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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 10 de febrero de 2019: hora tras hora (24×24)

10 de febrero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 10 de febrero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

 

00:00:00 – Los 8 latinos finalistas al premio al Mejor Maestro del Mundo (y quién es el representante de Chile)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300608

 

01:00:00 – Colombia: 41° Emisión de ‘El Abecedario, La Educación de la A a la Z’ – Radio Educativa (Evaluación Educativa III)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300737

 

02:00:00 – España: Todo a punto para el arranque de la VI edición de Educacine, Festival Internacional de Cine y Educación de Madrid

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300612

 

03:00:00 – Maestros o cuando los libros van a la hoguera (Artículo de Yuri F. Tórrez)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300618

 

04:00:00 – «La religión debe salir de las escuelas en los países árabes»: Hassan Aourid

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300615

 

05:00:00 – Libro: Cómo dar clase a los que no quieren (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300721

 

06:00:00 – Universidades de Irlanda: más estudiantes y menos financiación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300621

 

07:00:00 – Educación y cultura, la corrupción y la violencia (Artículo de Manuel Pérez Rocha)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300637

 

08:00:00 – Rosa Leal Puche: “Canadá invierte mucho en Educación y allí los jóvenes son bastante independientes”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300624

 

09:00:00 – Libro: Estrategias de enseñanza : otra mirada al quehacer en el aula / Rebeca Anijovich y Silvia Mora (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300709

 

10:00:00 – México: ¿Quién estuvo en contra de la educación laica? Así votaron el artículo 3 de la Constitución hace 102 años

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300627

 

11:00:00 – «Mexicanos Primero» o cuando el sector empresarial quiere sustituir a un sindicato (Artículo del Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300749

 

12:00:00 – Quien hizo de Cuba un pueblo de educadores

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300631

 

13:00:00 – Libro: Desempoderamiento, Educación y Complejidad. Viviendo la construcción de procesos educativos centrífugos (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300724

 

14:00:00 – ONU: Sólo una tercera parte de los niños del mundo tiene protección social

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300634

 

15:00:00 – México: El 77% de deserción escolar está en bachillerato

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300718

 

16:00:00 – Conflictos en África dejan a 262 millones de niños sin educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300697

 

17:00:00 – 16 apps: las mejores herramientas para organizarse en clases

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300746

 

18:00:00 – Feminismo, homosexualidad y marxismo, lo que excluye Bolsonaro de la educación brasileña

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300700

 

19:00:00 – Cómo desarmar y armar una Reforma Educativa (Artículo de Miguel Ángel Pérez)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300713

 

20:00:00 – Frei Betto aboga por una educación crítica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300706

 

21:00:00 – Reseña de Libro: Prospectiva de la educación superior en el mundo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300752

 

22:00:00 – Concluye en Cuba XVI Congreso Internacional Pedagogía 2019

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300703

 

23:00:00 – Papel que toma la educación en la industria 4.0 (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300741

 

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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La Industria Educativa y la Segregación Social

Por Víctor Cárcamo Silva/ institutobautistavanschouwen/23-01-2019

El debate por la selección de estudiantes en los denominados “liceos emblemáticos” en torno al denominado “Proyecto admisión justa”, ha puesto en el centro de la discusión las concepciones implícitas tras el modelo educacional chileno y nos abre a repensar los niveles de inclusión en nuestra sociedad y, junto con ello, el rol que el sistema escolar cumple en nuestro país.

No es posible separar la discusión en torno a la selección en el ingreso de estudiantes a un determinado colegio, como si en sí misma fuera la solución al problema de la promoción de estudiantes hacia la educación superior. En base a lo datos arrojados por el DEMRE a partir del último proceso de selección universitaria, de los 50 colegios con mejores puntajes obtenidos en la PSU, sólo dos son municipales y ninguno de ellos es particular subvencionado(1). Este dato no sería particularmente dramático si es que de él no se desprendiera como una nefasta consecuencia, que tan solo el 30% de los estudiantes de provenientes de establecimientos municipales quedó seleccionado para proseguir sus estudios de educación superior(2).

La gran defensa en la irrupción de otros sectores como oferentes en la educación, en los marcos de la “libertad de enseñanza”, fue el aumento de la matrícula y la posibilidad de superación de la pobreza, cuestión que los datos demuestran como un total fracaso. Si bien es cierto que los niveles de cobertura a nivel escolar son mayores, cabría preguntarse para qué están siendo formados nuestros jóvenes y, si no pueden elegir dónde educarse, en qué se traduce para ellos aquella “libertad”.

La comprensión de la educación como una industria(3), vale decir, como un nicho de negocios o un sector susceptible al “emprendimiento” desde el cual se pueden obtener ganancias, han sido por décadas parte estructural del marco que regula la labor educativa en nuestro país. Esto se expresa en acuerdos de larga data, como el debilitamiento de la presencia estatal en el sector público, la municipalización, el aseguramiento de financiamiento público para los sostenedores privados (particular subvencionado), que dicho sea de paso está condicionado al desempeño y asistencia de los estudiantes al establecimiento, lo que concuerda con la necesidad del sostenedor de seleccionar a aquellos estudiantes que le puedan asegurar el alcanzar mejores resultados en las pruebas estandarizadas y con ello obtener los fondos necesarios para la “prestación del servicio”.

Si bien el fin de la selección propuesto como “herencia” iba en una dirección correcta, la gran mayoría de los planes impulsados por la anterior administración no buscaban cambiar las lógicas de la “industria de la educación”, sino que muchas de ellas la perpetúan. Sería muy iluso de nuestra parte el pensar que la propuesta de conformación de los servicios locales en torno a direcciones zonales que contarían con presencia del empresariado local, fuera un intento de cambiar la matriz productiva de nuestro país con participación activa de las comunidades educativas o de las entidades sociales presentes en un territorio. Dicho esfuerzo, más bien, tenía como fin asegurar a la industria la obtención de mano de obra barata y calificada en el territorio aledaño a su labor(4).

