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Boaventura de Sousa: “Hay que repensar cuanto antes la política de izquierda”

Entrevista a Boaventura de Sousa

Por: Sergio Segura

Boaventura de Sousa Santos es autor de varios libros, entre los que se destacan Epistemologías del sur y Hacia una sociología de las ausencias y de las emergencias; en ellos cuestiona la epistemología occidental dominante y los contextos culturales de la “producción y reproducción del conocimiento”. Parte de sus aportes académicos han estado orientados a acompañar diversos movimientos sociales latinoamericanos. Lanzas y Letras y la Fundación Rosa Luxemburgo retoman este diálogo dado en el cono sur sobre el panorama político de América Latina, las izquierdas europeas y el análisis de perspectivas organizativas cimentadas desde los movimientos populares.

¿Cómo se ven las organizaciones sociales latinoamericanas desde Europa?

En Europa tenemos otra noción del territorio, porque Europa se ha aprovechado del saqueo, de los recursos naturales. Ahí tenemos otros problemas, no solo la explotación capitalista sino la dominación colonial y patriarcal. En Europa el colonialismo no surge por el territorio sino por el racismo, ahora más con todos los inmigrantes y refugiados; es una vergüenza, es lo peor de la trayectoria colonialista de Europa.

Los movimientos sociales a veces excluyen el colonialismo; con el movimiento de Los Indignados (también llamado Movimiento 15-M por las protestas en España desde 2011) hicimos reuniones en España y Dinamarca, y nos dimos cuenta que los movimientos de lucha contra el capitalismo rara vez incluyen a los inmigrantes, y mucho menos a los que buscan asilo político; son invisibles, son los otros ausentes, son los indígenas de Europa, no son considerados como sujetos políticos. En Europa tienes el racismo como forma de colonialismo combinado con capitalismo y naturalmente con patriarcado. En América Latina, en India y en África el problema es por territorio, claro que hay otros problemas como el de las mujeres o la economía informal, pero la cuestión del territorio surge porque realmente es un problema planetario.

Este neoliberalismo es de raíz financiera, pero busca la especulación con una forma de acumulación primitiva. Como decía Rosa Luxemburgo, esa es una constante del capitalismo, no una fase del capitalismo, y hoy se manifiesta con el saqueo del territorio mucho más intensivo que el colonialismo, porque la maquinaria que no existía en el tiempo colonial permite hoy saquear los recursos de una manera más intensa: despojo, desplazamiento de poblaciones, expulsión de la gente. Estuvimos en Mozambique y en Zimbabue y es lo mismo, pero con diferentes perfiles. En África no tenemos el problema indígena, porque todos son indígenas, por así decirlo. En cada país la tierra funciona de manera distinta porque el colonialismo fue distinto. En América Latina la independencia fue obtenida por los hijos de los colonos, en África son pueblos originarios los que conquistaron la independencia, son problemas distintos.

sou1¿Qué posibles diálogos pueden existir entre las izquierdas europeas y las de América Latina?

Parte de mi trabajo los últimos 10 años ha sido en la crítica radical a las izquierdas europeas para refundarlas, reinventarlas; por otro lado, aprovechar todas las energías que surgieron en este continente los últimos 15 años. Hubo una izquierda que se mantuvo con un carácter genuino de búsqueda de socialismo; la gran mayoría, sobre todo los socialdemócratas, se vendieron al capitalismo, a la llamada ‘tercera vía’, en el caso del Partido Laborista inglés. En Alemania es un desastre porque prácticamente la izquierda no existe. Los socialistas que están en el poder no ofrecen ninguna política novedosa para Europa, los socialistas alemanes son los que han sido más duros con los países del sur de Europa, con la izquierda de Syriza en Grecia, por ejemplo. Eso es muy difícil de entender. Pero ahí viene la renovación desde dos factores: el primero es que los jóvenes que estaban formados para la política socialdemócrata, que no contribuye en nada a ninguna perspectiva socialista o poscapitalista en Europa, pasaron algún tiempo en América Latina con los gobiernos progresistas de Venezuela, Bolivia, Ecuador, también Brasil, y aprendieron mucho de este continente, aprendieron no solo a mantener la idea del socialismo del siglo XXI, sino también formas de democracia participativa. Esto fue lo que de alguna manera pasó a ser utilizado por los jóvenes inconformes con los socialdemócratas, por ejemplo en España con los consejos de ciudadanos de Podemos, con algunos problemas que se pueden discutir; también está Syriza, una trayectoria propia de una disidencia del partido comunista; por la misma línea está el bloque de izquierda en Portugal. Son partidos que están buscando reinventar la izquierda a través de alianzas e interconocimientos que han sido originados en América Latina.

Europa realmente no tiene nada que enseñarle al mundo, tampoco puede aprender por la tradición colonialista que tiene, pero algunos jóvenes como Los Indignados, entre otros movimientos, han intentado aprender con la experiencia latinoamericana. El problema con estas experiencias es que muchos partidos se olvidaron de la renovación política debido al modelo de desarrollo que se seguía, el único que lo intentó fue Hugo Chávez, pero de una manera muy carismática; ya sabemos que todo poder carismático depende del líder, y cuando el líder se va el poder se queda en vacío. Así pasó en Venezuela por la debilidad de las instituciones y los movimientos sociales, toda la movilización de izquierda vino desde arriba, al contrario de lo que pasó en Brasil y Argentina.

En este momento estamos en una fase de reflujo en América Latina y en Europa con algunas novedades, por ejemplo, el hecho de que en Portugal en este momento tengamos un gobierno de izquierda donde el partido socialdemócrata ha abandonado la tercera vía y se ha aliado con los comunistas y con el bloque de izquierda, donde está la izquierda socialista que es luxemburguista. Entonces está el aprendizaje desde el sur y el temor a la derecha revanchista, o a la extrema derecha como en Polonia, Hungría, Alemania. Ante el temor a la extrema derecha, la izquierda se está uniendo; por eso es que tenemos este gobierno en Portugal, por el temor de tener cuatro años más de una derecha totalmente revanchista que quería destruir todo lo que habíamos conquistado en los últimos 40 años.

De acuerdo a tus textos, tienes críticas al Estado-Nación, a la vez aprecias la construcción de un ‘Estado plurinacional’ en países de América Latina. ¿Qué saldo organizativo proyectan estas experiencias? Frente al actual giro conservador, ¿cuál es tu balance de la relación Estado-movimientos sociales?

La política de izquierda hay que repensarla cuanto antes. No es fácil, en algunos países es muy difícil porque los partidos de izquierda generaron sectarismo interno que liquida la disidencia. Quien tiene la posición crítica es echado o silenciado. Es necesario repensar la lógica de partido como existe. Los partidos, de ninguna manera, pueden tener el monopolio de la representación, hay que encontrar otras formas desde la democracia participativa, de los ciudadanos, de los movimientos sociales, tienen que tener una palabra fuerte de la renovación política. Hay que crear otras figuras políticas, eso es algo que está por hacer. Por otro lado, pienso que casi todos los gobiernos se vendieron a un modelo de desarrollo que acompañaron con una incidencia histórica que pareció muy buena pero que al final fue desastrosa.

