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Venezuela: Nuevo Curriculum escolar será más exigente

Venezuela/15 septiembre 2016/Fuente: Últimas Noticias

Charilin Romero.-El viceministro de Comunidades Educativas y Unión con el Pueblo, Jehyson Guzmán, aclaró que es mentira que se van a eliminar las asignaturas matemática, biología, química y física con el proceso de transformación curricular “estas han sido incorporadas al área de formación Ciencias Naturales”. Aseguró que el nuevo curriculum escolar es más exigente que el que se aplica actualmente en el sistema educativo.

Guzmán, explicó que el nuevo currículo escolar obliga al sistema educativo trabajar de manera articulada con el Ministerio de la Juventud y Deporte para garantizar que nuestros jóvenes sean los atletas que nos representen en el mañana.

“Nosotros tampoco hemos dicho que será apartado el deporte, todo lo contrario se incrementó la hora de clase de educación física a tres secciones como lo establece la ley de Deporte y Recreación”.

Entre tanto, Humberto González, viceministro de Educación Media resaltó que con el nuevo currículo escolar el nivel de exigencia en el estudio es mayor “porque se basa en un aprendizaje comprendiendo la realidad y no memorizando los aspectos aislados de una asignatura solo para obtener notas”.

El viceministro de Educación Media reiteró que el estudio en las áreas de formación son acompañadas con temáticas de los textos de la Colección Bicentenario escritos por docentes venezolanos.

Por su parte, Yoama Paredes, viceministra de Educación Media expresó que en el área de formación Lengua se enseñará el castellano tal como lo establece el artículo 107 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero “además los estudiantes y el docente aprenderán a respetar, conocer y reconocer la existencia de 44 lenguas indígenas propias del país”.

Paredes detalló que el estudio a la historia y geografía se impulsa con mayor fuerza y reconocimiento, a fin de saber de dónde venimos, quiénes somos y para dónde vamos.

Agregó, que el proceso de transformación curricular exige la actualización permanente del docente “y parte de la premisa de que el programa educativo es elaborado por el profesor”, para favorecer las condiciones de aprendizaje pertinente y contextualizado que permitirá desarrollar el potencial de cada estudiante y prepararlo mejor para la universidad.

Textos escolares. Durante una transmisión de un programa televisivo, el ministro de Educación, Rodulfo Pérez indicó que el año escolar próximo a comenzar, prevé entregar 23 millones de libros de la Colección Bicentenario que se sumarán a los 100 millones otorgados de manera gratuita. “Todo lo necesario para poder ejercer el derecho a la educación en Venezuela se puede cumplir gracias a las prioridades que da el Gobierno Bolivariano al sector educativo”, acotó Pérez.

Asimismo, aseveró que el Gobierno nacional garantizará la distribución de útiles y uniformes escolares, en las instituciones que se encuentren en sectores vulnerables del país.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/comunidad/educacion/nuevo-curriculum-escolar-sera-mas-exigente/

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Italia: Los niños de Amatrice empezaron el colegio en módulos tras el terremoto

Italia/15 septiembre 2016/ Fuente: Noticias 24

Unos 170 niños de Amatrice y Accumoli, dos de las localidades más afectadas por el terremoto del pasado 24 de agosto en el centro de Italia, pudieron hoy comenzar el año escolar gracias a la instalación de algunos módulos, ya que sus colegios quedaron completamente destrozados.

En Villa San Cipriano, una pedanía de Amatrice, se instalaron en una semana 12 aulas de 35 metros cuadrados y otros módulos para secretaría, donde asistirán 170 niños de educación primaria, secundaria y algunos alumnos de instituto.

El número de inscritos en el colegio de Villa San Cipriano ha crecido en las últimos días después del empeño de los profesores, que han llamado una a una a las familias de Amatrice y las zonas afectadas para que trajesen a este centro a sus hijos.

En el pasado año escolar, eran 269 los alumnos inscritos en el colegio “Capranica” de Amatrice, que quedó completamente destrozado tras el terremoto.

A la inauguración de estos módulos, que han sido donados por la provincia de Trento (norte) e instalados por la Protección Civil, acudió la ministra de Educación italiana, Stefania Giannini.

La Protección Civil ha conseguido en pocos días instalar los módulos, pintarlos de vivos colores y realizar incluso un parque con columpios para el momento del recreo.

“Estoy muy feliz y conmovida porque comienza el colegio. Lo habíamos dicho el 27 de agosto y con el empeño de todos hemos podido realizar un medio milagro”, declaró la ministra de Educación.

El delegado extraordinario nombrado para vigilar la reconstrucción tras el terremoto, Vasco Errani, destacó la importancia de este momento pues “el colegio es el alma de la comunidad”.

El alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, afirmó que hasta hace tres semanas aquí existía “uno de los pueblos más bonitos de Italia” y que era “tan importante comenzar por el colegio, porque es la pieza fundamental para que este pueblo vuelva a ser el que era”.

El presidente del Gobierno italiano, Matteo Renzi, escribió en su cuenta de Twitter: “Gracias a quien ha hecho posible la apertura del colegio en Amatrice hoy. Estamos solo al inicio y aún queda mucho, pero hoy gracias”.

El terremoto de la madrugada del pasado 24 de agosto ha dejado destruidos enteros municipios del centro de Italia como Amatrice, donde vivían 2.600 personas, y causó 295 muertos.

Foto: EFE

Foto: EFE

Foto: EFE

Foto: EFE

Foto: EFE

Foto: EFE

Fuente: http://www.noticias24.com/internacionales/noticia/118334/los-ninos-de-amatrice-empezaron-el-colegio-en-modulos-tras-el-terremoto-en-italia/

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Ahí, todos importan

Por Blanca Heredia

Hace unos días compartía con una colega extraordinaria que a unos familiares míos en Washington DC se les había perdido su perro y habían logrado encontrarlo el mismo día. Ello había sido posible, le comentaba, gracias a sistemas de información públicos, funcionales y accesibles para todos, y a una red de refugios para perros perdidos súper eficiente. En suma, a una colectividad fuerte que funciona para todos.

Mi colega escuchó mi anécdota con atención y comentó: “claro, es que ahí (Washington DC), todos importan”. Su comentario y, más concretamente, la frase precisa que usó para darle sentido a los hechos que yo le relataba, me cimbró.

En efecto, en los países desarrollados, esos cuya civilidad, eficiencia, riqueza y limpieza, las élites mexicanas admiran y en las que todos quisiéramos vivir (si no tuviera costo) “todos importan”, los que tienen y los que no. La frase de mi colega me cimbró, pues puso el dedo en la llaga. Antes de los “derechos iguales para todos”, antes y por debajo de la posibilidad de derechos y obligaciones iguales para todos hace falta una condición sine qua non. Esa condición tiene, centralmente, que ver con qué tanto nos importan los otros. Es decir, con qué tanto todos, independientemente de su color de piel, de su nivel de escolaridad, ingreso y de si emplean el término “maleta” o “veliz” para referirse al mismo objeto material, nos parecen y son tratados (no sólo por las autoridades, sino y fundamentalmente, por los otros miembros de la colectividad de la que se trate) como igualmente importantes. Es decir, como igualmente humanos y, en ese sentido, igualmente merecedores de respeto, empatía básica y consideración elemental.

Vivimos en un país en el que no todos “importan”. En México sólo “importan” y sólo han importado históricamente un puñado de personas.

A lo largo del tiempo, los más son y han sido siempre vistos y tratados por los menos que sí importan y se importan entre sí como bultos anónimos cuya misión consiste en servir y obedecer a los poquitos “importantes”. Minorías “importantes” no, necesariamente, porque lo merezcan, sino, con excesiva frecuencia, porque tuvieron la fortuna de nacer en el lugar y en el sitio correctos o, bien, porque, viniendo de “abajo” o de la capita delgadita de “en medio” fueron suficientemente hábiles para dominar los usos y costumbres de la sociedad del privilegio para hacerse de un espacio en los palcos de arriba de esta sociedad salvajemente injusta.

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¿A quién, entre los que “importan” en la sociedad mexicana, le importa que a “Julia” o “Juan” (no recordamos ni importa demasiado su apellido, su singularidad, el que sea una persona concreta con aspiraciones y sentimientos propios y valiosos) se le muera un hijo o una madre? ¿A quién le importa que esas “Julias” o esos “Juanes” tengan que dedicar horas interminables en trasladarse de su casa al trabajo? O que no les alcance para pagar la inscripción que, ilegalmente, les exigen los directivos de las escuelas públicas, supuestamente gratuitas para inscribir a sus hijos en los planteles. A muy pocos.

Quizá a una patrona o patrón mínimamente decente. Desde luego, no a la mayoría de personas que los emplean o a las autoridades a las que se les paga (con recursos producto del trabajo de todos) para hacerse cargo de proveerles servicios públicos básicos, tales como salud, educación y justicia.

¿Por qué no importan los más en México? ¿Por qué nunca han importado demasiado y la única manera que tienen y han tenido para hacerse escuchar es que unos líderes abusados aglutinen su voz, y los usen para parar carreteras o para afectar de muy diversas formas los derechos de terceros que ni la deben ni la temen en relación al agravio concreto reclamado?

Una primera respuesta posible es que no importan ni han importado porque los que sí importan han hecho hasta lo imposible para perpetuar ese estado de cosas.

