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Discernimiento y Pedagogía

Por: Juan Pablo Espinosa Arce[1]

El tema tiene que ver con el discernimiento. Discernir es pensar nuestras posibilidades, nuestra situación-en-el-mundo, nuestra práctica cotidiana. El discernimiento en relación a la pedagogía tiene como característica central el ser tarea permanente. Según el pedagogo brasileño y padre de la pedagogía crítica Paulo Freire (2002) es “permanente en razón de la inclusión de los hombres y del devenir de la realidad. De esta manera, la educación se rehace constantemente (…) tiene que estar siendo”. Desde esta perspectiva, es menester realizar una reflexión pedagógica encarnada en la realidad, la cual supone que el que discierne “no sea alguien que elabora desde fuera principios y estrategias que deben aplicarse a la realidad, sino aquél que presta sus sentidos, conocimientos e instrumentos a la elaboración y sistematización de dicha pedagogía” (Araújo, A., De Oliveira, I, & Machado, R, 2004), es decir, un docente capaz de discernir su realidad y actuar a favor de ella.

Esta característica del discernimiento, también se puede contextualizar desde la práctica docente, en la cual el profesor en comunión con los educandos, deben ser capaces de leer y discernir los sucesos históricos y los signos de los tiempos que acontecen en el proceso de enseñanza – aprendizaje, y descubrir en ellos cuáles son los caminos para diseñar e imaginar la plenitud de lo humano. De esta manera se van provocando instancias en las que, por medio del análisis de la realidad, se lograrán potenciales mejoras y refuerzos de diferente acciones educativas que fomenten a la persona y su dignidad. Sólo así, se encara el futuro siendo conscientes del presente, de manera de dar al primero un nuevo significado, esta vez de carácter pleno.

En primer lugar, reconocemos que existe una intencionalidad pedagógica del discernimient. Cuando nos referimos a la intencionalidad pedagógica, estamos haciendo alusión a los objetivos y a las metas que el pedagogo establece al momento de comenzar tal ocual práctica pedagógica. La pregunta que rige el aspecto intencional del discernimiento en clave pedagógica es básicamente ¿para qué quiero que los educandos realicen la experiencia del discernimiento?Aquí también entran otras preguntas: ¿qué quiero que mis estudiantes aprendan al final de la clase?; la materia planificada ¿impactará en la realidad cotidiana de mis estudiantes?; ¿estoy dispuesto a dejarme enseñar por mis estudiantes?.

El docente que quiere entrar en la práctica del discernimiento debe ser capaz de hacer comprender a los educandos que el discernimiento posibilita una mayor comprensión del mundo y la realidad de la cual son miembros, con lo cual favorecerán la transformación de una historia marcada, y siguiendo el lenguaje teológico, por situaciones de pecado estructural o pecado social. En sencillo: hay situaciones de deshumanización y de injusticia que impiden un desarrollo integral mínimo para todos los seres humanos. La vida humana, sino es pensada, reflexionada críticamente o discernida, no puede desarollarse plenamente. Es más, el discernimiento implica una visión más amplia de la historia y de la cultura en la cual nos encontramos. Parafraseando a Cornelius Castoriadis, es necesario pensar el carácter imaginario social que nos circunda. La modulación del discernimiento y de la opción pedagógica que de él se realiza tiene que pensarse en esta clave de intencionalidad.

Desde el discernimiento se apuesta que el educando desarrolle al máximo sus capacidades y potencialidades, y que descubra el sentido último y trascendente a su vida. Asumiendo la categoría de Boaventura de Sousa Santos es necesario pensar una ecología de saberes, es decir, venerar los relatos humildes de nuestros educandos y también reconocer los grandes relatos de la academia. Esta veneración no se puede entender como monocorde sino que debe ser una tarea polifónica. Las capacidades y potencialidades de los educandos se recuperan cuando el docente es capaz de evitar lo que Paulo Freire describe como la “castración de la curiosidad”, es decir, el que los estudiantes formulen preguntas por medio de las cuales se “lee el mundo” y se amplía el horizonte vital y experiencial.

En segundo lugar, reconocemos que la práctica pedagógica del docente como un estado continuo de discernimiento. El docente al enfrentarse a las diferentes realidades y contextos educativos, y en ellos, a la multiplicidad de educandos que con él conviven, debe ir continuamente repensando su actividad pedagógica, de manera tal que todos sus alumnos puedan aprender de manera óptima. Por medio del discernimiento el pedagogo obtendrá herramientas útiles para afrontar especialmente las situaciones complejas de la práctica pedagógica.

