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Entrevista a Henry Giroux: “La pedagogía crítica deja en claro que la educación es central para la política”

Por Fernando Lázaro*

En los últimos años Henry Giroux, uno de los creadores y referentes de la Pedagogía Crítica en el mundo, viene escribiendo sobre la complejidad política de los EEUU con la presidencia de Trump, posicionándose como un pedagogo que denuncia las injusticias sociales y económicas. Cabría preguntarse si la tarea del pedagogo hoy, en el mundo que vivimos, no es trascender la cuestión educativa y denunciar las opresiones a las que estamos siendo sometidos en nuestros países. Conversamos con Henry, desde esa mirada sobre esta América tan compleja que estamos transitando.

1 – ¿Hoy la Pedagogía Crítica es conocida en muchos lugares del mundo, no creés que en muchos de esos lugares la encerraron en términos                          netamente escolares anulando la posibilidad de poder pensarse como una herramienta de lucha en términos sociales?

HAG: Sí, creo que en muchos casos el término ha perdido su amplia relevancia social no sólo por haber sido reducido al ámbito académico, sino también a una regresiva noción de método. Al instrumentalizar la pedagogía crítica, se ignoran sus amplias posibilidades políticas de comprender cómo la pedagogía funciona en el ámbito más amplio de la esfera pública con sus numerosos espacios y dispositivos culturales

  1. Hoy en Brasil el presidente Bolsonaro tiene un proyecto que se llama “Escuela sin partido” con el cual pretende eliminar de las aulas las “ideologías de izquierdas” y todo rastro de nuestro querido Paulo Freire, ¿cómo estás viendo estos procesos que desde el norte se están expandiendo por toda la América?

HAG: Se trata de intervenciones sumamente reaccionarias, diseñadas para despojar a la educación de sus posibilidades emancipatorias y deja bien en claro cuan peligrosa es la pedagogía crítica para los demagogos, quienes temen a su capacidad de convertir la pedagogía en una poderosa herramienta para el aprendizaje crítico y la resistencia política. Quiero decir, la pedagogía de Paulo era peligrosa, porque afirmaba que sin una ciudadanía informada no es posible la democracia, no es posible tener democracia sin un pueblo educado, alfabetizado y dispuesto a tomar riesgos. Él creía que la educación era central en todos los aspectos de la vida. Pienso que lo que Paulo le decía a gente como la del Movimiento Escuelas Sin Partido es “No se trata de educación, se trata de despolitizar al pueblo y convertirlo en pasivo y dispuesto a someterse a la ideología de un estado represor, es decir, se trata de una educación que les niega la capacidad de agencia y vacía a la política de todo significado.” Es un modelo autoritario de dominación, una educación para la dominación y no para la decolonización. A esto se refería cuando propuso su teoría sobre la pedagogía del oprimido. Cuando Paulo Freire definió la “Pedagogía del Oprimido”, lo que estaba diciendo es que la pedagogía puede estar enfocada en la comprensión de la realidad y la búsqueda de la libertad o puede orientarse hacia la comprensión de datos y la dominación. No existe la educación neutral, no existe tal cosa. Lo que, de hecho, debemos preguntarnos aquí es “¿de qué lado te vas a poner?”¿Qué clase de estudiantes querés? ¿Querés estudiantes críticamente imaginativos que llegado el caso tomen sus propias decisiones y opciones políticas o querés jóvenes incapaces de pensar críticamente y por lo tanto susceptibles de ser seducidos por demagogos y dictadores?

  1. ¿Cuál es la función hoy de los profesores como intelectuales, o mejor dicho, qué características deben tener hoy los docentes para enfrentar a estos procesos de derecha?

HAG: Opino que los docentes deben ser portadores de un conocimiento exhaustivo, ser autorreflexivos, estar dispuestos a asumir riesgos, tener conciencia social, ser capaces de enmarcar sus actos en un proyecto teórico, deben creer en la justicia social, deben tener en cuenta las comunidades de las que sus estudiantes forman parte y sus historias, ser capaces de trabajar colectivamente junto a otros dentro y fuera de la escuela, deben creer en la educación como un proyecto de liberación, y por último, pero no menos importante, deben ser capaces de combinar sus roles de ciudadanos con sus roles de educadores para asumir el rol de intelectuales públicos. Pienso que es crucial que reconozcan que la pedagogía debe ser comprendida bajo la luz de determinadas tradiciones teóricas que son el resultado de muchas luchas y que constituyen nociones básicas de algún tipo y la naturaleza contextualizada de los productos en los que se traducen tales tradiciones. Para ser críticos, los educadores deben aprender cómo volver significativo y crítico el conocimiento con el objetivo de hacerlo transformador.

  1. Uno de los debates históricos de la Educación es cómo se construye el conocimiento ¿Qué elementos se ponen en juego en esa construcción, y cuáles son los saberes socialmente válidos?

