Libro: La mediación escolar: formación para profesores

La mediación escolar: formación para profesores

Año: 2015
Editor: Región de Murcia
Páginas: 76 páginas
Idioma: español
Desde: 21/03/2017
Tamaño: 10.04 MB
Licencia: CC-BY-NC-SA

Reseña:

La obra es el resultado de la experiencia de las autoras en cursos, proyectos, programas y actividades coordinadas y desarrolladas en centros de profesores y otras instituciones de formación permanente en España y Latinoamérica. Por ello el libro cuenta con una coherente estructura teórico-práctica de gran utilidad para el profesorado que precise de competencias y herramientas para la mediación escolar en situaciones de conflicto. Así, se presenta tanto el concepto y formas de resolución del conflicto, como el proceso de mediación y sus etapas.

La obra presenta, además, simulaciones de casos de mediación escolar y un modelo de proyecto de intervención para centros educativos.

 

Para descargar: https://openlibra.com/es/book/download/la-mediacion-escolar-formacion-para-profesores

Fuente de la reseña: https://openlibra.com/es/book/la-mediacion-escolar-formacion-para-profesores

Fuente de la imagen: https://olcovers2.blob.core.windows.net/coverswp/2017/03/La-mediacion-escolar-OpenLibra-300×427.jgp

Comparte este contenido:

Mediación Docente en Educación Inicial

Por: Iliana Lo Priore.

Con el fin de aportar una guía de referencia para la autorreflexión en el ejercicio profesional docente en Educación Inicial, se propone una serie de criterios que pretenden operativizar la esencia de la mediación consciente. Éstos son:

Criterios de la Mediación Consciente 

Se tomarán como referencia  los criterios de mediación propuestos por Lo Priore y Rubiano (2009) necesarios por su pertinencia y vigencia.  Estos son:

  • Intencionalidad: Todo mediador establece propósitos y estructura de manera consciente, es decir, configuraciones didácticas: planes, objetivos, contenidos, estrategias, instrumentos de evaluación y recursos, a fin de propiciar efectos en la tríada Persona-Acción Pedagógica-Ambiente. Tal como lo afirma Gallegos (1997), esta intencionalidad en el mediador implica preparar un ambiente de aprendizaje, compartir significados intersubjetivamente que generen conflictos e instalen puentes entre lo que ya se conoce y lo que está por adquirirse. Por tanto, se trata de develar la intención pedagógica que conlleva a asumir la condición de un ESTRATEGA que planifica de manera anticipada, considera secuencias de desarrollo y aprendizaje, organiza, selecciona, crea, adapta recursos y, consecuencialmente, potencia el desarrollo y el aprendizaje.
  • Conducción: La mediación supone una participación guiada, que permite la negociación entre los significados infantiles y los de los adultos significativos. El modo de proceder de un mediador anticipa los conflictos que pueden presentar los niños (as) y los propicia a través de la interacción, la mayéutica, el diálogo; así, el lenguaje se constituye en un instrumento psicológico, pedagógico y cultural. Este proceso implica la construcción del saber en permanente continuo con el placer, entendiendo esta totalidad como la atmósfera estética que todo conductor-mediador debe propiciar para generar un tono afectivo y un ambiente agradable en el que la función lúdica esté presente.
  • Investigación en la Acción: La reflexión en el quehacer pedagógico de un mediador inicia y acompaña cada uno de los procesos inherentes y termina en un círculo abierto de reflexión. Son procesos recursivos: Reflexión-Evaluación-Planificación-Acción-Reflexión (REPAR) que se suceden continuamente (Lo Priore, 2002). Este proceso conlleva a la búsqueda permanente y a la construcción de saberes en función de abordar la vivencia, los cambios necesarios ante las problemáticas y el logro de un desarrollo y aprendizaje infantil óptimo.
  • Producción: Un mediador consciente avanza en su madurez profesional y esto se expresa en la productividad y para fortalecer su acción educativa. El criterio de producción constituye la concreción y el logro tangible de un constructo. ¿Qué se produce?, entre otros, recursos, textos y materiales para el aprendizaje. En este criterio están inmersos a su vez los anteriores: Intencionalidad, Conducción e Investigación  en la acción.

 Mediación en Educación inicial

Los criterios especificados anteriormente son determinantes en los procesos claves de la mediación; éstos, a su vez, pueden realizarse y contextualizarse en dichos procesos, porque van más allá de las funciones que ejerce el docente en su quehacer, involucran toda la dinámica curricular en su contexto y circunstancia. Se afirma, por tanto, que los criterios que definen el mediador (Intencionalidad-Conducción-Investigación y Producción) y los procesos claves para la mediación (Evaluación- Planificación – Acción Pedagógica – Creación de Recursos Didácticos) son interdependientes, su relación es de alta complejidad, reciprocidad y recursividad.  En este modelo se evidencia la relación de los procesos claves en el hecho educativo. Estos procesos no se suceden en el vacío, ni en solitario, se fundamentan y responden a una postura teórica, que en este caso coincide con las premisas del constructivismo implícitas en los componentes del currículo: perfil dinámico del niño y niña, áreas de aprendizaje, ejes integradores, ambientes de aprendizaje, estrategias de atención convencional y no convencional (espacios comunitarios), tiempo, espacios y otros. La efectividad de la ejecución de dichos procesos es posible gracias a la acción mediadora del docente ¿Quién es un docente mediador? Recordemos que es aquel que evidencia en su hacer criterios de intencionalidad, conducción, investigación en la acción y producción. Cada uno de dichos criterios resulta necesario para que se concreten, se realicen los procesos claves para la mediación y estos procesos, a su vez, son indispensables para que la educación cumpla con su gran propósito: La plenitud de la condición humana.

