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Colombia Resiste al modelo neoliberal de neo privatización en el siglo XXI

Por: Luis Bonilla-Molina

A continuación reproducimos el comunicado que emitiera el 23 de octubre de 2018 el Dr. Luis Bonilla-Molina, candidato a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales (CLACSO) con motivo del paro de las universidades públicas, el paro de los docentes de primaria y bachillerato convocado por FECODE y la huelga de hambre que sostienen importantes figuras de la educación colombiana.

Colombia vive con especial intensidad la aplicación de la agenda neoliberal privatizadora de nuevo signo que recorre el continente y el mundo.  La mutación del modo de producción capitalista como resultado de las aceleradas innovaciones tecnológicas que anuncian el desembarco de la cuarta revolución industrial ha hecho que el mundo del capital construya una perspectiva deshumanizada de los procesos sociales y una nueva manera de entender tanto la educación como la formación profesional.  La despedagogización del hecho educativo es solo la punta del iceberg de los intentos del gran capital y los gobiernos neoliberales por destruir la escuela pública que conocimos en los últimos dos siglos.

La actual lucha que libran las comunidades académicas colombianas, conformadas por docentes, estudiantes, investigadoras(es), personal administrativo de las universidades públicas, en esta oportunidad acompañados de amplias franjas de la población, la están dando por la defensa de la educación pública en general y de la universitaria en particular. Los universitarios y universitarias colombianas parten de la denuncia respecto a las nefastas consecuencias que acarrean las reducciones de presupuesto impuestas por los anteriores gobiernos, lo cual continúa con la actual administración.  Las universidades colombianas están desfinanciadas en aproximadamente tres billones y medio de pesos en materia de nómina y gastos de funcionamiento, y aproximadamente en 17 millones de pesos en infraestructura. Es decir, las universidades públicas de Colombia carecen de infraestructuras adecuadas para que se pueda desarrollar con las mínimas condiciones el ejercicio pedagógico y educativo en general. El caso de la Universidad Nacional es dramático con infraestructuras de los años treinta del siglo XX, que no tienen las condiciones mínimas ni siquiera anti sísmicas, entre otras importantes carencias que hoy se le exigen a cualquier construcción educativa moderna.

Esta lucha presupuestal del profesorado universitario colombiano, el magisterio y los estudiantes de ese país, tiene unas dimensiones muy importantes de crítica a la estructura y organización del presupuesto público en Colombia.  Mientras se desfinancia la educación pública en ese país, a pesar que las aspiraciones sociales de cobertura están aumentando y que cada vez las universidades públicas reciben más solicitudes de estudiantes para ingresar, el presupuesto público se reorienta a otras agendas como la bélica.

Sólo la Universidad Nacional, recibe dos veces al año solicitudes de más de 70000 bachilleres pero solo puede admitir el 10%, es decir, 7000, lo cual implica una exclusión del 90% de la población juvenil en edad para la prosecución universitaria, ello gracias a la desfinanciación en materia educativa. Esto adquiere niveles dramáticos de crisis educativa si tomamos en cuenta que el 70% de los jóvenes de Colombia van a la universidad pública, es decir, es mayor el número de estudiantes de la pública respecto a la privada.  Mientras esto ocurre los gobiernos neoliberales destinan la mayor porción del presupuesto a la industria de la guerra, el pago de la deuda externa -cuyo origen y uso, es decir su legitimidad es cuestionada por amplios sectores- , y para definiciones de extractivismo, es decir minería e hidrocarburos, mientras la universidad pública es arrinconada reduciéndosele de manera significativa su presupuesto.

En los últimos tiempos una parte importante de la política de financiamiento universitario se destina al llamado “subsidio a la demanda”, donde pagan becas a jóvenes pobres pero no incrementan el presupuesto universitario para infraestructura, funcionamiento ni nómina. Hoy la flexibilización laboral del personal docente universitario está a la hora del día, donde muchos solo acceden a “contratos temporales” de dos a cuatro meses, rompiendo la carrera profesional.  Pareciera que crean las condiciones para financiar formas alternativas de formación a las hasta ahora conocidas del sector universitario.  Es una política de complementar mercados, definidos en los estándares de formación de la óptica neoliberal.

Esto se extiende a las iniciativas para interferir en la formación mediante la disputa por el tipo de currículos, con la intención de apropiación y determinación respecto del conocimiento que está circulando en las universidades y es un hecho que el neoliberalismo ha venido tomando la orientación curricular.  La formación que se está implementando desde el Bachillerato es fundamentalmente en el plano de las competencias en el mundo del trabajo y no en formación integral de la personalidad, mucho menos en materia de construcción de ciudadanía crítica. A ello se le adiciona que los colegios de bachillerato se están articulando con los SENA que son los Instituto Tecnológicos que forman para que salgan rápidamente al mundo del trabajo que requiere el modo de producción en manos del gran capital, que tienen como rasgo distinto que el trabajo es pagado con salarios precarios, mientras se profundiza la desfinanciación de las universidades públicas.

Adicionalmente al hecho que no se le dan recursos a las universidades públicas, se están modificando las legislaciones y creando las condiciones institucionales para permitir abrirlas a la inversión directa del capital privado por la vía de asociaciones públicas, donde el diseño que se presenta es que a futuro, en la medida que los inversionistas privados empiezan a actuar en las universidades públicas, es decir a hacer inversiones, también entren a los consejos de dirección de las casas de estudios superiores, ya no solo para definir la administración de las inversiones sino para opinar y decidir sobre temas del currículo, los procesos pedagógicos y el pensamiento.  Es decir, se está construyendo una transición a una especie de universo pedagógico corporativo.  Por ello, esta lucha de las universidades públicas colombianas que se inicia por temas de agenda presupuestaria, es cada día más una crítica al modelo neoliberal para el sector universitario, a la neo privatización y la apropiación de los contenidos por parte del capital privado.

Tales circunstancias han llevado a que académicos de una solvencia moral como Adolfo Atehortúa Cruz,  Ex Rector de la Universidad Pedagógica Nacional, hayan cumplido hasta el día de hoy una huelga de hambre en apoyo a esta justa lucha.  Atehortúa es un académico de 61 años y su condición se deterioró aceleradamente.  Otros docentes se mantienen en huelga de hambre y se anuncian incorporaciones a esta lucha si no se abre un amplio debate nacional al respecto.

Lo que ocurre en Colombia es la muestra evidente y contundente de las consecuencias de la agenda neoliberal para la educación pública, gratuita, popular y de calidad en América Latina y el Caribe.  Resistir en Colombia es resistir en toda nuestra región.  Además en este caso, a pesar de firmarse recientemente el llamado acuerdo de paz y de entrar la sociedad colombiana a la etapa de “post conflicto” el gobierno de este país le otorga más recursos presupuestarios a la guerra (Ministerio de Defensa) que a la educación pública.

Finalmente hoy, martes 23 de octubre la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) inicia un paro docente y movilizaciones por 24 horas que cierran el círculo de resistencias antineoliberales respecto a lo que implican sus políticas para la educación pública.

Como Candidato a la Secretaría Ejecutiva del CLACSO expreso mi solidaridad activa con la lucha de mis hermanas y hermanos docentes colombianos y colombianas, con los cuales desde los ochenta del siglo pasado, aprendí que una y un docente que lucha, es un y una maestra(o) que enseña a vivir en justicia, libertad y con dignidad.

Bogotá, 23 de Octubre de 2018.

Luis Bonilla-Molina, Candidato a la Secretaria Ejecutiva del CLACSO

 Si deseas hacer llegar inquietudes, preguntas u comentarios sobre este post o con temas que consideras relevantes de ser abordados en nuestro Plan de Trabajo, no dejes de escribirnos en el formulario de contacto que hemos habilitado en el enlace Contacto de la página https://luisbonillacandidaturaclacso.wordpress. 

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La lucha teórica y política por la educación

Por: Rafael Mendoza Castillo

Inicio estas reflexiones con el pensamiento crítico de Manuel Gil Antón: “Ojalá, ojalá de veras, un día estudiar valga más que robar dinero público, ya no sea mejor tener conocidos que conocimientos y haya más jacarandas y nuevas universidades que muertos y fosas en nuestra tierra. Para que sea así, es cosa de entrarle y no callar. Alzar la voz: tomar la palabra arrebatada”.

