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Por qué la actividad física es tan importante para los niños

Europa/España/29-09-2019/Autora: Paula González/Fuente: El País

Por: Paula González

Miguel Camarena, medallista nacional e internacional y licenciado en Ciencias del Deporte, no solo explica el porqué, sino cómo hacer que nuestros hijos estén sanos.

En jóvenes y adolescentes de siete a 17 años, la Organización Mundial de la Salud define la actividad física como: “juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias”. Deben ser actividades diarias de 60 minutos de intensidad moderada o alta y los beneficios serán mayores para aquellos chavales que practiquen deporte más de una hora al día.

● Desarrollar un aparato locomotor (huesos, músculos y articulaciones) sano.

● Desarrollar un sistema cardiovascular (corazón y pulmones) sano.

● Aprender a controlar el sistema neuromuscular (coordinación y control de los movimientos).

● Mantener un peso corporal saludable.

Miguel Camarena cree que “hoy en día el sobrepeso en niños y niñas se ha disparado y va en aumento, en parte por la inactividad, ya que se ha cambiado el pilla pilla y el juego del pañuelo por las consolas”. Es cierto que los videojuegos fomentan también otro tipo de habilidades cognitivas y es positivo que los pequeños desarrollen su creatividad e imaginación con actividades más sedentarias como la pintura, los juegos de mesa, la música o la lectura.

Sin embargo, teniendo las clases a la vuelta de la esquina, ya serán suficientes horas de estar parados, concentrados en una actividad más tranquila. Por lo que las pautas que Camarena recomendaría a cualquier familia con hijos se pueden resumir en dos: “Lo más importante es que practiquen un deporte que les guste y, a ser posible, que prueben uno colectivo y uno individual, porque cada uno aporta valores distintos pero muy necesarios”. Así, quizá se pueda combinar la danza con el baloncesto, o la escalada con el balonmano. Según el gusto de cada uno.

Lo importante es que se muevan, ya que según los datos que recientemente ha publicado la fundación Gasol en su estudio PASOS, tan solo el 36,4% de la población infantil en nuestro país cumple con las recomendaciones de la OMS de una hora de actividad física al día. Esto contradice todos los beneficios físicos y psíquicos? que se conocen acerca del deporte hasta el momento: “Se ha demostrado que practicar un deporte genera conexiones neuronales y aumenta la inteligencia” dice Miguel.

¿Qué debemos tener en cuenta sobre el deporte en población infantil?

En primer lugar, el atleta nos recuerda “que los niños no son adultos en miniatura y que requieren un trato emocional correcto y un entrenamiento diferente de los adultos”.

Lo más importante, según Camarena, es “dejar decidir al niño qué deporte quiere practicar y, si quiere cambiar cada cierto tiempo, que pueda hacerlo. No castigar al niño nunca sin hacer deporte – porque el ejercicio le ayuda a relajarse y a estar mejor – y, sobre todo, no castigar al niño poniéndolo a hacer deporte”. Los castigos refuerzan la sensación de negatividad en una actividad y lograríamos justo el efecto contrario de lo que pretendemos.

En las actividades extraescolares es cada vez más habitual apuntar a los pequeños a competiciones, donde los padres van a animar, e incluso a veces a crispar el ambiente, así que Miguel nos recomienda: “Si tu hijo hace algún deporte, celebrar cada competición gane o pierda, porque así asocian el deporte, y no solo el ganar, a disfrute”. Esto no significa que no debamos acompañar a los pequeños, ya que ”hacer actividad física y ejercicio con los hijos es perfecto porque favorece nuestro vínculo con ellos”, asegura Miguel.

¿Y qué hay de los deportes de fuerza? ¿Son recomendados para los pequeños de la casa? Camarena lo tiene claro: “Si tu hijo quiere entrenar fuerza puede hacerlo porque esto no va a detener su desarrollo. Es un mito muy extendido que se frena el crecimiento por entrenar fuerza”.

Aún así, siempre hay que entrenar siguiendo los consejos de un profesional, adaptando las cargas – si las hay – a la forma física de los niños, y siempre nos debemos asegurar de que la equipación sea la adecuada a su talla. En especial el calzado, como nos advierte Miguel, y que vayan siempre con una cantimplora con agua ya que “muchas veces no sienten sed, pero deben cuidar la hidratación”.

Combatir el sedentarismo

Según la AEP (Asociación Española de Pediatría), no basta con seguir las recomendaciones de la OMS de una hora de actividad física al día, también hay que luchar de forma activa contra el sedentarismo con actividades como: Disminuir el tiempo sentados en medios de transporte; ir caminando al colegio; reducir el tiempo frente al televisor, ordenadores y videojuegos; y motivar a los niños a colaborar en tareas domésticas que precisen actividad física.

Como en todo, lo importante en la salud de los más pequeños radica en que ellos tomen ejemplo de lo que los adultos de su entorno hagan, así que quizá esta vuelta al cole pueda ser un buen momento para desempolvar las zapatillas de deporte y buscar una actividad que podáis disfrutar en familia.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/09/13/mamas_papas/1568373773_766385.html

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Vuelta al cole: cómo empezar bien el nuevo curso y no morir en el intento

Por: Rafael Guerrero Tomás 

Las vacaciones de verano ya han terminado e irremediablemente comienza un nuevo curso escolar para los más pequeños y los no tan pequeños

Las vacaciones de verano ya han terminado e irremediablemente comienza un nuevo curso escolar para los más pequeños y los no tan pequeños. En este artículo me voy a centrar en los niños de la etapa de Educación Infantil, pues son los que más suelen sufrir al incorporarse a las clases una vez concluido la etapa de piscinas, playas, juegos y casi ausencia de horarios. La gran mayoría de niños se suelen adaptar bien a la nueva etapa, pero no siempre es así.