El hecho de que la avanzada de los precios internacionales coincidiera con estos gobiernos y que pudieran tener alguna plata, sin cambiar la estructura de poder, sin cambiar las jerarquías sociales, sin cambiar la estructura de clase, sin cambiar el Estado, que podía generar alguna redistribución social, con algunos casos significativos como el de Brasil donde más de 45 millones de personas salieron de la pobreza… eso no se puede olvidar.

El costo social fue muy grande para los pueblos indígenas y campesinos, no fue un sistema sostenible porque estaba basado en los precios internacionales, no se luchó para que hubiera, por ejemplo, una reforma fiscal. Los ricos siguieron sin pagar impuestos y vemos que su plata está en los paraísos fiscales. Si esa plata pagara impuestos tendríamos salud para todos, educación de buena calidad. Esta izquierda va a tener que refundarse, básicamente porque la que hubo en la última década no es sostenible, después de la crisis interna en algunos casos hubo corrupción, con todo lo que puedas imaginar, por eso exige una renovación. En algunos países van a surgir partidos nuevos, en otros no es posible pero quizás hay partidos que se van a refundar. Algo dramático tiene que ocurrir. A menos que la derecha revanchista sea tan revanchista que gobierne de una manera tan desastrosa que los gobiernos de izquierda puedan volver rápidamente sin reconstruirse, ahí podemos tener un periodo de estabilidad a corto plazo.

Desde las ciencias sociales hay abordajes que obturaron el diálogo con los procesos sociales comunitarios que asumieron su opción por los gobiernos progresistas, con términos como “populismo”. ¿Qué desafíos quedan de este diálogo entre saberes académicos y saberes populares, conceptos que trabajas durante tu trayectoria investigativa?

Esos términos en América Latina son parte del debate, porque ya había una trayectoria en ese sentido. El concepto de ‘progresismo’ debería ser una cosa positiva, pero ahora es una mala palabra para muchos compañeros y colegas de izquierda con quienes tenemos algunas divergencias. El populismo en América Latina, sobre todo en Argentina, un patrimonio intelectual debido al trabajo de Ernesto Laclau, no se ha aceptado mucho fuera de Argentina, porque no es una buena hipótesis para hablar de lo popular.

Lo nacional-popular es una posición que toma un gobierno por ‘los de abajo’ y que tiene algún respeto por la soberanía nacional; pero allí puede haber fascismo y también clases de abajo, por eso se puede hablar de lo nacional-popular como se pudo hablar en Bolivia con el libro de René Zabaleta Mercado. Hablar de populismo se transformó en una manera de estigmatizar la izquierda por parte de la derecha, entonces cuando se dice que la derecha es populista es un elogio para ellos, no les molesta que les llamen populistas, cuando dicen que la izquierda es populista es para decir que la izquierda no es creíble. Ahora, todos los intentos por mejorar la vida de la gente, de defender derechos, son considerados populistas. El populismo es una trampa, se volvió en contra de quienes crearon la teorización del populismo. Discutí con Ernesto Laclau y con Chantal Mouffe (intelectuales posmarxistas) que nunca fue un significante vacío sino un significante vaciado, yo por eso prefiero los significantes dudosos, mejor lo nacional-popular que el populismo.

sou2¿Qué opinión te suscita la coyuntura colombiana en el marco de las ‘pedagogías de paz’ para darle fin al conflicto armado que aqueja al país hace más de medio siglo?

Desde los años 90 empecé a trabajar en Colombia, me apasiona. Fue un periodo de tanta violencia… pero también de mucha creatividad de los movimientos sociales. Durante un proyecto en el que estaba mataron a 15 padres jesuitas del CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular); a cada momento que matan a un cura otro movimiento surge, con otra gente, por los derechos humanos. Es fabulosa la energía del país. Los movimientos sociales son la esperanza de Colombia, hay un Congreso de los Pueblos que está siendo representado en varios países. Hay que hacer pedagogía de paz como alternativa contrahegemónica porque [el presidente, Juan Manuel] Santos ya hizo su pedagogía de paz, que es sacar a la guerrilla para profundizar la minería. Para mí simplemente es así.

Las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), por su naturaleza política, hicieron un proceso de negociación muy cerrado en La Habana (Cuba), sin gran participación popular de las comunidades. El ELN (Ejército de Liberación Nacional) es distinto, quiere que sea un proceso de más participación social, de asambleas populares, movimientos sociales; no sé si lo va a lograr, pero la idea de una pedagogía de paz contrahegemónica me parece importante, no solamente para Colombia sino para todo el continente, porque vamos a tener guerras de baja intensidad que ya están emergiendo, y “baja” entre comillas en muchos territorios, porque se trata de masacres de pueblos indígenas, entre otros.

La afectación del nivel de vida en Argentina ha sido considerable tras el cambio de gobierno, al igual que la represión. ¿Qué retos enfrentan las organizaciones sociales que están en la oposición? ¿Cómo se puede dar la discusión de los “derechos que se perdieron”?

El gobierno de Mauricio Macri entró a hacer una ruptura con todo el periodo anterior, esto creó perplejidad entre los movimientos, se quedan paralizados sin saber cuál va a ser el contexto político, sin claridad de cuáles son los aliados, enemigos o adversarios. Aquí surgen muchas diferencias, pero también hay avances. Hace un par de años, por ejemplo, la cuestión indígena no se discutía en Argentina, ni negros ni indios. Hoy en día al menos se reconoce que son invisibles y están marcando una agenda a partir de su exclusión, que como digo normalmente, son exclusiones radicales; en sus territorios no hay derechos porque hay apropiación violenta, muerte y saqueo. Es difícil, porque a veces viven en zonas remotas que los pobladores urbanos no conocen. Lo más importante de los encuentros de organizaciones es que se conozcan, que estén intercambiando ideas.

Yo creo que hay que recuperar los derechos. No hay una zona de derechos en nuestras sociedades coloniales sino, insisto, una zona de no-derechos, de gente que está en zonas de despojo, de violencia, de apropiación. Frantz Fanon, un gran teórico que me gusta bastante, le llamaba “zonas de no-ser”: no existen. Ahora entra un gobierno de derecha que dice que los trabajadores tenían demasiados privilegios, y que hay que rebajar todos los derechos, en Portugal fue así, a punto de intentar eliminar lo que llamamos ‘la concertación social’, que es negociación colectiva de contratos, como están haciendo en los Estados Unidos, contratos individuales entre el patrón y el empleado, un fascismo sobre la forma contractual, porque son dos personas que no tienen el mismo poder; si no acepta las condiciones del patrón, ¿qué va hacer? Tenemos que ver que esos derechos tienen que ser recuperados, no hay otra forma de luchar por eso, y eso es muy difícil porque el capitalismo financiero que tenemos hoy logró transformar el trabajo en un recurso global, pero prohibió la posibilidad de un mercado global de trabajo: los sindicatos no se pueden unir, los trabajadores no se pueden organizar, hay federaciones mundiales pero no hay eficacia en ninguna en este momento. Cada vez hay más trabajadores pero cada vez menos identidad obrera; sin embargo, Argentina tiene mucha, estuve en una universidad creada por sindicatos, la única en el mundo que conozco. El sindicalismo está vivo, dividido por cierto, pero están intentando ver que realmente se necesita más unidad. El problema es cuando olvidamos los derechos de los indígenas, cuando no diferenciamos las clases sociales y se homogenizan las lógicas de las diferentes luchas, en sus diferentes tiempos y con sus diferentes alcances.