Francisco Zariqueiey, así como diversos estudios en neurociencias, señala que los estudiantes con mayores capacidades alcanzan desempeños de mayor complejidad cuando enseñan o le explican a otros, pues son habilidades de un nivel superior las que deben poner en práctica(5). Sería importante avanzar la discusión en torno a lógicas que permitieran asegurar alcanzar mejores aprendizajes en el aula, de manera que la integración de estudiantes con distintos niveles de desempeño, con variadas necesidades para la facilitación de su desarrollo cognitivo y, por qué no con distintas realidades sociales, enriquezcan las experiencias educativas, generando mayores niveles de inclusión, no sólo a nivel del aula; sino que ayude a la rearticulación de un tejido social,  ya no sólo a nivel económico, sino también cultural, pues la realidad del sector público ya da cuenta de la presencia de un sin número de niños-estudiantes que migran al interior de nuestro país.

Con todo, el contar con mayores recursos para el desempeño del profesorado, el aumento de los tiempos de preparación para el trabajo en el aula, o el mejorar las prácticas de inclusión de estudiantes de distintos sectores en nuestro establecimientos, parecen fuera de toda discusión.

Lamentablemente, los problemas de segregación social derivados del concebir el ejercicio de un derecho como si fuera una industria, no son exclusivos del ámbito educativo, sino que son parte estructurante de un estado concebido bajo el principio de la subsidiariedad, sólo que a ratos muchos de los que se hacen parte del litigio parecen olvidarlo.

Víctor Cárcamo Silva
Instituto de Ciencias Políticas Bautista Van Schouwen

*Fuente: https://institutobautistavanschouwen.wordpress.com/2019/01/15/la-industria-educativa-y-la-segregacion-social/?fbclid=IwAR0STHdh2-OCZP0yOG3cmLSF-qxAU4lCHZYZzod77d7TyIJJo8aArUv_kW0

*Fuente de la imagen: https://www.unoentrerios.com.ar/hoy-hoy/privatizacion-educativa-una-politica-estado-n1677843.html

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El fin de la libertad de enseñanza

Panamá / 25 de enero de 2018 / Autor: Eustiquio Chanis / Fuente: La Prensa

El artículo 94 de nuestra Constitución Nacional garantiza la libertad de enseñanza en nuestro país, en donde, por un lado, el sector privado tiene derecho de crear centros de enseñanza particulares con sujeción a la ley, y por otro lado, los padres de familia tienen el derecho de escoger una educación con un formato distinto al de la educación oficial. No obstante, las políticas populistas de los dos últimos gobiernos han conculcado este derecho al promulgar decretos ejecutivos que, cual bombas de tiempo, han explotado señalando erróneamente como culpables a los colegios particulares que, ante el silencio culposo del Ejecutivo, han servido como chivos expiatorios para mitigar la frustración de los padres de familia.

En Panamá, contrario a lo que ocurre en otros países de América, la educación particular aún está al alcance de las clases populares y de la clase media, pues no es difícil encontrar escuelas con mensualidades desde $40 en adelante; sin embargo, estos colegios accesibles irán desapareciendo paulatinamente, no solo porque se hace insostenible su mantenimiento con los costos actuales, sino por la intransferibilidad de estos costos a los segmentos de mercado de menor ingreso. En otras palabras, los colegios particulares con colegiaturas más baratas son los más vulnerables y los primeros que irán desapareciendo, afectando primero a las clases populares.

De 2009 a 2018, el salario base de los docentes se ha incrementado 150%. Siendo los centros educativos organizaciones que utilizan mano de obra intensiva, resulta devastador para el sector educativo particular, pues la planilla docente representa más del 80% de la planilla total y hasta el 70% de los gastos totales. Durante ese mismo período, el salario mínimo se ha incrementado 120% para los colegios del interior y hasta 83% para los colegios de la capital, lo que se suma al efecto inflacionario sobre el sector. Las consecuencias ya comienzan a sentirse con la desaparición confirmada de algunos colegios particulares del país.

Los exagerados aumentos no tienen relación alguna con el mejoramiento de la calidad, pues no es un secreto el grave deterioro que sufre la educación en nuestro país, especialmente en el sector oficial. Las malas decisiones tomadas con criterios populistas para el sector educativo oficial y la equiparación que establece el Código de Trabajo en su artículo 236, han terminado arrastrando al sector particular hacia un elitismo forzado e inconsulto que coarta el derecho del padre de familia de tener la opción de elegir el modelo educativo que considere más apropiado.

Al percatarse de su error, el Ministerio de Educación (Meduca) tímidamente aplaude como soluciones el aumento de la beca universal y la tardía diferenciación legal de los profesores de cátedra completa y maestros de horario regular en el sector particular, sin percatarse de que los nuevos aumentos en las colegiaturas anulan la inclusión de nuevos estudiantes en el beneficio de la beca universal y que las nuevas leyes no tienen efecto retroactivo, por lo que, aunque corrigen hacia el futuro, no anulan el daño ya causado. Nos preocupa que en este año preelectoral se dé un nuevo aumento docente, que no tenga efecto alguno en la calidad de la enseñanza, que no se consulte con el sector particular ni con los padres de familia que se verían afectados. Esto ya ha ocurrido en el pasado, aunque ahora sellaría un legado de mediocridad para la educación de Panamá y le daría el tiro de gracia final a un sector particular ya moribundo.

Estamos entre los 15 países con peor distribución del ingreso según el índice GINE. Dejarles a las grandes mayorías una única opción, no solo agrava la inequidad, sino que abre las puertas para que cualquier oportunista que llegase al poder pueda utilizar el sistema educativo con intenciones doctrinarias y dogmáticas.

Antes de que el daño a nuestro sistema educativo sea irreversible, resulta imperativo que el próximo aumento a los docentes esté condicionado al mejoramiento en la calidad de la educación de nuestro país, con medidas que sean cuantificables; urge reconocer la importancia del sector educativo particular, que con su sola existencia le quita un peso significativo al Estado; necesitamos eliminar incertidumbres que crean inseguridad jurídica y promover, mediante incentivos, su desarrollo, según lo manda nuestra carta magna en su artículo 101, eliminando, por ejemplo, las inequidades otorgando exoneración de impuesto sobre la renta a los colegios laicos, tal como lo reciben hoy las universidades privadas y los colegios de corte religioso.