De la Mediación al Agenciamiento Autopoiético del Docente

En general, la mediación se considera una interposición entre dos o más partes o entes. Desde esta simplificada definición debemos considerar críticamente la mediación pedagógica ya que por su naturaleza, complejiza esa definición dada.  La mediación educativa interpuesta pedagógicamente es compleja en los términos que formula Edgar Morin (2002) sobre el pensamiento complejo o transcomplejo.  Cuando decimos que es compleja, no estamos diciendo que es  complicada,  tan solo indicamos que aceptar su simplificación por reductiva y desfiguradora de la mediación pedagógica, es por demás inconveniente para nuestra tarea educativa.  La simplificación reduce y obstaculiza las posibilidades de comprensión y de explicación de la multiplicidad relacional que envuelve a la mediación pedagógica.  Cualquiera docente, en tanto mediadora pedagógica,  del nivel inicial sabe por experiencia propia que su actividad está implicada en múltiples relaciones que la complejizan (afectivas, cognitivas, institucionales, laborales, etcétera), porque cotidianamente  desafían su capacidad comprensiva, y que, por tanto, su labor no es  simple o sencilla, por más realizadora que esta deba ser.

En ese sentido, cuando no  alcanza a asumir la complejidad de su tarea, la  docente considera problematizada su labor e insatisfactoria por consiguiente, es decir, que es presa de dudas e incertidumbres.  De aquí que su papel de  mediadora exija aún más en la actualidad, por la incidencia  de los cambios de la globalización en las subjetividades de los niños y niñas principalmente a través de la Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) que los seducen significadoramente por medio  de la hipervisualización estetizadora de la realidad o hiperrealidad,  para comprender la complejidad de su mediación que tiende a ser rezagada y neutralizada por  la contracultura mediática.

Por otra parte, cuando aparece problematizado su desempeño docente, se produce un emplazamiento de su actuación que debe ser incentivador de su auto-reflexión, o co-reflexión cuando involucra asertivamente a otros docentes como ella en la problematización de su quehacer, y como expresión de sus capacidades autopoiéticas o autoregeneradoras (Maturana, 2003).  Aquí la  problematización cambia de estado o estatuto porque se pasa de la problematización considerada prevalecientemente como afectación subjetiva, que pone en entredicho su equilibrio emocional, a una perspectiva de la problematización pensada principalmente como objetivación o manifestación proyectiva para comprenderla mejor y superarla.   A la re-flexión le atribuimos una doble flexión o acción, a semejanza de radiación solar sobre la tierra  que refleja y refracta los rayos solares. De ese modo podemos entender que no tan solo las problematizaciones afectan a las docentes, sino que también pueden ser ellas mismas afectadas proyectivamente  al refractarlas o distanciarlas de sí para ser estudiadas o enjuiciadas y superadas auto o co-reflexivamente.

Por lo expuesto, la mediación no puede ser estimada simplemente  como un conjunto de instrumentaciones o recursos de los cuales se valen las docentes para desempeñar su acción pedagógica,  porque trasciende esa concepción instrumentalista o   técnica, para asumirla como una condición definidora   integralmente de su ser docente.  Tanto es así,  que  concebirse a sí misma como mediadora, implica la dignidad de su profesión, esto es, su profesionalidad, siendo ésta la que  la define éticamente por consistir en la manifestación de su compromiso  con el cuidado y responsabilidad por los otros, los niños y niñas que le han sido encomendados para su formación.  En consecuencia, proponemos que la mediación docente se conciba como agenciadora autopoiética y de autopoiesis, con capacidad de transformarse como mediadora pedagógica a sí misma y de propiciar la autoregeneración y autodeterminación en los niños y niñas bajo su incitación.

Después de haber sido hechas estas  apreciaciones previas sobre la mediación pedagógica, concebida entonces, como despliegue de la profesionalidad docente en un contexto de complejidad creciente que desafía  su problematización por vía de su refracción con el propósito de comprenderla y superarla, consideremos la conciencia de la mediación en las docentes. Conciencia que le permite empoderamiento y autonomía en la práctica educativa.

La problematización, concebida en este caso como emplazamiento de sí mismos (as) autopoiéticamente por parte de los y las docentes para producir su acoplamiento crítico a las nuevas situaciones demandadas por su ejercicio pedagógico que se manifiestan por la incertidumbre y las dudas, exigen que dominen los enfoques investigativos de la problematización aludida, porque aunque pueda parecer paradójico, los problemas cotidianos no son la problematización.  Lo que  hay que problematizar primeramente  es nuestra manera de caracterizarlos en su inmediatez, en su manifestación empírica ante nosotras.  El principal obstáculo para ello es no poner en entredicho lo que creemos dar por sabido al respecto de tales problemas.  En palabras de Maturana: “no vemos que no vemos” (ob. cit. p.15). Por esto, lo primero a problematizar es el pensamiento mismo.

El sentido del pensar, su trabajo crítico, su valor, radicaría, principalmente en construir problematizaciones, y no soluciones precipitadas o inmediatas venciendo al sentido común, ya que el sentido común no problematiza, para este tipo de pensamiento las cosas son naturales y obvias. Además, porque supone el cierre e interrogación-problematización como búsqueda de un sentido alternativo para comprender y optar por opciones “bien o mejor pensadas” (Deleuze, 2005).

