Reseña del libro «Sociología y anarquismo. Análisis de una cultura política de resistencia»

Raúl Ruano Bullido es profesor de secundaria con numerosas publicaciones tanto a nivel individual como compartiendo autoría; cito algunas: El poder y la hipocresía (2004), Le suspect de l’hôtel Falcon: intinéraire de’un révolutionnaire espagnol (2011), Contra la ignorancia, texto para una introducción a la pedagogía libertaria (2013).

Sociología y anarquismo (2009) fue editado por la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo. Un impresionante trabajo en el que Raúl Ruano enfoca la historia del anarquismo con una perspectiva más completa de lo que generalmente se suele hacer por los investigadores. Profundiza en todo lo que tiene que ver con «la experiencia vital de los individuos, con las formas concretas en que los protagonistas de la acción perciben y se apropian de lo social». Los capítulos más importantes del libro, en función de este criterio, serían los tres últimos, el 5, 6 y 7, pues se centran en las vidas y valores de anarquistas españoles que nacidos a principios del siglo XX vivieron la II República española y la Guerra Civil.

En el exhaustivo estudio realizado por el autor, se agrupan los rasgos más destacados del anarquismo: el anarquismo como moral, el ideal de fraternidad universal, el rechazo del poder, la violencia, la inquietud cultural y la crítica al modo de vida basado en la propiedad privada y el consumo. Destaca a su vez que en el interior del anarquismo «son posibles diferentes sensibilidades […] No obstante, es la clase obrera la que constituye el grueso del movimiento anarquista». En un primer momento Ruano aborda la historia de la clase obrera desde la perspectiva de tres investigadores sociales: E. P. Thompson, R. Hoggart y J. Racière. Después describe la evolución del anarquismo en España desde el último tercio del siglo XIX hasta la Guerra Civil. Y continúa con unas pincelas sobre las vidas e ideas de los «clásicos del anarquismo».

«El anarquismo, sus valores y su cultura no sólo forman parte de la historia social española, continúan hoy siendo una realidad oculta. […] Sacar a la luz y definir los contornos de esa cultura de resistencia es el principal objetivo de esta investigación», puntualiza Ruano, y añade: «Para entender el anarquismo como movimiento social es necesario inscribirlo en el marco de las culturas populares y de las culturas obreras».

«No es el lugar para entrar a dilucidar sobre ello pero lo cierto es que en 1910 el “obrerismo anarquista” contaba con el “apoyo mayoritario de la clase trabajadora española”. Evidentemente, el nacimiento de la CNT supuso un revulsivo aún mayor para la extensión del anarquismo entre las masas proletarias»

Inspirado por los autores antes citados (Thompson, Hoggart y Racière), quiere tener una comprensión socio-cultural del movimiento obrero, vislumbrar «la historia desde abajo», conocer el punto de vista de algunos de los miembros más activos de la clase trabajadora, militantes del anarquismo o el anarcosindicalismo, sus modos de vida, sus trayectorias biográficas y vitales.

En el capítulo 2 se da un repaso detallado de la relación del anarquismo con el nacimiento y desarrollo del movimiento obrero español hasta 1939. Comienza con la tradición asociativa catalana, el insurreccionalismo andaluz y la llegada a nuestro país de las ideas de Bakunin entre 1868 y 1870. El anarquismo arraigó rápido en España porque ofrecía una alternativa de transformación global de la sociedad. La nula fe en las instituciones llevó a las clases populares a la conclusión ―proclamada por los internacionalistas― de que «La emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores o no será». Es cierto que el republicanismo federal estaba arraigado en España pero en un momento dado fue desbordado por la fuerza arrolladora del anarquismo. Hubo épocas de cierta estabilidad en la organización de la clase obrera, alterada por un período de atentados violentos individualistas que provocaron una gran represión y, por supuesto, la ilegalización de sus organizaciones. A pesar de la propaganda burguesa, la violencia individualista siempre fue minoritaria. Tras la desaparición en 1888 de la Federación de Trabajadores de la Región española (FTRE) el anarquismo quedó ciertamente estancado o con poca articulación de masas hasta el nacimiento de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.