HAG: El verdadero desafío es reconocer que el conocimiento es una construcción social, tiene raíces teóricas, siempre está alineado de algún modo fundamental con el poder, y es crucial en la lucha de las identidades, valores, agencia, relaciones sociales y poder. Al mismo tiempo, el valor del conocimiento debería ser comprendido en términos de su capacidad de ampliar la creatividad de los estudiantes, de permitirles pensar trascendiendo sus experiencias, ser problematizador, es decisivo en tanto modo de irrumpir en el sentido común, de proporcionar a los estudiantes de la comprensión política, cultural, social, histórica, científica, tecnológica que necesitan para actuar por sí mismos, junto a otros y conducirse en el vasto mundo en su totalidad y exhaustivamente. Claramente, en tiempos en los que la verdad se encuentra bajo ataque, cualquier tipo de crítica es desechada como si fuera una noticia falsa, y la emoción cotiza más alto que la razón. Es fundamental que el conocimiento se construya en torno a racionalidades, modos lógicos y al respeto por las evidencias –científicas y de otros tipos– que priorizan la verdad sobre la ficción, la pruebas por sobre las opiniones y los valores democráticos sobre las concepciones nihilistas fascistas.

  1. En la historia de América Latina han surgido organizaciones y movimientos sociales que tuvieron la decisión de tomar la educación en sus manos: las escuelas zapatistas en México, Warisata en Bolivia, más cerca en el tiempo el MST en Brasil, los Bachilleratos Populares en Argentina, educación que se basa en la resistencia y la lucha contra la opresión y con una tensión constante con respecto al Estado. ¿Qué opinas de estas experiencias que surgen desde abajo en tanto dispositivos que tensionan la hegemonía escolar?

HAG: Estoy completamente a favor de los métodos alternativos de educación que hunden sus raíces en los principios democráticos y emancipadores. Al mismo tiempo, me opongo a ciertos críticos que las ven como los únicos espacios donde la pedagogía crítica puede desarrollarse. La educación tradicional nunca debería abandonarse como espacio de lucha y resistencia. Los docentes deberían respaldar las posturas en las que las estrategias tienen un pie adentro y el otro afuera de los métodos establecidos de educación, debido a que toman en cuenta las tensiones dentro de los mismos. Siempre existen posibilidades para luchar dentro de la escuela tradicional. Al mismo tiempo, crear escuelas alternativas es invaluable porque se incrementa la cantidad de espacios para el avance de las pedagogías emancipadoras y los abordajes de la educación.

  1. ¿Puede la educación impartida desde un Estado Capitalista construirse a partir de la Pedagogía Critica? Recuerdo una frase de Frei Betto que dice que no es posible hacer educación popular en las escuelas del Estado mientras que ese estado sea capitalista, que en ese caso hay que crear otras escuelas. ¿Qué pensás de esta afirmación?

HAG: No creo que el poder en las escuelas estatales se circunscriba exclusivamente a la dominación. En diversos grados, siempre existen espacios de resistencia donde las pedagogías críticas pueden ser utilizadas, los docentes movilizados y los estudiantes expuestos a pedagogías que operan al servicio de la liberación.

  1. Teniendo la posibilidad de leer tus artículos de actualidad política (agradezco que siempre me los envíes) lo interesante es que se escribe desde la mirada de un pedagogo y pienso en Bourdieu cuando decía que la información es muy importante como para dejarla en manos de periodistas y me pregunto hoy ante los embates que estamos sufriendo -desde Trump para abajo- si no hay una necesidad de reconfigurar o mejor dicho de reconstruir los sentidos de la información teniendo en cuenta la fragilidad, y la convivencia política de cierto periodismo con estos gobiernos, cómo podemos desde la pedagogía crítica analizar esta realidad que estamos viviendo.

HAG: Podríamos empezar reconociendo que la educación está enlazada al desarrollo de las identidades, instituciones y esferas públicas cuya tarea es la producción de culturas formativas que permitan a las personas convertirse en ciudadanos críticos y agentes democráticos. La educación proporciona las herramientas pedagógicas y simbólicas que determinan cómo las personas ven el mundo, cómo definen sus propios sentidos de agencia, qué valores habitan al establecer sus relaciones con sí mismas y con los demás. La pedagogía es el medio a través del cual se realiza el tipo de trabajo cultural que produce, a la vez, momentos de identificación y reconocimiento en los que las personas invierten parte de ellos mismos y comienzan a vincular los problemas privados con una comprensión más amplia y sistémica de los problemas sociales. La pedagogía también realiza el “trabajo cultural” que produce nuevas identificaciones de las personas. La pedagogía crítica deja en claro que la educación es central para la política porque está en el corazón, en la raigambre más profunda, de cómo el pueblo se narra a sí mismo, habita un sentido de agencia y determina en gran medida si se someterá a las fuerzas de dominación o será capaz de resistirlas. En un buen número de libros de educación he argumentado que la educación es central tanto para la ideología tóxica y resistente del neoliberalismo como crucial para combatir la plaga de políticas fascistas que está acorralando al planeta. Para mí, la centralidad de la pedagogía emerge del reconocimiento de que existe una crisis educacional real o percibida y que se hace necesario dar cuenta de esta problemática, sin dejar de lado la cuestión teórica, y esa pedagogía juega un rol importante en interpelar a la crisis.

  1. Desde hace un tiempo vengo planteando la necesidad de empezar a pensar en plural la categoría de educación popular es decir hablar de “educaciones populares”, por todas las diferencias de construcción que se daban bajo estos términos, con la pedagogía critica no tendría que pasar lo mismo; ¿es decir no deberíamos empezar a hablar de “Pedagogías Críticas”?

