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Mirando a la Neurociencia desde la educación

María Antonia de la Parte-Pérez*

     Al referirnos a la Neurociencia estamos abarcando el conjunto de ciencias cuyo objeto de estudio es el sistema nervioso central (SNC) y muy especialmente la actividad cerebral (AC) referida al pensamiento, los sentimientos, la conducta y el aprendizaje humanos. El objetivo final de la neurociencia es la localización anatómica de las funciones cerebrales y las múltiples interrelaciones que se crean, evidenciadas por el entramado de las conexiones neuronales denominado por Sebastian Seung conectoma. Visto así, el ser humano grosso modo, está formado a imagen y semejanza de su genoma y su conectoma.

     Desde la década de los 90 del siglo pasado, se han incrementado los estudios sobre la función del SNC para conocer cómo funciona el cerebro humano. Aunque el estudio de la localización de las funciones cerebrales arranca en tiempos de Herófilo y Galeno, unos tres siglos antes de Cristo y marcha en paralelo con el aumento del conocimiento de la anatomía y fisiología del SNC, el avance del conocimiento de la AC ha sido facilitado por los avances tecnológicos que permiten observar los cambios que se producen en el cerebro durante las actividades estudiadas, por medio de las técnicas imagenológicas disponibles: tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética nuclear (RMN), resonancia magnética nuclear funcional (RMNf), tomografía de emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), combinación de RMNf-PET y la tomografía computarizada con emisión de fotones únicos (SPECT, por sus siglas en inglés). Las neuroimágenes permiten cartografiar el cerebro y de este modo se ha podido diferenciar la forma en que procesan los datos los hemisferios cerebrales, y cómo hace el cerebro para incorporar información nueva. El cerebro tiende a procesar los datos desde el hemisferio derecho, relacionado con la intuición, la creatividad y las imágenes, entre otros muchos datos conocidos del funcionamiento del SNC del humano normal y del enfermo.

       Como resultado del avance del conocimiento obtenido a través de la Neurociencia, para apropiarse del mismo surgen disciplinas como la Neuroeducación y la Neurodidáctica, las cuales nos van a permitir explicar las bases neurológicas de las diferentes teorías del aprendizaje. Las actividades cognitivas son esencialmente hechos que tienen asiento en el sistema nervioso y los avances de la neurofisiología aportan el conocimiento para la comprensión de los procesos cognitivos que permiten también explicar el conocimiento adquirido mediante las diferentes fuentes de aprendizaje: formal, no formal e informal.

       La ciencia está demostrando lo que los educadores sospechábamos desde hace tiempo: la memorización y la repetición no son buenas prácticas para todas las formas de aprendizaje; aprendemos también haciendo, experimentando y emocionándonos. Se sabe también que al aprender en grupo, los conocimientos se afincan más intensamente en la memoria y que el ejercicio físico es otro elemento facilitador del aprendizaje. La comprensión del funcionamiento del cerebro, nos permite apreciar la importancia de la curiosidad y la emoción para la adquisición del conocimiento. Es así como la neurociencia ha descubierto a la emoción como el ingrediente mágico del aprendizaje, fundamental para el proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que se crea un binomio indisoluble entre la emoción y la cognición, explicable por la morfofisiología cerebral (Mora, 2013;Sáez, 2014).

     La neurociencia nos muestra que el binomio emoción-cognición es indisoluble, con base en la anatomía y fisiología cerebral, producto del proceso evolutivo humano. Toda información sensorial – recibida a través de nuestros sentidos – antes de llegar a la corteza cerebral para ser procesada por las áreas de asociación – áreas de procesamiento del conocimiento – es filtrada por la zona emocional del cerebro denominada sistema límbico en donde se otorga a esa sensación la impronta emocional y de ahí, revestida de la emoción correspondiente, está lista para el procesamiento cognitivo por el que se crea el pensamiento. Mediante este mecanismo se puede explicar la importancia de la emoción en todo proceso racional de aprendizaje y la memorización (Mora, 2013).