Por el bien de nuestra democracia es hora de que el populismo ceda el paso al estadismo.

Fuente del Artículo:

https://www.prensa.com/opinion/fin-libertad-ensenanza_0_4945755478.html

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«Sería una pena renunciar al avance educativo del Bachillerato concertado»

18 de octubre de 2016/Fuente: el mundo

Fue una de las cabezas visibles que el curso pasado enarboló la bandera contra la política de la Conselleria de Educación hacia la escuela concertada. Pero a pesar de que hoy Vicenta Rodríguez no esconde la inquietud del sector por lo que pueda pasar con el Bachillerato y la FP, tiende la mano al departamento que dirige Vicent Marzà, reconoce las bondades del programa Xarxa Llibres e incluso admite que el decreto de plurilingüismo puede hacer avanzar efectivamente en la presencia del valenciano.

¿Cómo describiría la política de la Conselleria de Educación hacia la escuela concertada?
Yo creo que no tienen un buen conocimiento de lo que es la enseñanza concertada y viven más de los prejuicios, de lo que durante años han podido conocer. Pero pienso que no nos conocen en profundidad y tienen una mala imagen de nosotros, unos prejuicios muy fuertes y por eso me propuse hablar con el conseller para explicarle nuestra labor. Somos enseñanza privada-concertada y ellos quizá hacen más hincapié en la parte privada. Nosotros hacemos más en la parte concertada, que significa que cumplimos las normas igual que un centro público porque son exactamente iguales en muchos casos. También está la riqueza que suponemos para la sociedad como opción diferente. Es genial que los padres elijan una enseñanza pública, pero también que den opción a los padres que decidan elegir un centro concertado. La política del Consell es de prejuicios, de estereotipos, de falso conocimiento de nuestra realidad.
Para la derecha, la escuela pública y la concertada pueden ser redes complementarias, mientras que para la izquierda, la segunda debe ser subsidiaria de la primera. ¿No es tan legítimo un planteamiento político como el otro?
Lo legítimo es que sean complementarias pues por qué se va a priorizar lo público o lo estatal sobre la opción privada-concertada. Somos complementarias porque nos complementamos. Subsidiaria es decir que ‘no tengo más remedio que soportarte porque no tengo suficiente oferta pública’. La subsidiariedad iría en contra de lo que es la libertad de enseñanza, que está recogida en la Constitución. Lo difícil es entender que la concertada no se opone a la pública sino que son dos redes que se complementan y que las familias eligen; es lo que nos hace ser diferentes. Habrá centros públicos de una manera y otros de otra, igual que hay concertados con unos sistemas y otros con otros. Es verdad que la Conselleria hace hincapié en la subsidiariedad, pero creo que eso es menoscabar la importancia de la concertada. Desde siempre ha funcionado muy bien como complementaria. Dejarnos como subsidiarios, lo que no hay más remedio que mantener, creo que es una pobreza para el sistema educativo.
¿Qué les transmiten las familias? ¿Comparten la preocupación de los titulares de los centros?
Las familias terminaron el pasado curso preocupadas. Hemos empezado un poco inquietos por la gestión de Xarxa Llibres o las becas de comedor. Los padres están preocupados y expresan un razonamiento: ‘Si optamos por un colegio a los 3 años, queremos que nuestro hijo continúe la escolaridad en este centro. ¿Por qué nos obligan ahora a tener que cambiar?’. Quizá estamos poniendo la venda antes de la herida. No sabemos realmente cuál va a ser el criterio para concertar o no en el Bachillerato y la Formación Profesional.
Teniendo en cuenta que la Conselleria ha dicho que se concertará sólo en los casos en que la oferta pública no sea suficiente, ¿qué colegios deberían tener prioridad a la hora de mantener su concierto?
Un hecho objetivo es la demanda social. Si el centro tiene demanda social, ¿por qué se va a ver privado del Bachillerato concertado? Nosotros no vamos a negociar este centro sí o este no. Nuestro papel es que todos los concertados que tengan demanda en Bachillerato continúen. Si hay uno que no tiene demanda social, habrá que decirlo. Pero creo que casi todos los que tienen Bachillerato tienen demanda social. Como dicen los padres, estando contentos con el centro, con su carácter propio, su trabajo educativo, ¿por qué deben sacar a su hijo para llevarlo a un público o dejarlo en su colegio pagando más de 300 euros? Se elimina la posibilidad a las familias de continuar en ese centro que eligieron a los 3 años.
Educación argumenta que no tiene la obligación de concertar por ser etapas postobligatorias, además de que en esto la Comunidad Valenciana es una excepción en España. ¿Qué responderán?
Una vez que hemos conseguido avanzar en esa línea de conciertos y que llegue la escolaridad obligatoria hasta los 18 -al ser concertado se facilita la escolarización gratuita-, una vez que hemos hecho esa conquista educativa y social, es una pena que renunciemos a ella. Es verdad que no hay obligación, pero si contamos con que uno de los principios de la educación para 2020 es que exista esa escolaridad obligatoria hasta los 18, ¿por qué se va a perder ahora una conquista social? Otra cosa sería si las familias no lo demandaran o si no funcionase, pero hoy nadie se plantea retirar los conciertos de 3, 4 y 5 años. Infantil tampoco es etapa obligatoria y no nos lo cuestionamos, e incluso se han puesto aulas públicas de 2 años. Si ya empezamos a escolarizar temprano porque está demostrado el valor pedagógico, ¿por qué vamos a cortar a los 16 cuando el objetivo es llegar a los 18? Sería una pena perder este avance educativo y social que se ha logrado en esta Comunidad que ha sido pionera.
¿Aun habiendo plazas vacantes en institutos públicos?
