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Brasil: Las claves del éxito de Unicamp, la mejor universidad latinoamericana

Brasil / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Grandes Medios

Times Higher Education, revista británica, publicó su nuevo ranking de las mejores universidades. Para el área de América Latina, Unicamp se llevó el primer puesto. Destacó por sus más de 1.000 patentes, su porcentaje de impuestos y su conexión con la industria.

El listado publicado es liderado por Unicamp y está conformado por más de 80 centros. El centro de estudios está situado en Brasil, específicamente en Sao Paulo. Es público y gratuito. Unicamp, Universidad Estatal de Campinas, superó a otra prestigiosa institución de la localidad: la Universidad de Sao Paulo.

Marcelo Knoble es actualmente el rector. También es físico de profesión. Nació en Argentina, pero llegó a Brasil cuando aún era un niño. El diario BBC Mundo entrevistó a Knoble y a Phil Baty, el editor a cargo de la creación del ranking publicado por Timer Higher Education. En ella dejaron plasmado las claves que llevaron a Unicamp al éxito.

Emprendimientos y patentes

Entre los criterios tomados en consideración por Times Higher Education, está el intercambio recurrente entre la universidad y la industria. Mientras la universidad transfiere conocimientos a la industria, la industria lo retribuye al aportar fondos para la universidad.

La idea de la creación de esta institución surgió hace 20 años. De acuerdo con Knoble, el planteamiento era crear una agencia de innovación. La propuesta convirtió a la institución en pionera tanto en Brasil como en América Latina.

Entre las instituciones residentes en Brasil, Unicamp ocupa el tercer puesto de las que mayor número de patentes posee. Solo es superada por Petrobras y Whirlpool.

En la actualidad, la universidad posee más de 1.000 patentes.

Para ello, trabajan directamente con start ups y emprendimientos. Por lo general, de la mano de antiguos alumnos y profesores. La universidad se encarga de crear el ambiente adecuado para que las compañías emergentes consigan triunfar.

A estas empresas las llaman coloquialmente “las hijas de la Unicamp”. Ahora mismo, 430 de esas empresas se encuentran activas y han generado más de 22.000 empleos directo. Cuentan, además, con una facturación anual que ronda los 1.000 millones de dólares.

Unicamp fomenta la creación de empresas y tiene más de 1.000 patentes.

Estos antiguos profesores y alumnos reciben entrenamiento y un espacio en donde trabajar. Esto es conocido como incubación de empresas. Y Unicamp ofrece todas las condiciones para conseguirlo.

Las empresas pasan luego a formar parte de un grupo que lleva por nombre Unicamp Ventures. Se trata de una agrupación conformada por empresas que incubaron en Unicamp, tuvieron éxito y que ahora invierten dinero para ayudar a nuevas empresas emergentes.

Menos preocupaciones por fondos

Sao Paulo es el estado más rico de Brasil. Muchas instituciones universitarias que tienen allí su sede sacan ventaja de ese hecho. Unicamp es una de ellas.

Unicamp, USP y Unesp tienen autonomía financiera y de gestión desde el año 1989. Según Knoble, esta es una condición fundamental. Gracias a ello, llegaron a un acuerdo con el gobierno del estado para que otorgue un porcentaje fijo cada mes. Esto como consecuencia del impuesto de circulación de mercaderías, que no es otra cosa que el IVA que es cobrado en otras regiones de Brasil.

Gracias a ello, la institución cuenta con una cantidad mínima para dedicar a planeamiento. La ventaja es que las negociaciones con el gobierno quedan en el pasado. Las autoridades no tienen que ir de forma mensual o anual a discutir sobre cuánto les será otorgado por impuesto de circulación de mercaderías.

El porcentaje establecido es de 2,1958% de los impuestos del estado de Sao Paulo.

Eso equivale a 1.000 millones de dólares aproximados de forma anual.

Otro beneficio de gran importancia es que en el estado de Sao Paulo existe FAPESP, una fundación de apoyo a la investigación.

La fundación también se beneficia del IVA del estado de Sao Paulo y recibe un 1%.

Así, Unicamp puede garantizar que tendrá dinero para promover investigaciones que cuenten con una alta calidad.

La universidad tiene cerca de 35.000 estudiantes.

Por otro lado, tienen acceso también a un porcentaje de ingresos de proyectos. Proviene de fundaciones, empresas y otras organizaciones. A través de ese porcentaje reciben un aproximado de 300 millones de dólares anuales.

La universidad también recibe regalías divididas con inventores cuando una patente corresponde a un producto licenciado. Es difícil establecer la cantidad de ingreso que esto genera, pues aún se encuentra en crecimiento. Pero se estima que genera entre 200.000 y 300.000 dólares anuales.

Todos estos beneficios fueron considerados por los miembros de Times Higher Education. De acuerdo con ellos, es de gran importancia que los gobiernos comprendan que financiar universidades y promover educación superior de alta calidad es una inversión. Y que siempre es recuperada gracias a los trabajadores que pagan más impuestos y que tienen un impacto positivo en el desarrollo económico del país.

Profesores altamente calificados

Muchos estudiantes dejan de apostar por las universidades públicas porque consideran que no tienen los mecanismos necesarios para evaluar a los profesores y a su desempeño. Por tanto, no pueden garantizar excelencia a los estudiantes.

Para Unicamp, la excelencia es más bien parte de la identidad que se han creado como institución.

El mecanismo de ingreso exige que quienes quieran ser profesores participen en un concurso público. Allí hay una gran competitividad y se exige un nivel mínimo que los consolidará como trabajadores públicos en la universidad.

“La educación universitaria en América Latina todavía se realiza en general con un estilo anticuado, de charlas dictadas desde un podio”, señaló Phil Baty.

Cuando se abren los concursos, se presentan en promedio 30 o 40 personas. Todas conocen que se exige un estándar de calidad mínimo, y están dispuestas a cumplirlos. Por lo general, los candidatos cuentan con postdoctorados cursados en el exterior.

Esta situación también se presenta en los estudiantes que quieren cursar algún programa de Unicamp.