Quien cree tener las respuestas no se hace preguntas. La lógica del sentido crítico introduce la diferencia y la ruptura con el sentido común, porque es creadora.  Ella no persigue una verdad absoluta o definitiva, tan solo busca producir sentido, es decir, determinar problematizaciones, valorándolo como una entidad positiva y afirmativa por cuanto motoriza el sentido de pensar: “piense como usted quiera, pero piense”.

Por ello, hay que saber repreguntarnos las primeras o pasadas preguntas que nos dieron la primeras respuestas o representaciones y que tenemos por ciertas.  Aquí la mejor vía para ello es hacernos un listado seriado de preguntas para repreguntar, a las preguntas previas, reiterativamente su “razón de ser” para develar su sentido, y cuando se crea suficiente la interrogación iterativa, hacer un cierre sistémico y entresacar un abanico de posibles o probables respuestas a investigar o estudiar. Hay que entender este proceso con base en la premisa de “preguntar más para comprender mejor”.  Asimismo este proceso demanda para formular las interrogantes seriadas, de una imaginación productiva por medio de un acrecentamiento de sentidos o de la innovación semántica.  Sin que ello implique que una pregunta haga que la anterior signifique otra cosa, sino que signifique todo lo que pueda y mucho más.

Hay que destacar que este proceso se desarrolla mejor de manera co-reflexiva o intersubjetiva entre varias docentes, que por la reflexión de una sola.  En este sentido, cada una de ellas debe ir más allá de su horizonte de comprensión, de su sentido común, ha de trascender sus pre-juicios, sus presuposiciones, productos de la autoridad de la tradición y necesarios inicialmente para aproximarse a los de otros horizontes de sentido o paradigmas interpretativos.  A tal efecto, deben ser expuestos y evidenciados en la contraposición de paradigmas para modificarlos y transformarlos, a través de la crítica de la tradición y de su autoridad,  en el marco de un diálogo interrogativo de sus presupuestos, que se asiente en la racionalidad comunicativa o intersubjetiva y el compromiso de sustentarla entre las participantes.

En este contexto se generaría un proceso tenso de tipo dialéctico entre la tendencia recurrente de significar o sentidizar con base en los pre-juicios, ideologías y paradigmas tradicionales, y la negación y superación de esa tendencia prevaleciente.  No hay que olvidar que el peso de la tradición obedece a que las docentes fueron formadas en su mayoría como interpretantes en el marco de una tradición educativa y pedagógica que conduce a un límite histórico-cultural,  el de la imposibilidad de trascender todos los pre-juicios o de obviarlos en el proceso de recomprensión o resignificación que se requiere para asumir la complejidad actual.  Solamente cuando se toma conciencia de la inconsistencia o inactualidad de sus juicios se posibilita la asunción o construcción de otros.

Con base en lo dicho hasta ahora en torno a la reflexión como criterio investigativo en la mediación autopoiética productiva  que contribuye a una mejor  guía conductora del proceso formativo, podemos revisar  otros criterios de mediación de la profesionalidad pedagógica que traducen esa misma reflexión en otra dirección que los entrelaza de modo continuo  y que los abreviamos con las siglas de REPAR: Reflexión-Evaluación-Planificación – Acción Pedagógica-Reflexión.

Procesos mediadores estos más conocidos pero sobre los que nos interesa realizar señalamientos sobre dos de ellos, la planificación y la evaluación.

La planificación  asumida como proceso dinámico que  parte de la necesidad de un educativa activa e intencional para propiciar la eficiencia de la acción a partir de la reflexión. Consiste en prever experiencias que interrelacionadas que promuevan los aprendizajes significativos para el desarrollo potencial e integral de los niños y las niñas, implicándolos como persona, sujeto y actor de su proceso de aprendizaje. Planificar significa, en definitiva, anticipar creativa y de forma participativa, pautas que permiten mediar y agenciar las prácticas pedagógicas, dando la oportunidad de repensar y revisar los objetivos, la distribución del tiempo y espacio, los contenidos, las estrategias y los recursos con la finalidad de optimizar la condición humana de cada ser y su plenitud. En la planificación hay premisas importantes a considerar, tales como: • La planificación debe ser integral y globalizada, es decir, la conducción de cada tipo de planificación es una oportunidad para potenciar las áreas del desarrollo y los ejes transversales, en articulación con las áreas de conocimiento o académicas y todas ellas integradas entre sí. • Debe tener el objetivo de favorecer el acercamiento al saber  en todas sus dimensiones (saber ser, saber conocer, saber hacer y saber convivir) para comprender en forma holística la realidad natural, personal y socio-cultural; paso necesario para vivir en comunidad, en la patria y en el planeta. •La planificación debe considerar los contextos, los ambientes  y los espacios de aprendizaje. Asimismo, debe promover la participación de la familia, escuela y comunidad, incorporarlos con el fin de generar la cohesión social en la acción. • La planificación debe integrar el proceso de evaluación