A lo mejor lo que hay que plantearse es por qué hay plazas en la escuela pública. Los centros públicos de Primaria están adscritos a un instituto para que sus alumnos pasen automáticamente y que haya un mejor seguimiento de ellos. Esa era una de las ventajas de los concertados. Se ha hecho este año de manera más firme en los centros públicos, por lo que si esto se valora, ¿por qué lo vamos a suprimir ahora? Sería guillotinar un proyecto cuando en la pública se está aceptando como bueno y nosotros ya lo tenemos.
¿Iría la concertada a los tribunales?
Llegar hasta ahí ni me lo planteo en principio. No creo que vaya a ser tan grave.
¿Y manifestaciones en la calle?
Supongo que si las cosas no salen bien objetivamente hablando y nos escapamos de lo que es razonable, creo que sí habrá muchas familias que desearán salir a la calle y decir que esto no les parece ni justo, ni bueno ni legal.
Muchos colegios concertados decidieron no participar en los bancos de libros de Xarxa Llibres. ¿Se lo replantearán en el futuro?
Quizá se hubiese solucionado si nos hubiésemos sentado antes de publicar la normativa y visto los pros y contras. Se ha gestionado muy tarde y mal. Ahora otro problema añadido es que muchos centros hacen venta de libros a las familias con el consiguiente descuento. Eso es bueno porque las familias se ahorran mucho dinero, pero ¿cómo facturo a Conselleria? Me he vendido los libros a mí misma para distribuirlos a su vez a las familias. Los concertados que no han entrado es porque no lo han visto claro. En mi colegio entramos porque nos parecía un sistema bueno, aunque reconozco que fue un trabajo ímprobo. Si se solucionase todo, pienso que el año que viene habrá muchos más centros participando. Nosotros nunca hemos sido obstrucción para la Conselleria. Hemos sido siempre leales y colaboradores.
¿Siente que la Conselleria está únicamente contra una parte de la concertada? ¿Se siente en el punto de mira la concertada católica?
Creo que la concertada somos todos. No nos sentimos especialmente atacados por el tema religioso. Supongo que lo que han tocado hasta ahora ha sido puramente educativo, de gestión. No hemos entrado en el ideario o los valores.
El nuevo decreto de plurilingüismo permite a los colegios mantener sus actuales líneas en castellano. ¿Se sentirá la concertada incentivada para implantar programas con más valenciano?
Dependerá de las zonas. Ese es el gran problema para el sistema educativo. Hay colegios concertados en Castellón que tienen prácticamente todo en valenciano y colegios de Alicante que no. Creo que el decreto supone una declaración de principios interesante porque nos va a permitir avanzar a todos hacia el valenciano pero también al inglés. Me parece bien que apueste por la formación de los profesores, pero no sólo para que tengan un título, sino la metodología adecuada que les permita enseñar mejor los idiomas. Avanzar al valenciano es importante porque es la lengua cooficial, pero también es verdad que desde los medios de comunicación, y lo recoge el decreto, habrá que trabajar más tanto el valenciano como el inglés. Estudiar mucho valenciano o inglés no te da capacidad para hablarlo, es el contacto. Las dos grandes apuestas que hace el decreto son la formación del profesorado y el papel de los medios de comunicación. Y luego que sea respetuoso con las zonas. Un idioma nunca se puede imponer. Es cierto que se puede dar una situación compleja, que por tener más valenciano se pueda tener más inglés. Habrá que ser respetuoso con los castellanohablantes para que puedan titular en inglés.
Los tribunales investigan supuestos pagos irregulares a las patronales de la concertada por la figura de sus liberados a sueldo de la Administración. ¿Mantiene que todo era legal?
En Escuelas Católicas, y en FERE en particular, estamos muy tranquilos y hemos entregado toda la documentación. El convenio nació en FERE nacional y nuestra Conselleria lo mantuvo. En un momento hizo una prórroga tácita y no se renovó, aunque nosotros insistimos en que el convenio estaba sin firmar. Ahí surgió la dificultad. Pero nosotros hemos hecho los cursos de formación, están las personas y los colaboradores de formación que teníamos, que eran profesores y estaban en sus centros. Cuando fueron llamados a participar como formadores, en su lugar en sus colegios se puso a otros profesores. Al acabar, han vuelto a sus colegios porque todos eran profesores, excepto uno que se ha jubilado.
¿No han vuelto a hablar de este convenio con la actual Conselleria?
Se terminó en abril de 2015. Surgió esta situación y los profesores se quedaron a terminar el curso, pagados ya por FERE, y en junio se reincorporaron a sus centros. A día de hoy, el personal que tenemos en nuestra sede trabajando es personal pagado íntegramente por Escuelas Católicas. Ese convenio no se ha vuelto a renovar ni nos han hecho ninguna propuesta. Imagino que cuando esto acabe y se aclare, habrá que volver a plantearlo. Es una obligación de los gobiernos favorecer la formación de docentes. Precisamente porque no existían suficientes Cefires se concedió que FERE pudiera gestionar esos cursos de formación. Y lo hicimos con profesores. De hecho nosotros no veíamos el dinero, pues los salarios iban directamente al profesor. No sé por qué se habla de financiación irregular de las patronales. Por eso cuando se acabó ellos volvieron a su colegio y siguieron percibiendo su salario igual.
Para la formación en plurilingüismo, ¿tendrán los profesores de la concertada acceso ahora a los Cefires públicos?
Nosotros ya hemos empezado tanto en valenciano como en inglés cursos de capacitación. Se hace a través de la Fundación Tripartita. Pero estamos bajo mínimos.

Fuente: http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2016/10/16/58034b31ca4741e0328b45f4.html

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La educación como barrera social o como instrumento de igualdad

Por: Alejandro Tiana Ferrer

Los últimos datos publicados por el proyecto PISA, correspondientes al año 2012, nos dejaron una mala noticia: los indicadores de equidad, de los que España podía legítimamente enorgullecerse, habían empeorado. La situación no era preocupante, pero sí la tendencia que se apuntaba.

