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Indignación

Por: Elisabeth De Puig 

Nos anima un conservadurismo ciego; sin embargo, promovemos la vulgaridad y la incultura. Negamos a las mujeres el derecho a su cuerpo, resistimos a la educación sexual en las escuelas y nos doblegamos frente al poder de las iglesias.

Todos y todas, al igual que el presidente de la República, estamos indignados por la muerte de la joven pareja cristiana de manos de la Policía. Indignados, pero no sorprendidos. La que nos mueve hoy es la misma vieja indignación que sentimos desde hace decenios frente a la violencia endémica de nuestro país y a la interminable lista de atropellos y desacatos de las autoridades encargadas de velar por nuestra seguridad.

Frente a estas situaciones, que son eslabones de una larga cadena de desafueros, cada presidente ha tenido su librito. El presidente Balaguer removía la mata como si la esencia misma de su gobierno fuera ajena a las arbitrariedades de la época. 

A partir de 2005, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) desarrolló el Plan Nacional de Seguridad Democrática con su gran apuesta Barrio Seguro. Para la ocasión se trajo una moderna y carísima flotilla de motores Harley Davidson para patrullar en sectores de vías angostas.

La incoherente respuesta no funcionó. La vigilancia barrial siguió con motores tradicionales conocidos como “saltamontes”. De acuerdo a las estadísticas, durante el periodo 2004 a 2012 la tasa de violencia fue más alta que en los demás años.

En 2013 el presidente Danilo Medina puso en marcha el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, con el componente de prevención Vivir Tranquilo, y en 2018 se creó la Comisión Nacional de Seguridad Interior con la tarea de crear la estrategia nacional de seguridad ciudadana, que no se implementó. 

En el pasado proceso electoral la seguridad ciudadana fue una de las grandes promesas de campaña. Se insistió en el mejoramiento de las condiciones salariales de los agentes y en el entrenamiento del cuerpo policial. 

Hace poco se anunció la primera fase de la Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana. Según lo dado a conocer el plan se concentrará en la política criminal, la seguridad ciudadana y la seguridad nacional.

Como medidas de impacto se informó que se comprarían armas detentadas ilegalmente por particulares, se obligaría a los motoristas a llevar chalecos numerados, se reforzaría la lucha contra la violencia intrafamiliar y se crearía  una “nueva cultura policial”. 

Me da la impresión que el ciudadano de a pie no le ha prestado mucha atención al nuevo plan. Siento que, después de tantas decepciones, se extiende el escepticismo: la gente se siente chiva con cualquier nuevo anuncio o intento de modernización de la Policía. Lo que el pueblo conoce y vive es la ratería, la violencia intrafamiliar, la violencia de la calle, la violencia de la Policía y la violencia de la pobreza.  

Los planes de seguridad ciudadana ambiciosos, integrales, multisectoriales van y vienen, tienen aspectos que funcionan mejor que otros. Incluso se ha tratado de aplicar planes que han funcionado bien en otros países y que, sin embargo, aquí han chocado contra la pared de nuestra realidad y la larga cadena de corrupción y atropellos policiales.

Ni la modernización del modo de vida de amplios sectores de la población, ni el desarrollo turístico, ni los cambios de gobierno han podido poner un freno a una violencia estructural soterrada y endémica, consustancial a la sociedad dominicana de la cual nuestra policía es solamente un reflejo.

La institución policial está hecha a la imagen y semejanza de nuestra sociedad, una sociedad cada vez más fraccionada entre los de arriba y los de abajo.

Es una institución piramidal: los altos mandos se hacen rápidamente millonarios, les siguen los del medio que entran en un sistema de peajes estimulados por los de arriba, que reciben su tajada, y por los mismos ciudadanos que mojan para poder seguir con las actividades delictivas con las que compensan salarios paupérrimos, o simplemente para que los dejen tranquilos.

Abajo, encontramos los recién reclutados, muchas veces con un escaso nivel de instrucción, entrados en las filas de la institución sin filtros reales, muchos de ellos víctimas de la violencia intrafamiliar, provenientes de familias disfuncionales sin modelos de referencia positivo, pero de repente dotados de un arma y a quienes se les pide mano dura en contra del crimen. 

