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«Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz»

«Los mantras del neoliberalismo fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial»

 

«Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza»

 

La irrupción de la Covid-19, alcanzando a todo el planeta y matando a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el lucro, en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de las leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más, la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Destrucción

Destrucción Agencias

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos infinitos. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19 entre otros.

Ébola en el Congo

Ébola en el Congo Agencias

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: “Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30:19). Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto sin embargo no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

Foto del Pantanal, asolado por el fuego, que se ha viralizado en redes sociales

Foto del Pantanal, asolado por el fuego, que se ha viralizado en redes sociales AILTON LARA / BBC News Brasil

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (Nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo, en su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Francisco y las periferias

Francisco y las periferias

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población. ¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Fratelli tutti

Fratelli tutti

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho. El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Voy a dar, siguiendo a Peter Berger, sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de que la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase. De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1:31).

Traducción de Mª José Gavito Milano

"Maternidad", Pablo Picasso

«Maternidad», Pablo Picasso

Fuente: https://www.religiondigital.org/leonardo_boff-_la_fuerza_de_los_pequenos/Leonardo-Boff-politicas-publicas-personas_7_2287941186.html

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IV Conferencia CLACSO Venezuela 2020. Mesa: Elementos emergentes de la agenda educativa alternativa (CII-OVE). Ponencia 4: «El pensamiento crítico Instrumentalizado»

Mesa: «Elementos emergentes de la agenda educativa alternativa» (CII-OVE).

Autor: Luis Miguel Alvarado Dorry. Investigador y editor del Centro Internacional de Investigaciones “Otras Voces en Educación” (CII-OVE).

Título: «El pensamiento crítico Instrumentalizado»

Resumen: Las pedagogías críticas se han venido gestando desde las relaciones opresores-oprimides con los propósitos, en primer lugar, de develar las distintas formas de poder, dominación y control que se dan en las relaciones humanas; en segundo, construir políticamente una contra hegemonía desde los espacios escolares y de formación con el fin de eliminar todo tipo de injusticias, en tercer lugar, construir otro mundo más justo, más humano y humanizante. Sin embargo, en muchos espacios se han instrumentalizado, es decir, se han disminuido su carga política liberadora a la operacionalidad de un método centrada en la cognición, desarrollando con ello, un pensamiento crítico instrumentalizado. Este pensamiento crítico instrumentalizado es usado frecuentemente por muches en discursos bajo intereses particulares con el fin de ir posicionándose social, académica y políticamente con base a la titulometría y meritocracia desde las perspectivas neoliberales, en este sentido Giroux nos dice que “Al instrumentalizar la pedagogía crítica, se ignoran sus amplias posibilidades políticas de comprender cómo la pedagogía funciona en el ámbito más amplio de la esfera pública con sus numerosos espacios y dispositivos culturales”. En esta última iremos desarrollando desde nuestra propia experiencia y subjetividad.

Hola, les saludo a todes con mucha alegría, mi nombre es Luis Miguel Alvarado Dorry, soy miembro investigador y editor del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación.

El título de mi ponencia se denomina:

El pensamiento crítico instrumentalizado

Ante todo, inicio mi participación con la siguiente frase que expresé en el I-Congreso Mundial de Educación: en defensa de la educación pública y contra el neoliberalismo educativo el pasado mes de septiembre que dice: “[…]Pedagogías […] críticas no son varitas mágicas que usemos para transformar a les otres, por el contrario, esta transformación conlleva un proceso vivencial permanente de desconstrucción dialéctica, dialógica y dolorosa, en y desde nosotres mismes” (Dorry, 2020).

Las pequeñas historias desvelan grandes narrativas.

A continuación, les presentaré una breve experiencia que vivenciamos en el proceso de mis estudios doctorales.

Al ingresar a estudiar el doctorado en pedagogía crítica y educación popular, lo hice con la mayor soberbia posible divulgándolo por todos los medios (redes sociales), posterior a ello, me tomaba fotos con mis docentes de talla internacional con el fin de que, las personas amigas en las redes sociales, me vieran con qué personalidades me codeaba.

Lo anterior, sucedió por lo menos el primer año y medio de estudio hasta que conocí a dos profesores con mucha humildad, los cuales, nos pedían que no les llamáramos doctor, sino por su nombre, en esos momentos todavía no comprendía el por qué, hasta que le pregunté a uno de ellos y me contestó que, al decirle su nombre, anteponemos y construimos ciudadanía, mientras que si mencionamos el prefijo Dr. Estamos construyendo titulometría y eso pone obstáculos en el diálogo entre personas.

En el verano del segundo año conocí a uno de mis grandes maestros que, dejando de lado el aspecto intelectual abstracto de las pedagogías críticas y con base en las experiencias de la vida cotidiana, trabajamos entonces, las formas de opresión en la relación con los animales. En este marco, empezó a preguntar sobre el lugar donde tenemos a nuestros animales, la forma de darles la comida, puso de ejemplo de cómo nos relacionamos con el perro o el gato que tenemos en casa, si lo teníamos, claro, y si esta relación expresaba una relación de opresión o no.

Ante esto, empecé a pensar sobre que, a mis perritas les doy todas las noches de comer, las tengo viviendo en el patio, a veces las regaño porque me brincan encima, o bien, porque están ladrando mucho, las acaricio tras la puerta de malla, no pasa nada pensé, es normal. Sin embargo, cuando menciona otro ejemplo sobre si teníamos un estanque pequeño, por ego personal, con unas tortuguitas que dan vuelta en ese reducido lugar y que se dan de topes con la pared de cristal; mi maestro mencionó que allí se expresa una lógica de opresión, de pronto no resistí más y me solté a llorar.

El profesor me preguntó por qué lloraba, le respondí que con su comentario me había hecho recordar que, todos los días, mi niño de tres años me decía y preguntaba sobre eso, pero no lo había entendido, pensé que era necedad. Todos los días mi niño me preguntaba del por qué tenía a la tortuga encerrada, si la tortuga no era feliz allí, también me preguntaba, papá ¿por qué tenemos a las perritas encerradas en el patio si son parte de la familia? En esa ruptura paradigmática que tuve, sentí vergüenza, ya que eso mismo le estaba enseñando a mi hijo, por ello, cualquier proceso de desconstrucción es doloroso, pero muy necesario.

En este sentido, no quiero decir con esto que llegó el profesor con su varita mágica llamada pedagogía o teoría crítica y me transformó, sino que este proceso doloroso me sirvió para comprender que las relaciones de opresión y dominación las detentamos cada día de nuestra vida, las normalizamos y las enseñamos a nuetres hijes, en este contexto, el proceso de desconstrucción, a mi perspectiva, debiera ser permanente y constante.

De la narrativa anterior, quisiera profundizar sobre la formación del pensamiento crítico instrumentalizado que muchas escuelas universitarias y de posgrados forman desde las enseñanzas del análisis, reflexión, conocimientos y discursos de teorías y textos críticos y, que muchas personas las usamos bajo ciertos intereses individualizados, dicho de otra manera, a través de medios-fines, invisibilizando la parte política-social-colectiva.

En este marco, María Cristina Martínez Pineda y Emilio Guachetá Gutiérrez (2020) en su libro “Educar para la emancipación. Hacia una praxis crítica desde el sur”, realizan una crítica a la formación del pensamiento crítico desde los criterios “psicologistas y cognitivista” (pág. 34), los cuales, reducen la criticidad del pensamiento en meros “análisis de ideas y saberes enseñables” (pág. 35). Es decir, les formades en esta perspectiva muches somos buenes discursadoras desde el análisis de textos teóricos, sin embargo, carecemos de otredad y, carecemos de otredad porque anteponen nuestros intereses personales sobre los colectivos, carecemos de otredad por falta de un proceso de desconstrucción real, permanente y constante, carecemos de otredad por falta de una autocrítica de nuestra propia subjetividad, una subjetividad con características neoliberales construida de manera formal, no formal e informal. Esta carencia, hace que diste de la praxis trasformadora de la mayoría de les sujetes.

Al formar un pensamiento crítico instrumentalizado en nuestras subjetividades desde la cognición Martínez Pineda y Guachetá Gutiérrez (2020) mencionan que, la mayoría de les sujetes “no necesariamente desarrollan una preocupación real y vinculante con las condiciones negativas de la realidad social que generan explotación, exclusión, desigualdad y opresión”  (pág. 35) añadiendo que “ni provoca subjetivaciones que luchen por la emancipación de estas condiciones […]” (pág. 35), sin embargo, discursamos desde la intelectualidad, describimos y realizamos investigaciones y categorizaciones epistemológicas con mucha fluidez.

Sin duda, estos discursos se encuentran muy vinculados a los años que se le ha dedicado a la academia, a las investigaciones y, por lo tanto, a los títulos detentados en esos tiempos; estos títulos bajo la perspectiva del pensamiento crítico instrumentalizado provocan, en la mayoría de nosotres, una soberbia intelectual construyendo muros que distancian y fragmentan toda relación humana.

De manera que, esta soberbia intelectual, a su vez, genera en nosotres un sentido de superioridad sobre les otres y, cuando esta superioridad es amenazada, también nuestros intereses personales individualizados se encuentran amenazados, por tanto, el pensamiento crítico instrumentalizado busca todas las formas que se encuentre a su alcance para eliminar esa amenaza, lo peligroso es que, esa amenaza, es otra u otras personas.