¿Cuáles son los resultados de los talleres realizados en diferentes partes del mundo como parte de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales?

Han participado diferentes intelectuales comprometidos, que son minoría, porque la mayoría son movimientos diversos. Ha sido significativo que las personas hablan de manera abierta, y nos damos cuenta de las diferencias y de las convergencias, hablan sin tutela ni conocimientos privilegiados. Los talleres son una manera muy simple de contribuir a una visión más amplia entre movimientos, se invierte tiempo y dinero porque tenemos como objetivo un cambio político, transformador, emancipador. Es importante que la gente vea que detrás de esto no hay grandes organizaciones, por eso las síntesis que hacemos son novedosas, porque dependen de los contextos específicos.

Fuente: http://www.marcha.org.ar/hay-que-recuperar-los-derechos-en-argentina-boaventura-de-sousa-santos/

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Brasil: La policía invade y efectúa disparos en la escuela nacional de los sin tierra.

América del Sur/Brasil/08.11.2016/Autor y Fuente: http://www.nodal.am/

La operación, dirigida por la Policía Civil de Paraná, comenzó en la mañana de hoy viernes 4 de noviembre. La policía allanó sin orden judicial el predio y derribaron la puerta de la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) en Guararema, Sao Paulo.

Desde el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, informan que dos jóvenes que se encontraban en la escuela fueron detenidos. Durante la irrupción policial, para aumentar la represión y asustar a la gente del lugar, la policía efectuó disparos con armas de fuego. Un militante fue alcanzado por esquirlas de bala.

El MST exigió el compromiso del gobierno para tomar las medidas que frenen la violencia contra la Escuela. “Somos un movimiento que lucha por la democratización del acceso a la tierra en el país y no una organización criminal”, afirmaron.

En horas de la mañana la policía permanecía frente al predio de la Escuela, a la espera de contar con órdenes de detención.

“La incursión de la policía es otra acción de la criminalización de los movimientos sociales”, declararon los integrantes de la ENFF, y reclamaron “la solidaridad de todos los medios de comunicación progresistas para enviar reporteros a la escena, así como grupos de derechos humanos”.

A nivel internacional, las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Desde el espacio continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA repudiaron “enérgicamente esta persecución que el régimen golpista de [el presidente de Brasil, Michel] Temer lleva adelante contra el movimiento popular”. Por su parte la Escuela Nacional Orlando Fals Borda (Colombia), que coordina planes de trabajo con la Escuela del MST, repudió los hechos y planea realizar un reclamo formal ante la embajada de Brasil en su país.

Polícia invade escola do MST; uma pessoa fica ferida

Na manhã desta sexta-feira (4), a Polícia Civil do Paraná e a Polícia Militar de São Paulo invadiram a Escola Nacional Florestan Fernandes (ENFF), em Guararema (SP). Mesmo sem mandado de busca e apreensão, policiais dispararam contra as pessoas na recepção da unidade e prenderam dois militantes. Segundo relatos, o cerco é feito por 10 viaturas e os policiais não estão identificados.

Os policiais chegaram na escola por volta das 09h25, cercaram o local e pularam a janela da recepção dando tiros para o ar. Os estilhaços, que acertaram uma mulher, eram de balas letais e não de borracha.

“É um abuso de autoridade, uma violência desnecessária, ilegal”, afirmou Giane Alves, advogada do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST).

Segundo Giane, os policiais não informam o motivo da invasão. “Desconfiamos que esteja relacionado com operações que estão acontecendo do Paraná. Mas não sabemos quem eles estão procurando”, disse.

Confira a versão em áudio da nota (para baixar o arquivo, clique na seta à esquerda do botão compartilhar):

Em nota publicada no site, o MST disse “repudiar” a ação da Polícia de São Paulo e “exige que o governo tome as medidas cabíveis nesse processo. Somos um Movimento que luta pela democratização do acesso a terra no país e não uma organização criminosa”, disse.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/11/brasil-la-policia-invade-y-efectua-disparos-en-la-escuela-nacional-de-los-sin-tierra/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/11/mst-enff-2-600×350.jpg

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Samir Amin: La afirmación de la soberanía nacional popular frente a la ofensiva del capital

Entrevista a Samir Amin

Mentiras de los medios, políticas económicas antipopulares, olas de privatización, guerras económicas y “humanitarias”, flujos migratorios. El cóctel es explosivo, la desinformación es total. Las clases dominantes se frotan las manos frente a una situación que les permite mantener y reafirmar su predominio. Intentemos entender algo. ¿Por qué la crisis? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cuáles son ahora y cuales deberían ser las respuestas de los pueblos, de las organizaciones y de los movimientos  preocupados por un mundo de paz y justicia social? Entrevista con Samir Amin, economista y pensador egipcio sobre las relaciones de dominación (neo)-coloniales, presidente del Foro Mundial de Alternativas.

Raffaele Morgantini (Investig’Action): Durante varias décadas, sus escritos y sus análisis nos dan elementos de análisis para descifrar el sistema capitalista, las relaciones de dominación Norte-Sur y las respuestas de los movimientos de resistencia de los países del Sur. Hoy hemos entrado en una nueva fase de la crisis sistémica capitalista. ¿Cuál es la naturaleza de esta nueva crisis?

Samir Amin: La crisis actual no es una crisis financiera del capitalismo, sino una crisis del sistema. Esto no es una crisis en “U”. En las crisis capitalistas ordinarias (las crisis en “U”) las mismas lógicas que llevan a la crisis, después de un período de reestructuraciones parciales, permiten la recuperación. Estas son las crisis normales del capitalismo. Por contra, la crisis actual desde los años 1970 es una crisis en “L”: la lógica que llevó a la crisis no permite la recuperación. Esto nos invita a hacer la siguiente pregunta (que es también el título de uno de mis libros) ¿Salir de la crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis?

Una crisis en “L” indica el agotamiento histórico del sistema. Lo que no significa que el régimen vaya a morir lenta y silenciosamente de muerte natural. Al contrario, el capitalismo senil se vuelve malo, y trata de sobrevivir redoblando la violencia. Para los pueblos la crisis sistémica del capitalismo es insostenible, ya que implica la creciente desigualdad en la distribución de los beneficios y de las riquezas dentro de las sociedades, que se acompaña de un profundo estancamiento, por un lado, y la profundización de la polarización global por el otro. A pesar de que la defensa de crecimiento económico no es nuestro objetivo, hay que saber que la supervivencia del capitalismo es imposible sin crecimiento. Las desigualdades con estancamiento, se convierten en insoportables.

La desigualdad es soportable cuando hay crecimiento y todo el mundo se beneficia, incluso si ello es de forma desigual. Como en los gloriosos años 30. Entonces hay desigualdad pero sin pauperización. Por contra, la desigualdad en el estancamiento se acompaña necesariamente de empobrecimiento, y se convierte en socialmente inaceptable. ¿Por qué hemos llegado aquí? Mi tesis es que hemos entrado en una nueva etapa del capitalismo monopolista, que yo califico la de los “monopolios generalizados”, caracterizada por la reducción de todas las actividades económicas al status de facto de la subcontratación en beneficio exclusivo de las rentas de los monopolios.