Dice Paulo Freire (2002) que la educación es “un quehacer permanente. Permanente en razón de la inconclusión de los hombres y del devenir de la realidad. De esta manera, la educación se rehace constantemente en la praxis. Para ser, tiene que estar siendo”. El quehacer pedagógico que se discierne no puede sino ser realizado desde la praxis, ya que en ella se evidencia la realidad concreta del contexto que el docente debe discernir a través de las categorías correspondientes, en este caso, pedagógicas y teológicas. El docente debe ser capaz de leer la historia y ver en ella las debilidades, las fortalezas, las oportunidades y amenazas y desde allí actuar integralmente, escogiendo aquello que adviene como proyecto antropológico de liberación y humanización.

Y por ello, es imperioso que reconozcamos que el aprendizaje integral del alumno como espacio de discernimiento. El aprendizaje integral, es aquel “proceso continuo, permanente y participativo que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser humano a fin de lograr su realización plena en la sociedad” (Rincón, 2008) La gran característica de este tipo de aprendizaje, es que convergen en él diferentes áreas del saber y de la cultura, apoyadas siempre en las experiencias del sujeto histórico. Por medio del aprendizaje integral, al alumno se le abre una mayor visión de mundo, que permite una nueva percepción e interpretación de la realidad, con lo cual se posibilita el discernimiento. Por ello, y finalmente, entendemos que por medio de diferentes comprensiones, se va optando a nuevos desafíos que deben ser enfrentados tantos por el educador como por el educando, los cuales den respuestas a las múltiples interpelaciones que la sociedad les demanda.

[1]Chileno. Es Licenciado en Educación y Profesor de Religión y Filosofía por la Universidad Católica del Maule (Chile). Magíster (Licenciado Canónico) en Teología Fundamental por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Académico Instructor Adjunto en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, en la Universidad Alberto Hurtado y en la Universidad La República, ambas en Santiago de Chile. Imparte cursos de Antropología Teológica Fundamental, de Teología Eucarística, Diálogo Interreligioso, Filosofía de la Religión y Ética Profesional. Formador permanente de comunidades cristianas de base. Autor de varios artículos sobre sus temas de investigación

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En el 50 aniversario de La Pedagogía del Oprimido

Por: Jaume Martínez Bonafé

¿Qué hacemos hoy en nuestras escuelas si buscamos la emancipación de los seres humanos? Quizá una relectura de La Pedagogía del Oprimido nos ayudaría a encontrar respuestas.

Guardo con especial cariño un ejemplar de La Pedagogía del Oprimido que me regaló una maestra al finalizar un curso en Rio Gallegos (un rincón de Argentina al final del mundo). Cuando lo puso en mis manos me contó que su madre, también maestra, lo tuvo escondido bajo unos ladrillos de la cocina, durante todo el periodo de la dictadura militar. También conservo otro ejemplar del libro que en pleno franquismo editaron con una vietnamita (una especie de imprenta casera muy utilizada en la clandestinidad) Carles y Catxo, dos maestros anarquistas que dedicaron muchas horas nocturnas, mucho esfuerzo y mucha valentía, para que quienes nos iniciábamos en la reflexión crítica y el compromiso social dentro de la escuela, tuviéramos herramientas que nos ayudaran a pensar. Vengo a contar esto porque se cumplen 50 años ya de la primera edición en Chile de este libro, un referente fundamental en todas las propuestas de transformación social y educativa desde las perspectiva de los movimientos sociales.

Freire me ayudó de muchas maneras y fui creciendo en el modo de pensar la educación y la escuela alimentado por muchas de sus argumentaciones. Quiero recuperar ahora unas cuantas de esas ideas para que, si les apetece, las contrastemos con el devenir en estos 50 año de las políticas sobre la escuela. La primera de ellas tiene que ver con su concepto de dialogicidad y el criterio que la relación educativa es una relación de reconocimiento del sujeto, con experiencia y saber propios, punto de partida para la construcción de un conocimiento con conciencia crítica, marco conceptual y procedimental para las políticas de emancipación. Conviene recordar que Freire escribió este libro mientras permanecía exiliado tras el golpe militar en Brasil y desarrollaba su experiencia de alfabetización y educación popular entre el campesinado y el proletariado chilenos.