       El surgimiento de las neurociencias ha logrado que la Neurología y la Pedagogía se reúnan en una construcción multidisciplinar para el crecimiento de la Neuroeducación y de la Neurodidáctica. La neuroeducación es un nuevo enfoque de la enseñanza basada en la evidencia de la actividad cerebral. Esta nueva disciplina nos invita a reflexionar sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera multifactorial de modo de acoplar las metodologías pedagógicas alineadas con la neurodidáctica de modo de lograr un proceso de enseñanza-aprendizaje cada vez más personalizado y dirigido al cumplimiento, seguimiento y evaluación de las políticas educativas requeridas para lograr la calidad de la educación proyectada.

       La neuroeducación como nuevo paradigma del proceso de enseñanza-aprendizaje, deber ser transversal en todos los niveles de la educación. Está demostrado que en el proceso de aprendizaje, primero es la motivación, le sigue la atención y por último, está la memorización.

       El desarrollo de las neurociencias en las últimas décadas, aportan a las Ciencias de la Educación conocimiento que requiere ser incluido en los currículos de la formación inicial docente. Son temas centrales: las bases neurofisiológicas del aprendizaje, así como del crecimiento, maduración y desarrollo del SNC humano que sustentan dichos procesos.

       La formación inicial docente en el futuro cercano – ya – si bien no necesita incluir en sus programas docentes asignaturas como neuroanatomia, neurohistología, neurofisiología, neuropsicologia y psicofisiología de las emociones, como se administran para los estudiantes de las Ciencias de la Salud, deberá cubrir los básicos que permitan al egresado de nuestros pedagógicos y escuelas de educación adquirir los elementos fundamentales que les permita comprender los procesos neurobiológicos relacionados con el aprendizaje o mejor expresado el enseñaje vocablo que alude al proceso de enseñanza-aprendizaje, para fundamentar la nueva disciplina de la neuroeducación, a saber: la neurodidáctica, con el objetivo de que la enseñanza del siglo XXI logre potenciar y perfeccionar las habilidades propias de cada sujeto.

       Los contenidos de las bases biológicas del comportamiento humano, construidos desde el campo transdisciplinar de las neurociencias, formulan en la formación docente una nueva mirada del hecho educativo e instalan un modo distinto de abordar las construcciones pedagógico-didácticas, en los diversos ámbitos y modalidades de la educación. Por todo lo explicado nos hallamos frente a la Neurodidáctica para proponer metodologías apropiadas como son el aprendizaje basado en proyectos (ABP), el aula invertida (flipped classroom), la teoría de las inteligencias múltiples, el aprendizaje colaborativo, entre otras, con el uso de las TIC’s preferiblemente.

       El educador que abraza la neurodidáctica, debe tener como meta la motivación de sus estudiantes por el efecto que este estado de ánimo tiene sobre la atención y la comprensión, hechos que no será posible alcanzar sin el clima docente favorable que mantenga la felicidad del binomio alumno-maestro para lograr los resultados programados. ¡Ah! Recordando siempre que enseñas, enseñar a dudar de lo que enseñas.

Referencias

Mora, F. (2013). Neuroeducación. Sólo se puede aprender lo que se ama. Madrid. Alianza Editorial. Pp.224

Sáez, C. (2014). Neuroeducación, o cómo educar con cerebro. Disponible en: https://cristinasaez.wordpress.com/2014/10/06/neuroeducacion-o-como-educar-con-cerebro/

Seung, S. (2012). El Conectoma. Disponible en: https://www.bbvaopenmind.com/sebastian-seung-presenta-los-resultados-de-su-estudio-sobre-el-conectoma

 

*María Antonia de la Parte-Pérez

Doctorante del Doctorado Latinoamericano en Educación: Políticas públicas y Formación docente (UPEL) Primera cohorte (2013).

contacto: mariantonia.delaparte@gmail.com

Fuente de la imagen: https://pixabay.com/en/skull-and-crossbones-skull-brain-1739995/

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Expertos proponen aplicar las neurociencias al ámbito educativo

Por: ABC

El OINE  desarrollará trabajos de investigación sobre el impacto del conocimiento neurocientífico en los procesos de aprendizaje con el fin de promover mejoras en el sistema educativo.

