para ser sumisas y complacientes, y para ocuparse de las tareas domésticas y reproductivas, una esfera de la sociedad completamente desprestigiada”. Es decir, desde bien pequeños, inconscientemente, les dejamos claro que hay una parte de la población, la masculina, que ejerce el poder; y otra, la femenina, que se somete a ese poder.

Sin embargo, no todo está perdido. “Podemos empezar a crear una sociedad más igualitaria desde que son pequeños”, afirma Marañón. Y ello comienza por poner coto a determinados comportamientos agresivos y sexistas que muchas veces, cuando provienen de niños, aceptamos cuando no, directamente, incitamos o aprobamos entre risas. “Si los niños se relacionan entre ellos de forma violenta o agresiva y ese comportamiento no se corrige, ya tenemos a un adulto que va a usar la violencia para resolver conflictos, incluso con las mujeres, con las que además va a sentir que tiene el poder para hacerlo. Si también se les permite molestar a las niñas, levantarles la falda, tirarles de las coletas o tocarles el culo estamos lanzando un mensaje: que el cuerpo de las niñas y mujeres está a disposición de lo que los niños y hombres quieran hacer con él. Por eso, incluso los hombres que no maltratan ni violan, pueden considerar normales, o no peligrosos, comentarios de grupo en su WhatsApp, o chistes sobre la mujer, porque todo forma parte de lo mismo”, argumenta la autora de Educar en feminismo.

En ese sentido, Iria Marañón destaca la necesidad de enseñar a los niños a respetar a las niñas desde que son pequeños, tanto en sus decisiones y en sus opiniones como en lo que respecta a su espacio físico y verbal. También la importancia de “redefinir la masculinidad” para eliminar el componente de poder que tiene asociado; así como de otras medidas que podemos llevar a cabo desde casa, como proporcionar referentes femeninos diversos, enseñar que los trabajos del hogar y los cuidados corresponden a ambos sexos o fomentar la empatía, la asertividad, la comunicación, la sensibilidad y evitar el narcisismo.

Por último, considera de vital importancia “no consentir las bromas o los juegos que fomenten las desigualdades”, así como educar a los niños para que sepan que debe haber un consentimiento expreso por parte de las chicas a la hora de mantener relaciones sexuales: “Debemos enseñarles que las relaciones sexuales no son la pornografía a la que tienen acceso, debe haber una educación sexual que les explique que el sexo es un momento compartido entre personas, donde es fundamental la afectividad: los besos, las caricias, preocuparse por cómo está la otra persona… Incluso en las relaciones esporádicas de una noche”.

Pequeños grandes gestos todos ellos que son motores de cambio, aunque nos parezca que desde nuestra casa no podemos cambiar el mundo. Ya lo dijo la escritora y activista política norteamericana Hellen Keller, a quien cita María García Sánchez: “No soy la única, pero aun así soy alguien. No puedo hacer todo, pero aun así puedo hacer algo. Y justo porque no puedo hacer todo, no renunciaré a hacer lo que sí puedo”.

Y en ese “puedo”, como concluye la directora de programas de la Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad, “está el educar y educarnos en igualdad”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/07/02/mamas_papas/1530531093_178095.html

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Trabajan Unesco y ente iberoamericano en plan para niñez en Ecuador

América del sur/Ecuador/14 Junio 2018/Fuente: Prensa Latina

La Oficina de la Unesco en Quito y el Instituto Iberoamericano del Patrimonio Natural y Cultural impulsan hoy en Ecuador proyectos enfocados a empoderar niños y jóvenes, en igualdad de género y cultura de paz.
La iniciativa se cristalizó mediante la firma de un Acuerdo Marco de Cooperación Interinstitucional, con la finalidad de reforzar la incidencia de ambas instituciones en este país sudamericano, en los temas de igualdad de género, desnaturalización de la violencia y el fomento de la convivencia armónica.

Según precisó la sede de la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Quito, el convenio engloba proyectos con destaque en el rol central de la mediación entre pares, como mecanismo alternativo para resolver los conflictos y contener la progresión de los desacuerdos hasta la violencia.

En ese contexto colaborativo, ambas instituciones desarrollan el proyecto transmedia ‘Multimediando’, programa multimedia de aprendizaje que apuesta a la construcción de la paz en la mente de niños y jóvenes.

Se trata de una plataforma interactiva que fomenta la práctica lúdica de las reglas del juego y la experiencia de la mediación desde temprana edad, centrada en menores de ocho a 13 años, para ayudarlos en la toma de decisiones propias y a reflexionar acerca de la importancia de la mediación en la solución de conflictos diarios.

