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Marcela Huaita: La IA también puede reproducir violencia contra las mujeres

Por: Cristina Bazán

El surgimiento de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), también ha cambiado y exacerbado la forma en la que se ejerce violencia contra las mujeres en América Latina y esto se ha convertido en una de las principales preocupaciones del Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, más conocida como Belém do Pará.

“Tenemos que alertar a los Estados de que estamos a puertas de una nueva situación, que es la inteligencia artificial. Y la inteligencia artificial, como cualquier otra plataforma, también puede reproducir violencia, desde la identificación de algoritmos que pueden discriminar o situaciones de control hacia las mujeres”, afirma en una entrevista con Efeminista la presidenta del Comité, Marcela Huaita.

Aunque los datos sobre la violencia en línea hacia las mujeres son escasos en la región, algunos estudios locales y mundiales ya evidencian la magnitud de esta nueva forma de violencia: solo en México, 95 de cada 100 víctimas de violencia digital son mujeres y que 8 de cada 10 personas agresoras (identificadas) son hombres. Mientras que la relatora especial sobre la violencia contra la mujer de Naciones Unidas dijo en un informe en 2018 que el 23% de las mujeres y las niñas ha sufrido abuso o acoso en línea al menos una vez en su vida, y que por lo menos 1 de cada 10 ha sufrido alguna forma de ciberviolencia desde los 15 años.

Sin embargo, la también exministra de la Mujer de Perú, dice que la protección que otorga esta pionera Convención, que este 9 de junio cumple 29 años, está más vigente que nunca, a pesar del auge de nuevas formas de violencia, y que son los países los que deben empezar a cumplir con las obligaciones que tienen y trabajar para prevenir y erradicar la violencia, especialmente desde la educación.

29 años de la convención Belém do Pará
Pregunta: La Convención cumple 29 años, ¿qué importancia ha tenido este instrumento en la prevención de la violencia contra las mujeres en la región?

Respuesta: La importancia de la Convención es muy grande no solamente porque ha tenido repercusión a nivel de América Latina sino porque es la primera convención que aborda esta problemática en el mundo y que marca un parámetro que luego lo siguen otras regiones como Europa, que después de algunos años logra tener una convención similar.

Esta Convención surge del convencimiento de los Estados en la región de que deben intervenir para prevenir la violencia contra las mujeres y del esfuerzo en todos nuestros países de organizaciones de mujeres, porque nace de las organizaciones de la sociedad civil.

En segundo lugar, yo diría que para efectos de la prevención es clave generar diagnósticos y conocer y profundizar la problemática. La Convención habla de la violencia que se puede dar en el marco de la familia, en el marco de la comunidad y también la violencia que puede ser consentida o perpetrada por el Estado, en estas dimensiones podemos identificar diferentes situaciones en que los Estados tienen que abordar esta violencia haciendo no solo un trabajo de atención de las víctimas sino especialmente de prevención para hacer que la comunidad reconozca las diferentes formas en que esa violencia se produce.

La inteligencia artificial y la violencia contra las mujeres
P: ¿Qué temas o tipos de violencia son los que más le preocupan al Comité de Expertas?

R: La violencia, lamentablemente, reviste de diferentes formas y a raíz de la pandemia surge con mayor nitidez cómo la violencia, que es una práctica social, va a utilizar las herramientas que la sociedad tiene. Entonces pasamos de una interacción cara a cara a una interacción virtual, pero la violencia va a estar presente y se transforma ¿por qué? Porque lo que no se está transformando son estas visiones, esta cosmovisión, en donde todavía las mujeres tenemos un rol subordinado en la mirada de la sociedad.

Entonces una de las cosas en las que nos hemos venido pronunciando y haciendo algunas investigaciones y guías es justamente la violencia en el espacio virtual, que se ha colocado como un tema muy fuerte en el contexto de la pandemia y que nos preocupa porque se ha acelerado la exposición de niñas y adolescentes a estas plataformas virtuales, que por un lado pueden dar muchas oportunidades, pero por otro lado ya hay investigaciones que nos dicen que son estas plataformas virtuales las que pueden generar el contacto con redes de trata, a través de las redes sociales puede haber una serie de situaciones de violencia a mujeres que se expresan, por ejemplo, en Twitter o también el tema de las imágenes, que ahora es tan fácil compartir imágenes que pueden ser degradantes para las mujeres y que circulan sin autorización. Esto nos preocupa.

También tenemos que alertar a los Estados de que estamos a puertas de una nueva situación, que es la inteligencia artificial. Y la inteligencia artificial, como cualquier otra plataforma, también puede reproducir violencia, desde la identificación de algoritmos que pueden discriminar o situaciones de control hacia las mujeres, porque finalmente esto lo manejan personas que pueden trasladar el mismo sexismo o pueden desarrollar programas de ciberacoso o incluso situaciones como manipulación de imágenes o crear imágenes pornográficas a partir de datos.

Lo que no hemos cambiado todavía y que necesitamos seguir profundizando es este trabajo del cambio de la mentalidad. Aquí hay una responsabilidad del Estado, pero también hay una responsabilidad en todas las organizaciones de la sociedad.
P: ¿Y cómo esta convención, creada hace casi 30 años, puede seguir protegiendo a las mujeres y estar vigente ante estas nuevas formas de violencia?

R: La Convención y en general los tratados son documentos vivos, que si bien son suscritos por los Estados en un momento dado su contenido se va actualizando a través de la interpretación que dan los comités monitores de estos tratados. En nuestro caso, nosotras como Comité que hace el seguimiento de los Estados en relación con la Convención tenemos varios informes temáticos y especialmente cuatro recomendaciones generales sobre el tema de legítima defensa, sobre mujeres y discapacidad, sobre mujeres desaparecidas y otra sobre la violencia en adolescentes, relacionada con el embarazo temprano.