En cuanto a la evaluación enmarcada en el proceso de mediación se le asume como proceso dinámico, continuo y permanente que valora, analiza e interpreta, de forma integral y articulada, el desarrollo y aprendizaje del niño y niña, del mediador, de los ambientes y de otros elementos del currículo (Lo Priore, 2001). Es una actividad inferencial, incluye la construcción de hipótesis que aproximan la comprensión de la realidad para su respectiva orientación y transformación. A su vez, es una parte diluida en todo el proceso educativo; por lo que es, en sí misma, un acto (o una sucesión de actos de aprendizaje). La evaluación asumida como un proceso clave para la acción mediadora supone, según Estévez (1998), concebir, observar y analizar las partes y funcionamiento de la realidad educativa como una unidad en su conjunto y en los diversos momentos del fenómeno pedagógico considerado como un todo. Esto implica que la práctica evaluativa de un contenido o proceso particular debe realizarse en conexión con todos los niveles y elementos del currículo, incluyendo la acción docente, el contexto, la calidad de los programas y por ende las políticas educativas o de Primeras Infancias que sirven de sustento o plataforma. Esta concepción global permite valorar el desarrollo y aprendizaje para orientar (no para comparar ni etiquetar) como procesos y resultantes de la interacción entre los factores de riesgo (probabilidades de afectar, amenazas biológicas, psicológicas, socio-ambientales) y los factores protectores (compensadores individuales, familiares, escolares, comunitarios). Más allá, la evaluación no se reduce a la detección de carencias, sino que aprecia fortalezas, oportunidades, concibe los errores y debilidades a la luz de las potencialidades, como un aspecto que invita a al cambio y a la innovación. En este sentido, la evaluación parte de una postura teórica pedagógica, que  se distingue en su condición INTEGRADORA y HUMANIZADORA. Dicha evaluación tiene premisas importantes, tales como: • La evaluación integral articula entre sí los procesos y desempeños de los niños y niñas en cada una de los ejes integradores y las áreas de aprendizaje con sus correspondientes procesos de desarrollo. • La evaluación asume los procesos en su totalidad, por ello, los resultados constituyen sólo un momento del camino evaluativo. • La evaluación considera los contextos específicos (contexto familiar, escolar y comunitario) y su influencia recíproca en el desarrollo y aprendizaje infantil. • La evaluación integra toda la información proveniente de las distintas técnicas e instrumentos, fuentes, agentes y momentos de evaluación. • La evaluación es aprendizaje, por tanto, se centra en el desarrollo potencial del alumno (a) y supone su participación activa en el conocimiento y construcción de sí mismo en interrelación dialógica con sus pares y docentes. • La evaluación infantil se vincula con las acciones pedagógicas y/o mediadoras del docente, por tanto, el educador es sujeto y objeto de evaluación, su reflexión es propiciadora de ajustes y cambios en el proceso educativo, en función de los avances evidenciados del niño (a). Desde esta definición se destinan los fines de la evaluación: • Identificar, valorar y considerar en niños y niñas: intereses, fortalezas, necesidades, ritmos, estilos, su desarrollo y aprendizaje. • Ofrecer oportunidades de los niños y niñas para aprender de sus aciertos y errores, contribuyendo con el desarrollo de la metacognición. • Conocer las condiciones personales, grupales, familiares, comunitarias que facilitan o limitan el desarrollo y aprendizaje de cada niño (a), con la idea de enriquecer su proceso educativo. • Ofrecer información a los padres y representantes sobre el desempeño de sus hijos, orientarlos e involucrarlos activamente en la formación integral de los mismos. • Brindar información acerca de la actuación del docente y sus necesidades de transformación

Asumir la Educación Inicial como un proceso de mediación y agenciamiento autopoético implica problematizar permanentemente nuestra actuación pedagógica para recrear, desde un espíritu que legitime al niño y niña en su totalidad y contexto, opciones auto y co-transformadoras que conlleven a las potencialidades diversas de cada uno de los actores/autores que participamos en la experiencia educativa.

REFERENCIAS

Deleuze, G.  (2005).  La lógica del sentido.  Barcelona: Editorial Paidós.

Lo Priore, I. y Rubiano, E. (2005). Procesos Claves para la Mediación en Educación Inicial y Primera Etapa de Educación Básica. Valencia-Venezuela: Universidad de Carabobo

Lo Priore, I. y Rubiano, E. (2009). Planificación y Evaluación. Valencia-Venezuela: Universidad de Carabobo

Maturana, H. y Varela, F. (2003).  El árbol del conocimiento. Las bases  biológicas del entendimiento humano. España: Debate Pensamiento.

Morin, E.  (2002).  Introducción al pensamiento complejo.  Barcelona: Editorial Gedisa.

Fuente imagen: https://leticiaromo.wordpress.com/category/uncategorized

 Iliana Lo Priore. OMEP Venezuela – Red Global/Glocal por la Calidad Educativa

Correos: ilianalopriore11@gmail.com; ililopriore@yahoo.es;  Facebook: Iliana Lo Priore Twiter: @ililopriore

Comparte este contenido:

El acrítico uso informacional de internet en la Educación Primaria (Parte II)

Jorge Díaz Piña

Con base en la necesidad de caracterizar la cibercultura discursiva que envuelve a Internet, en tanto red de redes por la que circulan los flujos informacionales, es plausible sustentar que la envuelve una simbología y una significación ideológica de naturaleza reificadora y fetichista   por vía de la interconectividad tecnológica de las TICs que la vehicula como se puede desprender de los documentos analizados. Reificación entendida como manifestación de materialidades tecnológicas producidas socialmente por hombres y mujeres, que se han autonomizado de esa naturaleza social y se muestran o presentan como creaciones ajenas y por encima de quienes las han producido; y fetichización, por cuanto sus servicios o funciones tecnológicos se han revestido imaginariamente de supremacías o poderes de la ciencia-ficción a los que hay que rendir tributo o servidumbre ideológico-cultural, por ejemplo, como fuerza determinante del desarrollo en todos los ámbitos.

