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BID lanza coalición que promueve nuevas políticas educativas en Latinoamérica

Redacción: Virtual edu

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzó el lunes en Panamá una coalición para promover las habilidades del siglo XXI y apoyar la implementación de una nueva generación de políticas de educación y capacitación en América Latina y el Caribe.

Más de una veintena de organizaciones se comprometieron en esta coalición a capitalizar los cambios acelerados que se están dando en el mundo, sobre todo en términos tecnológicos, para transformar a los individuos y a los países de la región.

El compromiso hace parte de la declaración de la denominada Coalición para el Desarrollo de Habilidades del Siglo 21 en América Latina y el Caribe, impulsada por el BID y suscrita hoy lunes en la sede permanente del Parlamento Latinoamericano (Parlatino) en Ciudad de Panamá.

El BID indicó que la coalición cuenta con más de 34,7 millones de dólares en financiación que se destinarán a la realización de proyectos para fomentar estas habilidades entre los niños y jóvenes de la región.

El lanzamiento se realizó en el marco del evento «El futuro ya está aquí: habilidades transversales en América Latina y el Caribe en el siglo 21», organizado por el BID en colaboración con Virtual Educa (Iniciativa multilateral de innovación en Educación para la transformación social y el desarrollo sostenible) y el Parlatino.

La coalición se lanzó en Panamá por los compromisos en relación con las políticas educativas del país centroamericano, dijo el BID.

El argentino Marcelo Cabrol, gerente del Sector Social del BID, afirmó que se trata de «programas que tienen que ver con la música, con el arte, con el deporte, con la inclusión, con promover conductas ciudadanas».

«Esta es la importancia de los socios que hoy están en la mesa (de la coalición), que se comprometen a trabajar con los Gobiernos, fundamentalmente, y con nosotros (…) para poder coordinar este tipo de programas» que ya existían en Panamá y la región «pero casi aislados», añadió Cabrol.

Cabrol indicó a Efe que «los países donde se tiene mayor trabajo y perspectivas con esta iniciativa es Panamá y Colombia. Vamos a trabajar muy fuertemente en Brasil también, y después estamos viendo (en) qué países de Centroamérica puede funcionar, con El Salvador que emerge como una oportunidad».

Añadió que también se trabaja en República Dominicana y en Chile.

La ministra panameña de Educación, Maruja Gorday, dijo que lo que esta coalición pretende es que los países de la región, más los firmantes, «podamos estar claros en cuanto al diseño de políticas públicas que tenemos que trabajar desde los sistemas de educación y cómo articularlo con el sector privado, las ONG y otros organismos de la comunidad» e internacionales como el BID.

Verónica Zavala, gerente del BID para Panamá, Centroamérica, Haití y República Dominicana, señaló que hay nuevos elementos en la globalización y en las tecnologías frente a los cuales se «requiere también en la educación transformaciones radicales».

En el primero de sus 11 puntos, la coalición dice que los cambios acelerados en términos tecnológicos, migratorios, demográficos y climáticos están reconfigurando el orden social, económico y político, y que esto trae consigo nuevas demandas de cara a la formación de los individuos.

Destaca que los individuos necesitan equiparse con un conjunto de habilidades transversales que van a ser la moneda de cambio en un mundo en transformación.

Estas habilidades incluyen las digitales, cognitivas avanzadas, socioemocionales y de la función ejecutiva como trabajo en equipo, comunicación, creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas, perseverancia, resiliencia, tolerancia, empatía, y «muy importante», la capacidad para aprender a lo largo de la vida.

La coalición resaltó la necesidad de transformar los sistemas educativos y de formación del siglo XXI para adaptarlos a los cambios y al ritmo de las necesidades actuales, en el marco de una corresponsabilidad público-privada y aprovechando lo mejor de la tecnología.

Entre las organizaciones que integran la coalición están Ashoka, CLOO Behavioral Insights Unit, D2L, Empresarios por la Educación-Colombia, Forge, Fundación Danilo Pérez, Fundación F.C. Barcelona, Fundación Gratitud, Google, Grammy Music Education Coalition y Holberton School.

Fuente: https://virtualeduca.org/mediacenter/bid-lanza-coalicion-que-promueve-nuevas-politicas-educativas-en-latinoamerica/

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El aprendizaje de la espera en la educación

Por: Julio Rogero

Aprender a no tener prisa significa que nos tomamos el tiempo que necesitamos para analizar la realidad, para conocernos a nosotros mismos, para conversar con los demás, y para entender los ritmos de la naturaleza y de la vida también en nosotros.

Fotografía: Cole Stivers / Pixabay

Uno de los procesos educativos más importantes en la sociedad neoliberal de las tecnologías de la aceleración, del eslogan del “quiero todo aquí y ahora”, de la tiranía del tiempo sin tiempo, es el aprendizaje de la espera. Es primordial desarrollar la capacidad de esperar a que lleguen los acontecimientos en su momento, que no suele ser el momento en que se produce el deseo de lo querido.

La sociedad, impulsada por la publicidad que produce el mercado, tiende a satisfacer lo que demandamos en cada momento de forma instantánea. Las empresas de distribución compiten en responder antes a las demandas de los clientes. Los individuos aprendemos que la espera es un tiempo desaprovechado cuando podemos acceder a casi todo en el instante. Y así en múltiples aspectos de la vida. Porque vivimos en el tiempo de la simultaneidad, del rendimiento perpetuo, de la desaparición de la espera, que siempre está enraizada en el momento presente, en el instante. Los padres, si está en sus manos, se prestan con frecuencia a dar a los hijos lo que quieren en el instante en que lo piden.

En la sociedad de la aceleración y del rendimiento, la educación se convierte en una carrera contra el tiempo. La sobreoferta educativa del mercado produce la sensación constante de que nos falta tiempo para dar respuesta a todas las exigencias de una sociedad cada vez más competitiva. Es preciso llegar a todo y no perder ninguna de las oportunidades que se nos ofrecen y que, con frecuencia, parece que son todas. Por eso, estamos en una sociedad donde la espera pierde todo valor en sí misma, y esta se convierte en un tiempo perdido e inútil, sacrificado al resultado inmediato bajo el poder de la rapidez y la prisa. Observamos constantemente que uno de los males mayores de nuestro tiempo es el olvido de la espera y la lentitud. Y, sin embargo, aprender a esperar puede ayudarnos a perder el temor de encontrarnos con nuestros propios pensamientos y nuestro propio ser eludiendo la huida a las pantallas y los estímulos de evasión que vienen del mundo exterior.

Aprender a observar los tiempos de espera en la vida cotidiana tiene una gran importancia en la modulación del propio ser y de las manifestaciones emocionales ante lo esperado y lo inesperado. La espera proporciona momentos de incertidumbre que pueden provocar una gran desazón o ser anunciador de grandes oportunidades. El tiempo de la espera puede ser un tiempo de reflexión, de pensar y repensar el lenguaje de la educación, de la política, de la emancipación, de la fraternidad. Necesitamos el tiempo de una espera reflexionada y compartida para crear discursos y narraciones basadas en las posibilidades de imaginar y poder producir un futuro alternativo al de este presente sin espera. Podemos aprender que ésta, casi siempre, es un tiempo de incertidumbre. El acontecimiento esperado puede no suceder y la sorpresa, lo inédito, puede acontecer.

Sin embargo, en los inicios de la vida y de la experimentación de la existencia nos enfrentamos con el aprendizaje de la demora, del aplazamiento, de la postergación, que va ligado al primer entrenamiento de la vida. Introducirse en los procesos y entornos de aprendizaje de los elementos de la vida cercana y cotidiana requieren tiempos de espera y de hacerse conscientes de la necesidad de ella: conocer y adaptarse a los ritmos del día y la noche; el curso que comienza y camina hacia unas metas; la observación de los procesos reproductivos en la naturaleza (en el huerto escolar, en el parque, en el campo…); saber esperar y acompañar a los que tienen diferentes ritmos de aprendizaje y singulares habilidades y capacidades que requieren un tiempo de desarrollo que no es el nuestro; saber ser esperado para confluir con los demás en tantas actividades compartidas de la vida cotidiana (la preparación de una fiesta o un acontecimiento, el paso de una actividad a otra, el comienzo y el final de un proyecto de trabajo…); saber que los procesos madurativos en el desarrollo humano requieren su tiempo.

