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Oiga profe /Pedagogías Decoloniales/Catherine Walsh (Video)

Estados Unidos – Colombia – Ecuador / 28 de octubre de 2018 / Autor: UTV Esmedios UNIMINUTO / Fuente: Youtube

La profesora Catherine Walsh, experta en pedagogías decoloniales nos habla de la necesidad de sacudirnos del peso histórico impuesto por Occidente a través del colonialismo, que, además, hoy se sustenta sobre nuevas formas coloniales a través de la globalización.

 

 

 

Fuente: https://youtu.be/j6FNfOdh7tU

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Escritos Pedagógicos de Lev Tolstói #reseña (Video)

España – Rusia / 28 de octubre de 2018 / Autor: Yo Soy Tu Profe / Fuente: Youtube

Publicado el 19 ago. 2018
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Fuente: https://youtu.be/ofy2s2R7S-Q
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Libro: Deliberar con John Dewey: ciencias sociales y educación (PDF Online)

México / 28 de octubre de 2018 / Autor: Juan Mario Ramos, José Antonio Serrano, Blanca Flor Trujillo (coordinadores) / Fuente: SEP

Libro que incluye un análisis de las ideas de John Dewey, a través de las cuales se pueden examinar los problemas que aquejan a la humanidad en el presente y los proyectos educativos contemporáneos, estudiar las posibilidades de un conocimiento ampliado y tener una visión más científica de los saberes para la resolución de conflictos.

Link para leer online:

https://bpo.sep.gob.mx/#/recurso/3644/document/1

Fuente de la Reseña:

https://bpo.sep.gob.mx/#/recurso/3644

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Unamuno, demagogia, «demagogía» y pedagogía

España / 28 de octubre de 2018 / Autor: Pedro de Tena / Fuente: Libertad Digital

Don Miguel diferencia el término ‘demagogía’, o educación del pueblo, de ‘demagogia’, su deformación consistente en manipulación interesada del pueblo

No se le escapó a Miguel de Unamuno el significado original y etimológico de «agogía», conducción y dirección de algo, que hacía a los pedagogos artesanos, alguna vez artistas, de la educación de los niños, del ejercicio de hacerlos crecer como personas. Educar tiene también la común relación de parentesco con ducere: ‘conducir’; y educere: ‘sacar afuera’, ‘criar’. Lamentablemente, cuando la demagogia une demos, pueblo, y agogia, aunque se supone que su primer sentido apunta a la conducción o jefatura del pueblo, en realidad, se refiere históricamente a la perversión de pueblo y conductor, a la degradación de ambos.Unamuno, en su ensayo sobre la educación que prologa la obra sobre el tema de Carlos Octavio Bunge, distingue entre demagogia y demagogíapara diferenciar el sentido de lo que era propiamente educación del pueblo de su deformación consistente en manipulación interesada del pueblo. De este modo, demagogía sería pedagogía del pueblo, un arte mayor. Él mismo se sintió atraído por esa nueva idea de demagogía hasta el punto de confesar —siempre fue más sincero que otros pensadores—, :

«Tengo mi cátedra, procuro en ella, no sólo enseñar la materia que me está encomendada, sino disciplinar y avivar la mente de mis alumnos, obrar sobre cada uno de ellos, hacer obra pedagógica; pero no desperdicio ocasión de hacerla demagógica, de dirigirme, ya por la pluma, ya de palabra, a muchedumbres, de predicar, que es para lo que acaso siento más vocación y más honda.»

De todos modos, Unamuno parece aseverar que en la educación de los individuos y los pueblos, tan importante puede ser el pedagogo como el demagogo, Los políticos, hombres demosténicos, movedores de muchedumbres mediante la demagogia, acusan a los pedagogos de perder el tiempo y los pedagogos de lo mismo a los políticos. En mi opinión, su obsesión «etimológica» no contribuyó a esclarecer del todo su posición ante la demagogia como degeneración democrática.

Tómese nota de este texto, que se encuentra en su conferencia sobre ser Rector en España de 1914, como ejemplo de esta ambigüedad: «La política ha de ser, ante y sobre todo, pedagogía, demagogia más bien, aunque esta voz haya sido injustamente mancillada. Mas las desgraciadas banderías electoreras que nos desgobiernan carecen de política pedagógica o de pedagogía política, es decir, carecen de política por carecer de ideales a falta de ideas.»

