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Libro(PDF): «Contraofensiva neoliberal. La Escuela Austríaca de Economía en el centro estratégico de la disputa»

Reseña: CLACSO

Este libro analiza aquellos documentos, instituciones y actores donde se acuña en algunos de sus momentos iniciales el concepto neoliberalismo. Sus impulsores entienden que la vigencia del capitalismo está en peligro debido al ascenso de formas sociales e interpretaciones de la realidad social y de la historia antagónicas a sus intereses. Con el propósito de enfrentar estas tendencias, elaboran y difunden un entramado conceptual destinado a descalificarlas y a legitimar el ordenamiento neoliberal que aspiran instaurar.

Se retoman aquí los enunciados forjados en el seno de la Escuela Austríaca de Economía para tal disputa. Fundamentalmente, su embestida en el campo teórico y epistemológico así como su arribo al espacio local argentino, efectivizado a través de la revista Ideas Sobre la Libertad. Su análisis permite observar -de manera más concluyente- que esos enunciados se expanden a otros campos, como el humorístico, el religioso y el moral, en un intento de hegemonizar todas las modalidades expresivas.

Esta publicación fue elaborada a partir de la tesis doctoral de la autora, desarrollada en el marco del Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, con financiamientos de becas doctorales y posdoctorales CONICET.

Autor (a):María Paula de Büren.

Editorial/Edición: Instituto de Investigaciones Gino Germani. CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-950-29-1845-7

Idioma: Español.

Descarga: Contraofensiva neoliberal. La Escuela Austríaca de Economía en el centro estratégico de la disputa

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2223&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1416

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Feministas piden retirar la guía de educación sexual en institutos valencianos por “defender la pornografía”

Por: La Vanguardia/RAQUEL ANDRÉS DURÀ

El colectivo feminista el Front Abolicionista del País Valencià ha pedido la retirada de la guía de educación sexual ‘Els nostres cossos, els nostres drets’ de los institutos valencianos porque consideran que es “neoliberal y patriarcal” porque “defiende la pornografía, la prostitución como trabajo sexual, los vientres de alquiler, la donación de óvulos, o la asistencia sexual para personas con diversidad funcional”.

Así lo han explicado en rueda de prensa las activistas Laura Gómez y Puri Lietor. Han recordado que han enviado una carta pidiendo la retirada del documento vigente desde 2018 al conseller de Educación, Vicent Marzà.

En ella sostienen que 21 mujeres integrantes y colaboradoras del Front han estudiado, analizado y debatido el contenido de la guía y han “llegado a la conclusión de que no es un material adecuado” y que lo consideran “pernicioso para la comunidad educativa”.

La respuesta de la Conselleria: “Es una acusación muy seria”

Aunque las activistas han asegurado no haber recibido respuesta de la Conselleria, esta ha asegurado a este diario que se han reunido con el Front Abolicionista y “ha dado respuesta a sus peticiones”.

En ella, ha propuesto al colectivo que, si lo desean, pueden elaborar otra guía abordando perspectivas complementarias y que estudiarán “la conveniencia de difundirla entre la comunidad educativa”.

En cualquier caso, han subrayado que los materiales se han encargado “a personas expertas” y que “no se vulneran valores relacionados con los derechos humanos”. Revelan que la guía fue supervisada por un Consejo de Revisión de Contenidos compuesto por 19 personas expertas (13 mujeres y 6 hombres).

“Los materiales didácticos son para que se trabajen y sirvan de debate y reflexión, por eso hay total libertad para opinar sobre los diferentes aspectos que se plasman en estos. Prohibir o censurar en este sentido materiales didácticos con los que se puede estar de acuerdo o no, no es tarea de la Administración”, prosigue la Conselleria en un comunicado.

Asimismo, sostienen que decir que la guía se pronuncia a favor de la pornografía “es una acusación muy seria que no se corresponde con la realidad”.

Desde el Front lamentan que la guía no explica la prostitución ni analiza sus causas

El Front Abolicionista se queja de que en la guía hay una “ausencia de la coeducación en las bases teóricas”, “no ha habido una colaboración participativa de la comunidad educativa ni de personas expertas en sexualidad humana”, “apuesta por la diversidad y no por la igualdad entre mujeres y hombres”, tiene un “tratamiento confuso del sistema sexo-género” y “carece de una base científicamente rigurosa”.

También denuncian que el documento “se pronuncia a favor de la pornografía sin considerarla como la escuela de violencia sexual hacia las mujeres”, “carece de referencias sobre la prostitución como violencia sexual hacia las mujeres, posicionándose a favor de considerarla ‘trabajo’”, tiene una “postura favorable a la explotación reproductiva comercial del cuerpo de las mujeres, es decir, de los llamados ‘vientres de alquiler’”, “fomenta la hormonación temprana y modificaciones corporales a menores sanos” (en relación a la transexualidad).

Las activistas del Front Abolicionista del País Valencià, Laura Gómez y Puri Lietor

Las activistas del Front Abolicionista del País Valencià, Laura Gómez y Puri Lietor (Raquel Andrés Durà)

Lamentan que “en la guía no hay ninguna actividad en la que se analicen las causas de la existencia de la prostitución y sus graves consecuencias en las mujeres prostituidas, en el conjunto de mujeres y en la sociedad. Ni siquiera hay una actividad en la que se explique en qué consiste la prostitución”. En este sentido, critican que “no hay referencia alguna al proxenetismo, ni a la vulnerabilidad extrema de las mujeres”.

Por todo ello, consideran que la guía “se suma a las políticas y cambios en legislaciones pretendidos cuya consecuencia última es el borrado de las mujeres, de las normativas y espacios sociales, políticos y jurídicos que hasta hoy el feminismo ha logrado para garantizar los derechos para las mujeres”.

Muchos de los aspectos mencionados son objeto de fuerte debate dentro del movimiento feminista, que tiene distintas visiones sobre la prostitución o la identidad de género.

Las autoras lamentan la crítica “violenta” y las “acusaciones gravísimas”

La Vanguardia ha accedido a la contestación de los autores de la guía, Rosa Sanchis, Charo Altable Agustín Zaragozá. En ella, defienden que la guía “nació con el espíritu de conectar con la juventud para luchar contra el machismo pero también con las discriminaciones que provoca la diversidad” que encuentran en el aula y que, para ellos, “no es ninguna incompatibilidad”.

Aseguran que querían que la guía fuera una página web abierta a modificaciones y a sugerencias y “no un PDF cerrado”, pero problemas de presupuesto no lo permitieron. Aún así, recalcan que “no es una guía-catecismo” y que está abierta a ser “revisada, cambiada y actualizada”.

Argumentan que el Front ha hecho una interpretación de la guía “de brocha gorda” y que “no se ha leído con rigor, se han malinterpretado muchos conceptos y se hacen acusaciones gravísimas”, como que se presentan textos “de personas que promueven la pedofilia o la violación” o “que se posiciona a favor de la pornografía e induce al alumnado a verla y a practicarla”.

En este sentido, desde el Front se les ha criticado que empujen a las jóvenes a hacerse fotos íntimas y a enviarlas, y los autores se defienden argumentando que, lo que buscan, es “deslegitimar el porno vengativo, que no es culpa de quien comparte las imágenes en un entorno íntimo, sino de quien las comparte sin permiso”. Por lo que buscan “desculpabilizar” a las víctimas y “apoderar a los espectadores para que actúen contra la violencia y no sean cómplices”.

Por todo ello, los autores manifiestan su “disconformidad, tristeza y asombro” ante la “manera violenta” que han tenido desde el Front de criticar la guía y han asegurado que están “contra todo tipo de violencia sobre las mujeres y contra todo tipo de mercantilización del cuerpo de las mujeres”.

En el texto muestran su “asombro” ante el hecho de que el colectivo feminista haya expresado sus críticas en público sin antes contactar con las autoras y sugieren que “entre compañeras se critica, se escucha, se pregunta y se proponen cambios o se hacen propuestas”.

Por último, sostienen que la guía es “una brújula para el profesorado”, pero que es él quien debe adaptarlo con un enfoque personal en base a lo que se encuentra en el aula.

“Hay una clara relación entre las ‘ manadas’ y el porno”

Una de las principales críticas del Front es hacia la pornografía, que aseguran que en la guía se contempla tratarla sin entrar en qué hay detrás. En este sentido, Puri Lietor ha valorado que hay “una clara relación entre las “manadas” y el porno”: “Si buscan en Google ‘culo y tetas’, los menores ven un sexo entre adultos y dan por hecho algo que no es. Luego con la primera novia quieren hacer lo que han visto en los vídeos, y las chicas lo aceptan para que no les dejen por otra”.

“Las prostitutas nos dicen que los puteros son cada vez más jóvenes y más violentos. Ahora se contrata a una mujer entre varios para hacer con ella lo que quieran”, ha denunciado.