En la infancia, con frecuencia y cuando no se somete su vida a los intereses de los adultos, hay tiempos prolongados e indefinidos que pueden parecer un juego feliz o una tortura. En esos espacios se produce una experimentación del aburrimiento necesario y saludable. También significa el aprendizaje de la autonomía para organizar el propio tiempo, frente a las imposiciones de un modo de vivir que nos colonizan y diseñan otros. Aprender a esperar así, es poner la mirada en el pensamiento crítico y utópico. Todos tenemos idealizados momentos de espera de nuestra infancia: la llegada del cumpleaños, de la navidad, de la fiesta, del encuentro con los primos, de la llegada de las vacaciones, del comienzo de la escuela y del encuentro con los amigos y amigas. Era degustar una alegría anticipada en la espera del acontecimiento. A veces, la demora también nos contagiaba la angustia del posible castigo amenazante: “verás mañana”, “eso no se hace y…”, “si no haces…”, “pierdes el tiempo”.

Sin saber esperar el niño se convierte en tirano y la pataleta es el grito que pide que se calme y satisfaga su deseo al instante; el adulto en un ser sumiso, infantilizado, dependiente de los estímulos externos de consumo. La infancia y la juventud son un tiempo de autocreación en la espera, de la inversión a largo plazo, de paciencia e incertidumbre, de sueños y esperanzas por cumplir.

¿Qué pasa en la escuela y en la educación con los tiempos de espera, si es que los hay? ¿Son tiempos vacíos? ¿De qué se llenan? Con frecuencia se parecen más al contenido de la sala de espera de un hospital donde el miedo y la urgencia llenan de angustia un tiempo que debiera ser de libertad y alegría de vivir. Cuando observas un centro educativo desde fuera, conociendo lo que sucede dentro, percibes la desaparición de los tiempos calmados, ya que se impone un ritmo acelerado por la urgencia de acabar los contenidos del currículo oficial, de llegar a tiempo a los exámenes, de alcanzar el éxito exigido, de la burocracia impuesta, de no perder el tiempo en función de llegar a un rendimiento y unos resultados que se han de medir y pesar. Parece que siempre falta tiempo, ¿para qué? Hay una pérdida de relación tranquila, de conversación serena, de pensamiento calmado y reflexivo, de auténtica relación educativa.

Es necesario recordar que esta escuela no es la que queremos. El aprendizaje de la espera solo es posible en la escuela sin prisa, la de la calma, la lentitud, del respeto a los diferentes procesos de aprendizaje, del conocimiento en profundidad de las diferentes identidades y singularidades, del cuidado mutuo, de la cooperación, de la solidaridad y la empatía compartidas. Una escuela liberada del modelo educativo de la aceleración constante y el rendimiento sin límites que nos impone la configuración de la personalidad neoliberal. A. Köhler (2018) nos dice que “mientras tengamos espera, nuestra existencia tiene una dirección y un fin”. La educación sin espera es una educación sin dirección ni sentido.

Aprender a habitar en la espera es aprender a resistir. Y resistir es no entrar en las formas de vida del neoliberalismo, de los resultados inmediatos, de las respuestas instantáneas a los deseos incontrolados, de la tensión estresante del éxito sobre otros. La escuela, en general, ha entrado de lleno en estas dinámicas deshumanizadoras. Sabemos que esperar no es pasividad, es tener la paciencia y el sosiego suficiente para construir procesos creadores de las formas y contenidos de la vida que queremos vivir. Es el aprendizaje de una espera activa, dinámica, comprometida ética y políticamente con la sociedad, la persona y la educación que queremos construir. Por eso, aprender y saber esperar es aprender a vivir y saber que la vida es tránsito, que no hay otro modo de acercarse a su sentido casi indescifrable, que esperamos que algún día nos desvele el misterio del ser. Podemos aprenderla todos y practicarla ya en la escuela. Pero no cualquier espera, sino la que nos ayuda a vivir y a convivir en la inestable seguridad que nos da la incertidumbre compartida.

Necesitamos un tiempo educativo de espera sostenido en el sosiego y la calma, en el respirar profundo antes de precipitarnos y acelerar poniendo velocidad de crucero a la catástrofe. Aprender a no tener prisa significa que nos tomamos el tiempo que necesitamos para analizar la realidad, para conocernos a nosotros mismos, para conversar con los demás, y para entender los ritmos de la naturaleza y de la vida también en nosotros.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/17/el-aprendizaje-de-la-espera-en-la-educacion/

Imagen: cherylt23 en Pixabay 

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La biodiversidad desde la postura del sujeto transdiciplinar

Por: Ramón Eduardo Azócar Añez

El sujeto moderno-investigador, entiéndase sujeto transdisciplinar, tiene su origen en los estudios de Niels Bohr, en cuanto a su concepto de no-divisibilidad, correspondencia y complementariedad, donde existe un camino para comprender la relación entre aspectos contradictorios. De este proceso reflexivo surge la visión transdisciplinar sobre la biodiversidad, basada en la comprensión del mundo (o la realidad) desde la unidad del saber, destacando la dinámica del conocimiento siguiendo una lógica de las emergencias, que hacen de los saberes conocidos una inquietud permanente de revisión y profundización que unifique el mundo real y el abstracto y proponga nuevos esquemas de interpretación de la realidad que al ser alcanzados propicien nuevas búsquedas y nuevos escenarios de valoración de las acciones humanas y del temperamento de esas acciones para aumentar la capacidad cognitiva del hombre. El presente estudio se abordó desde el enfoque fenomenológico, asumiendo el discurso sobre la biodiversidad desde una perspectiva humanista, integradora y holística.

Estas ideas, que forman parte del papel de trabajo de mi Conferencia en el Primer Congreso de Biodiversidad (a celebrarse en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Vicerrectorado de Producción Agrícola del estado Portuguesa (UNELLEZ-VPA), en vísperas de comenzar en Doctorado en Biodiversidad a comenzar a finales de octubre del 2019, no tendría sentido sino se hace una proyección de las potenciales dudas que surgen de la experiencia con los informantes clave que ayudó a entretejer una serie de ideas que han sido más descriptivas y explicativas que predictivas.

Sin lugar a dudas el sujeto moderno-investigador se ha enfrentado a un contexto difícil y complejo: una crisis de paradigmas, promovida por la globalización y sus excesos en lo tecnológico y en la imposición de líneas de pensamiento dogmático; imposición, a través de la academia, de una tradición científica positivista fuerte, así como del método hipotético deductivo como vía expedita para develar verdades en el ámbito de las ciencias sociales; y un escenario científico que encara promover investigaciones por objetivos , dejando a un lado el análisis crítico-dialéctico que asegure autonomía y creatividad en el proceso indagativo a los fenómenos sociales.

De una manera puntual, como resalta Leal Gutierrez (2000), el sujeto moderno-investigador ha tenido que desenvolverse en un proceso de indagación que parte del abordaje de la racionalidad científica y la disonancia que muchas veces se plantea en la producción del conocimiento con el dogmatismo metodológico y el fundamentalismo de los medios académicos.

Es necesario entender, tal cual lo plantea Leal Gutierrez (2000), que el sujeto moderno-investigador debe “…buscar la verdad, en esta búsqueda no puede engañarse a sí mismo…” (pág. 15). Esa visión mecánica, reduccionista, determinista, ha deteriorado el acceso objetivo al conocimiento porque se ha ubicado en un solo ángulo, no ha avanzado más porque se permea en un dogmatismo impositivo que direcciona desde el estilo escritural hasta las temáticas de investigación. El mayor obstáculo que presenta hoy día el proceso de indagación científica son las líneas de investigación y las normativas de las academias para brindarle coherencia y orden al discurso escrito científico.

Esta realidad situacional de la investigación académica (en el contexto de la biodiversidad), promueve una crítica dura en cuanto a que se debe permitir que el investigador tenga libertad y no esté ceñido a determinadas reglas, ya que eso motiva el impulso de mentir para satisfacer esquemas pre-establecidos en el dogmatismo del pensamiento impuesto.

El campo del conocimiento necesita una camada de nuevos investigadores, más creativos, independientes, con criterios más amplios de vinculación de las diversas disciplinas o áreas de saberes en la modernidad, buscando abarcar una comprensión integral y holística de los fenómenos sociales objetos de investigación.

Ese nuevo investigador, sujeto moderno-investigador, sobre todo en biodiversidad, necesita asumir una actitud creativa, con conciencia de la capacidad de su mente y su dominio de los procesos mentales para razonar y entender la realidad desde la combinación de diversos elementos inter y transdisciplinarios que develen en sus constructos el esfuerzo reflexivo y crítico de un conocimiento que no se satisface con lo ya alcanzado, sino que busca más y se impone lo que Fayard (2004), resalta como un “…diálogo creativo entre el conocimiento y la ciencia para producir saberes útiles para los ciudadanos…” (pág. 21).