El binomio cerebro y aprendizaje ha unido a Fundación Telefónica y Fundación INECO para estudiar y divulgar sus interrelaciones y los conocimientos más actualizados en esta disciplina. El próximo 29 de octubre presentarán en Madrid el Observatorio Iberoamericano de Neurociencias y Educación (OINE) en una jornada en la que participarán los neurocientíficos Facundo Manes, presidente de la Fundación INECO, Pekka Rasanen, Florencia Salvarezza,Andrea Abadi y Jesús Guillén, quienes intentarán dar respuesta a preguntas como ¿Qué puede aportar la neurociencia a la educación?; ¿Existe un cerebro matemático?; ¿Cómo se deben manejar las emociones en el aula?; ¿Cómo aprende el cerebro?

El OINE tiene como objetivos promover la investigación sobre el impacto del conocimiento neurocientífico en los procesos de aprendizaje a fin de promover mejoras en el sistema educativo; dotar de un conocimiento neurocientífico validado a los docentes de habla hispana; divulgar entre la la población general sobre los diferentes procesos neurocientíficos, incrementando así su nivel de conocimiento; impactar en el proceso de aprendizaje de los niños y adolescentes iberoamericanos a través de la neurociencia cognitiva aplicada; y publicar y dar a conocer las investigaciones pioneras en estos campos en España y Latinoamérica.

En esta jornada participarán Facundo Manes, neurólogo clínico y neurocientífico argentino, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), presidente de la Fundación INECO y de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders;Pekka Rasanen, neuropsicólogo clínico y subdirector ejecutivo en el Instituto Niilo Mäki (Jyväskylä, Finlandia); Florencia Salvarezza, Directora del Departamento de Lenguaje de INECO y Directora del Instituto de Neurociencias & Educación (INE); Andrea Abadi, Magister en psiconeurofarmacologia de la Universidad Favaloro, directora del Departamento Infanto Juvenil Ineco (Argentina), y subdirectora del Instituto de Neurociencia y Educación (INE); y Jesús Guillén, autor de la plataforma neuroeducativa ‘Niuco’, y profesor de postgrado en la Universidad de Barcelona y de máster de Neurodidáctica en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-expertos-proponen-aplicar-neurociencias-ambito-educativo-201610272127_noticia.html

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La Neurociencia demuestra que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción

4 de octubre de 2016/Fuente:  insurgenciamagisterial/Autoconocimiento Integral

El investigador en neurociencia Francisco Mora asegura que el elemento esencial en el proceso de aprendizaje es la emoción porque sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que le dice algo nuevo a la persona, que significa algo, que sobresale del entorno en Neuroeducación, el libro que acaba de publicar en Alianza Editorial.

Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria. Neuroeducación

La alegría como base del aprendizaje

El científico señala que “los niños hoy aprenden, desde muy pronto, conceptos abstractos en habitaciones con ventanales sin mucha luz o luz artificial, con el rigor y la seriedad de maestros que se aleja de aquel “juego” primitivo que generaba aprender y memorizar de lo sensorial directo, “con alegría”, base de la atención y el despertar de la curiosidad”.

Entender esto hoy en su raíz y desde la perspectiva de cómo funciona el cerebro y sacar ventaja de ello –afirma– “es un primer principio básico de la enseñanza con el que se puede llegar a aprender y memorizar mejor. estos principios se pueden extender en su aplicación no solo a la enseñanza básica o durante la adolescencia sino a los más altos estudios universitarios o a estudios aplicados sea la empresa o la investigación científica”.

Asimismo añade que “la neurociencia cognitiva ya nos indica, a través del estudio de la actividad de las diferentes áreas del cerebro y sus funciones que solo puede ser verdaderamente aprendido aquello que te dice algo. aquello que llama la atención y genera emoción. aquello que es diferente y sobresale de la monotonía”.