No hay más que ir a las nueve de la mañana a la puerta de un colegio, una escuela infantil o guardería para ver lo mal que lo pasan algunos niños en estos primeros días de clase. Llantos, gritos, mocos y súplicas. Algunos niños van relativamente tranquilos el primer día de clase hasta que se encuentran con otros compañeros que están llorando desconsoladamente. El efecto contagio no suele ayudar. Debemos entender que esta etapa supone una nueva adaptación que requiere tiempo, cariño y paciencia. Es un duelo en el que tenemos que acompañar a nuestros hijos para favorecer una adaptación lo menos difícil o traumática posible. Además, cada niño es un mundo, debiendo amoldarnos a sus ritmos, características y momento evolutivo. Por si todo esto no fuera poco, son muchos los niños que cambian de colegio, de etapa educativa y de profesor. Algunos pasan al colegio de mayores. El aula es nueva y seguramente haya compañeros nuevos. Todo esto, metido en un mismo recipiente y agitado, tiene distintos resultados. Algunos de nuestros hijos y alumnos no digieren bien esta mezcla de tantos ingredientes y la consecuencia son algunos días algo agitados y convulsos. Ya sé que muchos padres se plantearían como objetivo de estos primeros días que sus hijos no sufran, pero debemos ir más allá. Mirar más a largo plazo. El objetivo debería ser hacer de la experiencia un aprendizaje. Seamos conscientes de que este será uno de los primeros cambios significativos de los muchos que tendrán en su vida. Aprovechemos la oportunidad de construir aprendizaje y resiliencia.

Son muchas las emociones que nos asaltan a padres e hijos en estos primeros días de colegio: nervios por el comienzo de la nueva etapa, tristeza por dejar atrás el verano, alegría por volver a ver a los compañeros de clase, curiosidad por cómo será el nuevo profesor, miedo a no encontrarme cómodo en clase y a la separación, etc. Todas estas emociones son normales y deben ser reconocidas, permitidas y legitimadas. No podemos hacer nada para que estas emociones tan variopintas surjan. Los niños más pequeños tienen miedo a la separación de sus padres. No pasa nada, es normal. Es un miedo universal. Miedo a ser separados de las personas de las que depende su supervivencia. Este miedo se activa, evidentemente, cuando la situación es novedosa o desconocida, cuando hay un potencial peligro. Y todo aquello que es nuevo para un niño puede ser concebido como peligroso. Es por ello por lo que el periodo de adaptación suele ser más llevadero para los niños que siguen en la misma clase, con el mismo profesor y con los mismos compañeros que aquellos que entran “de nuevas”. Lo ideal sería que nuestros hijos comenzaran el colegio de manera progresiva. En verano están con nosotros las 24 horas al día y, de repente, se separan bruscamente de nosotros. Sería fantástico que el primer día, en vez de estar de sopetón seis u ocho horas, estuvieran un par de horas acompañados por sus padres, pero desgraciadamente son pocos los centros que así lo organizan.

A continuación se desarrollan algunas ideas u orientaciones que os pueden resultar de interés para preparar de manera anticipada estos primeros días de colegio:

Legitimar todas las emociones que experimenten: como veíamos antes, son muchas y variadas las emociones que pueden vivir en estos primeros días. Es fundamental que todas ellas sean permitidas y reconocidas. Las emociones no se pueden controlar, lo que sí que podemos gestionar es la conducta asociada a la emoción. Es normal que el niño no quiera ir al colegio los primeros días, es normal que lloren, que estén más nerviosos, etc. Todo esto debe ser legitimado y permitido.

– Expresa tus emociones de manera controlada: las emociones son un denominador común a todos los mamíferos. Por esa razón debemos normalizarlas. Y qué mejor manera que seamos los padres los que manifestemos nuestras sensaciones y emociones ante esta nueva etapa que en breve comenzará. No hay ningún problema en que los padres les digamos frases como “yo también estoy un poco nervioso por el comienzo del curso”. Eso sí, la expresión de las emociones debe estar acompañada de firmeza y serenidad para evitar el descontrol y el caos.

– Comunicación emocional durante las cenas y comidas: podemos aprovechar los momentos de estar juntos alrededor de la mesa para hablar de los diferentes acontecimientos, sensaciones y emociones que surgen con relación al comienzo del curso (hablar de cómo habrá pasado nuestro profe el verano o, si es nuevo, cómo nos imaginamos que será). Podemos normalizar pero sin ser pesados con el tema.

Anticipación: ya decía hace casi un siglo Freud que uno de los mecanismos más efectivos que tiene el ser humano es la anticipación. Por eso, habla con tus hijos con total naturalidad los días previos al comienzo del curso. También podemos adelantarles que, dado que el primer día es un día cargado de emociones, es posible que algunos niños lloren, incluso ellos. Explicarles paso a paso cómo será el primer día: nos levantamos, desayunamos, nos vestimos, vamos hacia el colegio, nos despedimos, tú te quedas en el cole con tu profe y tus amigos, mamá y papá se van a trabajar y por la tarde iremos a recogerte.

Poner palabras a su caos emocional: para muchos niños, los primeros días de colegio son un verdadero suplicio. No pueden soportar separarse de mamá y de papá. Por eso es conveniente los días previos hablar con ellos de cómo viven ese primer día de colegio. Es fundamental ponerle palabras y orden a su caos y sus miedos. Podemos hablarles de cómo vivimos nosotros de pequeños los primeros días de cole. Por lo tanto, normalizar y explicitar todo lo que sienten o lo que pueden sentir el primer día de colegio.

Ajustar las expectativas: es importante no crear falsas ideas o expectativas del estilo “mañana va a ser un gran día” porque a lo mejor no lo es. Decirles lo que puede ocurrir y normalizar las emociones desagradables que puedan experimentar. Es posible que el niño se muestre triste o tenga miedo. Nunca caer en el error de mentirles: “enseguida vengo”.

