Libro: Seres Racionales, emocionales o espirituales

Main Author: Yánez, Santiago
Format: Libros
Published: Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE2017
Subjects:
Online Access: http://repositorio.espe.edu.ec/handle/21000/12533

Reseña: La inteligencia es la capacidad de corresponder de la mejor manera posible a las exigencias del mundo exterior. Las emociones son mecanismos de supervivencia que nos impulsan a actuar, a realizar acciones instantáneas para lidiar con situaciones de la vida que necesitamos enfrentar. Entre las principales emociones tenemos: miedo, tristeza, pasión, ira, angustia, risa, sonrisa, etc. El cerebro humano está compuesto por dos hemisferios cerebrales, cada uno de ellos destinados a actividades específicas que actúan de manera distinta, dando como consecuencia dos tipos de inteligencias: racional y emocional; se puede entender en referencia a esto que una piensa y la otra siente, y estas dos interactúan para construir nuestra vida mental. Ambas mentes tienen que ser atendidas en toda situación de la vida, debe ser educada para que no exista predominio ni oposición pues en todo momento debe existir equilibrio. Los maestros, padres de familia, y otros mediadores pueden crear experiencias educativas que permitan a sus alumnos, hijos(as) y personas en general a utilizar dichas experiencias para que luego de analizarlas, reflexionar puedan determinar la o las mejores opciones para solucionar el o los problemas que enfrentan y de esta manera estas les permitan ser útiles en el plano de la aplicación. Todo conocimiento apropiado ayuda al ser humano a tener mayor seguridad de lo que piensa, dice y hace y de esta forma podemos garantizar que las futuras generaciones venideras serán mas libre con pocas inhibiciones y lista a enfrenta al mundo tal y como se presente. La proyección de la personalidad del individuo que aprende es un factor facilitador del aprendizaje y si nos gusta lo que hacemos esto logrará generar un clima positivo. Es ahí donde podemos entender que la inteligencia constituye un asunto decididamente personal y emocional. Los niños emocionalmente sanos tienen buena autoestima personal, saben tratarse así mismos, cuidan de su imagen personal, son menos vulnerables y controlan los contratiempos que se presentan en la vida. Lo que no sucede con niños con traumas creados en casa por sus propios padres. La inteligencia emocional requiere que las personas aprendan a reconocer las sensaciones de uno mismo, del entorno social y la de los demás para que respondan eficaz y apropiadamente a ellas. Para muchos este manejo viene dado por el bagaje social que se da a través de la experiencia personal de cada individuo. Con la herramienta que aporta la inteligencia emocional, la persona puede identificar de dónde salen sus reacciones emocionales, y cómo funcionan, ya que son respuestas automáticas, anárquicas y simbólicas, con la finalidad de optimizar las respuestas. Es importante conocer que existen técnicas que permiten al individuo el manejo de sus emociones y equilibrar su forma de actuar y pensar, por ejemplo la técnica de la disciplina positiva le permite a una persona ser clara, concreta, concisa y firme en cuanto a sus decisiones; la técnica del mapa emocional es un modo de registrar y descifrar información procedente del meta-paisaje; la técnica de la utilización de pares de palabras para resolver problemas le dan la posibilidad de razonar en lugar de actuar sobre sus problemas, la técnica del desarrollo social- manejo de reglas básicas consiste en “reglas de demostración” para consenso social a cerca de que sentimientos pueden mostrarse adecuadamente y cuando; así se mencionan una serie de técnicas que le permitirán desarrollar su coeficiente emocional. Cuando el individuo utiliza su autoconciencia, esto le permite ejercer algún tipo de control sobre sus impulsos, esto no implica reprimir un sentimiento, al contrario es percibirlo y dirigirlo adecuadamente a un objetivo, además es la capacidad de percibir en los otros sus sentimientos e influir sobre ellos. Las técnicas de comunicación son muy importantes para el desarrollo de la inteligencia emocional, estas técnicas permiten comunicarnos de una manera eficaz y productiva para así asegurar la oportunidad de un final positivo. Entre las técnicas más relevantes están: la autorregulación, la crítica, la escucha dinámica, la atención positiva, la disciplina positiva, manejo del tiempo, pensamientos influyentes entre otras. Cuando un maestro utilice técnicas para desarrollar la inteligencia emocional en sus estudiantes podrá motivarlos y a la vez esto exigirá que sea más creativo, humano, firme y no excesivamente indulgente, para ello es sumamente importante que el docente de la importancia necesaria a los trabajos de calidad y estimule en especial a niños(a), como también a jóvenes y adultos a alcanzar con éxito la meta propuesta en las tareas que son enviadas o llevadas hacia el salón de clase u área donde desarrolle sus actividades. Nosotros decidimos como actuar sea esta de manera racional o emocional sin embargo desconocemos la existencia de algo superior a esto y que puede controlar en su totalidad las dos maneras de actuar esta es el desarrollo espiritual el mismo que puede darnos a nosotros un poder sobrenatural si se practican tres elementos básicos, como el dar que consiste en dar de lo que su corazón siente, hacer el bien por alguien inmediatamente y saber discernir entre el dar y darse; el segundo elemento es el orar que consiste en hablar con Dios en un lugar apropiado para prepararnos a los avatares del hoy y del mañana y lograr ser cubiertos y revestidos por un manto de gracia, favor y gloria de Dios , por otro lado el tercer elemento que debe siempre ir de la mano de la oración es el ayuno que es dejar de…. comer, hablar, hacer o actuar de manera emocional; a su vez este tercer elemento nos ayudará a evitar una serie de enfermedades, bajar de peso, evitar conflictos que diariamente tenemos por hablar demasiado, purificar nuestra sangre y eliminar una serie de toxinas que le cuerpo tiene. Al practicar estos tres elementos podemos gozar de sabiduría y revelación que el Espíritu de Dios puede darnos como respuestas en cualquier área de la vida.

