México: Masculinidad hegemónica, presente al abordar la pandemia, señalan especialistas

Por: Valentina González

 

La masculinidad hegemónica es aquella en la que se sostienen las desigualdades y las violencias de género. La que impera en la actualidad es originada por el sistema patriarcal, un ordenamiento social en el que cada quien tiene su nicho de rol, explicó Yair Maldonado, coordinador de Posicionamiento Público de Gendes (Género y Desarrollo A.C.).

Durante el diálogo Masculinidad & Relaciones Internacionales, organizado por el estudiantado del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana, el especialista dijo que el mejor ejemplo de esta masculinidad son los discursos que legitimaron  la forma de abordar la pandemia en distintos países. Y también se observó en los tipos de liderazgo ejercidos y la manera en la que se abordó la emergencia sanitaria de forma diferenciada.

“Se reconoció mucho la forma en la que se logró controlar o contener la situación en países como Nueva Zelanda, Taiwán, Finlandia… mientras que se castigó el liderazgo de Estados Unidos, con Donald Trump al frente, así como de Brasil. Estos tipos de liderazgo y narrativa parten desde estas identidades fraguadas en la masculinidad hegemónica”, dijo.

Yair Maldonado recordó que el concepto, las teorías y el enfoque de las masculinidades nace a partir de los estudios de género y feminismo. Mientras que en las masculinidades se reconoce el rol que tienen los hombres en lo individual y como género en la lucha por la igualdad sustantiva.

“Hablar de masculinidades es un espacio del que tenemos que apropiarnos los hombres para comprometernos en el discurso y práctica de dolencias y culpas dentro de esta desigualdad y discriminación que existe. Si bien los espacios de feminismo son para las mujeres, la responsabilidad es retomar esos aprendizajes y llevarlos a los espacios de masculinidades o masculinizados”, agregó.

De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, el concepto de masculinidad hegemónica se empezó a utilizar en 1985. Se presenta cuando un modelo de comportamiento masculino logra imponerse, originando una situación de desigualdad. Asimismo, al reproducir modelos donde hombres violentos se vuelven atractivos.

En ese sentido, Rafael Barceló Durazo, cónsul de México en Tucson, Arizona, recordó que las mujeres siempre han participado en la diplomacia, el problema es que se les marginaba.

Afirmó que el cambio generacional ha permitido crear áreas “como las unidades de género, así como la red de enlaces de género que existen por cada representación. Esto ha abierto el debate y las denuncias por acoso sexual, así como el lenguaje inclusivo”, añadió.

Fuente: IBERO

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Ecomasculinidades alternativas al patriarcado extractivista

Por: Andrés Kogan Valderrama

A propósito de una nueva conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora, el 8 de marzo, se intentará realizar un repaso de como se ha construido una masculinidad hegemónica en todo el planeta, la cual ha sido heredera de un sistema patriarcal, nacido en Mesopotamia hace 10.000 años, que con la irrupción del capitalismo histórico ha colonizado globalmente la sexualidad humana y la manera cómo nos relacionamos con los territorios.

Es así como distintas investigadoras feministas han situado al periodo neolítico como el comienzo de un sistema patriarcal, que construyó una idea binaria de género (hombre-mujer), la cual ha sostenido por siglos unos roles específicos, que responden a la aparición de la agricultura y ganadería, que revolucionó completamente el modo como convivimos en el planeta, ya que al buscar controlar los ciclos, nos comenzamos a separar cada vez más de él. Esto a diferencia del periodo paleolítico anterior, en donde los seres humanos al ser nómades, nos relacionábamos de manera más dinámica e interdependiente con los ecosistemas.

No es casualidad entonces, que a partir de estos roles de género construidos con la aparición de la agricultura y ganadería, la mujer haya quedado reducida a una idea de naturaleza dominable, mientras que el hombre a una idea de cultura dominante, en donde la violencia física y sexual fueron las primeras formas de sometimiento hacia las mujeres. Es por esto que la prostitución aparece en aquel período de tiempo, ya que necesitó de una ontología binaria para sostenerse y justificarse históricamente. En consecuencia, el androcentrismo y el antropocentrismo aparecieron juntos en el periodo neolítico.