En este sentido, han aportado algunos datos sobre el portal Pornhub: en 2019 se registraron 42 billones de visitas (8,7 billones más que en 2018). En los vídeos, sostienen que “mientras las mujeres son cosificadas y llevan adelante el disfrute masculino, los dueños de la acción son los hombres.

“Las mujeres permanecen activas, pasivas, complacientes, atadas, abofeteadas, abusadas, por un individuo o por varios. No hay deseo femenino, ni elección femenina ni control femenino”, prosiguen.

El acceso a la pornografía ha disminuido la edad mínima de consumo
El acceso a la pornografía ha disminuido la edad mínima de consumo (Atlas)

Entre los vídeos “con más millones de descargas”, están aquellos que “equiparan deseo y virilidad violenta” con “abusos, violaciones, incesto o pedofilia”. Así, categorías como ‘Por favor para, por favor para’ tienen más de 1.500 vídeos, y ‘Ella dijo no’, otros 1.500. También hay otras categorías de “desmayadas, drogadas, dormidas y borrachas”.

Añaden que algunos títulos como “Prostituta callejera es asaltada en una violación grupal” tiene 6,9 millones de visitas y un 64% de ‘me gusta’. EL vídeo “Joven abusada por su profesor de deporte” acumula 5 millones de visitas y un 60% de ‘me gusta’.

El Front recuerda las declaraciones de la exactriz porno, Vanessa Belmond: “Tienes unos cuantos desgarros anales cuando haces esas escenas, y si tomas un analgésico muy fuerte, es mucho más fácil hacerlo. Te piden que sonrías, consientas y hagas ver que te lo pasas bien”.

El colectivo ha añadido que el libro Nueva pornografía y cambios en las relaciones interprofesionales de Carme Orte y Lluís Bataller, de la Universitat de València, daba datos reveladores.

En la obra se entrevistó a casi 2.500 jóvenes de siete comunidades autónomas de entre 16 y 29 años, en su mayoría heterosexuales, y apuntaba a “un aumento de las ‘manadas’ en el estado español”. Reflejaba que casi un 70% de los jóvenes españoles había visto porno por Internet y que suelen acceder por primera vez a los 8 años, aunque su consumo se generaliza a los 14 años.

*Fuente: https://www.lavanguardia.com/local/valencia/20200804/482678206480/front-abolicionista-pv-retirar-guia-educacion-sexual-institutos-valencianos-defender-pornografia.html

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¿Sobrevivirá el pensamiento crítico a la pandemia?

Por: Ariel Petruccelli

Día tras día, a cada hora, se nos informa sobre la cantidad de muertos y contagiados de COVID-19. Supuestos expertos especulan sobre cuándo se producirá el famoso pico de contagios (que parece empeñarse en dilatarse en el tiempo).

Periodistas y comentaristas de toda laya y pelaje discurren sobre la famosa “curva” y su “aplanamiento”. Se habla todo el tiempo de la eventual saturación del sistema sanitario, y las autoridades muestras cifras en las que creen ver (aunque a veces comentan groseros errores con los datos), la confirmación de lo acertado de la decisión tomada por ellas en esta auténtica cruzada de salvación pública sin distinción de banderías políticas: en perfecta sintonía Alberto Fernández, Axel Kicillof y Rodríguez Larreta. Con ironía pudo referirse a ellos Jorge Asís como “el nuevo partido conservador”. De momento conforman un sólido bloque político. Aquí no hay grieta: ante la amenaza del COVID-19 “estamos todos juntos”. Ese es el mensaje. Como en un poema épico los generales marchan al unísono en la guerra contra el enemigo invisible. Al fin todos unidos: peronistas, radicales y prosistas. Pero, ¿y si en vez de un poema épico nos halláramos ante un cuento?

Significativamente, hay algunas cifras de las que no se habla nunca. La primera: ¿cuántos contagiados por COVID-19 podría soportar nuestro sistema sanitario sin colapsar? La segunda: ¿cuánto aumentó su capacidad en los dos meses de cuarentena? Nadie lo sabe. Secreto de estado. Tampoco se sabe cuántos contagios y cuántos decesos esperaban las autoridades. Se han filtrado estimaciones oficiosas. Pero no hay cifras oficiales. Y los rumores filtrados indican que el gobierno esperaba para el 15 de mayo entre 6.000 y 9.000 muertos. Si esta era la estimación oficial, se cometió un error de calado. Otra información que no se conoce es la magnitud del famoso pico. Y si no se sabe cuál es la capacidad de respuesta del sistema sanitario ni cuál es el pico de contagio esperado (ni en qué se fundan esas estimaciones), entonces no hay ninguna posibilidad de ningún debate público mínimamente serio sobre cómo afrontar el peligro de la pandemia. La ciudadanía está ciega y enceguecida a la vez: ciega de información relevante, y enceguecida por un bombardeo constante sobre las cifras del COVID-19.

“¿Pero las autoridades sí conocen esas cifras? ¿Y los expertos dicen …? Debemos creer en ellos”. Si algo tienen en común la democracia y la ciencia es su carácter público y comunitario. Si la información pertinente no se halla disponible para ser evaluada, analizada, criticada y discutida públicamente, no hay ni democracia ni auténtica ciencia. Lo que hay, a lo sumo, es parodia de democracia y tecnocracia. En la ciencia no hay verdades reveladas. Y las tesis no valen por los títulos que tenga quien las sostiene, sino por los argumentos y evidencias que se puedan presentar en su favor.

Entonces, ¿debemos creer? Quizá: yo estaría dispuesto a creerles, si me dieran buenas razones. Pero, ¿hay buenas razones para pensar que se ha hecho lo correcto? Veamos.

Lo primero que se debería tener en cuenta es que ninguna cuestión política se decide en base a una experticia científica. Entre evidencia científica y decisión política hay un hiato. Ha sido un logro no menor del neoconservadurismo y del neoliberalismo el instalar la idea de que las decisiones políticas se fundan el un supuesto saber experto. Y que sus supuestos críticos asuman esa premisa habla de la hegemonía neoliberal cuando nos sumergimos en las profundidades de la cultura contemporánea, más allá del espumarajo superficial de las olas que vienen y van.

Los expertos de los que tanto se habla, lo son en campos muy acotados. Las decisiones políticas integran múltiples campos y disímiles dimensiones. No hay aquí ni expertos ni demostraciones. Hay decisiones tomadas en contextos de incertidumbre, con un conocimiento parcial y aproximado y en torno a probabilidades antes que certezas. Las decisiones políticas implican un proceso de totalización. Son dialécticas, antes que analíticas. Esto no significa que se pueda o deba ignorar el conocimiento experto en campos acotados. Significa que esos múltiples conocimientos son un insumo necesario, pero no suficiente, para la toma de decisiones. Y sus datos y conclusiones deben ser objeto de un debate público no solo entre los expertos sino, a otro nivel, entre toda la ciudadanía.

Quienes, siendo de izquierdas, pensamos que ha habido una enorme desmesura entre la amenaza real del COVID-19 y las medidas implementadas para combatirlo, recibimos dos tipos de críticas:

a) eso es lo que dicen Trump y Bolsonaro

b) no puede ser que tanta gente y tantas autoridades estén engañadas.

La primer crítica es insustancial, por dos razones. La primera es que una evidencia empírica, si lo es, resulta independiente del perfil ideológico de quien la enuncia. La segunda es que no es cierto que las personas de izquierda que denunciamos lo que nos parece una hipócrita reacción ante una amenaza real pero claramente exagerada estemos diciendo lo mismo que los dos líderes derechistas. No, no decimos lo mismo. Trump y Bolsonaro prácticamente negaron el problema. Nosotros nunca lo negamos: decir que se lo exagera no es lo mismo que negarlo o ningunearlo. Trump y Bolsonaro eligieron no hacer prácticamente nada. Nosotros sostuvimos que todas las enfermedades eran merecedoras de la preocupación y atención despertadas por el COVID-19. Pero, ciertamente, es muy extraño el contraste entre la movilización que ha generado la guerra contra el coronavirus, y lo poco y nada que se hace ante enfermedades mucho más letales.

En todo el mundo han muerto, en lo que va del año (escribo el 26 de mayo) casi 24 millones de personas. De ellas, 350.000 han sido atribuidas al coronavirus. Esto significa que, hasta ahora, el COVID-19 es responsable del 1,5 % de los decesos mundiales. Supongamos que las cifras estén mal, que las víctimas sean en realidad muchas más. De ser así, ello se reflejaría en un aumento con respecto a la tasa mundial de mortalidad de 2019. Pero no es así. Las tasas son semejantes, comparando las mismas fechas.