HAG: Esta cuestión apunta a una consideración fundamental. La pedagogía crítica en su desarrollo teórico más avanzado nunca ha postulado ser una narrativa maestra que pueda ser instrumentable excepto en un contexto diferente, utilizando herramientas diferentes. En tanto imperativo pedagógico, descansa en un número de premisas que tomarán formas diferentes según el contexto en el cual sean empleadas. Por lo tanto, si se ha teorizado correctamente, el contexto y su naturaleza plural siempre intervienen en el modo en que se la utilice. La pedagogía siempre refiere a la especificidad del lugar, habla de cómo el poder modela y es reinventado en la interacción que se da entre los textos, los docentes y los estudiantes, también trata de la politicidad del docente situado y requiere de un compromiso con los valores democráticos, instituciones y horizontes políticos que dirigen la atención hacia los modos en los que el conocimiento, el poder, el deseo, y la experiencia son producidos bajo condiciones básicas y especificas de enseñanza y aprendizaje.

  1. Trump, Bolsonaro, Macri, por nombrar algunos, hoy están jugando el mismo partido, algunos de ellos con una ayuda importante de las iglesias Evangelistas no solo en términos económicos, sino en términos de participación popular aprovechando la vulnerabilidad de nuestros pueblos, en ese partido que ellos mismos delimitan entre ellos y nosotros. ¿Cuál sería la tarea de los Educadores Populares ante esta situación?

HAG: Pienso que de diversos modos, las Iglesias Evangélicas comprendieron la cuestión de lo social o cómo interpelar necesidades sociales sensibles tales como la alimentación, dar refugio, atender la esfera afectiva, y otras consideraciones básicas fueron tan importantes como el crudo poder de su ideología. La educación en este caso combinada con políticas sociales interpeló necesidades sociales concretas, pero ofreció a través de ellas lo que Bloch alguna vez llamó la “estafa de la satisfacción”. En este ejemplo, el concepto marxista de que los derechos individuales y políticos son inútiles si no se cuenta con los derechos económicos fue apropiado por los grupos Evangélicos con el objetivo de colonizar necesidades sociales e individuales decisivas, y luego utilizar a estas últimas como un modo de colonizar la conciencia. La izquierda tiene que aprender de esta lección. Las estructuras de la dominación no se limitan a las estructuras económicas, sino que también están enraizadas en los anhelos de necesidades sociales básicas muy específicas. La Pedagogía Crítica está obligada a operar en esos espacios que existen entre las realidades existenciales de la vida cotidiana de la gente y los ámbitos donde la distribución del poder, el valor y las fuerzas económicas operan y las oprimen. Creo, citando a Larry Grossberg, que esos son los espacios “donde las personas y los grupos se articulan tanto ideológica como afectivamente, a las identidades sociales, prácticas culturales y proyectos políticos y es aquí donde la pedagogía debe operar”.

  1. En América Latina las pruebas estandarizadas como las pruebas Pisa llevadas a cabo por la OCDE a nivel mundial se encargan de medir el rendimiento académico categorizando los países acuerdo a un resultado que no da cuenta la cuestión de clase, las múltiples pobrezas, etc. Qué opinión te merecen las evaluaciones escolares en general y cuál es su sentido en estos tiempos.

HAG: No estoy en contra de los métodos constructivos de evaluación en las escuelas, ni de los de ninguna clase. Pero creo que los criterios de evaluación tienen que surgir de la participación democrática y comunitaria, de modo tal que las personas que sean objeto de tales evaluaciones de aprendizaje puedan intervenir en cómo son construidos, cómo serán usados, y cómo se los va a evaluar. También deberían poder juzgar esas evaluaciones sobre la base de si genuinamente promueven las capacidades creativas e intelectuales de los estudiantes o si las clausuran. En tiempos de neoliberalismo, las evaluaciones a menudo toman la forma de una cierta clase de terrorismo pedagógico. Terminan generando enseñanza para la evaluación, docentes desprofesionalizados, aniquilan la imaginación de los estudiantes y confunden la educación con disciplinamiento.

*Educador Popular argentino. Profesor e investigador Universidad Nacional de Luján.

Traducción: Laura Voboril

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La educación en tiempos de crisis

Por: Jorge L. Pagán Pedrogo.

 

“Luchemos por una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer”

El extraordinario educador y filósofo brasileño Paulo Freire concibió siempre el proceso educativo como la ruta inequívoca para que un país alcance su pleno desarrollo en aras de un mejor porvenir. Su Pedagogía del Oprimido, obra indispensable para todo buen educador que atesora el privilegio de influenciar en la formación responsable de los futuros ciudadanos, adquiere hoy mayor relevancia ante la resquebrajada situación que vive nuestra isla como consecuencia de la crisis de valores éticos, morales y de carácter de los que dirigen las instituciones gubernamentales.

Además, nuestra relación colonial con los Estados Unidos obstaculiza un proyecto educativo de país a tono con la idiosincrasia hispana y caribeña que nos caracteriza. Debemos comenzar a trazar nuestra propia ruta propiciando iniciativas que se aparten de la automatización del conocimiento y se acerquen más a la concepción de una nación comprometida cabalmente con satisfacer las exigencias de sus comunidades escolares.

Si en algo coincidimos la mayoría de los educadores es en que tenemos el deber de no anteponer la obediencia al pensamiento crítico dentro de nuestra filosofía educativa. Fomentar adecuadamente el pensamiento crítico en los educandos es mostrarles una infinidad de alternativas, creadas por ellos, para solucionar muchos de los problemas que lamentablemente enfrentamos.