Quiero decir que confluían aquí, por un lado, una extraordinaria confianza en el ser humano y su capacidad de ser, saberse sujeto y, por el otro, un claro compromiso con el pensamiento crítico y los movimientos populares revolucionarios. En ese contexto y desde esa posición política Freire dice que la pedagogía debe hacerse “con él, y no para él” y debe ayudar a las mujeres y los hombres y a los pueblos, en su lucha incesante para recuperar su humanidad. La pedagogía freiriana, entonces, parte del reconocimiento de un saber experiencial y propone herramientas para tomar distancia crítica y construir un proceso alfabetizador que nos permita la comprensión histórica, dialéctica, de la vida cotidiana. La comprensión del mundo, y los conceptos y procedimientos con los que activamos esa comprensión no son depósitos del educador sobre el educando sino construcciones del propio educando problematizando el mundo.

También me pareció muy sugerente su invitación a organizarnos, en comunidades, movimientos, redes, desde las que conversar y regalarnos los saberes construidos en la experiencia práctica del compromiso emanipatorio. La iniciativa de los proyectos de educación popular en Latinoamérica y en el contexto español el surgimiento de los Movimientos de Renovación Pedagógica, deben mucho a esta propuesta. En todos estos casos, los enormes esfuerzos entre el movimiento docente por investigar y desarrollar propuestas didácticas innovadoras no eran ajenos al combate político contra las “culturas de dominación”, utilizando la expresión freiriana. Es decir, no había didáctica crítica sin un proyecto global de emanipación cultural y social.

No me ocuparía de recordar este aniversario si no tuviera en mente una pregunta generadora para decirlo en términos de Freire: ¿Qué hacemos hoy en nuestras escuelas si buscamos la emancipación de los seres humanos? Quizá una relectura de La Pedagogía del Oprimido nos ayudaría a encontrar respuestas y ponerlas en crisis, a compartir proyectos y a desarrollar programas de formación que pongan al profesorado en el centro de la toma de decisiones. Sin pregunta generadora, sin organización y sin espacios horizontales para la dialogicidad Freire se convierte en una simple cita para ilustrar con un marchamo progresista cualquier trabajo académico. Por cierto, olvidé comentar más arriba que en cada texto de Freire me tropiezo de un modo reiterativo con conceptos como lucha de clases, opresores y oprimidas ricos y pobres y otros de la misma familia discursiva. Quizá porque estamos sometidos a lo que Pablo Freire llamaba la “cultura del silencio”, casi me olvido.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/29/en-el-50-aniversario-de-la-pedagogia-del-oprimido/

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España: Los profesores que llevaron la revolución pedagógica a las barracas del Besós

Paula Russiñol/La Vanguardia

  • El Archivo Histórico del Camp de la Bota y La Mina presenta el vídeo ‘Aulas de arena’, que expone cómo se aplicaron por primera vez en España teorías educativas como la ‘Pedagogía del oprimido’ de Paulo Freire
  • “Las barracas del Camp de la Bota fueron testimonio de muchos episodios de solidaridad y lucha por la dignidad”, afirma Josep Maria Monferrer, educador y presidente del Archivo Histórico del Camp de la Bota y la Mina. La consciencia colectiva del barrio nació a la par que se gestaban sus colegios.Todo este legado es el que presenta Aulas de arena, un documento audiovisual que recoge la revolución pedagógica que tuvo lugar en el Camp de la Bota a partir de mediados de la años cincuenta. Lo hace mediante el testimonio de los protagonistas de la historia: sus profesores.

    El documental ha sido realizado por un grupo de alumnos de cuarto del grado de Comunicación Audiovisual (CAV) y del doble grado de Información Documentación Comunicación Audiovisual(INFOCOM) de la Universtat de Barcelona, en colaboración con el Archivo Histórico del Camp de la Bota y La Mina.

    Monferrer llegó hace más de treinta años a la Mina para hacer de maestro en un colegio del barrio. Allí entró en contacto con muchos alumnos que venían del Camp de la Bota. “Les pedía fotografías para hacer un archivo que recogiera el legado de la vida en las barracas”, asegura Monferrer. Ahora, el Archivo Histórico del Camp de la Bota i La Mina cuenta con más de 2.000 fotografías de este barrio suburbial. Muchas de ellas, son testimonio de como se gestó una revolución pedagógica que llegó de la mano del escolapio Francesc Botey.

    Teorías pedagógicas inauditas

    “Botey fue a Cuba y Brasil durante los cuarenta y aprendió mucho de las teorías pedagógicas liberadoras de Paulo Freire”, destaca Monferrer. Unas teorías donde los alumnos eran los protagonistas de su aprendizaje. Cuando volvió a España, juntamente con dos escolapios más, construyó una pequeña barraca muy cerca del parapeto del Camp de la Bota.