Es desde ahí en adelante, que el cuerpo de la mujer pasó a ser considerado un lugar en donde el hombre podía controlar y apropiárselo, así como con la naturaleza a través de la agricultura, pero también domesticarlo, como lo ha hecho con la ganadería, animalizando de esa manera lo femenino. Es decir, el cuerpo de la mujer pasó a ser un recurso natural a poseer y para satisfacer las necesidades de un hombre que poco a poco se fue apropiando de lo común.

A su vez, a partir de ahí se fue constituyendo una masculinidad hegemónica, la cual con el racionalismo griego, se fortaleció con la aparición de un nuevo binarismo, razón-emoción, heredero de la separación cultura-naturaleza, en donde el hombre tendría el privilegio de razonar, mientras que la mujer no. En otras palabras, el hombre pasó a tener el monopolio de la reflexión y la posibilidad de discusión en el ámbito público, en donde se tomaban las decisiones de la polis, siendo un espacio privilegiado solo para ellos.

Posteriormente, con la aparición de las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo), la mujer pasó a inferiorizarse desde un punto de vista teológico, en donde Dios tomó la forma masculina hegemónica, así como también sus propios profetas (Moisés, Juan el Bautista y Mahoma). De ahí que por ejemplo con la formación de la cristiandad, se termina por reforzar más aún el sistema patriarcal, a través de un relato bíblico en donde la dicotomía alma-cuerpo volvió a profundizar la lógica binaria proveniente de Mesopotamia y Grecia.

No obstante, no sería hasta la invención de América en 1492, que el patriarcado se globaliza definitivamente, al insertarse en un nuevo sistema mundo moderno colonial capitalista, en donde los procesos de racialización y mercantilización del cuerpo de la mujer fueron claves para inferiorizar a millones de mujeres negras, indígenas, despojando a millones de ellas de sus territorios. Esto luego de la denominada caza de brujas, que significó también un genocidio intraeuropeo a miles de mujeres.

Es así como el patriarcado junto al extractivismo van entrelazados, ya que el cuerpo de la mujer es visto de la misma forma que los bosques, montañas, ríos, mares, al ser todo parte de la naturaleza, por lo que al hombre le da derecho conquistar y explotar sin ningún tipo de límite alguno, en nombre de categorías históricamente androcéntricas y eurocéntricas, como lo son el progreso, el desarrollo, la democracia, la revolución, etc.

Unas categorías que han colonizado incluso a muchos feminismos, los cuales siguen poniendo al movimiento feminista europeo como el más avanzado en la lucha contra el patriarcado, siendo que existen muchos otros tipos de feminismo invisibilizados, provenientes desde el sur global, los cuales entrelazan el patriarcado con el racismo y el antropocentrismo.

No es casualidad entonces que desde estos feminismos coloniales, se sostenga la idea del 8 de marzo como día internacional de la mujer a nivel universal, siendo que si bien responde a una experiencia trágica de muerte de 140 mujeres trabajadoras calcinadas en una fábrica textil en Estados Unidos, deja de lado otras experiencias de lucha fuera de occidente.

Ante este escenario, que los feminismos territoriales, ya sea decoloniales, poscoloniales, anticoloniales, anarquistas, comunitarios, ecológicos, tienen mucho que decir al respecto, al plantear todos ellos una defensa de los cuerpos-territorios. Es el caso de grandes pensadoras y luchadoras como Vandana Shiva, Silvia Rivera Cusicanqui, María Lugones, Silvia Federici, Rita Segato, Yuderkys Espinoza, Donna Haraway, Raquel Gutiérrez, Marisol de la Cadena, Isabelle Stengers, María Galindo, Adriana Guzmán, Alicia Moncada, Esther Pineda, Maristella Svampa, Máxima Acuña, Berta Cáceres, Francia Márquez, Yayo Herrero, Esperanza Martínez y tantas otras que han cuestionado el impacto del extractivismo no solo en los ecosistemas sino en los propios cuerpos de las mujeres, frente al patriarcado minero, patriarcado forestal, patriarcado petrolero, patriarcado energético, etc.

