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India: las mujeres están en riesgo de sufrir abuso sexual en el trabajo

Asia/India/Octubre 2020/https://www.hrw.org/

Leyes mal aplicadas dejan a las trabajadoras informales sin ningún recurso

El hecho que el gobierno indio no vele adecuadamente por el cumplimiento de su ley de acoso sexual deja a millones de mujeres expuestas a abusos en el lugar de trabajo sin acceso a ningún tipo de remedio, dijo Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El gobierno debe garantizar urgentemente el cumplimiento de su Ley de 2013 sobre el Acoso Sexual a Mujeres en el Lugar de Trabajo (Prevención, Prohibición y Reparación), popularmente conocida como Ley POSH.

El hecho que el gobierno indio no vele adecuadamente por el cumplimiento de su ley de acoso sexual deja a millones de mujeres expuestas a abusos en el lugar de trabajo sin acceso a ningún tipo de remedio, dijo Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El gobierno debe garantizar urgentemente el cumplimiento de su Ley de 2013 sobre el Acoso Sexual a Mujeres en el Lugar de Trabajo (Prevención, Prohibición y Reparación), popularmente conocida como Ley POSH.

El informe de 56 páginas “‘No #MeToo for Women Like Us’: Poor Enforcement of India’s Sexual Harassment Law” (“‘No hay #MeToo para mujeres como nosotras’: la inadecuada aplicación de la ley de acoso sexual en la India”) concluye que, si bien las mujeres en la India se están pronunciando cada vez más en contra del abuso sexual en el trabajo, en parte impulsadas por el movimiento global #MeToo (YoTambién), muchas, particularmente en el sector informal, todavía se ven limitadas por el estigma, el miedo a las represalias y las barreras institucionales a la justicia. El gobierno central y los gobiernos locales no han promovido, establecido ni monitoreado los comités de quejas –una característica central de la Ley POSH– para recibir denuncias de acoso sexual, realizar investigaciones y recomendar acciones contra los responsables de abusos.

“El movimiento #MeToo ayudó a arrojar luz sobre la violencia y el acoso en el trabajo, pero las experiencias de millones de mujeres en el sector informal de la India siguen siendo invisibles”, dijo Meenakshi Ganguly, directora de Asia meridional para Human Rights Watch. “India tiene leyes progresistas para proteger a las mujeres del abuso sexual por parte de sus jefes, compañeros de trabajo y clientes, pero no ha tomado medidas básicas para velar por el cumplimiento de estas leyes”.

Human Rights Watch llevó a cabo una investigación de campo y más de 85 entrevistas en Tamil Nadu, Haryana y Delhi a mujeres que trabajan tanto en el sector formal como en el informal, dirigentes sindicales, activistas de derechos laborales y de las mujeres, abogados y académicos. Los hallazgos también se basan en investigaciones realizadas por organizaciones indias.

Inspiradas por el movimiento global #MeToo, las mujeres que han presentado denuncias contra hombres en puestos de alto nivel a menudo han enfrentado reacciones violentas, las cuales incluyen amenazas, intimidación, represalias, intentos de soborno, vacíos y prejuicios en los procedimientos legales y estigma. Los acusados ​​con frecuencia han utilizado la ley de difamación penal de la era colonial contra las mujeres que se atreven a denunciar los abusos. Esto produce un efecto escalofriante que disuade a otras víctimas de alzar la voz.
La presunta violación en grupo y asesinato en septiembre de 2020 de una mujer dalit de 19 años en el estado de Uttar Pradesh puso de relieve tanto la violencia desenfrenada contra las mujeres en India como la violencia estructural contra las comunidades pobres y marginadas. La respuesta de las autoridades ilustra las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a la justicia.

La gran mayoría de las trabajadoras de la India –el 95 % (195 millones)– están empleadas en el sector informal, con trabajos que van desde la venta ambulante, trabajo doméstico, agricultura y construcción, hasta trabajos a domicilio como tejer o bordar. También hay 2,6 millones de trabajadoras dedicadas a la nutrición y atención de la primera infancia bajo los Servicios Integrados de Desarrollo Infantil del gobierno; más de 1 millón de Activistas de Salud Social Acreditadas (ASHA, por sus siglas en inglés) que trabajan como trabajadoras comunitarias de la salud; y 2,5 millones de cocineras del “Programa Comida del Mediodía”, que preparan los almuerzos gratuitos que se ofrecen en las escuelas públicas.

“Para mujeres como yo, ¿qué es el #MeToo? La pobreza y el estigma significan que nunca podemos alzar la voz”, dijo una trabajadora doméstica a tiempo parcial que fue acosada sexualmente por un guardia de seguridad. “No hay un lugar seguro para mujeres como nosotras”.

La Ley POSH de 2013 obliga a los empleadores a tomar medidas para proteger a las empleadas del acoso sexual en el lugar de trabajo y proporcionar procedimientos de resolución, conciliación o enjuiciamiento. Amplió la definición de lugar de trabajo y abarca el sector informal, incluidas las trabajadoras domésticas. Protege a todas los trabajadoras en cualquier lugar visitado por la empleada durante el curso de su empleo, incluidos medios de transporte.

La ley se basa en las “Directrices Vishaka” establecidas por la Corte Suprema en 1997, que obligan a los empleadores a tomar medidas para proteger a las empleadas del acoso sexual en el trabajo después de que Bhanwari Devi, una trabajadora social del gobierno, fuera violada en grupo en 1992 como represalia por sus esfuerzos por impedir un matrimonio infantil en su familia.

La Ley POSH requiere que los empleadores creen un Comité Interno en cada oficina con 10 o más empleados. Para otros establecimientos con menos de 10 empleados y para mujeres que trabajan en el sector informal, el funcionario de distrito o recaudador del gobierno estatal debe formar un Comité Local en cada distrito.