De acuerdo con Knobel, cada año ofrecen 3.300 plazas y reciben alrededor de 75.000 candidaturas. Esto significa que solo 5% de los aplicantes consiguen ingresar. De allí, que el nivel de los estudiantes sea tan alto.

El rector también expresó que existe un obstáculo que aún deben superar las universidades latinoamericanas.

Todas ellas necesitan aumentar la calidad en la gobernanza de la universidad.

El problema deriva del sistema de gestión, que es aún muy anticuado. Hace falta una gestión más profesional. Knobel propone informatizar procesos internos, crear contratos más transparentes, y mejorar los ritmos de trabajo.

Promover publicaciones en inglés

Time Higher Education presta gran atención a la cantidad de publicaciones realizadas por la institución, y qué tan frecuentemente son citadas a nivel internacional.

De hecho, en un panorama global este es un indicador de éxito para las instituciones. En China se promueve en los profesores la publicación de textos en inglés. Universidades de Francia también han notado la importancia de dictar maestrías en inglés.

Muchos profesores de América Latina, Rusia, Portugal y España llegaron en momentos de dictaduras o crisis políticas y económicas en sus propios países.

Las revistas internacionales suelen publicar los trabajos en inglés. Por eso, América Latina en su totalidad enfrenta una gran barrera cuando hablamos del idioma.

Unicamp intenta combatir la barrera al implementar un centro de enseñanzas de lenguas. Allí, sus estudiantes pueden estudiar inglés y también tienen la oportunidad de aprender otros idiomas.

Sus programas de pregrado son dictados en portugués, el idioma oficial de Brasil. Pero se trata de un centro de estudios que reúne estudiantes de diferentes regiones latinoamericanas. Tienen estudiantes que provienen de Colombia, Perú, Argentina y Chile. La ventaja es que el portugués y el español son idiomas relativamente similares.

Los postgrados, por el contrario, sí cuentan con algunas lecciones dictadas en inglés. Pero lo hacen de forma que quienes no manejen el inglés puedan cursar los programas también.

Influencia internacional

Según Baty, un campus internacional se convierte en un campus saludable.

Durante la creación del ranking, hicieron gran énfasis en que los miembros del listado tuvieran contacto con instituciones en el exterior. También estudiaron el porcentaje de alumnos y profesores extranjeros que poseen.

“Un campus internacional es un campus saludable”, señaló Baty a BBC Mundo.

Unicamp cuenta con programas de intercambio, en los que estudiantes pasan una temporada en otro país. Los profesores también salen de Brasil para asistir a congresos o hacen postdoctorados en el extranjero. El instituto recibe a estudiantes que provienen de distintos países del mundo.

Las actividades programadas para motivar la conexión internacional buscan la diversidad cultural y la diversidad en ideas y perspectivas.  Así, la universidad tiene acceso a ideas y pensamientos más frescos e innovadores que son otorgados por las personas, sus pensamientos y sus formas de ver el mundo.

Las acciones van de la mano de la filosofía planteada por Unicamp. Alrededor del 5% de los profesores y alumnos son extranjeros. La cifra sigue estando muy por debajo de las universidades de Estados Unidos y de Europa. Algunas de ellas cuentan con 20 o 30% de estudiantes y profesores extranjeros.

Unicamp cuenta con una política de puertas abiertas, que permite la entrada de extranjeros a sus aulas cuando sus países atraviesan ciertas crisis, como dictaduras. Parte de los profesores extranjeros en el instituto llegaron de esa forma.

El mismo Knobel vivió una situación similar. Su padre llegó a la universidad de Campinas en 1976, cuando se dio un golpe militar en Argentina. Knobel tenía solo ocho años.

De hecho, muchos de los profesores extranjeros que forman parte de Unicamp llegaron de Argentina en ese tiempo. También hay uruguayos, chilenos y profesores rusos que llegaron cuando su país atravesaba una fuerte crisis.

Los profesores extranjeros más recientes llegaron de Portugal y de España, debido a la fuerte crisis que esos países atravesaban.

Además de eso, la universidad creó un programa que invita a profesores extranjeros a realizar postdoctorados y abrió concursos públicos para hacer posibles que se quedaran.

Innovación en la enseñanza

Time Higher Education explicó que los planes de estudio en América Latina aún son muy antiguados. Mientras que otras universidades del mundo continúan promoviendo el aprendizaje innovador.

Caltech, el Instituto de Tecnología de California, en Pasadena, es uno de los ejemplos más notables. Desde el inicio de clases, los estudiantes deben unirse a un proyecto de investigación y trabajar junto a eminencias entre los profesores, algunos de ellos han incluso ganado premios Nobel. Allí, forman parte activa del proceso de investigación y comprenden con la práctica cómo pueden enfrentar los obstáculos de forma creativa.

“Uno de los mejores ejemplos en mi opinión es Caltech, el Instituto de Tecnología de California, donde los estudiantes se unen apenas ingresan a un laboratorio de investigación y trabajan con profesores, incluso premios Nobel, en la resolución de problemas”.

La Universidad Politécnica de Hong Kong también adopta técnicas novedosas. Sus estudiantes deben hacer trabajos de voluntario como parte de su programa de estudio. Y tiene que ser un trabajo que tenga relevancia para su curso.

Así, los estudiantes contribuyen a la sociedad mientras tienen contacto con el mundo real a través de su trabajo.

El sistema de Unicamp puede ser tildado de paradójico.

Mantienen un programa tradicional, pero exigen que sus estudiantes trabajen en proyectos de investigación y publiquen sus resultados.

También cuentan con el Espacio de apoyo a la enseñanza y el aprendizaje. Allí, se discuten nuevos métodos de enseñanza y problemas que surgen en las aulas.

El mundo está en constante cambio y el perfil de los estudiantes también. Por eso es importante que los métodos de enseñanza se evalúen con frecuencia para garantizar su evolución.