¿Cómo evalúa vd. las respuestas actuales a la crisis por parte de los países y de los diferentes movimientos?

Ante todo, me gustaría recordar que todos los discursos de los economistas convencionales y las propuestas que avanzan para salir de la crisis, no tienen ningún valor científico. El sistema no saldrá de esta crisis. Vivirá, o tratará de sobrevivir, a costa de destrucciones crecientes en una crisis permanente. Las respuestas a esta crisis son hasta el momento, lo menos que se puede decir, limitadas, poco fiables e ineficaces en los países del Norte.

Pero hay respuestas más o menos positivas en el Sur que se expresan por lo que se llama “la emergencia”. La pregunta que surge entonces es: ¿emergencia de qué? Emergencia de nuevos mercados en este sistema en crisis controlado por los monopolios de la tríada (de los imperialismos tradicionales, de la tríada Estados Unidos, Europa Occidental y Japón) o de las sociedades emergentes? El único caso de emergencia positiva en esta dirección es el de China que intenta asociar su proyecto de emergencia nacional y social para su posterior integración en la globalización, sin renunciar a ejercer el control sobre las condiciones de esta última . Esta es la razón por la que China es probablemente el mayor oponente potencial a la tríada imperialista. Pero también están los semi-emergentes, es decir, aquellos a los que les gustaría serlo, pero que no lo son realmente, como la India o Brasil (incluso en el tiempo de Lula y Dilma). Países que no han cambiado nada en las estructuras de su integración en el sistema mundial, permanecen reducidos a la condición de exportadores de materias primas y productos de la agricultura capitalista. Son “emergentes” en el sentido de que registran en ocasiones tasas de crecimiento no demasiado malas acompañadas por un crecimiento más rápido de las clases medias. Aquí la emergencia es la de los mercados, no de las sociedades.

Luego están los otros países del Sur, los más vulnerables, notablemente los países africanos, árabes, musulmanes, y aquí y allá otros en América Latina y en Asia. Un Sur sometido a un doble saqueo: el de sus recursos naturales para el beneficio de los monopolios de la Tríada y los ataques financieros para robar los ahorros nacionales. El caso argentino es emblemático en este sentido. Las respuestas de estos países son a menudo por desgracia “pre-modernas” y no “post-modernas”, como se las presenta: retorno imaginario al pasado, propuesto por islamistas o cofradías cristianas evangélicas en África y en América Latina. O aún respuestas pseudo-étnicas que hacen hincapié en la autenticidad étnica de pseudo-comunidades. Respuestas que son manipulables y a menudo eficazmente manipuladas, aunque dispongan de bases sociales locales reales (no son los Estados Unidos quienes inventaron el Islam o las etnias). Sin embargo, el problema es grave, por que estos movimientos tienen grandes recursos (financieros, mediáticos, políticos, etc.) puestos a su disposición por las potencias capitalistas dominantes y sus amigos locales.

¿Qué respuestas se podrían imaginar, por parte de los movimientos de la izquierda radical a los retos planteados por este capitalismo peligrosamente moribundo?

Una de las tentaciones, que voy a descartar de inmediato, es que frente a una crisis del capitalismo global, la respuesta buscada también debe ser global. Tentación muy peligrosa porque inspira estrategias condenadas al fracaso seguro: “la revolución mundial”, o la transformación del sistema global desde arriba, por decisión colectiva de todos los Estados. Los cambios en la historia nunca se han hecho de esa manera. Han partido siempre de aquellas naciones que son eslabones débiles en el sistema global; de progresos desiguales de un país a otro, de un momento al otro. La deconstrucción se impone antes de la reconstrucción. Esto vale para Europa por ejemplo: deconstrucción del sistema europeo si se quiere reconstruir otro posteriormente, sobre otras bases. Debemos abandonar la ilusión de la posibilidad de “reformas” llevadas a cabo con éxito dentro de un modelo que ha sido construido en hormigón armado para no poder ser otra cosa que lo que es.
Lo mismo para la globalización neoliberal.

La deconstrucción, llamada desconexión aquí, ciertamente no es un remedio mágico y absoluto, que implicaría la autarquía y la migración fuera del planeta. La desconexión llama a la inversión de los términos de la ecuación; en lugar de aceptar ajustarse unilateralmente a las exigencias de la globalización, se intenta obligar a la globalización a adaptarse a las exigencias del desarrollo local. Pero atención, en este sentido, la desconexión no es jamás perfecta. El éxito será glorioso si se realizan sólo algunas de nuestras principales demandas. Y esto plantea una cuestión fundamental: la de la soberanía. Este es un concepto fundamental que debemos recuperar.

¿De qué soberanía está hablando? ¿Cree vd. en la posibilidad de construir una soberanía popular y progresista, en oposición a la soberanía tal como fue concebida por las elites capitalistas y nacionalistas?

¿La soberanía de quién? Esa es la pregunta. Hemos sido acostumbrados a través de la historia a conocer lo que se ha denominado como la soberanía nacional, la implementada por la burguesía de los países capitalistas, por las clases dominantes para legitimar su explotación, en primer lugar sobre sus propios trabajadores, pero también para fortalecer su posición en la competición con los otros nacionalismos imperialistas. Es el nacionalismo burgués. Los países de la tríada imperialista nunca han conocido hasta el momento más nacionalismo que ese. Por contra, en las periferias hemos conocido otros nacionalismos, procedentes del deseo de afirmar una soberanía antiimperialista, trabajando contra la lógica de la globalización imperialista del momento.

La confusión entre estos dos conceptos de “nacionalismo” es muy fuerte en Europa. ¿Por qué? Pues bien, por razones históricas obvias. Los nacionalismos imperialistas han estado en el origen de dos guerras mundiales, fuente de estragos sin precedentes. Se entiende que estos nacionalismos sean percibidos como nauseabundos. Después de la guerra, la construcción europea ha dejado creer que ayudaría a superar este tipo de rivalidades, para el establecimiento de un poder supranacional europeo, democrático y progresista. Los pueblos han creído en eso, lo que explica la popularidad del proyecto europeo, que sigue en pie a pesar de sus estragos. Como en Grecia, por ejemplo, donde los votantes se han pronunciado contra la austeridad pero al mismo tiempo han conservado su ilusión por otra Europa posible.

Hablamos de otra soberanía. Una soberanía popular, en oposición a la soberanía nacionalista burguesa de las clases dominantes. Una soberanía concebida como un vehículo de liberación, haciendo retroceder la globalización imperialista contemporánea. Un nacionalismo antiimperialista, por tanto, que nada tiene que ver con el discurso demagógico de un nacionalismo local que aceptaría inscribir las perspectivas del país implicado en la globalización local, que considera al vecino más débil como su enemigo.

¿Cómo se construye pues un proyecto de soberanía popular?

Este debate lo hemos llevado a cabo varias veces. Un debate difícil y complejo teniendo en cuenta la variedad de situaciones concretas. Con, creo, buenos resultados, especialmente en nuestras discusiones organizadas en China, Rusia, América Latina (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil). Otros debates han sido aún más difíciles, especialmente los organizados en los países más frágiles.

