Analizan alternativas para la enseñanza de ciencias básicas.

Por: Israel Pérez Valencia

Con la presencia de académicos e investigadores de 13 estados de la república, así como especialistas de Brasil, Colombia, Cuba y El Salvador, el Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica (CIIDET) del Tecnológico Nacional de México (Tecnm) llevó a cabo la Primera Escuela de Ciencias Básicas y las V Jornadas Académicas de Ciencias Básicas en el marco de su 40 aniversario.

El evento, que fue organizado por docentes investigadores de la Coordinación de Especialización en Aprendizaje y Enseñanza de las Ciencias Básicas del CIIDET, tuvo como objetivo establecer un espacio de análisis y propuesta respecto a las principales problemáticas que rodean la impartición de estas asignaturas científicas, desde nivel básico hasta posgrado, así como la búsqueda de especialización, tanto para los docentes como para las instituciones educativas.

En ese sentido, el profesor investigador del CIIDET y coordinador de estos foros, José Ricardo Aguilera Terrats, explicó que las temáticas que resultaron de mayor interés para los participantes fueron aquellas enfocadas en los valores y las dimensiones filosóficas dentro de los procesos de enseñanza y aprendizaje de las ciencias básicas.

Jose Ricardo Aguilera Terrats 1

José Ricardo Aguilera Terrats.“Los cursos que se tuvieron y la participación fueron muy positivos, porque no solamente se abordaron las disciplinas por sí mismas, sino también se hizo el análisis de la educación en el país. Nos llamó la atención que, en el caso de la Primera Escuela de Ciencias Básicas, los profesores que pertenecen a institutos tecnológicos aportaron ideas a docentes de la educación privada respecto al interés de impartir de manera más efectiva las ciencias básicas”, abundó.

En lo referente a la calidad en la educación, Aguilera Terrats destacó el interés de los académicos por conocer más acerca de la acreditación a través del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del Consejo de Acreditación de la Enseñanza de la Ingeniería, A.C. (Cacei).

“Hubo aportaciones muy interesantes porque se les explicó a los asistentes los procedimientos que se requieren para poder acceder a estos programas de acreditación en el afán de que la calidad de la impartición de las ciencias básicas es algo muy valioso para la educación. La posibilidad de que gracias al Conacyt los estudiantes puedan acceder a becas o a desarrollar proyectos de investigación fue algo que motivó su interés de conocer más al respecto. Y es que muchos de los que asistieron solo son docentes de ciencias básicas, pero la interacción que tuvieron con los expositores, que son investigadores del área, les enriqueció mucho su panorama profesional”, destacó.

Nuevas formas de fomentar el interés por las ciencias básicas:

Las V Jornadas Académicas de Ciencias Básicas del CIIDET contaron con la participación del investigador del Departamento de Educación, Información y Comunicación de la Universidad de São Paulo, Brasil, Mauricio dos Santos Matos, quien ha sido impulsor de nuevas estrategias para la didáctica de las ciencias básicas a través de su relación con otras disciplinas, como la educación ambiental.

Mauricio Dos Santos Matos Mauricio Dos Santos Matos.“La educación ambiental es una temática relevante en el mundo para las sociedades humanas y no humanas, como los animales o plantas. También porque hay un potencial de la educación ambiental de incorporar contenidos de diferentes áreas del conocimiento, en especial las ciencias básicas como química, física y matemáticas que interactúan con la biología. Lo que se busca es explicar cómo funciona el mundo y hacer la diferencia en la relación que tenemos tanto con personas como con otras especies que habitan el planeta”, señaló.

El investigador de la Universidad de São Paulo puntualizó que resulta importante motivar el interés por las ciencias básicas porque, dijo, son temáticas que están asociadas a situaciones reales que todos los días son expuestas en la vida cotidiana y los medios de comunicación.

“La educación ambiental despierta el interés científico con un potencial integrador, lo importante no es hablar de educación ambiental de forma general, sino de relacionar a las personas para que transformen su entorno y realidad, lo que los hace comprender también la ciencia”, advirtió.

Dos Santos Mato destacó también que, en lo referente al estudio de las ciencias básicas, resulta importante visualizar el lenguaje como una tecnología, pues aunque solo está asociado al habla o la escritura, por su estructura, se puede considerar una tecnología de la inteligencia.

“Normalmente cuando hablamos del lenguaje se asocia solo a hablar o escribir, y cuando se habla de tecnología implica herramientas o dispositivos; sin embargo, hay que comprender que la tecnología es un lenguaje y el lenguaje también es una tecnología pero de la inteligencia. El lenguaje amplía las posibilidades de transformar el mundo porque permite convertir algo en otra cosa, al igual que un proceso tecnológico; es una especie de virtualización del conocimiento que cambia su formato y sus formas de interacción ampliando las posibilidades en la educación”, advirtió.