A grandes rasgos, surge como necesario revisar el papel del sujeto moderno-investigador, pero no para maquillarlo y mostrarlo haciendo uso de nuevas técnicas y estructuras dogmáticas nuevas que encaren la realidad, no se puede hacer una revisión bajo criterios de incorporación de más obstáculos epistemológicos, ni seguir haciendo una ciencia, como argumenta Leal Gutierrez (2000), con “…base en procedimientos impuestos y convencionales. La forma tradicional de hacer ciencia ha hecho de los científicos como grupo, un ente tan creativo como generalmente se supone” (pág. 22).

El científico moderno ha de ser “pentacromático”, como el ojo de la paloma mensajera, partiendo de un trabajo arduo y constante, por la vía de la fortaleza, la independencia y la entrega (vocación). Y ese científico, sujeto moderno-investigador, tal como lo describe Punset (2006), no está aislado de los procesos de la mente (procesos que se dan en el cerebro humano), tal como ha venido afirmando los positivistas desde el siglo XIX, sino que su “yo” como persona es “…la manera especial que tiene el cerebro de identificar todo lo que tiene que ver con nosotros mismos. Y, sobre todo, el yo debe entenderse como un proceso o una organización cerebral. Al menos, así es como los científicos empiezan a considerarlo. Y cuando se altera esta red, empiezan los problemas del yo…” (pág. 22).

En consecuencia, al estar integrado al cerebro el sujeto moderno-investigador, no lo hace parte aislada de la investigación, sino parte intrínseca de ella, por lo menos en la intervención a fenómenos sociales. Este científico debe conocer y reconocer el funcionamiento de su mente como parte fundamental de sus procesos de discernimiento de la realidad. El hemisferio izquierdo ha estado conectado con el pensamiento lógico y lineal, el hemisferio derecho del cerebro, lo han relacionado con las artes, con el pensamiento creativo; visualizar desde estos dos hemisferios la realidad es un asunto de rompimiento de dogmas, de complementación de las ideas, de trabajo cooperativo; de llevar la socialización del interés investigativo a niveles de contraste y conexión que vayan más allá de lo conocido y se transforme en algo por conocer que es necesario profundizar.

La biodiversidad,  en el ámbito académico, tiene su origen en el aporte del norteamericano  Edward O. Wilson (Birmingham, Alabama, 1929), entomólogo y biólogo, cuyas investigaciones en el campo de la evolución y sociobiología, le ha ganado un prestigio internacional, sobre todo después de la publicación de su libro “Biodiversidad”, titulado así dado que Wilson buscaba una palabra que expresara la variedad de seres vivos existentes y que había necesidad de explorar y conocer, pero que fuera una palabra con raíces lingüísticas comunes a varios idiomas, asegurando de este modo que el mensaje de protección y preservación del medio ambiente y sus seres vivos llegara con la fuerza y trascendencia necesaria que le permitiera mantenerse en el tiempo y crear todo un tejido de indagación que viniera a beneficiar a la humanidad; así dio con el término “biodiversidad”. Sobre este término hay innumerables apreciaciones y puntos de vista, pero uno que ha sido reconocido por el Convenio de Naciones Unidas sobre Conservación y Uso Sostenible de la Diversidad Biológica, en 1992, que pertenece precisamente a Wilson, quizás sea uno de los que mejor definen la biodiversidad como  la  variabilidad de organismos vivos de cualquier origen, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos, y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas.

En este sentido el estudio de la biodiversidad, constituye, ante la fuerza del sentido y dirección que representa la biodiversidad como área de conocimiento,  la garantía de un abordaje desde  la sustentabilidad de procesos y la indagación científica de carácter integral y holística, que haga posible la descripción, interpretación, comprensión y valoración de la diversidad de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado, a su variabilidad genética, a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas, invitando a la comunidad científica a ver la salvación del planeta como un objetivo fundamental en las nuevas experiencias de investigación del mundo Universitario global.

Ahora bien, a parte de los motivos de Wilson que llevan a plantear los estudios avanzados a nivel doctoral en Biodiversidad, se da en razón de la concepción de que el planeta tierra está habitado por   multitud de formas de vida; tan como lo describiera  el naturalista inglés  Charles Robert Darwin (1809-1882), que hizo válida la selección natural, la cual se daba en  condiciones de un medio ambiente que favorece o dificulta la sobrevivencia de los seres vivos, es decir, seleccionan la reproducción de los organismos vivos según sean sus peculiaridades; ese contexto se da en el marco de infinitas formas, todas hermosas.

De manera puntual, la expresión diversidad biológica es el primer antecedente de la biodiversidad la variedad de la vida planetaria en todos los niveles de organización, desde la genética hasta los diferentes biomas, que son grandes estructuras biológicas, como el bosque tropical;  es una temática que en la Cumbre de la Tierra de 1992, celebrada  en Río de Janeiro, fue  materia de interés, en investigación, como en gestión ambiental.

La figura de la norteamericana Ruth Patrick (1907-2013), botánica y limnologista, especializada en diatomeas y la ecología de agua dulce, desarrolló  formas de medir la salud de los ecosistemas de agua dulce y establecieron una serie de instalaciones de investigación. Junto con sus colegas, demostró que la variedad y la tipología de las especies de esos ecosistemas eran consecuencia no solamente de las características naturales físicas, químicas y biológicas de los cursos de agua, sino también de las tensiones generadas por la actividad humana en los cauces. Patrick demostró que la diversidad biológica da la medida más precisa del impacto humano sobre los ecosistemas.

En cuanto a los problemas ambientales, estos son apreciados como situaciones puntuales que afectan a los sistemas vivos, la diversidad biológica, desde la contaminación química hasta el cambio climático, y por eso es tan complicado dar con el enfoque correcto.

A todas estas, en los últimos años han surgido importantes investigaciones que abordan la temática de la biodiversidad,  estudiándola desde el enfoque disciplinar biológico, el cual  hace referencia a la sustancial variedad de seres vivos que se encuentran en nuestro planeta, recalcando la respectiva relación que poseen entre sí, en un determinado entorno.

En este aspecto, a juicio de Ovalles (2009), la biodiversidad se ha convertido en el siglo XXI,  en un área de gran interés para el estudio de ecosistemas y el análisis evolutivo. Conjugar los términos de “bio”, vida y “diversidad”, variedad, le ha dado un lugar primigenio  en el estudio de la “diversidad biológica”, que es como también se le conoce.

Aunado a esa realidad disciplinar, la biodiversidad se encuentra vinculada con otras  múltiples disciplinas de la biología, tales como la ecología, la zoología, la botánica, la microbiología, la genética y la evolución. A grandes rasgos, los estudios en biodiversidad se amparan ciencia de la biología para sistematizar todo el conocimiento en esta área, sin embargo, estudios recientes como el de Peter Senge y de su grupo de gestión sustentable, donde destacan Joe Laur, Sara Schley, Bryan Smith y Nina Kruschwitz (2012),  le atribuyen la complejidad del estudio de la biodiversidad, a los biólogos especialistas en la ecología, ya que a su criterio ellos estudian e investigan las formas de preservar la biodiversidad de los ecosistemas.

Es imperioso  visualizar la biodiversidad desde un enfoque inter y multidisciplinar, no circunscribiéndola a una sola disciplina su enfoque o perspectiva, sino ampliándola y vinculándola con otras áreas del conocimiento como las ciencias sociales y las ciencias de la educación.

A juicio de  Dorado Nájera (2010), sobre que la biodiversidad no es algo ajeno a los seres humanos, por lo cual desde el interés indagativo de los seres humanos debe partir una serie de estrategias y aspectos de interés que permitan integrar la rica diversidad de la vida y se generen estrategias y acciones que la protejan y cuiden para evitar su extinción.

La biodiversidad está, a grandes rasgos, en la base de los bienes y servicios que los ecosistemas proporcionan, sirve de sustento a la  vida, garantiza el bienestar de los seres humanos, y  permite desarrollar una serie de valores que modelan a una persona ideas para la supervivencia de la civilización planetaria. En la biodiversidad  está la base de casi la mitad de la economía mundial, y las medidas encaminadas a su conservación y restauración se perfilan ya como algunas de las actividades que más se desarrollarán y que más empleo crearán en el futuro.

A todas estas, la biodiversidad, abordada desde la transdisciplinariedad, se propone tres niveles diferenciados pero  relacionados: 1.- La diversidad ecológica.  Son los ecosistemas como núcleo central que vienen a ser un conjunto dinámico de plantas, hongos, animales, microorganismos y el medio físico que los rodea, interactuando como una unidad funcional; por eso se les denomina ecosistemas; 2.- La diversidad de especies. Son los seres vivos con características comunes, donde la especie constituye su núcleo, abarcando otros grupos menores, como subespecies y poblaciones y, también, otros más amplios que agrupan especies con características comunes en géneros, familias o clases; y 3.-  La diversidad genética. Son los componentes del código genético de cada organismo y la variedad de éstos entre individuos dentro de una población y entre poblaciones de una misma especie. Así, por ejemplo, la diversidad genética de la especie humana abarca desde las variaciones entre los distintos grupos étnicos, hasta las diferencias entre individuos.