De lo anterior, Juro Torres Santomé en su libro Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas, describe en uno de los rasgos sobre la subjetividad neoliberal lo siguiente: “vive obcecado con la búsqueda del interés propio y en constante competencia y comparación con otros” (Torres, 2017, pág. 71), es decir, ve a les otres como enemigues, por tanto, hay que eliminarlos a como dé lugar con el fin de conseguir, mantener y reclamar, en palabras del mismo autor “derechos y privilegios” (Torres, 2017, pág. 71 ) detentados en el transcurso de la vida académica-social. En este sentido, el pensamiento crítico instrumentalizado no dista de las subjetividades neoliberales, neocoloniales y conservadoras.

Del mismo modo, esta competencia, comparación y enemistad con les otres provoca, a su vez, lógicas de opresión que son gestadas al interior de las subjetividades con pensamiento crítico, el cual, se instrumentaliza, y se instrumentaliza porque el pensamiento crítico es usado como un medio para conseguir fines/intereses particulares e individualizados, en este marco “adopta una perspectiva utilitarista” (Martínez & Guachetá, 2020, pág. 44) que, por lo general, violentan de distintas formas a las que consideran amenazas.

Esta violencia es generada por la “incapacidad de ponerse en la piel del otro” (Torres, 2017, pág. 108) y por la vulnerabilidad en la que sentimos que nuestros privilegios son amenazados, por ello, buscamos formas de brillar apagando las demás luces, en especial, aquellas que son más intensas que las nuestras, en estos actos coercitivos es donde nuestros discursos pierden coherencia y, todo el palabrerío crítico, queda como las legislaciones educativas, según Torres Santomé (2017) “[…] palabras vacías, ambiguas, pero sin valor y poder real para incidir y transformar las realidades de injusticias […]” (pág. 54), es decir, quedan en lo abstracto y no le damos contexto en nuestra vida cotidiana.

Estas palabras huecas producidas por el discurso a través del pensamiento crítico instrumentalizado carecen de vivencias y dinamismo, es decir, de praxis, estas palabras son simplemente “categorías inertes” (Freire, 2005, pág. 26), estas distan de lo que hago, porque solo las digo y no las vivencio, y no las vivencio porque mis intereses son distintos a mis palabras; esta práctica es peligrosa porque nos lleva a un autoritarismo en la que muchas veces normalizamos cínicamente para controlar, oprimir y dominar,  evitando así el “sufrimiento” (Freire, 2010, pág. 113) de una autocrítica.

Esto se debe, según Martínez & Guachetá (2020), a la centralidad del pensamiento crítico únicamente a la cognición polarizando así “el carácter social y político” (pág. 42), en esta polarización aseveran que “pierden todas su fuerza […] como ejercicio de denuncia y emancipación del sujeto y de las condiciones sociales” (pág. 47), por lo tanto, es inherente que el pensamiento crítico se centre no solo en la cognición, sino que también en lo político, social, cultural, tecnológico y económico con el fin de analizar y reflexionar a partir de fenómenos y textos críticos y no críticos, desvelar las distintas formas de poder, dominación y opresión que detentamos en las relaciones humanas y, con otres seres vivos en la cotidianidad, posterior a ello proponernos formas de actuar, de vivir y de ser en consecuencia de lo que discursamos, para ser lo más o totalmente coherentes posibles.

Por todo anterior, Isabel Rauber citada por Lidia Fagale en (Rauber & Fagale, 2018, pág. v) asevera que “No habrá posibilidad alguna de superar la trampa cultural del modo de vida generado por el capital si no se rompe de raíz con la lógica de su funcionamiento”. En este marco, para empezar en el proceso de rompimiento de raíz del pensamiento crítico instrumentalizado y por ende de las subjetividades neoliberales, neocolonialistas y conservadoras que detentamos la mayoría, mencionaré algunas consideraciones finales al respecto:

  • Tengo que mencionar que soy un sujeto formado desde las perspectivas neoliberales, neocoloniales y conservadoras, por tanto, debo de realizar una autocrítica permanente y constante con el hito de identificar y nombrar cada una de estas características que ejerzo en mi vida cotidiana, pues, sino las menciono, no existen o las polarizo. Un acto similar de cómo la pandemia desnudó al sistema neoliberal, asimismo desnudarnos a nosotres mismes, aunque esto sea doloroso.
  • Ya que las identifico y las nombro, las investigo a profundidad no solo para tomar distancia a estas o para criticarlas, sino que también para empezar a actuar o a vivenciar de manera contraria, para que estas no sean palabras huecas, sino una verdadera praxis liberadora.
  • Que nuestros estudios academicistas los vivenciemos y nos ayuden a transformarnos a nosotres, para posterior apoyar con la mayor humildad posible a otres en hacerlo. Estos estudios sean para adquirir un compromiso con la sociedad en aras de la trasformación de sus condiciones y no una rivalidad.
  • Construir vínculos o alianzas con otres con el fin no de competir, sino de compartir, experiencias, conocimientos, responsabilidades, entre otras, con el mayor “respeto por el otro y no desprecio o humillación […]”(Torres, 2017, pág. 48) y en donde, el diálogo, sea parte fundamental de las relaciones con estas.

Referencias

Dorry, L. M. (27 de Septiembre de 2020). otrasvoceseneducacion.org. Recuperado el 29 de Octubre de 2020, de http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/361091

Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI.

Freire, P. (2010). Cartas a quien pretende enseñar. Buenos Aires: Siglo XXI.

Martínez, P. C., & Guachetá, G. E. (2020). Educar para la emancipación. Hacia una praxis crítica desde el sur. Bogotá. Buenos Aires: UPN. CLACSO.

Rauber, I., & Fagale, L. (2018). Descolonizar la subjetividad. Hacia una nueva razón utópica indo-afro-latinoamericana. La Habana: Instituto de filosofía.

Torres, J. (2017). Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas. Madrid: Morata.

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org/crisis-por-y-post-pandemia-las-transformaciones-en-nuestras-sociedades-y-las-desigualdades-preexistentes/

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Entrevista a Miguel Ángel Forte: «La democracia, hace tiempo, viene demostrando que está de espalda a los intereses de las mayorías populares»

Entrevistas/Noviembre 2020/Autor: Camilo Carbonelli/rebelion.org

¿Qué enseñanzas nos deja la pandemia de coronavirus?

Agencia Paco Urondo dialogó con Miguel Ángel Forte, sociólogo y profesor de sociología general (UBA). Master en Ciencias sociales, con mención en Ciencia Política en FLASCO. Además, es investigador de Gino Germani y especialista en la obra de Niklas Luhmann y Byun-Chul Han. Autor de los libros Modernidad: Tiempo, forma y sentido Sociología, sociedad y política en Auguste Comte (ambos editados por Eudeba). Transmite un programa llamado “Reflexiones al sur de la pandemia” en You Tube, donde con humor  y un lenguaje común explica desde la sociología diversos temas de la agenda pública. Cierra cada programa con el lema: “Estudiar, pensar, resistir y no aflojar”.

APU: ¿En términos sociológicos, cuando se dice que la situación actual es compleja qué se quiere decir?

M. F.:  Vamos a tomar un poco la dinámica del pensamiento clásico, que tiene una característica fundante que es el principio de reducir toda explicación a una regla de la naturaleza, es decir, el mundo era comprendido de acuerdo a la naturaleza. Lo que sucedió con la Modernidad es que rápidamente el conocimiento se puso como problema principal del conocimiento, entonces la complejidad quiere decir que cuanto más sabés menos sabés… Es como paradójico, cuanto más sabes de las cosas le vas agregando complejidad al mismo tiempo que tratar de reducir la complejidad, esto es la sociología sistémica. La reducción de la complejidad implica que cada vez que vos quereé saber más, el mundo se te hace más amplio, más diverso, más dinámico.

Y acá ha pasado algo así. Vos fíjate que si vos tomás a la sociedad de Luhmann como modelo teórico del caso (la sociedad como el conjunto de comunicaciones posibles), fíjate qué interesante es que una pandemia sucede en una sociedad que es la sumatoria de todas las comunicaciones posibles, nos enteramos de lo que pasa en China al instante, es un virus comunicativo que se expande con la misma velocidad que se expanden las comunicaciones. Entonces se produce un fenómeno interesante, porque mientras tanto se expanden también las investigaciones científicas aunque no se lean todas las investigaciones sino solamente el encabezado del papper, lo cual crea más problemas…

APU: ¿La vacuna es la solución?

M. F.: Cuando empezamos a hablar de la vacuna agregamos complejidad, es decir qué vacuna y cuándo va a estar.  Y ahí empieza otro tema con el tiempo de los sistemas, eso lo podemos ver en Durkheim, por ejemplo, que decía que la política tiene un tiempo y la ciencia tiene otro. No se le puede pedir a la ciencia el tiempo de la política, no puede operar en el mismo ritmo, no tiene ahora la solución. Lo interesante de esta pandemia es que es un virus que te dice “paren muchachos, frenen porque están muy acelerados”. La sociedad del rendimiento de Byung Han (filósofo surcoreano): están tan acelerados que no ven lo que le está pasando y un virus les complicó el universo y ahora no sabemos cómo salir de esto. Y no sabemos cómo salir de esto porque la situación es cada vez peor, cada vez es más crítica.

