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Egipto: utiliza la pandemia como excusa para practicar la ablación a las hijas

África/ Egipto/ 14.07.2020/ Fuente: periodistas-es.com.

 

Drogadas e inconscientes, las tres hijas menores de un individuo egipcio fueron sometidas a mutilaciones genitales (ablación) cuando creían que iban a vacunarles contra la COVID-19, según la información publicada por el diario británico The Independent.

La madre de las niñas ha denunciado al  padre, del que está divorciada, y la fiscalía  ha ordenado la apertura de una causa penal contra el médico y el padre de las menores, quien engañó a las niñas diciéndoles que iban a vacunarlas contra el coronavirus: en realidad, lo que hicieron fue inyectarles una droga que las dejó inconscientes y, a continuación, practicarles una ablación de clítoris.

En Egipto, la mutilación genital femenina está prohibida desde 2008 pero, según el diario británico, «algunos hombres encuentran la manera de eludir la justicia para practicar la ablación, total o parcial, a mujeres y niñas».

Desde 2016, tanto los médicos que se dediquen a estas prácticas, como quienes las soliciten, pueden ser condenados a tres años de cárcel. Sin embargo, hasta la fecha nadie ha sido condenado por este delito.

Los grupos y las organizaciones que defienden a las mujeres han dicho al periódico que se trata de una norma «que no se aplica bien».

«Es importante constatar que las autoridades comienzan a adoptar medidas contra la mutilación genital femenina y que tanto las madres como las niñas son más conscientes de los peligros que entrañan esos procedimientos», ha manifestado Entessar el-Saeed, director del Centro de El Cairo para el Desarrollo y el Derecho.

Una investigación llevada a cabo en 2016 por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, demostró que el 87 por ciento de las mujeres y niñas egipcias  de entre 15 y 49 había sufrido alguna mutilación genital, que en el país practican integristas cristianos y musulmanes.

Fuente de la noticia: https://periodistas-es.com/egipto-utiliza-la-pandemia-como-excusa-para-practicar-la-ablacion-a-las-hijas-143398

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Programa Nuestra Clase: educación sexual integral en tiempos de pandemia

Por: La IzquierdaDiario. 

 

En esta edición del programa educativo Nuestra Clase abordamos el desafío de dar educación sexual integral en tiempos de pandemia, en un contexto donde aumenta la violencia machista, los abusos sexuales , los femicidios y travesticidios.

María Silvina Barbieri, psicopedagoga, del espacio Consultorio ESI nos brindó su testimonio.

También hablamos con Ana Medina del Bachillerato Bartolina Sisa, integrante de la red de docentes por el aborto legal y del Frente Popular Darío Santillán, quién nos brindó su testimonio sobre el aumento de la violencia machista con la cuarentena y el aislamiento y la responsabilidad estatal.

Entrevistamos a Claudia Añazco San Martín, secretaria de género y diversidad de Suteba Ensenada, quien desarrolló elementos sobre el impacto de la pandemia en la práctica docente.

Natalia Hernández, secretaria de género y diversidad de Suteba La Matanza nos contó sobre la situación en el conurbano en este contexto.

Fuente de la reseña: https://www.laizquierdadiario.com/Programa-Nuestra-Clase-educacion-sexual-integral-en-tiempos-de-pandemia

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Abandono escolar en la pandemia: clases en línea

Por: Elin Guerrero.

Los números dejan ver que la educación está amenazada por la precariedad de la vida. Las clases en línea, lejos de ser una opción de educación inclusiva para todo el conjunto de estudiantes, se han vuelto una oportunidad destinada solo para quienes puedan costearla

En diferentes partes del mundo la continuación de la educación con las clases en línea ha sido una medida recurrente. Sin embargo es evidente que su implementación no ha funcionado. Por una parte, ha significado una carga laboral excesiva para los profesores, ya que los planes de estudio ni siquiera están diseñados para llevarse a cabo distancia. Y por otro lado, los estudiantes han manifestado que las clases en línea son estresantes y (al igual que el home office) se empeñan en desconocer las condiciones particulares de quienes se ven obligados a tomarlas.

De acuerdo con el Informe de Monitoreo Global de Educación 2020 (GEM) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), publicado en junio de 2020, hasta 40 % de los países de ingresos bajos y medios no han estado en condiciones de sostener la educación del alumnado en forma digital durante el cierre temporal de las escuelas.

Manos Antoninis, director del GEM reconoció que “La clave para garantizar que nadie se quede atrás durante esta crisis, y más allá, es comprender y atender todas las diferentes necesidades que los estudiantes puedan tener. El aprendizaje en línea podría ser una solución brillante para algunos; pero ninguna solución única es perfecta para todos y hay algunos estudiantes desfavorecidos, cuyo apego a asistir a la escuela puede debilitarse. Además porque es probable que sus familias se vean sumidas en la pobreza”.

Ejemplos en nuestro país son los alumnos de Educación Media Superior a distancia de Nueva Rosita, en Coahuila, que en esta semana concluyeron el semestre. En entrevista su director, Juan García Ríos señaló que tuvieron que asistir a clases durante tres semanas para poder “recuperar” el semestre, ya que, añadió, la mayoría de jóvenes no tienen herramientas tecnológicas para estudiar en línea, o las universidades públicas de Quintana Roo que perdieron contacto con el 16% y hasta el 30% de sus estudiantes a distancia.

Xóchitl Carmona Bareño, directora del Instituto Tecnológico de Cancún (ITC), explicó que varios docentes reportaron esta situación dentro de sus grupos, por lo cual se inició una búsqueda a través de los jefes de grupo.