Por ese motivo, y a la espera de que se publiquen a finales de 2016 los datos correspondientes al año 2015, estamos en un momento oportuno para reflexionar acerca del papel que desempeña el sistema educativo con vistas a promover la igualdad en la educación.

Desde este punto de vista hay tres cuestiones que merece la pena analizar con cierto detenimiento. En primer lugar, conviene pensar acerca de qué implica hacer efectivo el principio del derecho a la educación. En segundo lugar, hay que reflexionar acerca del modo en que mejor se asegura la igualdad en el acceso de los estudiantes a los distintos tipos de centro. Y en tercer lugar, debemos estudiar cómo se organiza el sistema educativo para impedir la aparición de barreras sociales y para fomentar la equidad en la educación.

Un equilibrio difícil pero necesario: libertad de enseñanza y derecho a la educación

Los dos grandes principios que rigen en la actualidad la política de la educación son los de libertad de enseñanza y derecho a la educación. Ambos cuentan con una larga historia, paralela al proceso de reconocimiento de los derechos individuales y sociales que ha tenido lugar en la época contemporánea.

El principio de libertad de enseñanza (o libertades de enseñanza, en plural, como dice acertadamente Manuel de Puelles que deberíamos denominarlo) se inserta en el reconocimiento de los derechos de libertad o libertades civiles que se produce ya desde la Revolución Francesa. Encuentran estos derechos su justificación en la necesidad de que el Estado respete la esfera privada del individuo, lo que implica reconocer la libertad de expresión, de culto, de conciencia o de prensa. La aplicación de este principio general al ámbito de la educación se realiza en una triple dirección: libertad de creación de centros, libertad de cátedra y libertad de elección de centro. Mientras que la primera acepción se consolidó en el Estado liberal, durante el siglo XIX, el reconocimiento de la segunda solo se conseguiría avanzado ese siglo, después de muchos conflictos. La tercera acepción centra buena parte de los debates políticos actuales en torno a la educación.

Por su parte, el derecho a la educación va asociado al reconocimiento de los derechos prestacionales o sociales, que comenzaron a incluirse de manera generalizada en las constituciones nacionales después de la segunda guerra mundial. Este tipo de derechos, que abarca ámbitos como las relaciones laborales, la salud, la seguridad social o la educación, encuentra su fundamento en la necesidad de asegurar a todos los ciudadanos un mínimo de igualdad, sin el cual el ejercicio de las libertades cívicas y políticas reconocidas no sería efectivo. Los componentes fundamentales del derecho a la educación son tres: obligatoriedad (ya que la educación es un derecho fundamental, del que no se debe privar a nadie), gratuidad (al menos en los niveles básicos, como medio de asegurar su efectividad) e igualdad de oportunidades (para progresar en el sistema educativo en función del mérito y no de los recursos disponibles). Los tres componentes han quedado recogidos en documentos tan relevantes como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y la Convención de los Derechos del Niño de 1989.

Se trata de dos principios procedentes de tendencias ideológicas diferentes. El primero encuentra su origen en el liberalismo y el conservadurismo, en sus distintas concepciones, mientras que el segundo lo tiene en el igualitarismo y la democracia social. Por ese motivo ha existido y existe entre ambos una tensión que no resulta siempre sencilla de resolver.

En el caso de España, esa tensión fue evidente durante los siglos XIX y XX, generando incluso algunos conflictos de cierta envergadura. La Constitución de 1978 intentó buscar un equilibrio entre ambos, aunque la tarea no resultó sencilla, dada la profunda divergencia ideológica existente. Hay que reconocer que no fue fácil encontrar un acuerdo entre las posiciones defendidas respectivamente por los herederos de la escuela nacionalcatólica franquista y los de la escuela pública unificada republicana. El antagonismo estaba muy arraigado y los enfrentamientos habían estado a la orden del día.

Es bien sabido que el artículo 27, que trata de la educación, fue uno de los que puso en riesgo el consenso constitucional. El debate fue intenso, si bien se alcanzó finalmente un acuerdo, consistente en la yuxtaposición de los dos principios mencionados, la libertad de enseñanza y el derecho a la educación. Todas las partes negociadoras realizaron cesiones relevantes, que no dejaron de recibir algunas críticas de sus afines. Pero lo importante es que se alcanzó un consenso, de los que Giovanni Sartori denomina básicos, sobre el que basar la posterior regulación de nuestro sistema educativo.

Con más o menos dificultades y con ocasionales recursos al Tribunal Constitucional, el sistema ha venido funcionando razonablemente durante los últimos treinta y cinco años. Pero en estos últimos tiempos estamos asistiendo a un intento más o menos abierto de cambiar ese consenso básico. En nombre del principio de libertad de enseñanza, y centrándose sobre todo en la libertad de elección de centro, hay sectores ideológicos que propugnan cambios normativos profundos. La inclusión que hace la LOMCE de “la libertad de enseñanza y de creación de centro docente, de acuerdo con el ordenamiento jurídico” entre los principios inspiradores del sistema educativo, sin hacer mención paralela al derecho a la educación, me parece una demostración patente de ese intento. En mi opinión, corremos el riesgo de romper un consenso básico que costó mucho alcanzar. Y ese es un problema importante que no nos podemos permitir que se reavive en las circunstancias actuales.

Un mito engañoso: la libertad de elección

En relación con lo anterior, vale la pena destacar que la libertad de elección se ha convertido desde hace años en una de las banderas educativas favoritas de los grupos conservadores y liberales. Se trataría en última instancia de asegurar que las familias pueden elegir el tipo de educación que desean para sus hijos, por medio de la libre elección de centro. La defensa de ese principio se sustenta en algunas ideas que merece la pena analizar.

Un supuesto muy extendido entre los defensores de dicha opción es que en España existe una escasa libertad de elección. El motivo sería la existencia de una supuesta zonificación rígida, que asignaría forzosamente a los alumnos al centro más cercano a su domicilio y les impediría elegir.