Entre otras: cooptar a sus líderes, repartirles (siempre discrecionalmente para no generar costumbre ni derechos adquiridos) algunas migajas del pastel, reprimirlos cuando no quedaba de otra o, bien, como ha sido el caso crecientemente, cuando la putrefacción de las “fuerzas del orden” ya no da ni para armar un operativo correcto cuando hace falta.

Si no transitamos como colectividad a una situación en la que tenga sentido plantearnos lograr el que todos importemos, seguiremos atrapados en la violencia cotidiana, en la desigualdad salvaje y en la triste medianía.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/ahi-todos-importan/

 

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Más de la mitad de los niños no va a la escuela en algunos países de África

África/15 septiembre 2016/ Fuente: Hola Ciudad

Más de la mitad de los niños en países africanos como Liberia o Sudán del Sur no acuden a la escuela, según datos difundidos hoy por Unicef.

Más de la mitad de los niños en países africanos como Liberia o Sudán del Sur no acuden a la escuela, según datos difundidos hoy por Unicef.

En Liberia, el país con peor escolarización primaria del mundo, son casi dos tercios de los pequeños en edad escolar los que no acuden a las clases, mientras que en el caso de Sudán del Sur 59 % de ellos no tienen acceso a la escuela.

Entre los diez países con mayor índice de desescolarización aparecen también Afganistán (46 %), Sudán (45 %), Níger (38 %) o Nigeria (34 %), indicó en un comunicado la agencia de Naciones Unidas para la infancia.

Mientras, no hay datos disponibles para otros como Libia y Somalia a causa de las guerras que viven.

En general, apunta Unicef, el problema afecta sobre todo a Estados deteriorados por conflictos, largos periodos de sequías, terremotos y altas tasas de pobreza extrema.

La agencia teme que, sin educación, toda una generación de niños en esos lugares «crezca sin las destrezas necesarias para colaborar con sus países y sus economías, empeorando así la situación desesperada en la que ya se encuentran millones de niños y sus familias».

«Para los países afectados por un conflicto, la escuela prepara a los niños con los conocimientos y las destrezas que necesitarán para reconstruir sus comunidades cuando se acabe esta crisis», señaló en la nota la jefa de Educación de Unicef, Jo Bourne.

«A corto plazo, les proporciona una estabilidad y un orden que les ayudan a sobrellevar el trauma. Además, las escuelas también protegen a los niños de los peligros físicos y traumáticos que los rodean», añadió.

Unicef llamó la atención además sobre la falta de fondos para ayudas en este ámbito y recordó que en 2015 las agencias humanitarias recibieron tan solo el 31 % de sus necesidades de financiación para este sector.

Fuente: http://www.holaciudad.com/noticias/mitad-ninos-escuela-paises-Africa_0_949705228.html

 

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Jóvenes “a la intemperie”: la ausencia de una política de formación e inserción

Por: La Jornada.14-09-2016.Enrique Pieck Gochicoa

En prácticamente todos los países existe un grupo de jóvenes que ha truncado su itinerario educativo debido a diversas razones económicas, sociales, familiares y/o personales. En el caso de México, muchos se ven obligados a interrumpir sus estudios sin haber obtenido su certificado de educación media superior, nivel educativo que forma parte de la educación obligatoria desde 2011. Algunos datos revelan que sólo un 60.9% de la población de 15 a 17 años ingresa a media superior (INEE, 2014); aunado a ello, el abandono en este nivel es de un 40% (Weiss, 2014). Ambas cifras hablan de la magnitud del problema en lo que se refiere a jóvenes que no cuentan con estudios de media superior acreditada, más grave aún si pensamos en la cifra de ocho millones de jóvenes que se encuentran en situación de no estudio y no trabajo. Para la mayoría de estos jóvenes, su paso por el sistema educativo quedó atrás –o postergado– en sus trayectorias de vida, por lo que enfrentan ahora el reto de la transición al mundo del trabajo. Lamentablemente, ésta se complica por agravantes, tales como: baja escolaridad, falta de experiencia laboral, trayectos educativos marginales, no contar con competencias para el trabajo, la corta edad, falta de redes sociales, entre otras.

En este nuevo escenario de vida, muchos/as jóvenes se encuentran en una situación de abandono y a la deriva. Sin gran conocimiento, terminan insertándose en opciones laborales precarias y de alta rotación; otros encuentran espacios en el sector informal, hay quienes se aventuran en el frágil espacio del autoempleo, y algunos incursionan en el ámbito de la delincuencia. Son jóvenes que por lo general provienen de sectores de bajos recursos, con  problemáticas de desintegración familiar, contextos de violencia, desempleo, falta de oportunidades productivas, etc. Bajo estas circunstancias deben definir sus futuros escenarios de vida y, en esa dinámica a ciegas, buscan abrirse camino, van de alguna manera “rebotando” entre la diversidad de opciones que se les presentan: laborales, educativas y de formación. En este “rebote” los/as jóvenes se encuentran sin algún apoyo que les permita encaminar sus decisiones, analizar las diferentes opciones de estudio y trabajo, trazar e imaginar sus futuras trayectorias personales y profesionales: son jóvenes “a la intemperie” que ante la falta de un programa que los oriente se ven obligados a ir sorteando en soledad y por sí mismos las diferentes alternativas existentes.