Pero el ITC no fue el único: en la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo (UIMQRoo) ubicada en la zona maya, se tuvieron varios casos de estudiantes que cuando empezó la cuarentena ya no pudieron establecer comunicación con sus docentes por falta de señal e internet en sus comunidades.

La deserción escolar ya se expresa en cifras, como se pudo ver en Guanajuato, donde hasta la semana pasada la Secretaría de Innovación, Ciencia y Educación Superior (SICES) había registrado la entrega de 54 mil fichas para acceder a las universidades públicas de la entidad, lo que equivale a 11 mil solicitudes de ingreso menos a las que esperaban recibir hasta esa fecha.

El titular de la SICES, Eusebio Vega Pérez, reconoció que la economía es uno de los principales factores para que incremente el abandono en las aulas educativas. «Tenemos jóvenes que perdieron la posibilidad de tener una buena alimentación en la escuela con las becas alimenticias que se otorgan y hoy están atendiendo sus estudios desde casa tal vez sin una buena alimentación, por lo que nuevamente los estudiantes más pobres se vuelven aún más vulnerables”.

Los testimonios de abandono escolar se cuentan por miles

Los números dejan ver que la educación está amenazada por la precariedad de la vida. Las clases en línea, lejos de ser una opción de educación inclusiva para todo el conjunto de estudiantes, se han vuelto una oportunidad destinada solo para quienes puedan costearla.

Esto es una realidad, ya que según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, el 23.4% de la población en zonas urbanas carece de internet, porcentaje que se eleva a 52.3% en las zonas rurales. Otra cifra interesante es la que apunta a que de toda la población mexicana sólo el 44.3% cuenta con una computadora para uso personal.

Pese a todo esto, instituciones educativas han impuesto su voluntad sobre la de profesores y alumnos decretando que el regreso a clases será en modelos “híbridos”, es decir, combinando la actividad presencial con clases el línea, aun cuando ya está demostrada la ineficiencia de éstas para educar y lo inaccesibles que son para numerosos alumnos, además de que posibilitan la evasión de responsabilidades por parte de las instituciones hacia empleados y estudiantes.
La mayoría de jóvenes vienen de familias que han sido golpeadas por la crisis con despidos, recortes salariales y de más.

Hay quienes gracias a eso han tenido que emplearse en trabajos basura para hacer rendir más los ingresos del hogar. Encima de eso tendremos que enfrentarnos a tener menos posibilidades de acceso a terminar la escolaridad.

Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista hemos impulsado campañas como #CeseInmediatoDelSemestre en respuesta al recorte del acceso a la educación porque consideramos que en una crisis tan devastadora como la que estamos viviendo, la prioridad de las instituciones educativas y el Estado debe ser usar todos sus recursos para combatir la emergencia sanitaria y preservar la integridad de la juventud escolarizada, cosa que evidentemente no se logrará a partir de sistemas que segregan a quienes peor están económicamente.

Fuente del artículo: http://www.laizquierdadiario.mx/Abandono-escolar-en-la-pandemia-clases-en-linea

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Una cápsula del tiempo para recordar y entender la pandemia

Por: Educación 3.0.

 

Durante la pandemia, los niños han tenido que luchar contra todo tipo de emociones. Para entenderlas y sobrellevar los momentos de crisis, una docente de Primaria, María José Martínez, propuso a los estudiantes la creación de una cápsula del tiempo con el objetivo de compartir los momentos vividos con el resto de los compañeros.

El cierre temporal de los centros educativos llevó a las escuelas a continuar el proceso de enseñanza-aprendizaje en modo online utilizando, para ello, canales de comunicación digital. Así pues, las aulas se convirtieron en pantallas distribuidas en cuadrantes con videollamadas grupales. Hemos utilizado diversas aplicaciones no solo para reunir al alumnado con los docentes sino también para tejer hilos invisibles de afecto, ternura, empatía y proximidad a pesar de ser medios, en un principio, distantes y fríos.

Una ‘cápsula del tiempo’ para entender el momento vivido

Fruto de esta nueva ‘escuela en casa’ (‘home schooling’) planteamos la propuesta de realizar una ‘cápsula del tiempo’ durante el confinamiento. A través de Classroom, propusimos esta tarea para aunar la expresión escrita, oral y artística, potenciar la imaginación y dar rienda suelta al mar de emociones en el que navegábamos.

¿Cómo? Planteamos la creación de una ‘cápsula del tiempo’ con objetos reutilizables (caja de zapatos o de galletas, tubo de patatas fritas, botellas, sobres…) teniéndolos que transformar con imaginación. En cuanto al diseño, podían inspirarse en las películas de ficción y su temática sobre los viajes en el tiempo. Pero tanto la creatividad como la originalidad de cada uno de los alumnos tenía que aflorar y, para ello, podían emplear diversas técnicas de collage: recortes de papeles de colores, revistas, fotos, mapas, pintura, rotulación…

¿Y el contenido? En las cápsulas del tiempo se almacenan mensajes y objetos representativos de cierto periodo que tienen significado para una comunidad, grupo de personas o para la humanidad ocultándose con la esperanza de que sean recuperadas en un futuro. Nuestro propósito era explicar cómo estábamos viviendo los momentos de confinamiento, las primeras salidas y el devenir de los acontecimientos más significativos que se nos presentaban: aprender desde y en casa, con quién hablar, qué hacer, con qué y a qué jugar, qué leer, qué escuchar…

Podían utilizar diferentes vías para informar sobre ello haciendo uso de la tecnología (USB con grabaciones, audios y fotos) o materiales como el papel (dibujo, dedicatoria, carta, postal, diario personal…).