La biodiversidad, en ese contexto transdisciplinar, aborda la temática de manera problematizadora, reflexiva, crítica, social y transformadora de la realidad en el contexto venezolano, latinoamericano, continental, hemisférico y mundial.   Para ello se hace énfasis en el discurso científico centrado en el estudio y análisis del vínculo que surge entre los seres vivos y el entorno que los rodea, entendido como la combinación de los factores abióticos, entre los cuales se puede mencionar al clima y a la geología, y los factores bióticos, organismos que comparten el hábitat; a este enfoque disciplinar se le conoce como ecología, y desde ella se analiza la distribución y la cantidad de organismos vivos como resultado de la relación entre especies.

Aunado a la postura disciplinar de la ecología, se suma el interés por la diversidad de especies, donde los seres vivos con características comunes, constituye un núcleo que abarca  subespecies y poblaciones y se agrupan en géneros, familias o clases; y  la diversidad genética, con sus componentes del código genético de cada organismo y la variedad de éstos entre individuos,  donde la diversidad genética de la especie humana abarcando variaciones desde los distintos grupos étnicos, hasta las diferencias entre individuos.

La importancia de estudiar la biodiversidad está implícita en quinto gran objetivo histórico del denominado Plan de la Patria, 2019-2025 (Ley del Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social, 2019), el cual plantea la preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana, partiendo de un modelo económico productivo ecosocialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.

Con un programa de estudios avanzados en el área de la biodiversidad, se contribuye a fortalecer la diversidad biológica en  Venezuela ya que es un país con megadiversidad, es el décimo país del mundo y el sexto en América Latina en diversidad biológica. Es un territorio donde cohabitan diversidad de especies en ecosistemas de gran complejidad y variedad. Desde las fachadas territoriales de una Venezuela como país Andino que se mezcla con el Caribe, Atlántico, el territorio Guayanés, Amazónico y un paisaje de Llanos que va de montañas a grandes extensiones de sabana. Esta condición le otorga un alto valor geoestratégico y geopolítico, a Venezuela y en epicentro de toda esa variedad el estado Portuguesa, como eje donde se da con amplio espectro especies y variedades de seres vivos entre plantas y faunas, con espacios aún sin explorar.

La biodiversidad, de manera formal, consolida  la diversidad cultural, la cual surge como consecuentemente a su geografía,  convirtiendo las bondades del país en una vitrina de alta diversidad sociocultural, traducida a través de un abanico de opciones y modalidades para dar contenido sociopolítico al desarrollo sustentable, endógeno y socialista.

La ordenación del territorio, a todas estas, es otra de las ventajas comparativas contenidas en el territorio nacional y que vienen a darle fortaleza a los estudios avanzados en biodiversidad, reflejando una estrategia clara, desagregada y articulada orgánicamente, mediante un instrumento jurídico nuevo que contenga la nueva estrategia política para la distribución espacial del desarrollo, tal como lo establece el Artículo 128 de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (CNRBV, 1999).

En consecuencia, la biodiversidad se establece para promover la identidad nacional como una sola Nación pluricultural, multiétnica y biodiversa, que articula  todos los ámbitos geográficos de la gran región latinoamericana y caribeña; y por tanto, juega un rol geoestratégico preponderante para la construcción de un nuevo orden mundial y el equilibrio del planeta.

El estudio de la biodiversidad viene a establecer y a fundar  objetivos estratégicos y generales caracterizados por: generar investigaciones orientadas a crear un nuevo modelo de desarrollo nacional, sobre la base de  la biodiversidad y las ventajas comparativas que significa ser el décimo país del mundo y el sexto en América Latina en diversidad biológica: una síntesis de todos los ecosistemas presentes en la Región Latinoamericana; impulsar opciones de desarrollo sustentable con base en las fachadas de nuestro territorio nacional: Andina, Caribe, Atlántica, Guayanesa, Amazónica y Llanera, fortaleciendo su alto valor geoestratégico y geopolítico; fortalecer la diversidad cultural derivada de la geografía,  nacional, como un gran abanico de opciones y modalidades que dan contenido sociopolítico al desarrollo sustentable, endógeno y socialista, apuntalan el poder popular y la construcción del Estado Comunal; y desarrollar investigaciones acerca de la política de ordenación del territorio  atendiendo a las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales económicas y políticas de acuerdo con las premisas del desarrollo sustentable.

Desde esta realidad, de la biodiversidad  se consolida el quinto gran objetivo nacional del Plan de la Patria, que establece construir e impulsar el modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los  procesos y ciclos de la naturaleza.

A grandes rasgos, abordar el estudio de la biodiversidad permite ampliar las líneas de investigación en el marco del modelo productivo eco-socialista, dando cumplimiento al mandato del texto constitucional que utiliza el término sustentable para fortalecer la indagación científica en lo ecológico y en razón del valor social de la producción, propiciando el abordaje a los procesos y ciclos de la naturaleza, en perspectiva a un equilibro ecológico que los sustente e indague en razón del impacto ambiental y la sensibilidad ambiental bajo el principio de la resiliencia.

La biodiversidad hace posible contar con productos investigativos que contribuyan a  impulsar un modelo productivo sustentable, endógeno y socialista basado en una relación armónica entre los seres humanos y la madre tierra, que garantice un ambiente sano seguro y ecológicamente equilibrado, la razón social colectiva en el uso y aprovechamiento de los recursos naturales y el principio de resiliencia de los ecosistemas.

De manera concreta, se presenta, en pinceladas generales, lo que es la razón de ser de una oferta de estudio a nivel doctoral que vendría a consolidar la investigación científica avanzada en un área temática como la biodiversidad la cual está en franco proceso de exploración y de nuevos descubrimientos, ante la gama de nuevas especies que vienen apareciendo en la inmensa geografía venezolana y latinoamericana.

Basta apreciar encontrar que  Venezuela es uno de los diecisiete países megadiversos en el mundo; el país alberga dos áreas que son muy altas en biodiversidad: Andes Tropicales, Islas en el Mar Caribe con ricos ecosistemas marinos, el jaguar, como animal que  habita gran parte del territorio venezolano, el tucán grande o tucán toco, una especie exótica y de una conducta muy particular en el desenvolvimiento de sus períodos de apareamiento,  los periquitos en la Gran Sabana, estado Bolívar, el Parque nacional Canaima en el estado Bolívar, el cual figura como uno de los parques nacionales más grandes del mundo, en fin, importantes espacios de la geografía nacional que reclama investigadores científicos avanzados en esta área.

Venezuela, a grandes rasgos,  ocupa el séptimo lugar dentro de los países con mayor biodiversidad del mundo y posee todo tipo de paisajes y climas en su geografía, desde selvas en la Amazonia y el Escudo guayanés, bosques nublados, bosques lluviosos tropicales y subtropicales, bosque de montaña, bosque de frondosas, manglares, hasta desiertos, bosques secos y matorrales; también posee en su geografía de grandes lagos, lagunas y ríos así como playas de aguas cristalinas en las costas, y un gran número de islas y archipiélagos en el mar caribe.

Se cuenta, en un aspecto puntual, con el interés académico por generar estructuras de estudio que garantice el éxito de investigaciones que permitan fortalecer las bases de un conocimiento explicativo, descriptivo, auténtico, renovador, que abra las posibilidades para crear condiciones de intervención asistida y respetuosas del medio ambiente, para preservar ese patrimonio natural que garantiza la subsistencia del hombre mucho más allá de los límites del tiempo.

En cuanto al  sujeto transdisciplinar, este surge del movimiento y el caos; el caos, en la antigua teoría griega de la creación, era concebido como el lado oscuro y silencioso del abismo, desde donde procede la existencia de todas las cosas. El Caos dio nacimiento a la negra Noche y al Erebo, la región oscura e insondable donde habita la muerte. Estos dos hijos de la primitiva oscuridad se unieron a su vez para producir el Amor, que originó la Luz y el Día.

En este universo de informes fuerzas naturales, el Caos generó la sólida masa de la Tierra, de la que surgió el Cielo estrellado y lleno de nubes. Madre Tierra y Padre Cielo, personificados respectivamente como Gaya y su marido, Urano, fueron los padres de las primeras criaturas del universo. En la mitología posterior, el Caos es la materia informe de la que fue creado el cosmos u orden armonioso, y desde esta perspectiva es que se aprecia la Teoría del Caos.