Una vez que ya hemos preparado el terreno en los días previos, ya solo queda esperar a que todo lo que hemos trabajado con nuestros pequeños tenga su efecto positivo. ¿Qué cosas debemos tener presente para el primer día de colegio?

Despedida rápida y firme: no conviene prolongar más de lo debido la entrada al colegio y a la clase. Debemos estar seguros y mostrarnos firmes en la decisión de llevar a nuestro hijo a su aula, a la vez que cariñosos y comprensivos con su estado anímico.

Recuerda, es normal que llore: ten presente que es posible que prefiera estar contigo que quedarse en el colegio. Es normal y legítimo. Esto es una buena señal Qué mejor noticia que nuestros hijos quieran estar con nosotros. Esto implica que la relación de apego entre nosotros es segura.

Amabilidad y firmeza: como venimos diciendo a lo largo de todo el artículo, es importante que estemos tranquilos, seguros y convencidos de lo que estamos haciendo. Como bien establece la disciplina positiva, debemos mostrarnos amables pero firmes con nuestros hijos en la tarea de llevarles al colegio. Entendemos y respetamos sus miedos pero deben ir al colegio.

¿Y qué cosas debemos tener en cuenta para el momento de ir a recogerles los primeros días de colegio? Veamos algunas ideas:

No somos salvadores: es importante evitar darles el mensaje de que somos los que les “salvamos” del profesor y del colegio. Una cosa es que lo pasen mal y que lloren, y otra bien diferente es que aparezcamos como las figuras que les salvan de los “malos del cole”.

Evitar los chantajes emocionales: decíamos antes que el objetivo es aprender estrategias y sacar fortalezas de esta nueva experiencia. Por ese motivo no debemos caer en el error de decirles “como te has portado muy bien en clase te voy a comprar una bolsa de chuches”. Recordemos que el mejor refuerzo para nuestros hijos somos nosotros.

Reconoce el gran esfuerzo que ha hecho: estar todas las horas que están los niños en el colegio no es tarea sencilla, y menos los primeros días. Por ello es por lo que resulta muy efectivo felicitarle por el gran esfuerzo realizado. Mejor reforzar actitudes (“te has esforzado mucho”) que conductas (“te has portado muy bien”).

¿Qué podemos decirles cuando los recogemos?: Lo mejor que podemos hacer al recoger a nuestros hijos en la puerta de su clase, además de recibirles con una gran sonrisa y los brazos abiertos, es preguntarles por cómo lo han pasado. Dejemos a un lado su comportamiento, si han pegado o no, lo que han comido, etc.

Consecuencias de los primeros días de colegio: es probable que las consecuencias de estos primeros días tan cargados de emociones se vean reflejados en otras áreas del desarrollo del niño. Por ejemplo, es probable que el patrón de sueño pueda cambiar. Les puede costar más dormir, no solo por el cambio horario de verano a ahora, sino por lo emocionante del día. Aunque estén cansados, puede ser que no caigan rendidos en la cama debido a su excitación emocional. Además, pueden tener sueños y pesadillas sobre estos momentos de separación. No os preocupéis, son consecuencias naturales y sanas de la adaptación. En cuanto a la alimentación, es posible que tengan menos hambre o que devoren la nevera. Ambos extremos son normales. Cada niño lo exterioriza de una manera diferente y única. Y los más pequeños de la casa pueden experimentar regresiones como que vuelvan a querer el chupete, que se hagan pis en la cama, que estén más agresivos de lo normal, etc.

Para concluir, seamos conscientes que nuestros hijos pasarán por esta etapa de la mejor manera posible (y lo harán con nota) pero necesitan nuestro apoyo, cariño y paciencia. Son días muy difíciles y complejos para todos, sobre todo para los más pequeños. Como dice mi cuñada, para estos días debemos recetarnos a nosotros mismos muchas tortillitas de paciencia. Mucho ánimo para estos primeros días de curso. Recordad que sois los mejores padres que pueden tener vuestros hijos.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/09/06/mamas_papas/1567766371_825256.html

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La otra ‘casa de las flores’: el paraíso secreto de los niños

América del norte/México/22 Agosto 2019/El país

Cientos de menores de la calle en una turística ciudad mexicana se refugian cada día unas horas en un hogar en el que pueden jugar, comer y aprender a leer y escribir

Este lugar no tiene el nombre en su entrada, porque quiere mantener su anonimato. El sitio se va conociendo de boca en boca. El objetivo de mantenerse oculto es que niños y niñas puedan entrar sin que los adultos sepan a dónde van. Que su paraíso, La Casa de las Flores, el lugar donde poder jugar, sea solo para ellos. Muchos padres no permitirían que sus hijos, y sobre todo sus hijas, vayan a descansar unas horas de las tantas que pasan al día vendiendo por la calle. A más horas a la intemperie, más probabilidad de conseguir alguna moneda.

San Cristóbal de las Casas (México) es el edén para el viaje de mochila. E incluso ya tiene sus rincones destinados al turismo de lujo. Aeropuerto cerca, alojamientos para todos los gustos, restaurantes, mucha comida ecológica, yoga a precio asequible, talleres para sanar la mente y el espíritu. Hay muchos extranjeros de países ricos para emprender proyectos alternativos. Y, en medio de esto, o como centro de todo, los pequeños con ropas coloridas, vendiendo a precio de saldo cosas varias. O mendigando unas monedas “para Coca Cola”, base de su dieta y que con sus azúcares, ayuda a engañar al hambre que produce comer poco.

