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Una de cada cuatro mujeres sirias se ha casado siendo niña, el doble que antes de la guerra

Uno de los efectos colaterales de la guerra en Siria ha tenido por protagonistas a las niñas, principales víctimas de un matrimonio temprano que ya afecta al 26 por ciento de las mujeres, el doble que antes de que estallase el conflicto hace ya diez años, según la ONG Plan International.

Siria ocupa el puesto 150 de la lista de 153 que elabora el Informe Global de Brecha de Género 2020 y que analiza los peores países del mundo para ser niña o mujer. La guerra no ha hecho sino exacerbar situaciones de violencia machista, abusos, acoso sexual o matrimonio infantil forzado.

Antes del conflicto, el 13 por ciento de las mujeres sirias contraían matrimonio siendo menores de edad, pero el dato se ha duplicado y asciende incluso hasta el 29 por ciento si se tiene en cuenta únicamente a las refugiadas que viven a día de hoy en Jordania y Líbano, según un estudio de Plan.

También han empeorado los datos de trabajo infantil, al tiempo que han aumentado la cifra de hogares encabezados por mujeres. Un 39 por ciento de las familias de sirias en Jordania están encabezadas por mujeres y los ingresos de estos hogares pueden ser hasta un tercio más bajos que aquellos en los que hay hombres.

La directora general de Plan International España, Concha López, ha lamentado que «el conflicto en Siria sigue marcando la vida de millones de niños, y especialmente niñas y adolescentes, cuya infancia ha sido arrebatada y cuyos derechos continúan vulnerándose de forma constante».

La ONG ha lanzado un «llamamiento urgente» para que tanto las autoridades locales como la comunidad internacional «protejan los derechos de los niños y niñas que viven en Siria y de los que viven en los países vecinos para asegurarles un futuro digno a través de la educación, el trabajo y el acceso a los servicios básicos».

El cierre prolongado de escuelas y el impacto socioeconómico de la pandemia preocupa especialmente, en la medida en que las niñas y adolescentes son quienes corren más riesgo de no volver nunca más a clase. La ONU estima que 2,5 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años no están escolarizados y 1,6 millones corren el riesgo de abandonar la educación.

Plan ha reclamado programas centrados en la atención de niñas, adolescentes y mujeres y que sus voces se escuchen de cara al desarrollo futuro. En este sentido, ha recordado que en las últimas conversaciones de paz organizadas en Ginebra solo el 15 por ciento de los participantes eran mujeres.

https://www.notimerica.com/politica/noticia-siria-cada-cuatro-mujeres-sirias-casado-siendo-nina-doble-antes-guerra-20210311144929.html

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Informe de la ONU: La crisis causada por la COVID-19 en África tiene rostro de mujer

El informe, realizado con datos recogidos en 28 países de estas regiones entre septiembre y diciembre de 2020, revela que, en todos ellos, a excepción de Malaui, las mujeres eran más susceptibles de caer enfermas y menos de tener cobertura médica que los hombres.

Las peores consecuencias de la pandemia tienen rostro de mujer en el este y el sur de África, donde la COVID-19 ha exacerbado las desigualdades de género, según un estudio publicado hoy por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU) y ONU Mujeres.

“Si bien hay impactos socioeconómicos diferenciales ligados a la pandemia para hombres y mujeres -y en algunos casos los hombres se ven más afectados- la evidencia sugiere cada vez más que la COVID-19 ha exacerbado las desigualdades existentes entre ellos”, apuntó la directora de ONU Mujeres para África Oriental y Meridional, Roberta Clarke.

El informe, realizado con datos recogidos en 28 países de estas regiones entre septiembre y diciembre de 2020, revela que, en todos ellos, a excepción de Malaui, las mujeres eran más susceptibles de caer enfermas y menos de tener cobertura médica que los hombres.

Los datos recogidos evidencian que ellas se llevaron la peor parte de la crisis causada por la pandemia en ámbitos como la atención médica infantil y maternal, los servicios relacionados con enfermedades crónicas y la salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar y la prevención del VIH.

Menos acceso a la planificación familiar

Según el informe, menos del 20 % de mujeres en Mozambique y Sudáfrica tuvieron acceso a servicios de planificación familiar y salud sexual durante ese periodo como consecuencia de la COVID-19.