Mientras tanto estamos oscilando entre una cuarentena estricta y una apertura abusiva; esa apertura abusiva se fundamenta en una crítica a la cuarentena, lo cual es un razonamiento muy loco, eso de decir que la culpa la tuvo la cuarentena. Es absolutamente absurdo porque en realidad los contagios comenzaron cuando empezó a ablandar la cuarentena, ese es el punto. Al principio de la crisis todas las sociedades tenían el reflejo de abroquelarse. Es decir apoyemos al presidente que está, pero a los quince días la gente empezó a hacer cualquiera. Al comienzo, cuando no había muchos contagios, no había un alma en la calle mientras todos hablábamos de una distopia, esto es, una película de ciencia ficción que era terrible. Lo llamativ es que cuando empezó a pasar lo terrible salimos todos a la calle.

APU: Mientras tanto se sostiene que no se puede seguir la cuarentena porque hay que fortalecer la economía, mientras la actividad no deja de caer a pesar de la apertura. Apertura que multiplica los focos de contagios y exige nueva cuarentena… 

M.F.: El sistema capitalista es un sistema que impuso la economía por delante de la sociedad, es decir la sociedad no organiza su economía, va al pie de la economía. La cosa marxista de que la economía es el determinante de última instancia es cierta. Y también desde el punto de vista de Luhmann, que dice que la economía es el sistema más dinámico en creación de valor. Entonces, estamos todos atrás de la economía, no tenemos una economía que se ponga al servicio de lo que está pasando, por ejemplo, que se ponga al cuidado de la gente. Seguimos yendo a laburar, no hay cuidados en los laburos, la gente se contagia en sus trabajos.

APU: ¿El neoliberalismo es un obstáculo para enfrentar la pandemia?

M. F.:  El  neoliberalismo instala que el problema es el confinamiento, pero en los países donde menos confinamientos se hizo están más complicado. Es decir, los países de mayor control estatal como China, Corea del Sur o controles en otros sentidos como los países nórdicos o como Nueva Zelanda, por ejemplo, ahí te das cuenta que fueron muy útiles. El neoliberalismo plantea eso de que nadie te puede decir lo que podés o no hacer de tu vida. Yo soy libre de hacer lo que quiero…

O mirá lo que pasa en Argentina, donde tenemos el conflicto entre macrismo y kirchnerismo, que funciona como válvula de escape para no resolver el problema de fondo. Hay una dicotomía que evita que agarres el problema en serio. Por ejemplo, la burla a la “infectadura” terminó con que la “infectadura” se instaló en el sentido común de la sociedad, cuando al principio parecía que no tenía ninguna racionalidad. Si vos no trabajás sobre el sentido común, alguno se va a instalar; creo que hay un gran déficit comunicacional por parte del Estado sobre esta situación de pandemia, porque no sabemos dónde estamos parados. Mirá lo que pasa con Uruguay, que era el ejemplo de las libertades y cierra las fronteras en el verano, mientras que acá se abre todo en verano. Estamos haciendo al revés de todo. Lo que se dice que no está funcionando es el síndrome del miedo, esto es cierto, todavía no se instaló el miedo, pero el miedo respetuoso, no digo un miedo paralizante.

APU: ¿Por qué sociedades como China y Corea del Sur pudieron controlar la pandemia mejor que otras (de hecho, ya está creciendo sus economías)?

M. F.: Corea y China están apoyadas en culturas donde la idea de sujeto es una idea menor, o sea no tenés una cosa tan instalada en la libertad individual, razón por la cual es más sencillo desarrollar tecnología para el control. Decía Byung Han algo interesante al comienzo de la pandemia: China nos está mostrando a Occidente formas de control susceptibles de ser exportadas.

APU: Como plantea Byung Han: ¿Pasamos del panóptico de Foucault al panóptico digital (del domino de los cuerpos al dominio de los pensamientos)?

M. F.: Si, absolutamente. Hay una discusión entre Zizek y Byung Han en la cual Byung Han planteaba lo que iba a pasar en esta situación de que el capitalismo se iba a reforzar y que era posible que las formas de control exitosas se expandan como  forma de control efectivo. Mientras que Zizek hablaba de que se venía  el momento de un comunismo oscuro. Parece ser que la posición de Byung Han es la posición más cercana al punto tal que en términos de economía China está creciendo. O sea, no solo han logrado aparentemente parar la pandemia, sino que a su vez están creciendo, razón por la cual está instalada la problemática de una nueva guerra fría. Esto es de Chomsky: hay tres grandes peligros. Uno es la pandemia, el otro es el desastre ecológico, y el tercero es la problemática de la guerra fría, fíjate que ya hay despliegues militares en el océano, hay agrupamientos militares que se están armando por bloques.

APU: En ese contexto de supuesta guerra fría: ¿Qué importancia tienen las elecciones de EE.UU? 

M. F.: Es muy interesante la elección de Estados Unidos; estamos en una situación con China que está bastante relacionada con el triunfo de quien gane las elecciones en EE.UU. Sabemos que Donald Trump es un tipo bastante duro sobre esto. Es muy interesante: a propósito de liberalismo, la identidad de clase es más fuerte entre los votantes de Trump que la identidad de género y de raza; el rico negro o el rico blanco vota a Trump; negro pobre o blanco pobre, vota contra Trump.

APU: ¿Va a haber una decadencia de las democracias occidentales como consecuencia de la crisis económica y pandemia?

M.F.: La democracia, hace tiempo, viene demostrando que están bastante de espalda a los interés de las mayoría populares. Este es un problema serio. Y las formas de resolver las crisis pasan por líderes autoritarios como Trump o Bolsonaro, que son elegidos por las mayorías. Es un mundo muy delicado..

APU: ¿Cómo juegan las redes sociales y los algoritmos en ese control de los pensamientos del que hablábamos?

M. F.: Hay algo que dijo Weber mucho antes de las redes sociales, que sigue vigente: la legitimidad del orden se apoya en tanto y en cuanto a aquello que es obligatorio sea una máxima de la propia actitud individual. Si no hay una coincidencia entre lo que se está pidiendo y la creencia subjetiva, es muy difícil mantener cualquier orden. Con las redes pensamos que no estamos controlados y no es así, es muy aparencial esto; no nos vemos, no nos tocamos, no nos olemos. Fabricamos un mundo que en última instancia es artificial. Es un mundo de una gran incertidumbre y va a haber grandes cambios como hay grandes cambios en el mundo del trabajo, donde las formas de exclusión son brutales, sobre-capacitación con sueldos miserables. Las reacciones contra estas formas del mundo son violentas pero sin norte.

Como en Chile van y queman una iglesia pero para qué, después qué hacés… Porque además en Chile lo que se produjo es un bienestar generalizado muy amplio con un endeudamiento personal brutal, donde gran parte de la población no accedió a ese bienestar artificial; aquel que no accedió quiere ese bienestar artificial y queman las iglesias.

APU: ¿Qué aporte puede hacer la sociología a la situación que vive la Argentina?

M. F.: Hay algo que dice Luhmann en lo que estoy de acuerdo: la función de la sociología es alarmar a la sociedad.  Que quiere decir esto: la sociología puede colaborar si ayuda a generar una forma de disciplinamiento social que tenga un objetivo comunitario. Es la única forma de que vamos a poder salir de esta situación tan complicada. Disciplina social, pero no una disciplina social para estar encerrados simplemente sino para cuidarnos mutuamente, que es una cosa muy difícil de instalar. El sociólogo puede explicarle a la sociedad que la ciencia no es un botón que apretás y sale la solución. La ciencia tiene un tiempo y la sociología de la ciencia implica comprender la dinámica de las ciencias duras porque tienen una dinámica propia. Soy de los que piensan que si hay algo que pueda salvar a la humanidad es la ciencia, no creo que sea la política, la ciencia es la única que puede salvarnos, las sociedades políticas dejan bastante que desear. Definitivamente el tema ecológico tiene que ver con la cuestión científica.

Fuente: https://rebelion.org/la-democracia-hace-tiempo-viene-demostrando-que-esta-de-espalda-a-los-intereses-de-las-mayorias-populares/

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Libro(PDF): Ecuador. Debates, balances y desafíos post-progresistas

Reseña: CLACSO

Los progresismos nacieron en medio de, o como el resultado de la devastación provocada por el neoliberalismo y caminaron sobre el cascajo de los partidos tradicionales. En Ecuador, el gobierno de la denominada «Revoluvión Ciudadana» fue un intenso fenómeno político de más de una década que cultivó varios éxitos electorales y sociales. Su promesa emergió en medio de una crisis profunda que había quebrado la hegemonía política de las élites y desgastado los engranajes del sistema político representativo.

Las páginas de este libro, fruto de un extraordinario esfuerzo colectivo, ensayan una explicación sobre los significados y herencias de los gobiernos progresistas con un énfasis especial en la experiencia ecuatoriana, atendiendo a los profundos efectos que tuvieron en la sociedad, la economía y los Estados de los países involucrados. Al mismo tiempo, este libro aborda los primeros signos del ciclo post-progresista en el que emerge el neogolpismo, el Estado de excepción, la anti-política tanto como la emergencia de fuerzas alternativas.

Ecuador. Balances, debates y desafíos post-progresistas propone un acercamiento plural y crítico sobre el presente histórico del Ecuador a través de lecturas que conjugan perspectivas locales, nacionales y regionales.