‘Multimediando’ se sustenta en el reconocimiento al otro, la escucha y el diálogo como principios de resolución problemas desde la niñez, en el uso de medios pacíficos para contener y encauzar desencuentros, así como en la incorporación de la paz y no-violencia como valores permanentes y naturales en la cotidianidad, a partir de los primeros años.

En 2017, ‘Multimediando’ obtuvo el premio otorgado por la Televisión América Latina a la ‘Mejor Producción Interactiva’ a nivel regional.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=187183&SEO=trabajan-unesco-y-ente-iberoamericano-en-plan-para-ninez-en-ecuador
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Las feministas irlandesas atacan la cláusula constitucional que relega a la mujer a labores del hogar

Irlanda/09 de Junio de 2018/Rebelión

 

Tras su victoria sobre el aborto, activistas y políticos ponen el foco en la cláusula de la Constitución conocida como la ‘mujer en el hogar’

– Su lenguaje arcaico y machista pone a las mujeres en una situación de inferioridad al establecer como prioridad para las mujeres el trabajo en el hogar

Alentadas por la victoria en el referéndum sobre el aborto, las feministas irlandesas han abierto un nuevo frente de batalla para eliminar una cláusula de la Constitución que define el papel de la mujer en el hogar. Aunque no tiene implicaciones legales directas en la Irlanda contemporánea, políticos y activistas llevan tiempo argumentando que su lenguaje arcaico y machista pone a las mujeres en una situación de inferioridad.

Es conocida popularmente como la cláusula de la ‘mujer en el hogar’ y, como dijo en 2015 la líder del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, su existencia «relega constitucionalmente a las mujeres a una ciudadanía de segunda clase».

El artículo 41.2 de la Constitución dice que el Estado irlandés «reconoce que gracias a su vida en el hogar, la mujer da al Estado un apoyo sin el cual no se puede lograr el bien común. Por lo tanto, el Estado se esforzará por garantizar que las madres no se vean obligadas a trabajar por necesidad económica si eso menoscaba sus deberes en el hogar».

Una conferencia constitucional de 2013 recomendó un cambio y en 2017 Leo Varadkar, el primer ministro irlandés, prometió al asumir el cargo que lo consultaría con los ciudadanos en un referéndum. La votación podría ocurrir en octubre, cuando también se celebran las elecciones presidenciales. Las opciones van desde eliminar la cláusula por completo hasta reemplazarla por otra con una mención a los cuidados que no haga referencia únicamente a las mujeres.

Aunque es probable que no haya grandes resistencias al cambio, muchos esperan que el debate en torno a la eliminación de la cláusula sirva de oportunidad para hablar de cuestiones más amplias sobre la condición de la mujer y la desigualdad entre los géneros. Como señala Niamh Egleston, estudiante de Derecho en Dublín, que «(la cláusula) haya existido hasta hoy, incluso como letra muerta de la Constitución, es un símbolo del machismo latente que no nos gusta admitir y que todavía da forma a nuestra sociedad».

Hay quienes argumentan que la votación sobre la cláusula sólo debería ocurrir después de completar la batalla por el derecho al aborto con la promulgación de la ley cuyos principios fueron aprobados la semana pasada. «Por supuesto (la cláusula) debe ser revocada, ya que es un retroceso arcaico», afirma Bríd Smith, diputado del partido People Before Profit. «Pero sería un error convocar otro referéndum antes de que hayamos terminado el trabajo necesario para asegurarnos de que las mujeres no tienen que viajar al extranjero o comprar píldoras [abortivas] de forma ilegal».

Como una clara referencia a la igualdad de género, la Proclamación de la República, leída durante la rebelión de 1916, estaba dirigida a «irlandeses e irlandesas». En 1922 las mujeres irlandesas obtuvieron el pleno derecho de voto. La primera mujer elegida diputada en la Cámara de los Comunes de Westminster (Londres) fue la revolucionaria irlandesa Constance Georgine Markievicz, en 1918. Como integrante del Sinn Féin, Markievicz se negó a ocupar su escaño.

En las décadas que siguieron, las leyes y tradiciones restringieron los derechos de las mujeres, tanto laborales como sociales. Muchos consideraban que el matrimonio y la maternidad eran incompatibles con la carrera profesional.