La teoría del caos es un planteamiento matemático que se ocupa de los sistemas y que presenta un comportamiento impredecible y aparentemente aleatorio aunque sus componentes estén regidos por leyes estrictamente deterministas. Desde sus comienzos en la década de 1970, la teoría del caos se ha convertido en uno de los campos de investigación matemática con mayor crecimiento. Hasta ahora, la física, incluso si se consideran las ramificaciones avanzadas de la teoría cuántica, se ha ocupado principalmente de sistemas en principio predecibles, al menos a gran escala; sin embargo, el mundo natural muestra tendencia al comportamiento caótico. Por ejemplo, los sistemas meteorológicos de gran tamaño tienden a desarrollar fenómenos aleatorios al interaccionar con sistemas locales más complejos. Otros ejemplos son la turbulencia en una columna de humo que asciende o el latido del corazón humano.

Durante mucho tiempo, los científicos carecieron de medios matemáticos para tratar sistemas caóticos, por muy familiares que resultaran, y habían tendido a evitarlos en su trabajo teórico. A partir de la década de 1970, sin embargo, algunos físicos comenzaron a buscar formas de encarar el caos. Uno de los principales teóricos fue el físico estadounidense Mitchell Feigenbaum, que determinó ciertos esquemas recurrentes de comportamiento en los sistemas que tienden hacia el caos, esquemas que implican unas constantes ahora conocidas como números de Feigenbaum. Los esquemas del caos están relacionados con los que se observan en la geometría fractal, y el estudio de sistemas caóticos tiene afinidades con la teoría de catástrofes.

Las últimas décadas del siglo XX, han sido testigo del nacimiento de la nueva ciencia del caos, que se ha revelado como una nueva vía para comprender las irregularidades de la naturaleza. Esta nueva ciencia explora las características del caos, definido como comportamiento recurrente pero irregular e imprevisible de sistemas dinámicos deterministas no lineales, que engendran orden a partir de estados desordenados mediante procesos de autoorganización. A diferencia de los fenómenos meramente aleatorios, el caos presenta un orden subyacente.

Por ello, debe distinguirse el caos tanto de la noción de una materia sin forma, como del desorden o la confusión absolutos, propios de la noción «clásica» de caos. Un sistema caótico puede parecer, aparentemente, aleatorio, pero tras la complejidad puede descubrirse una estructura determinada, aunque ello no signifique que pueda ser previsible. Esta es la característica fundamental: aunque el caos sea determinista, no es previsible. Esta nueva concepción aleja, pues, el paralelismo entre determinismo y previsibilidad que había caracterizado las ciencias anteriores.

Según la concepción de la ciencia clásica, los sistemas físicos sencillos tenían comportamientos sencillos (como un péndulo que oscila) y los sistemas complejos tenían comportamientos complicados (los millones de moléculas de un gas, las fluctuaciones económicas, las conexiones neuronales en el cerebro, etc.). La nueva ciencia del caos ha aportado nueva luz sobre la comprensión de estos sistemas «complejos» y, por otra parte, ha mostrado que los sistemas «sencillos» no siempre tienen comportamientos simples. Íntimamente ligada a la noción de caos se halla la idea de impredecibilidad. No es ya la acción de ningún malvado demonio la que impide el conocimiento del futuro de un sistema que evoluciona en el tiempo, sino la imposibilidad física de evaluar con precisión la situación actual, es decir, la imposibilidad misma de evaluar el presente. Pueden existir ecuaciones y leyes físicas que describan exactamente qué hará el sistema en el futuro, con la condición previa de que podamos determinar sin error qué es lo que está haciendo ahora.

Por ello, la presencia inevitable de errores en la evaluación del presente implica que la predicción solamente pueda hacerse a corto plazo. La ciencia del caos está actualmente en la fase de elaborar una teoría rigurosa y fundamentada sobre el comportamiento de las leyes de la naturaleza, capaz de explicar por qué la naturaleza se comporta de forma determinista pero impredecible. Quizá ello permita la comprensión y el control de sistemas como la bolsa, las enfermedades cardíacas, las guerras, la conducta de una sociedad de hormigas, los fenómenos meteorológicos o la evolución de las selvas tropicales, por ejemplo.

Se considera generalmente a Henri Poincaré como el precursor de la teoría del caos determinista, ya que, en su estudio acerca de la determinación de la estabilidad o inestabilidad del Sistema Solar, comprobó que no había una solución sencilla al problema de determinar el comportamiento de un sistema tan simple, aparentemente, como el de la interacción gravitatoria entre tres cuerpos (el Sol, la Tierra y Júpiter, por ejemplo), en los que no se da una repetición exacta de su movimiento. Posteriormente Edward Lorenz, estudiando el comportamiento de un modelo sencillo de convección atmosférica, llegó a la conclusión de que la predicción de la evolución del sistema depende de la precisión del estado inicial considerado: las pequeñas diferencias iniciales se amplifican enormemente por el mismo sistema, lo que impide la predicción a medio término. Esta propiedad, denominada sensibilidad a las condiciones iniciales, es una de las características fundamentales de los sistemas caóticos deterministas, y conlleva que, incluso los sistemas aparentemente sencillos presenten evoluciones muy complejas.

A pesar de conocer las ecuaciones que gobiernan la dinámica, el futuro solamente puede determinarse indefinidamente si partimos de una medida exacta (sin error) del valor presente de las magnitudes. Controlar un número pequeño de variables es fácil, pero ¿es sencillo evaluar la temperatura exacta de todos los puntos del espacio para hacer una previsión meteorológica? Por ello, puede afirmarse que los sistemas caóticos son deterministas (ya que se conocen las ecuaciones que los gobiernan), pero impredecibles (pues es físicamente imposible dar sin error las condiciones iniciales), lo que hace imposible la predicción a largo plazo.

La ciencia del caos ha descubierto que los sistemas deterministas que se mantienen a sí mismos mediante oscilaciones, iteraciones, retroalimentación y ciclos (que son la mayoría de sistemas) se enfrentan a un destino indeterminado e imprevisible si van más allá de ciertos límites críticos. A su vez, en contra de la creencia generalizada en las ciencias «clásicas» (incluida la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica) según las cuales lo complejo debe explicarse a partir de lo simple, la ciencia del caos descubre en cada simplicidad nuevas complejidades, lo que, para algunos autores, como Prigogine, por ejemplo, es indicio de que el camino reduccionista habitual de la ciencia, que quiere reducir lo complejo a lo simple, debe abandonarse.

Por ello, la ciencia del caos es una ciencia de los procesos, no de los estados; del devenir, no del ser, y salta por encima de las tradicionales fronteras que separan las distintas especialidades científicas, en cuanto se presenta como ciencia de la naturaleza de todos los sistemas. Se caracteriza por su oposición a todo reduccionismo y por mantener una cierta concepción holista, a la vez que da una especial relevancia a la noción de azar sin negar por ello que existan leyes deterministas.

Con ello, la ciencia del caos ha renovado la concepción clásica de la naturaleza en un doble sentido: por una parte, se han hallado comportamientos muy complejos en sistemas habitualmente considerados simples y, por otra parte, de manera quizás más sorprendente, se ha hallado que sistemas complejos (como el Sistema Solar, la historia, la economía, el clima o el cerebro, por ejemplo) presentan un cierto orden subyacente. El número de variables que describen su dinámica no es ya de millones de neuronas, millones de hombres o millones de moléculas, sino que puede reducirse a unas pocas docenas de magnitudes.

De momento, no obstante, la teoría del caos permite conocer cuántas son las variables implicadas, pero no cuáles. Una sola ecuación determinista puede generar dinámicas aparentemente aleatorias irrepetibles, lo que subraya nuevamente que, a pesar de su carácter determinista, un sistema caótico es impredecible.

Por otra parte, algunos autores consideran dos tipos distintos de caos: el caos pasivo de equilibrio y máxima entropía, es decir, la máxima desorganización, y el caos de los sistemas alejados del equilibrio. Son justamente estos sistemas los que engendran nuevos sistemas ordenados a partir del caos inicial.

De esta manera, el orden se genera a partir del caos, ya que estos sistemas se autoorganizan. Este proceso puede ser observado en muchos sistemas, particularmente, en diversas reacciones químicas, siendo las más conocidas la llamada «inestabilidad de Bénard» (un movimiento turbulento y caótico de un fluido que acaba, por sí mismo, ordenándose, formando estructuras hexagonales), y la reacción de la solución de Belousov-Zhabotinsky, en la cual, a partir de un estado inicial caótico, se van alternando de manera espontánea diversos estados altamente ordenados, de manera que los movimientos inicialmente aleatorios o caóticos de las moléculas de la solución generan espontáneamente estructuras ordenadas.