Nuestra labor se debe regir principalmente tomando en consideración el aspecto social que incide en el estudiante; identificar y atender acertadamente sus necesidades y así nuestras próximas generaciones contribuirán efectivamente a propugnar, dirigir y construir la nación puertorriqueña que todos anhelamos con “las armas del conocimiento”, como sabiamente propuso don Pedro Albizu Campos.

He sido siempre fiel creyente de que la educación pública se defiende con ahínco, pasión y entrega. El paradigma curricular que existe en nuestro sistema educativo necesita replantearse para que satisfaga las necesidades de todos los alumnos. Puerto Rico demanda que sus educadores se inserten de lleno en el quehacer intelectual, social y humanista que estos tiempos exigen. Tomemos como brújula las siguientes palabras de Freire: “La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar al mundo”.

La coyuntura histórica en la cual nos ha tocado educar requiere un compromiso ético mayor con nuestra conciencia, pero más aún con Puerto Rico y sus jóvenes. Ellos son nuestra máxima línea de defensa. Que nada ni nadie desvíe nuestro norte. ¡Jamás!

Fuente del artículo: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/laeducacionentiemposdecrisis-columna-2511023/

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Brandão: «América Latina atraviesa un proyecto de mercantilización que ataca la educación pública»

Redacción: MDZ

El educador popular brasilero Carlos Rodrigues Brandão, compañero y colega de Paulo Freire, se encuentra en Mendoza dictando un curso y maestría de postgrado. Criticó fuertemente la situación de la educación en Argentina al igual que muchos países de Latino América, atraviesa “un momento negro, oscuro, por una neocolonización del capitalismo neoliberal”. Sin embargo, señala que es esperanzador el crecimiento de movimientos que defienden la educación social y popular.

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Pedagogías críticas y emancipatorias. Un homenaje a Paulo Freire

Redacción: Varios Autores/Rebelión

Presentación 

Freire, un hombre consecuente 

Es necesario reconocer que las pedagogías críticas dan para todo, pues si algo está en disputa hoy en día, son los diferentes constructos de saber y conocimiento emanados de los escenarios populares. Con la proliferación de diversas formas de comunicación e información cualquiera hace uso de los elementos y de los recursos liberadores y emancipatorios de los pueblos, para amañarlos y tergiversarlos, justificar con ello po- líticas públicas que son totalmente contrarias a lo que plantearían sus mentores, desde administraciones aparentemente de izquierda como las del Polo Democrático y el Mo- vimiento Progresistas en Bogotá, como la del PRO en la ciudad de Buenos Aires y la alcaldía chavista en Caracas, hacen uso de las pedagogías críticas en la implementación de sus políticas educativas, pero ¿realmente responden a propuestas antisistema o muy por el contrario lo que buscan es legitimar el orden establecido? Podríamos conside- rar que desde las posturas de izquierda existe un interés de por lo menos replantear el sistema existente o colocarlo en tela de juicio, no obstante en administraciones como la Buenos Aires en la actualidad, es claro que hay una marcada posición de derecha, que lo que busca es legitimar plenamente el insepulto modelo neoliberal y reafirmar el sistema capitalista. 

También es bueno recordar cómo las pedagogías críticas se convierten en un muy buen instrumento de marketing y venta de servicios educativos tanto en instituciones privadas como públicas de todo el continente, así le colocan a un pregrado o posgrado el nombre de pedagogías críticas y ya con esto logran ampliar su oferta y darle un plus alternativo al producto que venden en el mercado de los bienes y servicios donde se ha insertado la universidad pública y estatal. Ante esta situación es bueno reabrir y mantener el debate en torno a ¿qué son las pedagogías críticas?, ¿cómo delimitarlas?, ¿en qué escenarios es legítimo asumirlas como una propuesta que defienda el statu quo o muy por el contrario busque sustituirlo?, ¿cómo se defiende esta construcción de conocimiento desde lo popular?, ¿cómo y quienes pueden evitar que un bien común se convierta en una mercancía de intercambio privado? 

Estos y otros temas e interrogantes queremos colocar en el ambiente del debate aca- démico, político y social y así mantenernos junto a muchos otros y otras como aquel martillo que golpea nuestras conciencias cuando la falta de formación, el facilismo, la ambigüedad y el acomodamiento político los lleva a contradecir en la práctica lo que supuestamente hemos asumido en un proceso educativo. 

Paulo Freire llama constantemente a desarrollar nuestro trabajo como educadores, en un compromiso directo con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, pues de otra manera seremos en el menor de los casos idiotas útiles que reproducen el siste- ma, cuando no unos advenedizos de posiciones que un día dijimos poseer y defender. Paulo Freire también nos muestra con claridad cómo los procesos de transformación social no los hacen los grandes eruditos, se hacen y construyen desde los escenarios cotidianos de la educación, y el educador como gran pedagogo ha de asumir la tarea de sistematizar una a una sus experiencias y convertirlas en constructos teóricos que guíen sus procesos de transformación y emancipación, sin tener miedo de asumir el com- promiso político concreto en torno a construir una sociedad alternativa al capitalismo.

