Libro: «Educación 2050: Construyendo hoy la educación de mañana»

Kelly Robledo

Educación 2050 es un libro escrito por Juan Carlos Casco y Telémaco Talavera, expertos en innovación y educación, y coordinadores del proyecto por la transformación educativa Kairós. La publicación tiene su origen en el desarrollo de trabajos y experiencias prácticas de transformación educativa que los especialistas han ejecutado los últimos 20 años con gobiernos e instituciones de diferentes países.

Estos programas y proyectos educativos que alimentan el libro han contado con la participación de millones de estudiantes, decenas de miles de profesores y centenares de profesionales. Desde esta praxis, se plantea un conjunto de estrategias para hacer frente a los grandes desafíos de la revolución tecnológica y la Cuarta Revolución Industrial. Los autores lo definen como «un libro que muestra las claves para comenzar a construir hoy la educación del mañana».

Según Casco y Talavera, en Educación 2050 se promueve abiertamente la necesidad de alcanzar un contrato social por la educación a escala global (Tercer Contrato Social de la Educación). La publicación, declaran, invita a construir hoy la educación del 2050 en torno a los grandes desafíos sociales, económicos, tecnológicos y laborales de la actualidad.

Casco explica: «Nuestro propósito es construir los caminos, poner en práctica las experiencias y generar nuevas propuestas con las que los organismos internacionales, gobiernos e instituciones educativas puedan diseñar nuevas políticas públicas, programas y proyectos de innovación educativa». De esta forma, el fin del libro es ser propositivo.

«No arrojamos datos ni cifras, no describimos el mundo de la educación, sino que ponemos encima de la mesa un conjunto de herramientas, competencias, claves y acciones prácticas para transformarla. El ejercicio de reunir la información, datos y cifras que avalan las tendencias son accesibles y fáciles de obtener por otros caminos a través de numerosas fuentes documentales que avalan el fracaso de un modelo agotado», detalla Casco.

Asimismo, los autores sostienen que para diseñar el futuro de la educación es más importante pensar a largo plazo que mirar el pasado, pues el mundo ha dejado de ser estable. Pero este pensar en futuro «tiene sentido siempre que haya voluntad y decisión inquebrantables para actuar de manera inmediata en el presente», asegura Casco.

El libro que ha sido recientemente presentado desde Brasil, y será publicado por capítulos para el público general desde el blog juancarloscasco.emprendedorex.com. El primer capítulo ya está disponible.

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/lecturas/educacion-2050-construyendo-hoy-la-educacion-de-manana/

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¿Será que no soy lo bastante innovador?

Por: Víctor Manuel Rodríguez

Es importante plantearnos de forma colectiva qué entendemos por innovación, qué prácticas lo son realmente y hasta qué punto pueden transformar 

Comparto la idea de que en los últimos tiempos estamos asistiendo a una emergencia de prácticas educativas innovadoras y, también, al incremento de debates centrados en cómo debe ser la educación que queremos y qué cambios o qué procesos de transformación nos parecen necesarios.

Durante algunos años, los drásticos recortes en recursos, las agresiones a la escuela y sus profesionales, y el abandono a su suerte o la condena a la exclusión de miles de niños y niñas y sus familias han conducido el debate educativo, en un marco legislativo y administrativo claramente hostil,  hacia reivindicaciones más ligadas a la propia supervivencia o al mantenimiento de algunas conquistas y avances en equidad a finalZes del siglo XX. Hoy día, además de continuar esa necesaria “resistencia”, son muchos los educadores y educadoras que, de forma individual o colectiva, vuelven -en realidad no creo que hayan dejado  de hacerlo- a pensar en cómo transformar sus propias prácticas o las de sus centros para mejorarlos y adecuarlos a nuevos tiempos, necesidades y demandas sociales.

