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La educación ambiental para todas las edades es ley en Argentina

Desde el nivel preescolar hasta la universidad, todos los estudiantes de Argentina deberán acceder a educación ambiental. Lo establece una ley sancionada en mayo por el Congreso Nacional y celebrada por organizaciones de la sociedad civil como lo que es: la concreción de un logro largamente anhelado.

“Hubo muchísimos proyectos sobre educación ambiental a lo largo de los últimos 20 años. Incluso hubo un par que tuvieron media sanción de una de las Cámaras pero no completaron el recorrido por falta de consenso político”, dijo Juan Cruz Zorzoli, director de Amartya, una organización que promueve la educación ambiental.

“La sanción de la ley es un síntoma de un cambio de época, debido fundamentalmente al  activismo ambiental y la visibilidad de los jóvenes, que cuestionan el modelo de desarrollo y la relación de la sociedad con la naturaleza y toman como ejemplo a (la activista ambiental sueca) Greta Thurnberg”, agregó en diálogo con IPS.

Con su Ley de Educación Ambiental Integral, Argentina se convierte  en el segundo país de América Latina en contar con una norma específica sobre la materia, por detrás de Brasil, aunque en su caso se limita a establecer y reglamentar un Programa Nacional de Educación Ambiental. Otros países latinoamericanos han incluido el tema dentro de sus últimas leyes de educación.

La ley , también conocida por su número, 27.621, fue impulsada por los ministerios de Educación y Ambiente y promulgada este  jueves 3 de junio por el presidente Alberto Fernández. Y si bien contó con el apoyo de todos los espacios políticos en el parlamento, no faltaron puntos de controversia relacionados con la tensión entre el desarrollo económico y la conservación ambiental.

El senador Alfredo de Angeli se quejó durante el debate de que el proyecto se haya sido discutido en las comisiones de Educación, de Ambiente y de Presupuesto del Senado y la Cámara de Diputados, pero no en las de Agricultura.

“Tenemos mucho para aportar”, dijo De Angeli, productor agropecuario de la provincia de Entre Ríos que saltó a la política en 2008, cuando se hizo conocido como uno de los líderes de una larga protesta del empresariado rural contra un aumento de los impuestos a las exportaciones de soja.

El extendido cultivo de soja, que ocupa más de la mitad del área sembrada desde que a fines de los años 90 se aprobó la primera variedad transgénica, es cuestionado por organizaciones ambientales, por su impacto en el uso de agroquímicos y en la deforestación.

En tono de reproche, De Angeli recordó que tampoco pasó por las comisiones parlamentarias de Agricultura la llamada ley de manejo del fuego, aprobada el año pasado, que prohíbe por hasta 60 años la venta de tierras donde se hayan registrado incendios forestales, para evitar conductas especulativas que destruyan los bosques. Esa norma fue rechazada por todas las entidades agropecuarias.

Además, en la discusión de la ley de educación ambiental no faltaron legisladores que cuestionaran la ausencia del sector empresarial en el Consejo Consultivo que asesorará a las autoridades en el diseño de los contenidos educativos, integrado por organizaciones indígenas, estudiantiles, gremiales docentes, científicas, de guardaparques, de recicladores y de la sociedad civil.

“Lo más importante de esta ley es que obliga a trazar una estrategia de educación ambiental para los ámbitos formales de educación y también para los no formales, que alcance a todos las edades”: Laura Castillo Díaz.

La ley define a la educación ambiental como “un proceso que defiende la sustentabilidad como proyecto social, el desarrollo con justicia social, la distribución de la riqueza, preservación de la naturaleza, igualdad de género, protección de la salud, democracia participativa y respeto por la diversidad cultural”.

Una de las cuestiones que establece la norma  para su implementación es que se deberá realizar un estudio de percepción ambiental, explicó Cristina Ruiz del Ferrier, subsecretaria Interjurisdiccional e Interinstitucional del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Una movilización de jóvenes en Buenos Aires, en reclamo de mejores políticas ambientales, con el fondo del Congreso Nacional, que en mayo sancionó la ley que incorpora la educación ambiental en todos los niveles de la educación argentina. Foto: Eco House Global

“Así podremos tener información que nos permita orientar los planes, programas, proyectos y mensajes de acuerdo a los diferentes destinatarias y destinatarios de manera efectiva”, destacó a IPS la funcionaria y especialista en políticas públicas.

Ruiz del Ferrier comentó que el proyecto recogió las demandas de las 23 provincias, que buscaban así fortalecer e institucionalizar la labor de esas regiones federales, porque de hecho ya vienen trabajando en educación ambiental, en varios casos con el respaldo de leyes locales en la materia.

“Se necesitaba que el tema tuviera un poco de visibilización y empuje para que lo aprobara el Congreso, después de tantos años de estar en la agenda parlamentaria, y eso fue lo que aportamos desde la sociedad civil”, dijo María Aguilar, coordinadora de los Departamentos de Educación Socioambiental y de Investigación y Política Socioambiental de Eco House Global, una organización que trabaja en temas de sostenibilidad a través del voluntariado.

“También realizamos un trabajo de incidencia con el que servimos de puente para que los distintos sectores políticos limaran sus diferencias y tuviéramos ley”, contó Aguilar a IPS.

“De modo tal que el rol y participación de las y los jóvenes en la educación ambiental y en esta ley en particular es de suma importancia”, añadió.

Laura Castillo Díaz, coordinadora en el área de Política Ambiental en la no gubernamental Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), destacó a IPS que la ley viene a pagar una deuda que estaba pendiente desde hacía décadas.

Apuntó, en ese sentido, a la Conferencia de Estocolmo de 1972, la primera gran cumbre mundial sobre temas ambientales convocada por Naciones Unidas, que en su Declaración Final señaló la importancia de la educación ambiental.

También señaló a la Constitución Nacional argentina, que desde su última reforma, en 1994, reconoce el derecho de los habitantes del país a vivir en un ambiente sano y fija la obligación de las autoridades de proveer educación e información ambientales.

“Lo más importante de esta ley es que obliga a trazar una estrategia de educación ambiental para los ámbitos formales de educación y también para los no formales, que alcance a todos las edades”, explicó Castillo Díaz.

Una concentración de jóvenes que buscan concientizar del impacto del cambio climático en Buenos Aires, en la Plaza de Mayo y frente a la Casa Rosada, sede de la Presidencia de Argentina. Foto: Eco House Global

“En el caso de las universidades públicas y privadas se prevé que además tendrán que diseñar y poner en práctica un programa de gestión ambiental, que se aplique al manejo de sus propias problemáticas, como el manejo de los residuos o el consumo de energía”, añadió.

En las universidades argentinas las cuestiones ambientales están atrayendo cada vez más interés no sólo en carreras vinculadas a las ciencias duras, sino también en el terreno humanístico.

En la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA), estudiantes impulsaron la creación de un seminario de socioambientalismo, con clases durante todo el año que incluyen tema como cambio climático, eco-feminismo y el modelo de desarrollo que pone a los países latinoamericanos en el rol de proveedor de materias primas para el mercado internacional.