Aprendizaje de ciencias básicas mediante proyectos:

Otra de las propuestas presentadas en las V Jornadas Académicas de Ciencias Básicas del CIIDET fue la presentación de propuestas para incentivar el interés de los estudiantes por las ciencias básicas a través de proyectos, como Bancos ópticos: una estrategia para trascender y Bobina de Ruhmkorff y tubo de rayos catódicos, de los estudiantes de la Escuela de Bachilleres, campus San Juan del Río de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Luis Alberto Estrella Anaya, Iván Baruch Munguía Espinosa, Miguel Villalobos Sámano, Andrés Cuapio Reséndiz, José Alfredo Jiménez González, José Ricardo Ramírez Guerrero, Oscar Emilio Espinosa Gómez, Israel Gracia Villicaña y Abril López Rubio.

tec calidad 1609De acuerdo con el docente asesor de la Escuela de Bachilleres de la UAQ, Jerónimo Gómez Rodríguez, el objetivo es despertar el interés de los estudiantes hacia la física y las matemáticas, mediante el diseño de proyectos y que tengan la posibilidad de presentarlos en foros académicos.

“Los proyectos son de ciencia básica porque son estudiantes de nivel bachillerato, pero nosotros estamos al pendiente de conocer qué les interesa más de estas áreas de estudio. Dentro de los foros en los que proyectamos a los estudiantes son eventos académicos, como este del CIIDET y otros más grandes como el que se va a llevar a cabo en octubre de la Sociedad Mexicana de Física. Con esto motivamos a los estudiantes a que se interesen más en las ciencias básicas y que además puedan conocer lo que se hace en otros lados y el nivel de conocimientos que les ofrece el bachillerato de la UAQ”, abundó.

Gómez Rodríguez advirtió que la Escuela de Bachilleres ha identificado que la falta de afinidad de los jóvenes hacia las ciencias básicas se debe, en gran medida, a los prejuicios familiares que predisponen a los estudiantes a no involucrarse en estas áreas de conocimiento.

“Hay pocos jóvenes con afinidad a este tipo de áreas del conocimiento, en muchas de las ocasiones porque les inculcan falsas ideas. De las barreras más importantes que nos hemos encontrado los docentes son los propios padres de familia, que predisponen a los muchachos a que no se involucren con la física o las matemáticas porque son complicadas, lo que limita su visión. Lo malo es que muchos de ellos ya cuentan con las habilidades requeridas, por eso hacemos este tipo de dinámicas. Cuando los acercamos a este tipo de proyectos cambia su percepción y llega a gustarles bastante”.

Fuente:

http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/politica-cientifica/9801-analizan-alternativas-para-la-ensenanza-de-ciencias-basicas

Imagen: http://www.conacytprensa.mx/images/A_homes/800x300_ciencias_basicas_ens.jpg

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Juan José Vergara: “Los docentes deben mirarse al espejo y no buscar recetas”

Entrevista/19 de julio de 2016/ Fuente: educacion 3.0

Formador, docente y especialista en metodologías activas, Juan José Vergara cuenta con una dilatada trayectoria en el ámbito de la enseñanza que le ha permitido participar en diferentes proyectos educativos. Educación 3.0 ha tenido la oportunidad de charlar con él acerca del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), temática escogida para su última obra: ‘Aprendo porque quiero. El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), paso a paso’.

El ABP parece estar de moda, e incluso a veces se presenta como la panacea y la respuesta a todos los problemas del sistema educativo. ¿Cuál es tu opinión?

Juan José VergaraPor supuesto que ni el ABP, ni cualquier otro enfoque, tienen respuesta a todos los problemas del sistema educativo. Lo que creo es que tiene algo muy valioso para encontrar soluciones a muchos de los problemas actuales porque permite entender el aprendizaje y la enseñanza desde un punto de vista radicalmente distinto al desarrollado hasta ahora. El ABP obliga a los docentes a redefinir su función en el aula, a los alumnos a sentirse protagonistas de su propio aprendizaje y a la comunidad en su conjunto a intervenir directamente en el proceso educativo. Además, busca que lo que el alumno aprenda tenga un impacto directo tanto en el plano personal como en su entorno. De alguna manera el enfoque del ABP hace posible llevar a la práctica aquel viejo dicho africano: ‘para educar un niño hace falta toda una aldea’.