Esa reificación, junto con la fetichización de las TICS, relega en consecuencia, a los individuos que se perciben subjetivamente a sí mismos de manera preponderante como subordinados usuarios o consumidores informacionales de Internet bajo la ficción de una interactividad libre que es controlada por las opciones algoritmicamente preestablecidas o programadas tecnológicamente. Esta configuración de una prevaleciente subjetividad inactiva por dependiente de los controles y pautas reguladores de Internet, establece en los sujetos a través de discursos explícitos e implícitos en prácticas que transmiten representaciones cognitivas, valorativas, estéticas, etcétera, que inducen comportamientos ante las TICs. Además, el consumo acrítico de la información circulante y de la interactividad comunicativa de tipo tecno-transmisiva, refuerzan ese tipo de subjetividad heterónoma, o sujetante por fuerzas externas, por cuanto hacen de esos tipos informacionales, los sucedáneos de la verdad. De aquí que el tipo de subjetividad que se induce de ese modo sea alienada.

En el proceso de subjetivación interviene la escuela por ser una institución de poder socializador de los niños y niñas. En el discurso analizado con anterioridad, aparte de lo ya expuesto pero teniéndolo en cuenta, se puede inferir que no hay una sistematización teórica que favorezca una comprensión crítica de los procesos de mediación o apropiación informacional no alienantes de las TICs, y particularmente de Internet, desde una perspectiva didáctico-pedagógica auténticamente liberadora que oriente reflexivamente sobre el uso de las computadoras portátiles Canaima, por ejemplo, otorgadas gratuitamente a los estudiantes por el gobierno nacional.

Lo que prevalece son orientaciones de carácter instrumental-pragmático en torno a su empleo fundamentalmente técnico-operativo, sin problematizar el uso informacional de Internet más allá de la prevención que se debe tener en cuanto a cierto tipo de informaciones perjudiciales para la integridad de los estudiantes de la educación primaria venezolana. Incluso, profundizando y ampliando un poco más lo expresado y para ejemplificar la desproblematización con respecto al uso educativo de Internet y de las TICs en la Educación Básica de Venezuela, en los discursos que se difunden al personal docente desde instituciones adscritas al MPPED como la Fundación Bolivariana de Informática y Telemática (FUNDABIT), creada y encargada oficialmente desde el año 2001 de coordinar la formación y preparación escolar en el uso de educativo de las TICs, como es el caso de un artículo cuasioficial, entre otros, que suscribe su directora docente para el momento, en la revista de la fundación, Infobit, y titulado “Las nuevas tecnologías y la reformulación de la educación en la sociedad de la información”, Cardona (2004), se promueve una concepción que suscribe acríticamente la subordinación de la educación escolar a una supuesta globalización educativa de carácter universal mediada por la TICs en una era que es resaltada su cualificación como de la información:

“En el diseño de una nueva educación debieran ser contempladas las condiciones sociales que la enmarquen en la era de la información dirigiéndola a comunidades abiertas (globalización de la educación), concibiendo las telecomunicaciones como el medio más común de intercambio y considerando el espacio suministrado por satélites y otros vínculos para la educación universal” (p. 6).

Dentro de la asistematicidad teórica crítica que se percibe como faltante en los documentos oficiales analizados para considerar el uso informacional de las TICs en la educación primaria venezolana, se hace notoria la ausencia del enfoque de la relación tecnología-educación, abordado desde el plano epistemológico hasta el de su tratamiento metodológico. Lo que no quiere decir que no existan de manera tácita en el discurso paradigmas o matrices que se suscriban implícitamente alrededor de la relación tecnología-educación. Igualmente se obvia el abordaje de esa relación a partir de la revisión histórica de la intervención de la tecnología en el ámbito de la educación primaria. Perspectiva esta que pudiera brindar aportes para hacer una revisión de la pertinencia educativa del empleo de la tecnología en la educación y formación de los niños y niñas en la etapa escolar que se está estudiando, y sobre la cual se hará algunos señalamientos al respecto con la intención de contribuir a establecer la adecuación pedagógica crítica de esa relación.

Para enfocar someramente la historicidad en el pasado contemporáneo más inmediato de la relación tecnología-educación en la educación primaria venezolana, hay que hacer previamente un deslinde a partir de lo que se asume en esta investigación por tecnología en el terreno educativo. Desde una perspectiva muy generalista o reduccionista se ha considerado como tecnología educativa a cualquier proceder técnico-metódico que atienda a la adecuación medios-fines/objetivos, bien sea en el ámbito de la práctica didáctico-pedagógica o de la planificación administrativa de la enseñanza para indicar tan solo dos ejemplos. En beneficio del propósito de la presente indagación, sin desconocer la función que la técnica en tanto saber-hacer, no necesariamente instrumental por cuanto no se reduce a una simple aplicación de otros campos como el de la ciencia ya que hoy día es un campo autónomo de pensamiento y acción que expresa concepciones opuestas al tecnocratismo pragmático, ha prestado en los distintos espacios educativos, se reivindica como tecnología educativa el ámbito de despliegue de la racionalidad técnica o tecnológica desde diversas concepciones y concreciones en el devenir del tiempo histórico de la educación. Racionalidad tecnológica que es manifestación intrínseca de la voluntad de poder que es constitutiva de la tecnología actual, como lo expresa un reconocido defensor de la pragmática globalidad tecnológica, Queraltó (2003):

“La racionalidad tecnológica denota siempre voluntad de poder. Pero observese que esto no es una consecuencia de las tareas técnicas concretas como tales, sino que es algo que constituye desde su interior a la racionalidad tecnológica. Porque, no es solo el caso el caso de que ella procure un poder sobre la realidad a causa de sus resultados, sino que más bien busca el poder sobre lo real para fundarse como tal forma racional.” (p. 99)

Tecnología educativa que retrospectivamente fue vinculada inicialmente a la programación instruccional inducida por el paradigma positivista de la psicología conductista en relación con el proceso de enseñanza-aprendizaje y su evaluación, y basada en la asociación de ideas, el condicionamiento operante y los refuerzos a la conducta objetivada desde la década de los años sesenta del siglo pasado que utilizó también medios o recursos audiovisuales, por ejemplo el conocido como CAI, por sus siglas en inglés, Computer Assisted Instruction, o EAO en español (Enseñanza Asistida por Ordenador) que no tuvo una presencia significativa porque se circunscribió a muy pocos planteles educativos principalmente privados, designados algunos como máquinas de aprendizaje, pero diferentes a las actuales TICs aunque ambas se sustenten en los soportes de la programación de la enseñanza y del aprendizaje.