Autor (a): 
Stalin Herrera. Camilo Molina. Víctor Hugo Torres Dávila. [Coordinadores]

Stalin Herrera. Anahí Macaroff. Víctor Hugo Torres Dávila. René Unda Lara. Melina Vázquez. Alejandro Cozachcow. Augusto Barrera Guarderas. Ramiro Aguilar Torres. Érika Arteaga Cruz. Juan Cuvi. Paz Guarderás. Cinthia Carófilis. Denisse Rodríguez. Ricardo Restrepo Echavarría. Diego Armando Jiménez-Bósquez. Judith Pinos Montenegro. Gustavo Ayala. Yura Serrano. Alejandro Recio Sastre. Fabricio Pereira da Silva. Edgar Andrés Londoño Niño. Gonzalo Assusa. Gabriel Kessler. Agustín De Marco. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. Instituto de Estudios Ecuatorianos – IEE. CIESPAL. Abya-Yala. Universidad Politécnica Salesiana.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-720-8

Idioma: Español

Descarga: Ecuador. Debates, balances y desafíos post-progresistas

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2240&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1431

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Después de la bofetada al poder y al neoliberalismo chilenos, ¿ahora qué?

Por: Aram Aharonian

No cabe duda que los jóvenes fueron quienes encabezaron el arrasador triunfo del Apruebo y Convención Constitucional en Chile. Algunos de ellos votaban por primera vez y lo hicieron junto a aquellos ya mayorcitos que desafiaron las amenazas y la pandemia que deja más de 14 mil muertos en el país, para consolidar la ruta de salida del neoliberalismo.

Fue el repudio popular a cuatro décadas de un ordenamiento nacido de la más dura represión y, quizá, el inicio de un pasaje ordenado y moderado a la siguiente etapa, sin rupturas radicales con estas tres últimas décadas de gobiernos constitucionales pero no democráticos ni populares.

Tras el plebiscito, desde Chile y desde fuera, llegan los balanceQuiénes son los jóvenes manifestantes que mantienen las protestas en Chile? | Internacional | Noticias | El Universos (como éste). Muchos quieren imponer el imaginario de que Chile cambió nuevamente gracias a un lápiz y un papel –por la vía institucional y republicana-, en recuerdo nostalgioso y romántico del gran logro del plebiscito de 1988 que derrotó a la dictadura. Desde el gobierno, señalan que “la gran mayoría del país decidió un camino por la vía institucional”.

La falacia omite la realidad, ya que el famoso lápiz y papel fue el final –entonces y ahora- de un largo proceso que se inició en 1983 con paros y protestas y cientos de muertos, muchos de ellos de la resistencia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. (FPMR).

Hoy intentan olvidar o minimizar el largo proceso de un año de movilizaciones continuas, muertos y mutilados, y quieren imponer el imaginario que esta historia terminó con el voto y es hora de abandonar la calle, regresar a casa y dejar todo en manos de los “expertos” de las elites. Expertos en traiciones, como lo demuestra la historia chilena de dos siglos.

El domingo 25 se abrió la ventana para la necesaria renovación de la elite dirigente, una imprescindible oxigenación generacional, de liderazgos y de ideas, pero son los mismos de siempre, los traidores con historia, que comenzaron a candidatearse para ser constituyentes el año próximo. Y lo que se necesita son nuevas voces que transmitan las necesidades del Chile real, ese que no aparece en la televisión ni en los medios.

Si bien el proceso constituyente surge de un acuerdo entre los partidos de la burguesía frente al escenario impuesto por la movilización popular, existen enormes vacilaciones y vacío programático en la clase dominante para resolver sus pugnas, ante el deplorable estado de los aparatos ideológicos (Iglesia, cúpulas sindicales, sistema de educación).

Trabajadores de Chile demandan mejores salarios y estabilidad laboral - Tarapacá NoticiasLa clase obrera venía aumentando sus niveles de actividad desde el año pasado, especialmente a raíz del estallido social del 18 de octubre: las huelgas aumentaron en un 68% en 2019 con respecto a las registradas en 2018. Debería la izquierda encauzar la acción política de la clase obrera frente a la encrucijada puesta por la burguesía, como actor autónomo e independiente con programa propio.

Lo relevante es que pese a las vacilaciones de la burguesía, el aparato de Estado propiamente tal no se ha quebrado: las fuerzas represivas siguen aglutinadas en torno al gobierno y clases populares no han sido capaces de levantar un contrapoder capaz de llevar a cabo dicho quiebre.

La nueva-vieja izquierda

Hoy se habla de una nueva izquierda, con el surgimiento del Frente Amplio en 2017 (conquistó el 20 por ciento de los votos), y del renacimiento del Partido Comunista, de la mano de  Daniel Jadue, alcalde de Recoleta. Pero las formas son las mismas: en lugar de hablar de encauzar la Constituyente, de la renovación radical de la vida política con la elección de una nueva generación de representantes, comenzaron a negociar las candidaturas presidenciales.

Mientras, el presidente Sebastián Piñera hizo un llamado a la unidad de Chile Vamos, coalición a la que solicitó preparar una lista única de candidatos a la Convención Constitucional y a todas las contiendas del nutrido calendario electoral de 2021.Daniel Jadue y Beatriz Sánchez dan gesto de unidad tras holgado triunfo del Apruebo - La Tercera

El referendo cambia el escenario político chileno, profundizando la crisis de los partidos tradicionales, tanto los de derecha, como los de izquierda, inclusive de la Convergencia Social (escindidos del Frente Amplio), abriendo espacio para una renovación. No sería raro que algunos progresistas y centristas, ausentes o expulsados de las movilizaciones populares, trataran de reflotar la vieja Convergencia Democrática, de socialistas y demcristianos, como alternativa para la derecha light y el centrismo.

Han recorrido un largo camino, muchachos

El estallido social de octubre de 2019 fue el corolario de los levantamientos de rebeldía que se han sucedido desde 2006, cuando los estudiantes secundarios (los pingüinos) mantuvieron una prolongada huelga para exigir el fin de la Ley Orgánica Constitucional de Educación.

A esto le siguieron movimientos ambientales contra megaproyectos energéticos y de reivindicaciones de regiones apartadas afectadas por el centralismo, movilizaciones populares que tuvieron sus puntos altos en 2011 con la lucha por “una educación pública libre y gratuita”, en 2017 con el propio Movimiento No Más AFP (fondos privados de pensión) y en mayo de 2018 con la Rebelión Feminista contra el patriarcado.

La Ley de Pesca, fraudulentamente tramitada en el primer gobierno de Piñera (2010-2014) y los posteriores escándalos de financiamiento ilegal de campañas, conocidos como Caso Penta y Caso SQM (Sociedad Química y Minera), revelaron una corrupción empresarial transversal a los partidos y a varios de sus parlamentarios.

La Iglesia católica, otra institución valorada por su defensa de los derechos humanos bajo la dictadura, perdió influencia y credibilidad en la población con el destape de episodios de pedofilia encubiertos por algunos de sus jerarcas, y durante el estallido social no tuvo protagonismo alguno.

El ciclo creciente de protestas,2016: un recuento de los casos de corrupción interrumpido por la pandemia del covid-19, obligó al Parlamento a aprobar una ley para que la Asamblea Constitucional -que se elegirá el 11 de abril próximo- sea absolutamente paritaria en su composición entre hombres y mujeres, que no solo reconoce a las mujeres el derecho a participar en igualdad de condiciones, sino también a escribir una nueva Carta Magna con enfoque de género.

¿Qué tipo de órgano debiera redactar la Nueva Constitución? era la pregunta de la segunda papeleta de votación del Plebiscito. Chile tendrá una Convención Constituyente para elaborar la Constitución, formada por 155 ciudadanas y ciudadanos elegidos por voto popular el 11 de abril próximo.

Marco Enríquez-Ominami, excandidato presidencial y líder del progresismo , señaló que  “no es eficiente tener dos Congresos, más aún cuando el árbitro está en contra”. Detalló que “cuando uno elige una Constituyente y tiene un Congreso al mismo tiempo, va a haber una disputa de hecho y de derecho y, por tanto, lo mejor es que tengamos un solo Congreso Constituyente”

La calle ganó el plebiscito

No se trata de una concesión de la clase política, sino de una lucha sin cuartel, donde las víctimas pertenecen a las clases populares, que durante 47 años fueron ninguneados por quienes aceptaron el pacto de transición con las fuerzas armadas. Son los mismos que desmovilizaron a la sociedad civil, traicionaron el espíritu del No en el referendo de 1988 y en 1990 se hicieron con el poder, recuerda el analista chileno Gustavo González.Los estudiantes: los protagonistas de la revolución en Chile

Por eso es imprescindible impedir que las fuerzas de la derecha logren una influencia determinante en la Convención Constitucional, y para ello los movimientos sociales y las fuerzas políticas de la renovación, gestoras del fin de la institucionalidad pinochetista, deben alcanzar una hegemonía que se traduzca en una constitución realmente democrática que signifique la superación del neoliberalismo.

Chile vive un proceso político caracterizado e impulsado por la calle, por la movilización popular, donde los púberes y jóvenes han tomado la batuta y expuesto sus vidas. Pero la amenaza latente de que el gobierno y la derecha podrán revertir su derrota si logran controlar la Constituyente.

Resulta imposible que Chile se consolide como un Estado democrático de derechos sociales, plurinacional y pluricultural, con reconocimiento de sus pueblos originarios, de igualdad de géneros, con plena vigencia de los derechos humanos en sus más amplias acepciones, sin romper con las preceptivas neoliberales del Estado subsidiario y de las instituciones que lo sustentan.