En todo conglomerado humano hay un sistema de dominación social y política que tiende a reproducirse y se expresa en todos los aspectos de la vida social. Quizás valga la imagen del sancocho para ilustrar la República Dominicana de hoy que se compone de una mezcla de elementos variados imbricados unos con otros.

Estamos montados en el tren de la modernidad y de la virtualidad, hablándole un lenguaje del siglo XXI a una población que maneja un escaso vocabulario. Hablamos de empleos de calidad con una lógica económica basada en los bajos salarios. 

Nos anima un conservadurismo ciego; sin embargo, promovemos la vulgaridad y la incultura. Negamos a las mujeres el derecho a su cuerpo, resistimos a la educacion sexual en las escuelas y nos doblegamos frente al poder de las iglesias. No podemos, en la era de la comunicación, predicar la modernidad por un lado y actuar con formas propias del paleolítico por el otro.

Debemos preguntarnos si no es nuestra organización social la que genera las formas de delito que nos indignan. Las diversas redes de tráfico son hoy en día fuentes de enriquecimiento para muchos, hay sectores de poder que las protegen y en ellas participan oficiales y agentes que están supuestos a combatir el delito.

El presidente pidió perdón públicamente y el ministro de Interior y Policía fue personalmente a darles el pésame a los familiares de las víctimas de Villa Altagracia. Estos gestos, como las sanciones, tienen mucho valor. Pero lo fundamental es ir a las raíces del patrón de abusos de la autoridad pública. 

De la misma manera que hay que hacer hincapié en la selección y el entrenamiento de los oficiales y agentes del orden público y en la dignificación de su trabajo, hay que dedicar cuantiosos recursos en la prevención de la violencia social y en la salud psicoemocional de nuestra gente. Entre ella, las fuerzas del orden que salen de las mismas entrañas del pueblo deben estar en la primera fila y más en tiempo de pandemia que exacerba los conflictos.  

Para esto último hay que actuar en la sociedad como conjunto. No podremos cambiar la Policía si no cambiamos la sociedad al mismo tiempo, superando sus injusticias más lacerantes, su corrupción y sus abusos más significativos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/indignacion-3-8931032.html

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Yolanda Domínguez: “Es vital tener un profesorado formado en materia de género”

Entrevistamos a Yolanda Domínguez, autora de ‘Maldito Estereotipo’, con la que hablamos sobre feminismo y educación, pero también de lo que significa ser mediaréxico o el analfabetismo visual.

Serán las nuevas generaciones quienes cambiarán el futuro y conseguirán una sociedad más igualitaria, pero necesitarán de los mayores para facilitarles la tarea. La educación es fundamental, sin embargo, tiene que ir de la mano de cambios en la justicia, la economía, la cultura y los medios de comunicación. Así es como ve Yolanda Domínguez la forma de avanzar en temas de igualdad.

Acaba de publicar su libro ‘Maldito Estereotipo’ (Ediciones B), que presenta como “una guía tanto para las personas que generan imágenes como para quienes las consumen”. En él, analiza y critica con ironía y humor la cultura visual que consumimos todos y cómo seguimos representando los roles tradicionales de hombres y mujeres que poco tienen que ver con la realidad actual.

Hablamos con ella sobre la igualdad y ofrece algunas pautas para saber cómo formar a los estudiantes para que desarrollen un ojo crítico ante el machismo en las redes sociales, los medios de comunicación y en su día a día.

Pregunta: Se acerca el 8M. Para ti, ¿Cómo podemos garantizarles a los jóvenes de hoy un futuro más igualitario?

Respuesta: Quizás la pregunta habría que formularla de otra forma: ¿cómo puede la gente joven garantizarnos un futuro más igualitario? Sin duda, son ellos y ellas quienes darán ese giro a la sociedad. Creo que la educación es un pilar fundamental, pero debe ir de la mano de un cambio en todos los sectores: leyes, cultura, economía y, por supuesto, medios de comunicación. En mi libro propongo la cultura visual como una herramienta más que se puede utilizar para llegar a esa igualdad.

P: Muchas mujeres no son capaces de asimilar sus logros y creer en sí mismas, esto se ha conocido como el ‘síndrome de la impostora’. ¿Qué se puede hacer en el ámbito educativo para acabar con este problema?