La educación conductista practicada a través de la tecnología educativa fue objeto de señalamientos cuestionadores por los efectos alienantes que producía en los estudiantes venezolanos:

“Estos modelos y procedimientos educacionales al estar basados en el condicionamiento operante y el refuerzo, expresión y fundamentación del conductismo, persiguen la automatización del hombre –dado que parten de una psicología que niega la existencia de la conciencia como forma superior de la organización de la materia– eliminan totalmente el aprendizaje crítico y creador y sustituyen la ´praxis´ vital, humana que puede realizar un individuo en su aprendizaje no mecanizado, por la única ´práctica´ que conviene al planificador (programador): una experiencia mecanizada, planificada en todos sus aspectos –sin posibilidades de inventiva, creación y rupturas con lo ya establecido— represiva e individualista al extremo” (Quintero y otros, 1978, p. 21).

Luego en los años ochenta, van a aparecer en el escenario venezolano con el enfoque cognitivista del procesamiento de la información nuevas conceptualizaciones en torno a la consideración educativa de la tecnología educativa, sustentándose en la caracterización de los procesos cognitivos de los estudiantes y su interacción con los sistemas simbólicos de los medios. Formulando críticas a la concepción de quienes postulaban que los medios o recursos tecnológicos solamente eran neutrales transmisores de información. Por el contrario, postulaban que eran sistemas simbólicos de representación de la realidad que al interactuar con las estructuras cognitivas, incidían en estas, y que por ello, había que estudiar el tipo de interactividad a efectos de la formación escolar.

Después, a partir de la década de los noventa, y en confluencia con la llamada Teoría Crítica de la cultura, cuyo origen se atribuye a la Escuela de Fráncfort, aparecerán de modo muy influyente como tendencias el enfoque psicopedagógico constructivista y el sociocrítico, que van converger en lo que se puede denominar una teoría crítico-constructivista de la tecnología educativa o tecnología educativa crítica. Centrándose en la reflexión hermenéutico-semiótica sobre la construcción del pensamiento en los escolares en torno a las valoraciones culturales alienantes que reflejan o median las TICs tanto en las interfaces de usuario-máquina como en sus contenidos-formatos, y las que deberían promover con base en el contexto de crisis estructural mundial y local para propiciar un pensamiento autónomo, crítico y comprometido con los cambios socioculturales en aquellos. Sin embargo, y a pesar de esto último expresado, se puede compartir al respecto, lo concluido por Rueda (2007):

“Los modelos de uso de las tecnologías en las instituciones escolares se han quedado en un discurso tecnocrático, en una concepción técnico-racional y un uso instrumental y con un enfoque entre conductista y cognitivista bastante lejos incluso de los supuestos de estas teorías y más aún de las teorías constructivistas, hermenéutico-interpretativas, sociocríticas y de la complejidad propias de las últimas décadas.”(p. 102).

Desde el punto de vista educativo que se asume en esta reflexión sobre la mediación de las TICs y del uso informacional de Internet más particularmente, y teniendo presente la complejidad de la sociedad mundial en que está inserta la local, junto a la multiplicidad de informaciones que circulan sobre ella que tienden a saturar alienadamente la atención de los receptores con las significaciones semióticas de los discursos que portan, se impone la necesidad de fundamentar críticamente los juicios analítico-interpretativos sobre aquella. Hay que formar en consecuencia, a los estudiantes en la relatividad de los enfoques informativos, en la incertidumbre de las presuntas verdades informadas y, a la vez, por paradójico y ambivalente que parezca, en fundamentar sus opiniones y acciones en criterios consistentes y relevantes al respecto. Por ello se suscribe aquí la aseveración formulada por Mauri y Onrubia (2008), “en una sociedad de la información, lo que los estudiantes necesitan de la educación no es fundamentalmente información sino, sobre todo, que se les capacite para organizarla y atribuirle significado y sentido.” (p. 132).

En esa tarea el rol mediador del docente es decisivo ya que debe actuar como orientador e interlocutor no-significante, sino como interlocutor para una significación-otra por parte de los estudiantes, quienes deberán transformar para ello la información obtenida de la búsqueda en Internet, en conocimiento construido de manera autónoma e interactiva comunicacionalmente de modo dialógico con sus compañeros. Aquí, las TICs e Internet se conciben como elementos de apoyo de la actividad mental cooperativa y constructiva de los estudiantes   en un contexto de interacción intersubjetiva entre ellos animado y moderado por el docente. La transformación de la información en conocimiento, implica un deslinde entre ambos, además de epistemológico, sociocultural primordialmente por cuanto el conocimiento se producirá diferenciadamente en la interacción social contextualizada de saberes de los individuos al interpretar la información en tanto conjunto de datos estructurados, según García (2011), ya que:

“Para la epistemología actual la generación de datos sin estructura no es sinónimo de información, así como la información no puede considerarse conocimiento si no es procesada racionalmente dentro de un sistema de saber. No se trata tan solo de una cuestión epistemológica, sino también socioantropológica: la información adquiere sentido en contextos específicos, distintos según las relaciones sociales en las que están insertos quienes la interpretan y utilizan.” (p. 4)

