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Compromiso y capacidad, sentido de una nueva Ley Docente

Por: Mexicanos Primero

Casi desde su aprobación en 2013, la Ley General de Servicio Profesional Docente (LGSPD) ha ganado atención por sus posibles consecuencias laborales relacionadas con la evaluación de desempeño. Cinco años después se habla de derogar esta ley y reemplazarla por algo mejor, de nuevo, principalmente por vincular la evaluación con la permanencia en el trabajo.

Sin embargo, poca atención se ha prestado al sentido detrás de la LGSPD. ¿Qué se debe lograr con una ley de esta naturaleza?

Una ley docente orientada a la garantía del derecho a aprender debe servir para asegurar: 1) que las personas que entran y transitan por el servicio docente tengan las capacidades y el compromiso para impulsar el aprendizaje de otros; y 2) que estas personas cuenten con los apoyos y oportunidades necesarios para seguir fortaleciendo estas capacidades y compromiso.

¿Cómo buscaba hacer esto la LGSPD? Primero, mandató la construcción de perfiles docentes, directivos y para asesores técnico pedagógicos, un planteamiento de las características, cualidades y aptitudes que la sociedad espera que tengan sus maestros. Se han publicado cada año desde 2014, y en su elaboración participan autoridades estatales y federales.

Si bien se podrían fortalecer con base, por ejemplo, en una participación social más amplia que incorpore la voz de las niñas, niños y jóvenes, sus maestros y sus familias, no debemos negar la importancia de contar con dichos perfiles. Deben formar la guía que orienta todos los procesos vinculados con la trayectoria profesional de cada maestro. ¿Qué tipo de maestro queremos formar en la educación normal?, ¿cuáles deben ser los criterios para que un docente se ingrese al sistema educativo o se promueva?, ¿qué actitudes, conocimientos y habilidades debemos desarrollar y fortalecer en la formación continua?

En segundo lugar, la LGSPD establece que debe existir un proceso riguroso, transparente y equitativo –basado en estos perfiles– para la selección y la promoción docente.

Y un tercer elemento central de la LGSPD fue establecer los derechos de todos los maestros en cuanto a la formación docente –entre ellos, recibir un diagnóstico que identifica sus necesidades de formación y tener acceso y ser incorporados a oportunidades de aprendizaje profesional. La ley reconoce que la formación continua se promueve no sólo por medio de cursos y posgrados, sino también en la escuela desde el Servicio de Asistencia Técnica a la Escuela. Adicionalmente, la LGSPD establece el derecho de los docentes de nuevo ingreso a contar con un tutor durante sus primeros dos años.

Cada ley, como cada política educativa, es perfectible, pero en el afán por corregir, no debemos tirar las frutas buenas con las podridas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/compromiso-y-capacidad-sentido-de-una-nueva-ley-docente/

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Educación: cuatro temas críticos

Por: Gilberto Guevara Niebla

Las diferencias de opinión no deben ser obstáculo para unirnos en apoyo al nuevo proyecto educativo nacional. Lo importante es que los nuevos esfuerzos en esta materia se nutran de la experiencia anterior, que no se repitan los errores del pasado y, que se apunte hacia metas de desarrollo más ambiciosas. En las líneas que siguen destaco algunos temas críticos de la educación mexicana actual.

1.Financiamiento. El gasto público en educación debe aumentar si se quiere hacer frente a los desafíos presentes. En la actualidad es de 5.3 % del PIB. Se gasta más por alumno en educación superior que en cualquier otro nivel. Se necesita que haya mayor eficiencia y transparencia en el uso de los recursos, así como claridad en la distribución del gasto corriente. Se necesita asimismo reforzar financieramente a las escuelas más desfavorecidas. Más del 90 % del gasto se consume en la nómina y queda poco dinero para inversión y operación en las escuelas. Las consecuencias negativas de este estado de cosas son múltiples, pero la más obvia es que las escuelas pobres, con carencias financieras crónicas, se ven obligadas a buscar recursos por su cuenta, a veces, pidiendo cuotas voluntarias a los padres de familia.

2.Gobierno del sistema. El gobierno educativo es un gran problema por el tamaño y la complejidad del sistema, es tan grande (25 millones de alumnos) y múltiple (32 entidades) que la comunicación interna representa un problema de grandes dimensiones. Por otro lado, en cada entidad federativa las escuelas son tuteladas por una estructura burocrática que ejerce su autoridad verticalmente. El centro del poder educativo no está en la escuela sino en esas estructuras burocráticas. Las escuelas carecen de poder sustantivo, de ahí la pertinencia de desarrollar nuevos esfuerzos para que la escuela tenga mayores facultades de forma que el sistema se desburocratice paulatinamente. Por otro lado, aunque se han transferido mayores facultades y recursos a los estados, en ellos se advierte una falta de equilibrio y contrapesos: no hay quien evalúe y dé seguimiento a lo que hace el poder en materia de educación y, como consecuencia, hay una notoria falta de control en la acción educativa de los estados.

3.Calidad con equidad. La búsqueda de la calidad es el principal norte de cualquier política educativa, pero la calidad, en tanto meta nacional, jamás se habrá de lograr si no se ataca, simultáneamente, la desigualdad. Si el esfuerzo político se concentra en mejorar las escuelas que tienen buen desempeño y con ello se desatiende a las que tienen mal desempeño, lo que habrá de lograrse es una mayor y más grave inequidad. Por lo mismo, la política educativa debe dirigirse a crear un piso común de calidad para todas las escuelas. No se trata de abandonar a las que mejor trabajan sino de apoyar a las menos eficaces, subirlas para que tengan un mejor desempeño. La lucha contra la desigualdad debe ser el centro de la política educativa en un país en donde el rasgo más característico de su sistema educativo es, precisamente, la desigualdad.