Estos comités procesan las denuncias y recomiendan acciones que van desde una disculpa por escrito hasta el despido, las cuales proporcionan alternativas a la presentación de una denuncia penal ante la policía. Según la Ley POSH, el gobierno también es responsable de desarrollar materiales de capacitación y educación, organizar programas de concientización, monitorear la implementación de la ley y mantener datos sobre el número de casos de acoso sexual presentados y resueltos en el lugar de trabajo. Pero los estudios muestran que muchos de estos Comités Locales simplemente no existen y que, cuando existen, no hay información disponible públicamente sobre cómo acceder a ellos.

“La mayoría de las mujeres sufren en silencio hasta que se vuelve insoportable, y luego simplemente intentan conseguir otro trabajo”, dijo Sonia George, una alta funcionaria de un sindicato. “Tampoco quieren decírselo a sus familias porque temen que se les impida trabajar”.

Las trabajadoras domésticas corren un riesgo especial de sufrir acoso sexual y violencia debido a su aislamiento en hogares privados y su exclusión de muchas protecciones laborales claves garantizadas a otros trabajadores. Para las trabajadoras del hogar, la Ley POSH dice que los Comités Locales deben remitir el caso a la policía, lo cual las deja sin recurso civil alguno. El gobierno indio debería enmendar la ley para garantizar que las trabajadoras del hogar tengan el mismo acceso a la justicia con plazos determinados a través de los comités locales que otros trabajadores, dijo Human Rights Watch.

Si bien la mayoría de las empresas del sector privado tienen Comités Internos, muchos existen únicamente en el papel para demostrar el cumplimiento de las leyes, sin ningún compromiso por mejorar la cultura del lugar de trabajo. Los empleadores toman pocas medidas para cumplir con sus otras funciones, como la prevención, la sensibilización sobre lo que constituye el acoso sexual y las consecuencias de ese comportamiento.

Tanto en el sector formal como en el informal, el gobierno debería establecer sistemas de seguimiento eficaces para los comités y publicar informes periódicos para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. El gobierno debe establecer Comités Locales en todos los niveles del gobierno local para garantizar fácil acceso y realizar capacitaciones periódicas para los miembros del comité, los magistrados de distrito y otros funcionarios de distrito pertinentes.

En junio de 2019, el gobierno de la India, los representantes de los grupos de trabajadores de la India y los representantes de las asociaciones de empleadores de la India votaron a favor de la Conferencia General sobre la Violencia y el Acoso de la Organización Internacional del Trabajo, un tratado histórico que establece estándares globales para prevenir y responder a la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.

India debería ratificar el tratado de la OIT y hacer cumplir plenamente la Ley POSH, dijo Human Rights Watch.

“El gobierno indio debe defender los derechos de las mujeres, ya sean empleadas domésticas, trabajadoras de programas gubernamentales o empleadas administrativas, a trabajar con seguridad y dignidad”, dijo Ganguly. “El gobierno debería coordinar con las organizaciones de trabajadoras y los grupos de derechos humanos para abordar el acoso sexual y la violencia como un problema clave en el lugar de trabajo, participar en campañas de información y garantizar que quienes enfrentan abusos puedan obtener el apoyo y los remedios que merecen”.

Casos ilustrativos del informe

Shanta (seudónimo), trabajadora sanitaria
Shanta, de 38 años, trabajadora sanitaria de ASHA en Haryana, dijo que las trabajadoras sanitarias son particularmente vulnerables cuando son convocadas para trabajar de noche. Si presentan una denuncia, se ven sometidas a una intensa presión por parte de la familia del acusado, la sociedad y su propia familia para que la retiren. En enero de 2014, un contratista de una obra en construcción llamó a Shanta para que ayudara a una mujer que estaba a punto de dar a luz. Dijo que acompañó a la mujer a un hospital, pero que el conductor de la ambulancia trató de abusar de ella en el camino de regreso:
No dije nada en casa porque tenía miedo, pero llamé al médico encargado y le conté lo sucedido. El personal y los supervisores me ayudaron y encontramos al conductor tres días después. Pero luego la policía y otros trabajadores de ASHA me pidieron que transigiera. Se disculpó frente a decenas de trabajadores de ASHA y me pidieron que no presentara una denuncia oficial. Pero nadie me dijo que había una ley y que podía presentar una denuncia ante un Comité Local.

Kainaat (seudónimo), trabajadora doméstica
Kainaat, de 25 años, se convirtió en trabajadora doméstica cuando tenía 12 años después de que su familia emigrara de Bengala Occidental a Gurgaon en busca de trabajo. Durante los primeros años, de niña, trabajó como empleada doméstica interna en varios hogares, sufriendo palizas y amenazas. En 2012, cuando tenía 17 años, un hombre mayor la acosó sexualmente:

Cuando sus hijos y nietos salían, él se quedaba en casa a propósito y me seguía. Me daba palmaditas en la espalda, pero luego empezaba a manosearme por otras partes. Traté de ignorarlo. Una vez, cuando hizo esto, no había nadie en casa, así que fui al baño y no salí hasta que volvieron los demás. Sabía que nadie me creería si se lo contaba, así que guardé silencio. Ese hombre solía decirme: “Ponte un vestido corto, te verás mejor en él”. Lo aguanté porque tenía que ganar dinero para mantener a mi familia. Pero finalmente renuncié porque estaba muy frustrada y decidí no trabajar más como empleada doméstica.

 

Shalini (seudónimo), trabajadora doméstica
Shalini fue acosada sexualmente durante meses por un guardia de seguridad del complejo de apartamentos en Gurgaon, Haryana, donde trabajaba como empleada doméstica a tiempo parcial:

Me decía que me amaba. Me esperaba junto al ascensor cuando terminaba mi turno y, cuando estaba sola en el ascensor, hacía comentarios lascivos. Un día fue demasiado lejos cuando sacó dinero, me lo puso en las manos y me pidió que lo acompañara. Ese día lloré sin cesar cuando volví a casa y le dije a mi esposo que quería volver al pueblo. Mi esposo y mi cuñado fueron a la colonia y se quejaron ante el jefe de seguridad, a quien conocían, y el guardia fue discretamente trasladado. Si mis empleadores se hubieran enterado, probablemente me habrían culpado a mí. Por eso preferí callarme.