“La atención, ventana del conocimiento, despierta cuando hay algo nuevo en el entorno. Ese ‘algo nuevo’ apela, como hace millones de años, a la supervivencia como último significado” –añade–. “La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con nuestra propia vida”. “Pero con el devenir evolutivo y la propia civilización –advierte Mora–, aprender y memorizar son mecanismos que los hemos llevado a unos niveles tan abstractos y de tan alto calado social que escapan y se han venido alejando de las raíces inviolables, genéticas y evolutivas, de aquella alegría que en su origen significó verdaderamente aprender y memorizar”.

Conocer cómo funciona el cerebro revitalizaría la enseñanza

A su juicio, revitalizar hoy la enseñanza y el aprendizaje en este nuevo contexto de una cultura avanzada, “requiere un conocimiento de cómo funciona el cerebro en esos procesos y llevarlo a los maestros y los profesores para que estos finalmente lo apliquen en las aulas”. Asegura que “de esto se han dado cuenta muy recientemente prestigiosos pensadores e instituciones como el recién creado Centro de Neurociencia para la Educación de la Universidad de Cambridge o la International Mind-Brain and Education Society a través de su revista Mind, Brain and Education”. No obstante asegura que “es bien cierto que, hasta ahora, el conocimiento extraído de las neurociencias no ha sido fácil mostrarlo a los maestros y ellos transferirlo como método a la enseñanza de los niños o los estudiantes de instituto”.

Reconoce que “existen problemas en la relación neurocientífico-maestro (y mas allá profesores universitarios) sobre todo en el lenguaje utilizado por los primeros para dirigirse a los segundos en la transferencia de estos conocimientos. y en los segundos, los maestros, para captar, con certeza y seguridad esos conocimientos a la hora de emplearlos con los alumnos”.

“Desde esta perspectiva como base –subraya– se pretende construir este libro que propongo con el título de Neuroeducación y que tendría un formato similar al libro ¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro?”

Mora, utilizando un lenguaje sencillo, conciso y asequible pretende “desarrollar las contestaciones a las preguntas básicas y los componentes esenciales del problema que representa el advenimiento de la neurociencia para la educación y enumerar y describir brevemente las soluciones y ventajas de estas nuevas concepciones”.

El diario El Mundo ha publicado una entrevista al científico con motivo de su laudatorio en homenaje a la neuróloga Rita Levi-Montalcini en la embajada italiana.

Fuente: https://autoconocimientointegral.com/2015/07/04/la-neurociencia-demuestra-que-el-elemento-esencial-en-el-aprendizaje-es-la-emocion/

Imagen: Insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/twitter.jpg

Fotografía: twitter

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Francisco Mora: “El cerebro sólo aprende si hay emoción”

Para Francisco Mora, la clave no está en fomentar las emociones en el aula, sino en enseñar con emoción. Por eso, un “profesor excelente es capaz de convertir cualquier concepto, incluso de apariencia ‘sosa’, en algo siempre interesante”.

Por: Educación 3.0.

A lo largo de su trayectoria profesional, Francisco Mora ha alternado su labor como docente es, además de doctor en Medicina y Neurociencia, catedrático de Fisiología en la Universidad Complutense de Madrid y profesor adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica en la Universidad de Iowa, en Estados Unidos con la de investigador (en España y Estados Unidos) y la de divulgador. Tanto en sus conferencias, como en sus artículos y libros, se centra sobre todo en el funcionamiento del cerebro, en cómo aprendemos y la influencia que tienen las emociones en este proceso. El objetivo: acercar los avances de la neurociencia al público.

¿Cómo aprende el cerebro?

Aprender es un proceso que ya viene programado genética-mente en el cerebro de todos los organismos. Es la base de la supervivencia del individuo y de la especie, como lo puede ser comer, beber o la propia sexualidad. Aprender y memo-rizar en su esencia significa hacer asociaciones de eventos que producen cambios en las neuronas y sus contactos con otras neuronas en redes que se extienden a lo largo de mu-chas áreas del cerebro. Y, en su esencia, todos los cerebros usan los mismos mecanismos neurales de aprendizaje.

Y, en el caso concreto de un niño, ¿cómo aprende?

Un niño comienza a aprender desde el mismo momento del nacimiento, si no antes. Aprende en los primeros años a través de esos mecanismos básicos que son la imitación, la atención compartida y la empatía, como explico y pongo ejemplos en uno de mis últimos libros ‘Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama’.

¿Qué papel juegan los padres y los docentes en el aprendizaje de un niño?

Un papel trascendente, sobre todo en el aprendizaje de va­lores y normas. Los padres, con su lenguaje, su conducta y, con ella, el respeto a ciertos valores y normas, moldean, cambian la estructura física y química del cerebro del niño de una forma casi definitiva y, por tanto, su futura conduc­ta. El maestro, definitivamente, colabora en ese proceso de manera esencial.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/francisco-mora-el-cerebro-solo-aprende-si-hay-emocion/33224.html

Imagen: http://webdelmaestrocmf.com/inicio/wp-content/uploads/2016/04/rancisco-mora.jpg

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Personas distraídas tienen más materia gris en el cerebro

Por: Journal of Neuroscience

Las personas que son fáciles de distraer o que hasta una mosca las saca de concentración tienen más materia gris en su cerebro, según estudios recientes.

Un grupo de neuronas en el lóbulo parietal superior es el causante de esa facilidad con que se distraen algunas personas, concluyó un estudio científico publicado en la revista Journal of Neuroscience. Los resultados del estudio revelaron que las personas más distraídas generalmente tienen un mayor volúmen de masa gris en dicha región del cerebro.

Esto no es necesariamente bueno, pues tener mayor materia gris no significa que se sea más inteligente o que se tenga un cerebro más ágil o funcional, y es más bien contradictorio en este caso específico, pues el exceso de masa en el lóbulo parietal superior hace que algunos individuos encuentren más difícil alcanzar un estado de concentración.

 La concentración, un reto en la era digital

Con la sobre oferta de información y el océano de datos que representa la web hoy en día, la cosa se vuelve más difícil para aquellos que tienen esta condición. “En la era de la sobrecarga de información, la atención es todo un reto”, afirma Ryota Kanai, investigador del London University College y coautor del estudio.

Kanai estudió el cerebro de 145 personas que habían completado previamente un formulario para calcular su propensión a la distracción en la cotidianidad (olvidar dónde parquearon el auto, tener lapsus mentales, olvidar una cosa de la lista de compras del supermecado, etc).

Los resultados demostraron que había algunas diferencias cerebrales que estaban ligadas con la capacidad de mantener la concentración y la atención en una tarea específica. La conclusión central del estudio fue que aquellas personas que tenían más volúmen cerebral en el lóbulo en cuestión, eran más propensas a perder la concentración fácilmente y a distraerse con lo mínimo.

La hipótesis de Kanai y su grupo de investigadores es que, a medida que el cerebro madura, se pierden o destruyen algunas neuronas de esa zona, y ese proceso ayuda a que mejore la concentración y la capacidad de prestar atención.

Fuente: http://www.lr21.com.uy/tecnologia/1301056-personas-distraidas-mas-materia-gris-cerebro

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Neuroeducación: Nuevas metodologías y motivación del alumno en el aula inclusiva

Por. Paula Sanjuan García

Vivimos en una época de grandes avances, en la que los cambios tecnológicos existentes, y en referencia a las tecnologías de visualización cerebral, tenemos la posibilidad de obtener un mayor conocimiento sobre cómo aprende nuestro cerebro.

Según Salas (2003), la Neurociencia hace referencia a un “conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el sistema nervioso, con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el aprendizaje” (p. 156). Entendemos que el estudio del cerebro humano es un proceso realmente complejo, pero nos encontramos en un momento de crecimiento en el que gracias a los nuevos conocimientos aportados por la Neurociencia, disponemos de suficiente información empírica, que nos permite abarcar y poner en práctica distintos programas y metodologías educativas innovadoras y afines, a las competencias y necesidades personales y de aprendizaje que presentan nuestros alumnos.