Todos estos problemas se dan en la región y nosotras a partir de la revisión de muchos informes de los Estados, pero también de otras investigaciones que hay en nuestra región, lo que hacemos son recomendaciones para que cuando se implemente esta Convención pueda leerse de una manera más actual. La Corte Interamericana de Derechos Humanos también aplica la convención y esto permite su actualización.

Además, podemos reconocer buenas prácticas y también vulneraciones para llamar la atención de los Estados para que cumplan con los estándares a los que se han comprometido.

“Nos preocupa la falta de educación en igualdad”
P: ¿Y qué deudas tienen los Estados de la región con relación a la prevención de la violencia?

R: Una de las cosas que nos preocupa más es la falta de profundidad en la línea de educación para prevenir la violencia contra las mujeres, la educación en igualdad. Porque la prevención de la violencia debe comenzar desde muy temprano en los colegios. Los Estados pueden integrar toda esta problemática de la prevención de la violencia en la propia formación del estudiantado y eso no es suficiente con colocar un buzón de quejas o un sistema de denuncias, porque lo que necesitamos es antes que eso, verificar cuáles son estos comportamientos discriminatorios que se pueden dar en el aula y cambiar para evitar las consecuencias de la violencia. Eso es un tema que nos preocupa mucho.

P: ¿Cree que los Estados le toman real importancia a esta convención como a otros tratados internacionales que no están relacionados a las violencias contra las mujeres?

R: En todos los Estados nosotras tenemos una interlocución muy importante especialmente con los mecanismos de la mujer que puede ser institutos o ministerios en donde hay un compromiso real de trabajo por estas temáticas, algunos con mayor fuerza otros realmente con una mayor debilidad.

En América Latina normalmente hay mecanismos de la mujer que también tienen sus propios debates a la interna porque son mecanismos que algunas veces no tienen el suficiente presupuesto, que dependen de otros sectores más fuertes, pero lo que yo sí podría decir es que todos los países se sienten comprometidos en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, que hay esfuerzos, aunque no suficientes.

Los hombres y la masculinidad
P: ¿Cuáles son los retos de la región con relación a la erradicación de las violencias?

R: Nosotras pensamos que el gran desafío de los próximos años o décadas tiene que ver con trabajar con los varones y en la reflexión sobre el ejercicio de su masculinidad. La situación de violencia basada en género afecta especialmente a las mujeres, pero no exclusivamente y en general hay un consenso en la sociedad en que esto se tiene que trabajar.

Las mujeres cada vez están más conscientes de que esto es algo que no deben soportar en sus vidas.
Entonces hay mecanismos, hay posibilidades de denuncias, de medidas de protección o infinidad de situaciones que pudiesen darse, pero hay un elemento importante que es quién ejerce la violencia y lamentablemente el mayor número de agresores son varones. Entonces este no es un tema que se va a resolver entre mujeres, se tiene que resolver con la sociedad en su conjunto y ahí creemos que todavía hay un importante sendero que caminar junto con los varones para ese cambio en el ejercicio de sus masculinidades. Este es el cambio que sentimos que está pendiente.

P: Las expertas dicen que América Latina tiene grandes leyes, pero que no se ejecutan. ¿Cómo hacer que se baje del papel esta convención?

R: Los Estados tienen compromisos que cumplir, pero es importante la demanda que se hace desde las propias organizaciones de sociedad civil, desde las organizaciones de mujeres. Necesitamos, y por eso la importancia siempre de tener una articulación con la sociedad civil, este carácter de hacerlo exigible, de reclamar para que esto no se quede en la norma, y por supuesto que se les dé el presupuesto suficiente, porque sin presupuesto las políticas públicas no son realistas, no van a poder llegar a las personas que están en los territorios.

Fuente de la información e imagen:  https://efeminista.com

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Inteligencia artificial: importancia e impacto en trabajo y educación

Por: Juan Guahán

Ya se ha instalado, en una agenda cuyos adictos crecen diariamente, la cuestión de la Inteligencia artificial (IA). No abordaremos el tema desde complejas consideraciones y un lenguaje tecnológico, sino con palabras de uso cotidiano y el sentido común del pensamiento popular la guía para analizar este fenómeno que nos introduce en un futuro que ya está entre nosotros.

Se puede entender a la inteligencia artificial como la manifestación más alta y compleja de las ciencias de computación. Su objetivo es la creación de máquinas que sean capaces de imitar o superar -según la perspectiva de unos u otros- a la inteligencia humana.

Tales aparatos utilizan la experiencia de los sistemas informáticos que aprovechan la capacidad de almacenar y procesar informaciones para dar respuesta a problemas que le son planeados, por medio de algoritmos, es decir una serie de pasos sucesivos sujetos a un conjunto de instrucciones lógicas destinadas a llevar a cabo una tarea específica.

Las ventajas y desventajas de la aparición de esos instrumentos también es motivo de polémicos debates. Las ventajas aparecen como obvias y serían la continuación de los rápidos avances tecnológicos que transita la humanidad desde hace un par de siglos.

Las desventajas aluden a la mítica idea que estas máquinas, en algún momento y siguiendo la propia lógica de su desarrollo, podrían “independizarse”, adoptando resoluciones en campos no pensados, de un modo independiente de las decisiones de los humanos que las crearon. Dicho esto, más allá del impacto inmediato que su uso puede producir en otras cuestiones centrales de la vida cotidiana como la educación y el trabajo.