Sin embargo, estos feminismos territoriales no han ido acompañados mayormente de planteamientos críticos desde lo que podría llamarse como masculinidades alternativas, las cuales si bien en los últimos 20 años han tenido un fuerte desarrollo en todo el mundo, en tanto crítica a la construcción de una masculinidad hegemónica, dentro de un sistema hetero-patriarcal, no han cuestionado su relación con el antropocentrismo. En consecuencia, pareciera que en el campo de los estudios sobre masculinidades, se han quedado situados mayormente desde miradas de carácter eurocéntricas, las cuales no han permitido entrelazar la construcción del género con la construcción de la naturaleza.

En otras palabras, su crítica a una masculinidad hegemónica, en donde al hombre se le asocia con características como la agresividad, racionalidad, independencia, protección, éxito, virilidad, liderazgo, compañerismo, entretención, en desmedro de una idea de mujer emocional, frívola, manipuladora, sumisa, tierna, empática, intuitiva, sensible, aburrida, no ha ido acompañada con un cuestionamiento a otros procesos cosificantes, como lo son el antropocentrismo y el racismo, los cuales se vienen generando desde hace siglos también. Por consiguiente, el faloceno no se puede entender de manera separada a procesos cómo el antropoceno y capitaloceno, ya que todos ellos se sostienen de manera articulada.

En definitiva, se hace necesario generar eco-masculinidades alternativas que no solo cuestionen la violencia del género existente, sino también a un proceso patriarcal extractivista en curso No por nada las principales defensoras de los territorios son en la actualidad mujeres y no hombres, muchas de ellas asesinadas, por lo que la despatriarcalización en estos tiempos más que una opción se vuelve una necesidad para preservar la vida entre todas y todos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=265381

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Deconstruir y cambiar la masculinidad hegemónica en el sistema educativo

España / 7 de abril de 2019 / Autor: Enrique Díez Gutiérrez / Fuente: Revista con la A

El arquetipo tradicional de la virilidad, lejos de estar en declive, sigue constituyendo aún el referente dominante del aprendizaje social de la masculinidad de los chicos en las escuelas y está en el origen de buena parte de los episodios de violencia escolar

Pese a algunos cambios y a la emergencia de identidades masculinas alternativas a la masculinidad hegemónica, el arquetipo tradicional de la virilidad, lejos de estar en declive, sigue constituyendo aún el referente dominante del aprendizaje social de la masculinidad de los chicos en las escuelas y está en el origen de buena parte de los episodios de violencia escolar.

Sus variables principales siguen inspirando la conducta de las nuevas generaciones: el uso de la fuerza corporal física, el desapego académico, la ausencia emocional y la «obligatoriedad heterosexual» como aspecto central en la configuración de la personalidad, así como el afán de control y la competitividad. Estas constantes se ven reforzadas por un contexto escolar que sigue menospreciando la cultura y el saber de las mujeres en sus contenidos escolares, en el uso del lenguaje y en su concepción de los espacios y los estilos de relación y de convivencia.

«Los referentes adultos en los puestos de responsabilidad en las escuelas siguen reproduciendo estereotipos de género en el poder»

A esto hay que añadir que, con frecuencia, los referentes adultos en los puestos de responsabilidad en las escuelas, especialmente los equipos de dirección, siguen reproduciendo estereotipos de género en el poder, donde los puestos de mando bajos e intermedios son ocupados por las mujeres, en una profesión altamente feminizada, y los altos, por los hombres. Además, el profesorado sigue siendo formado en una visión androcéntrica como supuestamente neutra y en el uso sexista del lenguaje que mantiene la invisibilidad, exclusión, subordinación y desvalorización hacia las mujeres.