También la salud mental y psicosocial de las mujeres de la región se vio especialmente afectada por la emergencia sanitaria: más del 60 % en Kenia y Etiopía y más del 50 % en Mozambique, Malaui y Sudáfrica aseguraron haber sufrido “tensión mental y emocional” desde el inicio de la pandemia, según el estudio.

Asimismo, en todos los países analizados, las mujeres pasaban más tiempo que los hombres realizando trabajos de cuidados no remunerados en los hogares, a pesar de que, como ellos, sufrieron “severas reducciones” de sus ingresos.

Disminución de ingresos

El informe también arroja datos mixtos, como por ejemplo que más del 60% de mujeres y hombres en Etiopía, Kenia, Malaui, Mozambique y Sudáfrica experimentaron una pérdida total o una disminución de sus ingresos a causa de la pandemia, “agudizando las ya altas tasas de pobreza en muchos países y afianzando la desigualdad de género que hace a la mujer más susceptible de sufrir extrema pobreza”.

También los estudiantes de ambos géneros vieron gravemente afectada su educación por la crisis sanitaria, con un total de 124 millones de alumnos de la región sufriendo el cierre de sus escuelas durante entre tres y seis meses.

Etiopía fue la nación más golpeada en este sentido, con 25 millones de estudiantes afectados, seguida por Sudáfrica (15 millones), Kenia y Tanzania (14 millones cada una).

De hecho, en Uganda, Kenia, Esuatini (antigua Suazilandia) y Mozambique los centros educativos no pudieron reabrir sus aulas para todos los cursos hasta principios de 2021.

Matrimonio infantil y violencia

Esto supone “riesgos adicionales” para las niñas que, cuando dejan de estudiar por un tiempo “indefinido”, pueden enfrentarse a la mutilación genital femenina, los embarazos precoces o el matrimonio infantil.

El FPNU estima que la interrupción de iniciativas contra el matrimonio infantil conducirá a un incremento de 13 millones de casos entre 2020 y 2030 por las dificultades económicas, que obligan a las familias a aceptar las uniones a cambio de dinero; o por los embarazos adolescentes, a menudo causados por los abusos sexuales a los que las niñas se vieron expuestas por el cierre de escuelas.

La COVID-19 también ha tenido terribles consecuencias en cuanto a la violencia machista, cuyas cifras “subieron dramáticamente durante la pandemia”.

En Zimbabue, por ejemplo, el 90 % de las llamadas a teléfonos nacionales de emergencia entre marzo y mayo de 2020 estuvieron relacionadas con violencia por parte de la pareja.

“La pandemia tiene una fuerte dimensión de género, con las mujeres en la primera línea como responsables de la salud y el cuidado, experimentando a la vez el impacto en varios frentes, como su salud sexual y reproductiva”, concluyó Julitta Onabanjo, directora regional para África Oriental y Meridional del FPNU.

Fuente: https://www.el-carabobeno.com/onu-crisis-covid-africa-mujer/

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¿Por qué el cierre de colegios afecta más a las niñas?

Por: Semana.com

El matrimonio infantil y el embarazo adolescente son solo algunas de las dificultades adicionales que enfrentan millones de niñas en todo el mundo debido al cierre de escuelas por la pandemia.

El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Esta fecha es la representación simbólica de la lucha de las mujeres por reclamar las mismas condiciones y oportunidades que los hombres.

En el ámbito educativo, las mujeres han logrado grandes conquistas, las cuales se pueden ver amenazadas por cuenta de la pandemia.

Cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indican que desde 1995 se han matriculado 180 millones más de niñas en la enseñanza primaria y secundaria.

Sin embargo, a pesar del aumento en todos los niveles de educación, las menores siguen teniendo más probabilidades de sufrir exclusión que los niños, un fenómeno que podría acentuarse significativamente con la crisis sanitaria.

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Entrevista a Silvia Frías Nebra: “En las comunidades donde trabajamos, el matrimonio infantil se vincula con la mutilación genital femenina”

¿Ser mujer en el África Subsahariana implica vivir con miedo?