R: Ofrecer diversidad de referentes femeninos que sean valorados por sus capacidades en cualquier ámbito profesional es fundamental para que las mujeres lleguen a confiar en sí mismas. En los medios solo vemos a mujeres valoradas por su aspecto físico, lo que genera la idea de que ese es nuestro mayor valor. Muchas mujeres jóvenes creen que tener un aspecto determinado les empodera, pero nunca se escucha que empodera tener una carrera, dirigir un país, descubrir una vacuna o ganar una medalla olímpica. Tener ejemplos de mujeres respetadas y admiradas por lo que hacen animará a otras a emprender la misma actividad y también hará que aumente la confianza a la hora de considerarlas para esos puestos.

“Tener ejemplos de mujeres respetadas y admiradas por lo que hacen animará a otras a emprender la misma actividad y también hará que aumente la confianza a la hora de considerarlas para esos puestos”.

P: Está claro que la infancia es un momento crucial, pero, ¿cómo podemos seguir educando a los adolescentes en igualdad de género y ofrecerles herramientas para que sepan reconocer y luchar contra el machismo normalizado?

R: El conocimiento es la clave. Contar con un profesorado formado en materia de género que pueda trabajar con el alumnado y aplicarlo en cualquier contenido es muy útil, por ejemplo citando mujeres importantes en la historia que no aparecen en los libros o reflexionando sobre por qué en el problema de matemáticas es la mujer la que va a comprar siete manzanas y el hombre el que pone siete tornillos. En casa también se puede trabajar analizando y comentando, por ejemplo, las películas, las series o los vídeos que ven. Las redes sociales son otra herramienta que se puede activar preguntándoles qué tipos de imágenes comparten y por qué, a qué contenidos le dan like, qué perfiles siguen… También facilitándoles materiales de lectura y contenidos que les hagan detectar esos comportamientos normalizados.

P: ¿Qué actividades o consejos propondrías a los docentes que quieran concienciar a su alumnado sobre los estereotipos que ven todos los días en los medios de comunicación, las redes sociales, e incluso, en el ámbito privado?

R: Creo que es muy efectivo analizar contenidos visuales en clase, igual que se analizan textos. Nunca aconsejo dejar de ver contenidos o censurarlos pero sí despertar la actitud crítica ante ellos. Preguntarse, por ejemplo, ¿quién ha generado esta imagen y qué beneficio obtiene con ella?, ¿cuál es su intención?, ¿refuerza algo que ya sabemos o propone algo nuevo?, ¿qué alternativas existen?… Al igual que con cualquier otra herramienta, hay que aprender a usar las imágenes y nadie nos enseña, por eso es muy importante acompañarles en el proceso.

Adolescentes usando las redes sociales en sus móviles

P: ¿Cómo influyen los cuentos en la creación de nuestro ‘yo’ (y el rol que adoptaremos dentro de la sociedad) desde la infancia? ¿Tan poderoso es el storytelling?

R: El storytelling es una de las herramientas más poderosas de aprendizaje porque al transmitirnos una información a través de personajes generamos empatía, que hace que sintamos emociones y recordemos esa información muchísimo mejor. De hecho, solemos recordar la emoción y olvidar dónde hemos visto ese contenido, de manera que, aunque lo veamos en la ficción, tenderemos a darle credibilidad a la larga e incluso a buscar otros contenidos que refuercen esa creencia establecida. Los cuentos, además, se utilizan a una edad muy temprana en la que no tenemos ningún tipo de filtro ni de capacidad crítica, así que son más poderosos que cualquier otro contenido. Una vez que se abre un surco de pensamiento es más fácil reafirmarlo que modificarlo.

“El storytelling es una de las herramientas más poderosas de aprendizaje”.

P: Volvemos a otro concepto interesante: el analfabetismo visual. ¿Qué es? ¿Lo sufrimos todos? ¿Cómo acabamos con él?

R: Tenemos mucha información pero no sabemos gestionarla y es en eso en lo que hay que trabajar. El nivel de información visual es más alto que nunca, pero el hecho de que tengamos muchos contenidos visuales no significa que estén ampliando nuestro conocimiento; de hecho, es todo lo contrario. Generamos imágenes imitando lo que hemos visto antes. Reproducimos desigualdades implícitas y no tenemos en cuenta, ni a quien las recibe, ni a quien está representado.