«Uno de los retos de la educación para la igualdad en la escuela se sitúa ya no solo en la superación de los arquetipos impuestos femeninos, sino también en la superación de los arquetipos y estereotipos masculinos»

Así pues, uno de los retos de la educación para la igualdad en la escuela se sitúa ya no solo en la superación de los arquetipos impuestos femeninos, en lo que se ha producido algunos avances, sino también en la superación de los arquetipos y estereotipos masculinos. Algo que no está siendo abordado suficientemente en el sistema educativo.

Esto supone un proceso de desaprendizaje de la cultura ligada a la masculinidad tradicional hegemónica, avanzando en una ética del cuidado compartido, de la educación emocional y contra la violencia de género, en un proceso en que todos y todas ganamos.

El modelo de masculinidad que debemos enseñar en la escuela, y del que debemos dar ejemplo desde la comunidad educativa, es el hombre que precisa aumentar sus conocimientos, habilidades y destrezas para configurase como persona autónoma que puede encargarse de la intendencia doméstica y del cuidado de las personas, que defiende que el modelo más justo de unidad de convivencia no es el de ayudar, sino la corresponsabilidad doméstica. Para lo cual es necesario introducir esos aprendizajes y contenidos en el curriculum escolar, no como una asignatura de segundo orden, sino como un contenido potente y relevante que sea funcional y significativo en el proceso educativo.

«Educar en la expresión de los sentimientos y afectos en el contexto de otras maneras de amar»

Educar en la expresión de los sentimientos y afectos en el contexto de otras maneras de amar. Construir un escenario escolar cotidiano en el que sea posible, a través de una adecuada educación sentimental, que alumnos y alumnas construyan sus diferentes identidades sexuales y culturales, sin exclusiones y sin privilegios, sin acosos y en oposición a cualquier tipo de violencia simbólica, psicológica y física. Deconstruir en el plano emocional la asociación de los supuestos “valores femeninos” a la debilidad y la sumisión, y los “valores masculinos” a la fuerza, el control, la dureza emocional o el uso de la violencia.

Proporcionar experiencias suficientes de interacción entre alumnos y alumnas, desde un estatus de igualdad. Experiencias en las que cooperen para conseguir objetivos compartidos y aprendan a superar de forma positiva y educativa los conflictos que en dicho proceso surgen. Diseñar y ofrecer espacios de igualdad en los centros escolares, como los patios coeducativos, que combatan la ‘dictadura’ de la pelota que invade la mayor parte del espacio y arrincona a las chicas, limitándolas a un papel secundario, introduciendo juegos inclusivos e igualitarios.

Debemos introducirlo en todas y cada una de las materias, en todos y cada uno de los espacios y tiempos escolares. Desde analizar textos feministas en literatura, hasta deconstruir la historia y analizarla desde la perspectiva de género; desde enseñar a detectar y corregir estereotipos sexistas en lengua, hasta cuidar el uso de un lenguaje no sexista. Desde visibilizar el trabajo y el conocimiento generado por las mujeres en matemáticas, filosofía o ciencias, hasta proponer modelos de hombres que se alejen de figuras heroicas circunscritas a contextos violentos. Desde introducir música o arte creado por mujeres, hasta repensar los modelos competitivos de educación física e introducir actividades corporales que valoren la expresión de emociones y sentimientos.

Arconada (2008) propone un decálogo educativo de centro para educar alumnado igualitario que pasa por reconocer que el derecho a una experiencia escolar sin violencia de género y una política de tolerancia cero ante los actos de violencia sexista en el medio escolar forma parte de los Derechos Humanos; por desarrollar un proyecto educativo que fomente la autoestima femenina y su capacidad para construir parejas en igualdad y desde la responsabilidad sobre el propio proyecto vital; por difundir nuevos modelos masculinos, no basados en los privilegios contra las mujeres; por repensar los modelos de atractivo y de enamoramiento y por favorecer la implicación masculina contra la violencia de género; por aprender una conducta antisexista.

«El modelo de masculinidad no dominante, implica perder poder y privilegios para los hombres también en la escuela»

Evidentemente, no podemos dejar de olvidar que este modelo de masculinidad no dominante, implica perder poder y privilegios para los hombres también en la escuela. Algo imprescindible si queremos construir una sociedad en igualdad, como mejor garantía frente a cualquier atisbo de violencia de género, ante la que los alumnos (y profesores) deben posicionarse explícitamente.