El compromiso de Freire con el socialismo no era solamente una postura pasajera, era una entrega total, pero no dogmática, abierta y diversa, reconociendo los múltiples esfuerzos y distintos caminos que buscan dirigirnos a la realización de la utopía. Que otra cosa fue el legado de Paulo Freire si no la dedicación incondicional a la educación emancipatoria, un trabajo pausado, inteligente, dialógico y artesanal en la elaboración de cada una de sus obras, una historia de vida que se cuenta a muchas voces, hechas libros, vuelan por el viento, contaminando los aires de libertad en los cinco continentes. 

Descarga en: https://drive.google.com/file/d/1WR6kdNB_kLftmXXD7XOJe0wEAmoU1Q3w/view

 

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Paulo Freire: Conferencia en la Universidad de Barcelona

Por: bloghemia.

Conferencia dictada por Paulo Freire durante el  Congreso Internacional de «Nuevas Perspectivas Críticas en Educación». 

 

En Julio de 1994, el profesor Paulo Freire, ya convertido en uno de los pedagogos mas grandes e la historia, dictó una conferencia en el Congreso Internacional de «Nuevas Perspectivas Críticas en Educación».

El Congreso, fue organizado por CREA de la Universidad de Barcelona.

Créditos del siguiente video:

IKT Hezkuntza & CREA UB

Aholkulari teknikoa: Josi IKT Programa

Fuente del documento: https://www.bloghemia.com/2019/05/paulo-freire-conferencia-en-la.html

 

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¿Cuál es el secreto de los grandes maestros?

Colombia / 23 de junio de 2019 / Autor: Julián de Zubiría Zamper / Fuente: Semana

Cada año la Fundación Compartir elige un Gran Maestro y tres ilustres. Partiendo del estudio que realizó como jurado del concurso, el pedagogo Julián De Zubiría reflexiona sobre las características comunes a ellos y propone convertir a los elegidos durante las dos décadas anteriores en maestros de docentes.

Por veinte años consecutivos la Fundación Compartir ha elegido al mejor maestro del país. Es una oportunidad para rendir homenaje a docentes que, haciéndole el quite a dificultades generadas por el contexto familiar en el que viven sus estudiantes, a la violencia que azota estas regiones y a las condiciones de infraestructura y dotación de las instituciones educativas, con enorme esfuerzo logran transformar las vidas de sus muchachos. Al hacerlo impulsan procesos de movilidad social en estos territorios.

Lo primero que hay que llamar la atención es que son pocos los maestros que transforman para siempre la vida de los jóvenes bajo su orientación. Cuando se le otorgó a Albert Camus el Premio Nobel de Literatura, evocó al profesor que le enseñó a leer. Cuando lo he preguntado en seminarios, me han respondido que entre tres y siete docentes han impactado sus vidas, lo cual es muy poco respecto del alto número de docentes que hoy en día intervienen en la vida de un joven. Pero también es cierto que todos los recordamos con inmenso cariño. A partir de las reflexiones que hice luego de haber estudiado las propuestas de quienes aspiraban al título de Gran Maestro en Colombia, quisiera destacar algunas de sus características principales. Hay que tener en cuenta que, en 2019, 1.074 profes aspiraron al premio.

En primer lugar, todos son líderes sociales. Los maestros que más se destacan en el país, movilizan a las comunidades en las que viven, visitan y dialogan con frecuencia con los padres de sus estudiantes e investigan a profundidad sus contextos. Todos ellos asumen como si fueran propios algunos de los problemas ambientales, tecnológicos o sociales en sus regiones e involucran a sus estudiantes en la investigación de dichas problemáticas. Lo claro es que, trabajan con la comunidad, la investigan, e intentan implementar algunas soluciones. Hacen exactamente lo contrario a lo que pretendía el senador Edward Rodríguez del Centro Democrático al intentar prohibir la libertad de cátedra. Ellos son ejemplo vivo de la más amplia libertad para investigar, reflexionar, pensar, hablar y cuestionar. Es más, asumen la libertad y la autonomía como la bandera en sus procesos formativos. El ejemplo más claro de ello es Carlos Enrique Arias, ganador del Premio a Mejor Maestro, quien logró que 94% de los egresados de su Institución Educativa en Montelíbano, ingresaran a la educación superior, cuando antes solo lo hacía el 20%. De esta manera, la educación estimula la movilidad social y permite a los jóvenes superar el círculo vicioso de la miseria. Tarea que debe valorarse aún más, si se tiene en cuenta que han estudiado en medio de las balas de todos los actores que han participado en el cruento conflicto armado vivido en Córdoba desde hace varias décadas.

Lo más triste es que dado el indiscutible liderazgo social alcanzado por los docentes, han sido blanco de estigmatización, persecución y amenazas por parte de los grupos políticos que tienen el control regional sobre la población, la tierra y la riqueza. Con frecuencia, fueron declarados objetivo militar por los paramilitares. Es así, como un muy reciente informe de la Fundación Compartirsobre la educación rural incluye un dato escalofriante: 1.579 maestros han sido asesinados durante el conflicto armado. Muchos de ellos, sin duda, fueron excepcionales docentes que dieron su vida por la educación. El liderazgo social de los maestros, los ha convertido en un objetivo político, cuando no militar, de sus contradictores.