El turismo contrasta con la realidad de las calles: en el informe La medición multidimensional de la pobreza del CONEVAL, se concluye que el 82,3% de las personas menores de 18 años de Chiapas vive en situación de pobreza. Lo que haría de este el Estado con mayores niveles de pobreza infantil y juvenil, según un análisis del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2018.

Los tipos de trabajo callejero en este precioso estado del sur de México, muestran una clara diferencia entre sexos. Las niñas y mujeres acarrean kilos de ropa, bisutería o artesanías y a veces también bebés, suyos o de sus madres. En 2017 en México, dos de cada diez nacimientos eran de una mujer menor de 20 años. En el último estudio de la Conapo (Consejo Nacional de Población de México), realizado en 2016, se mostraba que Chiapas es uno de los tres Estados con mayor maternidad infantil y adolescente y que estas cifras habían aumentado desde los años 90.

Por su parte, los niños cargan cajas de madera llenas de cigarrillos, que se venden sueltos, porque así dan más ganancia, o bien portan cajas de madera para lustrar los zapatos de los turistas que no vayan en deportivas (algo difícil). Los hombres de las comunidades no suelen trabajar en la venta callejera. Sus oficios están en el campo, las minas de piedra o la construcción.

Domingo tiene impuesto el turno de noche. Lleva unos zapatones enormes que alguien le regaló, sin calcetines. ‘No tengo, señora’, responde con su vocecita ante el espanto de una turista viendo sus pies casi desnudos. La noche presenta cinco grados y él tiene que sentarse durante horas delante de una de las vinaterías de moda para vender sus chicles y sus cigarros a cinco pesos (25 céntimos de euro). Todas las noches entre las cinco de la tarde y las dos o tres de la mañana, Domingo se sitúa ahí. No dice quién lo trae a la ciudad y quién se lo lleva de vuelta. Pero cuando empieza a vaciarse la calle principal suena un walkie talkie viejo que lleva enganchado a la trabilla de su pantalón y, como un autómata, recoge sus cosas y muestra a los que le rodean que ya no puede darles más conversación. Su hermana, unos metros más allá, acude también a la llamada y con sus kilos de artesanías enganchadas en un rebozo a la espalda, se reúne con él y se van juntos. Unas calles más allá hay todos los días furgonetas que dejan a los menores en la ciudad y se los llevan cuando acaba el día.

Una casa con su huerta

Domingo dice que su sueño cuando sea mayor es tener una casa con su milpa (huerta para el maíz). Alguien le ha echado a él y su familia de donde vivían. La base de la economía de los pueblos nativos del lugar, ha sido siempre la agricultura. Las cifras oficiales dicen que Chiapas es el estado más pobre de México, pero defensores de los derechos humanos prefieren decir empobrecido: es rico en recursos, tiene mucha agua en un mundo que se va secando, y esas riquezas han catapultado a la pobreza a sus habitantes más vulnerables, junto con el conflicto armado en las montañas. Chiapas produce alrededor de la mitad de la energía eléctrica que se crea en todo México. Y en un mundo donde el dinero prima, las tierras han ganado el pulso a los humanos pobres, que llevan décadas siendo expulsados de sus casas. “Los desplazados por las presas padecen pobreza al desaparecer sus medios de subsistencia”, resumía un análisis sobre las presas hidroeléctricas creadas por todo México, realizado por un doctor de la Unam.

Al mismo tiempo, se calcula que el último conflicto armado que se dio a comienzos del año 2018, dejó a 5.000 personas desplazadas en el Estado, todas ellas indígenas, como recordó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a comienzos de 2019. Esta cifra se suma las de los conflictos de las últimas décadas. Muchas de estas personas se mudaron a ciudades como San Cristóbal de las Casas, en busca de alguna oportunidad.

La población originaria de la localidad no suele sufrir de estos problemas de pobreza. Son de mayoría mestiza y muchas veces se les acusa de racistas frente a los nativos de Chiapas. En medio de este lugar, está La Casa de las Flores. Silencio y paz. Esas son las sensaciones que produce el cruce del portón de ese rincón secreto, ubicado en una de las calles aledañas al centro turístico, no lejos de la plaza principal. El clima en San Cristóbal de las Casas, ubicada a 2.200 metros de altura, es duro. El sol pega fuerte y quema la piel si no la proteges. Y el frío puede ser más o menos, pero rara vez cesa. La temporada de lluvias, entre junio y octubre, inunda las calles de agua.

En La Casa de las Flores se aprende a leer y a escribir. Las educadoras del lugar ofrecen los derechos humanos que la marginación y la miseria han robado a los nativos chiapanecos. Hay una bicicleta que un niño ha dejado apoyada en la pared, al lado de la caja de madera gruesa donde los turistas colocan sus pies para que él les limpie los zapatos y el niño ahora está bajando por el mini tobogán que se sitúa al centro del patio. También hay una cocina que crea platos de comida calientes, para muchos, la única comida del día.

Para muchos de los menores que acuden a esta casa esta es su única comida diaria.
Para muchos de los menores que acuden a esta casa esta es su única comida diaria. LA CASA DE LAS FLORES

Existe un huerto que entre todos cuidan, talleres a diario (de pintura, de moldear barro o para saber comprender y gestionar las emociones), hay juguetes y libros de colores. Y hay respeto por las personas. Claudia Castro, creadora y directora explica que las cifras locales oficiales calculan que en San Cristóbal aproximadamente trabajan unos 4.000 niños y niñas en la calle, pero ella cree que ese número está por debajo de la realidad, sobre todo en temporada alta de turismo. Cuenta también que este lugar se mantiene gracias a las donaciones.

Castro afirma que además de los menores visibles, también hay muchos que “trabajan en las minas de piedra, en los bares de las zonas marginales y limpiando las casas”. Este espacio recibe a diario a unas 15 personas. En sus 10 años de trabajo, calculan que 700 menores han sido parte de esta familia. “Los niños y niñas que atendemos no cuentan con certificados de nacimiento y por lo mismo no existen en el sistema. No pueden recibir atención médica, ni asistir a la escuela, y en caso de desaparecer no hay manera de levantar un acta”, dice Claudia.