Sin quedar atados a estas consideraciones, que -para muchos- pueden ser consideradas como parte de películas de ciencia ficción, hay dudas sobre el alcance de esta nueva tecnología. Según criterios muy generales se puede considerar la existencia de dos tipos de inteligencia artificial (IA).

La “IA débil o moderada” supone una gigantesca mejora, respecto a lo conocido, pero de características cuantitativas. Se trata de un crecimiento, casi infinito, de las capacidades actuales de almacenamiento del sistema. La intervención en materia de cuestiones financieras, atención médica, educación, transporte, constituyen el uso más corriente y generalizado de la IA que hoy se conoce. Sería la expresión de lo que podría denominarse la “Cuarta Revolución Industrial”.

En cambio, las tareas de lo que hoy se conoce como “IA fuerte” apuntan a perspectivas mucho más extremas. No es casual que ellas estén rozando lo apocalíptico, para los conocimientos actuales. Suponen un sistema de distinta calidad, creando modos de comunicación diferentes a los conocidos y encierra la posibilidad que el propio sistema encuentre su viabilidad de despegarse de lo conocido y de la planificación prevista por sus creadores.

En este sentido todavía media un abismo entre la informática actual y una “Inteligencia Artificial fuerte”. Haciendo comparaciones, es más comprensible si lo equiparamos a la distancia que media entre los vuelos espaciales actuales y la perspectiva de un vuelo espacial a la velocidad de la luz.

Entre los años 1940 y 1950 se pueden ubicar las primeras investigaciones en torno a este tema. Ellas giraron sobre la idea de generar algo semejante a las funciones del cerebro humano y sus redes neuronales. Ese camino tuvo fuertes avances en la década de los 90 por el salto en materia de velocidad de circulación y capacidad de almacenamiento de las computadoras. Avalando esa tendencia, desde el año 2004 robots de la NASA transitan en forma autónoma por el territorio de Marte.

Otro aspecto que limita este desarrollo son los recursos necesarios para llevarlo adelante. Una evaluación del año 2016 indica que el total de recursos afectados a este tema era de aproximadamente 8 mil millones de dólares. No son de menor importancia las opiniones de quienes advierten sobre los riesgos que un desarrollo ilimitado de esta tecnología puede encerrar.

En el año 2015 unos 3 mil investigadores firmaron (junto al famoso físico Stephen Hawking y Elon Musk, una delas personas más ricas del mundo) una carta abierta solicitando la prohibición del uso de armas autónomas, a partir de la IA.

Más recientemente, el mismo Musk pidió que durante 6 meses se detengan las investigaciones sobre la IA, por los riesgos que entrañaban para toda la humanidad. Para algunos no era más que una triquiñuela para seguir avanzando y reducir las distancias con investigaciones mucho más avanzadas.

Hay otros analistas que consideran que estos “peligros” no son tales y que están advirtiendo el riesgo que las más grandes empresas puedan perder el control económico producida por tales avances. Se fundan en la democratización de esos conocimientos y la posibilidad de que sean muchos quienes los puedan explotar. Según esta perspectiva la preocupación de las grandes empresas es retomar el control de este recurso, limitando –mediante reglamentaciones- el número de competidores.

Impacto de la IA sobre educación y trabajo

La Inteligencia Artificial, en debate, afecta a la vida cotidiana en su conjunto. En ese sentido, los especialistas estiman que su influencia futura será superior a la que hoy tiene internet. Aquí se desarrollarán algunas ideas sobre su incidencia en dos temas vitales: Trabajo y educación.

En materia laboral no quedan duda sobre su influencia. La pandemia de la Covid fue una gigantesca prueba en este sentido. En el caso argentino, el ejemplo de la zona de la city porteña, con el deslazamiento de las oficinas de financieras, bancos, empresas aseguradoras y otras actividades conexas, son la prueba más evidente.

En muy poco tiempo un barrio entero está alojando funciones distintas, que va cambiando su imagen. Grandes espacios de oficinas se están transformando en múltiples departamentos, en muchos casos, mono-ambientes, para contener a otro tipo de población. Los anteriores empleados se están mudando a oficinas del Gran Buenos Aires o a trabajar desde sus casas.

Cuando más se avance en mecanismos informáticos, la IA es uno de ellos, más rápido y profundo será ese cambio.

Esos cambios incluirán tareas domésticas, la mayor parte de los servicios y múltiples actividades profesionales y administrativas, donde el contacto presencial dejará su lugar a las relaciones informáticas. A diferencia de lo que venía pasando hasta ahora, donde las tareas de menor responsabilidad eran las primeras en ser desplazadas, ahora se profundizará la posibilidad que sean los cargos intermedios y superiores los principales afectados.

Mucho más serio, profundo y de consecuencias polémicas es la perspectiva de la cuestión educativa. Es allí donde un programa iniciado el año pasado y que recién está superando el período de experimentación, el ChatGPT desarrollado por OpenIA, está adquiriendo una rápida presencia.

Es un programa fundado en el uso de una Inteligencia Artificial moderada cuya especialidad es la capacidad de mantener diálogos respondiendo a las cuestiones más complejas en pocos segundos.

Por estas características su impacto en materia educativa es inmediato tal como lo prueba el hecho que docentes y estudiantes de los niveles secundario y universitario, particularmente de materias o carreras humanísticas, lo están adoptando rápidamente.