No tiene por qué. En Amref Salud África trabajamos con lideresas africanas que se opusieron firmemente a tradiciones dañinas como la mutilación genital femenina o el matrimonio forzado y que están sensibilizando no solo a mujeres y a niñas, también a los hombres y ancianos de su comunidad. Para llegar a ser líder en tu comunidad, el miedo debe quedar atrás. Eso es lo que promovemos desde la campaña #NiñasSinMiedo: empoderar a las niñas para que se alcen contra tradiciones que atentan contra sus derechos y su propio cuerpo. Con dignidad y respeto.

No puedo entender cómo en tiempos de pandemia pueden aumentar los casos de mutilación genital femenina, así como los matrimonios infantiles forzosos… ¿Qué está pasando?

La pandemia de la COVID-19 conlleva la interrupción de los programas de prevención de la MGF como consecuencia de la focalización de los esfuerzos y fondos contra la propia COVID, las restricciones de movimiento, la imposibilidad de hacer actividades comunitarias de sensibilización y educación, el distanciamiento social, la carencia de apoyo de redes de protección, el cierre de las escuelas, la pérdida de acceso a servicios de salud reproductiva y el deterioro de los medios de vida. Todos estos factores aumentan el riesgo de que las niñas y adolescentes sufran mutilación genital femenina y matrimonio infantil. Por ejemplo, en Kenia, uno de los países donde trabajamos contra la mutilación genital femenina, los colegios escuelas han cerrado durante 9 meses. Las escuelas actúan como red de seguridad para las niñas: ahí están protegidas y monitoreadas. En zonas con mucha distancia entre aldeas y pocas instalaciones educativas lo normal es que los alumnos y alumnas duerman en la escuela de lunes a viernes. Con la pandemia, han tenido que volver a casa y han perdido esa protección. Además, muchas familias de bajos recursos y de zonas rurales se han empobrecido y, con más personas en casa y menos capacidad económica, han aumentado los matrimonios forzados. Los padres casan a las chicas menores de edad con hombres mucho mayores a cambio de bienes o servicios. Se trata de una estrategia de supervivencia. Pero para casarte, en algunas comunidades, tienes que sufrir la mutilación genital femenina, porque es en ese momento cuando tu comunidad te ve como mujer.

¿Cómo es posible que la MGF sea un efecto colateral de la pandemia?

Las restricciones a causa de la pandemia han supuesto la interrupción de los programas de protección de la infancia y de acciones de sensibilización colectivas contra la mutilación genital femenina. Desde Amref lo hemos intentado paliar con la difusión de mensajes a través de la radio y de internet, así como visitas casa por casa con los equipos de protección necesarios en estas circunstancias, en las que además hemos facilitado linternas para que las chicas puedan seguir estudiando en casa, pero no es suficiente. En contextos como este, el aumento de la calidad y cantidad de nuestros programas contra la MGF se hace necesario y urgente.

He leído en vuestro dosier que “13 millones de matrimonios infantiles de aquí a 2030”. ¡Qué horror!

De qué manera se ve obstaculizada vuestra labor debido a la COVID-19. ¿Os sentís impotentes?

La pandemia ha dificultado nuestro trabajo; nuestros programas se basan en acciones con la comunidad. El no poder reunirnos ha supuesto un cambio de enfoque, hemos tenido que utilizar más la difusión a través de los medios, principalmente redes sociales, con las poblaciones que tienen acceso a ellos, y difusión por radio para las más remotas y rurales. También trabajamos mucho con las niñas y niños a través de las escuelas y durante algunos meses hemos tenido que implementar acciones puerta a puerta. Hemos buscado alternativas para seguir haciendo nuestro trabajo. Además del programa contra la mutilación genital femenina, hemos realizado programas de emergencia para la contención del virus, distribuyendo equipos de protección para sanitarios, mascarillas y geles hidroalcóholicos para los hogares que carecen de agua. También hemos fortalecido los laboratorios que tiene Amref en Kenia y Etiopía. No nos sentimos impotentes, porque hemos sabido reinventarnos y porque estamos luchando también contra el avance del coronavirus en África.

¿Cómo se pueden reforzar los programas que habéis estado llevando a cabo para evitar que esto suceda, Silvia?