Descargar en: http://repositorio.espe.edu.ec/bitstream/21000/12533/1/SERES%20ESPIRITUALES%20O%20%20EMOCIONALES.pdf

Fuente: http://repositorio.espe.edu.ec/handle/21000/12533

Comparte este contenido:

La hora y el turno de la ecología mental

Leonardo Boff

El 2 de febrero de 2007, al oír en Paris los resultados del estudio sobre el calentamiento global dados a conocer por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el entonces presidente Jacques Chirac dijo: «Como nunca antes, tenemos que tomar la palabra revolución al pie de la letra. Si no lo hacemos, ponemos en peligro el futuro de la Tierra y de la Humanidad». Antes de él, otras voces, como la de Gorbachev y la de Claude Lévy Strauss poco antes de morir, advertían: «o cambiamos de valores civilizatorios o la Tierra podrá continuar sin nosotros».

Este es el punto ocultado en los foros mundiales, especialmente en el de Copenhague. Si se reconociera abiertamente implicaría la autocondena del tipo de producción y de consumo con su cultura mundialmente vigente. No basta que el IPCC diga que, en gran parte, el calentamiento ahora irreversible esta producido por los seres humanos. Esta es una generalización que esconde a los verdaderos culpables: los hombres y mujeres que formularon, implantaron y globalizaron el modo de producción de bienes materiales y los estilos de consumo que implican depredación de la naturaleza, clamorosa falta de solidaridad de las generaciones actuales con las futuras.

De poco sirve gastar tiempo y palabras en encontrar soluciones técnicas y políticas para disminuir los niveles de gases de efecto invernadero si seguimos manteniendo este tipo de civilización. Es como si una voz dijese: «pare de fumar, si no va a morir» y otra voz dijese lo contrario: «siga fumando pues ayuda a la producción que ayuda a crear empleos que ayudan a garantizar los salarios que ayudan al consumo que ayuda a aumentar el PIB». Y así alegremente, como en los tiempos del viejo Noé, vamos al encuentro de un diluvio pre-anunciado.

No somos tan obtusos como para decir que no necesitamos la política y la técnica. Las necesitamos mucho, pero es ilusorio pensar que la solución está en ellas. Hay que incluirlas en otro paradigma de civilización que no reproduzca las perversidades actuales. Por eso, no basta una ecología ambiental que ve el problema en el ambiente y en la Tierra. Tierra y ambiente no son el problema. Nosotros somos el problema, el verdadero Satán de la Tierra cuando deberíamos ser su ángel de la guarda. Entonces es importante hacer, como decía Chirac, una revolución. ¿Pero cómo hacer una revolución sin revolucionarios?

Necesitan ser suscitados. ¡Y qué falta nos hace un Paulo Freire ecológico! Él decía sabiamente algo que se aplica a nuestro caso: «No es la educación la que va a cambiar el mundo. La educación va a cambiar a las personas que van a cambiar el mundo» Necesitamos estas personas revolucionarias, si no preparémonos para lo peor, porque el sistema imperante está totalmente alienado, se ha vuelto estúpido, arrogante y ciego frente a sus propios defectos. Es la tiniebla y no la luz del túnel donde nos encontramos.