La soberanía popular no es fácil de imaginar, porque está atravesada por contradicciones. La soberanía popular se da el objetivo de transferir un máximo de poderes reales a las clases populares. Estos pueden ser tomados en los niveles locales, pudiendo entrar en conflicto con la necesidad de una estrategia a nivel del Estado. ¿Por qué hablar del estado? Por que nos guste o no, se continuará viviendo bastante tiempo con los Estados. Y el Estado sigue siendo el principal lugar de decisión que pesa. Aquí está el fondo del debate. En un extremo del abanico del debate,  tenemos a los libertarios que dicen que el Estado es el enemigo con el que se debe luchar a toda costa, y que se debe actuar fuera de su esfera influencia; en el otro extremo tenemos las experiencias nacionales populares, especialmente las de la primera ola del despertar de los países del Sur, con los nacionalismos antiimperialistas de Nasser, Lumumba, Modibo, etc. Estos líderes han ejercido una tutela verdadera sobre sus pueblos, y pensado que el cambio sólo podía venir desde arriba. Estas dos corrientes han de dialogar, comprenderse para construir las estrategias populares que permitan auténticos avances.

¿Qué se puede aprender de aquellos que han podido ir más lejos, como en China o América Latina? ¿Cuáles son los márgenes que estas experiencias han sabido aprovechar? ¿Cuáles son las fuerzas sociales que son o podrían ser favorables a estas estrategias? ¿Por qué medios políticos podemos esperar movilizar sus capacidades? Estas son las preguntas fundamentales que nosotros, los movimientos sociales, los movimientos de la izquierda radical, militantes antiimperialistas y anticapitalistas, debemos preguntarnos a nosotros mismos y a las que hay que responder, con el fin de construir nuestra propia soberanía, popular, progresista e internacionalista .

Traducido por Carles Acózar Gómez para Investig’Action

Texto completo en: http://www.lahaine.org/samir-amin-la-afirmacion-de

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Marcan semana en Cuba condenas antineoliberales

Cuba/07 de Noviembre de 2016/Prensa Latina

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“El reciente brote de protesta alrededor del mundo incluye un retorno al debate que lleva a la gente de regreso a lo que Marx ha escrito y analizado”

Entrevista con Immanuel Wallerstein sobre Lenin y el leninismo, hoy.

[Nota del editor: Las pasadas dos décadas han presenciado una ola sin precedentes del péndulo histórico entre el colapso de la Unión Soviética hace veinte años y la profunda crisis financiera desde el 2008. Estos cambios dramáticos nos han interpelado —si no forzado— contemplar a algunos viejos conceptos de cambios sociales desde una nueva perspectiva. Con esto en mente, presentamos la siguiente conversación entre un joven académico chino, Gao Jingyu e Immanuel Wallerstein sobre Lenin y el leninismo hoy en día.]

-Gao Jingyu (GJ): El “socialismo real” de la Unión Soviética —el cual supuestamente estaba basado en lo que es llamado el “marxismo-leninismo”— falleció hace 20 años. ¿Cómo ves al marxismo-leninismo hoy en día?

-Immanuel Wallerstein (IW): El marxismo-leninismo está muerto. No hay manera en que sea capaz de re- emerger . Pero ni el leninismo ni el marxismo están muertos. Y el mismo Lenin está en camino a la resurrección histórica en Rusia. Desafortunadamente, el fracaso en distinguir analíticamente entre estos varios conceptos es amplio, e incapacita un pensamiento claro no sólo en Rusia sino en todas partes del mundo.

El marxismo-leninismo fue una invención pos-1923 de los altos mandos soviéticos. Fue impuesto a los partidos comunistas a lo largo del mundo, y se convirtió en una camisa de fuerza en que eran forzados a operar (o ser denunciado como contrarrevolucionario). Lo que hemos venido a llamar marxismo-leninismo fue elaborado como un catecismo que fue incesantemente repetido, pero cuyos detalles podrían alterarse cuando sea que el liderazgo soviético decidiera cambiar las tácticas geopolíticas. Fue una rígida doctrina que de hecho fue bastante maleable, pero maleable sólo para el liderazgo soviético.

El marxismo-leninismo no tuvo una definición intelectual permanente. Era tanto un grave pecado adherir a una versión obsoleta del marxismo-leninismo como participar en un debate intelectual serio acerca de su última versión aprobada.

El marxismo-leninismo fue una doctrina viable mientras vivió Stalin, y podría hacerla cumplir por medio de repetidas purgas, y afuera de la URSS a través del largo alcance de la estructura ejecutiva soviética. Cuando Stalin murió, la cuestión política inmediata si alguien más podría asumir el control de esta estructura ejecutiva. La respuesta resultó ser no.

El informe de Kruschev para el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) representó la rebelión de la nomenklatura en contra de la estructura ejecutiva stalinista. Sin embargo, Kruschev no permitió por ello otra versión del marxismo-leninismo que consiguiera la conservación estable del régimen, lo cual fue la intención de Kruschev. En vez de eso, su informe socavó irreparablemente la legitimidad de la doctrina, como muchas personas dentro y fuera de las estructuras del Partido Comunista observaron abiertamente. Para la época en que Gorbachov llegó al poder, nadie en el mundo siguió siendo en algún sentido significativo un marxista-leninista.

No obstante, la muerte del marxismo-leninismo no constriccionó por mucho tiempo la vida continua tanto del marxismo como del leninismo como construcciones intelectuales y políticas. De hecho, era casi todo lo contrario.

La muerte del marxismo-leninismo dio nueva vida tanto al marxismo como al leninismo. La muerte del marxismo-leninismo liberó al marxismo como un modo de análisis y como una inspiración para varias tendencias políticas de izquierda alrededor del mundo. Por una cosa, relegitimó un debate sobre las propias ideas de Marx. La gente realmente empezó a leer los mismos escritos de Marx en vez de confiar en versiones abreviadas propagadas por los voceros del marxismo-leninismo. Ni tampoco fue el redescubrimiento de las ideas de Marx reservadas a las personas en la izquierda política.

La crisis económica mundial de las últimas décadas, y especialmente de los últimos años, ha llevado incluso a los expertos conservadores a encontrar ideas útiles, e incluso apremiantes, en los análisis de Marx. En 1999, una encuesta de la BBC News Online preguntó a los encuestados británicos por el nombre del gran pensador del milenio. Karl Marx encabezó la encuesta.

Sin embargo, lo que es más interesante que el resurgimiento que las propias ideas de Marx es la supervivencia del leninismo como una doctrina. ¿Cómo puede ser esto si el marxismo-leninismo está muerto? Para responder esa interrogante, tenemos que analizar qué es el leninismo. Marx famosamente dijo , “no soy marxista ”. Lenin bien habría dicho “no soy leninista ”.

-GJ: Entonces, ¿qué cree usted que constituye al leninismo?

-IW: El leninismo no es realmente el resumen de las propias ideas de Lenin como es expuesto en sus varios escritos. Ni son sus prácticas como un líder del CPSU y de la Unión Soviética. Es una estrategia de gobernar un país. Como tal, el leninismo es practicado en muchos países bajo otros nombres, o bajo sin ningún nombre del todo. Me parece que el leninismo es una estrategia compuesta, que comprende la combinación de seis características.

