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Ser madre en tiempos de pandemia y una propuesta para repensar ese papel Maternidad en cuarentena

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Entrevista a Laura Baptista, ¿cómo vivir la maternidad con la psicología en el mundo del TEA?

Por: SicologiaSinP

Laura Baptista, madre y psicóloga. Un par de tareas que a simple vista pueden parecer sencillas cuando se tienen las habilidades del trato con personas. En contraposición a estas falsas creencias, no siempre se cumple el presupuesto de ser psicóloga en el consultorio y en casa.

Sobre este particular versa la siguiente entrevista. La vida de la madre-psicóloga y todos los retos que enfrentó dentro y fuera de consulta atendiendo a pacientes con Trastorno del Espectro Autista.

A continuación la entrevista

¿Qué significa para la Laura psicóloga clínica y neuropsicóloga el TEA? 

Una condición, de origen multifactorial, que afecta diversas áreas del desarrollo, dificultando la funcionalidad de la persona a nivel social, comunicacional y comportamental.

Entre otras tareas sabemos que realizas un trabajo mancomunado en el tratamiento de personas con autismo. ¿Podrías explicarnos en qué consiste? 

Psicoeducación y sensibilización aplicada a todo el entorno (colegio, trabajo, familia). Este aspecto es muy importante, me resulta la llave principal para obtener una evolución positiva. El conocer la complejidad de esta condición y las diversas formas como puede manifestarse ante tantas posibilidades, nos permite no solo aprender a aceptar como familiares y amigos, las reacciones, pensamientos y actitudes de la persona con TEA, si no que también te da la posibilidad de desarrollar estrategias concretas que le ayuden a minimizar la intensidad del malestar que pueden experimentar ellos en situaciones diversas. Esta parte ayuda a minimizar de igual modo, sobre todo en los familiares, los inevitables sentimientos de culpa y vergüenza que pueden surgir ante la dificultad de no saber lidiar con la condición, por el alto impacto social que aún genera.

Psicoterapia tanto individual como familiar enfocada principalmente en la prevención y abordaje inmediato ante posibles crisis.

El abordaje psicológico forma solo una pequeña parte del gran equipo que debe intervenir en el apoyo a la evolución de esta condición. Me gusta realizar reuniones periódicas con el equipo multidisciplinario que lleva a cabo el seguimiento del caso (neurólogos, nutriólogos, psiquiatras, pedagogos, terapistas de lenguaje, maestros, entre otros, para poder establecer estrategias de abordaje de manera coherente. El TEA no se puede abordar desde una sola causa, ya que es una condición multifactorial.

Neurofeedback, es una terapia complementaria no invasiva que consiste en la estimulación de la plasticidad cerebral, ayudando a regular y prolongar los estados de conciencia; permitiendole hacer mas eficientes sus periodos de atención y disminuir la ansiedad. Al manejar estas dos áreas específicamente, se puede ver una evolución tanto cognitiva como conductual significativa. Por supuesto, no todos los casos pueden utilizar esta herramienta, todo depende del nivel de complejidad de la condición. La edad también es determinativa. No la aplico en niños menores de 6 años.

Llegar a casa luego de una larga y agotadora jornada de trabajo atendiendo a niños con un padecimiento tan particular como el TEA y que tu trabajo no quede ahí en la clínica, sino que tenga continuidad en el hogar. ¿Cuán grande ha sido el reto de ser psicóloga y al mismo tiempo madre de un niño con TEA?

Sin duda este ha sido mi mayor reto…comenzando por aceptar que mi chiquito manejaba esta condición…entender que la vida puede y debe seguir siendo linda para el y que el techo solo lo ponemos nosotros como padres es una tarea difícil. Hay sentimientos muy complejos que se activan en nosotros los padres que nos impiden ver con claridad lo que podemos hacer para apoyarles de manera eficiente. Para mi, entender que yo debo adaptarme a el, mas que el a mi, ha sido de mucha ayuda. Al igual que no tomarme nada de lo que diga o haga personal; como estos chiquitos les cuesta un poquito desarrollar la teoría de la mente, pueden llegar a ser poco empaticos, y esto les lleva a ser extremadamente directos y frontales al expresar su opinión o actuar, haciéndolos parecer indolentes o insensibles… nada puede estar mas lejos de la verdad que esto…y eso toma tiempo entenderlo.

¿Podrías relatarnos brevemente cómo fue el encuentro de tus sentimientos y emociones una vez tu hijo fue diagnosticado con TEA?

Ufff…un mundo de miedo… a pesar de tener toda la teoría clara, me sentí increíblemente perdida…por donde comienzo?…pensé, esto va a ser para toda la vida…no tenía ni idea del hermoso regalo que estaba recibiendo. Él no estaba conmigo en ese momento…iba camino a casa completamente sumergida en dudas y cuestionamientos. Pero cuando llegué a casa y lo vi, todo se me olvidó, y me puse mi mejor sonrisa para iniciar esta gran aventura de aprender a vivir con alguien único y especial. Ya hoy, tenemos casi 9 años… las estereotipias desaparecieron, los tics, las hipersensibilidades son casi nulas, las ideas obsesivas las tomamos con calma, la rigidez del pensamiento la combatimos con anticipación, la ira sigue haciendo de las suyas, pero cada vez duran menos los episodios… mi gordo cuenta chistes, y entiende cuando su mami es sarcástica, tiene amigos, y utilizamos sus “defectos” para reforzar sus “virtudes”. Con el, me quito la camisa de psicólogo y solo me dedico a ser su mamá.

Los niños cuando llegan traen consigo un halo de alegría y energía positiva. ¿De qué manera la psicóloga y madre enfrentó la nueva situación que sobrevino sin ser esperada? ¿Cómo logró Laura (si es que lo logró) separar los roles de psicóloga y madre de un niño con TEA?

Él me lo enseñó… y me lo sigue recordando todos los días… si tuviera que decir en tres palabras las herramientas que mas me han ayudado a lidiar con caer en la sobre protección de ambos roles, escogería “autonomía e independencia”… aprendí a dejar de creer que era yo quien venia a enseñarle cosas, y entendí que era él quien me enseñaría a mí como apoyarle en este camino. No se si esto suene muy ambiguo, pero así tal cual ha sido.