La pasión es la segunda característica que encuentro en los docentes excepcionales. Todos gozan enseñando y agregan horas de acompañamiento a las que les exige su contrato. Su compromiso es ilimitado con los niños, los jóvenes y el entorno. Preparan minuciosamente sus clases y sus salidas de campo. Los grandes docentes sienten –como solía decir Freire-, que están cambiando a las personas que cambiarán el mundo. Hay mucho de mística en su tarea diaria. Se sienten misioneros de un cambio social. La esperanza, el entusiasmo y el sueño de vivir en un mundo mejor, los anima en su labor cotidiana.

La pasión –como el llanto-, se contagia, y por ello, los estudiantes se nutren de ella. Beben del compromiso de estos maestros y terminan dedicando varias horas a la lectura y la investigación. Bajo el liderazgo de un líder transformador, los estudiantes trabajan motivados y en equipo, ya que las tareas que les señalan, les resultan altamente pertinentes para sus vidas y para el contexto en el que viven.

La tercera característica, siempre la he encontrado presente en los estudios nacionales e internacionales sobre el tema. Los buenos maestros no se limitan a enseñar; sino que generan preguntas, impulsan debates y promueven la reflexión. Los maestros excepcionales enseñan a pensar y a leer de manera crítica. Eso halló Bain estudiando a los docentes excepcionales en las universidades en Estados Unidos. Eso mismo concluyó Sandra García, profesora de la Universidad de los Andes, estudiando las características comunes de los ganadores en los veinte años del concurso. Y una vez más, lo he vuelto a encontrar al estudiar los proyectos de los mejores docentes en Colombia que aspiraban a ganar el Premio Compartir en 2019. Son docentes que enfrentan a los estudiantes a problemas contextuales, los cuales hay que comprender, interpretar y resolver. Al hacerlo, les enseñan a pensar, leer y convivir. Son docentes que han transformado el modelo pedagógico tradicional por otro más reflexivo, dialogante y contextualizado, el cual, impacta de manera estructural el desarrollo de sus estudiantes.

Para poder hacerlo, los mismos docentes se vuelven más reflexivos, más autónomos y más críticos de sí mismos y del contexto. Al fin y al cabo, “nadie da lo que no tiene”. Ellos tienen de sobra la independencia y la autonomía que buscan fortalecer en sus estudiantes. Han reflexionado previamente sobre sus prácticas, una y otra vez las han evaluado e investigado. Bain concluye que los muy buenos docentes identifican los obstáculos a los que se enfrentarán sus estudiantes. En términos más técnicos, diríamos que los docentes excepcionales, tienen muy buenos niveles de metacognición sobre sus prácticas educativas. Por oposición, los docentes tradicionales, no se detienen a pensar para qué enseñan lo que enseñan, ni qué hicieron mal en dicho proceso. Dada la falta de reflexión, con el paso de los años, estos últimos se vuelven, cada vez, peores docentes, ya que, no aprehenden de su experiencia.

La cuarta y última característica que encontré en los docentes excepcionales es que retan a sus estudiantes, les exigen, les ponen problemas complejos para resolver. Al mismo tiempo, siempre les ponen andamios para que puedan resolverlos. Con estos docentes, los estudiantes trabajan mucho más: leen, piensan y se esfuerzan, ya que sienten que vale la pena hacerlo.

Ningún Ministerio de Educación logrará mejorar la calidad, si no cuenta con maestros apasionados, que hayan abandonado los modelos tradicionales y que enseñen a pensar y leer de manera crítica. Ninguno. El problema grave es que la gran mayoría de docentes de Colombia no son como ellos. Tienen excelente actitud y han llegado a la docencia por vocación, pero no tuvieron la formación adecuada para desarrollar las competencias que pretenden lograr en sus estudiantes. Les falta formación, autonomía, trabajo en equipo, lectura y pensamiento crítico. Es especialmente triste para mí decirlo, pero los docentes que están saliendo de las facultades de educación, presentan los niveles más bajos en lectura crítica y razonamiento numérico, entre todos los egresados de la educación superior. Es una triste realidad que tendremos que enfrentar de manera creativa y autocrítica, si en verdad queremos brindarles a las próximas generaciones la educación que necesitan ellos y la nación, para avanzar en el desarrollo humano.

Solo cuando el país se decida a transformar las Normales y las Facultades de educación, podremos pensar en mejorar la calidad de la educación. Esta meta no fue incluida en el Plan de Desarrollo del actual gobierno. Por tanto, es poco lo que podemos esperar al respecto durante los próximos tres años. La Fundación Compartir ya propuso priorizar la formación. Esa una propuesta muy pertinente, pero permanece engavetada. Aun así, se quedó corta en algo esencial: el país necesita fortalecer la formación in situ, necesita garantizar que haya reuniones de docentes semanales que cuenten con equipos de calidad de las secretarías para que las apoyen. De lo contrario, nunca cambiaremos el currículo fragmentado que hoy domina la educación, nunca superaremos un modelo pedagógico centrado en la trasmisión de informaciones y nunca consolidaremos en los docentes las competencias que ellos tendrán que desarrollar en sus estudiantes.