«[La CNT] va a convertirse en la organización obrera más importante de las primeras décadas del siglo XX. […] La CNT desde el principio fue mucho más que un movimiento sindical, su lucha aspiraba a una transformación radical de la sociedad [comunismo libertario] y no se conformaba con las mejoras salariales y laborales para los trabajadores», afirma el autor.

La II República tuvo su cara buena y su cara menos buena para la clase trabajadora. Por un lado, miles de presos libertarios salieron a la calle, la CNT creció desmesuradamente y las esperanzas de progreso encandilaron a la sociedad. Pero por otro lado, esta «felicidad» duró poco, la República defendía intereses burgueses, las promesas de cambio radical de la economía se quedaron en el tintero y desencadenó una feroz represión con las organizaciones díscolas. El golpe de Estado de 1936 hizo el resto. Mientras tanto, el fascismo crecía en Europa, lo mismo que en España; la convivencia interclasista era prácticamente imposible, y tal vez la confrontación violenta entre clases inevitable. No obstante, a pesar de tantas variables en su contra, los anarquistas intentaron aplicar sus ideas allí donde eran mayoritarios, también renunciaron en un momento dado a las mismas y colaboraron con el gobierno republicano. A partir de este punto histórico comenzó otra historia sobre la que reflexionar.

Los capítulos 3 y 4 nos presentan a varios autores anarquistas relevantes ―tres rusos, un francés, un italiano y un español― cuyo pensamiento influyó decisivamente en la militancia revolucionaria española.

El primero que cita Ruano es a Mijail Bakunin (1814-1876), ruso. Para él la revolución significaba «poner patas arriba el actual orden vigente», y nos advertía que la «revolución o es global, abarcando todas las manifestaciones de la vida y a toda la humanidad, o no es revolución». Bakunin se manifestó abiertamente «contra todo lo que se pareciera, incluso remotamente, a un comunismo de Estado o a un socialismo de Estado». Para él «cualquier dictadura, incluso la del proletariado, estrangula la libertad y sólo se preocupa por la autoperpetuación».

El siguiente anarquista ruso es Piotr Kropotkin (1842-1921), un miembro de la nobleza convertido a la causa de los pobres. Desde su experiencia personal concluyó que «la política, la burocracia y el centralismo son herramientas ineficaces para el desarrollo armónico y libre de la sociedad». Kropotkin estaba esperanzado en que la revolución llegaría a través de «un cambio social evolutivo, pacífico y propiciado más por la maduración progresiva de la sociedad que por trastornos revolucionarios impulsados por minorías».

Lev Tolstoi (1828-1910), también ruso, desde joven estuvo enfrentado a la educación burguesa: «lo que enseñan me parece inútil y lo que me interesa no se enseña en las aulas». Intentó alcanzar la «perfección moral y encontró en el cristianismo primitivo unos valores universales, consistentes en la ausencia de dogmas y en la proclamación del amor como ley universal», apunta Ruano. Según Tolstoi, las causas principales por las que los hombres venden su libertad son: la falta de tierras, los excesivos impuestos y la creación ficticia de nuevas necesidades, propias de la vida urbana. Para Tolstoi «la violencia organizada es el gobierno». El Estado y el Ejército están  «encadenados indefectiblemente a Patria» y Tolstoi defiende un internacionalismo fraternal. Apuesta por la resistencia pasiva, por negarse a obedecer. En síntesis, la revolución llegaría a través de la no colaboración y el autoperfeccionamiento moral.

El francés Élisée Reclus (1830-1905) participó en la Commune de Paris, de cuya experiencia concluyó que «la revolución compete sólo a las clases populares y trabajadoras, y que la política parlamentaria no es más que una farsa para engañar al pueblo». Reclus tuvo dos grandes pasiones: el anarquismo y la geografía. Sobre la sociedad dijo que la libertad no era la única finalidad del ser humano, sino que debía desarrollarse de manera paralela al amor y la fraternidad universal; y añadía que no sólo se debía luchar por mejoras materiales sino que era fundamental el desarrollo de un pensamiento libre: «resistencia material y moral». El anarquismo tenía para él dos dimensiones, una personal (revolución interior) y otra colectiva (revolución social). Para conseguir el mundo soñado «los seres humanos libres deben reunirse, asociarse entre sí y oponer su propio mundo, con la esperanza de que el ejemplo se extienda y afecte cada vez más a un mayor número de personas». También afirmó que los cambios pacíficos en la sociedad no eran posibles por lo que la guerra social era inevitable. Sobre el parlamentarismo escribió que era «una feria de los sufragios» y el Estado conducía al odio entre pueblos.

