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Venezuela implementará plan de inclusión educativa y nutrición escolar con Unicef y FAO

América del Sur/ Venezuela/ 15.01.2019/ Fuente: vtv.gob.ve.

“Son aportes y cooperaciones que permiten consolidar el ingreso a la educación inicial y atender los servicios públicos como el agua, alimentación y transporte”, informó Delcy Rodríguez, vicepresidenta Ejecutiva de la República.

Así lo dijo tras concretarse la firma este martes de dos acuerdos con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y para la Educación, Ciencia y a Cultura (Unicef).

“Nada de lo que se haga al margen de las Naciones Unidas puede regir al mundo”, acotó Rodríguez en sus declaraciones a los medios de comunicación desde la Casa Amarilla.

“Estos acuerdos forman parte de la agenda 2030 del organismo multilateral que suscribió el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, hace dos días” que ratifican el reconocimiento del Gobierno venezolano por parte de instancias internacionales, acotó el ministro del Poder Popular de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, quien participó en el encuentro.

Indicó que la puesta en marcha de estas iniciativas marca la nueva dinámica que guiará la acción de gobierno del presidente Maduro.

Acceso a la educación

Venezuela implementará plan de inclusión educativa y nutrición escolar con Unicef y FAO
Foto: Vicepresidencia de Venezuela

El primer acuerdo suscrito apuesta por la universalización del acceso a la educación inicial, así como el retorno de niños y niñas que temporalmente se retiraron del sistema educativo y el mantenimiento de la matrícula escolar.

Asimismo, “se prioriza la capacitación y mejoramiento de la didáctica en materias como lenguaje y matemática”, acotó el vicepresidente sectorial para el Área Social y Territorial, Aristóbulo Istúriz.

Destacó que con los recursos otorgados por la Unicef “podemos reforzar los distintos niveles de educación en zonas vulnerables y de frontera con miras a cumplir la universalización en materia de educación.

Rafael Ramírez Mesec, representante de la Unicef, detalló que el programa atenderá a niños y niñas menores de 5 años, aun cuando no estén insertos en el sistema educativo.

Por otra parte, se atenderá a las comunidades indígenas con el programa de educación intercultural bilingüe para garantizar el acceso a la educación de calidad a estas poblaciones.

Agricultura en centros educativos

En tanto, el convenio firmado con la FAO busca promocionar la agricultura urbana y nutrición adecuada con alimentos autóctonos producidos en centros escolares o en comunidades cercanas de las escuelas priorizadas.

“Estos recursos nos ayudará a adquirir insumos para incentivar la agricultura urbana, para que cada escuela produzca alimentos que aporten al Programa de Alimentación Escolar (PAE)”, sostuvo Istúriz.

Carlos Mendoza, encargado de la FAO para América Latina, precisó que el acuerdo servirá de apoyo a los programas de agricultura familiar cerca de las escuelas “para solventar los problemas que conlleva el cambio climático y apoyar a las escuelas con alimentos producidos localmente”

El Ministro de Educación venezolano destacó que el Gobierno Nacional trabaja para contar con un observatorio para hacerle seguimiento a la nutrición en escuela.

El fondo que será destinado a ambos programas será de 1 millón 667 mil dólares, además se suministrarán cerca de 2.500 kits escolares.

Fuente de la noticia: http://vtv.gob.ve/venezuela-implementara-plan-inclusion-educativa-nutricion-escolar-unicef-fao/

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¡Lo que se aprende dentro y fuera de la escuela cuando todos los saberes dialogan!

Por Jaume Carbonell

Discursos

En el primer capítulo de Pedagogías del siglo XXI (Carbonell, 2015) trazo un breve panorama de los discursos más sustanciosos sobre el aprendizaje y la educación que se adquieren fuera de la escuela, y sobre la necesidad de relacionarlos e incluirlos dentro del currículo. Un clamor que viene de lejos. Hace ya un siglo John Dewey distinguía dos tipos de educación: la extraescolar, más asistemática, vital, profunda y real, que la infancia adquiere en la familia, en la calle o en otras instancias socializadora del entorno inmediato; y la educación formal o escolar, más abstracta y superficial, pero también más amplia, completa y segura. Desde entonces han corrido ríos de tinta en torno al encuentro y desencuentro entre ambos ámbitos de aprendizaje, dando cuenta de los intentos, mayormente fallidos, de ensamblarlos.

También MacLuhan pronosticó hace tiempo que el caudal de  información y el conocimiento crecería de modo exponencial con la progresiva y acelerada irrupción de las tecnologías de la comunicación. No hay un solo diagnóstico que no avale, cada vez con más datos y evidencias, esta realidad. Las conexiones múltiples entre personas y artefactos, horizontales y desjerarquizadas, contribuyen a ello. Basta fijarse en las prácticas generadas  por la educación expandida: modalidad vinculada a la comunicación que teje redes con lo audiovisual, lo artístico o experimental, y que se genera fuera de las instituciones formales. En las tramas de aprendizaje y el banco común de conocimientos que facilita el intercambio de saberes y habilidades. En los MOOC: la expansión del conocimiento en abierto. En las universidades y otros centros de enseñanza alternativos. En la ingente y diversificada oferta de actividades extraescolares, culturales y de ocio para la infancia y la juventud. En la actividad desarrollada por centros sociales y culturales institucionales o autogestionados, espacios de creación artística, bibliotecas públicas y otro tipo de equipamientos. En lo que se aprende observando, con mirada crítica y sin prisas, lo que sucede en la naturaleza y en la ciudad. Y en el conocimiento que se adquiere, renueva y enriquece a lo largo de toda la vida.

