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Responsables políticos y escuela: una distancia social

Por: Guadalupe Jover

  • La pandemia hubiera podido ser, en su fatalidad, ese punto de inflexión que propiciara la puesta en marcha de unas reformas que no pueden esperar más. Pero la distancia entre la realidad de las aulas y los responsables políticos se nos antoja -salvo honrosas excepciones- abismal.

Lo de este curso se veía venir. La suspensión de las clases en marzo pasado nos pilló con el pie cambiado, pero que la cosa iba para largo lo supimos enseguida. Una situación excepcional reclama medidas excepcionales, y la coyuntura parecía la idónea para impulsar acuerdos en materia de infraestructuras, ratios, currículos, etc. Salvo contadas excepciones, los poderes públicos no están dando respuesta a las necesidades acuciantes que tenemos en las aulas. Sus declaraciones nos sumen en el más hondo desconcierto.

La ministra Celáa anunciaba la semana pasada que se estaban estudiando cambios normativos que permitieran aligerar la rigidez de los currículos y adaptar las programaciones didácticas a la nueva situación educativa provocada por la pandemia. Tarde, pensamos, muy tarde. Los docentes llevamos ya tres meses preparando los materiales didácticos para este curso 20-21, y los mimbres de la programación hay que establecerlos en septiembre. Esas modificaciones las esperábamos como tarde en julio, en lo que hubiera debido ser un primer paso hacia la prometida reforma curricular.

No sé si los cambios normativos anunciados entonces se referían a las medidas acordadas el martes en el Consejo de Ministros y publicadas ayer en el Boletín Oficial del Estado. Después de eliminar el requisito del máster del profesorado para poder dar clases durante la pandemia, se recogen en el Real Decreto otra serie de disposiciones.

1. “Con el fin de facilitar la adaptación de las programaciones didácticas a las decisiones que se tomen sobre presencialidad del alumnado, se otorga el carácter de orientativos a los estándares de aprendizaje evaluables”. ¿Y cuándo han tenido otro carácter? Bajemos a tierra, pisemos el aula: 101 estándares de aprendizaje para una sola asignatura en un solo curso, por poner el ejemplo que me queda más a mano. A razón de 30 o 33 estudiantes por clase, ¿alguien pensaba que los cuantificábamos uno a uno? Lo que la comunidad educativa viene pidiendo desde la imposición de la LOMCE es pura y sencillamente su eliminación. Para este viaje, ciertamente, no necesitábamos alforjas.

Decepción análoga habíamos vivido días atrás cuando, en rueda de prensa, la ministra decía salir al paso de la necesidad de docentes y estudiantes de 2º de bachillerato de saber a qué atenerse en este difícil curso. Esperábamos una drástica reducción de los inabarcables currículos: el alumnado, en muchas comunidades autónomas, solo asistirá a clase la mitad de las horas. Esperábamos, también, unas ciertas líneas de consenso en torno a un modelo de examen que en algunos territorios ha acabado por convertirse en la más eficaz herramienta de castración intelectual de nuestros jóvenes. Pero no. Los cambios se limitaban a mantener la optatividad en las preguntas de la EvAU, tal y como se hizo el pasado junio. Aquello, entendimos, fue una solución de urgencia ante una situación sobrevenida. Pero ahora había margen y motivos para acometer reformas más ambiciosas. Las pruebas de acceso a la Universidad han acabado por colonizar retroactivamente los dos cursos de bachillerato y la secundaria toda. Y lo que está en juego no es ver qué Comunidad pone el examen más difícil (o más fácil), sino quién propone el más inteligente. Porque de lo que se trata, en última instancia, es de devolver su carácter formativo a un curso marcado por la memorización a destajo y las crisis de ansiedad.

2. “Se flexibilizan también las condiciones de evaluación, promoción y titulación en primaria y secundaria, de manera que tanto las administraciones educativas como los equipos docentes puedan adecuarlos a la situación provocada por la pandemia”. ¿En qué influye esto, nos preguntamos, en las condiciones de educabilidad -hoy- de niñas y niños, en los procesos de aprendizaje de adolescentes y jóvenes? Son parches puestos al final del camino, que en nada subsanan los problemas que en estos momentos estamos viviendo. Claro que habrá que flexibilizar dichas condiciones para no ahondar aún más en una lacra endémica de nuestro sistema educativo: la elevadísima tasa de repetición. Pero de nada sirven las medidas adoptadas en los criterios de evaluación y promoción si no se mejoraran sustancialmente los procesos de aprendizaje. Esto suena a jugar con las cifras para maquillar un fracaso.

Por supuesto que maestras y maestros evitaremos penalizar aún más a los estudiantes por unas circunstancias que no han elegido, y diremos en voz alta lo que repetimos en departamentos y pasillos: la semipresencialidad es un fraude. La educación semipresencial supone expropiar una parte sustancial del derecho a la educación. No estamos garantizando la formación de chicas y chicos a tiempo completo, digan lo que digan nuestros responsables políticos. Se está pretendiendo transferir a adolescentes de 14 o 15 años -a ellos y a sus familias- una responsabilidad que compete a la escuela. Y la consecuencia más palpable, más dolorosa también, es que la brecha educativa no hará sino aumentar. La semipresencialidad no es solo consecuencia de la pandemia; es consecuencia del abandono arrastrado de la escuela pública: ratios inasumibles, espacios saturados, recorte de plantillas. Es a esto a lo que urge poner freno.