“Para mujeres como yo, ¿qué es el #MeToo? La pobreza y el estigma significan que nunca podemos alzar la voz. No hay un lugar seguro para mujeres como nosotras. No en nuestros lugares de trabajo, ni en nuestros hogares, ni en el camino por el que transcurrimos.

Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2020/10/14/india-las-mujeres-estan-en-riesgo-de-sufrir-abuso-sexual-en-el-trabajo

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Nü shu, la antigua escritura secreta de las mujeres chinas (y cómo las redes sociales la están rescatando del olvido)

Reseñas/Asia/China/bbcmundo.com

La provincia de Hunan, en el sureste de China, es un complejo rompecabezas de picos rocosos, valles llenos de ríos profundos y campos de arroz.

Las montañas cubren el 80% del territorio provincial, lo que ha dejado aisladas a muchas aldeas que tuvieron que desarrollarse independientemente unas de la otras.

Y fue aquí, escondido entre pendientes y villas a la ribera de los ríos donde nació el nü shu: el único sistema de escritura en el mundo que fue creado exclusivamente para ser utilizado por las mujeres.

Nüshu, que precisamente significa «escritura para mujeres» en chino, adquirió una gran importancia durante el siglo XIX en el condado de Jiangyong, provincia de Hunan, para darles a las mujeres han, yao y miao que allí vivían la libertad de expresión que no encontraban en las comunidades de aquel tiempo.

Algunos expertos creen que este lenguaje fue creado durante la dinastía Song (960-1279) o incluso durante la dinastía Shang. Es decir, hace 3.000 años.

El código escrito fue transmitido de las madres campesinas a sus hijas y fue usado entre hermanas y amigas en la sociedad feudal china, en tiempos en que a las mujeres se les negaba el acceso a la educación.

Montañas de la provincia de Jiangyong
Pie de foto,La región de Jiangyong es famosa por sus pilares rocosos.

Muchas de esas mujeres eran analfabetas y para aprender el nü shu practicaban copiar el escrito como lo veían. Con el tiempo, dio a lugar a una cultura femenina distintiva que todavía existe.

De forma notable y durante cientos de años -o incluso miles-, esta forma de escritura permaneció desconocida en las afueras de Jiangyong y el mundo solo lo vino a descubrir en la década de 1980.

Ahora, unos 16 años después de la muerte de la última mujer que lo hablaba con fluidez, este lenguaje escrito está viviendo una especie de renacimiento.

Y el centro de ese resurgimiento está en la pequeña localidad de Puwei, que se encuentra rodeada por un río y a la que solo se puede acceder por un puente estrecho.

Renacer

De acuerdo a Xin Hu, una residente de la zona, el nü shu se usaba ampliamente en las cuatro localidades y 18 villas más cercanas a Puwei.

Un grupo de expertos encontró a tres personas que podían escribir nüshu en esta villa de 200 habitantes y Puwei se convirtió en el eje de la investigación para conocer más de este lenguaje.

En 2006, el nü shu fue inscrito en la lista del Patrimonio Nacional Cultural Intangible de China y, un año después, se abrió un museo en la isla de Puwei, donde Xin comenzó a trabajar como una de las siete intérpretes o «herederas» del lenguaje.

Le tocó aprender a leer, escribir, cantar y bordar nü shu.

Zhou Shuoyi
Pie de foto,Irónicamente, gran parte de lo que sabemos sobre nü shu se debe a un hombre, Zhou Shuoyi, que lo tradujo incansablemente y creó el primer diccionario en 2003.

El nü shu es una escritura fonética que se lee de derecha a izquierda y que representa una amalgama de cuatro dialectos locales que se hablan en las zonas rurales de Jiangyong.

Cada símbolo representa una sílaba y en sus inicios, fue escrito usando ramas de bambú afiladas en las puntas y tinta artesanal que se extraía de los restos quemados que quedaban en el fondo de un wok.

Influenciados por los caracteres chinos, su estilo es tradicionalmente más alargado y curvo, con trazos parecidos a hilos que se inclinan diagonalmente hacia abajo.

Los habitantes de los pueblos cercanos lo han solido llamar la «escritura del mosquito», debido a su apariencia.

El nü shu le dio a las mujeres una vía para hacer frente a las duras labores sociales y domésticas, y también para mantener una conexión con otras mujeres que vivían en distintas localidades.

Estas amigas se bordaban palabras que hablaban de la amistad y la felicidad en bufandas, gorros para el frío y cinturones de algodón, y los intercambiaban entre ellas.

Museo de Nüshu
Pie de foto,El pequeño pueblo de Puwei ahora alberga un museo dedicado a preservar nü shu.

A pesar de que este lenguaje no se hablaba, en eventos sociales las mujeres cantaban y entonaban poemas, que variaban desde rimas infantiles hasta celebraciones de cumpleaños pasando por el relato de penurias personales o quejas sobre el matrimonio utilizando frases y expresiones del nüshu.

Las mujeres más adultas componían a menudo canciones autobiográficas para contarle a sus amigas sobre sus experiencias miserables o para promover la moralidad y dar consejo para ser una buena esposa, casta, piadosa y respetuosa.

Además, aunque el nü shu ahora es entendido como una forma de comunicación para las mujeres que no tenían acceso a los privilegios de aprender a leer y escribir en chino, originalmente se cree que fue un código para desafiar la sociedad patriarcal de aquel tiempo.

Históricamente, no fue socialmente aceptable para las mujeres chinas hablar de forma abierta sobre sus remordimientos, su trabajo duro en el campo o simplemente sus sentimientos de tristeza y duelo.

Por eso el nü shu les dio una salida y les ayudó a crear un vínculo de amistad y apoyo que fue de vital importancia en una sociedad dominada por los hombres.