Tal y como indica Lacoboni (2009) “Estamos en un punto en el que los resultados de la neurociencia pueden ejercer una influencia significativa en la sociedad y en la comprensión de nosotros mismos y cambiarlas” (Lacoboni, 2009,p. 260). El término Neurociencia también es definido por el doctor en Medicina y Neurociencia, catedrático de Fisiología Humana, Francisco Mora Teruel, siguiendo las ideas y planteamientos de Eric Kandel, premio Nobel de Neurociencia en el año 2000. Mora define la Neurociencia como un “conjunto de conocimientos sobre cómo funciona el cerebro y el producto de ese funcionamiento, que es el pensamiento, los sentimientos y la conducta humana”. (Mora, 2009, p.5).

En la actualidad, gran cantidad de especialistas de distintas disciplinas, (Jessell, Kandel &  Schwartz, 1997; Beiras, 1998; Geake, 2002; Sierra & Sierra 2000); resaltan la necesidad de cambiar la forma de enseñar y de aprender en colegios y universidades. Destacan la importancia de generar y aplicar metodologías basadas en la información que podemos obtener sobre el funcionamiento del cerebro, incidiendo en cómo estas modificaciones en las sesiones, pueden mejorar el proceso educativo y de desarrollo de nuestros alumnos.

Autores como (Robinson, 2009; Mora, 2016 y Sáez, 2014); se incluyen en este grupo de profesionales, los cuales apuestan por una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro, la Neuroeducación. La Neuroeducación nace de los grandes avances descubiertos en los últimos 25 años en el estudio del funcionamiento del cerebro (Neurociencia), y esta demostrando la inefectividad de los modelos educativos tradicionales que imperan en las aulas.

La Neuroeducación, se ha desarrollado a través de la propia comunidad de maestros, al intentar hallar nuevos métodos educativos, basados en datos empíricos. De este modo observamos como la confluencia entre la educación y la Neurociencia, ofrece la posibilidad “de encontrar vías a través de las cuales poder aplicar en el aula los conocimientos que ya poseen sobre los procesos cerebrales de la emoción, la curiosidad y la atención, y cómo estos procesos se encienden y con ellos se abren puertas al conocimiento a través de los mecanismos de aprendizaje y memoria” (Mora, 2016, p.27)

De acuerdo con la Neuroeducación, la enseñanza debe potenciar y perfeccionar las habilidades propias y biológicas de cada sujeto, “porque cada cerebro es único y singular, y tiene un ritmo de maduración concreto, (…) cuando se utilizan estrategias en consonancia con la forma natural de aprendizaje de nuestro cerebro, el proceso se facilita” (Guillen, 2015). (Bueno 2015; Howard-Jones, 2011 y Sáez, 2014); añaden que la misión de la Neuroeducación es la de ayudar, ampliar y facilitar el aprendizaje, tanto para aprender como para enseñar, a partir de los descubrimientos obtenidos sobre el cerebro.

Es necesario resaltar, que en el ámbito de la Atención a la Diversidad, y en especial, en alumnos con dificultades de aprendizaje, la Neuroeducación puede influir de forma significativa en el proceso de detección e intervención de déficits en el aula; que puedan obstaculizar o disminuir distintas habilidades como la lectura, la escritura, el cálculo o aprendizaje, de manera temprana. Además de ayudar a “prevenir, reducir o mitigar todas aquellas consecuencias de vivir en ambientes estresantes y negativos o de constante amenaza, con lo que adquieren hábitos que influyen también de manera negativa en el desarrollo normal de sus cerebros” (Mora, 2016, p. 29).