Partiendo de esta realidad, un ejemplo que invita a la reflexión es el caso del Programa de Formación e Inserción (PFI), que se desarrolla en Cataluña, España y que tuvo como antecedente el Programa de Garantía Social (PGS) (1995-2006). El PFI retoma la experiencia y subsana algunas debilidades del PGS, entre ellas el diseño sin continuidad posterior de los estudios. Lo que distingue al PFI (también sello del PGS), y que marca un contraste inevitable con la política de formación para el trabajo en México, es el tener muy presente en la política educativa al segmento de jóvenes que ven truncadas sus trayectorias educativas y que no han podido obtener el certificado de educación básica obligatoria. Se parte de que existe un segmento de jóvenes que no culminan su educación básica y que se encuentra en proceso de transición al mundo del trabajo, luego pues se diseña y pone en operación un programa específico que responda a la problemática global de la transición de los jóvenes desfavorecidos: se les apoya en su proceso de inserción profesional y re-inserción al sistema educativo.

El programa busca ser un acto continuo de acompañamiento y de apoyo a la construcción de alternativas para los jóvenes sin la certificación básica. Se distingue por ser integral, por querer facilitar el tránsito de estos jóvenes a la vida activa, por tener vínculos con el mundo del trabajo a través de pasantías y por tener continuidad con grados superiores. Asimismo, busca favorecer el desarrollo de competencias (tanto técnicas como blandas), atender a la problemática social de los jóvenes, orientar en el desarrollo de posibles proyectos productivos, apoyar proyectos personales de vida, y promover su reinserción al sistema educativo. En mi opinión, el  punto clave del PFI es partir de una política específica de formación orientada a este grupo de jóvenes en el ánimo de facilitar su proceso de transición. No se les deja solos, no están a la intemperie.

En este marco es importante comentar sobre el programa de La Comuna, con raíz en las Misiones Locales de Francia, que se implementó en la Ciudad de México entre 1999 y 2008. Un elemento definitorio del programa consistía precisamente en la labor de consultoría y apoyo que se debe dar a los jóvenes en este entrecruce de caminos. El programa partía de que los jóvenes que se enfrentan a estas circunstancias deben contar con un servicio que les brinde asesoría psicológica, educativa y laboral. Intentó funcionar como un espacio de contención, de abrigo, ante las circunstancias difíciles de desorientación y falta de conocimiento a la que se enfrentan los jóvenes que atraviesan por esta etapa. Este programa fue ejemplo de una concepción diferente de la capacitación donde el proceso de transición a la vida activa se atendía de una forma integral. Lamentablemente, a la fecha, no existe ningún programa de capacitación que haya retomado este enfoque.

En México contamos con un abanico de opciones, que van desde la oferta de capacitación de parte de la Dirección General de Centros de Formación para el Trabajo (DGCFT) a través de los ICAT y los CECATI, hasta diferentes instancias que promueven el acceso al empleo, el desarrollo de emprendimientos, acceso a préstamos económicos, estrategias para la re-inserción al sistema educativo con miras a la acreditación del bachillerato y la continuación de estudio superiores (Prepa Sí, Ceneval Acuerdo 286, etc.). Se trata de programas pertinentes en sí mismos, lamentablemente no se encuentran articulados entre sí,  no abordan la problemática en conjunto que enfrenta este segmento juvenil, ni forman parte de una política integral de capacitación. Los jóvenes se van encontrando con estas opciones en caminos de búsqueda personales, van “rebotando”, se van enterando por diversas fuentes, incursionando en diferentes programas sin el cobijo de un programa que responda a sus necesidades de forma integral en este momento de transición.

El hecho es que sí existen programas a los que se incorporan los/as jóvenes, sin embargo no existe una política específica de formación e inserción de la cual formen parte. A ello se debe que este segmento de jóvenes, durante esta etapa crucial, no cuente con un programa específico que los resguarde. Esto lleva a que un millón 800 mil jóvenes que no están en el bachillerato, debido a que no terminaron la educación básica o abandonaron sus estudios de nivel medio superior (Tuirán, 2014), tengan que transitar durante este periodo “a la intemperie”. 