Flaco favor nos hacen los responsables políticos a los docentes en general y a los equipos directivos en particular cuando afirman que las escuelas son espacios seguros y que caminamos hacia la presencialidad absoluta. Porque no es cierto. La precariedad es la norma. Vamos como funambulistas al filo de lo imposible. Y cuando las autoridades no lo reconocen, las quejas por los docentes que faltan -14 en mi centro la semana pasada- o por los barracones que no llegan pasan a recaer sobre unos profesionales ya exhaustos a estas alturas de curso.

3. “Además, se suprimen las evaluaciones de final de etapa […] por contar con otras fuentes de información del rendimiento del alumnado”. Sería para reír si no nos hiciera llorar. ¿Siete años han tardado en descubrirlo? Quienes nos hemos pronunciado en contra de las reválidas desde la promulgación de la LOMCE no hemos cesado de repetir que quien necesita ser evaluado no es ya más nuestro alumnado, sino todos los demás elementos y agentes del sistema educativo. Hace falta un diagnóstico certero y voluntad política para impulsar reformas coherentes con él. Porque puestos a evaluar, habría que empezar con nuestras administraciones educativas: nos preguntamos en qué se están gastando los fondos COVID.

La pandemia hubiera podido ser, en su fatalidad, ese punto de inflexión que propiciara la puesta en marcha de unas reformas que no pueden esperar más. Pero la distancia entre la realidad de las aulas y las declaraciones de los responsables políticos se nos antoja -salvo honrosas excepciones- abismal.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/01/responsables-politicos-y-escuela-una-distancia-social/

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Estrategias para reducir tensiones educativas en la nueva normalidad

Por:María de Lourdes González Peña 

El ciclo escolar 2020 -2021, en todos los niveles del sistema educativo mexicano inicia a distancia. Sin perder de vista que en cuanto las autoridades educativas en México anuncien que el semáforo epidemiológico es de color verde, se avecinará el cambio de una modalidad educativa a distancia, a una híbrida, es decir que las actividades escolares serán en parte presenciales y en parte a distancia. Sin duda, ante los escenarios de contingencia sanitaria existen preocupaciones y búsqueda de estrategias para que las y los estudiantes además de que se inscriban para continuar con sus trayectorias académicas, también permanezcan en el sistema educativo mexicano.

Como parte de las estrategias para que el profesorado transite con menores tensiones de una modalidad educativa a distancia, a una híbrida y se favorezcan los aprendizajes de las y los estudiantes se tienden puentes y por ello se invita a conversar a las y los académicos e investigadores en foros importantes para acordar una visión común y trazar la hoja ruta educativa en tiempos oportunos. Es parte de lo que motiva la difusión del “ciclo iberoamericano sobre formación continua y desarrollo profesional en el contexto de nuevas normalidades” que organizan las autoridades del organismo para la Mejora Continua de la Educación en México (Mejoredu) y representantes de la oficina en México de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) (OEIMEX, 2020a, 2020b; Mejoredu, 2020). Así también, el Coloquio, “La Universidad y su futuro. Una mirada desde el 2020” que organiza Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM (IISUE UNAM, 2020a, 2020b). Regularmente las reuniones se dan por enormes incertidumbres y han sido eje para pensar en nuevos escenarios y proponer mejoras en un tiempo propicio a la educación nacional.

Otra de las estrategias para que el profesorado transite con menores tensiones hacia una modalidad educativa a distancia o híbrida y que articula la permanencia de la matrícula es la de ofrecer a las y los profesores, pero también a las y los estudiantes, cursos y diplomados en línea que les orienten en el uso de plataformas de la comunicación y así o se fortalezcan el conocimiento que ya tienen en el manejo de las herramientas tecnológicas o bien se apropien del mismo y, de esa forma, se preparen para tomar las lecciones, o bien diseñen, creen los materiales y se generen repositorios para el afrontamiento de la nueva normalidad educativa, medida necesaria que aplica tanto para trabajar en modalidad a distancia como híbrida.

Particularmente en el caso del magisterio de nivel media superior en los diversos subsistemas se les ofreció una preparación para facilitarles el uso de plataformas de comunicación como por ejemplo, la de office 365, o la suite de google classroom u otras. De igual manera, el boletín 248 alojado en la página de internet de la Secretaría de Educación Pública hace del conocimiento público que el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) en colaboración con la Fundación Telefónica Movistar, implementarán un programa de capacitación en el uso de herramientas digitales (SEP, 2020). Sin duda, se aplicó el artículo 86 de la Ley General de Educación que al calce señala que “las autoridades educativas, promoverán la formación y capacitación de maestras y maestros para desarrollar las habilidades necesarias en el uso de las tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje digital para favorecer el proceso educativo”. Al respecto, conviene también tomar en cuenta las voces de los y las alumnos, de la planta académica y de investigación y de la sociedad en general ya que son quienes hacen parte para el cumplimiento de los compromisos educativos porque “la escuela no está ubicada en el vacío, sino que está inmersa en la sociedad. De ella recibe influencias y demandas” (Santos, 2006, p. 23).

Sin duda, ante el cambio de las reglas de juego, suscitado por el cambio de cancha de las aulas a los hogares, calificar la estrategia de ofrecer educación mediada por tecnología con un optimismo extremo, definitivamente no, pero también reconocer que es una forma de reestructurar los procesos ante las decisiones empujadas por la emergencia de salvaguarda de la salud de la población. De igual manera, reconocer que las y los docentes en México usan otras estrategias como es la de entregar de material impreso o cuadernillos a las y los estudiantes que no disponen de equipo, conexión o por infraestructura y así tengan acceso a las lecciones. Sin duda, no siempre el cambio suele calificarse de mejora (Fauvet y Bühler, 1994). De igual manera, algunos/as profesionales de la educación tienen la opinión de que la incorporación de las plataformas en el proceso educativo como están siendo introducidas, necesitan mejorar porque así, no provocan progresos sustanciales en la apropiación, o en los métodos de enseñar y aprender. Como dice el profesor uruguayo, Carlos Vaz Ferreira, quien escribió en 1920 un libro con el título de “Moral para intelectuales” “…la inmensa diferencia que existe entre estudiar para saber y estudiar para demostrar que se sabe.