Un 1,5 % de los decesos parece demasiado poco para un virus que ha tenido obsesionada a la humanidad por meses. Pero claro, se podría pensar que ese porcentaje es bajo gracias al estado de cuarentena en que se halla la mayor parte de la población. De no ser por ello las víctimas serían muchas más. Podría ser, pero, ¿cuántas más? Si hemos de creer a las predicciones del Imperial College, sin las medidas adoptadas ahora habría millones de muertos. Pero no es eso lo que muestran las evidencias. Como explicamos en otro artículo (Ariel Petruccelli y Federico Mare, “Covid-19: estructura y coyuntura, ideología y política”, Rebelión, 18 de mayo de 2020), las tasas de mortalidad por millón de habitantes presentan un cuadro enormemente diverso a nivel mundial, pero con claras y muy uniformes pautas regionales. Al interior de cada región, por lo demás, las tasas de muertos por millón no varían significativamente entre los países que establecieron cuarentenas y aquellos que optaron por medidas más relajadas. A una conclusión semejante ha llegado Williams Briggs, en “There Is No Evidence Lockdowns Save Lives. It Is Indisputable They Caused Great Harm”, un artículo publicado el 14 de mayo (disponible en: https://wmbriggs.com/post/30833/). Briggs no realiza un análisis regional ni le preocupa explicar por qué hay una variabilidad tan grande de muertos por millón en los distintos países, que al día de hoy van de menos de un muerto por millón a más de 800 muertos por millón de habitantes. Simplemente constata esta disparidad y agrupa a todos los países con al menos un millón de habitantes en cuatro categorías (tomando los datos hacia el 14 de mayo): aquellos que tienen más de 100 muertos por millón (12 países), aquellos que se hallan en un rango entre 11 y 99 muertos por millón (31 países), los que tienen entre 1 y 10 por millón (51 países) y aquellos que tienen menos de un muerto por millón (30 países). Luego observa cuáles países tienen cuarentena y cuáles no, y cómo se despliegan al interior de estas cuatro categorías. El resultado es sorprendente. En todas las categorías hay países con y sin cuarentena. Los países en cuarentena son la mayoría, pero en los rangos más bajos de mortalidad por millón hay más países sin cuarentena, en tanto que los países con más alta tasa de mortalidad por millón están todos en cuarentena. La conclusión de Briggs es que no hay ninguna evidencia sobre la efectividad de la cuarentena.

Evidencia hay poca, pero hay un exceso de discursos ideológicamente sesgados. A modo de ejemplo: quienes se escandalizan porque Brasil no esté en cuarentena omiten decir que tampoco tiene cuarentena el México progresista de López Obrador ni la Cuba revolucionaria. Ni Taiwan, ni Japón, ni Suecia, ni Bielorrusia, si se quiere ampliar el espectro político y geográfico. No hay ningún vínculo necesario entre las medidas adoptadas y los perfiles políticos de los gobiernos. Por ejemplo, no hay nada de progresista ni de populista en el gobierno paraguayo, que ha adoptado un temprano y severo aislamiento social.

Se habla mucho de cuarentena, pero no hay ninguna claridad sobre lo que significa. De hecho, si cuarentena es lo que se estableció en Wuhan, la conclusión es que lo que hay en los otros países son diferentes grados de aislamiento social, pero no una cuarentena en el sentido estricto y radical de Wuhan. Allí la población no salía literalmente de sus casas. Se suspendieron todas las actividades y sólo circulaba el personal médico y las fuerzas armadas, que se encargaban de dejar la comida en las puertas de las casas sin trabar ningún tipo de contacto con quienes las recibían. Los médicos chinos que llegaron a Italia supuestamente cuarentenada no consideraban que eso fuera una cuarentena: la gente seguía saliendo a hacer las compras y muchos a trabajar.

Ahora bien, como casi todo en esta crisis, la discusión pública sobre la cuarentena se halla a años luz de cualquier cosa que con algún grado de verosimilitud pudiéramos llamar pensamiento crítico. Comparado con las medidas tomadas en Wuhan lo que hay en Argentina es una parodia. Pero es también una parodia costosa: los efectos sociales, económicos, psicológicos y educativos del ASPO son enormes. Y uniformemente negativos, salvo para un puñado de empresas beneficiadas con esta crisis. Pero como existe un consenso mediático y político en no analizar ni discutir con detalle ese aspecto, bajo el imperativo cuasi-religioso y falaz de “lo importante es salvar vidas”, estas consecuencias de la ASPO son objeto de un manto de silencio. Argentina entró supuestamente en cuarentena cuando todavía no había registros de circulación comunitaria del virus. Si la medida tomada hubiera sido la misma que en Wuhan, no debería haber habido contagios o, de haberlos, deberían haber virtualmente desaparecido a esta altura. Sin embargo los contagios continúan y se multiplican. Como estrategia de aniquilación del virus, la ASPO fracasó. Pero ello no es para alarmarse. Era inevitable que fracasara. Ni el Estado ni la sociedad de Argentina estaban en condiciones de establecer una cuarentena semejante a la de Wuhan. Lo que se estableció fue algo más bien orientado a mitigar el impacto del virus, antes que a cortarlo de cuajo. Pero el discurso oficial fue ambiguo: ello explica la brutalidad policial y los excesos de todo tipo que se cometieron sobre todo en los primeros días.

Dentro del amplísimo abanico de las medidas orientadas a la mitigación de los contagios implementadas en el mundo entero, la ASPO ha sido de las más severas. Pero no ha tenido la severidad de las medidas implementadas en Wuhan. Esto hace que la ASPO Argentina no tenga el mismo impacto epidemiológico que la cuarentena decretada por las autoridades chinas; aunque su impacto económico y social no es tan diferente. Por lo demás, aunque la circulación del virus no fue erradicada -como en Wuhan- luego de dos meses de cuarentena, lo más probable es que Argentina no supere la tasa de unos cien muertos por millón que tiene Wuhan, porque las condiciones son aquí diferentes, y muchas variables relevantes para explicar el impacto del coronavirus tienen en Argentina poco peso.

¿Es eficiente la ASPO como estrategia de mitigación? No es sencillo evaluarlo. El estudio de Briggs muestra a las claras, a nivel mundial, que no hay ninguna correlación entre cuarentena y menores tasas de mortalidad. Por otra parte, hay múltiples factores a la hora de entender por qué el coronavirus impacta tan desigualmente en diferentes países y sobre todo regiones: cantidad de población con enfermedades respiratorias y circulatorias preexistentes, porcentaje de población mayor de 65 años, densidad de población, cantidad de ancianos en asilos, características de los sistemas de salud, hábitos culturales, presencia del turismo internacional, etc. Comparar los resultados de dos países considerando sólo si tienen o no cuarentena no tiene mucho sentido. Pero es fácil y tranquilizador. “Miren a Brasil como le va sin cuarentena”. Y por supuesto, Brasil tiene más contagios y más muertos. Pero comparado con la mayor parte de los estados de Europa Occidental su perfomance no parece tan mala. En todo caso, podría suponerse que sin cuarentena la situación en Argentina sería semejante a la de Brasil (que de todos modos no ha colapsado). Puede ser, aunque no es seguro: después de todo Uruguay, con restricciones mucho menos severas, tiene una tasa de decesos por millón bastante más baja que la de Argentina. Pero la comparación de cuántos contagios y víctimas posee cada país está mal planteada: no se puede medir el éxito sanitario como si lo único pertinente fuera el coronavirus, y haciendo abstracción de las diferentes situaciones de los países.

En cualquier caso, es evidente que las realidades sociales, demográficas, climáticas y económicas de las diferentes regiones de la Argentina son enormemente diversas como para que haya tenido algún sentido establecer un criterio uniforme en todo el país.

Tanto Trump como Bolsonaro compararon al COVI-19 con la gripe. En un punto, la comparación no era descabellada: efectivamente, lo más parecido a un coronavirus es el virus de la influenza. Lo descabellado era pensar que siendo parecido el virus, el impacto del COVID-19 sería semejante. Esto fue un error garrafal. Sin embargo, que el impacto del coronavirus en Brasil y en USA fuera mucho mayor que el impacto de la influenza no significa que lo mismo fuera a ocurrir en todas partes. De hecho, aunque por diferentes razones, tanto USA como Brasil tienen, año tras año, relativamente pocos muertos por influenza. Muchos menos que la Argentina, en cualquier caso. Pero, por eso mismo, su población es más vulnerable al coronavirus que aquella de países en los que la influenza u otras afecciones principalmente respiratorias causan daños mayores. Si la pandemia ha impactado tan poco en África y la India, ello en buena medida se debe a que allí las enfermedades respiratorias son la principal causa de muerte y la población es mucho más joven en promedio: el coronavirus causa muy pocas víctimas, simplemente porque sus potenciales víctimas ya están muertas.