Nos preguntamos entonces ¿por qué no se ha hecho nada al respecto? ¿Por qué no se considera algo prioritario? ¿Es un tema de voluntad política, de falta de interés, poca sensibilidad ante la problemática, subestimación de la capacitación? ¿Es una situación con una baja tasa de retorno? Muchas preguntas que inquietan y que ante la falta de respuesta llevan  a permanecer en una inercia que como sociedad tiene un costo muy alto.

Enrique Pieck Gochicoa es investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México  (INIDE-UIA).

Fuente: http://educacion.nexos.com.mx/?p=273

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Aprender a Leer en Japón

Por: Elisa Guerra Cruz

Japón es un país fascinante. No sólo por sus jardines y edificios, si no también por su gente y su cultura.

Tuve la oportunidad de visitar este país asiático por primera vez en el mes de Noviembre de 2014, a raíz de la investigación de Eduardo Andere sobre ambientes de aprendizaje alrededor del mundo. De esta manera, pude visitar con él diversas escuelas en varias ciudades japonesas, desde Tokyo hasta Hiroshima, pasando por Nagoya y otras más.

Siempre me ha interesado el tema de el aprendizaje de la lectura, pero esta fue la primera vez que tuve la oportunidad de explorar cómo aprenden a leer los niños pequeños en un sistema y lenguaje tan diferente al nuestro y al resto de los idiomas occidentales.

Debido a lo apretado de la agenda de investigación de Eduardo, y aunado a la dificultad para conseguir los permisos necesarios para visitar las escuelas y aplicar cuestionarios, no me fue posible realizar un protocolo de investigación sobre el aprendizaje temprano de la lectura en culturas occidentales. En lugar de ello, me centré en una investigación documental y anecdótica, enriquecida por las observaciones realizadas en las escuelas que nos abrieron sus puertas.

Aprender a leer en Japón es cosa de niños… para los niños. Un adulto que, sin haber crecido en Japón ni haber estado expuesto al idioma desde pequeño, quisiera aprender a leer y escribir en japonés, pudiera encontrar esta tarea sumamente difícil, incluso imposible.

¿Por qué?

Para empezar, el japonés tiene tres (o cuatro) maneras de escribirse:

1. El japonés culto o kanji, que consiste en ideogramas heredados del chino. Cada “kanji” representa una palabra o idea.  Al terminar la escuela preparatoria, los jóvenes japoneses deben dominar por lo menos 2000 kanji.

2. Hiragana, o la “fonetización” del lenguaje. En este sistema existen 71 “letras” diferentes: 5 vocales, 1 consonante, y 65 “letras” o símbolos que combinan consonante y vocal. Esto es, existen 65 caracteres que se refieren a sílabas completas: ka, ke, ki, ko, ku, por ejemplo, se representan cada una con una sola y diferente “letra” en hiragana.

3. Katakana, que se usa para escribir palabras extranjeras y que también tiene correspondencia fonética con el lenguaje oral.

Además de estos tres sistemas de escritura, los niños japoneses aprenden “romanji”, o la manera de representar palabras japonesas con escritura occidental. Así es que los pequeños también aprenden las letras del alfabeto que todos conocemos.

IMG_3919Es común que los letreros en las calles incorporen kanji, hiragana y romanji, como puede ilustrase en esta imagen. Este es un letrero que anuncia una de las paradas de la línea azul del metro de Tokyo. El primer ejemplo de escritura, el más grande, es kanji. El segundo, más largo (por que cada signo representa un sonido y no una palabra o idea) es hiragana. Y el tercero, el que nos permite a nosotros, occidentales, saber en dónde estamos y cómo pronunciar el nombre de esta estación, es romanji. Por cierto, “Otemachi”, significa “mano grande”.

¿Cuál de estos sistemas se utiliza más? Bien, esto es lo que hace que el japonés sea increíblemente complejo para los adultos occidentales sin experiencia temprana en el idioma: Se usan los tres, kanji, hiragana y katakana… ¡al mismo tiempo y mezclados!

¿Cuándo y cómo aprenden a leer los niños japoneses?

Supuestamente, la instrucción “formal” de la lectura comienza en el primer grado de primaria. Sin embargo, según nos comentaron algunos docentes, un gran porcentaje de niños, (la gran mayoría, en palabras de un maestro) llegan al primer grado siendo capaces de leer, y no sólo palabras simples, sino libros. La directora de una escuela en la periferia de Tokio nos dijo, en torno al tiempo para aprendizaje de la lectura, que “cuanto antes, mejor”. Esta misma tendencia fue reportada ya desde finales de los años ochenta en una investigación que comparaba el aprendizaje de la lectura en Japón y en Estados Unidos. (Mason et al, 1987).  Los niños japoneses podían leer en hiragana al entrar a la primaria, y a partir de entonces comenzaban el aprendizaje de los primeros “kanji”. Esta labor continuará durante toda la vida académica de los niños y jóvenes y aún en la edad adulta.