Durante la redacción de la Constitución de 1937 bajo la dirección de Éamon de Valera, que luego sería primer ministro, las feministas le acusaron de tratar de erosionar los logros políticos y sociales de las mujeres irlandesas. «El señor de Valera siempre ha sido un reaccionario en lo referido a las mujeres», escribió en 1937 la periodista de The Irish Independent Gertrude Gaffney. «Le desagradamos, desconfía de nosotras como sexo, y su objetivo desde que asumió ha sido ponernos en lo que él considera nuestro lugar y mantenernos allí».

Entre las restricciones figuraba la imposibilidad de trabajar en el sector público para las mujeres casadas, una medida que no se suprimió hasta 1973. Otra discriminación es la que otorgaba el derecho a un hombre casado de hipotecar o vender la vivienda familiar sin el conocimiento ni el consentimiento de su esposa.

Más de la mitad de las mujeres adultas en Irlanda trabajaba en 2016, pero la diferencia salarial entre los dos sexos sigue estando en torno al 15%. En los consejos de administración de las empresas que cotizan en Bolsa sólo hay un 10% de mujeres.

Desde que se celebró el referéndum sobre el aborto y con el objetivo de seguir mejorando la igualdad de género, los activistas se están centrando en temas como la diferencia salarial entre hombres y mujeres, la deficiente educación sexual y el coste de los anticonceptivos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=242607

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Japón: Legisladores japoneses estiman que «los niños es cosa de mujeres»

Japón/29 de mayo de 2018/Por: Agencia AFP/ Fuente: http://www.ahoranoticias.cl

El 40% de los japoneses de ambos sexos dicen estar de acuerdo con la idea de que las mujeres cuiden el hogar mientras los hombres trabajan fuera

Las críticas al gobierno japonés llovían de todas partes el martes luego de que legisladores del partido en el poder afirmaran que las mujeres deben quedarse junto a sus bebes o que las jóvenes casadas deben dar a luz a al menos tres niños.

Koichi Hagiuda, miembro del Partido Liberal Demócrata (PLD) de la derecha gobernante, desencadenó una tormenta el domingo al estimar que los niños prefieren ser criados por la madre, antes que por el padre.

«Necesitan un entorno en donde puedan quedarse con su madre (…) si les preguntan a un niño de menos de tres años cuál de los padres prefiere, la respuesta en la mayoría de los casos es ‘mamá’, aunque no haya estadísticas que lo prueben», declaró Hagiuda de 54 años.

Otro legislador del mismo partido, Kanji Kato, había afirmado hace unos días que las jóvenes parejas deben tener tres hijos, al menos, para el bien de la nación.

Estas declaraciones entran en total contradicción con la voluntad del gobierno de ayudar a las mujeres a ejercer una actividad exterior e incitar a los hombres a participar aún más en la educación de los niños.

Declaraciones «intolerables», dijo indignado Yukio Edano, líder del Partido Demócrata Constitucional de la centroizquierda japonesa. «Hay muchas parejas que no llegan a procrear y muchos hogares en donde el padre cría sólo a los niños. ¿No lo sabían?», subrayó.

Según un estudio del gobierno de 2016, 40% de los japoneses de ambos sexos dicen estar de acuerdo con la idea de que «las mujeres deben cuidar el hogar mientras que los hombres trabajan fuera».

Fuente de la Noticia:

http://www.ahoranoticias.cl/noticias/mundo/225608-legisladores-japoneses-estiman-que-los-ninos-es-cosa-de-mujeres.html

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¿Cómo lograr una educación no sexista?

Por: Daniela Muñoz

Desde que surgió el movimiento feminista, en universidades y colegios se ha hablado de cambiar la manera en que se educa a los niños para terminar con las discriminaciones entre hombres y mujeres. Esto, según las expertas, se logra desde el hogar y en los colegios.


Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de 2013, reflejó que los textos escolares del Ministerio de Educación en Chile muestran a las mujeres en roles domésticos y a los varones en profesiones y papeles protagónicos. Otro análisis, de 2014, efectuado por Daniela Lillo, sostuvo que el 80% de las lecturas obligatorias son libros escritos por hombres. El sitio mifuturo.cl muestra que el 53,7% de la matrícula de educación superior de 2018 corresponde a mujeres y ellas se concentran en carreras que implican cuidados de otras personas y con menor sueldo, como Pedagogía Básica (85%) o Enfermería (82%), mientras ellos lideran áreas mejor remuneradas, como Ingeniería Mecánica (93%) o Electrónica (92%). Todo lo anterior forma parte de las demandas que ha levantado el movimiento feminista y que se resume en un eslogan que ya suena familiar: “Por una educación no sexista”.