Otro gran luchador que cita Ruano fue Errico Malatesta (1853-1932), italiano. Nacido en el seno de una familia burguesa; inició estudios de medicina pero pronto los abandonó, interesado por las ideas y el ambiente de la Internacional. Gran parte de su vida transcurrió en el exilio. Conoció a Kropotkin con el que estableció una gran amistad que se rompería durante la Primera Guerra Mundial cuando el primero tomó partido por los «aliados». Malatesta definió el anarquismo como una revolución moral contra la injusticia. Apostaba por una revolución social adecuadamente preparada para «destruir el poder político o gobierno y poner en común todas las riquezas existentes». Para él la anarquía era un método de conducta basado en la libre iniciativa y el pacto libre.

Queda hablar de nuestro muy querido compañero Anselmo Lorenzo (1841-1914). Perteneció a una familia de clase trabajadora. Fue uno de los «internacionalistas» españoles más importantes e influyentes, pensaba que la revolución social debía incluir la lucha económica, la política y la cultural. Para él el objetivo del proletariado militante era «crear una sociedad de productores libres en la que el colectivismo y la organización solidaria del trabajo sustituyan a la política». Creía firmemente en el poder transformador de la razón y la ciencia, pero no era ingenuo y sabía «que los cambios de mentalidad tienen que ir acompañados de un proceso revolucionario que trastoque las estructuras materiales en que se apoya el sistema burgués».

«… este libro es imprescindible para todas aquellas personas que deseen profundizar en las raíces del internacionalismo proletario, que ha determinado políticamente a muchas generaciones de luchadoras»

En el capítulo 5 Raúl Ruano se adentra en esas historias imprescindibles, la de los luchadores anónimos (hombre y mujeres) que «eran el motor funcional permanente de los sindicatos», en palabras de José Peirats. Lo que ha constatado el autor en su investigación es que las memorias contadas por personas de la clase trabajadora se fundamentan en «imágenes y en sentimientos» sobre aquello que vivieron. Por ejemplo, Antonio Vargas, nacido en 1917, perteneciente a una familia de pescadores, destaca el ambiente de pobreza en el que desenvolvió su infancia. Abel Paz, a su vez, se define a sí mismo como un «buscavidas» que realizó trabajos de todo tipo. Cito también el caso de Isidro que nos cuenta cómo llegó a identificarse con La Idea: «Mi conocimiento de las ideas viene a través de lo que he leído y de lo que vi en ciertos hombres. No todos eran trigo limpio, pero había una parte de gente muy desprendida y muy sacrificada, eso es lo que me llevó a mí a estas ideas».

Carmen Mera comenta al respecto: «Yo me siento anarquista, herencia de mi padre y del padre de mi padre. Y de la madre de mi padre, que cuando murió fue el pueblo entero a llevarla al cementerio en hombros, de lo humana que era». La familia influye en el desarrollo de La Idea pero es la fábrica, el campo o el taller donde «madurarán» las ideas libertarias. Los folletos fluyen en estos lugares, hay reuniones, se escuchan charlas de los más formados, se discute lo oído mientras se confraterniza, señala Ruano, y se verifica que en España la mayoría de las cabezas visibles del anarquismo son hijos e hijas del pueblo, que se ganan la vida trabajando. Muchos de estos protagonistas, conocidos y no conocidos, sufrieron en sus carnes la represión del Estado.

Los entrevistados destacan de manera unánime que el anarquismo no es sólo una forma de pensamiento, sino que es también una forma de estar en el mundo, una alternativa al modo de vida burgués. Este estilo de existencia anárquico presenta a un individuo libre y solidario situado frente al sujeto alienado, reproductor del sistema capitalista. Hay que destacar que el sueño anarquista es la liberación de toda la humanidad. El anarquismo exige del individuo una «actitud personal coherente», esto implica un cambio de mentalidad. Es una «persecución eterna de la utopía».

