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Lucero Martinez Kasab: Un bloque social que embrutece. Colombia

Las personas actúan dentro de esa lógica entre otras cosas, porque, la opulencia se volvió un culto a través de ciertas creencias religiosas que la glorifican, como una bendición de Dios que les habla desde los púlpitos de algunos templos; es la nueva teología de la prosperidad que hace parte del bloque que embrutece. Un ardid del protestantismo convertido en doctrina de los codiciosos porque, les destraba los escrúpulos que inculca la Iglesia Católica para fomentar el respeto al prójimo.

Amparadas bajo la teología de la prosperidad se ven llegar a decenas de personas a las iglesias, gente adinerada, corrupta, que todo el mundo conoce y uno piensa, pero ¿cómo son capaces de ser tan pecadores e ir a la iglesia como si nada? Y, resulta que es que encuentran en el templo la indulgencia al exceso de ambición. Y ya sabemos la fuerza que dan las convicciones religiosas. Así, es fácil que no crean ni teman a la justicia, porque ellos tienen su propia deidad que les ampara el deseo de tener cada vez más, como los sionistas tienen su dios que les respalda el genocidio.

Lo desolador es que a esos templos de la teología de la riqueza también va gente pobre, que está endeudada, no tiene con qué pagar los colegios, debe vivir y alimentarse donde los suegros porque no les alcanza el dinero del trabajo, creen que Dios les cambiará el destino pues, la religión les embrutece la capacidad crítica como para darse cuenta de la situación macro política y económica que incide en sus vidas y, que son sus pastores los millonarios debido al dinero que reciben de ellos, los fieles, que no tienen para comer.

Se suman a este bloque de embrutecedores ciertos medios de comunicación mencionados el otro día por el presidente Petro. Donde vuelven lógica la irracionalidad de tomar un relato mítico de la Biblia como pretexto para que se cometa un genocidio en Palestina. Titulan de manera tendenciosa los logros del presidente Petro, pero, colocan fotos exaltando a una oposición con cientos de investigaciones en contra. Sus invitados expertos son los profesionales formados en EEUU que poseen la ideología de la explotación humana y de la naturaleza.  Exaltan las murmuraciones, el bochinche, la envidia en sus programas de concurso a ver cuál de los participantes arrastra más su dignidad con tal de ganar plata. Saturan la pantalla con presentadoras artificiosas que ofrecen la imagen de ser mujeres empoderadas, ¡ay, ese término! Y las mujeres humildes, trabajadoras, las que deben tomar un bus y pasar tres horas de ida y tres de venida del trabajo que las idealizan no saben que estas empoderadas sufren lo indecible cuando las canas aumentan, las caderas se llenan y la arrugas aparecen porque, esos medios las cambiarán por más jóvenes, la televisión es una recicladora de mujeres empoderadas. Esos programas son velos todos los días en las pantallas de los televisores que van apaciguando en las y los ciudadanos el deseo de conocer, de enterarse de la política real de su pueblo, ciudad o país, entonteciendo el circuito que va del sufrimiento a las neuronas y de ahí al razonamiento que, por fin, les otorgaría una explicación a sus vivencias, sin embargo no, el circuito nunca se completa como para que la gente despierte a la conciencia; se atasca en el sufrimiento que el pueblo cree curarlo identificándose con quienes se insultan en los programas de concurso.

En la Costa comenzaron las emisiones de radio más repugnantes basadas en preguntas impúdicas sobre la vida amorosa, sexual, erótica, con palabras abiertamente obscenas; con unos chistes que son una burla despiadada hacia la mujer; embruteciendo a la juventud que inicia la escucha de la radio, la vuelven su más asidua oyente porque, los jóvenes inexpertos, sin capacidad crítica se sienten atraídos por las risas grabadas y el ambiente festivo de los programas; estas emisoras van en contra vía del humanismo de otras épocas cuando nació la radio,  precisamente, en Barranquilla, con locutores dueños de un contenido y un lenguaje pulido, refinado, agradable.

Ni qué decir de quienes desde la capital de Colombia con unas voces bien moduladas y temas más serios embrutecen a la gente mediante otra táctica: la de colocar como víctima a los y las delincuentes de cuello blanco, es decir, a las personas de la élite política, económica, social que cuando delinquen y caen en desgracia las defienden con malabares idiomáticos. Buscan a toda costa corregir la realidad manipulando con una voz profunda y calmada experta en eufemismos, palabras ambiguas que definen y no definen lo que claramente es corrupción o asesinato o masacres o genocidio. Llama la atención algunas mujeres con un estilo policial, impositivo, de mil palabras por segundo como ametralladoras que imposibilitan el argumento de la otra persona y aún más el contra argumento, son verdaderos tribunales –pero el dictador es otro-. Estas emisoras tanto que critican a la Primera Línea que se opuso a la reforma tributaria de Duque y, resulta, que son la primera línea de defensa detrás de sus micrófonos de la oligarquía corrupta de Colombia. Menoscaban la inteligencia de las personas que llaman espontáneamente a dar sus opiniones cerrándoles el teléfono de la manera más grosera, haciéndolas sentir fuera de lugar, torpes, poca cosa.

Hacen parte de este bloque de embrutecedores las y los políticos que le han ocultado al pueblo que es sede del poder político; inculcándole sentimientos de inferioridad, de que es casi natural tener en los altos puestos del gobierno a gente blanca, adinerada, socia de clubes porque, el pueblo no está capacitado para dirigir esas instituciones, así, la gran masa popular se aparta, no argumenta, no discute; se cree muy lista sacándole al político bolsas de cemento, tejas, mercaditos o plata por un voto durante las elecciones y no se da cuenta que el político le desangra la vida. Los políticos perversos han distorsionado tanto la Ley que, ella, que fue creada para proteger la vida la han volteado para esparcir la muerte.

Integran este bloque de embrutecedores las universidades privadas que esparcen un conocimiento parcial, fragmentando, acomodado de la economía, filosofía, psicología, sociología, derecho, ingenierías, etc., a favor de los poderes dominantes. Sostienen doctrinas que desprecian la igualdad entre los humanos. Apuntalan teorías de las ¡manos invisibles que equilibran el marcado! Pero, se burlan de los pueblos ancestrales que le bailan al dios de la lluvia, a ver si no es más consecuente danzarle a la lluvia para que riegue los campos que creer en una mano invisible económica.  Universidades con teorías psicológicas impregnadas de la física cuántica para solucionar el vacío de una joven que necesita hablar, expresar con palabras que no sabe encontrarle sentido a su vida. No admiten la crítica ni el debate abierto. Dan por sentado que es de seres razonables la filosofía de regirse por los contratos y no por las palabras, aunque se trate de madre e hijo, así atenten contra la histórica solidaridad humana. Estas universidades forman a los futuros presidentes, gobernadores, senadores, etc., para que continúen ejerciendo un poder político impositivo, para, en palabras de los zapatistas manden mandando en vez de mandar obedeciendo al pueblo como lo propone esta revolucionaria filosofía política mexicana. No les cuentan a los alumnos sobre las ideas de la historia humana que liberan el pensamiento, que cortan las cadenas de sentirse inferiores, que fortalecen las culturas propias; sólo enseñan las teorías que muestran cómo dominar al Otro.

Este bloque social embrutecedor priva a las personas de cultivar la duda, la crítica, la confrontación de los hechos,; el razonamiento inductivo y deductivo; obstruye las capacidades de analizar, organizar y categorizar los datos; cercena la imaginación; menoscaba la propia afirmación; desconecta la felicidad o el sufrimiento de los procesos políticos manteniendo al pueblo en la ignorancia de que el ser humano hace la historia y si desea, puede cambiarse de canal, de emisora, de libros, de teorías, de políticos, de gobernantes, de ideologías, de religión, etc. Embrutecer requiere de un alto grado de perversidad, es hacer daño al Otro mediante el achicamiento de su capacidad de reflexión, es obstaculizar el curso de los pensamientos ajenos que llevan a la luz de la conciencia. Es esclavizar el intelecto, que es más terrible que someter al cuerpo porque, las cadenas del pensamiento son sutiles, abstractas, intangibles. El progresismo desde todos los campos tiene la obligación de liberar las cadenas al pensamiento del pueblo para que advierta cómo ciertas iglesias, algunos medios de comunicación, diversas teorías filosóficas y los partidos tradicionales lo han puesto a vivir el mundo al revés, pero que él, el pueblo, puede poner el mundo de pie si tiene fe en sí mismo.

 

Fuente: https://www.lanuevaprensa.com.co/component/k2/un-bloque-social-que-embrutece?s=08

 

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Entrevista a Lucía Mbomío-activista antirracista: Los medios arrebatan su humanidad a las personas negras.

Fuentes: Ctxt

Hablamos con la periodista y activista Lucía Mbomío (Alcorcón, 1981) en el marco del VIII Congreso ULEPICC-España sobre “Comunicación y Paz” (2023), que abrió con su conferencia sobre periodismo y racismo.

Hija de José Mbomío, natural de Guinea Ecuatorial, y de Sofía Rubio, de Segovia, trabaja actualmente en Aquí la Tierra y la hemos podido ver anteriormente en proyectos como En tierra de los nadie, El método Gonzo o Españoles en el Mundo. Ha grabado en más de 30 países y, en los últimos años, ha escrito obras literarias muy relevantes como Hija del camino. Si hay algo que destaca de ella es su continua reflexión sobre qué significa y qué supone ser una persona racializada en la actualidad. En esta entrevista se centra en el papel de los medios de comunicación en la difusión del racismo. El vídeo de la entrevista extendida está disponible en el canal de ULEPICC.

¿Cómo es el racismo en España? Siempre ha dicho que la ciudadanía es racista y machista, pero que no queremos hablar de ello y que, en vez de trabajar para dejar de serlo, lo negamos.

El punto de partida es entender que el racismo forma parte de la sociedad y, a partir de ahí, comprender que nos construye de alguna manera. Nacemos como pelotitas de barro, completamente redondas, y, a medida que vamos creciendo, los diferentes sistemas de opresión –ya sea machismo, racismo, homofobia, clasismo, capacitismo, gordofobia…– nos van construyendo, nos van cincelando y provocan que lo vivamos de una manera o de otra, que estemos en un lado o en otro, o incluso, aunque lo padezcamos, que interioricemos algunos de esos prejuicios.

La gente se quita mucha culpa porque cuando hablamos de racismo todo el mundo lo niega y, además, te suelen decir que es cualquier otra cosa menos racismo. No entiende que los diferentes sistemas de opresión pueden ir entrelazados. Si no reconocemos ciertas cosas, es muy difícil que podamos transformarlas. Partiendo de esa base, hay que entender que el racismo no es solo el insulto o que te peguen por la calle, sino que también puede ser una cuestión de omisión, por ejemplo, de conocimientos generados por personas no blancas, como vemos en los libros de texto. Yo no he estudiado absolutamente ningún personaje histórico, ni del ámbito de la ciencia, ni en la literatura que no sean personas blancas.

¿Qué clase de prejuicios, opresiones o estereotipos asumimos desde la infancia y cuál es el papel de los medios de comunicación?

Estamos creciendo sin unos referentes que construyan a las personas no blancas, pero también a las personas blancas. Por supuesto que también en mi generación –y todavía hoy, aunque menos– había muy pocas mujeres que se estudiaran: estaba Marie Curie en ciencia, Carmen Laforet, Rosalía de Castro, poquitas, pero había.

Pasa lo mismo en los medios de comunicación: no es que no aparezcan las personas negras, sino que suelen aparecer desde una perspectiva deshumanizada. Lo que está haciendo es recoger una narrativa previa que está muy conectada con la esclavitud y tiene que ver con arrebatarle su humanidad a las personas negras, o sea, con provocar que dejen de ser leídas como personas. No nos están contando de la misma manera que se podría contar en la etapa de la esclavitud, pero hay muchas cosas que se mantienen y que, si no las narramos nosotras mismas, no van a cambiar. Ahora bien, tampoco basta con que nos desgañitemos explicando que existimos, también tienen que escucharnos.

Hay elementos que tienen que ver con lo sistémico, que nos afectan en el día a día, que a veces no tienen eco mediático. Muchas veces los medios de comunicación miramos mucho hacia afuera, pero nunca contamos qué es lo que sucede dentro. Yo misma he dado charlas sobre representación en medios de comunicación en España, en varios países, en varias universidades, pero nunca en una televisión. En ninguno de los medios en los que he trabajado, salvo Pikara, se han preocupado por ver qué es lo que podemos aportar, qué es lo que tenemos que decir y que enriquecería muchísimo más.

Profundicemos en el lenguaje de los medios de comunicación. Por ejemplo, a la hora de referirse a personas en situación administrativa irregular, dicen ilegales. ¿Qué te parece?

Ilegales, sin papeles, y más allá de la propia persona, pues también se utilizan términos como MENA, que es el acrónimo de Menor Extranjero No Acompañado, y lo malo es que se usa como sinónimo de criminal. Hubo un verano en el que provocaron con esta palabra lo mismo que con términos como avalancha, que es emergencia, miedo y sensación de peligrosidad.

Hay un estudio de Red Acoge del año pasado que decía que en el 80% de informaciones sobre migraciones ni siquiera aparecen personas migrantes hablando, o sea, se les arrebata la voz. Esto es muy fuerte porque sí están dejando que hablen expertos, pero también hay personas migrantes que pueden ser expertas. Esto es como limitar a las personas que no son blancas, que son migrantes o de ascendencia inmigrante, a solo hablar desde lo experiencial o la narrativa de la anécdota, pero nunca como personas expertas, formadas y que manejan datos. Además, en la mitad de esas noticias no se utiliza siquiera la palabra persona.

Esto se ve muy claro con la masacre en Melilla: muchas personas acabaron muertas y todo el rato hablaban de los migrantes. Ni siquiera con lo que sucedió se dignaron a llamarles personas, que es lo que son. Eso genera distancia con respecto a lo que sucede. Estamos normalizando que su dolor no es tanto como el nuestro.

Alguna vez ha dicho que la televisión tiende a mostrar a personas negras solo cuando se habla de migración o situaciones negativas.

En televisión a las personas negras no se las suele retratar, salvo en situación de desgracia. Lo que se está haciendo es alimentar una narrativa del dolor que provoca que acabemos normalizando lo atroz. En el caso del continente africano solo se habla de guerras, mutilación genital femenina, LGTBfobia, desastres naturales… Esto es real, pero es una parte de la realidad. Además, prácticamente no hay corresponsalías de medios españoles en África negra, por lo que buena parte de las noticias llegan de agencias o de ONGs y, de nuevo, ahí se incurre en la narrativa del dolor o de la penuria y desgracia.

Luego está el inmigracionalismo, término también de Red Acoge que se refiere a esas noticias de sucesos protagonizadas por personas migrantes: asesinatos, robos, redes de trata… ¿Sucede? Sí, pero el problema no es que se cuente, sino que solo se cuenta eso. No hay una narrativa b con la que contrastar.

También ocurre que, para salir, deben ser excepcionales. Tienen que escalar un edificio o tirarse a la ría de Bilbao. Ser superhéroes o superheroínas. Eso en positivo.

¿Qué narrativa falta?

La narrativa de la normalidad, de lo cotidiano, de las personas que van al curro, que viven en las ciudades. Casi siempre cuentan este tipo de noticias desde una perspectiva rural, pero en África pasa exactamente igual que aquí, que el grueso de la población reside en ciudades. Nos está faltando el África de mujeres que son feministas exactamente igual que aquí, que va a currar exactamente igual que aquí, que investiga exactamente igual que aquí. Hay una especie de discurso profundamente asimétrico: lo que sucede aquí en Occidente se cuenta desde todos los puntos de vista, pero lo de allí solo se cuenta desde uno. Si nos van depositando prejuicios o medias verdades en nuestro cerebrito, se convierten en sedimentos que depositas en una orilla y que van creciendo y creciendo hasta que al final provocan que tengamos un muro en la cabeza.

Si eres migrante eres fuerza productiva, pero no eres persona

A las personas negras se les cuenta siempre como las que llegan, pero nunca están y desde luego no son. Lo que vemos y lo que tenemos en la cabeza son hombres jóvenes recién llegados que son brazos, porque si eres migrante eres fuerza productiva, pero no eres persona. Además, al ver esas imágenes de pateras, lo que vemos es grueso, es multitud, es masa, no vemos personas. Se les arrebata la voz, ni siquiera se entrevista a personas migrantes porque no tienen derecho a contar su historia.

Recuerdo a una mujer que acaba de perder a su bebé justo cuando llegaba el barco de rescate. La mujer gritaba “my baby, my baby” mientras sollozaba y esas imágenes las pusieron en el informativo del mediodía, de la noche y por la mañana. Sí, son imágenes especialmente duras, pero, insisto, estamos normalizando algo que nunca deberíamos considerar normal. Yo me he quejado de estas imágenes y me decían que era por concienciar. Para concienciar, la primera imagen que hay de un cuerpo muerto llegado en patera, que no significa que sea el primer cuerpo muerto llegado en patera, es de un periódico de 1988. Estamos en 2023 y estamos viendo el mismo tipo de imágenes.

Faltan los porqués, porque si algo aprendí durante la carrera es que hay que responder a las 5W (qué, cómo, cuándo, dónde, quién y por qué). En el caso de la llegada de la gente a través del mar o de la valla, lo que nos cuentan es el qué y el cuántos, esa dimensión profundamente deshumanizadora que tiene que ver con las cifras, y el a dónde. No nos cuentan de dónde vienen, porque África subsahariana no vale. África “subsahariana” comprende más de 40 países con realidades súper diferentes y, desde el momento en el que no cuentan el de dónde real, tampoco están contando por qué, y tú puedes moverte por un millón de cosas. Puede ser por esos buques de la Unión Europea que están arrasando los caladeros de pesca en África Occidental, o por las políticas neocolonialistas, o porque la emisión de visados en el caso del continente africano es ínfima y eso provoca que la gente se tire al mar puesto que no tiene otras vías seguras para poder llegar.

Ha señalado al principio que también personas negras interiorizan el racismo. ¿Cómo se relaciona con el racismo blanco?

Igual que existe el machismo interiorizado o un clasismo que provoca que sintamos que hay espacios que no son nuestros. Esto me pasa un montón porque soy de Alcorcón, donde hay gente muy diversa. Es una ciudad de casi 200.000 personas, pero es cierto que sigo sin sentirme cómoda en un photocall, o en sitios súper finos me siento un poco de prestado. Es un proceso doloroso el reconocer todos tus prejuicios, tu endorracismo, es complicado, porque, además, cuando empiezas a analizar el racismo más allá del me han pegado o me han insultado, desde una perspectiva mucho más grande, también implica que te confrontes con, en mi caso, que la mitad de mi familia es blanca.

Incluso puede ser doloroso, pero, a mi modo de ver, también es liberador cuando entiendes que no se trata de que tu madre o tu familia blanca sea mala, sino que simplemente forman parte de una sociedad que les construye. También puede haber un prejuicio por parte del profesorado que entiende que las personas como tú van a llegar hasta un puntito más bajo y todo eso tiene consecuencias: que tengas que ser súper empollona ultrabrillante para demostrar que sí, que puedes llegar a otros sitios.

De pequeña, ya me leían como fracaso escolar. Nada más entrar en el instituto tuve que sacar un 10 en historia, en el primer examen que hice para que dijeran “ah, esta no es como el resto”, como si existiera un “el resto”. Gente más joven te cuenta que desde que son peques ya les están orientando a la Formación Profesional o a la diversificación. El problema es que no puedes escoger en libertad como lo hacen el resto de tus compañeros.

También es tremendamente injusto el hecho de que tengas que ser una empollona y que tengas unos criterios de autoexigencia tan bestias desde que eres tan pequeña, y cómo eso después tiene consecuencias en términos de síndrome de la impostora. Nunca será culpa de la persona, siempre será culpa del sistema. Yo escribo con pavor, porque siempre pienso que no lo voy a hacer bien, que no va a ser suficiente, que quizá la gente no se sienta representada.

Mi primer libro estuvo mucho tiempo en un cajón porque yo decía “¿a quién le va a interesar la historia de gente que vive en Fuenlabrada, Torrejón de Ardoz, Móstoles, Lega o Alcorcón?”. Mi segundo libro, Hija del camino, que iba para Netflix antes del cambio de dirección, es un ejercicio de desnudez, no porque cuente mi historia, que en realidad no es tanto mi vida como nuestros mundos, sino porque se me nota mucho cuándo estoy bloqueada y cuando escribo más libre. Me quité la coraza que he tenido que llevar desde pequeña para hacerme la dura y hablo (como puedo) de sentimientos.

Porque sí, somos paquidermas, somos elefantas y en la mayor parte de nosotras, o por lo menos en mi generación, muchas de nosotras nos pegábamos en el cole y no permitimos que nos vieran llorar jamás, y eso tú lo llevas toda tu vida.

¿Cómo se puede actuar contra los prejuicios desde la comunicación? ¿Y cómo se puede favorecer que la juventud racializada pueda deshacerse de sus propios prejuicios y verse en diferentes ámbitos?

Recuerdo que, antes, los atentados se contaban desde una perspectiva tremendamente morbosa, pero eso cambió radicalmente y entendimos que para hablar de muerte no hacía falta ver víscera, que podíamos ver gente corriendo en planos generales, coches de policía y las típicas mantas térmicas. Un ejemplo de esto, y no se trata de un atentado, es en la última Eurocopa, cuando se desmayó un jugador de la selección danesa y su equipo le cubrió para que no viéramos cómo él estaba convulsionando. ¿Qué sucede cuando se trata de personas que vienen del Sur? ¿Por qué ahí sí que podemos ver su cuerpo, su rostro sufriendo y deformado por dolor o pena?

Hay un trabajo fotográfico que me parece fantástico, se llama Passengers y es de Cesar Dezfuli. Él estuvo en un barco de rescate de salvamento y pidió a todo el mundo si podía entrevistarle. De fondo se ve el mar, ellos miran a cámara, hay un consentimiento, un nombre, un país y una edad. Quizá no parezca gran cosa, pero es importante porque no están sufriendo, han consentido, no aparecen sufriendo, se entiende que son individuos y no solo masa.

¿Y en la programación infantil? Se creó un gran debate en redes sociales porque a La Sirenita le puso voz Halle Bailey, que es una actriz negra y hubo quejas “porque la sirenita es blanca, de ojos azules y pelirroja, y elegir a una actriz negra no es fiel al cuento”.

Yo crecí con cero dibujos en donde aparecieran personas como yo, a excepción del Negro Alberto, que eran estadounidenses. Cuando llegó Tiana y el Sapo yo tenía 20 y pico años. El punto de partida es que la gente entienda que hemos crecido completamente huérfanos de referentes y que eso es muy fuerte. A la hora de construir, en términos identitarios, a la hora de poder imaginarte en ciertos sitios. Todo eso es súper importante porque nunca estamos en ningún lado.

Si nos metemos en la propia historia de La Sirenita, sale Sebastián, que tiene acento caribeño y eso nos puede hacer pensar que quizá no estaban en aguas nórdicas, sino en aguas de clima cálido, como en el propio Caribe. A lo mejor la anomalía es que la sirenita fuera blanca; podría haber sido de miles de tonos diferentes. Hay gente que se queja de que les quiten un símbolo y se lo lleva a lo personal.

Pasó lo mismo con Conguitos cuando se inició una petición de firmas para que se cambiara el nombre y la mascota, no para que cerrara la empresa, y la gente decía que querían arrebatarle la infancia. Estamos comparando el individual, tus sueños, tus memorias de niño, con todo un sistema de representación que nos ha dejado siempre fuera o nos ha caricaturizado.

También tenemos cuentos propios, africanos, que podrían utilizarse para contar nuestras historias. No necesariamente tenemos que transformar un cuento de Andersen y llevarlo a la negritud porque tenemos historias propias. Se pueden contar las historias teniendo en cuenta la diversidad que existe en todos los sitios.

¿Cuál es el valor que puede añadir una persona racializada a las narrativas y representaciones mediáticas?

Los medios están incorporando poquito a poco a personas que no son blancas, pero no se trata solo de cuerpos, no es jugar a Benetton o al parchís, hay que favorecer que haya un ajuste entre lo que sucede en la calle y lo que se ve en las pantallas. Es importante que no se queden solo con los cuerpos, sino que tengan en cuenta también los puntos de vista. Incorporar a personas no blancas solo para hablar de racismo o de inmigración es del todo insuficiente. También tenemos gustos, profesiones, saberes y anhelos. También padecemos el cambio climático o nos (me) encantan las croquetas. Podemos hablar desde muchos lugares más allá de nuestro color de piel o de nuestro pasaporte. Limitándose a invitar a gente racializada o migrante a hablar solo de esos asuntos tiende a rebajar cuestiones sistémicas y convertirlas en meras anécdotas. Así las cosas, luego otra persona racializada dice que a ella nunca le ha pasado nada, que no ha experimentado racismo y ahí se acaba la posibilidad de profundizar. Personalmente, no puedo hacer check en todas las anécdotas de todas las personas negras, africanas y afrodescendientes del mundo, pero eso no significa que no lo haya vivido.

¿Unas últimas palabras para concluir?

Nos han enseñado que ser racistas es algo muy malo, pero la gente no tiene ni idea de qué es. El racismo puede ser que a las mujeres negras nos pregunten cuánto cobramos mientras esperamos a alguien en Gran Vía, producto de la hipersexualización ligada a los cuerpos negros. Pero racismo son también las identificaciones por perfil racial, las dificultades para entrar en los locales de ocio o para que te alquilen una vivienda.

Racismo (y xenofobia) es que haya tanto alumnado de origen migrante que no llega a bachillerato por falta de expectativas del profesorado, por bajas autoexpectativas y por unas realidades que tienen que ver con las vivencias, exigencias y urgencias de las familias migrantes que dificultan que puedan lograrlo.

Fuente: https://ctxt.es/es/20231101/Politica/44404/lucia-mbomio-hija-del-camino-racismo-medios-migrantes.htm

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No colabores con la prensa que calla el genocidio en Gaza

Por Ollantay Itzamná

En un mes del exterminio de la población civil en Palestina, sobre todo en Gaza, 49 periodistas fueron asesinados por el ejército de Israel, ante la complicidad y el silencio de la gran mayoría de la prensa mundial.

“No podemos soportarlo más, estamos exhaustos. Somos víctimas, somos mártires. Es solo cuestión de tiempo. Vamos a ser asesinados uno por uno y nadie nos está mirando”, dice conmocionado Salman al Basheer, corresponsal de la televisión palestina, frente a las puertas del hospital Nasser, en Khan Younis.

Del otro lado, en pantalla compartida, su colega llora en el estudio del canal local. La luz roja de la cámara encendida, sus palabras: “nadie está mirando”. Al Bassher está retrasmitiendo en directo el asesinato de su compañero, Mohammed Abu Hatab, quién pocas horas antes estaba parado frente a la cámara en ese mismo lugar. “Estos chalecos balísticos, estos cascos, no nos protegen. No protegen a ningún periodista”, expresa con rabia mientras se quita el traje de protección azul con el eslogan de “prensa” y lo lanza al suelo.

Mientras la humanidad sufre el tercer holocausto moderno. Mientras Israel, promovido y pertrechado por los EEUUU, asesina a más de 11 mil palestinos en cuestión de días. Mientras las bombas israelnorteamericanas pulverizan cámaras y micrófonos junto a los corresponsales de guerra. Existen empresas de comunicación y trabajadores de prensa que guardan un cómplice silencio total sobre este macabro suceso que ocurre en vivo y en directo.

Guatemala vivió uno de los últimos genocidios en el Continente. Específicamente la población maya ixil, sobreviviente al holocausto del siglo XVI, a finales del pasado siglo fue masacrada con fusiles de asalto galil de fabricación israelí, pero este país no ha expresado aún solidaridad o protesta contra el crimen que Israel comete en Palestina.

Existe un silencio total sobre el genocidio en Palestina de medios de comunicación alternativa como prensa comunitaria, y de otros, en una atmósfera de agenda noticiosa alternativa y corporativa nacional determinada por la Embajada norteamericana y por la USAID.

Este silencio cómplice con el genocidio contra la humanidad cobra mayor responsabilidad tratándose de comunicadores/as guatemaltecas que saben de lo que es un genocidio en su propio terruño. Responsabilidad que no se justifica, ni se mitiga, por más que las y los trabajadores de la prensa corporativa y alternativa estén en situación límite en la generación de sus medios de subsistencia. No es humano, mucho menos es ético, callar los asesinatos inmunes de nuestros colegas corresponsales en Gaza, o del genocidio en Palestina. Esto no tiene perdón según la ética periodística.

Desde esta sencilla columna de opinión, así como reiteramos nuestros pedido a  gobernantes de los diferentes estados del Continente a desconocer al Estado genocida de Israel, pedimos también a nuestros colegas periodistas e investigadores/as a dejar de colaborar con la prensa callada sobre el genocidio en Gaza. No podemos, ni debemos ser cómplices de la derrota de la verdad y de la humanidad en esta batalla cultural mediática que Israel/EEUU lideran.

Ollantay Itzamná. Defensor de Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos desde Abya Yala

Blog delñ autor: https://ollantayitzamna.com/

@JubenalQ

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¿Estamos en tiempo de la “Huelga cerebral”?

“El cerebro humano es el único recipiente que tiene la característica de que cuanto más se le mete, más capacidad tiene.” (Glenn Doman).
Lexicográficamente hablando, huelga significa Interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta. Agregaríamos que en el mundo del capital, también existe la huelga de campesinos, de maestros, profesores y hasta de empresarios.
Pero en estos Tiempos líquidos, según Zygmunt Bauman, donde la única certeza es la presencia constante de incertidumbres y vacíos por llenar, estamos transitando eso que se llama la “huelga cerebral”, que significa, ni más ni menos, la renuncia a poner a funcionar el cerebro y sus neuronas, y eso está ocurriendo en momentos en los cuales, en este mundo global, nos encontramos con un exceso de información (infodemia) que, paradójicamente, provoca desinformación. No es un invento, no es un cuento, tampoco una fábula, es una realidad.
Estas reflexiones las realizo como docente universitario, preocupado por lo que pasa. Estamos viviendo, sin miedo a equívocos, la era del cortar y pegar (cut and paste, en inglés), que, en términos muy concretos, significa el plagio de cualquier monografía o trabajo que fácilmente se encuentra por internet y que se presenta como propia. Eso está ocurriendo no sólo a nivel de pregrado, sino también de postgrado e incluso en su nivel más elevado: el doctorado. Triste, pero cierto, y eso ocurre cuando ahora se habla de la Inteligencia Artificial (IA), donde una de las profesiones que puede ser sustituida, según se afirma, es precisamente la docente.
En este tiempo, en el que vivimos, el pensar no es algo que las nuevas tecnologías y el neoliberalismo inviten a hacer, más bien todo lo opuesto. Es una realidad que ya no se leen libros, tampoco novelas e incluso ensayos. Ahora, todo lo facilitan las redes sociales, donde, además, impera la “filosofía” del “Me gusta” de Byung Chul Han, que significa postear o reenviar lo que me gusta, independientemente de constatar su contenido. Eso se ha potenciado con las posverdades y las fake news.
Como se sabe, Internet y, particularmente, las redes sociales, se han constituido en el principal medio de comunicación del mundo (no sólo del occidental), que transforma los modos de circulación de la información porque tiene repercusiones culturales, económicas, sociales y políticas en la comunidad global generando nuevas formas de sociabilidad.
Hoy, por ejemplo, ambas, internet y las redes sociales, son el medio principal, precisamente, por la velocidad y la facilidad de acceso e intercambio de información, datos de todo tipo, y por su carácter omnipresente y global. Rompe fronteras. Es, además, un medio caótico, multidimensionado, con autoridad desdibujada y donde –a diferencia de la televisión o los diarios– cualquier sujeto puede, en principio, publicar libremente. El usuario es, más que en ningún otro medio, concebido como consumidor-productor. El yo que habla y se muestra incansablemente en la web, es, al mismo tiempo, autor, narrador y personaje.
A través de ellos se ha establecido un idioma mundial, son los llamados emojis o emoticones, que no son más que figuritas sin ningún tipo de fronteras, expresando y representando cualquier tipo de emociones o pensamientos a través de pequeñas imágenes. Son una secuencia de caracteres del teclado que se utiliza para transmitir una emoción (la sonrisa, el guiño, el que expresa asombro o el sarcasmo y la tristeza o para enviar besos). Estas figuritas representan lo que la palabra ya no dice o no se puede o quiere decir. De allí que, todo sujeto (rico, pobre, negro, rubio, blanco, con acceso a la educación o no, hombre, mujer, homosexual, inmigrante o nativo), se convierte en un sujeto descentrado, esto es, sujeto en proceso, inmerso en una realidad no real sobre quien se imprimen efectos de realidad.
Estos emoticones/emojis se han convertido en el medio perfecto para la comunicación con personas de cualquier parte del mundo en la medida que traspasan las fronteras idiomáticas, o, inclusive, con nuestros propios amigos/enemigo, cuando simplemente no existe la necesidad de escribir un montón de palabras para expresar algo que se indican con figuritas.
Hay quienes afirman que nos encontramos con nuevos modos de encuentros y de relaciones sociales de la sociedad de las redes sociales, ante lo cual valen las siguientes interrogantes: ¿Qué pasa con el sujeto?: ¿se desdibuja, se ausenta o se esconde detrás de los emoticones/emojis? ¿Dónde queda la palabra, el lenguaje, la ética, la mentira/verdad y qué tipo de relaciones sociales se desarrolla en esta sociedad?
En nuestra humilde opinión consideramos que no existe mejor resistencia a la “huelga cerebral” que volver a la lectura, hacer uso de la palabra y de la reflexión,
de forma permanente y constante, para “no morir en el intento”, porque, en definitiva: “Lo peligroso de vivir sin leer es que te obliga a creer en lo que te digan”(Mafalda).
Franklin González: Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Ex director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y analista nacional e internacional.
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La misión de la OEA sobre la violencia política contra las mujeres en Argentina: «Hostigamiento, ataques e impunidad»

Por: Mariana Carbajal

«El ataque a Cristina Kirchner no vino del vacío»

La misión tuvo por objeto analizar los ataques sufridos por mujeres en su actividad política en el país. El grupo de expertas advirtió sobre los discursos de odio y cómo pavimentaron el atentado contra CFK.

 

“Los discursos de odio que se reflejan en redes sociales y portadas de medios” hacia la vicepresidenta Cristina Kirchner “pavimentan la situación” que desembocó “en el atentado contra su vida: el ataque no vino del vacío”, consideró en una entrevista con Página/12 la abogada peruana Marcela Huaita, presidenta del Comité de Expertas que integran el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Mecsevi) de la Organización de Estados Americanos (OEA), al finalizar este viernes la visita oficial al país, que se extendió por tres días, para investigar la problemática de la violencia contra las mujeres en la vida pública y política Argentina.

El intento de magnicidio contra CFK fue uno de los casos abordados. “El tipo de imágenes con las que la representan en portadas de medios y en redes sociales constituyen violencia política por razones de género y naturaliza este tipo de violencia contra las mujeres. Tenemos otro atentado más reciente contra la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, y a una concejala en Bolivia directamente la han asesinado. Esto es algo muy grave que le hace daño a la democracia y a la sociedad. Hay que frenarla”, advirtió la experta.

Por la tarde, durante una conferencia de prensa, en un hotel del centro porteño, Huaita leyó el comunicado elaborado por la delegación del Comité de Expertas, en el que destacaron que los casos de violencia política contra mujeres en el país “no son hechos aislados” y dejaron un extenso pliego de recomendaciones a los tres poderes y a los medios de comunicación.

La delegación pudo evidenciar –expresó Huaita– que “el discurso de odio contra las mujeres políticas, especialmente las máximas figuras como la vicepresidenta, la presidenta de la Cámara de Diputados o las líderes sociales y políticas de las provincias, como en los casos de Milagro Sala en Jujuy y las Ramonas en Catamarca, genera un desorden informativo de características violentas que busca mermar su influencia pública”.

Además subrayó que “estos hechos se agravan por una evidente tolerancia por parte de los órganos del Estado, que parece ser sistemática”. En este sentido, señaló las asimetrías a nivel nacional y provincial, en especial en los procesos de administración de justicia. “En algunos casos, los resortes de atención e investigación de estas violencias pueden ser menos o más eficientes, dependiendo del nivel de tolerancia, aceptación y desarrollo de los mecanismos institucionales para combatir la violencia”, apuntó.

El impacto de la impunidad

–¿Cómo analiza el rol de los medios de comunicación? –le preguntó luego este diario a Huaita.

–Los medios van naturalizando estos discursos de odio. Esta violencia es un reflejo de la discriminación hacia la mujer. Los medios deben mirarse a sí mismos.

–¿Con qué impresión se va?

–Hay dos frases que hemos escuchado en las distintas reuniones que hemos mantenido que me impactaron: las mujeres se sienten solas y tiene miedo. Es una cuestión bastante potente, porque más allá de que hay normas e instituciones, no están funcionando. Los partidos políticos no están apoyando a sus propias militantes y esto se da en las provincias y a nivel nacional. Las mujeres hemos ocupado espacios pero los sentimos propios. Siguen sintiendo que no tienen respaldo y esto le hace daño a la democracia y es un mensaje que va calando en las nuevas generaciones. Hemos conquistado espacios, hemos llegado para quedarnos, pero necesitamos que haya un cambio cultural, que todos tenemos que construir.

“No son hechos aislados”

“Autocensura, hostigamiento, miedo e impunidad”: con estas cuatro palabras la delegación resumió su visión de la problemática que encontró en el país. En los tres días que duró la misión técnica, realizada a pedido del Gobierno, mantuvieron diversas audiencia privadas, entre ellas con la vicepresidenta CFK, la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, y dos de las “Ramonas Atrevidas”, las dirigentas catamarqueñas del radicalismo, sancionadas por la propia UCR por impugnar a un candidato denunciado por acoso y abuso sexual en esa provincia norteña.

El Comité de Expertas advirtió que “la impunidad” que rodea a estos hechos “tiene un enorme impacto en las mujeres y en las instituciones democráticas, en tanto la violencia política no solo agrede a las mujeres, sino que agrede a la democracia y a sus instituciones”. Y consideró que, de acuerdo a los testimonios recogidos, los mecanismos institucionales existentes en el país “no se están utilizando por una profunda desconfianza en la independencia y autonomía de los órganos tanto judiciales como partidarios, que deberían responder para garantizar el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia en el ámbito político”.

La delegación constató que las manifestaciones de violencia contra las mujeres en la política “no son hechos aislados”, que se trata de “una práctica ampliamente tolerada y que esto ocurre en todos los ámbitos de la vida pública, afectando a mujeres que se desempeñan en la función pública, en lo interno de sus partidos políticos, en los sindicatos, en las organizaciones sociales y de derechos humanos, y en los medios de comunicación”, dijo Huaita, al encabezar la rueda de prensa.

“Los actos de violencia son facilitados y exacerbados por algunos medios de comunicación social y el uso de las redes sociales, a través de mensajes y comentarios sexistas, símbolos, amenazas de violencia, divulgación de gestos e imágenes de naturaleza sexista o sexualmente humillante, principalmente por parte de parlamentarios, líderes políticos, funcionarios o exfuncionarios con poder y representación en los partidos políticos y distintos órganos de gobierno nacional, provincial y local”, agregó la experta peruana.

Principales preocupaciones

A lo largo de las reuniones mantenidas con autoridades y representantes del Estado, mujeres víctimas de violencia en el ejercicio de sus derechos políticos, organizaciones de la sociedad civil, academia y medios de comunicación, el Comité de Expertas destacó que pudo recabar información que da cuenta de la existencia de instrumentos para abordar la violencia en el espacio político. Sin embargo, constató que, “a pesar de estos instrumentos, subyace un clima de hostigamiento, ataques e impunidad contra las mujeres que participan en la vida pública y política”.

También escucharon a una delegación del Comité por la Libertad de Milagro Sala que expuso la persecución judicial que viene sufriendo en Jujuy la militante social encarcelada.

Prácticamente la totalidad de las entrevistadas durante las diferentes audiencias que mantuvieron “coincidió en que los hechos de violencia pretendían tener un carácter disciplinador por ejercer sus derechos en espacios que tradicionalmente no les pertenecían”, dijo Huaita. Además, agregó, “los diferentes testimonios escuchados apuntaron a que la violencia política contra las mujeres se ha visto exacerbadas por medios de comunicación y a través de redes sociales”.

Especial preocupación generó también al Comité “la situación de periodistas y comunicadoras sociales, así como defensoras de derechos humanos y sindicalistas, quienes manifestaron un claro retroceso en los espacios logrados y un elevado costo personal que obligó a muchas de ellas a silenciar su voz para protegerse, dándose así un proceso amplio de inhibición y autocensura”.

La visita

La misión estuvo conformada además por las expertas Leila Linhares Barsted, de Brasil, Lourdes Montero Justiniano, de Bolivia, y Sylvia Mesa Peluffo, de Costa Rica, y por la Secretaria Técnica del Mesecvi, Luz Patricia Mejía Guerrero. Estuvo junto a la delegación la experta independiente argentina, la abogada rosarina Susana Charotti.

En los tres días que duró la visita, la delegación mantuvo reuniones con autoridades de los tres poderes del Estado: representantes de la Cancillería, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y el Ministerio del Interior; con la presidenta de la Cámara Federal de Casación Penal, Ana María Figueroa, con la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez, con la titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres, Mariela Labozetta, y con el presidente de la Cámara Nacional Electoral, Alberto Dalla Vía; también con diputadas, senadoras y representantes de partidos políticos.

Además tuvo encuentro con representantes de la sociedad civil, la academia y mujeres periodistas víctimas de violencia en el ejercicio de su profesión.

“Los actos de agresión en línea dirigidos en contra de mujeres con un perfil público o que son activas en los debates digitales son un ataque directo a la visibilidad de las mujeres y su participación plena en la vida pública, lo cual debilita al sistema democrático”, destacó Huaita.

Al respecto, el Comité consideró “importante” recordar que “esta violencia causa daños y sufrimientos graves a las mujeres, incluyendo daños psicológicos, físicos, sexuales, laborales y perjuicios económicos, quienes a menudo son objeto de victimización ulterior debido a estereotipos de género perjudiciales y negativos, prohibidos por el derecho internacional de los derechos humanos”.

Silenciamiento, ausencia de condena pública e impunidad

 

El Comité llamó la atención sobre el hecho de que existe “un silenciamiento y una ausencia de condena pública de estos hechos que profundiza, facilita, reproduce y magnifica la violencia contra las mujeres en la política”.

También dijo que en los casos donde convergen diferentes interseccionalidades como las condiciones de mujeres indígenas o las representaciones de las militancias por los derechos de las mujeres lesbianas o trans, “se evidencia que el racismo o el desconocimiento de estos derechos facilitan la falta de esclarecimiento de las denuncias”.

Fragilidad institucional y desconfianza

A pesar de la percepción de que existe una legislación robusta de protección de derechos de las mujeres en el país, con leyes que han supuesto importantes avances, “según la información recibida por el Comité se desprende que hacen falta mecanismos para la implementación de dichas leyes, como reglamentos y protocolos de actuación frente a las situaciones de violencia”.

Por otro lado, a través de los diferentes testimonios recibidos, Huaita dijo que el Comité constató que los mecanismos existentes “no se están utilizando por una profunda desconfianza en la independencia y autonomía de los órganos tanto judiciales como partidarios, que deberían responder para garantizar el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia en el ámbito político”.

“La falta de reacción institucional, en especial en materia de acceso a la justicia, verdad y reparación de las víctimas, legitima el círculo de la violencia que se presenta como un síntoma profundamente preocupante de debilitamiento no sólo de la institucionalidad democrática, sino de la democracia como valor fundamental del estado de derecho y de justicia. En este contexto la característica casi común de los casos de violencia contra mujeres en la política es la impunidad”, dijo Huatia.

Recomendaciones

A la luz de las observaciones preliminares que punteó Huatia en la conferencia de prensa, el Comité de Expertas, en ejercicio de su mandato y en cumplimiento de las obligaciones y estándares de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém do Pará” y de la Ley Modelo Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en la Vida Política, solicitó al Estado de Argentina implementar las siguientes recomendaciones iniciales:

Al Estado Argentino

1. Incluir a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém do Pará” dentro del boque de constitucionalidad. No tiene rango constitucional todavía.

Poder Ejecutivo

El Comité destacó la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y de las iniciativas que se están desarrollando para la atención de las violencias contra las mujeres. Pero frente a “la gravedad de los hechos de violencia política y simbólica contra las mujeres políticas y periodistas” consideró necesario “la implementación de medidas urgentes” tendientes a:

  1. Establecer un protocolo que coordine la actuación de los órganos competentes para la prevención, atención y erradicación de la violencia contra las mujeres en la vida política, así como para la efectiva resolución de los casos;
  2. Incorporar la violencia contra las mujeres en la vida política en los protocolos de atención e investigación de violencia contra las mujeres;
  3. Desarrollar acciones para la investigación y recopilación de estadísticas sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra las mujeres en la vida política, determinando los medios para su divulgación
  4. Adoptar una metodología que permita evaluar el riesgo particular que pueden enfrentar las mujeres de sufrir violencia en la vida política debido a múltiples factores de discriminación como sexo, edad, raza, etnia y posición económica, entre otros, y diseñar las medidas para prevenirlo;
  5. Generar una revisión en colaboración con el órgano electoral, y el órgano contra la discriminación mediante un escrutinio estricto, de todas las normas y prácticas relacionadas con el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres, incluyendo los sistemas normativos y prácticas culturales, que puedan tener un impacto discriminatorio y violento contra las mujeres en la política.
  6. Desarrollar campañas de sensibilización sobre las implicaciones de la violencia contra las mujeres en la vida política, como un factor de debilitamiento de la democracia, así como de prevención e información sobre las rutas de atención y denuncia en casos de violencia en el ejercicio de los derechos políticos.
  7. Promover el cumplimiento efectivo de lo estipulado por la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en materia de violencia contra las mujeres en la vida política.

Al Órgano Electoral

  1. Establecer un protocolo de actuación de carácter interno que identifique las dependencias responsables, así como las medidas y sanciones aplicables ante los casos de violencia contra las mujeres en la vida política que conozcan;
  2. Fortalecer la capacidad de generar estadísticas sobre violencia contra las mujeres en la vida política en el ámbito electoral que permita diagnosticar el problema y diseñar acciones concretas;

Al Órgano Legislativo:

Incorporar dentro de su reglamento, tanto del Congreso de Diputados como del Senado, la obligación de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en la vida política e incluir acciones disciplinarias entre pares para sancionar los actos de violencia contra las mujeres en el ejercicio de sus funciones.

  1. Implementar protocolos para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
  2. Actuar de manera inmediata y con la debida diligencia contra actos y discursos violentos en el ejercicio de la actividad parlamentaria que menoscaban la participación política de las mujeres en igualdad de condiciones y sin discriminación.

A los Órganos Judiciales y Ministerio Público:

  1. Actuar con debida diligencia reforzada frente a casos de violencia contra las mujeres en la vida política para garantizar el efectivo acceso a la justicia a las víctimas, la investigación expedita de los actos de violencia, la sanción y reparación y no repetición.
  2. Garantizar a las mujeres víctimas de violencia en la vida política su derecho a todas las garantías establecidas en la legislación nacional de violencia contra las mujeres.

A los Medios de Comunicación:

  1. Promover que los medios de comunicación y las redes sociales no violenten los derechos de las mujeres, la imagen de las mujeres que participan en la vida pública y su privacidad, y combatan los contenidos que refuerzan, justifican o toleran la violencia contra las mujeres en la vida política;
  2. Generar políticas internas con los medios de comunicación y las empresas de redes, así como códigos de autorregulación dirigidos a desnaturalizar las agresiones en línea y sensibilizar entorno a sus impactos en las personas y la sociedad. En este sentido, las políticas deberán estar orientadas tanto a quienes habitan hoy el espacio digital, como a niños, niñas y jóvenes que lo harán en el futuro.
  3. Eliminar como parte de una política editorial interna toda expresión que desprestigie a las mujeres con base a estereotipos de género y asegurar el respeto a los derechos políticos de las mujeres y a la reputación de las mujeres que participan en la vida política.
  4. Prohibir toda propaganda en contra de los derechos políticos de las mujeres y toda apología del odio en base al género y/o sexo que constituya incitaciones a la violencia contra las mujeres en la vida política, o cualquier otra acción ilegal similar contra las mujeres o grupo de mujeres que participan en la vida política, por motivos de sexo y/o género.
  5. Promover el uso responsable y respetuoso de la comunicación, a través de las nuevas tecnologías de información y comunicación, en relación a los derechos de las mujeres y su participación política, con particular atención al periodo legal de campaña electoral.

Fuente de la información e imagen: https://www.pagina12.com.ar

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América Latina es la región más mortífera para periodistas, México la más letal

Fuentes: SEMlac
El número de periodistas asesinados/as durante el año pasado creció un 50 por ciento y la mitad falleció fuera de las horas de trabajo. América Latina y el Caribe fue la región más mortífera para los comunicadores y México, la ciudad más letal.

Tras varios años de descensos consecutivos, 86 periodistas y trabajadores/as de los medios de comunicación fueron asesinados en todo el mundo en 2022, uno cada cuatro días, informó el 17 de enero la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El alza de homicidios durante el año pasado supone romper una tendencia a la baja observada recientemente: de los 99 asesinatos en 2018, la cifra había descendido a una media de 58 asesinatos al año entre 2019 y 2021, según el Observatorio de Periodistas Asesinados de la Unesco.

La Organización entiende que estos registros representan «un recordatorio de las crecientes fisuras en los sistemas del Estado de derecho en todo el mundo, y ponen de relieve el incumplimiento por parte de los Estados, de sus obligaciones de proteger a las y los periodistas y prevenir y perseguir los crímenes contra ellos».

América Latina y el Caribe fue la región más mortífera para las y los profesionales de la información en 2022, con 44 homicidios, más de la mitad de todos los asesinados en el mundo.

México encabeza la lista de los países que registraron un mayor número de homicidios, con 19 asesinatos, seguidos por Ucrania con 10 y nueve en Haití.

Casi la mitad de los informadores/as fallecidos se encontraban de viaje, en sus domicilios, en aparcamientos y otros lugares públicos fuera de su lugar de trabajo. Una tendencia al alza durante los últimos años que, según la Unesco, «implica que no existen espacios seguros para los periodistas, ni siquiera en su tiempo libre».

Se dobla el número de muertes en naciones sin conflictos

Aunque creció el número de reporteras y reporteros asesinados en países en conflicto -de 20 en 2021, a 23 en 2022-, el aumento global se produjo mayoritariamente naciones con ausencia de enfrentamientos, donde casi se doblaron los fallecimientos, al pasar de 35 casos en 2021 a 61 en 2022.
Las principales causas de los asesinatos fueron las represalias por informar sobre el crimen organizado, los conflictos armados o la cobertura de temas comprometidos como la corrupción, los delitos contra el medio ambiente, el abuso de poder y las protestas.

Un 86 por ciento de asesinatos queda sin castigo

Pese a ciertos avances durante los últimos cinco años, el índice de impunidad de los asesinatos de periodistas sigue siendo extremadamente alto, un 86 por ciento.

Además de asesinatos, otras formas de violencia contra las y los periodistas fueron las desapariciones forzadas, los secuestros y las detenciones arbitrarias, el acoso y la violencia en las redes, en particular contra las mujeres que ejercen esta profesión.

La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, instó a las autoridades a «redoblar sus esfuerzos para poner fin a estos crímenes y garantizar que sus autores sean castigados, porque la indiferencia es un factor importante en este clima de violencia».

Con motivo de la celebración del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, celebrado a principios de noviembre, el secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró que es esencial «poner fin a una cultura común de impunidad y permitir que los periodistas hagan su trabajo».

Para que una democracia funcione es vital que haya una prensa libre; sin embargo, sólo este año más de 70 periodistas han sido asesinados por desempeñar su labor, además de que un número récord está en la cárcel y las amenazas de violencia y muerte son cada vez más, añadió Guterres.

Mencionó también el aumento de la desinformación, el acoso en línea y el discurso de odio, en particular contra las mujeres periodistas, entre los factores que sofocan a las y los trabajadores de los medios en todo el mundo.