Aunque, también me parece que centrar el foco en la incorporación de la tecnología, no es lo único y que es deseable considerar otros análisis, por ejemplo colocar el reflector en la metodología didáctica de las cátedras, las cuales regularmente tienen una base muy fuerte en el individualismo y los exámenes, regularmente también van en la misma vía, lo cual resultaría en contra vía de la colaboración (Zabalza en González, 2018). Einstein en algún momento mencionó que era una locura continuar haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. Es así, que la emergencia sanitaria nos empujó a hacer operables los procesos y también a innovar. Aquí sin duda, cabe el título del libro de Lidia Santana, “cambian los tiempos, cambian las responsabilidades profesionales”.

Lo que se espera como principal aprendizaje de la pandemia es hacernos más solidarios, más sensibles los unos con los otros. Me parece que la expectativa es que el aprendizaje sea cuidar de uno mismo, de los demás y del mundo, un planteamiento de Foucault. Otro de los aprendizajes que se esperan de la pandemia, es que a partir de las experiencias, los sistemas educativos cuenten con planes de continuidad educativa que permitan contar con acciones preventivas y correctivas para implementarse en tiempos oportunos, restablecer los procesos y evitar que nos mantengamos en un modo de supervivencia. Por ello, las preocupaciones y las ocupaciones me parece deberían ser el generar planes de continuidad educativa, sostenibles para los momentos de contingencia. Esto se relaciona con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que se aprobaron en 2015, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible. De igual manera, aunque las autoridades educativas trabajan en aminorar tensiones inquieta que alcanzar la excelencia es la meta educativa nacional.

Para lograr lo anterior, será necesario que se precise la hoja de ruta educativa para el logro y considerar las palabras director del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, el Dr. Hugo Casanova Cardiel, quien sugiere el uso de términos más razonables para el logro de las metas, sobre todo cuando la idea es que se alcancen. La excelencia tiene de su lado que se reconoce el compromiso y la vocación de las y los académicos y cuerpos de investigación, aunque también se suman tensiones, inquietudes que se registraron en el muro de Facebook del titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México, ya que cuando compartió la transmisión de la ceremonia del 15 de septiembre, a la par que transcurría la proyección, algunas voces con la intención de ser escuchados/as registraron peticiones por los recortes de presupuesto para algunos de los programas, como es el programa de escuelas de tiempo completo, también apoyo para que se les realicen los depósitos de pagos que se les adeudan y que se les brinden mayores certezas laborales (Moctezuma, 2020). La planta docente se enfrenta a desafíos y también, sin duda se suma a implementar estrategias para la continuidad de las trayectorias educativas y la permanencia de la matrícula escolar.

Comisión Nacional para la Mejora Continua (Mejoredu) (2020, septiembre 3). Comunicado No.28 Mejoredu y OEI (México) inauguraron ciclo iberoamericano sobre formación continua y desarrollo profesional docente [Mensaje en un blog]. https://www.gob.mx/mejoredu/es/articulos/mejoredu-y-oei-mexico-inauguraron-ciclo-iberoamericano-sobre-formacion-continua-y-desarrollo-profesional-docente?idiom=es

Diario Oficial de la Federación (DOF) (2019a). DECRETO por el que se expide la Ley General de Educación y se abroga la Ley General de la Infraestructura Física Educativa. México: Autor.

Fauvet, J. & Bühler, N. (1994). La sociodinámica del cambio. Planeta-De Agostini.

González, L. (2018). Análisis de caso: exámenes que se transforman de preguntas de conocimiento a la actuación ante problemas del contexto. México: Redie Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM. (2020a, septiembre 11). Coloquio, “La Universidad y su futuro. Una mirada desde el 2020”. [Estado de facebook]. https://www.facebook.com/events/260962368258331/

Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM. (2020a, septiembre 11). Coloquio, “La Universidad y su futuro. Una mirada desde el 2020”. [Estado de facebook]. https://www.facebook.com/events/260962368258331/

Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM (2020b, septiembre 11). Pre registro al coloquio, “La Universidad y su futuro. Una mirada desde el 2020” [Mensaje en un blog]. http://www.iisue.unam.mx/eventos/la-universidad-y-su-futuro/

Moctezuma, E. [Esteban Moctezuma Barragán]. (2020, septiembre 15). 210 Aniversario del #GritoDeIndependencia | Gobierno de México. [Archivo de video]. https://www.facebook.com/emoctezumab/videos/704538230418034/

OEIMEX [Organización de Estados Iberoamericanos en México]. (2020a, septiembre 3). Ciclo Iberoamericano de encuentros con especialistas. [Archivo de video]. https://www.youtube.com/watch?time_continue=212&v=INLh1hVUPWI&feature=emb_logo

Organización de Estados Iberoamericanos México (OEIMEX) (2020b, septiembre 3). Mejoredu y OEI México inauguramos el ciclo iberoamericano sobre formación continua y desarrollo profesional docente. Recuperado de https://oei.org.mx/Oei/Noticia/mejoredu-y-oei-mexico-inauguramos-el-ciclo-iberoamericano-sobre-formacion

Santana, L. (2015).Orientación educativa e intervención psicopedagógica: Cambian los tiempos, cambian las responsabilidades profesionales. España: Pirámide.