Porque se aprende en cualquier momento y lugar. Este es el mantra que inspira todos los relatos que tratan de derribar los muros del aula y el currículo demasiado academicista y encorsetado. Que se abren a la vida y a un mundo cada vez más complejo con el objeto de comprenderlo críticamente y de transformarlo hasta donde sea posible.

Investigaciones

Estos discursos se avalan con diversas investigaciones. Como botón de muestra cabe citar la realizada recientemente por la redREUNI+D [Red Universitaria de Investigación e Innovación Educativa -conformada por tres grupos de investigación de las universidades de Granada, Valladolid, Málaga y Extremadura-, y publicada en Ecologías del aprendizaje. Educación expandida en contextos múltiples (Martínez Rodríguez, J.B y Fernández Rodríguez, comps; Morata, 2018)]. Desde una perspectiva sistémica se ahonda, a partir del trabajo cualitativo de estudio de casos, en la construcción del conocimiento, la generación de saberes y adquisición de nuevos aprendizajes, mostrando trayectorias y personales y comunitarias donde circulan lenguajes, formatos y saberes en entornos ecológicos muy diversos, físicos y virtuales, a lo largo y ancho de la vida.

Como cualquier otra investigación no existe neutralidad y sus autores explicitan con claridad, por ejemplo, su apuesta por los colectivos silenciados y excluidos que crean otras formas de relacionar los conocimientos. De ahí que se hable de epistemologías del Sur, autoridad expandida, ciencia ciudadana, investigación militante o epistemología popular y que, por tanto, se apueste por la formación de una ciudadanía crítica, participativa y comprometida en la defensa de los derechos sociales básicos y del bien común. En esta obra coral resuenan los nombres de Morin, Vygotski, de las pedagogías críticas o de las comunidades de aprendizaje, entre otros.

Los trabajos son muy variados. Unos se centran en las identidades mediáticas en la sociedad aumentada, en las comunidades maker de videojuegos en línea o en el aula como espacio de participación multisensorial, donde se propone aprender “un nuevo lenguaje que se interroga en voz alta y en grupo por lo cotidiano, por lo establecido, por la repercusión de lo que hacemos y lo que somos”. Hay un bloque dedicado a las ecologías de aprendizaje y mediaciones sociales de culturas y contextos formales y no formales, donde está presente la educación transmedia y la hiperconexión, las marcas de género en la formación on-line, el aprendizaje musical y la lectura literaria y filosófica como instrumento de mediación social y conocimiento compartido. Y no faltan las investigaciones en torno a las ecologías comunitarias y de saberes, con una fuerte impronta de participación y transformación social, como es el caso de la Universidad Rural Paulo Freire de la Serranía de Ronda (Málaga) o de un proyecto educativo de voluntariado internacional donde “las relaciones de convivencia, los proyectos de educación no formal, la economía, los cuidados, la ecología y el feminismo van constituyendo otra cultura en la que el aprendizaje y la vida convergen en proyectos que van dando sentido al mundo en que vivimos”.

Políticas

Hay discursos, investigaciones y experiencias de gran solidez, aunque éstas suelen ser minoritarias o parciales, circunscritas a un colectivo o ámbito de conocimiento. De ahí la conveniencia de que esta necesaria incardinación entre la educación formal y no formal encuentre un mayor cobijo para su implantación y generalización en el territorio mediante políticas públicas en clave de equidad. Los proyectos de ciudades educadoras o de planes de entorno transitan en esta dirección. Y la iniciativa de “La educación 360 a tiempo completo”, promovida este curso en Catalunya por tres entidades: Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, Fundació Bofill y Diputación de Barcelona, supone un paso más respecto a las políticas educativas locales. Su objetivo prioritario es el de conectar tiempos, espacios, aprendizajes y agentes educativos en los municipios para generar más y mejores oportunidades educativas.

Se trata de una alianza estratégica para establecer una mayor relación y continuidad entre lo lectivo y lo no lectivo dentro de una lógica colaborativa y comunitaria. En este sentido, se trata de optimizar el capital cultural para convertir el municipio en un ecosistema educativo, estrechando los espacios de conexión y coordinación, el acompañamiento y la personalización educativa. Así, el éxito escolar y empoderamiento escolar no se entiende únicamente como el logro de los contenidos y competencias curriculares sino como un proyecto personal de aprendizaje que incorpora la adquisición de otros saberes extraescolares. Para este cometido se fijan un conjunto de propuestas y acuerdos de política municipal para los próximos años, al tiempo que se experimentan una serie de procesos innovadores de cierto calado.