Quizás muchos puedan ver cómo una ventaja el hecho de ser psicóloga para ayudar a su hijo con autismo, más no siempre eso puede ser una herramienta a su favor. ¿Qué hace la madre/psicóloga, cuando en vez de uno tiene dos hijos, uno con TEA y otro sin ninguna condición?

Jaja, en esta casa a todos se nos afloja una tuerca…y nos gusta ser diferentes… favorecemos la diversidad y hemos aprendido a disfrutarla… cuando dejas de juzgar y tratar de ponerle etiquetas a todo, solo te queda disfrutar y contemplar desde el amor. Ojo! con esto no digo que no peleemos o no tengamos diferencias a cada rato…tenemos muchas!, pero aprendimos a aceptar que las diferencias forman parte de nuestra vida y trabajamos con la negociación…buscamos siempre un ganar-ganar.

¿Cuáles han sido las principales experiencias y lecciones aprendidas durante todo este tiempo al lado de tus hijos y pacientes?

Compasión, paciencia, tolerancia, disciplina y amor.

 

Fuente e imagen: https://www.sicologiasinp.com/entrevistas/laura-baptista-como-vivir-la-maternidad-con-la-psicologia-en-el-mundo-del-tea/

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Los “provida” no son promujeres.

Por: Diana Cariboni

 

Las condiciones en que dan a luz las mujeres se deterioran durante la pandemia, violando derechos básicos. Los grupos que se autodenominan “provida” guardan silencio.

Si visitan sitios web y redes sociales de grupos religiosos o ultraconservadores que se proclaman ‘provida’ en América Latina, verán una profusión de imágenes de familias, bebés, niñas y niños, escarpines, cunas y mujeres embarazadas.

Leerán mensajes exaltados en favor de la maternidad y las familias numerosas y en contra de la planificación familiar, los anticonceptivos y —por supuesto— del aborto.

Muchos llevan en sus nombres y eslóganes las palabras “vida” y “familia”.

Por tanto, podríamos suponer que estarían en primera línea defendiendo el derecho de las mujeres a vivir embarazos y partos positivos y felices y denunciando maltratos en el sistema de salud, tipificados incluso en algunas leyes como “violencia obstétrica”. Pero no.

Desde que se declaró en marzo la pandemia de COVID-19, en openDemocracy venimos investigando las condiciones en que las mujeres dan a luz en un mundo con cuarentenas, toques de queda, reorganización hospitalaria y recursos médicos restringidos.

Nuestra investigación comprobó que las cosas están ahora peor para las embarazadas, que ya soportaban riesgos inaceptables y violaciones a sus derechos antes del COVID-19.

En al menos 45 países, las mujeres debieron pasar por situaciones que violan pautas internacionales o leyes nacionales sobre atención de partos. Y las denuncias continúan llegando.

Varios hospitales de América Latina decidieron imponer cesáreas de rutina a todas las mujeres. También se generalizó la prohibición de acompañantes, y recibimos múltiples denuncias de maltrato y falta de información, así como de negación de asistencia a parturientas o a mujeres con emergencias obstétricas que se debatían entre la vida y la muerte.

Las entrevistadas dijeron sentirse “abandonadas”, con una mezcla de “dolor y angustia”, regañadas como niñas, sometidas a procedimientos de los que ni siquiera las informaban o simplemente dejadas sin atención.

Los toques de queda y las restricciones al transporte llevaron a que muchas mujeres perdieran controles de embarazo, tuvieran que caminar largas distancias para llegar a un hospital o incluso se vieran obligadas a partos en casa, no planificados y riesgosos.

“Eso reafirma lo que hemos visto en otros momentos de crisis sanitaria o humanitaria: la salud sexual y reproductiva de las mujeres resulta desatendida por el sistema de salud”, me dijo la ginecóloga ecuatoriana Tatiana Ortiz, que trabaja en hospitales de la ciudad de Guayaquil.

¿Qué han hecho ante esto los “provida”?

Lanzaron una campaña de descrédito contra la Organización Mundial de la Salud (OMS), acusándola de “abortista”, justo cuando Donald Trump decidía desfinanciar al organismo en medio de la pandemia.

La OMS incluyó en los servicios de salud esenciales que no pueden suspenderse en la pandemia “el aborto en todo el alcance que permita la ley”, la provisión de anticonceptivos y la prevención y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, como el VIH.

Pero la OMS también emitió pautas específicas de atención al parto: las mujeres deben ser tratadas con respeto, contar con una compañía de su elección, recibir apoyo para amamantar y tener contacto piel con piel con los recién nacidos, incluso si contrajeron COVID-19.

En cambio, los sectores que se autodenominan “provida” reclamaron y celebraron que se cerraran o suspendieran servicios de salud sexual y reproductiva.


En Perú, cuna de la campaña ultraconservadora “Con mis hijos no te metas” (CMHNTM), los medios reportaron reiterados casos de embarazadas rechazadas en hospitales, pariendo en salas de espera o incluso en sus casas.

Christian Rosas, vocero de CMHNTM, se dedicó a reclamar que se reabrieran los templos evangélicos durante la pandemia, pues “la verdadera tragedia es morir sin Cristo… El cristiano no teme morir, no ve con pánico la muerte porque para nosotros morir es ir al cielo”. Perú está entre los nueve países con más cantidad de muertes (más de 27.000).

Rosas, defensor de que niñas de 6 u 8 años den a luz, tampoco alzó la voz sobre la ausencia de atención oportuna y digna para las mujeres en los nacimientos que él y su grupo tanto reclaman.

En México, el Frente Nacional por la Vida y la Familia se dedicó a hacer campaña contra un fallo que podría haber obligado al estado de Veracruz a legalizar el aborto.

Pero guardó silencio sobre miles de mexicanas que se quedaron sin controles prenatales e incluso sin lugar donde parir en medio de la reorganización hospitalaria por el coronavirus.

México es el segundo país de la región con más muertes maternas por COVID-19 después de Brasil. Desde mediados de julio, el coronavirus es la principal causa de mortalidad materna entre las mujeres mexicanas. Para el 17 de agosto constituía el 20,6%, con 112 decesos, según cifras oficiales.

Antes de la pandemia, dos mujeres por día morían en México por causas prevenibles en el embarazo, parto o posparto, según el Informe de GIRE Justicia Reproductiva publicado en 2018. Mientras, más de 33% de las mujeres embarazadas denunciaban violencia obstétrica, según una encuesta nacional.