Maestras como Adriana González están llevando a pensar a jóvenes que la ciencia si debe ser cosa de mujeres. Maestras como Esmeralda Ortiz están recuperando la historia ancestral de la población afrodescendiente en Jumbo. Maestros como Adilson Barahona está generando preguntas científicas y tecnológicas altamente permitentes a jóvenes de la población de Sandoná en Nariño. Todos ellos deberían ser un referente para la formación de futuros docentes en Colombia. Debería el MEN retirarlos de sus aulas y convertirlos en maestros de docentes. Al fin y al cabo, nada mejor que ser formado por un maestro excepcional. Si lo hacemos, multiplicaremos por todo el país, la pasión, el compromiso, la lectura y el pensamiento crítico, que a ellos les sobra.

Fuente del Artículo:

https://www.semana.com/opinion/articulo/cual-es-el-secreto-de-los-grandes-maestros-columna-de-julian-de-zubiria-samper/620031

Fuente de la Imagen:

https://uniandes.edu.co/es/noticias/premios-y-reconocimientos/profesor-cordobes-ganador-de-premio-compartir-2019

ove/mahv

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Libro: Perspectivas decoloniales sobre la educación (PDF)

Brasil – España / Coordinadores: Alessandro de Melo, Iván de Jesús Espinosa Torres, Leticia Pons Bonals y José Ignacio Rivas Flores / Fuente: Researchgate

Este libro tiene la intención de provocar el diálogo y debate acerca de los retos que enfrenta la educación hoy día, tomando en cuenta las miradas de un grupo de autores que, a pesar de la distancia, comparten un interés común por resarcir el papel activo y crítico de quienes fungen como formadores en las escuelas de nivel básico, las universidades, las familias y las comunidades. En este sentido, la educación se entiende como un proceso dialógico y humanizante que se aleja de currículos estandarizados y busca promover procesos incluyentes que contribuyan a la construcción de una pedagogía más justa y equitativa.

El libro inicia con el capítulo Re-instituyendo la investigación como transformadora. Descolonizar la investigación educativa escrito por José Ignacio Rivas Flores, investigador de la Universidad de Málaga, España, en el que propone la investigación educativa desde una posición ideológica, política, cultural y pedagógica opuesta al proyecto de desarrollo hegemónico neoliberal. Rivas invita a participar, en la reconstrucción de esta práctica social, a todos los involucrados en el proceso de indagación, todos los que estén dispuestos a comprometerse con la generación de “otros modos de construcción académica que rompan con la dinámica suicida a la que estamos abocados por la política de mercado”, entre los que se encuentran las redes de resistencia y oposición, la participación en foros públicos de discusión y debate crítico sobre los procesos socio-políticos y académicos, así como el establecimiento de vínculos de los académicos con grupos y comunidades.

En esta búsqueda por recuperar los espacios de toma de decisión que hemos perdido los docentes, investigadores y grupos sociales se propone el establecimiento de puentes de comunicación y la cimentación de nuevas trincheras que nos permitan luchar por la equidad, la libertad y la justicia. Es en este sentido que Iván de Jesús Espinosa Torres, investigador del Instituto de Estudios de Posgrado de Chiapas, México, escribe el capítulo El giro educativo epistemológico: pedagogía(s) decolonial(es) y dimensión intercultural-afectiva. Espinosa devela los límites que puede presentar el pensamiento crítico si obvia la presencia de los afectos y sentimientos como mediadores de la relación pedagógica que se veri ca en contextos marcados por la diversidad cultural. Para responder a la pregunta “¿cómo lograr que la pedagogía crítica cobre sentido crítico y transformador en espacios posmodernos y diversos?” propone centrar el análisis en las relaciones de dominación cuya impronta colonial se mantiene a través del control ejercido, a través de las escuelas, sobre grupos sociales estigmatizados, marginados y/o vulnerables.

La transformación de estas relaciones situadas en contextos escolares regionales encuentra en la dimensión intercultural-afectiva una posibilidad, en tanto detonante de una praxis pedagógica que atiende a las pautas culturales y a los intereses políticos, éticos y económicos que manifiestan estos grupos sociales. Continuando la reflexión sobre los límites de la pedagogía crítica para atender realidades que escapan del pensamiento eurocéntrico, Alessandro de Melo, Alysson Eduardo de Carvalho Aquino y Rafael Gomes Cavalcante, desde la Universidade Estadual do Centro-Oeste, en Brasil, discuten algunos fundamentos de la vertiente denominada Pedagogia-Histórico-Crítica (PHC), así como las repercusiones políticas y pedagógicas que ha tenido esta al reproducir una mirada acrítica, universal y “objetiva” de la teoría social. En el capítulo Descolonizar a pedagogía crítica: uma crítica à pedagogia histórico-crítica, los autores plantean que la construcción de una pedagogía crítica decolonial inicia con el reconocimiento de que no existe una única fórmula revolucionaria ni existen condiciones y sujetos de nidos a priori para encabezarla.

En este sentido, el cambio revolucionario es resultado de un proyecto abierto a la diversidad que no puede ser encasillado en una teoría preestablecida que además se aleja de la historia y cultura de los pueblos que quieren ser liberados. Un proyecto revolucionario de carácter decolonial parte del fundamento ontológico de la diversidad de formas de socialización, de vida y trabajo, así como de rutas por construir para alcanzar el pleno desarrollo de las potencialidades humanas. Los siguientes dos capítulos se centran en el desarrollo de algunas categorías que enriquecen el pensamiento decolonial. Desde la maestría en Estudios Culturales de la Universidad Autónoma de Chiapas, México, Leticia Pons Bonals aborda el campo de los estudios culturales latinoamericanos como lugar de encuentro del género con el pensamiento decolonial.