El saber académico y de la vida cotidiana son igualmente útiles y relevantes dentro de un proceso en que se combinan aprendizajes formales e informales, intencionales o imprevisibles. Se abre un mundo de óptimas posibilidades para dialogar entre todos esos saberes de modo continuo e interdisciplinar. Ese es el gran reto del profesorado: superar inercias muy arraigadas y circunscritas al dictado de la gramática, el currículo y el espacio escolar. Una tarea que compromete igualmente a los demás agentes educativos: a todos aquellos que de modo directo o indirecto inciden en el proceso de socialización de la infancia y la juventud. Martín Barbero señala que estas transformaciones se producen por un movimiento de descentramiento o deslocalización de los saberes que los saca de sus lugares tradicionales y que diluye la noción tradicional de conocimiento y la acerca al saber común, a la experiencia social, a la experimentación y al flujo digital.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/01/10/lo-que-se-aprende-dentro-y-fuera-de-la-escuela-cuando-todos-los-saberes-dialogan/

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La educación inclusiva de los refugiados sirios en Jordania

Asia/Jordania/Fuente: Euronews

Más de 5,6 millones de personas han huido de Siria desde 2011, buscando en lugar más seguro en Líbano, Turquía o Jordania, entre otros países. La mitad son niños. Casi 700.000 refugiados sirios viven en Jordania, tercer país receptor tras Turquía y Líbano. Se estima que más de 700.000 niños sirios refugiados están fuera del sistema escolar de los países vecinos.

La mayoría de los refugiados sirios vive en zonas urbanas y Mafraq es una de las tres gobernaciones jordanas con mayor número de personas registradas procedentes de ese país. Las escuelas locales tienen que seguir el ritmo de un gran número de niños refugiados que necesitan una educación, incluyendo aquellos con alguna discapacidad. Abd Al-Rahman tiene ocho años y padece una parálisis cerebral que le impide caminar con normalidad. Este es su primer año en la escuela y afirma que lo que más le gusta es la ciencia y «todo lo que está relacionado con ella».

En la escuela Al Hamra, Abd Al-Rahman es tratado como cualquier otro niño, pero con otras necesidades que atender. La escuela es parte de un programa de educación inclusiva implementado por la organización Mercy Corps y financiado por la Unión Europea. Abd Al-Rahman ha sido rechazado durante dos años por escuelas que no tenían el equipamiento que requería.

«Trabajamos con las escuelas proporcionándoles maestros asistentes, también les proporcionamos mobiliario y tecnología de asistencia para mejorar la calidad de la educación que reciben todos los niños, incluidos los niños con discapacidades. En la actualidad, alrededor de 300 niños están recibiendo sesiones de rehabilitación», explica Maisa Asmar, de Mercy Corps.

Las cifras sobre refugiados sirios con discapacidad en Jordania no son claras. Según las estimaciones, más de 15.000 podrían ser niños y solo un 3% estaría recibiendo clases. Las razones provienen no solo de la capacidad limitada del sistema nacional de educación, sino de las condiciones socioeconómicas de los refugiados, incluyendo las altas tasas de pobreza.

Regresamos a Amman para visitar con el comisario europeo de Ayuda Humanitaria, Christos Stylianides, otra de las escuelas con financiación comunitaria. La Unión Europea ha movilizado unos 11.000 millones de euros desde el comienzo de la crisis siria. El presupuesto para educación se está incrementando. «La educación en situaciones de emergencia es el ámbito que cuenta con menos fondos en nuestra ayuda humanitaria y por eso ya he aumentado 10 veces el presupuesto para la educación en este apartado. El año que viene todos los proyectos humanitarios tendrán que incluir especificidades para personas con discapacidad», explica Stylianides.

Viajamos de nuevo al norte, cerca de Siria, para visitar otra escuela inclusiva. Dareen Ahmad forma parte de un equipo de alrededor de 160 maestros asistentes para niños con discapacidades formados por Mercy Corps en más de 40 escuelas de todo el país. Con la ayuda de un intérprete, está creando conciencia sobre las personas con discapacidades al enseñar el lenguaje de signos a los estudiantes que están en plenitud de condiciones. .

«La primera vez que vine a la escuela me preocupaba cómo podía comunicarme con los alumnos y los profesores, pero desde el primer día en el aula fue muy fácil. Mi lenguaje corporal funcionó muy bien y a los estudiantes les encantó», detalla Dareen. Mediante el programa, por ejemplo, niños sordos han podido lograr comunicarse con otros que no lo son.

Dareen es un ejemplo vivo de inclusión. Un camino que todavía es largo y que no está garantizado para todos, ya sean jordanos o refugiados. Ella tardó siete años en encontrar un trabajo.

Jordania ha aprobado recientemente una nueva ley sobre los derechos de las personas con discapacidad y un plan estratégico de diez años que reproducirá las prácticas de más éxito a lo largo de todo el país.

Fuente: https://es.euronews.com/2018/12/20/los-beneficios-de-la-educacion-inclusiva-para-la-economia-jordana

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Nuestro derecho como país es aprender

Por: Pluma Invitada

Las palabras importan. Y cuando hablamos de las palabras consagradas en la Constitución, importan aún más. Son las palabras las que marcan el actuar de las autoridades y las que establecen la base mínima de lo que podemos esperar y exigir en el cumplimiento de nuestros derechos humanos.