Las mujeres que crearon este fuerte vínculo se les conoció como «hermanas de juramento» y eran por lo general grupos de tres o cuatro jóvenes, sin vínculo familiar que estaban unidas por una amistad sustentada en cartas escritas y cantar canciones en nüshu entre ellas.

Pintando un abanico
Pie de foto,Hoy, Xin es una de las siete «herederas» del idioma y ha aprendido a leer, escribir, cantar y bordar nü shu.

Mientras eran forzadas a obedecer a los hombres de su familia, las «hermanas de juramento» encontraban algo de alivio en la compañía de sus amigas.

En 2000, una escuela de nüshu abrió en Puwei y Xin decidió seguir a su madre y hermana para estudiar en ella.

Ella ahora enseña nü shu, guía a los visitantes dentro del museo y se ha convertido en el rostro del lenguaje, por lo que ha hecho viajes publicitarios a Europa y Asia.

«Algunos receptores de esa herencia han aprendido de sus abuelas desde que eran jóvenes, como nuestra heredera nüshu mayor, He Yanxin, que tiene más de 80 años«, explica Xin.

«A la gente le gusta porque cree que esta cultura es única y quiere aprender y entenderla«, agrega.

El florecimiento

Pero la razón detrás del origen y el florecimiento de este lenguaje escrito en China todavía es un misterio.

«Creo que tiene que ver con una suma de factores que existen en muchos lugares del sur de China: pueblos sin la influencia han, sinización (el proceso de asimilación de comunidades étnicamente distintas bajo la influencia china), mucha distancia», explica Cathy Silber, profesora de chino en el Skidmore College de Nueva York, quien aprendió por primera vez sobre el Nüshu en 1986 y ha estado investigando desde entonces.

Silber pasó varios meses viviendo con Yi Nianhua, una de las últimas mujeres que sabía escribir el nü shu, entre 1988 y 1989. Tradujo varias de las obras de Yi al chino estándar y dio varias clases sobre el tema.

Hoy en día, mucho de lo que sabemos del nüshu es gracias al trabajo del investigador Zhou Shuoyi, quien supo de esta escritura en los años 50 después de que su tía se casó con un hombre que había vivido en una villa donde sus pobladores conocían el nü shu.

Zhou comenzó a investigar el lenguaje codificado para el Centro Cultural de Jiangyong en 1954, pero la Revolución Cultural de Mao Zedong que llegó en los años 60 convirtió el trabajo de Zhou en un blanco de los censores del Estado.

«Fui reseñado como ‘capitalista’ por el trabajo que había hecho con el lenguaje», señaló Zhou en una entrevista con el China Daily, en 2004.

Cuadernos con Nushu.
Pie de foto,Los diarios del «Libro del tercer día» son el lugar donde las novias recién casadas expresarían sus pensamientos más íntimos

«Quemaron todos mis archivos y me enviaron a un campo de concentración hasta 1979. Pasé 21 años en aquel lugar», señaló.

Como parte de la Revolución, los líderes comunistas de China estaban interesados en erradicar el pasado feudal del país y se denunció a cualquiera que se encontrara usando el nü shu.

Y a medida que las mujeres comenzaron a recibir una educación más formal en la década de 1950, el uso del idioma disminuyó aún más. Pero después de su liberación, Zhou continuó traduciendo incansablemente el lenguaje al chino actual.

En 2003, un año antes de su muerte y la de Yang Huanyi, la última mujer que manejaba con fluidez el nü shu, Zhou publicó el primer diccionario nü shu, que ayudó a promoverlo alrededor del mundo.

Hasta ahora, Zhou ha sido el único hombre que ha podido aprender con profundidad un lenguaje exclusivo de mujeres.

Exhibición

Flanqueado por el río Xiao, el elegante museo y jardín nüshu exhibe un salón de clases y varios espacios de exposiciones.

Videos, pinturas, y exhibiciones adornan los muros del museo, mientras que las clases de bordar y caligrafía dan una oportunidad de conexión cultural.

El museo en sí se ha expandido recientemente y alberga un festival anual de poemas y canciones en nüshu.

Cada verano, el museo organiza cursos gratuitos de nü shu y cada una de las llamadas «herederas» tiene un turno para explicar la historia del lenguaje escrito y mostrar algo de su caligrafía.

Pero Xin señala que el nüshu es muy difícil de replicar.

«Es muy difícil de aprender. Primero, su método de escritura es diferente de los caracteres chinos que utilizamos. Otra dificultad es la pronunciación. Si no hablas el dialecto local, es muy difícil leer o cantar en nü shu», dice.

Uno de los usos más importantes del nü shu ha surgido como resultado de los casamientos.

Tradicionalmente, después de una boda, la novia deja la casa de sus padres y se muda con su marido.

Y si en ese nuevo rol se siente sola, el nü shu se vuelve una vía para expresar su tristeza.

En ese proceso de reacomodamiento de los recién casados implica el regalo de un Sanzhaoshu o «Libro del tercer día», hecho de tela y entregado a la novia tres días después de su boda.

La madre de la novia sus amigas más cercanas van a expresar sus sentimientos de tristeza y perdida en el libro.

Los buenos deseos para el futuro compartido serán grabados en las primeras páginas, las siguientes para el dolor.

Abanico
Pie de foto,Se bordaron mensajes codificados en nü shu entre mujeres en abanicos, bufandas y cinturones de algodón.

Las páginas restantes serán dejadas en blanco para pensamientos que ocurran en el futuro y que sirvan como un diario personal.

Hoy en día, los artefactos originales del nü shu son raros, ya que muchos fueron destruidos durante la Revolución.

Pero en los últimos años se ha visto un aumento de su representación en el cine, la música y la literatura.

Además, las mujeres jóvenes de Jiangyong ahora están aprendiendo la escritura en el museo.

