Educar sin mascarillas

Ya va llegando el tiempo de que las aulas, los patios y las instalaciones escolares se inundan de la alegría, de la pasión, de la energía que esas comunidades de aprendientes que quieren reencontrarse. Llegó la hora de volver a educar sin mascarillas (o tapabocas, o como le llamen).

Pero esto no es tan fácil de asimilar porque me he ido encontrando con que volver a la realidad presencial puede ser más complejo de lo que creímos. Puede que fuera más fácil adaptarnos a la vida educativa a distancia que retomar la vida educativa en la cercanía, después de los miedos, terrores e incertidumbres. Solo es una llamada de atención sobre la necesidad de que no creamos que el regreso solo está marcado por la alegría, el reencuentro, la necesidad el otro. También hay un acomodamiento y una cierta nueva fascinación por la distancia, la intimidad exagerada, el anonimato, la excusa para la falta de afectividad.

Vamos a educar sin mascarillas, pero no me refiero a las que nos ayudan a que el coronavirus no llegara a nuestro cuerpo (o que no lo enviáramos a cuerpos ajenos). Hablo de ciertos ocultamientos que necesitamos ya superar:

  1. La mascarilla que oculta el intercambio emocional. Para mucha gente, ha sido maravilloso poder ocultar emociones, sentimientos ante hechos o circunstancias. La mascarilla ha ocultado la sonrisa, pero también la molestia, el enojo, la incomodidad. Y nos fuimos acostumbrando a ello. Hasta para ocultar el rostro en hechos anómalos ha servido. Quienes vivimos con emoción la tarea de educar, no podemos darnos el lujo de ocultar emociones, de dejar de practicar la sana gestión emocional. Necesitamos reconocer las emociones propias, pero también reconocer, cuidar y respetar las emociones de los demás, sobre todo las de nuestros estudiantes, que merecen y necesitan interactuar en espacios emocional y socialmente sanos.
  2. La mascarilla que impide la interacción conflictiva, cotidiana y cercana. Los intercambios didácticos, mediados por plataformas y pantallas, han ayudado a que no tuviéramos ya la responsabilidad pedagógica de prevenir, mediar o gestionar conflictividades. De lejos parece que todo es más tranquilo, más manejable. De cerca, la interacción humana es compleja y difícil, sobre todo para quienes la educación tiene la naturaleza verticalista e impositiva de quien enseña a quienes no saben. Se trata, entonces, de abandonar esa mascarilla de la distancia física, social y emocional y aprender a vivir la educación como un intercambio físico, sensual, cotidiano.
  3. La mascarilla de una pandemia que nos golpeó sin enseñarnos. Lo peor que nos puede pasar, o que nos puede estar pasando ya, es que la pandemia pasara y que regresemos a la “nueva normalidad” como si aquello hubiera sido solo un gigantesco paréntesis en la vida de la humanidad. La pandemia nos permitió aprender a reconocer, valorar y apreciar mucho que no atendíamos antes de ese 2020. Volver sin tomar en cuenta lo diferente que podemos ser, las nuevas maneras de interactuar con estudiantes, es seguir con la mascarilla de una pandemia que solo nos ha pegado, que solo nos ha obstaculizado, pero no la hemos asumido como una lección poderosa de vida.
  4. La mascarilla de los graves problemas estructurales. La pandemia no causó, solo develó los graves problemas estructurales de regiones enteras del mundo, como la latinoamericana. Los sistemas de salud, educativos, de protección, tan precarios, fueron los que más evidenciaron esa historia previa a la pandemia. Por supuesto, mucho del discurso oficial atribuye ahora a la pandemia todos los males educativos y sanitarios, incluso de desempleo e inseguridad. Como si todo eso, antes del 2020, no fuera ya muy precario y claramente indicador de negaciones estructurales e históricas de derechos humanos. Antes del coronavirus, la mascarilla de la negación histórico-estructural de la negación de derechos humanos era muy fuerte. Hoy parece que seguirá así, pero con doble mascarilla.