Fuente de la Noticia:

https://www.grandesmedios.com/claves-exito-unicamp/

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Investigación, reflexión y acción de la realidad socio-educativa a principios del siglo XXI : vol. II

24 agosto 2017/Fuente: Biblioteca Clacso

Consciente de la importancia de la investigación educativa para promover las transformaciones que permitan ofrecer a la sociedad nacional e internacional una educación pertinente y relevante que al mismo tiempo, contribuya con el desarrollo humano, en febrero del 2011 y en el marco de la celebración del 30 aniversario de su fundación, el Instituto de Investigación en Educación (INIE) organiza el II Congreso Internacional de Investigación Educativa: Su Incidencia en la Realidad Social. Los aportes presentados durante este II Congreso Internacional de Investigación Educativa, se han recopilado en la publicación del libro digital: Investigación, reflexión y acción de la realidad socio-educativa a principios del siglo XXI. Estos trabajos tienen por objetivo ofrecer propuestas para repensar la educación y los procesos educativos que se desarrollan en las aulas, así como valorar la importancia de realizar las transformaciones que se requieren a partir de los resultados de las investigación.

Para leer, descargue aquí: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Costa_Rica/inie/20170718114848/pdf_419.pdf

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?novedad=si&c=cr-006&d=12991

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La escuela secundaria de todos, con todos y para todos. Análisis desde la investigación y la estadística educativa

Por Luz Albergucc

La escuela secundaria en la Argentina, como en todo el mundo y particularmente en América latina, viene siendo un tema de debate en todos los ámbitos posibles, desde los ministerios de Educación, los medios masivos de comunicación y la opinión pública. Algunos agoreros del “todo pasado fue mejor” la califican como un nivel en crisis, y suelen utilizar algunos datos duros –estadísticas educativas– para sustentar sus discursos. ¿Es cierto que la escuela secundaria “no puede más”? ¿Debemos volver a aquel pasado para pensar en la escuela secundaria actual?

En las líneas siguientes se hará un recorrido sobre los ejes de inclusión y calidad en la escuela secundaria, utilizando los datos estadísticos disponibles y realizando un recorrido histórico para acercarnos a posibles respuestas a estos interrogantes.

Suele repetirse en el discurso actual político y mediático “todo lo que falta” para cumplir con los objetivos que nos planteamos como país en 2006 con la sanción de la Ley de Educación Nacional (LEN) que hizo obligatorio el nivel secundario y le otorgó al Estado la responsabilidad indelegable de garantizar el derecho a la educación de todos los niños/as, adolescentes, jóvenes y adultos de nuestro país. Sin embargo, pocas veces se discute desde dónde partimos, cuál era nuestra línea de base en 2006 y qué recorrimos hasta el momento. Y este tipo de lecturas catastróficas, que paralizan o espantan, están muy alejadas de la realidad cuando podemos hacer un poco de historia y reflexionamos sobre el camino realizado. Las líneas siguientes buscan también poner en evidencia lo que el Estado, los docentes, los jóvenes y la sociedad en general han avanzado en los últimos años, que está muy lejos de los discursos del ex ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, quien repetía un diagnóstico desesperanzador, definido en términos de “fraude educativo”, que nos coloca a todos los actores de la escuela secundaria en la paralización que provoca el “pánico”.

Por un lado, no hay dudas de que el cumplimiento de la obligatoriedad del nivel secundario es aún una deuda del Estado y un desafío de la sociedad argentina. Pero no podemos perder de vista que este desafío lo asumimos en diciembre de 2006 con la sanción de la LEN y que, por lo tanto, han pasado solo 10 años de aquel compromiso. Nuestro país demoró 90 años en cumplir con la Ley 1420 (de 1884) que establecía la obligatoriedad del nivel primario. Con esto no decimos que deben pasar 80 años más para lograr lo mismo en el nivel secundario, lo que expresamos es que no puede hacerse análisis sencillos a procesos que son complejos.

A diferencia de aquella época, hoy la sociedad tiene plena convicción de la necesidad de la escuela secundaria, demanda cada vez más y mejor educación obligatoria. Este elemento es definitivamente un factor importantísimo para que los objetivos planteados se cumplan cada vez con mayor rapidez. Otro elemento que motoriza el cumplimiento de la obligatoriedad radica en que, luego de varios años de trabajo con cada una de las jurisdicciones, hoy tenemos escuelas secundarias conformadas en todo el territorio del país. No olvidemos que con la sanción de la LEN debió realizarse un proceso de reconversión y modificación de la escuela –que implicó políticas de infraestructura, modificación de planes curriculares, etc.– para que el viejo tercer ciclo de la educación general básica y el polimodal de la anterior Ley Federal de Educación se constituyan en la escuela secundaria que hoy está en marcha. Y, por último, aún hoy tenemos el desafío de romper con la matriz fundacional de la escuela secundaria, aquella escuela elitista, para privilegiados, para pocos, y convertirla en una escuela de todos, con todos y para todos. Camino que se ha venido construyendo, como veremos más adelante, y que debe profundizarse.

El hecho de constituir una única escuela secundaria, a través de la unificación de las dos instituciones formadas por la normativa anterior, es un elemento estructural de posibilidad para reposicionar a la escuela secundaria que hoy necesitamos. En efecto, desde la sanción de la LEN, las escuelas secundarias completas pasaron de 5.100 a 11.000, con lo que vemos un incremento del 115%. Es decir, se duplicó la cantidad de escuelas secundarias completas mediante la unificación de los ciclos básicos (ex Tercer Ciclo de la EGB) y los ciclos orientados (ex Polimodal), reduciéndose entonces la cantidad de escuelas atomizadas. En 2015 –último dato disponible– sólo quedan 193 escuelas de ciclo orientado, 2.294 escuelas de ciclo básico –principalmente en el ámbito rural–, y las escuelas secundarias completas ascienden a 10.952 (elaboración propia sobre la base de los Relevamientos Anuales de Información educativa 2006 a 2015, Dirección Nacional de Estadística Educativa, Ministerio de Educación y Deportes de la Nación).