Esta perspectiva supone pasar de una concepción individualista del aprendizaje y del conocimiento a otra que los concibe como procesos sociales de actividad conjunta entre los integrantes del grupo escolar o comunidad educativa: docentes y alumnos. Supone además, que se debe saber diferenciar la conectividad o interactividad tecnológica de la interacción sociopedagógica ya que esta última, supera la mera recepción informacional y la comunicación instrumental teletransmisiva, al regular la adecuación de los intereses y características de los estudiantes en su interacción reconstructiva o resignificadora a los contenidos de aprendizaje propuestos. Aquí se debe reiterar que la diferencia fundamental entre la comunicación instrumental teletransmisiva y la comunicación dialógica, radica en que la primera se considera un intercambio informacional de mensajes y señales entre usuarios de la red de Internet sin que medien los procesos de reconstrucción y resignificación, mientras que en la segunda por ser un proceso semiótico, en el que se intercambian intersubjetivamente signos, si intervienen la reconstrucción y la resignificación para atribuir sentido.

De aquí que la calidad educativa en este caso, dependa del tipo de interacción sociopedagógica que se promueva sobre el uso de las TICs. Hay que enfatizar, por consiguiente, la diferencia entre interactividad e interacción. La interactividad consiste en el relacionamiento operacional de los individuos con los medios o recursos técnicos, o entre éstos, contemplando las acciones de los sujetos con las interfaces de las TICs, para producir entre otras actividades, la obtención de información en Internet y la comunicación instrumental teletransmisiva; mientras que la interacción, es la mediación de la intersubjetividad que aunque pueda ser mediada o mediatizada por las TICs, puede propiciar la reconstrucción resignificadora de la información de Internet a través de la acción reguladora de la conversación y reflexión crítica, o comunicación dialógica entre los participantes. Todo esto, en el marco de la necesidad de una pedagogía crítica que integre un enfoque desalienante del uso de las TICs, que se contraponga a la significación y connotación instrumental de lo que ha prevalecido como tecnología educativa.

De estas consideraciones se desprenden algunas capacidades y destrezas que los docentes deben poseer para favorecer el tipo de uso informacional de Internet en la actividad reconstructiva y resignificadora de los estudiantes. uso-adecuado-del-internet-1-1-728

Entre estas podemos indicar las siguientes:

-Valoración crítica del uso informacional de Internet en el aprendizaje

-Utilización de la tecnología para buscar y seleccionar información adecuada

-Diferenciación entre lo banal y lo esencial de la información obtenida

-Saber leer los diferentes lenguajes multimedia para informarse y comunicar

-Uso adecuado de diversas bases y fuentes de información

-Presentación organizada de la información de acuerdo a distintas finalidades

-Favorecer la revisión y análisis interpretativo de la información recabada

Finalmente, y compartiendo sobre las TICS, el juicio de Gimeno (2001),   “hemos de reconocer las posibilidades que se abren si es el sujeto el que controla el acceso a las mismas y éste es un receptor crítico.” (p. 70), esta reflexión sobre el discurso oficial en torno al uso informacional de Internet en la Educación Primaria de Venezuela, cree pertinente recomendar su empleo pedagógico con base en las prevenciones críticas que se han producido indagativamente por ella. Principalmente, la regulación comunicativo-dialógica reconstructiva y resignificadora de modo intersubjetivo y bajo la moderación del docente que la anima, de la información que buscan o reciben los estudiantes por medio de la red de Internet para producir conocimiento. Orientada dicha interacción dialógica fundamentalmente hacia la formación emancipadora de la autonomía de los niños y niñas de este nivel, que contrarrestaría de esa forma al modo de información que produce la alienación de los individuos al normalizarlos o disciplinarlos corporalmente como sujetos informacionales, sujetos dependientes de la información que circula y se consume a través de Internet.

REFERENCIAS

Abril, G. (2005) Teoría general de la información. Datos, relatos y ritos. Editorial Cátedra, Madrid.

Ander-Egg   (1998) Reflexiones en torno al proceso de Mundialización/Globalización. Editorial Lumen-Hvmanitas, Argentina.

Bajtín, M. (1982) Estética de la creación verbal. Editorial Silo XXI. México

Cardona, N. (2004) “Las nuevas tecnologías y la reformulación de la educación en la sociedad de la información”. Revista Infobit Año 2 Nº 2. FUNDABIT

Castells, M. (2010) Comunicación y poder. Alianza Editorial, Madrid.

Bemfica, J., Pereira, A. y Pimienta, C. (2005) “Estado y mercado en la construcción de la Sociedad de la informaciónglobal”, Nueva Sociedad, N° 196.

Foucault, M. (1997) Microfísica del poder. Ediciones La Piqueta. Madrid

Fuchs, C. (2012) Una contribución a la crítica de la economía política del capitalismo Informacional transnacional. En Nómadas Nº 36. Universidad Central, Colombia.

García. N. (2011) De la sociedad de la información a la sociedad del desconocimiento. En Versión. Nueva época, Nº 27.

Ianni, O. (1998) Teorías de la Globalización. Siglo XXI editores, México.

Lash, S. (2005) Crítica de la información. Amorrortu editores. Buenos Aires.

Lazzarato, M. (2010) Políticas del acontecimiento. Ediciones Tinta limón. Buenos Aires

Levy, P. (2007) Cibercultura. La cultura de la sociedad digital. Anthropos Editorial. Barcelona.

Marí, V. (2002) Globalización, nuevas tecnologías y comunicación. Ediciones de La Torre. Madrid.

