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Entrevista al Presidente Evo Morales «Mi gran deseo es consolidar la igualdad y dignidad boliviana»

Entrevista a Evo Morales

Por: Pedro Rioseco

Mi gran sueño, que está dentro de la Agenda 2020-2025, es que Bolivia tenga cero por ciento de pobreza y ciento por ciento de cobertura de los servicios básicos en áreas urbanas y rurales, afirmó el presidente Evo Morales.

El gran deseo que tengo es consolidar la igualdad, la dignidad y la estabilidad del pueblo boliviano, declaró en entrevista exclusiva con Prensa Latina el primer mandatario indígena en este país, a bordo del avión presidencial de regreso a La Paz desde Riberalta.

Luego de una jornada de 19 horas, dar una conferencia de prensa a las cinco de la madrugada, recorrer 680 kilómetros al frente de una caravana en el departamento amazónico de Beni -parte de ellos conduciendo-, y hablar en seis poblados en la ruta, Morales dialogó una hora con Prensa Latina.

Pese al ruido de los reactores y el cansancio de recorrer un terraplén lluvioso desde Trinidad hasta Guayaramerín, cerca de la frontera con Brasil, como inicio de un proyecto para asfaltar este importante eje integrador al costo de mil 280 millones de dólares, finalmente hablamos sin prisa.

La primera pregunta lo pone a pensar sobre qué conserva el primer presidente indígena boliviano de dirigente sindical campesino y las largas marchas de protesta con un morral al hombro, y cuáles experiencias en 11 años de mandatario atesora más y cuáles preferiría no recordar.

Lo primero, comienza Evo, es una lección familiar que viene de una vivencia cultural: los principios andinos del Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella, que significan no robar, no mentir, no ser flojo, y esta enseñanza viene fundamentalmente de mis padres desde que era niño.

Hoy me siento seguro de mí mismo y mantengo esa herencia familiar, cultural, que es parte de mi identidad, afirma inclinándose para contrarrestar el ronroneo del avión, cuido bastante estos principios éticos y morales, primero como persona, luego como dirigente y ahora como Presidente.

Segundo, continúa, aprendí desde que era dirigente sindical que cuanto más grande es una persona debe ser más humilde; cuantas más responsabilidades tiene más compromiso, esfuerzo y sacrificio debe hacer; y lo importante de siempre estar con el pueblo, en las buenas y las malas.

Este accionar es parte de una ética, recalcó, y por eso digo que personalmente nunca llegué al Chapare (región en la que fue presidente de las seis Federaciones Sindicales del Trópico de Cochabamba) en el año 1980 con la pretensión de ser dirigente y mucho menos Presidente.

Cuando uno se organiza, reflexionó, cuando identifica los enemigos internos y externos y toma conciencia sobre la injusticia y la desigualdad, es posible enfrentar un proceso de liberación de carácter social, sindical, cultural, y también una lucha electoral.

Ahora, subrayó Morales, hay muchos más compromisos, muchas más responsabilidades, y lo que no quisiera que vuelva en mi país es esa política de separatismo que impulsaron algunos grupos de la derecha en los años 2006, 2007 y 2008 cuando intentaron dividir Bolivia.

En esta retrospectiva autobiográfica, la pregunta que se impone es cuáles son los sueños que aún le faltan por lograr, ante lo que el dirigente que acaba de recibir un verdadero baño de masas en todos los poblados y ciudades donde entregó obras sociales, esboza una sonrisa.

Sobre todo, precisó, el gran deseo que tengo es consolidar la igualdad, la dignidad y la estabilidad del pueblo boliviano.

Yo mismo no puedo creer todavía que tenga ya casi 11 años de Presidente, confesó. Antes, los gobiernos nunca garantizaron estabilidad política y por tanto nunca garantizaron el crecimiento económico, aclaró.

En crecimiento económico también hemos batido marcas, dijo, con la integración de nuestro país en comunicaciones gracias al satélite Túpac Katari, la construcción de caminos, aeropuertos, la reducción de la pobreza, y casi se termina la deserción escolar con el bono Juancito Pinto.

Es decir, precisó, con las políticas sociales implementadas por nuestro gobierno bajo el pedido clamoroso de los pueblos, movimientos sociales y especialmente el movimiento indígena campesino originario, hemos respondido y hay resultados. Esa es la enorme alegría que tengo, enfatizó.

En lo político y económico este gobierno batió récords

En lo político, comentó, es un récord histórico. Participamos en siete elecciones, entre consultas y referendos, y ganamos tres con más del 60 por ciento, igual cantidad con más del 50 por ciento, aunque ‘perdimos una’, en el referendo del 21 de febrero pasado.

Cuando llegamos al Gobierno en 2006 el Producto Interno Bruto (PIB) era de nueve mil millones de dólares, y en 1985 cuando comenzó aquí el modelo neoliberal ascendía a cinco mil millones de dólares, ilustró el mandatario en alusión a los logros económicos.

Dijo que en 20 años el PIB sólo había crecido en cuatro mil millones de dólares, y lo contrastó con el período de 2006 a 2015, durante la gestión del Movimiento al Socialismo, cuando llegó a 34 mil millones de dólares.

Ese es un salto histórico sorprendente, destacó Morales, de 25 mil millones de dólares de incremento del PIB en nueve años, gracias a la política de nacionalización, de recuperación de nuestras empresas públicas.

Imagínese, explicó en tono coloquial, cuánto perdió el país durante la época neoliberal, con empresas que entregaban el patrimonio del pueblo boliviano a transnacionales o con contratos inconstitucionales que privatizaban nuestros recursos naturales.

Esta situación económica, acotó, nos ha permitido dos cosas: una liberación política y otra liberación económica. Ahora no decide en Bolivia el embajador de Estados Unidos sobre su situación política, y en lo económico tampoco decide el Fondo Monetario Internacional, subrayó.

Ahora somos los bolivianos quienes decidimos sobre nuestro país, antes decidían en Bolivia los ‘Chicago Boys’, pero ahora lo hacemos los ‘Chuquiago Boys’ (nombre indígena del valle donde está asentada la ciudad de La Paz), antes decidían los gringos ahora lo hacemos los indios, recalcó el gobernante.