Además de esta recomposición estructural de la escuela secundaria, en los últimos años vemos un crecimiento exponencial en la cantidad de adolescentes y jóvenes que acceden a ella. Se incorporan desde 2006 hasta 2015 cerca de 500.000 estudiantes más a la escuela secundaria común, lo que implica un crecimiento de matrícula del 14%. Pero también se evidencia un aumento en la matrícula del nivel secundario de la modalidad de jóvenes y adultos, en un 40%. Por lo tanto, en 9 años se ha logrado la incorporación de más de 500.000 jóvenes a la escuela secundaria, además de los adultos que logran la finalización de sus estudios. Este crecimiento de matrícula secundaria también puede verse plasmado en las tasas de asistencia a la escuela de la población de 12 a 17 años: en 1960 asistía el 53% de la población; en 1980 lo hacía el 68%; en 1991 la asistencia ascendía a 76%; el 87% en el año 2001, y en 2010, el 89%, mientras que en 2014 asciende a 93 por ciento.

En síntesis, se han logrado fortalecer las condiciones estructurales de la escuela secundaria, no sólo a través de la unificación de los ciclos básicos y orientados constituyendo un único establecimiento educativo, sino también con la implementación de múltiples políticas de protección y ampliación de derechos: la Asignación Universal por Hijo o el Progresar, la implementación de los Planes de Mejora de la educación secundaria y las políticas de inclusión tecnológica a través del Programa Conectar-Igualdad, el programa nacional de formación docente, la distribución de libros, los programas socioeducativos, entre otras. Sin dudas, estas políticas impulsaron la escuela secundaria, la dotaron de recursos y colocaron a los sujetos en situaciones de igualdad, elemento primordial para la garantía de derechos y la educación pública de calidad.

Cuando se coloca el foco de análisis en los resultados de la escuela secundaria, suele utilizarse para su análisis la medida de egreso o medidas de rendimiento de los aprendizajes. Es cierto que “los resultados” siempre son una variable a mirar; sin embargo, no puede ser la única cuando lo que se busca es recorrer el camino hacia una escuela secundaria para todos y de calidad. No es posible hablar de “resultados exitosos” si estos son para pocos, por lo que ningún indicador de “resultado” debe leerse sin los indicadores de “acceso” que analizamos anteriormente. Dicho en otros términos, no podemos disociar la inclusión de la calidad.

El egreso del nivel secundario en la Argentina es aún una variable que debemos mejorar, aunque se ha avanzado a pasos agigantados. Cuando se dice “sólo la mitad de los jóvenes terminan el secundario”, se utiliza como medida la “tasa de egreso”. Este indicador estadístico mide la “trayectoria ideal” de los jóvenes –aquellos que empiezan el secundario en la educación común y logran terminarlo sin más de dos repeticiones en la misma educación común–. Es decir, no considera el millón de jóvenes y adultos que lograron su titulación a través del Plan de Finalización de Estudios (FINES) y la modalidad de adultos; tampoco tiene en cuenta el pasaje de estudiantes entre escuelas –común y de adultos– o bien entre los sectores estatal y privado. Sin embargo, incluso con todas estas salvedades, esta misma tasa de egreso era en 2005 de sólo el 36,1%. Con lo cual, tomando esta medida estadística, desde la sanción de la LEN se ha logrado un crecimiento de 10 puntos en la tasa de egreso. Pero además, si miramos la población con título secundario completo –independientemente del tipo de trayectoria educativa que realizó–, encontramos que en 2006 el 62% de la población de 18 a 29 años tenía secundaria completa y en 2013 ascendía a 65% (según elaboración del Instituto Marina Vilte de la Secretaría de Educación de CTERA, en base a los Censos Nacionales de Población y, para 2013, la Encuesta Permanente de Hogares, segundo cuatrimestre). Y en el segmento de población de 25 a 29 años, el 68% tiene secundario completo. Es decir, que 2 de cada 3 jóvenes completan el nivel secundario.

Entonces, si bien es cierto que aún debemos dar grandes pasos para alcanzar una secundaria de todos, con todos y para todos, no menos cierto es que se evidencian avances importantes para alcanzar el cumplimiento de la obligatoriedad de la escuela secundaria.

En la última década se desarrollaron diferentes marcos normativos en el seno del Consejo Federal de Educación (CFE) tendientes a garantizar la educación de calidad, colocando al Estado nacional, a los Estados provinciales, a los docentes y sus organizaciones sindicales como sus promotores activos y protagonistas. En esa línea, se ha valorado a la institución educativa como el ámbito productor de claves para afrontar una realidad compleja y en transformación permanente, como el lugar privilegiado para la inclusión social y la ampliación de derechos, y al docente como productor de conocimiento. Nos interesa desarrollar, a continuación, una experiencia que buscó promover estos procesos de reflexión y autoevaluación en las escuelas a través del Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación Docente –PNEOyFD– (Resolución 188/12, CFE) y el Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela” (Resolución 201/2013, CFE).
El PNEOyFD estipuló objetivos para todos: ampliar y mejorar las condiciones de acceso, permanencia y egreso de todos los jóvenes; fortalecer las trayectorias escolares generando mejores condiciones para la enseñanza y los aprendizajes, y fortalecer la gestión institucional ampliando las estrategias educativas para todos los adolescentes y jóvenes. Junto con ello, se implementaron los Planes de Mejora Jurisdiccionales e Institucionales (PMI) en los que se establecían objetivos específicos para alcanzar aquellas metas macro de la escuela secundaria. Para fortalecer el diseño e implementación de las acciones del PMI, desde el Ministerio de Educación de la Nación se propuso la elaboración de un índice para todas las escuelas de educación secundaria, llamado Índice de Mejora de la Educación Secundaria Argentina (IMESA).

Un “índice” es un indicador estadístico que sirve para recortar y sintetizar en un solo número realidades sociales que son multidimensionales y sumamente complejas. Esta información estadística resulta necesaria para objetivar la realidad, ponerla en valor y poder realizar un seguimiento a lo largo del tiempo, siempre que se mantengan los mismos mecanismos de cálculo y recolección.

Así, el IMESA se presentó como una herramienta de trabajo en el Programa “Nuestra Escuela”, como una apuesta a la inclusión con calidad, en tanto no se concibe una escuela de calidad que no garantice a todos el derecho a todo. El IMESA fue pensado en clave de derechos y de responsabilidades, para que cada escuela pueda mirarse a sí misma, reflexionar e indagarse respecto de su propia historia y contexto y, a partir de allí, planificar sus diversas estrategias en pos del cumplimiento de los objetivos planteados.
El IMESA, como punto de partida y herramienta de evaluación y seguimiento, sintetizaba la relación entre inclusión y calidad a través de sus tres componentes:

* La regularidad de la trayectoria: es deseable que los alumnos realicen su recorrido en la escuela evitando en lo posible repeticiones de año. En general, este aspecto de la trayectoria escolar se mide a través del Tiempo Mediopara completar el nivel. Idealmente, cuando los alumnos no repiten ningún año de estudio, este indicador es igual a la cantidad de años del nivel secundario, y es mayor si los estudiantes demoran más en completar el nivel.

* La finalización de los estudios: es necesario que todos los alumnos que inician el nivel lo completen. La conclusión de los estudios se refleja en la Tasa de Egreso del nivel. Si todos los alumnos logran culminar el nivel, la tasa asume el valor de 100. Su cálculo combina los valores de promoción, repitencia y abandono, e indica el porcentaje de alumnos que se inscriben en primer año y que completarán el nivel si la situación se mantiene constante –con los mismos niveles de promoción, repitencia y abandono–.

* Los resultados de evaluación de desempeño: además de aprobar cada año en el tiempo ideal –Tiempo Medio– y concluir sus estudios –Tasa de Egreso–, otro requisito es que todos se apropien de los conocimientos establecidos para el nivel y los manejen adecuadamente.

Es importante remarcar que un valor de IMESA similar puede indicar desafíos diferentes. Por ejemplo, si una escuela tiene alto rendimiento en las evaluaciones de aprendizaje y una trayectoria de sus alumnos cercana a la ideal, pero no se pudo sostener las trayectorias de los alumnos con mayores dificultades y, por lo tanto, la Tasa de Egreso es muy baja, el índice no llegará a sus valores máximos. Del mismo modo, si un establecimiento promueve a sus alumnos de un año al siguiente y los retiene hasta el egreso, pero los resultados en las pruebas de aprendizaje no son satisfactorios, también obtendría valores más bajos del índice. De este modo, si la primera escuela debía plantearse en su PMI estrategias de retención para que los jóvenes no abandonen la escuela, manteniendo a su vez altos desempeños en las pruebas de aprendizaje; la segunda escuela ejemplificada hubiera necesitado poner el foco en las estrategias de enseñanza, las formas de evaluación y el seguimiento de los contenidos curriculares que se trabajen cotidianamente.

Desde la perspectiva que considera que inclusión y calidad son conceptos intrínsecamente relacionados, indisociables, se combinaron estos indicadores para ponerlos a disposición de los docentes y directores, constructores de conocimiento y actores protagonistas de las acciones de mejora. Por ello, el IMESA fue comunicado y trabajado con los directores de cada escuela secundaria en jornadas específicas, para pensar sobre los desafíos actuales de la educación secundaria y como una primera instancia de reflexión sobre la propia realidad institucional. De este modo, nunca se concibió al IMESA para la constitución de rankings que estigmatizan y descalifican a algunas escuelas en oposición a otras, tampoco como mero instrumento de control. Se trató de una herramienta que, lejos de “señalar”, pretendía “orientar” la reflexión y el planeamiento de estrategias para la mejora, siempre partiendo del contexto real de cada escuela, de sus integrantes y sus modos de trabajo, favoreciendo la reflexión institucional en aras de mejorar las trayectorias educativas y garantizar las condiciones de acceso, permanencia y egreso de todos los jóvenes al nivel secundario.

En la actualidad estos caminos recorridos fueron borrados. El Programa “Nuestra Escuela” tiene hoy una nueva impronta, pensada más en términos instrumentales de enseñanza y de aprendizaje, y centrada en los resultados. Hoy el IMESA tampoco se coloca como herramienta que favorezca los procesos de autoevaluación institucional. De hecho, no se ha calculado el IMESA con los datos del nuevo operativo de evaluación de aprendizajes (APRENDER), y a cambio, se ha construido desde el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación un índice que combina resultados de las pruebas APRENDER con indicadores de vulnerabilidad social que se calculan principalmente por el lugar donde está localizada la escuela. Se las llama “escuelas faro”. Un “faro” se coloca para advertir a los navegantes que por allí circulen. Con ello, lejos de ser un instrumento para “orientar” la reflexión en las escuelas, está siendo utilizado para “señalar”. Y no se trata solamente de una cuestión semántica de “índice de mejora” a “escuelas faro”; se trata de la actual negación del docente como sujeto constructor del saber pedagógico institucional, y de las escuelas y las organizaciones sindicales como los ámbitos para realizarlo colectivamente. Se trata de una negación de los espacios colectivos, negación de encuadres político-educativos y pedagógico-didácticos que puedan interpelar las prácticas, recuperando logros y asumiendo desafíos.

 

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Ecuador: El Ministerio de Educación promueve la investigación educativa

Ecuador/03 agosto 2017/Fuente: El Tiempo 

Estudiantes, docentes, autoridades educativas, funcionarios públicos, investigadores independientes y organizaciones o fundaciones sin fines de lucro (nacionales o extranjeras) tendrán la oportunidad de presentar su propuesta de investigación educativa, así informó el Ministerio de Educación.

El objetivo de este programa es fomentar la investigación de la comunidad en el sistema educativo, de acuerdo a un Acuerdo Ministerial emitido el 23 de mayo de 2017, por el Ministerio de Educación.  La normativa aplica para personas naturales o jurídicas que propongan proyectos de investigación educativa, aplicables en el Sistema Nacional de Educación.

Las líneas de investigación a elegir son: Políticas públicas de educación; Fundamentos Educativos: Currículo y Estándares; Innovación Educativa: Mejoramiento Pedagógico y Nuevas Tecnologías para la  Educación;  Desarrollo Profesional Docente; Educación Especializada, Inclusiva e Intercultural; Gestión Administrativa en el Sistema Escolar: Gestión de Riesgos, Infraestructura, Recursos Educativos; y Factores Externos a los Modelos Pedagógicos.

Los interesados pueden descargar el formulario y el instructivo para investigaciones educativas en: https://educacion.gob.ec/investigacion-educativa/

Una vez finalizada la investigación, esta será parte del MinEduc como un insumo para el desarrollo de otros estudios afines y para la toma de decisiones de la política educativa.

Fuente: http://www.eltiempo.com.ec/noticias/ecuador/4/418237/el-ministerio-de-educacion-promueve-la-investigacion-educativa

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Construyendo una investigación educativa transformadora

Por: El diario la Educación

La neutralidad del saber científico no puede perpetuar el status quo si este genera división, marginalidad y pobreza. Entendemos la ciencia como un proceso activo y cambiante que contribuya a promover la justicia y la equidad social.

Los días 5, 6 y 7 de julio se llevó a cabo el 3er International Summer Workshop on Alternative Methods in Social Research en la ciudad de Málaga, encuentro donde investigadores e investigadoras de distintas áreas de España, Europa e Iberoamérica participaron en más de una docena de actividades académicas, entre conferencias, talleres y socialización .

Bajo el título, Transformative and Inclusive Social and Educational Research, y a través del debate teórico y del análisis de experiencias prácticas de proyectos en ejecución -académicos y no académicos-, la edición de este encuentro planteó el desafío de reflexionar sobre el potencial transformador e inclusivo que puede tener la investigación en educación y el ámbito social.

Se trató de otra instancia que se suma a la línea iniciada por REUNI+D, una red formada por diez grupos de investigación del ámbito de la educación de diez universidades españolas. El grupo ESBRINA, de la Universidad de Barcelona, se hizo cargo del First International Summer Workshop en 2015. El segundo año, fue impulsada por el grupo Elkarrikertuz de la Universidad del País Vasco y finalmente, este año ha sido asumida por el grupo de investigación Procie de la Universidad de Málaga.

Durante los tres días de duración, casi un centenar de investigadores nos hicimos preguntas como: ¿para qué y por qué se investiga en educación y en el ámbito social?, ¿puede la investigación ser parte de procesos de transformación social? Las respuestas, junto al debate suscitado, transitaron entre posiciones entusiastas que evidenciaban el potencial reivindicativo de la investigación educativa, y otras menos optimistas que denunciaban –dentro de un marco histórico– su carácter más funcional y unidimensional, así como la falta de (re)conocimiento de sus aportaciones por parte de los responsables de las políticas públicas. Lo cierto es que, partiendo de estas posiciones dicotómicas, resulta importante creer en el potencial confluyente de ambas ideas, de otra manera, es difícil pensar en la necesidad de actualizar los enfoques y técnicas que necesita la investigación educativa para ir enfrentando las cambiantes problemáticas sociales.

En el marco de la modernidad inconclusa, somos conscientes de que la investigación educativa no deja de estar afectada por los procesos y las tendencias sociales y económicas y que, por ende, dependiendo de la temporalidad, pueda ser reconocida tanto como un instrumento funcional de la organización social capitalista, o como un instrumento para la resistencia y la reivindicación social.

Quienes comenzamos nuestra trayectoria profesional y académica en la universidad, si bien adolecemos de una amplia perspectiva histórica basada en trayectorias personales que nos permitan comprender las transformaciones de la investigación educativa y social a lo largo del tiempo, contamos con un impulso que nos insta a no renunciar a buscar el impacto social del conocimiento que generamos en la academia. Por lo mismo, vemos con ilusión la emergencia de estas iniciativas investigativas y metodológicas que, debido al paulatino reconocimiento del carácter imperialista y estandarizado de la investigación positivista, desarrollan una apuesta alternativa, que puede resultar más sensible y transformadora de la realidad social y sus actores locales. En Málaga pudimos conocer algunas experiencias en este sentido. Desde iniciativas investigativas de marcada implicación sociocomunitaria, hasta diseños metodológicos que desafían la apuesta por la neutralidad del conocimiento científico, en aras de llevar a cabo verdaderas transformaciones sociales. (Ver más adelante).

Como investigadoras e investigadores asumimos el compromiso de buscar que nuestra producción y trabajo científico trascienda los laboratorios y las aulas, que llegue a las calles y genere cambios. La neutralidad del saber científico no puede perpetuar el status quo si este genera división, marginalidad y pobreza. Entendemos la ciencia como un proceso activo y cambiante que contribuya a promover la justicia y la equidad social. Como una actividad conectada con la humanidad y con sus problemas, buscando soluciones para la mejora de la vida de la gente, especialmente de aquellos que tienen menos oportunidades.

Consideramos que el formato de los Summer Workshops, han ayudado a generar precisamente estos espacios y posibilidades para que se produzcan diálogos entre los agentes educativos y sociales que afectan al modelo sociocultural que queremos crear entre todas. Por ello, agradecemos a las personas que han participado desde distintos lugares del ámbito nacional e internacional, pues la diversidad sin duda ha favorecido la reflexión crítica y la convergencia analítica. En pos de construir una investigación educativa cada vez más colaborativa e implicada.

Principales actividades desarrolladas en el 3er International Summer Workshop on Alternative Methods in Social Research

Durante el primer día se llevó a cabo el taller titulado Pensar sobre la investigación educativa como una praxis disruptiva a partir del proyecto APREN-DO impartido por Juana María Sancho y Fernando Hernández de la Universidad de Barcelona, el cual estuvo vinculado con el taller Cartografías en investigación educativa llevado a cabo el tercer día por José Miguel Correa y Estíbaliz Jiménez de Aberasturi de la Universidad del País Vasco. En ambos casos, se propuso la creación y el uso de la cartografía como medio visual para poder pensar sobre la investigación educativa y cómo aprendemos a ser investigadores. Mediante la consideración de nuestros propios contextos y recorridos personales, se fueron desvelando las diversas tensiones que emergen de la experiencia misma de investigar entretejiendo nuestras experiencias con los otros.