El orden emerge del caos gracias a la energía suministrada por la propia reacción química, en un proceso de autoorganización. Según Prigogine, la existencia de este fenómeno explica la aparición de moléculas complejas, como las del ADN, por ejemplo, que son fruto de este proceso de organización a partir del caos, de forma que ello permite comprender cómo en la naturaleza se ha podido engendrar esta estructura compleja, ya que si sólo se apelara al mero azar, o a la mera probabilidad, la naturaleza habría tardado más tiempo que el de la edad del universo para dar con una secuencia autorreproductora de aminoácidos como la del ADN.

El mismo modelo autoorganizativo surgido del caos se aplica a muchos y diversos sistemas, y es también el responsable de la formación de las galaxias y de sus formas espirales, así como de las secuencias en los latidos del corazón, del crecimiento no planificado de las ciudades, de determinados comportamientos sociales, políticos, económicos y psicológicos, y hasta de las formas de las nubes o de las turbulencias en los fluidos, pongamos por caso.

Una de las importantes consecuencias de la ciencia del caos es la nueva concepción del tiempo que lleva aparejada. Así, esta ciencia considera que la clásica concepción física del tiempo, que aparece siempre en todas las fórmulas físicas como una magnitud reversible, debe considerarse a partir de su radical irreversibilidad. En la física clásica (incluidas las teorías cuánticas y relativistas), la flecha del tiempo se explica a partir del 2º principio de la termodinámica, pero sólo como improbabilidad de reversibilidad. Es decir, si el tiempo se nos aparece como irreversible en nuestra vida cotidiana, ello, según la ciencia «clásica», es sólo debido a la poquísima probabilidad de que puedan darse los factores que alteren el proceso de la creación de entropía y que puedan darse «hacia atrás», pero no es teóricamente imposible que pudiera suceder. En cambio, en la ciencia del caos, especialmente en la formulación de Prigogine, se insiste en la radical irreversibilidad del tiempo, ya que ésta es expresión de la interacción holística de los sistemas. La irreversibilidad temporal no es fruto de una probabilidad muy baja, sino que es absoluta.

El tiempo, entonces, como en la filosofía de Bergson, aparece como tiempo creador, y creador de imprevisible novedad. Pero si en la filosofía de autores como Kierkegaard, Husserl, Bergson o Heidegger se insiste en que la irreversibilidad no puede hallarse en la física, sino que aparece como un “dato inmediato de la conciencia” (Bergson), que de alguna manera separa la conciencia de la naturaleza, en la obra de Prigogine, y a través de la ciencia del caos, esta irreversibilidad temporal se instala en el seno mismo de la naturaleza, de forma que desaparece la escisión entre una ciencia que consideraba que el tiempo -que siempre aparece en las ecuaciones físicas como una magnitud reversible- era tan solamente una ilusión (Einstein) y la experiencia íntima de nuestra existencia irreversible. Al dar una especial relevancia al azar y al caos en la naturaleza, la ciencia del caos transmite una imagen de la naturaleza en la que los objetos están menos definidos que en la física clásica y cuántica.

Así, junto al principio de incertidumbre de Heisenberg, se podría añadir otro principio de incertidumbre, según el cual, los sistemas complejos, más allá de cierto umbral, siguen rumbos impredecibles, y sus condiciones iniciales son irrecuperables. Prigogine insiste también en que las mismas leyes de la física experimentan una evolución, ya que en condiciones distintas, aparecen leyes distintas. Se aleja de las concepciones más o menos platonizantes que consideran las leyes de la naturaleza dadas de una vez por todas, y considera que las ciencias clásicas, con su atemporalidad y reversibilidad, son meras idealizaciones de la naturaleza.

De esta manera, las leyes de la imprevisibilidad, del caos y el carácter creador del tiempo, son las que permiten la aparición de imprevisible novedad en la naturaleza. Si la teoría de la relatividad acabó con la concepción del espacio y del tiempo absolutos de la mecánica newtoniana, y la mecánica cuántica acabó con la posibilidad de pensar en procesos de medición absolutos y controlables, la ciencia del caos elimina los supuestos deterministas y reduccionistas sobre los que se sustentaba la ciencia clásica.

Junto a las ciencias del caos se han ido formando nuevas ramas de la ciencia, especialmente de las matemáticas, tales como la teoría de las catástrofes y la teoría de los fractales que, en varios aspectos, convergen en la posible formación de un nuevo enfoque científico que exige abandonar la concepción lineal de los fenómenos y reemplazarla por una imagen de la realidad basada en la no linealidad. El desarrollo de la informática y la ayuda de la gran potencia de cálculo de los ordenadores ha coadyuvado al desarrollo de una nueva geometría (basada en los mencionados objetos fractales) y una nueva dinámica que están en la base de una nueva ruptura del paradigma de las ciencias clásicas, más cercano a las concepciones de corte emergentista.

En un aspecto concreto, la visión de multidisciplinariedad se construye desde un conjunto de disciplinas, cuyo punto de unión es una temática de estudio determinada. Al abordar la biodiversidades desde esta visión multidisciplinar se toma en consideración únicamente aquellos elementos comunes que permiten, desde el punto de vista de la sinergia, impulsar a un mayor nivel de entendimiento el producto alcanzado en el establecimiento de un criterio de solución que represente la multiplicidad de factores en una unidad metódica y de contenido que hagan del conocimiento un valor de utilidad en el medio social donde se desenvuelve.

Al encarar la realidad, desde la disciplinariedad, se asume una serie de tipologías de la investigación que involucra siete caras de acercamiento a los fenómenos sociales, en donde son intervenidos con metódica y profundidad para descubrir las verdades.

Estas siete caras son: indagación histórica, que busca reconstruir la realidad de la biodiversidad en base a las evidencias documentales fiables, sometidas a una crítica aguda de sus elementos; indagación descriptiva, la cual se enfoca en deconstruir la realidad y reconstruir sus vinculaciones y elementos; indagación experimental, donde se establece de manera precisa la relación causa-efecto, manejando grupos de control y generando ambientes artificiales y manipulables; indagación cuasi-experimental, que estudia las relaciones causa-efectos, pero no en condiciones de control riguroso de todos los factores que puedan afectar la realidad; indagación correlacional, desde la cual se ahonda en la determinación de las variaciones en unos factores en relación con otros, estableciendo relaciones de tipo estadístico que conduce directamente a establecer relaciones de causa-efecto entre ellos; indagación de estudio de caso, donde se explora de manera intensiva a sujetos u objetos de estudio; e indagación ex post facto, donde se establece la causa-efecto, después de que este último ha ocurrido y su causa se ubica en el pasado.

A grandes rasgos, la disciplinariedad permite explorar la biodiversidad desde un conjunto homogéneo, con la intención de alcanzar la verdad de una realidad determinada, con el fin de producir conocimiento nuevo y volviendo más compleja la relación entre las disciplinas puras y las aplicadas.

En un aspecto puntual, al ir dándose las múltiples conexiones entre las disciplinas, entorno a una temática de interés investigativo, hace que el sujeto moderno-investigador busque ir más allá del plano conceptual de lo conocido, para adentrarse en los nuevos significados que permiten moldear constructos que sirven de base a nuevas realidades desde la visión transcompleja. En esta exploración y acercamiento al sujeto moderno-investigador que hemos ubicado en el contexto transdisciplinar, se ha hecho un proceso indagativo de reflexión sobre el criterio de relaciones abstractas y de contenido, entre los sujetos que investigan y las variantes de la disciplinariedad.

Para que se dé el contexto transdisciplinar es necesario que se cumplan las diversas variantes del pensamiento disciplinar; es decir, que exista un acercamiento a la realidad desde la multidisciplinariedad, que reúne un conjunto de disciplinas, de manera simultáneas, que ayuden a definir y explicar la temática de interés en la realidad; la pluridisciplinariedad, en la cual hay una yuxtaposición de disciplinas que se vinculan en un mismo rango de interés y hacen posible extraer nuevos conceptos producto de la interrelación de elementos de las disciplinas; la disciplinariedad cruzada, donde partiendo de la fundamentación de una disciplina dura o aplicada, se extrae de otras disciplinas elementos complementarios que le ayuden a comprender la realidad; la interdisciplinariedad, caracterizado por ser un grupo de disciplinas, con diversos niveles y subniveles de importancia y significación, que influye en el modelaje de la realidad bajo las condiciones de la temática en estudio, en miras a crear nuevos puntos de vista desde la fortaleza de cada disciplina; y la transdisciplinariedad, como cuando lo conceptual racional conocido necesita de nuevos elementos que ayuden a edificar las bases de una nueva realidad.