En el capítulo El “género” en el pensamiento decolonial. Una apuesta desde el campo de los estudios culturales latinoamericanos la autora hace referencia en particular a la academia que trabaja en torno a programas de posgrados relacionados con los estudios culturales, destacando el carácter inter y transdisciplinario que asumen y que hace posible resignificar el género a la luz de las relaciones que entreteje con otras variables culturales. En el trabajo se descubre el potencial transformador de la academia para incidir en la construcción de nuevos modos de generación de conocimientos que cuestionan el dominio del pensamiento eurocéntrico y la perspectiva androcéntrica. Por su parte, Pablo Cortés González, integrante del grupo de investigación Profesorado, Cultura e Institución Educativa (Procie), con sede en la Universidad de Málaga, España, profundiza en el significado que asume la resiliencia en la educación, entendida en tres vertientes: como praxis biológica, praxis bio-política y praxis educativa; a partir de las cuales se desencadena el pensamiento crítico y la configuración identitaria de grupos socialmente vulnerables.

Algunos avances de una investigación narrativa sobre Resiliencia y Creatividad (ReCREA) en la que colaboran mujeres resilientes que demandan ser reconocidas; lo que permite entender que la resiliencia educativa no se limita a la adaptación al medio, sino se expresa como cuestionamiento a ese medio en el que “se actúa y se reacciona ante y a través de la adversidad”. La escuela es concebida como un espacio privilegiado para reproducir relaciones de poder y formas de dominación, pero también como alternativa para inducir nuevas formas de organización y acción social. De manera especial tres capítulos del libro se centran en esta institución y ofrecen estas diversas miradas sobre ella. El primero de ellos, escrito por Carolina Yelicich, La dirección escolar colonizada: el mundo empresarial en la escuela, denuncia las formas en las que la dirección escolar se adecua a las ideas de mercado. Analiza “la presencia de lógicas administrativas burocráticas mixturadas con lógicas empresariales en las prácticas de los directivos de centros educativos” ubicándose en dos realidades sociales, la ciudad de Córdoba, Argentina y en la ciudad de Málaga, España. Sostiene que la denominada Nueva Gestión Pública (NGP) es una herramienta que ha facilitado la penetración de las lógicas de mercado en los sistemas administrativos tradicionales de las escuelas y cómo la mixtura de esas dos lógicas se traduce en prácticas mercantilistas y privatizantes de la educación. Siguiendo la línea decolonizadora en las escuelas, Analía E. Leite Méndez, en el capítulo que lleva por título Familia y escuela: estado de las relaciones y nuevas identidades, realiza una revisión crítica de diversos trabajos que abordan las relaciones entre escuela y familia, con la finalidad de construir “un diálogo fructífero e igualitario en términos freirianos”.

Frente a la existencia de un discurso hegemónico que aleja al profesorado, los equipos directivos y la administración escolar de la comunidad educativa, la autora propone pensar en otras miradas que recuperen la “diversidad de significados, vivencias y compromisos que los diferentes colectivos ponen en juego”. Y en el capítulo colectivo, Intervención socioeducativa en las escuelas con población gitana. Una perspectiva decolonial, escrito por María Jesús Márquez García, Daniela Padua Arcos, María Esther Prados Megías encontramos una experiencia en la que la que se propone un proceso socioeducativo mediador dialógico que lleve a pensar en una escuela para la comunidad. La propuesta de las autoras se sostiene en experiencias de trabajo implementadas en Andalucía, España, con la comunidad gitana a través de “mediadores/as en las fronteras entre los barrios y la institución educativa […] dando pasos que les lleva a colaborar en proyectos educativo decolonizadores para recuperar la acción y participación con la comunidad”. La parte final del libro incluye dos capítulos que despliegan la apuesta educativa decolonizadora fuera de las aulas escolares, hacia el trabajo comunitario y de activismo social. El primero de ellos se intitula Juegos de los pueblos inga y kamentsa putumayo Colombia, una lectura para la cultura ancestral y el buen vivir de la autoría de Pablo Andrés Tisoy Tandioy.

Uno de los propósitos de este trabajo es contribuir al diálogo entre conocimientos “científicos” y saberes comunitarios abordando la motricidad y los juegos como factores de representación y fortalecimiento de los rasgos culturales de los pueblos inga y kamentsa asentados en Colombia. Gente de Baladre escriben, desde el ámbito del trabajo social comprometido con la acción sociopolítica cotidiana, el texto Más de 30 años de luchas contra el empobrecimiento, la precariedad y la exclusión social: trayectoria y estrategias de la Coordinación Baladre. Esta organización social “representa un camino de búsquedas en el desarrollo de relaciones humanas, iniciativas y herramientas para la tarea vital de cuestionar la realidad que nos rodea, denunciarla públicamente, recomponer el tejido social en el territorio, sobrevivir, y todo ello para lograr que el derecho a una vida digna sea un derecho para todas las personas”.

Link para la descarga:

Perspectivas_decoloniales_sobre_la_educacion

Fuente de la Reseña:

https://www.researchgate.net/publication/333719034_Perspectivas_decoloniales_sobre_la_educacion

ove/mahv

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