La noción de “innovación educativa” aglutina en gran medida ese impulso renovador, pero lo hace convirtiéndolo en una especie de mantra que no deja claro a qué se refiere en realidad.  Por eso es importante, desde mi punto de vista, plantearnos de forma colectiva qué entendemos por innovación educativa, qué prácticas son realmente innovadoras y hasta qué punto pueden transformar de manera positiva los entornos educativos. Para centrar un poco ese debate, señalo algunos peros o algunas alertas encadenadas que cuestionan determinadas concepciones de la innovación o la manera en la que llegan a los centros educativos.

La primera tiene que ver con la gran dispersión de propuestas de carácter innovador que a veces se presentan nada menos que como la solución definitiva a todos los males de la escuela o, en palabras de Juan Carlos Tedesco en este medio, el milagro que todas y todos estamos esperando. Ninguna escuela podría dar abasto si pretende encaminar sus pasos en las múltiples direcciones que le indican los adalides de cada una de las supuestas soluciones -incluso con Copyright- y sin las cuales, según sus impulsores, no cabe que un entorno educativo pueda llamarse a sí mismo innovador. El catálogo de “buenas prácticas” que se ofrece a los educadores es hoy más abrumador que inspirador y, lejos de clarificar el horizonte, creo que lo enturbia hasta casi difuminarlo.

La segunda nos remite a quienes están detrás de muchas de estas iniciativas. El mundo educativo es, para algunos, un poderoso mercado que debe mantenerse con la maquinaria de compra y venta engrasada. De ahí que, casi de repente, una buena cantidad de empresas financieras, de seguros, constructoras, editoriales y, sobre todo, tecnológicas, hayan decidido infiltrarse sin más tapujos que utilizando el mecanismo de sus propias “fundaciones” para explicarnos qué debemos hacer, quiénes son los verdaderos innovadores y cómo los que no lo son quedan más o menos excluidos de la modernidad pedagógica. Cada día nos ilustran con una ineludible charla TED; nos ofrecen el top 10 o 100 de los innovadores o emprendedores sociales o educativos e, incluso, se permiten otorgar, desde una sociedad “filantrópica” radicada en Dubai y apoyada en la mayor y más elitista red de escuelas privadas del mundo, un premio al que la prensa y muchos incautos han dado en llamar el “Nobel de la educación”.

El tercer pero o alerta tiene que ver con el hecho de que la inmensa mayoría de las propuestas innovadoras se refiere a aspectos ligados a la metodología o, en alguna medida, a la organización y gestión de los centros y casi nunca o pocas veces al núcleo fundamental de nuestro quehacer educativo, que tiene más que ver con qué estamos enseñando o qué está aprendiendo de verdad nuestro alumnado. Con seguridad, la escuela no es el único entorno en el que debamos trabajar por la emancipación y la transformación de un modelo social, económico y político injusto y depredador -con la naturaleza, con las personas y con las relaciones entre ellas- pero sí es, a buen seguro, uno de los más importantes. Creo que tan innovador o más que el cambio metodológico ha de ser ese cuestionamiento y transformación radical del currículo que muchas y muchos demandamos. Cuando alguien me pregunta si nos estamos planteando que cada alumna o alumno disponga de una tableta o incorpore el móvil como herramienta de trabajo , a mí se me ocurre repreguntarle si están trabajando en sus aulas la estafa financiera, el cambio climático, las migraciones y las guerras o las vallas que rodean a su alumnado y a sus semejantes.

Confío en que de los párrafos precedentes nadie deduzca que no asumo la necesidad de transformar nuestras prácticas, nuestras metodologías, nuestros espacios o la manera de organizar mejor los procesos de enseñanza y aprendizaje. Me gusta cambiar y conocer nuevas formas de hacer. Sé que -aunque no siempre- el medio puede ser el mensaje y, por tanto, entiendo que una metodología más participativa enseña también participación y democracia o que el aprendizaje cooperativo enseña a cooperar y a confiar en el otro también fuera de la escuela. Sé también que las tecnologías pueden ayudar en los procesos de personalización de la enseñanza y que pueden abrir la puerta a nuevos saberes, nuevas formas de investigar o de entender el mundo que nos rodea.