Los resultados se compartieron por videollamada para aunar inquietudes compartidas y generar fortaleza de grupo. Así, cada estudiante iba presentando su cápsula, mostrando algunos de los objetos o mensajes que había incluido en ella y explicando el motivo de su elección.

Muchas emociones, lectura y manualidades

En ellas, aparecían dibujos de corazones que simbolizaban el apoyo mutuo, la solidaridad colectiva, en definitiva, la unión mundial ante la adversidad de la pandemia o el Arco Iris y la frase ‘¡Todo irá bien!’, símbolo y grito de esperanza y del triunfo deseado. Las pancartas multicolores, que contenían mensajes reconfortantes y rebosantes de ánimo, iban rotuladas con lettering y decoradas con purpurina. Sin duda, las manualidades han contribuido a vencer a la monotonía y la inquietante espera, a regular el miedo y la tristeza.

También leían pequeños fragmentos de sus diarios personales donde explicaban sus emociones, sentimientos, vivencias, experiencias y afectos hacia sus familiares (abuelos, tíos, primos, amigos y compañeros de clase…) y mascotas. Incluso, añadían a sus escritos reflexiones sobre su firme compromiso con el medioambiente debido a los índices tan bajos de contaminación registrados durante la emergencia sanitaria. Evidentemente, habían contemplado el cielo más azul y se habían maravillado de las increíbles formas de las nubes y, a la vez, habían pensado en la oportunidad de crear un mundo mejor.

Comentaban que habían jugado con su familia a juegos de mesa que tenían hasta entonces arrinconados: el parchís, la oca, el ajedrez, Monopoly, Hundir La Flota o  Quién Es Quién… y que habían sido momentos entrañables que les aportaban bienestar y seguridad. Relataban cómo habían hecho puzles en compañía de sus familias siempre con sonrisas y ayuda mutua. Y que en las conversaciones entre adultos y pequeños habían rememorado los juegos más tradicionales como el yoyo, el hula hoop, la peonza o las canicas.

emociones confinamiento

Habían leído libros y cuentos y algunos los recomendaban por su temática, comentaban cómo habían vivido aventuras en diferentes escenarios o cómo les interesaban los personajes con los que se habían identificado. Añadían que los momentos de contar cuentos en familia habían sido más frecuentes y más intensos, por lo que se había potenciado el hábito lector y el gusto por la lectura.

Por otro lado, las adivinanzas y los chistes habían amenizado los momentos de ‘hibernación’ vividos. La inventiva y el ingenio se habían materializado en los juegos de palabras, acrósticos, crucigramas y jeroglíficos. Del mismo modo, referían cómo se habían aficionado a la cocina, cómo habían preparado suculentos y saludables platos o deliciosos postres en familia. Gracias a la repostería, el cariño, la dulzura y los mimos habían sido los ingredientes indispensables que habían garantizado el sosiego y la seguridad. Los dibujos y las fotos habían inmortalizado tan apetecibles recetas: algunos habían creado mandalas con frutas y hortalizas disponiéndolas con gracia. Otros habían convertido las frutas en representaciones artísticas dándoles formas de animales, plantas… Así, habían elaborado recetarios que encuadernaron con grapas o con cordeles de colores.

Los experimentos caseros, siempre con la supervisión y ayuda de los adultos, les acercaron a la ciencia. Por supuesto, los trucos de magia, con disfraz de auténticos magos, fascinaron a los miembros de la familia sin tener en cuenta algún que otro despiste que dejaba entrever el truco.

También se recomendaban películas y series mientras explicaban la trama. Habían escrito palabras clave o reflexiones del tipo: “He visto ‘Viaje al Centro de la Tierra’ con mi familia con palomitas y chuches. Ha sido más divertido que en el cine”. Habían jugado a adivinar películas con gestos y mímica. ¡Todos ellos instantes imborrables de risas y algún que otro enfado para el que no le gustaba perder!

Por supuesto, las canciones, el baile, las coreografías y la música también han sido el bálsamo para aliviar la intensidad de las emociones durante este periodo de intranquilidad. Compartieron y resaltaron fragmentos de canciones que les han servido para mitigar los momentos vividos, tarareando estribillos. Otros se ponían delante de la cámara y ofrecían a su auditorio virtual pequeños acordes con sus instrumentos musicales. Aportaron diseños de circuitos, sesiones de yoga y mindfulness o varios retos como ejemplos de las dinámicas familiares y de los esfuerzos diarios por emprender un nuevo día en un mundo ralentizado.

Instantáneas para la autorregulación emocional

Y llegó el momento de salir. Las primeras salidas fueron oportunidades únicas para ver la ciudad desde otra perspectiva, y así lo describían: ‘Parece una calle diferente’, ‘no vemos las sonrisas de las personas porque llevan mascarilla’, ‘mi vecino y yo hablamos, pero no chocamos las manos. Nos saludamos con el codo’. Una nueva mirada a la ‘nueva normalidad’.

Todas estas impresiones y experiencias del confinamiento y de la posterior desescalada se iban aderezando con humor y alegría en estos encuentros en grupo a través de las videollamadas. Han sido instantáneas no solo del paso del invierno a la primavera (con vistas a un verano luminoso) sino también de la necesidad de autorregulación emocional.

Ciertamente, ha sido una etapa de aprendizaje para todos en la que era, y aún sigue siendo importante, estar ocupado y distraer la mente. Sin embargo, también han sido necesarias las ocasiones de disfrutar no haciendo nada, de que el aburrimiento se instalase en nuestros hogares para pasar del ‘multitasking’ que imperaba en nuestras rutinas diarias al disfrutar del aquí y del ahora en familia manejando las emociones que nos abrumaban. ¡Sin duda, una gran lección de tolerancia, resiliencia y empatía!