¿Qué diferencia a esta metodología de otros métodos de enseñanza-aprendizaje? ¿Qué resultados ofrece y qué aporta al alumno?

Me gusta decir que el ABP no es una metodología, sino un marco para entender el aprendizaje desde una óptica distinta a la enseñanza tradicional; un marco en el que caben muchas de las herramientas que se están demostrando eficaces como el trabajo cooperativo, las inteligencias múltiples, técnicas de gestión creativa de la participación, pensamiento visual o uso normalizado de las tecnologías. Sobre el tema de la tecnología en el aula creo que hay un gran malentendido. Muchos docentes se sienten abrumados porque creen que trabajar desde el ABP les obliga a convertirse en verdaderos ‘frikis’de la tecnología. Nada más alejado de la realidad, porque lo que hace el ABP es demostrar que la tecnología puede integrarse de forma normalizada en las tareas del aula y convertirse en algo totalmente transparente que permita la comunicación, la creación y difusión de ideas, la organización de contenidos o la evaluación.

En la actualidad, el ABP permite llevar a la práctica un modelo de enseñanza que parte de los intereses concretos de los alumnos y donde los contenidos curriculares son las herramientas que sirven a sus necesidades de conocimiento. Asimismo, es un modelo que pretende que los estudiantes comprendan el mundo que les rodea y sepan actuar en él, desarrollando capacidades intelectuales de orden superior y trabajando con la realidad.

El ABP es un modelo que pretende que los estudiantes comprendan el mundo que les rodea y sepan actuar en él

¿Cómo se consigue ‘encender’ la emoción en los estudiantes?

A esto lo llamo crear ‘La intención’ y es uno de los momentos que más importancia doy en todo el proceso de un proyecto. La idea fundamental es entender que crear la Intención no es motivar. De lo que se trata es de interrogar al alumno sobre su relación directa con el objeto del proyecto y llevar a la primera persona el tema tratado. Creo que el aprendizaje es un acto fundamentalmente intencional. Sólo conseguiremos aprendizajes relevantes si el alumno expresa su intención de emprenderlo como un proyecto vital, y este  es el motivo del título de mi libro ‘Aprendo porque quiero’.

¿Qué les diría a los docentes que quieren poner en práctica el Aprendizaje Basado el Proyectos?, ¿qué es lo que necesitan y  deben saber para iniciarse?

A lo largo de los más de veinte años que llevo trabajando en educación me he dado cuenta que un modelo educativo que aleja lo que los estudiantes aprenden de su realidad diaria es un camino sin sentido. No provoca la emoción, la curiosidad o la necesidad de conocer cosas nuevas que pueden utilizar en su día a día. Y aunque pronto comencé a trabajar desde el marco del ABP ha sido un camino de ensayo y error. Hoy conocemos muchas herramientas que lo hacen posible y que permiten confeccionar un menú al alcance del docente que quiere cambiar sus clases para convertirlas en algo que responda acertadamente a las necesidades de aprendizaje de su alumnado.

Me gustaría transmitir que lo más importante para trabajar en el marco del ABP es desarrollar una actitud basada en la escucha a los alumnos, sus intereses y necesidades, aquello que sabes les será útil para entender mejor el mundo y ponerlo a su disposición para invitarles a que se comprometan con él. Creo que para trabajar desde el ABP sólo hace falta asumir una actitud de cambio y compromiso con las necesidades reales de aprendizaje. El resto, las herramientas, vendrán de forma sencilla en el día a día.

Lo más importante para trabajar en el marco del ABP es desarrollar una actitud basada en la escucha a los alumnos, sus intereses y necesidades

Su experiencia y trayectoria profesional es muy completa, dedicándose también a la formación de docentes. ¿En qué consiste esta formación y qué conocimientos les transmite?

Cuando me invitan a que hable de educación normalmente esperan que les ofrezca una receta, una ‘metodología’ nueva y que asegure el éxito. Se equivocan. Creo que mi función en el trabajo con docentes es hacer que se olviden de buscar recetas y ponerles delante de un espejo: un espejo que les invite a reflexionar sobre sus prácticas y sus deseos: ¿Cuáles son tus sueños como docente comprometido con tu profesión? Una vez que nos miramos en este espejo puedo describir decenas de experiencias que han funcionado, momentos clave en el desarrollo del ABP, ofreciendo herramientas que lo facilitan, discutiendo sobre cómo programar, evaluar, organizar los grupos, gestionar los centros o la relación con las familias y el entorno.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/juan-jose-vergara-los-docentes-deben-mirarse-al-espejo-y-no-buscar-recetas/30959.html

Imagen: http://www.aulaplaneta.com/wp-content/uploads/2014/12/recurso291.jpg

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Y los estudiantes ¿cuándo?