“En nuestra carrera no existía la perspectiva ambiental y entonces organizamos el seminario con algunos compañeros. Abrimos la inscripción y pensamos que podíamos tener 30 inscriptos, pero en una semana teníamos más de 300”, dijo Federico Pellegrino, estudiante de Ciencia Política de 21 años.

De alguna manera, reconoció a IPS, “Greta nos puso el tema en agenda. Hoy veo claramente un vínculo entre lo ambiental y lo social. Ocuparse de lo ambiental significa ocuparse de cómo mejorarle la vida a la gente”.

Según se estableció en la ley, los ministerios y representantes de las provincias deberán diseñar una Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral (Eneai), que a su vez dará lugar a estrategias jurisdiccionales, que deberán ajustarse “a la realidad de los territorios”.

Eso entusiasma a Pellegrino, que imagina contenidos vinculados a las distintas problemáticas que enfrenta un país tan diverso como Argentina, cuyo extenso territorio tiene desde la gran llanura agrícola en el centro del país hasta los bosques chaqueños y las mesetas de altura de la Puna en el norte, pasando por la estepa patagónica en el sur, la Cordillera de los Andes en el oeste y la selva paranaense en el noreste.

“Queremos que en el Chaco se hable de la deforestación, en la Patagonia se hable del impacto de las represas y en la Puna se hable de por qué Argentina, Bolivia y Chile tienen que pagar el costo de proveer el litio para los autos eléctricos de Europa y Estados Unidos”, explicó este universitario, que comenzó como activista ambiental y hoy trabaja  en la organización Eco House.

Fuente: https://ipsnoticias.net/2021/06/la-educacion-ambiental-para-todas-las-edades-es-ley-en-argentina/

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Entrevista a Celia López Cañizares: “A medida que cambien las condiciones climáticas veremos la entrada de nuevas especies invasoras”

La bióloga es responsable del área de ciencia ciudadana de la Red Europea de Información sobre Especies Exóticas (EASIN).

Decenas de miles de cotorras argentinas llegaron como mascotas. Hoy compiten con gorriones y palomas por cualquier resto de alimento (y casi siempre ganan). Los huevos de mosquito tigre entraron por un puerto ocultos en un neumático. Hoy, la especie está bien asentada en Italia y el este de España, lo que conlleva un aumento del riesgo de transmisión de enfermedades como el dengue. La avispa asiática o velutina aterrizó en Francia en una partida de cerámica, y en 15 años parecer haber puesto contra las acuerdas a las poblaciones de abejas europeas.

Las especies exóticas invasoras amenazan la biodiversidad, y pueden impactar en la salud y las actividades humanas. Para concienciar sobre este problema en España y Portugal, entre el 29 de mayo y el 6 de junio se ha organizado la primera Semana Ibérica sobre Especies Invasoras, en la que colaboran unas 80 entidades, desde centros de investigación y universidades a ONG e instituciones europeas.

Celia López Cañizares conoce bien la biodiversidad ibérica y los riesgos que suponen las especies invasoras. Esta bióloga es parte del equipo de la Red Europea de Información sobre Especies Exóticas (EASIN), donde trabaja como responsable del área de ciencia ciudadana.

En el buscador de EASIN aparecen cerca de 14.000 especies exóticas. ¿Todas suponen el mismo nivel de riesgo?

No, las 13.918 especies exóticas recogidas en el catálogo de EASIN son especies introducidas, también llamadas exóticas o alóctonas. Entre un 10% y un 15% pueden considerarse invasoras, es decir, pueden tener un impacto relativo en los ecosistemas, las actividades humanas o la salud. Es sobre estas especies que es necesario establecer una serie de estrategias de control.

¿Cómo llegan estas especies exóticas?

Las vías de entrada son muy variopintas. Pueden ocurrir a nivel accidental, como por ejemplo las especies marinas que llegan al Mediterráneo en el agua de lastre de los buques de mercancías de otras zonas del planeta. Otro caso paradigmático es el del mosquito tigre, de origen asiático, que se introdujo en Europa a través del transporte de neumáticos en los que este insecto había depositado sus huevos. Una vez aquí, eclosionaron y se asentaron.

Muchas otras especies se introducen con un propósito, porque tienen un valor ornamental o gastronómico, por ejemplo. Si esas especies encuentran espacio de crecimiento y su comportamiento se vuelve muy diferente al que tienen en su hábitat natural, pueden acabar convirtiéndose en invasoras.

¿Hay alguna que llegue de forma natural, por su propia forma de desplazamiento?

Una cosa son las migraciones naturales. Las especies ocupan diferentes territorios. Los animales se mueven y las plantas dispersan sus semillas de forma natural. Es así que llegan nuevas especies a los ecosistemas, especies que con el tiempo se adaptan y acaban convirtiéndose en nativas. Pero las especies consideradas exóticas siempre llegan a través de actividades humanas.

¿Qué hace que una especie pase a ser considerada como invasora?

Una especie exótica puede llegar a un sitio y no ser capaz de sobrevivir porque las condiciones del hábitat no sean idóneas, o sobrevivir y naturalizarse, formando poblaciones estables. De las especies que se naturalizan, algunas empiezan a provocar impactos negativos sobre la biodiversidad nativa, las funciones del ecosistema, la salud humana o las actividades socioeconómicas. Estas son las que denominamos invasoras.

¿Cómo se decide a cuál prestar atención?

Se hace un estudio de análisis de riesgo, un balance de todos los factores negativos. Este estudio lo lleva a cabo un comité de expertos sobre las especies invasoras y las potencialmente invasoras. En función de estos estudios se crea un listado de priorización, que marca qué acciones son más urgentes y sobre qué especies.

Estas listas pueden hacerse a varios niveles. Volviendo sobre el caso del mosquito, este puede formar parte de una lista de priorización en España o en las regiones del Mediterráneo, pero estar fuera de esta lista en Polonia, por ejemplo.

¿Qué especies son más preocupantes ahora mismo a nivel europeo?

La Unión Europea, través del Reglamento 1143 de 2014, ha establecido una especie de lista negra de especies invasoras detectadas en Europa. En esta lista hay 66 especies de animales y plantas. [El mapache, la rana toro, varias especies de cangrejo, o la avispa asiática o velutina forman parte de dicha lista].

Hay varias especies que coinciden en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y en esta lista de la Unión Europea. Por ejemplo, el camalote o jacinto de agua, muy presente en el río Guadiana y que acaba de ser detectado en el Guadalquivir. Es una especie de planta acuática originaria de Sudamérica. Se ha expandido de tal manera que ocasiona problemas ecológicos y está afectando a las actividades socioeconómicas que se desarrollan en el río.

¿Qué estrategias hay para frenar la expansión de estas especies?

La acción más importante es siempre la prevención. Es la más viable, la más barata y la más eficiente. Bajo el paraguas de la prevención englobamos acciones como la regulación del comercio de animales y plantas, el control de las fronteras y la firma de acuerdos internacionales. Cuando a pesar de estas medidas llegan especies exóticas que se convierten en invasoras, hay que recurrir a otras medidas.

Si los impactos no han sido evaluados, lo primero es monitorizar, hacer un seguimiento de las nuevas especies. Si se estima necesario, se puede apostar por la erradicación (hacerlo en su totalidad es prácticamente imposible) y el control, sobre todo, en las zonas más sensibles, como los parques naturales.