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España: Peligra la continuidad de la Escuela Infantil Charlie Rivel de Coslada

Redacción de: El Salto

Un informe técnico negativo del Ayuntamiento impide seguir las actividades en el curso 2021-2022 en el edificio actual. A una semana del inicio de las inscripciones, la Comunidad de Madrid, administración competente que lleva doce años prometiendo la construcción de una nueva escuela, tampoco ha confirmado a las familias si al menos se instalarán estructuras modulares que garanticen su continuidad.


Quedan siete días para la apertura del proceso de admisión al curso 2021/2022 y la comunidad educativa de la Escuela Infantil Municipal (EIM) Charlie Rivel, de Coslada, no sabe si podrá continuar su actividad. Ciento ochenta familias están pendientes de una solución que debe dar la Comunidad de Madrid.

Los problemas estructurales de la escuela no son nuevos y a nadie toman por sorpresa. Se detectaron hace doce años y el tiempo ha ido haciendo el resto hasta llegar a un punto de no retorno. Cuando termine le curso actual no podrán seguir dando clases en el edificio municipal ubicado a pocos metros de la estación de Renfe de Coslada y, por ahora, su futuro es incierto.

Un informe técnico negativo del Ayuntamiento impide seguir con las clases en el edificio actual para el curso 2021-2022 y la Comunidad de Madrid no ha garantizad la continuidad de la Escuela

“Ya el curso pasado los informes de los técnicos dijeron que no era viable seguir en la escuela, entonces lo que hicimos fue levantar firmas solicitando la construcción para este curso. Este año los técnicos han vuelto a emitir informe negativo y, ahora sí, no podremos continuar, pero tampoco la Comunidad de Madrid ha construido la nueva escuela que se había comprometido a hacer”, explica el presidente del AMPA, Luis Montero Martín-Andino.

El compromiso de construir un nuevo edificio viene desde hace más de una década, cuando la Comunidad lo incluyó en el Plan regional de inversiones PRISMA 2008-2011 y cuyas obras sacó a licitación pública en 2017. En todo ese tiempo cientos de familias han pasado sin ver el suelo realizado.

“En 2017 se licitaron las obras y la empresa que ganó al tiempo quebró y se quedó sin iniciar las obras, desde entonces estamos sin noticias. Hemos enviado cartas a la Consejería de Vivienda y Administración Local, pero seguimos sin respuestas”, agrega Montero.

El pasado 22 de marzo se produjo una reunión entre el Ayuntamiento y la Consejería que preside David Pérez y en ella desde la Comunidad se comprometieron a dar una posible respuesta de solución en dos días. Ha pasado más de una semana y en Coslada, nadie sabe nada.

“Parece ser que una de las propuestas que había dado la Comunidad de Madrid era la instalación de módulos prefabricados como salida temporal. Nosotros no defendemos que nuestros hijos vayan al cole en módulos prefabricados, pero si no tenemos otra solución, en forma temporal habrá que aceptarlo. Obviamente queremos que la temporalidad sea solo un curso, mientras se construye la nueva escuela”, afirma el presidente del AMPA.

En un comunicado de prensa difundido esta semana, la comunidad educativa de la escuela se ha unido para exigir a la Comunidad que cumpla con su compromiso. “Dado que estamos a poco más de cinco meses del comienzo del curso 2021/2022, tanto la Asociación de Madres y Padres de Alumnos de la Charlie Rivel como la cooperativa que gestiona este centro exigen a la Comunidad de Madrid la instalación en el Casco Antiguo de Coslada de la escuela de módulos prefabricados prometida, que pueda usarse de forma temporal hasta que se construya el nuevo centro”, presionan.

En total la Escuela tiene 180 plazas divididas en tres cursos: de 0 a 1 año, de 1 a 2 y de 2 a 3. Y el problema que avizoran las familias es que si el establecimiento educativo tuviera que cesar su actividad, no habría cupos suficientes en el resto de las escuelas para soportar a los niños de estas.