4.Mejorar la base del sistema educativo. Una manera de enfrentar eficazmente la meta de calidad con equidad es lanzar acciones vigorosas para reforzar la educación en la primera infancia (0-3 años) y la educación preescolar (3-6 años). El gran obstáculo para la calidad y la equidad son las deficiencias que presentan muchos niños cuando inician la escuela, deficiencias que son físicas, intelectuales, o emocionales y que generalmente se asocian al contexto social-familiar de donde proceden. Una efectiva educación inicial (crianza de los niños) y un buen preescolar pueden contribuir a cambiar radicalmente este estado de cosas y propulsar hacia arriba al sistema entero.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-cuatro-temas-criticos/

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Y usted, profe, ¿Qué opina del aborto?

Por:  Manuel Becerra. 

Las alumnas que llevan sus panzas y sus hijos a la escuela son un fantasma que recorre las secundarias populares. Los docentes “progres”, observa Manuel Becerra, oscilan entre el paternalismo y la condena solapada; hacen una pedagogía del tabú, del asterisco, de la excepción. Así todo, lo que pasa afuera del aula entra por la puerta: sexo, drogas y represión policial son los tópicos que los pibes piden hablar. Es momento de que el sistema se haga cargo y asuma la pedagogía de la pregunta empezando por una: ¿cómo impactaría la legalización del aborto en esa problemática?

—¿Ya tenés pensado qué hacer?

—Rodri me dijo que quiere ser papá. Pero yo no sé si quiero ser mamá. Y menos con él.

Hace frío en el buffet de la escuela, afuera hay ruido de recreo, y con Natacha, la profe de Francés, nos miramos. Javier trajo un café con leche.

—Tomalo, hace frío estos días.

Sin agradecer ni mirarnos, Gina toma sorbos lentos. Se hizo un test de embarazo y le dio positivo, después fue llena de vergüenza a una guardia –se puso una campera del Milan de su hermano, anteojos negros, se escondió bajo la capucha– a mentir que le dolía la panza para forzar un análisis: sí, estaba embarazada. Y no estaba muy segura de tenerlo.

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Pedagogía del tabú

En las escuelas públicas populares –para diferenciarlas de las de élite– las alumnas embarazadas y madres son parte de la cotidianeidad. En general, aunque no únicamente, son chicas que viven en barrios donde es común la maternidad adolescente. La escuela secundaria, formateada en el siglo XIX con un patrón elitista que la terminó convirtiendo hoy en el agujero negro del sistema educativo, las sigue tratando como excepciones: nos apuramos a armar trabajos prácticos fáciles de resolver, no les contamos las inasistencias, bajamos al mínimo las siniestras exigencias burocráticas para que su bebé no venga con una deserción escolar bajo el brazo. La frase “ese chico no tiene que estar acá”, que parece esculpida en piedra en las salas de profesores, también aplica implícitamente –o no tanto– a las alumnas embarazadas o las que vienen con su hijo o hija a la escuela. Las chicas gestantes y mamás transitan el tabú, lo encarnan, soportan sobre sus pieles todo el peso plomizo del yunque rosa que las manda a ser mamás, porque “tener un bebé es una bendición”. Aunque hayan sido violadas.

Las tradiciones del sistema educativo son, también, las tradiciones de la sociedad donde está inserto. Porque la escuela es una caja de resonancia de lo social, no una cámara de vacío a salvo de él.

El aborto, en ese contexto, está teñido de ilegalidad y clandestinidad: está camuflado tras una burocracia de médicos copados, hospitales amigables, farmacias con contraseña, asesores, consultorías. Para una adolescente, abortar via la escuela sin violar la ley es una pesadilla kafkiana.

Por otro lado, en las escuelas públicas de élite y privadas la invisibilización es mucho mayor. Atravesadas por el mandato de una maternidad supeditada a logros personales –facilitados por la pertenencia de clase–, las chicas de clase media intelectual y de clase media alta no se permiten maternar en su adolescencia. Ellas sí tienen muchísimo que perder. Y tienen los medios para esquivar la clandestina burocracia del aborto.

Lo concreto es que con el aborto ilegal no sólo las mujeres pobres quedan expuestas a clandestinidades precarias, antihigiénicas y que ponen en riesgo su vida. También quedan al borde de la deserción escolar: las chicas pobres no tienen una red social de contención que las acompañen a transitar esa carrera de obstáculos y contra reloj, pero tampoco cuentan con soportes –mujeres– que le cuiden al bebé una vez que nació. Porque, muchas veces, el papá se borró. Porque quedaron solas. Porque tuvieron que decidir entre maternar o estudiar.

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Las alumnas que llevan sus panzas y sus hijos a la escuela son ese fantasma que recorre las secundarias públicas populares. Los docentes oscilamos entre el paternalismo y la condena excluyente, y sin lograr acertarle a la inclusión educativa. Bajo ese signo se arman los trabajos prácticos y las intervenciones pedagógicas hacia ellas.

Bajo su “condición” silenciada, disimulada, puesta entre paréntesis hacemos una pedagogía del tabú, del asterisco, de la excepción. ¿Cómo impactaría la legalización del aborto en esa problemática?

* * *

—¿Son bebés abortados?

—Profe dígale, son angelitos.