Pues bien, hay que subrayar que esa idea es falsa. Es cierto que contamos con zonas escolares, cada una de las cuales agrupa generalmente varios centros. O sea, aplicamos criterios de asignación de alumnos similares a los existentes en países como Inglaterra o Estados Unidos, que no pueden considerarse enemigos de la libertad individual. Pero a diferencia de lo que allí sucede, las familias no están obligadas a llevar a sus hijos al centro que les corresponde, sino que pueden realmente elegir cualquier centro que deseen, esté o no dentro de la zona en que se ubica su domicilio. E incluso admitimos la posibilidad de tomar en consideración el lugar de trabajo de los padres en vez del domicilio a efectos de admisión en un centro determinado, ampliando así la libertad real de elección.

En consecuencia, nuestras zonas escolares no tienen carácter exclusivo, siendo su única función la de primar la cercanía (entre otros factores) cuando hay más demanda que plazas disponibles en un centro. Porque es realmente ahí donde se sitúa el problema de la elección y donde vale la pena centrar el análisis.

En efecto, cuando hay más solicitudes que plazas en un centro puede optarse por diversos sistemas para asignarlas. Una primera opción consiste en dejar que sea el centro quien elige libremente a sus alumnos. Es lo que algunos defienden abiertamente, planteando una contradicción insalvable, puesto que no serían las familias quienes elegirían, sino los centros quienes podrían elegir a su propio alumnado. Al margen de la discrecionalidad y la injusticia que ese sistema introduce, hay que hacer notar que la supuesta defensa de un principio llevaría precisamente a su negación: frente a la libertad de elección (de las familias), primaría la arbitrariedad de la elección (por los centros).

Una segunda opción consiste en adoptar algunos criterios objetivos para resolver los desajustes entre las plazas disponibles y las preferencias expresadas por las familias. En principio, se trata de una solución más justa y que concede mayor seguridad. Es el modelo actualmente aplicado en nuestro sistema educativo, al igual que en otros muchos. Ahora bien, el dilema se plantea cuando se trata de establecer dichos criterios. Los más habituales son la distancia del domicilio al centro, el nivel de renta y el tamaño de la familia. El primero se basa en la conveniencia de que los niños y jóvenes asistan a centros cercanos a su domicilio, dadas las múltiples ventajas que ello implica. El segundo y tercero tienden a favorecer a las familias con mayores necesidades, a las que los poderes públicos deben proteger especialmente. Si bien dichos criterios pueden pervertirse y no están exentos de fraudes, resultan sin duda razonables. Se trata de un sistema que asegura el equilibrio de la libertad de enseñanza y el derecho a la educación.

Existen también opciones intermedias, como la de combinar algunos de los criterios mencionados con otros más flexibles o dar la posibilidad a los centros de asignar libremente una determinada puntuación, adicional a las anteriores, para cubrir sus plazas. En este caso, la justicia de la solución adoptada depende de varios factores. Por una parte, si la puntuación así asignada es demasiado alta, estaríamos de hecho en el primer caso analizado más arriba. Por otra parte, si esa puntuación no presta una atención especial a las familias más desprotegidas o con mayores necesidades, estaríamos ante una situación que primaría a quienes tienen mayor poder o capacidad de influencia. En ambos casos habría personas o grupos que saldrían perdiendo con la aplicación de este sistema.

Y es que no basta con preguntarse qué grado de libertad de elección existe en un sistema educativo. En 1996 Bruce Fuller y Richard F. Elmore coordinaron un libro con el sugerente título Who chooses? Who loses? (Teachers College Press, New York). Debo reconocer que me impactó su análisis acerca de los efectos desiguales de la elección de centro. Desde entonces, cuando se habla de libertad de elección no me resisto a plantear la pregunta de quién sale perdiendo. Pienso que vale la pena formularla, pues no todos los sistemas son neutrales.

Un instrumento para la igualdad: trayectorias escolares abiertas y fluidas

Asegurar la equidad en la educación y evitar la creación de barreras escolares y sociales no implica solamente defender el derecho a la educación y llevarlo a la práctica en lo que se refiere a la igualdad de condiciones en el proceso de escolarización. También implica establecer una estructura y una ordenación educativas que aseguren la igualdad.

Como es bien sabido, los sistemas educativos actuales distan de ser idénticos, si bien presentan algunos rasgos similares. Por una parte, todos ellos definen una etapa de escolarización obligatoria, precedida y seguida por otras que no lo son y que a su vez difieren en los momentos de inicio y final, así como en su configuración. Por otra parte, todos cuentan con un tronco común de duración variable y unas ramificaciones que varían en número y extensión. El modo en que se imbrican la obligatoriedad y la formación común, cuya duración puede o no coincidir, difiere asimismo de unos sistemas a otros. Haciendo un símil viario, podría decirse que esta configuración dibuja un entramado de caminos, más o menos complejo y con un número variable de vías internas de conexión, por donde transcurren las trayectorias escolares que los estudiantes recorren durante su etapa formativa.

En consecuencia, puede decirse que los dos elementos fundamentales que determinan dicha configuración son la estructura del sistema y la ordenación educativa. La combinación de ambas hace posibles unas trayectorias e impide otras, abriendo o cerrando caminos a los estudiantes que las transitan. Y el análisis de tales trayectorias es muy interesante para valorar qué oportunidades de educación y formación ofrecen realmente los sistemas educativos al alumnado.

Los modelos subyacentes a la Ley Orgánica de Educación (LOE) y a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) son muy diferentes. Mientras que el primero es un modelo de tronco único prolongado, seguido por una ramificación corta pero intensa, el segundo es un modelo en abanico, donde el tronco se va escindiendo progresivamente en vías divergentes con escasa intercomunicación entre sí. Se trata de dos opciones claramente diferentes, que vale la pena analizar.

Desde una perspectiva general, puede apreciarse que la estructura del sistema educativo adoptada por la LOE y la LOMCE es idéntica, ya que tienen las mismas etapas y con igual duración. Podría, por lo tanto, considerarse que son modelos equivalentes. Sin embargo, las medidas de ordenación que las acompañan son tan distintas que determinan trayectorias escolares muy diferentes.

La LOE enfatiza el carácter común de la educación básica, entre los 6 y los 16 años de edad, esto es en las etapas de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (ESO), planteando la atención a la diversidad como un mecanismo que permite huir de la uniformidad y dar a cada estudiante lo que necesita para su pleno desarrollo, siguiendo trayectorias diferenciadas pero equivalentes y conducentes a una misma titulación. Por su parte, la LOMCE, bajo el rótulo de la flexibilización, propone desarrollar programas que permitan a cada estudiante “desarrollar todo su potencial”. El problema que subyace detrás de una declaración tan genérica estriba en que dichos programas van conduciendo a trayectorias divergentes, con difícil retorno o cambio de rumbo. Por una parte, sustituye los programas de diversificación curricular por los de mejora del aprendizaje y el rendimiento en el primer ciclo de la ESO (cursos 1º a 3º), que dejan un interrogante abierto acerca de qué sucede con quienes no los superen. Por otra parte, establece dos opciones en 4º de ESO, que ya se prefiguran en 3º: las enseñanzas académicas (conducentes al bachillerato) y las aplicadas (conducentes a la formación profesional). Por último, todo ello se culmina con un triple título final de ESO: un certificado de los estudios cursados para quienes no lleguen a superar ninguna de las dos reválidas planteadas y dos títulos diferentes de Graduado en ESO, en función del tipo de reválida aprobado. Todo ello abre la vía a tres trayectorias distintas: la nueva Formación Profesional Básica, la Formación Profesional de Grado Medio o el Bachillerato. En suma, los caminos que pueden seguir los estudiantes se abren en abanico. Y el problema aumenta, si se tiene en cuenta que las pasarelas de unas vías a otras son muy limitadas.

Este modelo de la LOMCE, aun manteniendo la misma estructura del sistema educativo de la LOE, reduce muy sustancialmente su grado de comprensividad. Los estudiantes comienzan a ser separados bastante antes de finalizar la etapa obligatoria, con notables dificultades para revertir decisiones tempranas que pudieran resultar desacertadas. Además, esa rigidez tendrá impacto en el aprendizaje que debe realizarse a lo largo de la vida. La pregunta de qué sucederá si un joven desea retomar su formación a partir de un mal comienzo académico resulta inevitable. Y hay que decir que la respuesta es muy decepcionante.

La posibilidad de plantear trayectorias abiertas y reversibles no se basa solamente en razones técnicas, sino también de equidad y justicia social. Nuestras sociedades necesitan desarrollar el talento de todos los ciudadanos, independientemente de las decisiones incorrectas tomadas en algún momento del tiempo. Sin eso, no tendremos un sistema justo ni eficaz. Y no parece que ese sea el modelo hacia el que tendemos. Y eso actúa más como barrera social que como instrumento al servicio de la igualdad en materia de educación. Quizás los próximos datos de PISA no reflejen todavía la magnitud del cambio que se está produciendo, pero antes o después lo dejarán notar, si no hacemos nada para revertir la tendencia.

Tomado de: http://www.te-feccoo.es/2016/07/20/la-educacion-como-barrera-social-o-como-instrumento-de-igualdad/

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España: El Estado debe proteger la enseñanza concertada

ElMundo/27 de mayo de 2016/

Mariano Rajoy aprovechó su visita a la Comunidad Valenciana de ayer para hacer una cerrada defensa de la educación concertada, que se encuentra acosada en esa región por el Gobierno de Ximo Puig. La Generalitat valenciana ha reducido las ayudas que concede a los centros concertados, que no han podido abrir nuevas aulas para admitir todas las solicitudes. «La libertad educativa no es algo que se le haya ocurrido a ninguna formación política, ni a ningún padre en defensa de sus hijos», dijo y tras recordar el artículo 27 de la Constitución que proclama la libertad educativa afirmó que es «algo consustancial a lo que es un ser humano». En efecto, ese artículo 27 «reconoce la libertad de enseñanza» y garantiza «el derecho a los padres para que sus hijos reciban la religión religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». En este ámbito nació la enseñanza concertada en los primeros años de vigencia de la Constitución. Fue el PSOE el que reguló que, para cumplir esos preceptos constitucionales y teniendo en cuenta que la propia Carta Magna contempla que la «educación básica es gratuita y obligatoria», los centros privados que quisieran podrían sumarse a un sistema de conciertos. Ello comportaba que recibirían dinero público manteniendo su ideario, a cambio de someterse a los criterios educativos que marcara el Estado para la enseñanza pública: admisiones, currículum escolar, horarios, aulas… Como es lógico, no se permite a los colegios concertados cobrar ninguna cuota obligatoria a las familias. Era la forma de garantizar la libertad de elección de los padres y, a la vez, la gratuidad de la educación. En un primer momento, la inmensa mayoría de los colegios concertados estaban dirigidos por instituciones religiosas, pero en los últimos años han ido apareciendo cooperativas de padres, de profesores o empresas privadas que han creado centros concertados laicos.Los conciertos son, pues, una solución satisfactoria para garantizar la libertad de enseñanza en España, repetimos un precepto consagrado por la Constitución. Ha habido fricciones entre la Administración y los colegios que diferencian por sexo, que se han sustanciado en denuncias por parte de Gobiernos regionales -Andalucía y Asturias, por ejemplo- al considerar que atentan contra la igualdad de oportunidades, pero las sentencias han sido favorables, en general, a los colegios. El otro gran motivo de crítica que se hace a los concertados es que pueden entrar en la picaresca de obligar a los padres a pagar unas cuotas que están prohibidas -con la excusa de actividades extraescolares, por ejemplo- para cubrir los presupuestos a los que no llegan con la subvención pública. Esas cuotas disuaden a las familias con menos recursos a acceder al colegio concertado, impidiendo así la igualdad de oportunidades al discriminar según el nivel económico. Desde luego, estas conductas fraudulentas deben ser perseguidas y corresponde a las autoridades educativas su control, pero eso no puede echar por tierra la educación concertada. No conviene olvidar, además, que estos centros suponen un ahorro al erario de unos 1.200 euros por alumno y año, según datos del Observatorio de la Educación Pública. Por eso no tiene sentido la persecución que algunos gobiernos autonómicos de izquierda nacidos de las pasadas elecciones han emprendido contra la educación concertada al reducir el presupuesto público destinado a estos centros. Porque, hoy por hoy, los conciertos son el vehículo legislativo que garantiza el derecho fundamental a la libertad de enseñanza.Pero lo verdaderamente triste es que cuando políticos de todas las tendencias no hacen más que afirmar la necesidad de un gran pacto por la enseñanza para sacar a España de la postración -con tasas de abandono escolar demasiado altas y en los últimos puestos en las clasificaciones internacionales- la educación continúe formando parte sustancial de una batalla política que se recrudece cuando se acerca un proceso electoral. No hay que irse demasiado atrás. Estos días estamos comprobando cómo muchas comunidades autónomas se niegan a adoptar preceptos de la Lomce, una ley que por el mero hecho de haber sido aprobada por el Parlamento debería ser aplicada. Se nos llena la boca al hablar de Sociedad del Conocimiento, pero somos incapaces de preparar a los estudiantes ante este reto en el que, además, van a competir con el resto del mundo.

Tomada de: http://www.elmundo.es/opinion/2016/05/26/57460493e2704eb5788b4599.html

Imagen tomada de la fuente: https://www.google.com/search?q=ense%C3%B1anza+concentrada&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiv1uWjrvnMAhUIJCYKHZzzAugQ_AUIBigB#imgrc=4G0iOx8uwDUcTM%3A

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España: El Estado debe proteger la enseñanza concertada

Mariano Rajoy aprovechó su visita a la Comunidad Valenciana de ayer para hacer una cerrada defensa de la educación concertada, que se encuentra acosada en esa región por el Gobierno de Ximo Puig. La Generalitat valenciana ha reducido las ayudas que concede a los centros concertados, que no han podido abrir nuevas aulas para admitir todas las solicitudes. «La libertad educativa no es algo que se le haya ocurrido a ninguna formación política, ni a ningún padre en defensa de sus hijos», dijo y tras recordar el artículo 27 de la Constitución que proclama la libertad educativa afirmó que es «algo consustancial a lo que es un ser humano».

En efecto, ese artículo 27 «reconoce la libertad de enseñanza» y garantiza «el derecho a los padres para que sus hijos reciban la religión religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». En este ámbito nació la enseñanza concertada en los primeros años de vigencia de la Constitución.

Fue el PSOE el que reguló que, para cumplir esos preceptos constitucionales y teniendo en cuenta que la propia Carta Magna contempla que la «educación básica es gratuita y obligatoria», los centros privados que quisieran podrían sumarse a un sistema de conciertos. Ello comportaba que recibirían dinero público manteniendo su ideario, a cambio de someterse a los criterios educativos que marcara el Estado para la enseñanza pública: admisiones, currículum escolar, horarios, aulas… Como es lógico, no se permite a los colegios concertados cobrar ninguna cuota obligatoria a las familias. Era la forma de garantizar la libertad de elección de los padres y, a la vez, la gratuidad de la educación. En un primer momento, la inmensa mayoría de los colegios concertados estaban dirigidos por instituciones religiosas, pero en los últimos años han ido apareciendo cooperativas de padres, de profesores o empresas privadas que han creado centros concertados laicos.

Los conciertos son, pues, una solución satisfactoria para garantizar la libertad de enseñanza en España, repetimos un precepto consagrado por la Constitución. Ha habido fricciones entre la Administración y los colegios que diferencian por sexo, que se han sustanciado en denuncias por parte de Gobiernos regionales -Andalucía y Asturias, por ejemplo- al considerar que atentan contra la igualdad de oportunidades, pero las sentencias han sido favorables, en general, a los colegios.

El otro gran motivo de crítica que se hace a los concertados es que pueden entrar en la picaresca de obligar a los padres a pagar unas cuotas que están prohibidas -con la excusa de actividades extraescolares, por ejemplo- para cubrir los presupuestos a los que no llegan con la subvención pública. Esas cuotas disuaden a las familias con menos recursos a acceder al colegio concertado, impidiendo así la igualdad de oportunidades al discriminar según el nivel económico. Desde luego, estas conductas fraudulentas deben ser perseguidas y corresponde a las autoridades educativas su control, pero eso no puede echar por tierra la educación concertada. No conviene olvidar, además, que estos centros suponen un ahorro al erario de unos 1.200 euros por alumno y año, según datos del Observatorio de la Educación Pública.

Por eso no tiene sentido la persecución que algunos gobiernos autonómicos de izquierda nacidos de las pasadas elecciones han emprendido contra la educación concertada al reducir el presupuesto público destinado a estos centros. Porque, hoy por hoy, los conciertos son el vehículo legislativo que garantiza el derecho fundamental a la libertad de enseñanza.

Pero lo verdaderamente triste es que cuando políticos de todas las tendencias no hacen más que afirmar la necesidad de un gran pacto por la enseñanza para sacar a España de la postración -con tasas de abandono escolar demasiado altas y en los últimos puestos en las clasificaciones internacionales- la educación continúe formando parte sustancial de una batalla política que se recrudece cuando se acerca un proceso electoral.

No hay que irse demasiado atrás. Estos días estamos comprobando cómo muchas comunidades autónomas se niegan a adoptar preceptos de la Lomce, una ley que por el mero hecho de haber sido aprobada por el Parlamento debería ser aplicada. Se nos llena la boca al hablar de Sociedad del Conocimiento, pero somos incapaces de preparar a los estudiantes ante este reto en el que, además, van a competir con el resto del mundo.

Fuente: http://www.elmundo.es/opinion/2016/05/26/57460493e2704eb5788b4599.html

 Imagen: http://hazteoir.org/sites/default/files/styles/large/public/images/concertada.jpg?itok=PvutLZIV

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