Este año se inscribieron 20 estudiantes en un curso de verano y las herederos como Xin han comenzado a impartir clases en línea a través de la popular aplicación china WeChat.

Liming Zhao, una destacada académica en el estudio de nü shu, impartió recientemente un curso sobre el tema en la Universidad de Tsinghua en Beijing. Según ella, el papel de este particular lenguaje ha evolucionado.

«Desde la muerte de Yang Huanyi, [Nüshu] ha entrado en la era posterior a la caligrafía femenina. No se hereda ni se usa de forma natural, sino que se estudia y se usa deliberadamente para negocios y turismo. Por supuesto, esto también es una especie de conservación y de herencia».

Hoy, Liming cree que el nü shu sigue siendo un medio empoderador para apreciar la belleza y la fuerza de las mujeres.

«[Nüshu] ha completado su misión histórica: una herramienta cultural para las mujeres trabajadoras de clase baja que no tenían derecho a la educación para escribir idiomas», dijo Liming.

«Ahora solo nos deja una hermosa caligrafía, sabiduría y espíritu valiente a las generaciones futuras«.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.bbc.com/mundo/vert-tra-54532099

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Abuso sexual, ¿Quién tiene la culpa?

Por: Tahira Vargas García

En ningún momento los hombres sancionan socialmente la agresión sexual ni demuestran la necesidad del autocontrol y respeto hacia la población femenina independientemente de su edad, condición o vestimenta.

Recientemente nuestra sociedad se ha consternado grandemente por el caso de la niña de 9 años que fue violada y asesinada por un señor que era su vecino.

La violencia sexual es invisible y legitimada. Solo aparece en casos de escándalos públicos o crímenes acompañados de abuso. No se denuncia, no se registra por su normalización histórica y social.

En el estudio de masculinidades y violencia de género que realizamos para Profamilia en el 2019 se muestra la ausencia de responsabilidad y permisividad del abuso sexual en los hombres entrevistados. Estos reconocen que han sido agresores sexuales o que han tenido deseos de violar niñas, mujeres o adolescentes porque “los provocan” o porque están “solas”. En ningún momento los hombres sancionan socialmente la agresión sexual ni demuestran la necesidad del autocontrol y respeto hacia la población femenina independientemente de su edad, condición o vestimenta.

La permanencia del abuso sexual en nuestra sociedad está vinculada a la culpabilización de la mujer, niña, adolescente que es víctima o a la madre de la víctima, como es el caso de la niña que fue abusada. Gran parte de las mujeres, niñas y adolescentes que han sido victimas de abuso sexual lo han vivido al interior de la familia siendo sus agresores padres, hermanos, tíos, abuelos, padrastros o cercanos a la familia, vecinos y compadres. En otros casos aparecen figuras religiosas cercanas a la familia, sacerdotes, diáconos y pastores religiosos que han cometido el abuso o figuras de poder como dirigentes políticos, legisladores, síndicos. Los hombres agresores sexuales no son culpabilizados socialmente. Esos casos pasan por el velo de la invisibilidad y la permisividad y las victimas sufrieron y continúan sufriendo las secuelas de esas historias de abuso e incesto en sus vidas.

EL manejo de la información sobre el caso de la niña abusada y asesinada en las redes sociales y la opinión pública está afectado por los elementos señalados. El imaginario machista en el que los hombres se socializan donde la mujer se convierte en objeto sexual y el hombre tiene permiso de tocar y agredirla si ella lo provoca o está “sola” le da sostén a la impunidad histórica y continua del abuso sexual y su normalización.

Erradicar los abusos sexuales es una tarea de toda la sociedad, tenemos que generar cambios en la población masculina y sus conductas agresoras y de visión de la población femenina como objeto sexual. Ningún hombre o adolescente tiene permiso para agredir sexualmente a ninguna niña, adolescente o mujer independientemente de que esté sola o acompañada, vestida o desnuda. Enseñar el respeto al cuerpo de las mujeres, niñas y adolescentes debe ser el objetivo de toda campaña educativa en términos mediáticos y en todos los espacios.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/abuso-sexual-quien-tiene-la-culpa-8853179.html

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Qué apariencia tendría una ciudad feminista

Reseñas/Asia/India/elpais.com

Las figuras de los semáforos son solo el comienzo. Bombay ha cambiado las tradicionales siluetas masculinas de cientos de ellos por otras de mujeres. Y crecen estas iniciativas en otras ciudades, un pequeño paso en el camino hacia urbes más igualitarias

En India, los hombrecillos de los semáforos han experimentado un cambio de sexo. De repente, buena parte de las figuras que saludan a los habitantes de Bombay desde los pasos de cebra de las calles llevan falda. La metrópoli es la primera ciudad india que ha sustituido las siluetas masculinas por otras femeninas en, de momento, 240 de estos sistemas de señalización.

Se trata de un pequeño paso para fomentar la igualdad entre sexos, un gesto que indica que el espacio pertenece a todos, incluidas las niñas y las mujeres, que a menudo tienen la sensación de ser un objeto, una presa fácil en la jungla urbana.

Elsa Marie D’Silva también creció con las miradas, las manos ávidas y la inseguridad que forman parte de la cotidianeidad de las mujeres en este país [considerado el país más peligroso del mundo por la violencia de género en repetidas ocasiones]. «Cuando eres una chica joven o una mujer, te miran insistentemente. En los espacios o en los autobuses llenos tienes miedo de que los hombres te toquen, y cuando caminas por la calle, hacen comentarios sobre ti todo el tiempo», denuncia la fundadora de la Fundación Red Dot que lucha contra la violencia sexual.

D´Silva, de 46 años considera que la campaña de las figuras en los semáforos es una buena señal: «Representa un avance importante, porque no se habla lo suficiente de nosotras. No vemos suficientes símbolos de mujeres que inspiren valor».