“Reproducimos desigualdades implícitas y no tenemos en cuenta, ni a quien las recibe, ni a quien está representado”.

P: El término ‘mediaréxico’ es muy visual, pero para quien no lo conozca, ¿qué significa? ¿Tiene ‘vacuna’?

R: Mediaréxico es alguien adicto a los medios, que hoy implica a la gran mayoría de la sociedad. Es difícil no estar constantemente conectado y buscando información entretenida y nueva, pero quizás debamos empezar a buscar más calidad y menos cantidad. Seleccionar lo que vemos y equilibrarlo buscando nuestro beneficio al igual que hacemos con la dieta de alimentos. Sabemos que comer 20 bolsas de patatas fritas no es saludable, pero que no pasa nada por comer una si la alternamos con otros nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Si logramos trasladar esta idea a nuestra dieta visual, estaremos mucho más protegidos.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/profesorado-igualdad-de-genero/

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Francia: ¿Son las mujeres las grandes perdedoras de la pandemia?

Sabine Germain

No es necesario prolongar el suspenso. Las mujeres se ven más afectadas que los hombres por los efectos de la pandemia. De forma inequívoca y en todos los frentes: empleo, carga de trabajo y mental, ingresos… En junio de 2020, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio la voz de alarma al constatar que «la crisis de Covid-19 afecta de forma desproporcionada a las trabajadoras». Y en más de un sentido.

Las mujeres están «sobrerrepresentadas» en todos los frentes de la crisis sanitaria. En primera línea, ya que las profesiones sanitarias están feminizadas en más de un 70%, llegando hasta el 90% entre las enfermeras y auxiliares de enfermería. Pero también en la segunda línea: en el momento álgido del encierro, las profesiones de la distribución (el 82% de los empleados son mujeres), la ayuda a domicilio (el 98% de las mujeres) o la limpieza (el 67%) proporcionaban «continuidad económica y territorial» asumiendo todos los riesgos, mientras que los equipos de protección seguían siendo difíciles de encontrar.

Las mujeres también cayeron masivamente en el paro parcial, que les permitió mantener su empleo cuando las actividades estaban paralizadas, pero que les hizo perder el 16% de su remuneración neta, excepto a las que reciben un salario mínimo. Los sectores de actividad más afectados por la crisis, es decir, los que se han beneficiado de una mayor asignación parcial de actividad desde el 1 de junio de 2020, son el turismo, la hostelería, el deporte, la cultura, el transporte de pasajeros y los eventos.

También en este caso se trata de actividades muy feminizadas: en el turismo o la hostelería, por ejemplo, más del 80% de los empleados son mujeres. Para el conjunto del año, aún no se conoce la distribución de mujeres-hombres entre los beneficiarios de la actividad parcial. Pero la OIT está convencida de lo siguiente: «Los empleos de las mujeres corren mucho más peligro que los de los hombres, sobre todo a causa de la crisis del sector de los servicios». A diferencia de la crisis de 2008, que afectó más a la industria.

Las mujeres que pueden teletrabajar no se libran. Según un estudio realizado por Ipsos y el Boston Consulting Group, el 34% de las mujeres encuestadas dijo estar «al borde del colapso» (frente al 28% de los hombres). Porque la frontera entre el trabajo y la vida personal se está erosionando, porque las mujeres tienen 1,3 veces menos probabilidades que los hombres de tener un espacio de trabajo aislado, porque son 1,5 veces más interrumpidas por los hijos o las tareas domésticas..

Por ello, no es de extrañar que la carga mental de las mujeres aumentara durante el aislamiento físico de la pandemia. Según la encuesta EpiCov realizada por el Inserm (Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale) y la DREES (Direction de la Recherche, des Études, de l’Évaluation et des Statistiques) entre el 2 de mayo y el 2 de junio de 2020, las mujeres de entre 20 y 60 años que declaran dedicar al menos cuatro horas al día a las tareas domésticas habituales son el doble que los hombres (19% frente al 9%). Además, el 58% de las madres de niños pequeños pasan más de cuatro horas al día cuidando de ellos, frente al 43% de los padres. Por último, los hombres son 2,3 veces más propensos que las mujeres a dedicar menos de una hora al día a las actividades domésticas (40% frente al 17%).

