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La tabla periódica incita a la educación ambiental para la sostenibilidad

Por: Carmelo Marcén

De lo que se trata con esta propuesta es hablar de cosas cotidianas en las aulas; de hacer una verdadera ecoescuela que se pregunte dónde estamos en relación con el medioambiente global a través de la consideración de cosas pequeñas.

Así dicho suena raro, pero sí. Pongamos que la naturaleza es una mezcla de elementos diversos, de los cuales solamente reparamos habitualmente en los más nombrados: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, oro, plata, hierro y unos pocos más. Estos, como el resto, están por ahí combinados con otros y dan forma y propiedades a todo lo que vemos o utilizamos. Casi seguro que el medio ambiente es eso. De ahí que haya que hablar de ellos, poco a poco, sin grandes aventuras, simplemente leyendo, viendo, oliendo, tocando y, cuando se despierte el interés, investigando. En la vida son omnipresentes (cualquier roca, el agua que se mueve, los animales que podamos encontrar en la naturaleza, las cosas que cada día vemos o utilizamos, el aire que nos trae lluvias y sequía, etc.); en la escuela ya aparecen sin darles importancia, pero a veces sí, inundan en los cursos más altos el mundo de la química, que es el mundo real: las experiencias de cada día.

Dicen quienes saben de esto que un objeto tan corriente ahora como es un móvil puede estar fabricado, contener, más de 30 elementos distintos. También hemos leído por ahí que el cuerpo humano podría llegar casi a 60. Más asombro todavía: por la vida circulan unos 120 elementos diferentes, que se sepa hasta ahora. La lista no ha hecho sino crecer desde que los primitivos humanos apreciaron las propiedades del hierro, cobre u otros metales, allá por la Prehistoria; en el siglo XIX aparecían identificados poco más de 60.

No se trata de organizar una aburrida clase de química. Si los sacamos del medio ambiente y los traemos aquí, a la ecoescuela, es porque son importantes. Además, en este caso, los queremos recordar porque alguien se empeñó en organizarlos en una tabla para que se entendieran mejor y se pudieran enseñar, también en el instituto. El año pasado se cumplían 150 años desde que un científico ruso Dimitri Ivánovich Mendeléiev había “ordenado” su comprensión, con unos criterios que ya aprenderán quienes estudien química en los últimos cursos de Secundaria o en Bachillerato. Como no sabemos si esos estudiantes se manejan con soltura o no por la tabla, se nos ocurre encaminarlos a una tabla periódica muda. Tan importante fue la tarea de Mendeléiev que la Unesco decidió declarar al 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos. Es posible que no todos los colegios e institutos se habrán hecho eco de la efeméride, aquí está explicada.

Entender esto de los elementos presentes en el medio ambiente requiere tiempo y dedicación. Una manera de abordarlos es buscando su relación con la vida diaria, por ejemplo, en los aparatos electrónicos que empleamos. Para entender el asunto merece la pena leer con detenimiento el artículo “Tres tablas periódicas que explican el irracional consumo de muchos aparatos eléctricos” que publicaba Clemente Álvarez en Ballena Blanca de eldiario.es, cuando empezaba el año de la tabla periódica. En primer lugar hay que fijarse en la “Tabla periódica de la escasez”, con 98 elementos no sintéticos, que ha propuesto la Sociedad Química Europea (EuChems). En ella se aprecian cuestiones tan importantes para la vida económica y social, tal como la entendemos ahora, como su abundancia o no en el medio ambiente –algunos tienen su disponibilidad limitada, otros están en riesgo por su uso creciente, y los hay en grave riesgo en los próximos 100 años). Alguno, como el caso del litio, aparece en color amarillo, que indica riesgo futuro de abastecimiento. Este supuesto se podría aprovechar para hablar de las baterías de los coches eléctricos, de lo que podría suceder si todos los coches funcionasen con ellas. Seguro que el debate traería ideas para fortalecer el uso del transporte público, para hablar de dónde se concentran los pocos “yacimientos” de litio; incluso en Cáceres provocará opiniones encontradas acerca de la pretendida explotación de litio que supondría ser la segunda de Europa. Como vemos, medioambiente y tabla periódica van de la mano en la vida aunque no nos lo propongamos.

En el mismo gráfico, la EuChems ilustra sobre aquellos elementos químicos que están presentes en nuestros móviles. Este asunto también es aprovechable en clase. Puede emplearse para ver sin son muchos o pocos, para revisar si alguno de ellos está marcado en rojo o amarillo, pero, sobre todo, para cuestionar si la tendencia compulsiva a cambiar de móvil beneficia al medio ambiente o a nosotros; el artículo alude a que en la Unión Europea se tiran o reemplazan 10 millones de estos dispositivos todos los meses. Es indudable que merecerá la pena hablar de la recuperación de sus componentes, elementos de la tabla una buena parte de ellos.

Los elementos químicos nombrados se obtienen del medio ambiente, la naturaleza para quien así lo prefiera. Para extraerlos se utilizan complejos procesos de minería, que tienen más o menos repercusión ambiental. En otra tabla del artículo se señalan los elementos cuya extracción tiene un impacto bajo, medio o alto (cuidado con el oro, el mercurio o el platino). El asunto daría para hablar largo y tendido con el alumnado de determinados cursos de las huellas que conlleva en la naturaleza disponer de unos cuantos elementos implicados en la fabricación de los aparatos electrónicos, que hoy mismo mandan en nuestras vidas.

Finalmente, la tercera tabla se pregunta por el porcentaje de reciclaje de los distintos elementos. Su recuperación o no tiene una alta repercusión en nuestras vidas, en su disposición posterior o no, en el medio ambiente próximo y global, en el resto de los seres que forman la ecosfera. Aquí se podría reconocer de dónde, cómo y en qué países se “recuperan” parte de esos elementos químicos tan valiosos, de si hay riesgos ambientales en la recuperación. Hay muchos portales de Internet que lo abordan.