Por supuesto, este tipo de cambios cognitivos, emocionales y actitudinales que se necesitan implican también al profesorado, tanto en la formación inicial y como en la permanente, y a toda la comunidad educativa y social involucrada, puesto que mientras que la educación para la igualdad no sea un reto social y colectivo, la labor de la escuela en este sentido sólo se podrá limitar a una labor poco más que testimonial, aunque sea por supuesto crucial.

 

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

ARCONADA, M.A. (2008). “Prevenir la violencia de género: El reto de Educar alumnos igualitarios”. Padres y Maestros, 316, 9-14.

 

Fuente del Artículo:

Deconstruir y cambiar la masculinidad hegemónica en el sistema educativo

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 7 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

7 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 7 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Paraguay: estudiantes secundarios protestan contra el ministro de educación por falta de docentes

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305405

01:00:00 – Claudio Naranjo: “Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305247

02:00:00 – Brasil: Ministro de Educación anuncia que los libros escolares dirán que no hubo golpe de Estado en 1964

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305647

03:00:00 – Deconstruir y cambiar la masculinidad hegemónica en el sistema educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305742

04:00:00 – América Latina: 60% de las universidades de la región no cuenta con protocolo contra la violencia sexual

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305656

05:00:00 – Video: Entrevista a Manuel Gil Antón en México Social – La reforma educativa (26/03/2019)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305652

06:00:00 – Libro: Cine y Educación (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305253

07:00:00 – Una sinfonía inconclusa llamada «Educación»

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305749

08:00:00 – Maestros de maestros: John Dewey (1859-1952) -PDF-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305730

09:00:00 – Presentación del libro Cine y educación (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305760

10:00:00 – Revista Latinoamericana de Estudios Educativos: Año 2019 Volumen XLIX No.1

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305755

11:00:00 – ¿Cuándo se torció el Tercero?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305738

12:00:00 – Francesco Tonucci – El lugar de las TIC en la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305763

13:00:00 – 5 libros para entender las pedagogías alternativas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305746

14:00:00 – Docentes puertorriqueños protestarán contra privatización educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305766

15:00:00 – La radio escolar protagonista del #aprendizaje

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305752

16:00:00 – Oxfam denuncia casos de desnutrición crónica en escuelas rurales de Guatemala

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305694

17:00:00 – Programa Educando que es Gerundio: El abandono escolar es mayoritariamente masculino (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305638

18:00:00 – Colombia: ¿Su hijo/a sufre de matoneo escolar? Así se reporta el caso

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305690

19:00:00 – Artículo 3o. Constitucional: El papel del Senado

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20:00:00 – Cinco millones de chilenos no terminaron su educación (2019.04.01) Iquique TV

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305413

21:00:00 – Proyecto Eutopía: «La escuela, como está, no va más. Decidimos transformarla»

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305727

22:00:00 – Honduras: Empleados de educación exigen pagos

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23:00:00 – División de Educación a la Comunidad – La escuela en la pantalla (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305417

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Ulises Padrón Suárez: Necesitamos referentes que contradigan la masculinidad hegemónica

Caribe Insular/Cuba/Red Semlac.-

A menudo, cuando se habla de violencia, emergen vocablos como machismo, sociedad patriarcal, o roles hegemónicamente construidos desde lo femenino o masculino. Pero, ¿qué hay detrás de esos conceptos, cómo nos ayudan a explicar los ciclos de la violencia y la telaraña de la desigualdad?.

“El punto de partida para entender el modo en que se estructura la violencia es desentrañar los imaginarios, esos relatos colectivos, ficciones, narraciones sociales que intentan construir una realidad específica, modelar unos sujetos y crear consensos en relación con una sociedad determinada. Tienen el poder de instituir ideologías y, por consiguiente, de sustentar un modelo social sobre otro”, apunta Ulises Padrón Suárez, fundador y coordinador de la Red de jóvenes por la salud y los derechos sexuales, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

Para el entrevistado, este es el motivo por el cual están en constante cambio y pueden convivir varios imaginarios de una misma institución a la vez, según las diversas cosmovisiones que se sostienen en un contexto histórico.