Hace más de cuatro décadas, Salvador Allende había señalado que “no es desde arriba, sino desde las raíces mismas de su propia convicción de donde debe nacer la Carta Fundamental que le dará su existencia como pueblo digno, independiente y soberano”. De eso se trata, de hacer una Constitución democrática desde abajo.

El domingo 25 se registró la mayor participación ciudadana en una elección: casi el 51 por ciento del padrón de electores, de 15 millones. La abstención se puede explicar por el  temor a la pandemia, insuflado desde la aprensa hegemónica y del gobierno, pero también por la desconfianza y rechazo a los desprestigiados partidos políticos.

Por eso se hace imprescindible el debate de los contenidos de la nueva Constitución y promover los candidatos independientes, desde las bases, que en abril del 2021 conformarán la Convención Constitucional. Aquellos comprometidos, sin ambigüedades, con la voluntad de cambio..Muere Aylwin, el presidente que devolvió la democracia a Chile

No hay que dejar de considerar la fuerza que aún tiene el polo conservador, que desde el fin de la dictadura retiene cerca del 40% electoral. El 20 por ciento logrado por el rechazo proviene de una derecha poderosa en lo financiero, político y militar, dispuesta a todo y que nunca ha dudado en derramar la sangre del pueblo cuando vieron comprometidos o amenazados sus intereses. Un nueva Constitución es la peor amenaza para la ultraderecha recalcitrante, el militarismo, los oligarcas.

Lo maravilloso de las elecciones es que el pueblo puede dar una bofetada y nadie puede responder. Mientras Piñera obtuvo el 26% del país para ser Presidente, el Apruebo obtuvo el 40%. Como votó la mitad del país (7.562.000 de 15 millones), ese 40% se transformó en 78%. El Rechazo obtuvo apenas el 11% del país, destacó Marta Lagos, directora de Latinbarómetro.

A nosotros, los que escribimos sobre “la bofetada”, también nos ha llegado un pedazo, por no haber sido lo suficientemente claros en decir las cosas por su nombre, añadió.

El domingo 25 el pueblo chileno comenzó a cavar la sepultura de la Constitución pinochetista y es la oportunidad para que los jóvenes de hoy se preparen para gobernar e ir definiendo su propio futuro. Su caudalosa participación en el plebiscito -en especial los de las comunas populares- parece clara señal de aceptación de esa responsabilidad. ¿Se los permitirán?

Obviamente hay que comenzar a construir el necesario movimiento político-social que destierre sectarismos, pero las primeras manifestaciones de los grupos políticos de la izquierda y de la centroizquierda no se ven muy proclives a intentar la unidad de acción, y mucho menos  a actualizar doctrinas y cambiar métodos de organización y lucha.

“En Chile las instituciones funcionan” señalaba permanentemente el expresidente socialdemócrata Ricardo Lagos al inicio del milenio, el siglo y la década y era un elogio a la moderada transición dirigida por los partidos de la Concertación por la Democracia, y un implícito reconocimiento a la fortaleza de la institucionalidad heredada de la dictadura cívico-militar que encabezó Augusto Pinochet entre 1973 y 1990.

Los mismos que hace un año salieron a las calles para poner fin al oprobio neoliberal son los que hoy alertan: “Desconfía de quienes nos llamen a detenernos, a desmovilizarnos, de los que llaman a la moderación, nos quieren amarrar de manos para que seamos obedientes en su cocina constitucional. El pueblo exigió, logró y votó Nueva Constitución y el Pueblo Manda”.

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2020/10/29/despues-de-la-bofetada-al-poder-y-al-neoliberalismo-chilenos-ahora-que/

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El Banco Mundial, el FMI y los derechos humanos

La cuestión de los «derechos humanos» nunca formó parte de las prioridades del Banco Mundial. Invariablemente, en las condicionalidades fijadas por el Banco, un derecho era prioritario: el derecho individual de la propiedad privada, que en la práctica favorece a los grandes propietarios, ya sean personas adineradas o bien sociedades nacionales y transnacionales. En las condicionalidades impuestas por el Banco no se encuentra ninguna referencia a los derechos colectivos de los pueblos y de las personas.

Índice:

– El ajuste estructural no respeta los derechos humanos.

– Estados, instituciones financieras internacionales e intereses privados

– Esta pretensión de irresponsabilidad es inaceptable en el derecho internacional

– La Declaración Universal de los Derechos Humanos

– La Declaración del Derecho al Desarrollo

– La Carta de las Naciones Unidas y las instituciones especializadas

– El Banco Mundial, institución especializada de las Naciones Unidas

– Conclusión

Si el Banco Mundial tiene que tomar en consideración los derechos humanos, nunca lo hace con el sentido progresista de los grandes textos de las Naciones Unidas. Las ideologías tienen su lectura particular del derecho. Jean-Philippe Peemans recuerda con razón: «De todas maneras, con la óptica occidental hoy predominante, los derechos humanos se conciben ante todo con relación a la libertad de acción individual, como la no interferencia en el mundo privado de los asuntos económicos, el derecho a disponer libremente de la propiedad, y sobre todo la abstención del Estado de todo acto que viole la libertad individual de invertir el tiempo, el capital y los recursos en la producción y el intercambio… Para los neoliberales, las reivindicaciones sociales y culturales pueden ser aspiraciones legítimas, pero jamás derechos… la visión neoliberal rechaza todo enfoque colectivo del derecho. El individuo es el único sujeto que puede reclamar derechos, y así mismo los únicos violadores del derecho no pueden ser más que individuos que deben asumir la plena responsabilidad. No se puede atribuir violaciones del derecho ni a las organizaciones ni a las estructuras» [1].

El Banco Mundial, así como el FMI, se basa en este postulado para liberarse de toda responsabilidad en cuanto al respeto de los derechos sociales económicos y culturales. Pero estos derechos son indisociables de los derechos sociales y políticos y es imposible respetar los individuales si los colectivos no se tienen en cuenta. En tanto que instituciones multilaterales, el Banco Mundial y el FMI están obligados a aplicar los tratados internacionales y los derechos individuales y colectivos que éstos aseguran. La exigencia de transparencia y de buena gobernanza vale para todo el mundo. Las IFI exigen su aplicación a los gobiernos de los países endeudados mientras ellas mismas se permiten ignorarlas. La exigencia de evaluar y dar cuenta de las actividades realizadas no debe limitarse a los Estados, sino que ha de extenderse también al sector privado y, en particular, a las organizaciones internacionales, puesto que sus acciones, sus políticas y sus programas tienen un impacto muy importante sobre la efectividad de los derechos humanos [2]. Los planes de ajuste estructural tienen unas consecuencias tan nefastas en términos de degradación de los derechos económicos, sociales y culturales (en especial sobre los más vulnerables), y también ambientales, que se debe exigir a estos organismos responsabilidad de sus actos.

El ajuste estructural no respeta los derechos humanos

A pesar de los textos internacionales que constituyen el marco jurídico de protección de los derechos humanos, el FMI y el Banco Mundial «funcionan según la lógica de las sociedades financieras privadas y del capitalismo mundial, sin demasiada consideración de los resultados sociales y políticos de sus actos» [3].

El informe común presentado a la Comisión de Derechos del Hombre de la ONU, por el relator especial y el experto independiente, afirma: «Durante cerca de 20 años, las instituciones financieras internacionales y los gobiernos de los países acreedores han jugado a un juego ambiguo y destructivo consistente en telecomandar las economías del Tercer Mundo y a imponer a unos países impotentes políticas económicas impopulares, pretendiendo que la píldora amarga del ajuste macroeconómico les permitiría encontrar el camino de la prosperidad y el desendeudamiento. Después de dos décadas, en numerosos países, la situación es peor que cuando comenzaron a aplicar los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial. Estos programas de austeridad rigurosa han tenido un coste social y ecológico considerable y en muchos casos el índice de desarrollo humano ha caído drásticamente». O [4].

Recuerda rotundamente que «el ejercicio de los derechos fundamentales de la población de los países deudores a la alimentación, a la vivienda, a la vestimenta, al empleo, a la educación, a los servicios sanitarios y a un ambiente sano no puede estar supeditado a la aplicación de políticas de ajuste estructural y de reformas económicas vinculadas a la deuda...». [5]

Pues bien, las políticas impuestas por las IFI subordinan la obligación del respeto de los derechos humanos, incluida la legitimidad de los gobiernos, a la aplicación dogmática de sus programas [6]. En realidad, los programas de ajuste estructural van más allá «de la mera imposición de un conjunto de medidas macroeconómicas en el nivel interno. [Son] la expresión de un proyecto político, de una estrategia deliberada de transformación social a escala mundial, cuyo objetivo principal es hacer del planeta un campo de acción donde las sociedades transnacionales puedan operar con total seguridad. En resumen, los programas de ajuste estructural (PAE) desempeñan un papel de “correa de transmisión” para facilitar el proceso que pasa por la liberalización, la desreglamentación y la reducción del papel del Estado en el desarrollo nacional» [7].

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha señalado así mismo que las políticas de ajuste estructural tienen graves repercusiones sobre la capacidad de los PED para aplicar políticas nacionales de desarrollo cuyo objetivo principal es el respeto de los derechos humanos, especialmente los derechos económicos, sociales y culturales, mediante la mejora de las condiciones de vida de la población local [8].