Santos, M. (2006). La escuela que aprende. España: Morata.

Secretaría de Educación Pública (SEP) (2020, septiembre 16). Boletín No. 248 Refuerza Conalep habilidades digitales y pedagógicas del personal docente. [Mensaje en un blog]. https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-no-248-refuerza-conalep-habilidades-digitales-y-pedagogicas-del-personal-docente?idiom=es

Vaz, C. (1920). Moral para intelectuales. España: El siglo ilustrado

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No distraigan ni confundan a la población con un hipotético regreso a clases

Dr. Fidel Ibarra López

Si algo ha distinguido el discurso institucional en lo referente al regreso a la clase presencial, es la irresponsabilidad y la contradicción. El gobernador de Jalisco señala que están próximos a presentar un protocolo con el cual podrían regresar a la clase presencial en esa entidad federativa; el Secretario de Educación Pública, afirma por su parte que la única manera de regresar al aula es con el Semáforo en Verde. Y días después señala que Campeche y Chiapas, podrían ser los primeros estados que puedan estar en esa condición por ser las entidades que estarían en condiciones de situarse en Semáforo en Verde. Y el encargado de la estrategia para enfrentar la pandemia del Covid, por parte del gobierno Federal, señala en dos declaraciones distintas, que se viene un escenario muy complejo para nuestro país con la entrada del otoño por la situación de un segundo rebrote -debido al factor climático- y que los hospitales van a estar llenos (sinembargo.mx.; 23 de septiembre del 2020). Y, por ende, recomienda que no se regrese a la clase presencial, ni siquiera en una condición de Semáforo en Verde, sino hasta que se tengan niveles mínimos de contagios (El Debate, 25 de septiembre del 2020). ¿Y cuándo podría ocurrir esa condición? Y esto lo afirmamos nosotros, hasta que haya una vacuna. No hay otra posibilidad. Luego pues, bajo este contexto, ¿por qué se persiste en seguir alimentando el discurso institucional con un supuesto regreso a las aulas?

Los esfuerzos institucionales por explorar posibles protocolos para retornar a las clases presenciales, lo que genera es una distracción de los problemas centrales que se tienen en este momento. Uno de esos problemas es coyuntural y el otro es de planeación y preparación. El primero tiene que ver con la responsabilidad de sostener la cobertura educativa en el actual ciclo escolar, así como los aprendizajes de los alumnos. Y el segundo, con la preparación para enfrentar un escenario donde se tenga que mantener un modelo de educación a la distancia a través del uso de las tecnologías.

Veamos cada uno de estos problemas: En primer lugar, el modelo de educación a distancia que se está implementando en el sistema de educación pública, ¿está garantizando las clases a todos los alumnos de educación básica -incluyendo a los alumnos que se ubican en las zonas de mayor marginación social-? Si no es así, ¿qué acciones están haciendo las autoridades federales para que esa condición tenga lugar? ¿Y de qué forma están tributando las autoridades estatales a ese propósito? En segundo lugar, en lo referente a los aprendizajes de los alumnos, ¿en qué medida se están garantizando con el modelo de educación a distancia? Y si esta condición no está teniendo lugar de forma adecuada, ¿de qué manera se está enfrentando este problema? Lo anterior demanda (toda) la atención de las autoridades educativas. Y, en cierta forma, exige (también) que no se distraiga la atención de los otros actores involucrados en el proceso; esto es, de los directores de escuela, docentes, alumnos y, sobre todo, de los padres de familia. El ciclo escolar va a terminar de la misma forma como inició; esto es, a la distancia. Y es de suma importante que, en términos de aprendizaje, no resulte un ciclo escolar perdido para los alumnos. Y eso es responsabilidad de todos los actores participantes en el proceso educativo.

En tercer lugar, se tiene un problema de mayor calado. Y con ello me refiero a lo siguiente: si nos remitimos al discurso de las autoridades en la materia, en el escenario más halagüeño se tendrá una vacuna en el segundo semestre del 2021. Si eso es así, es muy posible que se inicie el próximo ciclo escolar de la misma forma como terminará el actual (a la distancia). Y, además, porque en México se tiene un problema estructural: no hay infraestructura suficiente para refrigerar los millones de vacunas que se requieren para aplicar una vacuna a toda la población de este país (Milenio, 15 de marzo del 2020). Por lo cual, la universalización de la vacuna no va a tener lugar, por más que lo afirme el presidente. No hay infraestructura para eso. Lo anterior significa que, aun con la invención de una vacuna, no se podrán eliminar los contagios de tajo, porque no toda la población va a poder acceder al medicamento.

¿Qué significa lo anterior? En el plano educativo, esta condición obligaría a iniciar el ciclo escolar 2021-2022 nuevamente bajo un modelo de educación a distancia. Sin embargo, sería inadecuado iniciarlo bajo las mismas condiciones con las que se operó en el presente ciclo escolar (clases por televisión). Sobre todo, en lo referente al acceso a las tecnologías. Y aquí radica el punto central del problema: ¿se está preparando el gobierno federal y los gobiernos locales para reducir la insultante brecha digital que se tiene en el país? Lo anterior ha sido una demanda en la región desde hace más de una década por parte de organismos como la CEPAL; pero la irrupción de la pandemia sitúa el problema (ahora) en una condición de urgencia. ¿Lo están entendiendo así las autoridades de gobierno?