Sobre esa movilidad, el poder de transformación que emerge de los imaginarios sociales para articular el sentido de trascendencia y la comunidad humana, y su rol en la construcción de la masculinidad hegemónica, SEMlac diálogo con el joven activista, filólogo de formación.

¿Cómo los imaginarios de la masculinidad hegemónica se relacionan con la violencia?

La masculinidad constituye la construcción histórica y social del sujeto en su devenir como hombre. Sucede que, por lo general, este convertirse en hombre se ha configurado de manera negativa, al distinguirse que la masculinidad no se asocia con las mujeres, los ancianos, los niños ni los homosexuales. La masculinidad hegemónica es entonces una compleja red de simbolizaciones, prácticas y negociaciones cuyo rol se constituye en legitimar un único ideal de masculinidad, a través de los imaginarios sociales, e invisibilizar otras posibles masculinidades.

Sus características suelen ser excluyentes, (es decir, se identifica con un hombre blanco, heterosexual, citadino, joven, sano) y allí radica en alto grado la violencia de la cual emana. Debido a que expropia los significados de ser hombre a otras identidades, la masculinidad hegemónica está configurada desde la violencia que se asienta en las estructuras e instituciones, donde encuentra cuerpo precisamente en los imaginarios sociales. Si ha sido tan difícil de destituir es porque sus discursos se han internalizado en los sujetos, ya sea hombres o mujeres.

¿Cuáles son los principales mitos asociados a estas construcciones?

Perviven muchos mitos en torno a la masculinidad hegemónica, pero me interesan esos que aún hoy articulan la violencia que se ejerce y se vive, por la naturalización de prácticas que afectan la salud y no permiten relacionarnos desde los afectos.

Está muy arraigado en nuestra sociedad que el hombre es siempre el proveedor, independientemente de sus capacidades e intereses. También que debe responder sexualmente en todo momento y ha de ser en sí mismo violento, agresivo. Estos mitos contribuyen a perpetuar un modelo desigual de relación, porque la masculinidad hegemónica no solo la construyen los hombres en su proceso, sino que la configuran, además, el resto de las identidades.

Desafortunadamente, existe cierta complicidad, por ejemplo, cuando las madres les dicen a los niños que “los hombres no lloran”, “que si te dan, tú das”. Cuando dicen: “mi hijo es varón, allá las madres de las chiquitas y sus barrigas”. Ello ilustra algunas de las situaciones comunes en que esa complicidad con la masculinidad hegemónica intenta perpetuar las desigualdades sociales entre hombres y mujeres.

¿Tienen los jóvenes cubanos de hoy herramientas para desmontar esos mitos?

La juventud cubana resulta muy heterogénea. Tal es así que no se pudiera dar una respuesta unívoca a un fenómeno social como es la violencia, para su erradicación en el país. Sin embargo, muchas pueden ser las propuestas. Lo importante es que se desmonte ese modelo tradicional de masculinidad que afecta a hombres y mujeres y no permite reconocer y visibilizar otras identidades no heteronormativas.

El problema radica en desde dónde ponemos la mirada: si lo hacemos desde el sistema educativo podría decirse que sí. No obstante, la gestión de la enseñanza sigue siendo heteronormativa, bancaria, sexista, donde no se privilegian los temas relacionados con el género, la educación sexual, los derechos humanos. Eso provoca que se perpetúen prácticas violentas que en la sociedad están legitimadas, porque no existen referentes que contradigan esos elementos.

Por otra parte, existen instituciones y organizaciones que se esfuerzan por subvertir el modelo hegemónico. Por solo mencionar algunas, tenemos al Cenesex y su línea de investigación sobre masculinidades, la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM y sus aportes en el terreno histórico para entender los orígenes de estas construcciones; el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR) y sus diversas campañas por la no violencia contra las mujeres y las niñas, entre otros expertos e instituciones que generan ciencia desde esa perspectiva. Sin embargo, no siempre están disponibles para los jóvenes y mucho menos les hablan desde sus lenguajes. Hoy ello constituye un desafío.