Mayra Castañeda

Se dice que la educación es el motor de la transformación social, pero en realidad esta frase abarca un sinfín de procesos, espacios, instituciones y actores. La educación no sólo es tarea de la escuela y eso lo debemos dejar muy claro. Cuando un niño nace está al cuidado de sus padres. No podemos seguir pensando, como se hacía en los siglos XVIII y XIX que un niño es un recipiente vacío. Cada pequeño ser que nace en nuestro planeta ya viene con una importante carga genética, viene con ciertos rasgos de carácter, con intereses, con habilidades y aptitudes. Cuando sus padres lo empiezan a formar lo introducen en un mundo cultural y social. Los niños tienen los primeros acercamientos con su futuro, o lo que se espera de ellos, a través de su círculo social más íntimo.

“Estamos hechos de educación” dice Villarini y si volteamos a nuestro alrededor nos podremos dar cuenta que todo lo que está aquí, todo lo creado por el hombre, las sillas, las mesas, los edificios, la televisión, la ropa que traemos puesta, fue, en principio una idea, ya después de materializó. Los seres humanos creamos nuestro mundo en base a ideas y estas ideas entran, en su mayoría, por lo menos las fundamentales, las que nos darán los cimientos de nuestra vida futura, en la primera infancia.  Así pues, los autores principales de esas ideas son nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros vecinos, hermanos, gente que conocemos antes de entrar a la escuela.

Hoy en día ese círculo cercano también está constituido por los medios de comunicación. Un niño reconoce primero una marca en televisión que una de las letras del abecedario, ya sabe qué refresco le gusta, que marca de  alimento para bebé prefiere, que tipo de pañales usa antes de haber pisado una escuela. Así reproducimos y transmitimos nuestra cultura, como una construcción colectiva en la que los primeros aportes se dan en el hogar o con quienes se conforma el primer círculo social del infante.

No podemos perder de vista este elemento, la familia y los medios de comunicación, no sólo la televisión, ahora también el internet y los teléfonos celulares o móviles, entran en la vida de nuestros niños y niñas mucho antes de conocer a su primer maestro o maestra.

La escolarización no debería ser confundida entonces con la educación como un proceso formativo integral donde tienen que ver los padres, los medios de comunicación, los gobiernos, los pares (compañeros), los propios sujetos de este proceso y desde luego las instituciones educativas en su conjunto (que están conformadas por maestros, autoridades, directivos, administrativos, etc.). ¿En qué momento comenzamos a confundir estos términos?

En México el estado se hace responsable de la educación pública con una visión y una fuerza inusitadas,  posteriormente a la revolución, en la gran cruzada alfabetizadora, nombrada por José Vasconcelos como las “misiones culturales” el organismo que ejerce el control de la política educativa hasta ese momento se llama Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes; el 3 de octubre de 1921 nace la Secretaría de Educación Pública, con el afán de extender sus funciones a todo el territorio nacional, pues, hasta el momento, sólo tenía acción en la Ciudad de México. En esta intención de abarcar un territorio de más de 2 millones de kilómetros cuadrados, en una naciente federación, se empieza a diluir el término y las responsabilidades.

Los campesinos y obreros envían a sus hijos a las instituciones públicas en el ánimo de sumarse al inflamado nacionalismo y construir patria para todos. En ese momento no se podía prever que esta tendencia terminaría por tergiversar las funciones y desaparecer prácticamente la corresponsabilidad en el desarrollo de niños y  jóvenes.

He tenido la oportunidad de conocer diferentes sistemas educativos de Latinoamérica y puedo decir que en la mayoría se manifiesta este mismo desafío ¿quién es responsable de la educación? En Colciencias, durante un conversatorio, en la ciudad de Medellín, Colombia, me manifestaban alarmados los investigadores: “la escuela se ha convertido en el gran vertedero, todo lo que la autoridad requiere tiene que caer en la escuela, los padres sólo ven una forma de tener a sus hijos contenidos durante varias horas al día”. Esta misma inquietud me la han compartido maestros de Chile, de Panamá, de Puerto Rico, de Durango, de Nuevo León, de Yucatán, de Sonora, de Guerrero, quienes tienen la visión muy clara de que a la escuela se le ve sólo como la guardería, el lugar donde se encuentran los hijos mientras los padres trabajan, ¿quién es el responsable del proceso educativo?