Ahora bien, la influenza no es en Argentina (como en USA o Brasil) un problema sanitario menor. Es un problema mayor. El año pasado provocó unos 30.000 decesos (en términos relativos, nueve veces más que USA), lo que arroja una tasa de casi 800 muertos por millón de habitantes. La misma tasa que Bélgica este año con el coronavirus. ¡Y Bégica es el país más afectado! Y el año pasado no tuvo nada de excepcional. Sin embargo, ni en 2019 ni en ningún año anterior hubo una movilizacón general para frenar la expansión de la influenza, que también es viral y contagiosa. ¿Pensaban nuestras autoridades que el coronavirus causaría una tasa mayor? Para que eso sucediera Argentina debería convertirse en el país con peores resultados en todo el mundo ante la pandemia. Lo esperable, sin embargo, más allá de las medidas de emergencia adoptadas por las autoridades, es que las tasas de muertos por millón sean mucho menores en América Latina (por las razones que hemos explicado en el artículo antes mencionado) que las de Europa y USA.

Se podría pensar que quizá las internaciones por el coronavirus no serían tantas, pero se adicionarían a las de la influenza y otras afecciones haciendo colapsar al sistema sanitario. Suena razonable. Pero, ¿lo es? No del todo. En primer lugar porque la capacidad del sistema bien puede ampliarse. En segundo lugar porque no hay nada que lleve a pensar que las víctimas del coronavirus se adicionen simplemente a las de la influenza: en muchos casos se superponen. Y en tercer y decisivo lugar, porque si el temor era la superposición del coronavirus con la influenza, entonces no tenía mucho sentido establecer restricciones severas de alto costo económico y social pero relativo efecto sanitario: era preferible establecer un aislamiento más severo en el invierno. En vez de poner toda la carne al asador de entrada, hubiera sido más sensato una cierta dosificación. Pero para dosificar es preciso no entrar en pánico: y buena parte de nuestra población ya lo estaba. Y para dosificar son necesarias, también, autoridades menos preocupadas por las encuestas.

Argentina entró en cuarentena en medio del pánico. Tras más de dos meses, la misma comienza a hacerse insostenible. Pero así como el gobierno se vio arrastrado a la cuarentena por el pánico de las clases medias, parece evidente que decretará su fin cuando ya se haya extinguido de hecho. Pese a que se diga y aparente lo contrario, las autoridades van a la saga de los acontecimientos, en lugar de orientarlos. La flexibilización real de la cuarentena es mucho mayor de lo que se declara. Las empresas violan sistemáticamente la cuarentena ante la vista gorda de las autoridades, que además las premian con subsidios de todo tipo. Todas las fuerzas políticas de peso están unidas en la cruzada sanitaria. De momento, sólo unos pocos sectores de ultraderecha llaman abiertamente a desconocer la cuarentena. Pero gran parte de la población comienza ya a salir de sus casas. Y no son pocos los movimientos sociales y grupos de trabajadores que salen a las calles contra los despidos o a reclamar las ayudas que no llegan. Aunque durante los últimos meses se repitió que el virus nos afecta a todos y todas, y que todas las vidas valen; la triste realidad es que eso no es cierto. Los millones de muertos por la desnutrición, los cientos de miles de muertos por el cólera, las víctimas del dengue y de la tuberculosis nunca han generado tanta preocupación. La pandemia no eliminó las desigualdades geopolíticas ni a las clases sociales. Tampoco puede suspender la lucha de clases. En mayor o menor medida, la población se irá hartando de una cuarentena tan costosa de la que nadie puede mostrar concluyentemente que sea efectiva. La mayoría saldrá de la cuarentena sin mucho contenido político ni por medio de acciones colectivas: simplemente pasearán más, saldrán más, volverán a trabajar, andarán por ahí. Dejarán de vivir en suspenso. Pero también habrá salidas políticas. Ya lo estamos viendo: bocinazos y llamados con tinte de derecha (a veces desopilantes, como la fallida “marcha contra el comunismo”). Con menos difusión mediática, hace ya semanas que empezaron las protestas, reclamos e incluso cortes de ruta de sectores obreros, movimientos sociales y trabajadores precarizados: mineros de Andacollo y más recientemente los obreros de Zanón en la Provincia de Neuquén; trabajadores precarizados en La Plata y otros lugares; trabajadores de la economía informal en varias ciudades; distintos tipos de reclamos y atisbos de movilizaciones docentes en difrentes distritos; el reclamo de los obreros de Meléndez Victoria, de los trabajadores de Pedidos Ya; y la lista sigue. Sale poco en los medios. Estos reclamos incomodan al gobierno, a la “derecha”, a las representaciones progresistas y a la sensibilidad de las clases medias. La solidaridad progresista clasemediera, ante ellos, suele trastabillar: ¡es tan fácil solidarizarse con los pobres que se quedan en sus casas (si es que tienen)! Pero los pobres que siguen reclamando en medio de la pandemia provocan más bien rechazo o recelo. Sólo la militancia de izquierdas los apoya sin reservas. Al otro lado de la cordillera, las barricadas de Chile nos muestran el camino.

Entre tanto, no deja de ser preocupante, en términos intelectuales, ideológicos y culturales, que haya sido la derecha libertarista la que se haya apropiado de la bandera de la defensa de la libertad. En sus versiones más políticamente incorrectas -como la del gobernador estadounidense que declaró que los ancianos debían sacrificarse para salvar la economía- dejaban un flanco fácil para al crítica. Con todo, no habría que tomarse a la ligera estas cuestiones. Los libertaristas vernáculos (como el payaso mediático de Milei) no se caracterizan por su inteligencia, pero poseen amplias usinas de difusión ideológica y sus ideas, aunque en general bastante tontas, son simples y claras: no hay que menospreciar su poder de seducción. Hay que combatir esos discursos. Pero se los puede combatir de diferentes maneras. Y bien, la respuesta que han dado los “progresistas” es para quedarse pasmados: se basa en contraponer la vida a cualquier cosa. Y en nombre de la vida se está dispuesto a aceptar todo tipo de restricciones, a renunciar alegremente a la libertad. Cualquier costo, cualquier sacrificio es poco si se trata de conservar la vida en las condiciones que sea. Esa es la premisa que hoy eleva el pensamiento progresista dominante ante la defensa de la libertad por los ideólogos de derecha. Es una actitud meramente defensiva. Y muy poco épica. La derecha ha tomado ideológicamente -incluso en medio de una crisis de la que sus agentes son primerísimos responsables- la delantera. Por supuesto que yo no haría el más insignificante sacrificio para salvar la economía capitalista. Pero ciertamente estaría dispuesto a hacer muchos sacrificios si se tratara de abolir la economía capitalista, salvar la economía de las clases trabajadoras e instaurar un nuevo sistema que nos salve del desastre al que nos conduce el capitalismo. La crítica a los discursos libertaristas filosóficamente algo más sutiles (no las declaraciones de un tosco gobernador yanqui tan bruto como Trump) no puede ser la burda contraposición de la vida a la libertad. Lo condenable de los libertaristas no es su defensa de la libertad, sino una concepción estrechamente individualista de la misma. Pero por la libertad, la igualdad y la comunidad, vale la pena arriesgar incluso la vida. Ya Hegel aclaró el punto en su dialéctica del amo y el esclavo. Y convendría no olvidar la vieja máxima de San Martín: “seamos libres, lo demás no importa nada”. La vida importa, desde luego. Pero si por conservar la vida a como sea estamos dispuestos a aceptar cualquier cosa, el resultado bien puede ser la esclavitud.

La pandemia ha ocasionado pánico. Y el pánico no es bueno: nos paraliza. O nos lleva a acciones desesperadas y contraproducentes, como las avalanchas hacia los botes salvavidas en los naufragios. Y no nos deja pensar, ni mucho menos pensar claramente. El miedo es otra cosa. El miedo nos alerta del peligro, el miedo nos pone en guardia y nos permite tomar las decisiones más inteligentes. Debemos tener miedo. Pero más que al COVID-19, debemos temer al capitalismo: ese sistema que ha convertido a nuestro planeta en un barco a punto de naufragar.

No hace falta creer que la pandemia es una invención, ni que todo se trata de una gran conspiración. Yo no lo creo. Lo que sí creo es que un problema sanitario real llevó a un estado de pánico a las clases medias y acomodadas globalizadas: luego de construir un mundo basado en la seguridad, de pronto se sintieron vulnerables. Desatado el pánico, ya fue muy difícil escapar de la lógica intrínseca de la situación. Pero puesto que el capital y sus agentes poseen estrategias pensadas a larguísimo plazo, una vez inmersos en una situación que seguramente no buscaban empezaron a ver cómo sacar el mayor provecho. En eso están. Naomi Klein lo acaba de mostrar muy bien en “Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus”, disponible enhttps://www.lavaca.org/portada/la-distopia-de-alta-tecnologia-post-coronavirus/.