    Botey se paseaba entre las chabolas animando a los niños a ir al colegio a aprender. En aquel contexto, los alumnos aprendían de aquello que les despertaba interés. “Estos métodos no hubieran sido aceptables en ninguna aula de la escuela franquista”, señala Monferrer.

    Alumnos jugando en la playa
    Alumnos jugando en la playa (Arxiu Històric del Camp de la Bota i la Mina)

    Botey formó un equipo de profesores dispuestos a todo para promover la escolarización en una zona donde más del 80% de los residentes eran deetnia gitana. Algunos no tenían los estudios de magisterio pero tenían un carisma especial con los jóvenes.

    Al detectar que muchos niños no tenían ningún interés por las aulas, fueron ellos mismos los que fueron a buscarles. “Se desplazaban a la playa donde jugaban los niños y captaban su atención contándoles cuentos de la mitología romaní”, explica Monferrer. A través de los cuento s y losjuegos, los pequeños aprendían pequeñas nociones de lectura y escritura. “Un día llovía y los mismos niños le propusieron a la maestra de ir al colegio para poder continuar con la lectura sin mojarse. Fue ahí donde empezaron a adquirir el hábito de ir a las aulas”, añade el director del archivo.

    El castillo del Camp de la Bota acogió hasta unos 400 alumnos

    A a partir del año 1952, las aulas se ubicaron en el castillo del Camp de la Bota, que había frenado su actividad militar a raíz del Congreso Eucarístico celebrado este mismo año. Durante los sesenta, la fortaleza acogió hasta unos 400 alumnos. Más allá de hacer de escuela, el espacio también acogía la vida cultural y social del barrio. “Había una sala de baile y se hacía teatro. Era un auténtico centro social”, cuenta Monferrer.

    Conjunto de las escuelas gitanas ubicadas en el Camp de la Bota
    Conjunto de las escuelas gitanas ubicadas en el Camp de la Bota (Arxiu Història del Camp de la Bota i la Mina)

    Paralelamente, los vecinos de etnia gitana construyeron con sus propias manos un colegio y una guardería. En esta última, las madres hacían turnos para cuidar de los hijos de todas mientras las otras iban al colegio.También había una escuela de artesanía, donde aprendían a elaborar cestas y otros objetos de decoración que después podían vender. “Era una manera de salir de la marginalidad”, apunta Monferrer. Estas actividades promovieron una gran red de solidaridad entre todos los vecinos del Camp de la Bota.

    Los estudiantes de cuarto del grado de Comunicación Audiovisual (CAV) y del doble grado de Información y Documentación y Comunicación Audiovisual (INFOCOM) de la UB que han participado en el documentalson Uri Hosta (dirección y guión), Alba Medina (producción y documentación audiovisual), Miriam Nassin (producción), Lara Bautista (directora de arte y grafismo) y Laura Gomá (realización y postproducción).

    Las últimas barracas

    A principio de los años setenta el castillo se derrumbaba a causa de su mal estado. Por ese motivo, y tras fuertes protestas vecinales, el Ayuntamiento de Barcelona construyó una nueva escuela que se inauguró en 1972. Era el colegio Manuel de Falla. “Un espacio precioso, muy espacioso”, define Monferrer.

    En 1989, con los juegos olímpicos muy cerca, se derribaron las últimasbarracas del Camp de la Bota. Los colegios funcionaron hasta entonces, aunque muchos vecinos ya se habían trasladado a la Mina durante los setenta.

    Según Monferrer, la metodología que se aplicaba en aquellas aulas partía de las necesidades que vivían esos niños en situaciones tan precarias. Opina que hay mucho que aprender de aquella época. “La educación no puede perder de vista nunca esta perspectiva, sino los pobres siempre estarán marginados”, opina.

    Fuente: http://www.lavanguardia.com/local/barcelones-nord/20180618/45113020962/eduacion-revolucion-barracas-camp-de-la-bota-mina-besos.html

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Libro: Pedagogía de la Esperanza

Por Patricia Amaya

 

 

Freire reescribe la pedagogía del oprimido, reflexiona sobre ella, sus ideas, el contexto donde éstas se desarrollaron y tomaron forma, tanto político-social como personal. Aclarando que no sólo era válido entonces sino que lo sigue siendo.