Sin embargo, a continuación define que «la más profunda inmoralidad de un político estriba en carecer de ideas, en no tener un concepto normativo y claro de lo que ha de ser el Estado, y de su finalidad y destino. Para un político llega a ser mucho más inmoral que robar del tesoro público supeditarlo todo a allegar votos, a lograr el poder o la jefatura —¡ y a las veces, por qué medios !—… Eso es vender el alma a un poder más tenebroso que el mismísimo demonio. Mejor que eso…, ¡robar! ¡Antes robar que caer en esa pordiosería». Parece estar contemplando la España actual desde su tumba. ¿O no?

La relación directa entre democracia y demagogia es puesta de manifiesto una y otra vez por Unamuno. En su trabajo Mitología y demagogia, incluido en sus nuevos Arabescos en el tomo titulado Meditaciones y otros escritos de sus Obras Completas ( editado por Vergara sobre la edición de Afrodísio Aguado), Unamuno expresa que la democracia conlleva el culto a la incompetencia porque «es el gobierno de los oradores. O, si usted quiere, de los demagogos. Es decir, que la democracia suele ser demagogia, en el sentido primitivo y más etimológico de este vocablo. Y el demagogo, el conductor de muchedumbres —¿a dónde?—, suele ser un político que se asigna su propio lugar adecuado, su «right place».

Por ejemplo, al considerar el esfuerzo de llevar el teatro al pueblo que hacía La Barraca de García Lorca y otros, dice haber asistido «a las representaciones que los jóvenes estudiantes de la Barraca, dirigidos por el de veras joven García Lorca, van dando por lugares chicos y grandes, como había asistido a las de las Misiones pedagógicas. Hondo movimiento, no sólo pedagógico, sino en el derecho sentido de la palabra —no en el pervertido— demagógico, esto es: político».

En este contexto, Unamuno parece considerar que el pueblo, de algún modo, ama la demagogia, la espera, la desea. Como en el teatro y los cuentos, el público quiere que se repitan las historias ya conocidas, «tanto pedagogos como demagogos, guiadores de niños y de pueblos, aprendiendo de aquellos a quienes tratan de enseñar, aprendan el cuento que hay que contar a diario y dejen el hastío de la vida, que pasa al quedarse —se queda al pasar—, que se renueva al repetirse —se repite al renovarse—; » De hecho, los demagogos son pedagogos del pueblo, ‘otros niños'», sentencia.

Él mismo, a veces, parece desesperar de la democracia y alude a una imposición «liberal» de la cultura, un despotismo liberal, para que el pueblo pueda sacudirse de «los traductores de rebuznos » que pretenden gobernar desde las opiniones de un pueblo analfabeto y del sistema «desmembrativo» ligado al federalismo.

Unamuno se pregunta cómo se fragua la opinión pública y se responde que lo hace desde las opiniones de la minoría, la única parte capacitada de la nación para marcar el rumbo político, y que es opinión publicada en los diarios. Otra opinión que no se fragüe así es demagogia y no democracia.

No es tan definitivo como Ortega a la hora de la condena de la demagogia en sí misma como degeneración intelectual y divide a ésta en roja y blanca, pareciendo considerar —no lo explica—, que la roja es la demagogia de los progresistas y liberales y la blanca, la de los tradicionalistas. Tan demagogia es la una como la otra, cierto, pero ataca fieramente a la blanca «que se apoya en los votos de los que no leen ni periódicos ni otra cosa alguna».

El público al que se dirige esta demagogia blanca es la «beocia», la masa de tontos y estúpidos que en una nación existen y que recuerdan el retraso de aquella región griega respecto a la floreciente Atenas. «La beocia no opina, ni lee periódicos, ni aun vota —se firman las actas con supuestos votos—; mas cuando la caldean alguna vez se tira al monte. La beocia aborrece por instinto todo lo que se sale de su nivel, y todo lo que se aparta del cauce en que viene corriendo su pensamiento muerto, las apariencias de ideas que le han alojado en el cerebro, y es ese instinto de demagógica nivelación espiritual lo que atizan en ella los servidores de la tradición estancada.

Uno de los hallazgos de Unamuno, que vivimos de manera particularmente intensa en la España de hoy, es la demagogia que llamaremos «judicial», la desconsideración de toda presunción de inocencia por la obsesiva inclinación a ser jurado. Tomando la comedia de Aristófanes Las Abejas como referencia, destaca la manía de juzgar «y más que de juzgar, de condenar», que había hecho presa en los atenienses. De hecho, Unamuno consideraba que el ostracismo, exilio provocado por los tribunales populares, era un invento diabólico, tanto como la Inquisición, donde el fiscal es el diablo.