En mi experiencia, puntualizó, antes se importaban políticas, programas y hasta proyectos, ahora se exportan proyectos, programas y hasta políticas económicas. Hemos volteado la tortilla, como se dice popularmente, y eso nos satisface.

Se refirió a las reivindicaciones que plantea el pueblo, sin precedente alguno. ‘Imagínese que el 20 por ciento de la población que ha pasado en estos 10 años de ser pobres a ser clase media tienen hoy otras reivindicaciones, otras necesidades, ya no piensan en dejar la pobreza’, reflexionó.

Ello hay que entenderlo políticamente para atender sus demandas, afirmó.

En estabilidad también hemos batido récords, dijo. El presidente democráticamente electo Andrés de Santa Cruz y Calahumana, gobernó el país de 1829 a 1839, le faltaron unos meses para 10 años, y, agregó, ya nosotros lo hemos pasado.

Otro de los gobernantes que más duró en el cargo fue Víctor Paz Estenssoro, quien gobernó en cuatro ocasiones (1952-1956; 1960-1964; 6 de agosto al 4 de noviembre de 1964 y 1985-1989) por un total de unos 13 años, y el 2018 vamos a batir ese récord después de casi 190 años, resaltó como elemento inédito e histórico.

Recordó que procedía del sector más vilipendiado de la historia de Bolivia, ‘el más humillado, despreciado, como es el movimiento campesino indígena originario. Nos organizamos y ahora batimos récord en estabilidad política’, exaltó el mandatario.

No sé si en el futuro se repetirá, pero hay grandes perspectivas para continuar este camino de liberación mediante una revolución democrática cultural, con transformaciones sociales y la participación del pueblo.

Al pedir una reflexión sobre las causas de la derrota del referendo del 21 de febrero, y el uso por la derecha de la guerra mediática nacional e internacional con las nuevas tecnologías de comunicación social en una campaña orientada a desprestigiar los dirigentes, Morales no demoró en responder.

Reconoció la pérdida sufrida el 21 de febrero con la diferencia de un uno por ciento frente a lo que consideró semejante estructura de comunicación imperial acompañada por la derecha neoliberal, en una lucha en la cual ‘han jugado un papel importante algunos medios de comunicación nacionales’, observó.

El imperio con su orientación constante a la derecha, los programas conservadores, junto a los medios de comunicación del sector privado, se dedicaron a posicionar en la opinión pública mentiras tras mentiras, señaló.

La derecha en Bolivia no tiene ninguna propuesta, afirmó, ‘si algo tiene la derecha son las mentiras que saben usar en sus medios para alentar el rechazo al gobierno con calumnias, e intentar desgastar al pueblo organizado y movilizado en defensa de su revolución democrática y cultural’.

Frente a esta realidad, es nuestra obligación mejorar nuestro sistema de comunicación, aseguró el jefe de Estado, al aclarar que ‘si con semejante campaña no pudieron derrotarnos ampliamente el 21 de febrero es porque hay conciencia’ y, recalcó, ‘ahora muchos están arrepentidos porque saben que fueron engañados’.

Alertó a renglón seguido que ‘ese engaño no perjudica a Evo sino al pueblo boliviano’, tras agregar que los movimientos sociales constituyen un movimiento político, que tienen un programa, principios y su Agenda del Bicentenario, con objetivos enormes para el bien de todas y todos los bolivianos.

Llegó la hora de profundizar la Revolución e integración

Para el presidente boliviano, Evo Morales, lo que está pasando en algunos países suramericanos al retornar la derecha al poder es motivo de una profunda reflexión de nuestros movimientos sociales y llegó la hora de profundizar la revolución.

Quienes apostamos por la dignidad y soberanía de nuestros pueblos, enfatizó Morales, estamos convencidos de que en cualquier momento los movimientos sociales recuperarán los procesos de revolución democrática en Suramérica y en América Latina.

Lo que pasa con los servicios básicos, inclusive en los países vecinos con Bolivia, precisó, llama la atención sobre que si bien alguna gente se equivocó a la hora de votar, ahora están arrepentidos al ver los resultados de sus errores en la participación democrática.

Quienes no perdemos nuestro horizonte y tenemos principios y valores, acompañados por programas y proyectos de desarrollo pero también de liberación, confiamos triunfar en esta dura batalla, recalcó el mandatario.

Yo confío mucho en los movimientos sociales, afirmó. En Bolivia, explicó, los movimientos sociales hicimos mucha historia con resultados positivos para el pueblo, compartimos experiencias de luchas y tenemos muchos eventos de carácter social, político, económico y, sobretodo, ideológicos, que es lo más importante.

En ese cambio en un sector que pasó de ser pobres a clase media con el Proceso de Cambio, indicó, al considerar que fue ‘tal vez el error del gobierno no ideologizarlo, porque la ideología acompaña al programa de liberación y los proyectos que defienden la libertad y la soberanía de los pueblos, por eso es tan importante’.

No estamos en tiempo de oligarquías y monarquías, menos de anarquías, y hay que enfrentar también las anarquías financieras y, recalcó, ‘tenemos un conjunto de políticas a adoptar para garantizar esta liberación definitiva, la segunda liberación de los pueblos de Bolivia después de la fundación de la República’.

Pasamos momentos difíciles, golpes de Estado, dictaduras militares, ahora estamos en el tiempo de profundizar nuestra Revolución, enfatizó el jefe de Estado.

Interrogado sobre el tema de la integración regional y los intentos de Estados Unidos por boicotear la unidad de América Latina y El Caribe, Morales aclaró que hay muchos rubros en el tema de la integración, pero insistió en que fundamentalmente necesitamos la integración política.

Recordó a grandes líderes que han impulsado la integración regional en los últimos tiempos como Hugo Chávez, Lula (Luiz Inácio Lula da Silva), Néstor Kirchner, entre otros, y destacó el logro de incorporar temas de Estado a este proceso.

Hemos consolidado la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) después de 200 años de la fundación de las Repúblicas, y gracias a Fidel (Castro) consolidamos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), afirmó.

Recuerdo siempre, comentó, cuando Fidel me dijo después de constituir CELAC: Evo, lo que soñé se ha cumplido.