Monitorizar puede ser muy complicado con algunas especies. ¿Qué dificultades presenta el rastreo?

La monitorización es esencial para estudiar la dinámica de la especie en el tiempo y en el espacio, y por eso requiere de protocolos científicos muy exhaustivos. En ellos colaboran autoridades, investigadores y empresas especializadas. En muchos casos la colaboración ciudadana es fundamental.

En el caso del mosquito, por ejemplo, existen aplicaciones de móvil para que cualquier persona pueda informar sobre el avistamiento de cualquier mosquito. EASIN también tiene su propia app (AndroidiOS) para reportar la presencia de las especies invasoras de la lista negra europea.

Cuando la erradicación es imposible, ¿cómo se trabaja para mejorar la convivencia con la nueva especie?

La mejor estrategia sería mantener el control sobre la expansión de la especie. Además, toda acción encaminada a eliminar la especie en determinadas zonas debe ir siempre asociada a acciones de restauración del hábitat nativo. Es decir, si retiramos, por ejemplo, caña, una especie muy invasora en los ríos del Mediterráneo, debemos restaurar el bosque de rivera natural. La vegetación nativa hará que el ecosistema sea más resistente y frene la expansión de la caña. Si no se rellena el espacio que se deja con la eliminación, la especie invasora volverá a ocuparlo.

¿Cómo se afronta la restauración de un ecosistema?

Lo más importante es conocer el comportamiento de la especie invasora, su etiología. No es solo arrancarla y listo. Volviendo sobre el ejemplo de la caña, lo que se hace es eliminarla y en los huecos que deja se plantan directamente especies nativas del bosque de río mediterráneo, sobre todo, especies que hagan sombra, porque sabemos que la ausencia de luz limita mucho el crecimiento de la caña.

Las actuaciones se hacen siempre en base a estudios previos y a metodologías probadas. Cualquiera podría ponerse a arrancar caña, pero probablemente no tendría mucho éxito en controlar la expansión de la especie.

Antes hablabas de las diferentes rutas de entrada de especies exóticas. ¿Cuáles son las más habituales?

Lo más habitual es que entren a través del comercio de animales exóticos como mascotas. El caso típico es el de las tortugas de Florida de orejas rojas. Se pusieron de moda hace bastantes años, pero luego la gente se cansó de ellas y empezó a abandonarlas. Otro ejemplo muy conocido es el de la cotorra argentina, que ha invadido los parques de casi toda España. En el caso de las plantas, sucede algo similar con especies adquiridas para usos ornamentales, como el plumero o hierba de la Pampa, totalmente extendido en el norte de España.

Digamos que el uso que hacemos a nivel individual de las especies animales y vegetales es la vía de entrada más importante. Hablando más en general, cualquier actividad ligada a la globalización, como el comercio, los viajes o el transporte, es una puerta abierta a la entrada de especies exóticas. Hay muchas especies invasoras que forman ya parte de la memoria colectiva de la gente. Llevan tanto tiempo entre nosotros que cuesta que la población las perciba como exóticas.

¿Qué otros factores intensifican la presencia de especies invasoras?

El cambio climático y todos los fenómenos globales que están cambiando las dinámicas de los ecosistemas están influyendo en la presencia de especies exóticas. Primero, porque influye en las especies nativas, que se mueven en busca de climas más adecuados para su supervivencia y dejan espacio ecológico para las especies invasoras. Cuando restauramos un ecosistema, tenemos muy en cuenta las condiciones que el hábitat va a tener dentro de 20 o 30 años.

A medida que cambien las condiciones climáticas, veremos la entrada de nuevas especies. Lo estamos viendo. El año pasado se publicó un estudio que analizaba, por ejemplo, las 10 especies exóticas que tenían más probabilidades de asentarse en la Antártida durante la próxima década. En el Ártico está pasando lo mismo, intensificado, además, porque el deshielo está abriendo nuevas rutas de transporte y nuevas vías de entrada para especies exóticas.

Fuente: https://rebelion.org/a-medida-que-cambien-las-condiciones-climaticas-veremos-la-entrada-de-nuevas-especies-invasoras/

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Radiografía de un planeta (aún más) en crisis

Fuentes: La marea climática/Eduardo Robaina 

El informe sobre el estado del clima en 2020 de la OMM insiste en que los indicadores empeoraron y los impactos del cambio climático se agravaron en un año al que se le suma la pandemia.

Fenómenos meteorológicos extremos, más calentamiento global y una pandemia. Resultado: millones de personas y ecosistemas afectados. Así resume 2020 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su habitual informe sobre el estado del clima que elabora junto a agencias de todo el mundo. Y no, ni de lejos la desaceleración de la economía relacionada con la pandemia logró frenar los motores de la crisis climática ni la aceleración de sus impactos, tal y como recuerda el documento.

El 2020 fue uno de los tres años más calurosos de los que se tiene constancia, a pesar del fenómeno de enfriamiento de La Niña. La temperatura media global fue de aproximadamente 1,2 °C superior a los niveles preindustriales (1850‑1900). Y no, no es un hecho puntual: los seis años transcurridos desde 2015 son los más tórridos de los que se tienen datos. La década de 2011 a 2020 ha sido la más cálida jamás registrada.

En el informe, que lleva elaborándose casi tres décadas, se reflejan algunos indicadores del sistema climático, entre los que se incluyen las concentraciones de gases de efecto invernadero, el incremento de las temperaturas terrestres y oceánicas, el aumento del nivel del mar, el derretimiento del hielo, el retroceso de los glaciares y los fenómenos meteorológicos extremos. Asimismo, se ponen de relieve las repercusiones en el desarrollo socioeconómico, las migraciones y los desplazamientos, la seguridad alimentaria y los ecosistemas terrestres y marinos.

Gases de efecto invernadero

Las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global de la atmósfera siguieron aumentando en 2019 y 2020. Los niveles de dióxido de carbono (CO2), principal GEI, ya han superado las 410 partes por millón (ppm), un 148% más que en niveles preindustriales. Lejos de frenarse, se espera que se alcance o supere las 414 ppm en 2021 si se mantiene la tendencia de los años anteriores. Ni siquiera la pandemia y todo lo que conllevó pudo reducir de manera tangible las concentraciones atmosféricas. Es más: el pasado 3 de abril se registraron 421,21 partes por millón (ppm), lo que supone un nuevo récord diario.

Océanos

Los océanos son claves para la mitigación del cambio climático. Actualmente, absorben hasta un 23 % de las emisiones anuales de CO2 de origen antropogénico. Sin embargo, el dióxido de carbono reacciona con el agua de mar y disminuye su pH, lo que da lugar a la acidificación de los océanos. Esto, a su vez, reduce la capacidad de los océanos para absorber CO2 de la atmósfera, produciéndose un ciclo de retroalimentación.

Los océanos son fundamentales porque absorben más del 90 % del exceso de calor generado por las actividades humanas. En 2019, los océanos alcanzaron los niveles de temperatura más altos jamás registrados, y es probable que esta tendencia se haya mantenido en 2020, acorde a la OMM. Es más: en más del 80 % del océano se produjo, al menos, una ola de calor marina en 2020. El porcentaje del océano en el que se registraron olas de calor marinas “fuertes” (45%) fue superior al correspondiente a las olas de calor marinas “moderadas” (28%).