Lo que no comparto en absoluto es que algunos de los “retos” que a veces se le plantean a la escuela deban ser asumidos de forma acrítica como propios, sin tener en cuenta sus implicaciones y costes en el alumnado -por ejemplo en el más vulnerable-, en el propio centro o en su entorno cercano o lejano; malentendiendo que son en verdad los retos que plantea la sociedad del siglo XXI, cuando quizá sean sólo retos derivados de la necesidad de reproducción social desde una óptica puramente capitalista, alejada de las necesidades reales y profundas ligadas a nuestra condición de seres humanos.

Aun suponiendo que la innovación que viene no sea la que responde a una lógica mercantilista sin más y al objetivo de hacer de la educación un negocio sustancioso, considero útil trasladar la distinción que realiza S. Riutort (1) entre la innovación que pretende crear valor social en los confines de la economía de mercado y aquella que se concibe como “un vehículo de creatividad y experimentación ciudadana para iniciar procesos de cambio institucional a favor de la democratización de la sociedad”. La primera nos remite a los emprendedores o innovadores como los nuevos héroes de unas sociedades que necesitan regenerarse sin renunciar en lo esencial al orden social instituido. La segunda nos obliga a emprender con otros y otras, a recuperar nuestra condición de agentes transformadores, a cambiar a partir de las necesidades colectivas como ciudadanos, como educadores y como personas, para llegar a construir sociedades más justas, más igualitarias, menos excluyentes y más libres. Sin duda, me gusta más esta segunda.

Nota: (1) Riutort, S. (2016): Energía para la democracia. Madrid: FUHEM Ecosocial/Catarata (p.47)

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/12/09/sera-que-no-soy-lo-bastante-innovador/

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Reitera gobierno nacional ecuatoriano apoyo a juventud innovadora

América del Sur/Ecuador/10 Diciembre 2016/Fuente: Prensa Latina

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, felicitó hoy a jóvenes de este país sudamericano que ganaron recientemente el premio de The History Channel y ratificó el apoyo del gobierno nacional a la innovación.
‘Hay que marchar más de la mano de universidades y del sector productivo. La innovación es uno de los pilares fundamentales para mejorar la calidad académica de las universidades’, aseguró el mandatario desde Guayas, donde se realizó el programa sabatino Enlace Ciudadano.

Entre cinco mil proyectos presentados a la cadena internacional, la iniciativa HandEyes, dispositivo para ayudar a invidentes, de estudiantes universitarios ecuatoriano resultó ganadora de la tercera edición del concurso ‘Una idea para cambiar la historia’.

Durante el programa semanal que conduce el Jefe de Estado, se recordó que el proyecto fue uno de los ganadores del Banco de ideas, plan ideado por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt) y la vicepresidencia para ayudar a emprendedores e innovadores.

Correa precisó que el banco fue criticado por algunos representantes de la oposición, quienes durante su creación se refirieron a la iniciativa como una salida ante la carencia de ideas.

‘Fue criticado y ridiculizado y de ahí surgió el proyecto que ganó entre cinco mil’, puntualizó el Dignatario.

‘Lo más valioso es esa innovación, esa creación y proponer a la humanidad algo que no existía antes’, aseguró y reiteró la felicitación a los jóvenes ganadores: ‘ÂíQué orgullosos nos sentimos de ellos!.

La ignorancia es atrevida y los que nunca han hecho nada tratan de burlarse y solo quedan en ridículo, acotó Correa.

Âí Qué vivan nuestros jóvenes brillantes, el Banco de Ideas y el apoyo a la innovación!, concluyó.

HandEyes es un dispositivo con componentes electrónicos y mecánicos, que cuenta con un sensor, el cual emite sonidos y alerta a los invidentes sobre la cercanía de obstáculos.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=49230&SEO=reitera-gobierno-nacional-ecuatoriano-apoyo-a-juventud-innovadora
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Estamos viviendo la primavera de la educación: CIIE2016

Por: Erick Juarez Pineda

En el marco de la presentación del Tercer Congreso Internacional de Innovación Educativa “Innovar para transformar”, (CIIE2016), del Tecnológico de Monterrey, Alfredo Hernando, investigador y creador del Proyecto Escuela 21, aseguró que estamos viviendo la primavera de la educación, pues hay una preocupación y una ilusión por mejorar la educación. “Hoy este tema está en el centro de todos los movimientos históricos y culturales”, explicó.