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/capsula-tiempo-recordar-entender-pandemia/

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Profesores al borde de un ataque de nervios

Por: Carlos Pérez y Rosario Mendía.

Los más de 100 días de educación a distancia empiezan a tener consecuencias en los docentes a nivel nacional. Reportan que entre encuentros de Zoom y mensajes de WhatsApp en las horas más insólitas han empezado a experimentar cuadros de estrés, insomnio, caídas de pelo y problemas cutáneos. Coletazos de una nueva normalidad lejos de las aulas que, por lo menos para ellos, no parece tener mejoría en el corto plazo.


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Francisca es profesora jefe de prebásica en un colegio particular en Lo Barnechea. Hoy realiza 11 clases online a la semana, además de elaborar un cuadernillo, un video con ejercicios, guías para los alumnos, planificaciones semanales e informes para las familias. Normalmente, ella llegaba a las 7:50 a.m. al establecimiento y se iba a las 13:30 horas, menos un día que salía a las 5 p.m. “Ahora puedo estar hasta las dos de la mañana en el computador”, cuenta la docente, quien agrega que la pandemia le dio un giro radical a su rutina. “Quiero renunciar día por medio”, dice, más en serio que en broma.

”El primer mes y medio no dormía nada, de angustia, de no saber cómo funcionan las cosas, de no poder hacer participar a todos los niños, de no alcanzar a hacer las cosas”, confiesa Francisca. En julio, afirma, ya logra conciliar el sueño, pero todavía no descansa: “Me despierto en la mitad de la noche porque pienso, ‘¿agendé bien la clase?, ¿pedí los materiales correctos?’. O se me ocurren ideas, entonces me levanto de la cama y las anoto en post-it”, cuenta.

Testimonios como el de Francisca no son difíciles de encontrar en los establecimientos del país. La mayoría, eso sí, pide anonimato por temor a represalias, algo que se da sobre todo en colegios particulares pagados, donde la amenaza de los apoderados de dejar de pagar la mensualidad, por los cambios en el “servicio” entregado, han hecho que las escuelas les exijan a los docentes duplicar y a veces triplicar las clases en línea para así justificar el cobro.

Una encuesta hecha por el portal Educar Chile, respondida por 1.051 docentes y educadores entre el 19 de mayo y el 5 de junio, reveló que el 23% de ellos asocia la implementación de la educación a distancia con un estrés constante y un 20%, con aumento de presión.

“Mi sensación no es cansancio, es insipidez de sentir que estás haciendo lo mejor y le puedes dedicar toda tu cabeza, pero sientes que igual te quedas a medias”, dice la profesora Teresita Caraccioli.

“Como estado emocional, los profesores en general tienen preocupación y ansiedad”, explica la antropóloga Ana María Raad, exdirectora del portal Educar Chile y hoy al frente de EcosiSTEAM, un programa de la Universidad de Harvard para acelerar el aprendizaje. Para ella, esta realidad se da por la “combinación de rutinas, el aumento de la carga laboral y mucho tiempo de estarse adaptando y reinventándose sin mucha claridad tampoco de cuál es el siguiente paso”.

Teresita Caraccioli es profesora de Biología del Liceo Amanda Labarca, en Vitacura, donde hace clases en seis cursos entre quinto básico y cuarto medio y, también, lleva la jefatura de un segundo medio. Ella además de ser docente es madre de Tomás, de apenas un año, y cuenta que se despierta todos los días a hacer clases y organizar su material mientras su pareja cuida a su hijo. “Cuando uno está con él, el otro está trabajando y cuando el otro está trabajando, uno lo cuida. Y después hay que hacer las cosas de la casa: aseo, lavar la ropa, cambiar las sábanas…”, así dice que se le pasa el día.

Pero a pesar de que la suya es una rutina de locos, cree que el cuerpo no le ha pasado aún la cuenta: “Mi sensación no es cansancio, es insipidez de sentir que estás haciendo lo mejor y le puedes dedicar toda tu cabeza, pero sientes que igual te quedas a medias”.

La culpa

Raúl -quien no se llama así, pero pidió ser identificado con ese nombre- llegó en marzo desde Santiago a trabajar en un colegio subvencionado de Alto Hospicio. Si bien no era su principal motivación para irse de la capital, su nuevo plan de vida consideraba disfrutar de la playa y el clima de Iquique, pero nada fue así. “Pensaba meterme en un deporte playero, pero hoy sólo pensar en bajar a la playa me distrae”, cuenta, y agrega que desde que llegó a esta ciudad sólo pudo pisar un día la arena, un domingo de marzo cuando recién habían comenzado las clases.

“Ha sido muchísimo trabajo, yo diría que el doble o el triple de lo habitual”, opina Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores.

En su establecimiento la mayoría son alumnos de escasos recursos, que muchas veces presentan problemas de conectividad en las clases a distancia. “Me estresa enseñar así, es una pega super de asistente social porque tienes que estar ‘persiguiendo’ a las familias, ya que hay algunas que tienen un montón de problemas. Hay mamás que me dicen que no tienen cómo conectarse a la plataforma del colegio, porque es pagar internet o la luz. ¿Cómo no le voy a decir que no se preocupe por las tareas de su hija?”, reconoce, al reflexionar sobre el escenario que ha extendido sus jornadas de trabajo. “Estoy viviendo con culpa. Cada vez que quiero ver una película ya son las 10 de la noche, pero estoy subiendo algo del colegio”, explica.