Índice distorsionado

En este contexto, el Ministerio de Trabajo (Francia) publicó el 8 de marzo su índice 2021 de igualdad profesional entre mujeres y hombres. Hay que tener en cuenta que las empresas de más de 50 trabajadores están obligadas a medir cada año cinco indicadores: la brecha salarial entre hombres y mujeres (40% de la puntuación), la diferencia de aumentos anuales (20%), la diferencia de ascensos (15%), los aumentos al regreso de la baja por maternidad (15%) y la presencia de mujeres entre los salarios más altos de la empresa (10%).

Este año, el ministerio se ha alegrado de que el índice de respuesta haya aumentado considerablemente (ha pasado del 59% en 2020 al 70% en 2021) y de que la puntuación media haya progresado ligeramente hasta alcanzar los 85 puntos sobre 100 (+ 1 punto en comparación con 2020). Sin embargo, los interlocutores sociales consideran que estos resultados están sesgados por la crisis. El rango de empleados que se tiene en cuenta en estos cálculos excluye a los que trabajan a tiempo parcial, es decir, alrededor del 10 % de la plantilla de las empresas con más de 50 empleados.

Por lo tanto, este índice de igualdad ocupacional debe analizarse con cautela, incluso si se espera que la crisis de Covid se traduzca en un descenso histórico de la igualdad ocupacional. Rachel Silvera, investigadora asociada de la Universidad París-Nanterre, lamenta que se sacrifiquen «los peores trabajos». Con la modesta subida del salario mínimo (+ 0,9% el 1 de enero de 2021), en particular, «el 13% de las mujeres cobra el salario mínimo, frente al 5,5% de los hombres», señala este economista especializado en igualdad profesional. Además, «el 43% de los trabajadores que perciben un salario mínimo trabajan a tiempo parcial, mientras que esta forma de contratación alcanza al 17,5% de todos los asalariados».

Por lo tanto, podemos concluir con la OIT que «existe el riesgo de perder algunos logros de las últimas décadas y de empeorar las desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado laboral». Esta es una de las especificidades de esta crisis: «A lo largo del siglo XX, a pesar de sus efectos devastadores, las guerras y las recesiones han hecho avanzar la igualdad de género en los países de renta alta», señala la economista Cecilia Garcià-Peñalosa en una columna publicada por Le Monde el 8 de marzo. Por ello, cree que «la reinserción de las mujeres en el mercado laboral debe ser un aspecto fundamental del plan de recuperación».

Fuente: https://rebelion.org/son-las-mujeres-las-grandes-perdedoras-de-la-pandemia/

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El liderazgo femenino como potenciador del poder democrático en las comunidades

Por: Roberto Patiño

La presencia de la mujer es inseparable del trabajo que venimos desarrollando en Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive desde sus inicios. Muy temprano, cuando creamos el primer comedor de Alimenta la Solidaridad en La Vega, en el año 2016, fue evidente que el grueso de la participación de la comunidad se hacía cuerpo en un liderazgo femenino que asumía los objetivos de la organización como parte de un compromiso que era, a un mismo tiempo, personal y comunitario.

Cinco años después, con 240 comedores en 15 estados del país, 85% del voluntariado que da vida a Alimenta la Solidaridad, Caracas Mi Convive y Sustento está constituido por líderes que han desplegado un esfuerzo caracterizado por la transversalidad, el trabajo en redes y la articulación con sus vecinos.

Esta importancia de las mujeres en el trabajo en los sectores populares, que hoy recordamos durante la celebración del mes de la mujer, explica la razón por la cual pusimos en marcha el Programa de Liderazgo Femenino. Es evidente que todo proyecto de acción, cambio y mejora en la calidad vida en las comunidades, que aspire a conservarse en el tiempo y replicarse en todo el país, tiene que contar con un liderazgo femenino que sepa reconocerse como tal y que disponga, a través de este programa de formación, de las herramientas necesarias para su crecimiento.

Desde hace tres años, el Programa de Liderazgo Femenino ha venido acompañando a ese liderazgo natural que hay en los sectores populares, a través de herramientas de formación que les permite mejorar, potenciar y replicar el activismo comunitario al tiempo que ha sido parte del proceso de construcción y reconstrucción de buena parte del tejido social que se ha resquebrajado por la crisis y la erosión de las libertades políticas en Venezuela.