Además, agregó, hoy la OEA (Organización de Estados Americanos) es otra, pero sigue estando Estados Unidos en ella y enfatizó en que una OEA sin Cuba para América Latina y El Caribe es un tema pendiente dentro del proceso de liberación de toda la región.

Pero, ¿cuál es la arremetida del imperio norteamericano?, preguntó, y respondió que ‘Estados Unidos trata de dividirnos en UNASUR con la Alianza del Pacífico, y volver a las políticas del Consenso de Washington o al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas’).

No puedo entender que algunos presidentes en Suramérica mantengan esa misma política de dividir Unasur, precisó, tras lamentar que no todos los movimientos sociales en la región estén organizados para garantizar este proceso de integración por la liberación de nuestros pueblos frente a las políticas de dominación.

Estados Unidos intenta utilizar a algunos presidentes para debilitarnos, denunció Morales, al tiempo de que aclaró, ‘es un debate interno el cómo Estados Unidos está usando a algunos países pro imperialistas o pro capitalistas de la región con la pretensión de que dejemos de usar la Celac’.

Ahí nuevamente reitero mi confianza en los movimientos sociales, destacó, para referirse luego a otras formas de integración territorial, e invitar a los otros países suramericanos a hablar de carreteras y líneas aéreas. A veces es más rápido llegar a Europa desde Bolivia que llegar a Paraguay o a Colombia, ejemplificó.

Esa es otra forma de integración y estamos avanzando en algunos temas importantes, anunció, para recordar luego un gran sueño compartido con Hugo Chávez y Fidel Castro de crear una línea aérea del ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América), que salga de Bolivia, pase por Ecuador, Venezuela, Nicaragua y llegue a Cuba.

En otras esferas de integración, puntualizó Morales, hacen falta carreteras, ferrocarriles, y hay un gran proyecto para Suramérica que es el corredor ferroviario del océano Atlántico hasta el Pacífico, con el cual las exportaciones e importaciones de nuestros países van a ganar tiempo y reducir sus costos, significó el presidente boliviano.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219458
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Colombia: Timochenko” dice que el acuerdo de las Farc con el Gobierno colombiano es “definitivo”

América del Sur/Colombia/Noviembre 2016/Noticias/.noticias24.com/

El líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, aseguró hoy que el nuevo acuerdo firmado con el Gobierno es “definitivo”.

“Tenemos un acuerdo sólido, incluyente, plural y posible de implementación. Por lo tanto, es definitivo”, dijo desde Cuba “Timochenko” a la Agencia Nueva Colombia, vinculada a las FARC.

El nuevo acuerdo de paz, sellado el pasado 12 de noviembre en La Habana, contiene las aportaciones de los sectores contrarios al pacto inicial que fue firmado el pasado 26 de septiembre en Cartagena de Indias y rechazado por los colombianos en un plebiscito el 2 de octubre.

Asimismo Londoño aseguró que las FARC están cumpliendo “rigurosamente” los acuerdos a los que llegó con el Gobierno y de los que dijo “son sagrados”.

Igualmente destacó la participación de la sociedad en la elaboración del nuevo documento.

“Los movimientos sociales y los grupos organizados de víctimas, mujeres, jóvenes, representantes de Iglesias y los más diversos credos fueron fundamentales para lograr el acuerdo definitivo”, enfatizó el líder guerrillero.

Y añadió que “Colombia entera tiene una deuda con ustedes, nosotros desde las Farc-EP, no les vamos a fallar”.

El Gobierno colombiano no ha definido el mecanismo para refrendar el nuevo acuerdo de paz pero baraja las posibilidades de convocar un nuevo plebiscito, a través del Congreso de la República, o mediante cabildos abiertos, es decir concejos municipales con participación directa de los ciudadanos.

COn informción de EF

Fuente :

http://www.noticias24.com/internacionales/noticia/119797/timochenko-dice-que-acuerdo-de-farc-con-el-gobierno-colombiano-es-definitivo/

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/kh57thOnin5bxHg4X8qMVxQVqafxfBXUHFC3a5DjFlhG2WkhVGEIzXGWlfF7qWha7_vXiw=s85

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Libro: Las mujeres contra el libre comercio una história de resistencia y lucha una historia de resistencia y lucha

Hace diez años, la derrota del ALCA, en Mar del Plata, fue resultado de muchas acciones, articulaciones y luchas en diferentes esferas. Lanzar una nueva mirada sobre esa victoria de los pueblos del continente nos lleva a pensar sobre una larga trayectoria de construcción, de relaciones, reflexiones, movilización, aprendizajes y alianzas. La Campaña Continental contra el ALCA nos permitió una experiencia colectiva de resistencia y lucha, y pudimos vivir un fuerte e intenso proceso de fortalecimiento como sujetos políticos de transformación.

Esa alianza se viabilizó entorno de un posicionamento político fuerte y fue construida involucrando toda la región de las Américas y un espectro muy amplio de organizaciones y movimientos sociales. En el inicio de esse proceso, el movimiento feminista estaba fragilizado y con diferentes posiciones. En el campo de organizaciones que conformaron la REMTE (Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía) compartíamos una evaluación de que la agenda feminista hegemonizada por la visión institucionalizada, sobretodo pautada por los procesos de las Naciones Unidas, no era capaz de enfrentar los desafíos del neoliberalismo, ni teórica ni politicamente.

La fragmentacion de la agenda feminista en esos marcos organizaba propuestas y acciones fragmentadas, en temas como salud y violencia, pero sin un cuestionamento general de las políticas de globalización neoliberal y Estado mínimo. La REMTE inició su actuación el 1997 y tuvo un rol importante en replantear varios debates en el feminismo, subrayando la centralidad del tema del trabajo y construyendo una acción orientada por un cuestionamento global al sistema capitalista y patriarcal.

La actuación en la campaña contra el ALCA propició 6 para la REMTE avanzar en el análisis, la capacidad de organización, la construcción de alianzas con otras mujeres en movimiento, como la Marcha Mundial de las Mujeres y las mujeres de la CLOC/Vía Campesina, entre otras organizaciones y movimientos. Ese proceso nos desafió en la elaboración de una reflexión en el campo de la economía conectada al cuerpo, a la subjetividad, al conjunto de las relaciones y desde ahí planteamos el debate vinculado a las mujeres en el centro de la disputa que era acerca del modelo económico.