Todos sabemos, y los medios de comunicación se han encargado de magnificarlo, del llamado “desastre educativo”, la escuela pareciera una institución a punto de colapsar, los “maestros no sirven” ¿es esto cierto? Cuando algo va mal, como una tendencia natural, buscamos culpables y en la escuela el actor más visible es el docente porque no podríamos culpar a los estudiantes ¿verdad? Nos gusta imaginar que nuestros niños y jóvenes no tienen ninguna responsabilidad, que son sujetos vacíos, vulnerables, expuestos a los designios de los mayores, de hecho nos gusta nombrarlos con una palabra que los desposee totalmente de control sobre los sucesos que acontecen en el espacio escolar “alumnos” (de la raíz griega luminis, a-luminis, sin luz).

Parecieran, o nos gustaría creer, que ellos no cuentan con la suficiente capacidad para incidir en su propia formación. Las autoridades (a través de un grupo de “expertos”) determinan cuáles serán los currículos que se manejarán, los contenidos y los modelos educativos a emplear, los maestros, quienes damos por sentado tienen la suficiente capacidad y preparación para ello, deberán implementar esos currículos, utilizando diversas metodologías y didácticas pero siempre de acuerdo a un gran plan nacional educativo. Hasta ahí las funciones parecen clara y los actores bien delimitados, pero esta es una visión simplista de un tema muy complejo.

¿Qué de todo esto es cierto? ¿Los estudiantes llegan “vacíos” a la institución educativa? ¿No tienen intereses, preferencias y derechos que ejercen cotidianamente?¿Es cierto, como damos por sentado, que tienen la disposición para colaborar con su propia formación? Y aquí me gustaría hacer mención de los “Derechos imprescriptibles del estudiante” de Pennac (1991):

“El derecho de no estar atento constantemente.
El derecho a su conciencia.
El derecho a no aprender lo que tiene sentido.
El derecho a no obedecer entre seis y ocho horas al día.
El derecho a moverse.
El derecho a no cumplir todas sus promesas.
El derecho a no gustarle la escuela y a decirlo.
El derecho a elegir con quien quiere trabajar.
El derecho a no cooperar en su propio proceso.
El derecho a existir como persona. “

Este manifiesto tiene mucho más que ver con la realidad que con el mundo idílico que construimos en el que todas las condiciones son ideales y nuestros estudiantes responden a los lineamientos en los que se basan la mayoría de las políticas educativas.

Y hablando de políticas educativas ¿Las autoridades educativas realmente estructuran los programas educativos nacionales en base al beneficio común y a las necesidades de la nación o responden a otros intereses?, tampoco hay que dejar de lado otros aspectos ¿Los maestros cuentan realmente con la preparación, profesionalismo, condiciones materiales y laborales  para ejercer sus funciones de manera adecuada? Y en todo este complejo sistema ¿las condiciones del contexto (económicas, familiares, sociales, culturales) son las adecuadas para que esta intencionalidad de una educación de calidad pueda ser puesta en marcha en un país como el nuestro?

Cualquiera que haya estado en un aula, ya sea de alguna institución pública o privada, sabrá que las cosas no son tan simples. Que cuando llega una orden “de arriba”, una nueva reforma, la aplicación de un acuerdo o peor aún, un cambio de modelo educativo, viene un fuerte desequilibrio.  Tal vez estamos sobrevalorando a la escuela como institución, quizá funcionamos con una imagen infantil de ese mundo ideal, quizá no todas las respuestas deban venir del sistema educativo. La escuela no está en posibilidades, en este momento, de garantizar el futuro de un niño que ingresa en ella, no puede asegurarle a sus padres que ese niño, por cursar, 9, 12, 15 o 20 años de escolarización llegue a tener un buen trabajo, no puede aventurarse a afirmar que ese niño, al cabo de su proceso y al llegar a la edad adulta se sienta pleno y feliz aún cuando haya tenido una trayectoria exitosa en su interior; entonces ¿qué podemos ofrecer?

Los padres se han convertido en un censor, en un patrón tirano que espera resultados sin la más mínima disposición (no en todos los casos pero si en muchos) a colaborar en el proceso de sus propios hijos; exigen que la escuela cumpla con mantenerlos seguros, que los prepare para el futuro, que los forme y que los mantenga alejados de la “contaminación ambiental”; pero por más que la escuela ha intentado convertirse en una burbuja lo cierto es que no puede actuar de manera aislada, nuestros niños y jóvenes de esta era de la información se encuentran expuestos constantemente a estímulos electrónicos, a una inmensa cantidad de información que no alcanzan a procesar y que no podemos controlar. Sumado a esto está esa parte del imaginario social que se ha construido a fuerza de la intervención de los medios de comunicación masiva y que simplifica la ecuación: educación=escuela; escuela=maestros.