La directora de una escuela primaria en un suburbio de Tokio comentó, con respecto al aprendizaje de la lectura: "Cuanto antes, mejor".

La directora de una escuela primaria en un suburbio de Tokio comentó, con respecto al aprendizaje de la lectura: “Cuanto antes, mejor”.

Sin embargo, los jardines de niños japoneses (yochien) supuestamente no enseñan a leer a los niños, por lo menos no de manera formal. ¿Quién les enseña entonces?  Ya desde hace algunas décadas, se cree que las madres japonesas juegan un papel primordial en la enseñanza de la lectura.  Aunque solamente un 15% de ellas afirma que enseña a leer a sus hijos en casa (Uchida, 1987) es muy común que realicen diferentes actividades encaminadas al aprendizaje de la lectura, principalmente una amplia exposición a libros y revistas infantiles, aunado a actividades artísticas, musicales y de excelencia física.  A raíz de la enorme competencia para poder tener acceso a las mejores opciones educativas, las familias  buscan que sus hijos ingresen a escuelas primarias de prestigio académico. Y debido a la alta demanda de espacios en estas instituciones, con frecuencia se hacen exámenes de admisión a los niños preescolares. Los mejores resultados consiguen los codiciados lugares. Así es que posiblemente muchas madres japonesas “preparen” académicamente a sus hijos para estas pruebas, ya sea ellas mismas o con la ayuda de clases particulares.

Creemos que es algo bueno que los niños japoneses puedan aprender muchas cosas a muy temprana edad, pero no por las razones equivocadas. Si una madre enseña a su hijo a leer, no por el disfrute que ello pueda redituar al pequeño, sino con el objetivo de que pueda obtener buenos resultados en un examen, entonces la presión y el estrés entran a la ecuación de la enseñanza. Y la presión y el estrés son enemigos del aprendizaje.

En las escuelas. la manera tradicional de aprender hiragana o katakana es a través de instrucción fonética. Sin embargo, las unidades fonéticas en hiragana son más grandes que las del idioma español: ya hemos comentado que, si bien los niños aprenden la correspondencia fonética a 5 vocales y una consonante (elementos fonéticos simples) hay 65 caracteres que representan sílabas (elementos fonéticos compuestos). Esto significa que, mientras que los niños hispanos que aprenden a leer fonéticamente deben descifrar, para una palabra bisílaba, por lo menos cuatro grafías, el niño japonés con suerte requerirá sólo dos (una por sílaba). Esto podría implicar que el reconocimiento de la palabra podría ser dos veces más rápida por parte del niño japonés, en comparación con el niño hispano.

Por otro lado, los niños japoneses deben aprender kanji de memoria. No hay alternativa. Y para ello ocupan buena parte de la jornada escolar: memorizar y repetir, memorizar y repetir. Muchos adultos recuerdan esta etapa como algo tedioso, aburrido y difícil. ¿Habría otra manera de lograrlo? Nosotros creemos que sí. Nuestros niños japoneses en el programa de Los Institutos, (ya sea sanos o con lesión cerebral) pueden aprender kanji con facilidad y disfrute cuando éste se les presenta de manera ágil, alegre, repetida y breve, en estímulos visuales preparados para este fin, y cuando el cerebro está mejor dispuesto para recibir este tipo de información: en los primeros años de vida. Por cierto, de esta manera pueden aprender a leer todos los niños, cualesquiera que sea su lenguaje.

Las aulas están decoradas con las producciones de los niños. Aquí vemos las hojas  de trabajo que muestran la direccionalidad del trazo.

Las aulas están decoradas con las producciones de los niños. Aquí vemos las hojas de trabajo que muestran la direccionalidad del trazo.

Menor presión a los niños y mayor reconocimiento a los maestros, es algo de lo poco que quizá podría pedirse a la sociedad japonesa.

Lo que sí podemos afirmar es que la educación es un valor sumamente importante para las familias en Japón. Según el Global Teacher Index 2013, publicado por Varkey Gems Foundation, si bien los japoneses califican favorablemente su sistema educativo, no confían mucho en la capacidad de sus maestros -algo que no deja de sorprender, cuando se tiene en cuenta el respeto que tradicionalmente se debía a los docentes, “senseis”, y considerando que el desempeño educativo de Japón en pruebas internacionales, al compararse con otros países, es relativamente alto.

¿Quién enseña a leer a los niños japoneses? Parece que esta es una tarea con diversos actores: las madres, los maestros, y la propia cultura que favorece, de una u otra forma, la exposición temprana al lenguaje escrito.