Este tipo de reportes han llegado al Colegio de Profesores. Según Mario Aguilar, presidente del organismo, esto sucede porque nadie -ni el Ministerio de Educación ni los sostenedores ni los profesores ni los alumnos-, estaba preparado para la educación a distancia, lo que ha resultado en más trabajo para los docentes. “En los hechos, el profesor trabaja y sigue conectado a veces hasta altas horas de la noche, porque hay familias donde los padres trabajan y en la noche recién pueden consultar, llamar, enviar un WhatsApp o un correo electrónico y hay que responder. Ha sido muchísimo trabajo, yo diría que el doble o el triple de lo habitual”, opina Aguilar.

El dirigente dice que si bien no manejan cifras sobre la incidencia del estrés o de licencias médicas en el profesorado, éstas deberían aumentar en relación con el período anterior a la pandemia. “Preliminarmente, me atrevería a decir que va a haber un alza en las tasas habituales de licencias médicas porque se está reportando muchísimo estrés, agobio, agotamiento y cansancio”, comenta.

Alguien que podría engrosar este registro es Alejandra, guía de salón -algo así como la profesora jefe- en el preescolar de un colegio Montessori del sector oriente de Santiago. Ahí ha debido adaptarse, modificando su metodología de educación a la pantalla y lidiando con padres que reclaman que el trabajo que hace es insuficiente para educar a sus hijos, una dinámica que ha impactado en su salud. “Me ha generado un montón de alergias, me ha dado dermatitis nerviosa, se me empezó a caer el pelo, duermo mal todas las noches y tengo como un cansancio generalizado”, reconoce la docente, quien para contrarrestar estos problemas comenzó a meditar y a hacer rutinas de ejercicios de media hora.

”Creemos que el uso de las tecnologías de teletrabajo va a generar también un compromiso mayor de la salud mental de los profesores”, opina Dante Castillo.

Ella dice que detenerse tampoco es una alternativa, porque de la dirección del colegio le piden atender las solicitudes de los padres sin mucha posibilidad de queja. “Al final tengo la presión de que esto tiene que salir sí o sí porque necesito la pega. Esa es una de las grandes presiones que tenemos hoy los profesores porque nadie puede decirle que no al trabajo”, explica.

Si bien no existen cifras sobre el momento de la salud mental de los profesores, pronto las habrá gracias a un estudio pedido por el Colegio de Profesores y que está realizando el sociólogo y doctor en educación Dante Castillo, director del Centro de Estudios e Investigación Enzo Faletto de la Facultad de Humanidades de la Usach. Ahí medirán dos tipos de expresiones sicosociales en los docentes: la tecnoansiedad -la vinculación emocional con el uso de las tecnologías- y la tecnofatiga -los sentimientos de cansancio y agotamiento mental y cognitivo asociados a su uso-.

Las preguntas se les están haciendo llegar actualmente a profesores de educación básica y media de establecimientos municipalizados, subvencionados y particulares pagados y los resultados que serán publicados durante este mes serán homologables a trabajos que se están haciendo en universidades de España, Francia y Brasil. Castillo cuenta que hizo un estudio preliminar en noviembre del año pasado, en el contexto del estallido social cuando algunos establecimientos debieron recurrir a clases online. Los resultados mostraron que un 11% de los docentes manifestó algún tipo de patología de alta intensidad. O sea, estaba tecnoansioso o tecnofatigado.

”En este nuevo estudio, el porcentaje de profesores con alguna patología va a ser mayor por temas de agotamiento emocional. Creemos que el uso de las tecnologías de teletrabajo va a generar también un compromiso mayor de la salud mental de los profesores”, opina Castillo, y explica que este instrumento lo están pensando para prepararse y adelantar los escenarios para cuando ocurra la vuelta a clases presenciales.

Jorge Poblete, subsecretario de Educación, dice que en el ministerio están periódicamente levantando las inquietudes y preocupaciones de la comunidad educativa. “Los cambios y adaptaciones que han tenido que hacer los profesores durante este período nos han impulsado a realizar diversas iniciativas de contención y apoyo socioemocional para nuestros docentes”, explica.

En ese sentido, destaca que la semana pasada lanzaron la “Bitácora para el Autocuidado Docente”, una herramienta de trabajo personal, voluntario y autónomo para que los profesores puedan desarrollar su propio aprendizaje socioemocional. “Esta herramienta también ayuda a la regulación de las emociones y entrega recomendaciones específicas para trabajar la motivación, la recuperación de energías y, así, avanzar hacia el bienestar socioemocional”, dice Poblete. Esta medida se suma a un ciclo de conferencias online lanzadas hace algunos meses por el ministerio y que están destinadas específicamente al desarrollo socioemocional de todos los actores de la comunidad educativa.

En esa cancha emocional le ha tocado jugar mucho en estos meses a Isabel, profesora de prebásica en un colegio en Cerro Navia, que, además de las actividades académicas, tiene que llamar por rutina una vez a la semana a los apoderados de sus 28 alumnos. “El otro día me llamó una apoderada a las 20:30 horas y yo pensé que era por algo importante porque lloraba y lloraba, pero era para contarme algo nada que ver, sobre un accidente de tránsito”, recuerda la docente y agrega otra “anécdota” sobre lo mismo: “Me pasó con una apoderada que me decía ‘tía, yo estoy super mal emocionalmente, mi hijo me ve mal y él también está estresado’. Ahora me di cuenta de que tengo que estar preguntando cómo está el niño y cómo está él o ella, porque de eso también depende el aprendizaje de mi alumno”.