Freire pone de manifiesto la necesidad de la utopía y de la esperanza, a pesar de que el mundo en el que vivimos no se las considera útiles. Defiende que la educación debe tratar de desocultar la verdad, la educación es política y se defiende de los ataques recibidos por su politización, poniendo al descubierto la falsa neutralidad de sus críticos.

Habla de la esperanza como una necesidad ontológica, lo que nos mueve, lo que nos marca una dirección. Sin embargo, dice que aunque necesaria no es suficiente para transformar la realidad. La desesperanza nos anula y para vencerla hay que analizar el por qué de esa desesperanza. Para ello pone un ejemplo, sobre cómo los días lluviosos estaba más deprimido. Dice que no basta sólo comprender para transformar, igual que no basta sólo con la esperanza. Es como cuando un obrero hace un objeto, sabe cómo será, lo tiene en su cabeza, pero hasta que no lo hace no toma verdadera forma.

A lo largo del texto, va intercalando recuerdos de momentos divididos con sus reflexiones sobre la educación. Empieza reflexionando sobre cómo empezó a ser educador, tras dejar su trabajo como abogado y rescatar lo que vivió en su infancia y adolescencia aquello que ha hecho que piense y sienta de una manera (la pobreza, los libros leídos, etc.), para reflexionar sobre todo el proceso, sobre todo lo vivido, que le llevó a la pedagogía del oprimido. Destacando su paso por el SESI (Servicio Social de la Industria), en su división de Educación y Cultura, donde trabajó con familias, sobre los castigos a sus hijos, que le hizo plantearse las consecuencias que podría tener llevándolo al plano político-social (democracia-libertad o dictadura-autoridad). Se dio cuenta de que al explicar a los padres, partía de su mundo y no el de ellos, cuando uno de los padres le dijo que ellos, si castigaban a sus hijos no era porque no les amasen, poniendo sobre la mesa las condiciones en las que vivía él y las del educador.

Resalta la importancia de que no se trata de educar AL pueblo, sino de educarse CON él, idea a la que vuelve a menudo, por su relevancia en la forma de entender la educación desde una perspectiva libertadora y no bancaria. No se trata de leerles tu mundo sino de favorecer el que ellos puedan leer el suyo para transformarlo. Para esta transformación no basta sólo con la educación, aunque ésta sea necesaria, como la esperanza.

Freire habla sobre la complejidad de la personas, de la cantidad de cosas que cargamos y a veces nos hacen perder la confianza en nosotros mismos. Relaciona esto con su exilio, con ese sentimiento de desesperanza. Nos habla sobre la pérdida de identidad que se sufre en él, de la dificultad de no dejarte atrapar por el pasado, la necesidad de educar esa nostalgia, de superar una visión de la realidad ideal (en su ejemplo, de la situación anterior al exilio) que podría no corresponderse con la realidad real.

Sigue avanzando en sus recuerdos, nos habla de Chile, del momento que vivía entonces. Señala la diferencia entre tener el gobierno y tener el poder, lo que hizo caer el gobierno de Allende (…). Lo pone como un ejemplo vivo de la lucha de clases. Habla de la división de la izquierda. Defiende la unión frente a la división (diferentes pero no antagónicos). Destaca la importancia que en ese momento adquiere la Educación Popular, reconocida por el MIR.

Nos habla sobre el poder de la imaginación: soñar otra realidad la hace posible, aunque sin llegar al idealismo. Hay que tener paciencia, atender a las condiciones históricas. Estas condiciones harán que se lleguen a acuerdos entre las clases sociales, sin que esto, según dice, suponga que la lucha de clase acaba. Aclara que él nunca negó la lucha de clases en la pedagogía del oprimido (de hecho, se le reconoce casi por lo contrario) pero que la lucha de clases no es EL motor de la historia, sino uno de ellos.

Se detiene en el poder del lenguaje, cuando éste no está vacío. Dice que la lectura del mundo precede a la de la palabra, que es otra de sus ideas más importantes. Como también la necesidad del respeto al contexto, a las diferencias y el evitar la invasión cultural. Recuerda un momento con un grupo de campesinos en el que tras un rato en el que ellos estuvieron hablando, dijeron que ya se callaban, que tenía que hablar él que era el que sabía, ante esa situación Freire reacciona haciendo una “lista de goles”, poniendo de manifiesto que él y ellos saben cosas que el otro no sabe, que de callarse nada. Ante otras situaciones parecida, planteaba que reflexionaran sobre el por qué de esa situación (porque algunos sí tienen la oportunidad de estudiar y otros no).
Reflexiona sobre unas críticas que le hicieran por machista, por el lenguaje que utilizaba en su texto, que reconoce y señala la relación dialéctica entre lenguaje-mundo-pensamiento.