El estudio también recuerda que el nivel del mar no ha dejado de subir a escala mundial desde 1993; este se ha visto incrementado recientemente debido, en parte, al mayor derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida.

crisis

Anomalía de la extensión de hielo ártico en setiembre (rojo) y en marzo (azul), comparado con el promedio del periodo 1981-2010.

Criosfera

Tampoco son buenas las señales que llegan desde el Ártico. Las temperaturas del aire en superficie se han elevado desde mediados de los ochenta, al menos, dos veces más rápido que la media global. Un problema que no solo afecta a los ecosistemas de este lugar, sino al clima de todo el planeta debido a diversos circuitos de retroalimentación como, por ejemplo, las emisiones de metano a la atmósfera causadas por el deshielo del permafrost. Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico.

En 2020, el Ártico alcanzó segunda extensión mínima de hielo marino, con 3,74 millones de kilómetros cuadrados el 15 de septiembre. Esta cifra solo es superada por la registrada en septiembre de 2012, cuando se bajó hasta los 3,41 millones de kilómetros cuadrados.

Las temperaturas máximas récords que se registraron al norte del círculo polar ártico en Siberia, con hasta 38 ºC en la localidad de Verkhoyansk, provocaron una aceleración del derretimiento del hielo marino en el mar de Siberia oriental y el mar de Laptev, en los que se produjo una ola de calor marina prolongada. El retroceso del hielo marino durante el verano boreal de 2020 en el mar de Laptev fue el más temprano observado en la era satelital, según apuntan desde la OMM.

Tampoco se libra de los efectos del calentamiento global Groenlandia, que continúa perdiendo masa a un ritmo sin precedentes. Entre septiembre de 2019 y agosto de 2020, se perdieron aproximadamente 152 Gt de hielo de su capa.

Similar es la situación en la Antártida. Si bien la extensión de hielo marino se mantuvo cerca de la media a largo plazo, la fuerte pérdida de masa desde finales de los noventa es clara. Esta tendencia se ha visto acelerada desde 2005 y, en la actualidad, la Antártida pierde aproximadamente entre 175 Gt y 225 Gt de hielo por año debido a los crecientes caudales de los principales glaciares de la Antártida occidental y la península antártica. Una cifra preocupante si se tiene en cuenta que corresponde a alrededor del doble del caudal anual del río Rin en Europa.

Incendios y calor

A más calor, más incendios forestales. El cambio climático hace que sean cada vez más potentes y habituales, pues se dan las condiciones idóneas para ello. En 2020, Estados Unidos sufrió los incendios más grandes jamás registrados a finales del verano y en otoño. La sequía contribuyó a los incendios, a lo que se sumó que el período de julio a septiembre fue el más caluroso y seco observado en el suroeste. En el Valle de la Muerte, en California, se alcanzó los 54,4 °C el 16 de agosto, la temperatura más alta de la que se tiene conocimiento en el mundo en, al menos, los últimos 80 años.

Australia, Cuba, Puerto Rico, Japón… Han sido muchas las zonas y países que registraron en 2020 temperaturas inusuales. En el caso de Europa, durante el verano se vio afectada por una serie de sequías y olas de calor, aunque, en general, no fueron tan intensas como las de 2018 y 2019. Aun así, 2020 ha sido el año más tórrido en el continente desde que comenzaron los registros de satélites en 1983, según el informe sobre el Estado del Clima Europeo de 2020, del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S).

Evolución de la anomalía de la temperatura global comparada con la media del periodo 1850-1900.

Sequías y lluvias torrenciales

Dos conceptos que se contraponen pero que tienen un denominador común: el cambio climático. Ambos fenómenos son cada vez más intensos y prolongados en el tiempo por culpa del calentamiento global de la atmósfera.

El año pasado, se registraron lluvias intensas e importantes inundaciones en grandes zonas de África y Asia, recuerda el informe sobre el estado del clima. Las peores lluvias e inundaciones afectaron a la mayor parte del Sahel y del Gran Cuerno de África, y provocaron una invasión de langostas del desierto. En cuanto a las sequías, numerosos puntos de América del Sur se vieron afectadas, como es el caso del norte de Argentina, Paraguay y las zonas fronterizas occidentales de Brasil. Solo en éste último, se estima que las pérdidas agrícolas ascendieron a casi 3.000 millones de dólares.

Ciclones tropicales y COVID-19

Otro motivo más para definir 2020 como histórico es la temporada de huracanes del Atlántico Norte. En total, se produjeron 30 tormentas con nombre, la cifra más alta hasta la fecha. Solo en Estados Unidos se registró un récord de 12 llegadas a tierra. Por ejemplo, el huracán Laura, que alcanzó una intensidad de categoría 4; tocó tierra el 27 de agosto en el oeste de Luisiana y provocó importantes daños y pérdidas económicas por valor de 19.000 millones de dólares.

También provocó muchos daños el ciclón tropical Harold, una de las tormentas más fuertes jamás registradas en el Pacífico Sur, y que azotó Fiji, las Islas Salomón, Tonga y Vanuatu. Provocó cerca de 100.000 desplazamientos, gravemente condicionados por la pandemia. Las cuarentenas y los confinamientos obstaculizaron las operaciones de respuesta y recuperación, lo cual demoró el suministro de equipos y asistencia.

Tampoco hay que olvidar al ciclón Amphan, que tocó tierra el 20 de mayo cerca de la frontera entre India y Bangladesh. Este ciclón tropical ha sido el que más costes ocasionó en el océano Índico septentrional desde que se iniciaron los registros. En India, las pérdidas económicas se estimaron en aproximadamente 14.000 millones de dólares.

El ciclón tropical más intenso de la temporada fue el tifón Goni, que atravesó el norte de Filipinas el 1 de noviembre con una velocidad media del viento de al menos 220 km/h. Meses antes, el país sufrió ya el paso del ciclón tropical Vongfong (Ambo). Si bien se evacuó preventivamente a más de 180.000 personas, las medidas de distanciamiento social obligaron a transportar a los residentes en números reducidos y la capacidad de los centros de evacuación se redujo a la mitad.

En el norte de América Central, alrededor de 5,3 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria, a lo que se suman 560.000 desplazamientos internos antes del comienzo de la pandemia. En este sentido, la respuesta a los huracanes Eta e Iota se llevaron a cabo en un contexto de complejas vulnerabilidades interrelacionadas, tal y como recuerda el informe.

Desplazamientos

Según el Observatorio de Desplazamiento Interno, se estima que durante el último decenio (2010‑2019) los fenómenos meteorológicos provocaron en torno a 23,1 millones de desplazamientos de personas por año, la mayoría de los cuales se produjeron dentro de las fronteras nacionales. Durante el primer semestre de 2020, se registraron alrededor de 9,8 millones de desplazamientos provocados principalmente por peligros y desastres hidrometeorológicos. La mayoría se concentraron en el sur y sureste de Asia y en el Cuerno de África.