Talleres “Pensar sobre la investigación educativa como una praxis disruptiva a partir del proyecto APREN-DO”
y “Cartografía en investigación educativa”, Universidad de Barcelona y Universidad del País Vasco.

En el segundo día, destacamos la conferencia y taller de Melanie Nind y Sarah Lewthwaite, pertenecientes al National Center for Research Methods de la Universidad de Southamptom. En la conferencia titulada “Diálogo estimulado por video: Un método con potencial transformador para la pedagogía” nos dieron a conocer un nuevo acercamiento a la utilización del video en investigación educativa que, como aclaran tanto Melanie como Sarah, “can mean an intertwining of knowledge in action and knowledge for action in that pedagogical practices both reflect and stimulate thoughtfulness”. La utilización de este método busca develar las capas de conocimiento subyacente en las grabaciones de clases a partir de su revisión y diálogo entre investigadoras, profesorado y estudiantes. Por la tarde, durante el taller dieron a conocer detalles técnicos del método que guardaban relación con el uso de equipos, consejos para desarrollar la relación con los participantes y el manejo de las ansiedades/posibilidades asociadas a ser grabados y observarse a sí mismos.

Taller “Recuerdo, reflexión y diálogo estimulado por el vídeo”. Melanie Nind y Sarah Lewthwaite.

En el tercer día, destacamos la Master Class titulada “La comunicación como proceso transformador: el proyecto COMSOLIDAR. Comunicación solidaria”. En ella se dio a conocer la creación de una “agencia” de comunicación solidaria creada por un grupo de estudiantes bajo la coordinación de Marcial García López de la Universidad de Málaga y Esther Simancas de la Universidad de Cádiz. El propósito de esta agencia es dar un servicio y ser un punto de apoyo a la ciudadanía y a la comunidad educativa y, en concreto, a aquellas ONGs que no pueden visibilizar su trabajo al no poder permitirse realizar acciones de comunicación. Sus acciones, además de ofrecer a los estudiantes la posibilidad de tener una primera experiencia profesional, les brinda la oportunidad de ser útiles en la construcción de una sociedad más justa, poniendo en práctica sus conocimientos.

Último día de la Summer Workshop, Master Class “La comunicación como proceso transformador: el proyecto COMSOLIDAR. Comunicación solidaria” y taller “Metodologías horizontales y estrategias dialógicas de investigación social en contextos múltiples”.

Al finalizar este tercer día, se realizó el taller titulado “Metodologías horizontales y estrategias dialógicas de investigación social en contextos múltiples” impartido por Juan Bautista de la Universidad de Granada y Eduardo Fernández de la Universidad de Valladolid. Éste se planteó como un espacio de reflexión y diálogo a partir de cinco temas articulados en preguntas para explorar, de una manera compartida, si nuestras prácticas en investigación están siendo capaces de abrir itinerarios en las ciencias sociales y culturales que promuevan relaciones dialógicas, horizontales y recíprocas. Durante el transcurso del taller compartimos nuestros propios procesos de investigación, se discutió de qué forma se están definiendo las agendas y hasta qué punto somos capaces de democratizar nuestros proyectos desde la definición de sus tópicos hasta la difusión de los mismos.

Judith Arrazola, Sara Carrasco, Raquel Miño, Pablo Rivera, Cristina Salazar y Angelina Sánchez

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/07/construyendo-una-investigacion-educativa-transformadora/

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Canarias y Suecia colaboran para frenar el abandono escolar

Europa/España/13 Mayo 2017/Fuente: La provincia

El Centro de Formación del Profesorado (CEP) Tenerife Sur coordina el proyecto Prácticas de éxito, un pasaporte para la educación continua dentro del programa Erasmus +, que comparte con docentes de Szczecinek (Polonia) y de Gotemburgo (Suecia). Así, el equipo pedagógico canario ha podido observar el modelo sueco y compartir estrategias contra el abandono escolar temprano, según informaron desde la Consejería de Educación y Universidades del Gobierno autonómico.

Las tres comisiones se han reunido esta semana en el Gymnasium de Partille, ubicado en una localidad de 30.000 habitantes, municipalidad al noreste de Gotemburgo. Se trata de un centro de formación profesional con secundaria y bachillerato con alrededor de 400 estudiantes donde los docentes canarios han conocido su organización interna y observado la práctica en el aula.

Los docentes del CEP compartieron con el claustro del profesorado anfitrión la denominada gamificación en las aulas, una de las apuestas activas que comienza a implantarse en los centros escolares y que consiste en integrar mecánicas y roles de los videojuegos en el proceso educativo. Tanto esta propuesta, como también el taller diseñado por los docentes canarios sobre rutinas y destrezas de pensamiento que se desprenden del aprendizaje basado en el pensamiento (Thinking-Based Learning), fueron muy bien acogidos por el profesorado sueco.

Asimismo, el profesorado sueco y polaco trabajó de forma experiencial en rutinas como la toma de decisiones, un taller que se implementará a su vez con el alumnado que debe elegir orientación profesional con el fin de favorecer la formación competencial. Por su parte, los docentes de Szczeniek presentaron el modelo de formación profesional polaco.

Los informes elaborados por cada comitiva facilitaron la reflexión para continuar con la hoja de ruta de esta iniciativa que se cierra el próximo curso escolar, según añadieron las mismas fuentes. Ya en el ecuador del proyecto, la organización se mostró satisfecha de lo construido y de los productos que se están desarrollando para favorecer desde aulas abiertas, tanto la continuidad escolar como una formación activa que responda a la sociedad del siglo XXI.

En este sentido, las directrices europeas advierten de que la nueva sociedad exige personas que sean capaces de solucionar problemas y desarrollar competencias como la cooperación, la comunicación, el pensamiento crítico y la creactividad, conocidas como las 4C del siglo XXI.

Intercambio de experiencias

Para los docentes del CEP Tenerife Sur, este es el punto de partida para elaborar propuestas pedagógicas y de funcionamiento. Con esta premisa, el intercambio de experiencias está facilitando la construcción colectiva de productos formativos transferibles entre diferentes modelos educativos, que integren tácticas metodológicas, comunitarias y organizativas.