Según el informe de Bernard Muhdo, experto independiente, las políticas de ajuste estructural, fruto de una estrategia conscientemente elaborada y aplicada por los responsables del FMI y del Banco Mundial, han tenido unas consecuencias extremadamente negativas sobre los derechos económicos, sociales y culturales, en particular [9] en lo concerniente a la salud, la educación, el acceso al agua potable, la seguridad alimentaria, etc. [10] El mismo experto observa que las políticas inducidas por las IFI han sido rechazadas por los ciudadanos mediante movimientos de protesta, violentamente reprimidos por los gobiernos y los poderes públicos a fin de garantizar que los planes impuestos por dichas instituciones se lleven a cabo (privatización de la electricidad, del transporte público, de los hospitales; liberalización del precio de los medicamentos, del pan y de otros bienes de primera necesidad; protección de los intereses de las transnacionales en materia de inversiones y apropiación de los recursos naturales comunes, etc.). En consecuencia, existe una relación estrecha entre la violación masiva de los derechos económicos, sociales y culturales y la violación masiva de los derechos civiles y políticos.

Frente a este tipo de violación de las obligaciones internacionales por parte de los poderes públicos de un Estado en cuestión, el FMI y el Banco Mundial tendrían que haber recordado a los gobernantes sus compromisos internacionales en materia de protección de los derechos civiles y políticos y de los derechos humanos en general. En lugar de cortar o suspender los programas, estas instituciones prosiguieron e intensificaron su aplicación. La indiferencia e incluso el cinismo quedan expresados sin disimulo en esta frase pronunciada durante la reunión del experto independiente con los responsables del FMI: «… para el FMI, bloquear un programa a causa de la violación de los derechos humanos no es atinado» [11]. A priori, es un hecho extremadamente grave: estas instituciones actúan como si no les concerniera ninguna obligación internacional, salvo aquellas relacionadas con los acuerdos comerciales o los acuerdos sobre inversiones. Por supuesto, persiguen en esto un fin bien preciso. En 1999, el experto independiente designado por la Comisión de Derechos Humanos identificó, con precisión, el proceso de mundialización y el papel de las instituciones financieras como parte integrante de la «contrarrevolución neoliberal» [12].

Según el derecho internacional, tanto convencional como consuetudinario [13], existen principios y normas jurídicas básicos o fundamentales relacionados con la protección internacional de los derechos humanos, cuyo alcance se extiende a todos los sujetos de derecho internacional.

Estados, instituciones financieras internacionales e intereses privados

El Banco Mundial así como el FMI no son abstracciones, en su seno las decisiones son tomadas por hombres, y también algunas mujeres, que actúan en nombre de los Estados o grupos de Estados. Pues bien, los propios Estados están indiscutiblemente vinculados por los documentos de las Naciones Unidas. Los Estados miembros del Banco Mundial y del FMI están por consiguiente, lo mismo que los otros, en la obligación de tener en cuenta el respeto obligatorio de los derechos humanos en las decisiones que toman en el seno de estas instituciones.

Pero incluso hay que ir más lejos. En el proceso de mundialización, a consecuencia de la acción de las transnacionales, del G7 y de las instituciones financieras internacionales [14], los poderes públicos nacionales y locales han sido despojados deliberadamente de sus poderes en cuestiones económicas y sociales. Los Estados intervienen cada vez más para asegurar la satisfacción de los intereses privados en vez de asegurar el pleno goce de los derechos humanos. Para el Banco Mundial, todo el problema del subdesarrollo y de la pobreza se reduce prácticamente al hecho de que los poderes públicos intervienen demasiado en lo social y en la economía, trabando a menudo la acción y la actividad del sector privado. Así, el presidente del Banco Mundial confirma en un documento titulado «Desarrollo del sector privado» que «un crecimiento producido por el sector privado es esencial para un desarrollo duradero y la reducción de la pobreza» [15].

Las instituciones financieras internacionales culpan a los Estados mientras que en el informe sometido a la Asamblea General de la ONU, el secretario general de las Naciones Unidas afirma: «Actualmente se tiende por lo general a pedir a los gobiernos que asuman demasiadas responsabilidades, olvidando que la antigua concepción del papel del Estado en el desarrollo ha pasado de moda… En tanto que no se dice nada de las responsabilidades internacionales o del papel de la economía mundial y de sus mecanismos e instrumentos, o incluso de su contribución al actual sistema político y al régimen de gobierno del mundo moderno -responsabilidades que incumben a estos sistemas- se imputa a los gobiernos males, dificultades y problemas que esencialmente tienen origen en el escenario internacional. Este tipo de enfoque no es ni objetivo ni justo, en particular con respecto a los países en desarrollo que casi no pueden decir una palabra en las decisiones fundamentales tomadas a escala internacional y que, sin embargo, son acusados de entorpecer el desarrollo, mientras que las causas profundas de la desigualdad en el plano internacional son ignoradas...» [16] (subrayado por el autor).

Es, por lo tanto, un error de fondo considerar que los Estados son los únicos responsables de la violación de los derechos humanos en el curso de la aplicación de las reglas comerciales multilaterales o a consecuencia de la aplicación de medidas impuestas por el FMI y el Banco Mundial [17]. Esta tesis está muy extendida en el seno de estas instituciones: los responsables de las violaciones de los derechos humanos serían, en efecto, los Estados miembros, considerados individualmente, pues son ellos los que deciden en última instancia las políticas que el Fondo y el Banco han de aplicar.

Esta pretensión de irresponsabilización es inaceptable en el derecho internacional

Tanto el FMI y el Banco Mundial como la OMC son ante todo organizaciones internacionales [18] en el sentido estricto del término. Como tales, poseen personalidad jurídica internacional [19], tienen sus propios órganos. [20], están dotadas de competencias para el tratado o acuerdo básico (competencias de atribución) [21]. Y, sobre todo, en tanto que organizaciones internacionales, tienen derechos y obligaciones. Por regla general, es evidente que ninguna organización internacional que pretenda actuar como sujeto de derecho internacional, ninguna de estas organizaciones que quiera ejercer sus competencias y que pretenda tener personalidad jurídica internacional puede argumentar con seriedad que está exenta del respeto de las obligaciones internacionales, especialmente las reglas de protección de los derechos humanos [22]. En tanto que sujeto de derecho internacional, toda organización internacional está sometida a este derecho, incluida la sumisión a las reglas de protección de los derechos humanos [23].

La Declaración Universal de los Derechos Humanos

Incluida en el corpus del derecho consuetudinario, la Declaración Universal de los Derechos Humanos es, como su nombre indica, universal: por lo tanto vincula a los Estados y otros sujetos de derecho internacional en sus acciones específicas y en sus responsabilidades. Ningún organismo internacional puede ampararse en su reglamentación interna para considerarse desvinculado del respeto de los acuerdos internacionales ratificados por sus miembros [24].

Las instituciones internacionales tienen entonces la obligación de crear las condiciones para el pleno goce de todos los derechos humanos, el respeto, la protección y la promoción de estos derechos. Los programas de ajuste estructural, como he señalado antes, se diferencian netamente de esto. Rebautizados ahora como «estrategias de lucha contra la pobreza», confían que el simple crecimiento económico aportará por sí solo el desarrollo, lo que es desmentido, entre otras cosas, por los informes anuales del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD). Dicho crecimiento económico, tal como lo proponen las instituciones financieras internacionales, beneficia sobre todo a los sectores más privilegiados de la sociedad y aumenta cada vez más la dependencia de los países del Tercer Mundo [25]. Más aún, el crecimiento económico realmente existente es, en esencia, incompatible con la preservación del ambiente.

La Declaración del Derecho al Desarrollo

Esta visión del desarrollo, defendida encarnizadamente por el Banco Mundial a pesar de sus fracasos patentes, no es compatible con un texto tan acabado y eminentemente social como la Declaración del Derecho al Desarrollo de las Naciones Unidas, adoptado en 1986 [26]: «Artículo 1.1. El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable…

Artículo 2. El derecho humano al desarrollo implica también la plena realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, que incluye […] el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía sobre todas sus riquezas y recursos naturales

Artículo 3.2. La realización del derecho al desarrollo exige el pleno respeto de los principios de derecho internacional […]

Artículo 8.1. Los Estados deben adoptar, en el plano nacional, todas las medidas necesarias para la realización del derecho al desarrollo […]. Deben hacerse reformas económicas y sociales adecuadas con objeto de erradicar todas las injusticias sociales

En marzo de 1981, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas propuso al Consejo Económico y Social el establecimiento del primer grupo de trabajo sobre el derecho al desarrollo. Este grupo se reunió una docena de veces en el curso de los años 80 [27] y llegó a la adopción de la Resolución 41/128 de la Asamblea General de la ONU, el 4 de diciembre de 1986, conocida con el nombre de Declaración del Derecho al Desarrollo. Sólo votó en contra Estados Unidos, «alegando en su explicación del voto el carácter confuso e impreciso de la declaración, el vínculo que establece entre desarrollo y desarme y la idea de que el desarrollo exige la transferencia de recursos del Norte desarrollado hacia el Sur subdesarrollado, y ocho se abstuvieron (Dinamarca, Finlandia, la RFA, Islandia, Israel, Japón, Suecia y el Reino Unido, quienes insistían en la prioridad de los derechos individuales sobre los derechos de los pueblos y en el rechazo a considerar que la ayuda al desarrollo constituya una obligación de derecho internacional)» [28].