Brasil concentra 77% de las muertes maternas por coronavirus en todo el mundo, según los casos registrados desde inicios de la pandemia hasta el 18 de junio, indicó un estudio publicado en el International Journal of Gynecology and Obstetrics.

Pero en Brasil, los grupos “provida” están afanosamente luchando por otras “causas”.

Por ejemplo, obstaculizar el aborto legal de una niña de 10 años, violada desde los 6 por su tío.

La antiabortista Sara Giromini, que se cambió el nombre a Sara Winter en homenaje a una agente nazi y está presa por su papel en una red de desinformación y por presuntamente liderar una milicia armada, divulgó en Instagram, Twitter y YouTube el nombre de la niña y los datos del hospital donde se llevó a cabo el procedimiento el 16 de agosto.

También convocó a un grupo de fanáticos que intentaron asaltar el lugar para impedir el aborto.

La ministra de la Mujer, Damares Alves, envió un equipo a la casa de la niña para convencer a la familia de que no abortara. A inicios de julio, Alves anunció en la Cámara de Representantes que estaba organizando un frente parlamentario latinoamericano “por la vida” y para combatir el aborto.

Ni la ministra ni Sara Winter ni los muchos grupos antiabortistas de Brasil se pronunciaron sobre los problemas que enfrentan las parturientas en el segundo país con más casos de coronavirus en el mundo y que hace varias semanas sobrepasó los 100.000 muertos.

Con la pandemia, en Venezuela se agravó el fenómeno del “ruleteo” (que un paciente grave recorra hospital tras hospital sin lograr atención hasta que muere).

“El médico me revisó la barriga y me dijo ‘tu bebé está muerto; aquí no te podemos atender’”, le contó a nuestra reportera una mujer rechazada en la emergencia de una maternidad de Caracas que no tenía banco de sangre ni agua corriente y casi ninguna sala quirúrgica operativa.

La mujer con 31 semanas de embarazo debió esperar casi medio día, buena parte sentada en una silla de plástico a la entrada del hospital, hasta que fue transferida a otro centro donde su bebé nació muerto, le practicaron una histerectomía sin su consentimiento.

Decenas de grupos de derechos humanos, médicos y personalidades venezolanas e internacionales expresaron el 19 de agosto “nuestro más contundente rechazo y preocupación extrema por reportes de distintas fuentes que señalan casos de mujeres embarazadas bajo sospecha de la COVID19 a quienes se les ha negado atención oportuna, o que han sido sometidas a situaciones irregulares que comprometen su salud y sus vidas”.

Nada de esto parece conmover a los sectores que promueven la maternidad como fachada de una agenda que busca recortar derechos duramente ganados por las mujeres.

Ser provida implica defender que las mujeres podamos parir con felicidad, cuándo y cómo queramos. No es lo que ellos defienden.

Fuente e imagen: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2020/09/03/los-provida-no-son-promujeres/

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12 errores que ningún padre o madre debería cometer

Por: Sonia López Iglesias

Acompañar, cuidar y educar a nuestros hijos es una tarea ardua, llena de obstáculos y contratiempos, pero a la vez emocionante y extraordinaria

Acompañar, cuidar y educar a nuestros hijos es una tarea ardua, llena de obstáculos y contratiempos, pero a la vez emocionante y extraordinaria. Se aprende a ser mamá o papá a la vez que nuestros hijos aprenden a ser hijos. Así que seamos pacientes, ajustemos nuestras expectativas y seamos capaces de disfrutar del mejor oficio del mundo.

– ¿Quién te ha enseñado a ser mamá?

– Aprendo el oficio a la vez que tú te haces mayor.

– ¿Y cómo sabes lo que tienes que hacer?

– Me dejo guiar por mi intuición y aceptando que cada error es mi mejor maestro.

Sin duda se aprende haciendo, recorriendo el camino, admitiendo los baches y disfrutando de cada buen momento. Ser papá o mamá es una carrera de fondo, un camino lleno de lecciones de vida, donde los objetivos se logran a largo plazo con grandes dosis de serenidad y confianza. Un trayecto en el que no existen atajos, fórmulas mágicas o métodos que nos aseguren el éxito.

Un oficio maravilloso que te cambia de forma radical la vida desde que empiezas a ejercerlo, que te hace desaprender a diario. Que te regala a diario primeras veces, cariño a raudales, amor sin condición.

Una ruta compartida para siempre que, en ocasiones, te hace sentir frágil y agotada pero que a la vez es capaz de conseguir tu mejor versión. Donde las críticas u opiniones de los demás te hacen sentir vulnerable y las dificultades que aparecen a lo largo de las diferentes etapas te colman de inseguridades, complejos o culpas en búsqueda de una perfección errónea.

Un itinerario que te brinda la ocasión de aprender a confiar en la intuición, a aceptar que se aprende mucho más del error que de los aciertos, a entender que tienes derecho a la duda, a expresar cómo te sientes.

Más de 15 años ejerciendo la maternidad me han enseñado la necesidad de encontrar un equilibrio entre mi vida y las de mis hijos, a saber cuidarme para poder acompañar con calma, a gozar de cada pequeño momento aunque no tenga siempre la solución a una duda o dificultad.

Ojalá que a todas las mamás y papás antes de ejercer el oficio nos explicasen algunos de los errores que no deberíamos cometer.

1. Creer que educar consiste en enseñar o adoctrinar. La educación debería centrarse en despertar, en contagiar las ganas de aprender, de descubrir, investigar o crear.

2. Amar al hijo que queremos y no al que tenemos. En ocasiones nuestras expectativas no se ajustan a la realidad y ahogan a nuestros pequeños, aceptémosles tal y como son. No proyectemos nuestras frustraciones en ellos.

3. Creer que en la educación existen atajos. El arte de educar no contiene métodos mágicos que nos digan lo que debemos o no hacer. Así que tocará ser pacientes, estar presentes, establecer objetivos a largo tiempo, aprender de la experiencia y del ensayo y error.

4. Allanar el camino para evitar que sufran o se equivoquen. Evitemos la sobreprotección y asumamos que la adversidad forma parte de sus vidas. Evitemos hacerles dependientes, inseguros y sin una buena tolerancia a la frustración. Dejémosles caer, probar, errar y volver a empezar.