“Queremos evitar que la EIM Charlie Rivel de Coslada se sume al cierre de aulas y centros públicos que está trayendo la reorganización educativa de la Comunidad de Madrid”

“El problema es que el 8 de abril empezamos con la admisión de alumnos y la gente cuando vaya a solicitar la escuela no sabe dónde va a estar, ni cómo va a ser, ni nosotros asegurar nada al respecto. Tenemos una petición de firmas abierta y estamos valorando algunas otras medidas. Somos muchas familias y unas treinta personas cuyo trabajo depende de su continuidad”, asegura Luis Montero.

Desde el AMPA, en su comunicado afirman que quieren “evitar que la EIM Charlie Rivel de Coslada se sume al cierre de aulas y centros públicos que está trayendo la reorganización educativa de la Comunidad de Madrid”. Lo días próximos, a la vuelta de Semana Santa, puede ser claves para saber cuál será el futuro educativo para las niñas y niños de tantas familias cosladeñas.

Fuente e imagen: https://www.elsaltodiario.com/educacion-publica/peligra-continuidad-escuela-infantil-charlie-rivel-coslada

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La Sociedad debe organizarse desde la solidaridad y la cooperación. México

Por: Pedro Rendón

Hoy más que nunca los grandes problemas estructurales de México, del modelo político y económico imperante, muestran que “la sociedad requiere nuevas formas de organización y de ejercicio del poder, desde la solidaridad y la cooperación”, consideró la licenciada Dulce Cerecedo Beltrán, alumna distinguida de la Generación 2019 del Diplomado Acompañamiento a víctimas de violencias y catástrofes, impartido por la Dirección de Educación Continua (DEC) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.


Al hablar en nombre de sus compañeros(as) durante la clausura de las generaciones 2019 y 2020 del diplomado, Cerecedo dijo que son tiempos muy difíciles a nivel mundial y más aún para México, porque a los más de 83 mil desaparecidos(as) se suman las casi 170 mil personas fallecidas por la pandemia de COVID-19, que ha exacerbado las condiciones de pobreza, desempleo, orfandad, endeudamiento y violencia en contra de las mujeres y los niños y niñas.

Además, la mayoría de la población mexicana no tiene garantizado el derecho fundamental a la vida, “con un sistema de salud colapsado, un sistema de justicia paralizado e insuficiente, que no permite hacer valer el ejercicio de otros derechos”.

Cerecedo opinó que las instituciones están detenidas y la sociedad dividida entre el miedo al contagio de COVID-19 y la indiferencia ante las injusticias sufridas por miles de personas. Por ello, el Diplomado Acompañamiento a víctimas de violencias y catástrofes se inserta en un espacio de visibilización de la realidad nacional, al reflexionar sobre “una de las grandes tragedias que nos aquejan”; la violencia.

Este diplomado, que inicialmente representó para quienes lo cursaron una plataforma multidisciplinaria para adquirir conocimientos novedosos y alternos para su desarrollo profesional, en el camino fue más allá, al constituirse “en una herramienta personal que nos interpeló todo el tiempo, desde una posición ética sobre nuestros valores y la manera en cómo desarrollamos nuestro quehacer cotidiano en el acompañamiento que brindamos a las personas, colectivos y pueblos víctimas de violencias. Sin duda alguna, ahora somos mejores acompañantes, porque somos más solidarios, más humanos”.

Todo el tiempo el diplomado fue un espacio de diálogo y reflexión, que de ese modo permitió al alumnado lograr comprender las causas y contextos de las violencias y las estructuras que permiten su perduración. Además, les hizo conectar con el sufrimiento humano de personas reales, con nombre y apellido, que han perdido sus proyectos de vida y, pese a lo sucedido, se siguen enfrentando a una sociedad indiferente y a una autoridad indolente, incapaz e insensible al dolor humano.