En las ciudades de India, las mujeres desempeñan un papel secundario. Por ejemplo, hay pocas calles, edificios o monumentos que lleven el nombre de alguna destacada. «Las figuras de los semáforos», afirma, «representan a los habitantes de la ciudad de manera igualitaria y pueden lograr que aumente la sensibilidad, pero no bastan para que las mujeres se sientan a gusto y seguras en los espacios públicos».

Hecha por y para hombres

La seguridad que se siente en una ciudad o en un barrio suele estar estrechamente relacionada con aspectos básicos como la estructura urbana o el sistema de transporte. Sin embargo, en opinión de Leslie Kern, autora de Feminist City (ciudad feminista), las ciudades de todo el mundo han sido hechas exclusivamente por y para hombres. «Las experiencias de las mujeres en la vida urbana y sus necesidades específicas siempre se han contemplado a posteriori. La razón es que la mayoría de los urbanistas y los políticos eran y siguen siendo hombres, y no tienen las mismas experiencias que las mujeres», reflexiona Kern, profesora e investigadora de Geografía, Medio Ambiente y Estudios sobre la Mujer y de Género de la universidad canadiense Mount Allison.

Muchos hombres no pueden imaginar lo que se siente al ser acosada en cualquier momento, tener que apretujarse en el autobús estando embarazada, o coordinar el cuidado de los hijos, con las compras y el trabajo. La división de la ciudad en zonas residenciales, comerciales, de oficinas o industriales pasa por alto el día a día de las mujeres, que por lo general estan obligadas a compaginar su profesión con otras tareas, como el cuidado de los hijos, y con frecuencia deben recorrer grandes distancias entre su casa, el jardín de infancia, el parque, el colegio, los proveedores de servicios (como el médico) y su lugar de trabajo…

Además, ellas dependen más del transporte público que los hombres. Sin embargo, rara vez este medio las lleva directamente de un lugar a otro, lo cual no solo supone tiempo, sino que también afecta a la seguridad de las viajeras. Las ciudades suelen invertir más en construir vías céntricas que en calles peatonales y sistemas de transporte público.

Si bien algunas infraestructuras, como los pasos subterráneos, pueden facilitar el flujo del tráfico, para las mujeres estos túneles ocultos son desagradables, y en caso de agresión sexual se convierten en una ratonera. Además, sin ascensores o escaleras mecánicas, son una barrera para las madres con cochecitos de niño.

Cuenta Kern que, cuando vivía en Londres y se quedó embarazada de su hija, de la noche a la mañana todo se convirtió en una carrera de obstáculos. «De repente parecía que la ciudad me estuviese diciendo que yo no pertenecía a ella», recuerda. «Ya no cabía en el transporte público con el cochecito de bebé ni podía moverme fácilmente por la calle, y la gente me miraba como si no se me hubiese perdido nada en el espacio público».

La falta de ascensores y escaleras mecánicas, así como los escalones, las escaleras con giros demasiado bruscos, las puertas giratorias, las cuestas muy empinadas, las curvas cerradas, los aseos públicos demasiado pequeños, las plazas o las vías estrechas por las que circula un gran número de personas y en las que no queda sitio para los carritos de niño dificultan el tránsito de las madres por la ciudad.

La ciudad feminista

¿Cómo debería ser, entonces, una ciudad justa? «El urbanismo feminista sería aquel que reconociese y remunerase los cuidados no pagados, y en el que las necesidades de las mujeres se tomasen en consideración tanto en el diseño como en las decisiones presupuestarias», aclara Kern. Las ciudades que incorporan la perspectiva de género tienen en cuenta el efecto de cualquier proyecto sobre las circunstancias de la vida de las mujeres y de los hombres. Por igual. Esto incluye, por ejemplo, preguntar a las mujeres qué necesitan y qué quieren antes de ejecutar una obra.

Según Kern, habría que modificar y ampliar los sistemas de transporte público y crear más opciones de vivienda que incluyan alternativas a la familia nuclear tradicional. La co-vivienda, en la que varias familias monoparentales y nucleares viven en comunidad y comparten espacios colectivos turnándose en la cocina, el cuidado de los niños y otras tareas domésticas, ofrecen una posibilidad para aligerar la carga femenina.

De momento, la ciudad feminista es una utopía, pero muchos centros urbanos de todo el mundo están experimentando con pequeñas intervenciones, como baños para mujeres sin techo, equipos móviles contra la violencia de género o incluso esta de Bombay y otras, con figuras femeninas en los semáforos. «El paso hacia la ciudad feminista no vendrá sencillamente de arriba, de los urbanistas y los políticos», piensa Kern. A menudo son las mujeres, así como las organizaciones ciudadanas, las que impulsan estos cambios con sus iniciativas.

Lugares peligrosos

Según Elsa Marie D'Silva, en India también sería importante rediseñar el transporte público para que sea más seguro para las mujeres. En los trenes y los autobuses ya hay asientos y compartimentos especiales para ellas, pero la activista denuncia que
Según Elsa Marie D’Silva, en India también sería importante rediseñar el transporte público para que sea más seguro para las mujeres. En los trenes y los autobuses ya hay asientos y compartimentos especiales para ellas, pero la activista denuncia que «fuera de esos espacios segregados nadie garantiza tu seguridad». DEBAJYOTI CHAKRABORTY NUR PHOTO A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

En el marco del proyecto Safer Cities for Girls (ciudades más seguras para las niñas), la ONG de ayuda a la infancia Plan Internacional hizo una encuesta a niñas y mujeres de grandes ciudades como Delhi, El Cairo, Hanoi, Kampala o Lima preguntándoles sobre sus experiencias con el acoso sexual, la discriminación y la violencia, y recogió ideas para hacer las ciudades más seguras.

En las llamadas marchas por la seguridad, las jóvenes recorrieron las calles de su barrio e hicieron fotografías de los lugares peligrosos y los puntos problemáticos, como la falta de alumbrado o los aseos públicos que no se pueden cerrar, y los señalaron en mapas digitales. La documentación digital tiene como fin contribuir a sensibilizar a la población, pero también exigir cambios concretos a la policía, el ayuntamiento o los gobiernos.