Diferencias entre niñas y niños

Hay más niños que niñas en La Casa de las Flores. No es que ellas no trabajen. La pobreza no entiende de manos que consigan llevar unos ingresos a hogares donde el hambre acecha y, de hecho, suele atacar más las chicas, como ha analizado Unicef. Pero es que, mientras que los niños tienen más libertad, ellas siempre van con sus madres. Hasta que lleguen a una edad en la que se casen y comiencen a traer nuevos hijos que puedan apoyar la economía familiar. Y las madres son las que cuidan que las niñas hagan lo que deben hacer. Ellos, sometidos a menos control, pueden escaparse un rato de sus quehaceres.

Además de esto, cualquier cosa que quieran hacer las niñas y mujeres fuera de sus obligaciones es objeto de control y crítica. Claudia Castro, explica que, “de pequeñas les dan más libertad, pero en el momento que pasan a ser adolescentes, sobre los 11 años, pueden ser muy mal vistas por su entorno si alguien se entera de que comparten espacios con chicos, aunque sea un lugar de aprendizaje y descanso”. De hecho, ni siquiera el ocio está bien visto en el género femenino, pilar de los hogares chiapanecos.

Las mujeres trabajan fuera de casa y también llevan todo el peso de las tareas domésticas. Desde pequeñas se las educa para que conozcan sus obligaciones: “En las horas en las que están en casa, mientras los niños pueden jugar, las niñas se ocupan del hogar y de cuidar a sus hermanos, desde muy pequeñas”, añade Claudia, que tras 20 años viviendo en esta ciudad, conoce muy bien las dinámicas sociales. Dinámicas que encuentran aquí un respiro.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/08/08/planeta_futuro/1565262832_939239.html

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Save the children critica la ineficacia para detectar menores víctimas de trata

Europa/España/01 Agosto 2019/Fuente: El país

Las fuerzas de seguridad identificaron a 14 niñas el año pasado pero entraron en España 6.991 sin compañía de adultos ni familia

Save the children ha reclamado esta mañana al Gobierno mejores mecanismos para detectar a los niños víctimas de redes de trata con fines sexuales, laborales o para mendigar. La ONG subraya que de las 9.315 personas en situación de riesgo identificadas en 2018 por las Fuerzas de Seguridad, solo 238 fueron identificados como víctimas reales [no estimaciones] y de ellas solo 14 eran menores, a pesar de que el año pasado cruzaron el Estrecho de Gibraltar 6.991 sin compañía adulta y sin familia procedentes de países subsaharianos y del Magreb.

“Evidentemente, esto refleja que nuestro país no es capaz de detectarlos, son muchísimos más”, ha censurado Andrés Conde, director general de esta organización, esta mañana en Sevilla. “Es profundamente grave y muy impactante. Clarísimamente las cifras no responden a la realidad. La sensibilidad de las agentes que interrogan a los menores durante sus primeras 72 horas [tras llegar en patera] es alta, pero necesitan un enfoque de infancia. Los niños con heridas físicas y psíquicas que hemos detectado no son identificados adecuadamente”, ha añadido Javier Cuenca, responsable andaluz de Save the Children, en el día internacional contra la trata de personas.

Un indicio de la captación de los niños por parte de las mafias son los 1.293 menores «en fuga», que tras haber estado en centros oficiales de protección, ahora están en paradero desconocido, según la organización. Desde 2013, solo 55 menores han sido identificadas como víctimas de trata.

La ONG pide ese protocolo de atención para identificar a los menores en situación de especial vulnerabilidad que han emigrado tras sufrir violencia o pobreza en sus países de origen y cambiar procedimientos que utiliza la policía para determinar la edad, tal y como ha recomendado Naciones Unidas para que prime el interés del menor por encima del resto de circunstancias. Es decir, «una estrategia integral de carácter estatal para proteger estos menores», expone la organización. De los 14 niños identificados como víctimas en 2018, seis fueron captadas para la explotación sexual, tres para la mendicidad, cuatro para la explotación laboral y uno para un matrimonio forzoso, según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), de Interior.

Save the Children ha presentado su informe Contando los pasos, centrado en los niños víctimas de redes de trata, los que viajan solos sin referentes familiares y los que necesitan protección internacional. Del total de 65.400 personas que entraron de forma irregular en España en 2018, unos 7.800 fueron niños o adolescentes (el 12%), y de ellos la inmensa mayoría, 6.991, llegaron solos a las costas andaluzas. En el mundo, el 14% de la población migrante son niños.

En general, la presencia de menores captadas por las mafias de trata está orientada sobre todo a la explotación laboral, y provienen principalmente de países asiáticos como Vietnam, Pakistán, India o China, según datos de la Fiscalía de Extranjería.

Un ejemplo de la desprotección de los menores es la última operación policial de la Guardia Civil en Cantillana (Sevilla), donde una menor rumana a la que su familia quería casar por la fuerza ha sido liberada. Dos personas han sido detenidos por un delito de trata de seres humanos. El matrimonio ilegal, en contra de la voluntad de la niña, se iba a producir a cambio de 5.000 euros.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/07/30/actualidad/1564480417_230002.html

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China ya no abandona a sus hijos

Asia/China/04 Julio 2019/Fuente: El país

El número de adopciones en el gigante asiático se ha desplomado en los últimos años. Las razones: el desarrollo económico, el incremento de los controles prenatales, y el fin de la política del hijo único

El único orfanato de Shanghái es un fortín. Solo una puerta de acceso rompe el muro perimetral que guarda los 63.000 metros cuadrados que cubre la institución, y está vigilada por agentes que mantienen un estricto control de entradas y salidas. Algunos viandantes se acercan a curiosear, atraídos por el cuidado jardín que se atisba a través de los huecos que quedan sin tapar, pero los guardas no tardan en conminarles a que se den media vuelta. Solo es posible acceder con un permiso especial.