1] Es la práctica de un partido/movimiento que cree que tiene que obtener el poder estatal de una forma u otra, y una vez en el poder, permanecer allí de una forma u otra. Sin el poder estatal, este partido/movimiento cree que nada puede ser conseguido. El leninismo, por consiguiente, rechaza cualquiera y todas las versiones de estrategias anarquistas, las cuales también han re-emergido en la estela de la muerte del marxismo-leninismo.

2] Una vez que el partido/movimiento ha conseguido el poder del Estado, su objetivo más inmediato es fortalecer el aparato estatal. El objetivo es aislar la estructura estatal en dos direcciones, tanto en contra de disidentes internos y de las fuerzas descentralizadas y en contra de la capacidad de las fuerzas externas de limitar la capacidad estatal para perseguir sus objetivos. Esto podría llamarse incrementar el grado en que un Estado es soberano, no teóricamente sino en la práctica.

3] El partido/movimiento es organizado como una estructura jerárquica que opera con un mecanismo de control de arriba hacia abajo. Esto, por eso, busca impedir cualquier y todos los vínculos de estructuras locales y de nivel medio, inclusive aquellas ubicadas al interior del partido/movimiento. Esta es la característica crucial que lleva a algunos analistas a denuncias al leninismo como no democrático, o al menos que no cumple los procesos formales típicos de un sistema electoral multipartidista con partidos alternativos gobernantes.

4] El principal objetivo político no es, como se alega a menudo, la retención del poder por el bien del régimen de los gobernantes. El principal objetivo político es alcanzar el crecimiento económico, como lo es medido en una escala comparativa mundial. Todas las demás preocupaciones son subordinadas a la primacía del crecimiento económico. Esto es decir, que hay otras preocupaciones de seguro —por ejemplo: la persecución de una política sensible vis-à-vis el medio ambiente— pero tales otras preocupaciones estaban en segundo lugar en el orden de prioridad.

5] Ideológicamente, el partido/movimiento se presenta a sí mismo, de hecho se piensa a sí mismo, como un baluarte del anti-imperialismo. Este es su lenguaje cuando está hablando a sus propios ciudadanos, al menos la mayor parte del tiempo. Cuando se habla al resto del mundo, el lenguaje anti-imperialista es usado cuando es diplomáticamente útil. Sin embargo, puesto que la retórica anti-imperialista es un tema indispensable en el marco compuesto del leninismo, el leninismo no puede existir en Estados en la cima de la estructura geopolítica de poder mundial.

6] La práctica del partido/movimiento en el poder es fundamentalmente pragmática, nunca dogmática. El partido/movimiento corregirá su práctica cuando sea considerado necesario para mantener en el poder al partido/movimiento. Es pragmático, incluso sobre la cuestión de si es más útil reconocer públicamente que es pragmático que de negarlo.

Llamo leninista a estos partidos/movimientos solo cuando esas seis características están ahí. Es la combinación de todas las seis características lo que hace del leninismo un modo efectivo tal de conservación del régimen. Algunas veces, después de un golpe militar, el nuevo régimen presenta su régimen como el equivalente al de un partido/movimiento. Efectivamente, este tratará de crear un nuevo partido/movimiento que este controle. Sin embargo, esta forma parece ganar menos legitimidad que el partido/movimiento normal leninista. Hay partidos/movimientos dentro de los cuales los militares ganan autonomía considerable y en que los militares asumen importantes funciones económicas.

-GJ: ¿Qué cree usted que significa el leninismo para el sistema-mundo?

-IW: Cuando uno mira alrededor del mundo hoy en día, uno puede ver muchos Estados en el cual el grupo en el poder se desempeña según estar reglas, combinando todas las seis características. La mayoría de ellos no usan el término leninismo para describirse a sí mismos. Por supuesto, no tenemos que llamar leninista a esta fórmula para el dominio estatal. En cuanto a la Unión Soviética, no sabemos realmente cómo habría evolucionado el régimen si Lenin hubiese vivido 10 años más. El punto a subrayar es que el leninismo, como lo he descrito, no tiene un vínculo necesario con el marxismo o con las propias ideas de Marx.

Cuando la Unión Soviética colapsó, y con ella el Partido Comunista de la Unión Soviética, el nuevo régimen en la Federación Rusa se enfrentó a la decisión de qué hacer con Lenin, el hombre, como un símbolo histórico y una memoria histórica. Ellos parecen no haber encontrado muy fácil tomar una decisión definitiva.

Por una parte, no solo estaba muerto el marxismo-leninismo como un catecismo, sino que la gran mayoría de la población rusa parecía estar muy contenta con esto. El uso de cualesquiera término —marxismo o leninismo— cayó en una amplia desaprobación, a pesar de la supervivencia de un movimiento que reclamó ser un movimiento comunista. Sin embargo, el régimen decidió no borrar todas las alusiones positivas a Lenin. Algunas estatuas y retratos se vinieron abajo, y otras no. La tumba de Lenin todavía está ahí en la Plaza Roja. Está cerrada por algún tipo de renovación por el momento, pero parece que reabrirá. Sospecho que será nuevamente posible visitar la tumba.

Cuando visité recientemente Moscú me llamó la atención de cuántos objetos materiales relacionados con Lenin eran ofrecidos a la venta en mercados públicos —poleras, pequeñas réplicas, etc.—. ¿Tales objetos eran comprados solamente por turistas extranjeros? ¿O algunos de estos eran comprados por jóvenes rusos? Y si es así, ¿por qué? Y, ¿este fenómeno crecerá en importancia en la siguiente década o dos, y es más que solo nostalgia o kitsch?

Podría ser notado como un principio histórico general del sistema-mundo moderno que las naciones nunca parecen eliminar a las grandes figuras históricas de su memoria histórica y de su celebración histórica, sin embargo aunque hayan sido controvertidos. Después de 200 años, los franceses finalmente parecen haber llegado a un acuerdo con la idea de que la Revolución de 1789 debería ser vista como una parte positiva de su legado. Una manera en que ellos hicieron esto es al engendrar interpretaciones diferentes, incluso conflictivas, de lo que sucedió durante la Revolución Francesa. En efecto, grupos diferentes están celerando realmente diferentes cosas. Pero solo un puñado hoy en día denuncia a la Revolución sin reservas. Algo parecido parece haber sucedido con la memoria de Napoleón.

Por supuesto, Lenin sigue siendo una figura controvertida en Rusia. La opinión está muy dividida, y en este sentido Lenin no es una figura unificadora. La memoria histórica Nacional parece necesitar héroes unificadores, y siempre está en la búsqueda de ellos. Pero la imagen actual de Lenin es menos importante que la imagen futura de Lenin. Lo que necesitamos considerar es cómo presentarán Lenin los libros de texto a los colegiales en el 2050. Sospecho que harán de él una figura central de la historia Rusa del siglo XX y que enfatizarán cuatro cosas acerca de él.

Primero, pienso que será presentado como un nacionalista Ruso, quien rescató a Rusia de su colapso nacional debido a la incompetencia del ancien régime —incompetencia militar, incompetencia política, incompetencia social—. Se dirá que mantuvo unida a Rusia de cara a la intervención extranjera y los movimientos secesionistas. Él hizo posible reconstruir las fuerzas armadas.

Segundo, pienso que será alabado particularmente por llevar a cabo las reformas que von Witte defendió y fue políticamente incapaz de obtener. Recuerda su eslogan: el socialismo es igual a los soviets más electricidad. En el 2050, la gente solo notará la mitad de la electricidad del eslogan.