Académicas, líderes feministas, dirigentas universitarias y escolares explican cómo una serie de conductas, situaciones y contenidos han generado diferencias de género tan fuertes que parecieran ya no haber espacio a la indiferencia.

Guillermina Guzmán, pedagoga y especialista en comportamiento humano, dice que una muestra de esta problemática es la existencia “de colegios solamente de varones y solamente de mujeres. Esto es un síntoma que ya tiene varios siglos en Chile”. Agrega: “la vida es en comunidad, no tenemos segregación de veredas para hombres y veredas para mujeres, buses para hombres y buses para mujeres. Estamos en un continuo desarrollo y desempeño mezclados; entonces, es necesario, por un lado, desde el origen familiar empezar a modificar algunas cuestiones que hemos ido heredando desde dos o tres siglos atrás”.

Ana Luisa Muñoz, académica de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, indica que “la educación sexista es el sello discriminador que tiene la educación formal, y nos referimos a todos aquellos aspectos, tanto de violencia que se ejercen desde el currículum formal e informal, hasta otros aspectos de invisibilización de las mujeres que ocurren en el sistema educacional en general”.

Ejemplos concretos hay muchos, dicen las expertas en la materia: por ejemplo, cómo las mujeres son representadas en los textos, cuentos o en los juegos. “Usualmente, las mujeres somos representadas como débiles, donde el hombre nos tiene que salvar, nos muestran como brujas, en un aspecto negativo que es muy medieval. Somos relegadas a los espacios privados, siempre se nos muestra en la casa, siendo superamorosas, sirviendo la comida, y los hombres siempre están dominando el espacio público y liderando las batallas”, opina Ana María Muñoz.

Loreto Jara, investigadora de política educativa, de Educación 2020, indica que una acción muy relevante es eliminar el sesgo de género de los textos escolares. Y también plantea que tiene que existir gestión en los colegios para contar con equipos encargados de convivencia “que pongan ojo en las relaciones de género al interior de las escuelas. Por ejemplo, cambiar la realidad actual de los patios de los establecimientos, donde estos espacios son tomados en los recreos por las pichangas de los niños y se transforman en espacios muy masculinizados. Para ello se debe trabajar en que esos lugares sean usados por niños y niñas por igual”.

Un aspecto transversal al conversar con personas entendidas en la materia es el rol relevante que tienen los profesores para lograr cambios que permitan terminar con la educación sexista.

Dónde parte todo

Un estudio de la Unesco publicado en 2016 bajo el título “¿Qué hay tras la inequidad de género en los logros de aprendizajes?”, comparó los logros de aprendizaje en matemáticas de estudiantes en tercer y sexto año. En tercero, las niñas obtienen puntajes superiores que los niños en la mitad de los países evaluados. Sin embargo, el análisis en sexto grado muestra mejores resultados entre los niños. “Que las ventajas de género sean mayores entre estudiantes de sexto grado sugiere que las brechas pueden estar vinculadas con la progresión en el sistema educativo”, señala el documento.

Camila Maturana, abogada de la Corporación Humanas, resalta que se han hecho esfuerzos en primera infancia que han permitido evitar las discriminaciones entre niños y niñas. “En los jardines es donde más se han hecho avances para lograr una educación para la igualdad y no violencia, pero no se logra mantener en la educación básica”, destaca.

Es en los colegios donde los niños comienzan a aprender y a internalizar las diferencias entre hombres y mujeres que se pueden observar en la forma de tratar a ambos géneros. Aquí surgen diferencias en la enseñanza y que se reflejan en frases como que las niñas deben “portarse como señoritas” y a los niños se les enseña “a no llorar”.

Estos patrones diferenciados de comportamiento se van adquiriendo durante toda la educación escolar, “y es en la universidad donde lo que pueden hacer hombres y mujeres es mucho más rígido. Es cuando se refleja de manera más profunda lo que han sido 12 años de educación sexista”, añade Camila Maturana.

El rol de los maestros

Las expertas en materia de educación resaltan la necesidad de que haya un cambio en la formación de los docentes en las universidades. “Sabemos que hay un tema curricular y de contenidos que se debe revisar y el Mineduc ha ido haciendo este trabajo en los últimos años. Precisamente, porque es un proceso lento y paulatino, las universidades tenemos que ser capaces de lograr en la formación inicial docente que los profesores puedan cuestionar el currículum y contextualizarlo en la sala de clases”, plantea la académica de la UC Ana Luisa Muñoz.