¿Al interior de las familias, se deconstruyen estos imaginarios?

En la práctica, se naturaliza la violencia en la vida cotidiana y desde allí es muy difícil desmontarla, ya que no siempre viene acompañada de una agresión física. Por tanto, se silencian o invisibilizan otras expresiones como pueden ser la económica, la psicológica, que generan malestares al interior de la casa.

Para revertir todo esto se precisa reconocer que se vive en un ambiente violento y mover los espacios de poder y privilegios al interior de las familias. También se tiene que pensar en el concepto familia como elemento más plural, de solidaridad y equidad, y no donde sus miembros cumplen roles y funciones estrictas.

¿Cómo afecta la masculinidad hegemónica a la comunidad LGBTIQ, teniendo en cuenta que puede ser una poderosa barrera para la inclusión?

Las identidades no heteronormativas suelen vivir en la resistencia, debido a que la heterosexualidad legitima la masculinidad hegemónica. Todo lo que no es heterosexual, pocas veces tiene acceso al poder. En nuestra sociedad es fácil percibirlo ahora en la discusión de la Reforma del Proyecto Constitucional, de los artículos 40 y 68, que inciden directamente en la comunidad LGBTIQ y en la posibilidad de ampliar un grupo de derechos a personas que, históricamente, se les ha negado la posibilidad de ejercer su ciudadanía de manera plena.

El argumento principal esgrimido es que va a desviar, es decir, “homosexualizar” a los más jóvenes y destruir la institución familia; sin pensar en que nuestra sociedad está cambiando y con ella los paradigmas e imaginarios que sustentan los modelos más tradicionales y hegemónicos.

Constituye un reto para la nueva Constitución transformar nuestras instituciones y organizaciones a la luz de la no discriminación por identidad de género. En nuestra sociedad no existe una comprensión cabal de lo que refiere este concepto y, por ejemplo, las personas trans son percibidas de manera despectiva y en muchos casos violenta.

Habrá que deconstruir el sistema educativo en aras de crear espacios sanos para todas las personas. Asimismo, desde nuestro sistema de salud, elaborar protocolos más inclusivos, menos invasivos; en el espacio laboral contribuir a que las personas puedan ejercer sin limitaciones y trabajar con las comunidades para favorecer la inclusión de las personas con identidades no heteronormativas.

A nivel regional, más allá de las leyes que favorecen a la comunidad LGBITQ en países como Argentina, Brasil o Colombia, el mejor exponente de cambio resulta Uruguay, donde han creado políticas públicas que no solo van a la salud y la educación, sino también a ámbitos como la política y la cultura.

Para contrarrestar estas desigualdades es necesario comprender que la inclusión de las personas LGBTIQ es una cuestión global y de corresponsabilidad social. No es decir solamente que tienen el espacio, sino enseñarles a estos grupos históricamente marginados del poder a usarlo en beneficios de la sociedad.

Otro gran desafío para nuestra sociedad es repensar la cuestión racial, al lado de las desigualdades que sufren las identidades LGBTIQ, pues se sabe que no recibe el mismo tratamiento una mujer blanca heterosexual de La Habana, que una guantanamera negra y lesbiana. Hay varios índices de discriminación que limitan la actuación social y el peso histórico de la racialidad no se toma del todo en cuenta.

En la sociedad cubana está anclada la idea de que el racismo es un mal menor, ya que el Estado desde 1959 ha tomado medidas para su erradicación. Sin embargo, su emergencia en momentos de crisis permite ver cuán compleja es esta situación y lo poco resuelta a nivel social y político que se encuentra. Hacen falta acciones afirmativas, pero ante todo reconocer que es una cuestión esencial, que necesita atención desde diversos ámbitos y de manera transversal.

Fuente: http://www.cubainformacion.tv/index.php/genero/79596-necesitamos-referentes-que-contradigan-la-masculinidad-hegemonica

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