A lo largo de todos estos años que hemos compartido con nuestras líderes y con las profesionales que las acompañan en su proceso de formación, comprendimos que si hay algo que caracteriza al liderazgo femenino es su diversidad y su compromiso con la comunidad, entendida como una extensión de su propia vida doméstica. La mujer venezolana, cuando asume su rol de líder, cuando se empodera y toma conciencia de sus capacidades como activista y agente de cambio, se compromete en el servicio público con la misma lealtad con la que asume el trabajo por el bienestar de su familia, solo hay que dar oportunidades para que esta fuerza se despliegue.

El liderazgo femenino es diverso y complejo como lo es la vida en sociedad, y en ese trabajo por lo público se pone a prueba y ejercita las más profundas convicciones democráticas, al hacer del consenso, la resolución de conflictos y el trabajo en redes su mejor estrategia de lucha por una nueva Venezuela.

Estas nuevas generaciones de líderes mujeres, que apoyamos con firmeza desde Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive, a través del Programa de Liderazgo Femenino, son un reservorio de valores democráticos, de conciencia cívica, un lugar para el encuentro y el trabajo en redes, un espacio para el auto conocimiento y la reafirmación del compromiso por el cambio dentro de los valores de la solidaridad, el emprendimiento y la democracia.

n este mes se recuerda el esfuerzo por visibilizar las luchas ciudadanas en contra de las desigualdades de género y la violencia de género. En Venezuela aspiramos que el empoderamiento de la mujer se replique, extienda y multiplique por todo el país pues en ellas, nuestras líderes, se concentra buena parte de la fuerza que nos puede ayudar a hacer frente a la crisis y lograr el cambio que tanto necesitamos.

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/el-liderazgo-femenino-como-potenciador-del-poder-democratico-en-las-comunidades/

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#IamMySong: Las mujeres afganas se niegan a dejar de cantar

Mujeres afganas asisten a un acto para celebrar el Día de los Derechos de la Mujer en Kabul, el domingo 7 de marzo de 2021.

En Afganistán, una nota del Ministerio de Educación del 10 de marzo ha levantado una ola de ira en las redes sociales, ya que prohíbe a las niñas de 12 años o más cantar en la escuela. El movimiento «#IamMySong» se lanzó en Twitter con una petición en línea que reunió más de 100.000 firmas. Desde entonces, el ministerio ha retirado su nota, modificándola, torpemente. Pero el daño está hecho y la movilización continúa.

Ahmad Sarmast fue quien empezó el movimiento. Es el fundador del Instituto Nacional Afgano de Música (ANIM), el único centro de aprendizaje musical del país, amenazado por los talibanes, entre otros, desde su creación en 2010.

El 10 de marzo, Ahmad Sarmast tuiteó, con el hashtag #IamMySong: «El acceso a la música y al canto es uno de los derechos humanos y ciudadanos más básicos, ni la discriminación ni el sectarismo deben impedir que las mujeres accedan o enseñen este sublime arte». El tuit terminaba con esta invitación: «Únase a la campaña cantando una canción en apoyo del derecho a la música y a la libertad de las mujeres afganas».

 

 

Hace unos días, el hashtag tenía más de 600.000 publicaciones en su haber, y vídeos de mujeres públicas en Afganistán comenzaron a proliferar en la red, como la de Shaharzad Akbar, directora de la comisión independiente de derechos humanos, mirando a la cámara con un velo carmesí en la cabeza.

 

 

Numerosos activistas de derechos humanos se manifestaron para exigir la retirada de estas notas enviadas a las escuelas. Y funcionó. El ministerio habló de un error en la redacción, de un malentendido explicando que la nota se refería a niñas y niños, y que se trataba más bien de evitar cualquier reunión por la pandemia de Covid-19. Pero nadie cree estas explicaciones, y la campaña sigue su curso.

Para muchos, la nota del ministerio es una prueba de que dentro del propio gobierno afgano, el conservadurismo religioso es la norma. Es una reminiscencia de los oscuros días del régimen talibán entre 1992 y 1996, que prohibía a las mujeres salir de casa sin burka y sin estar acompañadas por un hombre, un régimen que prohibía la educación de las niñas.