Será dicho que estas reformas hicieron posible la industrialización de Rusia, su “modernización”, y por eso la base de un serio incremento del Producto Nacional Bruto (PNB) de Rusia. Esta evaluación será comparable a la evaluación de Tocqueville de la Revolución francesa. Tocqueville vio a la Revolución Francesa como la continuación del impulso colbertista de la modernización francesa, la cual se había estancado en el siglo XVIII por la resistencia de elementos del ancien régime.

Tercero, creo que será alabado por ser simultáneamente un occidentalizador (“electricidad” y ponerse al día) y un tercer-mundista. La Conferencia de Bakú de 1920 será vista como el abrazamiento de Rusia como el líder efectivo de los “pueblos del Este”. Quizás en el 2050, los “pueblos del Este” —lo que hoy en día llamamos el Sur global— no querrán darle a Rusia demasiado crédito en este aspecto. Todo es una razón más para que los rusos en el 2050 hagan reivindicaciones por este logro, y acreditar a Lenin por ello.

Analistas más sutiles podrían decir que Lenin fue el primero en resolver el debate occidentalizador-eslavófilo (anti-occidentalizador) al ser ambos simultáneamente. Esta es la forma en que tales eternos debates culturales a menudo se resuelven. En añadidura, estos analistas podrían notar que al enfatizar el apoyo por las revoluciones en los países no-occidentales, él silenciosamente terminó el apoyo para las irremediables insurrecciones en Europa occidental.

Los libros de texto escolares no pondrían esto de esta manera, pero los historiadores de universidades podrían sacar libros junto con estos lineamientos. Y cuando lo hagan, el mensaje se filtrará hacia la conciencia del pueblo, y los hará orgullosos.

Finalmente, Lenin será visto como un líder decisivo. Él tomó el tren hasta estación Finlandia. Él persuadió a los líderes bolcheviques a tomar el poder “permaneciendo en las calles”. Incluso la Nueva Política Económica (NEP) será tomada como una señal de decisión. Él sabía cuándo cambiar de marcha pronto y de manera importante. Lenin pudo haber estado en lo correcto o equivocado, pero él fue definitivamente un líder decisivo.

En el 2050 Lenin podría ser el héroe nacional de Rusia en el siglo XX. Eso no nos dice nada del destino ya sea del marxismo o del leninismo en el 2050, en Rusia o en otras partes. Y lo repito, la única cuestión segura es que el marxismo-leninismo no solo habrá desaparecido del mundo real, sino muy posiblemente de los recuerdos reales de la gente.

-GJ: Su pudiéramos considerar al stalinismo como la continuación del leninismo en que su estructura ejecutiva mantuvo al régimen leninista, entonces ¿quién cree usted que debiera ser considerado responsable por el colapso de tal régimen, Lenin y Stalin o aquellos que socavaron la legitimidad del marxismo-leninismo tales como Kruschev y Gorbachov?

-IW: Nunca he usado la palabra stalinismo. He hablado de Stalin como aplicación de la doctrina del marxismo-leninismo. Recuerda que dije que Lenin no era leninista. Stalin lo fue . No fue inevitable que el régimen soviético se haya derrumbado. El régimen en China no se ha desmoronado, ciertamente no todavía si es que.

Sí, Kruschev socavó crucialmente la legitimidad de la doctrina. Esto fue claro casi inmediatamente. La gente en Rusia todavía no decide de si esto se trataba de su gran crédito o su gran descrédito. Pero esta no fue una decisión individual. Kruschev reflejó la fuerte presión de la nomenklatura, para quienes las homicidas purgas se habían convertido en una amenaza personal insoportable.

En cuanto a Gorbachov, él será eventualmente recordado como el único que hizo posible realizar los cambios que todos querían sin matanza o represión. Él intentó salvar a la Unión Soviética, no a Rusia. Casi tuvo éxito, pero cometió algunos errores en la última fase. Y por consiguiente, tenemos lo que tenemos hoy en día.

-GJ: Algunos académicos ponen a los partidos leninistas y los partidos fascistas en la misma categoría después de comparar sus estructuras. Ambos partidos son descritos al ser caracterizados de sistemas anti-parlamentos, que es la razón principal por su fracaso al establecer la democracia al empoderar a los ciudadanos.

Este es el problema de un “déficit democrático”, en la frase de Robin Blackburn, un problema que tanto Lenin como Mao Tse-Tung intentaron resolver pero que fracasaron. ¿Diría usted que el régimen está destinado a nunca evitar un déficit democrático? ¿Es este el talón de Aquiles del régimen?

-IW: No considero a los partidos fascistas, o los nazis, como lo mismo que los partidos leninistas. Por una cosa, no pueden ser en ningún sentido considerados anti-imperialistas en sus doctrinas o en sus acciones. Recuerda de nuevo, en mi discusión, insistí que el leninismo tuvo seis componentes, y consideré que los regímenes son leninistas sólo si manifestaban todos los seis componentes.

Sí, por supuesto, los regímenes leninistas tienen un déficit democrático. Pero también, en mi perspectiva, lo tienen los regímenes parlamentarios multipartidistas. No tenemos ningún país en el mundo hoy en día que en mi opinión sea democrático. La democracia es algo que todavía tenemos que construir.

-GJ: ¿Qué tipo de relación existe entre Lenin y Marx? Me recuerda a la comparación de Badiou que hace de Pablo “un Lenin para quien Cristo ha sido el equívoco Marx”.

-IW: No me gusta esta analogía. Marx no fue un dios . Él fue un pensador y un militante. En términos de perseguir una estrategia política apropiada para avanzar, hubo alternativas posibles. Las dos principales fueron aquellas expuestas por Lenin y Bernstein. La estrategia de Lenin tuvo mayor sentido en un país como Rusia. La estrategia de Bernstein tuvo mayor sentido en un país como Alemania. En el largo plazo ninguna estrategia ha funcionado realmente. Hoy en día todos estamos repensando las estrategias de transformación social, precisamente porque estas dos estrategias fueron un fracaso.

-GJ: ¿Por qué son aquellos Estados, en las áreas o regiones menos desarrolladas, propensos a adoptar un régimen leninista?

-IW: En orden de perseguir una estrategia “parlamentaria”, tú necesitas una situación en la que al menos la mitad, o más, de la población son parte de la “clase media” según estándares mundiales. Esto no es precisamente cierto de las áreas “menos desarrolladas”. De ese modo el leninismo parece más plausible.

-GJ: La caída del comunismo destruyó al socialismo marxista como proyecto político, pero le dio a los análisis de Marx del capitalismo un nuevo aliciente en su vida solamente en la academia. Bajo la condición de la deslegitimación del discurso y representaciones colectivas de clases, un individualismo ascendente, el consumismo y preocupaciones de estilo de vida, el socialismo ya no es el ideal común para la izquierda como alguna vez lo fue en el siglo XX. La principal fuerza de izquierda, la socialdemocracia, se ha reducido a ser una cultura de preferencia después de la neoliberalización, como usted dijo. Los otros movimientos de protesta han corrido ya sea al anarquismo o al extremismo.

