América del Norte/Canadá/18 Marzo 2017/Autor: Rodrigo Rojas/Fuente: El mostrador
El asesor internacional analizó los desafíos del sistema educativo chileno, contrastándolo con reconocidas potencias como Finlandia y Canadá. El profesor emérito de la Universidad de Toronto destacó cinco factores a tomar en cuenta al implementar las reformas en Chile.
Durante los últimos 15 años, Michael Fullan, una de las autoridades más relevantes a nivel mundial en reformas educacionales, asesoró a cerca de 12 países en torno a sus políticas educativas. Inglaterra, Finlandia, Holanda, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos fueron parte de su agenda, participando en la construcción de proyectos ejemplares bajo la mirada del mundo. Así lo demuestra el ranking de naciones del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), en donde gran parte de estos sistemas educativos se posicionan dentro de los 20 primeros lugares.
En esta entrevista, el ex decano de la Facultad de Educación y profesor emérito de la Universidad de Toronto analizó los cambios que ha experimentado la educación mundial, nuestro sistema educativo y las materias pendientes para que Chile logre lo que él denomina como “encontrar su propia Finlandia”.
-En 2016 y en conjunto con Google desarrolló un blog en donde señalaba que los países debieran “encontrar su propia Finlandia”, ¿a qué se refiere con esto?
-Finlandia se ha posicionado como un modelo de educación bastante exitoso, por lo que muchas personas se han preguntado cuál es su secreto. Ante esto, hemos concluido que se debe aprender del resto, aunque creando tu propia cultura, sin imitaciones. Puedes ser estimulado por las ideas de Finlandia en términos de obtener el éxito, pero debes desarrollar un sistema propio, generando una colaboración focalizada en la escuela a través del logro y el aprendizaje. A su vez, debes mejorar la enseñanza mediante el trabajo en equipo de los directores de escuela y sus profesores. Eso es la esencia de todo esto.
-En la provincia de Ontario, Canadá, donde se desempeñó como asesor educacional por más de nueve años, ¿cómo lograron alcanzar el éxito?
-Canadá no tiene un solo sistema educativo a nivel nacional, por lo que cada una de las 10 provincias son autónomas. Sin embargo, hay mucho desarrollo en común. En Ontario, durante los últimos 15 años, se perfeccionó la profesión docente, lo que significó que mejoráramos el liderazgo escolar en diferentes niveles: uno escolar, que consideraba a los profesores y directores de colegios a través del trabajo en equipo; y otro distrital, que trabaja con los municipios. Asimismo, empezamos a desarrollar objetivos específicos, centrándonos en literatura, aritmética y graduación escolar. Luego utilizamos datos y evidencia. Fuimos realmente cuidadosos en perfeccionar la capacidad individual y grupal a nivel escolar, coordinado con la política de Estado.
-¿El sistema escolar chileno está lejos de alcanzar estos estándares de calidad?
-Con mi equipo de trabajo hemos estado conectados con Latinoamérica, indagando en Chile, Colombia y recientemente en Uruguay. En Chile existe un punto positivo que es que, por primera vez en el último período, el Gobierno y otras organizaciones están invirtiendo en el desarrollo de sus profesores.
-¿Cuáles son los obstáculos que debe afrontar?
–Probablemente la gran barrera era la estructural, en donde privados podían establecer grupos de escuelas. Esto significaba que un porcentaje de ellas estaba teniendo ventaja, porque la compañía privada contaba con más dinero y estaban generando una brecha. Asimismo, los padres que se podían permitir este lujo, deseaban que sus hijos fueran a estos colegios. Así, el gran problema era la falta de equidad que se creaba entre las escuelas de mayor y de menor rendimiento.
-¿Puede ser también una dificultad no haber establecido un sistema educacional regional o sectorizado por sobre uno nacional?
-No hay una respuesta clara en esta materia. En pequeños países como Finlandia, Nueva Zelanda y Uruguay, tiene sentido un enfoque nacional. Esto no ha ocurrido en países como Canadá, debido a su cantidad de habitantes. En el caso de Latinoamérica, la educación se ve como una fuerza para el desarrollo social, crucial para el éxito financiero del país y atado al futuro de la democracia. Esto está interrelacionado y en este escenario es, además, una estrategia social.