Habría más cosas de las que hablar: Por ahí está el paladio, un metal que instalado en los tubos de escape de los nuevos coches híbridos y a gasolina reduce la emisión de gases contaminantes. O ese arsénico que viaja en pinturas e insecticidas hacia las corrientes de agua en donde encuentra cadmio y otros metales pesados, que hacen casi imposible la vida de los peces, entro otros seres acuáticos. Y cómo olvidar a las tierras raras, esos 17 materiales que provocan conflictos bélicos o económicos, ambientales y sociales también, a cualquiera que tiene relación con ellos. Para quienes sean curiosos, hay una tabla que identifica los elementos químicos en los objetos de usos cotidianos.

Al final, de lo que se trata con esta propuesta es hablar de cosas cotidianas en las aulas; de hacer una verdadera ecoescuela que se pregunte dónde estamos en relación con el medio ambiente global a través de la consideración de cosas pequeñas. Se quiere proporcionar una visión general de lo que suponen algunos elementos químicos, en este caso contextualizados en la vida, utilizando como escusa una efemérides científica para hablar de un contenido escolar que, si bien servirá más en unos niveles que en otros, seguro que al profesorado le vendrá bien refrescar lo que en su formación aprendió sobre la tabla periódica para exponer al alumnado la complejidad ambiental de ciertas maniobras productivas o comerciales, al fin y al cabo el consumo, que en principio nos hacen más cómoda la vida. Esto es un avance de la Educación Ambiental para la Sostenibilidad, que tanta falta nos hace.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/01/24/la-tabla-periodica-incita-a-la-educacion-ambiental-para-la-sostenibilidad/

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El mundo invisible de los gases también habita la escuela

Por: Carmelo Marcén

Oxígeno, dióxido de carbono, metano o, incluso, vapor de agua, están presentes en nuestra vida, en la naturaleza y, a pesar de que no los vemos, son fundamentales para la vida. Merecen un hueco en la escuela.

Cada día, en la escuela se habla mucho de la materia que no se ve en toda la vida pero que es importante para toda la vida. Primer mensaje educativo que se debe lanzar más de una vez: lo que no se ve también existe. Sabemos que mucha gente anda despistada con este asunto; incluso algunos libros de texto se olvidan de que la naturaleza o la vida corriente son algo más que objetos, rocas, animales, o plantas. Los gases son, a pesar de su relevancia, unos protagonistas olvidados o, como mínimo, poco queridos. Basta recordar el “gran evento de oxidación” que ocurrió en la marina Tierra hace unos 2.000 años.

Los gases que intervienen en la respiración son los primeros que se citan en la escuela, aparecen ya en los cuadernillos de los cursos de educación infantil. El nombre de esos gases ya tiene algo de misterio: oxígeno (que genera ácido desde tiempos de Lavoisier) y dióxido de carbono (ya está presente de manera natural en el aire aunque en proporciones mínimas, lo cual dificulta la comprensión de la importancia que le reconocemos, y tiene). En realidad, estos dos gases se entienden, simplificando en exceso, como el derecho y el revés del aire que necesitan los seres vivos; las personas también. Prueben a comprobarlo en su clase.

La escuela debe ocuparse de hacer presente una parte del relato de lo desconocido, que también es real. Acaso adornándolo de magia creativa; en otros momentos de leyenda interesada. Los gases, quién lo duda, son parte del transcurso de la vida real. Aunque la mayoría de las veces no se les ponga imagen, se sabe que son parte activa de la vida; por acción u omisión. El dióxido de carbono, una entelequia incomprensible para mucha gente, es un producto de las combustiones/oxidaciones, que son la vida misma. Lo supo encontrar con acierto Joseph Black bien avanzado el siglo XVIII. Por aquellos años, Carl W. Scheele (un gran descubridor de gases) y Joseph Priestley –avispados y concienzudos personajes que trabajaban en laboratorios científicos que hoy harían reír– eran capaces de aislar el oxígeno, ese gas omnipresente en nuestra vida a pesar de ser inodoro e insípido, pero que aviva todas las combustiones. ¿Quién no ha lanzado aire de forma mecánica o con lo boca para que algo ardiera mejor? Pregunten en clase.

El hecho de ventilar una habitación o una clase debe ser entendido como un deseo de cambio en la composición de los gases del aire confinado: unos salen y otros entran. Poco importa en la primeras edades ponerles nombre preciso o asignarles una fórmula, pero sí asociarlos a cualidad del aire para una mejor o peor respiración, algo ineludible de entender hasta por los más pequeños. Es un buen momento de desmontar un par de equívocos muy extendidos en la escuela. El uno dice que durante la noche las plantas respiran como el resto de los seres vivos, mientras que por el día lo hacen en sentido contrario: absorbiendo CO2 –ya tiene su misterio para los escolares pequeños verlo escrito siempre así– y liberando oxígeno. De ahí viene la leyenda negra de que no se puede dormir con una planta en la habitación pues envenena el aire; nada se dice de tener una persona al lado, de masa infinitamente mayor, durante toda la noche. El otro error pretende anular el papel benefactor de las plantas en la absorción de dióxido de carbono y la consiguientes oxigenación del aire –en la fotosíntesis– contrarrestado por su liberación de CO2 mientras respira –las 24 horas del día–. Todos sabemos que la proporción del absorbido puede llegar a ser cinco veces superior que el expulsado, según plantas, días y otros factores.

Respirar buen aire, libre de proporciones elevadas de determinados componentes que estropeen la porción del 21% de oxígeno del aire, esto va para los más mayores, mejora la calidad de vida. Por cierto, ya tiene misterio que en química se escriba siempre O2. Es ineludible hacer comprender al alumnado que en sus ciudades el aire no es todo lo bueno que debería ser, que nos enferma –algunos habrán tenido ya episodios de asmas o alergias–. Deben conocer que los coches, las calefacciones y algunas industrias liberan dióxido de carbono y otros productos dañinos. Ese CO2 tiene la manía de quedarse cerca de nosotros. Así lo respiramos o forma parte de la boina que impide que el calor se escape hacia arriba y no nos socarre. Ahora mismo, sus concentraciones en el aire respirado superan las 400 partes por millón (ppm); nunca había sido así. Si alguien tiene curiosidad, o las capacidades del alumnado permiten un trabajo especial y temporal en clase, se recomienda visitar la web del Global Carbon Atlas; trae unos mapas impactantes, como esos que hablan del pasado, presente y futuro del CO2. También sobre el metano (CH4), otro de los responsables de que el asunto del aire y el calentamiento global sea motivo de preocupación mundial.
Ante esos hechos constatados sólo cabe entrenar la verdad, aunque cueste verla. Para quienes tengan curiosidad por conocer la marcha del carbono en el mundo, el profesorado puede encontrar el acicate para trabajar el tema en clase, pueden mirar los artículos, los recursos educativos y las animaciones de la NASA en Global Climate Change. No vale el chiste malo que dice que mejor así, que las plantas, algas y cianobacterias, tendrán más y elaborarán mucha materia orgánica que nosotros aprovecharemos –en parte es cierto pues se ha comprobado que casi llegan a duplicar su absorción en los últimos años pero eso no soluciona la relación entre aumento de CO2 y cambio climático, que para la mayoría de los científicos es evidente–.

El dióxido de carbono es un gas ambiguo: benefactor y perjudicial. Se habla bien de él, cuando es utilizado por las plantas terrestres o acuáticas, por el fitoplancton, para generar materia orgánica en la fotosíntesis. Se habla muy mal, ahora a menudo, cuando se identifica como gas responsable del cambio climático, cuando todos conocemos que han sido las actividades humanas las que han aumentado sus proporciones naturales en el aire hasta convertirlo en el bicho malo. Por cierto, convendría citar también el vapor de agua, más conocido, o el metano. Este se podría asociar a los pedos de los herbívoros; más que nada por darle un poco de chispa a esa lección, aunque seguramente todos conocemos el potencial dañino del metano que esconden las tierras heladas o algunos fondos marinos que con eso del aumento de la temperatura global están listos para envenenarnos mucho más el aire que respiramos.

En fin, hablar del CO2 no contamina, por ahora; ignorarlo es un síntoma de escasa sabiduría, en la vida y en la escuela, que puede llevarnos a serias enfermedades personales y colectivas. Abramos una vez más las ventanas de nuestra clase para mirar hacia el mundo real, ahora tan de moda con eso de la Cumbre del Clima Chile-Madrid. Eso sí, si no estamos cerca de una vía urbana con un tráfico horroroso.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/01/17/el-mundo-invisible-de-los-gases-tambien-habita-la-escuela/

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España: Así es Inspira, el programa basado en pedagogía verde y educación emocional

Inspira es el nuevo programa para Infantil de tekman education, compuesto por proyectos que apuestan por acercar la naturaleza a los alumnos, el uso pedagógico del huerto y los espacios alternativos al aula, siempre dejando lugar a la creatividad, el juego y el instinto de los más pequeños.

Según datos ofrecidos por la Sociedad Española de Estudios de Ansiedad y Estrés, más del 10% de la población infantil sufre estrés; una realidad que muchas iniciativas y programas educativos ya están contemplando en sus materiales. Es el caso de Inspira, el nuevo programa para la etapa infantil de tekman education. Se trata de un programa que nace como una apuesta transformadora para conseguir una educación infantil de calidad, en línea con los objetivos planteados por nuevos enfoques educativos.

Basado en la pedagogía verde

Los últimos hallazgos de la neuroeducación confirman que en la etapa de Infantil las emociones como la frustración, la rabia o el estrés reducen la atención de los niños y, con ello, dificultan el proceso natural de aprendizaje. A su vez, se ha demostrado que el trabajo de la interioridad y los ejercicios para fomentar la relajación física y mental mejoran la atención y la predisposición de los alumnos.

Inspira: tekman education

En este contexto, la pedagogía verde y la educación emocional son posiciones pedagógicas innovadoras que apuesta por la autoconciencia del alumno y su bienestar como trampolín para un aprendizaje significativo. Inspira recoge estos beneficios y ofrece un programa globalizado basado en la metodología por proyectos, con unos objetivos de aprendizaje claros, motivadores y desde la perspectiva de las inteligencias múltiples; teoría pedagógica común en todos los programas de tekman education. Del mismo modo, integra de forma transversal contenidos de matemáticas, lectoescritura, inglés, música, conciencia emocional y corporal, expresión plástica y conocimiento del entorno.

El docente, guía

Las sesiones de Inspira ofrecen las herramientas necesarias para que el docente se convierta en un guía para sus alumnos. En todos los proyectos hay una apuesta clara por acercar la naturaleza a los niños, el uso pedagógico del huerto y los espacios alternativos al aula, siempre dejando lugar a la creatividad, el juego y el instinto de los más pequeños. El programa integra, además, el arte como medio de creación de realidades y expresión de uno mismo.

Inspira: tekman education

Propone actividades en las que el cuerpo adquiere protagonismo, haciendo que los alumnos despierten sus sentidos con ejercicios y dinámicas para trabajar el autoconocimiento y la relajación. tekman education ha diseñado bajo la premisa del rigor científico cada uno de los contenidos de Inspira. Para ello, ha contado con la colaboración de la Cátedra de Neurociencia de la Universidad de Barcelona y con el equipo del Método Eline Snel de meditación y educación.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/inspira-programa-basado-pedagogia-verde-educacion-emocional-tekman-education/121132.html

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Gaudencio Frigotto: La educación como formadora de personas competentes

Redacción: República

El experto brasilero Gaudencio Frigotto aboga por «dejar de lado» el concepto de «calificación».

Los cambios tecnológicos que se registran motivan a la educación formal a «integrar la formación técnico-profesional a la educación básica», aseguró el experto brasilero Gaudencio Frigotto. El especialista considera que las personas, para integrarse al mercado laboral, deben formarse en «competencias» dejando el anterior concepto de «calificación», informaron a LA REPÚBLICA desde la ANEP.

El profesor Gaudencio Frigotto participó de un debate organizado por las Unidades de Alfabetización Laboral de la UTU denominado «La Educación Tecnológica y Profesional, más allá de las Competencias», realizado en el Instituto Tecnológico Superior (ITS) «Arias Balparda», que congregó a estudiantes y docentes de Educación Media.

Formar gente competente

¿Por qué está en debate la educación tecnológica y profesional más allá de las competencias? ¿Incorporar formación no es adquirir competencias?

Este es un debate que hace mucho tiempo estamos haciendo en Brasil. Por cierto, todo el trabajo educativo en cualquier ámbito tiene que generar competencias. Por lo tanto no hay nada en contra de la idea de formar gente competente. Lo que estamos discutiendo es que los términos asumen sentidos distintos, en relaciones sociales específicas.

Entonces, ¿por qué cambiaron tanto los vocabularios educativos? La generación que hoy tiene más de 60 años de edad nos formamos bajo un término que era clásico: calificación. Este término tenía detrás derechos e instituciones, por lo tanto también tenía sindicatos detrás.

Ahora no hablamos más de calificación sino de competencias, no hablamos más de empleo sino de empleabilidad, no hablamos más de conocimiento sino de sociedad del conocimiento.

Enseñanza integrada

¿Esto quiere decir que los sistemas educativos que antes nos formaban en conocimientos generales ahora deben tender a formar a los jóvenes para adaptarlos al mundo del trabajo?

Hoy la base de las ciencias está en todos los ramos. El cambio tecnológico -que llamamos digital molecular, de la inteligencia artificial- está en la cocina de nuestra casa, está en los aviones, está en los pequeños grabadores de audio, está en los celulares.

Entonces, ¿quiénes son los trabajadores que tienen más posibilidades de ganar los pocos empleos? Incluso la palabra «empleo» hoy es para pocos. No es una educación generalista, es una educación básica que proporcione los fundamentos de las ciencias, de la naturaleza, de la física, de la química. Pero también los fundamentos de la historia, de la psicología, porque en definitiva quienes manejan esos recursos son los seres humanos.

Por lo tanto ese conocimiento es tecnológico porque tenemos que mirar que aquellos que tienen una educación muy estrecha, muy específica, no van a entender los cambios, pues no tienen la base.

Es por esto que nosotros trabajamos la idea de una enseñanza integrada. Es decir, integrar la formación técnico-profesional a la educación básica es un diálogo.

Redacción: https://www.republica.com.uy/la-educacion-como-formadora-de-personas-competentes-id737205/

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Miriam Leirós: “Queremos que se contemple la educación ambiental transversalmente”

Por: Laura Roman. 

La emergencia climática en la que se encuentra el planeta ha hecho que surjan movimientos en el ámbito educativo como ‘Teachers For Future’, un colectivo formado por docentes de todo el mundo que busca llevar la ‘ecoalfabetización’ a las escuelas y concienciar a los estudiantes sobre el cuidado de la naturaleza. En España es coordinado por Miriam Leirós, docente en el CEIP Antonio Palacios de O Porriño (Pontevedra). Hemos charlado con ella sobre las acciones que ya se han puesto en marcha y sus objetivos a corto y largo plazo en las aulas de todo el país.

Pregunta: ¿Qué es ‘Teachers For Future’?

Respuesta: Somos un colectivo de docentes preocupados por el estado de emergencia climática en el que nos encontramos. Llevamos a cabo acciones concretas para cambiar la gestión de los centros escolares y para fomentar la ‘ecoalfabetización’ y favorecer el contacto de los estudiantes con la naturaleza. Somos independientes a cualquier partido político, religión o sindicato y solo nos mueve nuestro compromiso con el planeta y sus habitantes. Tratamos de promover la sensibilización y el cuidado de los espacios naturales y a partir de ahí proponemos acciones de acción y concienciación.

P: ¿Cómo surgió esta iniciativa?

R: Nuestro origen está en ‘El guiño verde’, el blog semilla de ‘Teachers For Future Spain’. Desde el año 2017 muchos docentes de la geografía nacional han colaborado de forma desinteresada para divulgar experiencias educativas relacionadas con la educación ambiental o con actividades que ponían el acento en la naturaleza, favoreciendo el contacto con la misma. Posteriormente ante la ‘Primavera Climática’ (el surgimiento de movimientos educativos en defensa del medioambiente) decidimos dar un paso más y convertirnos en ‘Teachers For Future Spain’ (Profes por el Futuro) para fomentar estas prácticas, aunarlas y trabajar directamente sobre la acción-concienciación facilitando propuestas y materiales.

P: ¿Cuáles son sus principales objetivos?

R: Hoy por hoy nuestro objetivo fundamental es llegar a los 28.000 centros educativos del país, porque consideramos que nadie puede quedarse fuera de este tema. Por ello, el pasado 6 septiembre presentamos la campaña ‘28.000 por el clima’ en rueda de prensa y un día antes ante Isabel Celaá, Ministra de Educación en funciones y Teresa Ribera, Ministra de Transición Ecológica en funciones. En esta cifra se incluyen centros de Infantil, Primaria, Secundaria, FP y adultos, así como públicos, privados y concertados. Consideramos que el planeta y su cuidado es asunto de todos, de ahí nuestro ímpetu por hacer partícipe a todo el mundo.

Además de esto promovemos un cambio en el currículum educativo, queremos que se contemple la educación ambiental de forma transversal y ambiciosa, es decir, que toque cada área en todas las etapas, pues en cada acción sumamos o restamos por el medioambiente, por lo que no se puede estudiar educación ambiental de forma aislada. No podemos educar desde lugares que son sistemas opuestos a lo que enseñamos y aprendemos. Este tipo de medidas conllevan un componente educativo que introduce los principios y contenidos de la gestión sostenible en el currículo del centro. De esta manera se alcanza un nexo de unión entre la práctica y la enseñanza de la sostenibilidad.

medioambiente entrevista

P: ¿Cómo pueden los centros educativos, docentes e, incluso, alumnado y familias ayudar a conseguirlos?

R: Promovemos acciones concretas porque creemos en la acción individual. Por ejemplo, a través de  la campaña ‘Recreos Residuo Cero’ estamos fomentando que las meriendas y almuerzos que se lleven al centro escolar se hagan en envase retornable (bolsita o ‘tupper’, etc), de manera que eliminamos el residuo como los plásticos de un solo uso o el papel de aluminio. También proponemos que en vez de botellas de agua se usen cantimploras o termos. Para esto es necesario la implicación del profesorado como factor motivador y, del mismo modo y de forma colaboradora, la familia. Creemos en la necesidad de trabajar toda la comunidad educativa de forma conjunta.

También apoyamos campañas como la de ‘Camino Escolar Seguro’. En España hay varias y creemos que son muy necesarias para luchar por la descarbonización de los centros escolares. Si los caminos escolares están bien señalados y son seguros, el alumnado dejaría de venir a clase en vehículo particular y lo haría andando o en bici.

Por otro lado, hemos elaborado un modelo de ‘ecoauditoría escolar’ para que los alumnos de los últimos cursos de Primaria puedan tomar parte en ello, focalizando los problemas y tratando de buscar soluciones. De esta manera los hacemos partícipes y es una forma de aprendizaje funcional.

En cuanto a los centros escolares, buscamos la incorporación de los principios de sostenibilidad en la gestión de los mismos: la eficiencia energética, el autoconsumo eléctrico a través de placas solares, la economía circular, la reutilización de materiales, el reciclaje en el aula, el uso de papel reciclado, la disminución de los plásticos, el control de la contaminación acústica y sus efectos sobre la salud, la medida de la calidad del aire y su salubridad… También la vigilancia de la huella ecológica en los comedores escolares y meriendas promoviendo el residuo cero (con especial atención a las huella de carbono e hídrica), la obligatoriedad de usar proveedores locales en los comedores escolares para que sean sostenibles y saludables (como la comida de temporada y de comercio local).

“Es muy fácil involucrar a los estudiantes ya que son receptivos a estos temas, a la naturaleza, a explorar y aprender”

P: ¿Es importante la educación medioambiental desde edades tempranas?

R: Es fundamental. Por ejemplo, en Educación Infantil se trabaja la adquisición de hábitos. Por ello, es una etapa esencial en la educación en general y también en educación ambiental o ‘ecoalfabetización’. Después, los estudiantes deben ir creciendo con esos hábitos y relacionarlos con el conocimiento, entendiendo que somos una especie más que forma parte de la red de la vida y que no funcionamos al margen de otras especies y que en cada acto contribuimos de forma positiva o negativa hacia el medio.

“Suecia y Finlandia han sido pioneros en educación ambiental y no solo a nivel escolar”

P: ¿Cómo puede introducirse en las aulas?

R: Desde cualquier perspectiva, nada está al margen. Cuando hablamos de alimentación saludable, un tema que se aborda en Educación Primaria, podemos hablar de la comida de temporada y local. Explicarles que un aguacate cultivado en Sudamérica tiene tras de sí una enorme huella ecológica, entre otras cosas por su transporte hasta nuestro país. Incluso podemos llevarlo a las Matemáticas y calcular los kilómetros.

El cambio climático provocará miles de desplazamientos en todo el mundo, el concepto de ‘refugiado climático’ debería incorporarse a los ya conocidos factores de población. La población, su crecimiento y decrecimiento así como los gráficos de la misma es un tema que se aborda desde las ciencias sociales. Otro ejemplo sencillo de incorporación al currículum de la ‘ecoalfabetización’ es hablar del desperdicio de agua cuando se explica su ciclo. Además se podrían explicar conceptos como la huella hídrica o el diferente reparto de agua potable en el mundo.

educación medioambiental entrevista

P: La Semana del Clima (23-27 de septiembre) fue un éxito en todo el mundo. ¿Cree que docentes y alumnos en España están haciendo una buena labor?

R: No solo lo creo sino que lo sé. Esa semana en ‘Teachers for Future Spain’ nos vimos desbordados contestando correos electrónicos de gente que solicitaba el enlace al documental ‘Before the Flood’ para visionado legal, que compartían sus actividades en el aula, por correo y redes sociales. Queríamos contestar a todo el mundo y agradecer el enorme compromiso que suponía llevar a cabo esas acciones simbólicas durante toda esa semana.

P: ¿Qué países son ejemplo de cuidado del medioambiente?

R: Suecia y Finlandia han sido pioneros en educación ambiental, no solo a nivel escolar: su población está muy informada de todo lo que concierne acerca del cambio climático. La educación ambiental no es algo que deba acabarse en la educación reglada. El ambientalismo en estos países se estudia con naturalidad y de forma integrada.

Otro país muy implicado es Alemania. Ya en 1980 establecieron sus objetivos de Formación Ambiental entre escolares y para Secundaria, y poco a poco han ido introduciendo cambios para incidir también en el cuidado del medioambiente.

Otros ejemplos que deberíamos ‘copiar’ son los Centros de Reciclaje Creativo (Remida) donde las empresas llevan el material que ya no utilizan. Los docentes acuden a seleccionar lo que necesiten para sus clases. No es educación ambiental en sí misma pero sí es un buen ejemplo de reutilización y colaboración, algo muy importante en ecología.

P: ¿Nos podría dar tres claves para que los estudiantes se involucren en cuidado por el medioambiente? ¿Y para que lo haga la sociedad?

R: Es muy fácil involucrar a estudiantes ya que son receptivos a estos temas, a la naturaleza, a explorar y aprender. Entienden muy bien los conceptos ‘causa-efecto’ y en cuanto se les explica qué es la ciencia, que el 97% de los científicos están de acuerdo en que el calentamiento global es causa de la actividad humana y que todos sufriremos las consecuencias, son los primeros en querer cambiar las cosas.

Más difícil es involucrar a la sociedad, que parecemos absortos en nuestro mundo laboral, esclavos de horarios y economías y no dejamos tiempo para lo verdaderamente importante. Mucha gente cree que todavía queda tiempo, pero cuando les comentas que el año 2030 podría ser el punto de no retorno para mitigar las consecuencias y les pides que calculen la edad que tendrán sus hijos en ese momento, su visión del problema cambia. La subida de la temperatura no acabará con los humanos en 2030 pero nos hará la existencia más complicada, eso sí pensamos sólo a corto plazo y de manera egocentrista, pero si además ponemos la vista más adelante en el tiempo o vemos a países que ya están sufriendo los resultados, es muy difícil permanecer de brazos cruzados.

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/queremos-contemple-educacion-ambiental-centros-transversal/116542.html

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La reducción de nuestra felicidad

América del Norte/México/13-10-2019/Autor: Luis Miguel Alvarado Dorry

Por: Luis Miguel Alvarado Dorry

Para Aristóteles (Butler-Bowdon, 2013, págs. 14, 35-42), la felicidad reside en conocer y reconocer el sentido que tiene nuestra vida, pero, ¿nos hemos detenido o como los peripatéticos de la antigua Grecia, hemos caminado para pensar-nos y reflexionar-nos sobre qué sentido tiene nuestra vida? En este mismo contexto ¿Qué tanto nos conocemos y reconocemos?

En este mundo que cada vez va más y más de prisa, no nos da tiempo siquiera de disfrutar de las «pequeñas» bellezas o, como dicen mis hermanos y hermanas venezolanas, «bellesuras» que nos ofrece nuestra madre tierra, mucho menos a pensar-nos y reflexionar-nos con el hito de conocer-nos y reconocer-nos.

Por otro lado, en realidad conocemos y reconocemos siquiera ¿qué parte de nuestro cuerpo es sensible a cualquier roce o caricia? ¿Qué parte de nuestro cuerpo, fuera de los genitales, nos produce placer? En el único espacio y tiempo en donde nos acariciamos y tocamos es al momento de bañarnos, pero lo hacemos tan rápido que pasamos por alto muchas de nuestras zonas sensibles, nos ignoramos; si han cepillado cuidadosamente por un prolongado periodo sus encías con el cepillo que usamos para cepillar nuestros dientes, corroborarán lo placentero que es.

Dice el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga en (Marcos, 2019) que, «la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado», es decir, anteponemos el tener por encima del ser y del relacionarse con la o el otro y, con la naturaleza; dedicamos toda una vida en trabajar para tener, tener para gastar, gastar para acumular, acumular para llenar vacíos que se han creado a lo largo de nuestra vida, vacíos que dejaron la falta de caricias y afecto, o bien el abandono o pérdida de un padre, de una madre, de una hija, de un hijo, de un hermano o una hermana, etc. Estos vacíos debido a la falta de conocimiento de sí mismo y del otro o la otra, asimismo del sentido que tiene nuestra vida, si es que tiene un sentido, por lo tanto, nos embarga la infelicidad, en este contexto, no podemos reducir el sentido de nuestra vida en ir rellenando nuestros vacíos con objetos consumibles, en las deudas agobiantes que deviene, en trabajar para acumular y, por lo tanto, en sufrir la patología del siglo XXI, el estrés.

Pero ¿será porque así lo quiere el destino? O será que no existe un destino, sino una programación a través de la escuela y del complejo industrial cultural (Bonilla-Molina, 2018), con base en la alienación de nuestra vida por un sistema que nos quiere ignorantes de nosotros mismos que, mientras menos conocimientos tenga de mí mismo, le conviene a sus intereses, ya que éste va creando otros vacíos tan reales que, sus productos, son la panacea para rellenarlos.

Entonces, en esta lógica de consumo, llevamos una vida de relleno, siento tristeza, compro; siento alegría, compro; siento frustraciones, compro; siento coraje, compro y, para comprar, es necesario trabajar y, en este mundo de explotación, no hay salario que alcance a la magnitud de la programación de nuestras subjetividades que hace el sistema capitalista con base al consumismo desmedido, por lo tanto, nos endeudamos para seguir rellenando.

En este sentido, nos vamos alejando poco a poco de nosotros y, por lo tanto, de los otros, de las otras y de nuestra madre tierra, ella sabe bien su sentido de vida, es decir, un perro o una perra se conoce y reconoce como perro o perra, su sentido de vida es proteger, jugar, amar y ser amada(o), aunque en ocasiones el amor y el juego no son recíprocos, sino que solo él o ella ama y juega, mientras que recibe a cambio violencia de todo tipo, pero al final de cuentas él o ella ama, juega y protege, porque ese es su sentido de vida.

Un árbol se conoce y reconoce como tal, al crecer va penetrando con sus raíces cada vez más profundo a la tierra en busca de agua y de los mejores nutrientes, podríamos cuestionarnos ¿qué beneficio tiene la tierra? Ésta no se erosiona ni por el agua, ni por el viento, sino que su fuerza consiste en la simbiótica relación entre la tierra y las raíces del árbol, también, al caer las hojas del árbol a la tierra, se convierte en abono con ayuda de microorganismos, insectos y lombrices, el cual ayuda a la tierra a recuperar sus nutrientes y a su vez en alimentar al árbol, este da sombra, provee de semillas y frutos para alimentar a otro u otra ser vivo, es decir,  en palabras de Freire (1997, pág. 102) “La conciencia del mundo que implica la conciencia de mí en el mundo, con él y con los otros, que implica también nuestra capacidad de percibir el mundo, de comprenderlo, no se reduce a una experiencia racionalista”. El árbol al conocerse y reconocerse como árbol, conoce y reconoce a la tierra, a los microorganismos, insectos y lombrices, es decir, conoce y reconoce a los demás, por ello ese árbol tiene y sabe que su vida, tiene un sentido.

Desde esta perspectiva, podría aseverar que, tanto los animales como las plantas, en sí, todos los seres vivos (a excepción de la mayoría de los seres humanos que, no tenemos ni sabemos si nuestra vida tiene un sentido o cuál es ese sentido) saben que su vida tiene un amplio y dialéctico sentido, en permanente interrelación con las y los demás, por lo tanto, son felices.

Es por ello que, para ser feliz, primero tenemos que conocer-nos y reconocer-nos a nosotros, nosotras y nosotres mismos, a la otra, al otro, a la otre y, a la naturaleza, con el fin de conocer que nuestra vida tiene un sentido y que este no sea reducido, sino ampliado en un horizonte de posibilidades en permanente dialogicidad. Conociendo y reconociendo nuestro sentido de vida nos permite vincular-nos con el todo, no restando ninguna importancia a las partes, al contrario enfarizándolas, esta felicidad genuina se va construyendo desde y, con nosotros, nosotras y nosotres, desde y con los y las demás, no una felicidad ficticia que solo se basa en rellenar nuestras vidas con superfluos artículos de consumo, una felicidad dada, pasajera e impuesta.

Referencias

Bonilla-Molina, Luis. (2018). Mafaldas o Zombis. El complejo industrial cultural en el siglo XXI. Caracas: Otras Voces en Educación.

Butler-Bowdon, Tom. (2013). 50 Clásicos de la Folosofía. Málaga: SIRIO, S.A.

Freire, P. (1997). A la sombra de este árbol. Barcelona: El Roure Editorial, S.A.

Marcos, Adeline. (31 de Mayo de 2019). “La vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado”. Obtenido de El País: https://elpais.com/elpais/2019/05/31/ciencia/1559293697_965411.html

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¿Por qué jugar a buscar y encontrar en la naturaleza es importante?

Por: rejuega.com.

 

Este juego es una escusa perfecta para que descubras los beneficios de la naturaleza en los niños, la naturaleza como material de juego y para reivindicar estos tesoros como elementos indispensables para llevar en los bolsillos al cole.

A punto estamos, muchos de nosotros, de entrar en modo vacaciones (sean o no más o menos largas). Y seguramente también a punto de disfrutar un poco más del aire libre en familia. Por eso hoy te traigo una idea que te vendrá genial para estos días (o cualquier otro), con la cual podrás pasar un muy buen rato disfrutando del aire libre y la naturaleza.

Una actividad para activar los sentidos y estimular una mirada reflexiva, con el fin de vivenciar lo maravilloso y necesario de pasar más tiempo en la naturaleza….

Te propongo un juego muy sencillo para realizar en familia tanto en un entorno natural, en el campo o la montaña, como también en un parque. Se trata del juego: «Buscar y encontrar en la Naturaleza». Es una búsqueda de tesoros naturales donde a partir de unas premisas hemos de salir a explorar el entorno natural y encontrar lo que nos piden.

búsqueda del tesoro en la naturaleza para niños

Son cosas muy sencillas de encontrar pero que nos llevan a agudizar la mirada en nuestro entorno, a tocar y oler, a identificar y explorar. 

La idea es salir con un listado en la mano de los tesoros a buscar y llevarnos una bolsa donde poder guardar esos tesoros; ofreciendo al niño libertad de movimiento, de exploración y procurando que sea él mismo quien vaya descubriendo cada cosa a buscar. De esta manera sentirá una autoestima más alta y más suyo sus tesoros.

evitar el Trastorno por déficit de naturaleza en los niños

Este juego educativo está indicado para niños de dos años (con nuestro acompañamiento), en adelante, pudiendo ajustar las búsquedas según la complejidad que se quiera. Y también es divertida para hacer en compañía de hermanos y amigos, pudiendo hacer una búsqueda de tesoros individual o colectiva.

Lo hagas como lo hagas te propongo que guardes la recolección de ese día y sea realmente el tesoro encontrado que nos llevaremos a casa, dándole valor a su trabajo de exploración y observación como también a aquellas cosas sencillas y maravillosas que la naturaleza nos da.

Lista búsqueda del tesoro para niños

En resumen, para jugar a la búsqueda de tesoros en la naturaleza con los niños necesitarás:

  • Un entorno natural seguro.
  • Un lápiz por niño.
  • Una bolsa para guardar todo lo encontrado.
  • Una lista de tesoros naturales impresa (o en la cabeza). Y para ponértelo más fácil te comparto nuestra nueva lista de búsqueda de tesoros que puedes descargarte gratuitamente en el enlace:

 

¿Por qué jugar a buscar y encontrar en la naturaleza es importante?

Pues aquí viene la verdad de esta propuesta de juego dirigido:

Muchos de nuestros niños no tienen a su disposición el contacto natural con la naturaleza. Van de la casa al colegio, del colegio a extraescolares y de extraescolares a casa sin pasar por la casilla verde: verde de hierba, de árboles y aire libre. Un día, dos, una semana, un mes… Y este ritmo habitual de muchos niños y adultos lleva a colocarles en una situación de déficit de algo tan importante como es la naturaleza.

Seguro que no es un ritmo que te extrañe porque muchos de nosotros lo vivimos a diario, el problema se da cuando este tipo de ritmo es un constante y los niños no tienen tiempo para su juego libre, para compartir con sus amigos y disfrutar del aire libre. Y no, los paseos de casa al cole que son al aire libre no cuentan… Cuentan esos momentos en que los niños juegan libremente en entornos naturales, aunque sean urbanos: hay plazas y parques que nos rodean de la esencia natural también.

los beneficios de la naturaleza para los niños

Desde luego que un entorno natural como el campo o la montaña ofrece mayores recursos pero bueno, peor es nada. Y lo digo así de llano porque cada vez más nos olvidamos de los beneficios que nos aporta la naturaleza a todos pero en especial a los niños:

  • Favorece el desarrollo intelectual, emocional, social y físico. El contacto con ella les lleva en algún momento a cuestionar, reflexionar, emocionar, compartir… y sobre todo les inspira movimiento.
  • Favorece el aprendizaje, la curiosidad y el asombro, llevando al niño a cuestionarse cosas, a investigar y comprender, y a seguir conservando el asombro innato.
  • Favorece la concentración y la relajación. Es un espacio libre de prisas y ruido, un lugar que su ritmo les lleva a cambiar el propio.
  • Reduce el estrés. Poco a poco, al relajarles hace que esa velocidad adquirida comience a relajarse y canalizarse con cosas que conectan naturalmente con el niño.
  • Aumenta la actividad física disminuyendo el sedentarismo al que muchos niños están acostumbrados. Y ofrece todo tipo de movimientos libres.
  • Mejora las relaciones sociales. Insta a colaborar, a jugar juntos y compartir momentos.
  • Estimula la creatividad. Cualquier cosa se puede convertir en juego, solo hace falta interrelacionarlas para crear las mil y una ideas.
  • Favorece al ejercicio de resolución de problemas. Todo momento creativo conlleva solucionar problemas para conseguir la idea y la naturaleza con su «limitada» variedad nos ofrece soluciones pero hay que encontrarlas, probarlas y volverlas a pensar.
  • Favorece la estimulación de los 5 sentidos. 
  • Favorece el desarrollo del respeto del entorno y la empatía. Conocerla y conocer su flora y fauna con su delicado ecosistema les hará empatizar con el lugar, respetarlo y cuidarlo.
  • Es una fuente constante de estímulos positivos y adaptados a cada uno ya que uno descubre a su ritmo y necesidad interior. No ofrece una sobreestimulación constante.
  • Es el mejor lugar donde poder ver el ritmo natural y lento de la vida. Que en realidad es nuestro propio ritmo sólo que les y nos hemos acostumbrado a ir muy rápidos, quemando etapas que no tocan y creciendo a pasos agigantados.
  • Llena nuestros ojos de belleza y hace de lo sencillo y cotidiano algo mágico y maravilloso.
  • Es un alimento para el alma al llevarles a su esencia y equilibrarlos con su tierra, aire y agua.
  • Y es un lugar perfecto (si es en el campo o la naturaleza), para apreciar el silencio y disfrutar de él descubriendo los tenues sonidos de la naturaleza.
  • Ofrece un entorno perfecto para enseñar con el ejemplo valores importantes para la vida adulta.

Seguramente me deje otras varias cosas importantes por citar pero de lo que sí estoy segura es que todos estos beneficios los encontrarás al realizar este juego que te propongo. El juego de «buscar y encontrar en la naturaleza» es una escusa para que vivas todo esto de cerca, para que lo recordemos, para que abramos los ojos, la mente y el alma a algo tan maravilloso y poderoso como es la naturaleza. Para que aprendamos a apreciarla y cuidarla como se merece. Para que no nos olvidemos de ofrecerles a nuestros niños este regalo natural y gratuito.

Y que tengamos, como adultos, el placer de poder observar la relación natural e intuitiva que tienen los niños con todos los elementos naturales, si les dejamos y confiamos en sus propias capacidades.

Por esa razón es tan importante este juego, porque si te despierta esa necesidad de «verde» ya estarás apoyando la tendencia innata de los niños de acercarse a ella y disfrutarla.  Pero también este juego nos permite tener los mejores tesoros del mundo, llevándonos un trocito de ese lugar a casa y así continuar ofreciendo la posibilidad de contacto de los niños con los elementos naturales.

¿Qué hacer con los tesoros naturales en casa?

Como ya hemos dichos, estos tesoros naturales son los tesoros que unas manos pequeños te han ofrecido como trofeo. Seguramente le acompañaban unos ojos llenos de vida y de felicidad que decían «Mira esto…» con un tono maravillado. Dar importancia a estas acciones es fundamental para apoyar y reforzar su asombro innato y su autoestima. Nuestra mirada activa es importantísima para el niño.

Así que seguramente te volverás a casa con una bolsa llena de material… Pues te recomiendo varias cosas:

  • Colocarlos en cestos, cuencos y/o frascos, a ser posibles de materiales naturales, donde guardarlos. Luego podrás ofrecerlos ya sean todos juntos o clasificados.
  • Tenlos en un lugar accesible al niño, para que pueda recurrir a ellos siempre que quiera para observar y jugar. Este material es un material desestructurado de juego único, compatible con otro tipo de material y juguetes.
  • Ofrécelos acompañado de otro tipo de material inspirador como: arcilla o plastilina, un trapito o tapete, una alfombra pequeña, un marco sin cristal, un espejo… Verás la variedad de juegos que pueden surgir con estos complementos.
  • Ofrécele la posibilidad de elegir unos cuantos para llevar a clase el próximo día. En este sentido, deja que realmente sea el niño quien escoja lo que compartir con sus compañeros y procuremos comunicar a la educadora el valor que tienen esos tesoros para el niño. Seguro que la educadora sabrá sacarle mucho jugo a ese material:

Tenemos que hacer que nuestros niños tengan algo que contar. Y esto solo se puede hacer si el niño tiene tiempo de jugar libremente. Este debería de ser el material a llevar al colegio al día siguiente para trabajar. Francesco Tonucci.

los mejores deberes del fin de semana son los que se hacen en la naturaleza

 

Espero que te resulte atractivo y te animes a presentárselo a tus niños. Estoy segura que a ellos les encantará compartirlo contigo!

Fuente de la reseña: http://rejuega.com/juego-aprendizaje/juego-educativo/por-que-jugar-a-buscar-y-encontrar-en-la-naturaleza-es-importante/

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