Sin principios ni fines todo es fungible (se consume con el uso), todo puede servir como representante de todo. Observemos las consignas actuales, “nueva cultura”, entendida como conducta adaptada al nuevo capitalismo, sin derechos ni reclamos, sin conquistas sociales. Aquí aparece, hoy en día, desde el prianismo gobernante, la nueva cultura del trabajo, nueva cultura moral, nueva cultura ecológica, nueva cultura jurídica (juicios orales). Todo ello domestica la acción política de la comunidad, es decir, la soberanía del pueblo (artículo 39 constitucional) y esto se pone al servicio de las organizaciones corporativas privadas y sus mandatos.

Manuel Gil Antón

Sin principios ni fines lo educativo se llena de productividad, de eficiencia, de la calidad que disfraza el desgaste programado de los objetos y bienes, el mercado como ausencia de fines humanos y políticos de la formación social capitalista, misma que convierte todo en mercancía, incluyendo a los sujetos sociales. La competencia donde sobresalen los oligopolios y las megacorporaciones. Este es el capitalismo políticamente administrado y planificado para controlar a las clases subalternas y someterlas a su consenso único (hegemonía).

La filosofía clarifica, determina conceptos y categorías con la finalidad de que nosotros podamos preguntarle a la conformidad con el objetivo de incomodarla. Por ello empecemos por determinar conceptos tales como integración, bloqueo histórico, la utopía y el sujeto. Si partimos de esto estaremos en mejores condiciones de construir una relación distinta de conocimiento, de acción y modo de pensar distinto ante lo educativo y el mundo actual.

En la realidad del mundo histórico contemporáneo se localizan la educación, la cultura, la ciencia, el arte, la técnica, orientados por los procesos de integración, donde la transnacionalización del capital es hegemónica, no sólo en lo financiero, económico y comercial, sino que también se incorpora lo primero. El capital produce bienes y servicios, pero también produce un sujeto que responda a su consenso único de pensamiento y de consumo.

Lo anterior revela el interés de los empresarios (Claudio X. González) que impulsan el proyecto llamado Mexicanos Primero, por ocupar también, para su negocio y lucro, el campo de lo educativo. Por eso decimos que el terreno de la educación es una lucha teórica y política, donde la definición tiene que ser clara en los actores de dicho proceso y la decisión se instala en favor de qué y en favor de quién, porque la naturaleza de la práctica educativa, según Paulo Freire, es política.

Sin embargo, no sólo se globaliza el capital, el trabajo, sino también la trasnacionalización desde el punto de vista de los medios de comunicación de masas. De ahí que la categoría de integración arroja luz sobre la forma en que los Estados nacionales desaparecen o se vuelven instituciones fallidas, achicadas, simplificadas, privatizadoras, desreguladoras, al servicio de las megacorporaciones extranjeras y nacionales.

De ese modo, gobiernos e instituciones se integran a los centros de la hegemonía económica y el consenso de Washington. Como bien afirma Immanuel Wallerstein: “Que el capitalismo no reconoce naciones ni estados, la única realidad para el capitalismo es la economía mundial, no hay en mente realidades nacionales”.

Esta realidad social, esta existencia actual, expulsa los procesos de la racionalidad teórica, del pensamiento crítico disruptivo y pone en práctica una cotidianidad sustentada en la homogeneización de las emociones y sentimientos y de las teorías del pensamiento débil. Todo ello promovido por la diversión, el entretenimiento, que lleva a la enajenación de la conciencia. La intención es destruir la centralidad de la política y de la teoría, tal que le apuesta al consumo y a la esclavitud de la gente.

Además, a través de los medios de comunicación, sobre todo el duopolio televisivo comercial, alienan y forman a la población. No sólo informan al pueblo, sino también se conforman estructuras de conciencia que apuntan a la aceptación y adaptación del orden que ellos, los medios, defienden. Esa conciencia de lo mismo hace sentir y pensar a la gente que lo que existe es lo mejor y que no existe otra opción. Les matan el futuro y la esperanza.

Como bien dice Giovanni Sartori, las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder que al final del día convierte al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y, eso sí, dependiente del televisor. Como acertadamente dijo el clásico, el “medio es el mensaje” (Marshall Mcluhan).

Es importante que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto no podemos entender por qué la gente aspira a lo mismo y que la gente no piense distinto. Lo anterior se vincula con la educación y la cultura ya que el poder y hegemonía tiránica no persuaden ni les interesa convencer a las personas. Tal hegemonía pretende que la gente se convierta en súbditos y no en ciudadanos, sujetos históricos, erguidos, desafiantes, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes.

Por eso el modelo neoliberal produce, vía los programas de educación como el propuesto por el inolvidable sargento Aurelio Nuño, un sujeto que acepte vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encarga de producir. Que las personas queden fuera del conflicto de clases y que acepten esta realidad. Otro mundo es posible y necesario.

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc39672

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Perú: La huelga magisterial. experiencias y lecciones

Por: Centro de Estudios Democracia, Independencia y Soberanía/22-09-2017

Finalmente, el pasado sábado 2 de septiembre fue suspendida la huelga magisterial que hizo noticia en el país en los últimos dos meses. Resulta entonces oportuno formular un análisis de los hechos, a modo de balance de una Jornada, quizá la más importante y trascendente en lo que va de transcurrido el nuevo siglo.

Veamos algunos elementos básicos

1.- LA CRISIS DEL PAIS Y DE LA EDUCACIÓN

El sistema de dominación capitalista en el Perú fue puesto en jaque por primera y única vez en la historia de la patria, en los marcos del proceso antiimperialista que condujera el general Juan Velasco Alvarado. Aunque él mismo nunca se lo propusiera conscientemente, la dinámica de los cambios que impulsara, nos enfrentó al dominio imperialista y abrió perspectiva para la transformación de la sociedad hacia un nuevo derrotero. Este, se vio frustrado por la alevosa traición de Morales Bermúdez, que pactó con el gobierno de los Estados Unidos el retorno al Poder de los Partidos Tradicionales. Entre 1975 y 1990 se produjo en el Perú la restauración del Poder Oligárquico que, sin embargo, no pudo doblegar definitivamente a los trabajadores y al pueblo. Fue sólo a partir de 1992 -con el Golpe del 5 de abril- que se restableció el Poder absoluto de la clase dominante mediante la aplicación del «Modelo» Neo Liberal, herramienta fundamental del capitalismo en nuestro tiempo.

Este «Modelo», impuesto al país por el Banco Mundial, el Fondo Monetario y otros organismos financieros internacionales; aportó la idea de «privatizar» todos los resortes de la economía y los servicios como una manera concreta de favorecer los intereses del Capital Financiero. La destrucción de la economía estatal y el aliento ilimitado a la inversión privada nacional y extrajera; fueron las aristas principales de esta política.

Esa orientación, fue confirmada a través de la Constitución de 1993, fraudulentamente aprobada, e impuesta al país a través de una dictadura siniestra que envileció la vida nacional.

Como línea general se buscó imponer la idea que el Estado «es mal administrador» y que por tanto es mejor dejar las manos libres a la «iniciativa privada» en todos los órdenes de la gestión pública. Así, la educación dejó de ser un Derecho, y se convirtió en un «Servicio» que la sociedad presta a las personas, y que debe ser pagado por ellas. De este modo, la privatización de la educación no asoma en el Perú como un acto, sino como un Proceso, que se inició hace casi tres décadas, pero que no fue enfrentado ni combatido por el magisterio, ni por las fuerzas avanzadas de la sociedad. Se fue imponiendo gradualmente al extremo que hoy la educación privada predomina en todas las esferas del sistema educativo y se le reconoce como una«actividad lucrativa»

Más del 50% de la población escolar se educa hoy en colegios privados en tanto que, en el plano de la educación superior se constata la existencia de más de 40 Universidades de ese origen. La que tiene mayor población estudiantil hoy, es una Universidad Privada -de oscuro origen- que ha diversificado su presencia en casi todo el territorio nacional. Un significativo porcentaje de docentes, ejerce su actividad en el plano de la educación privada, laborando en exclusiva para ella, o alternando su tiempo con la educación pública.

LA PRIVATIZACION DE LA EDUCACIÓN

La Privatización de la educación no «se va a producir», como se anuncia. Ya está en marcha y compromete al conjunto de la sociedad peruana. Su punto de partida puede situarse en la campaña alentada por diversos gobiernos y los medios de comunicación empeñados en desacreditar la educación pública.

Con este propósito, se congelaron los recursos del Estado en materia de educación, se abandono la infraestructura educativa, se dejó en el mayor desamparó a los profesores, se denigró y aun se envileció la carrera docente, se empobreció la currícula escolar y se desatendió los requerimientos básicos de la población infantil en sus segmentos más pauperizados y deprimidos. En cambio se concedieron inmensas facilidades a la inversión privada para que «explote» el sector educativo con fines de lucro. Así, se convirtió la educación en un Negocio.