5. Olvidar lo maravilloso que es ser un niño privándoles del tiempo para realizar la actividad más importante para su desarrollo que es la de jugar. No abarrotemos sus agendas y permitámosles el aburrimiento, el mejor aliado de la creatividad.

6. Ignorar o minimizar los sentimientos de nuestros pequeños. La educación emocional debe ser la columna vertebral de nuestra educación. Enseñemos a ponerle nombre a aquello que les pasa, a expresar las dudas o miedos, a compartir lo que les hace vibrar, a conectar con las emociones sin temor a sentir.

7. Oír sin escuchar, utilizando un código distinto. El diálogo debe ser un pilar en la educación con nuestros hijos. Aprendamos a conversar con ganas de entendernos, a darle valor a nuestras palabras, a escuchar de forma empática, a respetar su forma de pensar o hacer.

8. Actuar en función de nuestro estado de ánimo. Las normas deben ser siempre las mismas independientemente del día que hayamos tenido. Actuemos siempre de igual forma controlando el humor provocado por el cansancio o el estrés. Evitemos la disparidad entre papá y mamá, trabajemos en equipo.

9. Educar sin límites y responsabilidades. Si nuestros hijos crecen sin normas claras serán niños con dificultades para vivir en sociedad. Enseñémosles que deben o no hacer, hagámosles responsables de sus decisiones, motivémosles a asumir riesgos y a asumir las consecuencias de sus actos.

10. Comparar constantemente a nuestros hijos con el resto de hermanos u otros niños solo puede provocar celos, envidias y baja autoestima. Cada niño merece ser educado de forma personalizada porque es único e irrepetible, dando respuesta a sus necesidades, haciéndole sentir único, creyendo en él.

11. Hablar y actuar con poca coherencia. El ejemplo es el lenguaje más persuasivo y por eso debemos ser consecuentes entre lo que hacemos y decimos. Un mal ejemplo llenará nuestra educación de incongruencia y decepción.

12. No pedir ayuda cuando lo necesitemos. Compartamos nuestras dudas o miedos con las personas que más queremos y confiamos, busquemos momentos para cultivar nuestras aficiones, cuidémonos para poder acompañar con mucha tranquilidad, sentido común y del humor.

No existe la madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre. Jill Churchill.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/08/03/mamas_papas/1596435439_878472.html

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América Látina y El Caribe: Crecerá “alquiler de vientres” por crisis económica tras Covid-19

América Látina y El Caribe/Autora: Elizabeth Muñoz Vásquez/Fuente: CIMAC Noticias

La directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas para América Látina y El Caribe (CATWLAC por sus siglas en inglés), Teresa Ulloa Ziáurris, advirtió que la recesión económica que dejará el COVID-19 podría ser un factor para el incremento de la maternidad o gestación subrogada, pues muchas jóvenes en situación de pobreza, pueden verse captadas en esta forma de explotación.

Durante su participación en el conversatorio “La Trata de Personas en México en tiempos de pandemia” que organizó la “Red Rahamim México” y “Talitha Kum”, realizado a propósito del Día Mundial contra la trata de personas que se conmemoró el pasado 31 de julio, la defensora lamentó la normalización de la práctica de los vientres de alquiler y la indiferencia de las autoridades. “Esta acción es conocida como maternidad o gestación subrogada, por la que una mujer gesta un hijo para su pareja u otra persona a cambio de un pago, para sí, o para una tercera persona que explota a la mujer”, explicó.

Ulloa Ziáurriz, calificó como “preocupante” la cantidad de solicitudes de iniciativas de ley que existen en el Congreso de la Unión y en el de la CDMX para legalizar el alquiler de vientres, pues de avanzar, dijo, iniciaría una promoción de “turismo reproductivo”, y ejemplificó que en España circuló un artículo que señala a México, después de Ucrania, como el nuevo destino de los vientres de alquiler.

Remarcó la inacción de las autoridades ante la maternidad subrogada ya que hasta en redes sociales se promueve, y recordó que el mes pasado en Twitter, una empresa ofrecía opciones de gestación subrogada en Cancún.

“Mientras inicias tu proceso puedes relajarte en este hermoso lugar con clima tropical”, señalaba el anuncio, y detalló que cuando se metió a la cuenta decía que era de Sinaloa, estado donde al igual que Tabasco, la gestación subrogada es legal, solo que en Tabasco hicieron una modificación a la ley especificando que las parejas extranjeras no podían contratar “los servicios”.

Es preocupante, insistió, que la práctica del alquiler de vientres crezca tanto en la CDMX como en otras entidades del país, con la recesión económica que nos amenaza en la post pandemia del COVID.

Las autoridades no investigan otros tipos de trata de personas

Por su parte, el coordinador de la “Clínica de Interés Público contra la Trata de Personas” del ITAM, Héctor Salvador, denunció en el mismo conversatorio, la disparidad que existe en las cifras de las víctimas de trata con fines de explotación sexual, y la trata de personas de explotación laboral y explotación biológica (refiriéndose al alquiler de vientres).

Lamentó la falta de investigación proactiva de parte de las instituciones y que en el imaginario colectivo la trata esté asociada solo con prostitución. “Cómo es posible que las autoridades de la Fiscalía General de la República (FGR) y las fiscalías estatales, identifiquen muy pocos casos en México, de trabajos y mendicidad forzada, practicas análogas a la esclavitud, trabajos serviles, explotación laboral a grande escala, en la minería, en la industria agrícola, y ya no digamos con casos de explotación biológica, que son acciones ilegales”.

El especialista explicó que analizando las propias cifras de la FGR, del total de denuncias que se reciben por trata de personas, 15 por ciento llegan esta instancia y el resto es de 9 fiscalías estatales, “ese número me parece elevado en cuanto a la realidad nacional, es decir somos señalados por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, y por el Departamento de Estado de Estados Unidos, como un país, de origen, tránsito y destino, además somos el segundo país a nivel mundial de este fenómeno criminal, y solo en 9 Fiscalías se concentra -de las 32 entidades del país-,  el grueso de trata de personas”, cuestionó.

“Eso no significa que no haya trata de personas, no, eso significa que en el resto, en 23 estados no se está identificando el fenómeno y no está siendo atendido. ¿Qué pasa con esas víctimas? ¿dónde están? ¿quién las atiende? no se sabe. En esas 9 entidades han dado pasos en el combate de este delito, y en las otras entidades teniendo la posibilidad por lo menos estadística de mostrar que existen estas situaciones no lo hacen, por lo tanto son prácticas invisibilizadas desde las instituciones”, concluyó.