Por eso, es imprescindible entender cada palabra de lo que ahora se propone en la iniciativa del presidente López Obrador en materia educativa.

Uno de los logros más importantes –aunque poco tratado en la conversación pública– de la reforma constitucional de 2013 fue reconocer explícitamente el derecho de cada niña, niño y joven (NNJ) al máximo logro de aprendizaje.

Con esta frase, por sencilla que parezca, el derecho a la educación en México dio un gran paso hacia delante. Hoy se entiende como el derecho a aprender y la obligación del Estado va más allá de facilitar el acceso a una escuela; el Estado debe garantizar el desarrollo de ambientes de aprendizaje eficaces, que cuenten con las condiciones básicas –maestros formados y acompañados, así como infraestructuramétodos y materiales y organización escolar adecuadas– para asegurar el desarrollo de cada estudiante.

La iniciativa enviada a la Cámara de Diputados que propone derogar esa frase de la Constitución presenta una visión tan limitada del derecho a la educación que implica un retroceso grave en el derecho a aprender.

El nuevo texto habla del interés supremo de las NNJ de la impartición de educación –no de aprender– y hace referencia a un nuevo Servicio de Carrera Profesional del Magisterio que debe favorecer –no garantizar– la equidad educativa, la excelencia de la educación y el desempeño académico de los educandos.

¿Qué pauta marca este fraseo para las autoridades? ¿Para las y los docentes? ¿Qué podemos exigir como ciudadanos, familias y NNJ?

La excelencia educativa es bastante general (con tendencia a ser excluyente) y desempeño académico implicaría que evaluáramos el cumplimiento de un derecho humano con base en calificaciones escolares. Si mi hija recibe un 10, pero no puede entender lo que lee, ¿se cumple su derecho?

Tal vez la evidencia más clara de la nueva visión sobre el derecho se encuentra en la propuesta para la Fracción IV: La educación universal y obligatoria implica el derecho de toda persona a acceder a la educación… El Estado promoverá la inclusión… y establecerá políticas enfocadas a evitar la deserción y fomentar su permanencia.

Es claro que el derecho a la educación no se cumple si dejamos a NNJ fuera de la escuela.

Pero años de escolaridad dejan de tener sentido si en ese tiempo no aprendemos, no desarrollamos lo que necesitamos y queremos para ser constructores activos del mundo a nuestro alrededor.

Nuestro derecho es a APRENDER y no debemos aceptar menos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/nuestro-derecho-como-pais-es-aprender/

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Deseos para el próximo año 2019

Por: Jaume Carbonell

Cerramos el año 2018 con una lista de ‘deseos’ para el próximo año de cara a tener una escuela más inclusiva y justa para todas las personas que están cerca de ella.

1. Más oportudades educativas para todos y todas. Abrir nuevas ventanas de oportunidades, con criterios de calidad y equidad, a  lo largo de toda la vida: desde la escuela infantil hasta la universidad y la educación de personas adultas. En el entorno rural y urbano. Dentro y fuera de la enseñanza formal. Porque el conocimiento y el aprendizaje no solo se adquieren en el currículum sino mediante el contacto y el disfrute de todos los bienes culturales y sociales que aporta la comunidad.

2. Educación inclusiva con más recursos. Hay que evitar de manera efectiva que ningún niño o niña, por razón de su diversidad funcional o debido a su situación socioeconómica, sea excluido de la escolaridad ordinaria. Ello requiere modificar culturas y actitudes por parte de los diversos agentes de la comunidad educativa. Pero también un apoyo legal y económico -con más dotación de profesionales- para garantizar las condiciones de la escolaridad. De lo contrario, la inclusión se convierte en mera retórica y en una forma más de exclusión.

3. Avanzar hacia la innovación trasformadora. La innovación no puede convertirse en una moda pasajera, en un concepto vacío o en el reclamo para captar más clientes dentro de la lógica de la competitividad en el mercado educativo. La innovación educativa consistente y que empodera es la que transforma mentes infantiles y adultas; la que le da la vuelta a las formas de organizar el conocimiento y de enseñar y aprender; que entiende la evaluación como un mecanismo, no para sancionar y clasificar, sino para mejorar el aprendizaje; que genera pensamiento crítico, y que atiende a fines educativos relacionados con el desarrollo sostenible, la justicia social, el ejercicio más pleno de las libertades, la solidaridad y el bien común. Es la que se plantea la transformación educativa de manera sistémica y global y apunta hacia la transformación social. La que permite soñar en otro mundo radicalmente distinto.

4. Generar más bienestar y felicidad. Una escuela acogedora, un claustro feliz y un aula con un buen clima afectivo contribuyen a mejorar las condiciones del proceso de enseñanza y aprendizaje. De ahí la importancia de las relaciones cercanas y de confianza, de la cooperación y el apoyo mutuo y de la ética del cuidado. El bienestar personal y colectivo conforma una comunidad más democrática y cohesionada y también forma parte de la calidad educativa.