En el Museo Nacional de Bellas Artes una alumna y un alumno de primer año se detienen a mirar fascinados un óleo de Lucas Cranach el Viejo. Allí aparece Dios, rodeado de diecinueve cabecitas de querubines, y amenaza con lanzar tres flechas fatídicas a la Humanidad.

Pedagogía de la pregunta

Los propósitos de toda planificación didáctica podrían resumirse en un objetivo central: lograr que las y los alumnos se involucren en la clase, en el objeto que se estudia, que le hagan preguntas, lo manipulen, lo adapten a sus conocimientos previos. La aproximación es espiralada, rara vez directa: una chica levanta la mano en un aula y lanza una hipótesis, intuitiva, tratando de enganchar eso que plantea su docente con algo que le viene rebotando en la cabeza. La función del docente es tomar esas intervenciones e ir corriendo la línea de lo conocido para acercarla a las metas de la clase. Para enseñar. Para que la alumna aprenda.

Cuando los docentes planificamos lo hacemos esencialmente tratando de forzar esa pregunta, implícita o explícita, a través de distintas estrategias. Sin embargo, a veces, cada vez más en un contexto global de sobreinformación y consumo, la agenda pública destruye las paredes del aula y obliga a docentes y estudiantes a hablar de determinados temas. Fuerza “naturalmente” el tan celebrado, prescripto y poco aplicado pensamiento crítico: “¿Y usted, profe, qué opina del aborto?”.

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Lo que pasa afuera de la escuela entra por la puerta: si la sociedad es violenta, encontramos un cuchillo en una mochila; si es desigual, desaparece un celular en el aula; si hay hambre, los pibes buscarán un plato de comida en la escuela. No podemos aislarnos del aborto que, además, forma parte central de la agenda particular de las y los adolescentes, incluso desde la pubertad. Sexo, drogas y represión policial: los grandes tópicos que los pibes le reclaman a la escuela.

La sesión de la Cámara de Diputados del 13/14 de junio fue el corolario de debates maratónicos, de una lucha de décadas que hace algunos años tomó un volumen insospechado. Ya se ha dicho: las mujeres son en este momento, tal vez, el motor de la historia de una forma que nunca antes fue tan explícita, escondidas como estaban tras las cortinas del patriarcado. La marea verde afiló las preguntas de los pibes y las pibas por la Educación Sexual Integral. Abandonada por el Estado nacional, y supeditada a los pocos gobiernos provinciales que decidieron darle impulso, la ley 26.150 cobró una vida y una fuerza inéditas, no ya como bajada, sino como demanda.

Las y los adolescentes han decidido que es tiempo de hablar. Es tiempo de hacer un tratamiento riguroso de temas complejos vinculados a la sexualidad. Es tiempo de que la escuela, especialmente la secundaria, se haga cargo de las preguntas de sus alumnos, de que asuma de una buena vez la pedagogía de la pregunta.

No es la tecnología la que pone en jaque a la escuela tradicional: lo que la obliga a repensarse y reinventarse es el avance de los derechos, es la masificación del sistema educativo; son los lentos, imperceptibles y contundentes cambios de hábitos culturales. Internet no incendiará a la escuela hasta sus cimientos. Al contrario: son los pibes y las pibas, cada vez más conscientes de sus derechos, los que la reforzarán.

* * *

—Ya conté cuatro pañuelos celestes acá –una compañera me pasa, por WhatsApp, una foto mal sacada de dos mochilas en la escalera de la escuela.

—Ojo, hay que tener ovarios para anudarse pañuelos celestes en este contexto.

Pedagogía del derecho

Los docentes “progres” miramos fascinados la marea verde, a las adolescentes empoderadas, a la demolición de los tabúes que forman parte de la ritualidad escolar. Adherimos categóricamente a lo que Luciana Peker llamó “La revolución de las hijas”, que celebra el protagonismo juvenil dentro de la lucha feminista. Nos maravillamos ante la toma de autonomía política y sexual de nuestras alumnas, pero lo hacemos fundamentalmente por compartir muchas de esas miradas. Hasta que aparece un pañuelo celeste, una militancia que desentona con lo general, que nos interpela también a nosotros.

¿Qué hacemos con esto?

Las hijas de Silvia Lospennato, Agustín Rossi y Daniel Filmus entraron al recinto de la Cámara de Diputados como protagonistas en las decisiones que tomaron sus madres/padres a la hora de legislar. Las hijas que tienen medios para abortar de forma segura y más desburocratizada –aunque aún ilegal–, cuyos progenitores tienen además la llave de los amplificadores mediáticos. Hasta allí, todo verde. Y en las escuelas públicas de élite, el color casi uniforme. Y también en algunas privadas, provocando tensiones con los esquemas del colegio, y hasta con sus familias. Hijas blancas, con más o menos formación política, ofreciéndole a la democracia argentina argumentos demoledores en oposición a las barbaridades –no caben otros calificativos para mucho de lo proferido dentro del Congreso en la madrugada del 14 de junio– en contra de la ley. No tienen más de 20 años. Vemos a todas las adolescentes con pañuelos verdes. Pero no: es más bien una forma de metonimia, de tomar las partes por el todo, una especie de ilusión óptica.