Por contraste, el pensamiento crítico parece haberse paralizado. Con las debidas excepciones, desde luego. Cuesta sustraerse a la “suspensión mediática de la racionalidad”, para decirlo con las certeras palabras de Alexis Capobianco en “Reflexiones sobre la vida, la razón y la crisis del capitalismo en tiempos de coronavirus (publicado en Alai, el 14/05/2020, disponible en: http://www.redescristianas.net/reflexiones-sobre-la-vida-la-razon-y-la-crisis-del-capitalismo-en-tiempo-de-coronavirusalexis-capobianco/), quien ha señalado con gran tino:

De pronto también desaparecieron o se vieron reducidas a un minimum todas las discursividades ultrarrelativistas y subjetivistas de los tiempos postmodernos. El “todo es una construcción”, “todo es relativo”, “cada cual tiene ´su verdad´” cedió en forma silenciosa el paso a la Verdad científica con mayúsculas. En menos de lo que canta un gallo, el relativismo radical se transformó en cientificismo dogmático; un dogma ocupó el lugar del otro.

El desconcierto ante una situación inédita parece dominar. Y ante la duda, la mayoría ha optado por concluir que lo mejor es acompañar a las autoridades y hacerles caso: es como si el grueso de los intelectuales quisiera creer en la racionalidad de los líderes y lideresas. ¡Más nos valdría desconfiar! Después de todo: ¿es racional una sociedad en que el 1 % de la población es más rico que el 90 % inferior? ¿Es racional que el hambre cause millones de muertos anuales en una sociedad con capacidad para desarrollar la tecnología 5G? ¿Es racional la tecnología 5G? No deberíamos apostar por la alta racionalidad de autoridades dispuestas a administrar (en lugar de transformar o abolir) un mundo tan irracional.

Sería necio negar lo inusual de la situación. Contrariando casi todas la previsiones, el coronavirus ha afectado mucho más a los países “desarrollados” que a los periféricos. Ello explica el pánico que provocó en las clases medias y altas globalizadas, que se trasladó -si bien no uniformemente- a las autoridades políticas. Las previsiones de una catástrofe apocalíptica cuando el virus llegara a África o la India no se han cumplido. Un artículo fechado el 4 de abril afirmaba que en dos o tres semanas la situación en África sería semejante a la de Europa: han trascurrido ocho semanas y la situación es incomparable: el COVID-19 ha llegado al África, pero allí causa pocas víctimas. En los países “desarrollados” hay cierta sobre-representación de las clases más pobres entre las víctimas. Pero para tratarse de una enfermedad contagiosa (en las que las víctimas pobres son usualmente muchísimo más numerosas tanto en términos absolutos como relativos que las de las clases acomodadas), la sobre-representación de los pobres, si bien existe también en este caso, comparado con otros es más bien escasa. Los pobres, es indudable, siempre están sobre-representados en los males del capitalismo. Eso es lo que ocurre siempre. Con el coronavirus ha emergido una novedad: una enfermedad contagiosa que afecta más a los países industrializados que a los periféricos. Dentro de los primeros, la clase cuenta, pero cuenta un poco menos que en problemas semejantes. Un estudio que analizaba el impacto por quintiles de ingresos en España estableció que el quintil menos afectado era el superior, pero el segundo menos afectado era el inferior. Los más afectados era los tres quintiles intermedios. Por lo demás, las diferencias entre todos eran escasas. Estos datos pueden ser desconcertantes para las miradas apriorísticas. Nadie dice que sea fácil orientarse en un mundo tan trastornado. Pero el ejercicio de la duda, la crítica y la razón no se suspende por pandemia.

Tras décadas de formación cientificista ultra-especializada, por un lado, y de insulso discursivismo filosófico especulativo, por el otro, parece que el racionalismo crítico -aquél pensamiento capaz de análisis integradores pero fácticamente bien informados- se halla reducido a su mínima expresión. Abundan los especialistas capaces de seguir al dedillo una única variable ignorando pertinazmente todas las demás. O los ingenios especulativos que echan a rodas hipótesis de todo tipo, sin tomarse la molestia de verificar un solo dato. O los combativos ideólogos que aplican a una realidad nueva y compleja los mismos análisis y las mismas previsiones que aplicarían a cualquiera.

Así estamos.

Por suerte algunas voces se atreven a disentir. Algunas cabezas no renuncian a seguir pensando.

Fuente: https://rebelion.org/sobrevivira-el-pensamiento-critico-a-la-pandemia/

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Los vestigios de la pandemia

Escrito por: Luis Miguel Alvarado Dorry

A principios de los años 80’ en la reconfiguración del sistema capitalista se viene introduciendo su modelo neoliberal en los distintos países de América Latina, un modelo que se impone y consolida a finales de esta década a través del consenso de Washington, pero ¿a qué se refiere este consenso? Son unas medidas económicas financieras impuestas por parte de los diferentes organismos financieros mundiales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), las cuales, se centran en un decálogo para beneficio y fortalecimiento de la acumulación del capital, la privatización de los sectores públicos, tratados de libre comercio, entre otros no menos importantes [1], usaron como herramienta y arma hegemónica a la deuda, la cual, han venido utilizando a los cuerpos y territorios como materia prima para el enriquecimiento de los dueños de monopolios.

En México de materializó en las reformas estructurales del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari en donde se vendieron a privados, en su sexenio, los sectores públicos siderúrgicos, financieros, de transportes (ferrocarriles y líneas aéreas), de telecomunicaciones, entre otros, que pasaron a manos de la propiedad privada y surgieron nuevos ricos como Carlos Slim, hoy el segundo más rico del mundo. En este sentido, los sistemas educativos fueron modificados y dirigidos no al desarrollo integral de las capacidades de les seres humanes, sino a los intereses mercantiles del sistema capitalista que explota hasta el último aliento a todo ser vivo.

Este modelo ha incidido en la imposición de políticas públicas que moldean a sus intereses con el hito de, principalmente, precarizar y desmantelar los sectores públicos como la educación, salud, vivienda, pensiones, entre otros no menos importantes, es decir, a partir del endeudamiento a través de prestaciones que ofrecen las corporaciones financieras (FMI, BM, BID) que caminan bajo la bandera de “auxiliadoras” de las economías de países de todo el mundo, obligan en sus “recomendaciones” a recortar presupuestos al sector educativo y de salud y, que estos recortes, la dirijan a otros sectores, sin embargo, tras el telón de su benevolencia, hay intereses perversos de privatización de todo lo público. En este marco, el sistema hegemónico usa todos sus medios de programación subjetiva (medios de comunicación) para instaurar en los imaginarios colectivos que, lo privado, es mejor que lo público.

Ante esto, se ha incrementado la privatización de los sistemas educativos otorgando licencias y permisos para abrir diversas escuelas privadas, desde inicial hasta universidades, los cuales, como objetivo primordial es, sin duda, atrapar la mayoría de les estudiantes-clientes. En este sentido, se mercantiliza la educación de las sociedades que, al parecer, ni siquiera educa, sino que forman subjetividades clientelares y utilitarias, en donde convencen a sus clientes-estudiantes y sus familias en el imaginario que “al graduarte en nuestras escuelas podrás conseguir un buen trabajo bien remunerado” aunque la realidad rebase a su lógica en el sentido que, muchas veces, al egresar, se encuentren desempleados o con empleos mal remunerados., otres entran por las necesidades de organizarse para estudiar y trabajar a la vez, o bien, no pudieron ingresar a las escuelas públicas.

La extinción de las escuelas públicas

Con el paso del tiempo incrementan las matrículas en las escuelas privadas, en la ideología neoliberal en contubernio con gobiernos corruptos, las escuelas públicas ya no son tan necesarias por lo que reducen la ratio, aunado a la reducción de presupuestos, en este marco, se aspira a una total privatización del sector educativo en sus distintos niveles. Uno de los ejemplos son las escuelas normales públicas formadoras de docentes no solo en México, sino en toda América Latina, las últimas tres décadas han venido reduciendo la matrícula con el hito de que, éstas, ya no tengan razón de ser y de existir, por lo tanto, de manera “natural” se cierren [2].

Ante este recorte al presupuesto a la educación y a la matrícula de las escuelas normales, viene también una fuerte estigma de culpar a las escuelas formadoras de docentes como espacios de formación de vándalos, rebeldes, entre otros señalamientos y, a les docentes en servicio por la crisis en la que se mantiene inmerso al sector educativo, a través del “complejo industrial cultural” (TV, Radio, Internet, Editoriales, etc.), (Bonilla-Molina, 2018) como son los programas televisivos y radiofónicos, las noticias falsas en las redes sociales, libros, periódicos y revistas editados por editoriales en manos de corporaciones nacionales y trasnacionales, entre otros.

Este recorte presupuestario trae como consecuencia no solo la reducción de las matrículas, sino también el recorte de plazas docentes con el fin de asfixiar a las escuelas normales y al propio magisterio, por el contrario, dan apertura a la oferta a otras profesiones para competir por una plaza docente en los exámenes de oposición, profesionales sin ninguna formación pedagógica legitimadas con el eslogan “cualquiera puede ser maestro”, lo que ha provocado una fuerte despolitización del magisterio y despedagogización de la educación.