Para Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, “nosotros jugamos un papel muy relevante en la construcción de una educación no sexista. En la sala de clases hay que poner mucha atención y dar un tratamiento igualitario, sin ningún atisbo de diferencias entre hombres y mujeres. En enero, en nuestra escuela de verano de capacitación docente, varios cursos tenían que ver con género y educación no sexista. El 73% de los profesores son mujeres. Sin embargo, esa proporción no se repite en los cargos directivos. Tenemos que abogar porque en las clases de historia aparezcan más mujeres”.

Primeros cambios

La fuerza del movimiento feminista ha logrado instalar sus demandas de manera efectiva en la opinión pública. Frente a este fenómeno, el gobierno reaccionó con una Agenda Mujer, la que pese a impulsar una serie de medidas en pro de una mayor equidad de género, no incluyó la educación no sexista, lo que fue criticado por las dirigentas.

Una demanda que el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, dice haber escuchado e impulsado mediante un programa de educación no sexista que incluye un cambio en el lenguaje al interior de los 44 establecimientos educacionales de la comuna. “Queremos evitar la discriminación en las comunidades educativas generada por el uso de expresiones como ‘no corra como niñita’ y ‘siéntate como señorita’. Cambios que pueden parecer insignificantes en el lenguaje pueden hacer una gran diferencia en la educación de los niños”.

Luiz Santos, encargado del Programa Comunal de Educación Sexual de Santiago, explica que “el sexismo se refiere a prácticas y actitudes que promueven el trato diferenciado entre personas por su sexo, tenemos una sociedad con un patriarcado muy marcado y estamos buscando generar cambios y fomentar un quiebre, y lo primero es lograr un lenguaje no sexista en nuestros colegios”.

Según indica Santos, “estamos realizando acciones que surgen desde las mismas comunidades educativas, de acuerdo a su propia realidad y necesidades. Y es fundamental realizar capacitaciones a los profesores y generar reflexión sobre esta materia, que ellos estén convencidos de que debemos cambiar la forma de educar y podamos partir por eliminar el lenguaje sexista”.

El debate público ha llegado al extremo de preguntarse si algunos aspectos tan culturales como la galantería podrían estar excluidos de una mirada no sexista. ¿Debe terminar, por ejemplo, que los hombres le abran la puerta de un auto a una mujer para subir o bajar de un auto? ¿Es un gesto bien visto que un hombre pague la cuenta?.

“Pienso que no tiene que darse ese nivel de extremismo: la amabilidad, el piropo o el coqueteo son espacios de los vínculos y las relaciones cotidianas que no tienen por qué dejar de existir. Pero el límite de eso es cuando pasas a llevar la integridad de la otra persona”, indica Loreto Jara, de Educación 2020.

Los estereotipos parten en los cuentos

La Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres analizó algunos cuentos y textos escolares de cada asignatura que son distribuidos a los jardines infantiles y escuelas, y constataron que los cuentos infantiles, por ejemplo, muestran marcadas diferencias en las capacidades y roles entre hombres y mujeres.

“A través de la trama, lenguaje e ilustraciones de los cuentos se transmiten estereotipos que marcan a las personas desde su formación inicial (…). A las mujeres, en general, se les asignan roles pasivos, son brujas, madrastras, débiles, expectantes a la llegada de un varón que las rescate o las ponga fuera de peligro; se les ve mirando por la ventana, en el trabajo doméstico, y se las circunscribe al espacio de lo privado de manera natural. Los hombres, en cambio, toman posiciones de poder: son príncipes, reyes, emperadores, aventureros, exploradores, patrones”, dice la experta.

También señala que si bien se ha tendido a visibilizar más a algunas mujeres, se “mantiene la visión de un mundo predominantemente masculino, al cual lo femenino se debe ir trepando”.

Las “heroínas” son mostradas como mujeres excepcionales, en muchas ocasiones asociadas a sus compañeros, padres o hermanos -como sucede en algunos textos escolares con Marie Curie, Simone de Beauvoir, Frida Kahlo, Anna Freud, Virginia Woolf, entre otras.

Aunque se haya ido modelando el lenguaje no sexista en los textos escolares durante las últimas dos décadas, y se haya incorporado a las mujeres a través de las “heroínas”, persiste en el discurso oficial de los textos “la desigualdad de los géneros como mecanismo de reproducción de violencia simbólica”, plantea.

Fuente del Artículo:

http://www.latercera.com/nacional/noticia/lograr-una-educacion-no-sexista/181417/

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