Para asegurarlo se buscó disminuir la calidad de la enseñanza en los planteles del Estado. Para el efecto, se desatendió el proceso de formación de docentes en todos los niveles, y se alentó abiertamente la mediocridad y el bajo rendimiento académico de los profesores. En ese extremo, el Perú conoció los niveles más pobres de rendimiento educativo, y sus alumnos desaprobaron todas las pruebas de comprensión lectora de razonamiento matemático.

Como parte de esa política se buscó denigrar la carrera magisterial. Se crearon centenares de Institutos Pedagógicos Privados que otorgaron títulos de «Docentes» a diestra y siniestra, con «graduados» que siguieron cursos no regulados ni monitoreados por autoridad alguna. Y se congelaron por años los sueldos de los Maestros a fin de asegurar que los jóvenes más capacitados opten por cualquier otra «carrera», menos el Magisterio.

LA FORMACION DE LOS DOCENTES

Formalmente, son las Universidades las que forman a los profesionales en el país. Las Facultades de Educación se encargan de la formación de profesores en diversos niveles educativos. Pero hoy no existe garantía de calidad académica en las instituciones superiores. Y es que también en el plano universitario se ha impuesto la tendencia neo liberal orientada a «tercerizar» los servicios. Las Universidades estatales abren «programas» en al interior del país, sin asegurar ningún control. Los Institutos Pedagógicos y las antiguas Escuelas Normales funcionan «a la buena de Dios», como suele decirse, sin apoyo alguno del Estado y sin el menor requerimiento de calidad.

Incluso la Universidad Nacional de Educación de La Cantuta otrora «Alma Mater» de la educación peruana, se vio severamente afectada por un crecimiento desmedido de su población estudiantil, en detrimento de la calidad académica de sus servicios Miles de alumnos estudian allí hoy, en un espacio físico destinado a apenas algunos cientos. Y estos «miles» requieren la contratación de un alto número de «catedráticos universitarios» que no reúnen las condiciones elementales de formación y cultura.

Los Docentes que egresan hoy de los centros formadores de Maestros, carecen de la preparación requerida, salen a ejercer su profesión sin aliento alguno del Estado, trabajan en condiciones virtualmente infrahumanas y perciben salarios simplemente denigrantes.

Y en las últimas cuatro décadas, ningún gobierno se ha interesado en el tema, ni preocupado siquiera por elevar el nivel de la educación peruana. Ninguno, tampoco, ha tomado libremente, y por su propia cuenta, la decisión de elevar los sueldos de los maestros o mejorar sus condiciones de vida o de trabajo. Si algo han conseguido los maestros en estos duros años de actividad profesional, en materia de salarios o de condiciones de vida o de trabajo, ello ha sido exclusivamente resultado de sus propias luchas. Solo a través de huelgas sacrificadas y heroicas, los maestros han logrado arrancar a la pérfida sociedad capitalista, algunas migajas

LA EVALUACIÓN DOCENTE

Es natural que en este cuadro general, nadie esté contento con la profesión docente. Los propios interesados –los profesores- no encuentran el menor aliento para el desempeño de sus funciones. Muchos de ellos, se ven forzados a compartir el ejercicio profesional con otras actividades remunerativas que les ayuden en las tareas de la supervivencia.

Los estudiantes, muchas veces, no están conformes con sus maestros porque estos no les dedican realmente atención ni esfuerzo, agobiados cono están por la política del Estado. Los Padres de Familia -que sufren a su vez los efectos de la crisis que corroe las bases mismas de la sociedad peruana, se quejan del escaso rendimiento de sus hijos y son conscientes que con el aprendizaje que reciben, no estarán en condiciones de ingresar a una Universidad Nacional.

Pero la evaluación docente está muy mal concebida. En principio, el profesor es un profesional–como el médico, el ingeniero o el abogado- que recibe una formación universitaria y obtiene –al culminar sus estudios- un título a nombre de la Nación. Por lo menos, se supone que debe estar suficientemente calificado; como debe estarlo un profesional de otra especialidad. Puede -y debe- en el desempeño de su carrera, necesitar cursos de actualización y aún de capacitación. Ellos, por lo demás, le permitirán ascender en su escalafón y alcanzar funciones más altas en el sistema educativo. Pero al igual que al médico a ingeniero o al abogado, a los que nadie «evalúa» periódicamente para el ejercicio de su profesión, el docente no tiene por qué «comparecer»ante un funcionario administrativo que lo evalúe o califique cada cierto tiempo.

SI hay docentes mal preparados –que sin duda los hay- eso es culpa del Estado, que los preparó mal, o que no vigiló la actividad de las instituciones que él mismo autorizó para que «formaran» maestros. Si falló entonces, es deber del propio Estado corregir eso, y capacitar a los docentes poco preparados para calificarlos mejor. No para denigrarlos, no para echarlos del sistema educativo.

Es claro que nadie es «propietario» del puesto de trabajo. Para mantenerlo, el docente no sólo debe acreditar capacidad, sino también disciplina, orden y buena conducta. Si un profesor no asiste a clases, llega sistemáticamente tarde, incumple sus funciones o comete delitos de orden penal; puede ser privado de su derecho a ejercer la función docente; pero eso responde a otra lógica: al interés del Estado por brindar un servicio educativo de calidad.

Las «evaluaciones» no se hicieron antes, cuando los docentes ejercían su función. Personalidades del mundo de la cultura, como Cesar Vallejo, José María Arguedas, Augusto Salazar Bondy, Walter Peñaloza, y muchos otros, ejercieron la docencia en planteles del Estado y nunca fueron sometidos a procesos de «evaluación». Ahora, han surgido las evaluaciones, como parte del «paquete» de medidas que impone el Banco Mundial. Hay mucha gente que hasce fortuna con ellas.

En verdad estas son un Negocio de las autoridades en diversos niveles. Y tienen múltiples propósitos. Las evaluaciones son pagadas por el Estado mediante presupuestos públicos. Eso permite que el Estado diga oficialmente que está «invirtiendo»recursos en el sector educación, cuando en verdad no lo hace. Financia a organismos no gubernamentales para que «estudien» y «preparen» los mecanismos de evaluación y luego les asigna Partidas Especiales para que «capaciten» a los docentes que no fueron aprobados en ellas.

Por lo demás, es público el hecho que el Ministerio de Educación paga gruesas sumas de dinero a instituciones privadas para que «capaciten docentes». En el extremo, el sugerente Programa«Beca 18» sirve para que el Estado suscriba «convenios» con Universidades Privadas en cuyo provecho desembolsa fortunas. Miles de jóvenes peruanos estudian becados en Universidades Privadas -de dudosa solvencia- con recursos públicos. ¿Por qué esas sumas no se asignan a Universidades Públicas, por ejemplo?. Por una simple razón: al Estado no le interesa que las Universidades Públicas tengan recursos. Lo que le interesa es que las universidades privadas hagan negocios.

No obstante todo ello, los docentes en esta huelga no rechazaron las «evaluaciones». Lo que exigieron fue que ellas, no fueran punitivas; es decir, que no culminaran con el despido del profesor. Del mismo modo que no se despide a un médico porque no pudo curar a tres pacientes; ni se inhabilita a un abogado porque perdió tres juicios; ni se expulsa de la actividad profesional a un ingeniero porque se le derrumbaron tres obras; no se puede echar a un profesor porque no «aprobó» tres evaluaciones. Por lo demás, hay que advertir que las «rúbricas» a las que alude el gobierno como mecanismo de evaluación, no constituyen garantía alguna. Es más, ellas forman parte del «modelo educativo» que fracasó en Chile, y que hoy se busca imponer en nuestro país

SI finalmente se admitiera un criterio de evaluación, éste debiera ser concertado con los profesores mismos, y aplicado por instancias calificadas para tal gestión. Nada de eso, se ha previsto.

LA ORGANIZACION SINDICAL DE LOS MAESTROS

La organización sindical de los maestros, data de las huelgas magisteriales de los años 60 del siglo pasado. Como todo lo que ha logrado el magisterio, este derecho también fue arrancado mediante sucesivas huelgas. Ellas permitieron formar los sindicatos nacionales de educación primaria, secundaria y técnica y dieron luz a destacados luchadores sociales: Isaías Poma Rondinel, Ina Socorro Castañeda, Germán Caro Ríos, Juan José Carpio Mostajo, Omar Zilbert Salas, Horacio Sánchez Ortiz y muchos otros, llenaron estos años de un ejemplo valeroso de abnegación y de combate. Tenían diferencias de orden político, pero aportaban todos en la lucha contra el amarillaje y la traición, defendían a raja tabla los derechos de los maestros y pusieron en jaque a sucesivos gobiernos con su acción consecuente y de clase.