En este contexto invocamos una de las cuatro tendencias de la ecología (ambiental, social, mental, integral): la ecología mental. Trabaja con lo que pasa por nuestra mente y nuestro corazón. ¿Cuál es la visión del mundo que tenemos? ¿Qué valores orientan nuestra vida? ¿Cultivamos una dimensión espiritual? ¿Cómo debemos relacionarnos con los otros y con la naturaleza? ¿Qué hacemos para conservar la vitalidad y la integridad de nuestra Casa Común, la Madre Tierra?

Unas pocas líneas no dan para trazar el diseño principal de la ecología mental, cosa que hemos hecho en varias obras y vídeos. El primer paso es asumir el legado de los astronautas que vieron la Tierra desde fuera de ella y se dieron cuenta de que Tierra y Humanidad forman una entidad única e inseparable, que es parcela de un todo cósmico. El segundo es saber que somos Tierra que siente, piensa y ama, por esohomo (hombre y mujer) viene de humus (tierra fecunda). El tercero, que nuestra misión en el conjunto de los seres es la de ser los guardianes y los responsables del destino feliz o trágico de esta Tierra, hecha nuestra Casa Común. El cuarto es que junto con el capital natural que garantiza nuestro bienestar material, debe venir el capital espiritual, que asegura aquellos valores sin los cuales no vivimos humanamente, como la buena voluntad, la cooperación, la compasión, la tolerancia, la justa medida, la contención del deseo, el cuidado esencial y el amor.

Estos son algunos de los ejes que sustentan un nuevo ensayo civilizatorio, amigo de la vida, de la naturaleza y de la Tierra. O aprendemos estas cosas por convencimiento o lo haremos por padecimiento. Este es el camino que la historia nos enseña.

Fuente del articulo: http://leonardoboff.com/site-esp/lboff.htm

Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/_j5xB-XkXbWU/S0uVTuMS77I/AAAAAAAAAnM/yNxLfTyE-4M/s320/ecologia+mental.j

Comparte este contenido:

La inteligencia espiritual

Por Antonio Pérez Esclarin

Durante muchos años, se propició una educación orientada casi exclusivamente al cultivo de la razón, y descuidó por completo la educación del corazón, de los sentimientos, de los valores.  Goleman puso en evidencia el error de esta concepción e insistió en la necesidad de desarrollar la Inteligencia Emocional, que describió como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y manejar bien las emociones.  De hecho, no hay nada más peligroso que una persona inteligente  con un corazón pequeño. Ya esto lo había vislumbrado el Libertador cuando expresó agudamente que “el talento sin moralidad es un azote”, pues  ciertamente, “ciencia sin conciencia es la ruina del alma”.

Pero creo que ha llegado la hora de ir más allá de Goleman y de incluir entre las Inteligencias Múltiples que propuso  Howard Gardner,   la Inteligencia Espiritual que nos es tan necesaria para vivir intensa y felizmente en estos días tan confusos,  superficiales  y  violentos.  La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”, y ha olvidado la interioridad.  Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa y superficialmente. Vivimos en las orillas de la vida, sin valor para adentrarnos en lo profundo. Es necesario conocer el mundo, pero también dentro de cada uno hay un mundo interior que descubrir.  Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad.

El  enorme desarrollo tecnocientífico no se está traduciendo en desarrollo humano. Los seres humanos hemos  sido capaces de explorar el espacio,  descender a las profundidades  de los océanos, escudriñar los rincones más inhóspitos de la tierra, pero  somos cada vez más incapaces de entrar en nuestra propia interioridad. Llenos de ruidos y de prisas, nos resulta casi imposible estar a solas con nosotros mismos y escuchar las voces profundas de nuestro corazón.

La Inteligencia Espiritual, -que no necesariamente tiene que ver con la religión, pues hay personas muy religiosas con pobre inteligencia espiritual y personas agnósticas y ateas que gozan de una gran inteligencia espiritual-,    nos  impulsa a asumir el misterio y hacernos las preguntas esenciales que pueden darle un norte a la vida personal y, social : “¿quién soy?, ¿de dónde vengo y a dónde voy?, ¿cuál es mi misión en la vida?,  ¿cómo me imagino una persona plena y feliz?, ¿cómo concibo la muerte, cómo me preparo para ella?”