Para leer el libro completo en el siguiente enlace: las-mujeres-contra-el-libre-comercio

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Boaventura de Sousa: “Hay que repensar cuanto antes la política de izquierda”

Entrevista a Boaventura de Sousa

Por: Sergio Segura

Boaventura de Sousa Santos es autor de varios libros, entre los que se destacan Epistemologías del sur y Hacia una sociología de las ausencias y de las emergencias; en ellos cuestiona la epistemología occidental dominante y los contextos culturales de la “producción y reproducción del conocimiento”. Parte de sus aportes académicos han estado orientados a acompañar diversos movimientos sociales latinoamericanos. Lanzas y Letras y la Fundación Rosa Luxemburgo retoman este diálogo dado en el cono sur sobre el panorama político de América Latina, las izquierdas europeas y el análisis de perspectivas organizativas cimentadas desde los movimientos populares.

¿Cómo se ven las organizaciones sociales latinoamericanas desde Europa?

En Europa tenemos otra noción del territorio, porque Europa se ha aprovechado del saqueo, de los recursos naturales. Ahí tenemos otros problemas, no solo la explotación capitalista sino la dominación colonial y patriarcal. En Europa el colonialismo no surge por el territorio sino por el racismo, ahora más con todos los inmigrantes y refugiados; es una vergüenza, es lo peor de la trayectoria colonialista de Europa.

Los movimientos sociales a veces excluyen el colonialismo; con el movimiento de Los Indignados (también llamado Movimiento 15-M por las protestas en España desde 2011) hicimos reuniones en España y Dinamarca, y nos dimos cuenta que los movimientos de lucha contra el capitalismo rara vez incluyen a los inmigrantes, y mucho menos a los que buscan asilo político; son invisibles, son los otros ausentes, son los indígenas de Europa, no son considerados como sujetos políticos. En Europa tienes el racismo como forma de colonialismo combinado con capitalismo y naturalmente con patriarcado. En América Latina, en India y en África el problema es por territorio, claro que hay otros problemas como el de las mujeres o la economía informal, pero la cuestión del territorio surge porque realmente es un problema planetario.

Este neoliberalismo es de raíz financiera, pero busca la especulación con una forma de acumulación primitiva. Como decía Rosa Luxemburgo, esa es una constante del capitalismo, no una fase del capitalismo, y hoy se manifiesta con el saqueo del territorio mucho más intensivo que el colonialismo, porque la maquinaria que no existía en el tiempo colonial permite hoy saquear los recursos de una manera más intensa: despojo, desplazamiento de poblaciones, expulsión de la gente. Estuvimos en Mozambique y en Zimbabue y es lo mismo, pero con diferentes perfiles. En África no tenemos el problema indígena, porque todos son indígenas, por así decirlo. En cada país la tierra funciona de manera distinta porque el colonialismo fue distinto. En América Latina la independencia fue obtenida por los hijos de los colonos, en África son pueblos originarios los que conquistaron la independencia, son problemas distintos.

sou1¿Qué posibles diálogos pueden existir entre las izquierdas europeas y las de América Latina?

Parte de mi trabajo los últimos 10 años ha sido en la crítica radical a las izquierdas europeas para refundarlas, reinventarlas; por otro lado, aprovechar todas las energías que surgieron en este continente los últimos 15 años. Hubo una izquierda que se mantuvo con un carácter genuino de búsqueda de socialismo; la gran mayoría, sobre todo los socialdemócratas, se vendieron al capitalismo, a la llamada ‘tercera vía’, en el caso del Partido Laborista inglés. En Alemania es un desastre porque prácticamente la izquierda no existe. Los socialistas que están en el poder no ofrecen ninguna política novedosa para Europa, los socialistas alemanes son los que han sido más duros con los países del sur de Europa, con la izquierda de Syriza en Grecia, por ejemplo. Eso es muy difícil de entender. Pero ahí viene la renovación desde dos factores: el primero es que los jóvenes que estaban formados para la política socialdemócrata, que no contribuye en nada a ninguna perspectiva socialista o poscapitalista en Europa, pasaron algún tiempo en América Latina con los gobiernos progresistas de Venezuela, Bolivia, Ecuador, también Brasil, y aprendieron mucho de este continente, aprendieron no solo a mantener la idea del socialismo del siglo XXI, sino también formas de democracia participativa. Esto fue lo que de alguna manera pasó a ser utilizado por los jóvenes inconformes con los socialdemócratas, por ejemplo en España con los consejos de ciudadanos de Podemos, con algunos problemas que se pueden discutir; también está Syriza, una trayectoria propia de una disidencia del partido comunista; por la misma línea está el bloque de izquierda en Portugal. Son partidos que están buscando reinventar la izquierda a través de alianzas e interconocimientos que han sido originados en América Latina.

Europa realmente no tiene nada que enseñarle al mundo, tampoco puede aprender por la tradición colonialista que tiene, pero algunos jóvenes como Los Indignados, entre otros movimientos, han intentado aprender con la experiencia latinoamericana. El problema con estas experiencias es que muchos partidos se olvidaron de la renovación política debido al modelo de desarrollo que se seguía, el único que lo intentó fue Hugo Chávez, pero de una manera muy carismática; ya sabemos que todo poder carismático depende del líder, y cuando el líder se va el poder se queda en vacío. Así pasó en Venezuela por la debilidad de las instituciones y los movimientos sociales, toda la movilización de izquierda vino desde arriba, al contrario de lo que pasó en Brasil y Argentina.

En este momento estamos en una fase de reflujo en América Latina y en Europa con algunas novedades, por ejemplo, el hecho de que en Portugal en este momento tengamos un gobierno de izquierda donde el partido socialdemócrata ha abandonado la tercera vía y se ha aliado con los comunistas y con el bloque de izquierda, donde está la izquierda socialista que es luxemburguista. Entonces está el aprendizaje desde el sur y el temor a la derecha revanchista, o a la extrema derecha como en Polonia, Hungría, Alemania. Ante el temor a la extrema derecha, la izquierda se está uniendo; por eso es que tenemos este gobierno en Portugal, por el temor de tener cuatro años más de una derecha totalmente revanchista que quería destruir todo lo que habíamos conquistado en los últimos 40 años.