Tras esta movilidad, el centro educativo sueco ha importado la formación del CEP Tenerife Sur para favorecer un proyecto interno de puertas abiertas con hojas de observación con todo el claustro educativo: las propias aulas se convertirán en laboratorios de intercambio. El objeto de este proyecto se focaliza en los propios centros educativos que se convierten en el verdadero laboratorio de investigación educativa en diferentes contextos con el fin de construir acciones positivas que contribuyan a evitar el abandono escolar temprano.

Es así como este curso escolar se ha investigado opciones metodológicas como el aprendizaje basado en proyectos, la gamificación, la participación de las familias y los modelos educativos, concluyeron desde el departamento autonómico.

Fuente: http://www.laprovincia.es/sociedad/2017/05/12/canarias-suecia-colaboran-frenar-abandono/937987.html

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¿Para qué construir indicadores de investigación educativa?

Pluma Invitada

En los distintos ámbitos de la vida, los indicadores son útiles. Si usted quiere saber si salud avanza o retrocede, hágase un estudio clínico y tendrá un referente de algunos componentes (azúcar, colesterol) que indican si está sano o enfermo.

En el ámbito económico, también existen indicadores que muestran si vamos por mal o buen camino. Por ejemplo, si hay un aumento generalizado y continuo de los precios en bienes y servicios, decimos que la inflación es alta. Para resolver esta situación se elevan las tasas de interés con lo que se pretende desincentivar el consumo y equilibrar la demanda de productos con la oferta. Los indicadores, por lo tanto, sirven para tomar algunas decisiones de política.

En el sector educativo también contamos con referentes para saber si estamos acercándonos a los umbrales de calidad planteados. Aunque la Secretaría de Educación Pública (SEP) genera sus propios indicadores (deserción, cobertura y reprobación), es el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) el encargado de publicar, desde 2004, el denso y útil Panorama Educativo de México. 

El Panorama contiene indicadores sobre la estructura del sistema educativo, sus actores y recursos, el acceso y trayectorias de los estudiantes, los procesos educativos y de gestión, los resultados educativos y del contexto social donde operan las escuelas. Al realizarlo un organismo autónomo e independiente como el INEE, se espera que la información presentada coincida – o no – con la reportada por la SEP. No olvidemos que siempre hay la tentación de presentar cuentas alegres desde el gobierno. El INEE está entonces para combatir la “verdad oficial” con fundamento técnico.

La actividad científica, por otro lado, no está exenta de la medición. El Foro Consultivo Científico y Tecnológico de México ha expresado que uno de los insumos más importantes para monitorear las actividades de investigación y para formular políticas en esta materia es construir indicadores sobre el gasto en investigación, número de investigadores o número de artículos publicados y patentes, entre otros (Guadarrama y Manzano, 2016).

Por algunas iniciativas de organismos internacionales, pareciera que a la investigación educativa (IE) le llegó la hora de su monitoreo. En el marco de la reunión anual de la Asociación Americana de Investigación Educativa (AERA), nos reunimos varios colegas a discutir la pertinencia de tener indicadores científicos que pudieran dar cuenta del avance de la IE a nivel mundial. Se partió del supuesto de que, a la fecha, es poca la información que se ha recolectado de manera sistemática en algunos países. Además, se dijo, los indicadores de investigación educativa varían considerablemente entre países y no se sabe qué miden.

Stéphan Vincent-Lacrin, del Centro sobre Investigación Educativa e Innovación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (CERI-OCDE), hizo una espléndida presentación donde mostró datos por país sobre el gasto en investigación educativa – y donde, por cierto, no apareció México – y sobre el número de artículos científicos publicados en este campo. Ahí nos enteramos que la tasa de crecimiento anual en el número de artículos publicados de 1996 a 2003 en nuestro país fue de 15, lo que nos coloca cinco puntos por arriba del promedio de la OCDE. Parece entonces que va en ascenso la publicación del artículo científico en México.

Pero el número de artículos publicados en revistas científicas no debe ser el único referente para valorar el avance de la investigación educativa. Los participantes en el panel fueron enfáticos y sugirieron analizar de manera sistemática la formación de nuevos doctores aunque aquí apareció una salvedad. Dadas las recientes políticas de profesionalización docente, en algunos de nuestros países no es raro hallar un número creciente de maestros de educación básica buscando ser doctores. La pregunta es cuántos de ellos pasan a ser investigadores y cuántos permanecen al frente de un grupo o en la escuela. Habrá entonces que detectar y reconocer las distintas trayectorias de los nuevos doctores en investigación educativa.

Otro comentario fue tener más claro para qué queremos construir indicadores de investigación educativa (IE), es decir, cuál es el referente normativo o conceptual al desarrollar estas mediciones. ¿Acaso lo que queremos con estos indicadores es reflexionar sobre lo realizado en el campo de la IE? En este sentido, ¿será verdad que está directamente relacionado un mayor nivel de inversión pública con un desarrollo científico prominente? ¿Entre más dinero más y mejor pensamiento? ¿O mas bien lo que queremos es valorar y cuestionar la calidad de la IE de México? ¿Será esto posible por medio de los indicadores?

Gracias a la estimulante discusión en el panel, quedo flotando una pregunta que habrá que retomar en encuentros futuros: ¿será posible capturar una dimensión cualitativa del avance científico en nuestros países por medio de referentes cuantitativos? Creo que éste es precisamente el reto. Para enfrentarlo, el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie) podría tomar una posición más clara al respecto y proponer la elaboración de un informe sobre la calidad de la IE en el país con datos válidos y actuales que generen discusiones colectivas sobre nuestro quehacer científico. Un documento de este tipo podría contribuir a tener una interlocución más abierta y fundamentada con la SEP, con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), con los gobiernos de los estados y con la amplia comunidad científica del país.

Así como en el campo de la salud personal y de la economía, en el campo de la investigación educativa se requiere tomar mejores decisiones con base en los datos, el razonamiento y la reflexión.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/para-que-construir-indicadores-de-investigacion-educativa/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/02/escuela-morena.jpg

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