Es infortunado reconocer que, en las escuelas normales y universidades pedagógicas formadoras de docentes cuneros de luchadorxs sociales que luchan y defienden la educación pública, nuestra madre naturaleza y nuestros territorios, se incrementan los contenidos y se instrumentaliza el proceso educativo. En este marco, la formación docente inicial se fragmenta por asignaturas sin una correlación entre ellas y ni con la vida cotidiana, preponderando las asignaturas de español y matemáticas y, también, el uso de los libros de textos como meras recetas de cocina, manuales a seguir y como repositorios de respuestas sin correlación a las realidades de les estudiantes. Les docentes en su formación inicial, son instrumentalizados y, al llegar a trabajar a las escuelas, instrumentalizan las subjetividades de sus estudiantes en el mismo sentido.

La verticalidad, la obediencia

En la formación continua, en su mayoría, es bajada de manera vertical desde la Secretaría de Educación Pública hacía las Secretarias de Educación de los Estados, posterior, hacia los departamentos de servicios académicos, jefaturas de sector, supervisiones, direcciones hasta les docentes, sin siquiera debatir los contenidos de los cursos, conferencias y talleres que son gestados desde arriba.

Estrategias y verdades que no son cuestionadas y, cuando son, les encargades de instruir, transmitir y replicar aseveran “así es porque así me lo dieron en el departamento y ellos saben”, esto ha venido provocando, en primer lugar, una instrumentalización en el sentido de que, les docentes, no piensen, no imaginen, no crean y no construyan, por lo tanto, esperan obedientes lo que las autoridades inmediatas les otorgan (como cuadernillos y manuales ya elaborados); en segundo, una despolitización que ha originado que estes no luchen, no se manifiesten y no combatan las distintas formas de opresión en las que viven comunidades enteras, por lo tanto, normalicen las injusticias que el modelo neoliberal ha provocado. En tercer lugar, se crea un instruccionismo y conformismo en donde, les docentes, solo esperan órdenes e instrucciones para hacer lo que les de arriba crean y construyen que, por lo general, es descontextualizado, estes docentes instruyen de la misma manera a sus estudiantes.

En la actual coyuntura, supervisiones, direcciones y docentes, en su mayoría, han quedado cruzados de brazos en espera de cuadernillos oficiales creados desde otros espacios y personas para luego repartirlos en sus contextos (digital e impresos) como lo he denunciado en mi artículo “Las otras cárceles” [3].

Esta realidad, en palabras de Freire (2006, pág. 71) “no es así, la realidad está así. Y está así no porque ella quiera, ninguna realidad es dueña de sí misma, esta realidad está así porque de este modo sirve a determinados intereses del poder”, es decir, el sistema capitalista técnico-instrumentaliza a les docentes (y sociedades enteras) desde su propia formación académica (Preescolar hasta Universidad) con el fin de ir podando las capacidades “cognitiva, afectiva, valorativa, volitiva, imaginativa. deseo y trascendencia” (Mejía, Cendales, & Muñoz, 2016), con el hito de formar subjetividades acríticas y ahistóricas, a través de la disciplina conceptualizada como obediencia, basados en el modelo premios y castigos. Al podar estas capacidades, no permite la formación de pensamiento crítico, por el contrario, forma pensamientos técnico-instrumentales reducidos al saber hacer y, preponderándose sobre el ser y el convivir en libertad, importantes pilares que invisibiliza y fragmenta el modelo pedagógico neoliberal del STEAM.

 

 “El lobo con piel de oveja”

La despolitización, despedagogización y los diferentes estigmas que se han instaurado en los imaginarios colectivos en la mayoría de les docentes, estigmas como “flojos”, “vándalos”, “tapa calles”, “borrachos”, “fáciles”, entre otros no menos importantes; han denigrado el trabajo docente y les han hecho sentir culpabilidad de la crisis educativa, asimismo se han vuelto, en su mayoría, docentes irreflexivos, acríticos, ahistóricos, apolíticos y obedientes.

Esta realidad, en gran parte, es construida por medio de los programadores de ideologías neoliberales como lo es “el complejo industrial cultural” y por su modelo educativo ideológico, el cual, es disfrazado en su discurso prometedor sobre calidad, hoy excelencia, sin embargo, su perversidad sigue siendo la misma; asimismo la preponderancia del STEAM, acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas y, las lecturas de estas. Esta perversidad a la que me refiero es a la construcción de subjetividades neocoloniales, neoliberales, conservadoras, patriarcales, en constante competición e individualismo, es decir, a la construcción de subjetividades deshumanas.

La pandemia, provocada por el coronavirus COVID-19, ha despojado de las falsas máscaras al sistema capitalista y su modelo político neoliberal, mostrando un sector salud y educativo público precarizado por gobiernos neoliberales tecnócratas corruptos que se han venido enriqueciendo con dineros destinados a estos sectores; a su vez, un sector salud y educativo privado que no cuenta con la posibilidad de resistir ante la magnitud pandémica por lo que han requerido de la ayuda del estado, esto nos muestra que lo público no es peor que lo privado.

La precarización del sector educativo se vio aun más reflejado con la estrategia excluyente “Aprende en Casa” de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México al inicio del confinamiento, presentado con otros nombres en los diversos países de América Latina. Pero ¿qué es la estrategia “Aprende en casa” y por qué es excluyente? Es una programación de contenidos basados y reducidos a la resolución de actividades de los libros de textos gratuitos que fueron entregados a les estudiantes al inicio del ciclo escolar pasado. Fue, es y será excluyente porque, esta programación, ha venido transmitiéndose por distintos medios como TV, Radio e Internet para educación básica; mientras que las de media superior y superior, algunas, usaron diversas plataformas como ZOOM, Google Classroom, Google meet, entre otras, sin embargo, abren unas enormes brechas tanto social, económicas, tecnológicas y culturales, pues, en distintas regiones de México y en América Latina, ni con luz eléctrica se cuenta, en otras no hay conectividad y, donde si las hay, cuentan solo con un dispositivo electrónico para tres o cuatro hijes que deben usarlo para tomar clases o recibir numerosas tareas, en este contexto, quedaron y quedarán miles de estudiantes excluidos de este programa.

De la misma manera el modelo híbrido, en donde anunciaban el regreso a clases por modalidades presenciales y virtuales, es decir, discursaban algunas modalidades en las que un determinado número (la mitad del grupo) de estudiantes llegaría los días lunes y miércoles, otres martes y jueves, los viernes con les estudiantes que necesitarían más apoyo, mientras que en los días que no llegase un grupo, trabajaría de manera virtual con los distintos medios antes señalados.

En este sentido, se extenderían los horarios de trabajos tanto de les niñes como de les docentes, provocando una neoexplotación escolar y laboral, tendiente a una teleeducación y teletrabajo. No quiero decir con esto que es necesario regresar a clases presenciales de inmediato o que defendamos la teleeducación y teletrabajo o la hibrides entre estas modalidades, sin embargo, defendemos la educación presencial porque es inherente del proceso educativo, porque es inherente del proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje, pero regresar cuando haya bajado los contagios y cuando las escuelas cuenten con las condiciones necesarias y dignas (saneamientos de las escuelas, agua potable, baños, jabón, etc.) para poder proteger a docentes, personal de apoyo, estudiantes y familias.

En este contexto, la SEP aceptó, en principio, la benevolente colaboración de una de las corporaciones digitales transnacionales más grande del mundo, como lo es Google, en su plataforma Google For Education, el cual,  albergó a más de 500,000 docentes [4] en México, para más que capacitar, adiestrar en el uso y manejo de la plataforma, a cambio de la base de datos de docentes y estudiantes, información importante que pueden venderlas al mejor postor, aquí cabría comparar con la fábula de Esopo titulada “El lobo con piel de oveja”.

Estas circunstancias provocadas por el coronavirus COVID-19 puso en jaque a todo el sistema educativo, pues no contaban ni construyeron una propuesta ad hoc para las distintas sociedades, les estudiantes en vulnerabilidad económica, social, geográfica y cultural fueron, desde el 24 de marzo fecha que dio inicio el programa “Aprende en Casa” hasta el 05 de Junio del ciclo escolar 2019-2020, completamente excluidas y, seguirán a partir de este 24 de Agosto fecha en el que el economista Esteban Moctezuma Barragan, Secretario de Educación Pública anunció que iniciará nuevamente dicho programa excluyente. Familias sin luz eléctrica, sin televisores, sin conexión a internet y telefonía, son invisibilizados por parte del propio secretario de educación de México que, en sus discursos, ha aseverado que el programa “Aprende en Casa” camina muy bien, mientras que miles de estudiantes quedaron fuera.

Por si fuera poco, al finalizar el ciclo escolar 2019-2020, las autoridades mexicanas pidieron a les docentes rendir cuentas y evaluar bajo los estándares que ha impuesto el modelo neoliberal bajo su medio de vigilancia y de cumplimiento llamado Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), todo este papeleo que se debe llenar y entregar formatos distrae la atención de les docentes de la parte pedagógica de su praxis, es decir, les docentes pasan más tiempo llenando formatos burocráticos que preparar pedagógicamente el proceso educativo que en esta coyuntura se ha intensificado.