Tenemos que tomar conciencia de que este nuevo planteamiento resalta la necesidad de trasformar la manera de educar y de trasferir el conocimiento, de “enterrar” y dejar de lado, los antiguos enfoques metodológicos tradicionales y diseños curriculares que imperan aún en la actualidad, y en la gran mayoría de aulas. Aunque no debemos de olvidar que estos cambios, para ser efectivos deben de ir acompañados de la formación adecuada a cada caso, con la perspectiva de que los docentes se aprovechen de estos nuevos conocimientos sobre el  funcionamiento del cerebro humano y como aplicarlos en el aula.

Es importante mencionar que estas metodologías  insisten en la importancia de entender al alumno como un ser global, y cómo su formación en conceptos puramente académicos deben ir ligados a la comprensión del funcionamiento de su entorno cotidiano, tanto nivel conceptual como instrumental. ¨Muchas veces formamos a las personas para que sean grandes profesionales, pero nos olvidamos de que antes tienen que ser personas” (Sáez, 2014, p.79). De manera transversal y como señala Jesús C. Guillem, autor de diversos artículos pertenecientes a la Neuroeducación, y colaborador de Master Class realizada en la Universidad Internacional de Valencia (VIU), insiste en que los docentes han de ser capaces de fomentar aptitudes y valores correspondientes a la Inteligencia emocional, crear climas positivos de aprendizaje en los que los alumnos se sientan valorados, escuchados y respetados, fomentar la empatía y las habilidades emocionales que les permitan entenderse, valorarse y seguir motivados cuando algo no les sale como esperaban.

En el Máster Universitario de Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana de la VIU parte de la Neuroeducación, siendo aplicada a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales, favoreciendo así su inclusión en el sistema educativo, teniendo a su disposición metodologías basadas en la Neurociencia.

Fuente: http://www.viu.es/neuroeducacion-nuevas-metodologias-motivacion-del-alumno-aula-inclusiva/

Imagen: http://www.viu.es/wp-content/uploads/2016/08/head-776681_960_720-e1470830086167.jpg

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Monjes tibetanos apuestan por la ciencia en su currículum monástico

China/ Agosto de 2016/EFE

Organizado por la LTWA y el Gobierno tibetano en el exilio, el congreso reúne por dos semanas en Dharamsala a 20 monjes y 12 monjas aspirantes a obtener el título Geshema, equivalente a un doctorado en filosofía budista.

Más de una treintena de monjes y monjas tibetanas aprenden desde este lunes física, neurociencia y biología en un congreso en el norte de la India, en una apuesta por perseguir el «sueño» del dalái lama de fusionar ciencia moderna y budismo.

«Durante décadas, Su Santidad ha tenido el sueño de introducir una educación científica amplia en el currículum del sistema educativo tradicional monástico tibetano», aseveró en la inauguración del evento el director de la Biblioteca de Trabajos y Archivos Tibetanos (LTWA), Geshe Lhakdor.

Organizado por la LTWA y el Gobierno tibetano en el exilio, el congreso reúne por dos semanas en Dharamsala, donde tiene su sede la Administración Central Tibetana (CTA), a 20 monjes y 12 monjas aspirantes a obtener el título Geshema, equivalente a un doctorado en filosofía budista.

Según informó la CTA en un comunicado, Lhakdor se mostró optimista de que la iniciativa inspirará un «cambio de paradigma» en la educación, al proporcionar las herramientas para fusionar el entrenamiento del «corazón y el intelecto».

El congreso, que finalizará el próximo 13 de agosto, es un intento de cumplir con la «visión de Su Santidad el dalái lama», concluyó el secretario adjunto de Religión del Gobierno en el exilio, Thupten Tsering, en la ceremonia.

China asegura que el Tíbet es históricamente parte inseparable de su territorio, aunque los tibetanos en el exilio argumentan que la región fue independiente durante siglos hasta que fue ocupada por las tropas comunistas e integrada en la República Popular en 1951.

El dalái lama se exilió en Dharamsala en 1959 tras la revuelta en el Tíbet contra la China comunista y en esa ciudad india tiene su sede el Gobierno tibetano en el exilio.

Fuente: http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:173095/Monjes-tibetanos-apuestan-por-la-ciencia-en-su-curr%C3%ADculum-mon%C3%A1stico

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