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Educación y regulación contra las noticias falsas

Por Mónica Ros

Representantes de la universidad CEU Cardenal Herrera y del diario Levante-EMV debaten cómo pueden combatir los medios de comunicación unas «fake news» que aumentan sin control ni consecuencias

Las reglas del juego se han roto y el debate se centra en como ponerle freno a las denominadas «fake news», las noticias falsas que llegan por distintos canales, enmascaradas como «prensa seria» sin serlo y sin repercusión legal ante el engaño. La confianza en un periodismo honesto en la era de internet ha llevado a la universidad CEU Cardenal Herrera y al periódico Levante-EMV a unirse en la campaña «Por una información veraz.com» para explicar, debatir, detectar, combatir y diseñar una estrategia que ponga punto y final a una práctica donde «todo vale» a favor de unos intereses concretos.

En esta campaña, el mundo informativo y el formativo se han unido para recopilar desde junio artículos, opiniones y comentarios sobre las «fake news». El debate se celebró en las instalaciones de Levante-EMV con representantes de la universidad y del periódico y tuvo como denominador común la importancia de «educar» a las audiencias, combatir el modelo de negocio que se ha generado y amenaza a toda una profesión, y conseguir que los medios de comunicación recuperen la autoridad que les ha sido arrebatada. El debate, pues, está servido.

El secretario general del Rectorado de la universidad CEU Cardenal Herrera, Jose Manuel Amiguet, aseguró que, ahora «que cualquiera puede ser emisor en una comunicación que no se queda en la mesa de un bar, el factor de riesgo se multiplica por lo que es imprescindible formar a los menores para evitar engaños y que aprendan a detectar informaciones falsas». Es más, Amiguet aseguró que desde le CEU «pedimos que en Bachiller se introduzcan asignaturas que incluyan contenidos sobre los medios de comunicación. Es fundamental».

Esa misma iniciativa la apoyó el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación, Elías Durán, quien dio un paso más la apuntar que la Federación de Asociaciones Periodísticas de España (FAPE) «le ha comunicado al ministerio la necesidad de que las asignaturas relacionadas con la información sean obligatorias, las den profesionales de la comunicación y se enmarquen en ´Humanidades´».

El redactor jefe de Opinión, Andrés Hernández de Sa, contó su experiencia como presidente de la Unió de Periodistes, que llevó a cabo un programa en los institutos «para enseñar a discernir lo que es un bulo». A su lado, la también redactora jefa de Comunitat Valenciana, Teresa Domínguez, puso la nota discordante al asegurar que los jóvenes «han perdido el interés por la información. No leen los periódicos… pero sí consultan internet. Y las ´fake news´ tienen un revestimiento de rebeldía que les atrae mucho porque se presentan como una manera de desmontar la realidad que presenta el sistema. Yo siempre les digo: no te creas todo lo que lees».

Para el director de departamento de Comunicación e Información Periodística, Jorge Pérez, «a los jóvenes sí les interesa la información, el problema es que no les importa de dónde les llegue». El redactor jefe de Deportes, Cayetano Ros, puntualizó que «vivimos en una sociedad donde los jóvenes se alimentan de Facebook. Su tiempo de concentración es limitado. Ven jugadas de fútbol porque un partido entero les cansa». El debate se centró, entonces, en los nuevos canales de comunicación y en unas redes sociales que actúan como transmisoras pero no comparten las mismas reglas del juego.

Para la subdirectora del periódico Levante-EMV, Lydia del Canto, «Facebook y Twitter se han convertido en medios de comunicación, pero somos reacios a que lo sean. Es más, muchísimas noticias se comparten y llegan por WhatsApp».

De hecho, Amiguet puntualizó que el 60 % de las informaciones que se comparten desde Facebook se hace «sin ´pinchar´ en la noticia. Es un emisor no responsable pero lo hace porque es un entusiasta de la temática que está compartiendo». Hernández de Sa preguntó entonces ¿hasta qué punto se puede obligar a las redes sociales a actuar con las mismas reglas que los medios de comunicación». Del Canto lo tiene claro y aseguró que «internet no es una red libre de uso público. Si el canal es nuestro… y se detecta una mentira… se debería eliminar de forma obligada. Hay que plantear una regulación más allá de la perversión de las audiencias y sus mediciones».

La regulación de la información en las redes sociales, como ocurre, por ejemplo, en la televisión (donde no se pueden emitir ciertos contenidos en determinados horarios) fue un punto de acuerdo. El «problema» para la profesora de Comunicación e Información Periodística, Elvira García de Torres, es «el negocio que se ha creado con las noticias falsas. Google tiene controles y algunos sistemas para detectar ´fake news´ que están dando buenos frutos, pero además hay que educar a la ciudadanía y formar a los periodistas y a los medios de comunicación. Necesitamos controles extra de calidad y manuales divulgativos».

Para la vicedecana de Periodismo, Anunciación Ramírez, «el reto que tenemos ahora es cómo recuperar el principio de autoridad de los medios de comunicación y el camino es contrastar las fuentes y no dejarse llevar por las prisas».

Fuente del artículo: https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2018/09/16/educacion-regulacion-noticias-falsas/1768376.html

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En Brasil, la cruzada contra las noticias falsas comienza por las escuelas

Centro América/República Dominicana/17.07.18/Fuente: listindiario.com.

Para Kayo Rodrigues es difícil afirmar que la prensa brasileña es perfecta, pero la considera crucial para combatir noticias falsas «porque no todos tienen internet ni herramientas para verificar fuentes». No es periodista, tiene apenas 14 años y, como es obligatorio en Brasil, estudia análisis de medios en el colegio.