El SUTEP afloró en 1972. Más allá de deformaciones y errores de inicio, pudo afirmarse como la organización nacional representativa de los maestros en los años del gobierno de Morales Bermúdez y más precisamente en las esforzadas huelgas de 1978 y 1979 que comprometieron a amplios sectores de nuestro pueblo. A fines de los 80, la organización sindical que en el plano internacional funciona vinculada a organismos anti clasistas, y no a la Federación Internacional de Sindicatos de Educadores -la FISE- ligada a la FSM; resolvió adherirse a la CGTP. Tuvo en una primera etapa de oposición a la dirección sindical de la Central –atacó dura, e injustamente, a Pedro Huilca-, pero más recientemente se incorporó incluso a su dirección, cumpliendo altas funciones. Hoy, el CEN del SUTEP es objeto de ácidas críticas.

El descontento de un elevado porcentaje de maestros con la dirección de su organización sindical, se ha expresado de diversas maneras. Más recientemente, generó la existencia de movimientos regionales que articularon una estructura propia –el CONARE– organismo que alcanzó notoriedad en el reciente conflicto.

Objetivamente, este Comité de Nacional de Organizaciones Regionales (CONARE) ha puesto en evidencia una alta capacidad de movilización sindical de los maestros. Las propias autoridades han tenido que reconocer que la huelga ha tenido incidencia decisiva en 18, de las 21 regiones del país; y que ha comprometido a más de 300 mil trabajadores de la educación, de un total de 420 mil. Con júbilo, en los últimos días de conflicto, el Ministerio de Educación anunció que un Millón de escolares recibían sus clases de manera «normal».

Probablemente no repararon las autoridades que al hacer esta afirmación, estaban reconociendo implícitamente que dos millones y medio de escolares no estaban en esa situación; es decir, no recibían sus clases.

Objetivamente, la Huelga -el acontecimiento más notable de nuestro tiempo- ocurrió al margen de la organización sindical de los maestros. El CEN del SUTEP, nada tuvo que ver en ella.

LA HUELGA

La huelga de los maestros se inicio en el Cusco el 17 de junio del 2017, Tuvo una connotación especifica y casi local, pese a que formulaba reclamos que incidirían en la situación de los docentes en todo el país. La impericia y la insensibilidad de las autoridades que pudieron haber resuelto el caso en un inicio, hizo que el conflicto se expandiera. Y si, fue creciendo poco a poco, y extendiendo su radio a regiones aledañas: Puno, Arequipa, Apurímac y Huancavelica, se fueron sumando al movimiento, hasta que -a mediados de julio- el conflicto alcanzó ribetes nacionales. En Lima, eso ocurrió sólo en agosto. Bien puede decirse entonces que este fue un movimiento escalonado, al cual se fueron incorporando diversas regiones.

Es claro que el carácter escalonado del Paro, fue una de sus fortalezas, porque permitió renovar los contingentes en lucha sin que se agotara el movimiento. Pero dialécticamente, arrastró también una debilidad permitió que los medios de comunicación «convencieran» a mucha gente aludiendo al perjuicio de los escolares que, al perder dos meses de clases veían peligrar el año escolar. Esto incidió para que muchos padres de familia y, en general, ciudadanos, exhortaran a los maestros a concluir la huelga «para no perjudicar más» a los educandos.

Tuvo varios rasgos notables el conflicto: la marcha a Lima de los docentes del interior del país; el uso de la Plaza San Martin y otros lugares públicos como escenario de concentración de los maestros; la variedad de formas de lucha mostradas en la contienda; la valentía con la que los profesores hicieron respondieron la brutal represión policial desatada contra ellos; el involucramiento de padres de familia, y aun alumnos en la contienda; el manejo inteligente de algunos medios de comunicación aun hostiles al movimiento; el aliento a la solidaridad de la población que alcanzó diversas formas de apoyo a la huelga; el uso del diálogo con las autoridades y sus intermediarios; fueron algunos de los elementos del conflicto que deben ser asimilados.

El gobierno cometió muchísimos errores al enfrentar el tema. Aludiremos sólo a tres: La entrevista del Presidente para ver el tema; la negativa de la ministra del sector a «dar la cara» a los maestros, y el obsesivo y errático comportamiento del ministro del Interior a lo largo de la huelga.

La decisión del Jefe del Estado de abordar directamente el conflicto, no fue mala. Por eso fue atacada y resistida por la reacción, que aseguró que PPK se «rebajaba» al recibir a los huelguistas y que eso «abriría un precedente muy negativo» porque entonces «todos» querrían sólo tratar con él los conflictos sociales. La magnitud de la huelga ameritaba largamente la preocupación presidencial.

El error descomunal del mandatario fue reunirse no con los que estaban en huelga, sino con los que no participaban en ella.El CEN del SUTEP, no la había decretado, y por lo tanto no podría «suspenderla» como lo planteaba el Mandatario. Y los dirigentes del Cusco, que asistieron a la cita, ya habían suspendido su acción de fuerza, de modo que no cabía tratar con ellos el fin del conflicto.

La titular del portafolio de educación estaba obligada a dar la cara. Para no hacerlo –en el extremo- usó a 5 parlamentarios de diversas bancadas a fin de vertebrar con ellos un mecanismo de intermediación francamente ridículo. Esa «negociación» en «cuartos separados» se ha aplicado en otros escenarios y ha sido útil para otro tipo de conflictos –entre Israel y Palestina, por ejemplo; o Colombia, entre el gobierno y las FARC- pero no tiene el menor sentido en un conflicto sindical en el Perú.

El argumento que no se puede tratar con quien «no tiene reconocimiento» legal, es absurdo. Nunca las organizaciones sindicales tuvieron reconocimiento cuando iniciaron sus luchas. Precisamente ellas, les generaron el reconocimiento formal del Estado.

El Ministro Basombrío, tuvo un pésimo desempeño. Obsesionado por descalificar la lucha de los maestros, mantuvo un virtual veto contra el dirigente de la huelga –Pedro Castillo- sindicándolo como «terrorista» sin aportar ninguna prueba. Los «indicios» a los que aludiera el titular del MININTER, bien pudieran haber sido usados contra él mismo, cuando era dirigente del Partido Comunista Revolucionario en los años 70 y hablaba hasta por los codos de la necesidad de «tomar las armas» y calificaba de «reformistas» y «conciliadores», a quienes no suscribían sus diatribas violentistas

EL CUADRO POLITICO:

En este contexto es que hay que apreciar el cuadro político que perfila en el país Veamos:

El gobierno representa muy claramente los intereses de la clase dominante. Aplica con diligencia el «Modelo» Neo Liberal porque éste responde a sus intereses y a sus concepciones. Nada podemos, los trabajadores, esperar de él, salvo una lucha dura y constante, de nuestra parte; que será respondida por el de manera violenta y cruel. Es indispensable subrayar esto porque muchos de los que hoy combaten, sufragaron por PPK en los comicios del 2016. Al hacerlo, no incubaron ilusión alguna. Votaron por ese símbolo, porque objetivamente no existía otra opción. Al elegir a Kuczynski, no optaron por «el mal menor», ni por «alguien cercano». Puesto en la disyuntiva ineludible de elegir entre dos enemigos, el electorado optó por escoger a cuál de los dos enemigos era preferible enfrentar. Y se decidió por la derecha clásica y no por la Mafia porque a aquella posible enfrentarla mejor, como se está haciendo: con luchas, paros, huelgas, acciones de masas, movilización popular y ciudadana; denuncias públicas y combate callejero. Eso, lo dijimos oportunamente desde el CEDIS.

Optar por el otro enemigo, hubiera sido suicida. No se habría podido por ejemplo, desarrollar esta lucha. El medio social, seria adverso, porque estaría «ganado» por la frivolidad. Padres de familia y estudiantes habrían recogido los «mensajes» de Laura Bozzo, o de Magali Medina, de la prensa «Chicha» o de la Televisión Basura, y no habrían mostrado el menor interés en sumarse a una causa de este corte. Si se hubiese intentado una acción como la ocurrida, el gobierno habría acusado de «terroristas» a algunos de los dirigentes de la acción, pero no se hubiese limitado a ello: los habría hecho detener, juzgar por un Tribunal sin Rostro, y condenado a 20 años de cárcel -por lo menos-. A otros, sencillamente se los hubiese «comprado» con dinero y prebendas de uno u otro signo, envileciendo la causa.