 Referencias:

Dolton, P; y Marcenaro-Gutiérrez, O (2013) Varkey Gems Foundation Global Teacher Status Index. Recuperado el 18 de Diciembre de https://www.varkeygemsfoundation.org/sites/default/files/documents/2013GlobalTeacherStatusIndex.pdf 

Mason, J; Anderson, R; Omura, A; Uchida, N; e Imai, M. (1989) Learning to Read in Japan, Technical Report 449, Center for the Study of Reading, University of Illinois at Urbana- Champaign.

Uchida, N. (1987) From storytelling to writing composition. Paper presented at the 29th annual meeting of the Japanese Educational Association. Tokyo.

Fuente: https://elisaguerra.net/2014/12/20/aprender-a-leer-en-japon/

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El molde de la reforma educativa

Por: Rosa María Torres

Para El Conejo, en su cumpleaños

El Ministro de Educación de este pequeño país caribeño se acerca a su escritorio y, con gran satisfacción, me alcanza tres volúmenes, Diagnóstico, Recomendaciones y Plan, respectivamente, para la educación de su país en los próximos cinco años. Primeros ejemplares. Acaban de ser concluidos por un equipo de expertos, cuyos nombres e instituciones constan en la tapa de los informes: dos instituciones internacionales y una nacional.

Con sólo hojear el primer volumen, confirmo lo que me temía: se trata del diagnóstico estándar en torno a la educación y sus problemas, el que se repite con asombrosa uniformidad, a lo sumo con las inevitables diferencias de cifras y siglas domésticas, en los países del llamado «Tercer Mundo» y en los de América Latina y el Caribe, en particular. No es necesario siquiera ver los tomos 2 y 3 – las recomendaciones, la propuesta, la estrategia, el plan – porque no es difícil anticipar su contenido: diagnósticos estándares en torno a los problemas suelen traer aparejadas recomendaciones estándares en torno a las soluciones. Al leer los tres volúmenes, ese mismo día, en el hotel, la sospecha queda confirmada: se trata del molde para la reforma educativa que ha venido instalándose en toda América Latina en los últimos años y a la que este pequeño país, además, ingresa tarde, sin siquiera beneficiarse de las lecciones ya aprendidas por los demás.

El Volumen 1, El Diagnóstico, identifica y detalla el listado conocido de “problemas de la educación” – inequidad, repetición, deserción, ineficiencia interna y externa, maja calidad, bajos rendimientos escolares, falta de materiales educativos, deficiente capacitación docente, falta de responsabilidad por los resultados, centralismo en la gestión, etc. – con ayuda de cuadros y gráficos esmerados, de una exuberancia estadística y una precisión cuantitativa que podría hacer suponer que en estos números, en estas cantidades y porcentajes, está la clave del problema y de la solución. Bien sabemos, no obstante, que las estadísticas son sumamente endebles en el campo de la educación y que, a menudo, terminan siendo irrelevantes, incluso inútiles, para orientar la acción superadora.

Los problemas de la educación más que la educación como problema. Los problemas del sistema escolar más que los problemas de la educación. Los problemas del aparato escolar más que los de los alumnos, las familias, las comunidades, los ciudadanos, el país. Diagnóstico (y, por tanto, soluciones) eminentemente sectoriales. Más aún: intra-escolares. Problemas organizados en los rubros clásicos de administración, financiamiento, currículum, gestión, supervisión, evaluación, capacitación, materiales, etc. Análisis por niveles del sistema – preescolar, primaria, media, técnica, profesional – mezclados, como es lo usual, con esos otros ámbitos – educación no-formal, educación de adultos – que nunca se sabe dónde ubicar. La educación superior ausente, desmembrada del sistema escolar, como si no fuera educación, anunciada como objeto específico de informes por venir.

El Volumen 2, Las Recomendaciones, también está lleno de familiaridades: descentralizar y fomentar la autonomía de las instituciones escolares; estimular la participación y los recursos privados; mejorar la calidad; fortalecer la capacidad institucional para el análisis de políticas y la planificación estratégica; diversificar los mecanismos y fuentes de financiamiento de la educación; reforzar la comunicación y la concertación; articular los distintos niveles de enseñanza; revisar los contenidos curriculares para adecuarlos a las condiciones del medio y al mercado laboral; fortalecer y racionalizar la capacitación de los agentes educativos a todos los niveles; revalorizar la función docente, proveer capacitación en servicio, etc. En estos o en términos parecidos, éste es el listado de recomendaciones que viene haciéndose tanto a los países grandes como a los pequeños, los con Indice de Desarrollo Humano alto, mediano y bajo, los con regímenes dictatoriales y los más democráticos, los con población indígena mayoritaria y minoritaria, los con fuerte y débil tradición educativa, los con hiperministerios y los que nunca llegaron siquiera a tener una burocracia estable, los que exportan y los que importan intelectuales y profesionales: todos.