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En las escuelas públicas populares se ve un escenario matizado: pocos pañuelos verdes, menos celestes, y una gran mayoría despañuelada. Son pibas y pibes de los barrios, para quienes este debate está abriendo un escenario de información compleja, que saben importante y que les atrae, pero no todavía como para militar una posición. Quienes han recorrido los barrios en las crisis lo saben: son las mujeres las que ponen de pie a las familias, a sus maridos, a sus hijos. Son las mujeres solas las que muchas veces, contra la violencia de género y la exclusión total, sostienen hogares haciendo lo imposible. Sus hijas hoy están aprendiendo la enorme complejidad de la soberanía de sus cuerpos. Nunca antes se había tratado detalladamente el tema en sus casas, sus aristas legales en tensión con las morales, las preguntas contundentes sobre el placer sexual y la maternidad, sobre el rol del Estado.

En las escuelas populares las chicas, sin decidirse si se calzan un pañuelo, están reformulando preconceptos instalados. Allí está la demanda más delicada: que la escuela esté a la altura del debate con información rigurosa pero, fundamentalmente, respetuosa de los tiempos y las preguntas de las y los alumnos.

Tal vez las escuelas populares, donde no hay posturas dominantes, se parezcan más a la sociedad en su conjunto y a la no linealidad de sus mecanismos democráticos: minorías militantes con posiciones tomadas, y mayorías silenciosas que están aprendiendo algo nuevo. En este caso, pibas y pibes que están aprendiendo también a opinar, a argumentar, a expresar su voz sobre algo tan íntimo como sus deseos.

La escuela, como agencia del Estado, debe garantizar el derecho de la libertad de opinión, del debate ordenado y sincero, debe orientar el disenso jerarquizando los argumentos. Debe garantizar la aplicación de la ley de Educación Sexual Integral. Debe enseñar que se está discutiendo, también, un derecho que opera sobre la materialidad más personal: el propio cuerpo. Es la hora, también de hacer una pedagogía del derecho.

* * *

La legalización de la interrupción voluntaria del embarazo permitirá a las alumnas embarazadas salir de la clandestinidad y decidir en mayor libertad. Les permitirá sopesar sus propias condiciones, sus propios deseos, y definir su futuro sin condenas legales ni morales. Así, el aborto legal será también una buena herramienta de inclusión educativa. Habremos derribado el tabú echando preguntas sobre él, haciendo florecer preguntas.

Que florezcan mil, cien mil, millones de preguntas. Que cada piba y cada pibe viva en un país donde tenga derecho a decidir sobre su cuerpo, donde entienda que no tiene derecho a decidir sobre un cuerpo ajeno. Va a suceder, si no es este año será pronto. Y en ese futuro, tan cercano, esta discusión, este mismo artículo, parecerán antigüedades.

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Fuente: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/y-usted-profe-que-opina-del-aborto/

Fotografía: Revista Anfibia

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Argentina: “Si no se institucionalizan las innovaciones educativas se pierden con el tiempo”

Redacción: Aptus

En el marco del Pre Foro de Educación, organizado por Educar 2050 y la Bolsa de Comercio de Rosario, que se llevó a cabo el 28 de mayo en Rosario, diferentes actores del ámbito de la educación se reunieron para analizar las necesidades actuales de estudiantes y de escuelas e indagar acerca de cómo innovar tanto en el sistema educativo como dentro del aula.  

Bajo el lema “Los aprendizajes: cambios en el sistema y en el aula”, la mesa conformada por Guillermina Tiramonti, FLACSO; Cora Steinberg, UNICEF y Lucas Delgado, EduLab/CIPPEC, analizó cómo las herramientas tecnológicas y la innovación pedagógica irrumpen en el escenario escolar y se presentan como una oportunidad para transformar la realidad educativa.

Dialogamos con Lucas Delgado, coordinador de Educación de CIPPEC, una organización sin fines de lucro que produce conocimiento para construir mejores políticas públicas, quien brindó detalles de los temas que se abordaron en el panel y analizó diferentes aspectos de la educación actual.

De abajo hacia arriba

“Este tipo de paneles apuntan a debatir y analizar qué cambios son necesarios, qué errores no deberíamos volver a cometer y cuáles son las deudas que aún existen en materia de transformación educativa”, expresó Delgado y destacó: “Es importante diferenciar cuáles son las problemáticas más urgentes por atender y desde CIPPEC vemos que actualmente la cuestión docente y de financiamiento de la educación, son dos aspectos que requieren atención”, expresó Delgado.

Respecto a cómo realizar la transformación educativa, el coordinador de CIPPEC aportó otra mirada que incluye a todos los actores: “Más allá de los cambios sistémicos que deben hacerse y más allá de las políticas que son necesarias, debe existir cierto empuje desde abajo hacia arriba, en términos de que si no pasa nada en las escuelas es muy difícil que el Estado pueda tomar ciertas prácticas que son propias de las instituciones educativas”.

Consenso e institucionalización

El año pasado CIPPEC presentó el libro “50 innovaciones educativas para escuelas”, con la intención de analizar cómo se instalan y materializan en la práctica de las aulas: “Efectivamente hay ciertas prácticas que pueden suceder en las aulas y que terminan de alterar los esquemas de aprendizajes de los alumno. Lo importante es ver si aparecen luego las políticas que las acompañen para poder sostenerlas en el tiempo”, explicó Delgado.

“Si no sucede esto, la innovación queda circunscripta a que el docente sea lo suficientemente activo y promotor de determinadas acciones. Luego el docente se va, y si eso no se institucionaliza de alguna manera, la innovación se pierde”, enfatizó el coordinador.