Para Ana María Raad, esa responsabilidad emocional es otro de los factores que se suma al cansancio de los docentes. “En este momento también se ha potenciado o amplificado ese rol porque también están haciendo de resorte emocional con los niños y de la comunicación con las familias”, afirma la experta.

”Hay muchos papás que dicen ‘para eso te pago, lo mínimo es que hagas algo’… ¿Los colegios? Toman una postura de servicio al cliente, de ‘estamos para servirle’. Las decisiones de aumentar las clases en línea las toman por estos reclamos, jamás se ha hecho una encuesta al profesorado, pero sí a los apoderados”, dice Paula.

Isabel cuenta que no duerme bien, termina de trabajar y a las 19:00 horas empiezan los WhatsApp de los papás que le envían las tareas y muchas veces le piden consejos. Dice que duerme en la pieza que convirtió en una sala de clases y que habla con sus amigos por donde mismo se comunica con los apoderados. “No hay separación de trabajo y vida privada”, se queja.

El cliente siempre tiene la razón

Paula enseña Lenguaje y Ciencias Sociales a niños de segundo y tercero básico en un colegio particular de Las Condes, y tiene claro cuál ha sido su mayor problema en este período: “Me causa una contradicción hacer clases a través de una pantalla; estoy violando mis principios porque sé que no les hace bien a los niños”, dice, y después detalla un trance que han vivido muchos profesores de colegios privados. Cuenta que partieron con dos clases online a la semana, pero los apoderados reclamaron argumentando que no estaban recibiendo un servicio al nivel de lo que pagaban y un día el gerente de finanzas del establecimiento los llamó a una reunión.

”Comparó la situación del colegio con la de Latam. ‘¿Vieron lo que pasó ahí? Nosotros no quisiéramos llegar a algo así’, nos dijo. Fue una especie de amedrentamiento que me pareció super evidente”, recuerda la docente al referirse a una situación que, según afirman algunos profesores, ha ocurrido en varios establecimientos. “Hay muchos papás que dicen ‘para eso te pago, lo mínimo es que hagas algo’… ¿Los colegios? Toman una postura de servicio al cliente, de ‘estamos para servirle’. Las decisiones de aumentar las clases en línea las toman por estos reclamos, jamás se ha hecho una encuesta al profesorado, pero sí a los apoderados. Nadie nos ha preguntado nuestra opinión como expertos en educación sobre tener a niños de tercero básico 45 minutos frente al computador. Pero al cliente sí se le pregunta”, alega Paula.

Desde el Colegio de Profesores, Mario Aguilar dice que se trata de un fenómeno que han visto recurrentemente. “Hay colegios pagados que tratan de mantener la ‘clientela’ o el ‘servicio’, que son dos conceptos que para mí están muy distorsionados respecto de lo que debe ser la educación. Han ejercido muchísima presión hacia el profesorado para que responda mensajes a toda hora y estar poco menos que 24/7 conectado y disponible”, opina.

“Llevamos cuatro meses en este ritmo, después de tener unas vacaciones ridículas que se pusieron cuando no eran necesarias. ¡Las necesito ahora!”, comenta Pilar, profesora.

Esta mirada más economicista de la educación es denunciada por algunos docentes. Francisca -la profesora de un colegio de Lo Barnechea con que partía el artículo-, recuerda que “al principio teníamos cuentas de Zoom gratis y a la media hora se nos cortaba la clase, entonces no alcanzábamos a despedirnos o a explicarles algo a los niños”. Si la clase se acababa sorpresivamente las profesoras enviaban un mensaje a los apoderados pidiendo disculpas y un mensaje de despedida a los niños para que entendieran que se terminaba la clase. Aunque a los receptores, esto no siempre les caía bien. “Las que ponen la cara para todos esos errores somos nosotras. Entonces, nos dicen que las profesoras cortamos las clases, cuando es el colegio el que no es capaz de pagar Zoom; que las profesoras son las que agendan mal las clases, cuando en realidad la plataforma es la que falla; que los niños se aburren porque la rutina es todo el rato igual, cuando el colegio no nos permite hacer más clases u ocupar otras herramientas”, se queja.

Ana María Raad dice que la visión de los educadores en Latinoamérica es bastante distinta a la del mundo anglosajón y al europeo. “Ahí tienen un reconocimiento, una admiración y una valoración de la profesión de los docentes. Aquí estamos acostumbrados a tener una relación más bien de exigencia de servicios educativos y muy poca comprensión del rol del profesor”, explica.

Ante esta presión han surgido iniciativas como la campaña #RecesoPedagógico, iniciada desde organizaciones de docentes, con el argumento de que las vacaciones de invierno que fueron adelantadas por el Ministerio de Educación y que se extendieron entre el 13 y el 24 de abril no sirvieron para aplacar el cansancio de los docentes.

Una de las que plantea eso es Pilar, profesora de Arte en un colegio de Las Condes. “Llevamos cuatro meses en este ritmo, después de tener unas vacaciones ridículas que se pusieron cuando no eran necesarias. ¡Las necesito ahora! En otros colegios van a dar semanas, pero sin avisarles a los papás porque si no, van a alegar. Ojalá que este artículo remueva el alma de las personas y digan: ‘es que se lo merecen’”, exhorta la docente.

“Hay que darle certidumbre al sistema. Tanta incertidumbre es parte del agotamiento, porque no se sabe si se vuelve o no; eso genera un estrés adicional muy fuerte”, opina Aguilar.