Necesitamos más apoyo. En 2020 iniciamos un programa de lucha contra la mutilación genital femenina en Etiopía y en 2021, otro en Senegal. Y queremos seguir trabajando, pero para iniciar otras acciones necesitamos apoyo económico. Tenemos que aunar esfuerzos de instituciones, empresas y personas que se sumen con sus donaciones. Cualquier apoyo, por modesto que sea, es vital en estos momentos.

En varios países, la MGF está prohibida, pero se sigue haciendo. ¿Acaso la ley no es suficiente para parar a estas personas que destrozan la integridad de estas niñas?

La MGF es ilegal en 26 países africanos pero cambiar la ley sin modificar las actitudes y normas sociales no es suficiente para acabar con esta práctica tan profundamente arraigada en ciertas comunidades de esos países (no todas las etnias de un país la practican). Es necesario acompañar los cambios legales con campañas de sensibilización y educación que logren un pleno convencimiento, así como la decisión de la propia comunidad para ponerle fin. En muchos casos las comunidades ni siquiera conocen la legislación. En Afar, por ejemplo, zona en la que trabajamos en Etiopia, sólo un 28% de la población que entrevistamos conocía la prohibición. Al ser una práctica ancestral, ligada a conceptos como intimidad o sexualidad, además de prohibirla es necesario educar y sensibilizar.

Imagino que hay quien os verá como intrusas, que queréis acabar con la cultura y la tradición de un país. Y eso no es cierto. ¿Cómo hacéis esa labor pedagógica?

Amref es una entidad africana. La sede de la red internacional de Amref está en Nairobi. Las necesidades y estrategias de intervención se identifican en países africanos dónde se van a ejecutar las acciones (soluciones africanas a problemas africanos). El 97% de los trabajadores de Amref Global (en África, Europa y Norteamérica) son africanos.

Las personas que trabajan contra la mutilación genital femenina en el terreno son integrantes de las propias comunidades. Son personas que aman su cultura y su identidad, pero que luchan contra prácticas dañinas. Y desde Amref España se trabaja en estos programas siguiendo las líneas estratégicas surgidas de Nairobi. Por tanto, es un ámbito de trabajo que se ha identificado e iniciado desde África y que en España apoyamos.

Sin educación, está claro que nos extinguimos. Y todavía hay quien no cree en su importancia…

La educación es la base para eliminar tradiciones dañinas e injustas. En algunas comunidades de Kenia y Tanzania donde trabajamos, la mutilación genital femenina también va ligada a la educación, ya que se practica en el rito de paso de niña a mujer (en torno a la pubertad) y cuando se mutila a las niñas, suelen dejar la escuela para casarse. Desde Amref trabajamos con el modelo de ritos de paso alternativos, que respetan la cultura y los valores del rito de paso, pero eliminan la mutilación genital. En el rito de paso tradicional, los ancianos bendicen a las niñas con leche para que sean buenas esposas y madres. En el alternativo, las bendicen con cuadernos y bolígrafos para que sigan estudiando.

Silvia, como ciudadanos, cómo podemos contribuir a la lucha contra la mutilación genital femenina.

Todos podemos luchar contra la mutilación genital femenina y formar parte de este movimiento para liberar a las niñas del miedo y permitir que puedan construir su propio destino. Hemos lanzado la campaña #NiñasSinMiedo para recaudar fondos que nos permitan ampliar nuestra respuesta. La situación es gravísima y amenaza la vida y el futuro de millones de niñas. Por favor, si puedes, súmate con una donación.

Fuente: https://www.elcorreogallego.es/tendencias/en-las-comunidades-donde-trabajamos-el-matrimonio-infantil-se-vincula-con-la-mutilacion-genital-femenina-FE6420968

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Matrimonio infantil-uniones tempranas, ¿por qué?

Por: Tahira Vargas García

La presencia de estas causas del matrimonio infantil o las uniones tempranas tienen en común las violaciones de derechos de la niñez y adolescencia en las familias acompañadas con la ausencia de comunicación y orientación entre familias y sus hijas sobre su realidad socio-afectiva y sexual.