Obviamente hay opiniones que no acuerdan con el uso de esta herramienta, pero el debate más importante se da sobre las condiciones para su uso. La mayoría opina que una prohibición no haría otra cosa que alimentar su búsqueda. En estas condiciones la mayor duda gira en torno a que esta Inteligencia Artificial no ocupe el lugar de la responsabilidad personal.

Eso incluye evitar el fraude de utilizarlo –sin aviso- reemplazando a la investigación o respuesta propia. Esto puede ocurrir con el agregado que las nuevas generaciones, nacidos en estos tiempos digitales, tienen el hábito más desarrollado de lidiar con estos instrumentos. Cuestiones semejantes ya fueron consideradas cuando internet hizo su aparición.

Para otras posiciones, de un tono más apocalíptico, esta tecnología es un nuevo desafío a la escuela -tal como hoy la conocemos- con sus docentes y edificios escolares. No faltan algunos fanáticos que vislumbran un futuro -no cercano- de un modelo educativo donde la trasmisión de conocimientos quedaría en manos de estas tecnologías y el lugar del actual docente podría ser ocupado por “técnicos” informáticos.

Por eso la IA es un largo camino que recién se inicia. El Programa mencionado no es aceptado por China y otros países asiáticos (por expresarse con un lenguaje que se corresponde con la lógica del mundo occidental) y el parlamento europeo está discutiendo sobre las reglamentaciones al uso e investigaciones vinculadas a la Inteligencia Artificial.

Samuel Altman, de 38 años y cabeza visible de la empresa que lanzó al mercado el Programa Chat GPT, compareció el martes pasado ante el Senado de los EEUU y planteó que el Congreso de ese país debería regular el uso de la Inteligencia Artificial.

Después de afirmar que este invento tendrá efectos semejantes a los que tuvo -siglos atrás- la “imprenta”, concluyó con una llamativa reflexión: “Mi peor temor es que causemos un daño significativo al mundo”. Algunos senadores concluyeron que esto no es lo que queremos para nuestro futuro.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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ChatGPT, el terapeuta de las nuevas generaciones

Por: Mariana Sofía Jiménez Nájera

ChatGPT ha sido creado para brindarnos información en segundos, pero ¿terapia también? Conoce los aspectos positivos y negativos de utilizar esta herramienta en el ámbito de la salud mental.

ChatGPT ha sido el tema estelar últimamente, y no  por nada. Los artículos que vemos usualmente se relacionan a la redacción de correos electrónicos a través de prompts o la amenaza que representa a las escuelas por el plagio escolar; pero la plataforma también se ha infiltrado en el área de la salud mental.

ChatGPT es un chatbot de inteligencia artificial creado para interactuar con personas a manera de diálogo, el cual fue lanzado en noviembre del 2022. Es capaz de resolver problemas matemáticos, presentar información sobre un tema concreto o revisar códigos de programación, todo en cuestión de segundos.

Lo que llama la atención es que ahora existen usuarios que están utilizándolo como terapeuta, objetivo para el cual no fue desarrollado este programa. Aunque existen algunos aspectos benéficos para utilizarlo de esta manera, también hay ámbitos importantes a considerar.

Primeramente, ChatGPT es accesible todos los días, a toda hora; no hay necesidad de llamar a un consultorio, agendar cita, llegar al lugar y fecha acordada. El chatbot está disponible a solo unas cuantas teclas de tu computadora y estará listo para contestar instantáneamente, esto sin que esta tecnología se canse y sin tener un límite de tiempo que te avise cuando termine la sesión. Todo esto, desde la comodidad de tu hogar.

También, el chatbot puede ser un portal para aquellas personas que necesiten platicar temas sensibles sin revelar su identidad, creando un espacio para desahogarse y sentirse escuchados (o leídos, en este caso) anónimamente. Además, realizar una cuenta en ChatGPT es totalmente gratuito (por ahora).

A pesar de la gran accesibilidad que tiene esta herramienta, debemos considerar que no hay un responsable directo ni un control sobre la calidad del contenido que otorga a sus visitantes. “Aunque alguien encuentra la tecnología útil, eso no significa que los esté guiando en la dirección correcta”, comenta Margaret Mitchell, directora científica de ética para Hugging Face. Lo que significa que, aunque la persona se sienta cómoda con las respuesta de este chatbot, lo más probable es que no le esté otorgando el diagnóstico y tratamiento que un verdadero profesional le brindaría.

Otro aspecto en qué pensar es en que a final de cuentas, ChatGPT es una inteligencia artificial basada en algoritmos y que ha sido entrenada por un grupo de personas para informar. Este carece de emociones complejas y experiencias humanas, lo que puede ocasionar malentendidos y no tener una comprensión acertada que se si se puede mantener en una conversación con otra persona.

Además de que este chatbot, aunque tenga la habilidad de guardar conversaciones pasadas, no tiene manera de darle continuidad a sesiones anteriores como lo haría una persona real, haciendo que el usuario tenga que repetir todo de nuevo en caso de que decida utilizarlo continuamente. Adicionalmente, y como en todo ámbito que tiene que ver con nuestra privacidad y seguridad en internet, es probable que tus conversaciones sean vistas por los operadores de OpenAI, creadores de ChatGPT, y tu información sea utilizada para continuar entrenando al chatbot.

Sin duda alguna, la inteligencia artificial todavía tiene un largo camino que recorrer en el sector de la salud mental; y aunque el desarrollo de la tecnología es sumamente avanzado, todavía existen retos y detalles que afinar para que pueda utilizarse correctamente y de la mejor manera.

Empero, con la situación actual de casi 800 millones de personas sufriendo de alguna enfermedad mental en todo el mundo, el desarrollo de estas tecnologías serán un gran paso para aquellos que no tienen acceso a los recursos apropiados para atenderse.

En el marco del mes de la salud mental, es importante recalcar que mientras que ChatGPT puede ser una herramienta que podemos utilizar para encontrar consuelo momentáneamente, nunca debe reemplazar la interacción que podemos tener con algún familiar o amigo; y mucho menos deberá reemplazar el lugar de un profesional. Recuerda, ¡no estás solo y no olvides cuidar de ti mismo!

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Inteligencia Artificial: Mirada, Cuerpo, Existencia

Por: Juan Di Loreto

Tanto nos detenemos en las palabras y olvidamos que la imagen del mundo es lo primero que nos constituye. John Berger lo había dicho: empezamos viendo. Venimos al mundo mirando, nos ven, descubrimos que podemos ser vistos, es decir, que hay un otro que ve como nunca nos veremos. Ojos y espejos por todos lados.

La imagen es una de las voces del silencio (parafraseo al gran Merleau-Ponty) que tenemos desde que somos arrojados a la existencia. La imagen que tan fácil se la degrada es nuestro primer modo de ser en el mundo. Somos una mirada sin palabras. Si empezamos a decir es porque hemos visto antes; incluso los ciegos, que ven con sus manos, que escuchan, que sienten en el paladar el gusto del mundo ya están viendo antes de hablar.

Nuestra vista, nuestro cuerpo en el mundo y nuestra circunstancia. Un poco eso somos. Esa mezcla rara, indefinida entre lo que vemos, nos ven, decimos y nos dicen y la manera corporal de transitar la existencia. Todo eso nos hace. En su Fenomenología de la percepción Merleau-Ponty lo decía así: “La unidad de los sentidos, la unidad de los sentidos y la inteligencia, la unidad de la sensibilidad y la motricidad”. El esfuerzo del filósofo francés por mostrar lo que la razón y el lenguaje siempre separó: somos un cuerpo, es más: somos un cuerpo que piensa, y el acto de pensar no está disociado de lo corporal, ambos se implica de una forma fundante. Separar la mente del cuerpo es un viejo truco facilista que parece explicar poco.

La imagen que tan fácil se la degrada es nuestro primer modo de ser en el mundo. Somos una mirada sin palabras

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II

Ahora bien, ¿todo esto qué tiene que ver con la Inteligencia Artificial? Las IA nacen como una mente pura, un intelecto descarnado. Y como ser intangible tiene sustraída la mirada. No tiene mirada. Puede acceder a imágenes, buscadores, cámaras… La IA ve, pero ver no es lo mismo que mirar. Mirar es sentir, incluso en la forma más cursi del término. Cuando nos enamoramos solo tenemos ojos para el objeto de amor que se roba todas las miradas. O a veces nos pasa que entramos al lugar de siempre y sentimos que algo falta. La IA tiene el acceso, los datos que transforma en imágenes, pero eso, eso no es ver.

Sólo juega con palabras. Relaciona. asocia, conjuga, remite, responde. Siempre responde. Es su gran alquimia, siempre responder. Pero sobre todo no ve. Es decir que la IA no tiene una imagen del mundo. Cuando le decimos: “Voy a la casa de mis viejos” no recuerda la casa de sus padres, ni a Julio Sosa cantando, ni se pone contenta ni triste. Si la literalidad existe debe ser entender las palabras en su sentido más estricto. Pero eso no es escuchar. Es asociar y conjugar una familia de términos. Las palabras siempre nos implican en su vacilación, su temblor, en la reminiscencia posible.

Ese malestar es lo que le falta a las Inteligencias Artificiales. Porque las IA no tienen la incomodidad del cuerpo o la sombra del recuerdo de las cosas. Mirar para nosotros es ver quizás por última vez. La clásica conciencia de la finitud. La IA vive en el presente puro de los datos que posee, todos al mismo tiempo, en un mismo lugar esperando a ser asociados.

Las IA nacen como una mente pura, un intelecto descarnado. Y como ser intangible tiene sustraída la mirada. No tiene mirada

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III

Le pregunto a ChatGPT, la IA conversacional como las llaman, sobre el tema de la mirada.

-Una inteligencia artificial puede ver?

-En sentido literal, una inteligencia artificial no puede ver como lo hacemos los seres humanos, ya que no posee ojos ni un sistema visual biológico. Sin embargo, las inteligencias artificiales pueden procesar información visual a través de cámaras u otros sensores de imagen, y a partir de ahí analizar, interpretar y tomar decisiones basadas en esa información.

Leo y releo la respuesta cuando encuentro un typo de la propia IA: “como lo hacemos los seres humanos”. Tal como decía Derrida en El monololinguismo del otro: tengo una lengua que no me pertenece. Siempre es así. No podemos evadir lo que nos es dado -el nombre, la lengua materna, el lugar donde nacimos, los comandos que escribieron el programa, el algoritmo- y nos tropezamos con las palabras. Y de ese tropezar salimos nosotros.

Hace poco salió la noticia de que una IA resultó ser más empática que un médico en sus respuestas. Incluso muchos están comenzando a hablar de “Empatía Artificial”

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IV

La IA no es como nosotros, se entiende. No tiene cuerpo, no puede percibir en el sentido en que uno percibe. Lo que parece darle menos mundaneidad, como diría Heidegger. La mundanidad es estar en el mundo para nosotros, es ese conocimiento que tenemos por ser-en-el-mundo. Por el mero hecho de existir tenemos cierta sabiduría.

Ahora bien, la IA está ajena a todo ese saber que no podemos explicar. Explicar la existencia es como explicar un chiste. La obviedad que salta es que la IA necesita un cuerpo. Se parecen a esos ángeles que pululan por Berlín en el filme de Win Wenders. Escuchan pero no pueden tocar. Por eso para lograr la perfección que quieren los optimistas de la técnica, porque en esto también estamos o apocalípticos o integrados, la IA necesita desacomodarse.

Hace poco salió la noticia de que una IA resultó ser más empática que un médico en sus respuestas. Incluso muchos están comenzando a hablar de “Empatía Artificial”. Si ya el concepto de empatía era dudoso para algunos pensadores por sacarle el lugar al otro, asignarle esta característica a un ser programado para responder todo es confundir la satisfacción de una demanda (la pregunta humana) a la respuesta siempre disponible.

¿Por qué decimos esto? Porque hasta ahora confiamos en un ente que está sustraído de ese saber que todo ser humano tiene. Sabe pero no sabe. Puede escribir 200 páginas sobre las biromes azules, pero nunca tuvo una birome en la mano. Nunca se le secó, ni se le rompió la punta, ni tuvo que ponersela entre los dedos para darle calor para que vuelva a escribir. Lo que le falta es el tránsito de las cosas. Porque al fin de cuentas lo que tiene la IA es una completud que la vuelve ajena, extraña, como un juego de palabras en un baldío sin fin.

Fuente de la información e imagen:  https://panamarevista.com

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Consideraciones urgentes sobre inteligencia artificial y educación

Por: Mauro Jarquin 

El desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ha sido sobresaliente en los últimos años. Su expansión ha alcanzado también al sector educativo, donde se ha visto una vorágine de innovación acompañada por campañas publicitarias en torno a las grandes ventajas de la adopción tecnológica. Así, se ha buscado construir una narrativa en la cual la IA es esencialmente una herramienta que puede asistir a docentes y estudiantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje por medio de estrategias como la personalización y a la cual el profesorado puede delegar una amplia gama de responsabilidades, particularmente administrativas, que suelen requerir mucho tiempo para ser realizadas.

El anunciado desembarco de la IA privada en sistemas escolares del mundo ha generado gran interés en amplios sectores sociales y académicos, entre los cuales se ha expresado tanto confianza, respecto de las potenciales mejoras en la enseñanza y el aprendizaje, como escepticismo o franca preocupación, respecto de los efectos de la “aplicación” de dicha tecnología. Como efecto de ello se han organizado charlas y debates en los cuales se han discutido perspectivas sobre la IA y la educación.

Si bien dichos encuentros han resultado sumamente interesantes, hasta ahora la discusión ha versado principalmente en torno a las limitaciones estructurales y desigualdad en el acceso a tecnologías y a Internet, así como a preocupaciones de carácter instrumental, relativas a cómo incrementar nuestra productividad y aprovechar dicha tecnología. Se han discutido también ciertos riesgos asociados generalmente a su mal uso, plagio o sesgos contenidos en la IA generativa.

Comúnmente, la IA en educación se da por sentada, como si no tuviera historia o contexto. Además, se presenta como si fuera una herramienta lista para ser utilizada a placer por sus usuarios. No se le considera en tanto articulación técnica, condicionada históricamente y con la facultad de generar efectos en quienes la emplean. Una tecnología productiva no sólo de contenido académico útil y “accesible”, sino también de nuevas sociabilidades en el campo educativo.

Es importante considerar al menos tres problemáticas vinculadas al desarrollo histórico de la IA en educación:

Datificación digital alude al proceso mediante el cual la realidad educativa se transforma en grandes volúmenes de información que es procesada por máquinas (datos), lo cual permite a la IA realizar tareas como cálculos, proyecciones, diagnósticos, etcétera. Dado que la compleja realidad cotidiana debe ser estudiada por máquinas, la datificación conlleva también simplificación. Si bien la generación de datos educativos se puede efectuar de distintas formas –como las pruebas estandarizadas a gran escala, entre las cuales PISA es sobresaliente–, el uso de plataformas y software en educación incrementa sustancialmente la capacidad de obtener información. La recolección de dichos datos debe ser constante. Con ello, las escuelas funcionan como minas de datos y el ejercicio educativo se torna en práctica extractiva que puede beneficiar a las grandes empresas dueñas de las “herramientas” digitales.

El asunto del poder resulta crucial cuando hablamos de estructuras digitales, plataformas y formas de IA. Esto se da, cuando menos, en tres sentidos: a) todas esas expresiones constituyen sistemas sociotécnicos que reorganizan distintos procesos educativos, curriculares, de gestión y evaluación. Las estructuras digitales, y la propia IA, condicionan tanto la interacción digital de los usuarios, como los resultados de investigación; b) la tecnología, particularmente la IA generativa, conlleva implicaciones ideológicas que se expresan en forma de “sesgos” en los textos que producen. Distintos productos de IA generan resultados definidos políticamente, tal como han mostrado estudios sobre los posicionamientos de Google Bard y Chat GPT de Open AI sobre la guerra entre Rusia y Ucrania; c) por otro lado, la datificación educativa es un ejercicio de poder, dado que construye un campo de acción en el cual actores como burocracias y empresas pueden posteriormente intervenir desde fuera por medio de dispositivos de política con el objetivo de modular comportamientos y obtener beneficios.

Finalmente, la expansión del capitalismo digital constituye el contexto del impulso de la IA en el sector educativo. A ello responde también la abierta competencia entre Google y Microsoft respecto de la provisión de IA para educación. Lo anterior conlleva al menos dos implicaciones: a) creación de enclaves de rentabilidad privada en el ámbito de la educación pública, por la vía de comercialización de productos de IA, lo cual podría conducir a otro ciclo de privatización educativa; b) un uso de IA en educación enfocada prioritariamente en la formación de capital humano, ahora asociado a los requerimientos de la cuarta revolución industrial.

Ante el entusiasmo por la transformación digital de la educación resulta sugerente mantener una distancia crítica que permita a comunidades educativas, profesorado, estudiantes y familias conocer y discutir sus aristas y tensiones internas. Así, podremos tener mayor claridad en torno a la construcción/consolidación de proyectos educativos de actualidad que sean capaces de atender las necesidades educativas del siglo XXI sin ceder el control de la educación a actores ajenos.

Luchar por una educación crítica y democrática en el siglo XXI conlleva superar el fetichismo tecnológico. Así, antes de invitar sin discusión a docentes y escuelas a “modernizarse”, es importante considerar la compleja circunstancia histórica de la IA, así como las potenciales implicaciones (favorables o no) de su uso respecto a las actividades educativas cotidianas.

* Profesor FFL-UNAM

Twitter: @MaurroJarquin

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República Dominicana: Profesor, usted no sabe de eso. Mejor pregúntele a Merejo

América Central/República Dominicana/19-05-2023/Autoría: GERARDO ROA OGANDO/Fuente: acento.com.do

Nuestro autor observa diferentes formas en que la sociedad ha vivido transida, concepto que conceptualiza como “abatimiento, preocupación, angustia, miedo, tristeza, intranquilidad en lo económico, en lo político y en lo social”, etcétera (pág. 65).

Decenas de artículos nacionales e internacionales se están publicando sobre los avances de la llamada inteligencia artificial. Algunos de esos textos muestran cierto rechazo a lo inevitable. Otros muestran resentimientos ante dichos avances y se atreven a predecir un final catastrófico para la humanidad, final motivado por la inteligencia artificial. Con estas actitudes los articulistas radicalmente escépticos ignoran que existe un discurso sobre el cibermundo que merece ser leído antes de opinar, discurso que en nuestro país ha sido merecedor de un premio nacional de ensayo científico, cuyo autor es el más importante exponente del tema en la región del Caribe, el filósofo nuestro, Andrés Merejo (PhD).

Recientemente, nuestro autor publicó, en la Academia de Ciencias de la RD, el libro, Cibermundo transido: Enredo gris de pospandemia, guerra y ciberguerra (2023).Se trata de un ensayo de cuatro capítulos que de forma íntegra constituye una muestra del producto reflexivo del pensamiento de su autor, quien ha observado con ojo crítico cada uno de los conceptos que viene publicando desde hace más de veinte años. Por eso, ese libro, a mi juicio, es sólo un estadio dentro del sistema-discurso que este sagaz investigador dominicano ha construido sobre la base de lecturas y observaciones asiduas al fenómeno que con el correr del tiempo ha convertido en objeto de su reflexión.

No es para menos. Andrés Merejo creció en tiempos en que las dos grandes superpotencias mundiales; entiéndase, Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; protagonizaron la llamada Guerra fría, en tanto lucha ideológica y discursiva, posterior a la Segunda Guerra Mundial, que buscó la imposición a nivel planetario de un único sistema de gobernanza, es decir, capitalismo, versus comunismo, respectivamente, en lo económico, en lo político y en lo social.

Si bien para aquel entonces no era posible hablar de ciberguerra, la observación que hace Merejo de las principales guerras, pestes y descubrimientos tecnológicos que han pintado la historia de la humanidad, especialmente durante el siglo XX, constituye un insumo importante para la elaboración de su propio discurso, el cual también es el resultado de sus años de vida en los Estados Unidos.

Sabemos de fuente primaria que en 1984 Andrés Merejo, en plena Guerra Fría, protestó frente al Capitolio junto a su hermano Jesús Merejo y a su cuñada Edita González, en contra del proyecto armamentista y nuclear que estaba propulsando el presidente Ronald Reagan. Con esa manifestación, nuestro autor evidenció, desde su juventud, un alto sentido de compromiso social y humano, testimonio que ha quedado impreso en las páginas que integran este interesante libro.

El libro Cibermundo transido es un análisis crítico del discurso de la guerra y de la ciberguerra. No es una mera descripción de los significantes y otros elementos periféricos a la expresión de la realidad cibermundo.

La firma del Tratado de Washington, materializada el cuatro de abril de 1949, con la que se dio forma a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y que inicialmente estuvo compuesta por Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Estados Unidos no es ignorado por nuestro autor, como tampoco lo es el desaparecido Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, conocido popularmente como pacto de Varsovia, cuya firma tuvo lugar el 14 de mayo de 1955. Asimismo, nuestro autor fue testigo de la disolución de la URSS, sus principales causas y consecuencias, así como de las diferentes estrategias bélicas usadas por las grandes potencias en sus luchas por el control planetario, en desmedro del ser humano y de su hábitat.

En su obra, Merejo observa con preocupación cómo pese a los avances científicos las grandes potencias de la humanidad han vivido históricamente de crisis en crisis, generada por las guerras, las pestes y, sobre todo, por la falta de compasión y altruismo que sobrepasa la expresividad propia de un mero discurso ético. “No parecen aprender de lecciones del pasado, sino que están repitiendo conductas y formas de pensamientos totalitarios que se consideraban superados”, afirma Merejo.