De acuerdo a tus textos, tienes críticas al Estado-Nación, a la vez aprecias la construcción de un ‘Estado plurinacional’ en países de América Latina. ¿Qué saldo organizativo proyectan estas experiencias? Frente al actual giro conservador, ¿cuál es tu balance de la relación Estado-movimientos sociales?

La política de izquierda hay que repensarla cuanto antes. No es fácil, en algunos países es muy difícil porque los partidos de izquierda generaron sectarismo interno que liquida la disidencia. Quien tiene la posición crítica es echado o silenciado. Es necesario repensar la lógica de partido como existe. Los partidos, de ninguna manera, pueden tener el monopolio de la representación, hay que encontrar otras formas desde la democracia participativa, de los ciudadanos, de los movimientos sociales, tienen que tener una palabra fuerte de la renovación política. Hay que crear otras figuras políticas, eso es algo que está por hacer. Por otro lado, pienso que casi todos los gobiernos se vendieron a un modelo de desarrollo que acompañaron con una incidencia histórica que pareció muy buena pero que al final fue desastrosa.

El hecho de que la avanzada de los precios internacionales coincidiera con estos gobiernos y que pudieran tener alguna plata, sin cambiar la estructura de poder, sin cambiar las jerarquías sociales, sin cambiar la estructura de clase, sin cambiar el Estado, que podía generar alguna redistribución social, con algunos casos significativos como el de Brasil donde más de 45 millones de personas salieron de la pobreza… eso no se puede olvidar.

El costo social fue muy grande para los pueblos indígenas y campesinos, no fue un sistema sostenible porque estaba basado en los precios internacionales, no se luchó para que hubiera, por ejemplo, una reforma fiscal. Los ricos siguieron sin pagar impuestos y vemos que su plata está en los paraísos fiscales. Si esa plata pagara impuestos tendríamos salud para todos, educación de buena calidad. Esta izquierda va a tener que refundarse, básicamente porque la que hubo en la última década no es sostenible, después de la crisis interna en algunos casos hubo corrupción, con todo lo que puedas imaginar, por eso exige una renovación. En algunos países van a surgir partidos nuevos, en otros no es posible pero quizás hay partidos que se van a refundar. Algo dramático tiene que ocurrir. A menos que la derecha revanchista sea tan revanchista que gobierne de una manera tan desastrosa que los gobiernos de izquierda puedan volver rápidamente sin reconstruirse, ahí podemos tener un periodo de estabilidad a corto plazo.

Desde las ciencias sociales hay abordajes que obturaron el diálogo con los procesos sociales comunitarios que asumieron su opción por los gobiernos progresistas, con términos como “populismo”. ¿Qué desafíos quedan de este diálogo entre saberes académicos y saberes populares, conceptos que trabajas durante tu trayectoria investigativa?

Esos términos en América Latina son parte del debate, porque ya había una trayectoria en ese sentido. El concepto de ‘progresismo’ debería ser una cosa positiva, pero ahora es una mala palabra para muchos compañeros y colegas de izquierda con quienes tenemos algunas divergencias. El populismo en América Latina, sobre todo en Argentina, un patrimonio intelectual debido al trabajo de Ernesto Laclau, no se ha aceptado mucho fuera de Argentina, porque no es una buena hipótesis para hablar de lo popular.

Lo nacional-popular es una posición que toma un gobierno por ‘los de abajo’ y que tiene algún respeto por la soberanía nacional; pero allí puede haber fascismo y también clases de abajo, por eso se puede hablar de lo nacional-popular como se pudo hablar en Bolivia con el libro de René Zabaleta Mercado. Hablar de populismo se transformó en una manera de estigmatizar la izquierda por parte de la derecha, entonces cuando se dice que la derecha es populista es un elogio para ellos, no les molesta que les llamen populistas, cuando dicen que la izquierda es populista es para decir que la izquierda no es creíble. Ahora, todos los intentos por mejorar la vida de la gente, de defender derechos, son considerados populistas. El populismo es una trampa, se volvió en contra de quienes crearon la teorización del populismo. Discutí con Ernesto Laclau y con Chantal Mouffe (intelectuales posmarxistas) que nunca fue un significante vacío sino un significante vaciado, yo por eso prefiero los significantes dudosos, mejor lo nacional-popular que el populismo.

sou2¿Qué opinión te suscita la coyuntura colombiana en el marco de las ‘pedagogías de paz’ para darle fin al conflicto armado que aqueja al país hace más de medio siglo?

Desde los años 90 empecé a trabajar en Colombia, me apasiona. Fue un periodo de tanta violencia… pero también de mucha creatividad de los movimientos sociales. Durante un proyecto en el que estaba mataron a 15 padres jesuitas del CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular); a cada momento que matan a un cura otro movimiento surge, con otra gente, por los derechos humanos. Es fabulosa la energía del país. Los movimientos sociales son la esperanza de Colombia, hay un Congreso de los Pueblos que está siendo representado en varios países. Hay que hacer pedagogía de paz como alternativa contrahegemónica porque [el presidente, Juan Manuel] Santos ya hizo su pedagogía de paz, que es sacar a la guerrilla para profundizar la minería. Para mí simplemente es así.

Las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), por su naturaleza política, hicieron un proceso de negociación muy cerrado en La Habana (Cuba), sin gran participación popular de las comunidades. El ELN (Ejército de Liberación Nacional) es distinto, quiere que sea un proceso de más participación social, de asambleas populares, movimientos sociales; no sé si lo va a lograr, pero la idea de una pedagogía de paz contrahegemónica me parece importante, no solamente para Colombia sino para todo el continente, porque vamos a tener guerras de baja intensidad que ya están emergiendo, y “baja” entre comillas en muchos territorios, porque se trata de masacres de pueblos indígenas, entre otros.

La afectación del nivel de vida en Argentina ha sido considerable tras el cambio de gobierno, al igual que la represión. ¿Qué retos enfrentan las organizaciones sociales que están en la oposición? ¿Cómo se puede dar la discusión de los “derechos que se perdieron”?