Les docentes, estudiantes y familias han hecho tareas heroicas trabajando más horas de lo habitual, les primeres, sin remuneraciones económicas por las horas extras de trabajo generando, -por los gastos en la compra de dispositivos y datos para conectarse a internet con los propósitos, en primer lugar, trabajar con sus estudiantes y, en segundo, para que sus hijes elaboren las actividades que les dejan sus maestres, porque también son padres y madres-, una neoexplotación laboral desde casa.

Para cerrar y reabrir con broche de oro los vestigios que está dejando el coronavirus COVID-19, el gobierno mexicano firma contratos con cuatro televisoras (Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Multimedios) para que “eduquen” a nuestres niñes y jóvenes, en este sentido, ¿dónde quedan les docentes?, estar postrado ante el televisor ¿les estudiantes aprenden? Y si eso pasara ¿qué aprenden? Y por último ¿estaríamos presentando una entrega a la propiedad privada todo nuestro sistema educativo?

Les docentes, otro grupo que en esta segunda etapa del “Aprende en Casa”, quedan totalmente excluidos y, su labor pedagógica, se reduce al de operario, supervisor, motivador, fiscalizador, entre otras características instrumentales. Les estudiantes seguirán convertidos en meros recipientes de información y subjetividades automatizadas, podando así sus capacidades para obtener personas dóciles, manipulables y alienados a un sistema que los oprime, pero a la vez, hace que lo defiendan. En este contexto, sin la intervención pedagógica de les docentes, la instrumentalización de las subjetividades de les estudiantes y la teleeducación bancaria en manos de las televisoras privadas que tanto daño han hecho a la población con programaciones basura, estamos entrando a una nueva etapa de privatización de nuestro sistema educativo mexicano que las reformas educativas anteriores y la actual han codiciado a lo largo de los tiempos.

Las alternativas en México como el Proyecto Alternativo de Baja California, el PTEO de Oaxaca, el PDECEM de Michoacán, el PEA en Chiapas, y otros que se están gestando a lo largo y ancho de nuestro país y en América Latina se encuentran reconfigurándose con base en esta coyuntura de distanciamiento físico, en una especie de construcción alternativa de lo alternativo, sin embargo, siguen en movimiento y en constante construcción.

 

Consideraciones finales

El neoliberalismo ha estado moviendo sus piezas en los distintos gobiernos en México y en América Latina, han puesto alfiles, caballos y torres en distintas partes de los territorios para vigilar, controlar, dominar y apoderarse de todo lo vivo y lo no vivo; en México, puso a un alfil dentro de la SEP para esperar el mejor momento y poner en jaque al magisterio y a todo nuestro sistema educativo.

Por ello, se debe exigir una profesionalización docente en las nuevas tecnologías desde su formación inicial y de manera permanente en la continua, una formación integral no instrumental, se debe también analizar y debatir los robustos contenidos que se enseñen en esta coyuntura.

Les docentes, en conjunto con las sociedades, debemos exigir internet universal para todo el territorio mexicano, asimismo plataformas digitales construidas por mexicanos en colaboración con les docentes, plataformas, como lo he mencionado en uno de mis artículos, ver [3], de carácter nacional, pública, gratuita, inclusiva, de calidad y popular; con el hito de que, absolutamente nadie, quede fuera y, sin regalar las bases de datos de estudiantes y docentes.

Las escuelas normales son espacios donde se construye y forma a les docentes, por lo que es inherente su existencia y reconocimiento, es nuestra responsabilidad y compromiso defenderlas para evitar así la despolitización y despedagogización de la educación. En las prácticas que se realizan a lo largo de los cuatro años en una escuela normal, inicia uno en la observación, experiencias y vivencias directas con las sociedades que, por lo general, son en comunidades o periferias precarizadas que viven en constantes injusticias.

Estar alertas y develar que en el “Aprende en Casa II” no educa, sino que solo instruye, deposita información y excluye a miles de estudiantes en condiciones socioeconómicas vulnerables tendiente a una nueva etapa de privatización.

Por último, anunciar que, las educaciones alternativas en México y en América Latina, están en un dinamismo que las mantiene vivas, con esperanzas y en constante construcción, educaciones gestadas y construidas desde las bases magisteriales que combaten y resisten a la formación de subjetividades neocolonialistas, conservadoras y neoliberales, con el hito de formar sociedades críticas, humanas y humanizantes.

 

Palabras Claves: Neoliberalismo, Escuelas Normales, Educación, Corporaciones Internacionales, Aprende en Casa, Teleeducación, Docentes, Estudiantes, Coronavirus COVID-19, Educaciones Alternativas.

 

Referencias

1 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/304908

2 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/356129

3 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/345322

4 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/345472

Bonilla-Molina, L. (2018). Mafaldas o Zombis. El complejo industrial cultural en el siglo XXI. Caracas: Ediciones OVE.

Freire, P. (2006). El grito manso. Buenos Aires: Siglo XXI.

Mejía, M. R., Cendales, L., & Muñoz, J. (2016). Pedagogías y metodologías de la educación popular. «Se hace camino al andar». Bogotá, Colombia: Ediciones desde abajo.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Libro (PDF): «Geopolítica imperial. Intervenciones estadounidenses en Nuestra América en el siglo XXI»

Reseña: CLACSO

Geopolítica imperial… aborda el momento actual del capitalismo y de las estategias imperialistas desplegadas en Nuestra América. A raíz del desembarco de tropas estadounidenses en territorio colombiano a principios de junio de 2020, las y los autores de este nuevo libro de la colección Coyunturas plantean cómo -frente a la crisis del coronavirus- el imperialismo de los Estados Unidos intensificó el despliegue de planes previamente diseñados.

Los ensayos reunidos por Jairo Estrada Álvarez y Carolina Jiménez Martín formulan propuestas de caracterización del capitalismo actual en el marco de la crisis y sobre la situación de la hegemonía imperialista; las claves de la disputa por la reconfiguración geopolítica (analizando las estrategias más recientes del intervencionismo), y el lugar de Colombia en la estrategia de los Estados Unidos para la región, frente a la complejidad derivada de una guerra que no logra terminar, y de un proceso de paz incompleto que no termina de nacer.

Autor (a): 

Claudio Katz. Gabriela Roffinelli. Julio C. Gambina. Victor Manuel Moncayo C.. Darío Salinas Figueredo. Ernesto Villegas Poljak. Marina Machado Gouvêa. Consuelo Ahumada. Hugo Moldiz Mercado. María Isabel Domínguez. Josefina Morales. Antonio Elías Dutra. Jairo Estrada Álvarez. Carolina Jiménez Martín. Jaime Zuluaga Nieto. Francisco Javier Toloza. Jaime Caycedo Turriago. Angélica Gunturiz R.. José Francisco Puello Socarrás. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO/Jairo Estrada Álvarez. Carolina Jiménez Martín. [Editor y Editora]

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-683-6

Idioma: Español.

Descarga: Geopolítica imperial. Intervenciones estadounidenses en Nuestra América en el siglo XXI

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2221&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1412

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OVE entrevista a Rigoberto Martínez Escarcega: “La pedagogía crítica es la conciencia política de los grupos oprimidos”

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Conocimos a Rigoberto Martínez Escarcega en un diplomado virtual ofertado por el Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa del estado de Michoacán, México (CSIIE-Michoacán), en este observamos y conocimos el trabajo que ha venido haciendo sobre la epistemología y pedagogía rupturista con base en las pedagogías críticas. Esta construcción se centra en el día a día de les docentes, estudiantes y familias, es decir, con narrativas desde la praxis educativa y su sistematización de las cotidianidades de la escuela.

Es doctor en educación por la Universidad de Tijuana. Fundador y director general del Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico (CELAPEC). Libros publicados: Educación, poder y resistencia: una mirada crítica a la vida escolar, México, Editorial Doble Hélice, 2005; La epistemología rupturista: reflexiones sobre un psicoanálisis del objeto, México, Editorial Plaza y Valdés, 2011; Marx y el incisivo problema de la enajenación, México, Editorial Doble Hélice, 2013; Pedagogía Tradicional y Pedagogía Crítica, México, Editorial Doble Hélice, 2014; Dominación y resistencia, obra publicada en seis volúmenes, México, CELAPEC, 2015; Batman y la lucha de clases, México, CELAPEC, 2016.

Rigoberto es una persona con un fuerte compromiso con la educación y con las sociedades con el hito de formar pensamiento crítico y transformar sus condiciones de vida, construyendo otros mundos posibles, donde quepan todes. Asimismo, nos insta a entrarle a la disputa por la hegemonía ideológica de la escuela, ya que esta no es neutra, sino que corresponde a los intereses de la clase dominante, por lo tanto, es inherente la formación de pensamiento crítico en docentes, estudiantes y familias.

 

Rigoberto, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial y social?

Mi madre y mi padre fueron maestros de una escuela normal rural. Eran comunistas y militaban en una organización clandestina. Así que nací en medio de la agitación política anticapitalista y en un ambiente intelectual escéptico y desprejuiciado. Como maestros disidentes, mis padres formaron parte del Movimiento Revolucionario Magisterial y participaron en la fundación de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación. Nuestra familia sufrió en carne propia la represión del sistema. En múltiples ocasiones mi madre y mi padre fueron removidos de su centro de trabajo y reubicados en diferentes partes del país, por oponerse a la dirigencia oficialista del SNTE. Era natural que yo reivindicara esta tradición de lucha familiar.

Por mi parte, estudié para profesor de educación primaria en una escuela normal, al mismo tiempo que cursé una licenciatura en filosofía en una universidad pública. En mi formación se funden una militancia política contra todas las formas y las modalidades de opresión social, y una fuerte disposición a la reflexión teórica. Realicé estudios de posgrado en el extranjero, donde tuve la oportunidad de entrar en contacto con Peter McLaren y Henry Giroux, fundadores de la Pedagogía Crítica. En el ámbito político me adscribí a la lucha zapatista que, con el correr de los años, desembocó en el levantamiento armado por parte de las comunidades indígenas en el Estado de Chiapas, el primero de enero de 1994. Bajo un nuevo contexto político, abandoné la lucha clandestina, y en la actualidad dedico todos mis esfuerzos, al lado de un grupo entusiasta de compañeras y compañeros, a impulsar el pensamiento crítico, radical, desde las antípodas de América Latina.

 

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Chihuahua, en México y en toda América Latina?

Para poder responder, primero es necesario deshacer alguno de los supuestos sociológicos funcionalistas que le subyacen a la pregunta. La noción de “crisis educativa” no forma parte de la problemática teórica del pensamiento crítico. La teoría marxista parte del supuesto de que el Estado es un aparato de dominación de clase, que tiene como propósito central legitimar los intereses de las clases dominantes. Según Louis Althusser, el Estado se compone de aparatos represivos de Estado (ejército, policías, jueces, leyes, cárceles) y aparatos ideológicos de Estado (familia, escuela, iglesia, medios de comunicación, sindicatos). Los aparatos represivos funcionan principalmente a base del ejercicio explícito de la violencia, mientras que los aparatos ideológicos emplean la ideología de forma preponderante. Por lo tanto, la escuela y la educación institucionalizada tienen la tarea de inculcar y legitimar una visión del mundo que naturaliza y reproduce la explotación social. La vigencia del actual orden social, basado en la propiedad privada, la explotación de clases y el lucro feroz, es un indicador contundente de que la escuela y la educación no se encuentran en crisis. La escuela cumple de forma eficiente su función social: naturaliza la lógica de mercado en la que se basa el capitalismo, y reproduce las terribles desigualdades sociales.

 

Rigoberto, ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en el estado de Chihuahua y en el país es fluida? ¿Por qué?

La relación entre el gobierno y los gremios sindicales, en México, ha sido a través de la historia una relación predominante corporativa. Los sindicatos se convirtieron en dispositivos de control, por parte del Estado, para mediatizar a las clases trabajadoras. El Estado que surgió como producto de la revolución mexicana, especialmente el cardenismo, impulsó una relación corporativa con los sindicatos de los trabajadores. Se institucionalizó al ejército, a los campesinos, a los obreros y a los burócratas, con la creación de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), entre otras. El gobierno sometió a la clase trabajadora a la lógica capitalista y, al mismo tiempo, fortaleció la acumulación de capital a nivel nacional. Una política de darle con la mano izquierda a la clase trabajadora y servirle la mesa, con la mano derecha, a los capitalistas. Se repartieron tierras a los campesinos y se favorecieron monopolios comerciales para los capitalistas. Los sindicatos se convirtieron en un mecanismo de control. El reparto agrario y la autorización de huelgas fue competencia exclusiva de las corporaciones gremiales promovidas por el Estado.  Los pocos sindicatos independientes que lograron sobrevivir a la política corporativa del gobierno postrevolucionario (los ferrocarrileros, los electricistas, los telefonistas y un sector importante del magisterio) padecieron toda la fuerza represiva del Estado. Posteriormente, el Estado pasó de una política proteccionista, populista y corporativa a impulsar un modelo económico neoliberal. El neoliberalismo ingresó en México a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, prácticamente sin sufrir ningún tipo de tropiezos a pesar de los cambios sexenales. El modelo económico neoliberal ha sido impulsado con fuerza tanto por el PRI como por el PAN y el ahora gobernante partido de MORENA. El sindicalismo corporativo ha sufrido un gran golpe por parte del propio Estado. La tendencia es su aniquilación. El SNTE ha visto diluir su capacidad real de negociación frente al Estado neoliberal. Y la CNTE, no ha podido superar la lucha intestina entre las diferentes expresiones políticas e ideológicas que la componen, para conformarse como un bloque unificado de lucha a nivel nacional. El Estado neoliberal avanza con una fuerza arrolladora sobre los sindicatos, y la disidencia magisterial se debate a muerte en sus disputas internas. Es urgente repensar y configurar nuevos imaginarios alrededor de un sindicalismo radical que se deshaga de cualquier tipo de lógica corporativa y totalitaria.

 

Como pedagogo crítico ¿considera que la formación inicial y continua de les docente corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Por qué? ¿Cuáles serían sus propuestas?

El Estado capitalista nunca promoverá un modelo educativo que atente contra los intereses de la clase dominante. Por lo tanto, todo modelo educativo oficial, independientemente de los subterfugios y los eufemismos ideológicos con lo que se presente, tiene como propósito central formar a los agentes de producción (desarrollo de habilidades técnicas e inculcación de valores) que la sociedad de mercado necesita. La formación docente responde a las demandas de la sociedad de mercado. La pedagogía crítica nunca será promovida de forma oficial. La pedagogía crítica es contestataria. La pedagogía crítica es la conciencia política de los grupos oprimidos. La pedagogía crítica incita a los agentes educativos para que reconfiguren el espacio escolar como un escenario de confrontación política donde se desenmascare el contenido ideológico de la cultura dominante y se promuevan prácticas educativas que hagan posible la emergencia de imaginarios sociales sobre un mundo menos injusto y desalentador.

 

Rigoberto, ¿Qué ha significado el confinamiento por el Coronavirus COVID-19 en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación? ¿Por qué?

Me parece que la pandemia que actualmente estamos padeciendo a nivel global a causa del COVID-19, pone en evidencia dos elementos sociales: por un lado, la fragilidad de la barbarie capitalista y, por otro lado, la fortaleza de los proyectos autónomos promovidos por los pueblos originarios. El COVID-19 demostró que la especie humana, dentro del capitalismo, es completamente indefensa frente a una amenaza externa. Las terribles desigualdades sociales hacen imposible cualquier tipo de confinamiento. El capitalismo promueve el individualismo, la reclusión, el control social y la vigilancia gubernamental ante una amenaza biológica. En el fondo, la única alternativa que tienen las sociedades capitalistas frente a una amenaza biológica es: ¡sálvese quien pueda! En contra parte, los pueblos originarios, que han promovido un tipo de organización comunitaria, frente a una amenaza biológica, hacen un llamado a la solidaridad y a la colectividad. El capitalismo promueve el aislamiento, las comunidades indígenas la solidaridad. En el capitalismo sólo se pueden someter al confinamiento los grupos sociales que tienen un capital acumulado o un ingreso económico seguro para sobrevivir. En las comunidades indígenas todos los miembros de la colectividad se reagrupan para trabajar la tierra, para repartir de forma equitativa el producto del trabajo, para llevar a cabo actividades culturales y educativas frente a una amenaza biológica. En el capitalismo no existe ninguna alternativa viable de sobrevivencia frente a un peligro epidemiológico.

 

Desde la pedagogía rupturista ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las virtualidades en la vida cotidiana?

En la actualidad la especie humana se enfrenta a un gran dilema social: ¿capitalismo o sobrevivencia? El capitalismo ha colocado a la humanidad frente al problema de la extinción de la vida en el planeta y la autodestrucción. El afán de lucro y ganancia feroz ha promovido la extracción y sobreexplotación de los combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón, entre otros) que han generado una polución del ambiente y un sobrecalentamiento del planeta. La deforestación irracional de los bosques, la contaminación del aire, de los mares y del agua potable son la consecuencia de un capitalismo depredador que sólo respeta al dios dinero. La humanidad se encuentra no sólo frente a un dilema ideológico, sino ante la sobrevivencia de la especie. El COVID-19 ha puesto a la barbarie capitalista frente a un espejo. La bestia se mira el rostro.

 

Estimado Rigoberto, por último, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Me parece que el gran reto de la educación y de los educadores críticos en el siglo XXI es formar una nueva conciencia planetaria, capaz de superar los nacionalismos y todas las formas y las modalidades de exclusión social, que permitan superar la barbarie capitalista y luchar por la vida.

Muchas gracias

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