No hay que amilanarse entonces. La situación habrá de continuar, y afectará a muchos otros miles de trabajadores de diversas áreas, que deberán combatir en las mismas condiciones en las que se batieron heroicamente los maestros

En medio del conflicto, asomó aviesa la mano de la Mafia Fujimorista. Ella quiso especular con la crisis y «poner de su lado» a los maestros. No lo consiguió porque finalmente, fue presa de sus propias limitaciones de clase. Aunque «hable» de los maestros nunca atenderá sus demandas. Y no sólo los reprimirá cruelmente, sino que envilecerá la carrera docente, como lo hizo ya en el pasado. El APRA tendrá el mismo juego. Fue dos veces gobierno, y nunca atendió las demandas de los maestros. Y cuando consideró preciso reprimirlo, lo hizo con igual salvajismo.

La Izquierda deberá asumir su responsabilidad, y formular un balance crítico y autocrítico. Es en buena medida responsable de hechos que aquí se subrayan y tiene el deber de admitirlo. Debe entender que la Unidad se construye para luchar, que su tarea es esencialmente política –y no electoral- y que su deber principal consiste en canalizar y atender las demandas de las masas populares.

«Patria Roja» cargará, sin embargo, con la principal de las culpas, no sólo porque no estuvo a la altura de sus responsabilidades como fuerza conductora del movimiento sindical del magisterio, sino porque, además, en el transcurso de la huelga asumió un comportamiento deplorable. Dijo lo mismo que Basombrío, lindó en las mismas acusaciones y cuestionamientos contra la lucha de los maestros y coincidió con la titular de educación arguyendo que los dirigentes de la acción no debían ser atendidos «porque no estaban legalmente reconocidos». En el extremo, a través de sus voceríos más calificados, aseveró que la huelga «ponía en riesgo la democracia» y aun más, individualizó a algunos dirigentes para que los reprimieran.

Hoy, PR parece no haber asimilado la experiencia. Insiste en considerar a MOVADEF y a CONARE «expresión del terrorismo» y no admite ningún error. Reitera su defensa del CEN del SUTEP como si éste hubiese cumplido con su deber. Pareciera carecer de una muy elemental voluntad autocritica, y «se cierra» en defensa de lo indefendible

LECCIONES Y EXPERIENCIAS RELEVANTES

Del conflicto magisterial se pueden extraer muchas lecciones. Podríamos resumirlas de la manera siguiente:

1.- La lucha, es indispensable herramienta para los trabajadores. Sin huelgas, los maestros no habrían alcanzado nada, ni en salarios ni en condiciones de trabajo. Nada ha sido otorgado por la » buena voluntad» de los gobiernos. Todo, ha sido arrancado por la lucha

2. La Unidad, es esencial, pero esa unidad, es la que se expresa en la acción. Muchas veces no es posible arribar a «acuerdos unitarios», pero si se puede lograr la unidad de acción en defensa de los demandas básicas de la población.

3.- Nunca hay que perder a ligazón con las bases. Lo ocurrido, ha sido producto de la realidad: Durante más de dos décadas, los dirigentes de los partidos de la izquierda procuraron la unidad no para luchar mejor por las demandas laborales; sino para participar en alecciones. Así ocurrió el 95, el 2000, el 2001, el 2006, el 2011 y hasta el 2016. Los «denodados esfuerzos unitarios» se circunscribieron al modo de participar en los comicios de esos años sin alcanzar nada, y no asumieron ninguna tarea de lucha.

4.- Las luchas hasta hoy fueron episódicas, desarticuladas. Conga, Bagua, Las Bambas, Tía María y otras, fueron acciones aisladas, que no recibieron apoyo ni solidaridad efectiva de las direcciones formales de la Izquierda. La Huelga del Magisterio marcó un salto cualitativo que hay que valorar. Se pudo apreciar el surgimiento de un nuevo criterio de unidad, esta vez horizontal. Las bases, coordinaron entre si, a espaldas de sus direcciones y concertaron una lucha ante la indiferencia letal de sus líderes formales.

5. Esto reivindica el papel y las tareas de las bases sociales en la lucha, y constituye un vigoroso llamado de atención a las cúpulas sindicales y políticas para que no persistan en las deformaciones de insensibilidad y burocratismo, que les han alejado de la realidad.

6.- La Vanguardia de un movimiento es la fuerza que realmente, y en los hechos, juega ese papel. La Vanguardia es la que organiza un movimiento, lo estimula, lo impulsa, marcha con él, juega ante él un rol dirigente, combate en todos los avatares de la contienda y lo conduce finalmente a la victoria.

7.- EL CONARE en los hechos, ha jugado el papel de Vanguardia. Ha sido objetivamente capaz de conducir el movimiento, y ha suspendido la lucha cuando ella ya resultaba estéril e improductiva. Debió percibirlo poco antes, en su descargo hay que admitir que era una Vanguardia nueva, joven, inexperta; que recién estaba haciendo realmente una experiencia de clase a nivel nacional. No podía estar exenta de errores.

8.- Ahora, tanto La Coordinadora Nacional de Regiones en Lucha, como sus bases, deberán procesar un debate constructivo que les permita deslindar responsabilidades y definir campos. Deben alejarse políticamente de quienes defraudaron y traicionaron la lucha pero además, ahuyentar a los grupos infantiles y a las variantes provocadoras y aventureras que surgen en estos conflictos.

9.- Depurar el movimiento, pasa por «limpiarlo» de elementos seudo clasistas que con discursos sonoros y grandilocuentes, se afanaban en llevar la lucha «hasta las últimas consecuencias», frase manida que carece totalmente de sentido y significado.

10.- Hay que ejecutar el deslinde con el Senderismo y la actividad terrorista que sirve a los dictados de la reacción y la Mafia. Ellos buscan «pescar a rio revuelto» para neutralizar y derrotar a los maestros y a sus luchas.

EL CAMINO HACIA ADELANTE

Más allá de sutilezas, hay que admitir que Pedro Castillo, el conductor real de la huelga, acertó al decir que la lucha no ha concluido y que -es más– recién comienza.

Y comienza en nuevas condiciones, con la experiencia acumulada y con las tareas planteadas. El primer objetivo del futuro entonces, no es dividir al magisterio sino unirlo más. Y afirmarlo a partir de concepciones de clase. Eso implica una gran batalla ideológica, que habrá que librar haciendo uso de todos los recursos a mano.

No se trata de destruir organizaciones, ni de consagrar el paralelismo sindical. Se trata de depurar el depurar el movimiento para que sus dirigentes –los verdaderos- cumplan cabalmente con sus responsabilidades.

Eso pasa por derrotar el sectarismo y el burocratismo, combatir la corrupción en todos los niveles. Y colocar las estructuras de los maestros –incluida la Derrama Magisterial- en su verdadera función, para que sirvan como corresponde, a los intereses y objetivos que les dieran origen.

Fortalecer la Unidad, consolidar la organización, forjar la conciencia de clase y alentar y promover las luchas, son las tareas del momento.

Y no perder de vista que la batalla esencial en el periodo nos obliga a enfrentar al Imperialismo y al «modelo» Neo Libera, derrotar la Constitución del 93 y abrir paso a un nuevo escenario verdaderamente democrático y popular.

*Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a252081.html

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Argentina: colectivos sociales anuncian un plan nacional de lucha y una marcha contra las políticas neoliberales del gobierno.

América del Sur/Argentina/14.03.2017/Autor y Fuente: http://www.nodal.am/

Organizaciones sociales que representan a trabajadores informales anunciarán hoy un plan de lucha “en repudio al modelo económico neoliberal del Gobierno y al incumplimiento de la Ley de Emergencia Social”, al tiempo que avanzan con la convocatoria a la marcha del próximo lunes a la Plaza de Mayo por “Tierra, Techo y Trabajo”.

El anuncio se realizará en una conferencia de prensa a las 11.30 en la sede de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), ubicada en Pedro Echague al 1200 en el barrio porteño de Constitución.

Allí los referentes de la CTEP, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que participaron el martes pasado de la masiva marcha que encabezó la CGT, darán detalles sobre el plan de lucha que también reclama “medidas urgentes frente al deterioro de la situación socioeconómica de las clases populares en la Argentina”.

Las organizaciones harán el anuncio en medio del malestar por la demora en la implementación de la Emergencia Social, que sigue sin ser promulgada por el presidente Mauricio Macri luego de haber sido aprobada a fin del año pasado en ambas cámaras del Congreso.