Fuente: https://www.analitica.com/opinion/la-biodiversidad-desde-la-postura-del-sujeto-transdiciplinar/

 

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Parlamento de Singapur: El Pensamiento crítico no solo debe darse en la educación liberal, sino en todas las escuelas

Asia/Singapur/straitstimes.com

El pensamiento crítico es una habilidad esencial que Singapur quiere que aprendan sus jóvenes, y no se limita solo a la educación en artes liberales, dijo el lunes el 7 de octubre el Secretario Parlamentario Superior de Educación, Faishal Ibrahim, en el Parlamento.

«Todas nuestras instituciones educativas nutren a los estudiantes para que realicen un pensamiento crítico, con madurez de pensamiento y un sentido de responsabilidad hacia la sociedad», agregó.

Estaba respondiendo al diputado nominado Walter Theseira, quien había pedido al gobierno que extendiera la educación liberal más allá de instituciones como el Yale-NUS College, una institución de artes liberales.

Las habilidades de pensamiento crítico también se enseñan en materias como estudios sociales en los niveles secundario y preuniversitario, agregó.

El Dr. Faishal también se refirió a la importancia de la libertad académica en el contexto de las normas de Singapur , un tema en el que el Ministro de Educación, Ong Ye Kung, se había ocupado mucho antes en la Cámara.

Ong lo explicó al abordar las preguntas de los parlamentarios sobre la reciente cancelación de un módulo de Yale-NUS sobre disidencia y resistencia.

El Dr. Faishal, quien también es Secretario Parlamentario Superior para el Desarrollo Social y Familiar, dijo que los académicos no deberían estar demasiado preocupados por la libertad académica y los instó a ejercer un juicio sensato.

«Incluso en las sociedades más liberales, la libertad académica debe existir dentro de las normas y la cultura de la comunidad», señaló.

El ejemplo de una universidad estadounidense que en 2013 retiró una invitación del foro al primer ministro indio Narendra Modi, entonces el  ministro principal del estado indio de Gujarat, debido a una protesta en línea contra él.

«Nuestras universidades, con sede en Singapur, deben operar dentro de las leyes de Singapur y reconocer nuestro contexto social y cultural particular, como todos los demás», agregó.

El Dr. Faishal dijo que estaba de acuerdo con el punto del profesor Theseira de que el papel del académico mientras está en el aula no debe ser uno de activista.

El profesor Theseira había dicho: «Esto no se debe a que el activismo esté mal, sino a que los estudiantes deben ser evaluados en su capacidad para discernir la verdad y no en si sus valores se alinean con los del instructor».

Del mismo modo, el Dr. Faishal dijo: «Los académicos pueden tener sus propios puntos de vista sobre diversos temas, pero no deben movilizar el apoyo a causas partidistas en el curso de la enseñanza y la tutoría de los estudiantes».

La Sra. Sim Ann, Ministra de Estado de Cultura, Comunidad y Juventud, respondió a la diputada nominada Anthea Ong, quien tomó el tiempo restante asignado para la moción de clausura y habló sobre el activismo juvenil.

La Sra. Ong pidió al Plan de Acción Juvenil SG del Gobierno (SG YAP) que involucre a los jóvenes en la formulación de políticas, diciendo que los jóvenes deberían poder elegir a sus representantes para el panel.

La Sra. Sim aseguró a la Cámara que el Gobierno está comprometido a apoyar a los jóvenes que desean ayudar a dar forma al futuro del país, y señaló que el SG YAP es parte del esfuerzo del Gobierno para trabajar con los ciudadanos.

«El SG YAP busca apoyar a los jóvenes para que presenten ideas y proyectos de política sólidos e impactantes, equipándolos con la información y los recursos que necesitan», dijo, señalando que los líderes juveniles pueden involucrarse directamente con los ministerios en temas de políticas como sustentabilidad.

Fuente: https://www.straitstimes.com/politics/parliament-critical-thinking-not-just-in-liberal-education-but-all-schools-here-says

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María Dolores Prieto: «Los estudiantes más creativos tienen mayores habilidades para identificar y solucionar problemas»

Por: Carlota Fominaya

«Los estudiantes más creativos tienen mayores habilidades para identificar, definir e implementar soluciones eficaces a problemas». Esta es una de las afirmaciones hechas por María Dolores Prieto, Catedrática de Universidad en el área de Psicología de la Educación (UM), y una de las ponentes del I Encuentro sobre Artes, Emociones y Creatividad organizado por Fundación Botín y que se celebra estos días en el Centro Botín (Santander).

Tanto la creatividad como la inteligencia emocional son dos de las grandes cualidades más valoradas en el siglo XXI, ¿por qué?

En efecto. La primera porque es la habilidad para resolver problemas de forma novedosa y válida o correcta; y en el mundo cambiante en el que vivimos cada vez hay más problemas que nos son nuevos o a los que no nos hemos enfrentado antes. Con respecto a la inteligencia emocional, se trata de una competencia que permite al ser humano interactuar con los otros.

Esta interacción es sumamente relevante ya que no vivimos aislados; particularmente hoy día se valora el trabajo en equipo, tanto es así que los grandes logros de la ciencia y de la innovación tecnológica se consiguen gracias a los esfuerzos conjuntos. Es cada vez más infrecuente encontrar la figura del creativo solitario.

¿Qué nos permite la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional, usualmente definida como la capacidad de percibir, expresar y manejar emociones en nosotros mismos y en otros, no solo nos permite interactuar con los demás; si no también conocernos a nosotros mismos y regular nuestras emociones; lo cual puede ser relevante cuando afrontamos un problema. Esta inteligencia emocional va a permitirnos mantener nuestra atención en el problema que queremos resolver y no desanimarnos en el proceso.

En su investigación han querido comprobar si existe alguna asociación entre la inteligencia emocional y la creatividad. ¿Qué es lo que han encontrado?

Lo que diferencia a nuestra investigación sobre el resto es que esta relación es una cuestión que había sido estudiada con adultos, pero no en edades infantiles. Para ello, se valoró la inteligencia emocional utilizando un cuestionario muy conocido (el de Bar-On, que está editado por TEA) y la creatividad (utilizando la prueba de pensamiento divergente de Torrance) en niños de educación primaria que habían sido identificados como alumnos de altas capacidades. Y sí, había correlación. Estos alumnos se caracterizan por tener no sólo una alta inteligencia sino también una alta motivación y una elevada creatividad. Además, también medimos la inteligencia emocional de otros niños de habilidades medias.

¿Qué más encontraron al realizar este análisis?

Los resultados indicaron que, al comparar a los alumnos de altas capacidades con sus compañeros, los alumnos de altas capacidades puntuaban más alto en la variable «adaptabilidad» de la inteligencia emocional. Esto significa que los alumnos que son más fluidos en sus ideas y que enfocan los problemas desde distintas perspectivas mostrando originalidad (que son más creativos), son también aquellos que comprueban si lo que sienten en un momento dado está acorde con la realidad externa, tienen facilidad para adaptar sus emociones y pensamientos a la situación, y ello les permite resolver problemas de forma efectiva. Este resultado es consistente con otras investigaciones realizadas por el grupo con alumnos de Secundaria, donde se comparó la inteligencia emocional de alumnos más creativos con los menos creativos.

En definitiva, aunque la creatividad es un fenómeno complejo en el que intervienen muchas variables (la inteligencia, el contexto educativo, el tipo de problema, el conocimiento previo…), parece que la inteligencia emocional podría estar jugando un papel muy importante en el desarrollo de la creatividad.

¿Dónde está el error cuando queremos mejorar la creatividad?

Esto es importante porque cuando pensamos en mejorar la creatividad, muchas veces nos centramos en mejorar las variables cognitivas: mejorar el pensamiento divergente, el pensamiento metafórico, el pensamiento crítico, la búsqueda de información, el uso de analogías creativas, el entrenamiento del insigh, etc., y nos olvidamos de esa parte no cognitiva que tiene que ver con rasgos de personalidad como es la perseverancia ante los obstáculos, la disciplina en el trabajo, mantener una motivación intrínseca incluso cuando no es fácil la tarea.

¿Y la relación entre creatividad y escuela? ¿Cómo se puede mejorar?

En la escuela a veces se asume que trabajar la creatividad implica jugar y divertirse afrontando retos, pero ¿qué pasa cuando un problema no es divertido? Si nos preguntan cómo debería de mejorarse la creatividad, la respuesta sería trabajar en las dos vertientes: tanto a nivel cognitivo, dando acceso al conocimiento que se va a necesitar para resolver los problemas, como a los razonamientos más complejos. Como a nivel no cognitivo, trabajando la motivación y la regulación de emociones, así como la autoestima y la voluntad de asumir riesgos en nuestro trabajo, saber asumir las críticas, convertirlas en «feedback» para mejorar…

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Una escuela científica y crítica

Por: Soraya Chapinal

En muchas ocasiones hemos leído “aprender a aprender” y, según el prisma con el que se mire, puede tener diferentes interpretaciones y sobre todo diferentes puntos de vista metodológicos que repercute en las aulas y sobre todo en el alumnado.