El Volumen 3, El Plan, es como si lo hubieran plagiado: reforma administrativa del Ministerio de Educación, descentralización, concertación y consensos nacionales, focalización en la pobreza, prioridad sobre la educación básica, programas compensatorios, incremento del tiempo de instrucción, mejoramiento de la calidad, provisión de textos y manuales escolares, ajustes al currículo, reciclaje y perfeccionamiento docente, nuevo estatuto docente (ni una palabra sobre los salarios docentes), capacitación de directores, evaluación de desempeño, incentivos, rendición de cuentas, educación a distancia, dobles turnos, gastos compartidos con la familia, mejoramiento de la eficacia externa del sistema, autonomía escolar, articulación del pre-escolar y la escuela, educación inclusiva, consejos de participación y gestión escolar,énfasis sobre el aprendizaje, proyectos educativos institucionales, pruebas estandarizadas,puesta en marcha de un sistema nacional de evaluación y difusión de resultados.

No es Chile ni México ni Argentina ni Brasil ni Costa Rica ni Uruguay ni Colombia. Estamos en un país especial, indescifrable para el visitante externo e incluso para los estudiosos locales, que desafía continuamente a sociólogos y politólogos, que destaca por su Indice de Desarrollo Humano ubicado entre los más bajos del mundo, con una enorme complejidad lingüística, una identidad cultural muy fuerte y creencias religiosas muy arraigadas, en el que florecen el arte, la artesanía y la poesía, donde la luz eléctrica prácticamente no se conoce en las zonas rurales, cerca de la mitad de los niños y niñas continúan quedando al margen de la escuela y en el que – para colmo de males – predomina la educación privada, tanto a nivel primario como secundario.

El propio trayecto al Ministerio me ha mostrado un pedazo importante, fascinante, de esta sociedad: una hora para recorrer una distancia relativamente corta, dentro de la ciudad; el vehículo abriéndose paso, a pura bocina, entre ríos de gente que caminan en plena calle; autos en ambos sentidos, esquivándose unos a otros, con la bocina apretada a fondo para informar y hacerse sentir, con total prescindencia de semáforos o policías que ordenen el tráfico; gente a borbotones, por todos lados, en atuendos y colores vistosos, comprando y vendiendo, meneándose al son de alguna música callejera, o bien sentada afuera, frente a sus casas, en hamacas o en pequeños bancos, hamacándose, aliviándose del calor, durmiendo la siesta, jugando a las cartas, o simplemente espectando el movimiento y el barullo de los demás.

El Ministro de este pequeño país caribeño me pide opinión y yo, con toda franqueza, se la doy. Por más que he hurgado, tratando de leer entre líneas y entre cuadros, no he encontrado a su país en estos informes. Es decir, de no ser por los índices particularmente pronunciados de analfabetismo adulto y falta de acceso a la escuela, que delatan a este país como uno de los más pobres y atrasados de la región, el Diagnóstico, las Recomendaciones y el Plan podrían referirse a prácticamente cualquier país del planeta. Detrás del frío lenguaje tecnocrático y la impersonalidad de las cifras no hay historia, no se percibe una pizca de cultura, algo que permita entender qué clase de país es éste, por qué y cómo llegó a donde está, cómo es su gente, su juventud, sus maestros, cómo son por dentro sus instituciones, qué ha sido y es capaz de hacer como país, qué piensa la gente sobre la educación que tiene, qué clase de educación querría tener. Siendo la educación un campo particularmente sensible a la cultura y a la especificidad de cada contexto, su omisión no es asunto menor: las mismas cifras, en contextos, condiciones y momentos diferentes, significan y dan para hacer cosas muy distintas.

No, no creo que en estos tres volúmenes estén las claves de lo que sucede y de lo que hay que hacer con la educación de este país ni en los próximos cinco años ni en la próxima década. No, no es de esperar que «la reforma» consista ahora simplemente en trasvasar dicha información a quienes deben aplicarla, a través de eso que suele llamarse “capacitación docente”, en traducir las recomendaciones en decretos y en programas, en tratar, en fin, de que la realidad se ajuste a los documentos. Es de esperar, más bien, que la gente de carne y hueso rebote todo esto, no por ignorancia, incapacidad o mala fe sino sencillamente porque la distancia entre estos dos mundos es, de partida, infranqueable.

* Reportaje de una misión de trabajo a Haití en abril 1998. Incluido en: Rosa María Torres, Itinerarios por la educación latinoamericana: Cuaderno de viajes, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2000.

Fuente: http://otra-educacion.blogspot.com/2011/04/el-molde-de-la-reforma-educativa.html

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