5. Reforzar la educación en valores democráticos. El logro de este objetivo no compete solo a una asignatura -llámese educación en valores ético-cívicos o para la ciudadanía- sino al conjunto del currículo explícito y oculto: a todos los espacios y momentos de la vida escolar cotidiana. Porque la democracia se forja desde la más tierna infancia, aprendiendo a dialogar, a respetar las diferencias, a mediar en la resolución de los conflictos y a tomar decisiones. En síntesis, a ejercer derechos y responsabilidades, la esencia de una comunidad democrática.

6. Velar más escrupulosamente por el cumplimiento los Derechos de la Infancia. Por aquel marco legal que, en consonancia con los Derechos Humanos, protege y dignifica la infancia y adolescencia: salud, educación, intimidad, condiciones de vida, etc; evita todo tipo de discriminación y atropello, y crea las condiciones adecuadas para su desarrollo integral. Para ello cabe establecer mecanismos de acompañamiento y control más cercanos y sostenidos.

7. Terminar con los cuatro “ismos” más demoledores. Con el fascismo que trata de imponer un pensamiento uniforme y de restringir la democracia; con el sexismo que se sustenta en el poder patriarcal y en la violencia de género; en el racismo, que justifica la supremacía de unos colectivos y el desprecio y discriminación de otros, y el fundamentalismo que, amparado en el fanatismo, llega a ejercer y a justificar el terrorismo. Aunque también cabe denunciar el terrorismo de Estado que está destruyendo pueblos enteros. La labor preventiva desde la educación se hace cada día más imprescindible.

8. Reducir las desigualdades y activar los procesos de paz. Redoblar los esfuerzos y mecanismos de intervención por parte de los organismos gubernamentales y no gubernamentales para actuar sobre las causas que provocan la barbarie y la pobreza. Y mostrar una amplia solidaridad con todas las personas que, a consecuencia de ello, tienen que abandonar sus países. Porque antes que migrantes y refugiados son sujetos con plenos derechos y no moneda de cambio que pueda medirse por cupos y cuotas de entrada.

9. Un mayor recononocimiento y dignificación del profesorado. Por su compromiso, responsabilidad y dedicación, con frecuencia en situaciones muy duras, merecen el máximo reconocimiento social, una formación inicial y permanente de calidad y unas condiciones de trabajo y salarios dignos. En este sentido, tan importante es la labor desarrollada por una maestra de educación infantil como la ejercida por un catedrático de universidad; por tanto, justo es que reciban la misma remuneración.

10. Un mayor compromiso por parte de los poderes públicos. Trátese del Estado o de otras administraciones, para promover políticas educativas y sociales encaminadas a consolidar la red de escuela pública en todos sus niveles, con criterio de calidad y equidad, frenando al propio tiempo los imparables procesos de privatización. Se trata de invertir más dinero en docencia y recursos materiales, pero también de garantizar, legalmente y en la práctica, una educación inclusiva y democrática que termine con todo tipo de barreras, segregaciones y exclusiones.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/12/19/deseos-para-el-proximo-ano-2019/

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Ampliar el foco: hacia un concepto de ‘bullying’ sistémico

Por: Saray Marqués

”No fue capaz de encontrar su lugar en esta escuela”. Con estas palabras explica una profesora por qué un alumno sometido a bullying, Sasu (nombre ficiticio), ha tenido finalmente que abandonar el centro educativo. No se plantea qué le sucedió, cómo se sentía, cómo podia haber intervenido la escuela. Lo hace en el marco de un artículo de investigación que precisamente se titula así, y que se propone “reexaminar el papel de los profesores en el bullying en la escuela comprensiva finlandesa”.

Maneras de ser diferente

Entre 2013 y 2016 un equipo analizó los procesos de inclusión, exclusión y marginación en dos insitutos de Helsinki. En uno de ellos, Sasu, que había llegado en octavo curso, abandona el centro el curso siguiente, después de haber cambiado varias veces de grupo. Durante la investigación -a base de observación, dos días a la semana, en las clases, en los recreos, en las fiestas… pero también de entrevistas y focus groups– se ve cómo le cuesta encontrar pareja cuando hay que realizar trabajos, cómo los alumnos se burlan de él, cuchichean sobre su familia o le ponen motes, cómo le tiran bolitas de papel en clase… pero, también, cómo algunos profesores fingen no percibir estas situaciones, evitan mirarle a los ojos o sólo se fijan en él si hace algo que no debería.

Sasu a menudo habla demasiado alto, o canta, o se mueve, o hace ruiditos… Es un desafío a pequeña escala, que ni molesta ni interrumple la clase, pero supone una desviación de las normas no escritas de la cultura escolar, lo que da pie a toda una serie de procesos de exclusión. Sasu no da el perfil de ”normalidad”, ergo no goza de una participación plena en la vida de la escuela y se le hace notar que no es bienvenido como parte del grupo.

Sasu es víctima de amenazas, robos, difusión de sus datos personales o ciberacoso, pero prevalece esa falta de habilidades sociales en la mirada de sus compañeros y sus profesores al explicar por qué finalmente, tras cambiarle varias veces de grupo, Sasu abandona la escuela. Dentro de esta lógica, y pese a que su caso protagoniza diferentes sesiones del programa antiacoso Kiva, en el que la escuela participa, su salida de debe a su ”incapacidad para adaptarse”.