En ese marco, ultiman los detalles de la marcha que harán el lunes a la Plaza de Mayo bajo las tres T que promueve el Papa Francisco (Tierra, Techo y Trabajo), al cumplirse el cuarto aniversario del inicio de su papado, y que incluirá la presencia de otros sectores como la CGT y las dos CTA.

Más temprano habrá una misa en la parroquia San Ignacio de Loyola, a 100 metros de la Plaza de Mayo, luego montarán una “asamblea popular” y a las 17:00 cerrarán con un acto, en el que esperan reunir más de 50 mil personas, envalentonados tras la multitud de la marcha sindical del martes pasado.

La Emergencia Social, cuya implementación sigue demorada, establece en su principal artículo el pago de un salario social complementario para aquellos trabajadores del sector informal que, a sus ingresos, sumarán un plus de 4.030 pesos (medio salario mínimo).

Para eso, la normativa prevé un desembolso por parte del Estado de unos 30 mil millones de pesos para los próximos tres años (10 mil millones por año).

Fuente: http://www.nodal.am/2017/03/argentina-colectivos-sociales-anuncian-plan-nacional-lucha-una-marcha-las-politicas-neoliberales-del-gobierno/

Imagen:  http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2017/03/CTEP-2-1024×768-600×350.jpg

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2017 apunta hacia un mundo multipolar

Por: Emir Sader

La era de la hegemonía estadounidense y de neoliberalismo es, por definición, un tiempo de turbulencias e incertidumbre. Nadie ni nada permite preveer con un mínimo de certidumbre ni el futuro inmediato, menos todavía los de mediano y largo plazos. Pero el cúmulo de acontecimientos permite proyectar a 2017 como un año en que se dibujará, con más claridad, el surgimiento de un mundo multipolar.

El final de la guerra fría hizo al mundo retroceder al periodo histórico de hegemonía británica, cuando una sola potencia detentaba el predominio mundial. La decadencia británica introdujo un tiempo de disputas hegemónicas; primero entre Estados Unidos y Alemania, con dos guerras mundiales de por medio, después, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en el escenario llamado de guerra fría.

La desaparición de la URSS hizo que la humanidad volviera a un mundo unipolar, esta vez con la hegemonía imperial estadounidense. No tardó en anunciarse que la historia terminaría, desembocando en esa hegemonía, que traería con ella la economía capitalista de mercado y la democracia liberal como horizontes insuperables de la historia. Seguirían habiendo acontecimientos, pero todos encerrados en ese marco, que nos aprisionaría definitivamente. En lugar de girar hacia delante, la historia habría retrocedido y quedado congelada. La superioridad militar, económica, política e ideológica de Estados Unidos no permitiría alimentar ilusiones en otra dirección. El fin del socialismo, que sería el futuro de la humanidad, en la concepción derrotada, relegaba ese tipo de sociedad al museo de la historia, como un largo paréntesis finalmente concluido. La economía capitalista pasaba a ser la economía, la única posible, así como la democracia liberal, la única posible.

Sin embargo, la Paz Americana no trajo el final de los conflictos bélicos, sino su multiplicación, al tiempo en que el reino del mercado no trajo de vuelta el crecimiento económico, sino la recesión prolongada. Como resultado de esas contratendencias han surgido gobiernos antineoliberales, como en América Latina, así como fuerzas que se coordinan por la construcción de un mundo multipolar, como las congregadas en los Brics.

Un episodio que parecía ser simplemente uno más del ejercicio de la superioridad militar de Estados Unidos y de sus aliados del bloque imperialista occidental –como ya había ocurrido en Afganistán, Irak y Libia–, el de la destrucción del gobierno de Siria, como paso previo al bombardeo de Irán, terminó promoviendo una gran contrarrevuelta que, sumada a otros fenómenos, apunta hacia el surgimiento de un mundo multipolar.

Estados Unidos no había logrado crear las condiciones del bombardeo de Irán, ni adentro, ni con sus aliados externos. Rusia aprovechó para proponer un proceso de negociación entre Estados Unidos e Irán, que tuvo éxito, desarticulando los planes bélicos de Israel, apoyado por Arabia Saudita y poniendo en práctica el primer proceso de resolución pacífica de un conflicto bélico importante en el mundo en mucho tiempo.

Este éxito fue el preámbulo que permitiría también una resolución de la también aparentemente interminable guerra en Siria. Arabia Saudita, contradicha en las negociaciones con Irán, intensificó el apoyo al llamado Estado Islámico (EI), que se ha vuelto la fuerza fundamentalista y terrorista que pasó a amenazar no sólo a gobiernos de Medio Oriente, sino de todo el mundo con sus acciones. Como uno de sus efectos, la guerra en Siria quedó polarizada entre el EI y el gobierno sirio, sacando definitivamente del escenario supuestas fuerzas moderadas de oposición, usadas como pretexto por Estados Unidos para apoyar intentos de derrubar al gobierno sirio. El acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán, apoyado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sustentado en la derrota militar del EI, por intervención decisiva de las tropas rusas, promovió un nuevo acuerdo de paz, esta vez sin Estados Unidos.

A este nuevo horizonte se suma la alianza alrededor de los Brics, con Rusia y China como protagonistas esenciales, como fuerzas que promueven el fortalecimiento de modelos de desarrollo económico con distribución de renta, en contrapartida del agotamiento del neoliberalismo y la prolongada recesión a que ha desembocado ese modelo.

El Brexit y la victoria electoral de Donald Trump en las elecciones estadunidenses apuntan hacia retrocesos en el proceso de globalización, con políticas proteccionistas y debilitamiento de los procesos de libre comercio, imponiéndose en las dos potencias que desde hace más de un siglo han estado a la cabeza del bloque imperialista en el mundo.

La combinación de esos factores tendrá en 2017, con la retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea, así como la toma de posesión de Donald Trump, haciendo con lo que ya se venía dibujando como el agotamiento del modelo neoliberal, la incapacidad de Estados Unidos de concluir las guerras de Afganistán y de Irak, así como su impotencia frente a la extensión de los conflictos bélicos en toda la región, así como el fortalecimiento de Rusia como actor político y militar global, un nuevo escenario mundial.

Un nuevo escenario que tiene que ser, para América Latina, un espacio de nuevas oportunidades, para salir definitivamente del modelo neoliberal y de la hegemonía estadunidense, buscando profundizar alianzas que promuevan la solución pacífica de los conflictos y apoyen políticas de desarrollo con distribución de la renta. Brasil, Argentina, México y todos los países del continente tienen que decidir dónde quieren ubicarse en ese nuevo escenario mundial.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/01/10/2017-apunta-hacia-un-mundo-multipolar/#.WHcD1xvhCUk

Imagen: media.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2017/01/Tio-Sam.jpg

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Thinking Dangerously in the Age of Normalized Ignorance

What happens to a society when thinking is eviscerated and is disdained in favor of raw emotion? [1] What happens when political discourse functions as a bunker rather than a bridge? What happens when the spheres of morality and spirituality give way to the naked instrumentalism of a savage market rationality? What happens when time becomes a burden for most people and surviving becomes more crucial than trying to lead a life with dignity? What happens when domestic terrorism, disposability, and social death become the new signposts and defining features of a society? What happens to a social order ruled by an “economics of contempt” that blames the poor for their condition and wallows in a culture of shaming?[2] What happens when loneliness and isolation become the preferred modes of sociality? What happens to a polity when it retreats into private silos and is no longer able to connect personal suffering with larger social issues? What happens to thinking when a society is addicted to speed and over-stimulation? What happens to a country when the presiding principles of a society are violence and ignorance? What happens is that democracy withers not just as an ideal but also as a reality, and individual and social agency become weaponized as part of the larger spectacle and matrix of violence?[3]

The forces normalizing and contributing to such violence are too expansive to cite, but surely they would include: the absurdity of celebrity culture; the blight of rampant consumerism; state-legitimated pedagogies of repression that kill the imagination of students; a culture of immediacy in which accelerated time leaves no room for reflection; the reduction of education to training; the transformation of mainstream media into a mix of advertisements, propaganda, and entertainment; the emergence of an economic system which argues that only the market can provide remedies for the endless problems it produces, extending from massive poverty and unemployment to decaying schools and a war on poor minority youth; the expanding use of state secrecy and the fear-producing surveillance state; and a Hollywood fluff machine that rarely relies on anything but an endless spectacle of mind-numbing violence. Historical memory has been reduced to the likes of a Disney theme park and a culture of instant gratification has a lock on producing new levels of social amnesia.