Según Raad, este cansancio del profesorado es una realidad mundial, tal como lo reportó un estudio hecho por la Universidad de Harvard con la OCDE que dio cuenta de profesores sobrepasados en distintos países. “No hay una disposición ministerial respecto a las vacaciones y hoy hay colegios que han decidido entregar unos días y otros que no lo han hecho, pero ahí no tengo una respuesta oficial. Lo que sí está clarísimo es que se requiere por lo menos un tiempo de descanso, no sólo para los niños, sino para los profesores. Eso es transversal a los colegios privados y públicos, porque cuando se tomó la decisión de adelantar las vacaciones de invierno no se veía este escenario en julio”, opina la antropóloga.

En ese sentido, desde el Colegio de Profesores explican que ya le hicieron una petición formal al Ministerio de Educación para que se concrete un receso durante este mes. El subsecretario Poblete afirma que “los establecimientos educacionales tienen la posibilidad, dentro de un marco flexible, de adecuar sus actividades durante el período de cuarentena. Esto podría significar, por ejemplo, un cambio de actividades, jornadas de reflexión del cuerpo docente, actividades de contención socioemocional, entre otras”.

Raad dice que hay una expectativa de que se dé una señal más formal o institucional con respecto a las vacaciones de invierno, “aunque eso signifique que el año escolar va a durar más tiempo, pero en realidad se recomienda llegar a puerto en buenas condiciones que hacerlo todos reventados”. Aguilar alude a otra razón importante para una nueva detención de las clases: disminuir la incertidumbre. “Hay que darle certidumbre al sistema. Tanta incertidumbre es parte del agotamiento, porque no se sabe si se vuelve o no; eso genera un estrés adicional muy fuerte”, comenta el presidente del Colegio de Profesores.

Un agotamiento al que no se acostumbran los docentes y que algunos aseguran les ha dejado un “trauma”. Pilar -la profesora de Arte de un colegio de Las Condes- cuenta que a pesar de los vaivenes que han tenido en los últimos meses aún tienen formas de distraerse. En su caso se reúne virtualmente algunas noches con otras docentes a través de videollamada, un canal que no a todas les gusta: “Tengo una amiga que es del grupo y siempre le aviso que nos vamos a juntar por Zoom, pero me responde ‘llevo 12 horas frente a la pantalla, por favor no hagamos un encuentro por ahí… no quiero saber de Zoom ni de Meet ni de nada’. Así estamos”.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/tendencias/noticia/profesores-al-borde-de-un-ataque-de-nervios/TC4ZS5LEVZBO5A7FVR7KH6AOVM/

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Venezuela iniciará nuevo año escolar en septiembre y desde casa

América del Sur/ Venezuela/ 14.07.2020/ Fuente: www.telesurtv.net.

 

Se aplicará el programa «Cada familia, una escuela» que prioriza el uso de la tecnología para el aprendizaje desde el hogar.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este jueves que el nuevo curso escolar 2020-2021 iniciará el próximo 16 de septiembre con la modalidad Cada familia, una escuela, programa implementado en el país para culminar el período lectivo en medio de las complejidades que impuso para el sistema educativo la pandemia de la Covid-19.

«El 16 de septiembre del año 2020 arranca en Venezuela el año escolar 2020-2021 en la modalidad de Cada familia, una escuela, con distanciamiento social. Venezuela va a aplicar modalidades tecnológicas para el nuevo año escolar hasta nuevo aviso para cuidar la salud de nuestro niños, de nuestra juventud, de nuestro maestros», anunció el presidente.

El alto dignatario encabezó en esta jornada el balance de las actividades escolares y académicas 2019-2020, en el que ponderó el éxito del «Programa Cada familia, una escuela»,  que se ha aplicado con éxito en la nación durante la pandemia.

“Estamos visualizando el nuevo año escolar en tiempos de pandemia. Hemos mantenido el Programa Cada Familia una Escuela y estamos felizmente culminando el año escolar 2019-2020”, destacó.

Igualmente, resaltó que dicho programa abarcó todos los niveles de enseñanza, con el propósito de mantener el proceso educativo en todos los municipios, parroquias y provincias del país en medio de la pandemia.

Por su parte, el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, afirmó que el país ha tenido un año escolar exitoso,  y que del 1 al 10 de julio se ha realizado el proceso evaluativo de la educación primaria. «La educación inicial, primaria y especial el día de mañana deben cerrar sus procesos de evaluación», detalló.

El jefe de Estado también felicitó a más de 1 millón de los graduandos venezolanos que lograron culminar sus estudios a través de la tecnología en medio de las complejidades por la pandemia de la Covid-19.

Luego, enfatizó en la importancia de perfeccionar el Programa Cada familia una escuela,  a partir de las experiencias compartidas, y contribuir a reforzar los conocimientos en los estudiantes. “Ha sido totalmente un éxito la modalidad de Cada Familia Una Escuela, debemos perfeccionarla a todo nivel”, instruyó.

Durante el balance educativo de esta jornada, trascendió que fueron cumplidos los contenidos y programas pedagógicos, en los diferentes niveles y modalidades del sistema educativo, garantizando el derecho a la educación de calidad, pertinente y liberadora, en el contexto de las dificultades por la Covid-19.

“El virus existe, llega a cualquiera, hay que cuidarse. Vamos a cuidarnos”, exhortó el mandatario nacional NicolasMaduro  al tiempo que reiteró la importancia de usar los métodos de prevención para combatir el COVID-19.

En cadena nacional, el presidente, además, se refirió a la necesidad de aprovechar las potencialidades del acceso a Internet para compartir el conocimiento, ya que la situación epidemiológica impone actuar con cautela con respecto al retorno de los estudiantes a las clases presenciales.  “Vamos a hacer un poderoso movimiento de las redes sociales en función de la educación, en función de la cultura”, ordenó.