Dentro, un millar de niños y niñas aguardan a que una familia los acoja. El rugido de los aviones que despegan en el cercano aeropuerto internacional de Shanghái mantiene viva esa esperanza, pero pocos harán realidad su sueño. “Cada año se adoptan menos de cien”, informa Cai Xuanxuan, directora del centro que da servicio a la ciudad más poblada de China, una megalópolis de 24 millones de habitantes.

Y el número continúa cayendo. En menos de una década, las adopciones en China se han desplomado a la mitad: de los 34.529 casos aprobados en 2010 se ha pasado a los 18.820 de 2017, fecha a la que se refieren los datos oficiales más recientes. Y, de esa última cifra registrada hace dos años, solo 2.300 niños encontraron a su familia fuera de China. Todo apunta a que la tendencia a la baja continuará, y, aunque en Shanghái el 50% de las adopciones todavía son internacionales, Cai avanza que en unos años su peso puede terminar resultando meramente testimonial.

Las razones de este vuelco son numerosas, pero la principal está muy clara: “Ahora, los padres chinos rara vez abandonan a sus hijos”, señala Cai. “Eso se debe, en primer lugar, a la mejora de la calidad de vida que ha llegado con el desarrollo económico. En segundo lugar, está el incremento en los controles durante el embarazo, que han reducido considerablemente el número de bebés que nacen con discapacidad. Finalmente, también ha cambiado la percepción social de esas discapacidades: cada vez más, los padres son conscientes de que niños con problemas como el Síndrome de Down pueden llevar una vida feliz y plena, por lo que deciden esforzarse al máximo para sacarlos adelante”, enumera la directora del orfanato, al que EL PAÍS ha podido acceder en exclusiva.

A esta nueva coyuntura socioeconómica se suma el fin de la política del hijo único. Todas las parejas chinas pueden tener ya dos descendientes, un factor que no solo se siente en el número de abandonos. También ha provocado que las diferencias por sexo hayan desaparecido casi por completo. “Antes se abandonaba más a las niñas porque se preferían descendientes varones y la mayoría de familias solo podían tener uno. Ahora, los abandonos reflejan mejor la composición por sexos de la sociedad china”, apunta Cai.

Finalmente, está el factor demográfico: en el país más poblado del mundo cada vez nacen menos niños. No en vano, el dato del año pasado -15,23 millones-, fue el más bajo desde 1961, momento en el que China fue asolada por una hambruna que dejó entre 30 y 45 millones de muertos. Así, no es de extrañar que en el orfanato de Shanghái el número de nuevas admisiones haya caído tanto como el de las adopciones. “Recibimos entre 50 y 60 niños y niñas al año”, informa Cai.

Una enfermera ajusta la medicación intravenosa de uno de los niños más enfermos. ver fotogalería
Una enfermera ajusta la medicación intravenosa de uno de los niños más enfermos. Z. A.

Lo mismo sucede en el resto del país. Según las estadísticas relativas a 2017 publicadas por el Ministerio de Asuntos Civiles, en China viven 410.000 huérfanos. Esa cifra supone un descenso de 101.000 si se compara con el que Unicef y el Instituto de Investigaciones Filantrópicas de China ofrecieron solo dos años antes. Desafortunadamente, la adopción de estos niños resulta extremadamente complicada. “Entre el 95% y el 98% sufre algún tipo de discapacidad”, explica Cai.

En el orfanato de Shanghái, cada niño pasa por un proceso de evaluación que concluye con su clasificación con una letra entre la A y la D: la primera califica a los niños completamente sanos, mientras que la última se utiliza para identificar a los que sufren las discapacidades más severas. Esos últimos residen en las habitaciones especialmente diseñadas para ellos, similares a la UVI de los hospitales. Se les cuida bien, pero es imposible evitar que el corazón se encoja al visitar estas instalaciones.

Las cunas metálicas están ocupadas por pequeños cuerpos inertes. Aquí no se escucha el griterío alegre de la infancia, sino un silencio que provoca escalofríos y que solo se rompe, aquí y allá, por el pitido de una máquina o el siseo de un respirador. Los alegres dibujos animados de las sábanas crean un brutal contraste con la mirada perdida de quienes deberían reírse con ellos. “Parálisis cerebral, hidrocefalia, y problemas cardiovasculares severos son los principales males que afectan a estos niños”, explica una de las enfermeras que vigilan la habitación en todo momento, y que prefiere mantenerse en el anonimato.

“Las posibilidades de que se adopte a un niño que no esté clasificado como A son muy pequeñas. A veces, dependiendo del problema que tengan, los B encuentran familia. Pero es casi imposible para los C y los D”, añade la sanitaria. Desafortunadamente, en la pared en la que se muestra la información de los niños ninguno está calificado con una A. Sin embargo, el porcentaje de los más enfermos sobre el total continúa creciendo. La mayoría de las fichas acompaña el nombre y la edad con una C o una D. “Cuando las dolencias son muy graves, los padres temen no poder cuidarlos y deciden abandonarlos para que el Estado se encargue de ellos”, explica Cai.

La mayoría aparece en hospitales y estaciones de tren. La Policía trata de buscar a los padres durante 90 días. Si no lo logra, y es muy raro que lo haga, los bebés son remitidos al orfanato más cercano. Todas las ciudades con más de un millón de habitantes deben contar con una de estas instituciones para acogerlos, pero solo las más grandes, como Shanghái, están equipados con los mejores medios. “Nosotros marcamos el camino para el resto de China, pero la diferencia con el resto de orfanatos es cada vez menor”, afirma Cai.