El gobierno de Mauricio Macri entró a hacer una ruptura con todo el periodo anterior, esto creó perplejidad entre los movimientos, se quedan paralizados sin saber cuál va a ser el contexto político, sin claridad de cuáles son los aliados, enemigos o adversarios. Aquí surgen muchas diferencias, pero también hay avances. Hace un par de años, por ejemplo, la cuestión indígena no se discutía en Argentina, ni negros ni indios. Hoy en día al menos se reconoce que son invisibles y están marcando una agenda a partir de su exclusión, que como digo normalmente, son exclusiones radicales; en sus territorios no hay derechos porque hay apropiación violenta, muerte y saqueo. Es difícil, porque a veces viven en zonas remotas que los pobladores urbanos no conocen. Lo más importante de los encuentros de organizaciones es que se conozcan, que estén intercambiando ideas.

Yo creo que hay que recuperar los derechos. No hay una zona de derechos en nuestras sociedades coloniales sino, insisto, una zona de no-derechos, de gente que está en zonas de despojo, de violencia, de apropiación. Frantz Fanon, un gran teórico que me gusta bastante, le llamaba “zonas de no-ser”: no existen. Ahora entra un gobierno de derecha que dice que los trabajadores tenían demasiados privilegios, y que hay que rebajar todos los derechos, en Portugal fue así, a punto de intentar eliminar lo que llamamos ‘la concertación social’, que es negociación colectiva de contratos, como están haciendo en los Estados Unidos, contratos individuales entre el patrón y el empleado, un fascismo sobre la forma contractual, porque son dos personas que no tienen el mismo poder; si no acepta las condiciones del patrón, ¿qué va hacer? Tenemos que ver que esos derechos tienen que ser recuperados, no hay otra forma de luchar por eso, y eso es muy difícil porque el capitalismo financiero que tenemos hoy logró transformar el trabajo en un recurso global, pero prohibió la posibilidad de un mercado global de trabajo: los sindicatos no se pueden unir, los trabajadores no se pueden organizar, hay federaciones mundiales pero no hay eficacia en ninguna en este momento. Cada vez hay más trabajadores pero cada vez menos identidad obrera; sin embargo, Argentina tiene mucha, estuve en una universidad creada por sindicatos, la única en el mundo que conozco. El sindicalismo está vivo, dividido por cierto, pero están intentando ver que realmente se necesita más unidad. El problema es cuando olvidamos los derechos de los indígenas, cuando no diferenciamos las clases sociales y se homogenizan las lógicas de las diferentes luchas, en sus diferentes tiempos y con sus diferentes alcances.

¿Cuáles son los resultados de los talleres realizados en diferentes partes del mundo como parte de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales?

Han participado diferentes intelectuales comprometidos, que son minoría, porque la mayoría son movimientos diversos. Ha sido significativo que las personas hablan de manera abierta, y nos damos cuenta de las diferencias y de las convergencias, hablan sin tutela ni conocimientos privilegiados. Los talleres son una manera muy simple de contribuir a una visión más amplia entre movimientos, se invierte tiempo y dinero porque tenemos como objetivo un cambio político, transformador, emancipador. Es importante que la gente vea que detrás de esto no hay grandes organizaciones, por eso las síntesis que hacemos son novedosas, porque dependen de los contextos específicos.

Fuente: http://www.marcha.org.ar/hay-que-recuperar-los-derechos-en-argentina-boaventura-de-sousa-santos/

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Brasil: La policía invade y efectúa disparos en la escuela nacional de los sin tierra.

América del Sur/Brasil/08.11.2016/Autor y Fuente: http://www.nodal.am/

La operación, dirigida por la Policía Civil de Paraná, comenzó en la mañana de hoy viernes 4 de noviembre. La policía allanó sin orden judicial el predio y derribaron la puerta de la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) en Guararema, Sao Paulo.

Desde el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, informan que dos jóvenes que se encontraban en la escuela fueron detenidos. Durante la irrupción policial, para aumentar la represión y asustar a la gente del lugar, la policía efectuó disparos con armas de fuego. Un militante fue alcanzado por esquirlas de bala.

El MST exigió el compromiso del gobierno para tomar las medidas que frenen la violencia contra la Escuela. “Somos un movimiento que lucha por la democratización del acceso a la tierra en el país y no una organización criminal”, afirmaron.

En horas de la mañana la policía permanecía frente al predio de la Escuela, a la espera de contar con órdenes de detención.

“La incursión de la policía es otra acción de la criminalización de los movimientos sociales”, declararon los integrantes de la ENFF, y reclamaron “la solidaridad de todos los medios de comunicación progresistas para enviar reporteros a la escena, así como grupos de derechos humanos”.

A nivel internacional, las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Desde el espacio continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA repudiaron “enérgicamente esta persecución que el régimen golpista de [el presidente de Brasil, Michel] Temer lleva adelante contra el movimiento popular”. Por su parte la Escuela Nacional Orlando Fals Borda (Colombia), que coordina planes de trabajo con la Escuela del MST, repudió los hechos y planea realizar un reclamo formal ante la embajada de Brasil en su país.

Polícia invade escola do MST; uma pessoa fica ferida

Na manhã desta sexta-feira (4), a Polícia Civil do Paraná e a Polícia Militar de São Paulo invadiram a Escola Nacional Florestan Fernandes (ENFF), em Guararema (SP). Mesmo sem mandado de busca e apreensão, policiais dispararam contra as pessoas na recepção da unidade e prenderam dois militantes. Segundo relatos, o cerco é feito por 10 viaturas e os policiais não estão identificados.

Os policiais chegaram na escola por volta das 09h25, cercaram o local e pularam a janela da recepção dando tiros para o ar. Os estilhaços, que acertaram uma mulher, eram de balas letais e não de borracha.

“É um abuso de autoridade, uma violência desnecessária, ilegal”, afirmou Giane Alves, advogada do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST).

Segundo Giane, os policiais não informam o motivo da invasão. “Desconfiamos que esteja relacionado com operações que estão acontecendo do Paraná. Mas não sabemos quem eles estão procurando”, disse.