Para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR, «numerosas situaciones de desplazamiento provocadas por fenómenos hidrometeorológicos han pasado a ser desplazamientos prolongados para algunas personas que no pueden volver a sus hogares o que no disponen de opciones para integrarse a escala local o asentarse en otros lugares. Estas personas también pueden verse afectadas por desplazamientos reiterados y frecuentes, que dejan poco tiempo para recuperarse entre una conmoción y la siguiente«, apunta el informe de la OMM.

Inseguridad alimentaria

El clima cambiante y los fenómenos meteorológicos extremos, juntos con los conflictos y la crisis económica, han hecho que la inseguridad alimentaria no deje de aumentar desde hace más de una década. En 2019, casi 690 millones de personas, es decir, el 9 % de la población mundial, estaban subalimentadas y unos 750 millones (casi el 10 %) sufrieron altos niveles de inseguridad alimentaria. Entre 2008 y 2018, las consecuencias de los desastres generaron un costo para los sectores agrícolas de los países en desarrollo superior a 108.000 millones de dólares en concepto de daños o pérdidas de la producción agropecuaria.

También ha jugado un factor importante en el último año, una vez más, la pandemia de la COVID‑19. En 2020, «afectó de forma directa a la oferta y la demanda de alimentos, lo que ocasionó perturbaciones en las cadenas de suministro locales, nacionales y mundiales, y puso en riesgo el acceso a los insumos, recursos y servicios agrícolas necesarios para respaldar la productividad agrícola y velar por la seguridad alimentaria», detalla la OMM.

¿Tres décadas perdidas?

Han pasado 28 años desde que se publicó el primer informe sobre el estado del clima. Tres décadas donde organismos internacionales de todo el mundo han recopilado las causas y consecuencias de un clima cada vez más cambiante fruto de las actividades humanas sin que se haya actuado decididamente. Y, a menos de que se cambie el rumbo, todo seguirá yendo a peor para los ecosistemas y los seres que lo habitan.

La tendencia negativa en lo que respecta al clima continuará durante las próximas décadas, independientemente de los resultados favorables que obtengamos de las medidas de mitigación. Por lo tanto, es importante invertir en la adaptación», sostiene el profesor Petteri Taalas, secretario general de la OMM. En este sentido, apuesta por «invertir en los servicios de alerta temprana y las redes de observación meteorológica. Varios países menos desarrollados presentan grandes deficiencias en sus sistemas de observación y carecen de servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos modernos».

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/radiografia-planeta-aun-mas-en-crisis/

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Estudio: El Polo Sur está en una espiral de calentamiento

Redacción: Tendencias 21

Es una de las regiones de cambio climático acelerado del planeta

 

El Polo Sur se ha calentado tres veces más rápido que el resto del planeta en los últimos 30 años y siete ves más que en toda la Antártida. Ahora es una de las regiones de cambio climático acelerado del planeta.

l Polo Sur se ha calentado tres veces más deprisa que el resto del planeta en los últimos 30 años, debido probablemente a las concentraciones crecientes de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Lo han descubierto investigadores Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Estados Unidos: analizaron 60 años de datos de estaciones meteorológicas y utilizaron modelos informáticos para descubrir qué estaba causando el calentamiento acelerado.

Descubrieron que las temperaturas oceánicas más cálidas en el Pacífico occidental habían reducido la presión atmosférica sobre el Mar de Weddell, en el Atlántico Sur, durante décadas.

A su vez, esto había aumentado el flujo de aire caliente directamente sobre el Polo Sur, calentándolo en más de 1.83°C desde 1989.

El dato principal se ha obtenido de la estación de Amundsen-Scott, ubicada en el polo sur de la Antártida: registró un calentamiento tres veces mayor que el promedio mundial de 1989 a 2018.

Sin embargo, esta tasa de calentamiento no ha sido la misma en toda la Antártida. Los resultados muestran que la tasa de calentamiento en el polo sur fue siete veces mayor que en todo el continente en su conjunto.

“La investigación realizada en las últimas dos décadas reveló que la meseta antártica, el lugar más frío y uno de los más remotos de la Tierra, se había enfriado mientras aumentaban las temperaturas globales … Nuestro estudio ha descubierto que este ya no es el caso. El polo sur es ahora una de las regiones de calentamiento más rápidas del planeta, calentándose a una velocidad increíblemente tres veces más rápida que la tasa promedio global», declara Kyle Clem, uno de los investigadores, a Carbon Brief.

Amplificación por oscilación

Los autores de la investigación explican que la tendencia hacia el calentamiento natural probablemente se amplificó por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano.

Los datos mostraron que el Polo Sur se está calentando a una velocidad de aproximadamente 0.6°C por década, en comparación con aproximadamente 0.2°C para el resto del planeta.

Los autores del estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, atribuyen este cambio a un fenómeno conocido como Inter-Channel Pacific Oscillation (IPO).

IPO es una oscilación a largo plazo de las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacífico que puede durar de 20 a 30 años. Es una de las tres oscilaciones climáticas que afectan al clima global.

El ciclo de IPO alterna entre un estado positivo, en el que el Pacífico tropical es más cálido y el Pacífico Norte más frío que el promedio, y un estado negativo, en el que la anomalía de la temperatura se invierte.

OPI cambió a un ciclo negativo a principios de siglo, lo que provocó una mayor convección y presiones más extremas en latitudes altas, lo que condujo a un fuerte flujo de aire más cálido justo por encima del Polo Sur, según los investigadores.

Añaden que el nivel de calentamiento excede el 99.99% de todas las tendencias de calentamiento modeladas durante 30 años.

Otros síntomas

No es la primera vez que suena la alarma sobre las temperaturas en el polo sur.

El pasado verano, la Antártida Oriental registró su primera ola de calor, con temperaturas casi 7ºC por encima de la media, impactando a sus ecosistemas.

Otra investigación, publicada en mayo de este año, alertaba de que partes de la Antártida costera se están volviendo verdes por el florecimiento de algas, que se extienden a medida que suben las temperaturas debido al cambio climático.

A todo ello hay que añadir que la plataforma de hielo más grande del mundo, la barrera de hielo de Ross, un vasto bloque congelado que mide muchos cientos de metros de espesor y se extiende a lo largo de unos 480,000 kilómetros cuadrados, se está derritiendo.

La alarma científica por lo que está pasando en el Polo Sur está desatada porque las altas temperaturas están provocando la pérdida de hielo antártico y acelerando el aumento del nivel del mar: si ese hielo se derritiera por completo, elevaría el nivel del mar unos 60 metros.

Referencia

Record warming at the South Pole during the past three decades. Kyle R. Clem et al. Nature Climate Change (2020). DOI:https://doi.org/10.1038/s41558-020-0815-z
Fuente: https://www.tendencias21.net/El-Polo-Sur-esta-en-una-espiral-de-calentamiento_a45970.html
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Desescalada hacia el exterminio

Por: Francisco González Tejera

Los animales toman las ciudades durante la cuarentena.

Todo seguirá igual en la nueva «normalización» que imponen los gobernantes, aunque siga el virus, ¿Normalizar el qué? ¿Lo que ya era una destrucción progresiva de la madre naturaleza? ¿La extinción de miles de especies cada semana? El calentamiento global de un planeta que nos quiere fuera de sus tristes y desolados ecosistemas.