Mattelart, A. (2002) Historia de la sociedad de la información. Edit. Paidós. Barcelona

Mauri, T. y Onrubia, J. (2008) “El profesor en entornos virtuales: condiciones, perfil y Competencias”. En Coll, C. y Monereo, C. (2008) Psicología de la educación virtual. Ediciones Morata. Madrid.

Poster, M. (1987) Foucault, marxismo e historia. Modo de producción versus Modo de  Información. Editorial Paidós, Buenos Aires.

Queraltó, R. (2003) Ética, tecnología y valores en la sociedad global. El caballo de Troya al revés. Editorial Tecnos. Madrid.

Quintero, M., Salas, C. y Rodríguez, L. (1978) “Notas para el estudio de la Educación Superior en Venezuela”. Revista Polémica, N° 4

Ramonet, I. (1995) “Pensamiento único y nuevos amos del mundo”. En Cómo nos venden la moto. Editorial Icaria, Barcelona.

Rueda, R. (2007) Para una pedagogía del hipertexto. Una teoría de la deconstrucción y la complejidad. Editorial Anthropos. Barcelona.

Fuentes Imágenes:

1. http://31.media.tumblr.com/03f6a7ad1678e9cd8a40d99398f12e51/tumblr_inline_mmm9e48FLb1qz4rgp.jpg

2.http://image.slidesharecdn.com/andrescamilo-111107150836-phpapp02/95/uso-adecuado-del-internet-1-1-728.jpg?cb=1320678580:

Comparte este contenido:

Un niño asombra a Italia con una nueva palabra: ‘petaloso’

Italia/ Febrero 2016 /Autor: Pablo Ordaz /Fuente: El País

La historia comienza hace tres semanas en una clase de lengua de tercera elemental –chavales de ocho años, el equivalente a tercero de primaria en el sistema N1b. Italiaespañol—del colegio Marchesi de Copparo, un municipio de unos 16.000 habitantes en la provincia de Ferrara, en el norte de Italia. Ese día toca hablar de los adjetivos. Y el pequeño Matteo aplica a una flor –que en italiano es masculino, “ fiore”— el adjetivo “petaloso” para explicar que está llena de pétalos. La palabra no existe en italiano y por tanto la maestra, que por cierto se llama Margherita, señala la respuesta como fallida. Pero no se queda ahí. “Cuando corregí el examen”, explica Margherita Aurora al Corriere della Sera, “marqué ‘petaloso’ como un error, pero añadí un círculo rojo para señalar que se trataba de un bello error. La palabra me gustaba, y por eso se me ocurrió preguntar la opinión de la Crusca [la Accademia della Crusca, el instituto nacional para la salvaguarda del italiano]”.

La maestra Margherita no toma la iniciativa en solitario, sino que recuerda a sus alumnos para qué sirve la academia de la lengua y le pide a Matteo que sea él mismo quien se dirija a la Crusca para solicitar la entrada de su palabra inventada en el bello jardín del italiano. La historia, una pequeña historia de un pequeño pueblo del norte de Italia, se hubiese marchitado ahí si no fuese porque el martes el cartero deja una carta en el colegio Marchesi dirigida a Matteo. El membrete, nada más y nada menos, era de la “Accademia della Crusca, vía di Castello, 46. Firenze”.

Con una emoción y una algarabía fáciles de imaginar, la profesora abre la carta delante de sus alumnos y lee el texto firmado por Maria Cristina Torchia, consejera lingüista de la Crusca: “Querido Matteo. La palabra que has inventado es una palabra bien formada y podría ser usada en italiano, como son usadas otras palabras formadas de la misma manera. Tú has puesto juntas pétalo+oso=lleno de pétalos, con muchos pétalos”. La representante de la academia pone incluso algunos ejemplos, como “pelo+oso= peloso, lleno de pelos o con muchos pelos”. La carta concluye explicando al pequeño Matteo que, para que una palabra nueva pueda entrar en el vocabulario, “no es suficiente con que sea conocida y usada solo por quien la ha inventado, sino que la usen muchas personas y que muchas personas la entienda”. Y, lo más curioso y tal vez lo más emocionante, la academia de la lengua italiana da un consejo a Matteo: “Si logras difundir tu palabra entre muchas personas y muchas personas en Italia comienzan a decir y a escribir ‘com’e petaloso questo fiore!’ o, como tu sugieres, ‘le margherite sono fiori petalosi’, entonces ‘petaloso’ se convertirá en una palabra más del italiano”.

Dicho y hecho. A través de su cuenta de Twitter, la profesora Margherita Aurora envía el martes un mensaje en el que cuenta la historia y su satisfacción por la imaginación de Matteo y por la respuesta de la academia: “Para mí vale como mil lecciones de italiano”.

En muchos lugares de Italia, las escuelas aún pagan la desidia de Silvio Berlusconi hacia la educación, la cultura y lo público, por eso es aún más emocionante la historia de Matteo, la profesora Margherita y sus flores llenas de pétalos.

Fuente de la Noticia: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/02/24/actualidad/1456316647_971410.html

Fuente de la Foto:

http://ep01.epimg.net/cultura/imagenes/2016/02/24/actualidad/1456316647_971410_1456317369_sumario_normal_recorte1.jpg

http://ep01.epimg.net/cultura/imagenes/2016/02/24/actualidad/1456316647_971410_1456317466_noticia_normal_recorte1.jpg (Pilar Gómez-Centurión)

Socializado por: Iliana Lo Priore. Miembro del Equipo fundador de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa. Profesora Titular UC. Investigadora del CIM. Doctora en Educación.

 

Comparte este contenido: