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El capitalismo acomoda sus peones ante la crisis sistémica y del trabajo

Por: Eduardo Camin

 

A pesar de las medidas extraordinarias adoptadas en todo el mundo, con frecuencia de una forma que no tiene precedentes, la crisis de la Covid-19 ha repercutido de forma muy adversa en los mercados laborales y obligará a los encargados de la formulación de políticas a afrontar retos políticos de gran alcance.

Un reciente Informe el Observatorio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sostiene que los resultados que se logren en el mercado laboral en el resto de 2020, y en años sucesivos, dependerán de las decisiones que adopten, así como de la evolución de la pandemia en el futuro, y podrían repercutir en el mundo del trabajo a largo plazo.Organización Internacional del Trabajo

No todos los países deberán afrontar la misma situación. La gravedad de las dificultades que deban subsanar y los instrumentos y recursos que puedan utilizar al respecto variarán sustancialmente. No obstante, la mayoría de los países tendrán que hacer frente a una serie de dificultades fundamentales, como la armonización de las intervenciones políticas en los planos sanitario, económico y social, a fin de lograr resultados satisfactorios sostenibles para los mercados laborales.

Desde el comienzo de la pandemia ha sido necesario prioriza medidas de contención y erradicación de la propagación del virus y, pese a que ello ha redundado en costos económicos y sociales sustanciales, constituye una condición previa necesaria para impulsar una recuperación sostenible.

Por otro lado, se pide cada vez más a los encargados de la formulación de políticas que establezcan claramente un calendario para la reapertura de los lugares de trabajo y los protocolos sanitarios que deben observarse a tal efecto, y que determinen si se seguirá brindando apoyo a las empresas y a los trabajadores que no pueden retomar su actividad habitual.

La adopción de ese tipo de decisiones es compleja, habida cuenta de los costos que conllevan para los sectores público y privado la prolongación de las restricciones, la inquietud asociada a intervenciones prematuras susceptibles de propiciar una segunda fase de la pandemia y la presión cada vez mayor de la opinión pública.

Por otro lado, la aplicación y el mantenimiento de las intervenciones políticas a la escala necesaria, habida cuenta de que los recursos son cada vez más insuficientes.

El reconocimiento general de la obligación de adoptar «todas las medidas necesarias» para mantener la actividad económica, el empleo, la actividad empresarial y los ingresos a lo largo de la pandemia ha llevado a los gobiernos a fijar objetivos fiscales y monetarios de antemano.

Muchos países tendrán que afrontar un elevado nivel de deuda externa y aplicar medidas políticas monetarias muy restrictivas, aun si la pandemia remitiera en los próximos meses.

Pero los efectos adversos en los mercados de trabajo y la compleja coyuntura económica a escala mundial que se prevé a largo plazo subrayan la necesidad de seguir aplicando políticas que fomenten la recuperación, si bien ello tendrá lugar en condiciones fiscales y monetarias sin precedentes.

Una consolidación fiscal anticipada, como la que siguió a la crisis financiera de 2008-2009, podría conllevar el riesgo de desestabilización de los mercados laborales, ya menoscabados por la covid 19.

La pandemia ha puesto de manifiesto amplias deficiencias y desigualdades en el mundo del trabajo, y las ha acentuado. Las mujeres, los jóvenes y los trabajadores del sector informal, que se encontraban en una situación muy desfavorable antes de que comenzara la crisis, han padecido algunas de sus peores consecuencias.

Por otro lado, ha aumentado la concienciación pública sobre la labor, a menudo compleja e infravalorada, de determinados grupos, en particular los trabajadores de los sectores sanitario y de atención social y los servicios de limpieza, así como los trabajadores domésticos, cuya labor ha sido y sigue siendo primordial para superar la pandemia.

Obviamnte, si no se hace hincapié de forma explícita en la mejora de la situación de los grupos más desfavorecidos y vulnerables, los procesos de recuperación podrían agravar las actuales situaciones de injusticia.

Además, la OIT exhortó al mantenimiento de la solidaridad y del apoyo internacionales, en particular con respecto a los países emergentes y en desarrollo, ya que la respuesta general a la crisis mundial de la Covid-19 se ha caracterizado por una cooperación internacional deficiente: la gran cantidad de recursos utilizados por los países de ingresos elevados para hacer frente a la pandemia no ha estado al alcance de otros países.

Ello ha incidido ampliamente en la capacidad de los países en desarrollo y emergentes para proteger a sus ciudadanos y afrontar la pandemia, lo que a su vez condicionará la evolución de la situación en todos los países en el futuro.

La retórica sobre la necesidad de aplicar medidas de respuesta a escala mundial frente a la crisis de la Covid 19 debe sustituirse por acciones específicas que permitan brindar asistencia a los países que gocen de menor espacio fiscal, en particular mediante la adopción de medidas multilaterales encaminadas a facilitar la financiación y el pago de deuda.

Los debates estériles, una absurdidad dialéctica

La OIT se compromete a promover las cooperativas y la economía ...Es obvio que la preocupación de la OIT, por advertir sobre las consecuencias nefastas de una determinada realidad no es nuevo. Pero son lo que son, recomendaciones. En realidad el debate se sitúa en otro escenario, entre los partidarios del capitalismo que atribuyen la crisis a la mala gestión de banqueros, gobiernos, empresas, o el Covid 19 el cual piensan superar, a cualquier costo y por el otro los opuestos al capitalismo, que vinculan la crisis a su existencia misma.

El sistema capitalista es caótico, y en su seno conlleva una crisis tras otra, que a su vez sólo aparece a los ojos comunes en el instante en que la gran burguesía empieza a hallar dificultades de rentabilidad y por consecuencia se ahonda la contracara natural de la inmensa riqueza que se genera en el sistema, que en el fondo no es otra que las hambrunas, miserias, precariedad y violencia desquiciante.

El mencionado funeral del capitalismo no puede ser otra cosa que el fin de una época, puesto que lo fracasado no es un orden de desarrollo económico o social sino el fin del desarrollo de un orden conocido. Por ello, toda respuesta o sugerencia a la situación por venir al interior del sistema adquiere caracteres absurdos. Encubrir la crisis, y hacerla ver como un episodio externo al sistema es un éxito de los economistas de la burguesía.

Entre sus defensores hay quienes piensan que es la última de las crisis cíclicas del moderno sistema de explotación, que acabará venciéndola y que incluso lo fortalecerá, no obstante, su extrema gravedad, como en 1929, con una refundación del capitalismo para salvarlo de su sepultura.

Otros sostienen que es la crisis integral y final de ese sistema y que el único modo de salir de ella es establecer el modo de producción, no capitalista de desarrollo. Una visión optimista de quienes piensan que este hundimiento del sistema , este fracaso sistémico, acabará con el capitalismo como por arte de magia: se haría pedazos no tanto por una presión subversiva o revolucionaria sino como resultado de la fractura de su propio organismo.

La crisis del capitalismo es integral por abarcar las crisis financiera, la real cíclica, la energética, la del sector alimentario, la ecológica, la de la agresiva política exterior imperialista, la ideológica, la moral, de gobernabilidad, la del consumismo desenfrenado, la de su conomía política, que mezcla neoliberalismo y recetas de Keynes, antes desechadas. Desde que estas crisis se hicieron una sola, querer examinarlas por separado es el más grave error.

El sistema está diseñado para la acumulación de capital, no para la satisfacción de las necesidades de quienes trabajan. La ganancia es el único motor de la actividad económica, por ello al burgués con virus o sin él, le es indiferente invertir en medicinas, drogas o tráfico de seres humanos; es un negocio como cualquier otro.

El proceso de competencia va ahogando a millones de empresas, concentrando y centralizando la producción para aprovechar economías a escala. Esa es la única forma de fructificar los recursos técnicos para aumentar los beneficios, abaratar los salarios e incrementar la tasa de ganancia.

La realidad nos muestra que a medida que se desarrolla el sistema, agudiza todas sus contradicciones y se muestra más reaccionario y salvaje.

El empleo, especie en vías de extinción en el mundo de las promesas

Antes de la pandemia, la comunidad internacional ya se había comprometido a realizar transformaciones de gran alcance en los procesos de desarrollo a escala mundial. Y también en el mundo del trabajo, a través de la adopción de la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y la Declaración del Centenario de la OIT sobre el futuro del trabajo, respectivamente.

Mientras tanto, la realidad, nos enseña que los trabajadores son echados a la calle por millones, las empresas quiebran por miles, la inflación se dispara y hace imposible la subsistencia. La burguesía con sus órganos propagandísticos se dedica a explicitar subidas y bajadas de la bolsa de valores, lo que muestra la imbecilidad y mistificación ilimitada de ese «análisis».

Tras la superación de la pandemia, en el mundo habrá un mayor nivel de desempleo, desigualdad, pobreza, deuda y frustración política. Ante ello, no queda más que develar la gravedad de la crisis, porqué nos afecta profundamente, entender que no existen salidas capitalistas a la misma.

Y que tampoco hay retorno a la socialdemocracia populista, para salvar un sistema que hace aguas en las crisis ecológicas, energéticas, éticas, alimenticia, cultural, que juntas se arrullan en el cuadro sistémico de la crisis.

Pero por más que le pese a los organismos internacionales plenos de buenas intenciones, no es ni será la burguesía -clase social portadora de la acción de valorización del capital- la que, en su dinámica de acumulación y reproducción de riquezas, favorezca la apertura y creación de espacios.

Por el contrario, frente a las demandas de las clases más oprimidas siempre se ha respondido con violencia y represión. La paradoja es que sin horizonte revolucionario, ¿quien detiene la marcha del capitalismo?.

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2020/07/15/el-capitalismo-acomoda-sus-peones-ante-la-crisis-sistemica-y-del-trabajo/

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Es criminal

Por: Marisol Vicens Bello

Esta crisis sanitaria mundial, si bien ha golpeado todos los países, habiendo iniciado incluso en los más ricos y en las clases sociales más altas, desnuda crudas realidades, desmonta muchos mitos y penosamente pone en evidencia que, si bien el virus afecta por igual a todos, existen grandes desigualdades para enfrentar sus consecuencias y tener la posibilidad de protegerse de este o curarse.

La República Dominicana es quizás de los países de la región menos preparados para soportar la crisis, entre otras razones por algo denunciado desde hacía años, la baja inversión en salud y la mala calidad de esta, principalmente por la corrupción y la deficiente gestión.

La crisis nos encontró con un sistema sanitario muy deficiente a pesar de que en los últimos años las autoridades han invertido importantes recursos públicos en construcción, remodelación y equipamiento de hospitales, pero con muchas falencias y corrupción, en el cual se ha invertido poco en la buena preparación de los recursos humanos tanto médicos como paramédicos y en garantizar la formación en especialidades importantes en las cuales tenemos grandes carencias.

Aun bajo los efectos de esta pandemia que ha arrodillado al mundo y que debería servir como una gran lección para la humanidad la gente generalmente actúa simplemente como es, el generoso, haciendo el bien, el malvado haciendo el mal, el responsable cumpliendo, el irresponsable violentando y los corruptos aprovechándose del sistema como siempre lo han hecho.

También con un mercado laboral con un altísimo porcentaje de informalidad de alrededor de 57%, un Código de Trabajo desactualizado a pesar de años de discusiones y de existir un anteproyecto de modificación presentado por la comisión tripartita que fuera designada a los fines, el cual entre otras cosas no está al día en las tendencias internacionales del trabajo a distancia que el covid19 nos ha impuesto realizar a algunos, y una escasa conciencia sobre la carga laboral de los empleos formales y baja valoración de estos, por enfocarse únicamente en el monto de los salarios y olvidar la importancia de contar con las protecciones y derechos de que goza un empleado formal.

Con un sistema educativo público que a pesar de la inversión del 4% del PIB en educación ejecutada por la presente administración tiene enormes asimetrías con el privado, las cuales se reflejan en la odiosa dicotomía de que mientras en el público los estudiantes no están recibiendo clases y no se sabe aún que pasará con el año escolar, en buena parte del privado esto no impactará por poder continuar con el programa virtualmente.

Una justicia anclada en el pasado, con reformas pendientes de nuestros códigos napoleónicos del siglo XIX con un pernicioso hiper formalismo y necesidad de actuaciones presenciales y de depósitos de documentos físicamente, que forzosamente en limitados casos finalmente ha implementado la tecnología de audiencias virtuales. Y es que a pesar de la propaganda estábamos muy lejos de una República Digital, y eran muy limitados los procesos en línea.

Un sistema de compras y contrataciones públicas con muchas debilidades, con un marco normativo deficiente cuya modificación hace tiempo se espera, que ha provocado que las instituciones que quieren hacer las cosas transparentemente como ha sido el caso del Tribunal Constitucional, el Ayuntamiento del Distrito Nacional y otras, se vean en la necesidad de buscar en organismos internacionales como el PNUD la vía para escapar de los entuertos y riesgos del sistema, y que muchas empresas reconocidas prefieran no licitar por los intríngulis de unas contrataciones manejadas muchas veces para favorecer a proveedores favoritos que cambian de objeto social como de camisa.

Aun bajo los efectos de esta pandemia que ha arrodillado al mundo y que debería servir como una gran lección para la humanidad la gente generalmente actúa simplemente como es, el generoso, haciendo el bien, el malvado haciendo el mal, el responsable cumpliendo, el irresponsable violentando y los corruptos aprovechándose del sistema como siempre lo han hecho.

Esa malvada corrupción que históricamente tanto daño nos ha causado en momentos como estos adquiere ribetes patéticos y fuerza admitir que simplemente es criminal cualquier intento de aprovecharse de la tragedia, aunque esto no sea nuevo en el país, ni sea único en el mundo, independientemente de la seriedad de algunos buenos funcionarios que lamentablemente ni ayer ni hoy han podido garantizar que se erradique este execrable mal.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8803353-es-criminal/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/dna-genetic-material-helix-proteins-3539309/

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María Tambilla: “Aquí la pobreza es el pan de cada día”. Perú

Redacción: La República

Desigualdad que duele. María Tambilla forma parte del 98% de mujeres que realizan trabajos no remunerados en el país. La población femenina lleva a cabo labores sin pago pero que aportan a la economía US$ 136 mil millones.

“La desigualdad económica está fuera de control”. Es el contundente mensaje de Oxfam en su último informe denominado Tiempo para el Cuidado. La problemática de la que ahora todos hablan tras el éxito de la película coreana Parasite (en la que se critica las diferencias sociales con algo de humor negro) está aumentando también en la sociedad peruana, y son las mujeres quienes más la padecen.

Solo basta acercarse (o viajar) un poco: Las mujeres en el distrito más pobre del país, Chetilla (Cajamarca), sobreviven con solo S/ 100 al mes. Así lo retrata Juana Quispe Vásquez (80). Ella junto con María Tambilla son agricultoras que deben cuidar la casa cuando sus hijos salen a estudiar o a trabajar.

«Todos los días cuido la casa y recibo ciencito soles nomás. Acá todos somos pobres y ya no hay gente para que trabajen la tierra», dice Juana, una mujer quechuahablante que se muestra desconfiada ante tantas promesas de gobiernos que nunca llegaron.

María, aunque se muestra contenta de trabajar en la chacra, es consciente de que lo que gana es lo «único que tiene para vivir». «Pero a veces se pierden las cosechas. La neblina jode la siembra de papa. Yo cuido la casa y no sé si me hubiera dedicado a trabajar en otra cosa. Aquí la pobreza es el pan de cada día», relata a La República.

Más trabajo, menos pago

Y en el ámbito urbano la desigualdad hacia la mujer también está presente. Con jornadas laborales que pasan las 10 horas al día, y sin contrato por escrito, las trabajadoras del hogar son el otro grupo que no conoce la inclusión: perciben en promedio S/ 500 al mes, cuenta Leddy Mozombite, presidenta de la Federación de Trabajadoras del Hogar, gremio que representa a casi medio millón de mujeres dedicadas a esta actividad en el país.

Mozombite vivió en carne propia cómo fue llegar a Lima a los 14 años para emplearse como trabajadora del hogar «cama adentro» donde no existen ni domingos ni feriados.

Pero hay otra situación que afecta a casi el 98% de mujeres en el país: dedican cerca de 400 millones de horas a la semana a trabajos no remunerados, como el cuidado de los hermanos, hijos, enfermos o ancianos; a buscar agua o limpiar el hogar.“Lamentablemente el capitalismo promueve y se aprovecha de creencias sexistas que restan autonomía a la mujer y dan por hecho que ellas ocuparán este tipo de trabajo”, explica el informe de Oxfam.

Invisibilizadas

Armando Mendoza, economista y vocero de Oxfam en Perú, señala que la situación económica de la mujer es la misma que hace diez años. “La brecha salarial no se ha movido”, advierte. (Hoy Perú ocupa el puesto 87 de entre 187 economías en el índice de igualdad de género, según el PNUD, 2019).

Una explicación es que no han surgido políticas públicas que reconozcan los trabajos de cuidado como una labor que aporta a la economía, pese a que la organización con sede en Reino Unido ha resaltado que “no tener en cuenta el valor social del trabajo de cuidados más allá de lo económico es el hecho de que, sin este trabajo, nuestra economía se colapsaría por completo”, advierte.

¿Por qué? Leddy Mozombite lo explica bien: «Las trabajadoras del hogar remuneradas o no, somos las que permitimos que otros estudien, trabajen y realicen su vida económica. Cuando cuidamos a un bebé, debemos protegerlo, incluso cuando hay un temblor y, pese a ello, menos del 10% accede a un seguro», comenta.

Y el trabajo no remunerado tiene un valor en la economía mundial: según Oxfam asciende a US$ 10.008 millones al año.

En Perú, según cálculos de Mendoza, bordearía los S/ 136 mil millones al año. «Es lo que las mujeres en el país dejan de ganar en conjunto por realizar actividades del hogar que no son reconocidas. El monto es equivalente a casi el 20% del PBI», anota.

¿Camino a la OCDE?

Una de las promesas del Gobierno fue que al 2021 el Perú ingrese al selecto grupo de países de la OCDE, pero alcanzar ese objetivo demandará una drástica reducción de la desigualdad.

Y todo parece estar lejos de la meta, al menos, en esa materia. El informe del 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “Más allá del ingreso, más allá de los promedios y más allá del presente”, reveló que está surgiendo una nueva generación de profundas desigualdades en desarrollo humano en el país.

Frente a ello, el pedido de mujeres como Juana Quispe desde Cajamarca es que el Gobierno llegue a sus pueblos. Mientras que las trabajadoras del hogar piden que el nuevo Congreso apruebe el dictamen de una nueva ley que garantice los derechos fundamentales para ellas en el marco del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que Perú ratificó en 2019.

Combatir la elusión

Y mientras unos viven con menos de S/ 100 al mes, las grandes fortunas logran eludir hasta el 30% del pago de impuestos (según Oxfam), reduciendo así la recaudación fiscal y la posibilidad de que el Tesoro Público pueda destinar más recursos para cerrar las brechas sociales.

Estos mecanismos que utilizan para tener menor carga fiscal los ha ayudado −además− a tener rentabilidades anuales de sus riquezas de 7,4% en los últimos 10 años.

«Si a ese 1% más rico de la población se le incrementa el impuesto que grava a la riqueza en 0,5%, en los próximos 10 años permitiría recaudar fondos necesarios para crear 117 millones de puestos de trabajo», refiere el documento como una recomendación global.

Pero frenar la elusión es solo una de las medidas, en una serie de políticas que deben apuntar a generar un sistema menos sexista, dice Mendoza: Si antes de la maternidad la brecha de género es de 10%, luego de ser mamá se eleva a 50%, «y no hay una política de Estado para combatir estas diferencias laborales hacia la mujer».

“Políticas que deben complementarse con acceso a la educación, a la asesoría legal, a lactarios en el trabajo, a la cobertura del seguro para ellas”, anota. ¿Nos ponemos a trabajar?

El problema en cifras. ¿Cómo actuar?

En el 2010, el valor del trabajo no remunerado que afecta a mujeres valía S/ 60 mil millones. Diez años después, asciende a S/ 136 mil millones.

Para los especialistas, la gradual incorporación de las mujeres al mercado laboral no se ha traducido en una distribución más equitativa de las labores domésticas y de cuidado familiar.

Políticas o leyes que reconozcan las labores de cuidado como trabajo, donde las empresas también se involucren, sería un paso a un país más equitativo.

Las cifras

5 h en promedio al día dedica la mujer a labores del hogar. Los varones, la tercera parte del tiempo.

30% de impuestos es lo que las grandes fortunas eluden.

Fuente: https://larepublica.pe/economia/2020/02/23/mujeres-pobres-en-peru-desigualdad-economica-de-genero-en-la-sociedad-peruana-oxfam-ocde/

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Japón contempla subir edad para la jubilación

Asia/Japón/09-02-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Redacción TOKIO

AGENCIAS

Uno de cada tres japoneses tendrá 65 años o más en 2025, según datos del Gobierno. Constantes caídas en las tasas de natalidad han hecho que cada vez haya menos gente joven entrando al mercado laboral para sostener la industria y pagar impuestos. El año pasado, dentro de los 67 millones de trabajadores mayores de 15 años, el 13% tenía 65 años o más.

Al mismo tiempo, las generaciones más viejas están viviendo cada vez más años gracias a los avances en la medicina, lo que significa que las inversiones en salud y pensiones deben ser mayores. Además, los esfuerzos del Gobierno japonés por motivar a la gente a tener más hijos no han dado los resultados que esperaban.

Por eso, las autoridades niponas empezaron a buscar alternativas tomando ejemplos de otros países. Así fue como el gabinete del primer ministro, Shinzo Abe, decidió aprobar unos proyectos de ley para ayudar a los ciudadanos a trabajar hasta los 70 años.

Escasez de mano de obra
La medida pretende mitigar la escasez de mano de obra y cubrir los gastos de las pensiones, que son cada vez más altos en un país que envejece rápidamente.

El Gobierno -que espera que las leyes entren en vigencia en abril de 2021- también planea disminuir los beneficios de los empleados que tienen entre 60 y 64 años.

Japón enfrenta actualmente una crisis demográfica que va en aumento, tras décadas de rápido envejecimiento y caídas en las tasas de natalidad. Según el Instituto Nacional de Investigación de Población y Seguridad Social, los mayores de 65 constituirán casi el 40% de la población en 2060.

Además, un estudio de la firma Persol Research and Consulting y la Universidad de Chuo proyecta que Japón enfrente una escasez de 6,44 millones de trabajadores en el año 2030.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/110230400714/japon-contempla-subir-edad-para-la-jubilacion-

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20 años de mercantilización de las aulas: cómo pasamos de pensar en educar a pensar en ganar dinero

Por: Daniel Sánchez Caballero

La educación se ha mercantilizado en los últimos 20 años, coincidiendo con las llamadas de los lobbies a hacer de este un sector más con el que ganar dinero.

Los últimos 20 años le han dado la vuelta a la educación. Poco antes de entrar en el siglo XXI hubo un cambio de paradigma: el sector, que hasta entonces había conseguido más o menos volar por debajo del radar del mercado capitalista, pasaba a ser tan bueno como cualquier otro para ganar dinero.

El cambio también ha afectado hacia dentro, en un doble movimiento interdependiente. En dos décadas han variado los objetivos de la educación, cada vez menos humanista y más centrada en el mercado laboral. Llegaron las competencias, se fueron las humanidades. Como explica Carmen Rodríguez, profesora de la Universidad de Málaga y miembro del Foro de Sevilla: «Solo importa el resultado educativo, no los procesos. Lo mejor para nuestros hijos ya no es una educación como bien social que forme ciudadanos, sino que vayan a las mejores escuelas. En la base de todo esto están las evaluaciones y la competición entre escuelas y entre estudiantes». La escuela enseña lo que le interesa a la empresa y la empresa se acerca a la escuela y la financia.

 

 

El pastel es goloso. Por un lado están los datos sobre el capital humano que mueve: en 2019 y solo en la UE hay unos 137 millones de estudiantes entre todas las etapas educativas, 20 de ellos en la Universidad. Por otro, los puramente económicos: en lo que es estrictamente negocio, el sector tecnológico en torno a la educación movió en 2019 un total de 6.500 millones de euros en inversiones en todo el mundo.

Con carácter general, los países de la UE superan los 700.000 millones de euros anuales en gasto en educación, una partida que no para de crecer. No de manera relativa –el porcentaje de los presupuestos ha pasado del 4,41% del PIB en 2007 al 4,67% en 2017–, pero sí absoluta: el PIB ha subido en este mismo periodo un 30%, por lo que el gasto educativo lo hizo en la misma relación.

Las posibilidades de negocio son muchas: softwares educativos, ordenadores para clase, tabletas, pizarras digitales, cursos, academias, plataformas de gestión, aplicaciones, herramientas educativas, educación online o consultorías educativas son los nuevos campos abonados para la colaboración público-privada o la inversión puramente privada, hablando en neolengua. Un ejemplo: en 2011 se descargaron 270 millones de aplicaciones gratuitas (que no cuestan dinero) relacionadas con la educación y otras 36 millones de pago, según McKinsey. Las grandes multinacionales, como Google o IBM o HP se han tirado de cabeza al sector con tácticas similares.

Google ofrece varios servicios relacionados con la educación. La plataforma G Suite for Education ofrece una serie de herramientas gratuitas «para permitir que los educadores y los alumnos innoven y aprendan juntos». Solo hace falta registrar el centro y se accede a un paquete de servicios para gestionar las clases, organizar deberes, evaluaciones, etc. Y todo gratis. Solo hace falta registrarse y ofrecerle tu alma a Google en forma de información personal. Según sus propios datos, más de 80 millones de personas utilizan ya G Suite en todo el mundo y más de 40 millones la herramienta Google Classroom.

 

 

El gigante tecnológico también ofrece a profesores y alumnos sus Chromebooks, unos dispositivos a medio camino entre la tableta y el ordenador comercializados por diferentes marcas y en diferentes rangos de precios pensados específicamente para la educación y llenos de apps y herramientas. Más de 30 millones de estudiantes del mundo ya utilizan estos aparatos –a partir de 200 euros–, principalmente los que fabrica HP, otra de las multinacionales volcadas en la Educación que también cuenta con sus propia línea de productos, desde la HP Touchpoint Manager, una aplicación para gestión educativa, hasta la HP Classroom Manager, pasando por alianzas con entidades como Tablet Academy, una organización de profesores del Reino Unido.

La premonición de De Sélys

Algunos lo vieron venir. Corría 1998 cuando el periodista belga Gérard de Sélys escribió: «La OCDE cifra en un billón de dólares los gastos anuales de sus Estados miembros en favor de la enseñanza. Un mercado de tales dimensiones es muy codiciado. Actualmente, cuatro millones de profesores, 80 millones de alumnos y estudiantes, 320.000 centros escolares están en el punto de mira de los mercaderes. Pero se necesitarán muchos esfuerzos para aplicar esos textos e informes que exigirán un desmantelamiento de lo esencial del servicio público de la enseñanza».

Se equivocó poco. Han pasado 22 años desde la profecía de De Sélys. Los «esfuerzos» que comentaba el belga serían necesarios para la mercantilización educativa se hicieron. Dicho de otra forma: recortes en Educación que rebajan la calidad, formación más laboral que social, compra-venta de centros educativos, clientes garantizados, bien por la obligatoriedad de la etapa, bien porque lo impone el mercado, familias que gastan más cada año en educar a sus hijos (12.290 millones de euros en 2016 solo en España) o el uso de «competitividad», «empleabilidad» y «eficacia» como términos claves en la educación configuran un nuevo panorama educativo, tanto dentro del sistema como alrededor de él.

Sobre el cómo hemos llegado hasta aquí hay versiones, según a quién se pregunte. Una corriente de opinión ve todo un plan elaborado que viene desde hace más de dos décadas, que incluye lobbies, informes y una búsqueda casi desesperada de nuevos mercados. Entre ellos se encuentra Beatriz Quirós, catedrática de instituto jubilada y miembro del sindicato STES. Otros, como el profesor Antoni Verger, de la Universidad Autónoma de Barcelona, son más escépticos. «Sí, se habla de los lobbies, de un informe de 1998… Pero es tan difícil acceder a información y datos que no sabemos el impacto que pudieron tener esos informes», sostiene. Lo que nadie duda, tampoco él, es del negocio educativo.

La versión que ve todo un plan trazado cuenta que la primera semilla de la mercantilización europea la sembró el lobby empresarial europeo European Round Table (ERT). Es enero de 1989 y el mundo vive un cambio de paradigma. La era de la explotación de recursos ha quedado atrás, los mercados tradicionales se agotan y hay que buscar nuevos, explica Quirós. En paralelo, «el modelo de escuela que venía funcionando ya no interesa más. No interesa la masificación de la educación, el tipo de trabajadores que empiezan a necesitar las empresas es diferente».

En ese contexto, el lobby empresarial europeo escribe ese año el informe Educación y competencia en Europa. Tras una reunión en la que participan los presidentes de Fiat, del gigante francés de agua y saneamiento Lyonnaise des Eaux o Nestlé, presentan su texto, en el que declaran sin sutilezas que «la educación y la formación (…) se consideran inversiones estratégicas vitales para el éxito futuro empresarial». Los grandes grupos de presión se ponen en marcha.

El saber y la competencia

Paso a paso se va haciendo camino. En 1995, la Comisión Europea presenta su libro blanco sobre la educación y la formación, en el que explica: «Los países europeos ya no tienen elección. Para conservar su lugar (…) tienen que completar los progresos realizados en la integración económica con una inversión en el saber y la competencia».

La línea de pensamiento que marcaba las políticas educativas la resumió el presidente de Coca Cola tres años después, en 1998, en el encuentro mundial de la Global Alliance for Transnational Education (GATE). Dice Glenn R. Jones: «Desde el punto de visto del empresario, la enseñanza constituye uno de los mercados más vastos y de mayor crecimiento (…). El sector resiste a la tecnología, sus costos aumentan y hay demasiada poca competencia. Se hace cada vez mayor la distancia entre la demanda de formación y la capacidad de acogida de la enseñanza superior. Por todas estas razones, los empresarios consideran que la enseñanza es un extenso mercado por conquistar».

La OCDE, esa organización económica hoy convertida por alguna razón en referente educativo a través de su examen PISA, también aporta su granito de arena. En 1996 ya es consciente de la dualidad del mercado laboral que se avecina y de que las empresas no tendrán ninguna necesidad de tantos trabajadores tan formados. Pero, políticamente, no es tarea fácil de acometer. La OCDE aportaba entonces algunas ideas de cómo hacerlo, también negro sobre blanco.

«Se pueden aconsejar numerosas medidas que no crean ninguna dificultad política (…). Si se les disminuyen los gastos de funcionamiento a las escuelas y universidades, hay que procurar que no se disminuya la cantidad de servicio, aún a riesgo de que la calidad baje (…). Sería peligroso restringir el número de alumnos matriculados. Las familias reaccionarán violentamente si no se matricula a sus hijos, pero no lo harán frente a una bajada gradual de la calidad de la enseñanza y la escuela puede progresiva y puntualmente obtener una contribución económica de las familias o suprimir alguna actividad. Esto se hace primero en una escuela, luego en otra, pero no en la de al lado, de manera que se evita el descontento generalizado de la población», escribió Christian Morrison.

Correlación o causalidad, la evolución del gasto en Educación de los países refleja esta línea de pensamiento. Desde el año 2000, casi en simultáneo al informe de ERT y la premonición de De Sélys, el porcentaje respecto al PIB que se invierte en Educación está estancado alrededor del 5% en todo el mundo. Pocos países alcanzan el 7%, considerado la cifra mágica en Educación.

Es cierto que la inversión absoluta sí sube, igual que lo ha hecho el PIB durante estos años. Los países gastan cada vez más dinero en sus sistemas educativos –también es más dinero a repartir–, pero como la inversión relativa no aumenta son las familias las que intentan compensar estas diferencias. En España, por ejemplo, el gasto privado en educación ha subido un 50% desde que empezó la crisis en 2008, pasando de 8.700 millones de euros a 12.300 millones de euros, según datos del ministerio.

El impacto de género

En esta partida de ajedrez entre educación y negocios hay piezas que valen más y piezas que valen menos. Suelen ser las mismas siempre. El gran negocio educativo lo sufren más las mujeres que los hombres, explica Carmen Rodríguez, profesora de la Universidad de Málaga.

«En este marco globalizado, donde priman los intereses del mercado sobre los derechos sociales, la educación colabora en el mantenimiento del sistema, por su intervención o por la ausencia de esta», explica. Rodríguez destaca cuatro aspectos en los que la mujer se ve especialmente perjudicada por la «educación mercantilizada»: la desvalorización de la vida íntima, la híper-sexualidad como nueva liberación, el mito de la libertad de elección y el conocimiento escolar.

«Las personas más vulnerables son las que más van a perder con estos nuevos modelos», opina la profesora. «Se despolitizan los derechos sociales que son comunes a las mujeres y se convierten en problemas individuales y de libertad de elección: la violencia de género es un problema individual, no relacionada con la estructura patriarcal o las relaciones de poder. La prostitución, los vientres de alquiler, son problemas de elección personal», elabora.

Según esta visión de Rodríguez, «la situación de las mujeres se ve doblemente perjudicada: por un lado, por la pérdida de derechos sociales; por otro, por el sometimiento a situaciones de empleo precarias como consecuencia de una mayor incorporación al mercado laboral, pero como trabajadoras secundarias que acceden a peores trabajos y además pagan el impuesto reproductivo».

Una sociedad mal informada debilita la democracia

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Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/Educacion-ultimo-gran-mercado_0_990751713.html

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España: “Los gitanos pueden y deben tener el mismo éxito que los payos”

Europa/España/27-10-2019/Autor: Rafael Espinosa/Fuente: www.diariodealmeria.es

Por: Rafael Espinosa

El pueblo demuestra sus avances y la necesidad de ser vistos como los demás en los centros de enseñanza.

El programa Promociona, que desempeñan entre la Fundación  del Secretariado  Gitano  y la delegación territorial de Educación de la Junta de Andalucía, tiene como objetivo que los jóvenes gitanos finalicen los estudios obligatorios y continúen estudiando para lograr así rebajar las cifras de abandono prematuro de los estudios y mejorar las condiciones de acceso al mercado laboral de la comunidad gitana promoviendo la igualdad de oportunidades.

En Almería hay alumnos 45 adheridos este curso. Muchos de ellos se desplazaron ayer hasta el Museo de Almería desde  los distintos centros que están adheridos al programa  situados en barrios como El Puche o Los Almendros. También lo hicieron algunos de los orientadores, maestros, familiares y voluntarios, para quien todos los presentes tuvieron palabras de agradecimiento.

Mesa redonda del acto celebrado ayer en el Museo de Almería.

Mesa redonda del acto celebrado ayer en el Museo de Almería. RAFAEL GONZÁLEZ

En el encuentro estuvieron presentes jóvenes que han progresado en sus estudios como Juan: “Todos tenemos el mismo derecho a avanzar en nuestros estudios. Los niños y niñas gitanos deben ser apoyados por sus familias y por la sociedad para conseguir sus metas”, explicaba, al mismo tiempo que exponía que en la actualidad cursa un ciclo de auxiliar de enfermería y sus intención es terminarlo y empezar el superior.

Juana Santiago es otro claro ejemplo de mujer gitana capaz de sacar adelante lo que se propone. “Quiero ser enfermera, ese es mi deseo. Cuento con el apoyo de mi familia y me gusta tener el apoyo de los profesores porque creo que puedo conseguirlo”. Eso sí, para Juana, hay algo que falta en su formación académica: “Me gustaría que la historia del pueblo gitano pudiera ser estudiada algún día en los libros de texto. Todavía no se reflejada nada”.

Pero en realidad, sí que existe la necesidad de potenciar las capacidades y cualidades de los alumnos gitanos. La gran brecha educativa de los alumnos se muestra con crudeza tanto en las posibilidades de los jóvenes gitanos de acceder a Secundaria y en las posibilidades de completar los estudios obligatorios. La brecha comienza a dibujarse en Primaria, pero se abre antes incluso de la finalización de la Enseñanza Secundaria Obligatoria -con un 64% del alumnado gitano de entre 16 y 24 años no concluye los estudios obligatorios frente al 13% del conjunto del alumnado.

La Fundación Secretariado Gitano aprovechó ayer para presentar el primer pupitre que lucha contra el abandono escolar. El pupitre ha sido creado específicamente para mostrar las dificultades a las que se enfrentan a diario niñas y niños gitanos en el sistema educativo y que les conduce a un abandono temprano; dificultades que muchas veces resultan invisibles para el resto de la sociedad.

Algunos de los asistentes al acto.

Algunos de los asistentes al acto. RAFAEL GONZÁLEZ

El objetivo es la sensibilización de la sociedad y las administraciones públicas sobre la necesidad de garantizar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades reales para el alumnado gitano.El pupitre, que a primera vista parece normal, está diseñado con diversas imperfecciones (patas de cojean, inclinación, etc.) que representan las distintas causas y barreras que tiene que superar el alumnado gitano en su día a día, como pueden ser la segregación escolar, la falta de referentes, las escasas expectativas de éxito, o los estereotipos, entre otras reivindicaciones originales.

La Fundación del Secretariado Gitano desarrolla todo tipo de acciones que contribuyan a alcanzar la plena ciudadanía de las personas gitanas, a mejorar sus condiciones de vida, a promover la igualdad de trato y a evitar toda forma de discriminación, así como a promover el reconocimiento de la identidad cultural de la comunidad gitana. Desde esta página puedes acceder a nuestras áreas de trabajo y a los servicios que ofrecemos.

Fuente e Imagen: https://www.diariodealmeria.es/almeria/gitanos-educacion-almeria_0_1403860164.html

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Libro(PDF): «Tendencias sobre la desigualdad. Aportes para pensar la Argentina actual»

Reseña: CLACSO

Los trabajos que integran este libro analizan desde una perspectiva estructural aspectos fundamentales para pensar la desigualdad en Argentina durante la postconvertivilidad, comparando en algunos casos las tendencias registradas en esta etapa con aquellas propias de la década de los noventa y con las de otros países. Los estudios abarcan aspectos económicos y socio-ocupacionales, al igual que otros asociados al bienestar de los hogares y de sus individuos, y al mercado de trabajo. A través de este amplio recorrido temático se persigue dar cuenta de la persistencia en el tiempo de una desigualdad estructural que los distintos modelos políticos-económicos no han logrado superar.

Autores (as): Agustín Salvia. María Berenice Rubio. [Compiladores].
Agustín Salvia. María Berenice Rubio. Emilio Jorge Ayos. Jésica Lorena Pla. Santiago Poy. Guillermina Comas. María Noel Fachal. Ramiro Robles. Eduardo Chávez Molina. Juan Ignacio Bonfiglio. Agustina Marquez. [Autores de Capítulo].

Editorial/Editor: CLACSO. Instituto de Investigaciones Gino Germani.

Año de publicación: 2019

País: Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-950-29-1733-7

Descarga: Tendencias sobre la desigualdad. Aportes para pensar la Argentina actual.

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