Una parte importante de los anarquistas entrevistados se declaran higienistas y defienden la imbricación del ser humano con la naturaleza; es decir, el «naturismo» en general. Hay un matiz en el que coinciden: apoyan la libertad «absoluta» pero matizan que siempre tiene que ir acompañada de solidaridad, si no se impondría la ley del más fuerte.

Los anarquistas no entienden ni de patrias ni de fronteras. En ellos hay un rechazo visceral a cualquier relación de dominación. Y explica Raúl Ruano:

«Los libertarios no esperan el cambio total de sociedad para poner en práctica sus ideales, saben que la Anarquía es algo a construir poco a poco. Allí donde se encuentran hacen lo que está en sus manos para ayudar a organizarla, por pequeña que pueda parecer la tarea.»

El anarquismo es fundamentalmente cultura, a pesar de su historia negra: «La violencia ejercida por anarquistas era vista casi siempre como un ejercicio de autodefensa o como una salida desesperada a un sociedad opresiva», reflexiona el autor. En el pasado el «hombre de acción» fue muy valorado en el mundo libertario por su entrega y sacrificio en pos de La Idea; e insiste en que el anarquismo es un gran defensor de la naturaleza, de vivir en armonía con ella, rechazando taxativamente la actitud depredadora que caracteriza al ser humano. En esa línea, la militancia libertaria desea el progreso pero sin que se haga a costa de la clase trabajadora: «los adelantos técnicos sólo podrían ser bienvenidos siempre que se usaran en beneficio de todos»,

Otra característica importante en el anarquismo es el autodidactismo, motivado según José Luis García Rúa en el espíritu de libertad que les imbuía y «la búsqueda de independencia respecto a las influencia estatales». Sentían verdadera pasión por la lectura y por la cultura en general a pesar de la ignorancia endémica de la que solían partir. De unas manos a otras circulaban los diarios militantes y las revistas culturales, también novelas y libros de contenido político, social e histórico.

El concepto de propiedad era central en su análisis del mundo, la consideraban como «uno de los males más perversos de nuestra sociedad». Pedro Barrio comentaba al respecto que la propiedad es una trampa para «caer en las fauces del conformismo y la cobardía».

Otra gran preocupación de los «viejos anarquistas» es la transmisión de «su experiencia y su saber […] sus vidas tienen sentido como prolongación de una memoria más vieja aún que ellos mismos», señala Ruano.

El punto de vista sobre todo lo expuesto hasta ahora por parte de los «jóvenes anarquistas» de hoy, también se sitúa en la memoria heredada aunque las prácticas actuales se definen en un contexto diferente. «La importancia que otorgan al pasado y a los recuerdos compartidos no se reduce al deseo de colmar un vacío personal e intelectual, sino que buscan su vinculación con las exigencias del presente», dice Ruano. De hecho, algunos de los jóvenes entrevistados mostraban indignación ante el ocultamiento de una tradición «que les pertenece». Se consideran en conflicto permanente con «la memoria oficial». Lo que más admiran de los viejos militantes anarquistas es la tenacidad y valentía con que afrontaban las injusticias y, por supuesto, su capacidad creativa a todos los niveles de la vida. Para estos jóvenes la anarquía es un camino a seguir, «un proceso abierto y sin fin», y tienen una idea muy clara: «el anarquismo no pretende un cambio de sistema político sino un cambio de vida en su conjunto». Consideran que hoy la situación mundial es poco propicia para la revolución social. Su interés se centra en los ateneos libertarios, la okupación, así como en una forma de vida lo más alejada posible de las reglas del capitalismo. Destacan el empobrecimiento de las relaciones interpersonales y de la vida comunitaria.

Para finalizar esta reseña, hay que decir que el libro es extraordinario, didáctico y de lectura asequible, recomendable para las personas que quieran introducirse en el universo ácrata a partir de testimonios vivos.

Sociología y anarquismo. Análisis de una cultura política de resistencia. Raúl Ruano Bellido; publicado por la Fundación Anselmo Lorenzo, FAL,  en 2009, Madrid.