Por eso, destaca Delgado, “es importante que los cambios en innovación estén consensuados y articulados con todos los actores, tanto con los alumnos, como con los docentes, directivos hasta los supervisores y ministros” y dio un ejemplo: “Cuando hay un apoyo desde la política, como en el caso de Santa Fe o Salta donde se implementan las Tertulias Dialógicas Literarias, una propuesta que se trabaja en articulación con CIPPEC, te das cuenta cómo una práctica puede realmente escalar y sostenerse en el tiempo y luego son los propios alumnos la que la incorporan y aseguran su permanencia”.

Mirar y traducir

Consultado respecto a si es necesario transformar la escuela, Delgado sostiene que efectivamente la institución educativa, tal como se concibió a fines del siglo XIX, orientada a una cuestión industrial, es necesario modificarla y actualmente existen muchas iniciativas para resignificarla  como lugar de formación, lugar de aprendizaje, sin embargo, destacó que “aún no estamos de acuerdo en cómo hacerlo”.

“El Ministerio de Educación está mirando hacia afuera; cómo son los métodos de enseñanza de Finlandia, en Singapur, pero en definitiva lo que estamos necesitando es una traducción de eso a nuestra realidad latinoamericana para que tengan sentido con nuestras sociedades”, expresó Delgado y continuó: “No está mal mirar hacia afuera pero siempre y cuando no nos olvidemos de diagnosticar bien qué está sucediendo en nuestra región  y eso es algo de lo que carecemos”.

El coordinador de CIPPEC, sostiene que “No tenemos diagnósticos muy claros como para poder tomar las decisiones más adecuadas, en términos de políticas. Hemos avanzado mucho en Argentina en instalar una cultura de la evaluación en estos últimos años con las pruebas Aprender, pero aún faltan indicadores para entender cuál es el diagnóstico”.

La cuestión docente

Con respecto a la cuestión docente, que surge de los cuestionarios de las evaluaciones APRENDER,  desde CIPPEC se observa una problemática que consideran urgente de atender: actualmente hay pocas provincias que han podido avanzar en una contratación de un docente por cargo.

“Es necesario contar con docentes que puedan tener tiempo no solo para estar frente a la clase sino para trabajar con sus colegas, para trabajar en el seguimiento de sus alumnos, para comprometerse más en la institución”, expresó Delgado y enfatizó que desde CIPPEC promueven que haya un cambio real en la carrera docente.

“Es uno de los componentes esenciales para que podamos establecer mejores políticas y mayores compromisos de diferentes sectores con los procesos de cambio en la educación”, concluyó.

Fuente: http://www.aptus.com.ar/si-no-se-institucionalizan-las-innovaciones-educativas-se-pierden-con-el-tiempo/

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Panamá: Meduca pone en marcha la aplicación de la prueba PISA

Centro América/Panamá/19 Julio 2018/Fuente: La Estrella Panamá

Las pruebas nacionales del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) se iniciaron este lunes 16 de julio.

Las evaluaciones serán aplicadas a 6,300 estudiantes durante ocho semanas consecutivas, en unas 212 escuelas de las 16 regiones educativas del sector oficial y particular, informó el Centro Nacional PISA del Ministerio de Educación.

Panamá se reincorpora a los 81 países que participan en el séptimo ciclo de este programa.

El Gobierno Nacional ha destinado $280,000 para realizar las pruebas que servirán para evaluar el nivel de la educación nacional, al compararla a los estándares internacionales que impone la prueba. PISA mide la calidad, equidad y la eficiencia en materias como matemáticas, ciencias y lectura comprensiva de los estudiantes.

Según el centro nacional PISA, las capacitaciones se han realizado en las 16 regiones educativas del país, donde se ha capacitado a personal seleccionado con alto perfil y competencias en el conocimiento informático.

El personal que las aplicará fue elegido con las escuelas de región. Por ahora se está en un proceso de capacitación al personal que se encargará de la aplicación de las pruebas a los estudiantes de las regiones educativas.

La capacitación a los profesionales seleccionados la está brindando personal técnico especializado del Centro Nacional PISA entrenado bajo la supervisión de un observador externo contratado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.

Además, se aclaró que este es un proyecto del país, cuya responsabilidad de ejecutar recae en el Meduca, el cual permite evaluar los conocimientos de matemáticas, ciencias y lectura de los jóvenes de 15 años y así evaluar las mejoras en el desarrollo educativo que requiera el país, concluyó PISA.

La última vez que Panamá participó en las pruebas PISA fue en 2009, con resultados poco alentadores.

Los resultados de esta actual prueba serán revelados al país en el mes de diciembre 2019.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/politica/meduca-pone-marcha-aplicacion-prueba-pisa/24073644

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Colombia: Negociar con maestros y educación superior gratuita, mayores retos de nueva ministra de Educación

 América del sur/Colombia/19 Julio 2018/Fuente: Semana

María Victoria Angulo será la cabeza de esta cartera y llegará a enfrentar el sector con la experiencia de haber sido la secretaria de Educación del Distrito.

A menos de tres semanas de su posesión, este lunes, el presidente electo Iván Duque designó a María Victoria Angulo como la nueva ministra de Educación. Ángulo es economista social de la Universidad de los Andes, con maestría en Desarrollo Social de la misma universidad, y maestría en Análisis Económico Aplicado en Política Social de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (España).

La ibaguereña cuenta con 18 años de experiencia en el sector público y privado. Ha pertenecido a entidades como el Departamento Nacional de Planeación, el antiguo Ministerio de Desarrollo y la Secretaría de Hacienda del Distrito. De igual forma, se desempeñó como subdirectora de apoyo a la gestión de las Instituciones de Educación Superior y directora de Fomento de la Educación Superior del Ministerio de Educación en los gobiernos de Álvaro Uribe. Fue directora ejecutiva de la Fundación Empresarios por la Educación (ExE), y desde 2016 se desempeñó como secretaria de Educación de Bogotá.