Educación Superior

El ministro de Educación Universitaria, César Trompiz, informó igualmente que del 13 al 23 de julio se autorizará  la entrega de títulos para los graduados de ese nivel de enseñana mediante las secretarías de las universidades.

Trompiz precisó que este año se graduaron en el país 70.944 profesionales tanto de la educación pública, como de la educación privada, mientras que en el Sistema Nacional de Ingreso ya se han inscrito un total de 346. 562 estudiantes, lo que representa un 92 por ciento de la meta de inclusión para el año 2020.

“Venezuela se está construyendo, el sistema educativo es una de las columnas vitales, y fíjense ustedes el sistema de ingreso a las universidades del país está funcionando en medio de la pandemia”, destacó por su parte, el presidente.

Asimismo, significó que en medio de la pandemia, se sigue construyendo desde el acceso a la educación, el país y la Patria. “Es importante avanzar al máximo en el acceso educativo, en la calidad educativa, en la transformación de esa juventud en grandes profesionales y técnicos del futuro comprometidos con el país”, instó.

Fuente de la noticia: https://www.telesurtv.net/news/venezuela-iniciara-ano-nuevo-escolar-septiembre-desde-casa-20200709-0044.html

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Decisiones vitales para transformar la educación del mañana

 

Por: Audrey Azoulay.

Cuando la Unesco anunció que 1.500 millones de alumnos —más del 90% de ellos— no podían ir a la escuela o a la Universidad porque estaban cerradas a causa de la covid-19, el dato provocó conmoción en todo el mundo. Estas cifras nos afectaron profundamente a todos, porque hacían realidad algo hasta entonces impensable: un mundo sin escuelas.

Este trauma compartido nos hizo a todos tomar conciencia de que la educación es un bien común mundial. Una sociedad sin escuela y sin aprendizaje, o con una enseñanza en condiciones muy degradadas, está destinada al abandono social, ético y económico. El derecho a la educación debe defenderse firmemente, asumiendo todas las consecuencias que ello conlleva.

A este respecto, la comunidad internacional tiene una responsabilidad colectiva que debe manifestarse, en primer lugar, en un incremento de la inversión en educación. La Unesco estima que, incluso si los países mantuvieran el porcentaje actual de inversión pública en educación respecto al PIB, los recursos disponibles para el sector educativo se reducirían en 210.000 millones de dólares en 2020 debido al impacto económico de la covid-19, y es probable que esta estimación empeore. Por tanto, es necesario aumentar tanto la proporción de la ayuda mundial destinada a la educación como los recursos asignados al sector educativo en los presupuestos nacionales.

La crisis de la covid-19 nos recuerda también la omnipresencia de unas desigualdades estructurales que se han agudizado durante la pandemia, entre países, pero también dentro de cada uno de los países, sin excepción. Es un hecho que las poblaciones más vulnerables, como las personas con discapacidad, los refugiados y los desplazados, los más pobres, los jóvenes y las niñas son quienes tienen más dificultad para acceder a la educación; incluso cuando tienen acceso, a menudo se encuentran en situaciones de marginación, en particular debido a la estigmatización.

Así, hemos podido comprobar que la educación a distancia a través de Internet no puede ser una panacea en la actualidad, cuando en el África subsahariana solo el 18% de los alumnos disponen de conexión en su casa (frente al 57% a escala mundial).

Por tanto, nuestro esfuerzo mundial en materia de educación debe tener por objeto la reducción de todas esas desigualdades, en particular aplicando medidas concretas para que la educación sea más inclusiva. Ahora que los centros educativos van abriendo sus puertas en muchos países, se debe prestar especial atención a que las niñas y jóvenes vuelvan a la escuela o a la Universidad.

¿Cómo esperar que la escuela sea el principal vehículo para reducir las desigualdades sociales y económicas o para construir la ciudadanía del futuro si es en sí misma un lugar lleno de desigualdades?

Por último, la pandemia nos ha llevado a todos —alumnos, docentes, sindicatos, padres, Administraciones, sociedad civil— a replantear los fundamentos de la educación. ¿Qué papel puede desempeñar la educación a distancia o por Internet? ¿Qué relación se ha de establecer entre los distintos protagonistas del proceso de aprendizaje? ¿Cuáles son los valores y principios sobre los que debe construirse la educación del mañana?

Esa es precisamente la finalidad de la iniciativa Futuros de la Educación de la Unesco: pensar cómo debería ser la educación en 2050 y más allá. La Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación, compuesta por personalidades de diversos horizontes, ya ha iniciado su trabajo de reflexión y presenta ya nueve ejes en los que se pueden aplicar medidas muy rápidamente. No obstante, se trata de una labor a largo plazo que se nutrirá del diálogo y el debate con los jóvenes, los agentes del mundo de la educación y, más ampliamente, la ciudadanía de todo el mundo. Por eso, queremos que cada persona se sienta invitada a participar en este diálogo mundial.

Nos encontramos en una encrucijada. Ha llegado el momento de actuar colectivamente por el bien común mundial que es la educación. De forma inmediata, aumentando la inversión y luchando contra las desigualdades; y, a medio plazo, reflexionando juntos sobre el futuro de la educación. Convirtamos la crisis de la covid-19 en una toma de conciencia colectiva sobre la importancia de los bienes comunes fundamentales como la salud o la educación.

Fuente del artículo: https://elpais.com/educacion/2020-06-30/decisiones-vitales-para-transformar-la-educacion-del-manana.html
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