Las instalaciones del Hogar para los Niños de Shanghái —denominación oficial del centro— impresionan. Después de varios meses de gestión de permisos, EL PAÍS puede acceder sin restricciones y con cámara a todo el recinto durante un día. Por la mañana, un funcionario del Buró de Asuntos Civiles y dos del Ministerio de Asuntos Exteriores acompañan al periodista y a Cai en la visita, porque el Gobierno considera que se trata de un tema delicado, pero por la tarde deciden marcharse.

Así que volvemos a recorrer las zonas principales. La más relevante es el centro de rehabilitación, que ocupa un imponente edificio rectangular. En su interior, diferentes especialistas trabajan para incrementar la actividad cerebral y las capacidades cognitivas de los niños con discapacidades más severas. “En total, entre empleados y voluntarios contamos con unas 500 personas trabajando en el centro, y la mayoría está formada en el trato con niños que tienen necesidades especiales”, comenta Cai.

En una de las habitaciones, un joven especialista juega con un niño clasificado como C a insertar unas piezas de madera en los huecos que tienen la misma forma. En la estancia contigua, un adolescente que apenas tiene movilidad en el cuerpo utiliza un guante repleto de sensores para jugar al baloncesto en la pantalla de un ordenador. Y en una sala a pocos metros, dos niños de cinco y seis años están conectados a una máquina que emite impulsos eléctricos en su cabeza. “El objetivo es estimular la actividad cerebral, pero los resultados son poco esperanzadores”, reconoce la especialista al cargo.

Los problemas de movilidad se tratan en una piscina equipada con arneses y diferentes ayudas para realizar todo tipo de ejercicios, pero está cerrada durante los meses en los que el agua del grifo sale demasiado fría. “No hay suficiente presupuesto para calentarla, así que la utilizamos solo en verano”, admite Cai con una mueca de impotencia.

Mucho más alegres son las aulas en las que los niños reciben clases, agrupados no por edad sino por su capacidad intelectual. Son un jolgorio. Y mucho más lo es el exterior del edificio principal, donde los niños pasean (o son paseados en silla de ruedas) entre figuras de la familia de Peppa Pig y alrededor del pequeño huerto de la institución, en el que algunos aprenden a plantar verduras. “Nuestro objetivo es proporcionar a los niños las herramientas que necesitarán para integrarse en la sociedad y ser independientes, en la medida de sus posibilidades”, señala Cai.

Chen Huizhen es una de las chicas que pronto dará un salto en busca de una vida autosuficiente. Ya ha cumplido los 19 años —la legislación china solo permite adoptar a niños de hasta 14— y debe abandonar el orfanato, donde los menores solo pueden residir hasta que alcancen la mayoría de edad. Afectada por una discapacidad intelectual difícilmente perceptible, Chen ha estado encargada de la cantina del centro y ahora se siente con capacidad para tratar de buscar un trabajo como dependienta. “Lo único que me apena es dejar el centro, porque aquí dentro somos una familia”, cuenta al otro lado del mostrador.

Chen continuará recibiendo el apoyo de sus tutores, porque en las próximas semanas se mudará a un piso tutelado. Si es capaz de manejarse por sí misma y logra una independencia económica, podrá hacer su vida sin el apoyo de los servicios sociales. De lo contrario, continuará en hogares tutelados hasta que cumpla los 60 años, momento en el que pasará a una residencia para ancianos con discapacidad.

La regla, no la excepción

Ederne Frontela confirma que las correctas instalaciones de Shanghái no son una excepción sino la regla. Y sabe de qué habla, porque hace cuatro años esta periodista vizcaína realizó las prácticas requeridas para finalizar su Máster en Estudios Chinos en el orfanato de la pequeña localidad de Xinxiang, en la provincia central de Henan. Allí estuvo durante tres semanas a cargo de 14 niños. “Había varios casos de autismo y de Asperger, y otros eran lo que algunos considerarían niños no perfectos”, cuenta. Como sucede en Shanghái, quienes sufrían las dolencias más severas estaban recluidos en habitaciones expresamente preparadas para ellos. “Las instalaciones estaban en perfectas condiciones y el trato que recibían era muy bueno”, asegura Frontela, cuya hermana menor también fue adoptada en China hace casi una década.

Sin duda, tanto la situación que describe Frontela como la que se aprecia en Shanghái no tiene nada que ver con las que describió el polémico documental ‘Las habitaciones de la muerte’, producido en 1995 por Channel 4. En aquel filme, niños abandonados como consecuencia de la ley del hijo único aparecían atados a las sillas y en condiciones tan deplorables que indignaron al mundo. “Provocó una ola de adopciones a nivel internacional”, recuerda Francesc Acero, portavoz de la Asociación de Familias Adoptantes en China (AFAC). “Durante un par de años, España se convirtió en el país que más niños chinos adoptó, sobrepasando incluso a Estados Unidos”.

No en vano, AFAC surgió poco después de que se emitiese el documental, y en 2008 llegó a agrupar a 2.400 familias. Ahora, sin embargo, son solo unas 600. “La situación dio un vuelco con los Juegos Olímpicos de Pekín. Hasta entonces, las solicitudes de adopción de niños sanos se tramitaban en unos 7 u 8 meses. Pero, a partir de ese momento, las puertas se cerraron y los tiempos comenzaron a alargarse mucho. Pensamos que, quizá, a China no le gustaba la imagen que transmitía un país con tantas adopciones”, cuenta.