Otras veces, sin embargo, parece señalar la demagogia como degeneración moral y política tanto del demagogo como del pueblo. Los grandes mandones y déspotas se vengan así de los que por envidia piden opresión. ¿Y quién pide opresión? «Todas las masas rebañegas que reniegan de la libertad en rendición a la disciplina. Atacadas de manía persecutoria colectiva, de envidia demagógica pasiva, la de creerse y quererse enviados, reniegan de la libertad para poder perseguir —con achaque de defensa—, pues la envidia pasiva se hace activa. ‘Y muera el que no piense igual que pienso yo'».

Por debajo de la demagogia, late la envidia, la «pasión demagógica por excelencia», enfermedad común a pueblos democráticos y demagógicos como el griego y el español. Contaba Unamuno que una vez paseando por la plaza Mayor de Salamanca con Francisco Cambó, este le confesó que «la envidia nació en Cataluña». Pero la envidia que da vida a la demagogia no es la envidia que se defiende y es casi angelical, sino «otra envidia hipócrita, solapada, abyecta, que está devorando a lo más indefenso del alma de nuestro pueblo».

También es el analfabetismo, bien ya sea absoluto, bien sea funcional en cada área de la vida, el que favorece la mentira de la democracia y la demagogia. «Pocas mentiras hay en España, de las innumerables que nos envuelven y paralizan, más mentirosas que la mentira de nuestra democracia, entendida como una «oclocracia», una soberanía de las muchedumbres y de las muchedumbres analfabetas», resuelve.

Cuando se refiere a Joaquín Costa, como ejemplo de personaje soberbio y endiosado con escasa paciencia para soportar a contradictores, defiende su comportamiento valeroso y honesto, no hipócrita ni demagógico. Es más, se proponía a sí mismo continuar la batalla del aragonés de Monzón contra las miserias, la mayor de ellas «la del embuste y la insinceridad sistematizados. Siendo lo peor que todos estamos en el secreto. Hay miedo de decir la verdad, un miedo cerval, y más que miedo a perder ventajas de posición y de fortuna, miedo a que se le atribuyan a uno móviles bastardos».

Sobre estos mimbres, sitúan su acción los verdaderos demagogos siendo los presuntos maestros del pueblo, lo engañan mediante la gran mentira, a saber que «cuando se instruya y eduque, y sea más culto y más inteligente, vivirá con más facilidad, más comodidad y más abundancia.» Pero la verdad es que «para que un pueblo se haga más culto necesita trabajar más y gozar menos; aumentar su trabajo y aumentar los tributos. Hay que repetir la vieja sentencia: Quien añade ciencia, añade dolor… lo que Santa Teresa llamaba dolor sabroso».

Sin embargo, contra la demagogia no hay más arma que la cultura. «Libertad y democracia significan, pues, en cierto respecto, cultura y aristocracia. Aristocracia, sí, no rehúso el dictado por pervertido que esté. Y si alguien nos preguntara quién define esa cultura cuya imposición a nuestro pueblo juzgo el único camino de verdadera libertad, nuestra rotunda y categórica respuesta debe ser : ¡nosotros!¿Y quiénes sois vosotros? Los que tenemos fe en nosotros mismos y fe en la cultura…, el ideal de la cultura europea moderna… sólo la imposición de la cultura puede borrar el caciquismo y la demagogia».

Y apunta lo que debe ser un comportamiento anti demagógico, en sentido tradicional: «Discrepamos en nuestros juicios y convicciones unos de otros, pero, al menos, se nos debe exigir a todos honradez mental, lealtad y un santo odio a todo falseamiento, a toda insinceridad y a toda insidia, por definidoras que sean». (Sobre la tumba de Costa, febrero, 1911).

Fuente del Artículo:

https://www.libertaddigital.com/cultura/2018-07-15/pedro-de-tena-unamuno-demagogia-demagogia-y-pedagogia-85534/

ove/mahv

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La educación en el mundo hoy: República Dominicana, Fernando Pérez Memén (Video)

República Dominicana / 14 de octubre de 2018 / Autor: UPNAjusco / Fuente: Youtube

Publicado el 9 oct. 2018

Universidad Pedagógica Nacional

Área Académica 5. Teoría Pedagógica y Formación Docente

 

La educación en el mundo hoy

Eva Rautenberg Petersen y Juan Carlos Rangel Cárdenas

 

Presentan:

Eva Rautenberg Petersen

Félix de León Reyes

Juan Carlos Rangel Cárdenas

 

República Dominicana

Dr. Fernando Pérez Memén, embajador plenipotenciario de la República Dominicana en México

Video realizado por la Subdirección de Comunicación Audiovisual

UPN 2017

 

 

 

Fuente: https://youtu.be/RVeaL78h9Ao

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15 frases de Jean Piaget que todo docente debería conocer

Colombia / 14 de octubre de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar

“Lo que vemos cambia lo que sabemos. Lo que conocemos, cambia lo que vemos”. Esta es una de las frases que el célebre padre de la epistemología dijo a lo largo de su vida, inspirando a muchos profesionales que trabajan bajo la mirada de su teoría.