Fuete: CIMAC Noticias

Imagen: César Martínez López

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Fotos. Así se ve la maternidad en contextos de crisis humanitaria

Redacción: News

Así es como mujeres que han sido pacientes de Médicos Sin Fronteras, sobreviven a las crisis que se les presentan en la vida diaria.

Quieres ver a mamá, ¿cierto? La quieres abrazar, llenar de besos, de apapachos. Quieres decirle cuánto la amas a través de una canción, de un regalo hecho por tus propias manos, de una carta que sea de tu puño y letra y no enviarle una voice note o verla a través de una vídeollamada, la cual reflejará todavía más la pesadumbre que causa esta contingencia que no te permitirá demostrarle a mamá lo valiente que es.

Este 10 de mayo, queremos reconocer a todas las madres que enfrentan situaciones profundamente críticas como una pandemia, un conflicto armado o un desplazamiento forzado. Cada una de las mujeres que Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende en más de 74 países es reflejo de esas constantes luchas. En sus miradas y testimonios, hay motivos para seguir curando y demandando un mundo más justo e igualitario. Estas historias narran la realidad: mujeres que tienen que caminar kilómetros para llegar a un hospital; mujeres que enfrentan contextos inseguros o confinamientos; mujeres que se ven forzadas a huir con su familia en busca de una vida mejor.

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A través de estas imágenes, te contamos las historias de cada una de estas madres que hoy son motivo de un homenaje hecho por Médicos Sin Fronteras y Cultura Colectiva News.

Mythysse, México.

Fotografía: Arlette Blanco, MSF

El 12 de abril, Mythisse, una migrante obligada a huir de Haití, tuvo a su hijo en una ambulancia de la Cruz Roja, porque el Hospital Materno Infantil en Reynnosa no tenía disponibles médicos debido a la emergencia del COVID-19. Mientras la trasladaban al Hospital General, entró en proceso de parto y dio a luz a un niño sano, que pesó 4 kilogramos.

Después de un mes de emergencia de COVID-19, con la entrada bloqueada a Estados Unidos, y debido a la situación vulnerable de los migrantes atrapados en la frontera norte, especialmente en Matamoros y Reynosa, MSF refuerza sus actividades de promoción de la salud y medicina, en los refugios y dentro del campamento de solicitantes de asilo, mientras la organización prepara su respuesta para atender posibles casos de COVID19 en coordinación con las autoridades locales.

 2

Ruth, México.

Fotografía, Arlette Blanco, MSF

Ruth, madre de cuatro hijos, dejó Honduras en 2018, para escapar de una vida de violencia cotidiana. Su esposo fue secuestrado y liberado. Su familia tuvo que huir porque sus vidas estaban en peligro. Su viaje ha sido muy difícil. Han dormido en la calle y enfrentado asaltos, pero MSF pudo ayudarlos con atención médica y psicológica.

 3

Telha Ahmed, Irak.

Fotografía, Ahmed Kaka, MSF

Firdous Salah, una niña mosulawi de cinco años, tomó por sorpresa a su familia cuando extendió la mano hacia una tetera de agua hirviendo que descansaba sobre un calentador de aceite, y luego la volcó sobre su cuerpo. Su brazo derecho, abdomen y ambos muslos estaban escaldados.

Su abuela, Telha Ahmed, la acompaña mientras su madre está preocupada por cuidar a los hermanos de Firdous en la tienda que se ha convertido en su santuario, a raíz de una guerra devastadora para recuperar las ciudades iraquíes del grupo del Estado Islámico (IS) – una guerra que ha Dejó a muchos ciudadanos varados en campamentos destartalados en todo Irak.

 4

Honduras.

Fotografía, Sergio Ortíz, MSF

Una paciente recibe una sesión de ultrasonido como parte de su control materno en la Clínica Materno Infantil de Choloma, en Honduras. MSF trabaja en Choloma desde 2017, con elevados índices de violencia, en un proyecto que colabora directamente con la Clínica Materno-Infantil de la Secretaría de salud, para brindar atención ginecológica, de salud primaria y salud mental a las mujeres, especialmente a las embarazadas.

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Ana, Honduras.

Fotografía, Sergio Ortíz, MSF

Ana* sale de su habitación después de haber dado a luz a su hijo en la sala de partos de la Clínica Materno Infantil de MSF en Choloma, Honduras. Los equipos de MSF en Choloma brindan servicios de planificación familiar, consultas ante y postnatales, atención de partos, además de ofrecer apoyo psicosocial a las sobrevivientes de la violencia y violencia sexual. En 2019, MSF atendió 686 partos.

 6

Fatmata, Sierra Leona.

Fotografía, Vincenzo Livieri, MSF

Momo, de apenas siete meses, con su madre Fatmata, de 30 años, en la Unidad Pediátrica del Hospital MSF Kenema. Vinieron de Dama, un pueblo distante, a 20 millas del hospital. Fatmata tuvo que pagar 60 mil leones por un viaje en moto para llegar al centro de salud. Cuando llegaron, Momo estaba inconsciente con fiebre alta y escalofríos. Su madre conocía el hospital de MSF después de que los promotores de salud visitaron su aldea. Fatmata espera que su hijo se recupere pronto; le preocupa perder demasiados días de trabajo.

 7

Tiangay, Sierra Leona.

Fotografía, Vincenzo Livieri, MSF

Mussa, de un año, en el Centro Nutricional del Hospital MSF Kenema. Tiangay, su madre no sabe su edad, pero parece muy joven. Llegaron al hospital hace seis días porque Tiangay estaba preocupada de que el bebé había estado vomitando y había tenido diarrea durante los últimos tres días. Mussa pesó solo 6 kilos (el peso mínimo para que un niño de su edad y estatura se considere que sufre de desnutrición es de 7 kilos). Después de dos semanas en el hospital de MSF, su madre se sintió aliviada porque Mussa había comido las dos comidas, un pequeño paso, pero realmente significa mucho: es el comienzo de su recuperación.

 8

Shuvai Munyaratzi, Zimbabwe.