El resultado es: si la escuela ha fracaso es responsabilidad de los maestros. Pero ¿Quién forma a los maestros? ¿Quién los elige? ¿Quién cedió espacios de decisión a los organismos sindicales docentes a cambio de control electoral?

Este es un buen momento para que cada quien asuma sus responsabilidades y ponga en orden su espacio, la autoridad educativa, al parecer, eso intenta, habrá que ver en la práctica que sucede; los maestros, por lo menos los comprometidos, día a día han intentado enfrentar una batalla que no es sólo de ellos pero en la que han quedado abandonados ¿y los padres de familia, los medios de comunicación, la sociedad en su conjunto, qué están haciendo?

Es momento de empezar a asumir compromisos y reinventar una escuela que, aclarémoslo, no ha sido fallida, sino que ya no responde a las necesidades para las que fue creada porque nuestra sociedad, nosotros, los seres humanos, hemos cambiado, no podemos seguir dejando de lado a los actores principales de este proceso: los niños, niñas y jóvenes también deben asumir sus compromisos y debemos reconocerlos como agentes fundamentales si es que realmente queremos construir una mejor educación para ellos y, como menciona Larez Romero* “La educación debe propiciar un sentimiento de pertenencia social que se nutrirá de sólidas referencias colectivas, de signos de identidad compartidas, de superación del aislamiento social y de seguridad y comunicación espiritual interpersonal y social. Debe estimular la capacidad del ser humano para tomar decisiones oportunas, seleccionar opciones, adoptar estrategias y efectuar tareas con el propósito de integrarse a la sociedad definiendo un orden social, económico y cultural que sea compatible con las necesidades fundamentales de la dignidad humana”.

Bibliografía:
Villarini, Angel R. “Refundar la escuela ¿por qué? Perspectiva, raíces, circunstancias y proyecto para refundar la escuela”, pag. 63. A refundar la escuela. Ediciones Barandal. México 2013.
Secretaría de Educación Pública. Página web:       http://www.sep.gob.mx/es/sep1/sep1_Historia_de_la_SEP#.U3-RcPl5Pec
Castañeda, Mayra. El docente extraordinario, pag. 44. Editorial Descubriendo. México 2011.
Larez, Romero Ronald. “Una reflexión sobre la educación y la praxis del saber social en el porvenir” pag. 102. A refundar la escuela. Ediciones Barandal. México 2013

Fuente del articulo: http://mayracastaneda.org/blog_60923_Y-los-estudiantes–cuando-.html

Fuente de la imagen: http://mayracastaneda.org/images/14445/Estudiantes-3.jpg

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Artículo: La necesidad de formar lectores

América del Sur/Ecuador/Autor: Lenin Vladimir Paladines Paredes

Uno de los retos más importantes para la escuela en general, en estos tiempos, es el de competir con los intereses y aficiones de los estudiantes para formar lectores. Pero no lectores de libros obligatorios o de lecturas planificadas sobre temas específicos de la enseñanza, sino lectores espontáneos, que busquen y creen sus propias listas de lecturas, que encuentren en los libros elementos para encontrarse a sí mismos, para aprender de otras culturas y otros mundos, para entender cómo expresarse y cómo funciona el lenguaje para determinada función, y también para poder producir conocimiento propio, partiendo de lo que han leído. Uno de los dilemas más antiguos en este ámbito, es determinar qué libros deben leer los estudiantes en la escuela o en el colegio. Y muchas veces, sucede que los libros seleccionados por el currículum resultan ajenos, lejanos, difíciles de entender, y no invitan al estudiante a buscar por sí mismo, sino que los ve como una obligación, como algo que se debe hacer para conseguir una nota y pasar el curso, y poco a poco, su mínimo interés por la lectura va disminuyendo hasta desaparecer.

Por eso es que los adolescentes buscan otros espacios. Por eso es que comparten a través de redes sociales, blogs, foros o videos, los libros que les interesan, los que leen y recomiendan. Y siempre sucede que estos libros no son los mismos que los profesores piden para la escuela. Y también sucede que los profesores poco o nada conocen de esta literatura, la que a los estudiantes sí les interesa.
En ese sentido, la recomendación que se hace, tomando en cuenta por ejemplo, estudios como el de Mireia Manresa (2011), es diversificar y ampliar el bagaje de lecturas que puede tener un estudiante, frente a un encasillamiento de la temática o el estilo. El profesor tiene que mostrar un abanico de lecturas apropiadas para la edad del alumno, sin  llegar a obligar o a censurar el tipo de lectura en el que el adolescente esté interesado, sino más bien ofrecerle opciones de literatura con las que se sienta cómodo, permitiéndole encontrar un sentido al mensaje y a la aplicabilidad de este en la vida real y en contextos prácticos. (O).