Ángel E. Lejarriaga

Fuente: https://fal.cnt.es/resena-del-libro-sociologia-y-anarquismo/

Fotografía: Portal oaca

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La violencia sustituye al derecho internacional

Por: Raúl Zibechi

 

El ingreso por la violencia de policías ecuatorianos en la embajada de México en Quito, marca un punto de inflexión en las relaciones internacionales en América Latina. Ciertamente, no es la primera vez que sucede algo similar. Las embajadas han sido violentadas en varias ocasiones, en particular por regímenes autoritarios como sucedió en Montevideo en 1976, cuando militares de la dictadura ingresaron a la embajada de Venezuela para secuestrar a un presa política que había escapado de sus captores.

Pero es la excepción. Ni siquiera las dictaduras de Pinochet y Videla se atrevieron a invadir embajadas. En las de Chile se refugiaron miles de militantes perseguidos cuyas vidas estaban en peligro. Durante los 17 años del gobierno militar chileno las embajadas fueron respetadas. El ex presidente argentino Héctor Cámpora estuvo tres años asilado en la embajada de México en Buenos Aires, recinto que nunca fue invadido por la genocida junta militar.

La irrupción en la embajada mexicana en Quito para detener al ex vicepresidente Jorge Glas marca una ruptura, sobre todo por la escasa reacción en la región y el mundo, que se limita a meras declaraciones. Vamos hacia la normalización de la violencia y de la militarización, el modo elegido por los de arriba para resolver todos los problemas, desde los sociales hasta los económicos.

Sin embargo, creo que la gravedad de los sucesos de Quito, de la mano del presidente Daniel Noboa, radican en el contexto geopolítico en el que se producen.

En primer lugar, la proliferación de guerras que ya se venían multiplicando desde la crisis de 2008 y la Primavera Árabe: Libia, Siria, Yemen, Afganistán, entre las más evidentes. Luego, desde la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra de Israel en Gaza, asistimos a una escalada de guerras en las que aparecen directamente involucradas las principales potencias nucleares.

Esto resulta tan evidente como la creciente insensibilidad de las clases dominantes hacia los sufrimientos de las poblaciones, algo que rompe los ojos en relación con el pueblo palestino.

En segundo lugar, América Latina parece estar en el centro de la disputa geopolítica entre Estados Unidos y China-Rusia por la hegemonía en la región. Según el think tank francés Laboratorio Europeo de Anticipación Política (LEAP), Asia y África ya viven una realidad multipolar, en la cual las potencias citadas tienen una presencia importante, además de India en Asia e Irán en Oriente Medio.

Sin embargo, América Latina aún presenta una relación de fuerzas distinta, que favorece el unilateralismo de Washington, por lo que el LEAP concluye que será la principal región en disputa. El editorial de su Boletín 180, de diciembre de 2023, señala sobre América Latina: “Considerada durante mucho tiempo el patio trasero de Estados Unidos, y más recientemente objeto de una activa estrategia de influencia por parte de China, camina ahora en la cuerda floja, a veces intentando forjarse un destino más autónomo, como Brasil, o capaz de inclinarse hacia uno u otro lado. La elección de Javier Milei, un libertario americanista, en Argentina, que debía unirse a los BRICS a finales de año, es la encarnación de este juego de influencias en curso, que se acentuará en los próximos años” (https://geab.eu/es/magazine/geab-180/).

A la elección de Milei debe sumarse al derechista Noboa en Ecuador, la perspectiva de un gobierno también derechista en Chile, la agudización de la disputa interna en el MAS de Bolivia que debilita a las fuerzas progresistas y el posible retorno de Bolsonaro al poder en Brasil.

Lo más notable es la reciente deriva pro-estadounidense del gobierno de Milei. La general Laura Richardson en su reciente vista a Argentina, señaló la necesidad de que ambos países desplieguen sus fuerzas armadas en Tierra del Fuego, por ser una zona estratégica “para el transporte internacional” y como “puerta de entrada a la Antártida”.

De modo que el reposicionamiento de Washington en la región tiende a consolidarla como espacio privilegiado de sus intereses globales, lo que augura una creciente competencia geopolítica pero, sobre todo, una tendencia aún mayor a la militarización.