Confira a versão em áudio da nota (para baixar o arquivo, clique na seta à esquerda do botão compartilhar):

Em nota publicada no site, o MST disse “repudiar” a ação da Polícia de São Paulo e “exige que o governo tome as medidas cabíveis nesse processo. Somos um Movimento que luta pela democratização do acesso a terra no país e não uma organização criminosa”, disse.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/11/brasil-la-policia-invade-y-efectua-disparos-en-la-escuela-nacional-de-los-sin-tierra/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/11/mst-enff-2-600×350.jpg

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Samir Amin: La afirmación de la soberanía nacional popular frente a la ofensiva del capital

Entrevista a Samir Amin

Mentiras de los medios, políticas económicas antipopulares, olas de privatización, guerras económicas y “humanitarias”, flujos migratorios. El cóctel es explosivo, la desinformación es total. Las clases dominantes se frotan las manos frente a una situación que les permite mantener y reafirmar su predominio. Intentemos entender algo. ¿Por qué la crisis? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cuáles son ahora y cuales deberían ser las respuestas de los pueblos, de las organizaciones y de los movimientos  preocupados por un mundo de paz y justicia social? Entrevista con Samir Amin, economista y pensador egipcio sobre las relaciones de dominación (neo)-coloniales, presidente del Foro Mundial de Alternativas.

Raffaele Morgantini (Investig’Action): Durante varias décadas, sus escritos y sus análisis nos dan elementos de análisis para descifrar el sistema capitalista, las relaciones de dominación Norte-Sur y las respuestas de los movimientos de resistencia de los países del Sur. Hoy hemos entrado en una nueva fase de la crisis sistémica capitalista. ¿Cuál es la naturaleza de esta nueva crisis?

Samir Amin: La crisis actual no es una crisis financiera del capitalismo, sino una crisis del sistema. Esto no es una crisis en “U”. En las crisis capitalistas ordinarias (las crisis en “U”) las mismas lógicas que llevan a la crisis, después de un período de reestructuraciones parciales, permiten la recuperación. Estas son las crisis normales del capitalismo. Por contra, la crisis actual desde los años 1970 es una crisis en “L”: la lógica que llevó a la crisis no permite la recuperación. Esto nos invita a hacer la siguiente pregunta (que es también el título de uno de mis libros) ¿Salir de la crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis?

Una crisis en “L” indica el agotamiento histórico del sistema. Lo que no significa que el régimen vaya a morir lenta y silenciosamente de muerte natural. Al contrario, el capitalismo senil se vuelve malo, y trata de sobrevivir redoblando la violencia. Para los pueblos la crisis sistémica del capitalismo es insostenible, ya que implica la creciente desigualdad en la distribución de los beneficios y de las riquezas dentro de las sociedades, que se acompaña de un profundo estancamiento, por un lado, y la profundización de la polarización global por el otro. A pesar de que la defensa de crecimiento económico no es nuestro objetivo, hay que saber que la supervivencia del capitalismo es imposible sin crecimiento. Las desigualdades con estancamiento, se convierten en insoportables.

La desigualdad es soportable cuando hay crecimiento y todo el mundo se beneficia, incluso si ello es de forma desigual. Como en los gloriosos años 30. Entonces hay desigualdad pero sin pauperización. Por contra, la desigualdad en el estancamiento se acompaña necesariamente de empobrecimiento, y se convierte en socialmente inaceptable. ¿Por qué hemos llegado aquí? Mi tesis es que hemos entrado en una nueva etapa del capitalismo monopolista, que yo califico la de los “monopolios generalizados”, caracterizada por la reducción de todas las actividades económicas al status de facto de la subcontratación en beneficio exclusivo de las rentas de los monopolios.

¿Cómo evalúa vd. las respuestas actuales a la crisis por parte de los países y de los diferentes movimientos?

Ante todo, me gustaría recordar que todos los discursos de los economistas convencionales y las propuestas que avanzan para salir de la crisis, no tienen ningún valor científico. El sistema no saldrá de esta crisis. Vivirá, o tratará de sobrevivir, a costa de destrucciones crecientes en una crisis permanente. Las respuestas a esta crisis son hasta el momento, lo menos que se puede decir, limitadas, poco fiables e ineficaces en los países del Norte.

Pero hay respuestas más o menos positivas en el Sur que se expresan por lo que se llama “la emergencia”. La pregunta que surge entonces es: ¿emergencia de qué? Emergencia de nuevos mercados en este sistema en crisis controlado por los monopolios de la tríada (de los imperialismos tradicionales, de la tríada Estados Unidos, Europa Occidental y Japón) o de las sociedades emergentes? El único caso de emergencia positiva en esta dirección es el de China que intenta asociar su proyecto de emergencia nacional y social para su posterior integración en la globalización, sin renunciar a ejercer el control sobre las condiciones de esta última . Esta es la razón por la que China es probablemente el mayor oponente potencial a la tríada imperialista. Pero también están los semi-emergentes, es decir, aquellos a los que les gustaría serlo, pero que no lo son realmente, como la India o Brasil (incluso en el tiempo de Lula y Dilma). Países que no han cambiado nada en las estructuras de su integración en el sistema mundial, permanecen reducidos a la condición de exportadores de materias primas y productos de la agricultura capitalista. Son “emergentes” en el sentido de que registran en ocasiones tasas de crecimiento no demasiado malas acompañadas por un crecimiento más rápido de las clases medias. Aquí la emergencia es la de los mercados, no de las sociedades.

Luego están los otros países del Sur, los más vulnerables, notablemente los países africanos, árabes, musulmanes, y aquí y allá otros en América Latina y en Asia. Un Sur sometido a un doble saqueo: el de sus recursos naturales para el beneficio de los monopolios de la Tríada y los ataques financieros para robar los ahorros nacionales. El caso argentino es emblemático en este sentido. Las respuestas de estos países son a menudo por desgracia “pre-modernas” y no “post-modernas”, como se las presenta: retorno imaginario al pasado, propuesto por islamistas o cofradías cristianas evangélicas en África y en América Latina. O aún respuestas pseudo-étnicas que hacen hincapié en la autenticidad étnica de pseudo-comunidades. Respuestas que son manipulables y a menudo eficazmente manipuladas, aunque dispongan de bases sociales locales reales (no son los Estados Unidos quienes inventaron el Islam o las etnias). Sin embargo, el problema es grave, por que estos movimientos tienen grandes recursos (financieros, mediáticos, políticos, etc.) puestos a su disposición por las potencias capitalistas dominantes y sus amigos locales.