El viaje a la interioridad no es para quedarse encerrado en una contemplación estéril y narcisista de sí mismo, ni evasión o huida de la realidad. Es todo lo contrario. Encontrarse para salir al encuentro fecundo con el otro y con los otros.  Es un viaje a sí mismo para salir de sí mismo, viaje al interior para salir creativamente al exterior. La interioridad no induce a la soledad ni a la nada, sino al encuentro con Dios y desde Él al encuentro con los demás y con todos los seres y cosas, obra de su amor

La Inteligencia Espiritual  conduce  a la sabiduría, que  no consiste en saber muchas cosas, sino en saber utilizar el saber para producir vida. El conocimiento nos informa, la sabiduría nos transforma, nos induce a vivir bien. El conocimiento se expresa en palabras, la sabiduría en la vida.  La sabiduría tiene como fin la felicidad, la vida plena. Sabiduría tiene las mismas raíces que sabor. Sabio es el que sabe disfrutar la vida en lo profundo, el que es capaz de superar la superficialidad y la trivialidad.   Un sabio infeliz es un contrasentido.

Fuente: https://antonioperezesclarin.com/2016/07/18/la-inteligencia-espiritual-2/

Imagen: triskelate.com/wp-content/uploads/2016/04/Inteligencia-Espiritual.jpg

Comparte este contenido:

Por una espiritualidad liberadora

Por Antonio Perez Esclari

vientoLamentablemente, todavía son muy numerosas las personas que están atrapadas en una concepción dualista que opone cuerpo y alma, espíritu y materia, espiritualidad y vida cotidiana. Por lo general,  las personas espirituales son percibidas como aquellas que se dedican  a las actividades religiosas, que se la pasan en la iglesia y en el culto, que se preocupan fundamentalmente por la salvación de su alma.

De ahí que cuando se dice que una persona es muy espiritual, la mayoría piensa  en una persona muy religiosa,  poco ocupada  de los problemas de este mundo. En esta concepción, lamentablemente muy extendida, la espiritualidad tiene muy poco o nada que ver con las actividades cotidianas, como el trabajar, el enseñar, el gobernar, la vida familiar, la sexualidad, la educación de los hijos, la política, la diversión, el ocio.

Estos conceptos de espíritu y espiritualidad como realidades opuestas a lo material, a lo corporal, a lo mundano, provienen de la cultura griega, que hemos asimilado con naturalidad y que ha condicionado toda nuestra visión de lo espiritual. Sin embargo, para  el pensamiento bíblico, espíritu no se opone a materia, ni a cuerpo, sino a maldad,  a  miedo, a muerte.

En hebreo, la palabra espíritu, ruah, significa viento, aliento, hálito.  El espíritu no es otra vida sino lo mejor de la vida, lo que da vigor, sostiene e impulsa la vida. En este contexto semántico, espíritu significa fuerza, acción, libertad. Una persona con espíritu es una persona con fuerza,  con valor. Una persona sin espíritu es una persona acobardada, temerosa, sin coraje.

Por consiguiente, la genuina espiritualidad no es para huir de la realidad, sino para sumergirse en ella y tratar de humanizarla. La espiritualidad no niega la vida, sino que afirma su verdadero sentido  como  relación profunda  consigo mismo, con los demás,  con la naturaleza y con Dios. La espiritualidad  se alimenta de un Dios que sólo busca y quiere una humanidad más justa y más feliz, y tiene como centro y tarea decisiva construir una vida más humana. Buscar el cielo es trabajar por la tierra, trabajar por  un mundo fraternal donde todos puedan vivir con dignidad.

En eso consistió precisamente Pentecostés, la llegada del Espíritu, que se expresó como fuerza y fuego, como don de lenguas donde todos se entendían a pesar de la diversidad; como huracán arrollador, que cambió a unos asustados apóstoles que estaban llenos de miedo y con las puertas trancadas, en unos testigos valientes, llenos de ímpetu y creatividad, que salieron a proclamar con valor y convicción a Jesús Resucitado.  El Espíritu los llenó de valentía, transformó su corazón acobardado, los hizo vencedores del miedo y de la muerte, los convirtió en comunidad misionera, que se lanzó a continuar la misión de Jesús: establecer, aquí en la tierra, el Reino de Dios, la sociedad justa y fraternal, con predilección y cuidado especial de los más necesitados y débiles.

Ojalá que la celebración de este nuevo Pentecostés nos llene de valor para trabajar con vigor   por una salida no violenta a la crisis mediante el diálogo y la negociación para enrumbar de una vez  a Venezuela  por las sendas de la reconciliación, la paz, la productividad y  la prosperidad para todos.

Fuente: https://antonioperezesclarin.com/2016/05/16/por-una-espiritualidad-liberadora/

Imagen de uso publico tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/92/Espiritualidad_para_el_siglo_XXI.jpg

Comparte este contenido: