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La sexualidad patriarcal. El derecho a educación sexual y a una vida sexual plena y real de las mujeres

Por: Mona Yuca

En esta sociedad está naturalizada la opresión y el rol secundario de la mujer; no solo se ve expresado en los trabajos más precarios, pensiones y salarios, en las prácticas machistas cotidianas, sino que también en la cama.

La desigualdad de género está constantemente acechando nuestras vidas, en las relaciones afectivas y encuentros sexuales. El capitalismo que sostiene el patriarcado es tan salvaje, que además de no permitirnos como mujeres tener los mismos derechos que los hombres, también nos priva muchas veces de gozar del placer sexual y lograr un orgasmo pleno. Se ha normalizado que en las relaciones heterosexuales, el rol de la mujer en la cama es satisfacer y servicial al hombre: otorgar placer y no recibirlo.

Para lograr sensaciones de placer, es necesario recibir los estímulos para desconectarnos de nuestra cabeza y disfrutar libremente de nuestro cuerpo. Si esto no es así, se inhibirán las sensaciones subjetivas del placer y de poder gozar completamente de un encuentro sexual.

Las mujeres no somos un envase para penetrar, nuestro cuerpo puede experimentar muchas más cosas, de hecho nuestra vagina con diversas caricias y besos puede transformarse en una máquina del placer, dando paso a la lubricación vaginal, como también a la erección de nuestro clítoris y pezones para poder disfrutar realmente de una relación sexual.

Si analizamos las condiciones objetivas en las que nos encontramos, podremos visualizar que esta opresión no solo se ve expresada en el acto mismo de una relación sexual sino en las distintas aristas y temas relacionados a nuestros cuerpos y cuidado, arraigados en el sentido común de las personas.

Por ejemplo: una disfunción eréctil, puede ser fácilmente transformado en una tragedia, y puede ser un tema de contingencia, tratado, bien hablado y difundido, porque el machismo, no es sutil en cuanto a los temas directamente relacionados con las fallas sexuales de los hombres, la misma industria farmacéutica le da con bombo y platillo con el famoso viagra para solucionar el problema. Ahora, si a nosotras nos sucede algo parecido, ¿Por qué no es un tema igualmente tratado y difundido?

A diferencia de ellos, ocurre que muchas veces se da el caso de que mujeres intenten justificar y normalizar las distintas dificultades para alcanzar la excitación, e incluso llegamos a encubrirlas o callarlas, ya sea por miedo a decepcionar a la pareja, por mostrarnos perfectas o simplemente porque la educación sexista que predomina, nos educa para agradar y no para pedir, ni para buscar ayuda, ni para evidenciar algún grado de disconformidad, respondiendo a una sexualidad complaciente donde nuestro goce sexual pasa a un segundo plano, manteniéndonos inseguras e ignorantes.

Además de todo esto, la moral conservadora y de iglesia han logrado implantarse de tal forma que existe un desconocimiento de los genitales, de las enfermedades de transmisión sexual y del erotismo femenino por parte de los hombres y mujeres, por hallarse estas temáticas ocultas en un mundo de tabúes y mitos impuesto en nuestras vidas, posicionando estos temas como prohibidos, en donde si alguien comparte sus experiencias sexuales o habla de partes de nuestros cuerpos es juzgado moralmente, lo que también genera que exista una ignorancia en relación a las enfermedades sexuales que pueden ser transmitidas tanto en hombres como en mujeres, con mayores consecuencias para la mujer en la mayoría de los casos. Desde la niñez nos han venido inculcando que explorar nuestros genitales o hablar de nuestra excitación son conductas y temas que no se discuten. Además de todo esto, la dictadura moral nos aleja de la aceptación, conocimiento y cariño de nuestros cuerpos.

Por otra parte también, el sistema nos implanta creencias populares, como que basta con la penetración para conseguir placer, lo que es totalmente falso. Se hace imperiosamente necesario comprender que las caricias y los besos son indispensables en el acto sexual, ya que el placer aumenta exponencialmente.

Estos no solo son una herramienta de la excitación en el preludio, sino que debe ser mantenida durante el encuentro de las personas, donde tanto los hombres como la mujeres tienen el derecho de vivir su sexualidad en total plenitud. En definitiva la penetración a secas no basta. Se debe conocer que el orgasmo femenino se alcanza con mayor satisfacción y se logra de manera más fácil a través de jadeos, caricias, besos en distintas partes del cuerpo, acompañados de una estimulación dedicada y constante a nuestras zonas más sensibles como el clítoris.

Lamentablemente, en esta sociedad misógina, se cree que el placer sexual es cosa de hombres y a nosotras simplemente nos corresponde el rol del deber ante la sexualidad, entre cuyas obligaciones se encuentra satisfacerlos a ellos. De ahí que al situar los deseos, erotismo y el placer masculinos como ejes centrales de la sexualidad, y que la sociedad se muestre tan dispuesta a comprender y justificar que un hombre sea opresivo y naturalizar hechos de dominación sexual hacia el género femenino.

¿Por qué no es una preocupación, ni un objetivo, el estimular y conocer el goce sexual femenino?

Ya basta! Nos niegan el derecho a abortar, nos esclavizan al trabajo doméstico y a la crianza, tenemos los trabajos más precarizados, no tenemos derechos a sala cuna, corremos el riesgo de ser violadas, nos acosan en la calle, existe propiedad sobre nuestros cuerpos y no tenemos el derecho a decidir sobre ellos, los sueldos son más bajos por los mismo trabajos, sufrimos discriminación, somos condenadas por cualquier actitud que no cumpla con la nefastas normativas morales de la iglesia, somos violentadas por este sistema capitalista y disminuidas por el machismo, y como si fuera poco nos privan del goce sexual.

Las mujeres debemos buscar terminar con la sexualidad complaciente y poder acceder a una educación sexual que nos permita decidir informadas y empoderadamente.

Se debe aprender a disfrutar, respetar, conocer, tocar y a querer nuestros cuerpos. Dejemos de aparentar orgasmos, de aguantar opresiones y silenciar nuestra sexualidad. Levantemos una gran lucha contra el sistema que sostiene y reproduce todas las miserias machistas, heteronormativas, clericales y patriarcales. En la calle y en la cama.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com.bo/La-sexualidad-patriarcal-en-nuestras-camas-El-derecho-a-educacion-sexual-y-a-un-orgasmo-pleno-y?id_rubrique=5443

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Mirando para otro lado

Enconcharse en la vida propia e inmediata parece ser un recurso cultural propio de sociedades organizadas bajo un régimen de silencio. Desde la infancia se impide la libre expresión y desde ese punto de partida, ya con la represión bien instalada como rasgo de educación y buena conducta, seguimos el camino hacia una adultez cargada de hipocresías.

Mirando para otro lado

Si a eso añadimos un patriarcado machista y extremo contra el cual no hay modo de rebelarse sin parecer desquiciada y loca, tenemos una vida normada bajo pautas ajenas, creadas con el fin de llevar la obediencia al sistema a fuerza de leyes y reglamentos aparentemente indiscutibles. De hecho, así funcionan las Constituciones cuyo contenido, sin ser necesariamente malo para la concordia ciudadana, tampoco representa una garantía de bienestar para las mayorías.

Ese es, por ejemplo, el caso del aborto. Tema espinoso como ninguno, precisamente porque a partir de conceptos sectarios y profundamente fundamentalistas, surgidos de instituciones de eminente corte patriarcal, ha sido reproducido por cortes y asambles de estilo similar, sin la menor incidencia de voces femeninas.

Pero las voces femeninas sí se han hecho escuchar desde los sectores más conservadores para condenar su práctica y convertirla en un asunto de moral, de pecado –perverso como ningún otro- perpetrado por mujeres libertinas y malvadas. Estas mujeres carentes de sentimientos atentan contra el decoro y las buenas costumbres y la sociedad tiene la obligación de imponer severos castigos a quienes cometan tan graves fechorías.

Lo que esas voces no consideran en el predicado son los derechos humanos de las mujeres, las niñas y adolescentes víctimas de incesto y violación. De acuerdo con estudios ampliamente divulgados desde que el tema de violencia contra las mujeres por fin saltó a los medios de comunicación (después de un silencio de siglos) de cada 3 mujeres, por lo menos una sufre de una agresión sexual. Son agresiones muchas veces no denunciadas por miedo a las represalias del agresor, a la condena social, a la vergüenza.

En Chile, el no muy brillante ex presidente Piñera le negó el derecho al aborto a una niña de 11 años, con un embarazo de alto riesgo producto, obviamente, de una violación. El mandatario, al ver a la niña, adujo que la menor había mostrado “profundidad y madurez” y por lo tanto debía tener a ese hijo a como diera lugar porque “en este país la vida de la madre está siempre en el primer lugar” (sic).

Sin embargo, esa actitud obtusa del ex presidente de Chile –por cierto, un país extremadamente conservador y machista- no es única en el continente.

La negación de un aborto seguro en casos de violación y en embarazos de alto riesgo tanto para la madre como para el feto, son frecuentes a todo lo largo y ancho de Latinoamérica y en muchos otros países del mundo. Es el castigo supremo para una mujer o una niña que exige su derecho a la vida. La visión patriarcal, de resortes bien aceitados para defender la postura extrema de negar ese derecho sin tener ni haber tenido una experiencia similar en carne propia, de no ser tan nefasta resultaría hasta ridícula.

Remitirse a la idea absurda y retorcida de creer que las mujeres disfrutan abortando, es el colmo de la ignorancia. El aborto es un drama personal subsecuente a otro drama como la agresión sexual, cuando ha sido ese el motivo. Como corolario, es preciso subrayar ese recurso extremo está muchas veces a disposición de quienes pueden pagar fortunas en hospitales privados para obtenerlo en ambiente seguro. Las mujeres pobres, que se resignen.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Mirando-para-otro-lado-20160829-0006.html

Imagen: static3.esoterismos.com/wp-content/uploads/2014/07/sonar-que-participamos-en-un-aborto.jpg

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Educación para la igualdad y la diversidad: acabar con las fobias sociales

Por Coral Herrera Gomez

Conozco a mucha gente que pide ayuda a psicólogos y terapeutas para tratarse la tristeza, el vacío existencial, las angustias y los miedos, pero no conozco a nadie que quiera curarse de enfermedades sociales como el racismo, el machismo, el clasismo, la xenofobia, la homofobia, la lesbofobia o la transfobia.

Vivimos en un mundo competitivo, violento y jerárquico en el que unos seres humanos tienen más valor que otros: no nos educan para amarnos los unos a los otros en las escuelas ni en las universidades, yno hay especialistas a los que acudir cuando experimentamos un odio profundo hacia colectivos de personas o minorías.

Las religiones tampoco promueven el amor hacia la gente diferente: generalmente los curas, sacerdotes, rabinos o imanes nos incitan al odio acusando de herejes e infieles a todos aquellos que no siguen su doctrina. Es frecuente escuchar en las iglesias, las mezquitas y las sinagogas discursos de odio hacia las mujeres que no se someten a los dictados del patriarcado, o hacia lesbianas y gays, pero sus autores no son acusados ni encarcelados por hacer apología de la discriminación y la violencia desde sus púlpitos.

Vivimos en una cultura muy romántica, pero muy poco amorosa. Si bien el racismo es una enfermedad social que con los años se ha convertido en un fenómeno políticamente incorrecto, los chistes sobre negros, latinos, árabes, etc siguen fomentando el uso de estereotipos negativos  que se asumen como algo «natural» y gracioso, lo mismo que los chistes machistas que denigran a las mujeres. Cuando nos acusan de ser personas que discriminan, que odian o que rechazan a otros seres humanos,generalmente nos justificamos empezando con la tan conocida y estúpida frase: «Yo no soy racista pero… no soporto a los gitanos», «Yo no soy homófobo pero… a mi que no se me acerque un gay», «Yo no soy machista pero… las mujeres no están capacitadas para ciertas tareas», «Yo no soy clasista pero… creo que los pobres son unos vagos».

Es curioso que a poca gente le de vergüenza expresar en voz alta su miedo o su odio hacia otros seres humanos y que nadie quiera curarse de estas enfermedades sociales que provocan tanta violencia. Hasta cierto punto es demencial que enseñemos a los niños y a las niñas a comportarse con corrección en público (dar los buenos días, no tocarse los genitales en público, rezar por las noches), pero luego tengan que oir en casa chistes y comentarios despreciativos hacia los inmigrantes, las lesbianas o las personas transexuales como si discriminar a otras personas no fuera un acto violento.

Los seres humanos sentimos terror hacia las personas que no son como nosotras, por eso siempre estamos buscando la integración en los grupos, y por eso buscamos a los que son semejantes para formar grupos frente a otros grupos de gente que no son como nosotros. En nuestro sistema patriarcal, nos han convencido de que hay gente «normal» y gente «anormal», que hay un «nosotros» y un «ellos», que están los «buenos» y los «malos», que por fuerza has de ser «masculino» o «femenina»… todo nuestro pensamiento es binario, es decir, nuestra forma de pensar está determinada por los opuestos: blanco/negro, positivo/negativo, válido/inválido.

La gente normal es aquella que cumple con los patrones y las normas del capitalismo patriarcal, es aquella que se puede etiquetar y definir, es aquella que encaja con una definición exacta. Toda la gente que no «encaja» es rara, es extraña, es extravagante, y por lo tanto es susceptible de recibir nuestro rechazo y nuestras burlas. Esto es lo que ocurre con las personas transexuales o las personas transgénero: nuestro cerebro trata de averiguar si estamos frente a un hombre o una mujer, y nos sentimos mal si no logramos definir con exactitud el género al que pertenece la persona que tenemos en frente.

Y sin embargo, en la naturaleza nada es blanco o negro: vivimos en un mundo diverso con gente de todos los colores, tamaños, creencias, habilidades, capacidades, costumbres y formas de ser. En nuestro mundo hay mujeres masculinas, hombres femeninos, hermafroditas, personas que transitan, personas que se disfrazan, hombres travestidos, y toda clase de gente que no se adapta a ninguna etiqueta patriarcal. Nos cuesta gozar con esta ruptura de esquemas porque necesitamos que nuestro mundo sea estable, parecido al mundo simple que nos muestran los medios de comunicación: la diferencia nos da miedo, y por eso atacamos a personas que tienen otras creencias religiosas, otras formas de vestir, otros acentos e idiomas, otras orientaciones sexuales, otras costumbres y tradiciones….

Las enfermedades sociales producen discriminación, y la discriminación lleva a la violencia. Por eso la gente que vive esa violencia por ser diferente sufre tanto, por eso hay tantos niños y niñas diversas que se suicidan, por eso hay tantas personas adultas que son asesinadas cada año en todo el mundo. Por ser diferentes, por ser extranjeros, por ser raros…

Para acabar con las fobias sociales, hace falta integrar en la educación el respeto hacia las personas, y el amor hacia la diversidad del mundo en el que vivimos. No sirve de nada que nos aprendamos los nombres de los ríos y sus afluentes, o la lista de los reyes visigodos, si somos incapaces de entender que no se puede discriminar a nadie por su color de piel, por su forma de amar, por su identidad de género. No sirve de nada que tus hijos e hijas saquen buenas notas si luego acosan a sus compañeras con insultos, humillaciones, golpes y desprecios… no sirve de nada que hablemos de paz y de amor en Navidad si seguimos fomentando el odio contra colectivos de personas que no son como nosotros.

Tenemos que ir más allá de las etiquetas y condenar todos los discursos de odio que nos hacen creer que hay personas inferiores y superiores, y que justifican la violencia contra las personas diversas. Tenemos que callar la boca a toda esa gente que utiliza esa maldita frase de: «Yo no soy machista pero…, yo no soy racista pero… yo no soy homófobo pero….»

No hay peros que valgan. Todas las enfermedades sociales tienen cura: la mejor medicina contra la intolerancia, los miedos y la violencia es la educación en valores. Tenemos que romper con las etiquetas que nos reducen la libertad para ser y para sentir, y cuestionar profundamente los conceptos de «normalidad» y «anormalidad», porque en realidad somos todos gente diversa. Tenemos que ensanchar nuestras pequeñas mentes para que ser capaces de entender que la diversidad no es ninguna amenaza, que nos enriquece en la medida en que nos abre horizontes de realidad, y que la gente diversa merece respeto y amor. Tenemos que trabajar colectivamente, junto con los medios de comunicación, las familias y las instituciones, para promover una ética basada en el amor hacia la gente que nos rodea, sin exclusiones ni discriminaciones de ningún tipo.
Tomado de: http://haikita.blogspot.com/2015/12/las-fobias-sociales-y-el-miedo-la.html

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España: Educación obliga a colegios e institutos a crear planes contra la violencia machista

España/16 Julio 2016/Fuente: Levante-emv 

El próximo curso todos los centros públicos y concertados de Primaria y Secundaria deberán contar con un coordinador de igualdad

El próximo curso todos los colegios e institutos públicos y concertados deberán contar con un coordinador de igualdad y convivencia, entre cuyas funciones estará el desarrollo de planes de prevención de la violencia contra las mujeres. Esta es una de las grandes novedades de las instrucciones de inicio del curso 2016-17 publicadas ayer por la Conselleria de Educación.

El coordinador, que será obligatoriamente un o una docente del centro, tendrá una reducción de dos horas lectivas a la semana para poder dirigir las actividades que se programen durante el curso. Estas, subrayan las instrucciones, deben prestar «especial atención a las actuaciones de prevención de la violencia de genero, igualdad y no discriminación».

Educación detalla que todos estos cambios se hacen en cumplimiento de la Ley Orgánica 1/2004 de Protección integral contra la violencia de género que insta a adoptar «medidas educativas que fomenten la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres».

Además del plan de convivencia e igualdad, las instrucciones también obligan a trabajar «en todo momento los principios coeducativos de manera transversal». Es decir que la educación en igualdad y sin distinción de sexos se deberá aplicar a lo largo de toda la jornada escolar.

Los principios coeducativos que deben abordar colegios e institutos son «la eliminación de prejuicios, estereotipos y roles en función del sexo, construidos según los patrones socioculturales de conducta asignados a mujeres y hombres, por tal de garantizar, tanto para las alumnas como para los alumnos, posibilidades de desarrollo personal integral».

Resolución de conflictos
También se trabajará en las aulas «la prevención de la violencia contra las mujeres, mediante el aprendizaje de métodos no violentos para la resolución de conflictos y de modelos de convivencia basados en la diversidad y en el respeto a la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres».

Además, los libros de texto y otros materiales didácticos que se utilicen o propongan en los proyectos de innovación educativa «han de integrar los objetivos coeducativos señalados». Asimismo, insisten las instrucciones, «deben utilizar un lenguaje no sexista y en sus imágenes garantizar una presencia equilibrada y no estereotipada de mujeres y hombres».

Por último, se exige «capacitar al alumnado para que la elección de las opciones académicas la realice libre de condicionamientos basados en el género».

La Associació de Directors de Instituts d´Educació Secundària (Adies-PV) valora la creación de la figura del coordinador de convivencia e igualdad. «Todo lo que sea promover la educación en valores, la prevención y resolución de conflictos, mejora el clima del centro y abona el terreno para un buen funcionamiento del mismo», destaca Josep Lluís Peris, portavoz de la permanente de la Adies-PV.

Fuente: http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2016/07/13/educacion-obliga-colegios-e-institutos/1443853.html

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Violencia machista: las víctimas que se ven, las mujeres, y las que no salen tanto en las estadísticas, los niños

España/ Autora: Pilar Fonseca

La violencia machista tiene unas víctimas directas evidentes: las mujeres, pero también tiene unas víctimas a las que en demasiadas ocasiones se les excluye sin ningún motivo: los menores de edad.

Según los datos presentados desde el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y los compartidos por la ONG Save the Children, los datos son muy contundentes en este sentido y nos deberían movilizar a exigir a nuestros gobernantes que se tomen las medidas oportunas cuanto antes en lo que a la protección de menores se refiere.

Tanto para proteger a las víctimas más visibles, las mujeres, como para proteger con la misma eficacia a las víctimas que no salen tanto en las estadísticas: los menores de edad.

Los nuevos datos con los que se trabaja surgen de la nueva Ley Orgánica 8/2015 que ha modificado el sistema de protección a la infancia y a la adolescencia en los casos de violencia machista y violencia en el hogar, ahora sí los incluye también como víctimas directas.

Como efectos de esta nueva legislación, han aumentado en un 280% las suspensiones de la patria potestad por violencia machista sólo durante el primer trimestre de este año.

Sin embargo para “Save the Children” como ONG centrada en las necesidades y problemas de la infancia, a pesar del cambio de la normativa, mantienen que esta nueva ley no puede considerarse una herramienta adecuada para dar respuesta a las formas de violencia que sufre la infancia en nuestro país.

Datos que entristecen

Bebes 2

Han aumentado las medidas de protección a niños y adolescentes impuestas judicialmente por maltrato a la mujer. Se han incrementado las denuncias por violencia machista en un 12% y también ha habido un aumento de las víctimas en comparación con el primer trimestre del año pasado. En este sentido los datos dejan claro que seguimos conviviendo con esta lacra.

Han aumentado en un 112% las medidas para evitar el peligro o el perjuicio al menor y también ha aumentado en un 51% la supresión del régimen de visitas.

Sin embargo, el 71% de los niños asesinados por sus padres no habían interpuesto una denuncia previa, ni ellos ni sus familiares.

Desde el CGPJ también destacan ese dato: el bajo número de denuncias interpuestas por familiares de víctimas de violencia machista.

Para la ONG Save the Children la protección infantil es simplemente “intolerable”. Han denunciado las insuficiencias en prevención de la violencia contra la infancia por parte del estado y ha advertido de que los casos están ocultos y nadie los denuncia.

Según Save the Children los mecanismos de denuncia no son conocidos ni accesibles para los niños, de ahí la invisibilidad de este drama, además tampoco existe un sistema de recogida de datos que permita conocer el verdadero alcance del problema, algo que debería preocuparnos aún más.

La prevención, la protección, la recuperación y la integración de las víctimas menores de edad debería ser una prioridad y no que el grueso de las medidas se pongan en marcha una vez cometido el acto de violencia obligando a la víctima a revivirlos ante los órganos judiciales y administrativos.

Es evidente que queda mucho por hacer en lo que a protección a la infancia se refiere del tremendo problema que es la violencia machista en nuestro país.

Al terminar de redactar este post, hablamos de casi 40 mujeres asesinadas por violencia machista en nuestro país en lo que va de este año 2016.

Fuente:http://www.bebesymas.com/noticias/violencia-machistas-las-victimas-que-se-ven-las-mujeres-y-las-que-no-salen-tanto-en-las-estadisticas-los-ninos

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Entrevista con Nilma Gomez (Brasil): «Una de las formas de racismo y el machismo es hacernos creer que si no estamos allí, es por falta de competencia»

Nilma Lino Gomes, profesora y pedagoga, fue la primera mujer negra en dirigir una universidad pública en Brasil, la Universidad de Integración Internacional africanos de habla portuguesa-brasileña (Unilab). Dejando Belo Horizonte, se fue a Brasilia, donde ocupó durante un año y medio, el Ministerio de la Mujer, la igualdad racial y los derechos humanos. Sin embargo con la entrada del gobierno de Michel Temer se extinguió dicha instancia ejecutiva para formar un equipo ministerial compuesta por sólo hombres blancos. «La sociedad brasileña no está acostumbrado a vivir con la diversidad en los lugares de poder», dice Nilma.

Conocido como una de las principales expertas en políticas de acción afirmativa, la ministro ha  vuelto de nuevo a Belo Horizonte para asumir el puesto de profesor ade la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en las próximas semanas.

Brasil de Fato – ¿Cómo fue la experiencia de ser una mujer negro ocupando posiciones importantes en Brasil?

Nilma Gomes – Siempre es un reto. Estamos todavía muy pocos. la sociedad brasileña no está acostumbrado a vivir con la diversidad en los lugares de poder, ya sea de género, como la raza. Todavía estamos tratando con el racismo y una mirada que primero ver nuestro cuerpo, nuestro color, nuestro género antes de ver a nuestra competencias. Y la lucha es también decir «mira, no te necesito para demostrar que soy más competente que otras personas porque soy negro. Tengo que ser tratado con la misma dignidad y los derechos de otras personas debido a la diversidad es parte del ser humano «. Siempre es muy difícil y nunca se puede estar solo. Nunca es buena la distancia de sus orígenes,  alejarse de la comunidad negra o alejarse de la circulación de la familia. Porque esos orígenes nos da apoyo subjetivo y emocional.

¿Qué pasa ahora con las políticas para las mujeres, los derechos humanos y los afroamericanos?

El gobierno de Lula tenía un compromiso con los movimientos sociales que ayudaron a construir una plataforma política. El movimiento negro siempre ha llevado al gobierno federal a entender que tenemos que tener políticas estructurales que perduran, incluso con el cambio en la mente de los gobiernos. Lo que estamos viviendo en Brasil en este momento es un golpe parlamentario, clase, género y raza. Tengo mucho miedo de un revés importante. Y esto sucede no sólo con la eliminación de la política, sino también una muerte por inanición: no alimentar a estas políticas, no abiertos a la participación social, no se enfrentan a los conflictos, sin acondicionar presupuesto.

Michel Temer eligió sólo hombres blancos para hacerse cargo de los ministerios de su gobierno y algunos ministros argumentó que eran opciones para la competencia. ¿Cuál es su opinión sobre esto?

No hay ninguna expectativa de reconocimiento de la diversidad en un gobierno de facto. Sería demasiado si, en la composición del equipo ministerial habían considerado la diversidad. El equipo es un cuadro de diseño que está detrás de cada gobierno. Un gobierno formado por los hombres blancos de la misma generación, heteronormativa, de la misma clase, incluyendo trayectorias políticas complicadas en la justicia en sí, ya tiene un mensaje a la población. Ocultar esta competencia es un discurso que, las mujeres y los negros, escuchan mucho. ¿Por qué? Una de las formas de racismo y el machismo es hacernos creer que no estamos allí, es por falta de competencia. Si nosotros no estamos representados en un solo lugar, la culpa y la responsabilidad sería la nuestra y no un sistema, pero este es el tipo de justificación que no es convincente y no tiene ningún significado. La diversidad puede cambiar y calificar tanto la política y el mundo privado. Tengo algunos colegas investigadores que estudian cómo las empresas hacen el proceso de inclusión y ejercen su responsabilidad social y la diversidad ha mejorado tanto la producción de la empresa como en las relaciones y la creatividad. Esto demuestra que la diversidad enriquece.

¿Cómo califica la extinción del Ministerio de la Mujer, la igualdad racial, los derechos humanos y la juventud, en la que usted era ministra?

Considero un gran revés. El gobierno ilegítimo ha comenzado a traerlo. Tuvimos la fusión de otras carpetas como MDS y MDA, o llevar la cultura en el MEC, pero sí la extinción sólo ocurrió con el Ministerio de la Mujer, la igualdad racial, los derechos humanos y la juventud. Uno tiene que preguntarse por qué, ¿verdad? Este ministerio fue la cara de los movimientos sociales en relación con el gobierno, en colaboración con los sujetos sociales que tuvieron coincidencia desigualdad, la discriminación y la exclusión. La existencia de este ministerio, las áreas en las que se dividió y directrices dentro de ella son respuestas que el gobierno ha dado a la sociedad. Es una señal muy negativa cuando se extingue este ministerio y pone el Ministerio de Justicia.

¿Qué ocurre con las mujeres políticas, los negros y los derechos humanos ya que depende del Ministerio de Justicia?

Hago dos lecturas. La primera es que el gobierno considera ahora que los movimientos sociales son los casos de la seguridad pública y deben estar bajo vigilancia. La propia trayectoria que ahora ocupa el Ministerio de Justicia significa una relación muy difícil con los movimientos sociales. En segundo lugar, está la cuestión de la ciudadanía. Durante la reforma administrativa se luchó demasiado ante la idea que mantenía que hay un buen lugar por lo que diferentes individuos entran en una carpeta llamada «ciudadanía» que funcionaba como un paraguas homogeneizador de las grandes diferencias en la desigualdad que sufren estos grupos. Y ahora, lo que se coloca en este gobierno ilegítimo es una ciudadanía en general.

Fuente: http://www.mined.gov.mz/Pages/Comentarios.aspx?listName=NoticiasMined&newsId=261

Imagen tomada de: https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTbTbQ0oMPG7AwD87Y2nsYLNjlubCHX52A3FvkFuBRhG6uUiqHe

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Javier Urra: “La violencia de género va a más; no es una opinión, es un diagnóstico”

ENTREVISTA | Diario.es

Javier Urra, Psilólogo forense

iaAna Mato, la mujer de Urdangarían o Ferrusola. ¿Dónde está la sociedad de mujeres para decir que esas no las representan?», censura el exdefensor del Menor y psicólogo forense, Javier Urra

«Lo que no se puede hacer es crear unas expectativas que no se pueden cumplir. No puedes educar a tu hijo en el concepto del amor Disney, felices para siempre», apunta

«Yo lo llamo sanciones y sí, por supuesto, la sanción es parte de la educación. Las normas sociales tienen un componente pedagógico», defiende Urra

A Javier Urra (Estella, 1957) se le conoce sobre todo por su etapa al frente del Defensor del Menor, pero es psícólogo forense de la Fiscalía de los juzgados de menores de Madrid en excedencia y actualmente lidera un amplio equipo de especialistas que trabaja con jóvenes agresivos con sus padres. Recientemente ha pronunciado una conferencia en el Parlamento de Navarra en la que recomendaba educar a los niños en la frustración. Aquí lo explica.

El mundo no es Disney. Es una advertencia suya. ¿A quién va dirigida?

 Hay muchos padres que piensan que el mundo es Disney, que le piden a la vida lo que la vida no puede dar. Por supuesto, hay gente que está viviendo situaciones terribles, desahucios, pobreza extrema, exclusión social. La vida no es justa, así que pongámonos a hacer cosas. Lo que no se puede hacer es crear unas expectativas que no se pueden cumplir. No puedes educar a tu hijo en el concepto del amor Disney, felices para siempre. ¿Qué pasará con él si un día su relación se rompe ¿Cómo podrá seguir adelante? Hay que ser realista, aprender a disfrutar de las cosas más insignificantes y a afrontar el dolor, porque la vida está llena de ambos.

¿Cómo prescindir de modelos tan presentes en la sociedad?

Ahora hemos abierto la piscina en el centro. Las chicas, jovencísimas y monísimas en la mayoría, vienen rechistando: “Urra, no quiero ir a la piscina”. Tengo cartucheras, tengo pelos, tengo estrías… Esto es un verdadero problema en nuestra sociedad. No estamos avanzando nada en esto. Y no me refiero solo al aspecto físico. Lo que quiero decir es que, después de tanto tiempo, ¿cuántos alumnos varones tiene la Escuela de Enfermería de Navarra? Poquísimos. ¿Cuántos profesores varones trabajan en el ciclo de educación de cero a tres? Poquísimos. Seguimos teniendo una sociedad en la que la mujer educa más y la mujer se ocupa más del dependiente, por poner dos ejemplos. La mujer ha dado un giro, porque trabaja fuera de casa y es más independiente, pero no ha dejado de ejercer el papel tradicional, ahora abarca los dos ámbitos, se desdobla, hace el doble. ¿Por qué? Porque en este país la mujer aún no ha hecho una verdadera revolución. Y las jóvenes están viviendo esa dualidad, siguen esclavas del modelo físico imperante y aspiran al mismo tiempo a ser mujeres libres e independientes. Pero tampoco es fácil para ellas encontrar un modelo social que cumpla esos parámetros.

¿En quién está pensando?

Podemos dar varios nombres: Ana Mato, que baja un día al garaje de casa, se encuentra un Jaguar allí y ni se da cuenta. La mujer de Urdangarín, que firmaba todo lo que le ponían y no se enteraba de nada. O la Ferrusola, que a mí me tiene enamorado, que su hijo compraba Ferraris a plazos y ella dice que no tienen ni cinco. ¿Pero dónde está esa sociedad de mujeres para decir que estas señoras no las representan? ¿Cómo aguantan la sociedad de mujeres sin explotar contra estos mensajes?

¿Quiere decir que la propia mujer es corresponsable de la existencia del machismo?

En parte, sí. A la mujer le falta el último paso de su revolución. Existe una gran lucha de poder entre hombres y mujeres, también entre los jóvenes. A veces, las mujeres son profundamente agresivas en lo verbal y los hombres son profundamente agresivos en lo físico. Y esto no se está corrigiendo. La violencia de género entre los jóvenes va a mas. Y esto no es una opinión, es un diagnóstico.

¿Cuáles son las causas?

Varias. Para empezar, ha desaparecido el inhibidor que era el pecado. La sensación de culpa se ha diluido, lo cual no está ni bien ni mal, salvo porque tienes que tener otros complementos, llámese moral, conciencia, ética… Y hay muchos jóvenes que no han adquirido estos complementos. Eso por una parte. Por otra parte, el problemón radica en qué es amar. Amar es volcarte en otra persona para que sea feliz la otra persona. Pero muchos jóvenes piensan que si quieren a una chica, ella tiene que quererles en reciprocidad. Muchas jóvenes me dicen que se acuestan con su pareja pero sin querer hacerlo, y explican que es porque, si no es con ellas, su pareja se acostará con otras personas. La violencia de género es un planteamiento vital, el producto de una educación, no un estado mental transitorio.

Autoridad, competencia y confianza son los tres pilares básicos de la educación, según sus libros. ¿Cómo asentarse en esos tres pilares?

Primero, siendo adulto. Los padres, a veces, lo quieren hacer tan bien, tan bien, que se hiperexcitan. Un niño tiene temperamento, que se hereda, carácter (improntas) y personalidad (que se elabora). Los padres deben tener autoridad, y ese concepto hoy se ha diluido. En una manifestación, los policías temen a los manifestantes. En una clase, el profesor teme al alumno. Los padres deben tener autoridad, y ese concepto hoy se ha diluido. En una manifestación, los policías temen a los manifestantes. En una clase, el profesor teme al alumno.

Según este planteamiento, ¿cree que hay que recuperar el antiguo concepto de la autoridad paterna?

Hay que recuperar el concepto de autoridad. No el antiguo concepto de autoridad paterna, que tiene muchas connotaciones negativas. No. Pongo un ejemplo. Yo doy muchas clases a jóvenes. Soy consciente del afecto que me tienen y de la relación de complicidad que se establece. Pero, por ejemplo, no me hablan mientras tienen las manos en los bolsillos. ¿A mí me importa que me hablen con las manos en los bolsillos? No, pero es significativo si lo hacen o no. Yo soy el profesor y ellos los alumnos. Ni se come chicle, ni se sientan mal, ni hablan durante la clase. Tiene que haber una distancia entre profesor y alumno, lo mismo que entre padres e hijos. Los padres no son amigos de sus hijos. Cuando todo falle, ahí encontrará el hijo a sus padres. Si eso es amistad, perfecto, pero si yo tengo que decirle a un hijo que algo no se lo voy a admitir, se lo digo y no se lo admito. ¿Qué voy a generarle un disgusto y un conflicto? Sin duda. Como cuando le llevé a vacunar. ¿Le gustó? No. Pero le va bien. El adulto tiene un criterio, unas formas y una actitud que conforman su auctóritas. Eso es lo que hay que recuperar.

¿Quiere decir que el criterio del padre debe imponerse siempre al del hijo?

No. Quiero decir que el padre tiene su criterio, lo expone y abre el debate. Quiero decir que hay que educar a los hijos en la duda, en la incertidumbre, en el cuestionamiento de las verdades que hasta hace un tiempo se tomaban por absolutas. Hay que educar a los hijos en la frustración, por supuesto.

¿Dónde queda entonces la tendencia de educación para el éxito que está tan de moda?

Lo primero que hay que preguntarse es qué es el éxito. Yo creo que el éxito es decir “mereció la pena” en el momento en que vas a morir y miras hacia atrás, hacia lo que has hecho en la vida. El problema es que muchos padres tienen otro concepto de éxito, un concepto encontrado con el de la frustración. Hay muchos padres que quieren ganarse el afecto de sus hijos y terminan siendo chantajeados por ellos. Sin embargo, yo defiendo que un padre tiene perfecto derecho a llegar a casa un día y pedirle a su hijo que le traiga las zapatillas. Y eso no significa que le esté tratando como a un esclavo. Un padre tiene que decirle a un niño que, de los cinco euros que le dan de paga a la semana, cuántos quiere dedicar a otros niños que no tienen lo que él sí disfruta. Y el niño dirá: ninguno. Vale, pero, el padre le estará dando la opción de ser generoso. Yo creo que a un niño hay que llevarle al hospital a ver a un familiar enfermo, o a visitar a la abuela con Alzheimer. Todo esto es educar en el éxito, educar en el tú, no en el yo. Esto es decirle a un hijo, tú eres importante, pero todo lo demás también. Con este tipo de educación se consiguen grandes avances sociales.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, cuando un niño observa en su clase un maltrato, ¿cómo reacciona? Si está recibiendo una educación basada en el yo, seguramente permanecerá ajeno a la situación de maltrato, indiferente. Sin embargo, un niño educado en el tú se sentirá cómplice del maltrato si no interviene para detenerlo, porque le importará lo que le está ocurriendo al niño maltratado.

¿Es partidario de castigar a los niños como parte de su educación?

Yo lo llamo sanciones y sí, por supuesto, la sanción es parte de la educación. Las normas sociales tienen un componente pedagógico. En este país, sin embargo, tenemos miedo a establecer normas de autoridad porque venimos de años de imposición y de autoritarismo. Pero yo creo que tenemos que quitarnos de encima esos complejos. Hay que enseñar el respeto a las normas desde la autóritas: yo no puedo decirle a un chaval que no haga botellón mientras voy puesto de coca, no puedo decirle que no robe si yo soy un corrupto. Hay que saber respetar la autoridad, sin duda. Y esto no significa que los chicos tengan que aprender a respetar al jefe porque es jefe. Al revés, tienen que aprender a respetar a quien merece ese respeto. Yo tuve chicos en la Fiscalía que me decían “yo creo que a mis padres no les importo nada, porque nunca me riñen, haga lo que haga”. Eso sí es el problema. Los hijos, aunque lo nieguen y se enfrenten a ello, necesitan que el adulto les ponga los límites y las normas. La idea del prohibido prohibir de mayo del 68 no funciona. Hay que inculcar normas, y eso no significa que no se eduque a los hijos en libertad y en autonomía.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/navarra/violencia-genero-opinion-diagnostico-educacion-menores_0_520748229.html

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