El método de Freire consiste en un distanciamiento de la realidad, se les presenta su realidad de manera que pueda ser analizada desde fuera, a través de una fototgrafía de una de sus calles, por ejemplo. Entiende la educación como un psicoanálisis histórico, sociocultural y político. Cuenta como cuesta reconcerse en esa realidad, nos habla de que en la mente de todo oprimido hay un opresor, es decir, que se tiene totalmente interizados una serie de concepciones que, por ejemplo, nos hacen sentir culpables de la situación en la que vivimos. Pone también un ejemplo, de Brasil, cuando surgió Lula para presidente, había muchos que noquerían votarle porque decían era igual que ellos, preocupándose por lo que fueran a decir fuera.

Para es escribir pedagogía del oprimido se llevó bastante tiempo anotando todo aquello que le ocurría, llevando papel siempre encima. Además, nos cuenta que fue antes un libro hablado que escrito, que estuvo discutiendo con amigos todas esas ideas antes y que en esa reflexiones fue el libro tomando forma.

Una de las ideas que destacan del pensamiento de Freire es el partir de del aquí de los educandos, y no del educador. Pero que partir de ahí no es quedarse en ese punto, respetar al otro no significa limitar sus posibilidades. Se trata de no negar su experiencia vivida, de recogerla y a partir de ella empezar a construir.

Nos habla también de la neutralidad de los textos, la cual cuestiona bastante, puesto que éstos tienen un significado, en todo su conjunto, y no otro. Leer requiere estudio, abrirse al mundo del autor y al tuyo propio.

Dice también que el educador debe ser un modelo de coherencia, debe reconocer su posición enseñando la necesidad de defender tus propias ideas y también de respetar las de los que tienes en frente.

Habla también de aquellos que se dicen seguir su pensamiento (freirianos) recordando que Marx dijo de él mismo que no era marxista. Reflexiona sobre el socialismo y el desencanto producido por la URSS, ante lo que concluye que por mucho que digan que el socialismo no sirve pero la realidad habla, el capitalismo es un desastre y que soñar, la utopía, forma parte de nosotros, la no adaptación. Implica denuncia y anuncia, porque sino caemos en el adoctrinamiento y no en la educación. Igual que se rescata el marco de la URSS, en el sistema actual no es el capital lo que se rescata sino el marco democrático (es gracias a él que podemos …). Para transformar el mundo hace falta comprenderlo y se comprende viviendo y no sólo existiendo; no es a priori, se construye en la historia.. Nos liberamos en tanto que nos percibimos como seres humanos y ahí es donde entra la educación, como acto de comocimiento, para lograr esa conciencia, que sea a la vez transformadora (no sólo 1, ambas, o caemos en el idealismo). El mundo es dinámico y no mecanicista, es dialéctico. la conciencia no es sólo el resultado de cambios de condiciones materiales sino como factor de ellos. Si no tienes conciencia es por las condiciones materiales, por lo que habrá que analizarlas. No se educa sólo una dimensión sino todas, que están interrelacionadas requiere la participación de todos y recuerda su paso por . El que exista diálogo no nos hace iguales, debe estar basado en el respeto y dado que no somos iguales debemos reflexionar sobre las relaciones que se establecen. La educación no es bancaria porque el profesor exponga sino porque niega al individuo al convertirlo en un recipiente que llenar. Hay que entender que el conocimiento no sólo consiste en un sujeto conociendo un objeto, sino que para conocerlo necesita de los demás sujetos. Se trataría de que al educando no se lo trague la máquina, como a Chaplin en Tiempos modernos.

Recuerda también a algunos profesores de universidad que decían saber lo que sus estudiantes debían saber, cosa que cayó cuando habló con estudiantes en uno de sus viajes para dar charlas sobre el libro, discutir sobre él, etc. No sólo fueron las charlas con otros lo que le permitió “escribir” sus ideas sino que ya publicado el libro, que fue “absorbido” por el contexto, siguió reflexionando con otros sobre él.

En esos viajes descubrió el tercer mundo en el primero (inmigrantes). Como si lo que son de ese país fueran superiores a los que llegan. Habla del cansancio existencial, que hace que ya sólo tengan esperanza en el otro país y no en cambiar el de origen. reflexiona sobre el miedo a perder lo poco que se tiene, que nos anula, dice que antes de de luchar, o para ello, es necesario convencerse de la fragilidad del otro, de su miedo.