Las fragmentadas fuerzas de la izquierda desconfían entre sí. El marxismo ya no parece ser más una teoría para los movimientos radicales. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe han argumentado que sólo un discurso democrático podría deslegitimar el sistema existente y articular diferentes fuerzas de protesta. ¿Es posible para la democracia emprender esta tarea? Entonces, ¿qué tipo de rol tomará el marxismo en los futuros movimientos? ¿Son las recientes revueltas por los derechos democráticos en el área arábiga una señalización de esto?

-IW: No creo que el resurgimiento del marxismo esté limitado a la academia. Pienso que el reciente brote de protesta alrededor del mundo incluye un retorno al debate sobre la economía política y las desigualdades, un debate que lleva a la gente de regreso a mucho de lo que Marx ha escrito y analizado. ¿Será el “socialismo” su proyecto político? Todo depende de lo que queramos decir por socialismo. Estamos en medio de una confusión que no es meramente política sino también intelectual. Sería más prudente en mis predicciones acerca de lo que sucederá en los próximos 20 o 30 años, y más optimista.

-GJ: ¿Cómo evalúas a Mao Tse-Tung? ¿Recibirá comentarios similares como los que has predicho para Lenin en el 2050?

-IW: Mao Tse-Tung probablemente será recordado positivamente por dos cosas. Él liberó al partido chino, y por eso a la Revolución china, del control de Stalin. Y reunificó China, una tarea histórica de grandes líderes chinos. Por supuesto, él hizo muchas cosas negativas. ¿Se desvanecerán de la memoria?

Muy posiblemente . La memoria no es eterna. Es creada, y recreada, constantemente. Dependerá de los historiadores chinos. Pero éstos dependerán de la atmósfera política total de China en 2050.

Fuente original: http://socialismo21.net/lenin-y-el-leninismo-segun-immanuel-wallerstein/

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=177633

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Huelga estudiantil contra el racismo: 3.000 secundarios se movilizan en Berlín

Europa / Alemania / 02 de octubre de 2016 / Por: Peter Robe Berlín @robe_peter

La jornada de lucha nacional contra el racismo de la extrema derecha y del gobierno movilizó a miles de jóvenes en todo el país.

La alianza “Juventud contra el racismo”, formada por grupos de izquierda junto a estudiantes universitarios y secundarios llamó a protestas en siete ciudades de Alemania. La manifestación más masiva tuvo lugar en la capital Berlín con alrededor de 3.000 secundarios en huelga estudiantil.

La jornada empezó a las 8 de la mañana cuando se congregaron decenas de estudiantes frente a un colegio en el norte de Berlín para agitar a sus compañeros y compañeras y convencer hasta el último para que se una a la marcha. Rápidamente se fue juntando una multitud de cientos de jóvenes antirracistas que se manifestaron por las calles gritando “Nacionalismo fuera de los colegios” y otros cánticos en solidaridad con los refugiados.

A las 11 empezó la manifestación central frente al ayuntamiento de Berlín. Hace dos semanas se celebraron los comicios regionales en dicha ciudad donde la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) alcanzó el 14 por ciento de los votos en una ciudad que ha sido en los últimos años el escenario de algunas de las movilizaciones antifascistas y antirracistas más grandes. Pero la victoria electoral del partido xenófobo no se puede explicar sin la política de privatizaciones y recortes llevada a cabo por los gobiernos socialdemócratas anteriores, tanto junto Die Linke como con los conservadores de la CDU.

Por eso los manifestantes mostraron su clara oposición al racismo abierto de la AfD, pero también al racismo estatal y las deportaciones. Además de los miles de estudiantes, un grupo de 500 refugiados afganos se movilizó con sus propias demandas, pancartas y gritos. Alemania lleva 15 años con su ejército interviniendo en Afganistán, pero ahora intenta declararlo como país “seguro” para poder deportar a los migrantes masivamente. Los refugiados exigieron el derecho a permanencia y el fin de la intervención imperialista.

Los estudiantes en huelga recibieron mensajes solidarios de estudiantes de Francia, que vienen de una larga e intensa lucha contra la reforma laboral. Los trabajadores del Jardín Botánico de Berlín, que vienen de una larga y victoriosa lucha por un convenio colectivo, también mostraron su apoyo a la movilización. En un mensaje dejaron claro que la AfD no solo tiene demandas racistas y xenófobas, sino que además quiere implementar fuertes privatizaciones y por ende es un enemigo de todos los sectores populares.

La movilización muestra que, en medio de un fuerte giro derechista, hay sectores de la juventud, sobre todo los estudiantes de secundaria, que resisten contra las políticas xenófobas y securitarias del gobierno de Merkel y se solidarizan con los refugiados.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Huelga-estudiantil-contra-el-racismo-3-000-secundarios-se-movilizan-en-Berlin

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Libro: Crisis, Estados Unidos y América Latina

América del Sur/Argentina/09 de Septiembre de 2016/Fuente: CLACSO

Emir Sader. Pablo Gentili. [Editores]
Guillermo Almeyra. [Director]
John Saxe-Fernández. Claudio Katz. Ramón Fogel. Simona Violetta Yagenova. Rocio Garcia. Julio Peña y Lillo. Armando Chaguaceda Noriega. Carlos Walter Porto Gonçalves. Guillermo Almeyra. Adolfo Gilly. Maristella Svampa. José G. Gandarilla Salgado. Carlos Abel Suárez. [Autores de Artículo]

Revista. Colección OSAL.
ISSN 1515-3282
CLACSO.
Buenos Aires.
Abril de 2009

Sumario
Editorial
Debates: La Crisis, Estados Unidos y América Latina
• América Latina: ¿reserva estratégica de Estados Unidos? – John Saxe-Fernández
• Codicia, regulación o capitalismo – Claudio Katz
Análisis de casos
• Paraguay: el gobierno de Lugo, el Parlamento y los movimientos sociales – Ramón Fogel
• Guatemala: el pueblo de Sipakapa versus la empresa minera Goldcorps – Simona Yagenova y Rocío García
• Procesos constituyentes en el mundo andino: Bolivia y Ecuador en perspectiva comparada – Julio Peña y Lillo

Aportes del pensamiento crítico latinoamericano
• Cuba: Coexistencia o Revolución (Extractos) – Adolfo Gilly
• Cuba: ¿Vientos de cambio o coyunturas huracanadas? – Armando Chaguaceda Noriega
• Chico Mendes, um ecossocialista – Carlos Walter Porto-Gonçalves
• Quince años del EZLN y la autonomía en Chiapas – Guillermo Almeyra
• De la racionalidad económica a la crisis y de allí a las alternativas. Entrevista con Enrique Leff – Guillermo Almeyra y Efraín Cruz Marín

Reseñas
• A nova toupeira – Carlos A. Suárez
• Movimientos sociales en tiempos de poder – Emir Sader
• Derivas del mundo en el que caben todos los mundos – José Guadalupe Gandarilla Salgado
• La empresa de la autonomía – Maristella Svampa

Documentos
• Carta de Maputo – V Conferencia Internacional de Vía Campesina
• Declaración de Caracas – Conferencia Internacional de Economía Política
• Declaración de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico Latinoamericano
• Declaración de la Asamblea de los Movimientos Sociales – III Foro Social de las Américas
• Declaración de Guerrero

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=112&campo=autor&texto=gentili
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