En 1896 nació en Suiza quien más adelante sería considerado el padre de la epistemología genésica. Además de epistemólogo, Jean Piaget fue psicólogo, biólogo y sus aportes al estudio de la infancia, además de su teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia, lo posicionaron como una de las figuras más importantes en el mundo de la teoría pedagógica. Piaget tuvo dos hijos, a quienes les hizo un seguimiento detallado de su crecimiento, hecho que lo llevó a desarrollar varios de sus estudios sobre psicología infantil, entre esos, la ya mencionada Teoría Cognoscitiva a partir de la cual plantearía que el desarrollo cognitivo es una construcción continua del ser humano, marcada por varias etapas, necesidades y acciones tomadas por un individuo. Para hablar de su teoría, Piaget divide dichas etapas en periodos de tiempo y define el momento y el tipo de habilidad intelectual que un niño desarrolla según la fase cognitiva en la que se encuentra. Estas etapas son: la Sensoriomotriz (0 a 2 años), la Preoperacional (2 a 7 años), la etapa de Operaciones concretas (7 a 12 años) y la de Operaciones Formales (12 años en adelante).

Otros factores que se enmarcan dentro de las teorías piagetianas son la base genética y los estímulos socioculturales como agentes de diferenciación entre un individuo y otro, esto quiere decir que ciertas experiencias y acciones hacen que un niño construya sus propios dispositivos personales, tanto afectivos como cognitivos, para enfrentarse al mundo y aprender a lo largo de toda su vida desarrollándose en cada etapa. Pero más allá de su teoría, lo que intentamos recalcar es que Piaget ha influenciado en los procesos que se llevan a cabo en la sala de clase y a muchos, tanto a psicólogos como pedagogos, que estudian el pensamiento de los niños, su transformación a lo largo de los procesos cognitivos y la diferencia de éstos en comparación con el de los adultos. Por esto y todos sus aportes al entendimiento del desarrollo cognitivo infantil, enumeramos algunas frases del célebre científico suizo para considerar en los procesos de enseñanza.

1. “La inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer”.


2. “Educación, para la mayoría de la gente, significa tratar de llevar al niño a parecerse al adulto típico de su sociedad… pero para mí, la educación significa hacer creadores”.


3. “Es con los niños con los que tenemos la mejor oportunidad de estudiar el desarrollo del conocimiento lógico, conocimiento matemático, el conocimiento físico, entre otras cosas”.


4.“Las funciones esenciales de la mente consisten en la comprensión y en la invención, es decir, en la construcción de estructuras mediante la estructuración de la realidad”.

5. “Los niños tienen una comprensión real de lo que sólo inventan para sí mismos, y cada vez que tratamos de enseñarles algo demasiado rápido, nosotros les impedimos reinventarse a ellos mismos”.


6. “Comprender es inventar”.


7. “El segundo objetivo de la educación es formar mentes que puede ser críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son los lemas, opiniones colectivas, las tendencias ya hechas de pensamiento. Tenemos que ser capaces de oponernos de forma individual, para criticar, para distinguir entre lo que está bien y lo de lo que no”.


8. “Soy un constructivista, porque constantemente construyo o ayudo a construir el conocimiento”.


9. “Un niño nunca dibuja lo que ve, dibuja su interpretación de ello. Dibuja lo que sabe de él”.


10. “El primer indicio claro en el desarrollo del conocimiento es la continua creatividad”.


11. “El número de construcciones mentales que hacen los niños a tan temprana edad nos deja estupefactos”.


12. “Hay muchas similitudes entre el desarrollo del conocimiento en un niño y el desarrollo del conocimiento en la ciencia”.


13. “Las investigaciones no pueden detenerse, siempre debemos estudiar cómo el entendimiento de un nuevo conocimiento abre la mente a nuevas posibilidades”.

14. “Lo que vemos cambia lo que sabemos. Lo que conocemos, cambia lo que vemos”.


 

15. “El conocimiento no puede ser una copia, ya que siempre es una relación entre sujeto y objeto”.

 

Fuente del Artículo:

http://www.eligeeducar.cl/15-frases-jean-piaget-docente-deberia-conocer

ove/mahv

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