Kayo integra el proyecto «Prensa Joven» iniciado hace seis años en la escuela pública Casa Blanca, en la periferia de Sao Paulo. En Brasil, la «educación mediática» es una asignatura como matemáticas o historia, y con el auge de las noticias falsas, el asunto ganó un espacio en los programas escolares.

«La idea es enseñar a los alumnos a diferenciar noticias falsas, y se vuelve parte obligatoria [del sistema educativo], porque el país decidió que era importante (…). La proliferación de las redes sociales creó una situación de urgencia en este tema», explica Leandro Beguoci, director editorial de la asociación brasileña Nova Escola, especializada en educación.

En su clase semanal, en Casa Blanca, los profesores Lucilene Varandas e Hildenor Gomes do Santos enseñan a sus alumnos de 8 a 14 años el lenguaje de cada género periodístico y a no dar crédito a todo lo que ven o leen.

«Cuando recibo alguna noticia, la busco en internet, me pregunto si es verdad», dice Helena Vital, de 11 años. Hija de profesores no asiduos al noticiero, afirma que el programa le ha enseñado a mirar los medios con otra perspectiva.

«Ahora sé que no todo está tan mal, que el país no se va a derrumbar de golpe», cuenta Helena, quien opina que consumir noticias sin cuestionarlas, de forma automática, «deja a las personas tristes» y que «hay muchas cosas negativas que no son verdaderas».

Los chicos aún no tienen herramientas para una comprobación de datos sistemática, pero «verifican los textos, quién los escribe, quién podría tener interés en la publicación y dónde son publicados, como elementos detalles para cuestionar las noticias», explica la profesora Varandas, que piensa en posibles asociaciones con agencias especializadas en fact-checking para ampliar la formación.

«Basta un clic para compartir noticias falsas, el proyecto me enseñó a repensar mis clics», dice Kayo, hijo de un vendedor y una manicurista que todas las noches ven la emisión estelar de Globo, principal canal de televisión de Brasil.

Los alumnos del proyecto incluso han analizado las informaciones divulgadas en la prensa local sobre su trabajo y, como protagonistas de la historia, encontraron imprecisiones. AFP fue advertida de que este reportaje también pasará por el ojo crítico de «Prensa Joven».

– «Alfabetización mediática» –

Con su dimensión continental (207,7 millones de habitantes), Brasil tiene presencia masiva en las redes sociales (unos 120 millones de usuarios en Whatsapp, más de 100 millones de Facebook y otros 50 millones de Instagram).

«Los niños en el pasado se informaban a través de sus padres, pero ahora lo hacen a través de diversos canales, lo que también cambia el papel de la escuela», subraya Leandro Beguoci, de Nova Escola. «Brasil, de forma muy interesante, asumió que la alfabetización mediática y tecnológica son casi tan importantes como la alfabetización clásica».

Periodista de formación, Beguoci afirma que el análisis de noticias no es una carga adicional en la educación básica y que ofrece «un contexto que puede funcionar para mejorar el aprendizaje».

«Estamos hablando de las cosas que están en el mundo del alumno», subraya.

«La tecnología vino para facilitar la comunicación, pero llegó la hora de cuestionar contenidos. Los niños y los adolescentes, como nativos digitales, tienen la responsabilidad de analizar esos contenidos antes de reproducirlos», sostiene por su parte Verónica Martins Cannatá, coordinadora-asistente de Tecnología de las Comunicaciones del colegio privado Dante Alighieri, en Sao Paulo.

Fuente de la noticia: https://listindiario.com/las-mundiales/2018/07/13/524015/en-brasil-la-cruzada-contra-las-noticias-falsas-comienza-por-las-escuelas

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En escuelas de Italia enseñarán cómo detectar las «noticias falsas»

05 Noviembre 2017/Fuente:economiaynegocios /Autor:PHILIP WILLAN The Times

Italia lanzó esta semana un programa destinado a convertir a sus cuatro millones de estudiantes secundarios en «cazadores de fraudes».

La ministra de Educación, Valeria Fedeli, y la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, van a promover en una escuela de Roma este programa que va a ayudar a los alumnos a identificar «noticias falsas» en los medios sociales.

Entre sus recomendaciones están la de abstenerse de compartir historias no confirmadas; utilizar motores de búsqueda para verificar las noticias, y exigir saber la fuente original de una información.

«Los estudiantes no tienen que ser consumidores pasivos de tecnología, sino llegar a ser ellos mismos productores de información y conocimiento», sostuvo Fedeli.

A las escuelas se les envió una «declaración de los derechos de internet» y el proyecto apunta a crear buenos «ciudadanos de la red (netizens)». A los alumnos se los va a alentar para que creen sus propios blogs y sitios web y que ahí destaquen ejemplos de «noticias falsas» que descubran, y ayuden a frenar la propagación de engaños.

«Tú tienes un poder enorme; utilízalo bien», dice el consejo. «Propagar una información falsa puede tener serias consecuencias. Podrías atemorizar, difamar, humillar, incitar al odio y a la violencia».

Boldrini, quien ha sido blanco de aquellos que difunden el odio en línea, es una partidaria entusiasta del proyecto.

«El desafío es que los niños se conviertan en cazadores de engaños, detectives de la web, capaces de entender siempre si un informe noticioso es verdadero o falso», manifestó Boldrini a La Repubblica.

«La web es una pradera donde a menudo predomina el más fuerte… los niños deberían aprender a defenderse», añadió.

«Los estudiantes no tienen que ser consumidores pasivos de tecnología, sino llegar a ser ellos mismos productores de información y conocimiento».
Valeria Fedeli, ministra de Educación de Italia

Fuente de la noticia: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=413856

Fuente de la imagen: https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTt8418hTalVgqShIq7R1jnKlDm6eQtzD4t58RH3l2TY4T

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