Fotografía, Nyasha Kadandara, MSF

Shuvai Munyaradzi sostiene a su nuevo bebé. Gutu, Zimbabwe, Shuvai vive en la ciudad de Gutu, distrito de Gutu, Zimbabwe. Estaba visitando el Hospital Rural Gutu para recibir otro servicio cuando escuchó sobre el examen cervical. Tras regresar para una consulta VIAC, la enfermera detectó algunas anormalidades en su cuello uterino. La madre de dos hijos estaba preocupada por el resultado, pero con el apoyo y el asesoramiento de su esposo y del personal, se sometió a crioterapia y ahora esta mucho mejor.

 9

Brakhado, Mar Mediterráneo.

Fotografía, Hannah Wallace Bowman, MSF

Brakhado* dio a luz a su hijo de 11 meses, Aeden*, en un centro de detención. Durante sus 3 años en Libia, fue capturada, encarcelada y golpeada de forma rutinaria. Ella fue separada de su esposo, quien fue extorsionado. Trató de cruzar el Mediterráneo varias veces. En su cuarto intento se negó a irse y piensa que fue mejor porque nunca más volvió a saber de aquellos a bordo. Brakhado fue rescatada junto con su esposo y otras 91 personas de un bote de goma en apuros el viernes 24 de enero, justo antes del amanecer. Ella desembarcó en Taranto, Italia, el 29 de enero, junto con 402 personas más.

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Raido, Grecia

Fotografía, Anna Pantelia, MSF

“El hospital me dijo que no tenía atención especializada para mi hijo, Abdul, y que deberíamos ser trasladados a un hospital más grande. Tengo un hijo que está enfermo, está totalmente paralizado, es epiléptico y ni siquiera puede dormir. Hasta ahora nadie ha podido ayudarme. Soy una madre soltera, con otros 3 hijos y estamos atrapados en Lesbos», cuenta Raido de 27 años, proveniente de Somalia. Su esposo murió antes de que ella tomara la decisión de venir a Grecia. Durante los últimos cuatro meses, los médicos de MSF han atendido al menos a 140 niños con casos crónicos y complejos que no tienen acceso a medicamentos ni a la atención especializada que necesitan. Algunos de ellos si no se tratan podrían enfrentar consecuencias de por vida o incluso la muerte».

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Rogelili, República Democrática del Congo

Fotografía, Solen Mourlon

Rogelili con su bebé Asiwife, hospitalizada por desnutrición frente a la unidad del hospital de referencia general del área de Nizi, RDC. Rogelili está en el centro de salud de referencia general del área de Nizi con sus cuatro hijos: Asifiwe, Niakato Gloria, Joel y Dramani. Los cuatro fueron hospitalizados durante una semana porque sufrieron de desnutrición.

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Josée Dfikanza Nyudey, República Democrática del Congo

Fotografía, Alexis Huguet

Josée Ddikanza Nyudey, de 36 años, sostiene a su hija de 6 años, Espérance, en su refugio de paja en el sitio de desplazados internos de Rho, territorio de Djugu, provincia de Ituri, el 10 de noviembre de 2019. Espérance recibió un disparo y resultó herido en un ataque armado en el sitio de desplazados internos, hacia final de septiembre de 2019. «Cuando llegaron los atacantes, gritaron: ‘Verán, hoy los mataremos a todos’. Hubo disparos en todas partes. Espérance comenzó a llorar pero estaba oscuro y no podíamos encender el antorchas. Solo por la mañana vi la sangre en el suelo, la niña había resultado herida», dice Josée.

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Venezuela

Fotografía, Adriana Loureiro Fernández

Una madre cuida a su hijo en el departamento de emergencias del hospital de Tumeremo. Este hospital es uno de los dos grandes hospitales del estado de Bolívar, sin embargo, parte de este no ha funcionado en los últimos años y el personal médico de allí lucha por proporcionar incluso servicios regulares. La crisis económica en Venezuela ha afectado severamente el sistema de salud del país y muchos hospitales, como este, ahora están en muy mal estado. MSF comenzó el apoyo a este hospital en 2020, primero con actividades de agua y saneamiento, electricidad y mantenimiento, así como triaje y emergencias, actualmente ante el COVID-19, trabaja en este mismo hospital brindando atención especializada.

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India

Fotografía, Tadeu Andre, MSF.

Una madre sostiene a su bebé recién nacido nacido el día anterior, durante una visita domiciliaria del equipo de atención posnatal de MSF, como parte de una sesión de acercamiento comunitario que se llevó a cabo en la aldea de Tetrai, Chattisgarh, India. Se realizan visitas como estas para revisar la condición de la madre y del bebé después del parto y garantizar que no haya complicaciones. Además de esto, las enfermeras de atención postnatal ayudan a las madres brindándoles orientación sobre el cuidado de un recién nacido.

Las sesiones de enfoque comunitario se utilizan para educar a las personas, de áreas rurales, sobre las mejores prácticas básicas de salud a través de un promotor de salud, así como para proporcionar atención primaria de salud con los servicios de una enfermera en el lugar.

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Brasil

Fotografía, Mariana Abdalla

Alex es un migrante venezolano de 12 años que vive en el refugio Jardim Floresta en Roraima, norte de Brasil, con su madre, hermanos y sobrinos. Rebeca, la madre de Alex, ha comenzado a producir bolsos de vestir con estampados inspirados en la migración. Allí, tienen acceso a refugio, comida e higiene básica y recreación. «Cuando sea mayor, quiero ver paz y tranquilidad», dice Alex. Muchos niños migrantes en Roraima, como Alex, necesitan apoyo psicológico para hacer frente a los problemas de ser un migrante durante un período ya desafiante de sus vidas. MSF ha estado prestando servicios en el refugio desde noviembre de 2018.

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Foto de portada: Alexis Huguet, MSF.

Fuente: https://news.culturacolectiva.com/especiales/imagenes-de-mamas-en-contextos-de-crisis-humanitaria-medicos-sin-fronteras/

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¿Por qué no hablamos de menopausia en las universidades?

Por: Sofía García-Bullé

Para cualquier institución es más costoso capacitar talento nuevo que ofrecer la flexibilidad que las académicas necesitan para continuar su carrera.