El matrimonio infantil/uniones tempranas tienen raíces culturales muy arraigadas en nuestro país. En estudios que venimos realizando desde hace unos 15 años en distintos contextos (rural, urbano-marginal) y diferentes provincias del país (Vargas 1998) (Vargas 2014) (Vargas 2018) desde el abordaje de distintos temas se presentan continuamente casos de uniones tempranas/matrimonio infantil en los que se plasman distintas causas como son:

a) Salida de círculos de violencia intrafamiliar. En todos los estudios realizados se presenta continuamente violaciones de derechos hacia niños, niñas y adolescentes al interior de las familias, violencia física y sexual. Las niñas y adolescentes utilizan como estrategia para salir de esos círculos irse de la casa, se van con otros familiares, amigas y novios. “Yo tenía 12 años y mi novio tenía 17, me fui de mi casa porque peleaban mucho, me daban mucha pela, un día me entraron a palos y me fui”.

Juntarse con un novio e irse a su casa materna o a una pieza es una práctica frecuente que para ellas simboliza libertad y escape de la violencia.

b) Legitimar las relaciones sexuales. La actividad sexual en niñas y adolescentes en los estudios que hemos realizado inicia desde los 10-12 años fruto de abuso sexual pero visto por ellas como voluntario o su propia decisión. Las familias muchas veces desconocen la presencia de abuso y actividad sexual en sus hijos e hijas desde temprana edad. Los patrones culturales presentes en el imaginario social y familiar condenan la actividad sexual en el sexo femenino (no así en el masculino) antes del matrimonio por la influencia religiosa. Esta prerrogativa cultural marca a las familias y a las adolescentes entendiéndose así que deben casarse para tener relaciones sexuales y ser aceptadas socialmente.

c) Expulsión de sus hogares por tener sexo o por “andar en la calle de noche”. Muchas adolescentes señalan que han sido expulsadas de su hogar por su familia. Esta expulsión tiene como principal razón la posible sospecha de relaciones sexuales por salidas a divertirse o rumores. Las familias entienden que cuando una niña o adolescente tiene sexo pierde su honor y la única forma de recuperarlo es que el novio se la lleve y la mantenga. “Llegue a mi casa a las once de la noche y mis padres me dijeron que no me aceptaban, que ya era una mujer y tenia que irme de la casa con el hombre con quien yo andaba”.

d) Normalización del matrimonio, “casarse” o “irse”. En varias adolescentes encontramos la expresión “me case porque quería formar una familia” “me case porque estaba enamorada de él”. La unión o matrimonio se concibe en la cultura popular como “normal” en la adolescencia. Tener un novio y durar con el 1 año es mucho tiempo, se supone que el noviazgo debe durar poco y en consecuencia casarse es la meta, acompañada con la visión de que hay que tener hijos siendo joven.

e) Masculinidad basada en el permiso a disponer de los cuerpos de las niñas y adolescentes con legitimación social y visión de las “menores” como trofeo de la virilidad.

La presencia de estas causas del matrimonio infantil o las uniones tempranas tienen en común las violaciones de derechos de la niñez y adolescencia en las familias acompañadas con la ausencia de comunicación y orientación entre familias y sus hijas sobre su realidad socio-afectiva y sexual. La desconfianza en las hijas desde su niñez, la represión a su diversión y recreación y las desigualdades de género presentes en las que los hijos tienen libertades y permisos que se les niega a sus hijas provoca la búsqueda del matrimonio y la unión como una salida y ruptura. Esto acompañado de la aceptación del ejercicio de poder masculino sobre niñas y adolescentes

La aprobación en la cámara de diputados de la ley que prohíbe el matrimonio infantil y la conformación de un gabinete de la niñez y adolescencia presidido por la primera dama Raquel Arbaje y CONANI para prevenir el matrimonio infantil y embarazos en adolescentes es un avance significativo en el abordaje de la problemática.

Se necesitan cambios profundos en el imaginario de la cultura popular con la promoción de los derechos de la niñez y adolescencia, la equidad de género, educación sexual integral, derechos sexuales y reproductivos y nueva masculinidad.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/matrimonio-infantil-uniones-tempranas-por-que-8890661.html

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¿Por qué el cierre de colegios afecta más a las niñas?

El matrimonio infantil y embarazo adolescente son solo algunas de las dificultades adicionales que enfrentan millones de niñas debido al cierre de escuelas por la pandemia.

Cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indican que desde 1995 se han matriculado 180 millones más de niñas en la enseñanza primaria y secundaria.

Sin embargo, a pesar del aumento en todos los niveles de educación, las menores siguen teniendo más probabilidades de sufrir exclusión que los niños, un fenómeno que podría acentuarse significativamente con la crisis sanitaria.

“Para muchas niñas, la escuela es más que una llave para un futuro mejor. Es un salvavidas”, dice el informe ‘Una nueva generación: 25 años de esfuerzos por la igualdad de género en la educación’, el cual alerta sobre las dificultades adicionales a las que se enfrentan las pequeñas por el cierre de colegios.



De acuerdo con el análisis de la Unesco, 11 millones de niñas en el mundo podrían no volver a la escuela después de la pandemia de covid-19. Esta alarmante cifra amenaza décadas de progreso hacia la igualdad de género, y también pone a las menores en riesgo de embarazos adolescentes, matrimonios precoces y forzados, y violencia.

“Todos sabemos que la educación es la piedra angular de la igualdad, y que la educación de las niñas y las mujeres es el primer paso hacia un mundo más igualitario en lo que refiere al género (…) En este momento crítico, en el que la covid-19 está exacerbando las desigualdades de género, debemos renovar nuestro compromiso con la educación de las niñas y las mujeres”, señaló Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

Según la Unesco y Save the Children, cerca de 500.000 menores corren el riesgo de ser obligadas a contraer matrimonio infantil, y hasta un millón más de quedar embarazadas en 2020 como resultado de los impactos económicos de la pandemia. Estas cifras representan un incremento del 4 por ciento y 3 por ciento, respectivamente, comparado con 2019.


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El aumento se suma a las tasas estimadas de matrimonio infantil, que anticipaban que 12 millones de niñas serían obligadas a contraer matrimonio este año. Esta cantidad representa una estimación conservadora, pero marca un aumento significativo y esperado en los embarazos adolescentes, seguido de la deserción escolar.

“El aumento revertirá 25 años de progreso, en los que las tasas de matrimonio infantil disminuyeron”, dice Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children.

Las niñas del sur de Asia serán las más afectadas por el alza del matrimonio infantil este año (191.000), seguidas de África Occidental y Central (90.000), y América Latina y el Caribe (73.400). También se espera que el fenómeno aumente en Asia Oriental y el Pacífico (61.000), Europa y Asia Central (37.200) y Oriente Medio y África del Norte (14.400).

El riesgo de embarazo adolescente en 2020 es más alto para las niñas de África Oriental y Meridional (282.000), seguidas de África Occidental y Central (260.000), y América Latina y el Caribe (181.000).

“La pandemia significa que más familias estarán en situación de pobreza. Lo que obliga a muchas niñas a trabajar para mantener a sus familias, a quedarse sin comida, a convertirse en las principales cuidadoras de familiares enfermos y a abandonar la escuela, con menores posibilidades de regresar que los niños”, agregó la directora ejecutiva de Save the Children.

Y si bien la covid es una situación inédita para el sector educativo, su impacto se podría asemejar a cuando hubo cierre de escuelas en algunos países africanos por cuenta del ébola.

La experiencia durante el brote de esa enfermedad sugiere que muchas menores nunca regresarán debido a la creciente presión para trabajar, el matrimonio infantil, la prohibición de que las niñas embarazadas asistan a la escuela y la pérdida de contacto con la educación. Los riesgos son especialmente altos para aquellas sin opciones de educación a distancia.

Otra encuesta de Save the Children a más de 17.000 familias en medio de la pandemia evidenció que casi dos tercios de las niñas (el 63 por ciento) dijeron que sus quehaceres domésticos habían aumentado, y más de la mitad (el 52 por ciento) aseguró que pasaba más tiempo cuidando a sus hermanos o a otras personas desde el cierre de colegios. Esto les impidió seguir estudiando en una proporción dos veces mayor que a los niños.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/por-que-el-cierre-de-colegios-afecta-mas-a-las-ninas/202028/

 

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¿Por qué el cierre de colegios afecta más a las niñas?