Bajo el paradigma de instruccionismo intelectualista se busca el aprendizaje memorístico, reproducción de un sistema político y social basado en la segregación, haciendo una selección del alumnado según sus capacidades intelectuales, aprendizajes más homogéneos y lineales sin tener en cuenta la individualidad. Normalmente guiados por un libro de texto dominado por editoriales e intereses comerciales. Una reproducción de un sistema mercantilista que promueve la competencia a través de pruebas externas y haciendo unos ranking tanto en alumnos y alumnas como en centros educativos que en nada benefician a la comunidad educativa.

Si miramos desde el paradigma del holismo educativo nos daremos cuenta que es un proceso más enriquecedor donde se asumen procesos, apasiona aprender por aprender, se fomenta la observación, la escucha, los tiempos y ritmos de la persona.

Me gustaría señalar a varios autores que reflejan metodologías y bases pedagógicas que fomentan el espíritu científico y crítico.

Ovide Decroly (1871-1932) basó su vida pedagógica a observar y a experimentar sobre el aprendizaje natural en los niños y niñas. El interés del niño es la realidad inmediata, todo su alrededor cercano que no se puede clasificar en materias o asignaturas.

Las actividades básicas han de vertebrar todo el aprendizaje escolar en la observación, la asociación y la expresión. Es decir la observación directa como el primer ejercicio para despertar el espíritu científico, una primera toma de contacto para desarrollar el análisis, pasar de lo global a lo específico que ayude a la infancia a desarrollar las posibilidades ante cualquier objeto de aprendizaje. Después se pasaría a la asociación donde las ideas empiezan a relacionarse, se asimilan y se adquieren conceptos más abstractos, abriendo a otras realidades, otras opciones que abran el campo de estudio. Después daría lugar a la expresión, la comunicación, que puede ser a través del lenguaje, la lectura o la escritura como manual, artística y todas sus vertientes creativas.

Decroly defendía una escuela por la vida y para la vida partiendo de los centros de interés del alumnado despertando su curiosidad como pilar en el aprendizaje.

Un ejemplo claro entre los dos paradigmas lo encontramos en la educación artística: el dibujo de una flor.

Desde el paradigma instruccionista toda el aula pintaría la misma flor de un determinado libro de texto o ficha, con los mismos colores (quizás diferentes) en un tiempo determinado y bajo las instrucciones claras del maestro o maestra para que todas sean iguales. Si es así el ejercicio estaría “perfecto”.

Desde el paradigma holístico quizás nos fijemos más en flores naturales o en fotografías de diferentes flores que cada niño o niña pueda elegir según las características de la flor (observación), descubrir diferentes materiales para poder dibujarla, una elección más acertada o no (asociación) y realizar el proceso final en papel o de manera artística (expresión). Cada dibujo sería diferente, con diferentes materiales, personalizado y con sentido. Descubrimiento, toma de decisiones y elaboración. Implica más tiempo por parte del profesorado y de las familias, pero el proceso es más rico y más globalizado.

Otro de los autores que me gustaría destacar es Celestine Freinet (1896-1966), maestro y pedagogo. Desarrolló la Escuela Moderna y Cooperativa. Su concepto de escuela parte del niño y de la niña, con todas sus posibilidades y con su evolución natural. Para Freinet el trabajo del niño, que no juego, no viene impuesto por el adulto, sino que las actividades responden a sus necesidades de curiosidad y crecimiento. Trabaja con ficheros autocorrectivos, libros de vida, el periódico escolar, el cálculo, vivo, todo basado en experiencias vitales.

La escuela se convierte en una cooperativa escolar que gestiona la vida tanto fuera como dentro de ella.

El pensamiento crítico y la investigación experimental se oponen al adoctrinamiento y a la acumulación de conocimientos.

Su gran legado de las técnicas Freinet como son la imprenta escolar, la correspondencia interescolar, el plan de trabajo, el texto, el dibujo libre y los libros de vida, las asambleas cooperativas, los complejos de interés, hacen que se desarrolle la capacidad creadora que permite que, a través de las actividades, los niños y niñas puedan opinar, discutir, manipular objetos, trabajar, investigar, criticar la realidad desde una perspectiva de transformación social.

También me gustaría recordar a Rosa Sensat (1873-1961) que concebía la actividad escolar como una continuación de las actividades de la vida cotidiana, familiar y social.

Rosa Sensat decía “la naturaleza es el ambiente más adecuado a la normal evolución de la infancia, asegurando el derecho que este tiene al aire puro, a la luz del sol, al agua, al ejercicio físico y a la libertad y alegría”.

Actividades que despierten su interés, que estén relacionados con lo que realmente ocurre en su entorno familiar, social y natural involucrando a toda la comunidad educativa en la participación crítica y constructiva de todo lo que les rodea.

Se puede conseguir desde una globalización de los aprendizajes dando sentido a todo lo que se experimenta en la escuela, en el barrio y en la ciudad, o, como fomentaba R. Sensat, en sus escuelas-bosque.

Me gustaría terminar con un trabajo maravilloso que han realizado los Movimientos de Renovación Pedagógica (MRP) junto a Ecologistas en Acción (EeA) 99 Preguntas y 99 experiencias para vivir en un mundo justo y sostenible, donde desarrollan todo un trabajo científico, fomentando un espíritu crítico desde la pregunta. El aprendizaje no es saber las respuestas, sino la capacidad de cuestionar y plantear otros esquemas posibles para transformar aquello que no nos gusta y buscar el bien común, la justicia social.

Fuente: https://revistainnovamos.com/2017/07/28/una-escuela-cientifica-y-critica/

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Día Mundial de las y los Docentes: La relevancia de la profesión para una educación emancipadora

América del Sur/ Brasil/ 06.10.2019/ Fuente: redclade.org.

Celebramos el 5 de octubre, el Día Mundial de las y los Docentes.

Este año, la UNESCO invita a conmemorar la fecha, con el tema: “Docentes jóvenes: el futuro de la profesión”, y destaca que las maestras y los maestros deben recibir apoyo, formación y valorización para que puedan ejercer su profesión con estímulo y dignidad, ante los desafíos crecientes del campo educativo y de la docencia en todo el mundo.

Se estima que un gran porcentaje de docentes se retirarán de la profesión en la próxima década. Sin embargo, se necesitan 69 millones de nuevas/os docentes en educación primaria y secundaria hasta el 2030, para que sea posible cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de número 4, relativo a la educación, en todo el mundo. El ODS 4 establece que los Estados deben garantizar una educación inclusiva, equitativa, de calidad y a lo largo de la vida, para todas y todos.

En ese contexto, la UNESCO afirma que los debates sobre cómo atraer y apoyar a las y los docentes jóvenes deben ir más allá de los Ministerios de Educación y espacios de diálogo internacionales. “Sindicatos docentes, organizaciones de la sociedad civil, directoras/es de escuelas y asociaciones de madres y padres también deben estar en el centro de las discusiones”, señala la organización.

“Es en la alegría, la curiosidad y la complicidad que educadoras y educadores fortalecen en cada educanda y educando la pasión por aprender, descubrir, reflexionar, discutir y constatar”

La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) destaca el rol fundamental de las maestras y los maestros para la realización de una educación emancipadora, que contribuya para formar sociedades libres de todo tipo de opresión, y también para transformar las realidades desde la reflexión, el diálogo, el pensamiento crítico; y desde la capacidad de indagar, imaginar y accionar por otros mundos posibles.

“Es en la alegría, la curiosidad y la complicidad que educadoras y educadores fortalecen en cada educanda y educando la pasión por aprender, descubrir, reflexionar, discutir y constatar. Es en la mediación dialógica que se dará la verdadera pedagogía del amor, la cual debe ser vivida a través de la emoción, del cariño y del afecto”, afirma el documento de la CLADE, intitulado “Educar para la Libertad: Por una educación emancipadora y garante de derechos”.

Día Mundial de las y los Docentes

Celebrada desde el 1994, la fecha marca el aniversario de adopción de la Recomendación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la UNESCO, relativa a la Situación del Personal Docente (1966). La recomendación establece criterios de referencia sobre los derechos y responsabilidades del personal docente, así como normas para su formación inicial y perfeccionamiento, contratación, empleo, condiciones de enseñanza y aprendizaje.

El ODS 4, en su meta de número 4, reconoce el rol clave de la profesión docente para que se cumpla esta agenda educativa en el plazo previsto: hasta el 2030.

Fuente de la noticia: https://redclade.org/noticias/dia-mundial-de-las-y-los-docentes-la-relevancia-de-la-profesion-para-una-educacion-emancipadora/

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