Es la hora de que hablen los pueblos. En Estados Unidos y en Europa se han registrado contundentes movilizaciones exigiendo un cese el fuego de Israel y Hamas. Esto ha llevado al gobierno de Joe Biden a mostrar una pequeña fisura en sus relaciones con Israel, aunque sigue siendo el primer país en suministrarle armas. Pero lo más notable es la creciente movilización de la sociedad israelí en contra del primer ministro Netanyahu. No debe olvidarse que la movilización de la juventud estadounidense fue decisiva para poner fin a la guerra en Vietnam, en la década de 1960.

Por lo mismo, creo que las sociedades civiles latinoamericanas tienen la llave para frenar la corriente militarista ahora dominante. Sin embargo, para poder jugar un papel decisivo en los escenarios nacionales, regional y global, los pueblos deben superar la dependencia política e ideológica que vienen mostrando respecto a los gobiernos y partidos progresistas.

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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La niñez desaparecida en México, una crisis en aumento

Por: SemMéxico

  • En los primeros ocho meses de 2023 se ha denunciado la desaparición de mil 512 niñas, niños y adolescentes en México. 
  • Las fallas en los protocolos, la inseguridad, la violencia y la propia indiferencia de la población son algunos de los factores que contribuyen a la crisis de desapariciones de infancias y adolescencias en el país. 
  • Daniel de 16 años y Eliott de 14 años, fueron desaparecidos en Jalisco y Guanajuato, respectivamente. A los menores de edad, el Estado les falló y pese a los años, sus familias siguen buscándolos, hasta encontrarlos. 

Aletse Torres / @aletse1799| Ilustraciones: Ivanna Orozco

SemMéxico/Zonadocs*, Ciudad de México, 30 de agosto, 2023.- ¿Dónde están las niñas, niños y adolescentes que no regresaron a casa? es una pregunta que siguen sin resolver miles de familias que continúan en la búsqueda de sus “amores” desaparecidos durante su infancia y adolescencia.

En México, existe un registro de más de 15 mil personas menores de edad que no han regresado a sus hogares. Y pese a la implementación de los protocolos de búsqueda especializados en infancias como Alerta Amber y el Protocolo Alba (en el caso de niñas y adolescentes desaparecidas), la incidencia del delito continúa creciendo en el país.

Araceli busca a su hijo Daniel Rodríguez Sandoval de 16 años, desde el 18 de julio de 2020 en el municipio de Teocaltiche, Jalisco. Y Elvira Ramírez, a su nieto Elliot Janick Barrios Molina, de 14 años, desaparecido el 22 de marzo de 2019 en Celaya, Guanajuato.

¿Cuántas niñas, niños y adolescentes siguen desaparecidos?

En México, 16 mil 754 personas menores de edad se encuentran reportadas como desaparecidas y no localizadas en el país, cifra que ha aumentado desde la guerra contra el narcotráfico. Tan sólo en los 8 meses que van del 2023 se han registrado mil 512 casos, lo que representa un 9% del total. 

A nivel nacional, el 36% de los casos registrados se concentra en 3 de los 32 estados del país: el Estado de México con 3 mil 152, Tamaulipas 1 mil 736 y Jalisco 1 mil 205, acorde al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

En Guanajuato el municipio que contabiliza el mayor número de casos es el de Celaya, con 30 en total, representando el 16.6% de los casos.

Elliot Barrios, fue desaparecido en Celaya, cuando iba de camino a casa de su abuela paterna.

“Mi nieto iba de camino, iba en su bici y por darle la vuelta a la colonia, por el asesinato que había en la calle que tomaba siempre, lo desaparecieron. Y no es el único, aquí en Celaya hay muchas mamás como yo, buscando”.

Por otra parte, en Jalisco, los seis municipios donde más menores de edad fueron desaparecidas y desaparecidos son: Guadalajara (281), Zapopan (201), Tlajomulco de Zúñiga (116), Tlaquepaque (91), El Salto (69) y Tonalá (58).

Esto significa que los municipios del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) concentran el 67.7% del total de desapariciones de menores de edad en la entidad.

Daniel Rodríguez Sandoval, es de Guadalajara, pero fue desaparecido junto con su amigo Bryan en los Altos de Jalisco, específicamente en Teocaltiche, municipio que cuenta con 11 casos de desaparición de personas.

Mayra Hernández, fundadora de Back Home, explicó que las desapariciones pueden ocurrir en cualquier lado, tanto en zonas “rojas” como en zonas más “seguras”, sin embargo, las infancias y adolescencias son mayormente vulnerables a la desaparición, en medio de un contexto de desprotección e inseguridad.

El perfil de la niñez y adolescencia desaparecida 

Pero ¿quién desaparece en México? Mayra Hernández, señaló que quienes corren mayor riesgo son las niñas y adolescentes mujeres, especialmente para el crimen organizado y las redes de trata de personas. En cuanto a los adolescentes hombres y niños el esquema de la trata de personas se concentra en el reclutamiento y el trabajo forzado.

A nivel nacional, 8 mil 999 (53%) de los casos de desaparición corresponde a niñas y adolescentes mujeres, le siguen los niños y adolescentes hombres con 7 mil 680 casos, esto de acuerdo con el RNPDNO.

Y es que, en cuanto a la edad, se nota un aumento de reportes en las y los menores de 14 años en adelante.

Pero quienes tienen mayor vulnerabilidad son las personas jóvenes de 17 años, quienes contabilizan 2 mil 897 casos (17%); esta es la edad que cumpliría Daniel meses después de su desaparición. Dato con el que concuerda Mayra, ya que observa que en adultos jóvenes las desapariciones aumentan de 18 a 28 años de edad y entonces, al estar tan cerca de los 18 años, son más vulnerables al delito, asegura.

¿Por qué sigue pasando la desaparición? 

En el incremento de la desaparición de la niñez y adolescencia en México se encuentran una mezcla de factores que lo permiten, involucrando a varios actores y tipos de modus operandi, como el secuestro, la trata y explotación sexual.

Tania Ramírez, directora de la Red por los derechos de la Infancia en México (REDIM), explicó que la delincuencia organizada recluta a las infancias en mayor estado de vulnerabilidad, aprovechándose de sus condiciones de vida marcadas por desigualdades, la deserción escolar o la falta de acceso a la escuela, el consumo de drogas y la falta de oportunidades.

Igualmente, identificó que las desapariciones pueden ser consecuencia de las violencias que viven dentro del hogar las niñas, niños y adolescentes. Esto, como una estrategia de sobrevivencia, la cual puede arrojarles a ser víctimas de la delincuencia organizada.

Otro factor, son las redes sociales, las cuales se han convertido en la principal fuente de captación de menores de edad, en dicha modalidad se destaca el reclutamiento de todos los niveles, no sólo para actividades delictivas, sino también actividades lícitas que exponen a las infancias a otras formas de explotación.

Por otra parte, Ramírez puntualizó que la impunidad es una constante en la crisis de las desapariciones de niñas, niños y adolescentes. Y que esta dinámica estructural permite que el delito se siga cometiendo sin consecuencias.

Al respecto, solamente hay 36 sentencias en el país por las desapariciones de más de 100 mil personas, acorde a datos oficiales recogidos por el Comité́ contra la Desaparición Forzada de la ONU. Es decir, existe casi un 100% de impunidad en materia de desaparición.

“Nosotros hemos observado que son 0 casos los que han sido adecuadamente investigados y no se ha dictado ninguna sentencia por la desaparición de algún niño, niña o adolescente” comentó la directora. 

La constante falla de los protocolos

Para activar una Alerta Amber por la desaparición de una persona menor de edad es que está cumpla con este requisito, es decir que tenga hasta 17 años. Luego, que la persona se encuentre en riesgo inminente de sufrir daño grave a su integridad personal, por motivo de ausencia, desaparición, extravío o privación ilegal de la libertad en el territorio nacional. Y, finalmente, que exista información suficiente sobre él o la menor de edad (nombre, edad, sexo, entre otros).

Lona de búsqueda de Daniel y Bryan.

Estas tres características estaban presentes en el caso de Daniel, pese a eso, jamás se activó la Alerta Amber en Jalisco, acorde a su mamá Aracely:

“Amparo Ramos dijo que también iba a subir la ficha de mi hijo, pero jamás lo subió. Después de cuatro meses nos dijo que los iba a subir como prealerta, pero no podemos saber porque no se ve en la plataforma”.