Lo dudo. Sobre este tema en concreto, no se ha dicho ni una sola palabra. El discurso institucional se centra en el regreso a la clase presencial, no en dotarle a los alumnos de las herramientas tecnológicas para que puedan desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje a través del uso de las tecnologías. Ni siquiera se ha escuchado este punto en un momento en donde se está iniciando el debate en torno al presupuesto público para el próximo año. No lo he escuchado de parte del presidente López Obrador, del Secretario de Educación Pública, ni tampoco de ningún mandatario estatal.

Lo pongo en perspectiva: mientras la directora de la CEPAL, Alicia Bárcena, advierte (nuevamente) que la brecha de acceso a las tecnologías digitales puede convertirse en un nuevo rostro de la desigualdad, aquí en México el tema ni es materia de debate entre los principales actores de poder responsables de la educación pública. ¿Cuál es el debate entonces? El debate es si se regresa o no a la clase presencial.

A ese nivel estamos.

No se observa planeación a futuro, sólo un trabajo por urgencia.

En ese sentido, bien harían los gobernantes y las autoridades educativas en no distraer la atención de la población con escenarios hipotéticos que no tiene un sustento en la realidad. Y mucho menos, en darle falsas expectativas a los padres de familia. En todo caso -y esto se constituye en demanda-, deben ocuparse de lo verdaderamente importante. ¿A qué me refiero con esto? Tienen la responsabilidad histórica de que el actual ciclo escolar no se constituya en un ciclo escolar perdido -en términos de aprendizaje- para millones de niños; asimismo, tienen la responsabilidad política de enfrentar la brecha digital que se tiene en el sistema educativo mexicano.

Este problema ya no se puede seguir postergando por más tiempo. Es imperativo hacerle frente. Si no se hace, el costo va a ser brutal para millones de niños.

Así pues, no distraigan, ni confundan a la población señores, con mensajes contradictorios.

Mejor ocúpense, porque el problema es sumamente grave. Está en juego el futuro de millones de niños.

*Fuente: https://alternativaeducacion.com/p=1659&fbclid=IwAR241vGzT3xCYXcdpc0AovRkHcBDZTIh3wIbASrySwjgoA7zwVvHicBFccQ

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En nuevo Reglamento de la SEP desaparece la DGESPE y Dirección de Evaluación de Políticas

Por: Erick Juárez Pineda

 

En el Reglamento Interno de la Secretaría de Educación Pública (SEP) publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 15 de septiembre ha desaparecido la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) y la Dirección General de Evaluación de Políticas

Por un lado, la la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) desaparece como tal y es sustituida por la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio.

Esta nueva dirección tiene como objetivo proponer a la persona Titular de la Subsecretaría de Educación Superior las políticas para el desarrollo de las instituciones y programas de educación superior destinados a la formación de los profesionales de la educación, así como impulsar su implementación

Además de establecer las normas pedagógicas, los planes y programas de estudio para la educación normal, y demás normativa para la formación de maestros de educación básica, los cuales deberán mantenerse acordes al marco de educación de excelencia contemplado en el Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, así como a las necesidades detectadas en las evaluaciones realizadas a los componentes del Sistema Educativo Nacional.

Por su parte, la Dirección General de Evaluación de Políticas Educativas se convierte en Dirección General de Política Educativa, Mejores Prácticas y Cooperación.

Esta nueva dirección busca coordinar y fomentar con la participación que corresponda a otras dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, las relaciones en materia educativa con otros países y órganos gubernamentales extranjeros u organizaciones internacionales, así como participar e intervenir, en su caso, en la formulación de programas educativos de cooperación, políticas educativas y estrategias de financiamiento en la materia.

Además, propone a la persona Titular de la Jefatura de la Oficina del Secretario, en coordinación con las demás dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, iniciativas conducentes al desarrollo de políticas y estrategias encaminadas al logro de una posición competitiva de las instituciones educativas públicas y privadas en sus diversos, tipos, niveles y modalidades.

Consulta este documento dando click aquí: Reglamento Interior de la SEP

Fuente e imagen: http://www.educacionfutura.org/en-nuevo-reglamento-de-la-sep-desaparece-la-dgespe-y-direccion-de-evaluacion-de-politicas/

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Escuelas y pedagogías con memoria

Por: Jaume Martínez Bonafé

  • ¿Qué nos pasa en la escuela y en las políticas educativas de la escuela para que se mantenga una ruptura epistemológica tan profunda entre los modelos rígidos de las administraciones y las investigaciones, desarrollos teóricos y potentes experiencias de renovación pedagógica?

¿Imaginan un hospital en el que cada cambio de Gobierno o cambio en la Consejería de Sanidad, o en la Dirección General, o en la dirección del hospital, suponga partir de cero otra vez, iniciar nuevos protocolos, definir de nuevo los conceptos nucleares de cada especialidad médica? Además de estúpido y caro pondría en peligro nuestra salud.

Damos por supuesto, al entrar en el hospital, que el conocimiento acumulado, la investigación, los debates profesionales, el intercambio de publicaciones, congresos y reuniones, van haciendo crecer un saber acumulado que nos da confianza en el cuidado y la cura. También conocemos que ese saber ha ido sufriendo transformaciones, en muchos casos profundas, relacionadas con el avance de la investigación pero seguramente relacionadas también con las políticas sanitarias, presupuestos etc. Y sabemos, además, que en algunos hospitales los equipos médicos de cierta especialidad destacan por el avance en sus investigaciones con lo que llegan a ser considerados por los otros colegas unidades de referencia, a las que se tiene en cuenta y de las que se aprende.