La perspectiva psicosocial en la cual se basó el diplomado les permitió darse cuenta de los contextos políticos y culturales bajo los cuales ocurren las experiencias traumáticas de las víctimas y sus familiares, y también resaltó la fortaleza y los mecanismos de afrontamiento que surgen de las víctimas “para hacer frente a todo un sistema depredador. Hoy en día no podríamos tener ni entender la legislación amplia y diversa en materia de derechos humanos que permea en nuestros sistema jurídico sin el trabajo y movimiento político de las víctimas, colectivos y organizaciones. Ahora nos toca operarla y exigir su cumplimiento”.

Cerecedo dijo que en clases enfrentaron con gran pesar el hecho de que las siete letras de la palabra víctima representan más y más sufrimiento, impunidad y corrupción, falta de investigación, violaciones al debido proceso, ocultamiento de la verdad, desplazamiento, estigma social, criminalización, enfermedad y muerte. Pero a la vez, también representan mucha dignidad, empatía, compasión, ruptura del silencio, defensa de derechos, redes de apoyo, resiliencia, autocuidado y fuertes recursos de afrontamiento ante la adversidad.

Con fuerza, coraje y determinación, e incluso con todo su dolor, las personas que directa o indirectamente son víctimas de grandes violaciones en México “apuestan todos los días a la construcción de un mejor país para todos nosotros, aunque en el camino vayan recibiendo más y más sufrimiento ante la cadena de agravios recibida en un Estado con instituciones y estructuras sistémicas tan violentas”.

Ya que las atrocidades están siendo cometidas por humanos, Dulce Cerecedo mencionó que para emprender acciones colectivas más efectivas, las preguntas que se deben ir resolviendo son: ¿qué estamos haciendo como padres, hijos, pareja, amigos, ciudadanos, vecinos, empresarios y servidores públicos, para que la violencia en todas sus formas se siga normalizando y generalizando; cuáles son todos los privilegios con los que contamos que disminuyen los derechos de otros; qué papel estamos jugando diariamente para visibilizar las injusticias de las que somos testigos y también víctimas; realmente acompañamos desde la igualdad, la cooperación y la solidaridad?

Es así que entre los retos que dejó el diplomado están: mirar la resolución de los casos emblemáticos; dar voz de manera activa y comprometida a todos aquellos que siguen en el absoluto silencio y abandono, ante la precariedad y nulo ejercicio de sus derechos más elementales; y mirar nuevas formas de organización y participación ciudadana, como muestran desde hace mucho tiempo aquellas familias, colectivos y pueblos que cada día aportan un grano de arena a la reconstrucción del tejido social.

Acompañamiento a víctimas de violencias y catástrofes también dejó en el horizonte de sus egresadas(os) el repensar la manera en cómo son víctimas y victimarios, ya sea al generar la violencia o al aceptarla, normalizarla e invisibilizarla, “haciendo que la lucha contra el delito y la impunidad no sea real”, finalizó Cerecedo Beltrán.

Aprendimos a humanizar nuestras profesiones

La licenciada Claudia Selena Talamantes Carrillo, alumna distinguida de la generación 2020 del diplomado, mencionó que lo compartido en éste les permitió crecer y ser mejores personas, y algunas(os) “aprendimos a humanizar nuestras profesiones y, sobre todo, las actividades que realizamos día con día”. Aprendieron además a reconocer y comprender los contextos en que se desarrollan las violencias a derechos humanos, a integrar dichos contextos de violencia y a analizar los impactos psicosociales causados a las personas víctimas.

Igualmente aprendieron a no “patologizar” lo que las personas han enfrentado, visibilizando y fortaleciendo los recursos de afrontamiento. Al leer sus realidades y las de otras personas, las y los estudiantes pudieron entender que deben incorporar una perspectiva psicosocial, de género, intercultural e interseccional para poder entender los impactos diferenciados que enfrentan las víctimas.