La Carta de las Naciones Unidas y las instituciones especializadas

Aunque la Declaración del Derecho al Desarrollo sea una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, carece del carácter vinculante que tiene un tratado internacional para los Estados que lo han ratificado. Pero otros textos pueden desempeñar esta función: la Carta de las Naciones Unidas (Preámbulo, párrafo 3 del artículo 1 y los artículos 55 y 56) es no sólo el documento constituyente de las Naciones Unidas sino también un tratado internacional, que codifica los principios fundamentales de las relaciones internacionales. Dos Pactos Internacionales, uno sobre los Derechos Civiles y Políticos y otro sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales son también textos normativos estrechamente relacionados con el derecho al desarrollo, pues en ellos figuran también una gran parte de los derechos humanos que forman parte del contenido del derecho al desarrollo [29].

Los textos principales de las Naciones Unidas conciernen tanto los derechos individuales como los derechos colectivos, el derecho al desarrollo y el derecho a la soberanía política y económica de los Estados. Pero en realidad, tanto el Banco Mundial como el FMI, la OMC y las sociedades transnacionales no aceptaron jamás estar sometidos a ellos.

Estas instituciones han podido gozar de una terrorífica impunidad hasta ahora porque, a pesar de algunos avances interesantes, el derecho actual está lejos de ser perfecto. Por supuesto, existe una serie de instrumentos y de jurisdicciones en materia de crímenes contra los derechos humanos individuales y de crímenes contra la humanidad, pero otros crímenes que causan un gran número de víctimas a lo ancho del mundo -crímenes económicos- no son objeto de ninguna jurisdicción internacional, de ninguna convención, de ninguna definición internacional, hasta ahora.

El Banco Mundial, institución especializada de las Naciones Unidas

Por lo demás, el Banco Mundial corresponde a la definición de una de las «instituciones especializadas creadas por acuerdos intergubernamentales y dotadas, en los términos de sus estatutos, de atribuciones internacionales extendidas en los ámbitos económico, social, de la cultura intelectual y de la educación, de la salud pública y otros ámbitos conexos». Así definido, está relacionado con el sistema de las Naciones Unidas por medio del Consejo Económico y Social (conocido con la sigla en inglés ECOSOC, que actúa bajo la autoridad de la Asamblea General), según el artículo 57, párrafo 1 de la Carta de las Naciones Unidas. El sistema onusiano se basa en la cooperación internacional, en especial en la cooperación económica y social internacional. Según el artículo 55, a fin de crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para asegurar entre las naciones relaciones pacíficas y amistosas basadas en el respeto del principio de la igualdad de los derechos de los pueblos y de su derecho a disponer de sí mismos, las Naciones Unidas promoverán:
«a. niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos, y condiciones de progreso y desarrollo económico y social;
b. la solución de problemas internacionales de carácter económico, social y sanitario, y de otros problemas conexos; y la cooperación internacional en el orden cultural y educativo; y
c. el respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y la efectividad de tales derechos y libertades».

Todo el sistema de las Naciones Unidas se rige por los principios siguientes:
«1. La Organización está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros.
2. Los Miembros de la Organización, a fin de asegurarse los derechos y beneficios inherentes a su condición de tales, cumplirán de buena fe las obligaciones contraídas por ellos de conformidad con esta Carta».

En consecuencia, desde un punto de vista histórico y contrariamente a sus proclamas, el FMI y el Banco Mundial son instituciones especializadas de las Naciones Unidas. En tanto que instituciones especializadas, están vinculadas por la Carta de las Naciones Unidas. Es inevitable, por lo tanto, plantearse la siguiente pregunta: ¿Están obligados el Banco Mundial y el FMI a respetar las obligaciones enunciadas en la Carta de las Naciones Unidas, incluida la obligación de respetar los derechos humanos?

El Tribunal Internacional de Justicia lo recordaba en el caso Barcelone Traction y en el de Timor Oriental [30]. Los estatutos del Banco Mundial están totalmente impregnados de las obligaciones que se desprenden del derecho consuetudinario, en particular las obligaciones erga omnes y las reglas jus cogens. Estas obligaciones, también llamadas derecho imperativo, significan que las reglas de derecho internacional, cualquiera que sea su naturaleza, siempre son jurídicamente obligatorias y su violación acarrea consecuencias jurídicas particulares en relación con las obligaciones y los derechos que derivan de éstas. Es el caso, por ejemplo, del principio de igualdad soberana de los Estados, de la prohibición del empleo de la fuerza, de la prohibición de la tortura, de la prohibición de la desaparición forzosa de personas, presentando todas un carácter imperativo.

Las reglas jus congens son parte integrante del orden público internacional del cual ningún sujeto puede sustraerse, tanto si ha ratificado los tratados o convenciones internacionales como si no lo ha hecho. Las obligaciones erga omnes, muy cercanas del jus cogens, establecen, como ha destacado el Tribunal Internacional de Justicia, la obligación jurídica (mejor dicho, la obligación de prevención y de represión) que tienen todos los sujetos de derecho internacional, vista la importancia de los derechos en juego, de proteger estos derechos, en particular la obligación de respetar y hacer respetar en todo momento y en cualquier circunstancia los derechos humanos.

Aunque sea cierto que el Banco Mundial y el FMI son independientes de la ONU en su funcionamiento, les corresponde, de todos modos, respetar los derechos humanos y el derecho consuetudinario en general. Las IFI deben integrar esta obligación en la elaboración y la aplicación de sus políticas: ningún sujeto de derecho internacional puede sustraerse a esta obligación invocando la falta de un mandato explícito o el argumento de la «no politización», y menos aún una interpretación restrictiva de los derechos económicos, sociales y culturales, como si fueran elementos menos vinculantes que los derechos civiles y políticos. Este último aspecto ha sido claramente señalado por Eric David, quien afirma que en lo concerniente al derecho aplicable a las IFI, «los derechos más específicamente concernidos por una situación de degradación económica y social son los derechos económicos, sociales y culturales. Una situación como ésta amenaza, en efecto, el goce de estos derechos por unas categorías más o menos amplias de la población. Por lo demás, no es exagerado decir que las situaciones de extrema pobreza conducen a la violación de casi todos los derechos económicos, sociales y culturales…» [31]. Dicho autor continúa: «... si los derechos afectados por los PAE son a priori los derechos económicos y sociales, puede ocurrir que, para colmo, la violación de estos derechos ocasione también una violación de los derechos civiles y políticos de las personas afectadas» [32].

Conclusión

Tanto el Banco como el FMI no pueden invocar su «derecho constitucional» para eludir la obligación de proteger los derechos humanos con el pretexto de que sus decisiones deben ser guiadas exclusivamente por consideraciones de orden económico. Es importante señalar que las políticas seguidas por las instituciones de Bretton Woods, cuyas actividades son de un vasto alcance, tienen repercusiones directas sobre la vida y los derechos fundamentales de todos los pueblos [33].

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Eric Toussaint, presidente del CADTM (Comité para la Abolicion de la Deuda del Tercer Mundo) Bélgica, autor de La Bolsa o la vida. Las finanzas contra los pueblos. CLACSO, Buenos Aires, 2004. Coautor con Damien Millet de 50 Preguntas /50 Respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial. Icaria- Intermon/Oxfam, Barcelona 2004; coautor con Damien Millet de Los Tsunamis de la deuda, Icaria- Intermon/Oxfam, Barcelona 2006; coautor con Arnaud Zacharie de Salir de la Crisis. Deuda y Ajuste. CADTM – Paz con dignidad, Madrid, 2002.

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El autor quiere agradecer a Hugo Ruiz Díaz Balbuena, cuyos trabajos constituyen una de las principales fuentes de inspiración para la redacción de este capítulo. Se trata, en particular, del estudio inédito «Les politiques menées par les IFI et leur responsabilité pour les violations massives des droits humains suite a l’imposition des programmes d’ajustement structurel», 3 de octubre de 2004, 15 p.

Traducido por Raúl Quiroz

  1. El ABC del Banco Mundial
  2. El ABC del Fondo Monetario Internacional (FMI)
  3. Acerca de la fundación de las instituciones de Bretton Woods
  4. En un clima de caza de brujas, el Banco Mundial siempre está al servicio de los poderosos
  5. Conflictos entre la ONU y el dúo Banco Mundial/FMI
  6. SUNFED versus Banco Mundial
  7. ¿Por qué un Plan Marshall?
  8. ¿Por qué la anulación de la deuda alemana en 1953 no puede aplicarse actualmente para Grecia y los países en desarrollo?
  9. El liderazgo de Estados Unidos en el Banco Mundial
  10. El apoyo del Banco Mundial y del FMI a las dictaduras
  11. El Banco Mundial y Filipinas
  12. El apoyo del Banco Mundial a la dictadura en Turquía (1980-1983)
  13. El Banco y el FMI en Indonesia: una intervención emblemática
  14. Las falacias teóricas del Banco Mundial
  15. Corea del Sur y el milagro desenmascarado
  16. La trampa del endeudamiento
  17. El Banco Mundial vio venir la crisis
  18. La crisis de la deuda mexicana y el Banco Mundial
  19. Banco Mundial y FMI: al servicio de los acreedores
  20. Los presidentes Barber Conable y Lewis Preston (1986-1995)
  21. La operación de seducción de James Wolfensohn (1995-2005)
  22. La Comisión Meltzer sobre las IFI en el Congreso de Estados Unidos en el año 2000
  23. La cuentas del Banco Mundial
  24. De Paul Wolfowitz (2005-2007) a David Malpass (2019-…): Los hombres del presidente de Estados Unidos siguen estando a la cabeza del Banco Mundial
  25. El FMI y el Banco Mundial en la época del coronavirus: La búsqueda fallida de una nueva imagen
  26. Banco Mundial y FMI:76 años ¡Ya es suficiente! ¡ Abolición !
  27. El Banco Mundial, el FMI y los derechos humanos

Notas

[1] Jean-Philippe Peemans, Le développement des peuples face à la modernisation du monde, Academia Bruylant/L’Harmattan, Louvain-la-Neuve/París, 2002, p. 349.