En resumen, parece que la actividad profesional hospitalaria tiene memoria. ¡Ah! y otra cosa: imagino que si los y las profesionales cambian la conceptualización, un modo de nombrar, cambia con ello la práctica de referencia. Es decir, no cambian el lenguaje para dejar las cosas como estaban. La doctora no pide un TAC con contraste para que le entreguen la lámina de rayos X de toda la vida, con etiqueta nueva.

Pues vengo aquí con el caso de la sanidad hospitalaria para invitar a reflexionar sobre porqué en la escuela y en las políticas educativas de la escuela el comportamiento institucional es tan diferente. ¿Cuál es la memoria de la escuela? ¿Qué acumulación de saberes docentes ha venido provocando cambios sustanciales en el desarrollo del curriculum?

Sabemos que hay escuelas en las que el equipo pedagógico logró liberarse de los encorsetados códigos curriculares para ensayar, desde la cooperación y la investigación-acción, formas de enseñanza en las que el proceso de aprendizaje y no la estructura de las disciplinas es la que gobernaba el desarrollo curricular. Sabemos que hay escuelas que, frente a la lógica de la fragmentación disciplinar, trabajan con un conocimiento situado, integral, anclado en el territorio y el diálogo de saberes ¿Qué aprendimos de estas experiencias? ¿Dónde quedó inventariado ese conocimiento? ¿Qué nuevos escalones pudimos ensayar a partir de los peldaños subidos? Sabemos que el conocimiento humano es globalizador, que no se desarrollan capacidades intelectuales al margen de la resolución de problemas, que la vida cotidiana del niño y de la niña es el punto de partida si queremos posibilitar la reconstrucción crítica del conocimiento experiencial construido en ese contexto de lo cotidiano, pero esto lo sabemos desde hace mucho tiempo y son saberes de la profesión docente fundamentados en investigaciones y experiencias de autorías relevantes. ¿Hace falta citar a Dewey, a Bruner, a Freire, a Freinet, a toda la corriente de la Escuela Nueva, a Stenhouse? ¡El siglo pasado! Sin embargo, en algunos recientes debates profesionales a los que he podido asistir alguna de estas ideas se reciben no ya como novedad sino como un deseo inalcanzable.

¿Qué nos pasa en la escuela y en las políticas educativas de la escuela para que se mantenga una ruptura epistemológica tan profunda entre los modelos rígidos de las administraciones y las investigaciones, desarrollos teóricos y potentes experiencias de renovación pedagógica? ¿Y qué justifica la ignorancia o el desprecio hacia experiencias innovadoras con éxito cuando se diseñan las prescripciones curriculares? ¿Se acuerdan del ejemplo del TAC y los rayos X? Pues es como si el Conseller dice que la escuela del siglo XXI bla, bla, bla y luego financia la gratuidad del libro de texto, sin ocuparse ni preocuparse por otras experiencias alternativas que ejemplifican desde metodologías muy diversas desarrollos curriculares innovadores.

Imaginen una escuela y un gobierno de la escuela en el que los posibles cambios y mejoras se corresponden con un modelo de educación pública discutido públicamente. Una escuela y un gobierno que saben que su propuesta cultural para definir el marco curricular no es neutra y la saben defender en la esfera pública (no es lo mismo un ministro de Ëducación del Opus que un ministro o una ministra ilustrada defensora de la laicidad). Pero esa escuela y ese gobierno respetan que el desarrollo de lo definido en el marco curricular está en manos de un profesorado investigador, formado y preparado para tomar en sus manos el proyecto de innovación y mejora, sabiendo que hay memoria, investigación sobre la memoria y un potente banco de experiencias de innovación inventariadas, en las que poder apoyar las suyas. Imaginen.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/24/escuelas-y-pedagogias-con-memoria/

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La entelequia educativa

Un camión de la policía estatal embiste a estudiantes de la escuela normal rural Francisco de Quiroga en Michoacán, durante una protesta para solicitar apoyos del gobierno con el fin de realizar actividades culturales; como resultado, varios estudiantes heridos, uno de ellos en condición grave. En el Presupuesto de Egresos de la Federación se propone un recorte de más del 90% del presupuesto destinado a las escuelas normales, formadoras de docentes.

Se presenta también una Iniciativa de la Ley General de Educación Superior, en la cual se consideran elementos que abren la puerta a la exclusión educativa y docentes del Estado de México y Veracruz viajan a la Ciudad de México para exigir la resolución a distintas demandas pendientes. Todo esto prácticamente en la misma semana. Al parecer, el panorama educativo nacional no ha cambiado mucho a dos años de gobierno de la 4T,    salvo por la legitimidad de la cual goza el gobierno federal en amplios sectores del magisterio.

Más allá de las vicisitudes multinivel (federal, estatal, municipal) y partidista que desarrolla toda política, y el recurrente asedio directo a las instituciones formadoras de docentes por parte de autoridades estatales -entre las cuales el gobernador Silvano Aureoles ocupa un lugar importantísimo- lo cierto es que ha terminado por aclararse algo que muchos no esperaban y otras voces se han negado a aceptar: la continuidad del neoliberalismo en rubros importantes de la política educativa nacional, el cual, declarado en algún momento muerto, sigue vivito y coleando. Muestra de ello es el recorte presupuestal a programas docentes y escolares, la proliferación de alianzas público-privadas con grandes consorcios empresariales para la provisión del servicio educativo público, la creación de mercados educativos con el pretexto de la imperativa digitalización en tiempos de pandemia y post pandemia y el continuo golpeteo a la profesión docente, por la vía del des-financiamiento federal o de la represión física a nivel estatal.