Entendieron que ser neutral no es carecer de postura, “es más bien ser parte de la horda de cómplices de las violencias estructurales cometidas por un estado fallido, que se encuentra muy lejos de proteger, respetar y garantizar los derechos humanos de las víctimas”.

Por lo anterior, este diplomado les permitió reflexionar, deconstruirse y reaprender. Les invitó a ser sujetos de cambio y a reconocer que dentro de ellas(os) hay muchas construcciones sociales que deben cuestionar y transformar. “Ir de a poco cambiando nuestro sentipensar, para luego materializarlo en nuestra vida diaria dentro de nuestra familia, colectivos y círculos sociales, es más de lo que parece, porque el cambio vendrá como efecto dominó, quizás lento, pero cada día más fuerte”.

“Segura estoy que este diplomado es formación indispensable para las diversas actividades que realizamos en nuestras labores; sin embargo, se vuelve más útil y necesario en la situación que actualmente enfrentamos con la pandemia, ante el dolor y las pérdidas que ha producido dicha catástrofe”.

La Clausura de las generaciones 2019 y 2020 del Diplomado Acompañamiento a víctimas de violencias y catástrofes fue presidida por el Dr. Saúl Cuautle Quechol, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; y la Dra. Mily Cohen, Presidenta delMuseo Memoria y Tolerancia. También estuvieron presentes la Mtra. Valeria Moscoso, coordinadora del Diplomado; el Mtro. Randolfo González de la Mora, Director de Educación Continua de la IBERO; y el Ing. Iván Blanco Esteban, Director del Centro Educativo Truper del Museo Memoria y Tolerancia.

Fuente:  IBERO

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El trastorno de déficit de atención no diagnosticado afecta la vida adulta

Periódico La Jornada/14-09-2016

Hasta hace unas décadas el trastorno de déficit de atención (TDA) no se percibía como problema de salud que persistiría durante toda la vida, sino como asunto propio de la niñez, por lo que no se diagnosticaba ni trataba. Esto ocasionó el incremento del número de adultos con dicha alteración.

Jacqueline Yglesias Sánchez, especialista en neurosicología del Instituto Politécnico Nacional (IPN), estima que entre 4 y 5 por ciento de la población adulta padece TDA, alteración neurológica disfuncional que impacta el área cognitiva desde el nacimiento, pero se hace más evidente en la etapa escolar.

Cuando no se diagnostica en la niñez, el TDA puede generar conflictos siquiátricos, sociales, familiares, laborales y de pareja a mayor edad. Un adulto con esa disfunción no puede terminar una actividad ni poner atención en una junta, se le olvidan responsabilidades y fechas, es susceptible de tener accidentes automovilísticos y generalmente no alcanzan escolaridades altas, precisó.

Manifestó que es muy raro que un adulto solicite un diagnóstico de TDA, más bien algunos acuden a consulta por problemas de memoria, ansiedad o depresión, pero al profundizar los estudios se determina que el problema persiste desde la infancia.

El diagnóstico de TDA incluye evaluaciones neurológicas, neurosicológicas y sicopedagógicas, y a partir de los resultados se elabora un plan basado en sicoeducación, fármacos y consulta sicológica. En el momento de estas evaluaciones es importante hacer una diferenciación clara entre problemas de conducta, emocionales y neurológicos, para evitar incurrir en errores.

Aunque es una afección genética, también puede presentarse por falta de oxigenación cerebral en el nacimiento. El problema no es estructural, sino funcional, y aunque en los pacientes el lóbulo frontal derecho del cerebro es ligeramente más pequeño que el izquierdo, su capacidad intelectual es normal, pero la alteración de las funciones ejecutivas (organización, planeación, ejecución y verificación) impide el logro de metas.

Fuente de la noticia: http://www.jornada.unam.mx/2016/09/13/sociedad/033n3soc

Fuente de la imagen: http://www.vivirmejor.com/tdah-trastorno-por-deficit-de-atencion-con-hiperactividad-diagnostico-y-tratamiento

 

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