As we learned in the recent debate between Donald Trump and Hilary Clinton (a billionaire and millionaire), ignorance is the DNA of authoritarianism, serving to subvert the truth and obscure the workings of power. Willful ignorance has become a normalized political tool and form of public pedagogy that both provides the foundation for what Noam Chomsky labels as the rise of the “stupid party” and which works incessantly to create a “stupid nation.”[4] Trump, of course, proves that stupidity is in fashion and deeply entrenched within the larger culture while Hilary capitalizes on her penchant for disingenuousness by claiming support for policies she really disdains, i.e., stating she will raise taxes on her buddies from Goldman Sachs and other members of the financial elite. Hardly believable from a woman who “has earned millions of dollars from speeches to Wall Street banks and investment firms (and) was paid $675,000 for a series of speeches to Goldman Sachs.”[5] No hints of the radical imagination here, or the truth for that matter. Only the politics of stupidity and evasion and a media spectacle supporting the celebration of corrupted and limited and pathologized political horizons.

Manufactured ignorance also makes invisible the corruption of the financial elite, allowing them to plunder resources and define the accumulation of capital as a divine blessing. It gets worse. Manufactured ignorance aided by the voracious seductions of commodified corporate-driven disimagination machine that promotes a culture of empty pleasures through and endless regime of consuming and discarding. American society is now dominated by a pervasive commodified landscape of disimagination machines that extends from Hollywood movies and video games to mainstream television, magazines, news, and the social media. These mind-numbing desiring machines which thrive on speed and sensation function mostly as workstations of ignorance to create a fog of distractions that promote forms of social amnesia that erase from memory and public discourse the structural, systemic and social forces that reinforce what can be called organized powerlessness and massive human suffering. This is the stuff of a politics of disappearance that erases the presence of the poor, unemployed, the “approximately 11 million Americans cycle[d] through jails and prisons each year,” black youth, immigrants, ecological disasters, class warfare, acts of state sponsored terrorism, the rise of the police state, and the rise of the warfare state.[6] As the machinery of social death accelerates, America’s most precious investment, youth, also disappear. As neoliberal disimagination machines such as Fox News make clear youth as a social investment no longer count in a society that disdains long term investments and their messy calls for being included in the script of democracy. As such, the current war on youth is about erasing the future, at least any alternative future and any notion of imagination that might summon one into view.

When coupled with an age of precarity and endless uncertainty in which young people have few decent jobs, are strangulated by debt, face a future of career-less jobs, and isolation, young people have little room for politics because they are more concerned with trying to survive rather than engaging in political struggles, or imagining a different future. At the same time, armies of the unemployed or underemployed are caught in a spiral of receding wages, diminished social provisions, and increasingly find themselves paralyzed by anxiety and free-floating anger. In such situations, thinking and informed action become more difficult while a politics wedded to economic and social justice is eviscerated. Moreover, politics becomes toxic when dominated by unapologetic discourses of racism and hatred and is on full display in the Trump campaign. Tapping into such anger and redirecting away from the real problems that produce it has become the central script in the rise of the new authoritarians. This poisonous discourse gains momentum and accelerates as it moves between white supremacist incantations of Trump and his zealots and the deceptive vocabulary of Hillary Clinton and her financial elite backers who embrace a savage neoliberalism with its false claims to freedom, choice, and the virtues of militarization. Civic death is on full display as the ideals of democracy disappear in an election in which authoritarianism in its various forms rules without apology. As thinking dangerously and acting with civic courage wanes, state violence, disposability and voicelessness become the dominant registers of an authoritarian politics that has intensified in American life producing neo-fascist movements in American society that have moved from the fringes to the center of political life.

Tragedy looms large in American society as the forces that promote powerlessness and voicelessness intensify among those elements of the population struggling just to survive the symbolic violence of a culture of cruelty and the material violence of a punishing state. The issue of losing one’s voice either to the forces of imposed silencing or state repression weaken dissent and open the door to the seductions of a dogmatism that speaks in the language of decline, making America great again, while touting the coded vocabulary of white nationalism and racial purity. How else to explain Trump’s call for imposing racial profiling as a way to boost the notion of law and order.

Thinking undangerously is the first step in the triumph of formalism over substance, theater over politics, and the transformation of politics into a form of celebrity culture. The refusal to think works in the service of a form of voicelessness, which is another marker of what it means to be powerless. Within this moral and political vacuum, the codes, rhetoric, and language of white supremacy is on the rise wrapped in the spectacle of fear-mongering and implied threats of state repression. In this instance, emotion become more important than reason, ideas lose their grip on reality, and fashion becomes a rationale for discarding historical memory, informed arguments, and critical thought. Reflection no longer challenges the demands of commonsense. In the mainstream media, the endless and unapologetic proliferation of lies become fodder for higher ratings, informed by suffocating pastiche of talking heads, all of whom surrender to “the incontestable demands of quiet acceptance.”[7] Within such an environment, the truth of an event is not open to public discussion or informed judgment at least in the official media apparatuses producing, distributing and circulating ideas that parade as commonsense. As a result, all that remains is the fog of ignorance and the haze of political and moral indifference.

Americans occupy a historical moment in which it is crucial to think dangerously, particularly since such thinking has the power to shift the questions, provide the tools for offering historical and relational contexts, and “push at the frontiers…of the human imagination.”[8] Stuart Hall is right in insisting that thinking dangerously is crucial “to change the scale of magnification. … to break into the confusing fabric that ‘the real’ apparently presents, and find another way in. So it’s like a microscope and until you look at the evidence through the microscope, you can’t see the hidden relations.”[9] In this instance, the critical capacity for thinking becomes dangerous when it can intervene in the “continuity of commonsense, unsettle strategies of domination,” and work to promote strategies of transformation.[10]

As Adorno observes, such thinking “speaks for what is not narrow-minded—and commonsense most certainly is.”[11] As such, dangerous thinking is not only analytical in its search for understanding and truth, it is also critical and subversive, always employing modes of self and social critique necessary to examine its own grounds and those poisonous fundamentalisms in the larger society haunting the body politic. As Michael Payne observes, thinking dangerously (or critical theory in this instance) should be cast in the language of hints, dialogue, and an openness to other positions, rather than be “cast in the language of orders.”[12] Of course, this is not to suggest that thinking dangerously guarantees action, but at the same time, any action that distances itself from such thinking is bound to fail.

In an age when shouting, rage, and unchecked emotions shape public discourse, self-reflection becomes a liability and suppresses the axiom that critical thought should function to “lift…human beings above the evidence of our senses and sets appearances apart from the truth.”[13] Salmon Rushdie is right in viewing thinking dangerously as a type of political necessity whose purpose is to “push boundaries and take risks and so, at times, to change the way we see the world.”[14] As Hannah Arendt noted, thoughtfulness, the ability to think reflectively and critically is fundamental to radical change and a necessity in a functioning democracy. Put differently, formative cultures that make such thinking possible along with the spaces in which dialogue, debate, and dissent can flourish are essential to producing critically literate and actively engaged citizens.

Unfortunately, thinking undangerously cuts across ideological and political divides. For instance, there is a new kind of historical and social amnesia overtaking some elements of resistance in the United States. Many progressives have forgotten the lessons of earlier movements for real change extending from the anti-Vietnam War and Black Freedom movements to the radical feminist and gay rights movements of the sixties. History as a repository of learning with vast resources to enable people to build on historical legacies, develop mass movements, and take seriously the pedagogical task of consciousness raising, is in decline. Too much of contemporary politics has become more personal, often reducing agency to the discourses and highly charged emotions of trauma. These historical legacies of resistance did not limit their politics to a call recognition and security within the confines of isolated political issues. Instead, they called for a radical transformation of capitalist and other authoritarian societies. Moroever, they understood that the truth of domination lie in understanding the totality of a society and how various issues were connected to each other. George Monbiot exemplifies this issue in arguing against responding to the varied crisis associated with neoliberalism as if they emerged in isolation—a response that contributes to neoliberalism’s anonymity. He writes:

Its anonymity is both a symptom and cause of its power. It has played a major role in a remarkable variety of crises: the financial meltdown of 2007?8, the offshoring of wealth and power, of which the Panama Papers offer us merely a glimpse, the slow collapse of public health and education, resurgent child poverty, the epidemic of loneliness, the collapse of ecosystems, the rise of Donald Trump. But we respond to these crises as if they emerge in isolation, apparently unaware that they have all been either catalyzed or exacerbated by the same coherent philosophy; a philosophy that has – or had – a name. What greater power can there be than to operate namelessly?[15]

This politics of the disconnect is exacerbated by the fact that mass social movements run the risk of undermining by a politics that has collapsed into the personal. For example, for too many progressives personal pain represents a retreat into an interiority that focuses on trauma. Robin Kelley provides a caveat here in pointing out that all too often “managing trauma does not require dismantling structural racism” and the larger issues of “oppression, repression, and subjugation” get replaced with “words such as PTSD, micro-aggressions, and triggers.” [16] Kelley is not suggesting that the pain of personal suffering be ignored. Instead, he warns “against … the consequences of framing all grievances in the ‘language of personal trauma.’”[17]

Personal trauma in this case can begin with legitimate calls for spaces free of racism, sexual harassment, and various other forms of hidden but morally and politically unacceptable assaults. And at its best, such a politics functions as an entry into political activism; but when it becomes less a justifiable starting point than an endpoint it begins to sabotage any viable notion of radical politics. Kelley is right in insisting that “trauma can easily slip into thinking of ourselves as victims and objects rather than agents.”[18] Moreover, the language of safe spaces, personal trauma, and triggers can easily become a topsy-turvy discursive universe of trick mirrors and trapdoors that end up reproducing a politics of intimidation and conformity, while forgetting that pedagogical practices and a corresponding politics in the service of dramatic transformation are always unsettling and discomforting.