Desde allí, trabajó por reducir las diferencias en la calidad de educación en colegios públicos y privados y fortaleció un nuevo modelo de contratación del Programa de Alimentación Escolar (PAE), que cuenta con una de las operaciones logísticas más grandes del país, pues diariamente se distribuyen alrededor de 730.000 refrigerios en los colegios de la capital, por medio de 134 rutas de seis operadores.

Su nombramiento ya ha hecho eco en un sector, que según destacan los expertos, enfrenta retos desafiantes. Temas como acceso y gratuidad en educación superior, educación inicial, la ruralidad y la relación con el magisterio son algunos de los temas que deberá afrontar en su llegada al ministerio. Entre lo urgente e importante que Angulo tendrá que trabajar a su llegada está:

Relación con el magisterio y sindicato de profesores

El 16 de junio de 2017, tras 37 días de paro, se firmaron unos acuerdos entre el Gobierno Santos y el sindicato de maestros, Fecode. El cumplimiento de dicho pacto, es quizá lo más urgente que debe entrar a resolver Angulo. Dicho acuerdo tiene como protagonistas temas sensibles como el servicio de salud de los profesores, incrementos salariales, primas regionales y la implementación de la jornada única. Nada fácil si, además, se tiene en cuenta que el sector ya está preparando paros para despedir al gobierno de turno y darle la bienvenida a Angulo y su nuevo equipo.

«Los acuerdos los firmamos con los representantes del Estado, con el gobierno, y el que llegue tiene que asumir esa responsabilidad. La palabra del gobierno no puede quedar en vilo. Existe una confianza legítima, pero si no la hay, desde luego que no hay posibilidad de relaciones entre el Estado y sus dirigidos», afirmó Carlos Rivas, presidente de Fecode.

Ruralidad: acceso a educación de calidad, cobertura y continuidad

Según cifras del Ministerio de Educación (MEN), en Colombia solo el 2,3 por ciento de las personas que viven en la ruralidad han realizado estudios universitarios. El 10 por ciento son bachilleres y solo entre el 12 y 13 por ciento de los mayores de 15 años saben leer y escribir.

En el país existen 8.704 sedes de instituciones escolares en zonas urbanas, mientras que en zonas rurales hay 35.329. A la vista muchas más que en las cabeceras municipales, lo que suscita la pregunta ¿si hay infraestructura, por qué el atraso? La brecha entre la educación rural y urbana se hace evidente con los indicadores que muestran que en 2017, la población mayor de 15 años, en promedio estudió seis años, mientras en en las áreas urbanas lo hicieron durante 10 años.  Además, cerca del 50 por ciento de los colegios tienen un desempeño educativo inferior o bajo en las pruebas estandarizadas.

Acceso y calidad en educación inicial, preescolar, básica y media

El programa del actual gobierno  ‘De Cero a Siempre’ benefició a 1.300.000 niños menores de 6 años, los expertos aseguran que no soluciona el problema. Según había explicado Isabel Segovia, gerente nacional de Inversiones en Primera Infancia a Semana Educacióneste sector tiene un andamiaje débil y recursos insuficientes. “El próximo gobierno tiene varios retos. Uno es la cobertura, que sigue siendo bajita, eso se debe a que no existe una institucionalidad ni recursos que acompañen a esta política”, afirma. Una de las propuestas del presidente electo es implementar un plan que consta de 1.000 preescolares públicos y privados.

Por otro lado, asegurar la permanencia de los jóvenes en las instituciones implica un reto de asociar esfuerzos para crear las garantías de continuidad. “En educación básica el gran reto sigue siendo la calidad. Hemos avanzado en cobertura, pero en calidad estamos muy atrás, así tratemos de ocultar las cifras”, asegura el experto en educación Julián de Zubiría.

Financiación y acceso a la educación superior

Las cifras del MEN muestran cómo en años anteriores alrededor del 40 por ciento de los estudiantes de colegios oficiales y el 56 por ciento de los privados  entraron a la educación superior. En este ámbito, el desafío recae en el fortalecimiento de las universidades públicas regionales no solo en calidad, sino en recursos económicos que permitan atender el problema crítico de financiación de las mismas,  además de la restructuración al programa Ser Pilo Paga, como anunció en campaña Iván Duque.

Las propuestas de Duque en esta materia van mucho más allá. En sus propuestas estaba el incluir la formación técnica en los tres últimos años de formación básica y media, establecer el ahorro programado para la educación superior de manera que la clase media financie sus estudios y permitir que el Icetex condone la deuda de estudiantes sobresalientes e identificar mejores ofertas de plazos y tasas de interés y garantizar la educación superior gratuita para estratos uno y dos. Angulo, tendrá que hacer frente a esto y sobre todo evaluar su viabilidad y pertinencia.

Según Javier Botero, especialista principal de educación del Banco Mundial, “la educación superior debe contribuir a la competitividad y al desarrollo productivo del país. Esto implica una política que garantice el acceso y graduación de todos los jóvenes que cumplan las condiciones académicas, un sistema de calidad de educación superior que asegure que toda la oferta cumpla con unas condiciones básicas y un sistema de financiamiento con fuentes de recursos públicos y privados”.

Implementación de la jornada única

Una de las propuestas del presidente electo Iván Duque fue la de implementar la jornada única en un 100 por ciento. Si bien, en el actual gobierno se adelantó gran parte de la iniciativa, organizaciones como Todos por la Educación aseguran que quedó en el limbo pues a pesar de que esta apuesta se realizará de manera gradual por varios periodos de los gobiernos, lo establecido en este cuatrienio quedó con retos sin resolver. De las 30.693 aulas para la implementación de la jornada única, solo se han entregado 5.300, esto corresponde solo al 17 por ciento de lo prometido. Los retos de este punto, son aún más grandes pues para implementarlo se debe trabajar en varios aspectos como la adecuación de las instituciones, la alimentación de los estudiantes y las condiciones de los maestros, entre otros.

Pablo Jaramillo, miembro del comité académico de Alianza Educativa, cree que “es fundamental darle continuidad al proceso de consolidación de jornada única actual, terminar de hacer los nombramientos de docentes que se necesitan, hacer ajustes en infraestructura, garantizar la alimentación escolar y dar mucha capacitación a las instituciones”.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/maria-victoria-angulo-cuales-son-los-planes-de-educacion-del-nuevo-gobierno/575565

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Carta a la nueva ministra de Educación

Por: Julián de Zubiría

El pedagogo Julián De Zubiría invita a la nueva ministra a convocar un gran acuerdo nacional, a dar un giro en la política educativa y a fortalecer la educación pública. Sólo así, la educación podrá cumplir con la función social para la cual fue creada.

Querida María Victoria:

Recibe un cordial saludo de mi parte y una felicitación por tu nombramiento. Has trabajado antes en el sector educativo y eso es algo que desconocían los ministros que te antecedieron. El país ha perdido tiempo y recursos valiosos, mientras los designados lograban comprender los actores y problemas del sector. En tu caso, no será así. Tienes conocimiento y experiencia pues dirigiste Empresarios por la educación y asumiste la Secretaría en Bogotá. Es un valioso activo a tu favor.

Recién nombrada como secretaria, consultaste a diversos pedagogos y actores del sector. Te acompañamos en la elaboración del Plan de Desarrollo, nos reunimos con los rectores y trabajamos con tu equipo de currículo. Fue una interesante experiencia, aunque al final, el balance es incipiente y Bogotá no logró consolidar la revolución pedagógica que se venía gestando tiempo atrás: Las tareas en educación requieren más tiempo, compromiso y decisión.

El presidente Duque ha delegado en ti la dirección de la educación del país. Es una de las tareas más importante en estos momentos, ya que tendrías que liderar el cambio cultural que con urgencia necesitamos para consolidar la paz, impulsar el desarrollo y reconstruir el tejido social. Si en realidad queremos que la educación nos ayude a disminuir las brechas sociales, tienes en tus manos una misión trascendental. Por el contario hasta ahora, dada la muy baja calidad de la educación pública, la educación ha ensanchado las brechas sociales. Así pues, ha cumplido un propósito contrario al que fue creada.

Como lo conocemos todos los maestros en el país, el programa educativo presentado por Iván Duque fue el más débil de todos los que se discutieron en la pasada campaña presidencial. Ambos sabemos que careció de un diagnóstico del sector y, por tanto, de ideas para enfrentar los graves problemas de calidad y equidad, que de tiempo atrás lo aquejan. Cuando el candidato se refirió públicamente al tema, generó generalizado rechazo y resistencia entre los maestros y pedagogos. Dijo que había que poner a trabajar a las menores de edad para disminuir el embarazo en la adolescencia, dando a entender que “las niñas se embarazaban solas” porque carecían de empleo. Planteó que había que retornar a las clases de urbanidad, como si en el pasado estuviera la solución a los problemas presentes y se comprometió a dar educación gratuita universitaria, pero virtual, para que los docentes de las universidades públicas no les “lavaran el cerebro” a los jóvenes. Por eso, aunque a los políticos siempre les piden que cumplan lo que prometieron en campaña, en este caso especial, hay que pedirle al nuevo gobierno que tenga poco en cuenta lo que prometió y que convoque al país para que de manera conjunta se vuelvan a pensar los problemas y las soluciones de la educación. Esa es la tarea que tienes en frente: Liderar la convocatoria. Tienes las condiciones para hacerlo, pero para tener éxito, hay que estar dispuesto a abandonar las pobres promesas de campaña. De no hacerlo, podríamos perder otros cuatro años para hacer la revolución pedagógica, una y otra vez aplazada en el país. Ya lo dijo brillantemente Carlos Vasco, el Coordinador de la “Comisión de Sabios”, la llamada revolución pedagógica durante los dos gobiernos de Uribe, no fue ni revolución, ni pedagógica. Hoy, seguimos en deuda. Sería imperdonable, repetir la historia.

Conocer el sector es una condición inicial para ser ministra, pero no basta con ello. Hay que estar en capacidad de liderar las grandes transformaciones que se requieren. Una deuda histórica con las nuevas generaciones y con el país, que se nos está volviendo impagable. Los problemas del sector son muy complejos, los ministros han dado “palos de ciego” intentando infructuosamente resolverlos y, equivocadamente, han creído que en el “cemento” y en la extensión de la jornada está la solución a problemas ligados con los modelos pedagógicos, el currículo y la equidad. Obviamente, no los resolveremos haciendo lo mismo que han hecho quienes te antecedieron.

Los niños del campo y de sectores populares no tienen educación inicial y cuando logran recibirla, está desarticulada del sistema y es de muy baja calidad. En Bogotá fuiste muy receptiva al tema. Pero a nivel nacional también sabemos que sistemáticamente el Estado ha incumplido con lo establecido en la Ley General de Educación de 1994: tres años de educación inicial para todos. El reto es garantizar el derecho que les asiste a todos los niños a tener una educación inicial de calidad, durante por lo menos tres años y que esté articulada al sistema. Es posible, tal como han demostrado muchos países en América Latina. Es cuestión de voluntad política. Me pregunto si la tiene el gobierno que te nombró.

En educación básica el problema de la calidad es más grave de lo que creen la mayoría de los colombianos. Hoy en día los niños y jóvenes no aprehenden a pensar con argumentos, a convivir aprovechando las diferencias, a leer o escribir de manera crítica e independiente. La solución es relativamente sencilla, pero exige dos medidas que ningún ministro ha querido tomar. De un lado, una profunda reforma curricular que garantice que la educación básica se dedique a lo básico: pensar, comunicarse y convivir. De otro, que se trasforme por completo la actual formación de maestros.  Estas dos reformas implican tensiones con las universidades y los docentes e ideas nuevas en pedagogía que han sido por completo desconocidas por los ex ministros. Quien quiera mejorar la calidad, tiene que estar dispuesto a asumirlas y a pensar de manera mucho más creativa que sus antecesores. Hasta el momento, ningún ministro ha querido asumir los costos políticos que dichas reformas podrían exigir, ni ha tenido la creatividad para pensar de manera diferente.  Me pregunto si en tu caso: ¿estás dispuesta a hacerlo?

En educación superior si continúas lo que hizo Juan Manuel Santos con su programa Ser Pilo Paga, su defensa de los subsidios a la demanda, si desconoces el Acuerdo por lo Superior y si sigues debilitando la inversión en ciencia, llenarás las calles de jóvenes y destruirás miles de esperanzas. En investigaciones que he desarrollado en Bogotá, he encontrado que el 96% de los jóvenes de estrato 1 aspiran ingresar a la educación superior.  No obstante, la vida es muy cruel y sólo lo logra el 10%. Los jóvenes colombianos no aceptarán que se convierta en política de Estado el programa Ser Pilo Paga. Los jóvenes no permitirán que mientras se caen las universidades oficiales, los recursos públicos se sigan trasladando a la educación privada de élite. Tampoco lo permitiremos la mayoría de los adultos. No es ético, no es justo y no es conveniente que le estemos girando 1 millón de pesos a la Universidad del Magdalena por cada estudiante “pilo” que ingresa a la Facultad de Medicina, mientras le giramos 26 millones a la Universidad de los Andes por el mismo estudiante. Es un sistema perverso para reproducir las inequidades sociales. Cuando el país conoció las cifras que inicialmente le ocultaron bajo llave, la población le dio la espalda a un programa que inicialmente habían vendido con “bombos”, “platillos” y plata que nos pertenecía a todos. Puedes estar segura, que no lo volveremos a permitir.

Si hay una consecuencia visible de las pasadas elecciones presidenciales, es la emergencia de los jóvenes en la política nacional. Muchos vemos con gran entusiasmo su activa participación en los debates actuales. En las elecciones en 2016 en las que se pusieron en juego los acuerdos de paz, tan sólo votaron el 19% de los jóvenes entre 18 y 24 años. Desconozco el dato de las últimas elecciones, pero estoy seguro que la cifra se pudo duplicar.

Sería imperdonable que el nuevo gobierno repitiera el error más grave de Santos en educación: Relegar la educación pública para privilegiar un programa que ha consumido 800.000 millones de pesos cada año para atender tan solo a 40.000 jóvenes, es decir, únicamente al 2% de los egresados de la educación media. Aun así, nos han querido convencer de que el programa significa la gran transformación de la educación superior. No por casualidad, todos los demás candidatos dijeron en campaña que lo acabarían o lo reformularían por completo. Espero que con humildad y por el bien del país, reconozcan que todos los demás candidatos no estaban equivocados.

Estaremos muy pendientes de que el Plan Decenal de Educación 2017-2026 sea incorporado en el plan de desarrollo del sector. Velaremos porque se cumpla con lo que los colombianos decidimos que serían los diez desafíos principales que debería enfrentar el país en materia educativa. A varios de ellos me he referido. Vigilaremos que se siga asegurando el derecho a la educación y que se impulsen las transformaciones pedagógicas en la formación de docentes, el currículo y el modelo pedagógico, tal como quedó establecido en el Plan Decenal. Si esa es la ruta que decides tomar, miles de maestros acompañaremos tu gestión.

Si, por el contrario, el gobierno y tú deciden continuar con la estigmatización de la universidad pública, los programas de subsidio a la demanda y el abandono de la calidad, de la educación inicial y dejan de lado la necesaria transformación de las Facultades de Educación, te aseguro que serán unos días muy duros para ti, pero especialmente duros para el país, para el desarrollo nacional y las próximas generaciones.

Reitero mis felicitaciones. Un Acuerdo y un Consejo Nacional serán condiciones para construir la política pública de largo aliento que necesitamos para enfrentar de manera novedosa los viejos problemas. Por el bien del país, ojalá te animes a liderarlo en conjunto con todas las fuerzas políticas y sociales de Colombia. De lo contrario, seguiríamos perpetuando la baja calidad de la educación y por lo tanto la inequidad.

Con profundo aprecio,

Julián De Zubiría Samper

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/julian-de-zubiria-carta-a-la-nueva-ministra-de-educacion/575696

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