En la investigación se relata cómo al no poder ser entendido según las normas de la escuela se convierte en primer lugar en invisible para los profesores, una invisibilidad que es la antesala de la exclusión. Sasu tiene bastantes papeletas para ser incluido en ese constructo implícito de ”normalidad”: como el 50% de sus compañeros de la escuela, es blanco y tiene el finlandés como lengua materna. Lo que falla, lo que no es ”normal”, son sus habilidades sociales y su capacidad de conocer los límites del comportamiento correcto.

El caso de Sasu sirve para reclamar una perspectiva más amplia del bullying, incidiendo en lo cultural, lo relacional, lo social, lo estructural, que analice las acciones y los discursos que prevalecen en la cultura escolar y pueden abocar a él. Los mismos profesores que en las entrevistas grupales se declaran en contra del bullying e implicados en su prevención, en línea con la política y la retórica antibullying del centro, permanecen impasibles ante un Sasu ansioso, que llora, en el patio del colegio a causa de ese acoso que sus profesores y compañeros aseguran denostar.

Kiva: no es oro todo lo que reluce

El estudio, a cargo de la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Helsinki, Ina Juva, junto con Gunilla Holm y Marianne Dovemark, y publicado en octubre en la revista Ethnography and Education, no pretende desmitificar la escuela comprensiva finlandesa ni el método estrella antiacoso Kiva, exportado también a otros países, pero sí invita a abordar el bullying no solo desde una perspectiva psicológica, de conducta individual, sino también sociológica, de las estructuras (normas, reglas, cultura escolar) que en muchos casos conducen a él.

Y viene a decir que los estudiantes no son los únicos cómplices silenciosos posibles ante un caso de acoso: “Si el profesor culpa a la víctima, moderará su intervención”, se explica el estudio, citando a Faye Mishna. Los profesores pueden contribuir asimismo al bullying “etiquetando a los estudiantes” o “ignorando el bullying que se da entre ellos”. Y, en una especie de círculo vicioso, con su falta de intervención, “pueden normalizar y legitimar el uso de la desviación [de la conducta asumida como normal] como una explicación y y justificación del bullying”, como ya advirtió en su día Paul Horton.

Ina Juva, que responde por correo electrónico a El diario de la educación, subraya: “El programa Kiva ha obtenido resultados en prevención y resolución de casos de bullying, pero creo que parte de la exclusión que podría ser vista como acoso no entra en su radar. Y creo también que sus soluciones son limitadas, porque el énfasis está en los problemas entre individuos”.

Para Juva, “no es un error buscar las causas individuales -con el énfasis no tanto en los factores que hacen vulnerable a la víctima, sino en cómo se le presenta o categoriza-, y la investigación que se concentra en ellas ha sido importante para explicar el bullying, pero esta no es suficiente para abordarlo en su totalidad. Es necesario ampliar el foco a los factores estructurales, una investigación que existe [en la investigación se citan trabajos previos de Paul Horton o Faye Mishna, entre otros muchos], pero por alguna razón se ha quedado más en los márgenes. Por ejemplo, hay trabajos sobre cómo los profesores gestionan el bullying, pero bastantes menos que sobre el rol de los estudiantes”.

A este respecto, señala que “incluso los profesores que activamente intervienen en casos de bullying, pueden quedarse pasivos en algunos casos, cuando el estudiante está categorizado como no-normal. Y este es el problema: No tanto el comportamiento de un profesor a título individual sino el modo en que entendemos en la sociedad cómo es un estudiante normal o no-normal, y cómo esa concepción afecta a cómo se les excluye o son víctimas de bullying”.

En la investigación, un adelanto de su tesis doctoral, se subraya que sería importante incorporar esta reflexión en la formación del profesorado para incrementar “su capacidad de reconocer los procesos relacionados con la exclusión de los alumnos categorizados como “no normales”. Una reflexión, por otra parte, que va más allá del fenómeno del bullying: “Es una cuestión de cómo entendemos toda la escuela y su papel en la sociedad. Si su deber es producir buenos trabajadores, consumidores y ciudadanos, o algo más”.

Entre los factores que pueden contribuir a la exclusión, y que forman parte de la cultura escolar a través de los materiales empleados en la escuela y de las propias formas de pensar y entender el mundo de los maestros, según Juva, se encuentran las expectativas de lo que supone ser una persona normal. Y, dentro de ellas, las expectativas de comportamiento, “el ideal de cómo el estudiante, o el ser humano en general, debería ser en el sistema capitalista occidental”.

Junto con la expansión de la mirada a los factores estructurales, Juva propone una reflexión crítica sobre las normas que sustentan la cultura escolar: ”Definitivamente, el concepto de normalidad, presente en las escuelas, incluye la idea de cómo es un estudiante ideal. La normalidad que soporta la noción del ser humano ideal tiene largas raíces hasta 1840, y desde entonces algunos rasgos como blanquitud, clase social o heterosexualidad han estado incluidos”.

“En el sistema educativo debería existir un debate sobre las expectativas de qué es un estudiante normal o ideal y el tipo de expectativas que esas construcciones crean en los estudiantes, junto con las posibilidades que conllevan de ser incluidos o excluidos en la escuela”, plantea Juva, que señala que su intención es invitar a un debate más amplio sobre el bullying en Finlandia (y en otros lugares) aunque no siempre la investigación “despierte el interés de las autoridades”.

También en España

En nuestro país, un informe de Unicef, Factores de la exclusión educativa en España, analizaba en 2017 la falta de un lugar en el sistema para aquellos alumnos que se escapan del perfil de alumno normal. El informe contaba con el asesoramiento del catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Murcia Juan M. Escudero, responsable junto con sus colaboradores de la introducción en España del concepto de exclusión educativa.

En respuesta a El diario de la educación, Escudero se muestra partidario de una perspectiva y un enfoque ecológico y de una gran ateción y mirada crítica por parte de los profesores que, como señala la investigación finlandesa citando a Paul Horton, “pueden inconscientemente contribuir al bullyingindirectamente a través de sus prácticas pedagógicas”: ”Desgraciadamente así puede suceder y, de hecho, ocurre con frecuencia. Las etiquetas, más aún cuando estigmatizan, no solo designan sino que explican aquello y a aquellos a quienes se les aplican. Esto puede terminar culpando a las víctimas y cerrándoles todas las ventanas de salida en situaciones en las que puedan encontrarse. Cierran, por tanto, todas las puertas a la posibilidad y devalúan a los sujetos hasta extremos tales que pueden llegar a marcar muy negativamente sus vidas en el presente y el futuro”.

Para el experto, no hay buena educación posible si esta no reconoce, valora y dispone de respuestas a las diferencias del alumnado ni si salirse del perfil de alumno normal o ideal supone un precio tan alto como la marginación o el fracaso o el abandono escolar.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/13/ampliar-el-foco-hacia-un-concepto-de-bullying-sistemico/

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“La mayor parte de los chicos que diagnostican no son autistas”. Entrevista a Cristina Machado Kupfer

Entrevista/13 Diciembre 2018/Autora: Tamara Smerling/Fuente: El diario la educación

La cantidad de niños pequeños que aparentemente padecen Trastornos del Espectro Autista (TEA) se incrementó de manera poderosa en los últimos diez años en San Pablo. En esta entrevista, María Cristina Machado Kupfer narra las problemáticas de la medicalización en edades muy tempranas y analiza las dificultades con la inclusión en las escuelas públicas de uno de los municipios más poblados de Brasil, São Paulo.

“Los niños están siendo considerados como autistas desde muy chicos, con problemáticas que ni siquiera sabemos si tienen realmente. Es muy probable, incluso, que ni siquiera las lleguen a tener porque son muy pequeños para determinar una cosa tan seria”, dice María Cristina Machado Kupfer, doctora en Psicología por la Universidad de São Paulo. La especialista, que también realizó una Maestría en Psicología Familiar y el doctorado en Psicología Escolar y Desarrollo Humano, trabaja como docente en la Universidad de São Paulo y es editora de la revista Estilos da Clínica (USP).

La psicología, sobre todo el tratamiento y la prevención, son sus áreas de estudio, donde trabaja en temas de infancia, psicoanálisis, investigación, educación especial, autismo y psicología infantil. Es, además, miembro fundador del Laboratório Interunidades de Estudos e Pesquisas Psicanalíticas e Educacionais sobre a infância – IP/FEUSP. En 2006, fundó junto a la Universidad Nacional de Mar del Plata, entre otros centros de estudio de América Latina y España, la Red de Estudios e investigaciones Psicoanalíticas e interdisciplinarias en Infancia e Instituciones (Red INFEIES).

En noviembre participó en el IV Coloquio / VI Simposio Resistidas y desafiadas. Las prácticas en instituciones entre demandas, legalidades y discursos que se realizó en Buenos Aires, organizado por FLACSO Argentina y la Red INFEIES, donde presentó su trabajo: “La escuela y la/os madres y padres de niña/os en situación de inclusión: una relación delicada”.

¿Cómo es el panorama de la inclusión educativa, hoy, en São Paulo?

La inclusión educativa de los niños con el denominado Trastorno del Espectro Autista (TEA) en Brasil es un poco diferente en relación con otras problemáticas: no es lo mismo para quienes tienen una discapacidad motora o del lenguaje. Es por esto que, en relación con estos problemas psíquicos, lo que se percibe es que hubo un aumento muy significativo de los niños que, aparentemente, padecen estas problemáticas en las escuelas. En el caso de las psíquicas puedo hablar, sobre lo que ocurre pero no tengo conocimiento de las demás.

¿Tienen conocimiento de por qué se dio este aumento de la cantidad de niños o niñas con TEA en las escuelas de São Paulo?

El aumento de los diagnósticos se expandió, sobre todo, en los bebés recién nacidos y hasta los dos años. Son, según vi hace muy poco tiempo, por ejemplo, unos 1.200 chicos en las escuelas públicas. Entonces uno puede decir: “Ah, qué bueno, aumentó la inclusión educativa de los niños diagnosticados con TEA en São Paulo”. Pero eso no es cierto, pues no aumentó propiamente aunque es mayor que hace diez años atrás.

¿Qué ocurrió entonces?

Lo que ocurrió, en todo caso, es que parece que la cantidad de niños aumentó pero, en realidad, lo que creció fueron los diagnósticos. Eso es muy peligroso, porque esos niños están siendo considerados como autistas desde muy pequeños, con problemáticas que ni siquiera sabemos si tienen realmente. Es muy probable, incluso, que ni siquiera las lleguen a tener porque son niños muy pequeños para determinar una cosa tan seria.

¿Qué otras problemáticas tienen en estas escuelas?

Entre otras problemáticas que tenemos en las escuelas están las de los docentes que dicen que “no fueron preparados para esto”. No se trata, digamos, de capacitar a los docentes de las escuelas en TEA. Lo que sucede es que no saben qué hacer exactamente con esos niños dentro del aula. El problema no es si fueron formados o no, pues no tienen que tener una especificidad para entender un diagnóstico, el problema es que no fueron capacitados para cuidar de cualquier niño en la diversidad. No tienen que saber sobre autismo o psicosis para trabajar con esos niños: lo que falta es una formación que les permita trabajar con los niños en toda su dimensión (que no es solo cognitiva).

¿Qué es lo que falta?

Les falta sensibilidad para entender que un niño que está quieto, aunque no haya sido diagnosticado de nada, no es un buen alumno porque no se mueve dentro del aula. Los docentes deberían comprender que ese niño, que no hace ruido ni se mueve, no está psicótico, autista o lo que fuera. Tienen que mirar las diferencias y hacer un trabajo de inclusión de todos los niños porque antiguamente solo eran formadas para hacer su labor de cuidados en un jardín maternal. Ahora, en cambio, son capacitadas como “profesoras”, se imaginan que “enseñan” en esos centros y que deben procurar que los niños sepan los colores, las formas, las canciones: solo recortan el aspecto cognitivo o intelectual del aprendizaje, cuando no solo abarca eso. Ni siquiera hablan con los niños: “¿Para qué? ¿Si tiene un año y no me entiende?”. Tienen que aprender a propiciar el juego, obtener las condiciones para que eso se logre, disfrutar de las condiciones de sociabilidad de esas aulas, donde los bebés están unos con otros quizás por primera vez fuera de su casa y se dan unos intercambios riquísimos.

¿Cómo se imagina entonces ese “ideal” de docentes?

Si los docentes lograran ese intercambio, la inclusión educativa sería mucho mejor con todos los niños. La mayor parte de esos chicos que, hoy, son diagnosticados, no son autistas. En todo caso, tienen rasgos de autismo. Los médicos son los que diagnostican y llevan a las escuelas: es una imposición del sistema de Salud por sobre el de Educación. Muy precoz, más de lo que debería, porque desde muy temprano incluso empiezan con las medicaciones.

¿Qué ocurre cuando los niños son mayores en edad?

En ese caso, cuando tienen siete u ocho años, son las madres las que pelean por la inclusión en la educación común. Porque después que fueron diagnosticados, hasta los dos años, concurren al jardín maternal. Más tarde, los problemas empiezan y las familias optan por sacar a sus hijos de la escuela y los chicos finalmente se quedan en casa. Las escuelas especiales son muy pocas, la Ley obliga a que sean aceptados en las escuelas comunes. Si alguien tiene un hijo de cuatro años, por ejemplo, y nunca fue a la escuela o fue excluido, la escuela tiene que aceptarlo en su matrícula por normativa. Si no tienen lugar en esa escuela, por ejemplo, es obligación de los directores darle la posibilidad de una vacante en otra del mismo barrio.

¿Pero es efectiva aunque lo marque la normativa?

No, no es efectiva. Los niños empiezan en la escuela pero, después de un tiempo, comienzan a faltar mucho, o las escuelas les piden que vayan solo dos horas. Entonces esa no es una inclusión de verdad. Sin embargo, hay que reconocer que todo esto es bien diferente de lo que era hace cincuenta años atrás: un poco por las leyes, otro poco porque, de a poco, se va instalando una cultura de la inclusión en las escuelas. Las profesoras no quieren, dicen que dan mucho trabajo, que gritan o pegan, pero los niños con estos diagnósticos, finalmente, comenzaron por entrar en las aulas. Las escuelas saben que tienen que aceptarlos y que no puede ser tarea de un solo docente. Si grita o pega, entonces el niño va con la directora, o con la portera, o a jugar al patio o a hacer otra actividad, hasta que vuelve al aula. Entonces la cultura de las escuelas se arma, finalmente, para propiciar la llegada de ese niño. No tiene otra opción. Si ocurre que se está intentando, ahora, trabajar con una nueva normativa sobre los acompañantes terapéuticos y los equipos interdisciplinarios que deben ser procurados por las propias escuelas. La Prefectura creó un cargo especial, incluso, el Auxiliar de Vida Escolar, además de unos centros donde confluyen estas diversas disciplinas y que están ubicados por toda la Ciudad para trabajar en cada región únicamente sobre la inclusión de los niños en las escuelas comunes. Eso, para mí, también es una señal que las escuelas están queriendo cambiar algunas cosas para que los niños estén dentro de las aulas. No es un trabajo muy eficaz pero está en construcción y hay una estructura que puede mejorar.

Imagen y fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/11/la-mayor-parte-de-los-chicos-que-diagnostican-no-son-autistas/

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