Este paso en falso se produce en un momento en que el gobierno está negociando con los talibanes un acuerdo de paz en Doha. Y según una parte de la población, Kabul debería defender los derechos de las mujeres en estas negociaciones, y ¿cómo podría hacerlo si no lo hace dentro de su gobierno y en los territorios que controla? Los defensores de los derechos humanos y de la educación en Afganistán exigen una investigación sobre lo ocurrido.

Fuente: https://www.rfi.fr/es/oriente-medio/20210315-iammysong-las-mujeres-afganas-se-niegan-a-dejar-de-cantar

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Ana López Navajas: «La exclusión de las aportaciones de las mujeres a la historia supone una pérdida cultural y una falta de rigor»

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Desigualdades y mujeres

Por: Tahira Vargas García 

La desigualdad es parte de la cotidianidad de las mujeres y muchas veces es totalmente invisible.

El 8 de marzo es una fecha importante para nosotras. Nos invita a la reflexión sobre nuestra realidad en la perspectiva social y cultural. La desigualdad es parte de la cotidianidad de las mujeres y muchas veces es totalmente invisible. Algunos elementos de esa desigualdad son los siguientes:

Invisibilidad del papel de la mujer en nuestra historia. Las celebraciones de fechas patrias y de acontecimientos en nuestra historia excluyen por completo a las mujeres que desempeñaron un papel fundamental en cada etapa de nuestro quehacer histórico muchas de ellas fueron quemadas, fusiladas, asesinadas como es el caso de: Anacaona, María Trinidad Sánchez, Juana Saltitopa, Concepción Bona, Baltasara de los Reyes, Hermanas Mirabal y Mamá Tingo.

Negación del derecho al placer sexual en población femenina adolescente-joven y adulta. El derecho al placer está relegado a los hombres, adolescentes, jóvenes y mujeres adultas se les niega este derecho y se estigmatiza a aquellas que deciden empoderarse y asumirlo calificándolas como putas o cueros.

Incremento de los feminicidios y de la violencia de género en sentido general. La violencia contra la mujer se incrementa y se reproduce continuamente. Existe un sistema de legitimación en la población que entiende que la mujer debe ser castigada si conflictúa con el poder masculino.

Restricciones en el acceso al derecho a la recreación y ocio. Las niñas, mujeres y jóvenes están continuamente controladas por las redes vecinales y familiares en su acceso a espacios de recreación y ocio. Niñas y jóvenes se quejan de que su recreación está condicionada a la realización de oficios domésticos lo que no ocurre con el sexo masculino.

Violación de los derechos de las trabajadoras sexuales desde el sistema de justicia y organismos policiales. Las trabajadoras sexuales en nuestro país viven cotidianamente la discriminación, el estigma y continuos abusos de organismos policiales y del personal de salud en centros hospitalarios.

Discriminación y culpabilización de la mujer jefa de hogar. En nuestra sociedad muchas instituciones educativas, religiosas y líderes de opinión discriminan a la mujer jefa de hogar y la culpabilizan de todos los males sociales. Con ello se promueve que la mujer se dedique exclusivamente a la maternidad y al ámbito doméstico.

Expulsión de las adolescentes sexualmente activas y/o embarazadas de los centroseducativos. Una de las principales violaciones a los derechos de la mujer es el derecho que tiene toda niña, adolescente y joven a la educación. Este derecho es violado continuamente por muchos centros educativos públicos y privados que expulsan explícita o implícitamente a esta población. Una de las expulsiones “sutiles” es la sugerencia de que se cambien a la tanda nocturna porque ya son adultas.

Prohibición de la interrupción del embarazo a las niñas, adolescentes y mujeres violadas o en riesgo de muerte. Son varios los casos que presentan con cierta en los que niñas y adolescentes violadas quedan embarazadas y se exponen a altos riesgos de muerte o han muerto. La prohibición de la interrupción del embarazo en estos casos es una violación a los derechos de esta población y una imposición que afecta su salud y su calidad de vida. Nuestros legisladores tienen en sus manos la decisión de condenar las niñas, adolescentes o respetar su derecho a decidir.

Este artículo fue publicado originalmente por el Periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/desigualdades-y-mujeres-8921049.html

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