Fuente: http://www.cronica.com.ec/opinion/columna/columnista/item/13739-la-necesidad-de-formar-lectores

 Fuente de la Imagen: http://www.guiainfantil.com/articulos/educacion/lectura/ninos-lectores-nacen-o-se-hacen/

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Aprender inglés: consejos de un experto en enseñanza de idiomas

Colombia/09 de mayo de 2016/ La periodista de Uniandes Andrea Linares Gómez

El “aprendizaje basado en tareas” es la manera más efectiva de aprender inglés, según el doctor en educación neozelandés Rod Ellis

En el marco del evento Five Decades of Rethinking ELT Practices, desarrollado el 12 y 13 de abril por el Departamento de Lenguas y Cultura de la Universidad de los Andes (Uniandes), fue invitado Rod Ellis, doctor en educación doctor en educación y jefe adjunto del Departamento de Lingüística Aplicada y Estudios del Lenguaje en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda.  En esta nota te compartimos sus principales recomendaciones y reflexiones en cuanto al aprendizaje de inglés:cuál es la mejor manera de estudiarlo y qué deben hacer las instituciones para fomentarlo.

En una entrevista concedida a la periodista de Uniandes Andrea Linares Gómez, Ellis aseguró que el éxito a la hora de aprender esta lengua es hacerlo a través de un “aprendizaje basado en tareas”, donde se aborda al lenguaje como una “herramienta de comunicación” y no un conjunto de palabras y estructuras gramaticales que el estudiante debe memorizar y repetir.

Por este motivo, los docentes deben asignar tareas que estén estrechamente relacionadas con el contexto, el nivel y los intereses de los estudiantes. El principal objetivo, según Ellis, es tratar a la lengua inglesa “de la misma forma que los niños tratan su lengua materna”: como una vital herramienta de vinculación con el entorno. Describir elementos, hablar de sus hobbies o lugares favoritos y seguir instrucciones para construir un objeto son algunas de las tereas que nombra el catedrático, ya que implican la escucha, la lectura y el habla a la vez y logran que el aprendizaje se derive de la realización de esta.

No obstante, Ellis admite que se trata de un proceso lento y gradual: “si aprender la lengua materna puede tomar de 4 a 5 años, ¿cómo va a ser posible aprender un segundo idioma en apenas un par de meses?”. El doctor en educación afirma que si se imparte el lenguaje no como un conjunto de reglas, si no como una herramienta de comunicación, se convertirá en un proceso más natural, donde menos niños se sentirán excluidos por no lograr comprender las normas.

Por fuera del aula, el educador recomienda que el proceso de aprendizaje continúe: “escucharlo y leerlo de manera extensiva, todo el tiempo, a través de la música, los programas de televisión, las películas, las conversaciones, la lectura de libros, de periódicos y de textos digitales”. En lo posible, el estudiante debe exponerse a estos recursos durante más de tres horas al día, así como buscar la interacción frecuente con alguien que hable el idioma.

 

No hablar en español

Para Ellis, que también enseña en la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai, se desempeña como catedrático TESOL (Teaching English to Students of Other Languages) de la Escuela de Posgrado de Educación de la Universidad de Anaheim, y es director y consultor de siete revistas internacionales sobre la enseñanza del idioma, uno de los peores errores que cometen los docentes de lengua es “pasar la mayor parte del tiempo hablando en español, pues los estudiantes no tendrán la oportunidad de escuchar el inglés o el francés”.

Según el experto, el lograr que los alumnos comprendan lo que dice en la lengua extranjera es una habilidad que “diferencia a un buen profesor de uno malo”.

En cuanto a qué políticas públicas deberían implementarse en Colombia, Ellis remarca que se debe fomentar esta enseñanza natural, formando alumnos que se sientan seguros al comunicarse en inglés, sin hacer tanto énfasis en que su pronunciación o gramática sea perfecta.

¿Qué tipo de tareas son útiles en este proceso?