El talento humano es uno de los recursos más importantes de empresas, organizaciones y universidades. Una parte importante de este talento es conformado por mujeres. En Australia, el 54.7 % de los catedráticos o profesores de medio y bajo rango son mujeres, en Canadá es el 41 %, en Europa 41.3 %, y en Estados Unidos 49.7 %. Este número cae drásticamente al avanzar a las posiciones de liderazgo. Solo el 33.9 % de las catedráticas australianas son de nivel sénior; en Canadá solo 28 % son profesoras de alto rango; en el caso de Europa, tan solo el 23.7 % de las mujeres son de grado A y en Estados Unidos, el 34.3 % ocupan posiciones altas en instituciones de enseñanza.

Si hay tantas mujeres en las posiciones medias y bajas de la academia, ¿qué pasa en su camino a los puestos de mayor calibre? ¿Por qué tan pocas llegan? ¿Qué es diferente en sus carreras profesionales en comparación con sus compañeros varones? La respuesta es una carencia que aún en la segunda década del siglo XXI, sigue impactando la carrera profesional de muchas mujeres. Las universidades aún no encuentran la forma de aprovechar al máximo el potencial de las académicas porque todavía no se han integrado eficientemente dos transiciones importantes de las mujeres a la cultura laboral de la academia: la maternidad y la menopausia.

Las mujeres terminan desapareciendo de las universidades cuando es momento de ascender a mejores posiciones laborales porque están ocupadas iniciando una vida familiar o ajustándose a los cambios que implica avanzar una fase en su ciclo biológico. No hay cultura social y laboral que les de un soporte efectivo. Tradicionalmente se ha considerado que cualquier mujer que ambicione tener una familia deberá elegir entre este propósito y su carrera. Hoy sabemos que esta costumbre social impuesta pone a las mujeres profesionales en una desventaja sistemática en comparación con sus homólogos masculinos, pero más que eso, en el caso de las universidades, priva a estas instituciones educativas de al menos la mitad de sus productoras y transmisoras de conocimiento.

No es trato especial, es retención de talento

Uno de los mayores argumentos contra la implementación de políticas más flexibles para periodos de maternidad y paternidad es que estos esfuerzos son leídos como privilegios, como trato especial, una recompensa que beneficia a alguien que pensamos que “no se lo ganó”.

“Las prestaciones de maternidad extendida pueden impulsar la productividad de las mujeres y regresar la inversión al paso del tiempo”.

El primer paso para una mejor retención de talento para aquellas personas que compaginan el trabajo con el cuidado de una familia, (especialmente las mujeres, dado que ellas están más atadas a este rol por estereotipos de género) es dejar de ver la maternidad y la paternidad como un privilegio innecesario y empezar a verlo como parte de un presupuesto operativo. En términos de protección de capital y recursos de cualquier empresa u organización, cuesta más la salida de una persona con las habilidades, capacitación y experiencia para realizar un trabajo.

Esto implica que tendría que abrirse un proceso de contratación desde cero para llenar el puesto, procurar aplicantes, concertar entrevistas, contratar a una persona nueva, capacitarla y esperar a que su experiencia equipare con la persona que dejó el puesto para atender necesidades de maternidad o paternidad. Todo este proceso requiere de más tiempo, trabajo y dinero que simplemente ofrecer facilidades que permitan a los empleados cumplir con sus responsabilidades familiares a la par de las laborales.

Un estudio liderado por Vera Troeger, profesora de economía en la Universidad de Warwick, encontró que las universidades con mejores prestaciones de maternidad estaban mejor calificadas para retener el talento femenino. Gracias a estas políticas, más mujeres permanecían en estas universidades para eventualmente convertirse en profesoras con experiencia, mejorar sus contribuciones y percibir mejor sueldo y prestaciones. “Las prestaciones de maternidad extendida pueden impulsar la productividad de las mujeres y regresar la inversión al paso del tiempo”, explicó Troeger, agregando que estas medidas implican la adición de una fuerza de trabajo que podría aumentar la productividad no solo de empresas y organizaciones, sino de países enteros.

En algunas ocasiones, académicas han hablado de cómo los permisos extendidos de maternidad y el cambio de ritmo al integrar la dimensión familiar con la profesional las hizo tener una mejor experiencia laboral y ayudó a subir su nivel como académicas. Como es el caso de la experiencia personal de una investigadora anónima que relató su experiencia para The Guardian.

Sin embargo, las políticas para permisos de maternidad y las instancias que ayudan a mujeres a integrar su dimensión familiar con la profesional, siguen siendo muy dispares. No hay un consenso que establezca una base de la cual partir para discernir entre las prestaciones mínimas, las promedio y las máximas. Hay universidades que apoyan a sus académicas en este momento de transición y otras que se quedan en los límites legales de lo que tienen que hacer cuando un miembro de la organización empieza una vida familiar. Sin embargo, ya podemos decir que hay una conversación continua para normalizar la búsqueda del equilibrio entre la maternidad y el desarrollo profesional, ya es un tema que existe en el pensamiento colectivo y del cual se habla constantemente. No podemos decir lo mismo de la siguiente transición importante en la vida de toda mujer profesional, la menopausia.

El éxodo femenino profesional

A los 50 años, muchos profesionales ya están ocupando cargos de dirección, son dueños de empresas, decanos, presidentes de universidades… esto si son hombres. De acuerdo al Times Higher Education, de las 200 mejores universidades del mundo, solo el 14% son dirigidas por mujeres.

Lo anterior responde a una serie de problemáticas más complejas, pero dentro de este contexto, una de las principales causas por las que las mujeres no llegan comúnmente a ser decanas o presidentes de instituciones de educación superior es, en primera instancia, esa disrupción en sus carreras cuando inician una vida familiar. Esto reduce significativamente la población de mujeres con la posibilidad de formar una trayectoria profesional que las haga elegibles para un puesto de alto liderazgo. Pero aún las que quedan en ese selecto grupo que pudo continuar avanzando en su carrera tienen que enfrentar una segunda disrupción de la que se habla poco: la menopausia.

“Fue muy diferente de cuando estuve embarazada — durante ese tiempo no pensaba dos veces en confesar falta de concentración y fatiga. Hombres y mujeres reían y se mostraban comprensivos a mis experiencias”.

El cambio en el balance hormonal, y por ende las capacidades físicas de las mujeres, llega antes que en el caso de los hombres. Esto no quiere decir que los académicos varones entre 45 y 55 años no tengan retos relacionados con su salud. Los hombres en ese rango de edad tienen un mayor riesgo de desarrollar hipertensión, problemas de colesterol, complicaciones coronarias, diabetes y cáncer de próstata. Pero en el caso de los hombres, estas cuestiones de salud no son tan visibles en el espacio laboral, y no implican un cambio significativo en la dinámica laboral.