El matrimonio infantil y embarazo adolescente son solo algunas de las dificultades adicionales que enfrentan millones de niñas debido al cierre de escuelas por la pandemia.

Cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indican que desde 1995 se han matriculado 180 millones más de niñas en la enseñanza primaria y secundaria.

Sin embargo, a pesar del aumento en todos los niveles de educación, las menores siguen teniendo más probabilidades de sufrir exclusión que los niños, un fenómeno que podría acentuarse significativamente con la crisis sanitaria.

“Para muchas niñas, la escuela es más que una llave para un futuro mejor. Es un salvavidas”, dice el informe ‘Una nueva generación: 25 años de esfuerzos por la igualdad de género en la educación’, el cual alerta sobre las dificultades adicionales a las que se enfrentan las pequeñas por el cierre de colegios.

De acuerdo con el análisis de la Unesco, 11 millones de niñas en el mundo podrían no volver a la escuela después de la pandemia de covid-19. Esta alarmante cifra amenaza décadas de progreso hacia la igualdad de género, y también pone a las menores en riesgo de embarazos adolescentes, matrimonios precoces y forzados, y violencia.

“Todos sabemos que la educación es la piedra angular de la igualdad, y que la educación de las niñas y las mujeres es el primer paso hacia un mundo más igualitario en lo que refiere al género (…) En este momento crítico, en el que la covid-19 está exacerbando las desigualdades de género, debemos renovar nuestro compromiso con la educación de las niñas y las mujeres”, señaló Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

Según la Unesco y Save the Children, cerca de 500.000 menores corren el riesgo de ser obligadas a contraer matrimonio infantil, y hasta un millón más de quedar embarazadas en 2020 como resultado de los impactos económicos de la pandemia. Estas cifras representan un incremento del 4 por ciento y 3 por ciento, respectivamente, comparado con 2019.

El aumento se suma a las tasas estimadas de matrimonio infantil, que anticipaban que 12 millones de niñas serían obligadas a contraer matrimonio este año. Esta cantidad representa una estimación conservadora, pero marca un aumento significativo y esperado en los embarazos adolescentes, seguido de la deserción escolar.

“El aumento revertirá 25 años de progreso, en los que las tasas de matrimonio infantil disminuyeron”, dice Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children.

Las niñas del sur de Asia serán las más afectadas por el alza del matrimonio infantil este año (191.000), seguidas de África Occidental y Central (90.000), y América Latina y el Caribe (73.400). También se espera que el fenómeno aumente en Asia Oriental y el Pacífico (61.000), Europa y Asia Central (37.200) y Oriente Medio y África del Norte (14.400).

El riesgo de embarazo adolescente en 2020 es más alto para las niñas de África Oriental y Meridional (282.000), seguidas de África Occidental y Central (260.000), y América Latina y el Caribe (181.000).

“La pandemia significa que más familias estarán en situación de pobreza. Lo que obliga a muchas niñas a trabajar para mantener a sus familias, a quedarse sin comida, a convertirse en las principales cuidadoras de familiares enfermos y a abandonar la escuela, con menores posibilidades de regresar que los niños”, agregó la directora ejecutiva de Save the Children.

Y si bien la covid es una situación inédita para el sector educativo, su impacto se podría asemejar a cuando hubo cierre de escuelas en algunos países africanos por cuenta del ébola.

La experiencia durante el brote de esa enfermedad sugiere que muchas menores nunca regresarán debido a la creciente presión para trabajar, el matrimonio infantil, la prohibición de que las niñas embarazadas asistan a la escuela y la pérdida de contacto con la educación. Los riesgos son especialmente altos para aquellas sin opciones de educación a distancia.

Otra encuesta de Save the Children a más de 17.000 familias en medio de la pandemia evidenció que casi dos tercios de las niñas (el 63 por ciento) dijeron que sus quehaceres domésticos habían aumentado, y más de la mitad (el 52 por ciento) aseguró que pasaba más tiempo cuidando a sus hermanos o a otras personas desde el cierre de colegios. Esto les impidió seguir estudiando en una proporción dos veces mayor que a los niños.

Fuente e imagen: https://www.semana.com/educacion/articulo/por-que-el-cierre-de-colegios-afecta-mas-a-las-ninas/202028/

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