¿Qué respuestas se podrían imaginar, por parte de los movimientos de la izquierda radical a los retos planteados por este capitalismo peligrosamente moribundo?

Una de las tentaciones, que voy a descartar de inmediato, es que frente a una crisis del capitalismo global, la respuesta buscada también debe ser global. Tentación muy peligrosa porque inspira estrategias condenadas al fracaso seguro: “la revolución mundial”, o la transformación del sistema global desde arriba, por decisión colectiva de todos los Estados. Los cambios en la historia nunca se han hecho de esa manera. Han partido siempre de aquellas naciones que son eslabones débiles en el sistema global; de progresos desiguales de un país a otro, de un momento al otro. La deconstrucción se impone antes de la reconstrucción. Esto vale para Europa por ejemplo: deconstrucción del sistema europeo si se quiere reconstruir otro posteriormente, sobre otras bases. Debemos abandonar la ilusión de la posibilidad de “reformas” llevadas a cabo con éxito dentro de un modelo que ha sido construido en hormigón armado para no poder ser otra cosa que lo que es.
Lo mismo para la globalización neoliberal.

La deconstrucción, llamada desconexión aquí, ciertamente no es un remedio mágico y absoluto, que implicaría la autarquía y la migración fuera del planeta. La desconexión llama a la inversión de los términos de la ecuación; en lugar de aceptar ajustarse unilateralmente a las exigencias de la globalización, se intenta obligar a la globalización a adaptarse a las exigencias del desarrollo local. Pero atención, en este sentido, la desconexión no es jamás perfecta. El éxito será glorioso si se realizan sólo algunas de nuestras principales demandas. Y esto plantea una cuestión fundamental: la de la soberanía. Este es un concepto fundamental que debemos recuperar.

¿De qué soberanía está hablando? ¿Cree vd. en la posibilidad de construir una soberanía popular y progresista, en oposición a la soberanía tal como fue concebida por las elites capitalistas y nacionalistas?

¿La soberanía de quién? Esa es la pregunta. Hemos sido acostumbrados a través de la historia a conocer lo que se ha denominado como la soberanía nacional, la implementada por la burguesía de los países capitalistas, por las clases dominantes para legitimar su explotación, en primer lugar sobre sus propios trabajadores, pero también para fortalecer su posición en la competición con los otros nacionalismos imperialistas. Es el nacionalismo burgués. Los países de la tríada imperialista nunca han conocido hasta el momento más nacionalismo que ese. Por contra, en las periferias hemos conocido otros nacionalismos, procedentes del deseo de afirmar una soberanía antiimperialista, trabajando contra la lógica de la globalización imperialista del momento.

La confusión entre estos dos conceptos de “nacionalismo” es muy fuerte en Europa. ¿Por qué? Pues bien, por razones históricas obvias. Los nacionalismos imperialistas han estado en el origen de dos guerras mundiales, fuente de estragos sin precedentes. Se entiende que estos nacionalismos sean percibidos como nauseabundos. Después de la guerra, la construcción europea ha dejado creer que ayudaría a superar este tipo de rivalidades, para el establecimiento de un poder supranacional europeo, democrático y progresista. Los pueblos han creído en eso, lo que explica la popularidad del proyecto europeo, que sigue en pie a pesar de sus estragos. Como en Grecia, por ejemplo, donde los votantes se han pronunciado contra la austeridad pero al mismo tiempo han conservado su ilusión por otra Europa posible.

Hablamos de otra soberanía. Una soberanía popular, en oposición a la soberanía nacionalista burguesa de las clases dominantes. Una soberanía concebida como un vehículo de liberación, haciendo retroceder la globalización imperialista contemporánea. Un nacionalismo antiimperialista, por tanto, que nada tiene que ver con el discurso demagógico de un nacionalismo local que aceptaría inscribir las perspectivas del país implicado en la globalización local, que considera al vecino más débil como su enemigo.

¿Cómo se construye pues un proyecto de soberanía popular?

Este debate lo hemos llevado a cabo varias veces. Un debate difícil y complejo teniendo en cuenta la variedad de situaciones concretas. Con, creo, buenos resultados, especialmente en nuestras discusiones organizadas en China, Rusia, América Latina (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil). Otros debates han sido aún más difíciles, especialmente los organizados en los países más frágiles.

La soberanía popular no es fácil de imaginar, porque está atravesada por contradicciones. La soberanía popular se da el objetivo de transferir un máximo de poderes reales a las clases populares. Estos pueden ser tomados en los niveles locales, pudiendo entrar en conflicto con la necesidad de una estrategia a nivel del Estado. ¿Por qué hablar del estado? Por que nos guste o no, se continuará viviendo bastante tiempo con los Estados. Y el Estado sigue siendo el principal lugar de decisión que pesa. Aquí está el fondo del debate. En un extremo del abanico del debate,  tenemos a los libertarios que dicen que el Estado es el enemigo con el que se debe luchar a toda costa, y que se debe actuar fuera de su esfera influencia; en el otro extremo tenemos las experiencias nacionales populares, especialmente las de la primera ola del despertar de los países del Sur, con los nacionalismos antiimperialistas de Nasser, Lumumba, Modibo, etc. Estos líderes han ejercido una tutela verdadera sobre sus pueblos, y pensado que el cambio sólo podía venir desde arriba. Estas dos corrientes han de dialogar, comprenderse para construir las estrategias populares que permitan auténticos avances.

¿Qué se puede aprender de aquellos que han podido ir más lejos, como en China o América Latina? ¿Cuáles son los márgenes que estas experiencias han sabido aprovechar? ¿Cuáles son las fuerzas sociales que son o podrían ser favorables a estas estrategias? ¿Por qué medios políticos podemos esperar movilizar sus capacidades? Estas son las preguntas fundamentales que nosotros, los movimientos sociales, los movimientos de la izquierda radical, militantes antiimperialistas y anticapitalistas, debemos preguntarnos a nosotros mismos y a las que hay que responder, con el fin de construir nuestra propia soberanía, popular, progresista e internacionalista .

Traducido por Carles Acózar Gómez para Investig’Action

Texto completo en: http://www.lahaine.org/samir-amin-la-afirmacion-de

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Marcan semana en Cuba condenas antineoliberales

Cuba/07 de Noviembre de 2016/Prensa Latina

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