Las áreas de oportunidad que tienen los académicos al pasar al siguiente rango de edad están normalizadas, porque hay muchos de ellos pasando por lo mismo. Por ejemplo, desde el punto de vista de la mayoría social en la academia, es mucho más fácil comprender la necesidad de un catedrático sénior de tomar un tiempo de descanso tras una cirugía ventricular o un tratamiento oncológico, razones por las que se vería prudente que redujera las horas de trabajo. Veríamos normal que su desempeño disminuyera dentro del marco de ese horario reducido.

Pero, ¿pensaríamos lo mismo de una mujer cuyo problema es un desbalance hormonal? La menopausia usualmente viene acompañada de ansiedad, menor capacidad de concentración, bochornos, entre otros síntomas comunes de esta etapa. La menopausia es una condición de salud tan común como las mencionadas anteriormente. Sin embargo, estos síntomas suelen categorizarse como histeria femenina (desbalance hormonal), falta de atención o interés (capacidad de concentración), mal carácter e incapacidad para trabajar en equipo (ansiedad).

Esto pasa porque hablamos mucho de enfermedades cardiacas, hipertensión y niveles de colesterol, pero no hablamos nada sobre el ciclo menstrual, y menos todavía, sobre la menopausia. El tema sigue siendo tan tabú que una buena parte de las personas que escriben o participan en textos que hablan de los efectos de la menopausia en las académicas, sus implicaciones en su vida laboral y la falta de herramientas en las universidades para manejar estas cuestiones, han decidido permanecer anónimas.

Jeneva Patterson, docente sénior en el Centro para el Liderazgo Creativo en Bruselas, Bélgica, es una de las pocas que se atreve a usar su nombre al hablar del tema en foros públicos de nicho para especialistas en educación. En un artículo para el Harvard Business Review, habla de su experiencia personal con la menopausia. “Fue muy diferente de cuando estuve embarazada — durante ese tiempo no pensaba dos veces en confesar falta de concentración y fatiga. Hombres y mujeres reían y se mostraban comprensivos a mis experiencias”. Patterson explica que esta diferencia la orilló a no revelar el motivo real de repetidas llegadas tarde a juntas porque se extraviaba en el camino, asignar dos o hasta tres eventos el mismo día y hora en el calendario, perder vuelos y olvidar lo que algún compañero le decía tan solo unos minutos antes.

El temor de Patterson, compartido por el de todas las mujeres a las que entrevistó para escribir el artículo, viene de esta diferencia que define en su texto. Para las mujeres profesionales no es lo mismo decir que necesitan un cambio de horario y carga de trabajo porque van a ser madres, que cuando lo necesitan porque están entrando en la menopausia. Un estudio auspiciado por el Instituto de Trabajo, Salud y Organizaciones de la Universidad de Nottingham, encontró que existe una alta probabilidad de que la relación de una mujer profesional con su equipo de trabajo se vuelva hostil si revela su condición de menopausia.

En los espacios de trabajo con buenas prácticas laborales, está normalizado ofrecer una estructura que permita a las mujeres, y en el mejor de los casos a los hombres, crear un equilibrio entre las responsabilidades de trabajo y la vida familiar. La menopausia, en cambio, no está normalizada, por lo que los espacios de trabajo aún no cuentan con prácticas de concientización, soporte y empatía que se traduzcan en políticas de apoyo para las profesionales que pasan por este proceso biológico.

“En mi caso tengo solo dos opciones: Aceptar el hecho de que soy tratada como un parásito, esconderme y sentirme agradecida por ser tolerada, o tomar el golpe financiero de un retiro prematuro. Pronto tendré que conformarme con una de estas”.

Las universidades no son la excepción. Una académica que eligió permanecer anónima, aportó al discurso público sobre el tema con un texto para el Times Higher Education. En el texto comparte su experiencia personal sobre cómo la falta de conocimiento y comprensión hacia su condición menopáusica ha provocado conflictos entre ella, su equipo de trabajo y sus superiores. La académica detalla que una de las prácticas más comunes en las organizaciones con mujeres en el rango de edad de menopausia, es sugerirles cambiar su carga de trabajo a medio tiempo o “invitarlas” a retirarse antes de completar los años requeridos para una pensión completa. Ambas opciones generan un fuerte impacto en el presente y futuro financiero de las mujeres profesionales, carga que no es compartida por sus compañeros varones.

“En mi caso tengo solo dos opciones: Aceptar el hecho de que soy tratada como un parásito, esconderme y sentirme agradecida por ser tolerada, o tomar el golpe financiero de un retiro prematuro. Pronto tendré que conformarme con una de estas”. Para la académica, esta situación es tan simple como terminantemente dura. Una mujer menopáusica tiene necesidades especiales, mientras esto no sea reconocido y llevado a la misma normalización de la que hoy en día disfruta la maternidad, va a seguir siendo un tema del que las mujeres se avergüencen, sea mal visto, genere bullying y malas prácticas laborales.

Crear espacios de trabajo que aprovechen el potencial de las mujeres que viven con menopausia empieza por hablar abiertamente sobre el tema. Entre más mujeres lleven el tema a la conversación, más se creará conciencia sobre las necesidades de las mujeres en esta etapa y el predominante sentimiento de vergüenza que las caracteriza irá perdiendo fuerza. Tanto empresas, organizaciones, y universidades, deben estar dispuestas a hacer los cambios necesarios que les permitan a las mujeres permanecer en la fuerza de trabajo, lo cual también es benéfico para sus empleadores quienes no tendrán que perder la inversión en capital humano cuando una mujer con menopausia sale de su puesto.

Espacios de descanso, horarios flexibles, una cultura de trabajo empática y abierta a aprender, es todo lo que se necesita para ofrecer una plataforma de continuidad laboral a las mujeres que experimentan la menopausia. Las universidades, dentro de su rol de productoras de conocimiento y espacios de aprendizaje, tienen una mayor responsabilidad de ofrecer recursos que cimenten la equidad, pero también pueden ser los primeros en beneficiarse de una fuerza de trabajo en la que más de la mitad de su miembros sigue presente y aportando conocimiento después de los 50 años.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/maternidad-menopausia-universidades

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