Los delfines que regresaron felices a las aguas limpias de la orilla, pensando quizá que habíamos tomado conciencia, volverán llevándose a sus crías a las profundidades, huyendo de las hélices de las motos acuáticas que les destrozan la carne, de millones de guantes y mascarillas infectadas flotando en el mar.Estos días lo he visto en mis escuetos paseos huyendo del bullicio de los horarios programados, de la locura de la gente que no tiene conciencia de la magnitud de la situación de una pandemia que será en breve mucho más mortal, tipos que se te acercan a menos de un metro o que estornudan a tu lado, guantes y mascarillas usadas colgadas en los troncos de las palmeras, tiradas en el suelo, fuentes con agua cristalina donde flotan servilletas usadas para sonarse los mocos.Aquel silencio del confinamiento que me permitió ver o escuchar animales que desde niño no sentía, fue un verdadero espejismo, la recuperación de la ecología sin nosotrxs es un hecho, por eso he imaginado soñando despierto la recuperación ambiental del planeta si nos extinguiéramos del todo en las sucesivas oleadas de los Covid y otros virus peores que irremediablemente llegarán en los próximos años. Fue un sueño bonito ver siervos y osos con sus crías campando por una gran ciudad, jabalíes con su piara de bebés y ovejas correteando en un centro comercial.El canto del buho chico cazando entre la araucaria y los dragos de mi casa, la lechuza blanca y de vuelo silencioso contemplando atónita una isla sin coches, sin humanos, sin ruido, sin humo, sin gritos, sin ese olor mortal al que huelen los homo sapiens, del que todos los animales huyen como del fuego más mortal, el olor a muerte más terrible que ha existido en la historia de su fecunda madre.
En medio de la cuarentena, delfines se pasean por la bahía de Cartagena y Santa Marta Imagen de referencia: Pixabay.com

 

Un amigo íntimo que no puedo nombrar a petición suya me ha enviado estos últimos meses al móvil vídeos que tampoco puedo difundir, son de una playa solitaria donde vive con su familia en una casa ocupada en un barranco hace más de treinta años, un lugar ya de por si imposible y alejado para llegar, lo que he visto a pocos metros de la orilla me ha hecho llorar, imágenes insólitas hace tan solo tres meses, seres mágicos de las profundidades confiadas a menos de dos metros de la arena limpia del fondo, lo más parecido que he observado a la felicidad plena en sus ojos brillantes e inteligentes.

Comentamos, que solo será apenas por un tiempo, que en breve de nuevo esa playa y otras estarán llenas de basura, de plásticos, de tortugas enredadas en las redes de arrastre, de delfines y zifios varados con los pulmones repletos del microplástico que los humanos utilizamos diariamente.

Así será esto cuando no estemos pensamos, debatimos, hablamos muy poco, yo lo traje una vez desde su confinamiento voluntario a dar una conferencia a la capital, desde que comenzó a hablar con su bajo tono toda la sala se quedó en silencio, era la voz de la paz interior, de la ternura natural, el mismo sonido que emiten los animales que siguen viviendo en libertad a pesar de la casi destrucción del planeta.

Nos queda poco en la Tierra, por ello ese afán desesperado de los multimillonarios de Silicon Valley y de otros lugares del exterminio en construir bunkeres gigantes bajo la tierra fértil de Nueva Zelanda, saben a la perfección que esto se va a pique, por eso tratan de mantener su esencia destructiva en esos pocos espacios de esa isla mágica hasta que se le agoten los recursos y tengan que salir a enfrentarse con lo desconocido, los animales y especies vegetales que sobrevivan colonizarán de nuevo el planeta, lo llenarán de sus cantos armoniosos, de sus rugidos y aullidos a la madre Luna.

Las selvas serán de nuevo observadas desde el espacio como el mejor legado natural de este trocito de polvo estelar donde ahora vivimos.

Fuente: https://viajandoentrelatormenta.com/desescalada-al-exterminio/

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Entrevista a Jeremy Rifkin: «Estamos ante la amenaza de una extinción y la gente ni siquiera lo sabe»

Por: Juan M. Zafra.

El sociólogo Jeremy Rifkin (Denver, EE.UU., 1945), que se define como activista en favor de una transformación radical del sistema basado en el petróleo y en otros combustibles fósiles, lleva décadas reclamando un cambio de la sociedad industrial hacia modelos más sostenibles.

Rifkin es asesor de gobiernos y corporaciones de todo el mundo.

Ha escrito más de veinte libros dedicados a proponer fórmulas que garanticen nuestra pervivencia en el planeta, en equilibrio con el medio ambiente y también con nuestra propia especie.

¿Cuál cree que será el impacto de la pandemia de la COVID-19 en el camino hacia la tercera revolución industrial?

No podemos decir que esto nos haya cogido por sorpresa. Todo lo que nos está ocurriendo se deriva del cambio climático, del que han venido advirtiendo los investigadores y yo mismo desde hace tiempo.

Hemos tenido otras pandemias en los últimos años y se han lanzado advertencias de que algo muy grave podría ocurrir. La actividad humana ha generado estas pandemias porque hemos alterado el ciclo del agua y el ecosistema que mantiene el equilibrio en el planeta.

Los desastres naturales -pandemias, incendios, huracanes, inundaciones…- van a continuar porque la temperatura en la Tierra sigue subiendo y porque hemos arruinado el suelo.

Incendios en el Amazonas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSegún Rifkin, el aumento de la temperatura en la Tierra provoca pandemias, incendios y desastres naturales.

Hay dos factores que no podemos dejar de considerar: el cambio climático provoca movimientos de población humana y de otras especies; el segundo es que la vida animal y la humana se acercan cada día más como consecuencia de la emergencia climática y, por ello, sus virus viajan juntos.

Es esta una buena oportunidad para extraer lecciones y actuar en consecuencia, ¿no cree?

Ya nada volverá a ser normal. Esta es una llamada de alarma en todo el planeta. Lo que toca ahora es construir las infraestructuras que nos permitan vivir de una manera distinta.

Debemos asumir que estamos en una nueva era. Si no lo hacemos, habrá más pandemias y desastres naturales. Estamos ante la amenaza de una extinción.

Usted trabaja, estará trabajando estos días, con gobiernos e instituciones de todo el mundo. No parece que impere el consenso respecto al futuro inmediato.

Lo primero que debemos hacer es tener una relación distinta con el planeta. Cada comunidad debe responsabilizarse de cómo establecer esa relación en su ámbito más cercano.

Y sí, tenemos que emprender la revolución hacia el Green New Deal global, un modelo digital de cero emisiones; tenemos que desarrollar nuevas actividades, crear nuevos empleos, para reducir el riesgo de nuevos desastres.

Personal sanitario en Brasil.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«La pandemia es una llamada de alerta en todo el planeta».

La globalización se ha terminado, debemos pensar en términos de glocalización. Esta es la crisis de nuestra civilización, pero no podemos seguir pensando en la globalización como hasta ahora, se necesitan soluciones glocales para desarrollar las infraestructuras de energía, comunicaciones, transportes, logísticas…

¿Cree que durante esta crisis, o incluso cuando se rebaje la tensión, los gobiernos y las empresas tomarán medidas en esa dirección?

No. Corea del Sur está combatiendo la pandemia con tecnología. Otros países lo están haciendo. Pero no estamos cambiando nuestro modo de vida.

Necesitamos una nueva visión, una visión distinta del futuro, y los líderes en los principales países no tienen esa visión. Son las nuevas generaciones las que pueden realmente actuar.

Usted plantea un cambio radical en la forma de ser y de estar en el mundo. ¿Por dónde empezamos?

Tenemos que empezar con la manera en la que organizamos nuestra economía, nuestra sociedad, nuestros gobiernos; por cambiar la forma de ser en este planeta.

La nuestra es la civilización de los combustibles fósiles. Se ha cimentado durante los últimos 200 años en la explotación de la Tierra.

El suelo se había mantenido intacto hasta que empezamos a excavar los cimientos de la tierra para transformarlo en gas, petróleo y carbón. Y pensábamos que la Tierra permanecería allí siempre, intacta.

Clase virtual en Corea del Sur.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«Corea del Sur está combatiendo la pandemia con tecnología».

Hemos creado una civilización entera basada en el uso de los fósiles. Hemos utilizado tantos recursos que ahora estamos recurriendo al capital de la tierra en vez de obtener beneficios de ella.

Estamos usando una tierra y media cuando solo tenemos una. Hemos perdido el 60% de la superficie del suelo del planeta; ha desaparecido y se tardará miles de años en recuperarlo.

¿Qué les diría a quienes creen que es mejor vivir el momento, el aquí y el ahora, y esperan que en el futuro vengan otros para arreglarlo?

Estamos realmente ante un cambio climático, pero también a tiempo de cambiarlo.

El cambio climático provocado por el calentamiento global y las emisiones de CO₂ altera el ciclo del agua de la tierra.

Somos el planeta del agua, nuestro ecosistema ha emergido y evolucionado a lo largo de millones de años gracias al agua. El ciclo del agua permite vivir y desarrollarse.

Y aquí está el problema: por cada grado de temperatura que aumenta como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero, la atmósfera absorbe un 7% más de precipitaciones del suelo y este calentamiento las fuerza a caer más rápido, más concentradas y provocando más catástrofes naturales relacionadas con el agua.

Nevada en Rusia.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl calentamiento global está provocando grandes nevadas en invierno.

Por ejemplo, grandes nevadas en invierno, inundaciones en primavera por todas las partes del mundo, sequías e incendios en toda la temporada de verano y huracanes y tifones en otoño barriendo nuestras costas.

Las consecuencias se irán agravando con el tiempo.

Nos enfrentamos a la sexta extinción y la gente ni siquiera lo sabe. Dicen los científicos que van a desaparecer la mitad de todos los hábitats y animales de la tierra en ocho décadas.

Ese es el marco en el que estamos, nos encontramos cara a cara con una extinción en potencia de la naturaleza para la que no estamos preparados.

¿Cuán grave es esa emergencia global? ¿Cuánto tiempo nos queda?

No lo sé. He sido parte de este movimiento en favor del cambio desde los años 70 y creo que se nos ha pasado el tiempo que necesitábamos.

Nunca volveremos dónde estábamos, a la buena temperatura, a un clima adecuado…

El cambio climático va a estar con nosotros por miles y miles de años; la pregunta es: ¿podemos nosotros, como especie, ser resilientes y adaptarnos a ambientes totalmente distintos y que nuestros compañeros en la tierra puedan tener también la oportunidad de adaptarse?

Jeremy Rifkin en 1996.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl sociólogo Jeremy Rifkin defiende que nos estamos moviendo hacia la Tercera Revolución Industrial.

Si me pregunta cuánto tiempo nos llevará cambiar a una economía no contaminante, nuestros científicos en la cumbre europea del cambio climático en 2018 dijeron que nos quedaban 12 años; ya es menos lo que nos queda para transformar completamente la civilización y empezar este cambio.

La Segunda Revolución Industrial, que provocó el cambio climático, está muriendo. Y es gracias al bajo coste de la energía solar, que es más rentable que el carbón, el petróleo, el gas y la energía nuclear.

Nos estamos moviendo hacia una Tercera Revolución Industrial.

¿Es posible un cambio de tendencia global sin EE.UU. de nuestro lado?

La Unión Europea y China se han unido para trabajar conjuntamente y Estados Unidos está avanzando porque los estados desarrollan las infraestructuras necesarias para lograrlo.

No olviden que somos una república federal. El gobierno federal solo crea los códigos, las regulaciones, los estándares, los incentivos; en Europa sucede lo mismo: sus estados miembros han creado las infraestructuras.

Refinería de petróleo en Estados Unidos.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption¿Nos adaptaremos a las consecuencias del cambio climático?

Lo que ocurre en Estados Unidos es que prestamos mucha atención al señor Trump pero, de los 50 estados, 29 han desarrollado planes para el desarrollo de energías renovables y están integrando la energía solar.

El año pasado en la conferencia europea por la emergencia climática, las ciudades estadounidenses declararon una emergencia climática y ahora están lanzando su Green New Deal.

Están sucediendo bastantes cambios en Estados Unidos. Si tuviéramos una Casa Blanca diferente sería genial pero, aún así, esta Tercera Revolución Industrial está emergiendo en la UE y en China y ha comenzado en California, en el estado de Nueva York y en parte de Texas.

¿Cuáles son los componentes básicos de esos cambios tan relevantes en diferentes regiones del mundo?

La nueva Revolución Industrial trae consigo nuevos medios de comunicación, energía, medios de transporte y logística.

La revolución comunicativa es Internet, como lo fueron la imprenta y el telégrafo en la Primera Revolución Industrial en el siglo XIX en Reino Unido o el teléfono, la radio y la televisión en la segunda revolución en el siglo XX en Estados Unidos.

Hoy tenemos más de 4.000 millones de personas conectadasy pronto tendremos a todos los seres humanos comunicados a través de Internet; todo el mundo ahora está conectado.

En un periodo como el que vivimos, las tecnologías nos permiten integrar a un gran número de personas en un nuevo marco de relaciones económicas.

Internet de las cosas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«El internet de las cosas reconfigurará la forma en que se gestiona toda la actividad en el siglo XXI».

El internet del conocimiento se combina con el internet de la energía y con el internet de la movilidad.

Estos tres internet crean la infraestructura de la Tercera Revolución Industrial. Estos tres internet convergerán y se desarrollarán sobre una infraestructura de internet de las cosas que reconfigurará la forma en que se gestiona toda la actividad en el siglo XXI.

¿Qué papel van a jugar los nuevos agentes económicos en la formación de ese nuevo modelo económico y social?

Estamos creando una nueva era llamada glocalización.

La tecnología cero emisiones de esta tercera revolución será tan barata que nos permitirá crear nuestras propias cooperativas y nuestros propios negocios tanto física como virtualmente.

Las grandes compañías desaparecerán. Algunas de ellas continuarán pero tendrán que trabajar con pequeñas y medianas empresas con las que estarán conectadas por todo el mundo. Estas grandes empresas serán proveedoras de las redes y trabajarán juntas en lugar de competir entre ellas.

En la primera y en la segunda revolución, las infraestructuras se hicieron para ser centralizadas, privadas. Sin embargo, la tercera revolución tiene infraestructuras inteligentes para unir el mundo de una manera glocal, distribuida, con redes abiertas.

¿De qué forma afecta la superpoblación a la sostenibilidad del planeta en el modelo industrial?

Somos 7.000 millones de personas y llegaremos muy pronto a 9.000 millones. Esa progresión, sin embargo, se va a terminar.

Las razones para ello tienen que ver con el papel de las mujeres y su relación con la energía.

Greta Thunberg, activista sueca.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«Todas mis esperanzas están en la generación millenial».

En la antigüedad las mujeres eran esclavas, eran las proveedoras de energía, tenían que mantener el agua y el fuego.

La llegada de la electricidad está íntimamente relacionada con los movimientos sufragistas en América; liberó a las mujeres jóvenes, que iban a la escuela y podían continuar su formación hasta la universidad.

Cuando las mujeres se volvieron más autónomas, libres, más independientes, hubo menos nacimientos.

No parece usted optimista y, sin embargo, sus libros son una guía para un futuro sostenible. ¿Tenemos o no un futuro mejor a la vista?

Todas mis esperanzas están depositadas en la generación millenial. Los millenials han salido de sus clases para expresar su inquietud.

Millones y millones de ellos reclaman la declaración de una emergencia climática y piden un Green New Deal.

Lo interesante es que esta no es como ninguna otra protesta en la historia, y ha habido muchas, pero esta es diferente: mueve esperanza, es la primera revuelta planetaria del ser humano en toda la historia en la que dos generaciones se han visto como especies, especies en peligro.

Proponen eliminar todos los límites y fronteras, los prejuicios, todo aquello que nos separa; empiezan a verse como una especie en peligro e intentan preservar a las demás criaturas del planeta.

Esta es probablemente la transformación más trascendente de la conciencia humana en la historia.

Fuente de la entrevista: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52411543

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5 documentales sobre medio ambiente y sostenibilidad imperdibles

Redacción: Ternura

Cambio climático, especies en extincióndeshielo de glaciaresplástico y microplástico en los océanos, excesos de contaminación del medio ambiente provocada por la ganadería industrialmoda de usar y tirar y tóxica que contamina ríos y genera condiciones laborales pésimas. Aunque podría parecer un guión sacado de una película de terror, son problemáticas reales sobre las que es obligado tomar consciencia y cambiar en la medida de lo posible nuestras acciones. Hoy os recomendamos cinco documentales sobre medio ambiente y sostenibilidad que nos muestran en imágenes y con datos esta realidad y pueden servir de punto de partida hacia este cambio.

Cinco películas seleccionadas de una larga lista igual de interesante. Déjanos tus recomendaciones de documentales en un comentario, ¡estaremos encantados de leerlas!

OUR PLANET. La grandeza de la naturaleza.

La imágenes más espectaculares e inéditas sobre la grandeza de la naturaleza. Las que han cautivado al planeta y nos han conmocionado a la vez. Una producción de 600 personas, cuatro años de rodaje y más de 50 países. «Our Planet» no es una serie documental llena de datos alarmantes, ni entrevistas a expertos para hablar de las principales problemáticas del medio ambiente. En Our Planet la propia naturaleza habla por sí sola, mostrando la realidad de los ecosistemas actuales que están cambiando alarmantemente y amenazan con hacer desaparecer los animales que habitan en ellos. Una serie documental de 8 capítulos sobre glaciares, selvas, aguas costeras, desiertos y praderas, alta mar, agua dulce y bosques. Un espectáculo visual que no te puedes perder.

Mira el tráiler de OUR PLANET aquí.

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A PLASTIC OCEAN. Un océano lleno de plástico.

En 2050 los océanos del planeta contendrían más plástico que peces en términos de peso, según un informe del Foro Económico de Davos. Restos de plástico, bolsas, redes de pesca… Así es. Buscando la ballena azul, el animal conocido más grande que jamás haya poblado la Tierra, los creadores del documental encontraron un océano lleno de plásticos. En “A Plastic Ocean” el periodista Craig Leeson junto a científicos recorren veinte lugares del océano alrededor del mundo, hasta las aguas más profundas, para mostrarnos y estudiar el estado de nuestros océanos y el impacto en la fauna y la flora y medio ambiente que tienen las toneladas de plástico que en ellos abocamos.

Mira el tráiler de A PLASTIC OCEAN aquí.

plastic-ocean-medio-ambiente

BEFORE THE FLOOD. Cómo revertir el cambio climático.

El estilo de vida y el consumo deberían ser el centro de atención del debate sobre el cambio climático. Es una de las conclusiones de este aclamado documental protagonizado por el actor Leonardo DiCaprio y Mensajero de la Paz nombrado por las Naciones Unidas. “Before the flood” explora los efectos del cambio climático de la mano de DiCaprio, con la visita del actor a distintos lugares del planeta, desde glaciares a selvas, para ver las consecuencias del calentamiento global “in-situ”. El documental analiza los entresijos de un sistema dominado por intereses y políticas que no priorizan soluciones y que hasta niegan la existencia de un cambio climático y nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Además se entrevista con las personalidades más influyentes y decisivas, responsables de afrontar cambios que reviertan la situación del medio ambiente, de manera decisiva y urgente.

Mira el tráiler de BEFORE THE FLOOD aquí.

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RIVER BLUE. Moda que contamina el medio ambiente.

Comprar, usar, tirar. El premiado documental “River Blue” nos habla de las consecuencias para el medio ambiente y la vida de las personas que genera hoy la industria de la moda, la moda rápida y las cadenas de moda low cost. El documental viaja a la India para analizar la contaminación de los ríos provocada por la producción téxtil -agua que las familias que habitan en la zona consumen- y el impacto de todo ello en la vida de las personas que trabajan en las descomunales fábricas de Asia. Aunque cada vez son más las marcas que apuestan por una moda sostenible y sin tóxicos, las sobreproducción de ropa y calzado es aún una realidad y “River Blue” nos lo muestra para consciencia y a motivar a cambiar nuestras acciones en pro del medio ambiente.

Mira el tráiler de RIVER BLUE aquí.

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COWPIRACY. La contaminación que provoca la ganadería industrial.

Cowspiracy” nos cuenta que el consumo de carne y la ganadería industrial es uno de los principales problemas medioambientales actuales y que más gases de efecto invernadero provoca. Una problemática que según muestran en el documental no se aborda como cuestión de suficiente importancia y a menudo se olvida, tanto por parte de la industria, los gobiernos e incluso por parte de organizaciones ambientales. El protagonista entrevista a personas relacionadas con la industria alimentaria para analizar nuestro consumo abusivo de carne y sus consecuencias para el medio ambiente. Así mismo, aboga por cambiar nuestro hábitos ofreciendo datos sobre las ventajas de llevar una dieta vegana. Un documental a veces criticado por ofrecer algunos datos que pueden generar “rechazo” a una parte de la sociedad, pero que ofrece a su vez otros bastante interesantes como punto de partida.

Mira el tráiler de COWSPIRACY aquí.

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Fuente: https://www.ternua.com/es/blog/documentales-medio-ambiente-sostenibilidad/

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