En sus viajes también confirma sus ideas y sus experiencias en las de otros, por ejemplo el caso del español en Alemania, que cuenta de su práctica: el fracaso total de un curso que les lleva a hacer una encuesta antes para conocerles y ya sí éxito, cuando les conocen, cuando entran en su juego. Al partir de su mundo. Claro que educador tiene objetivos, metas, sueños pero no todo se reduce a su verdad. Se trataría de que al educando no se lo trague la máquina, como a Chaplin en tiempo modernos. Es importante, por ejemplo, que los campesinos sepan que en la universidad se confirma lo que ellos saben, que tienen algo que aportar a este mundo, es una tarea indispensable para que ganen confianza en ellos mismos.

Aparece también un caso de un niño de infantil al que le rompen un dibujo por no ser como tenía que ser o un texto en el que un niño, movido por su curiosidad, descubre, eso sí, por sí mismo, que es mejor adaptarse y callar y dejar la curiosidad para luego.

Habla de la necesaria unidad en la diversidad, de no creernos minorías aisladas sino darnos cuenta de que SOMOS mayoría y de que sólo hay una minoría que nos oprime, y también de que el cambio no es espontáneo sino que se construye.

Recorre distintos momentos históricos vividos, la Revolución de los claveles, Vietnam, Grenada, Chile, Argentina, El Salvador, etc.

Reconoce haber recibido homenajes, lo destacable es que haya sido reconocido tanto por intelectuales académicos y por intelectuales de campos y fábricas.

Reflexiones personales acerca de la relación del libro con Pedagogía Laboral

Además de la relevancia que tienen las ideas de Freire para quien se dedique a la Educación, en relación a Pedagogía Laboral vemos una clara similtud en la forma de abordar las salidas profesionales del pedagogo, en la que se apuesta por una educación para transformar. También, el hecho de que los contenidos tratados en clase intenten hacernos comprender la realidad que nos rodea, de leer nuestro mundo, para así poder construir un pensamiento crítico y una conciencia que nos permite actuar sobre él y cambiarlo. También, destacaría que se reconozca a la persona, que se busque un mayor conocimiento de nosotros mismos, casi inseparable del conocimiento de la realidad que nos rodea y de los demás, y el hincapié hecho en “creernos que podemos” que tal vez tenga algo que ver con esa liberación de la que nos habla Freire. Por último, terminar con esa idea de la necesaria esperanza, de la utopía, de los sueños, de no acomodarnos, de dar rienda a nuestra imaginación y nuestras iniciativas.

Llama la atención también el uso de ejemplo reales, vividos, con los que podemos entenderlo mejor y reconocer en ellos situaciones que vivimos ahora. Por ejemplo, casi podríamos decir que hay un cansancio generalizado, que hace que muchos sólo tengan la esperanza de conseguir cualquier empleo, para poder pagar una vivienda (la hipoteca), sin cuestionarse qué hay detrás de todo eso y qué puede hacer él, con otros, para cambiarlo.

Link para descargarlo: http://www.cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.11.pdf

Fuente de la reseña: http://praxisdelapedagogialaboral.blogspot.com/2008/09/resumen-de-pedagoga-de-la-esperanza-de.html

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Frei Betto en Luján: debates sobre la universidad pública y la organización popular

Argentina / 15 de junio de 2018 / Autor: Josefina De Mattei / Fuente: Ladran Sancho

El intelectual brasileño visitará nuestra ciudad para brindar diversas charlas en la Universidad Nacional de Luján y en el Centro Cultural y Social José Artigas el martes 12 y miércoles 13 de junio.

El reconocido educador popular y teólogo de la liberación Frei Betto llega a diferentes sedes de la Universidad Nacional de Lujan (UNLu) para reflexionar sobre la actualidad que atañe a la universidad pública, organizaciones y educación popular durante el martes 12 y miércoles 13 de junio.

El ciclo de charlas surge a raíz de la visita de Frei Betto a la Argentina invitado por la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (C.E.I.P.) y organizado junto al Departamento de Educación de la UNLu. El escritor brindará una semana de conferencias que inician en Buenos Aires en la fábrica recuperada IMPA.

Frei Betto es co-autor con Paulo Freire del libro “Esa escuela llamada vida” y con Fidel Castro de “Fidel y la Religión”. De origen brasileño, el intelectual estuvo y continúa comprometido en la vida política de su país, cercano a los procesos de lucha de su pueblo: desde los movimientos eclesiales de base, los movimientos obreros y populares pos dictatoriales. Además, colaboró en la fundación del Partido de los Trabajadores (PT), su llegada al gobierno y encabezó el programa contra el hambre en el gobierno de Lula da Silva.