Los elementos mencionados son herencia directa del neoliberalismo en educación, entendido este tanto en clave de política económica (ampliación de espacios de inversión al capital, contención del gasto público en servicios sociales) como de políticas de gestión de las poblaciones y colectivos (generación de lógicas disciplinarias y subjetivaciones específicas) solo que ahora recubierto de una retórica de cambio y primacía de los intereses populares.  Algo que no resulta precisamente novedoso en el contexto latinoamericano si tomamos en cuenta la experiencia en años recientes de Ecuador y Brasil, por ejemplo.

Si partirnos de la máxima cristiana por sus frutos los conoceréis, podemos afirmar con seguridad que la gran transformación educativa de la 4T es realmente una entelequia; es decir, una cosa irreal que habita en la imaginación de la burocracia educativa, de algunos cuadros del lopezobradorismo y del propio Presidente. Dicha idea ha generado cierto arraigo en distintos sectores de la población mexicana, lo cual responde parcialmente a que para la opinión pública ha resultado cuando menos nebuloso el proceso de diseño y ejecución de la política educativa en el sexenio en curso, con todo y el desfase entre el discurso público con el cual se han justificado las decisiones oficiales, los elementos clave plasmados en los documentos rectores de política educativa y los hechos concretos de su actuación.

Basta dar un vistazo tanto al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 como al Programa Sectorial de Educación 2020-2024, en los cuales se hacen afirmaciones como: “el proyecto educativo de la presente administración garantizará el respeto a los derechos del magisterio, el fortalecimiento de las escuelas normales publicas, la creación de un sistema de promoción vertical y horizontal justo, y el reconocimiento del esfuerzo que realiza el personal docente en el aula” o “ningún joven que desee cursas estudios de licenciatura se quedará fuera de la educación superior” para comprender el desarrollo de una grandes expectativas que siguen vigentes en el el magisterio y las comunidades educativas.

En el Plan se afirma que durante el periodo neoliberal “se pretendió acabar con la gratuidad de la educación superior”, que “los ciclos básico, medio y medio superior fueron vistos como oportunidades de negocio para venderle al gobierno insumos educativos” y que “se emprendió una ofensiva brutal en contra de las normales rurales”. Ante ello, afirma, el gobierno federal se comprometió a “mejorar las condiciones materiales de las escuelas del país, a garantizar el acceso a todos los jóvenes a la educación y a revertir la mal llamada reforma educativa”.

Por su parte, el Programa matiza la retórica de ruptura total al recordar el compromiso adquirido por el Estado mexicano respecto a la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, enfocado a “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje”, lo cual plantea una continuidad tácita en ciertos rubros de política pública. Aún así, el documento afirma un cambio profundo en el proyecto educativo a través del desarrollo de seis objetivos prioritarios: a) educación equitativa, inclusiva, intercultural e integral; b) educación de excelencia; c) revalorizar a las maestras y los maestros; d) entornos favorables para el proceso de enseñanza-aprendizaje; e) derecho a la cultura física y f) fortalecer la rectoría del Estado en la educación. Todos articulados en 30 estrategias prioritarias y 274 acciones puntuales.

El preocupante desfase entre retórica y acción resulta cada vez más claro. Es curioso ver cómo a escasos dos meses de la publicación del Programa, sus contenidos parecen ya quedar inoperantes. Como muestra, dos cuestiones:

La acción puntual 1.6.4, perteneciente a la Estrategia Prioritaria 1.6, respecto a la obligatoriedad y gratuidad de la educación media superior y superior consiste en: “promover la revisión de los mecanismos de selección y admisión de estudiantes para la inclusión de grupos sociales desfavorecidos en las oportunidades de acceso al sistema, respetando, en su caso, la autonomía de las universidades. No obstante, en la Iniciativa de Ley General de Educación Superior se mantiene una política de exclusión educativa fundada en los “requisitos” de las instituciones de educación superior, lo cual permite pensar que “estamos frente a una inaudita cesión de una función del Estado (garantizar la educación) a lo que decidan establecer las autoridades de las instituciones públicas y también las de las privadas” (https://www.jornada.com.mx/2020/09/12/opinion/016a2pol). ¿Hasta qué punto dicha sesión fue producto de un acuerdo cupular entre burocracias universitarias y élites empresariales del CCE y la COPARMEX? Aún no lo sabemos.

Por otro lado, la acción puntual 4.1.4, de la Estrategia Prioritaria 4.1 respecto a asegurar las condiciones de infraestructura física educativa, considera: “fortalecer la infraestructura y el equipamiento de las escuelas normales y de las instituciones de educación superior formadoras de maestras y maestros”. Algo prácticamente impensable tras las proyecciones de gasto destinadas a las necesidades de las escuelas normales así como programas de formación docente.

En un contexto de confusión respecto a la práctica concreta de la política educativa lopezobradorista, el presupuesto y la unidireccionalidad de la toma de decisiones han resultado clarificadores. Y es que es importante preguntarnos que, sin fortalecimiento a la profesión docente, sin acciones afirmativas del Estado por extender la educación superior a un número cada vez mayor de jóvenes (más allá del proyecto de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García), sin inversión considerable en educación de primera infancia, sin un criterio novedoso para evaluar el sistema educativo nacional (dada la primacía acrítica por la prueba PISA, establecida también en el Programa), sin una participación real de las distintas expresiones magisteriales en las discusiones sobre el desarrollo de su trabajo, etc.,  resulta muy complicado aceptar la narrativa de la transformación.