-¿Es posible contar con un sistema educativo nacional aunque con autonomía regional?
-Ciertamente puedes tener un modelo autónomo con presión nacional sobre algunas prioridades como equidad o alfabetización. Es más, en este momento en Canadá existe una autonomía que no necesariamente significa aislamiento. De esta forma, puedes poseer un sistema autónomo, aunque al mismo tiempo conectado a las ideas de otras regiones y sin dejar a un lado la política nacional.
Reforma Educacional
-En Chile estamos viviendo cambios profundos en materia educacional, ¿cuáles son los elementos a considerar durante la implementación de una reforma?
-Si tuviese que nombrar, serían cinco características, que no necesariamente se tienen que desarrollar en orden.
La primera, es continuar trabajando en la desigualdad estructural que proviene del financiamiento y de proveedores privados.
Segundo, deberían tener un pequeño número de metas ambiciosas, por sobre numerosos objetivos que no se pueden llevar a cabo. Este pequeño número se podría traducir, por ejemplo, en alfabetismo, matemáticas o incremento de egresados en la educación secundaria.
La tercera, es desarrollar la capacidad esencial y particular de cada uno de los profesores, para potenciar las prácticas de enseñanza y aprendizaje.
Otro factor se encuentra en el nivel de escuela y se relaciona con el trabajo en equipo que hay en ellas.
-¿Uno de estos factores considera la evaluación de estos cambios?
-Exactamente. El quinto componente es utilizar la evidencia del aprendizaje del estudiante. Esta es la estrategia para mejorar y en este escenario se verifica si se está alcanzando el éxito deseado, intentando responder qué aprendimos o cómo podríamos conseguir mejores resultados. Lo más importante es motivar a los maestros y directores para desarrollar un buen trabajo.
-Las últimas reformas en Chile se han orientado hacia una mayor participación del Estado en el sistema educativo, ¿es relevante esta intervención?
-Existen dos factores esenciales cuando el Estado se involucra. El primero es la presión, debido a que es él el que la está ejecutando sobre el sistema para que mejore. Con esto, se establece un sentido de prioridad y responsabilidad para el país. La educación está mejor representada política y estratégicamente por el Estado. En mi opinión, esta es la mitad de la solución.
Después, la otra tarea que debe tener el Estado es desarrollar buenas relaciones con los organismos que administran la educación, ya que deberán trabajar en conjunto para obtener buenos resultados. En ese sentido, el rol del Estado es encuadrar el foco, poniendo presión en obtener mejores resultados.
-¿Quién será mayoritariamente el responsable de llevar a cabo estos cambios: las agencias locales o el Gobierno?
-En algunos casos, una municipalidad o una agencia local puede ser el líder, y lo hicimos en Ontario. En un comienzo, algunos de los distritos escolares estaban por delante del Gobierno, ya que desarrollaron un buen trabajo antes de que este último lo hiciera.
En mi opinión, el Gobierno debe buscar qué organismos administrativos (municipios o agencias locales) están avanzando de buena forma hacia el futuro, y proveer un sistema que estimule y presione a aquellos que estén paralizados. Estos últimos deben interactuar, necesariamente, con aquellos que están logrando resultados positivos, quienes expondrán al resto del país el éxito creciente que han obtenido. Así, realmente se estaría movilizando a todo el sistema.
-En el último tiempo, Chile ha debatido cuál debe ser el correcto uso de las pruebas de medición que se realizan durante la etapa escolar. ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Desde la experiencia en Canadá, donde existe una prueba en lectura, escritura y matemáticas para tercero y sexto grado (8 a 9 y 11 a 12 años, respectivamente), el rol de estas es determinar si hubo progresos, entregar retroalimentación a la escuela y el sistema sobre la base de estos resultados. Los datos y la evidencia tienen que ser parte de la solución, sin generar presiones en los profesores que puedan hacer que los estudiantes solo se concentren en responder.
Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2017/03/16/la-educacion-esta-mejor-representada-politica-y-estrategicamente-por-el-estado/