[2] Jean-Philippe Peemans, Le développement des peuples face à la modernisation du monde, Academia Bruylant/L’Harmattan, Louvain-la-Neuve/París, 2002, p. 349.

3. Nicolás Angulo Sánchez, El Derecho Humano al Desarrollo frente a la mundialización del Mercado, IEPALA Editorial, Buenos Aires, 2005, p. 145.

[3] M. Benchikh, R. Charvin, F. Demichel, Introduction critique au Droit international public, col. Critique du Droit, Presses Universitaires de Lyon, 1986, p. 12.

[4] NU-CDH, «Allègement de la dette et investissement local: coordination entre l’iniciative en faveur des pays pauvres très endettés (PPTE)», Informe común de Reinaldo Figueredo (relator especial) y de Fantu Cheru (experto independiente), 14 de enero de 2000, E/CN.4/2000/51, párrafo 1.

[5] Idem, párrafo 5.

[6] En particular, el empobrecimiento masivo de capas enteras de población de los países del Tercer Mundo. Recordemos que la pobreza se considera «como un estado de negación, incluso de violación de los derechos humanos». Cf. ONU-CDH, «Mise en œuvre du droit au développement dans le contexte mondial actuel», Examen del sexto informe del experto independiente sobre el derecho al desarrollo, E/CN.4/2004.18/4, 17 de febrero de 2004, párrafo 12.

[7] ONU-CDH, «Effets des politiques d’ajustement structurel sur la jouissance effective des droits de l’homme», Informe del experto independiente Fantu Cheru, E/CN.4/1999/50, párrafo 31.

[8«Consecuencias de las políticas de ajuste económico originadas por la deuda externa en el goce efectivo de los derechos humanos y, especialmente, en la aplicación de la Declaración sobre el derecho al desarrollo», Resolución de la Comisión de Derechos Humanos 1992/22.

[9] La violación masiva y constante de los derechos económicos, sociales y culturales es indisociable del conjunto de los derechos humanos porque su violación va acompañada normalmente de violaciones graves de los derechos civiles y políticos. Cf. Jacques Fierens, «La violation des droits civils et politiques comme conséquence de la violation des droits économiques, sociaux et culturels», Institutions financières, l’exception aux droits humains, Centre de droit international de l’Université libre de Bruxelles, diciembre de 1998, Revue belge de droit international, 1991-1.

[10] ONU-CDH, «Effets des politiques d’ajustement structurel et de la dette extérieure sur la jouissance effective de tous les droits humains, en particulier des droits économiques, sociaux et culturels», E/CN.4/2003/10, párrafo 42.

[11] ONU-CDH, «Quatrième rapport de l’expert indépendent Arjun Sengupta», E/CN.4/2002/WG.18/2/Add. 1, 5 de marzo de 2002, párrafo 21.

[12] ONU-CDH, «Effets des politiques d’ajustement structurel sur la jouissance effective des droits de l’homme», Rapport de l’expert indépendant Fantu Cheru, E/CN.4/1999/50, párrafos 28-30.

[13] El derecho convencional es el derecho escrito cuyas reglas se encuentran en las convenciones internacionales, como el Pacto Internacional sobre los Derechos Económicos, sociales y Culturales (PIDESC). El derecho consuetudinario es el derecho no escrito, que es vinculante, tal como la prohibición de los crímenes contra la humanidad, el crimen de agresión, la no intervención, los derechos de los pueblos sobre sus recursos naturales, etc.

[14] Alejandro Teitelbaum las califica de «instrumentos y mandatarias de las grandes potencias y del gran capital», ver A. Teitelbaum, El papel de las sociedades transnacionales en el mundo contemporáneo, AAJ, Producciones gráficas, Buenos Aires, 2003, p. 104.

[15] Nota del presidente del Banco Mundial, 28 de septiembre de 2004. Citado por Hugo Ruiz Díaz Balbuena en «Les politiques menées par les IFI et leur responsabilité pour les violations massives des droits humains suite a l’imposition des programmes d’ajustement structurel», 3 de octubre de 2004, 15 p.

[16] AG/ONU, « Questions relatives aux droits de l’homme: questions relatives aux droits de l’homme, y compris les divers moyens de mieux assurer l’exercice des droits de l’homme et des libertés fondamentales. La mondialisation et son incidence sur le plain exercice des droits de l’homme», Rapport du Secrétaire général, 7.08.2003, párrafos 16-17.

[17] Responsabilizar sólo a los Estados resulta en la práctica «hacer responsables a una entidades de ejecución, mientras que las principales instituciones que presiden la adopción de estas políticas gozan de impunidad…». Cf. ONU-CDH, «La mondialisation et sus effets sur la pleine jouissance des droits de l’homme», E/CN.4/Su.2/2003/14, párrafo 37. Sin cursiva en el documento.

[18] J. A. P. Ridruejo, Cours général de Droit international public, Recueil des Cours de l’Académie de Droit international (RCADI), 1998, tome 274, pp. 193-198.

[19CfRéparation des dommages subis au service des Nations Unies, (Affaire Bernadotte), Recueil, 1949, p. 174.

[20] J. Verhoeven, Droit international public, Précis de la Faculté de Droit de l’UCL, Larcier, Bruselas, 2000, p. 205.

[21] J. Combacau, S. Sur, Droit international public, Montchrestien, París, 1995, segunda edición, pp. 731-732.

[22] E/CN.4/Su.2/2003/14, párrafo 37.

[23] P. M. Dupuy, Droit international public, Dalloz, París, 1995, tercera edición, p. 115.

[24] Gustave Massiah, «La réforme de la ONU et le mouvement altermondialiste», ONU, Droits pour tous ou loi du plus fort? Cetim, Ginebra, 2005, pp. 404-405.

[25] Nicolás Angulo Sánchez, El Derecho Humano al Desarrollo frente a la mundialización del Mercado, IEPALA Editorial, Buenos Aires, 2005, p. 16.

[26] El texto íntegro de la Declaración se encuentra http://www.ohchr.org/spanish/law/desarrollo.htm.

[27] La década de los años 80 es realmente paradójica, pues vio nacer un maravilloso instrumento potencial de derecho en el nivel planetario con la adopción de esta Declaración sobre el Derecho al Desarrollo. Por otra parte, fue también una de las décadas más negativas desde el punto de vista de los derechos humanos y del desarrollo a consecuencia del estallido de la crisis de la deuda, del deterioro de los términos del intercambio comercial, del crecimiento de las desigualdades entre los países del Centro y los de la Periferia, así como en el interior de cada país.

[28] Nicolás Angulo Sánchez, Op. cit, pp. 36-37.

[29] Idem, p. 288.

[30] CIJ, Recueil, 1970 y CIJ, Recueil, 1996.

[31] E. David, «Conclusions de l’atelier juridique: les institutions financières internationales et le droit international», Les institutions financières internationales et le droit international, ULB, Bruylant, Bruselas, 1999, párrafo 2.

[32] Idem, párrafo 4.

[33Cf. ONU-CDH, Effets des politiques d’ajustement structurel et de la dette extérieure sur la jouissance effective de tous les droits humains, en particulier des droits économiques, sociaux et culturels, E/CN,4/2003/10. Análisis del caso de Bolivia.

Fuente: http://cadtm.org/El-Banco-Mundial-y-los-derechos

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Libro (PDF): La política y lo político : en el entrecruzamiento del posfundacionalismo y el psicoanálisis

Reseña: CLACSO

El objetivo general que nos propusimos en este libro fue ahondar en una ontología de lo político haciendo hincapié en las profundas metamorfosis y dislocaciones del orden social contemporáneo. En pos de cumplir con nuestra propuesta ha sido fundamental el entrecruzamiento entre la tradición psicoanalítica, especialmente de impronta lacaniana, y la posfundacional.
En este sentido, muchos de los capítulos desarrollan aspectos nodales del decir teórico-político actual y otros indagan especialmente en los registros lacanianos de lo real, lo simbólico y lo imaginario, atendiendo a la producción de subjetividad y su relación con el problema del lazo social en el neoliberalismo.

 

 

Autor/a:                              

Muniagurria, Mandela – Laleff Ilieff, Ricardo J. – Márquez Broggini, Maximiliano Jorge – Barros, Sebastián – Mancinelli, Elena Ferrás, Graciela Liliana – Rossi, Miguel Ángel –  Mancinelli, Elena – Compilador/a o Editor/a  Rossi, Miguel Ángel –  Yagüe, Pedro – Abadi, Florencia – Lizárraga, Fernando.

Editorial/Editor: Instituto de Investigaciones Gino Germani
Año de publicación:  2020
País (es): Argentina
Idioma: Español
ISBN :  978-607-8429-63-9
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La política y lo político : en el entrecruzamiento del posfundacionalismo y el psicoanálisis
Fuente e imagen:

 

http://biblioteca.clacso.edu.ar/
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