Progressives must avoid at all cost is the rebirth of a politics in which how we think and act is guaranteed by the discourses of origins, personal experience, and biology. When individuals become trapped within their own experiences, the political imagination weakens, and a politics emerges that runs the risk of inhabiting a culture of exclusion and hardness that shuts down dialogue, undermines compassion, kills empathy, makes it more difficult to listen to and learn from others. A politics that puts an emphasis on personal pain can become blind to its own limitations and can offer falsely a guaranteed access to the truth and a comforting embrace of a discourse of political certainty.

In such cases, the walls go up again as the discourses of biology and exclusion merge to guard the frontiers of moral righteousness and political absolutism. Put differently, the registers of militarization are on full display in such alleged sites of resistance such as higher education where a growing culture of political purity marks out a space in which the personal becomes the only politics there is housed within a discourse of “weaponized sensitivity” and “armed ignorance.”[19] The first causality of armed ignorance is a kind of thoughtfulness that embraces empathy for the other, a willingness to enter into public discussion, and dialogue with those who exist outside of the bunkers of imagined communities of exclusion. Leon Wieseltier is right in arguing that “grievance is sometimes the author of blindness, or worse.”[20]

Under such conditions, empathy wanes and only extends as far as recognizing those who mirror the self, one that endlessly narrates itself on the high ground of an unassailable moralism and stultifying orbits of self-interests. In addition, politics collapses into the privatized orbits of a crude essentialism that disdains forms of public discourse in which boundaries break down and the exercise of public deliberation is viewed as fundamental to a substantive democracy. Of course, there is more at work here than what might be called the atrophy of critical thought, self-reflection, and theory, there is also the degeneration of agency itself.

What does thinking look like when it is transformed into a pedagogical parasite on the body of democracy? At one level, it becomes toxic, blinding the ideological warriors to their own militant ignorance and anti-democratic rhetoric. At the same time, it shuts down any attempt to develop public spheres that connect rather than separate advocates of a politics walled in by suffocating notions of essentialism dressed up in the appeal to orthodoxy parading as revolutionary zeal. What must be remembered is that thinking undangerously mimics a pedagogy of repression that falsely assumes a revolutionary stance when in fact everything about it is counter-revolutionary. In the end this suggests a kind of theoretical helplessness, a replacing of the courage to think dangerously with the discourse of denunciation and a language overflowing with the comforting binary of good and evil.

There is more at risk here than legitimating the worse forms of thoughtlessness, there is also the intolerable potential for both the moral collapse of politics and the undermining of any vestige of democracy. Thinking dangerously as a critical enterprise is about both a search for the truth and a commitment to the recognition that no society is ever just enough and hence is fundamental to the always unfinished struggle, making the impossible all the more possible. Not one or the other but both. Such thinking should be used to both understand and engage the major upheavals people face and to connect such problems to larger political, structural, and economic issues.

Thinking dangerously can make the pedagogical more political by mapping the full range of how power is used and how it can be made accountable in all of its uses. Thinking dangerously is about more than doing a critical reading of screen culture and other texts, it is also about how knowledge, desire, and values become invaluable tools in the service of economic and political justice, how language provides the framework for dealing with power and what it means to develop a sense of compassion for others and the planet. Dangerous thinking is more than a mode of resistance, it is the basis for a formative and pedagogical culture of questioning and politics that takes seriously how the imagination can become central to the practice of freedom, justice, and democratic change.

Notes.

[1] This essay draws upon a number of ideas in Henry A. Giroux, Dangerous Thinking in the Age of the New Authoritarianism (New York: Routledge, 2015).

[2] I have borrowed this term from Jeffrey St. Clair, “The Economics of Contempt,” Counterpunch (May 23, 2014).

[3] Brad Evans and I have taken up the issue of violence in its various valences in Brad Evans and Henry A. Giroux, Disposable Futures: The Seduction of Violence in the Age of the Spectacle (San Francisco: City Lights Books, 2015). Also, see Henry A. Giroux, America’s Addiction to Terrorism (New York: Monthly Review Press, 2016).

[4] Noam Chomsky, “Corporations and the Richest Americans Viscerally Oppose the Common good,” Alternet (Sep9tember 29, 2014). Online: http://www.alternet.org/visions/chomsky-corporations-and-richest-americans-viscerally-oppose-common-good

[5] Chris Cillizza , “The New York Times just perfectly explained Hillary Clinton’s Goldman Sachs speech problem,” The Washington Post (February 26, 2016). Online: https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/02/26/the-new-york-times-just-perfectly-explained-why-hillary-clintons-answers-on-her-paid-speeches-dont-work/

[6] Rebecca Gordon, “There Oughta Be a Law…Should Prison Really Be the American Way?,” TomDispatch.com (September 25, 2016). Online: http://www.tomdispatch.com/blog/176190/tomgram%3A_rebecca_gordon%2C_arresting_our_way_to_%22justice%22/

[7] Brad Evans and Julien Reid, “The Promise of Violence in the Age of Catastrophe,” Truthout (January 5, 2014. Online: http://truth-out.org/opinion/item/20977-the-promise-of-violence-in-the-age-of-catastrophe

[8] Arundhati Roy, Power Politics (Cambridge, Ma: South End Press, 2001), P. 1

[9] Stuart Hall and Les Back, “In Conversation: At Home and Not at Home”, Cultural Studies, Vol. 23, No. 4, (July 2009), pp. 664-665.

[10] I have taken this phrases from an interview with Homi Bhaba in Gary Olson and Lynn Worsham, “Staging the Politics of Difference: Homi Bhabha’s Critical Literacy JAC ((1999), p. 9.

[11] Zygmunt Bauman, Liquid Life (London: Polity Press, 2005), p.139.

[12] Michael Payne, “What Difference Has Theory Made? From Freud to Adam Phillips,” College Literature 32:2 (Spring 2005), p. 7.

[13] Ibid., Bauman, Liquid Life, 151.

[14] Salman Rushdie, “Whither Moral Courage?” The New York Times, (April 28, 2013)

[15] George Monbiot, “Neoliberalism – the ideology at the root of all our problems,” The Guardian, (April 15, 2016) Online: http://www.theguardian.com/books/2016/apr/15/neoliberalism-ideology-problem-george-monbiot

[16] Robin D.G. Kelley, “Black Study, Black Struggle – final response,” Boston Review, (March 7, 2016). Online: http://bostonreview.net/forum/black-study-black-struggle/robin-d-g-kelley-robin-d-g-kelleys-final-response

[17] Ibid., Robin D.G. Kelley, “Black Study, Black Struggle – final response.” Boston Review.,

[18] Robin D.G. Kelley, “Black Study, Black Struggle,” Boston Review, (March 7, 2016) Online: https://bostonreview.net/forum/robin-d-g-kelley-black-study-black-struggle

[19] The notion of weaponized sensitivity is from Lionel Shriver, “Will the Left Survive the Millennials?” New York Times (September 23, 2016). Online. http://www.nytimes.com/2016/09/23/opinion/will-the-left-survive-the-millennials.html. Armed ignorance was coined by my colleague Brad Evans in a personal correspondence.

[20] Leon Wieseltier, “How voters’ personal suffering overtook reason – and brought us Donald Trump,” Washington Post, (June 22, 2016). Online: https://www.washingtonpost.com/posteverything/wp/2016/06/22/how-voters-personal-suffering-overtook-reason-and-brought-us-donald-trump/

Fuente: http://www.counterpunch.org/2016/09/30/thinking-dangerously-in-the-age-of-normalized-ignorance/

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