AFAC ha proporcionado asistencia a unas 17.000 familias españolas que han adoptado en China. Sin embargo, ahora desaconseja llevar a cabo este proceso en el gigante asiático. “La espera supera ya los 12 años, y es posible que continúe creciendo, porque muchos meses no se realiza ninguna asignación. Eso puede provocar que las parejas adoptantes terminen convirtiéndose en abuelos antes que padres. No en vano, algunos de nuestros socios se han jubilado y han desistido en su intención de adoptar”, explica Acero, cuya organización se ha convertido en ONG y presta asistencia especializada a invidentes en otro orfanato chino.

La única forma factible de adoptar en la segunda potencia mundial en un plazo razonable reside actualmente en lo que se conoce como pasaje verde. “Es la adopción de niños y niñas con discapacidad intelectual o física”, explica Acero. Teóricamente, los padres adoptivos son quienes determinan qué tipo de dolencia están dispuestos a asumir. “El problema está en la opacidad del país. En algunas ocasiones, el diagnóstico de nuestros médicos no concuerda con el de los chinos. En otras, los padres no son conscientes de que problemas aparentemente leves, como el labio leporino, pueden esconder otros mucho más graves, como enfermedades graves de riñón o incluso sordera. Además, las dolencias con las que llegan son cada vez más graves, como cardiopatías severas”, añade el portavoz de la asociación.

Por eso, Acero recomienda no apuntarse al pasaje verde con el objetivo de acortar el proceso. Sin embargo, es lo que ha hecho Noemí Rodríguez. Madre de una hija china adoptada en 2006, esta mujer de Ponferrada comenzó los trámites para adoptar a un segundo niño un año después. Pero, primero, su solicitud quedó temporalmente suspendida por duelo tras el fallecimiento de su madre; y, después, su divorcio provocó que tuviese que comenzar de nuevo el farragoso proceso para determinar su idoneidad, un trámite que no se exige en las adopciones por pasaje verde.

“En el pasaje ordinario, China asigna un niño y no se puede elegir; en el pasaje verde, China hace una propuesta y los padres pueden aceptarla o rechazarla”, explica Rodríguez. “Yo solo podía asumir una patología que fuese subsanable, y me asignaron un niño de un año con un problema de faringe que ya ha sido corregido. Me han mostrado el historial médico y, aunque siento cierto temor porque creo que los orfanatos infravaloran los problemas que sufren, me fio porque también he visto vídeos del niño”, cuenta. Ya solo le falta recoger a su hijo en Hefei para completar la familia con la que siempre soñó.

El orfanato cuenta con un huerto en el que los internos plantan sus propias verduras.
El orfanato cuenta con un huerto en el que los internos plantan sus propias verduras. Z. A.

Rodríguez también considera que, por lo que ha podido comprobar hasta ahora, el orfanato proporciona un cuidado adecuado. Sin embargo, Belén Freijeiro, madre de tres niños adoptados en China, tiene dudas. Sobre todo, por los problemas con los que ha llegado Lucas, el niño que adoptó en el orfanato de Shanghái en 2012. “También nos pasamos al pasaje verde porque los tiempos de espera comenzaron a alargarse mucho. En Shanghái nos asignaron a un niño con labio leporino, pero cuando lo trajimos a casa descubrimos que se rasca hasta quitarse la piel y las uñas, que tiene episodios de ira, y que no duerme o tiene pesadillas recurrentes”, asegura.

Freijeiro, y numerosos padres americanos que cuentan sus experiencias en un grupo de Facebook al que ha tenido acceso este periódico, considera que esta actitud es fruto de abusos sufridos en el orfanato que dirige Cai. “Él cuenta que le metían la cabeza en un cubo con agua cuando se hacía pis por la noche, y por la noche grita porque un señor le pegaba con un látigo”, detalla Freijeiro. “Algunas familias cuentan que los hijos tienen miedo de contar lo que les había pasado porque en el orfanato les decían que, si lo hacían, los devolverían a China”, apostilla.

Acero es escéptico y Moya Smith, fundadora de First Hugs, la ONG que facilitó a Frontela acceder al orfanato de Xinxiang, recuerda que es fácil confundir con abuso los efectos psicológicos secundarios relacionados con la propia adopción. “Es un proceso duro que requiere un periodo de adaptación emocional”, señala. Esta canadiense afincada en Estados Unidos ha establecido un programa de formación para el personal del orfanato de Xinxiang y está convencida de que el personal se preocupa por los niños. “No es posible descartar que haya casos puntuales de abuso, que es una epidemia global, pero, aunque los orfanatos no sean hoteles de cinco estrellas, cuentan con infraestructura que a veces incluso supera a la de los centros europeos”, concuerda Acero.

Cai asegura que los niños a los que acoge en Shanghái reciben más que cuidados físicos y psicológicos: “Les damos afecto, y eso se nota en las reuniones que solemos hacer durante el Año Nuevo Chino con los niños que ya han sido adoptados”. Para la directora, que cada vez haya menos niños en su institución es reflejo de los logros sociales del país, y Smith también cree que el escenario más deseable para el futuro es uno en el que su ONG no tenga razón de ser. “Si cada vez es más difícil adoptar a niños chinos es porque no son abandonados y su situación ha mejorado. Eso es algo que deberíamos celebrar”, sentencia.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/07/planeta_futuro/1559904660_024196.html

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OMEP/BR Presente: 15 de Maio de 2019 – Greve Nacional da Educação

Por: OMEP/BR.

 

Comparto la carta que las/los compañeras/os del Comité  Brasil de OMEP (Org. Mundial para Educación Preescolar) han publicado en el día de la fecha. Su texto plantea con gran claridad un *diagnostico actualizado de la realidad en la que el gobierno de Bolsonaro ha sumido al pueblo brasilero*. También exige con fundamento y exhorta al Gobierno a cumplir con su obligación de proteger los derechos humanos de todos los niños y niñas de Brasil. Excelente iniciativa y capacidad de respuesta.

Carta OMEP-BR (1)

 

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