Es verdad que la reforma constitucional de la 4T desvinculó la evaluación docente de su permanencia en el empleo, y con ello puso fin a la terapia de choque a la cual había sido sometido el sistema educativo nacional. Sin embargo, dado el apoyo electoral brindado por el magisterio en la campaña electoral de López Obrador, así como su entrega constante en el trabajo en el aula, ya sea física, virtual o inexistente, tal medida debería ser el inicio de un sistemático cambio educativo de largo aliento, y no un dispositivo de control sobre la crítica y la movilización. Alguien podrá decir que de poco sirve señalar las inconsistencias de la política educativa en curso. Sin embargo, vale la pena reconocer que la educación es esencialmente, un campo en disputa. Una disputa que se construye con las luchas cotidianas y que en términos concretos, no está definida a priori. Y ante el contexto de un gobierno que pese a ciertas definiciones aún se construye, resulta fundamental identificar las los claroscuros, para llamar a caminar en un sentido distinto.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-entelequia-educativa/

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¡SOLIDARIDAD CON LA HUELGA GENERAL DEL URUGUAY!

La Central Única de Trabajadores y Trabajadoras del Uruguay, el PIT-CNT, está convocando a un paro de 24 horas para el próximo 17 de septiembre. Esta convocatoria procura expresar el malestar sobre los anuncios de reducción de partidas vinculadas a temas laborales en el marco de los debates de la Ley de Presupuesto del año 2021. Por otra parte, la propuesta salarial que ha hecho el Ejecutivo está muy por debajo de las demandas de los y las trabajadoras(es) del sector público. Este paro también procura denunciar la precarización laboral de la población en general en el marco de la pandemia del COVID-19.

EL PIT-CNT exige que el gobierno de ese país priorice la educación, salud, vivienda y el empleo digno en el presupuesto del año 2021, evitando que sean los más pobres y débiles quienes paguen el precio del ajuste.

Expresamos nuestra solidaridad activa y militante con la conducción del PIT-CNT y con la lucha de los y las trabajadoras(es) uruguayos(as).

Por las organizaciones que forman parte del I Congreso mundial de Educación 2020 en defensa de la educación pública y contra el neoliberalismo educativo:

 

Luis Bonilla-Molina (OIREPOD), Claudia Baigorria (CONADU-H, Argentina), Pedro Hernández (Sección 9 de la CNTE, México), David Lobâo (SINASEFE, Brasil), Eduardo González (MUD, Chile), Mercedes Martínez (FMPR, Puerto Rico), Fernando Abrego (ASOPROF, Panamá), Isabel Vargas (UNE, Ecuador), Yesid González (ADE-La Roja, Colombia), Alfredo Velásquez (SUTEP, Perú), Mari Luz González (STES, España),Luis Bueno (CNSUESIC, México), Luis Tiscornia (CONADU-H), José Cambra (Docente Universitario, Panamá), Marc Casanova (USTEC, España), Luis Edgardo Salazar (FECODE, Colombia), Vladimir Laura (CONMERB, Bolivia), Fernando Lázaro (CEIP-H, Argentina), Julieta Kusnir (EEUU), Nelva Reyes (CGTP, Panamá), Luis Bueno (CNSUESIC, México), José Cambra (ASOPROF, Panamá), Luz Palomino (CII-OVE), Ángel Rodríguez (APPU, Puerto Rico), Carolina Jiménez (UN, Colombia), Daniel Libreros  (CADTM, Colombia), Diógenes Sánchez (Coalición Panameña por la Defensa del derecho a la Educación), Edgar Isch (Académico, Ecuador), Fernando Gómez (Rosario, Argentina), Hugo Aboites (Académico, México), Laura García Tuñón (ENDYEP, Argentina), Luis Sánchez (AEVE, Panamá), Marta Alfonzo (Primera Vice presidenta de FECODE, Colombia), Marco Raúl Mejía (Planeta Paz, Colombia), Mauro Jarquín (Investigador, México), Rosa Cañadel (Cataluña, España), Sandra Lario (Colectivos de Educadores populares del Sur, Argentina), Rosemary Hernández (FOVEDE, Venezuela), Lev Velásquez (profesor, equipo de la CNTE, Sección XVIII, México), Estela Gramajo (Intergremial de Formación Docente, Uruguay), Jorge Adaro (Ademys, Argentina), Mariano Isla (Asociación de Pedagogos de Cuba), Vicent Mauri  (Intersindical de Valencia, España), Leopoldo Muñera (MANPUP, Colombia), Andrés Felipe Mora (MANPUP, Colombia), Daniel Jorge (FERC CGT, Francia), Ezequiel Alfieri (Educador popular, Argentina), Teresa Garduño Rubio  (Pedagoga y Educadora Popular, México), Angela Zambrano (Profesora universitaria, Ecuador), Lourdes Velásquez de Urbáez (Sociedad Venezolana de Educación Comparada),  César Valdovinos (CINPECER, México), Miguel Ángel Hernández (SITIEMS, México), Raúl Gil (Uruguay), Eric Toussaint (Comité Mundial por la Abolición de las Deudas Externas, Bélgica), Tim Anderson (Profesor Universitario, Australia),  Luis Hernández Navarro (periodista, México), Orlando García (ASOMOGRERP, Panamá), Allen Cordero (Profesor Universitario, Costa Rica), Antonio Elías (Profesor e Investigador, Uruguay), Aníbal Navarrete  (Regional Bio Bio, Colegio de Profesores de Chile), Elizabeth Búrigo (profesora universitaria, Brasil), Diego Parra (Coalición Chilena por el derecho a la educación), Pavel Escobar (CNTE, Chiapas, México), Trino Barrante (SINDEU, Costa Rica),  Alfonzo Insuasti (Grupo Kavilando, Colombia), Paúl Vásquez Escobar (Ecuador)… más firmas en depósito

 

 

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