“Como educador e intelectual crítico y comprometido, Betto ha desarrollado la capacidad de ser un profundo analista de los procesos sociales, un sistematizador de los aprendizajes colectivos de los movimientos populares y un problematizador de los dogmatismos de diverso signo. Por ese motivo estamos invitando entusiastamente con la certeza de que se trata de una oportunidad para pensar juntos sobre aspectos sustanciales de nuestra actividad profesional y política”, expresaron desde la institución.

En Luján el primer encuentro comenzará el martes 12 de junio a las 14:00 en el Centro Cultural José Artigas, Mitre 846. El tema será “Actualidad latinoamericana y desafíos para la organización popular”, orientado a organizaciones y cooperativas de nuestro partido y ciudades cercanas con el objetivo de intercambio y reflexión entre el público y el escritor.

En el contexto del centenario de la Reforma universitaria, escenario que dio lugar a la democratización del acceso y a la corriente de pensamiento latinoamericano, el desfinanciamiento que sufre la universidad pública y las declaraciones de María Eugenia Vidal repudiados por la alta casa de estudios de nuestra ciudad, Frei Betto brindará conferencias en distintas sedes de la UNLu sobre la universidad pública en la actualidad.

El martes 12 de junio a las 18:00 en el auditorio de la Sede Central, Ruta 5 y Avenida Constitución, la actividad tratará de “Universidad Pública y Educación Popular”. En la delegación de San Fernando, ubicada en Avenida del Libertador 1700, el miércoles 13 de junio a las 10:00 brindará una charla sobre la “Educación popular en América Latina hoy”.

Finalmente, culminará su exposición el miércoles 13 de junio a las 18:00 en el Centro Regional San Miguel, Avenida Balbín ex-Mitre esquina Farías, orientado a “100 años de la reforma: universidad pública y desafíos populares”.

Fuente de la Noticia:

Frei Betto en Luján: debates sobre la universidad pública y la organización popular

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Paulo Freire y la educación como práctica de la libertad

Puerto Rico / 10 de junio de 2018 / Autor: Luz Nereida Pérez / Fuente: La Perla del Sur

Su pedagogía de la liberación corre paralela con su homónima en la teología, que tan excelentes frutos ha germinado, sobre todo entre los pobres de América.

Foto suministrada

El conocimiento de las teorías pedagógicas del brasileño Paulo Freire (1921-1997) ha de ser fundamental para producir cambios significativos en nuestro lacerado sistema educativo.

Su pedagogía de la liberación corre paralela con su homónima en la teología, que tan excelentes frutos ha germinado, sobre todo entre los pobres de América.

El libro medular de Freire, Pedagogía del oprimido, busca replantear críticamente la educación tradicional, sustituyéndola por una que recupere la dignidad de los alumnos y que construya, junto a ellos, caminos de esperanza en intercambio de experiencias.

En Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa, enfatiza que la tarea de enseñar no puede limitarse a la transmisión de contenidos, sino que debe albergar una dimensión ética en la que se reconozca la injusticia y se trabaje para revertirla con sentidos de autonomía y responsabilidad personal.

En La educación y la ciudad, Freire promueve una sociedad abierta que sirva a los intereses de las clases sociales desprotegidas y en Pedagogía de la indignación, que estaba en proceso de escritura cuando falleció, Freire señala cómo abordar la violencia juvenil sin llegar al extremo de estigmatizar, y expresa su perspectiva de cómo la tecnología dificulta la transmisión de valores, entre otros temas.

Libro igualmente fundamental es La educación como práctica de la libertad, donde, reflexionando sobre el tiempo y el espacio, propulsa una pedagogía humanista que procure la integración del individuo a su realidad nacional y que no conduzca hacia la “domesticación” del ser humano, sino hacia la culminación de su libertad.

Un nuevo género en su obra está representado por Cartas a Cristina. Reflexiones sobre mi vida y mi trabajo Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa, en el que, en epístolas dirigidas a su sobrina Cristina, para entonces exiliada en Bolivia, hace una severa crítica al dogmatismo político y nos ofrece gran cantidad de memorias y reflexiones sobre su extraordinaria vida en el quehacer educativo.

Fuente de la Reseña:

https://www.periodicolaperla.com/paulo-freire-la-educacion-practica-la-libertad/

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