En los últimos meses, la organización ha pedido a las niñas y las mujeres de las grandes ciudades alemanas que compartan sus experiencias. En el mapa de Ciudades Seguras, las participantes han marcado, por ejemplo, carriles para ciclistas o paradas no iluminados, o puntos de encuentro de «grupos de hombres sospechosos» que merodean cerca de los bancos, en las plazas públicas o en las estaciones de metro.

Según Elsa Marie D’Silva, en India también sería importante rediseñar el transporte público para que sea más seguro para las mujeres. En los trenes y los autobuses ya hay asientos y compartimentos especiales para ellas, pero la activista denuncia que «fuera de esos espacios segregados nadie garantiza tu seguridad».

A finales de 2012, varios hombres violaron brutalmente a una joven en Nueva Delhi. La víctima murió a causa de las heridas. El caso desencadenó un debate nacional sobre la violencia sexual. D’Silva también quiso hacer algo y fundó con unas amigas la plataforma de microfinanciación Safecity con el objetivo de documentar y denunciar el alcance de las agresiones sexuales. Desde entonces, numerosas chicas y mujeres han aportado más de 13.000 historias que incluyen desde los comentarios de contenido sexual hasta las violaciones.

Cuando los datos indican un punto conflictivo, D’Silva, su equipo y las afectadas se reúnen con las autoridades, las empresas de transporte, la policía y los habitantes de la zona e intentan encontrar soluciones entre todos. Por ejemplo, se han organizado sesiones en las que las jóvenes han pintado murales en los aseos públicos, las calles o los colegios donde ha habido casos reiterados de acoso.

El año pasado, la fundación organizó miles de talleres en los que mujeres y hombres jóvenes hablaron de experiencias dolorosas. Además, los chicos aprendieron que el acoso no es una diversión, y que deben adoptar una postura activa contra la violencia sexual. Y es que los cambios físicos por sí solos no bastan para crear una ciudad en la que las niñas y las mujeres se sientan más seguras.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/10/05/planeta_futuro/1601906471_000087.html

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Hombres, menores y abuso sexual

Por: Tahira Vargas García

El Sr. Montero “se llevó” a la adolescente con 14 años de su hogar, acto de abuso sexual de un adulto (27 años) contra una menor según establece el Código del menor.

El reciente caso de Yacaira Amarante Rodríguez de 19 años ha consternado a la sociedad dominicana. La joven se encuentra en estado de gravedad por las heridas y quemaduras causadas tras el arrojo de Acido del Diablo de dos individuos pagados por su ex pareja Willy Antonio Javier Montero con 33 años.

El Sr. Montero “se llevó” a la adolescente con 14 años de su hogar, acto de abuso sexual de un adulto (27 años) contra una menor según establece el Código del menor.

La promoción de las “menores” como atractivas para hombres adultos en su “conquista” está normalizado en nuestra sociedad. Los hombres tienen permiso para abusar sexualmente de una niña -adolescente desde la expresión “se la llevó”.

El hecho descrito muestra patrones culturales presentes en nuestra sociedad que afectan notablemente a las niñas y adolescentes quienes sufren acoso, abuso sexual y violencia de genero continuamente.

La promoción de las “menores” como atractivas para hombres adultos en su “conquista” que en realidad es acoso y abuso sexual está totalmente normalizado en nuestra sociedad y tienen  los hombres  permiso para llevarse a una adolescente cuando ya han abusado sexualmente de ella por su familia.

Detrás de esta trama cultural tenemos a hombres y adolescentes de sexo masculino que acosan y agreden sexualmente a las niñas y adolescentes sin identificar en esas acciones violencia ni violaciones de derechos

Las familias no identifican las relaciones sexuales entre hombres adultos y niñas-adolescentes como acoso sexual ni abuso. Por el contrario, culpabilizan a las niñas y adolescentes de tener relaciones sexuales con estos hombres y por tanto favorecen el que ellos “se las lleven” para salvar “su honor”. Se habla de salvar su honor porque han perdido su virginidad (entendido como honor en nuestra cultura por las raíces religiosas) y deben casarse para legitimar socialmente su estatus pues pasan de ser “señoritas” (vírgenes) a “mujeres” aun cuando son menores de edad.

La entrega de niñas y adolescentes por sus familias a hombres adultos es parte de la legitimación de las uniones tempranas que también están legalizadas. Actualmente existe  una propuesta legal de prohibir y sancionar el matrimonio infantil ( que es el caso de Yacaira) para evitar que muchas niñas y adolescentes sigan siendo víctimas de círculos de abuso sexual y violencia de género.

La erradicación de estas prácticas de abuso sexual, uniones tempranas y violencia de género contra niñas y adolescentes debe ser una prioridad en las políticas sociales y culturales en el país. Se necesita sensibilizar a la población en general sobre los derechos de la niñez y adolescencia, empoderar a la población infantil y adolescente sobre sus derechos sexuales y reproductivos y generar cambios en la masculinidad violenta existente en la población masculina que legitima y se hace cómplice del abuso sexual y la violencia de género.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/hombres-menores-y-abuso-sexual-8868151.html
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Colombia: Por desconfianza en las instituciones las mujeres y la población LGBTIQ no denuncian hechos de violencia

América del Sur/Colombia/11-10-2020/Autora: Ariadne Agamez Lombana/Fuente: www.publimetro.co

Las mujeres y la población LGBTIQ no denuncian la violencia de la que son víctimas por temor a la revictimización y a la dificultad a tener justicia.

La revictimización y la dificultad del acceso a la justicia son las principales razones. Por desconfianza en las instituciones las mujeres y la población LGBTIQ no denuncian hechos de violencia.

Las mujeres y la población LGBTIQ no denuncian la violencia

De acuerdo con la Personería de Medellín durante lo corrido del 2020 se ha registrado un aumento en el número de llamadas para reportar hechos asociados a la violencia intrafamiliar.