En el aprendizaje de un segundo idioma es necesario que el estudiante, desde el nivel de principiante, comience con ejercicios que impliquen escuchar, leer y hablar: por ejemplo, describir objetos que aparezcan en láminas, encontrar y explicar las diferencias entre dos imágenes, hablar de sus hobbies o de sus lugares favoritos, seguir instrucciones para construir un objeto… En síntesis: el lenguaje está inmerso en cada tarea y su aprendizaje se deriva de la realización de la misma. Hay que ir más allá de enseñar el presente simple o el presente continuo. La prioridad del aprendizaje basado en tareas es desarrollar las habilidades comunicativas necesarias para usar el idioma.

¿Los colegios bilingües son una alternativa acertada en el aprendizaje de una segunda lengua?

Es otra manera de aprender que también resulta efectiva. Este tipo de inmersión en un segundo idioma, donde se dictan diferentes asignaturas en inglés (matemáticas, ciencias, sociales), permite a los estudiantes aprender el lenguaje a través de contenidos específicos. Volvemos al mismo punto: el inglés es tratado como un vehículo de comunicación, para transmitir diferentes conocimientos, y no existen reglas gramaticales. Los niños no sufren y comienzan a ser fluidos en el uso del idioma.

¿Cómo lograr que los niños y jóvenes vean un segundo idioma como una herramienta educativa y no una asignatura más?

El inglés suele ser visto como una asignatura aburrida porque tradicionalmente se enseña desde las reglas gramaticales y la conjugación de verbos. Al introducirlo de esta manera, comienza a crearse en el salón de clases un ambiente que privilegia a los estudiantes aparentemente ‘más pilos’ en la comprensión de dichas reglas; en cambio, cuando los niños se acercan a un segundo idioma como lo hacen con su lengua materna, desaparece la clasificación de buenos y malos, inteligentes y menos inteligentes, dado se trata de un proceso natural. Aunque no todos los estudiantes van a sentirse motivados en aprender otro idioma, habrá una oportunidad mayor de interesarlos si se hace con naturalidad.

¿De qué manera se afianza mejor el aprendizaje de un segundo idioma fuera del salón de clase?

Lo primero que debo decir es que un segundo idioma no se aprende en tres meses, como lo hace ver la publicidad. Se trata de un proceso lento y gradual; piense usted: si aprender la lengua materna puede tomar de 4 a 5 años, ¿cómo va a ser posible aprender un segundo idioma en apenas un par de meses? Pero, ¿qué da buenos resultados? Bueno, escucharlo y leerlo de manera extensiva, todo el tiempo, a través de la música, los programas de televisión, las películas, las conversaciones, la lectura de libros, de periódicos y de textos digitales. No bastan tres horas al día; la exposición al segundo idioma debe ser constante, y en lo posible debe involucrar la práctica con alguien que lo hable. En el caso de los adultos es aún más necesario hacerlo de forma recurrente, no solo en el salón de clase.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que comenten los profesores hacen cuando enseñan un segundo idioma?

El error más obvio es pasar la mayor parte del tiempo hablando en español, pues los estudiantes no tendrán la oportunidad de escuchar el inglés o el francés. Algo que diferencia a un buen profesor de uno malo es la habilidad de lograr que sus estudiantes comprendan lo que les dice en inglés o en francés; esto implica no hablar muy rápido, parafrasear, repetir si es necesario y asegurarse de que sus estudiantes le entienden, de manera que puedan establecer una comunicación efectiva.

¿Qué debe privilegiar una política educativa al momento de incorporar la enseñanza de un segundo idioma?

El reto más importante para un ministerio de educación es diseñar currículos que propendan por la enseñanza natural de un segundo idioma, llámese inglés o francés para el caso de Colombia. Aquí es importante definir qué quiere como país: formar estudiantes que se sientan seguros al comunicarse en otro idioma o estudiantes que obtengan buenos resultados en los exámenes internacionales que miden su conocimiento, pero sin la habilidad para hablarlo ni comunicarse. Es importante tener en cuenta que ningún sistema educativo va a lograr que sus ciudadanos hablen ese segundo idioma como lo hacen los nativos del mismo; hay que preocuparse menos por la precisión en su pronunciación, y más por la seguridad y fluidez al momento de hablarlo, a pesar de ciertos errores.

 

Fuente: http://noticias.universia.net.co/educacion/noticia/2016/05/09/1139170/aprender-ingles-consejos-experto-ensenanza-idiomas.html

Entrevista completa: http://www.uniandes.edu.co/noticias/ciencias-sociales/el-ingles-no-puede-ser-el-coco-del-aula-de-clases

Imagen: http://www.ices.fudan.edu.cn/_upload/article/a8/45/1aacb20e4c9087b99948d65ac5e5/24c35582-1766-4267-9394-cf81d25d261d.jpg

 

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