Durante la conferencia virtual con el experto, Alfredo Hernando señaló que las escuelas junto con sus equipos de profesores son los protagonistas del cambio educativo y el común denominador de las escuelas innovadoras  que están cambiando su forma de trabajo es que tienen una historia de éxito documentada, aceptan el desafío de transformarse, optimizan sus recursos y consiguen una historia de éxito.

Se cuestionan, por ejemplo, acerca de los espacios de aprendizaje, los roles de los profesores, los horarios de las clases.

Por su parte, José Escamilla, Director de TecLabs y Presidente del Comité Organizador del 3er. Congreso Internacional de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey, explicó que este cambio se da porque los jóvenes no se enfocan solamente en recibir información, sino en compartir también su conocimiento.

“Son generadores de contenido y buscan aprendizaje a través de experiencias. Estamos viviendo una revolución en la educación y es fascinante ser pionero de este cambio en México a través del Tec de Monterrey”, agregó.

Durante el Congreso, los participantes tendrán la oportunidad de conocer las tendencias y prácticas educativas que están transformando la educación en el mundo, además podrán conectarse con reconocidos expertos, intercambiar experiencias y desarrollar redes de colaboración especializadas.

El Congreso se celebrará del 12 al 14 de diciembre en el Tecnológico de Monterrey Campus Ciudad de México y se espera contar con 3 mil 500 participantes de más de 23 países y 250 instituciones.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/estamos-viviendo-la-primavera-de-la-educacion-ciie2016/

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«El motor de la innovación educativa es la escuela, sus profesores y sus alumnos»

01 de noviembre de 2016/Fuente: laopinion.es

«España tiene buen ecosistema para cambiar la enseñanza pero falta darle forma», afirma el psicólogo y autor de ‘Viaje a la escuela del siglo XXI’, Alfredo Hernando

Psicólogo e investigador, Alfredo Hernando decidió hace unos años buscar en todo el mundo, literalmente, las escuelas más innovadoras. Durante dos años, viajó por el planeta descubriendo proyectos que han elevado el éxito escolar de una forma poco tradicional y ha recogido su experiencia a través de la publicación de Viaje a la Escuela del Siglo XXI. Así trabajan los colegios más innovadores del mundo. Durante la semana pasada participó en TEA en la Feria de Innovación Fi2, en la que pronunció la ponencia inaugural, y el sabado intervino en un congreso internacional sobre aprendizaje celebrado en el colegio Salesianos de La Cuesta.

¿Qué es Escuela 21?

Es un proyecto que tomó forma de viaje en el que decidí visitar escuelas innovadoras para descubrir buenas prácticas en el aula, cosas que se están haciendo con éxito por todo el mundo. El resultado fue una publicación que pretende dar a conocer este tipo de proyectos para que se descubran y dar así la oportunidad de replicarlos. Por eso, gracias a la Fundación Telefónica, se puede acceder de manera gratuita a través de la web y ya vamos por más de 260.000 descargas en algo menos de un año.

¿Cuántas escuelas visitó en este proyecto?

Fueron un total de 50 escuelas seleccionadas previamente. Para ello me basé en tres criterios. Por un lado que tenga una historia de éxito documentada, en la que se demuestre que ha habido un cambio de resultados. En segundo lugar que hayan afrontado de forma pionera la metodología y por último que se trata de experiencias que permitan la réplica o que incluso ya se hayan copiado.

¿Alguna de estas experiencias le habrá sorprendido?

En realidad, las visitas no se trataron solo de descubrir. Antes de ir había un trabajo previo, miraba muy bien lo que estaban haciendo y lo que había provocado, cómo se hacía,… El pretrabajo para este proyecto ya fue un descubrimiento. Por eso no había grandes sorpresas, porque al final iba a aprender de lo que otros estaban haciendo y me encontré lo que iba buscando. Quizá más de lo que esperaba.

Dice que la publicación permite a otros centros copiar de alguna manera los proyectos de éxito, ¿cree que un modelo educativo realizado en otro contexto puede tener los mismos resultados aquí?

En parte sí. En mi caso se trataba de una obsesión por encontrar la inspiración. Quizá sea una forma de copia, pero al final también debe haber mucho de adaptación. Al final de lo que se trata es de entender que la escuela es una comunidad de aprendizaje individualizado.

Si es individualizado, ¿cómo se genera éxito escolar a través de la copia o la réplica?

Porque al final en los primeros pasos de la innovación lo que haces es copiar algunos elementos que ya existe para mejorarlos. Ha pasado por ejemplo con la automoción: el coche parte de la mejora de otro medio de transporte tirado por caballos y se ha ido adaptando, a través de la innovación. Lo mismo ocurre con la imprenta que después se transformó en máquinas de escribir, luego en ordenadores y ahora tenemos tablets. El proceso de innovación parte de un origen, pero debe ser un modelo que busque la mejora.

Tras su experiencia, ¿cree que en España o Canarias puede encontrar proyectos de ese nivel de innovación?

Desde luego, aquí también están funcionando y hay proyectos muy interesantes. Además, la mayoría de ellos en centros públicos o al menos sostenidos con fondos públicos. De hecho, en el viaje que emprendí buscando la escuela del siglo XXI elegí 50 centros y estoy seguro de que si lo hiciera ahora tendría una buena recámara de colegios a los que acudir para conocer ese cambio. Desde luego creo que existe un ecosistema potente al que es necesario darle forma y cuerpo.

¿Conoce lo que se está desarrollando en el Archipiélago? ¿Cómo lo valora?

Precisamente en la Feria de Innovación se están presentando proyectos muy interesantes. Además, hay un movimiento impulsado por docentes y que demuestra que hay gran interés en cambiar las cosas, en buscar otra metodología. Se está llevando a cabo y se va ampliando. La prueba es la propia feria o el congreso en Los Salesianos del fin de semana.

En ese caso, ¿por qué parece que no mejora el sistema educativo? ¿Hay que esperar a que suceda centro a centro?

El problema es que en el fondo son cambios cualitativos: en la metodología de enseñanza, en la forma de evaluar,… Conlleva cambiar la rutina del profesorado y una gran implicación. Al final se trata de un proceso muy personal, aunque tenga resultados a nivel más global.

Y los alumnos, ¿se implican en este tipo de proyectos o metodologías?

Sí, sí, desde luego. Los estudiantes son los primeros en implicarse en este tipo de cambios.

¿Pero de dónde debe partir ese cambio?

El verdadero motor es la propia escuela, el trabajo que desarrollan sus profesores y equipos directivos, el apoyo del entorno y la actitud de los alumnos. Son el epicentro y la escuela solo puede mejorar a través de ellos. Hay que tener en cuenta que se requiere una fase de adaptación. En el caso de España creo que vivimos una primavera de la innovación educativa que quizá ya estaba en marcha cuando inicié el viaje en busca de la escuela del siglo XXI. En aquel momento intenté ampliar horizontes porque sabía que había muchos colegios trabajando en proyectos y métodos innovadores pero se trata de activar esa inspiración.

¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en ese cambio de modelo?

El mundo digital transforma la sociedad y en las aulas el impacto de todas las tecnologías es mayor. No se puede entender que en el siglo XXI se practique un sistema de aprendizaje basado solo en la transmisión de información. Hay que tener en cuenta que estos alumnos pueden usar modos diferentes de trabajo pero también son capaces de sacar información del mundo que les rodea. Aún así el cambio no se queda en eso, las nuevas generaciones tienen que aprender de una manera más colaborativa y, sobre todo, comenzar a desarrollar otras habilidades que es lo que se conoce como competencias.

Fuente: http://www.laopinion.es/sociedad/2016/10/31/motor-innovacion-educativa-escuela-profesores/719425.html

Imagen: www.cityguideny.com/uploads2/99118/innovate-manhattan-charter-school.jpg

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