Por tal motivo, la Personería creó el Observatorio de Mujeres y Diversidades Sexuales y de Género.

Las acciones de seguimiento, vigilancia y atenciones del Observatorio estarán orientadas bajo cinco líneas estratégicas: violencias y acceso a la justicia; salud, derechos sexuales y derechos reproductivos; trabajo y autonomía económica; educación y equidad y mujeres, sectores sociales LGBTIQ y participación política”, indicó Lina María Giraldo, coordinadora del Observatorio de Mujeres y Diversidades Sexuales y de Género de la Personería de Medellín.

Las cifras son contundentes y con corte al 2 de octubre de 2020, según el informe de la Alcaldía de Medellín, en la ciudad se han reportado 4978 casos de violencia intrafamiliar contra las mujeres, lo que representa el 74% de los casos.

En total se han reportado 6772 casos de violencia intrafamiliar, siendo las comunas de mayor incidencia: Manrique, con 788 casos, y Robledo, con 612.

«Si se observan de cerca la cifras de incidentes reportados en la Línea 123 Línea Mujer, los datos reflejan un aumento significativo en la búsqueda de ayuda por parte de las mujeres. Lo que se puede establecer en la lectura de los datos es una disminución en las denuncias que llegan a las Comisarías de Familia, lo que refleja las barreras o dificultades para el acceso a la justicia relacionadas en su mayoría con las realidades propias del confinamiento», señaló Giraldo.

La población LGBTQ

Esta población también demuestra sentir desconfianza en las instituciones del Estado. Es por esto que las mujeres y la población LGBTIQ guardan silencio frente a las agresiones de las que han sido víctimas.

Algunas autoridades no tienen una perspectiva sobre las violencias basadas en género, lo que no les permite brindar una atención clara y pertinente a quienes en un momento determinado tomen la decisión de interponer una denuncia”, agregó la funcionaria.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/10/09/desconfianza-las-instituciones-las-mujeres-la-poblacion-lgbtiq-no-denuncian-hechos-violencia.html

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La pandemia a través de los ojos de las adolescentes (IV): más desigualdad, más mutilación genital

Noticia/África/elpais.com

En muchos países la ablación es norma social con origen en la desigualdad de género. Unos 200 millones de mujeres la han sufrido y, sin campañas de prevención por la covid-19, su práctica aumenta. Esta serie documental recoge, de la mano de Unicef, el testimonio de 16 jóvenes sobre el impacto en sus vidas. La ofrecemos en castellano en exclusiva

En esta cuarta entrega de nuestro documental, han transcurrido cuatro semanas desde que las chicas nos permitieron echar un vistazo a su mundo, pero con el paso del tiempo, la situación de la covid-19 ha evolucionado. Con el aumento de los contagios, en muchos países el impacto del virus empieza a golpear más cerca de casa y se sienten los efectos.

Antes de la pandemia, la desigualdad de género ya limitaba la capacidad de muchas niñas para acceder a la educación. Ahora, a medida que algunas escuelas reabren después de los confinamientos, la covid-19 añade una nueva serie de complicaciones que reducen aún más su acceso a la educación y algunas chicas lo sufren más que otras. Aunque la pandemia está dificultando que estas niñas se mantengan al día con los estudios, y a pesar del confinamiento en Nepal, Madhu sigue haciendo todo lo posible para aprender desde casa. “Por culpa del coronavirus, a mi padre y a mi madre les preocupa nuestra educación y que podamos olvidar lo que hemos aprendido hasta ahora […] Uno de los problemas a los que se enfrenta mi familia es que no hay dinero para comprarnos libros y otro material. Por eso cogí el dinero que ahorré con mis hermanos y compramos libros y bolígrafos para estudiar”, explica esta joven.

Para muchas niñas, acceder a la educación antes de la crisis sanitaria mundial ya era un problema. Ahora hay una amenaza muy real de que el virus empeore aún más la discriminación y la desigualdad, y cree una barrera más para las niñas. Pero más allá de la falta de acceso a la educación, hay otras prácticas dañinas que las discriminan. En muchos países, la práctica de la mutilación genital femenina es una norma social profundamente arraigada que tiene su origen en la desigualdad de género. En todo el mundo, hay al menos 200 millones de niñas y mujeres que han sido sometidas a este ritual, que consiste en realizar una escisión total o parcial de los órganos genitales femeninos o cualquier otra lesión de los mismos por motivos no médicos. En Malí, se calcula que casi nueve de cada 10 niñas y mujeres la han sufrido. “Me dan lástima las niñas cuyos padres las envían a que les hagan esto. No creo que sea bueno porque complica la vida de sus hijas. Actualmente, las autoridades no castigan con dureza a los padres, de modo que hacen lo que quieren con sus hijas”, se lamenta Laetititia, desde Chad.

Mientras que las familias en países como Chad mantienen la práctica en secreto, las familias de otros países no lo hacen. En Indonesia, a pesar de que la práctica es ilegal, casi una de cada dos niñas ha sufrido la ablación, que suele aceptarse más abiertamente desde el punto de vista cultural. “En mi zona también se circuncida a las niñas, por lo general cuando tienen alrededor de cinco, seis o incluso siete años. Normalmente, las niñas que son circuncidadas llevan un vestido bodo de siete capas. Es la ropa tradicional de Bugis. Cuando es circuncidada, sus padres celebran una fiesta”, explica Zulfa, desde Indonesia.

Muchos de los países con altas tasas de mutilación genital femenina han ilegalizado el ritual, pero en la mayoría de ellos, la práctica continúa, aunque se hable menos de ello. Ahora, con los confinamientos y las medidas de distanciamiento social en todo el mundo, es más importante que nunca seguir prestándole atención y seguir hablando de ello. Si queremos que la situación cambie, tenemos que asegurarnos de que vemos y escuchamos los problemas de estas chicas.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/10/06/planeta_futuro/1601994688_299254.html

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