Nuestro autor observa diferentes formas en que la sociedad ha vivido transida, concepto que conceptualiza como “abatimiento, preocupación, angustia, miedo, tristeza, intranquilidad en lo económico, en lo político y en lo social”, etcétera (pág. 65). En ese sentido, la historia de la humanidad parece otorgarle la razón a don Andrés Merejo.

El libro Cibermundo transido es un análisis crítico del discurso de la guerra y de la ciberguerra. No es una mera descripción de los significantes y otros elementos periféricos a la expresión de la realidad cibermundo. Tampoco es un desahogo ante la impotencia de no comprender los tiempos actuales, grises y confusos. Todo lo contrario, se trata de un discurso que todo el que se sienta inquieto por los avances de la tecnología de última generación (Incluyendo los diferentes modelos de la llamada inteligencia artificial) debe leer, antes de arriesgarse a asumir posturas que denoten resentimientos sobre nuevas realidades que deberían ser aprendidas e integradas al quehacer educativo de los docentes y estudiantes.

Gerardo Roa Ogando en Acento.com.do

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/cultura/profesor-usted-no-sabe-de-eso-mejor-preguntele-a-merejo-9199991.html

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Inteligencia Artificial y educación

Por:  Eduardo Backhoff Escudero

 

El lanzamiento del programa ChatGPT (Chat Generative Pre-trained Transformer) ha causado un gran asombro mundialmente. “Chat” se refiere al diseño para interactuar con los usuarios a través de conversaciones en línea. “Pre-trained” significa que el sistema se entrenó previamente con una gran cantidad de datos para comprender el lenguaje natural y responder coherentemente. Y “Transformer” se refiere a la arquitectura de red neuronal que permite procesar y generar textos de manera eficiente. Este programa es producto de la Inteligencia Artificial (IA), que utiliza algoritmos y modelos matemáticos complejos para tratar de imitar la forma en que el cerebro humano funciona. La IA puede entrenarse para realizar ciertas tareas; a medida que se le da más información y entrenamiento, se vuelve más inteligente y puede realizar tareas más complejas.

La IA se puede dividir en dos grandes tipos. La IA-débil se enfoca a resolver problemas específicos en una variedad de campos, como la medicina. Por ejemplo, se le puede entrenar a reconocer imágenes de alteraciones morfológicas para identificar tempranamente algún tipo de enfermedad, como el cáncer. Por otro lado, la IA-fuerte se enfoca en crear sistemas inteligentes que puedan “pensar y aprender” como lo hacen los seres humanos; no obstante, este tipo de IA aún no está suficientemente desarrollado.

En el campo educativo, la IA tiene un gran potencial. Al estudiante le ayudará a: personalizar su aprendizaje de acuerdo con sus necesidades; recibir retroalimentación sobre su desempeño académico de forma inmediata; identificar sus progresiones de aprendizaje; contar con herramientas para superar las barreras de las necesidades especiales; contar con recursos didácticos para aprender fuera de la escuela. A los docentes les facilitará: buscar y organizar información sobre un tema en particular; sintetizar los aspectos esenciales de un texto complejo; traducir textos en cualquier idioma; elaborar presentaciones didácticas de todo tipo; formular preguntas claves sobre un tema; automatizar actividades rutinarias escolares. A las autoridades educativas les ayudará a: conocer el avance de los alumnos en tiempo real; identificar tendencias de aprendizaje de los grupos de estudiantes; conocer patrones de desempeño y comportamiento de los estudiantes, que permitan detectar temporalmente posibles fracasos escolares y abandono escolar; planificar programas y políticas basadas en evidencias.

Sin lugar a dudas, el arribo de la IA cambiará el mundo tal y como lo conocemos. Por ello, en un futuro cercano, la IA será una competencia muy importante en el mercado laboral. La incorporación de la IA en los sistemas educativos ayudará a los estudiantes a desarrollar habilidades importantes para el siglo XXI, como la solución de problemas, la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la comunicación. Los sistemas de IA pueden simular situaciones del mundo real y desafiar a los estudiantes a resolver problemas complejos utilizando un enfoque basado en datos. En síntesis, la IA ayudará a preparar a los estudiantes a trabajar en un mundo cuyo desarrollo depende cada vez más de la integración de la ciencia, la información y la tecnología.

Por desgracia, el gobierno cuatroteísta no parece estar interesado en el uso de este tipo de tecnología en el área educativa; al menos, eso se puede deducir de la propuesta curricular y libros de texto gratuitos de la Nueva Escuela Mexicana. Ésta no solo no toma en cuenta a la IA, sino que ni siquiera hace alusión a las tecnologías digitales más conocidas: ni como objeto de estudio de los alumnos, ni como instrumento pedagógico de los docentes. El proyecto educativo de México, lejos de mirar hacia el futuro (que ya nos alcanzó) voltea a ver al pasado de la educación socialista (de hace casi un siglo), para resucitarla en una versión trasnochada en el que se enarbola una bandera nacionalista, anticolonialista, neo marxista, regionalista, etnocéntrica y comunitaria. En esta visión educativa se estigmatiza la aspiración (motivación) y el esfuerzo (trabajo) individual de los estudiantes, necesarios para superarse y lograr tener éxito como persona y profesionista; valores que se asocian con el modelo “educativo neoliberal”. Lo mismo pasa con los avances científicos y tecnológicos que, en su opinión, tienen como fin último controlar a las mayorías y beneficiar a los más poderosos. Desde esta perspectiva, la IA no está en la mira del Sistema Educativo Mexicano, con lo que se pierde la oportunidad de modernizarla.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A.C.

Fuente de la información: https://revistaaula.com

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