Dos años después, cuando cumplió los 18 años, le dijeron que ya no “era un menor de edad”, sin importarles que al momento de la desaparición lo era y debían buscarle como tal.

Por su parte, Elvira narró que Elliot si obtuvo la Alerta Amber, pero esta fue emitida tres días después, proceso que lamenta, ya que ahora sabe que las primeras horas son cruciales en una desaparición.

Elvira, madre Elliot, sostiene con dignidad la ficha de búsqueda de su hijo (Foto: Especial).

Además, manifestó que las autoridades cometieron un error con la fotografía, puesto que, pusieron la de otro niño que había desaparecido durante la misma temporalidad. Sí ellas no hubiesen notado el error, la ficha no se hubiera modificado:

“…hubo otro error, fue la fotografía, le pusieron la de otro muchachito que desapareció en la de Elliot. Mucha gente empezó a compartir eso, nosotros vimos y mi hija se fue a que cambiaran la fotografía”.

Actualmente, la alerta de Elliot está desactivada, puesto que cumplió los 18 años y ya no es un menor de edad. Su abuela, compartió que su ficha ya es de otro color y la bajaron de la página oficial de Alerta Amber Guanajuato.

Tania Ramírez, compartió que más que una falla de los protocolos se trata de una deficiencia de conocimiento sobre su funcionamiento entre las autoridades, ya que pese a que existe el Protocolo Adicional para la Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes (PANNA), la Alerta Amber y el Protocolo Alba, la situación de las familias buscadoras no ha cambiado mucho.

Tanto Aracely como Elvira conocen las obligaciones que las leyes y protocolos demandan a las autoridades, por ello, identifican todo aquello en lo que les han fallado; negándoles sus derechos (como la activación de la Alerta Amber) o a la búsqueda (obstaculizando su caminar) sin fundamentos.

Frente a este contexto, las familias no sólo lidian con la desaparición de sus “tesoros”, sino que son violentadas sistemática, estructural e institucionalmente por las autoridades.

La directora de REDIM, comentó que a la niñez y adolescencia desaparecida también se les violenta con estas fallas, violando sus derechos a una vida libre de violencia, a la identidad – por quienes son sustraídos-, a la búsqueda, al de acceso a la justicia, entre otros.

Fichas de búsqueda de niñas, niños y adolescentes desaparecidos.

“Yo no pienso parar, hasta encontrarlo” 

Cuando fue desaparecido, Elliot tenía 14 años. Hoy tiene 18. Su abuela comparte que aquel día tenía puesto un pantalón de mezclilla azul oscuro, una camisa blanca, unos tenis negros con suela color café y su bicicleta color rojo.

Han pasado 4 años de la desaparición de Elliot y el caso “sigue igual”, dice su abuela, pese a la activación de la Alerta. Según declara su abuela, las autoridades no la han apoyado en su búsqueda, lo que la ha llevado a buscarle de manera independiente, siguiendo pistas sobre posibles lugares o personas que podrían conocer el paradero de su nieto.

Elvira tiene 64 años, de los cuales cuido 10 a Elliot, para ella es como un hijo y, no encontrarlo, duele “inmensamente”. No piensa parar hasta encontrarlo, sin importar “que le lleve lo que resta de vida hacerlo”. 

Aracely ve el cuarto de su hijo vacío desde hace 3 años, la casa “no es la misma” y ella tampoco lo es. Después de casi un año esperando a que la Fiscalía del estado de Jalisco actuara, se cansó y fue cuando se unió a un colectivo, para poder difundir la dicha de su hijo y respaldarse con sus compañeras de lucha.

Ambas buscadoras, les exigen a las autoridades una respuesta en sus casos, apoyo en la búsqueda y, sobre todo, que les regresen a sus tesoros desaparecidos:

“Los buscamos porque los amamos, hasta encontrarlos”.

* Orozcohttps://www.zonadocs.mx/2023/08/29/la-ninez-desaparecida-en-mexico-una-crisis-en-aumento

Fuente de la información e imagen: https://semmexico.mx

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