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Daniel Calderón, sociólogo: «La derecha, en general, cree que la desigualdad de género no es tan importante»

  • «Determinados partidos han dinamitado ciertos consensos que existían sobre la violencia machista», asegura Daniel Calderón, investigador de la FAD

Uno de cada cinco hombres de entre 15 y 29 años considera que la violencia machista no existe y que es solo un «invento ideológico», una cifra que se ha duplicado en cuatro años, según recoge el último barómetro sobre juventud y género de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

«En el ámbito político, el tema de la violencia machista está muy polarizado. Determinados partidos han hecho de él su campaña y han dinamitado ciertos consensos que existían sobre ella», señala Daniel Calderón, técnico de Investigación Social en el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD. «La gente de derechas, en términos generales, considera, en mayor medida que la de izquierdas, que el feminismo no es necesario o que las desigualdades de género no son tan importantes», asegura.

Doctor en Sociología y Antropología, Calderón ha trabajado en diferentes proyectos e investigaciones sobre la sociología de la juventud, la sociedad digital y las desigualdades digitales.

Pregunta. ¿Cómo es posible que un 20% de los jóvenes chicos piense que la violencia machista no existe?

R. Es la gran pregunta y no es fácil responderla. En este barómetro vemos más las tendencias y no es tan sencillo encontrar las causas. Si tuviese que atender a varias tendencias que están surgiendo en los últimos años, diría que el movimiento feminista o a favor de la igualdad de las mujeres se ha visibilizado mucho en los últimos años. Eso ha creado entre ciertos hombres ciertas reticencias, una actitud reactiva, digamos. En el ámbito político, el tema de la violencia machista ha estado muy polarizado. Determinados partidos han hecho de él su campaña y han dinamitado ciertos consensos que existían sobre la violencia machista.

R. Es una tendencia general de todos los barómetros que hemos hecho sobre este tema. Siempre hay una asociación del movimiento feminista o de lucha por la igualdad en términos ideológicos. La gente de derechas, en términos generales, considera, en mayor medida que la de izquierdas, que el feminismo no es necesario o que las desigualdades de género no son tan importantes .

P. Llama la atención porque estos jóvenes que niegan la violencia machista lo está viendo a su alrededor, en la televisión; muchas veces, en su familia…

R. Hay que tener en cuenta que la mitad de los chicos sí considera que la violencia de género existe o que las desigualdades de género son importantes. Pero existe esta minoría que se está acercando cada vez más a discursos reactivos. Como en el debate público parece que se puede decir cualquier cosa y todo es aceptable, pues lo entienden como un discurso más de confrontación de algo que entienden que es contra ellos.

P. Vox, por ejemplo, prefiere hablar más de violencia familiar que de violencia machista.

R. Sí, existe un caldo de cultivo de enfado hacia el movimiento feminista o de pensar que el movimiento feminista ataca a las hombres que en determinados sectores, sobre todo de hombres, pueden generar actitudes de rechazo que puedan conducir a votar a Vox o a otros partidos que niegan estas desigualdades o que las invisibilizan porque no son tan importantes.

P. Algunos jóvenes admiten que ante el intenso debate social que hay con este tema se sienten ‘atacados’ de alguna manera.

R. El problema de este argumento es que en el fondo le echa la culpa al movimiento feminista, cuando en realidad lo que ocurre es que determinados grupos de jóvenes varones no están entendiendo de qué va el feminismo y cuáles son las desigualdades estructurales que hay que combatir. Es interesante cómo se observa que esta actitud de rechazo es mayor entre los chicos más jóvenes, de entre 15 y 19 años. Lo que no sabemos es si porque este grupo de edad es más machista o porque tiene menos información y cree que el feminismo es una cosa que realmente no es.

P. El problema entonces, de nuevo, y como en otros temas, es la desinformación.

R. Sí, hay una amalgama de fuentes de información que dicen cualquier cosa a los que gracias a las redes digitales y a internet se puede acceder. Lo que hace falta son herramientas de filtrado o conocimiento seguro que nos digan qué es el feminismo, qué es el machismo.

P. ¿Hay un cierto cansancio por parte de estos jóvenes de que se defienda a las minorías?

R. Sí es cierto que en determinados sectores sociales pueden aparecer esas actitudes. Pero es más un caldo de cultivo que está ya en la sociedad y, cuando preguntas por estas cuestiones, aparecen. Aunque el dato es negativo, lo positivo es que se está visibilizando una realidad y un problema que hace años no se hacía: la desigualdad de las mujeres, la lucha contra el racismo o las minorías sexuales…

P. ¿Y no será que estos jóvenes son, al final, un reflejo de la sociedad patriarcal en la que viven?

R. En cierta medida, tanto hombres como mujeres estamos sociabilizados en una sociedad patriarcal que claramente delimita los roles que son socialmente aceptables tanto para hombres como para mujeres. Eso ha entrado en cuestión hace muchísimos años y hay principalmente algunos varones que consideran que se está atacando a su identidad o cómo ellos percibían el mundo. Es interesante, en ese sentido, entender qué discursos plantean, profundamente misóginos y machistas, para poder confrontarlos con información, argumentos y educación.

P. O puede ser que estos jóvenes prefieran taparse los ojos…

R. Sí, eso es evidente. Se percibe muy bien en la encuesta que la percepción de las desigualdades de género en el entorno social es mucho más habitual entre las mujeres. Ellas son mucho más conscientes de las desigualdades que ven en el ámbito laboral, familiar, en las relaciones de pareja… Y, en cambio, los chicos no ven ese tipo de cuestiones en la misma medida.

P. Pero si en los últimos años se ha luchado por parte de la sociedad, de los medios, de los políticos para poner en el centro del debate la violencia machista, y se ha creado una reacción contraria en algunos jóvenes, ¿qué se puede hacer entonces?

R. Si, al final tenemos que plantearnos las causas. Tenemos, por un lado, los datos de violencia de género que son terribles, una lacra social que no desaparece sino que se mantiene como un problema fundamental, pero, por otro lado, se están visibilizan discursos de confrontación, algo que hace años no pasaba. Y eso de cara a los hombres genera esta visión reactiva de «están todo el día con este tema», como si no fuera una cuestión importante.

P. El informe subraya también que el 70% de las mujeres encuestadas considera que la desigualdad entre hombres y mujeres es elevada en España, pero solo un 42% de los hombres está de acuerdo con esa afirmación.

R. El dato positivo es que desde que estamos haciendo este barómetro, en 2017, las desigualdades de género y la violencia de género han emergido como un problema fundamental y cada vez son más los que consideran que es un problema social muy grave, especialmente, las mujeres, pero también los hombres. Pero en estos últimos años, en el caso de los hombres, notamos un cierto estancamiento si no un retroceso en algunos indicadores. Mientras que en el caso de las mujeres, la concienciación feminista es cada vez mayor y ha crecido mucho en los últimos años.

P. ¿Quiere decir que el tema se está polarizando, que cuantas más mujeres piensan que sí hay desigualdad y violencia machista, más hombres piensan que no?

R. Sí, está claro, pero desde el ámbito educativo se debe enseñar que el feminismo o la lucha por la igualdad no es una lucha contra los hombres, sino contra ciertas actitudes y prácticas patriarcales que están en la base contra la violencia de estas mujeres o de esas desigualdades estructurales que aparecen en el trabajo o en la conciliación.

P. ¿Existe un perfil de este tipo de jóvenes que niegan la violencia machista?

R. Es complicado. Sí existen algunas correlaciones. Pero en este sentido no nos gusta hablar de causas porque es un tema complejo de analizar. El nivel educativo es un factor fundamental, cuanto más bajo sea, más posibilidad de actitudes machistas hay. Pero esto es una visión estigmatizante, porque hay una serie de factores involucrados, ya que la gente de clase más baja o de un nivel educativo menor tiene menos posibilidades de acceder a información o a un conocimiento mejor para entender estos problemas. Lo que hay que lidiar es con esos problemas de base en los que se fundamenta todo lo demás.

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